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En este libro encontramos plasmada la profundidad del alma de San Agustín, lo cual inspira
cercanía hacia Dios. Asimismo, por medio de este gran escrito, el autor expone su vida de manera
transparente y clara, sin escrúpulos.
“Las Confesiones” era un libro muy necesario ser escrito, porque al santo la gente lo conocían
bien, la clase de vida que antes había llevado. Entonces, para hacer comprender a cerca del giro que
había dado, se expone en tal escrito.
Como obra de arte, “Las Confesiones” adolecen, es verdad, de no pocos defectos desde el punto
de vista clásico. Sin embargo, a pesar de tales limitaciones, podemos encontrar en ellas tantas bellezas,
cuadros tan soberanamente trazados, que no será fácil hallarnos semejantes en toda la literatura griega y
latina.
Este libro fue compuesto por San Agustín a raíz de su ordenación episcopal, para justificarse de
las calumnias divulgadas sobre su conducta pasada, las cuales impedían su ordenación episcopal. En su
escrito parece como que quiere decirles a sus detractores(los que hablan mal de otro): ¿Ustedes me
tienen por culpable? Lo soy, en efecto, y tal vez más de lo que ustedes piensan; mas no como ustedes
piensan.
Críticas modernas tildan a “Las Confesiones” como una apología de la vida de su autor. Sin
embargo, no es así, porque es un libro donde el autor revela lo más íntimo y profundo de su vida; sin
callar sus defectos, por más vergonzosos que sean. Además, de ser una apología, el autor trataría de
reflejar sus actitudes tan sólo positivas. Más bien, en “Las Confesiones” encontramos el total
anonadamiento del auto y la exaltación de Dios.
Las confesiones es una obra rigurosamente histórica. Fue escrita entre los años 398 y 400.
Cuando San Agustín escribe este libro hacía unos 30 anos de la mayor parte de acontecimientos en ellas
referidos. Por otro lado, su estado psicológico y moral había cambiado totalmente. Todo esto, nos da pie
a decir que su mira había cambiado notablemente, porque estaba en la cumbre de su santidad.