Está en la página 1de 4

LA MUJER VIRTUOSA 

> ARTICULOS > LAS CONSECUENCIAS DE TUS DECISIONES

Las Consecuencias De Tus Decisiones


Posted on January 12, 2021  by admin

Nuestra vida está compuesta de una serie de decisiones que hemos tomado a lo largo de
nuestra vida, y efectivamente determina el curso de nuestra vida. Seguramente todas
podemos ver hacia atrás y pensar en ocasiones: “¿en que pudiéramos haber tomado una
decisión distinta, y en qué aspecto esto hubiera afectado nuestra vida?”. Nos gozamos por
las buenas decisiones que hemos tomado, y muchas veces nos arrepentimos por las
decisiones incorrectas que hemos tomado. Ciertamente, las decisiones que tomamos
traen consecuencias.
-Por ejemplo, nuestra decisión temprana de obedecer y de honrar a nuestros padres trae
consecuencias de bendición y una promesa de larga vida. Gloria a Dios por los padres que
toman en serio este mandamiento de Dios, y que instruyen a sus hijos en obediencia y en
honra hacia sus padres.

Proverbios 29:17 “Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma.”


Deuteronomio 5:16 “Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado,
para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu
Dios te da.”
Para nuestros hijos será de bendición haber aprendido a temprana edad a obedecer y a
respetar la autoridad en su vida.
Padres, tomemos la buena decisión de seguir la Palabra de Dios en este aspecto, y de
instruir a nuestros hijos en esta área. Hijos, tomen la decisión de obedecer y de honrar a sus
padres. Para que te vaya bien, y que tus días sean largos y bendecidos sobre la tierra.

-También, nuestra decisión de recibir a Cristo como nuestro Salvador, ¡Qué decisión tan
importante, que seguramente afecta nuestra vida terrenal, y por cierto, nuestra vida eternal!

-La decisión de escoger a tu novio, y a tu cónyuge determinará mucho acerca de tu futuro.


Esta decisión determina quién llegarás a ser, qué llegarás a hacer, cómo vas a criar a tus
hijos, cómo servirás al Señor, qué tipo de vida llevarás, ¡y mucho más! Determina en gran
parte el cumplimiento de tu gozo, o la desilusión del fracaso. Lamentarás esta decisión, o te
regocijarás por la buena decisión que habrás tomado.

-Y la decisión de seguir a Cristo con todo tu corazón será la decisión que marcará una
enorme diferencia en tu vida.

Mateo 16:24 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

Yo creo que cada lector estará de acuerdo conmigo en los puntos previamente mencionados.
Ahorita mismo, estarás evaluando tus decisiones en cuanto a estos puntos. Seguramente
estas glorificando a Dios por la gracia que Él tuvo en dirigirte y en permitirte tomar buenas
decisiones; o de lo contrario, estás lamentando algunas decisiones malas que tomaste,
quizás a pesar de tener buenos consejeros en tu vida.

Pero también, a pesar de todo, puedes decir que la gracia de Dios te ha dado fortaleza para
poder superar y sobrellevar las consecuencias de tus malas decisiones. Pero al igual,
NADIE deberá recibir la gloria por las buenas decisiones que ha tomado, por su “buena
vida” que lleva como resultado de haber tomado buenas decisiones.

¿Gozarse? ¡Sí! ¿Gloriarse? ¡No!

¡Toda honra y gloria pertenece al Señor!

Lejos sea que este devocional nos deje en el desánimo por haber tomado en el pasado una
decisión, o una serie de decisiones, que han afectado negativamente a nuestra vida, y a la de
nuestros seres amados. Nadie podrá regresar al pasado y cambiar alguna decisión que habrá
tomado. Tenemos la certeza y la promesa de que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel
y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Y Él dará gracia para
aguantar y superar las consecuencias.

El Omnipotente es experto en tornar una mala situación, o el resultado de una mala


decisión, en un cuadro hermoso, donde Él recibirá gloria de una forma inesperada.

“Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo” Salmo 104:14

Pero, quisiera tomar un ejemplo en la Biblia, en el cual una decisión claramente equivocada,
dejando al personaje en un lugar escondido y oculto por muchos años, fue usada con un
propósito específico por Dios. ¡Esto le dará esperanza y aliento! Así que, por favor, ¡siga
leyendo!

En el libro de Éxodo, leemos la historia de Moisés, el niño que nació en el hogar de Amram
y Jocabed durante el reinado de un Faraón cobarde en Egipto. Por temor, él había mandado
matar a todos los bebés varones, aventándolos al Río Nilo. ¡Imaginen la preocupación de
esta familia cuando nació su tercer hijo, un varón! De inmediato, Jocabed comenzó a
fabricar un plan de salvación para la vida de este hermoso bebé. Sabemos cómo ella, con un
corazón lleno de confianza en su Dios, tomó una arquilla de juncos y la calafateo con
asfalto y brea; colocó allí al niño y lo puso en el río. Siempre capta mi atención la valentía
de esta mujer, como ella entregó a su hijo a la misericordia de Dios en los peligros del río,
donde ciertamente cientos de bebés habían muerto ahogados. ¡Cuán grande era su fe en
Dios! ¡Era más grande que el temor del decreto del rey!

¡Y, qué maravilloso fin de esta historia! La misma princesa recogió al bebé de la arquilla,
tuvo compasión de él, y lo tomó como su propio hijo para criarlo en el palacio.
¿Pueden imaginar que Amram y Jocabed tuvieron sueños que este niño algún día llegaría a
ser el libertador del pueblo de Israel? ¿Qué mejor preparación? ¿Qué mejor plan? Tenía
sangre judía, educación egipcia, preparación real. ¡Seguramente era destinado a ser el
próximo Faraón de Egipto! Pero cuando llegó a ser un joven adulto, Moisés salió a ver a los
judíos, y los vio en sus duras tareas. Se espantaba al ver el maltrato de sus mismos
hermanos a mano de los egipcios. Quizás él sintió algún tipo de culpa por tener refugio
dentro del palacio.

Un día, al salir a ver a sus hermanos judíos, no aguantando ver cómo era maltratada la gente
de su propio pueblo, en un momento de pasión, de enojo y de coraje, tomó una terrible
decisión. Mató a un egipcio y lo enterró en la arena. Pensó que nadie lo había visto. Sin
embargo, al día siguiente, al salir nuevamente entre sus hermanos, supo que alguien le había
visto matar al egipcio.

Entró en pánico. Su pecado había sido descubierto. Sabía que Faraón buscaría venganza. Y
en su desesperación y temor, Moisés tomó otra decisión. Huyó de la presencia de Faraón al
desierto, a la tierra de Madián.

Yo pienso que ni siquiera tomó el tiempo de despedirse de sus padres y de sus hermanos.
Cuando Amram y Jocabed se enteraron de todo lo sucedido, Moisés ya estaba a medio
camino a Madián. ¡Qué desilusión habrá sentido esta pareja que tenía su esperanza en este
joven preparado! Seguramente él estaba a la puerta de ser promovido a una posición de
autoridad para poder ser el gran libertador del pueblo judío que vivía en terrible esclavitud.
Sus sueños se deshicieron, su esperanza hecha mil pedazos por estas decisiones tomadas por
una persona que había sido tan privilegiado.

Pues, al poco tiempo, vemos a Moisés atendiendo a las ovejas de su suegro, Reuel. Su
decisión lo había llevado de ser un príncipe, a ser un humilde pastor de ovejas.
Seguramente, él tuvo mucho tiempo para reflexionar y meditar sobre la tontería de sus
decisiones. Se habrá preguntado, “¿Qué hago aquí? ¡Cuánto me he alejado de lo que debo
estar haciendo!”

Pero, amiga mía, quiero que veamos la mano de Dios en toda esta situación. Dios había
dirigido todas las circunstancias y se encargó de los más mínimos detalles, hasta la hora del
paseo de la Princesa egipcia al río, para que Moisés efectivamente llegara a vivir en el
palacio. Todo era parte de su divino plan, para que DIOS, no el hombre, fuera glorificado y
engrandecido. Dentro del palacio, Moisés era el libertador ideal, según el punto de vista del
hombre; pero no de acuerdo al plan de Dios. Dentro del palacio, Moisés recibiría la gloria
por ser un muchacho preparado, educado, con toda la “palanca” adecuada para liberar al
pueblo de Israel.

Pero Dios quería mostrar Su propio brazo fuerte al sacar el pueblo de Israel de la tierra de
Egipto.
Éxodo 6:6 “Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo
de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo
extendido, y con juicios grandes.”

Así que, en su desánimo, en su “inactividad,” según las medidas del mundo, Dios apareció a
Moisés por medio de una zarza ardiente. Ahora sí, dijo Dios: “te puedo usar para liberar a
mi pueblo, ahora sí estás en la posición perfecta para poder ser el ‘libertador’ de mi pueblo.
Porque a través de ti voy a mostrar mi brazo extendido, poderoso para salvar”.

Salmo 89:13 “Tuyo es el brazo potente; fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.”

Divinamente, Moisés fue despojado de toda su gloria, su fama, su “palanca” con la realeza,
su educación, su preparación. Sus relaciones ya no tenían valor. Lo único que Dios quería
usar era un hombre con la simple capacidad de sostener una vara. (Esto no requería talento,
y no podría haber gloria para Moisés.)

Y así fue que Dios, con Su brazo potente, liberó al pueblo de Israel. Y nadie jamás dudó de
quién merecía la gloria y la honra.

Así que, querido lector, no te jactes de tus buenas decisiones. ¡Da gloria a Dios por Su
buena mano en dirigirte en cada buena decisión que has tomado!

Y, amado lector, quizás desanimado por tus decisiones pasadas… ¡ármate de valor!
Justamente eres tú quien Dios quisiera usar para mostrar Su gloria a través de tu vida.
Entrega a Él los pedazos rotos de tu vida. Él hará algo bello de tu vida, y para siempre tú le
darás la gloria.

Salmo 104:14:
“Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo.”

También podría gustarte