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Tratados Internacionales

aplicaciones prácticas
Guadalupe Vautravers Tosca | OSCAR REBoLLeDO Herrera
coordinadores
TRATADOS INTERNACIONALES
Aplicaciones Prácticas

C O L E C C I Ó N
FRANCISCO J. SANTAMARÍA
Pensamientos y Estudios Jurídicos
José Manuel Piña Gutiérrez
Rector

Lenin Méndez Paz


Director de Ciencias Sociales y Humanidades
TRATADOS INTERNACIONALES
Aplicaciones Prácticas

Coordinadores
Guadalupe Vautravers Tosca
Oscar Rebolledo Herrera

Universidad Juárez
Autónoma de Tabasco
Primera edición, 2016

D. R. © Universidad Juárez Autónoma de Tabasco


Av. Universidad s/n, Zona de la Cultura
Colonia Magisterial, C.P. 86040
Villahermosa, Centro, Tabasco

Para su publicación esta obra ha sido dictaminada


por el sistema de “dictaminación abierta” por
pares académicos. Los juicios expresados son
responsabilidad de los autores.

Queda prohibida la reproducción parcial o total


del contenido de la presente obra sin contar
previamente con la autorización expresa y por
escrito del titular, en términos de la Ley Federal
del Derecho de Autor.

ISBN (Impreso) : 978-607-606-297-5


ISBN (Electrónico) : 978-607-606-298-2
Diseño de Portada: Luis Acopa

Hecho en Villahermosa, Tabasco, México.


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 7

CAPÍTULO I
Los primeros tratados celebrados por México
y sus intentos para salir adelante como
nación independiente
Francisco Javier Pacheco de Salazar 11

CAPÍTULO II
Los tratados internacionales en el derecho
mexicano. La reforma constitucional en mate-
ria de Derechos Humanos y la incorporación
de los tratados al sistema jurídico mexicano
Guadalupe Vautravers Tosca 25

CAPÍTULO III
Tratados internacionales en materia de
derechos humanos
Fernando Valenzuela Pernas 71
CAPÍTULO IV
Tribunales internacionales en materia penal,
tratados internacionales de derechos
humanos y el principio de irretroactividad
en materia de genocidio en México
Eusebio Guadalupe Castro Vértiz
Guadalupe Vautravers Tosca 104


CAPÍTULO V
La ejecución de penas en el orden
internacional
Lenin Méndez Paz
Yesenia Guadalupe Crespo Gómez 133

CAPÍTULO VI
El apostillado y el otorgamiento de poderes
en el extranjero
Jesús Antonio Piña Gutiérrez 157

CAPÍTULO VII
Aranceles aduaneros en los tratados
internacionales comerciales
Oscar Rebolledo Herrera 183

CAPÍTULO VIII
Los tratados internacionales en
materia tributaria
Freddy Alberto Priego Álvarez 205
INTRODUCCIÓN

Este libro Tratados internacionales. Aplicaciones prácticas,


es producto de una investigación organizada dentro del Cuerpo
Académico de Estudios de Derecho Público de la División Aca-
démica de Ciencias Sociales y Humanidades, que ahora pone-
mos a consideración de la Comunidad Académica y el Gremio
de Abogados del Estado de Tabasco y de México, buscamos con-
tribuir a motivar el estudio de los tratados internacionales como
instrumentos normativos de aplicación práctica en determinados
asuntos que se negocian y se litigan día a día.
Debemos dejar el pensamiento de que los tratados internacio-
nales sólo son aplicables en los asuntos de las grandes empresas
trasnacionales y en las relaciones diplomáticas, esa posición es
relativa, toda vez, que hasta en el asunto más pequeño como po-
dría ser una adopción se pueden invocar los tratados y acuerdos
que nuestro país tiene ratificados, para superar la ambigüedad
y arbitrariedad de una norma nacional, máxime que por crite-
rios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los tratados
internaciones jerárquicamente se ubican por encima de las leyes
federales y locales.
Nuestro objetivo fue seleccionar temas del quehacer cotidiano
de los operadores jurídicos y que se encuentran regulados por
uno o varios tratados internacionales, como son la ejecución de
penas y los derechos humanos contemplados en diversos tratados
internacionales en favor de quienes se encuentran privados de su
libertad, capítulo desarrollado por los Dres. Lenin Méndez Paz
y Yesenia Guadalupe Crespo Gómez; el otorgamiento de pode-
res notariales en el extranjero y otras funciones que ejercen los
notarios públicos fundamentadas en tratados internacionales, así
como el apostillado, a cargo del Dr. Jesús Antonio Piña Gutiérrez;
los tratados internacionales en materia tributaria, que finalmente
no evitan la doble imposición como explica el Dr. Freddy Alberto
Priego Álvarez; los aranceles aduaneros en los diversos tratados
de libre comercio, con énfasis en el Tratado de Libre Comercio
de América del Norte, analizados ampliamente por el Maestro
en Derecho Fiscal y Constitucional Oscar Rebolledo Herrera;
los tratados internacionales en materia de derechos humanos fir-
mados por México, así como las declaraciones que carecen de
fuerza vinculante, pero que, son observadas por los miembros
de la comunidad internacional y la reforma constitucional sobre
derechos humanos del año 2011, abordados por el Dr. Fernan-
do Valenzuela Pernas; ello sin dejar de exponer los principios
generales de los tratados internaciones, el procedimiento para su
celebración, la incorporación de los mismos al sistema jurídico
mexicano y la reforma constitucional de junio de 2011, que ele-
va los tratados internacionales de Derechos Humanos al mismo
nivel que nuestra Constitución Federal, expuestos por la Dra.
Guadalupe Vautravers Tosca.
El Cuerpo Académico de Estudios de Derecho Público, agra-
dece la valiosa colaboración de nuestros colegas invitados, Fran-
cisco Pacheco de Salazar y Eusebio Castro Vértiz, el primero,
por el importante bosquejo histórico de los primeros tratados
internacionales en México y el segundo, por el acucioso y va-
lioso análisis de los instrumentos internacionales en materia de
Derechos Humanos, así como la irretroactividad en materia pe-
nal tanto en los tribunales internacionales, como en el sistema
jurídico en México en materia de Genocidio.
Conviene destacar el dominio de la materia de todos los coau-
tores de esta obra, quienes desde las diferentes ramas del Dere-
cho que estudian, analizan y proponen reformas en materia de
Tratados Internacionales en México.
Finalmente queremos agradecer a la Dirección de la División
Académica de Ciencias Sociales y Humanidades y a la Univer-
sidad Juárez Autónoma de Tabasco, la oportunidad de facilitar
8
nuestra tarea de investigación dentro de su seno en todo momen-
to y con su total apoyo.

Guadalupe Vautravers Tosca


Oscar Rebolledo Herrera

Villahermosa, Centro, Tabasco.


Noviembre de 2015

9
CAPÍTULO I
Los primeros tratados celebrados por México
y sus intentos para salir adelante como
nación independiente

Francisco Javier Pacheco de Salazar1

La conmemoración de los 200 años de la gesta de independen-


cia -que no puede ser celebración-, por obvias razones, es un
momento propicio para reflexionar sobre muchos puntos que
incidieron en nuestra idea del movimiento de la propia indepen-
dencia.
Una idea que ha sido, desde el inicio mismo de la gesta revo-
lucionaria o independentista, forzada y manipulada. Incluso a
doscientos años de su inicio formal hay grandes lagunas o puntos
oscuros sobre los que siempre será conveniente intentar clarificar
o dar más luz, sobretodo con mejores métodos de investigación,
con la aportación de nuevos archivos o datos, con la de visión
más abierta y critica de una sociedad mexicana moderna, ya no
tan atada a viejos tabúes que estorban cualquier apreciación más
realista del acontecimiento.
Hoy se aproximan a las causas de la independencia (aparte de
las que la historia oficial siempre se ha servido presentar como
casi únicas), otras muchas y muy variadas: hoy se habla de causas
incluso climáticas como son las grandes sequías que asolaron el
centro agrícola de la Nueva España en el siglo XVIII y que inci-
dieron en hambrunas generalizadas.
Se mencionan problemas con “la médula económica de la
producción de exportación” derivados del movimiento insurrec-
to o incluso de mucho antes. La producción de oro y plata –por
ejemplo- que en 1810 llegaban a poco más de 19 millones de
1
Profesor e Investigador de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
pesos, apenas logró 4 millones 400 mil pesos en 1812; subió a 12
millones en 1819 y recayó a 3 millones y medio en 1823.2
Se plantean también cuestiones de salud pública, como por
ejemplo epidemias y muchas otras circunstancias que le dan otra
tonalidad a ese tradicional y casi único acto de película mexicana
(en blanco y negro) romántico, candoroso y hasta ingenuo -pero
no exento de maldad y engaño- con que se nos presentó durante
muchos años la Independencia: como el sueño conspiratorio de
unos cuantos criollos, enfadados con sus hermanos de la Metró-
poli por el mal gobierno que llevaban en las tierras coloniales,
allende la Mar Océano.
Tengo sobre la mesa dos textos con los que quiero iniciar este
documento. El primero es un libro de Antonio Tabucchi, (La
oca al paso. Noticias desde la oscuridad que estamos atra-
vesando. Anagrama 2010, publicado originalmente en italiano
en 2006) que en sus primeros renglones nos golpea y provoca,
cuando nos dice:

“Después de todo, el mundo no ha cambiado gran cosa. El em-


perador sigue enviando a sus ejércitos para que masacren lejos
de sus fronteras; si no pensáis como piensa él, el Papa se ofende
y se aflige; el Vasallo ha multiplicado sus riquezas, porque ha
multiplicado los tributos”.

Tiene razón Tabucchi: el mundo no ha cambiado gran cosa. Las


hambrunas, las pandemias, los ineficaces gobiernos, el brazo lar-
go y golpeador del imperio sobre las periferias, la intolerancia
religiosa y el moderno vasallaje de la globalización, que incluso
ha llevado a vislumbrar a algunos pensadores el fatal y pesimista
retorno a un feudalismo en pleno siglo XXI. Tabucchi en la de-
dicatoria nos informa que originalmente quiso escribir junto con
Susan Sontag este libro “sobre los payasos que guían la suerte del
mundo”.

2
Herrejón Peredo, Carlos, “Los costos de la Patria” Nexos, Septiembre 2010,
p.14

12
El otro texto al frente, es un informe diplomático de Don Luís
de Onís3 , al Virrey de la Nueva España, Don Francisco Javier
Venegas de Saavedra sobre el plan de expansión territorial de los
Estados Unidos de Norteamerica, de fecha 1º de abril de 1812,
que en su parte medular fue profético para la historia indepen-
diente de México:

“…Cada día se van desarrollando más y más las ideas ambicio-


sas de esta república y confirmándose sus miras hostiles contra la
España. Vuestra Excelencia se halla enterado ya por mi corres-
pondencia, que este gobierno no se ha propuesto nada menos
que el fijar sus límites en la embocadura del río Norte o Bravo,
siguiendo su curso hasta el grado 31 y desde allí tirando una
línea recta hasta el Mar Pacífico, tomándose por consiguiente las
provincias de Texas, Nuevo Santander, Coahuila, Nuevo México
y parte de Nueva Vizcaya y la Sonora. Parecerá un delirio este
proyecto a toda persona sensata, pero no es menos seguro que
el proyecto existe, y que se ha levantado un plan expresamente
de estas provincias por orden del gobierno, incluyendo también
en dichos límites la isla de Cuba, como una pertenencia natural
de esta república. Los medios que se adoptan para preparar la
ejecución de este plan, son los mismos que Bonaparte y la repú-
blica romana adoptaron para todas sus conquistas: la sedición,
la intriga, los emisarios, sembrar y alimentar las disensiones en
nuestras provincias de este continente, favorecer la guerra civil, y
dar auxilios en armas y municiones a los insurgentes; todos estos
medios se han puesto y se activan diariamente por esta adminis-
tración contra nuestras posesiones…”

Quiero especular en qué habrá pensado el político español cuan-


do terminó de leer ese informe diplomático; seguramente en mu-

3
Luis de Onís González Vara (Cantalapiedra, 1762–Madrid, 1827), político y
diplomático español, ministro plenipotenciario de España en Washington de
1809 a 1819, negoció la cesión de la Florida a los Estados Unidos. En 1809 fue
designado ministro plenipotenciario en los Estados Unidos de América, y en
1812, Onís advirtió al entonces Virrey de la Nueva España, Francisco Javier
Venegas de Saavedra, de las intenciones expansionistas de su vecino del norte.
Durante la Guerra de Independencia de México mantuvo una red de espías en
el norte para prevenir el contacto de los rebeldes con potenciales aliados en los
Estados Unidos.

13
chas cosas, pero sobre todo se habrá cuestionado sobre el por
qué de la debilidad del otrora poderosísimo Imperio Español,
postrado ya ante una nación de tan relativa y reciente creación
como los Estados Unidos de Norteamerica, dispuesto a dar el
martillazo sobre el último clavo del ataúd de su decadencia y
desaparición.
Quiero pensar que entre las imágenes que se le vinieron a
la memoria al Virrey Venegas de Saavedra, está la pintura del
vencimiento de la Armada Invencible, que España lanzó contra
Inglaterra en un afan –de uno de sus mejores reyes, pero fanático
al fin- que pretendia vengar la muerte de Maria Estuardo y re-
establecer la fé Católica en Inglaterra. Ademas de librarse de la
competencia por los mares y las riquezas detrás de ellos. Es decir,
la América misma.
Si hay causalidad histórica y un “a partir de aquí” para el
desencadenamiento de los efectos mayores de una crisis –como
seguramente los hay- esta batalla bien puede ser el inicio o la
causa de la franca decadencia del imperio Español. Y no fue una
batalla clásica, por cierto. Fue la derrota total de la Armada In-
vencible Española. Este descalabro fue seguramente la confluen-
cia de muchos factores, incluida -sin duda- la mala suerte.
Los españoles que siempre se dijeron muy creyentes, nunca
quisieron ver en la derrota un atisbo de los designios inescruta-
bles de la divinidad sobre el acontecimiento. Designio que si lo
vieron en el descubrimiento de Cristóbal Colón de las Indias Oc-
cidentales, luego de la expulsión de los musulmanes y judíos de la
península ibérica. Es famosa la frase de Felipe II para justificar lo
desacertada de la aventura de invadir Inglaterra con la Armada
Invencible: “Yo envié a mis naves a pelear contra los hombres, no contra
las Tempestades”.
La expulsión de los judíos que coincide con el descubrimiento
de América sería el germen mismo, el incubo de la decadencia
y degradación de toda la grandeza ibérica: el Imperio Español
no se salvó -como ningún otro que conozca el mundo- que en su
propia creación estuviera las causas de su decadencia.
Junto con la segunda gran diáspora de los judíos de Espa-
ña, (la primera fue de la misma Palestina) los capitales de estos
corrieron junto con sus rutas de migración, potenciando a las
14
naciones receptoras que en un corto tiempo le harían la guerra
a España para apoderarse de sus rutas de comercio y de sus po-
sesiones coloniales.
La globalización que hoy nos presentan algunos teóricos
como novedosa o de nuevo cuño, frente a antiguos nacionalismos
y mercados internos protegidos, ya era moneda corriente desde
el siglo XVI; las firmas que entonces se disputaban el comer-
cio mundial no llevaban el nombre de Google, Microsoft, Co-
ca-Cola, IBM, McDonald’s, Apple o General Electric, sino el de
Borbón, Braganza, Habsburgo, Capeto, Borgia, Tudor, Windsor,
Holstein, Orange-Nassau, Valois, o Romanov.
En general, los españoles siempre han negado que su into-
lerancia religiosa fuera una de las causas más distinguible de su
debacle. La Contrarreforma, la Inquisición, el Índice de Libros
Prohibidos, la búsqueda de la supuesta (ridícula) limpieza de san-
gre, la persecución de herejías, brujerías, sumado al estatismo
más acendrado y la huída de capitales, terminaron debilitando
económica, tecnológica y militarmente a España en relación a
otras potencias emergentes como Inglaterra, Holanda o Bélgica
y la sitúan en una derrota como la de la Armada Invencible y en
la que se disputaban, nada menos que la propiedad o el uso casi
exclusivo de los mares del mundo, con sus rutas de comercio.
La intolerancia religiosa supuso para los españoles la compla-
cencia de la Iglesia Romana, con quien logró la conquista y la
colonización de los territorios americanos, además de construirle
un Corpus ideológico mediante el derecho divino de los Reyes.
Las Bulas papales, que legitimaron imaginariamente su pre-
sencia y el abuso en estas tierras, eran una entelequia legal para
las otras potencias que siempre las cuestionaron e incluso se mo-
faron de ellas. Sin embargo, para los pobladores americanos, el
derecho indiano y el derecho canónico, fueron las formas jurídi-
cas mediante las que se logró el expolio que tuvieron que sopor-
tar durante tres siglos los pobladores originales y otros, como los
africanos y asiáticos que forzaron y esclavizaron.
La clase política que nació de la independencia, salvo conta-
das y honrosas excepciones, continuó con la idea de la intoleran-
cia, incluso ya avanzado el proceso de independencia de España.
Aún hoy, esa intolerancia llevada incluso a otros campos más allá
15
que el puramente religioso, ha hecho estragos en este país. La
pura herencia española.
Parte del fracaso internacional de la nueva clase gobernante
mexicana en los primeros momentos de la independencia, se de-
bió a la obsesión de proteger y buscar con ahínco las relaciones
con la Iglesia Romana, que era una potencia europea en toda
la extensión de la palabra y que aparte de jugar a dos bandas y
resistirse a reconocer al nuevo estado mexicano, impidió la crea-
ción indispensable de una nueva ideología nacional, basada en
inéditos principios como exigía la nueva condición.
Desde los “Elementos Constitucionales” (1811) de Ignacio
López Rayón salta a la vista la confusión ideológica que tenían
los insurgentes en cuanto a lo religioso y su interés en constituir
una nación independiente. Citemos sus primeros 5 artículos:

1º La Religión Católica será la única sin tolerancia de otra.


2º Sus Ministros por ahora serán y continuarán dotados como
hasta aquí.
3º El dogma será sostenido por la vigilancia del Tribunal de la
fe …
4º La América es libre e independiente de toda nación.
5º La soberanía dimana inmediatamente del pueblo, reside en la
persona del señor don Fernando VII y su ejercicio en el Supre-
mo Congreso Nacional Americano.

Morelos continúa y participa también de esa confusión, aún


cuando avanza al deshacerse de toda idea monárquica, que Sil-
vio Zavala4 llama la ficción fernandina; dice Morelos en un Ma-
nifiesto a los habitantes de Oaxaca (23 diciembre 1812):

“Ya no hay España porque el francés está apoderado de ella, ya


no hay Fernando VII porque o él se quiso ir a su casa de Borbón
a Francia y entonces no estamos obligados a reconocerlo por rey,
o lo llevaron a la fuerza y entonces ya no existe: y aunque estuvie-
ra, a un reino conquistado le es lícito reconquistarse y a un reino
obediente le es lícito no obedecer a un rey, cuando es gravoso en
sus leyes”.

4
Zavala, Silvio. Apuntes de Historia Nacional. 1808-1974, El Colegio Nacio-
nal-FCE. 7ª Reimpresión México 2005. p. 37

16
En los “Sentimientos de la Nación” (Chilpancingo 14 de sep-
tiembre 1813) Morelos es obcecado en cuanto a lo religioso y la
confusión es notoria desde los dos primeros artículos:

1º Que la América es libre e independiente de España y de toda


otra Nación, Gobierno o Monarquía, y que así se sancione, dan-
do al mundo las razones.
2º Que la Religión Católica sea la única, sin tolerancia de otra.

Esta esquizofrenia política –por llamarla de algún modo- conti-


nuará en documentos que ya vislumbran abrir nuevas relaciones
internacionales e incluso tratados internacionales para la nueva
nación mexicana, lo cual era muy importante, pero continuaban
viendo al Vaticano y a la religión católica como eje de su política
interna e internacional. Veamos el “Acta Solemne de la Declara-
ción de la Independencia de América Septentrional” (Chilpan-
cingo 6 de Noviembre 1813) que en su parte medular dice:

“Queda rota para siempre jamás y disuelta la dependencia del


trono español: (la América Septentrional) que es árbitra para es-
tablecer las leyes que le convengan para el mejor arreglo y felici-
dad interior: para hacer la guerra y paz, y establecer alianzas con
los monarcas y repúblicas del antiguo continente, no menos que
para celebrar concordatos con el Sumo Pontífice romano, para
el régimen de la Iglesia católica, apostólica, romana, y mandar
embajadores y cónsules: que no profesa ni reconoce otra religión
mas que la católica, ni permitirá, ni tolerará el uso público ni
secreto de otra alguna: que protegerá con todo su poder y velará
sobre la pureza de la fe y de sus demás dogmas, y conservación
de los cuerpos regulares”.

Esta acta, estaba firmada por Andrés Quintana Roo, Ignacio


López Rayón y Carlos María Bustamante, entre otros.
Al año siguiente, el 24 de octubre de 1814 en Apatzingán, se
expide el “Decreto Constitucional para la Libertad de la Améri-
ca Mexicana” que excluye el nombre de Fernando VII5, la idea
de proteger sus dominios hasta su regreso y en cambio se habla
en su introducción “de las heroicas miras de la nación, elevadas
5
Zavala, Silvio. Op cit., p.38
17
nada menos que al sublime objeto de substraerse para siempre de
la dominación extranjera, y sustituir al despotismo de la monar-
quía española un sistema de administración que, reintegrando
a la nación misma en el goce de sus augustos imprescriptibles
derechos, la conduzca a la gloria de la independencia”.
Veamos algunos artículos de esta Constitución que llevan la
misma línea programática: buscar la independencia pero mante-
niendo el status quo religioso, con nuevos lazos y tratados con otras
potencias, que obviamente desconfiarían ante tanto despiste:

Art. 1º La religión católica, apostólica, romana es la única que se


debe profesar en el Estado.
Art. 9º Ninguna nación tiene derecho para impedir a otra el uso
libre de su soberanía. El título de conquista no puede legitimar
los actos de la fuerza: el pueblo que lo intente debe ser obligado
por las armas a respetar el derecho convencional de las naciones.

Capítulo VIII. De las atribuciones del supremo Congreso


Al supremo Congreso pertenece exclusivamente:

Art. 104. Nombrar los ministros públicos que con el carácter de


embajadores plenipotenciarios, u otra representación diplomáti-
ca, hayan de enviarse a las demás naciones.
Art. 108. Decretar la guerra y dictar las instrucciones bajo de las
cuales haya de proponerse o admitirse la paz; las que deben regir
para ajustar los tratados de alianza y comercio con las demás
naciones y aprobar antes de su ratificación estos tratados.

Capítulo XII. De la autoridad del Supremo Gobierno


Al Supremo Gobierno toca privativamente:

Art. 159. Publicar la guerra y ajustar la paz. Celebrar tratados


de alianzas y comercio con las naciones extranjeras, conforme
al artículo 108, correspondiéndose con sus gabinetes en las ne-
gociaciones que ocurran, por sí o por medio de los ministros
públicos de que habla el artículo 104; los cuales han de enten-
derse inmediatamente con el Gobierno, quien despachará las
contestaciones con independencia del Congreso; a menos que
se versen asuntos cuya resolución no esté en sus facultades, y de
todo dará cuenta oportunamente al mismo Congreso.

18
Firmó este documento, entre otros, José María Morelos como di-
putado por el Nuevo reino de León. Como señalara Felipe Tena
Ramírez6, la Carta de Apatzingan careció de vigencia práctica.
Para abundar en esta idea de la fijación a la herencia religio-
sa-intolerante y la amalgama a la idea de complacer al Vaticano
que habrá de impregnar muchos de los primeros años indepen-
dientes, vale repasar el decreto número 291 de 15 abril de 1822
“Sobre juramento de reconocer la soberanía de la nación, repre-
sentada por el congreso”.
“El soberano congreso constituyente mexicano ha decretado
lo siguiente:

“1º En el día festivo inmediato se reunirán los vecinos en sus


parroquias, asistiendo el ayuntamiento en el pueblo donde hu-
biere una, y distribuyéndose el jefe político, los alcaldes y los
regidores donde hubiere más, al tiempo de la misa mayor, en la
que el párroco, ó quien lo represente, hará una breve exhorta-
ción correspondiente al objeto; y concluida la misa, se prestará
juramento por todos los vecinos y el clero, donde le haya, bajo
esta fórmula: ¿Juráis por Dios y por los santos evangelios, reco-
nocer la soberanía de la nación mexicana, representada por su
congreso constituyente? á que responderán los concurrentes: Si
juramos.-- ¿Juráis obedecer y cumplir las leyes y decretos que
dimanen del mismo congreso? á lo que también responderán:
Juramos.-- Si así lo hiciereis, Dios Todopoderoso os lo premie, y
si no, os lo demande. De este acto se remitirán testimonios á la
regencia por conducto de jefe superior de la provincia”.

Los documentos insurgentes anteriores a la instauración del pri-


mer gobierno imperial mexicano y varios posteriores, ya vigente
incluso la propia Constitución Federal de 1824, tiene una misma
línea programática: emprender la búsqueda afanosa y agotadora
de la celebración de tratados de paz y reconocimiento con otros
estados y en especial con el Vaticano, que consiguieran indispen-
sable para disuadir la intención española de recuperar los terri-
torios americanos.

6
Tena Ramírez, Felipe. Leyes Fundamentales de México 1808-1999, 22ª edición,
Editorial Porrúa. México, 1999, p. 29.

19
La teoría del reconocimiento de nuevos estados que prevale-
ció a principios del siglo XIX, la encontramos resumida en una
joya bibliográfica que localicé hace años en un mercado de libros
viejos en La Habana; se trata de los Principios de Derecho de Gente de
Andrés Bello en su primera edición chilena de 18327. El texto en
su interior y en lo que nos concierne, es esclarecedor:

“La independencia y soberanía de una nación es á los ojos de las


otras un hecho, y de este hecho nace naturalmente el derecho
de comunicar con ellas sobre el pie de igualdad y de buena co-
rrespondencia. Si se presenta pues un estado nuevo por la colo-
nización de un país recién descubierto, ó por la desmembración
de un estado antiguo, á los demás estados solo toca averiguar si
la nueva asociación es independiente de hecho, y ha establecido
una autoridad que dirija a sus miembros, los represente, y se
haga en cierto modo responsable de su conducta al universo. Y
si es así, no., pueden justamente dejar de reconocerla, como un
miembro de la sociedad de las naciones.
En el caso de separarse violentamente de una antigua nación
y constituirse en estados independientes una ó más de las pro-
vincias de que estaba aquella compuesta, se ha pretendido que
las otras naciones estaba obligadas á respetar los derechos de la
primera, mirando á las provincias separadas como rebeldes y
negándose á tratar con ellas. Mientras dura la contienda entre
los dos partidos, no hay duda que una nación extraña puede
abrazar la causa de la metrópoli contra las provincias, si lo cree
justo y conveniente, así como el de las provincias contra la me-
trópoli en el caso contrario. Pero una vez establecida la posesión
del nuevo estado ó estados, no hay ningún principio que prohíba
á los otros reconocerlos por tales, porque en esto no hacen más
que reconocer un hecho y mantenerse neutrales en una contro-
versia ajena”.

Los primeros tratados internacionales eran oxigeno para la re-


cién liberada nación mexicana. Colombia, Chile y Perú fueron,
por encontrarse en las mismas circunstancias, los primeros en
reconocer la independencia de México; el reino de la Gran Bre-
taña lo hizo el 6 de abril de 1825, sin embargo Estados Unidos
7
Bello, Andrés. Principios de Derecho de Gentes, Edición Privada, Santiago de Chile,
1832.
20
de Norteamérica, no quiso acoger una posición diferente a la del
resto de Europa, reticentes a reconocer la condición de la nación
mexicana.
En el caso de Inglaterra, es también notable señalar aquí una
carta diplomática que a la que se refiere el mismo Andrés Bello,
y en la que el político inglés Mr. Canning explica y justifica al
ministro español en la Corte de Londres, Sr. Rios, el por qué del
reconocimiento de los nuevos estados americanos, por el reino de
la Gran Bretaña:

“Toda nación es responsable de su conducta á las otras, esto


es, se halla ligada al cumplimiento de los deberes que la natu-
raleza ha prescrito a los pueblos en su comercio reciproco, y al
resarcimiento de cualquiera injuria cometida contra ellas por
sus ciudadanos ó súbditos. Pero la metrópoli no puede ser ya
responsable de unos actos, que no tiene medio alguno de dirigir
ni reprimir. Resta, pues, ó que los habitantes de los países cuya
independencia se halla establecida de hecho no sean responsa-
bles a las otras naciones de su conducta, ó que en el caso de
injuriarlas, sean tratados como bandidos y piratas. La primera
de estas alternativas es absurda, y la segunda demasiado mons-
truosa para que pueda aplicarse á una porción considerable al
género humano por un espacio indefinido de tiempo. No queda
por consiguiente otro partido que el de reconocer la existencia
de las nuevas naciones, y extender á ella de este modo la esfera
de las obligaciones y derechos que los pueblos civilizados deben
respetar mutuamente y pueden reclamar unos de otros”.

Los Tratados de Córdova, el primero y sin duda el más impor-


tante, lo es porque en él se reconoce la independencia de México
y marca la momentánea abdicación o “capitulación honrosa” de
los españoles como lo señalan el propio documento en su artículo
17; el objeto en general del tratado es precisar las condiciones
bilaterales en que se da dicha independencia.
Lo firmaron en la Villa de Córdova Veracruz el 24 de agosto
de 1821 Agustín de Iturbide por la parte mexicana y Juan O´Do-
21
nojú como último Virrey investido de plenipotenciario. Al año
siguiente las Cortes españolas, el 12 de febrero de 1822, lo decla-
raron “ilegitimo y nulo en sus efectos para el gobierno español y
sus súbditos”.
La clave de los Tratados de Córdova, está en sus primeros tres
artículos y que tienen mucho que ver con una idea que flotaba en
el ambiente político de las antiguas colonias, y que era muy pa-
recida a la misma solución que dio Portugal en el caso de Brasil.

Art. 1º Esta América se reconocerá por nación soberana e inde-


pendiente y se llamará en lo sucesivo imperio Mexicano.
Art. 2º El gobierno del imperio mexicano será monárquico,
constitucional moderado.
Art. 3º Será llamado a reinar en el imperio mexicano (previo
el juramento que designa el art. 4º del plan8 ) en primer lugar
el señor don Fernando VII Rey Católico de España, y por su
renuncia o no admisión, su hermano, el serenísimo infante don
Carlos; por su renuncia o no admisión, el señor don Carlos Luis,
infante de España antes heredero de Etruria, hoy de Lucra; y
por la renuncia o no admisión de éste, el que las Cortes del Im-
perio designaren”.

Sería motivo de otro análisis ver y examinar cómo Agustín de


Iturbide usó y abusó de este tratado. Sin embargo, para la parte
mexicana que destrona al efímero Emperador, el tratado sería
declarado inválido el 8 de Abril de 1823, según Decreto 322,
bajo el título de: Se declaran insubsistentes el plan de Iguala, los tratados
de Córdova, y el decreto del 24 de Febrero de 1822, con las siguientes
cláusulas:

El soberano congreso constituyente mexicano declara:


1. Jamás hubo derecho para sujetar á la nación mexicana á nin-
guna ley ni tratado, sino por sí misma ó por sus representantes
nombrados según el derecho público de las naciones libres. En
consecuencia, no subsisten el plan de Iguala, tratados de Córdo-
va, ni el decreto del 24 de Febrero de 1822, por lo respectivo á la
8
Se refiere al articulo 4 del Plan de Iguala, firmado por Agustín de Iturbide el
24 de febrero de 1821 en Iguala y que reza “4.- Fernando VII y en sus casos los
de su dinastía o de otra reinante serán los emperadores, para hallarlos con un
monarca ya hecho y precaver atentados funestos de la ambición”.
22
forma de gobierno que establecen, y llamamientos que hacen á
la corona, quedando la nación en absoluta libertad para consti-
tuirse como le acomode.
2. Quedan vigentes por libre voluntad de la nación, las tres ga-
rantías de religión, independencia y unión y lo demás que con-
tienen los mismos plan, tratados y decreto, que no se oponga al
artículo anterior.

El 1º de enero de 1826 en el discurso del presidente, general


Guadalupe Victoria, al abrirse las sesiones ordinarias del Con-
greso General, señalaba en un fragmento:

“…En la conducta del Emperador de las Rusias no se descubre


prevenciones hostiles contra la admirable revolución de las Amé-
ricas; y como México es de todos los nuevos Estados el que más
se acerca a las posesiones rusas, tarde o temprano se establecerán
comunicaciones con el Gobierno de San Petersburgo”9

De las premuras que tuvieron todos los grupos -Liberales, Con-


servadores, Realistas y Monárquicos- por alcanzar nuevos trata-
dos de paz y reconocimiento, dan testimonio muchos documen-
tos y cartas diplomáticas, y hoy se puede decir sin duda que ése
era un serio propósito de toda la clase política.
También, expresaban la enorme preocupación a que sobre-
viniera lo que durante todo el primer siglo independiente suce-
dió puntualmente, por la ceguera de esa clase política dividida,
incapaz de unificarse en el propósito de engrandecer a la nación
y no a su grupo o partido: la invasión o intromisión de todas
las potencias coloniales y neocoloniales en la vida y la viabilidad
misma de nuestra país.
Y eso, como decía Tabucchi, nos hace pensar que “Después
de todo, el mundo no ha cambiado gran cosa”.

9
Archivo Histórico Diplomático Mexicano. México y Rusia en la primera mitad del
Siglo XIX. Secretaría de Relaciones Exteriores, México, 1990.

23
Bibliografía

RODRÍGUEZ ARRIAGA, Manuel. Antología de Textos sobre Polí-


tica Exterior de México. Partido Revolucionario Institucional. Mé-
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KRIPPENDORFF, Ekkehart. Las relaciones internacionales como


Ciencia. Fondo de Cultura Económica. México, 1985.

SEARA VÁZQUEZ, Modesto. La política exterior de México. La


práctica de México en el Derecho Internacional. Editorial Esfinge. Mé-
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TUNKIN, G. Curso de Derecho Internacional. Editorial Progreso.


URSS, 1980.

GÓMEZ CIRIZA, Roberto. México ante la diplomacia Vaticana.


FCE. México, 1977.

24
CAPÍTULO II
Los tratados internacionales en el derecho
mexicano
La reforma constitucional en materia
de Derechos Humanos y la incorporación de los
tratados al sistema jurídico mexicano

I. Introducción II. Tratados internacionales. III. Procedimiento para celebrar


tratados internacionales IV. Los tratados internacionales en el Derecho Mexi-
cano V. Incorporación del Derecho Internacional en el Derecho interno mexi-
cano VI. La reforma constitucional del 10 de junio de 2011 en materia de
Derechos Humanos.

Guadalupe Vautravers Tosca1

I. Introducción
Escribir un capítulo sobre Tratados Internacionales hoy, para
quien ha estudiado e impartido esta asignatura, resulta de suma
relevancia, en virtud que apenas antes del 10 de junio de 2011,
predominaba en nuestro país la teoría monista nacionalista o in-
ternista2, que acorde con varias tesis del Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación que interpretan al artículo 133 de
la Constitución federal, estima que los tratados internacionales
se encuentran por debajo de la Carta Magna y por encima de

1
Profesora titular de Tratados Internacionales e investigadora en la Universidad
Juárez Autónoma de Tabasco. Líneas de investigación: Derechos Humanos,
Migración y Política Exterior de México. Investigadora nacional (II) por el
SNI-CONACYT y estatal por el CCYTET.
2
La teoría monista internista o nacionalista, sostiene que el derecho interno (el
vigente en todo el territorio mexicano) prevalece sobre el derecho internacional
(tratados internacionales); se basa en que históricamente el derecho internacio-
nal es posterior al derecho interno, por cuanto surge como consecuencia de la
regulación de las relaciones entre Estados ya constituidos y en que los Estados
son quienes libremente se obligan internacionalmente. Cfr. Ortiz Ahlf, Loretta,
Derecho Internacional Público, 3ª edición, México, Oxford, 2009, p. 5.


las leyes federales y locales3. Pero, a partir de la reforma cons-
titucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10
de junio de 20114, los tratados internacionales que protegen los
derechos humanos, se encuentran al mismo nivel que la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos, tal como se
aprecia en el título del capítulo I y en el artículo 1º reformados,
que a la letra señalan:

Capítulo I. De los Derechos Humanos y sus garantías. (Refor-


mada la denominación por decreto publicado en el Diario Ofi-
cial de la Federación el 10 de junio de 2011).

Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las per-


sonas gozarán de los Derechos Humanos reconocidos en esta
Constitución y en los tratados internacionales de los que el
Estado mexicano sea parte, así como de las garantías para su
protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse,
salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución
establece. (Reformado mediante decreto publicado en el Diario
Oficial de la Federación el 10 de junio del 2011).

Las normas relativas a los Derechos Humanos se interpretarán


de conformidad con esta Constitución y con los tratados inter-
nacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las per-
sonas la protección más amplia. (Adicionado mediante decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio
del 2011).5

3
Tratados internacionales. Se ubican jerárquicamente por encima de las leyes
federales y en un segundo plano respecto de la Constitución federal. (Tesis Aisla-
da, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo X, Noviembre de
1999. Tesis P. LXXVII/99, p. 46).
4
Presidencia de la República, El Presidente promulgó la Reforma Constitucional en
materia de Derechos Humanos, Ciudad de México, 9 de junio de 2011, http://www.
presidencia.gob.mx/prensa. Consultada el 6 de julio de 2011.
Idem
5

26
Independientemente que las razones para reformar algunos ar-
tículos de nuestra Constitución fueran las recomendaciones de
los Comités de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y de
la Organización de los Estados Americanos, dirigidas a nuestro
país por diversos relatores especiales en materia de protección
a los Derechos Humanos6, con esta gran reforma, se elevan a
rango constitucional los tratados internacionales en materia de
Derechos Humanos suscritos por el gobierno mexicano y se deja
de lado la interpretación de la Suprema Corte de Justicia res-
pecto del artículo 133 de la Constitución federal, únicamente en
cuanto a esta materia, porque la interpretación continúa en otras
materias en las que existen instrumentos internacionales que
comprometen a México.
Ahora bien, se presentan situaciones jurídicas complejas, en
las que los tribunales son quienes deben decidir, porque aún se
tiene que armonizar y unificar el criterio en el país, sobre cuáles
son los tratados internacionales en materia de Derechos Huma-
nos.

II. Tratados internacionales


Durante mucho tiempo las reglas sobre la entrada en vigor y los
efectos legales de los tratados internacionales se encontraban úni-
camente en el derecho consuetudinario internacional (costum-
bre). El principio de que los tratados de derecho internacional se
deben cumplir (pacta sunt servanda), encuentra también sus raíces
en la costumbre internacional. La Convención de Viena sobre
el Derecho de los Tratados de 1969 codifica las reglas vigentes
del derecho consuetudinario internacional sobre el derecho de
los tratados. En los ámbitos particulares, la Convención precisa
los principios de la costumbre internacional. Además, debido a
que la Convención sobre Derecho de los Tratados ha sido ratifi-
cada por numerosos Estados y de su determinante influencia en
la práctica estatal de las últimas décadas, ésta ha promovido la
6
Secretaría de Relaciones Exteriores, Compilación de Recomendaciones a México de
los mecanismos internacionales y comités de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y de
la Organización de Estados Americanos, México, 2003.

27
consolidación del derecho consuetudinario internacional. De ahí
que las reglas de la costumbre de los tratados internacionales y la
Convención de Viena tengan la misma cobertura.7
Es un hecho que los negociadores plenipotenciarios (repre-
sentantes de nuestro país acreditados con el “pleno poder” fir-
mado por el Presidente de la República) que participaron con los
representantes de los demás Estados que negociaron y firmaron
la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, precisa-
mente en la capital de Austria, retomaron la costumbre que du-
rante varios siglos fue respetada en la celebración de los tratados
internacionales, toda vez que constantemente tengo la oportuni-
dad de revisar acuerdos, convenios, convenciones y tratados cele-
brados por nuestro país en los siglos XIX y XX, previos a la fecha
de la firma de la Convención sobre Derecho de los Tratados, y
estipulan el procedimiento establecido en la misma, de donde se
desprenden los actuales instrumentos internacionales firmados
por todos los países signatarios o no de la citada Convención de
Viena.
Los tratados internacionales son una fuente del Derecho In-
ternacional acorde con el artículo 38 del Estatuto de la Corte
Internacional de Justicia que señala:

1. “La Corte, cuya función es decidir conforme al Derecho Inter-


nacional las controversias que le sean sometidas, deberá aplicar:
a) Las convenciones internacionales, sean generales o particu-
lares, que establecen reglas expresamente reconocidas por los
Estados litigantes;

b) La costumbre internacional como prueba de una práctica ge-


neral aceptada como derecho;

c) Los principios generales de derecho reconocidos por las nacio-


nes civilizadas;

7
Herdegen, Matthias, Derecho Internacional Público, México, UNAM-Konrad
Adenauer Stiftung, 2005, pp. 117-118.

28
d) Las decisiones judiciales y la doctrina de los publicistas de ma-
yor competencia de las distintas naciones, como medio auxiliar
para la determinación de las reglas de derecho, sin perjuicio de
lo dispuesto en el artículo 59.

2. La presente disposición no restringe la facultad de la Corte


para decidir un litigio ex aequo et bono, si las partes así lo convi-
nieren.8

El artículo 59 del citado Estatuto de la Corte Internacional de


Justicia prevé que “La decisión de la Corte no es obligatoria sino
para las partes en litigio y respecto del caso que ha sido decidido.
Por su parte, el concepto ex aequo et bono, literalmente significa “lo
que es justo y bueno”.9
La Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados esta-
blece en su artículo 2 que, se entiende por “tratado” un acuerdo
internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más
instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación par-
ticular.10
Para nuestro recordado profesor Carlos Arellano García, “el
tratado internacional es el acto jurídico regido por el Derecho In-
ternacional que entraña el acuerdo de voluntades entre dos o más
sujetos de la comunidad internacional, principalmente Estados,
con la intención lícita de crear, transmitir, modificar, extinguir,
conservar, aclarar, certificar, detallar, derechos y obligaciones”.11
Jorge Palacios Treviño, comenta que durante siglos y has-
ta hace algunas décadas, los Estados soberanos eran los únicos
miembros de la comunidad internacional con personalidad para
actuar en la esfera del Derecho Internacional y capacidad para
celebrar pactos regidos por ese orden jurídico ya que éste había

8
Naciones Unidas, Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, Nueva York, Depar-
tamento de Información Pública, 1993.
9
Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, Espasa-Calpe,
Madrid, 2005.
10
Székely, Alberto (comp.), “Convención sobre el Derecho de los Tratados”, en
Instrumentos fundamentales de derecho internacional público, México, UNAM, 1989, t.
I, p. 178.
11
Arellano García, Carlos, Primer Curso de Derecho Internacional Público, 2ª edición,
México, Porrúa, 1993, p. 632.
29
sido creado por ellos y para ellos a través de la costumbre que
observaban en sus relaciones recíprocas; en consecuencia, los Es-
tados soberanos eran las únicas entidades a las que el Derecho
Internacional regía directamente y les fijaba derechos y obliga-
ciones; es decir, que eran los únicos sujetos o actores de ese orden
jurídico. Por lo anterior, un tratado se definía como “un acuerdo,
regido por el Derecho Internacional, que celebran dos o más Es-
tados soberanos”.12
Agrega el autor que en la actualidad, además de los Estados
que la tienen por derecho propio, la comunidad internacional a
través del Derecho Internacional, les concede capacidad a otras
entidades para actuar en su ámbito de acción, y concretamente
para celebrar tratados: las organizaciones internacionales y los
movimientos rebeldes; incluso, hay quienes consideran que al-
gunos individuos, por ejemplo, los parlamentarios que celebran
un acuerdo de armisticio, también son sujetos del Derecho Inter-
nacional. Por esa razón, los tratados se definen ahora como “los
acuerdos, regidos por el Derecho Internacional, que celebran
dos o más sujetos de Derecho Internacional”.13
La definición habla de sujetos de derecho internacional, y no
de Estados, porque actualmente también se les reconoce la capa-
cidad de celebrar tratados a las organizaciones internacionales
gubernamentales y a determinados grupos, como los insurgentes,
las partes en algunos acuerdos de fin de las guerras e incluso,
en determinadas circunstancias, a los individuos. En cuanto a
los individuos, tenemos como ejemplo, la capacidad para acudir
directamente ante la Comisión Interamericana de Derechos Hu-
manos, tal como muchos mexicanos lo han hecho para deman-
dar a su gobierno, más adelante nos referiremos a las funciones
de este Tribunal internacional; así también, a los individuos se
les puede atribuir responsabilidad penal internacional en el caso
de cometer crímenes (delitos) de lesa humanidad o de guerra,
tal como lo establece el Estatuto de Roma de la Corte Penal In-

12
Palacios Treviño, Jorge. Tratados. Legislación y práctica en México, 4ª edición, Mé-
xico, SRE-UIA, 2007, p. 23.
13
Idem.
30
ternacional.14 En cuanto a los inversionistas, ya sean individuos
o empresas, pueden acudir a tribunales arbitrales internaciona-
les, como los establecidos en el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte y otros acuerdos comerciales, para solucionar
las controversias que en materia de comercio internacional o de
inversiones, se les presentan.15
Los tratados internacionales se rigen esencialmente por el De-
recho Internacional y sólo algunos aspectos son regulados por
el derecho interno de los Estados que los celebran; de manera
general, se puede decir que el Derecho Internacional rige toda la
fase internacional, o sea, en la que intervienen conjuntamente los
Estados que celebran el tratado, y por su parte, el respectivo de-
recho interno de esos países rige las formalidades que se requiere
cumplir al interior de cada Estado a fin de estar en condiciones
de celebrar el tratado y de aplicarlo.
Específicamente, el Derecho Internacional rige los siguientes
aspectos de la celebración: la negociación, la redacción, la adop-
ción y la autenticación del texto del tratado; la forma de mani-
festar el consentimiento en obligarse por el tratado y la entrada
en vigor del mismo; la validez del tratado que se integra con los
siguientes elementos: a) La capacidad de las partes para celebrar
el tratado; b) El consentimiento de las partes para aceptarlo; y c)
El objeto del tratado, en el entendido de que éste último debe ser
lícito no sólo conforme al Derecho Internacional sino también
conforme al derecho interno del Estado que celebra el tratado.
Así también, el Derecho Internacional rige la observancia u
obligatoriedad jurídica, la aplicación, la interpretación, la modi-
ficación, la suspensión y la terminación de los tratados, así como
su registro ante las instancias internacionales.16
Por su parte, el derecho interno designa al órgano del Esta-
do que tiene competencia para celebrar los tratados; determina
los requisitos que se deben cumplir al interior del país a fin de
14
A efectos de conocer todos los delitos o crímenes de lesa humanidad como
señala el Estatuto de la Corte Penal Internacional, por los que los individuos
pueden ser juzgados, cfr. Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, http://
www.sre.gob.mx/tratados.
15
Cfr. Tratado de Libre Comercio de América del Norte, http://www.se.gob.
mx
16
Cfr. Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, op. cit.
31
otorgar el consentimiento para obligarse por un tratado y fija la
jerarquía que tienen los tratados en relación con las otras normas
del derecho interno.17
En el caso de nuestro país, el órgano gubernamental compe-
tente para participar en la negociación de tratados internaciona-
les es el Presidente de la República y extiende los “plenos pode-
res” para que los expertos mexicanos participen en la celebración
de instrumentos internacionales (artículo 89 fracción X constitu-
cional) y la Cámara de Senadores es la que aprueba o no los tra-
tados internacionales (artículo 76 fracción I de la Constitución) y
el artículo 133 de la Carta Magna fija la jerarquía de las normas,
en especial la ubicación de los tratados internacionales respec-
to de la Constitución federal y las demás leyes. Especialmente,
la Suprema Corte de Justicia de la Nación es la que interpreta
dicho artículo constitucional, además, de la reciente reforma en
materia de Derechos Humanos.
Por lo que hace a la aprobación de los tratados por la Cámara
de Senadores, tal como lo establece la fracción I del artículo 76,
Miguel Carbonell propone que sea el Congreso en pleno quien
tenga la facultad de aprobar los tratados internacionales suscritos
por México, así también proponía reformar la Constitución para
elevar a su nivel a todos los tratados internacionales sobre Dere-
chos Humanos, bajo los argumentos siguientes:

Como la problemática en torno a los tratados internacionales y


sus relaciones con el derecho interno es no solamente muy am-
plia, sino también muy compleja, por ser un tema en el que al
lado de razones y argumentos puramente normativos coexisten
motivos estrictamente políticos, sociales y hasta geográficos, se
presentan a modo de propuestas de cambio solamente tres cues-
tiones que pueden servir para iniciar posteriores consideraciones
o para profundizar en ellas:

17
Cfr. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículos 89 fracción X,
76 fracción I y 133, respectivamente. Además, la Ley Orgánica de la Adminis-
tración Pública Federal, el Reglamento Interior de la Secretaría de Relaciones
Exteriores y la Ley de Tratados.

32
a) La primera es que se mejora la representatividad del órgano
ratificador (sic) de los tratados, puesto que en México la Cámara
de Diputados aloja una mayor pluralidad política que la de Se-
nadores, al tener acceso a ella diputados de representación pro-
porcional en porcentaje superior al de la Cámara de Senadores.

b) La segunda ventaja es que con la participación de ambas Cá-


maras en la ratificación (sic) de los tratados puede realizar, un
mejor control político del desempeño del Poder Ejecutivo en
las relaciones internacionales. Ello redundaría no sólo en una
fiscalización más eficaz del Legislativo sobre el Ejecutivo, sino
también en un robustecimiento de aquél, que tanta falta hace
en México para propiciar los necesarios contrapesos al todavía
enorme poder presidencial.

c) El reconocimiento de los órganos de la jurisdicción interna-


cional de protección de los derechos fundamentales. En primer
lugar, debe reconocerse, sin reserva alguna la competencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero también la
de los otros sistemas de protección jurisdiccional internacional
de carácter no regional que existen.18

Nuestra postura no es coincidente con la del jurista Carbonell, en


primer término, porque queremos precisar que actualmente la
Cámara de Senadores, no ratifica, únicamente aprueba o no los
tratados internacionales y posteriormente el Presidente de la Re-
pública es el encargado de firmar el instrumento de ratificación
para intercambiarlo con el otro gobierno signatario si se trata de
un instrumento bilateral, o depositarlo en poder de quien haya
sido designado depositario del tratado internacional multilateral.
Tampoco coincidimos con el investigador Carbonell cuando
asegura que también debe tomarse en consideración a la Cáma-
ra de Diputados para aprobar los instrumentos internacionales
firmados por el gobierno mexicano, porque estimamos que entre
mayor sea el número de legisladores que deberán analizar y es-
tudiar los tratados internacionales, también puede ser mayor el
tiempo que transcurra para que sean aprobados o no.

Carbonell, Miguel, Constitución, reforma constitucional y fuentes del derecho en México,


18

México, Porrúa-UNAM, 2008, pp. 194-197.

33
Existen instrumentos jurídicos internacionales aplicables a los
tratados internacionales, como la Carta de las Naciones Unidas,
que en su preámbulo establece:

Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos … a crear


condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el
respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras
fuentes del derecho internacional, …19

Por su parte, el artículo 17 de la Carta de la Organización de los


Estados Americanos contiene la siguiente disposición:

El respeto y la fiel observancia de los tratados constituyen normas


para el desarrollo de las relaciones pacíficas entre los Estados.
Los tratados y acuerdos internacionales deben ser públicos.20

Estos tratados, constitutivos de los organismos internacionales a


los que nuestro país pertenece, la Organización de las Nacio-
nes Unidas, de carácter general y la Organización de los Estados
Americanos de carácter regional, conminan a los países miem-
bros a respetar los compromisos contraídos en los instrumentos
internacionales de los que son parte.
La Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados,
adoptada el 22 de mayo de 1969 y vigente desde el 27 de enero
de 1980, es la que regula el procedimiento para la celebración de
los tratados internacionales, fue firmada por el plenipotenciario
mexicano el 23 de mayo de 1969 y aprobada por la Cámara de
Senadores el 29 de diciembre de 1972, acorde con el decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación el 28 de marzo
de 1973. El instrumento de ratificación fue depositado el 25 de
septiembre de 1974 y el decreto de promulgación fue publicado
en el Diario Oficial de la Federación el 14 de febrero de 1975.21

19
Székely, Alberto (comp.), “Carta de la Organización de las Naciones Unidas”,
en Instrumentos fundamentales de derecho internacional público, México, UNAM, 1989,
t. I, p. 16.
20
Székely, Alberto (comp.), “Protocolo de reformas a la Carta de la Organiza-
ción de los Estados Americanos”, op. cit., p. 107.
21
Palacios Treviño, Jorge, op. cit., p. 48.

34
A partir de la fecha de su publicación en el Diario Oficial de
la Federación, la Convención de Viena de 1969 comprometió
plenamente al gobierno mexicano a regirse por el procedimiento
establecido en ella al momento de celebrar tratados internacio-
nales, cualquiera que sea su denominación: acuerdos, armisticio,
arreglos, cartas, compromisos, concordato, convenios, conven-
ciones, protocolos, pactos, tratados, memorando de entendi-
miento, pacto de caballeros, entre otros nombres que se les pue-
den atribuir. Aunque fue hasta enero de 1980 que entró en vigor
internacionalmente y obligó a los Estados a cumplirla.
Existe además, la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales o
entre Organizaciones Internacionales, fue adoptada en Viena,
Austria, el 21 de marzo de 1986. Esta convención es una adap-
tación de la de 1969, con la finalidad de regular la celebración
de tratados entre Estados y organizaciones internacionales inter-
gubernamentales. Nuestro país la firmó y ratificó22, pero no ha
entrado en vigor.
Los anteriores instrumentos internacionales resultan los más
importantes en materia de tratados internacionales, y son vincu-
lantes (obligatorios) para el gobierno mexicano.
Conviene mencionar la clasificación de los tratados internacio-
nales, para que los lectores tengan una idea clara y precisa de los
mismos, y de acuerdo con el internacionalista Carlos Arellano
García,23 son:

a) Por el número de Altas Partes contratantes, los tratados son


bilaterales cuando son dos las partes que los negocian. Son mul-
tilaterales aquéllos en que intervienen más de dos Estados u or-
ganismos internacionales.

b) Acorde con la materia regulada por los tratados internaciona-


les, pueden ser jurídicos, económicos, comerciales, administrati-
vos, políticos, militares, de cooperación, culturales, tecnológicos,
de defensa, entre otras muchas materias que pueden regularse
por un tratado internacional. Como ejemplo señalamos que

22
Ibídem, pp. 49-50.
23
Arellano García, Carlos, Primer Curso de Derecho Internacional Público, 2ª
edición, México, Porrúa, 1993, pp. 638-641.
35
existe un acuerdo denominado “MoscaMed”, que tiene como
finalidad combatir la “Mosca del Mediterráneo”, una plaga que
ataca a los cítricos, dicho tratado internacional está firmado por
Belice, Estados Unidos de América, Guatemala y nuestro país.
c) Desde el punto de vista del carácter normativo de los trata-
dos, los tratados que establecen normas jurídicas individualiza-
das para los Estados se denominan tratados-contratos y los que
establecen normas jurídicas generales para los Estados se deno-
minan tratados-leyes. Respecto a este criterio, la mayoría de los
tratados internacionales contienen una y otra clase de normas.

d) Respecto de la futura adhesión de otros Estados a lo estableci-


do en un tratado internacional, los tratados pueden ser abiertos
o cerrados. Son abiertos los que permiten expresa o tácitamente
la adhesión futura de otros Estados; son cerrados, los que se ce-
lebran entre dos o más países y no permiten la adhesión futura
de otros Estados, porque lo regulado en ellos sólo interesa a los
países contratantes. Este sería el caso de los tratados de límites,
únicamente les interesa lo que sucede con la frontera a los países
limítrofes.

e) En cuanto a su duración, los tratados internacionales se cla-


sifican en transitorios o permanentes. Son transitorios aquéllos
cuya duración es limitada temporalmente y tienden a resolver
una situación de manera provisional; por el contrario, son per-
manentes los que rigen indefinidamente entre Estados pero, des-
tinados a una duración prolongada. En el caso de los tratados de
límites, tienen la pretensión de ser perpetuos.

f) Desde el punto de vista de la permisión o rechazo de reser-


vas, son estrictos los que no admiten reservas y flexibles lo que
permiten reservas. Acorde con lo establecido en el artículo 2 de
la Convención sobre el Derecho de los Tratados,24 se entiende
por “reserva” una declaración unilateral, cualquiera que sea
su enunciado o denominación, hecha por un Estado al firmar,
aceptar o aprobar un tratado o al adherirse a él, con objeto de
excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones
del tratado en su aplicación a ese Estado.

24
Cfr. Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, http://www.sre.gob.mx/
tratados
36
g) En cuanto a la ratificación, la mayoría de los tratados inter-
nacionales requieren ratificación, por lo que ésta consta de dos
fases, la ratificación interna que es donde se cumplen las dispo-
siciones constitucionales de los países signatarios o adherentes a
los instrumentos internacionales, por ejemplo en nuestro país,
su fundamento se encuentra en el artículo 76 fracción I de la
Constitución, porque se faculta a la Cámara de Senadores para
“aprobar” o no, los tratados internacionales firmados por el Pre-
sidente de la República, así como el artículo 89 fracción X, que
se refiere a las atribuciones y obligaciones del Jefe del Ejecutivo
en cuanto a la dirección de la política exterior y celebración de
tratados internacionales.

Ahora bien, respecto a la ratificación internacional, los tratados


bilaterales quedan ratificados al momento del intercambio de
instrumentos de ratificación por parte de los plenipotenciarios
correspondientes o directamente por el Presidente de la Repú-
blica; para los tratados multilaterales, ésta se lleva a cabo al mo-
mento del depósito del instrumento de ratificación en poder de
quien haya sido designado como “depositario del tratado”, que
cuando se trata de convenciones generales, casi siempre es el Se-
cretario General de las Naciones Unidas y en caso de las conven-
ciones regionales, es el Secretario General de la Organización de
los Estados Americanos o el gobierno de un país.

h) Finalmente, desde el punto de vista de los sujetos a los que se


aplica lo establecido en un tratado internacional, los tratados
pueden ser de alcance limitado cuando sólo establecen derechos
y obligaciones para los Estados celebrantes o de alcance amplio
cuando establecen derechos y obligaciones para los gobernados
de los Estados suscriptores, o derechos y obligaciones para las
entidades federativas de México.

Esta clasificación resulta básica para entender el contenido de


los tratados internacionales en los que nuestro país se ha com-
prometido, la mayoría son acuerdos bilaterales entre México y
los diversos países con los que mantiene relaciones diplomáticas.
A continuación nos referiremos al procedimiento para la ce-
lebración de tratados internacionales, ya se trate de bilaterales o
multilaterales.

37
III. Procedimiento para celebrar tratados
internacionales
Como se mencionó en el apartado anterior, la Convención de
Viena sobre Derecho de los Tratados, regula el procedimiento
para que los países celebren tratados internacionales, de la forma
siguiente:

a) Todo Estado tiene capacidad para celebrar tratados.

b) Para la adopción del texto de un tratado, o para manifestar


el consentimiento del Estado en obligarse por un tratado, cual-
quier persona puede representar a un país si presenta los ade-
cuados plenos poderes,25 o si se deduce en la práctica seguida por
los países interesados que la intención de dichos países ha sido
considerar a esa persona como su representante y prescindir de
la presentación de los plenos poderes.

Además, en virtud de sus funciones, y sin tener que presentar ple-


nos poderes, se considera que representan a su Estado: los jefes
de Estado, jefes de gobierno y ministros de relaciones exteriores
(en México, Secretario de Relaciones Exteriores), para la ejecu-
ción de todos los actos relativos a la celebración de un tratado;
así como los jefes de misión diplomática (embajadores), para la
adopción del texto de un tratado entre el Estado acreditante y el
Estado ante el cual se encuentran acreditados y los representan-
tes acreditados por los Estados ante una conferencia internacio-
nal o ante una organización internacional o uno de sus órganos,
para la adopción del texto de un tratado en tal conferencia, or-
ganización u órgano.

25
Se entiende por “plenos poderes” un documento que emana de la autoridad
competente de un Estado (en México es el Presidente de la República) y por el que
se designa a una o varias personas para representar al Estado en la negociación,
la adopción o la autenticación del texto de un tratado, para expresar el consenti-
miento del país en obligarse por un tratado, o para ejecutar cualquier otro acto con
respecto a un tratado. Cfr. Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, artículo 2.

38
c) La adopción del texto de un tratado se efectúa por el consenti-
miento de todos los Estados participantes, a menos que se realice
en una conferencia internacional, en donde se adopta por mayo-
ría de dos tercios de los representantes de los Estados presentes
y votantes, a menos que decidan, por igual mayoría, aplicar una
regla diferente.

d) El texto de un tratado se considera auténtico y definitivo me-


diante la firma, la firma ad referendum (el representante de un país
estampa su firma, pero dicha firma no compromete a su gobier-
no, ya que se requiere la ratificación, que en nuestro país es la
aprobación de la Cámara de Senadores conforme con lo dis-
puesto por el artículo 76 fracción I de la Constitución federal),
o la rúbrica puesta por los representantes de esos Estados en el
texto del tratado o en el acta final de la conferencia en la que
figure el texto.

e) El consentimiento en obligarse por un tratado se puede ma-


nifestar mediante la firma de su representante, ya sea la rúbrica
o la firma ad referendum; cuando se haya dispuesto que se hará
mediante el canje de instrumentos y por medio de la ratificación,
que consiste en cumplir con los procedimientos constituciona-
les de cada país y posteriormente, informar a los otros Estados;
así también mediante la adhesión, que se presenta cuando un
país no participa en la negociación de un tratado y posterior-
mente es aceptada su incorporación al mismo. Finalmente, los
instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión,
hacen constar el consentimiento de un país en obligarse por un
tratado al efectuarse su canje entre los Estados contratantes (si se
refiere a un tratado de carácter bilateral); su depósito en poder
del depositario (si se trata de un instrumento multilateral); o su
notificación a los Estados contratantes o al depositario, si así se
ha convenido. 26

Además, los gobernantes de los Estados interesados en celebrar


tratados internacionales con sus homólogos, tienen ciertos dere-
chos cuando se refiere a tratados multilaterales, como el de for-
mular reservas (una declaración unilateral con objeto de excluir o
modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado
26
Cfr. Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, donde se puede encontrar
información más amplia al respecto.
39
en su aplicación a ese Estado), pero, también tienen obligaciones,
como las establecidas en los artículos 26, 27 y 46 de la Conven-
ción sobre el Derecho de los Tratados, que literalmente señalan:

Artículo 26. Pacta sunt servanda.


Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por
ellas de buena fe.

Artículo 27. El derecho interno y la observancia de los tratados.


Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho in-
terno como justificación del incumplimiento de un tratado. Esta
norma se entenderá sin perjuicio de los dispuesto en el artículo
46.

Artículo 46. Disposiciones de derecho interno concernientes a la


competencia para celebrar tratados.

1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse


por un tratado haya sido manifestado en violación a una dis-
posición de su derecho interno concerniente a la competencia
para celebrar tratados, no podrá ser alegado por dicho Estado
como vicio de su consentimiento, a menos que esa violación sea
manifiesta y afecte a una norma de importancia fundamental de
su derecho interno.

2. Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente


para cualquier Estado que proceda en la materia conforme a la
práctica usual y de buena fe.

De las transcripciones anteriores, llegamos a la conclusión que


a ningún país, entiéndase a los gobernantes en turno de dicho
Estado, se le obliga para celebrar o adherirse a un tratado inter-
nacional, pero, una vez que ha manifestado su consentimiento
debe cumplirlo de buena fe y no puede invocar su legislación in-
terna (Constitución, leyes federales, estatales y municipales) para
incumplirlo. Si se diera este caso, todos los tratados cuentan con
una cláusula de salida, denominada renuncia o retiro, por lo que
generalmente se emplea el retiro de un tratado cuando un nuevo
gobierno decide que formar parte del mismo no conviene a su
país.

40
Si bien lo señalado anteriormente, explica el procedimiento
para celebrar tratados internacionales establecido en la Conven-
ción sobre el Derecho de los Tratados, que conforme con lo dis-
puesto en el artículo 133 de nuestra Constitución forma parte del
sistema jurídico mexicano, tal como lo hemos comentado en este
capítulo, también en nuestro país se encuentra en vigor la Ley
sobre Celebración de Tratados,27 documento que regula el pro-
cedimiento para celebrar tratados y acuerdos interinstitucionales
en el ámbito internacional. Explica que los tratados sólo podrán
ser celebrados entre el Gobierno de los Estados Unidos Mexi-
canos y uno o varios sujetos de derecho internacional público; y
los acuerdos interinstitucionales sólo podrán ser celebrados entre
una dependencia u organismo descentralizado de la Administra-
ción Pública Federal, Estatal o Municipal y uno o varios órganos
gubernamentales extranjeros u organizaciones internacionales.28
Si bien a esta ley se le conoce como la “ley Salinas” porque
fue propuesta y promulgada por el entonces presidente de la Re-
pública Carlos Salinas de Gortari, regula la celebración de los
acuerdos interinstitucionales, que son compromisos internacio-
nales pero entre órganos y organismos descentralizados de la ad-
ministración pública en sus tres niveles, los que crean obligacio-
nes que pueden comprometer al Estado, en virtud que si algún
órgano se obliga a cumplir un acuerdo y posteriormente carece
de capacidad económica o técnica para ello, el gobierno fede-
ral debe intervenir en su cumplimiento, tal es el caso de la de-
manda entablada en contra del gobierno de los Estados Unidos
Mexicanos por la empresa norteamericana Metalclad, por actos
de autoridad del gobierno municipal de Guadalcázar, San Luis
Potosí, al negar el permiso municipal de construcción para las
instalaciones de un confinamiento de residuos peligrosos que se
establecería cerca de dicho municipio y para el que el gobierno
federal había concedido la autorización a través de las instancias
correspondientes.29
27
Publicada en el DOF el 2 de enero de 1992, cfr. Instituto de Investigaciones
Jurídicas, Legislación federal, http://www.juridicas.unam.mx/legislacion, con-
sultada el 10 de enero de 2012.
28
Artículo 1 de la Ley sobre la Celebración de Tratados en vigor.
29
Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (Me-
canismo complementario), Laudo del caso número ARB(AF)/97/1, entre Metalclad
41
Si bien en este caso, fueron las autoridades federales las que le
concedieron la autorización a la empresa para instalar el confi-
namiento de residuos peligrosos, el gobierno municipal de Gua-
dalcázar y posteriormente, el gobierno estatal de San Luis Potosí,
realizaron acciones que llevaron a impedir las operaciones de la
empresa mencionada, por lo que nuestro país resultó condenado
a pagar los daños y perjuicios en contra de la empresa nortea-
mericana.
Resulta de suma importancia abordar este tema, debido a que
con frecuencia el gobierno mexicano es demandado ante tribu-
nales supranacionales, por ejemplo en los casos de la solución de
controversias en los Tratados de Libre Comercio, en particular
en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en don-
de nuestro país es condenado a pagar a empresas extranjeras la
reparación de daños, generalmente como consecuencia de deci-
siones jurídicas internas.

IV. Los Tratados Internacionales en el Derecho


mexicano
Desde la primera Constitución de nuestro país, se establecen las
facultades del Presidente de la República para celebrar tratados
y del Congreso general para aprobarlos o no, sobre este tema, se
recomienda un interesante estudio histórico sobre este tema.30
Los tratados tienen su fundamento en la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos: el artículo 89 fracción X, fa-
culta al Presidente de la República para celebrarlos; el artículo
76 fracción I, concede a la Cámara de Senadores la facultad de
aprobarlos y el artículo 133 establece que los tratados internacio-
nales son Ley Suprema de toda la Unión si están de acuerdo con
la Constitución.

Corporation (demandante) y Estados Unidos Mexicanos (demandado), ante el Tribunal Ar-


bitral constituido con base en el Capítulo Once del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte, http://icsid.worldbank.org/ICSID/FrontServlet?requestType=CasesR-
H&actionVal=showDoc&docId=DC542_Sp&caseId=C155. Dicho laudo fue
enviado a las partes del día 30 de agosto del año 2000 y fue consultado el 15 de
febrero de 2012.
30
Méndez Silva, Ricardo, “La celebración de los tratados. Genealogía y actua-
lidad constitucional”, en Anuario Mexicano de Derecho Internacional I-2001, México,
UNAM-IIJ, 2001, pp. 291-322.
42
Los tratados se celebran entre el gobierno de los Estados Uni-
dos Mexicanos y uno o más sujetos de Derecho Internacional
Público (un gobierno de otro país o un organismo internacional
de carácter gubernamental) y mediante ellos, nuestro país asume
compromisos. Los tratados no únicamente son firmados por el
Presidente de la República, sino también por la persona que éste
autorice mediante un Pleno Poder.
La Convención sobre el Derecho de los Tratados, en su artí-
culo 2, señala:

Se entiende por “pleno poder” un documento que emana de


la autoridad competente de un Estado y por el que se designa
a una o varias personas para representar al Estado en la nego-
ciación, la adopción o la autenticación del texto de un tratado,
para expresar el consentimiento del Estado en obligarse por un
tratado, o para ejecutar cualquier otro acto con respecto a un
tratado.31

Por lo tanto, la única autoridad que puede firmar el Pleno Poder


es el Presidente de la República y los nombramientos (cartas cre-
denciales) de todos los embajadores de México, incluyen el pleno
poder para negociar y firmar compromisos internacionales con
el gobierno del país en donde se encuentran acreditados.
Miguel Carbonell comenta que la importancia de las normas
convencionales de Derecho Internacional y la peculiar regula-
ción que nuestra Constitución hace de la posición de los tratados
internacionales ameritan que sea necesario decir alguna palabra
más sobre el tema, máxime si se tiene en cuenta que la doctrina
mexicana ha reavivado el debate sobre esa regulación en los últi-
mos años y que siguen cuestiones abiertas sobre el tema. Asegura
que la apertura constitucional tendrá más o menos éxito en la
medida en que sepa incorporar y la Constitución tome las medi-
das para que esa incorporación se lleve a cabo sin descuidar los
intereses nacionales, el creciente número de instrumentos jurídi-
cos internacionales, que tanto cualitativa como cuantitativamen-
te empiezan a contener regulaciones básicas para las relaciones
internas y externas del Estado.32
31
Székely, Alberto, op. cit., p. 178.
32
Carbonell, Miguel, Constitución, reforma constitucional y fuentes del Dere-
43
Es importante situar las relaciones entre las normas internas
y las de carácter internacional en un entorno geopolítico como el
actual, que cada vez demanda mayor grado de interacción entre
el ámbito interno, puramente doméstico, del Estado y el exterior.
El creciente proceso de mundialización de la economía es prueba
de ello. No sólo la economía, sino también las telecomunicacio-
nes, los transportes, el tratamiento de la información, entre otros,
han dado grandes pasos hacia su internacionalización, que han
llegado a borrar las fronteras geográficas. En los campos don-
de más se ha notado esta creciente internacionalización de los
ordenamientos jurídicos estatales ha sido, como señala Héctor
Fix-Zamudio, en la protección de los derechos humanos y en lo
relativo a los procesos de integración económica regional y mun-
dial.33
En América Latina ha sido provechosa la incorporación, más
o menos plena dependiendo de cada país, de los instrumentos in-
ternacionales de protección de los derechos humanos en el orden
interno, ya que tales tratados han tenido mayor dinamismo y co-
bertura protectora que algunos sistemas internos, y por otro lado,
han constituido una garantía de continuidad normativa frente a
los cambios de gobierno de los países de la región, muchos de los
cuales tienen una historia reciente que no se ha caracterizado
precisamente por su gran estabilidad gubernativa y su vocación
de continuidad democrática.34
Precisamente, en relación a la incorporación de los instru-
mentos internacionales de protección de los derechos humanos,
fue que el pasado 10 de junio de 2011, se publicó en el Diario
Oficial de la Federación, esta importantísima reforma consti-
tucional, en donde el artículo 1 de la Constitución, reconoce y
cho en México, 6ª edición, México, Porrúa-UNAM, 2008, p. 188.
33
Fix-Zamudio, Héctor, “La evolución del derecho internacional de los dere-
chos humanos en las Constituciones latinoamericanas”, Estudios básicos de de-
rechos humanos, San José, 1995, t. II, p. 59.
34
Conviene revisar la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en donde aparecen los casos de violaciones a los Derechos Humanos
en la mayoría de los países del continente, y ello se ha notado mayoritariamente
en los gobiernos militares, aunque nuestro gobierno también ha sido deman-
dado y condenado en varias ocasiones. Cfr. Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Casos contenciosos, San José, 2010, http://www.corteidh.or.cr/casos.
cfm, consultado el 20 de noviembre de 2010.
44
protege los derechos humanos establecidos en los tratados inter-
nacionales de los que el gobierno mexicano es parte. Acorde con
lo manifestado en la introducción de este capítulo.
A este respecto, Miguel Carbonell se refería cuando señaló
que una mayor vocación internacionalista de la Constitución
mexicana y del entero sistema jurídico puede ser benéfica para
México, pues al permitir la incorporación plena, y hasta la su-
perioridad respecto de las normas infraconstitucionales, del de-
recho internacional (sobre todo el referido a los derechos huma-
nos) se le daría una renovación positiva al derecho mexicano y
se aseguraría para sus ciudadanos una red más amplia de dere-
chos fundamentales y de garantías jurídicas para su protección,
además de permitir a las instituciones nacionales confrontar sus
criterios con los de otras instancias de mayor alcance territorial.35
Loretta Ortiz Ahlf,36 manifiesta que del texto del artículo 133
constitucional no se desprende, con base en las afirmaciones de
la tesis, una jerarquía superior de los tratados, ya que textual-
mente especifica que son supremas tanto las leyes federales como
los tratados cuando están de acuerdo con la Constitución. En
todo caso, a falta de un criterio de jerarquía entre ambas normas
jurídicas, las autoridades judiciales o administrativas deberán de-
terminar en cada caso la aplicación del tratado o de la ley federal
en razón de los ámbitos de validez de ambas normas.
A este respecto, nos referiremos al abordar el apartado de
“control de convencionalidad”, facultad otorgada ya no única-
mente al Poder Judicial Federal, como antes se le atribuía el “con-
trol de la constitucionalidad”, sino a todos los jueces mexicanos,
tanto federales como locales.

V. Incorporación del Derecho Internacional en el


Derecho interno mexicano
En nuestro país la incorporación de los tratados internacionales
se realiza directamente, en virtud que con la publicación del tra-
tado internacional en el Diario Oficial de la Federación, es sufi-
ciente para que se aplique en todo el territorio nacional (espacio
terrestre, marítimo y aéreo) y pueda ser invocado por quienes se
35
Carbonell, Miguel, Op. cit., p. 190.
36
Ortiz Ahlf, Op. cit., p. 73.
45
encuentran en México, porque muchos tratados generan dere-
chos y obligaciones para los gobernados, no únicamente para el
gobierno que los celebra.
Como consecuencia de la interpretación del artículo 133
constitucional en donde se establece que los tratados internacio-
nales forman parte de la ley suprema de nuestro país, el Pleno
de Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha
resuelto en diversos sentidos, entre los que destacan la interpre-
tación hecha en la tesis P. C/92 resuelta en junio de 1992, por el
pleno de la Suprema Corte que, literalmente señala:

LEYES FEDERALES Y TRATADOS INTERNACIONA-


LES. TIENEN LA MISMA JERARQUÍA NORMATIVA. De
conformidad con el artículo 133 de la Constitución, tanto las
leyes que emanen de ella, como los tratados internacionales, ce-
lebrados por el Ejecutivo federal, aprobados por el Senado de la
República y que estén de acuerdo con la misma, ocupan, ambos,
el rango inmediatamente inferior a la Constitución en la jerar-
quía de las normas en el orden jurídico mexicano. Ahora bien,
teniendo la misma jerarquía, el tratado internacional no puede
ser criterio para determinar la constitucionalidad de una ley ni
viceversa. Por ello, la Ley de las Cámaras de Comercio y de las
de Industria no puede ser considerada inconstitucional por con-
trariar lo dispuesto en un tratado internacional.37

Hasta el año 1999 se interpretó que las leyes federales y las lo-
cales se encontraban en el mismo plano, pero, a partir de la tesis
que a continuación transcribiremos, los ministros de la Suprema
Corte de Justicia, interpretan que los tratados internacionales se
encuentran por encima de las leyes federales, por lo que se re-
quirió constantemente la intervención del Poder Judicial Federal
para resolver juicios en los que se invocan los instrumentos inter-
nacionales.
Ahora bien, la nueva tesis P. LXXVII/99 del pleno de la Su-
prema Corte de Justicia que sostiene que los tratados internacio-
nales se ubican jerárquicamente por encima de las leyes federa-
les, se estructura con los siguientes argumentos:

Semanario Judicial de la Federación, P. C/92, tesis con número de registro 205,596,


37

pleno, México, 1992, t. 60, p. 27.

46
Esta interpretación del artículo 133 constitucional, deriva de
que estos compromisos internacionales son asumidos por el Esta-
do mexicano en su conjunto y comprometen a todas sus autori-
dades frente a la comunidad internacional; por ello se explica que
el Constituyente haya facultado al presidente de la República a
suscribir los tratados internacionales en su calidad de jefe de Es-
tado y, de la misma manera, el Senado interviene como represen-
tante de la voluntad de las entidades federativas y, por medio de
su ratificación, obliga a sus autoridades. Otro aspecto importante
para considerar esta jerarquía de los tratados, es la relativa a que
en esta materia no existe limitación competencial entre la Fede-
ración y las entidades federativas, esto es, no se toma en cuenta
la competencia federal o local del contenido del tratado, sino que
por mandato expreso del propio artículo 133 el presidente de la
República y el Senado pueden obligar al Estado mexicano en
cualquier materia, independientemente de que para otros efectos
ésta sea competencia de las entidades federativas. Como conse-
cuencia de lo anterior, la interpretación del artículo 133 lleva a
considerar en un tercer lugar al derecho federal y al local en una
misma jerarquía en virtud de lo dispuesto en el artículo 124 de la
ley fundamental, el cual ordena que “las facultades que no están
expresamente concedidas por esta Constitución a los funciona-
rios federales, se entienden reservadas a los estados”.38
Además, en el año 2007, el Pleno de la Suprema Corte de
Justicia, dictó dos sentencias en similar sentido, que a la letra
señalan:

TRATADOS INTERNACIONALES. SON PARTE INTE-


GRANTE DE LA LEY SUPREMA DE LA UNIÓN Y SE
UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS
LEYES GENERALES, FEDERALES Y LOCALES. INTER-
PRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133 CONSTITUCIONAL.

La interpretación sistemática del artículo 133 de la Constitución


Política de los Estados Unidos Mexicanos permite identificar la
38
Becerra Ramírez, Manuel, La jerarquía de los tratados internacionales en el orden
jurídico interno. Una visión desde la perspectiva del Derecho Internacional, http://biblio.
juridicas.unam.mx/libros/6/2740/22.pdf, consultada el 22 de enero de 2012

47
existencia de un orden jurídico superior, de carácter nacional,
integrado por la Constitución Federal, los tratados internacio-
nales y las leyes generales. Asimismo, a partir de dicha interpre-
tación, armonizada con los principios de derecho internacional
dispersos en el texto constitucional, así como con las normas y
premisas fundamentales de esa rama del derecho, se concluye
que los tratados internacionales se ubican jerárquicamente aba-
jo de la Constitución Federal y por encima de las leyes generales,
federales y locales, en la medida en que el Estado Mexicano al
suscribirlos, de conformidad con lo dispuesto en la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados entre los Estados y
Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Inter-
nacionales y, además, atendiendo al principio fundamental de
derecho internacional consuetudinario “pacta sunt servanda”, con-
trae libremente obligaciones frente a la comunidad internacio-
nal que no pueden ser desconocidas invocando normas de dere-
cho interno y cuyo incumplimiento supone, por lo demás, una
responsabilidad de carácter internacional.

Amparo en revisión 120/2002. Mc. Cain México, S .A. de C. V. 13 de


febrero de 2007. Mayoría de seis votos. Disidentes: José Ramón Cossío
Díaz, Margarita Beatriz Luna Ramos, José Fernando Franco González
Salas, José de Jesús Gudiño Pelayo y Juan N. Silva Meza. Ponente: Ser-
gio Salvador Aguirre Anguiano. Secretarios: Andrea Zambrana Casta-
ñeda, Rafael Coello Cetina, Malkah Nobigrot Kleinman y Maura A.
Sanabria Martínez.

El Tribunal Pleno, el veinte de marzo en curso, aprobó, con el


número IX/2007, la tesis aislada que antecede. México, Distrito
Federal, a veinte de marzo de dos mil siete.

Nota: En la sesión pública de trece de febrero de dos mil sie-


te, además del amparo en revisión 120/2002, promovido por
Mc Cain México, S. A. de C. V., se resolvieron los amparos
en revisión 1976/2003, 787/2004, 1084/2004, 1651/2004,
1277/2004, 1576/2005, 1738/2005, 2075/2005, 74/2006,
815/2006, 948/2006, 1380/2006, y el amparo directo en revi-
sión 1850/2004, respecto de los cuales el tema medular corres-
pondió a la interpretación del artículo 133 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, a que se refiere esta
tesis aislada.39
39
Registro número 172650. Localización: Novena época, instancia: pleno, fuen-
te: Semanario Judicial de la Federación, XXV, abril de 2007, p. 6, tesis: P. IX-2007,
tesis aislada, materia: constitucional.

48
SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL Y LEY SUPREMA
DE LA UNIÓN. INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133
CONSTITUCIONAL.
A partir de la interpretación del precepto citado, si aceptamos
que las Leyes del Congreso de la Unión a las que aquél se re-
fiere corresponden, no a las leyes federales sino a aquellas que
inciden en todos los órdenes jurídicos parciales que integran al
Estado Mexicano y cuya emisión deriva de cláusulas constitu-
cionales que constriñen al legislador para dictarlas, el principio
de “supremacía constitucional” implícito en el texto del artículo
en cita claramente se traduce en que la Constitución General de
la República, las leyes generales del Congreso de la Unión y los
tratados internacionales que estén de acuerdo con ella, constitu-
yen la “Ley Suprema de la Unión”, esto es, conforman un orden
jurídico superior, de carácter nacional, en el cual la Constitución
se ubica en la cúspide y, por debajo de ella los tratados interna-
cionales y las leyes generales.

Amparo en revisión 120/2002. Mc. Cain México, S. A. de C.


V. 13 de febrero de 2007. Mayoría de seis votos. Disidentes: José
Ramón Cossío Díaz, Margarita Beatriz Luna Ramos, José Fer-
nando Franco González Salas, José de Jesús Gudiño Pelayo y
Juan N. Silva Meza. Ponente: Sergio Salvador Aguirre Anguia-
no. Secretarios: Andrea Zambrana Castañeda, Rafael Coello
Cetina, Malkah Nobigrot Kleinman y Maura A. Sanabria Mar-
tínez.

El Tribunal Pleno, el veinte de marzo en curso, aprobó, con el


número VIII/2007, la tesis aislada que antecede. México, Dis-
trito Federal, a veinte de marzo de dos mil siete.

Nota: En la sesión pública de trece de febrero de dos mil sie-


te, además del amparo en revisión 120/2002, promovido por
Mc Cain México, S. A. de C. V., se resolvieron los amparos
en revisión 1976/2003, 787/2004, 1084/2004, 1651/2004,
1277/2004, 1576/2005, 1738/2005, 2075/2005, 74/2006,
815/2006, 948/2006, 1380/2006, y el amparo directo en revi-
sión 1850/2004, respecto de los cuales el tema medular corres-
pondió a la interpretación del artículo 133 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, a que se refiere esta
tesis aislada.40
40
Registro número 172667. Localización: Novena época, instancia: pleno,
fuente: Semanario Judicial de la Federación, XXV, abril de 2007, p. 6, tesis: P. VII-
I/2007,tesis aislada, materia: constitucional.
49
Estas tesis de la Suprema Corte que establecen que los tratados
internacionales se ubican jerárquicamente por encima de las le-
yes federales y locales se aplicaron constantemente, hasta la re-
forma constitucional en materia de Derechos Humanos, ya que
ahora se invocarán únicamente en las demás materias, porque
en cuanto a los derechos fundamentales, los tratados internacio-
nales ya se encuentran al mismo nivel de nuestra Constitución,
gracias a la trascendental reforma del 10 de junio de 2011.
Respecto de esta interpretación del artículo 133 de la Cons-
titución federal hecha por el pleno de ministros de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, el ministro José Ramón Cossío
Díaz,41 emitió su voto particular en el que destacó:

No existe ningún elemento constitucional, teórico o histórico que


me permita coincidir con la afirmación de que los tratados inter-
nacionales tienen una jerarquía superior a las leyes. En general,
me parece que desde el sistema constitucional hay que reconstruir
un sistema de relaciones distinto entre los tratados y las normas de
derecho interno que tendría que tomar como ejes fundamentales:
la relación de distribución competencial estricta entre Federación
y estados, respetando la autonomía estatal y tomando en cuenta
las diversas características de algunos tratados, como el hecho de
que algunos son de aplicación directa y otros de adecuación legis-
lativa; los elementos particulares de cada uno de los instrumentos
internacionales a incorporarse en el derecho interno, sus ámbitos
de aplicabilidad, para establecer los elementos para identificar los
casos en los cuales tenemos genuina contradicción con normas de
derecho interno, y en qué casos es sólo aparente; y finalmente, las
líneas interpretativas desarrolladas consistentemente por el tribunal
constitucional. Quiero subrayar, como se hace en la misma resolu-
ción, que las consideraciones expresadas en este voto podrían no
aplicarse en casos de instrumentos internacionales en materia de
derechos humanos, los cuales tienen ciertas características materia-
les propias que podrían, en relación con elementos constitucionales
diversos a los analizados, ser objeto de un tratamiento diverso al de
los instrumentos internacionales en otras materias, en particular los
tratados en materia comercial.42

41
Cossío Díaz, José Ramón, “Jerarquía. División competencial en relación con
los tratados internacionales en derecho mexicano”, en Anuario Mexicano de Dere-
cho Internacional VIII-2008, México, UNAM-IIJ, 2008, p. 880.
42
Idem.
50
Resulta de suma importancia que se publique el voto particular
del ministro Cossío, en virtud que las tesis jurisprudenciales que
ubican a los tratados internacionales en un plano superior a las
leyes federales y locales fueron aprobadas por una mayoría mí-
nima, de apenas un voto de diferencia, lo que significa que está
lejos de crearse jurisprudencia en esta materia.
En cuanto a los diversos juicios de amparo que han sido re-
sueltos por el Poder Judicial de la Federación, en particular, por
el pleno de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Na-
ción, que se refieren a las disposiciones establecidas en tratados
internacionales y que son aplicadas por las autoridades judiciales
en México, ya que invocaron directamente a la Convención de
Viena sobre Relaciones Consulares; la Convención Americana
de Derechos Humanos; el Convenio de las Naciones Unidas con-
tra el Tráfico de Estupefacientes y Substancias Psicotrópicas y la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, resulta grati-
ficante que sus resoluciones se apoyaran directamente en dichos
instrumentos internacionales, como parte integrante del sistema
jurídico mexicano.43 Esto confirma nuestra postura que los tra-
tados internacionales son de observancia obligatoria en México
desde el momento en que son publicados en el Diario Oficial de
la Federación y además nos congratulamos de que quienes in-
terpretan las normas jurídicas, las consideren parte del Derecho
interno mexicano.
El internacionalista Manuel Becerra Ramírez, desde el año
2006, hace una propuesta de un nuevo esquema constitucional
de recepción del Derecho Internacional, al comentar que los
teóricos de las constituciones modernas recomiendan redactar
un documento constitucional con fórmulas generales, con líneas
fundamentales para hacer de la Constitución un documento
vivo, dinámico, susceptible de ser actualizado por los operadores,
sin que se salgan de dichas líneas. Señala que está de acuerdo con
dicha propuesta, sin embargo, por la complejidad de los fenóme-
nos internacionales sería recomendable agrupar en un capítulo
“internacional” todos los aspectos del Derecho Internacional,
43
Dondé Matute, Javier, “El derecho internacional y su relevancia en el sistema
jurídico mexicano. Una perspectiva jurisprudencial,” en Anuario Mexicano de De-
recho Internacional IX-2009, México, UNAM-IIJ, 2009, pp. 191-217.
51
incluyendo la normatividad en derechos humanos y derecho hu-
manitario internacional, que comparten características genera-
les.
El autor recomienda que los tratados internacionales que se
encuentren de acuerdo con la Constitución deben ser aprobados
por el Congreso, salvo aquellos acuerdos que sólo son obligato-
rios para el Ejecutivo, en tal caso deberán ser aprobados por el
Senado. Dichos tratados internacionales sólo estarán debajo de
la Constitución a excepción de los tratados internacionales sobre
Derechos Humanos que una vez que sean aprobados por el Con-
greso tendrán el mismo rango constitucional. Además explica
que los tratados de Derechos Humanos celebrados por nuestro
país que agreguen alguna garantía a la Constitución serán parte
integrante de la misma y primarán frente a las leyes internas.44
Además, en el año 2007, el doctor Manuel Becerra señala-
ba que en virtud del principio de soberanía, es claro que una
facultad del Estado consiste en establecer el sistema adecuado
para la recepción del derecho internacional; la práctica estatal es
rica en ejemplos, como lo reconocieron varios ministros de la Su-
prema Corte de Justicia de la Nación en sus intervenciones. Sin
embargo, en el caso concreto hay una incertidumbre en el texto
de la Constitución (concretamente al artículo 133) que de plano
es oscuro y defectuoso, y ante una vaguedad de la Constitución
procede modificarla, pero esta opción no se ha podido concretar
por la inoperancia del Poder Constituyente en época de enfrenta-
miento político. Entonces sólo queda que el Poder Judicial dé una
respuesta, por ser el intérprete más adecuado de la Constitución,
sin embargo, la Corte evade su responsabilidad. Con estos asun-
tos, la Suprema Corte de Justicia de la Nación perdió una buena
oportunidad de delinear un sistema de recepción de derecho in-
ternacional idóneo, sin dejar dudas, como sucedió.45
44
Becerra, Ramírez, Manuel, La recepción del derecho internacional en el derecho in-
terno, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2006, pp. 144-
145.
45
Becerra Ramírez, Manuel, “Comentarios sobre las tesis P. IX/2007 y P.
VIII/2007 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de 2007, respecto
de la jerarquía de los tratados en el orden jurídico mexicano”, en Anuario
Mexicano de Derecho Internacional VIII-2008, México, UNAM-IIJ, 2008, p.
866.
52
Por otra parte, es una ventaja que se reconozca que hay nor-
mas con una jerarquía superior, como las normas de jus cogens. Sin
embargo, no hay una congruencia, pues en diferentes asuntos en
que la actual Corte ha decidido, ha olvidado el contenido de los
tratados internacionales en materia de derechos humanos. 46
Esta propuesta que el investigador Becerra hizo desde el año
2006, se hizo realidad el pasado 10 de junio de 2011 cuando se
publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma consti-
tucional en materia de Derechos Humanos, en donde se incor-
poraron todos los tratados internacionales, llámense convenios,
convenciones, pactos, protocolos, entre otros, a nuestra Constitu-
ción y todos los que se encuentren en territorio nacional podrán
invocarlos y hacerlos valer mediante el juicio de Amparo. En el
siguiente apartado abordaremos dicha reforma.

VI. La reforma constitucional del 10 de junio de 2011


en materia de Derechos Humanos
Iniciamos con la reforma al título y al artículo primero de la
Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, que literalmente
establece:

Capítulo I. De los Derechos Humanos y sus garantías. (Refor-


mada la denominación por decreto publicado en el Diario Ofi-
cial de la Federación el 10 de junio de 2011).

Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las per-


sonas gozarán de los Derechos Humanos reconocidos en esta
Constitución y en los tratados internacionales de los que el
Estado mexicano sea parte, así como de las garantías para su
protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse,
salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución
establece. (Reformado mediante decreto publicado en el Diario
Oficial de la Federación el 10 de junio del 2011).

Las normas relativas a los Derechos Humanos se interpretarán


de conformidad con esta Constitución y con los tratados inter-
nacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las per-

46
Idem.
53
sonas la protección más amplia. (Adicionado mediante decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio
del 2011).47

Con esta gran reforma, se elevan a rango constitucional los trata-


dos internacionales en materia de Derechos Humanos suscritos
por el gobierno mexicano y se deja de lado la interpretación de la
Suprema Corte de Justicia respecto del artículo 133 de la Cons-
titución federal.48
Desde el año 2001, Juan José Gómez Camacho,49 propuso
elevar a nivel constitucional los tratados de Derechos Humanos
de los que México es parte, o agregó, se podrían elevar sólo los
derechos reconocidos en dichos tratados, pero no los tratados
como tales y fue hasta diez años después, que nuestros legisla-
dores aprobaron las reformas propuestas por las organizaciones
defensoras de los Derechos Humanos y la Comisión Nacional de
los Derechos Humanos.
Conviene mencionar a este respecto, la importancia de los
derechos fundamentales en el sistema jurídico mexicano y del
planeta, ya que el jurista brasileño y ex presidente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Antônio Cançado Trin-
dade, manifiesta que los Estados Partes en la Convención Ame-
ricana de Derechos Humanos, en el siglo XXI se encuentran en
una encrucijada: deben proceder a un examen de conciencia
para decidir qué tipo de sistema interamericano de protección
de los derechos humanos pretenden tener. Si desean un sistema
maleable, flexible, frágil, un tanto primitivo, que les permita in-
tentar acomodar la aplicación de la Convención Americana a sus
47
Presidencia de la República, El Presidente promulgó la Reforma Constitucional en
materia de Derechos Humanos, Ciudad de México, 9 de junio de 2011, http://www.
presidencia.gob.mx/prensa. Consultada el 6 de julio de 2011.
48
En algunas tesis dictadas por el pleno de la Suprema Corte de Justicia se
interpreta el artículo 133 constitucional en el sentido que los tratados interna-
cionales se encuentran por debajo de la Constitución federal y por encima de
las leyes generales, federales y locales.
49
Gómez Camacho, Juan José, “La protección internacional de los derechos
humanos: codificación, mecanismos y vinculación de México”, Revista Mexicana
de Política Exterior, números 62/63, México, junio de 2001, Secretaría de Rela-
ciones Exteriores-Instituto Matías Romero, p. 62.
54
propios intereses o percepciones, y subordinarla a las vicisitudes
de sus respectivos derechos internos, basta apegarse a la concep-
ción voluntarista retrógrada del derecho internacional, propia de
un pasado de triste memoria.50 Esta es la postura asumida por los
anteriores gobiernos mexicanos respecto del artículo 33 de nues-
tra Constitución (que concedía al Ejecutivo federal, la facultad de
hacer abandonar el país sin juicio previo, a los extranjeros cuya
permanencia juzgara inconveniente), porque pretendían aco-
modar la aplicación de los tratados internacionales de Derechos
Humanos de acuerdo a sus propios intereses, al presentar una
reserva a la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Ci-
viles y Políticos, así como otra reserva al aceptar la competencia
contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
el día 16 de diciembre de 1998.51
Respecto de la competencia contenciosa de la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos, en el caso de México fue el gobier-
no de José López Portillo que ratificó la Convención Americana
sobre Derechos Humanos en 1981, pero no reconoció la com-
petencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, sino que fue hasta el 9 de diciembre de 1998, cuando
el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León firmó la declaración
para el reconocimiento de la competencia contenciosa de la Cor-
te Interamericana de Derechos Humanos, y la ratificación inter-
nacional por medio del depósito de aceptación ante el Secretario
General de la Organización de los Estados Americanos se realizó
el 16 de diciembre de 1998, dicho documento señala:

1. Los Estados Unidos Mexicanos reconocen como obligatoria de


pleno derecho, la competencia contenciosa de la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos, sobre los casos relativos a la interpre-
tación o aplicación de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, de conformidad con el artículo 62,1 de la misma, a ex-
cepción de los casos derivados de la aplicación del artículo 33 de la
50
Cançado Trindade, Antônio A., El Derecho Internacional de los Derechos Huma-
nos en el siglo XXI, 2ª edición, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2006, p.
370.
51
Para una completa información sobre el tema, cfr. Núñez Palacios, Susana,
“El Estado Mexicano acepta la jurisdicción de la Corte Interamericana de De-
rechos Humanos”, en Anuario Mexicano de Derecho Internacional I-2001, México,
UNAM-IIJ, 2001, pp. 447-460.
55
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
2. La aceptación de la competencia contenciosa de la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos solamente será aplicable a
los hechos o a los actos jurídicos posteriores a la fecha del depósi-
to de esta declaración, por lo que no tendrá efectos retroactivos.

3. La aceptación de la competencia contenciosa de la Corte Inte-


ramericana de Derechos Humanos se hace con carácter general
y continuará en vigor hasta un año después de la fecha en que los
Estados Unidos Mexicanos notifiquen que la han denunciado.52

Resultó de trascendental importancia para los defensores de los


Derechos Humanos en nuestro país que el gobierno mexicano
reconociera la competencia contenciosa de la Corte que estudia-
mos, en virtud que ahora sí pueden agotar la instancia interna-
cional en los asuntos en que se violen dichos derechos en México.
Actualmente, después de que el gobierno mexicano ha sido
demandado en varias ocasiones ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, al fin el 10 de junio de 2011, doce años
y medio después que aceptó la competencia contenciosa de la
citada Corte internacional, los tratados y convenciones sobre
Derechos Humanos firmados y ratificados por los gobiernos de
México, fueron elevados a rango constitucional. Este es un paso
más en favor del respeto y defensa de los Derechos Humanos en
nuestro país.
Cançado Trindade agrega, que si los Estados Partes en el Pac-
to de San José desean un verdadero sistema, fortalecido, eficaz
y capaz de asegurar la protección de los derechos humanos a
pesar de las insuficiencias de sus respectivos derechos internos, el
camino a seguir es, a nuestro modo de ver, clarísimo: primero, la
ratificación de la Convención Americana, o adhesión a la misma,
por todos los Estados del hemisferio, jurídicamente iguales; se-
gundo, la aceptación de la competencia contenciosa de la Corte
Interamericana, sin restricciones, por todos los Estados Partes en
la Convención; tercero, la previsión del automatismo de la ju-
risdicción obligatoria de la Corte Interamericana para todos los
52
Idem.

56
Estados Partes, sin restricciones; cuarto, la adopción de medidas
nacionales indispensables de implementación de la Convención,
de modo a asegurar la aplicabilidad directa de sus normas en el
derecho interno de los Estados Partes; y quinto, el acceso directo
de los individuos, como sujetos del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos con plena capacidad procesal, a la jurisdic-
ción de la Corte Interamericana, operando en base permanente
y con los recursos humanos y materiales indispensables y adecua-
dos.53 A partir de la entrada en vigor de la reforma en materia de
Derechos Humanos y del artículo 33 constitucional en particular,
México, forma parte del sistema fortalecido, eficaz y capaz que
propone el destacado jurista y ex presidente de la Corte Intera-
mericana de Derechos Humanos, Antônio Cançado Trindade.
Gerardo Pisarello y Miguel Carbonell, explican que desde un
punto de vista formal, la penetración del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos en los ordenamientos locales arroja
nueva luz sobre derechos cuyos contornos han permanecido tra-
dicionalmente sumergidos en un ámbito de penumbras. Ante
todo, sobre los derechos invisibles de destinatarios también invi-
sibles para los mecanismos de protección tradicional: los niños,
las mujeres, los indígenas, los disidentes ideológicos, religiosos o
sexuales, las personas con discapacidad, los inmigrantes pobres;
objetos todos, pero nunca sujetos, de las políticas públicas; ciuda-
danos de segunda y tercera clase, parias, receptores, si acaso, de
concesiones paternalistas, revocables según el humor institucio-
nal, pero nunca de auténticos derechos, de expectativas estables
de tutela de sus intereses y necesidades, de expectativas legítimas
sustraídas al capricho discrecional de las burocracias o del mer-
cado.54
Lo manifestado por Gerardo Pisarello y Miguel Carbonell,
retrata la situación en México y en la mayoría de los países, don-
de no existe protección efectiva para las víctimas invisibles tan-

53
Ibídem, pp. 370-371.
54
Pisarello, Gerardo y Carbonell, Miguel, “La aplicación de los tratados inter-
nacionales de Derechos Humanos en el Derecho interno: modelo para armar”,
en Carbonell, Miguel, et. al., Derecho Internacional de los Derechos Humanos, textos bá-
sicos, México, Comisión Nacional de los Derechos Humanos-Editorial Porrúa,
2003, tomo I, p. 23.
57
to para el gobierno como para los particulares, de violaciones a
sus derechos humanos y que esporádicamente los gobiernos se
acuerdan de los más vulnerables, como son los niños, las mujeres,
las personas en pobreza extrema y los inmigrantes pobres que en
su mayoría pretenden llegar a los Estados Unidos de América, y
no establecerse en nuestro país.
En el mismo orden de ideas, Jack Donnelly señala que la ac-
ción internacional en defensa de los Derechos Humanos tiene lí-
mites, porque éstos son en última instancia un problema profun-
damente nacional, no internacional. En un sistema internacional
en el cual cada gobierno es nacional más que mundial, los De-
rechos Humanos son por definición una cuestión esencialmente
interna. Los estados representan los principales violadores de los
Derechos Humanos y los actores fundamentales que se rigen por
las normas internacionales.
Por lo tanto, el efecto plausible de la acción internacional es
limitado. La probabilidad de una puesta en práctica y una eje-
cución de las reglas a nivel internacional también es escasa, pues
la acción a este nivel a favor de los Derechos Humanos se apoya
en cierta percepción de interdependencia moral (más que mate-
rial). Otros estados no sufren directamente los daños cuando un
gobierno no respeta los Derechos Humanos; las víctimas inme-
diatas son los ciudadanos de ese gobierno. En consecuencia, los
incentivos, derivados del interés propio, que tendrían otros esta-
dos para tomar represalias son pocos, o por lo menos intangibles.
La única presión disponible, fuera de la persuasión moral, debe
importarse de otros campos, como el comercio y la asistencia.
Esto hace de las represalias una acción relativamente costosa y
aumenta el riesgo de una escalada. Además, como los medios
para tomar represalias no se vinculan de manera clara y directa
con las violaciones, es probable que su legitimidad se considere
más cuestionable.55
Finalmente, señalamos que los tratados de Derechos Huma-
nos de las Naciones Unidas constituyen la columna vertebral del
sistema universal de protección de los Derechos Humanos, por
lo que deben ser abordados no de forma aislada, sino relacio-
Donnelly, Jack, Derechos humanos universales en teoría y en la práctica, 2ª edición,
55

México, Ediciones Gernika, 1998, p. 390.


58
nados unos con otros. Las convenciones regionales de Derechos
Humanos operan, igualmente, en el marco de la universalidad
de los derechos humanos. Deben los tratados de protección, ade-
más, ser examinados en sus efectos en el derecho interno de los
Estados, pues no se puede concebir que un Estado ratifique un
tratado de Derechos Humanos privándolo, al mismo tiempo, de
efectos directos en su ordenamiento jurídico interno.56 Afortuna-
damente, al menos, en el texto constitucional y en las leyes secun-
darias en México, lo antes manifestado no continuará.
En consecuencia, la reforma sobre Derechos Humanos en
México que analizamos, elevó a rango constitucional, todas las
convenciones y convenios internacionales de la materia, firma-
dos por los gobiernos mexicanos y no podrá ser revocada por go-
biernos posteriores, lo que nos otorga confianza de que siempre
tendremos la oportunidad de acudir a los tribunales internacio-
nales, léase la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la
Corte Penal Internacional, si en nuestro país se continúa con las
violaciones a los Derechos Humanos de los más vulnerables, que
al final son los que carecen de medios para defenderse.
Para reforzar lo antes planteado, el Pleno de la Suprema Cor-
te de Justicia de la Nación ha resuelto en fechas muy recientes
sobre el control de convencionalidad que desde años atrás los tri-
bunales federales habían estudiado y la tesis más relevante hasta
el momento es:

CRITERIOS EMITIDOS POR LA CORTE INTERAMERI-


CANA DE DERECHOS HUMANOS CUANDO EL ESTA-
DO MEXICANO NO FUE PARTE. SON ORIENTADORES
PARA LOS JUECES MEXICANOS SIEMPRE QUE SEAN
MÁS FAVORABLES A LA PERSONA EN TÉRMINOS DEL
ARTÍCULO 1o. DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.
Los criterios de la Corte Interamericana de Derechos Huma-
nos que derivan de sentencias en donde el Estado Mexicano no
intervino como parte en el litigio son orientadores para todas
las decisiones de los jueces mexicanos, siempre que sean más
favorables a la persona, de conformidad con el artículo 1o. cons-
titucional. De este modo, los jueces nacionales deben observar
los derechos humanos establecidos en la Constitución Mexicana
56
Cançado Trindade, Antônio A., El Derecho Internacional de los Derechos Humanos
en el siglo XXI, op. cit., p. 382.
59
y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano
sea parte, así como los criterios emitidos por el Poder Judicial de
la Federación al interpretarlos y acudir a los criterios interpre-
tativos de la Corte Interamericana para evaluar si existe alguno
que resulte más favorable y procure una protección más amplia
del derecho que se pretende proteger. Esto no prejuzga la posi-
bilidad de que sean los criterios internos los que se cumplan de
mejor manera con lo establecido por la Constitución en térmi-
nos de su artículo 1o., lo cual tendrá que valorarse caso por caso
a fin de garantizar siempre la mayor protección de los derechos
humanos.
Varios 912/2010. 14 de julio de 2011. Mayoría de seis votos;
votaron en contra: José Ramón Cossío Díaz, Arturo Zaldívar
Lelo de Larrea, Sergio A. Valls Hernández, Olga Sánchez Cor-
dero de García Villegas y Juan N. Silva Meza. Ponente: Marga-
rita Beatriz Luna Ramos. Encargado del engrose: José Ramón
Cossío Díaz. Secretarios: Raúl Manuel Mejía Garza y Laura
Patricia Rojas Zamudio.

El Tribunal Pleno, el veintiocho de noviembre en curso, aprobó,


con el número LXVI/2011 (9a.), la tesis aislada que antecede.
México, Distrito Federal, a veintiocho de noviembre de dos mil
once.

Notas: En la resolución emitida el 25 de octubre de 2011 por


el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la so-
licitud de modificación de jurisprudencia 22/2011, en el pun-
to único se determinó: “ÚNICO. Han quedado sin efectos las
tesis jurisprudenciales números P./J. 73/99 y P./J. 74/99, cu-
yos rubros son los siguientes: ‘CONTROL JUDICIAL DE LA
CONSTITUCIÓN. ES ATRIBUCIÓN EXCLUSIVA DEL
PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN.’ y ‘CONTROL
DIFUSO DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS
GENERALES. NO LO AUTORIZA EL ARTÍCULO 133 DE
LA CONSTITUCIÓN.’”, conclusión a la que se arribó en vir-
tud del marco constitucional generado con motivo de la entrada
en vigor del Decreto por el que se modifica la denominación del
Capítulo I del Título Primero y reforma diversos artículos de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publica-
do en el Diario Oficial de la Federación de 10 de junio de 2011.

60
Las tesis P./J. 73/99 y P./J. 74/99 anteriormente citadas apare-
cen publicadas en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo X, agosto de 1999, páginas 18 y
5, respectivamente.57
La anterior tesis aislada, presupone algunos puntos interesan-
tes en materia de control de convencionalidad, exclusivamente
en materia de Derechos Humanos, puesto que ahora no serán
los jueces y magistrados federales los que deben realizar ese con-
trol, sino todos los jueces del país, bajo el parámetro de análisis
siguiente:

PARÁMETRO PARA EL CONTROL DE CONVENCIO-


NALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS
HUMANOS.

El mecanismo para el control de convencionalidad ex officio en


materia de derechos humanos a cargo del Poder Judicial debe
ser acorde con el modelo general de control establecido consti-
tucionalmente.

El parámetro de análisis de este tipo de control que deberán ejer-


cer todos los jueces del país, se integra de la manera siguiente:

a) Todos los derechos humanos contenidos en la Constitución


Federal (con fundamento en los artículos 1o. y 133), así como
la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación;

b) Todos los derechos humanos contenidos en tratados interna-


cionales en los que el Estado Mexicano sea parte;

c) Los criterios vinculantes de la Corte Interamericana de Dere-


chos Humanos derivados de las sentencias en las que el Estado

Registro No. 160584. Localización: Décima Época, Instancia: Pleno, Fuente:


57

Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro III, Diciembre de 2011,


página: 550, Tesis: P. LXVI/2011 (9a.) Tesis Aislada Materia(s): Constitucio-
nal.
61
Mexicano haya sido parte, y
d) Los criterios orientadores de la jurisprudencia y precedentes
de la citada Corte, cuando el Estado Mexicano no haya sido
parte.58

Esto nos lleva a un cambio radical en la aplicación de justicia en


materia de Derechos Humanos, toda vez que hasta diciembre de
2011 los jueces locales no podían ejercer el control de la consti-
tucionalidad (determinar si las normas jurídicas eran incompati-
bles con la Constitución y en dado caso, aplicar la norma federal
en lugar de sus leyes locales) y ahora con unas tesis aisladas como
las siguientes:

Control de convencionalidad: Registro No. 164611, Novena


Época, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXXI, Mayo
de 2010, Página: 1932, Tesis: XI.1o. A.T.47 K, Tesis Aislada,
Materia(s): Común

Rubro: CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN SEDE


INTERNA. LOS TRIBUNALES MEXICANOS ESTÁN
OBLIGADOS A EJERCERLO.
Texto: Tratándose de los derechos humanos, los tribunales del
Estado mexicano como no deben limitarse a aplicar sólo las
leyes locales, sino también la Constitución, los tratados o con-
venciones internacionales conforme a la jurisprudencia emitida
por cualesquiera de los tribunales internacionales que realicen
la interpretación de los tratados, pactos, convenciones o acuer-
dos celebrados por México; lo cual obliga a ejercer el control de
convencionalidad entre las normas jurídicas internas y las su-
pranacionales, porque éste implica acatar y aplicar en su ámbito
competencial, incluyendo las legislativas, medidas de cualquier
orden para asegurar el respeto de los derechos y garantías, a
través de políticas y leyes que los garanticen.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS AD-


MINISTRATIVA Y DE TRABAJO DEL DÉCIMO PRIMER
CIRCUITO.
58
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tesis P. LXVIII/2011 (9ª épo-
ca).
62
Precedentes: Amparo directo 1060/2008. 2 de julio de 2009.
Mayoría de votos. Disidente: Hugo Sahuer Hernández. Ponen-
te: Juan García Orozco. Secretario: Víctor Ruiz Contreras.

Registro No. 165074. Localización: Novena Época


Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Fuente: Sema-
nario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXXI, Marzo de
2010, Página: 2927, Tesis: I.4o.A.91 K, Tesis Aislada, Mate-
ria(s): Común.

Rubro: CONTROL DE CONVENCIONALIDAD. DEBE


SER EJERCIDO POR LOS JUECES DEL ESTADO MEXI-
CANO EN LOS ASUNTOS SOMETIDOS A SU CONSIDE-
RACIÓN, A FIN DE VERIFICAR QUE LA LEGISLACIÓN
INTERNA NO CONTRAVENGA EL OBJETO Y FINALI-
DAD DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DE-
RECHOS HUMANOS.
Texto: La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha emi-
tido criterios en el sentido de que, cuando un Estado, como en
este caso México, ha ratificado un tratado internacional, como
lo es la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sus
Jueces, como parte del aparato estatal, deben velar porque las
disposiciones ahí contenidas no se vean mermadas o limitadas
por disposiciones internas que contraríen su objeto y fin, por lo
que se debe ejercer un “control de convencionalidad” entre las
normas de derecho interno y la propia convención, tomando en
cuenta para ello no sólo el tratado, sino también la interpreta-
ción que de él se ha realizado. Lo anterior adquiere relevancia
para aquellos órganos que tienen a su cargo funciones jurisdic-
cionales, pues deben tratar de suprimir, en todo momento, prác-
ticas que tiendan a denegar o delimitar el derecho de acceso a
la justicia.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA AD-


MINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO.

Precedentes: Amparo directo 505/2009. Rosalinda González


Hernández. 21 de enero de 2010. Unanimidad de votos. Ponen-
te: Patricio González-Loyola Pérez. Secretario: Víctor Octavio
Luna Escobedo.

63
Localización: Novena Época; Instancia: Tribunales Colegiados
de Circuito; Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta; XXVIII, Agosto de 2008; Página: 1083; Tesis: I.7o.C.46
K; Tesis Aislada; Materia(s): Común

Rubro: DERECHOS HUMANOS, LOS TRATADOS IN-


TERNACIONALES SUSCRITOS POR MÉXICO SOBRE
LOS. ES POSIBLE INVOCARLOS EN EL JUICIO DE
AMPARO AL ANALIZAR LAS VIOLACIONES A LAS
GARANTÍAS INDIVIDUALES QUE IMPLIQUEN LA DE
AQUÉLLOS.
Texto: Los artículos 1o., 133, 103, fracción I, y 107 de la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establecen
respectivamente: que todo individuo gozará de las garantías que
ella otorga; que las leyes del Congreso de la Unión, que emanen
de ella, y los tratados acordes a la misma, serán la Ley Suprema
de toda la Unión; que los tribunales de la Federación resolverán
toda controversia que se suscite por leyes o actos de la autoridad
que violen las garantías individuales; y, las bases, los procedi-
mientos y las formas para la tramitación del juicio de amparo.
Por su parte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ubicó a
los tratados internacionales por encima de las leyes federales y
por debajo de la Constitución, según la tesis del rubro: “TRA-
TADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁRQUI-
CAMENTE POR ENCIMA DE LAS LEYES FEDERALES Y
EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO DE LA CONSTI-
TUCIÓN FEDERAL.” (IUS 192867). De ahí que si en el am-
paro es posible conocer de actos o leyes violatorios de garantías
individuales establecidas constitucionalmente, también pueden
analizarse los actos y leyes contrarios a los tratados internacio-
nales suscritos por México, por formar parte de la Ley Suprema
de toda la Unión en el nivel que los ubicó la Corte. Por lo tanto,
pueden ser invocados al resolver sobre la violación de garantías
individuales que involucren la de los derechos humanos recono-
cidos en los tratados internacionales suscritos por México.

SÉPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CI-


VIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Precedentes: Amparo directo 344/2008. Jesús Alejandro Gutié-


rrez Olvera. 10 de julio de 2008. Unanimidad de votos. Ponen-

64
te: Julio César Vázquez-Mellado García. Secretario: Benjamín
Garcilazo Ruiz.

Las tesis anteriores, robustecen las reformas constitucionales en


materia de Derechos Humanos, las que aún con una mayoría
mínima, deben normar el criterio de los jueces de nuestro país al
resolver sobre asuntos en los que los derechos fundamentales se
encuentren violentados, en virtud que con este nuevo “control de
convencionalidad”, todos los jueces deben privilegiar el catálo-
go de Derechos Humanos previsto en la Convención Americana
de Derechos Humanos, también conocida como “Pacto de San
José”, por haber sido firmada en la capital de Costa Rica.
Finalmente, queremos destacar que la Corte Interamericana
de Derechos Humanos recomendó al Estado mexicano capacitar
a todos los jueces y magistrados, así como a los funcionarios pú-
blicos que realicen labores jurisdiccionales y jurídicas del Poder
Judicial de la Federación en cuanto a la jurisprudencia intera-
mericana en materia de jurisdicción militar, garantías judiciales,
capacitación en los temas del debido juzgamiento del delito de
desaparición forzada, para el adecuado juzgamiento de hechos
constitutivos de este delito.
Estimamos que si un tribunal supranacional como es la Cor-
te Interamericana de Derechos Humanos, recomienda la capa-
citación para quienes tienen en sus manos la aplicación de las
normas jurídicas en nuestro país, lo hacen porque en realidad
detectaron el grave desconocimiento de los instrumentos inter-
nacionales por parte de los integrantes de los poderes judiciales,
tanto federal como estatales y por esa razón, la Suprema Corte
de Justicia de la Nación resolvió al respecto.

Conclusiones
PRIMERA. Vivimos cambios trascendentales en el sistema jurí-
dico mexicano respecto de la incorporación de los tratados inter-
nacionales, en virtud que actualmente la soberanía estatal quedó
relegada en relación con la materia de Derechos Humanos, toda
vez que la reforma constitucional del 10 de junio de 2011, ubicó

65
a los tratados internacionales en esa materia, al mismo nivel de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, razón
por la que ahora nuestra Carta Magna concede a quienes se en-
cuentran dentro del territorio nacional, todos los derechos pre-
vistos en los tratados internacionales sobre Derechos Humanos.

SEGUNDA. Ahora sólo falta precisar cuáles son esos instrumen-


tos jurídicos, pero, conforme con la facultad que la Suprema
Corte de Justicia de la Nación otorgó a todos los jueces, tanto
federales como locales, para inaplicar las leyes mexicanas que
contravengan lo dispuesto en los tratados internacionales sobre
Derechos Humanos, se estudiará cada caso en particular y así,
pronto se tendrá depurado el catálogo de derechos fundamenta-
les esparcido entre todos los instrumentos internacionales de la
materia que nos ocupa. A esta facultad concedida a los adminis-
tradores de justicia, se le conoce como “control de convenciona-
lidad”.

TERCERA. Los tratados internacionales que regulen todas las


materias jurídicas, menos los Derechos Humanos, se interpre-
tarán en el mismo sentido que han sido analizados por los in-
tegrantes del Poder Judicial de la Federación, con diversas va-
riantes sobre su interpretación, por lo que no se ha formado una
jurisprudencia sobre la jerarquía de los tratados internacionales
acorde con las disposiciones del artículo 133 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.

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69
__________, “Convención sobre el Derecho de los Tratados”,
en Instrumentos fundamentales de derecho internacional público, México,
UNAM, 198

70
CAPÍTULO III
Tratados internacionales en materia de
derechos humanos

Fernando Valenzuela Pernas1

I.Presentación
El 10 de junio de 2011, fue publicada en el Diario Oficial de la
Federación una reforma a la Constitución Federal, que llevó a
la Carta Magna el reconocimiento y la protección de los dere-
chos humanos contenidos en todos los tratados internacionales
signados por México, y otorgó mayores facultades a la Comisión
Nacional de Derechos Humanos para, entre otras atribuciones,
investigar violaciones graves en la materia; tarea que anterior-
mente tenía encomendada la Suprema Corte de Justicia de la
Nación.
Dicha reforma constitucional significó uno de los cambios
más trascendentes en la cultura jurídica nacional de los últimos
años, ya que México se ubicó a la par de países como Guatemala,
Argentina y Colombia, en los que los instrumentos internaciona-
les en materia de derechos humanos tienen un rango superior en
el derecho interno, otorgado por la propia Constitución.
Es por ello, que en este trabajo conoceremos los tratados inter-
nacionales en materia de derechos humanos y sus características;
sabremos cuántos de ellos ha suscrito nuestro país, cómo se in-
tegran a nuestro orden jurídico, y por último, identificaremos su
nueva jerarquía en el entramado normativo nacional.


1
Fernando Valenzuela Pernas. Doctor en Derecho por la UNAM. Profesor-in-
vestigador de la DACSyH-UJAT. Actualmente Fiscal General del Estado de
Tabasco.
II.Los tratados internacionales en materia de derechos
humanos. Precisiones Conceptuales
Por sus diversos fines, los tratados internacionales han sido defi-
nidos como acuerdos que celebran dos o más Estados como entidades sobe-
ranas entre sí, sobre cuestiones diplomáticas, políticas, económicas, culturales
u otras de interés para las partes.2
Otra de sus finalidades es la protección de los derechos huma-
nos, dando lugar a los tratados que en esta ocasión serán nuestro
objeto de estudio.
Los tratados en materia de derechos humanos, a diferencia
de los demás, no sólo establecen repercusiones entre los Estados,
sino que van más allá, ya que influyen en las relaciones entre las
autoridades estatales y las personas, de allí su importancia y tras-
cendencia en nuestro orden jurídico.
Así pues, este tipo de instrumentos presentan las siguientes
particularidades:

•Son un acuerdo de voluntades (de los Estados que los suscri-


ben);
•Únicamente pueden celebrarse por Estados soberanos, es
decir aquellos cuya independencia o integridad territorial
se encuentren reconocidas y respetadas por los demás
países de la comunidad internacional -Organización de
las Naciones Unidas (ONU), Organización de Estados Ame-
ricanos (OEA), etc.-;
•Se suscriben en el seno de organismos internacionales, para
posteriormente ser ratificados por los países que así lo deci-
dan, y
•Su objeto es la armonización del marco jurídico de cada
país, con pleno respeto a los derechos humanos reconocidos
universalmente.

2.1. Naturaleza y características especiales de los tra-


tados en materia de derechos humanos
Desde el siglo pasado, los tratados en materia de derechos huma-
nos han tenido mayor cobertura y dinamismo en su proceso de
fundamentación dentro del orden jurídico mexicano.

2
Arrioja Vizcaíno, Adolfo, Derecho Fiscal, 18ª Edición, Themis, México, 1988, p.
69.
72
Si bien ni la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, ni la legislación secundaria contienen normas espe-
cíficas sobre la aprobación de los tratados de derechos humanos,
la naturaleza de éstos sí les confiere, en los hechos, un carácter
especial que los distingue de los demás tratados.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la Opi-
nión Consultiva OC-2/823 , sostuvo:

a)Que los tratados modernos sobre derechos humanos, par-


ticularmente la Convención Americana sobre Derechos Hu-
manos, no son tratados multilaterales de tipo tradicional, con-
cluidos en función de un intercambio recíproco de derechos
para el beneficio de los Estados contratantes;

b)Que su objeto y fin son la protección de los derechos fun-


damentales de los seres humanos, independientemente de su
nacionalidad, tanto frente a su propio Estado, como ante los
demás Estados contratantes, y

c)Que al aprobar esos tratados sobre derechos humanos, los


Estados se someten a un orden legal dentro del cual ellos, por
el bien común, asumen diversas obligaciones, no en relación
con otros Estados, sino hacia los individuos que se encuentran
bajo su protección.

Asimismo, es importante señalar que dichos tratados, por estar


destinados a proteger derechos universales, son regidos en su
aplicación por el principio pro homine, consistente en la preemi-
nencia de una norma de mayor protección sobre otra, indepen-
dientemente de su ubicación dentro del entramado jurídico; si-
tuación que debe ser analizada por los poderes legislativos de

3
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-2/82,
del 24 de septiembre de 1982, “El efecto de las reservas sobre la entrada en
vigencia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Artículos 74
y 75)”, p.8.
73
cada país, en conjunto con el principio de ius cogens4 , al momento
de fundamentar los derechos humanos en la legislación interna.
Es por ello que cobra especial relevancia la reforma consti-
tucional aprobada por el Constituyente Permanente en México,
que no sólo reformó el Capítulo I, del Título Primero de la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para denomi-
narlo “De los derechos humanos y sus garantías”, sino que además en el
artículo 1º de nuestra Ley Fundamental estableció:

“Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las per-


sonas gozarán de los derechos humanos reconocidos en
esta Constitución y en los tratados internacionales de los
que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garan-
tías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni
suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta
Constitución establece.

Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán


de conformidad con esta Constitución y con los tratados inter-
nacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las
personas la protección más amplia.

Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias,


tienen la obligación de promover, respetar, proteger
y garantizar los derechos humanos de conformidad con los
principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y
progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, in-
vestigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos hu-
manos, en los términos que establezca la ley.”

3
Principio consagrado en el artículo 53 de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados, que establece una verdadera jerarquía entre las
normas del derecho internacional al señalar la nulidad de todo tratado
que, en el momento de su celebración, se oponga a una norma imperativa
de derecho internacional de aceptación general. Las normas de ius cogens
recogen un consenso mínimo sobre valores fundamentales de la comuni-
dad internacional, y se imponen sobre el consentimiento de los Estados in-
dividualmente considerados. Gómez Robledo, Antonio, El ius cogens in-
ternacional, 2ª edición, IIJ-UNAM, México, 2003, pp. 73-98.

74
Es decir, la reforma constitucional otorgó a los tratados interna-
cionales en la materia, su misma jerarquía, y amplió la protec-
ción de los derechos humanos a lo previsto en dichos instrumen-
tos, cuando en el derecho interno no se encuentren plenamente
establecidos. Lo anterior, a través de la interpretación.
Sin embargo esto no es todo, al ordenar que todas las auto-
ridades promuevan, respeten, protejan y garanticen los referidos
derechos, el Constituyente Permanente, establece un mandato
para que en el ámbito de sus competencias, el Presidente de la
República, Secretarios, Senadores, Diputados, Ministros, Magis-
trados, Jueces y los servidores públicos en general, desarrollen en
cada uno de sus actos los derechos humanos.
El titular del Poder Ejecutivo y los servidores públicos de la
administración pública, a través no sólo del diseño, sino de la
ejecución de políticas públicas. Lo que no queda satisfecho con
la sola publicación de los programas nacionales de derechos hu-
manos, sino con la verificación y evaluación de su cumplimiento.
Los legisladores por su parte, tienen la importante labor de
armonizar los compromisos asumidos en cada uno de los trata-
dos internacionales, en cada una de los ordenamientos que inte-
gran nuestro sistema jurídico; lo anterior, mediante las iniciativas
de reformas, adiciones o creación de nuevas leyes.
Asimismo, los funcionarios del Poder Judicial, en la aplica-
ción de las normas, deben velar por la protección más amplia e
incluso invocar alguna disposición internacional en caso de ser
necesario, para favorecer los derechos humanos de mexicanos o
extranjeros, según corresponda.
Por último, no debemos olvidar la responsabilidad que tam-
bién tienen órganos constitucionales autónomos, especialmente
la Comisión Nacional de Derechos Humanos, para la difusión y
fortalecimiento de tales derechos.

III.Declaraciones y tratados en materia de derechos


humanos suscritos por México
Antes de enumerar los instrumentos internacionales en materia
de derechos humanos suscritos por nuestro país, es importante
hacer una distinción entre las declaraciones y los tratados.
75
Para el derecho internacional una declaración, aunque reviste
formalidad, no es un documento de obligatorio cumplimiento,
pero entraña una responsabilidad moral porque media la apro-
bación de la comunidad internacional.
En cambio, el tratado o convención es un documento de obliga-
torio cumplimiento, que entra en vigor tan pronto cuenta con la
ratificación de determinado número de Estados.
De 1948 a la fecha, México ha suscrito un total de 30 Declaracio-
nes5 que se mencionan a continuación:

NOMBRE FECHA
DECLARACIÓN AMERICANA DE LOS 2 de mayo de 1948
DERECHOS Y DEBERES DEL HOMBRE
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE 10 de diciembre de 1948
DERECHOS HUMANOS
REGLAS MÍNIMAS PARA EL 30 de agosto de 1955
TRATAMIENTO DE LOS RECLUSOS
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO 20 de noviembre de 1959

DECLARACIÓN SOBRE LA CONCESIÓN DE LA 14 de diciembre de 1960


INDEPENDENCIA A LOS PAÍSES Y PUEBLOS CO-
LONIALES
DECLARACIÓN DE LAS NACIONES 20 de noviembre de 1963
UNIDAS SOBRE LA ELIMINACIÓN DE
TODAS LAS FORMAS DE
DISCRIMINACIÓN RACIAL
DECLARACIÓN SOBRE EL FOMENTO ENTRE 7 de diciembre de 1965
LA JUVENTUD DE LOS IDEALES DE PAZ, RES-
PETO MUTUO Y COMPRENSIÓN ENTRE LOS
PUEBLOS
DECLARACIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE LA 7 de noviembre de 1967
DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER
DECLARACIÓN SOBRE EL ASILO 14 de diciembre de 1967
TERRITORIAL
DECLARACIÓN SOBRE EL PROGRESO Y 11 de diciembre de 1969
DESARROLLO EN LO SOCIAL
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL 20 de diciembre de 1971
RETRASADO MENTAL

5
Pedroza De la Llave, Susana Thalía y García Huante, Omar (Compiladores),
Compilación de Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos Firmados y Ratificados
por México 1921-2003, Tomo I, CNDH, México 2003, pp. 23-237.
76
NOMBRE FECHA
DECLARACIÓN DE ESTOCOLMO SOBRE EL 16 de junio de 1972
MEDIO AMBIENTE HUMANO
DECLARACIÓN UNIVERSAL SOBRE LA ERRA- 16 de noviembre de 1974
DICACIÓN DEL HAMBRE Y LA MALNUTRICIÓN
DECLARACIÓN SOBRE LA PROTECCIÓN DE LA 14 de diciembre de 1974
MUJER Y EL NIÑO EN ESTADOS DE EMERGEN-
CIA O DE CONFLICTO ARMADO
DECLARACIÓN SOBRE LA UTILIZACIÓN DEL 10 de noviembre de 1975
PROGRESO CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO EN
INTERÉS DE LA PAZ Y EN BENEFICIO DE LA
HUMANIDAD
DECLARACIÓN SOBRE LA PROTECCIÓN DE 9 de diciembre de 1975
TODAS LAS PERSONAS CONTRA LA TORTURA
Y OTROS TRATOS O PENAS CRUELES, INHU-
MANOS O DEGRADANTES
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS 9 de diciembre de 1975
IMPEDIDOS
DECLARACIÓN SOBRE LA RAZA Y LOS PREJUI- 27 de noviembre de 1978
CIOS RACIALES
DECLARACIÓN SOBRE LOS PRINCIPIOS FUN- 28 de noviembre de 1978
DAMENTALES RELATIVOS A LA CONTRIBU-
CIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
DE MASAS AL FORTALECIMIENTO DE LA PAZ
Y LA COMPRENSIÓN INTERNACIONAL, A LA
PROMOCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
Y A LA LUCHA CONTRA EL RACISMO, EL APAR-
THEID Y LA INCITACIÓN A LA GUERRA
CÓDIGO DE CONDUCTA PARA FUNCIONARIOS 17 de diciembre de 1979
ENCARGADOS DE HACER CUMPLIR LA LEY
DECLARACIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE 25 de noviembre de 1981
TODAS LAS FORMAS DE INTOLERANCIA Y DIS-
CRIMINACIÓN FUNDADAS EN LA RELIGIÓN O
LAS CONVICCIONES
DECLARACIÓN SOBRE EL DERECHO DE LOS 12 de noviembre de 1984
PUEBLOS A LA PAZ
DECLARACIÓN SOBRE LOS PRINCIPIOS FUN- 29 de noviembre de 1985
DAMENTALES DE JUSTICIA PARA LAS VÍCTI-
MAS DE DELITOS Y DEL ABUSO DE PODER
DECLARACIÓN SOBRE EL DERECHO AL 4 de diciembre de 1986
DESARROLLO
CONJUNTO DE PRINCIPIOS PARA LA PROTEC- 9 de diciembre de 1988
CIÓN DE TODAS LAS PERSONAS SOMETIDAS A
CUALQUIER FORMA DE DETENCIÓN O
PRISIÓN

77
NOMBRE FECHA
PRINCIPIOS BÁSICOS SOBRE LA FUNCIÓN DE 7 de septiembre de 1990
LOS ABOGADOS
PRINCIPIOS BÁSICOS PARA EL TRATAMIENTO 14 de diciembre de 1990
DE LOS RECLUSOS
DECLARACIÓN SOBRE LA PROTECCIÓN DE 18 de diciembre 1992
TODAS LAS PERSONAS CONTRA LAS DESAPA-
RICIONES FORZADAS
DECLARACIÓN UNIVERSAL SOBRE EL GENO- 11 de noviembre de 1997
MA HUMANO Y LOS DERECHOS HUMANOS
DECLARACIÓN SOBRE EL DERECHO Y EL DE- 9 de diciembre de 1998
BER DE LOS INDIVIDUOS, LOS GRUPOS Y LAS
INSTITUCIONES DE PROMOVER Y PROTEGER
LOS DERECHOS HUMANOS Y LAS LIBERTADES
FUNDAMENTALES UNIVERSALMENTE RECO-
NOCIDOS

Por su parte, los tratados internacionales firmados por nuestro


país en la materia, al día de hoy son 766 , que se clasifican de la
siguiente manera:
DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS

NOMBRE LUGAR FECHA


CONVENCIÓN SOBRE EXTRADI- Montevideo,Uru- 26 de diciembre
CIÓN (OEA) guay de 1933
PACTO INTERNACIONAL DE DE- Nueva York, E. U. A. 16 de diciembre
RECHOS CIVILES Y POLÍTICOS de 1966
(ONU)
PRIMER PROTOCOLO FACULTATI- Nueva York, E. U. A. 16 diciembre de
VO DEL PACTO INTERNACIONAL 1966
DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTI-
COS (ONU)
CONVENCIÓN AMERICANA SO- San José de Costa 22 de noviembre
BRE DERECHOS HUMANOS “PAC- Rica de 1969
TO DE SAN JOSÉ DE COSTA RICA”
(OEA)
SEGUNDO PROTOCOLO FACULTATI- Nueva York, E. 15 de diciembre
VO DEL PACTO INTERNACIONAL DE U. A. de 1989
DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS,
DESTINADO A ABOLIR LA PENA DE
MUERTE (ONU)

6
Ibidem, Tomo I pp. 241-759 y Tomo II pp. 21-573.

78
NOMBRE LUGAR FECHA
PROTOCOLO A LA CONVENCIÓN Asunción, Paraguay 6 de agosto de
AMERICANA SOBRE DERECHOS HU- 1990
MANOS RELATIVO A LA ABOLICIÓN
DE LA PENA DE MUERTE (OEA)
CONVENCIÓN INTERAMERICANA Belém, Brasil 4 de junio de
SOBRE DESAPARICIÓN FORZADA 1994
DE PERSONAS (OEA)

DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES

NOMBRE LUGAR FECHA


CONVENIO SOBRE PROTECCIÓN Washington 15 de abril
DE INSTITUCIONES ARTÍSTICAS
Y CIENTÍFICAS Y MONUMENTOS D. C., E. U. A. de 1935
HISTÓRICOS (OEA)
PACTO INTERNACIONAL DE DE- Nueva York, E. U. 16 de diciembre
RECHOS ECONÓMICOS, SOCIA- A., de 1966
LES Y CULTURALES (ONU)
CONVENCIÓN SOBRE LAS ME- París, Francia 14 de noviembre
DIDAS QUE DEBEN ADOPTARSE de 1970
PARA PROHIBIR E IMPEDIR LA
IMPORTACIÓN, LA EXPORTACIÓN
Y LA TRANSFERENCIA DE PROPIE-
DAD ILÍCITAS DE BIENES CULTU-
RALES (UNESCO)
PROTOCOLO ADICIONAL A LA San Salvador, El 17 de noviembre
CONVENCIÓN AMERICANA SO- Salvador de 1988
BRE DERECHOS HUMANOS EN
MATERIA DE DERECHOS ECONÓ-
MICOS, SOCIALES Y CULTURALES
“PROTOCOLO DE SAN SALVA-
DOR” (OEA)
CONVENIO SOBRE LA DIVERSI- Río de Janeiro, 5 de junio de
DAD BIOLÓGICA (ONU) Brasil 1992

79
TORTURA
NOMBRE LUGAR FECHA
CONVENCIÓN CONTRA LA TOR- Nueva York, E. U. A. 10 de diciembre
TURA Y OTROS TRATOS O PENAS de 1984
CRUELES INHUMANOS O DEGRA-
DANTES (ONU)
CONVENCIÓN INTERAMERICANA Cartagena de Indias, 9 de diciembre
PARA PREVENIR Y SANCIONAR LA Colombia de 1985
TORTURA (OEA)

ERRADICACIÓN DE LA ESCLAVITUD, SERVIDUMBRE Y


TRABAJO FORZOSO

NOMBRE LUGAR FECHA


CONVENCIÓN INTERNACIONAL Ginebra, Suiza 30 de septiembre
PARA LA SUPRESIÓN DE LA TRATA de 1921
DE MUJERES Y MENORES (ONU)
CONVENCIÓN RELATIVA A LA ES- Ginebra, Suiza 25 de septiembre
CLAVITUD (ONU) de 1926
CONVENIO INTERNACIONAL DEL Ginebra, Suiza 28 de junio de
TRABAJO (NÚM. 29) RELATIVO AL 1930
TRABAJO FORZOSO U OBLIGATO-
RIO (OIT)
CONVENCIÓN INTERNACIONAL Ginebra, Suiza 11 de octubre de
RELATIVA A LA REPRESIÓN DE LA 1933
TRATA DE MUJERES MAYORES DE
EDAD (ONU)
PROTOCOLO QUE MODIFICA EL Lake Success, Nueva 12 de noviembre
CONVENIO PARA LA REPRESIÓN York, E. U. A. de 1947
DE LA TRATA DE MUJERES Y ME-
NORES CONCLUIDO EN GINEBRA
EL 30 DE SEPTIEMBRE DE 1921 Y
EL CONVENIO PARA LA REPRE-
SIÓN DE LA TRATA DE MUJERES
MAYORES DE EDAD, CONCLUIDO
EN LA MISMA CIUDAD EL 11 DE
OCTUBRE DE 1933 (ONU)
CONVENIO PARA LA REPRESIÓN Lake Success, Nueva 21 de marzo de
DE LA TRATA DE PERSONAS Y DE York, E. U. A. 1950
LA EXPLOTACIÓN DE LA PROSTI-
TUCIÓN AJENA Y PROTOCOLO FI-
NAL (ONU)

80
NOMBRE LUGAR FECHA
PROTOCOLO PARA MODIFICAR Nueva York, E. U. A. 7 de diciembre de
LA CONVENCIÓN RELATIVA A 1953
LA ESCLAVITUD FIRMADA EN
GINEBRA EL 25 DE SEPTIEMBRE
DE 1926 (ONU)

CONVENCIÓN SUPLEMENTA- Ginebra, Suiza 7 de septiembre


RIA SOBRE LA ABOLICIÓN DE de 1956
LAESCLAVITUD, LA TRATA DE
ESCLAVOS Y LAS INSTITUCIONES
Y PRÁCTICAS ANÁLOGAS A LA
ESCLAVITUD (ONU)
CONVENIO INTERNACIONAL DEL Ginebra, Suiza 25 de junio de
TRABAJO (NÚM. 105) RELATIVO 1957
A LA ABOLICIÓN DEL TRABAJO
FORZOSO (OIT)

DERECHO DE ASILO
NOMBRE LUGAR FECHA
CONVENCIÓN SOBRE ASILO (OEA) La Habana, Cuba 20 de febrero
de 1928
CONVENCIÓN SOBRE ASILO Montevideo, Uru- 26 de diciem-
POLÍTICO (OEA) guay bre de 1933
CONVENCIÓN SOBRE EL ES- Ginebra, Suiza 28 de julio de
TATUTO DE LOS REFUGIADOS 1951
(ONU)
CONVENIO SOBRE ASILO TE- Caracas, Venezue- 28 de marzo de
RRITORIAL (OEA) la 1954
CONVENIO SOBRE ASILO DI- Caracas, Venezue- 28 de marzo de
PLOMÁTICO (OEA) la 1954
CONVENCIÓN SOBRE EL ES- Nueva York, E. U. 28 de septiem-
TATUTO DE LOS APÁTRIDAS A. bre de 1954
(ONU)
PROTOCOLO SOBRE EL ESTA- Nueva York, E. U. 31 de enero de
TUTO DE LOS REFUGIADOS A. 1967
(ONU)

81
DERECHOS DE LA MUJER
NOMBRE LUGAR FECHA
CONVENCIÓN SOBRE NACIONA- Montevideo, Uru- 26 de diciembre
LIDAD DE LA MUJER (OEA) guay de 1933
CONVENCIÓN INTERAMERICA- Bogotá, Colombia 30 de abril de
NA SOBRE CONCESIÓN DE LOS 1948
DERECHOS CIVILES A LA MUJER
(OEA)
CONVENCIÓN INTERAMERICANA Bogotá, Colombia 2 de mayo de
SOBRE CONCESIÓN DE LOS DE- 1948
RECHOS POLÍTICOS A LA MUJER
(OEA)
CONVENCIÓN SOBRE LOS DERE- Nueva York, E. U. A. 20 de diciembre
CHOS POLÍTICOS DE LA MUJER de 1952
(ONU)
CONVENCIÓN SOBRE LA NACIO- Nueva York, E. U. A. 20 de febrero de
NALIDAD DE LA MUJER CASADA 1957
(ONU)
CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMI- Nueva York, E. U. A. 18 de diciembre
NACIÓN DE TODAS LAS FORMAS de 1979
DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA
MUJER (ONU)
CONVENCIÓN INTERAMERICANA Belém do Pará, Bra- 9 de junio de
PARA PREVENIR, SANCIONAR Y sil 1994
ERRADICAR LA VIOLENCIA CON-
TRA LA MUJER“CONVENCIÓN DE
BELÉM DO PARÁ” (OEA)
PROTOCOLO FACULTATIVO DE LA Nueva York, E. U. A. 6 de octubre de
CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMI- 1999
NACIÓN DE TODAS LAS FORMAS
DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA
MUJER (ONU)

DERECHOS DEL NIÑO

NOMBRE LUGAR FECHA

CONVENIO INTERNACIONAL DEL Ginebra, Suiza 24 de octubre de


TRABAJO (NÚM. 58) POR EL QUE 1936
SE FIJA LA EDAD MÍNIMA DE AD-
MISIÓN DE LOS NIÑOS AL TRABA-
JO MARÍTIMO (OIT)

82
NOMBRE LUGAR FECHA

CONVENIO (NÚM. 90) RELATIVO San Francisco Cali- 10 de julio de


AL TRABAJO NOCTURNO DE LOS fornia, E. U. A. 1948
MENORES EN LA INDUSTRIA
CONVENCIÓN SOBRE LOS AS- La Haya, Países Ba- 25 de octubre de
PECTOS CIVILES DE LA SUSTRAC- jos 1980
CIÓN INTERNACIONAL DE MENO-
RES
CONVENCIÓN INTERAMERICANA La Paz, Bolivia, 24 de mayo de
SOBRE CONFLICTOS DE LEYES EN 1984
MATERIA DE ADOPCIÓN DE ME-
NORES (OEA)
CONVENCIÓN INTERAMERICANA Montevideo, Uru- 15 de julio de
SOBRE RESTITUCIÓN INTERNA- guay 1989
CIONAL DE MENORES (OEA)
CONVENCIÓN SOBRE LOS DERE- Nueva York, E. U. A. 20 de noviembre
CHOS DEL NIÑO (ONU) de 1989
CONVENCIÓN SOBRE LA PRO- La Haya, Países Ba- 29 de mayo de
TECCIÓN DE MENORES Y LA jos 1993
COOPERACIÓN EN MATERIA DE
ADOPCIÓN INTERNACIONAL
CONVENCIÓN INTERAMERICANA México, D. F. 18 de marzo de
SOBRE TRÁFICO INTERNACIO- 1994
NAL DE MENORES (OEA)
CONVENIO (NÚM. 182) SOBRE LA Ginebra, Suiza 17 de junio de
PROHIBICIÓN DE LAS PEORES 1999
FORMAS DE TRABAJO INFANTIL Y
LA ACCIÓN INMEDIATA PARA SU
ELIMINACIÓN (OIT)
PROTOCOLO FACULTATIVO DE Nueva York, E. U. A. 25 de mayo de
LA CONVENCIÓN SOBRE LOS 2000
DERECHOS DEL NIÑO, RELATIVO
A LA PARTICIPACIÓN DE NIÑOS
EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
(ONU)

PROTOCOLO FACULTATIVO DE Nueva York, E. U. A. 25 de mayo de


LA CONVENCIÓN SOBRE LOS DE- 2000
RECHOS DEL NIÑO RELATIVO A
LA VENTA DE NIÑOS, LA PROSTI-
TUCIÓN INFANTIL Y LA UTILIZA-
CIÓN DE LOS NIÑOS EN LA POR-
NOGRAFÍA (ONU)

83
DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
NOMBRE LUGAR FECHA

CONVENIO INTERNACIONAL DEL Ginebra, Suiza 26 de junio de


TRABAJO (NÚM. 107) SOBRE PO- 1957
BLACIONES INDÍGENAS Y TRIBA-
LES (OIT)
CONVENIO (NÚM. 169) SOBRE Ginebra, Suiza 27 de junio de
PUEBLOS INDÍGENAS Y TRIBALES 1989
EN PAÍSES INDEPENDIENTES (OIT)
CONVENIO CONSTITUTIVO DEL Madrid, España 24 de julio de
FONDO PARA EL DESARROLLO 1992
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
(ONU)

MATRIMONIO Y FAMILIA
NOMBRE LUGAR FECHA

CONVENCIÓN SOBRE EL CON- Nueva York, E. 10 de diciembre


SENTIMIENTO PARA EL MATRI- U. A., de 1962
MONIO, LA EDAD MÍNIMA PARA
CONTRAER MATRIMONIO Y EL
REGISTRO DE LOS MATRIMO-
NIOS (ONU)

DISCRIMINACIÓN
NOMBRE LUGAR FECHA
CONVENCIÓN INTERNACIONAL Nueva York, E. 7 de marzo de
SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TO- U. A. 1966
DAS LAS FORMAS DE DISCRIMI-
NACIÓN RACIAL (ONU)
CONVENCIÓN INTERNACIO- Nueva York, E. 30 de noviembre
NAL SOBRE LA REPRESIÓN Y EL U. A. de 1973
CASTIGO DEL CRIMEN DE APAR-
THEID (ONU)
CONVENCIÓN INTERNACIONAL Nueva York, E. 10 de diciembre
CONTRA EL APARTHEID EN LOS U. A. de 1985
DEPORTES (ONU)

84
NOMBRE LUGAR FECHA
CONVENCIÓN INTERAMERICANA Guatemala 7 de junio de
PARA LA ELIMINACIÓN DE TODAS 1999
LAS FORMAS DE DISCRIMINA-
CIÓN CONTRA LAS PERSONAS
CON DISCAPACIDAD (OEA)

DERECHOS LABORALES
NOMBRE LUGAR FECHA
CONVENIO INTERNACIONAL DEL San Francisco Cali- 9 de julio de 1948
TRABAJO (NÚM. 87) RELATIVO A fornia, E. U. A.
LA LIBERTAD SINDICAL Y LA PRO-
TECCIÓN AL DERECHO SINDICAL
(OIT)
CONVENIO NÚMERO 95 DE LA Ginebra, Suiza 1 de julio de 1949
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL
DEL TRABAJO SOBRE LA PROTEC-
CIÓN DEL SALARIO (OIT)
CONVENIO (NÚM. 100) RELATIVO Ginebra, Suiza 29 de junio de
A LA IGUALDAD DE REMUNERA- 1951
CIÓN ENTRE LA MANO DE OBRA
MASCULINA Y FEMENINA POR UN
TRABAJO DE IGUAL VALOR (OIT)
CONVENIO NÚMERO 102 DE LA Ginebra, Suiza 28 de junio de
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL 1952
DEL TRABAJO SOBRE LA SEGU-
RIDAD SOCIAL (NORMA MÍNIMA)
(OIT)
CONVENIO (NÚM. 111) RELATIVO Ginebra, Suiza 25 de junio de
A LA DISCRIMINACIÓN ENMATE- 1958
RIA DE EMPLEO Y OCUPACIÓN
(OIT)
CONVENIO INTERNACIONAL DEL Ginebra, Suiza 23 de junio de
TRABAJO (NÚM. 135) RELATIVO A 1971
LA PROTECCIÓN Y FACILIDADES
QUE DEBEN OTORGARSE A LOS
REPRESENTANTES DE LOS TRA-
BAJADORES EN LA EMPRESA (OIT)
CONVENIO (159) SOBRE LA REA- Ginebra, Suiza 20 de junio de
DAPTACIÓN PROFESIONAL 1983
Y EL EMPLEO DE PERSONAS IN-
VÁLIDAS (OIT)

85
DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO
NOMBRE LUGAR FECHA
CONVENCIÓN PARA LA PREVEN- Nueva York, E. 9 de diciembre de
CIÓN Y LA SANCIÓN DEL DELITO U. A. 1948
DE GENOCIDIO (ONU)
CONVENIO I DE GINEBRA PARA Ginebra, Suiza 12 de agosto de
ALIVIAR LA SUERTE QUE CO- 1949
RREN LOS HERIDOS Y LOS EN-
FERMOS DE LAS FUEZAS ARMA-
DAS EN CAMPAÑA
CONVENIO II DE GINEBRA PARA Ginebra, Suiza 12 de agosto de
ALIVIAR LA SUERTE QUE CO- 1949
RREN LOS HERIDOS, LOS ENFER-
MOS Y LOS NÁUFRAGOS
DE LAS FUERZAS ARMADAS EN EL
MAR

CONVENIO III DE GINEBRA RE- Ginebra, Suiza 12 de agosto de


LATIVO AL TRATO DEBIDO A LOS 1949
PRISIONEROS DE GUERRA
CONVENIO IV DE GINEBRA RELA- Ginebra, Suiza 12 de agosto de
TIVO A LA PROTECCIÓN DEBIDA A 1949
LAS PERSONAS CIVILES EN TIEM-
PO DE GUERRA
CONVENCIÓN SOBRE LA IMPRES- Nueva York, E. U. A. 26 de noviembre
CRIPTIBILIDAD DE LOS CRÍME- de 1968
NES DE GUERRA Y DE LOS CRÍME-
NES DE LESA HUMANIDAD (ONU)
PROTOCOLO ADICIONAL A LOS Ginebra, Suiza 8 de junio de
CONVENIOS DE GINEBRA RELA- 1977
TIVO A LA PROTECCIÓN DE LAS
VÍCTIMAS DE LOS CONFLICTOS
ARMADOS INTERNACIONALES

DERECHOS DE LOS MIGRANTES


NOMBRE LUGAR FECHA
CONVENIO INTERNACIONAL DEL Ginebra, Suiza 5 de junio de
TRABAJO NÚM. 19 RELATIVO A LA 1925
IGUALDAD DE TRATO ENTRE LOS
TRABAJADORES EXTRANJEROS Y
NACIONALES EN MATERIA DE IN-
DEMNIZACIÓN POR ACCIDENTES
DE TRABAJO (OIT)

86
NOMBRE LUGAR FECHA
CONVENCIÓN SOBRE LA CONDI- La Habana, Cuba 20 de febrero de
CIÓN DE LOS EXTRANJEROS (OEA) 1928
CONVENCIÓN DE VIENA SOBRE Viena, Austria 24 de abril de
RELACIONES CONSULARES (ONU) 1963
PROTOCOLO DE FIRMA FACULTA- Viena, Austria 24 de abril de
TIVA SOBRE JURISDICCIÓN OBLI- 1963
GATORIA PARA LA SOLUCIÓN DE
CONTROVERSIAS DE LA CONVEN-
CIÓN DE VIENA SOBRE RELACIO-
NES CONSULARES (ONU)
CONVENCIÓN INTERNACIONAL Nueva York, E. U. A. 18 de diciembre
SOBRE LA PROTECCIÓN DE LOS de 1990
DERECHOS DE TODOS LOS TRA-
BAJADORES MIGRATORIOS Y DE
SUS FAMILIARES (ONU)

87
Gráficamente la distribución temática de los tratados de dere-
chos humanos suscritos por México, se representa así:

7% 9%
9% 9%
7% 9% 7%
7%
3% 3%
9% 9%
12%
12%
5%
1%
4% 9%
5% 14% 11%
1%
4% 9%
14% 11%

Derechos civiles y políticos


Derechos económicos, sociales y culturales
Tortura
Erradicación de la esclavitud, servidumbre y trabajo forzoso
Derecho de asilo

Derechos civiles y políticos


Derechos de la mujer
Derechos del niño
Derechos económicos,
Derechos sociales
de los pueblos y culturales
indígenas
Matrimonio y familia
Tortura
Discriminación
Erradicación
Derechosde la esclavitud, servidumbre y trabajo forzoso
laborales
Derecho internacional humanitario
Derecho de asilo
Derechos de los migrantes
Derechos de la mujer
Derechos del niño
Derechos de los pueblos indígenas
88

Matrimonio y familia
IV. Integración de los tratados internacionales en ma-
teria de derechos humanos
El origen de los derechos humanos se ha sustentado en razones
teóricas y normativas; las primeras, derivan de la común asig-
nación de tales derechos a todos los seres humanos (enunciadas
en los textos constitucionales de los Estados democráticos), y las
segundas, se encuentran contenidas en diversos pactos, tratados y
convenciones internacionales en la materia, derivados de la Car-
ta de la Organización de las Naciones Unidas del 26 de junio de
1945 y de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre
del 10 de diciembre de 1948, que en conjunto suponen, el em-
brión de un verdadero constitucionalismo global.
Con la Declaración de 1948, los derechos dejaron de ser una
cuestión interna de incumbencia exclusiva de los Estados, y pa-
saron al terreno del derecho y de las relaciones internacionales,
adquiriendo una característica de universalidad7 que aseguró un
status supranacional a las personas, para el acceso a una jurisdic-
ción internacional protectora de los derechos humanos.
Hoy en día, la universalidad de tales derechos se encuentra
amparada por una diversidad de criterios establecidos en las
Constituciones de cada Estado, que de conformidad a los pro-
cedimientos determinados en su régimen interior, los dota de
coercibilidad y los incorpora como derechos fundamentales a su
régimen interior.
Sin embargo, independientemente de lo establecido en el or-
den jurídico interno de cada país, existe la llamada “Primacía del
Derecho Internacional sobre el Derecho Interno”, principio que
César Moyano Bonilla, en su Ponencia presentada en mayo de
1994, en las XVIII Jornadas de la Asociación Latinoamericana
de Derecho Aeronáutico y Espacial (ALADA), celebradas en Río
de Janeiro analiza los dos últimos, su significado es el siguiente:
•Pacta sunt servanda es una locución latina, que se traduce
como “lo pactado obliga”, que expresa que toda convención
7
Frente al fenómeno de la constante evolución del derecho internacional, ac-
tualmente se observa la necesidad de adaptar el derecho interno a las nuevas
exigencias que plantean las organizaciones internacionales en materias tales
como los derechos humanos.
89
debe ser fielmente cumplida por las partes de acuerdo con lo
pactado. Constituye un principio básico del derecho civil (espe-
cíficamente relacionado con los contratos) y del derecho inter-
nacional.8
•La buena fe (del latín, bona fides) es un principio general del
Derecho, consistente en el estado mental de honradez, de con-
vicción en cuanto a la verdad o exactitud de un asunto, hecho u
opinión, título de propiedad, o la rectitud de una conducta. Ella
exige una conducta recta u honesta en relación con las partes
interesadas en un acto, contrato o proceso. En ocasiones se le
denomina principio de probidad.9
En materia internacional se señala que: “Todo tratado en vigor
obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe”
(según lo señala el artículo 26 de la Convención de Viena sobre
el Derecho de los Tratados de 1969 y mismo artículo de la Con-
vención de Viena sobre el Derecho de los Tratados celebrados
entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organi-
zaciones Internacionales de 1986).

4.1. Procedimiento de vinculación entre los ordena-


mientos internos y el derecho internacional
Expuesto lo anterior, resulta necesario conocer los procedimien-
tos de vinculación entre los órdenes jurídicos nacionales y el in-
ternacional. En el constitucionalismo contemporáneo existen
dos sistemas: el de incorporación de las normas internacionales
al derecho interno, después de cumplir determinados requisitos,
y el de remisión de la norma interna a la internacional.
En Iberoamérica los requisitos varían de un Estado a otro;
éstos pueden consistir, por ejemplo:
•En una declaración previa de constitucionalidad;
•En su conformidad con la Constitución;
•En una aprobación simple o calificada dependiendo de la
materia por un órgano parlamentario;
8
Pacta sunt servanda, disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Pacta_sunt_
servanda
9
Bona fide, disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_buena_
fe

90
•En la celebración del tratado por el Poder Ejecutivo o Pre-
sidente, o
•En una combinación de los anteriores requisitos.

Tratándose de materias como fronteras marítimas, espacio aéreo


y la incorporación de los principios de derecho internacional,
el procedimiento de remisión utilizado preponderantemente, no
sujeta la incorporación de las normas internacionales al cumpli-
miento de determinados requisitos, por ejemplo: el de la confor-
midad con el derecho interno o ajuste al marco constitucional;
por el contrario, podría afirmarse incluso que en la mayoría de
esos casos, las normas de derecho internacional, tienen el mismo
rango jerárquico que las Constitucionales, por cuanto se lleva a
cabo una remisión en blanco.
Ahora bien, en materia de derechos humanos, que es lo que
particularmente nos interesa, las Constituciones contemporáneas
han ido fundamentando, a través de los referidos procedimien-
tos de vinculación, los derechos reconocidos en diversos tratados
internacionales, propiciando su vigencia en el orden jurídico in-
terno.
Haciendo un recuento de los procedimientos previstos por al-
gunas de las Constituciones Iberoamericanas para la vinculación
de tratados internacionales en materia de derechos humanos,
identificamos cuatro grupos10 .
El primero denominado del silencio11, donde ubicamos a las
Constituciones más antiguas, que tienen mayores dificultades de
rearticulación interna para reordenar las pirámides jurídicas. A
este grupo pertenecía México, antes de la reforma constitucional
en materia de derechos humanos, publicada este año.
El segundo grupo, integrado por algunas de las Constitucio-
nes de los países centroamericanos, se caracteriza por mantener
una postura integracionista muy marcada.
10
Ortíz Ahlf, Loretta, Integración de las normas internacionales de derechos humanos en
los ordenamientos estatales de los países de Iberoamérica, en Anuario Mexicano de Derecho
Internacional, Vol. III, México, 2003.
11
Las dificultades que representa en las Constituciones del silencio la aplicación
de los tratados, radica en que los constituyentes de esas épocas jamás pensaron que
por vía de los tratados se legislaba para toda la nación en las más diversas materias,
y en algunas ocasiones con un efecto inmediato sobre los individuos.

91
En el tercer grupo, ubicamos a las Constituciones de aquellos
países que han adoptado la decisión política fundamental en fa-
vor de los procesos de integración, pero que no han articulado
los mecanismos ni han redistribuido las competencias desde el
punto de vista normativo, y recurren a cláusulas programáticas,
no directamente operativas, como es el caso de la Constitución
del Ecuador.
Por último, estarían aquellas Constituciones donde no sólo
se han tomado las decisiones políticas fundamentales, sino que
además se han articulado los mecanismos y procedimientos ten-
dientes a la solución de problemas concretos, contemplando un
nuevo rango para los tratados en materia de derechos humanos;
ubicamos dentro de este grupo, entre otras, las de Argentina, Co-
lombia, España, Portugal, Honduras, Guatemala y ahora a la
Constitución mexicana.

4.2. Recepción de las normas internacionales


Una vez incorporadas las normas internacionales al derecho in-
terno, después de haber cumplido los requisitos necesarios para
ello, la cuestión que debe resolverse es su aplicación.
En el caso de las normas autoaplicativas, éstas formarán par-
te del derecho interno sin requerir de acto de implementación
legislativo.
En cambio, las no autoaplicativas, una vez seguido el proceso
de transformación de la norma internacional en ley o de haberse
incorporado sin modificar su naturaleza, requerirán:
•En el primer supuesto, transformar el tratado en ley y emi-
tirla en el mismo acto o en un momento posterior, para su
aplicación, o;
•En el caso de incorporarse sin modificar su naturaleza, se re-
querirá emitir las leyes y demás disposiciones necesarias para
su aplicación o incluso reformar aquella legislación que sea
contraria al tratado que se incorpora.

La mayoría de los Estados de Iberoamérica, como México, si-


guen el sistema de que una vez que el tratado se incorpora por

92
reunir los requisitos constitucionales, son publicados en las Ga-
cetas o Diarios Oficiales. En estos supuestos, las normas conven-
cionales autoplicativas no requieren para su aplicación de ningún
acto de carácter administrativo o legislativo posterior, en cambio
las normas no autoplicativas, sí requieren, en algunas ocasiones,
de un acto legislativo o administrativo mediante el cual el Estado
en cuestión, instrumente la aplicación interna12 .
El problema de la instrumentación para la aplicación interna
se dificulta, en algunos gobiernos de tipo federal, cuando las obli-
gaciones contraídas en instrumentos internacionales impactan el
ámbito local, caso en el cual pudieran quedar involucradas para
su implementación, las autoridades locales13 .
Por su parte, los países que incorporan al tratado sin modi-
ficar su naturaleza jurídica, como España14 , reducen las difi-
cultades que se presentan en su aplicación interna; pero corren
el riesgo de que al perder su identidad internacional, los jueces
utilicen como criterios de interpretación los establecidos en el
derecho interno y no los marcados por el derecho internacional,
que resultan obligatorios en razón de las normas convencionales
o consuetudinarias sobre la materia.

V. Jerarquía de las normas internacionales de derechos


humanos
La eficacia y efectividad del derecho internacional en el ámbito
interno, no sólo dependen de las formas de recepción de las mis-
mas, sino también del rango jerárquico que se les otorga en las
Constituciones, donde se observa un tratamiento diverso para los
tratados de las normas consuetudinarias, que se aplican directa-
mente por remisión de la norma constitucional.
12
Remiro Brotóns, Antonio et al., Derecho internacional público, Ed. McGraw-Hill,
México, 1997, pp. 356 y ss.
13
Barker, Robert S., “Cuestiones procesales suscitadas en el sistema federal de
Estados Unidos de América”, Revista Interamericana de Abogados, Talleres Gráfi-
cos de First Publishing, junio de 2000, pp. 161 y ss.
14
El artículo 93 de la Constitución de España dispone: Mediante ley orgánica
se podrá autorizar la celebración de tratados por los que se atribuya a una
organización o institución internacional el ejercicio de competencias derivadas
de la Constitución. Corresponde a las Cortes Generales o al Gobierno, según
los casos, la garantía del cumplimiento de estos tratados y de las resoluciones
emanadas de los organismos internacionales o supranacionales titulares de la
cesión.
93
Por la similitud de sus orígenes, analizamos las Constituciones
de Iberoamérica que en términos generales, otorgan a los tra-
tados en materias de derechos humanos cuatro tipos de rango:
supranacional, constitucional, supralegal y legal.
Como ejemplos de Constituciones que ubican con un rango
supranacional a los tratados de derechos humanos, ubicamos a
Guatemala, Colombia y Honduras.
La Constitución de Guatemala, con relación a los instrumen-
tos internacionales, establece en su artículo 46 el principio de que
sólo en materia de derechos humanos los tratados y convenciones
tienen preeminencia sobre el derecho interno, dispone:

“Preeminencia del Derecho Internacional. Se establece el prin-


cipio general de que en materia de derechos humanos, los tra-
tados y convenciones aceptados y ratificados por Guatemala,
tienen preeminencia sobre el derecho interno” 15.

Esta fórmula genérica de preeminencia de los instrumentos in-


ternacionales acerca de derechos humanos sobre el derecho in-
terno, podría dar lugar a dudas, sobre si dicha supremacía se pre-
senta incluso en el caso de la Constitución. Sin embargo, dicha
duda puede aclararse al conocerse, el origen de la disposición,
ya que dicho origen estuvo vinculado con la Opinión Consultiva
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos OC-383 del
8 de septiembre de 1983, en la cual la Corte estableció, que un
país no puede, aunque su Constitución se lo permita -como era
el caso de Guatemala-, “aplicar la pena de muerte a delitos para
los cuales no estaba contemplada anteriormente en su legislación
interna”16.
De manera similar señala el artículo 93 de la Constitución de
Colombia:

15
Constitución Política de la República de Guatemala.
16
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos OC-383, del 8 de septiembre
de1983, “Restricciones a la Pena de Muerte (Arts. 4.2 y 4.4 Convención Ame-
ricana Sobre Derechos Humanos)”.

94
“Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Con-
greso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben su
limitación en los estados de excepción, prevalecen en el orden
interno. Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se
interpretarán de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia”17 .

En el caso de Honduras, el artículo 16 establece que los tratados


celebrados con otros Estados forman parte del derecho interno;
y el 18, consagra la preeminencia de los tratados sobre las leyes,
en caso de conflicto. Pero además, la propia Constitución en su
artículo 17 contempla:

“Cuando un tratado internacional afecte una disposición cons-


titucional, debe ser aprobado por el mismo procedimiento que
rige la reforma de la Constitución antes de ser ratificado por el
Poder Ejecutivo” 18.

En este caso opera una reforma de la Constitución por la vía de


un tratado internacional, que adquiere el carácter de ley consti-
tucional capaz de modificar el texto de la Constitución, en virtud
de una autorización expresa o delegación del poder constituyen-
te, ya que, de lo contrario en caso de no efectuarse la aprobación
del tratado por el procedimiento de reforma constitucional, el
mismo resultaría inconstitucional.
Dentro de las Constituciones que conceden a los tratados el
mismo rango de Constitución, ubicamos a la Constitución de Ar-
gentina, y a la de México (a partir de la reforma constitucional en
materia de derechos humanos).
La primera, en su artículo 75, fracción 22, señala que corres-
ponde al Congreso:

“Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones


y con las organizaciones internacionales y los concordatos con
17
Constitución Política de Colombia.
18
Constitución de la República de Honduras.

95
la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen jerarquía su-
perior a las leyes. La Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre; la Declaración Universal de los Derechos
Humanos; la Convención Americana de Derechos Humanos; el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Cultu-
rales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su
Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la
Sanción del Delito de Genocidio, la Convención Internacional
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Ra-
cial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortu-
ra y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la
Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de
su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo
alguno de la primera parte de esta Constitución y deben enten-
derse complementarias de los derechos y garantías por ella reco-
nocidos. Sólo podrán ser denunciados en su caso, por el Poder
Ejecutivo Nacional, previa aprobación de las dos terceras partes
de la totalidad de los miembros de cada cámara”.19

Por su parte, la nuestra en su artículo 1º (citado con anteriori-


dad), garantiza los derechos humanos reconocidos en esa Cons-
titución, y en los tratados internacionales de los que el Estado
mexicano sea parte, sujetando su restricción a lo establecido en
la propia Constitución.
La Ley Suprema del país, también ordena que las normas
relativas a los derechos humanos, se interpretarán favoreciendo
en todo tiempo a las personas la protección más amplia.
Otras Constituciones de Iberoamérica le otorgan un rango
supralegal a todos tratados vinculados con la materia de dere-
chos humanos; en este caso, los tratados prevalecen sobre las le-
yes nacionales, este sistema lo siguen: Costa Rica, El Salvador,
Paraguay y Ecuador.
La Constitución de Costa Rica, en su artículo 7º, señala:

19
Constitución de la Nación de Argentina.

96
“Los tratados públicos, los convenios internacionales y los con-
cordatos, debidamente aprobados por la Asamblea legislativas,
tendrán desde su promulgación o desde el día que ellos designen,
autoridad superior a las leyes”20 .

Por su parte, la Constitución de El Salvador, en su artículo 144


dispone:

“...La ley no podrá modificar o derogar lo acordado en un trata-


do vigente para El Salvador. En caso de conflicto entre el tratado
y la ley, prevalecerá el tratado”21 .

Paraguay establece el principio de supremacía constitucional y


el de prioridad del tratado sobre las leyes, en su artículo 137 que
dispone:

“La ley suprema de la República es la Constitución. Ésta, los


tratados, convenios y acuerdos internacionales aprobados y ra-
tificados, las leyes dictadas por el congreso y otras disposiciones
jurídicas de inferior jerarquía, sancionadas en consecuencia,
integran el derecho positivo nacional en el orden de prelación
enunciado”22 .

La Constitución de Ecuador en sus artículos 163 y 274, otorga


primacía a los tratados sobre las leyes; el artículo 163 dispone:

“Las normas contenidas en los tratados y convenios interna-


cionales, una vez promulgados en el Registro Oficial, formarán
parte del ordenamiento jurídico de la República y prevalecerán
sobre leyes y otras normas de menor jerarquía.”23

Constitución Política de la República de Costa Rica.


20

21
Constitución de la República de El Salvador.
22
Constitución de la República de Paraguay.
23
Constitución Política de la República de Ecuador.
97
En el caso de España también puede inferirse que los tratados in-
ternacionales en materia de derechos humanos tienen una jerar-
quía supralegal, si se atiende a los antecedentes del artículo 96 y a
la interpretación de dicha disposición por el Tribunal Supremo y
el Consejo de Estado. Los tratados internacionales válidamente
celebrados forman parte del derecho español, únicamente pue-
den ser derogados, modificados o suspendidos de acuerdo con
las disposiciones del propio tratado en cuestión, lo cual resulta
acorde con las Convenciones de Viena sobre el Derecho de los
Tratados de 1969 y de 1986. Sin embargo, no puede inferirse
que por ese motivo tienen una jerarquía superior los tratados, ya
que las normas internas provienen de fuentes diversas a las nor-
mas internacionales. En todo caso, la jerarquía superior puede
inferirse de una interpretación sistemática del articulado relativo
a los tratados en la Constitución española, la jurisprudencia del
Tribunal Supremo y el Consejo de Estado.
En un cuarto grupo ubicamos a las Constituciones que otorgan
el mismo rango jerárquico a los tratados y a las leyes, en algunos
casos, como el de nuestro país, únicamente en lo relativo a las
leyes federales.
Por su parte, la Constitución de Venezuela, exige en su artículo
124 que, salvo los supuestos allí establecidos, los tratados y con-
venios internacionales que celebre el Ejecutivo nacional, debe-
rán ser aprobados mediante ley especial para que tengan validez.
Por lo cual, si bien dicha Constitución no establece expresamente
el rango de los tratados en el orden interno, al incorporarse éstos
mediante ley, pasan a tener el mismo rango de la ley interna.
Finalmente, los Estados de la comunidad internacional que no
parten de los tratados en materia de derechos humanos, pue-
den resultar obligados en razón de una norma consuetudinaria,
norma que puede tener incluso el rango de norma de ius cogens,
razón por la cual, es indispensable contar en las Constituciones
modernas, con una disposición relativa a la incorporación de las
normas en materia de derechos humanos consuetudinarias y su
jerarquía supralegal, con el fin de asegurar el cumplimiento de
dichas normas, so pena de incurrir en responsabilidad interna-
cional.

98
VI. Jerarquía de los tratados internacionales en mate-
ria de derechos humanos en México
Nuestro país se ha caracterizado por tener una participación di-
námica en la concertación de acuerdos internacionales; motivo
por el cual desde el siglo pasado ha incorporado un creciente
número de instrumentos jurídicos, muchos de ellos en materia
de derechos humanos, que no sólo han generado una renovación
positiva al derecho mexicano, asegurando una red más amplia de
derechos fundamentales y de garantías jurídicas para su protec-
ción, sino que además permiten a los ciudadanos, confrontar los
criterios y resoluciones de autoridades nacionales, con instancias
internacionales.
De allí la importancia de ubicar la jerarquía de dichos trata-
dos en el entramado jurídico mexicano.
Ahora bien, la superioridad instrumental de la Constitución
respecto del resto de fuentes -incluidos los tratados internaciona-
les-, no sólo se halla explícitamente reconocida por la fórmula del
artículo 133, sino que, se encuentra dispersa por todo el articu-
lado constitucional.
Sin embargo, los tratados internacionales en materia de de-
rechos humanos, tal y como se expuso en el apartado anterior,
constituyen una excepción a dicha regla, ya que a partir de la
reforma a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-
canos, publicada el 10 de junio de 2011, en el Diario Oficial de
la Federación, el artículo 1º de dicho ordenamiento, le otorga
paridad a los referidos instrumentos con nuestra Carta Magna.
Por lo que, tratándose de los derechos humanos, ahora pode-
mos ubicar en el grado más alto de la pirámide jurídica mexicana
a la Constitución Federal y a los tratados internacionales en la
materia, y en un segundo grado, a las demás normas federales y
al derecho local; siendo conveniente y razonable que estos últi-
mos ordenamientos, armonizaran con los primeros.
Lo anterior, a través de las modificaciones que el Congreso
de la Unión y las Legislaturas de las 32 entidades federativas del

99
país, realicen en cumplimiento al Decreto de reforma menciona-
do, así como a sus nueve artículos transitorios.

VII.Conclusiones
Entre tratados y declaraciones, a la fecha nuestro país ha suscri-
to alrededor de 106 instrumentos internacionales en materia de
derechos humanos.
Los tratados internacionales en materia de derechos huma-
nos, son instrumentos multilaterales que protegen los derechos
fundamentales de los seres humanos, independientemente de su
nacionalidad, ya sea frente a su propio Estado, como ante los
demás Estados contratantes.
Por ello, al aprobar esos tratados los Estados se someten a un
orden legal en el cual asumen diversas obligaciones, no en rela-
ción con otros Estados, sino hacia los individuos que se encuen-
tran bajo su protección.
En su aplicación, dichos tratados, son regidos por el principio
pro homine, que da preeminencia a la norma más protectora de los
derechos humanos, independientemente de su ubicación dentro
del entramado jurídico.
En razón a lo anterior, y debido a la trascendencia del tema
para la preservación de un auténtico Estado de Derecho, este
año fue aprobada por el Constituyente Permanente en México,
una reforma constitucional que no sólo fortaleció el reconoci-
miento y la integración de los derechos humanos contenidos en
los tratados internacionales en la materia, sino que además ga-
rantizó su protección.
Además, la referida reforma colocó a nuestro país entre los
Estados Americanos que igualan la jerarquía de los tratados
internacionales en la materia, con la de sus Constituciones; un
grado de reconocimiento que sólo es superado por países como
Guatemala, Colombia y Honduras, que le dan preeminencia a
las disposiciones internacionales de derechos humanos, sobre sus
propias Constituciones.

100
Por lo que ahora, sólo nos resta esperar las adecuaciones que
los distintos órdenes de gobierno, en sus respectivos ámbitos de
competencia, realicen para hacer efectivas las nuevas disposicio-
nes constitucionales, en pro de los derechos humanos en México.

Bibliografía

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CONSTITUCIÓN de la República de El Salvador.

CONSTITUCIÓN de la República de Honduras.

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101
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órdenes jurídicos nacionales”, organizado por la Suprema Corte
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102
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WIKIPEDIA, La enciclopedia libre, disponible en: http://es.wiki-


pedia.org

103
CAPÍTULO IV
Tribunales internacionales en materia penal,
tratados internacionales de derechos
humanos y el principio de irretroactividad
en materia de genocidio en México1

Eusebio Guadalupe Castro Vértiz2


Guadalupe Vautravers Tosca

I. Introducción
Un tema de relevancia dentro del ámbito jurídico es el relacio-
nado con la irretroactividad, que constituye parte esencial de la
legalidad tanto como principio en materia penal, como dentro
del Sistema Jurídico en general; razón por la cual mediante este
trabajo se pretende dar una respuesta, partiendo de un análisis
dogmático respecto al Derecho Internacional que en algunos
casos permite la retroactividad y en otros la rechaza, descartan-
do de paso la prescripción de la acción penal que es otra de las
instituciones del Derecho Penal local.

II. Planteamiento del problema


El principio de irretroactividad establecido en el artículo 14
constitucional y la excepción de retroactividad en materia penal,
conforme a los criterios de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, han sido privilegiados, no obstante tal postura a nivel
internacional es objeto de cuestionamientos tomando en cuenta
lo contemplado por el Derecho Internacional de los Tratados, en
1
Capítulo tomado de la tesis El Jurado de Enjuiciamiento y su instauración en el Proceso
Penal Acusatorio como base del Juicio Oral, elaborada y defendida por Eusebio G.
Castro Vértiz, por la que obtuvo el grado de Doctor en Derecho en la UJAT,
asesorado por Guadalupe Vautravers Tosca.
2
Licenciatura, Maestría y Doctorado en Derecho por la Universidad Juárez Au-
tónoma de Tabasco (UJAT). Profesor en la Licenciatura y Posgrado en Derecho
de la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades de la misma
institución. Investigador estatal por el Consejo de Ciencia y Tecnología del Es-
tado de Tabaso (CCyTET). Se ha desempeñado como Juez Civil y Familiar en
Tabasco, así como Agente del Ministerio Público Federal, entre otros.
donde los delitos objeto de su conocimiento y regulación no están
limitados por la irretroactividad ni la prescripción de la acción
penal, contemplados por el Derecho positivo en México, por lo
que es necesario analizar y comparar el principio de irretroactivi-
dad dentro del ámbito estatal y el ámbito internacional, con el fin
de de advertir semejanzas o diferencias en ambos ordenamientos
y sustentar las adecuaciones posibles al sistema jurídico local.

1. El principio de irretroactividad en el derecho inter-


nacional
1.1. Derecho interno. Derecho externo
Las normas de derecho no requieren ser dictadas por un legis-
lador común, si bien las fuentes formales de todo derecho son:
la ley, la costumbre, la jurisprudencia y la doctrina; quienes ar-
gumentan que las normas para ser consideradas como jurídicas,
requieren provenir de un legislador común, cometen el error de
confundir el Derecho con una de sus fuentes.3
La ley efectivamente proviene de un legislador común, pero
la ley no es igual al Derecho, sino que es una parte de éste. En el
Derecho Internacional no existe la ley propiamente dicha, sino
que los tratados la sustituyen como fuente del Derecho, ya que el
problema de los críticos del Derecho Internacional, es que no lo
consideran de la misma forma que el Derecho interno, querien-
do que aquél coincida punto por punto con éste.
La doctrina, así como la práctica internacional establecen dos
formas de recepción del Derecho Internacional:

a) La transformación. La cual está sustentada en el criterio de


que el Derecho Internacional, así como el derecho interno, al
pertenecer a sistemas jurídicos distintos, se hace imprescindi-
ble para que el primero tenga consecuencias dentro del ám-
bito local, debe transformarse en norma interna como conse-
3
Walss Aurioles, Rodolfo. Los Tratados Internacionales y su regulación Jurídica en el
Derecho Internacional y el Derecho Mexicano, Editorial Porrúa., México, 2001. p.
24

106
cuencia del procedimiento legislativo, es decir ser elevado a la
categoría de ley.

b) La incorporación. Esta doctrina considera al Derecho In-


ternacional como parte del Derecho interno, sin que medie
un procedimiento constitucional de ratificación.

Para los seguidores de las corrientes supranacionalistas, ya sean


internacionalistas o universalistas, el objetivo principal es acabar
con el territorialismo de las leyes, que en poco o nada vienen
a resolver el problema del tráfico jurídico internacional moder-
no y que por más de 60 años aniquiló las expectativas reales de
México de participar en el desarrollo del Derecho internacional
Privado.
En el ámbito del globalismo, emergen aspectos tales como
localismos, provincialismos, nacionalismos, regionalismos, colo-
nialismos, imperialismos, etnicismos, racismos y fundamentalis-
mos; así como se reavivan los debates, las investigaciones y las
preocupaciones sobre la identidad y la diversidad, no obstante
en el globalismo se generalizan las relaciones, los procesos, y las
estructuras que constituyen el globalismo.4
Los clásicos conceptos internacionales de soberanía, no inter-
vención y libre autodeterminación de los pueblos se encuentran
actualmente desfasados. El Estado ha ido perdiendo el poder y la
autonomía que tenía en el pasado, debido a los procesos de coo-
peración e integración cada vez más consolidados de la sociedad
internacional.
De importante valoración se pueden considerar los esfuerzos
históricos de la doctrina supranacionalista del Derecho Interna-
cional Privado, la de buscar los mecanismos de cooperación y
respeto a la soberanía y a los individuos y personas en su univer-
salidad.
La universalidad es concebida como el reconocimiento a
toda persona por parte de todos los sistemas jurídicos y sobera-
nías en cuanto a sus derechos individuales y en cuanto al espacio
y contexto de sus relaciones con las demás personas naturales y
4
Ianni, Octavio, La era del globalismo, Siglo XXI editores, México,
p.155
107
jurídicas, respetándose por el principio necesario de seguridad y
certeza jurídica de las leyes, las normas que envuelven a dichas
personas en su entorno y por razón de sus propias circunstancias
individuales.
Es interesante advertir que el Derecho interno se va enrique-
ciendo conforme el Presidente de la República va suscribiendo
los diferentes tratados internacionales conforme a la formalidad
establecida por la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en los artículos 89 fracción X, 76 fracción I y 133,
así como lo contemplado en los artículos 1 y 2 de la Ley sobre
Celebración de Tratados.5
La Ley sobre Celebración de Tratados en su artículo 1 define
el tratado como el convenio regido por el Derecho Internacional
Público, celebrado por escrito entre el gobierno de los Estados
Unidos Mexicanos y uno o arios sujetos del Derecho Interna-
cional Público, ya sea que para su aplicación requiera o no la
celebración de acuerdos en materias específicas, cualquiera que
sea su denominación, mediante el cual los Estados Unidos Mexi-
canos asumen compromisos.
Conforme a lo aseverado anteriormente se advierte que el
proceso de globalización en que se encuentran inmersos todos
los países obliga prácticamente a estos a supeditar sus sistemas
normativos internos a las regulaciones que los mismos establecen
como partes de la comunidad internacional, por lo que como
consecuencia de esto, la soberanía del Estado, así como el Princi-
pio de Autodeterminación de los Pueblos se ha ido restringiendo.

1.2. Jerarquía de los tratados internacionales. Criterio


de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
De la lectura del artículo 133 de la Constitución General de la
República por la forma en que se encuentra redactado tal pre-
cepto podría pensarse que por ser enunciadas en segundo tér-
mino, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de la
Constitución, que tales leyes federales tienen mayor jerarquía

Ley sobre la Celebración de Tratados, http://www.sre.gob.mx/tratados/


5

108
que los Tratados celebrados por el Presidente de la República
con la aprobación del Senado, los cuales se encuentran mencio-
nados en tercer término.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación en 1992 sustentó que
las leyes federales y los Tratados Internacionales tenían la misma
jerarquía, Lo cierto es que la trascendencia que en los últimos
tiempos han venido adquiriendo tales tratados se ha venido a re-
flejar en la última posición adoptada por el máximo Tribunal del
país, en el sentido de que los tratados internacionales se encuen-
tran en un segundo plano inmediatamente debajo de la ley fun-
damental y por encima del derecho federal y local bajo el rubro:

TRATADOS INTERNACIONALES. SON PARTE INTE-


GRANTE DE LA LEY SUPREMA DE LA UNIÓN Y SE
UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS
LEYES GENERALES, FEDERALES Y LOCALES. INTER-
PRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133 CONSTITUCIONAL.6

En efecto la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha consi-


derado que la interpretación del artículo 133 de la Constitución
General de la República, deriva de que estos compromisos inter-
nacionales son asumidos por el Estado mexicano en su conjunto
y comprometen a todas sus autoridades frente a la comunidad
internacional.
Conforme a lo anterior es entendible que el Constituyente
haya facultado al Presidente de la República a suscribir los trata-
dos internacionales en su calidad de Jefe de Estado y, de la misma
manera, el Senado interviene como representante de la voluntad
de las entidades federativas y, por medio de su ratificación, obliga
a sus autoridades.
Se reitera aquí lo señalado al hablar del criterio de validez
especial respecto al artículo 6° del Código Penal Federal que con-
templa que cuando se cometa un delito no previsto en el mismo,
6
Tesis Aislada Novena Época, Semanario Judicial de la Federación, Instancia
Pleno, tesis p. IX/2007.

109
pero si en una ley especial o en un Tratado Internacional de ob-
servación obligatoria en México, se aplicarán estos, tomando en
cuenta las disposiciones señaladas por el citado Código tanto en
su libro primero como en el libro segundo.
Fix Zamudio ha considerado que si un Tratado entra en des-
acuerdo con la Constitución, se puede instaurar en contra del
Tratado la acción de Inconstitucionalidad prevista en el artículo
105, fracción III inciso b), de la Constitución General de la Re-
pública, caso en el cual se necesita para ejercitarla, el equivalente
al 33 % de los integrantes del Senado, y que se pronuncie una
resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aproba-
da por el voto de ocho ministros.7
El hecho de que un tratado esté de acuerdo con la Constitu-
ción no debe verse como un criterio restrictivo, sino como una
pretensión que no haya disposiciones que contradigan la Consti-
tución, existiendo siempre la posibilidad de que los órganos na-
cionales de recepción del Derecho Internacional tomen en cuen-
ta si se trata de algo que pueda beneficiar ya no a la Constitución,
sino a nuestro ordenamiento jurídico.8
Consecuentemente con lo anterior, la interpretación del ar-
tículo 133 por parte de la Suprema Corte, lleva a considerar en
un segundo lugar a los tratados internacionales y en tercer lugar
el derecho federal y al local en una misma jerarquía en virtud de
lo dispuesto por el artículo 124 de la Ley Fundamental, que esta-
blece que las facultades que no estén expresamente concedidas a
los funcionarios federales, se entienden reservadas a los Estados.
En base a lo anteriormente expuesto, es de considerarse que,
para que un Tratado Internacional quede integrado al orden ju-
rídico nacional, es elemental que lo suscriba el Presidente de la
República, seguido de la aprobación el Senado de la República,
siendo requisito imprescindible que dicho tratado no contraven-
ga la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

7
Fix Zamudio, Jorge, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, comentada y
concordada, Tomo V, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2003, p.135.
8
Corzo Sosa, Edgar, “Comentario al amparo en revisión 1475/98 resuelto por
la Suprema Corte de Justicia”, Cuestiones Constitucionales, Revista Mexicana de De-
recho Constitucional, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM,
núm.18, Julio-Diciembre de 2000.
110
No obstante todo lo anterior, aún y cuando una vez aprobado
el tratado correspondiente de acuerdo con las formalidades es-
tablecidas, resultase que contraviene la normatividad de nuestro
ordenamiento jurídico, tal circunstancia dentro del plano inter-
nacional obliga a nuestro país para cumplir con los compromisos
contraídos, lo cual pone de relieve la fuerza real con la cual están
investidos los tratados Internacionales.
No está por demás considerar que la eficacia de que está in-
vestido un tratado internacional está sustentada en los diferentes
medios de que están dotados por el Derecho Internacional Pú-
blico, siendo que el empleo de tales medios puede ocasionar una
afectación seria al país incumplido. Con tal señalamiento váli-
damente puede afirmarse la jerarquía de los tratados a un nivel
superior que la Constitución misma.
Estamos viviendo en una aldea global, y los derechos tienen
que acomodarse en ese nuevo espacio de convivencia humana,
los tratados de libre comercio, de mercado común y los acuerdos
macroeconómicos ya están presentes, ya que impactan a diversos
escenarios relacionados con la salud, ecología, narcotráfico, frau-
des cibernéticos, seguridad internacional, empleo internacional,
seguridad social, educación, servicios profesionales, así como
otros aspectos.9
En la actualidad se impone la necesidad conforme a lo an-
teriormente planteado de no poner en duda ya la supremacía
efectiva de los Tratados internacionales, lo cual es una postura
necesaria que debe ser asumida por la Suprema Corte de Justicia
de la Nación.
La formulación de la tesis correspondiente, minimizará a fu-
turo controversias, haciendo más expeditos los procedimientos
por parte de los órganos locales así como las relaciones de éstos
con respecto a los órganos internacionales.
Los tratados deben cumplirse de buena fe conforme al prin-
cipio pacta sunt servanda; cuando un Estado ratifica un tratado,
previamente revisa su congruencia con las normas constitucio-
nales.10
9
Cisneros Farías, Germán, La Interpretación de la Ley, Editorial Trillas, México,
2000, p. 152.
10
Becerra Ramírez, Manuel, La jerarquía de los tratados en el orden jurídico
interno, http://www.juridicas.unam.mx
111
De forma simultánea el Derecho internacional exige cumpli-
miento y rechaza las objeciones que pueda oponer el Derecho
interno al exigirle el cumplimiento de sus obligaciones interna-
cionales.11
Lo anterior se pone de relieve en tesis sustentada por la Su-
prema Corte de Justicia de la Nación que al respecto contempla:

TRATADOS INTERNACIONALES. SON PARTE INTE-


GRANTE DE LA LEY SUPREMA DE LA UNIÓN Y SE
UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS
LEYES GENERALES, FEDERALES Y LOCALES. INTER-
PRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133 CONSTITUCIONAL.
La interpretación sistemática del artículo 133 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos permite identificar la
existencia de un orden jurídico superior, de carácter nacional, in-
tegrado por la Constitución Federal, los tratados internacionales
y las leyes generales. Asimismo, a partir de dicha interpretación,
armonizada con los principios de derecho internacional disper-
sos en el texto constitucional, así como con las normas y pre-
misas fundamentales de esa rama del derecho, se concluye que
los tratados internacionales se ubican jerárquicamente abajo de
la Constitución Federal y por encima de las leyes generales, fe-
derales y locales, en la medida en que el Estado Mexicano al
suscribirlos, de conformidad con lo dispuesto en la Convención
de Viena Sobre el Derecho de los Tratados entre los Estados y
Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Inter-
nacionales y, además, atendiendo al principio fundamental de
derecho internacional consuetudinario “pacta sunt servanda”,
contrae libremente obligaciones frente a la comunidad interna-
cional que no pueden ser desconocidas invocando normas de
derecho interno y cuyo incumplimiento supone, por lo demás,
una responsabilidad de carácter internacional.12

Si bien la Suprema Corte de Justicia de la Nación en tesis como
la anterior ha puesto de relieve la importancia de los tratados
Internacionales, lo cierto es que sigue existiendo cierta duda en
cuanto a su comparación jerárquica con respecto a la Consti-
11
Idem
12
Tesis del Semanario Judicial de la Federación, Amparo en revisión 120/2002,
Tesis aislada, número de tesis IX/2007.

112
tución si se toma en consideración la fuerza real de que están
investidos.

1.3 Corte Penal Internacional. Estatuto de Roma y el


principio de irretroactividad
El 17 de julio de 1998 fue aprobado el Estatuto de Roma, que
crea la Corte Penal Internacional, Institución con jurisdicción
internacional, creada precisamente para juzgar a quienes resul-
ten acusados de realizar crímenes perpetrados en contra de la
humanidad.
El Estatuto mencionado establece que la Corte Penal Inter-
nacional será competente para conocer respecto a conductas ta-
les como: Genocidio y crímenes de guerra; siendo la finalidad al
instaurar tal organismo internacional de evitar la impunidad de
quienes cometan los crímenes mencionados, además de prevenir
a futuro la comisión de tales conductas.
El 21 de junio del 2005, con 78 votos a favor y uno en con-
tra, por parte de los integrantes del Senado, México se convirtió
en el Estado parte número 100 de la Corte Penal Internacional,
constituyendo la ratificación del Estatuto de Roma por parte del
Senado mexicano todo un acontecimiento histórico.13
En el artículo 5º del Estatuto de Roma citado anteriormente,
se contempla que la competencia de la Corte se limitará a los
crímenes más graves de trascendencia para la comunidad inter-
nacional, siendo los siguientes: crimen de genocidio, crímenes de
lesa humanidad, los crímenes de guerra y el crimen de agresión.14
Es necesario agregar que por otra parte el artículo 24 del Es-
tatuto de Roma hace mención al principio de irretroactividad en
el cual se señala en su apartado 1 que: Nadie será penalmente
responsable de conformidad con el presente Estatuto por una
conducta anterior a su entrada en vigor, dándose en el caso la
irretroactividad en el aspecto sustantivo en cuanto a la aplicación
de la pena por un delito que no estuviera tipificado con anterio-
ridad a la entrada en vigor del Estatuto.
13
Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Vitoria”, O.P. http://www.
derechoshumanos.org.mx
14
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, http://www.un.org/spanish/
law/icc/

113
Por otra parte, acepta la retroactividad en el apartado 2 del
artículo en mención del Ordenamiento en estudio, al contemplar
que: De modificarse el derecho aplicable a una causa antes de
que se dicte la sentencia definitiva, se aplicarán las disposiciones
más favorables a la persona objeto de la investigación, el enjui-
ciamiento o la condena.
Es decir que lo aquí señalado contempla la aplicación retroac-
tiva de la ley en beneficio de los acusados, no obstante que los
asuntos como en el caso se trata de delitos que pueden ser consi-
derados de extrema gravedad por cualquier orden jurídico.
Algo que es necesario resaltar es que, conforme a lo estable-
cido por el artículo 29 del Estatuto de Roma que se analiza, los
crímenes de competencia de la Corte no prescriben, no obstante
debe de entenderse en el sentido de que será a partir de que el
país correspondiente acepta la jurisdicción de la Corte Penal In-
ternacional, será el momento en que pueda procederse en contra
de sus connacionales.

1.4 El Tribunal de Nuremberg y el principio de irre-


troactividad
Juristas como el Doctor Leonel Pereznieto Castro se pronun-
cian porque dentro del marco de los Tratados Internacionales no
debe de aplicarse el principio territorial para la decisión judicial
en materia de extradición.15
El Doctor Pereznieto Castro va más lejos al sustentar que en
materia de la defensa internacional de los Derechos Humanos,
con respecto a los delitos universales contra la humanidad, debe
perseguirse cualquier violación, sin tomarse en cuenta la época,
lo cual en el caso es un pronunciamiento claro en contra de la
prescripción del ejercicio de la acción penal.
La postura señalada anteriormente va en contra del principio
de irretroactividad y por tanto de legalidad penal instaurado
en la generalidad de los ordenamientos jurídicos contemplados,
dado que el “No hay pena sin ley” que es uno de los aspectos que
conforman la sistemática jurídica penal, implican que la pres-
cripción que regula los términos temporales del ejercicio de la ac-
Pereznieto Castro, Leonel, Artículo “El caso Cavallo”, Revista El Mundo del
15

Abogado, Núm. 26, Junio de 2001. p. 51.


114
ción penal y por tanto de la aplicación de una sanción contenida
en una ley en vigor del derecho local, quedarían sin efecto para
el caso de que un Tratado Internacional o un orden jurídico
internacional pudieran contemplarlo.
Criterios como el anterior dieron sustento al Tribunal de Nu-
remberg, conformado por Estados Unidos, Reino Unido, Fran-
cia y la Unión Soviética que inició proceso militar internacional
cuyos principios fueron aprobados y sancionados por la Asam-
blea General de la Organización de las Naciones Unidas en los
cuales se declararon imprescriptibles los crímenes de guerra y
contra la humanidad.16
Es interesante advertir que en el campo jurídico, dentro del
Derecho internacional, se manifiesta esa relevante importancia
de la sentencia de los tribunales, ya sean tribunales arbitrales o
verdaderas cortes internacionales para la creación del Derecho,
mereciendo especial alusión el descubrimiento del Derecho que
esos organismos realizan.17
Ejemplo relevante de lo anterior, que en su momento desper-
tó gran interés de la comunidad pública internacional, lo consti-
tuye el conocido Proceso de Nüremberg ante el Tribunal Militar
Interaliado, instaurado en contra de las figuras prominentes del
Tercer Reich en el periodo 1945-1946.18
Conforme al criterio del autor citado, se interpretarían mal
sus sentencias si se hablase de aplicación retroactiva de normas
jurídicas penales, toda vez que lo que en ellas se hizo, fue reco-
nocer como ya existentes principios jurídicos nacidos en parte de
forma desorganizada.19
El Derecho por tradición es producto de la etapa de una co-
munidad desorganizada, por creación directa del pueblo: la or-
ganización comunitaria sólo se ocupa de dictar fallos judiciales,
es decir actos de aplicación de los principios jurídicos desorgani-
zados engendrados en el seno del pueblo.
16
Principios del Tribunal de Nuremberg 1950, www.genocities.com/mifisico/Gue-
rra/archivos//WC-nurem.htm
17
Nawiaski Hans, Teoría del Derecho, Editora Andrómeda, S.A, México, 1981, p.
89.
18
Idem
19
Idem
115
La relación entre la comunidad jurídica y las normas de De-
recho no era una relación de creación, sino de reconocimiento,
y en ese sentido se hablaba de descubrimiento del Derecho. Los
únicos actos jurídicos eran de aplicación o ejecución jurídicas,
sólo ellos tenían carácter autoritativo, esto es así porque la auto-
ridad del Derecho no podía al principio encontrar ningún otro
modo de expresión.
El Derecho Internacional se encuentra en un estadio primiti-
vo de desarrollo, si no se tiene presente ese dato, es fácil llegar a
una falsa estimación de las sentencias de los tribunales interna-
cionales, siendo ejemplo de lo anterior el Tribunal Militar Inter-
nacional de Nüremberg, al que erróneamente se le ha reprocha-
do la aplicación retroactiva de principios jurídicos definidos por
él mismo.20
Hay quienes consideran que los hechos de la Segunda Guerra
Mundial tienen que ser llevados ante cortes imparciales que se
ocupen de reconsiderar la conducta de vencedores y vencidos.
Los tribunales anteriores no se ocuparon de los crímenes de
una y otra parte, se limitaron a enjuiciar a los vencidos. Lo que
es aún más importante, los crímenes por los que se los juzgó no
figuraban en una ley anterior.
Por lo tanto, esos tribunales violaron la norma jurídica según
la cual “Nullum crimen, nulla poena sine lege” (sin una ley previa no
existen ni el crimen ni la pena).21
En el caso a estudio el principio segundo que rige el Tribunal
de Nüremberg de 1950 establece textualmente que:

El hecho de que las leyes internas no impongan castigo por un


acto que constituya un crimen bajo las leyes internacionales, no
exime a la persona que cometió el acto de su responsabilidad
bajo las leyes internacionales.22

Lo anterior pone de manifiesto la inobservancia del principio de


irretroactividad al aplicarse una ley posterior para un caso no

Ibidem, p. 152.
20

Principios del Tribunal de Nuremberg,1950, www.geocities.com/mifisico/


21

Guerra/Archivos/wc-nurem.htm
22
Idem

116
previsto con anterioridad y por otra la inexistencia de la prescrip-
ción al no tomarse en consideración el tiempo durante el cual fue
cometido el delito, lo que en sí para todo estudioso del Derecho
formal es una doble violación de tales principios.
Una semejanza de los Tribunales para la exyugoslavia y
Rwanda con los Tribunales de Nüremberg y Tokio es la violación
de los principios nullum crimen sine lege y nullum poena sine lege.
La decisión del Consejo de Seguridad de establecer un Tribu-
nal Internacional obedece sin duda a una serie de cambios que el
mundo ha experimentado en los últimos años a raíz del fin de la
Guerra Fría y del sistema bipolar.23
Los clásicos conceptos internacionales de soberanía, no in-
tervención y libre determinación de los pueblos se encuentran
actualmente desfasados. El Estado ha ido perdiendo el poder y la
autonomía que tenía en el pasado, debido a los procesos de coo-
peración e integración cada vez más consolidados de la sociedad
internacional.
Con relación al axioma nullum crimen sine lege, el juicio de
personas sobre la base de delitos no preexistentes, por más que
pueda justificarse en lo moral, constituye una violación al princi-
pio de no aplicación retroactiva de leyes penales en perjuicio del
reo a la luz de los sistemas normativos internos.
Respecto al axioma nullum poena sine lege, la pena no es una
medida preventiva sino retributiva, los tribunales para la ex Yu-
goslavia y Rwanda violentan el principio de no retroactividad de
la ley penal en perjuicio del reo al autorizar el establecimiento de
tribunales que imponen penas no predeterminadas posibilitando
la creación de penas arbitrarias, es decir la desmedida discrecio-
nalidad en el árbitro judicial.24
La aplicación de tipos y penas análogas, así como la remisión
a otros ordenamientos que contemplen tipos penales relativos a
crímenes de lesa humanidad a como se contempla en el artícu-
lo quinto del Estatuto del tribunal mencionado cuando se hace
referencia a otros actos inhumanos, implican un total desconoci-
miento del principio de legalidad y por tanto del de irretroactivi-
dad que es el presupuesto del mismo.
Idem
23
24
Rhenán Segura, Jorge, El Tribunal Penal Internacional para la ExYugoslavia,
http://www.cienciaspenales.org/REVISTA%2012/rhenan12.htm
117
Ahora bien, la irretroactividad, entendida como la inapli-
cación del Derecho nuevo a los actos nacidos al amparo de la
norma anterior a la aparición de la nueva norma, no tiene un
valor absoluto. Existen ocasiones en las que motivos o razones
de moralidad o justicia indiscutibles o necesidades concretas y
determinadas, hacen imprescindible que la nueva norma desplie-
gue efectos retroactivos.
Al hacer referencia a los tratados cuya aplicación resulta re-
troactiva, se está hablando de supuestos en los que la seguridad
jurídica cede ante la justicia o ante la voluntad de los sujetos im-
plicados en la aplicación de la norma con efectos retroactivos, tal
circunstancia la encontramos en las Resoluciones del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas por las que se crean los Tri-
bunales Penales Internacionales para la Ex Yugoslavia y Ruanda.
La Resolución 827, de 25 de mayo de 1993, por la que se dio
vida al Tribunal Penal Internacional, creado en la Resolución
808, de 22 de febrero de 1993, para el castigo de los crímenes in-
ternacionales cometidos en la antigua Yugoslavia, prevé la com-
petencia del tribunal para enjuiciar a los presuntos responsables
de violaciones graves del Derecho Internacional Humanitario
cometidas en dicho territorio a partir de 1991 (art. 1 del Estatuto
del TPIY).
La Resolución 955, de 8 de noviembre de 1994 por la que el
Consejo de Seguridad creó el Tribunal Penal para el enjuicia-
miento de los crímenes internacionales perpetrados en Ruanda,
establece la competencia del tribunal en relación con los críme-
nes cometidos entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 1994
(art. 1 del Estatuto del TPIR).25
La creciente doctrina imperante que se pronuncia a favor
de los Tratados Internacionales en el rubro de delitos contra la
humanidad, han suscitado en mayor grado el planteamiento de
mayor jerarquía de los tratados, con respecto a las leyes federales
y locales.

1.5 El caso Echeverría


El 15 de junio del 2005, en sesión pública ordinaria de la Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por tres votos
contra dos, la 1ª Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Na-
Orihuela, Esperanza, Los tratados internacionales y su aplicación en el tiempo, 2005,
25

http://vlex.com/vid/disposiciones-convencionales-tiempo-viena
118
ción en ejercicio de la facultad de atracción resolvió los recursos
de apelación interpuestos por el Agente del Ministerio Público de
la Federación Comisionado en la Oficina del Fiscal Especial para
la Atención de Hechos Probablemente Constitutivos de Delitos
Federales Cometidos Directa o Indirectamente por Servidores
Públicos en Contra de Personas Vinculadas con Movimientos
Sociales y Políticos del Pasado; así como por el Agente del Mi-
nisterio Público de la Federación adscrito al Juzgado Segundo de
Distrito de Procesos Penales Federales en el Distrito Federal.26Lo
anterior con respecto a hechos acaecidos el dos de octubre de
mil novecientos sesenta y ocho y diez de junio de mil novecientos
setenta y uno
La Suprema Corte de Justicia resolvió que no había prescrito
el ejercicio de la acción penal respecto del delito de genocidio
con respecto a Luis Echeverría Álvarez y Mario Augusto José
Moya Palencia. Declarándose prescrita dicha acción en lo tocan-
te a las restantes personas involucradas.27
Para sustentar lo anteriormente señalado, la Corte consideró
que la reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de
la Federación el 28 de diciembre de 1982, relativa a los artículos
108 al 114, estableciéndose en el segundo párrafo del precepto
precitado que los plazos para la prescripción se interrumpen tra-
tándose de servidores públicos cuyos cargos quedan referidos en
el artículo 111 constitucional, mientras tales servidores públicos
continúen en el ejercicio de sus funciones, considerando el máxi-
mo tribunal del país que la prohibición de retroactividad consa-
grada en el artículo 14 constitucional, no es aplicable a normas
del mismo nivel jerárquico, esto es, a normas que se incorporan
al texto constitucional mediante el proceso establecido en el artí-
culo 135 del texto constitucional.

Por lo que el término para la prescripción para el ejercicio


de la acción penal no debe computarse a partir del el 11 de
junio de 1971, en que ocurrieron los hechos, sino a partir del 1º
de diciembre de 1976, fecha en la que concluyeron sus encargos
26
Prescripción del Delito de Genocidio(Halconazo), Recurso de apelación 1/2004-PS,
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Serie de Cróni-
cas relevantes del Pleno y las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Na-
ción.
27
Idem
119
como presidente de la República y secretario de Gobernación los
funcionarios públicos mencionados.
Es necesario hacer la consideración que si bien la Suprema
Corte de Justicia considera que la prohibición de retroactividad
no es aplicable a normas del mismo nivel jerárquico, no obstante
esta referencia recae en una tesis del Poder Judicial Federal relati-
va al petróleo y riquezas del subsuelo bajo el rubro: RETROAC-
TIVIDAD. REFORMAS CONSTITUCIONALES que no ha-
cen referencia al ámbito penal y por otra parte al decir del propio
máximo tribunal que la prohibición de retroactividad sólo opera
para las autoridades constituidas, no así para el Constituyente
Permanente, el caso es que, por ser éste la Autoridad Consti-
tucional Suprema, en la que radica la soberanía, expresada en
la facultad de poder modificar la propia norma fundamental; lo
cierto es que no se puede dejar de pasar por alto que también el
Constituyente Permanente quedó instituido en la propia Consti-
tución por el Constituyente Originario, por lo que tal aseveración
es dogmática y carente de un sustento lógico, sobre todo cuando
dicho principio establecido en el artículo 14 constitucional no
hace referencia a esta clase de excepciones.
Si bien en el caso que se analiza, la Suprema Corte de Justicia
de la Nación consideró no prescrito el ejercicio de la acción penal
en contra de Luis Echeverría Álvarez y Mario Moya Palencia, no
obstante el tiempo transcurrido, esta consideración no la sustentó
como se advierte en el Derecho Internacional sino en base a una
regulación del Derecho local, consistente en una reforma cons-
titucional, toda vez que contra los restantes servidores públicos
acusados sí se declaró prescrito el delito de genocidio.
No deja de llamar la atención que si bien la Suprema Cor-
te de Justicia declaró prescrito el delito de genocidio en contra
de los restantes servidores públicos a excepción hecha de Luis
Echeverría Álvarez y Mario Moya Palencia, lo cierto es que el
Tribunal Unitario competente, al recibir los autos de la corres-
pondiente causa penal, sustentó que no se daban los elementos
del tipo de genocidio, sino de homicidio, lo que no deja de llamar
la atención tal incongruencia, toda vez que la Corte había pon-
derado el delito de genocidio con respecto a las restantes perso-
nas acusadas.
120
La Suprema Corte de Justicia tomó en consideración -en el
caso a estudio- que antes de la adopción de la Convención de
Viena sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y los
de Lesa Humanidad por el Estado Mexicano en el año 2002, el
genocidio no puede condenarse si ha transcurrido determinado
periodo de tiempo, concretamente, se resolvió que en México no
es posible sancionar el asesinato gubernamental de un grupo de
individuos, por razones políticas e ideológicas, si se verificó antes
del año 2002 y si las acciones dirigidas a que sea reparado se
intentan después de treinta años del suceso.
Otra razón de peso sustentada por el máximo tribunal fue en
el sentido de que la Convención de Viena aprobada por el Sena-
do de la República en el año del 2002 se hizo en base a una de-
claración interpretativa, en la que se precisó que con fundamen-
to en lo establecido por el artículo 14 de la Constitución General
de la República, el gobierno de México únicamente considerará
imprescriptibles los crímenes que consagra la convención, come-
tidos con posterioridad a su entrada en vigor en nuestro país.
Tal reserva aprobada por el Senado de la República en el mo-
mento de ratificar el tratado constituye una auténtica declaración
unilateral que anula los efectos de los tratados internacionales
que declaran imprescriptible el delito de genocidio y que en el
caso de México, sólo podrá perseguirse a los genocidas con pos-
terioridad a la suscripción del Tratado de Viena, es decir en el
año 2002, lo que sirvió de sustento al más alto tribunal.28
Lo anterior fue un pronunciamiento claro de la Suprema Cor-
te de Justicia en contra del proyecto formulado por el ministro
Juan N. Silva Meza, que fue rechazada en sesión pública ordina-
ria, que había sido celebrada el miércoles nueve de marzo del
2005, lo que trajo por resultado la decisión de que la Convención
sobre la Imprescriptibilidad de los crímenes de Guerra y de los
Crímenes de lesa Humanidad de 1968, no se aplique en forma
retroactiva, lo que da paso a la prescripción de los crímenes co-
metidos en el caso de que se trata.29
28
Secretaría de Relaciones Exteriores, Convención de Viena de 1969 sobre el derecho
de los tratados, http://www.sre.gob.mx/tratados
29
Silva García, Fernando, El caso Echeverría: ¿prohibición de genocidio versus
irretroactividad de la ley?, Cuestiones Constitucionales, Revista Mexicana de Derecho
Constitucional, http://www.juridicas.unam.mx/publica/rev/cconst/cont/14/
121
La resolución en estudio, implica una impunidad total, muy en
contra del espíritu del tratado, actitud que protege sin justifica-
ción alguna a personajes que fueron de la política nacional, con-
tra los que en su momento no se pudo proceder por mantener
el control político del país, habiendo prescrito por lo mismo tales
conductas conforme al Derecho interno. Tal caso viene a consti-
tuir una excepción al principio de irretroactividad en la relación
existente entre el Derecho Internacional y local.
No obstante en dicho pronunciamiento no se tomó en con-
sideración la existencia de normas de Derecho Internacional de
protección a la vida y prohibición del genocidio, que se encontra-
ban en vigor desde el año de 1971 en que se adoptó la Conven-
ción sobre Imprescriptibilidad del Genocidio.
Por lo que se debe de cambiar el criterio sustentado por la
Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto a la imprescrip-
tibilidad establecida en los Tratados Internacionales en materia
de genocidio, en base a la gravedad de la naturaleza del delito
y de que las víctimas del delito no pueden en su oportunidad
tener acceso a la justicia, dada la calidad de los sujetos activos
del genocidio que constituyen la clase gobernante de un país y
que por lo mismo prescribe, debiendo nuestro gobierno retirar
la cláusula de la Convención de Viena celebrada en 1969, ya
que no se justifica en esta clase de delito la protección de posibles
delincuentes en base a tratados celebrados antes del 2005, año de
la ratificación de la Convención de Viena.
El principio de irretroactividad de la ley, protege, en el ámbito
penal, a la persona a quien se le atribuye la comisión de un de-
lito, pero ello no significa que las personas que dañan en grado
superlativo a la sociedad, mancillando sus valores más preciados,
puedan, a través de dicho principio, quedar al margen de la ac-
ción de la justicia.30
El principio de irretroactividad consagrado en el artículo 14
constitucional, independientemente de la naturaleza que le
pueda corresponder a la figura jurídica de la prescripción, no
es aplicable a la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los
cj/cj10.htm
30
Voto particular del Ministro Juan N. Silva Meza, en relación a la resolución
dictada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el recurso de
apelación, con respecto a la facultad de atracción 8/2004-PS.
122
Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, en
la forma en que tradicionalmente se hacía respecto de las leyes
de origen nacional.
Finalmente el Tribunal Unitario, al resolver, declara que el
grupo de estudiantes agredidos por el grupo llamado “Los Hal-
cones” no tiene calidad de grupo pasivo del delito de genocidio
(grupo nacional, étnico, racial, o religioso) y que el delito que
aparece en autos es el de homicidio, el cual ha prescrito, por lo
que decreta el sobreseimiento de la causa penal y ordena archi-
var el expediente.
El 26 de julio de 2005, la magistrado del Quinto Tribunal
Unitario, Herlinda Velasco Villavicencio, determinó negar las
órdenes de aprehensión al expresidente, Luis Echeverría Álvarez,
y al exsecretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, en el
sentido de que no existen elementos para fincar responsabilidad
penal a ambos personajes por el delito de genocidio cometido el
10 de junio de 1971.
Dentro de las razones sustentadas la magistrado consideró in-
suficiente el argumento de la Fiscalía Especial en el sentido de que
los integrantes del grupo de choque conocido como los Halcones
cumplieron una orden de Estado encaminada a la destrucción
total o parcial de un grupo nacional denominado “estudiantes”.31
Además de lo anterior la magistrada determinó que era insu-
ficiente el argumento de que los alumnos pertenecían a un grupo
nacional por los supuestos de que estudiaban en planteles como
el Instituto Politécnico Nacional o la Universidad Nacional Autó-
noma de México, y que compartían una característica en común:
su discrepancia al régimen priísta, resolviendo en el sentido de
que un “grupo de estudiantes” no puede considerarse como un
“grupo nacional”, dado que la característica de estudiar que los
une no corresponde al concepto de nación, además de que los
alumnos tienen particularidades intelectuales y personales dife-
rentes y no similares.

La larga lucha contra el olvido, ierd.prd.org.mx/coy128/sra1.htm


31

123
Dentro de su resolución, la magistrada resuelve: “No se tipifi-
ca el delito de genocidio, como lo establece el artículo 149 bis del
Código Penal Federal, porque no se configura el grupo nacional
homogéneo. En la manifestación estudiantil a que se refieren los
hechos del 10 de junio de 1971, diferentes contingentes gritaban
consignas distintas, lo que comprueba que no se trató de un gru-
po con características similares u homogéneas”.
En el fallo analizado la negativa para negar la orden de apre-
hensión se sustenta además en que “por el hecho de que no se
configura el grupo nacional homogéneo, queda sin revisarse la
probable responsabilidad de los inculpados y lo conducente es
negar las órdenes de aprehensión”, es decir, la juez no analizó
si en los hechos del jueves de Corpus los inculpados pudieron
tener alguna responsabilidad penal, simplemente porque no se
comprobó el delito que les fue imputado.
Finalmente la juzgadora federal concluyó que, los únicos de-
litos que pudieron haberse cometido el jueves de Corpus fueron
12 homicidios simples y otras tantas lesiones graves, actos ilícitos
que prescribieron desde 1985.
En el caso a estudio, habiendo sustentado la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, que el término para la prescripción para
el ejercicio de la acción penal no debe computarse a partir del el
11 de junio de 1971, en que ocurrieron los hechos, sino a partir
del 1º de diciembre de 1976, en que los entonces Presidente de
la República y Secretario de Gobernación terminaron sus fun-
ciones.
Como consecuencia del término que se analizó, para el ejer-
cicio de la acción penal por el máximo tribunal del país, habría
que considerar que bien pudieran haber reclasificado y conside-
rado delitos tales como el de desaparición forzada de personas,
el cual es de tracto sucesivo y no inicia su prescripción hasta en
tanto se da con el paradero de la víctima, conducta que pudo
considerarse dentro de las posibles conductas ilícitas por parte
del Agente del Ministerio Público Investigador, al integrar una
nueva averiguación previa.
Lo anterior tiene su razón de ser, si consideramos la declara-
ción formulada por la Corte Mexicana, conforme con las obliga-

124
ciones impuestas por el artículo 1º constitucional, vinculada con
la sentencia dictada por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Radilla Pacheco vs Estados Unidos Mexi-
canos, en el sentido de que todos los jueces del país tienen la
responsabilidad de ejercer un control convencional respecto a la
compatibilidad que pueden tener las normas del sistema norma-
tivo interno, frente a lo contemplado por los tratados internacio-
nales en materia de Derechos Humanos.32
Es necesario agregar que en el caso a estudio, no se tomó en
cuenta que contra la resolución dictada por la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, los afectados no tuvieron a su alcance
el recurso legal para poder impugnarla, por lo que se conculca
el derecho al debido proceso; ya que la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en el caso Liakat Ali Alibuk v.s. Suriname,
sustentó que en tanto no exista un recurso para impugnar la re-
solución de una corte suprema estadual, se conculca el derecho a
un debido proceso, advirtiéndose lo anterior en el apartado B.3
titulado Regularización del derecho a recurrir el fallo para el juzgamiento
penal de altas autoridades a nivel comparado, cuando el afectado no
puede interponer un recurso para recurrir una resolución incluso
de un tribunal de última instancia.33
Tal criterio lo sustentó el Tribunal internacional al analizar
aspectos relativos a la irretroactividad y legalidad además del
principio del debido proceso, con respecto a una ley de procedi-
mientos que entró en vigor con posterioridad a la ley sustantiva
penal y a los hechos imputados al quejoso.
Respecto a la entrada en vigor de los tratados internacionales
suscritos por los Estados que anteponen la cláusula de reserva, o
bien en su caso a los que han pasado a formar parte del Derecho interno,
que quedan bajo los efectos de la prohibición de retroactividad tanto si regulan
la totalidad del hecho o tan sólo parte de él.34Respecto a tal forma de
32
Sesión pública ordinaria del pleno de la S.C.J.N. del 11 de julio del 2011,
p.1 http://www.scjn.gob.mx/2010/pleno/Documents/Taquigraficas/2011/
Julio/pl20110711v2.pdf
33
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Liakat Ali Alibux. V.S.
Suriname. Sentencia 30 de enero de 2014.
34
El Principio de Irretroactividad de la Ley Penal en la Doctrina y la Jurispru-
125
pronunciamiento habría que considerar si un tratado en materia
de Derechos Humanos que sea posterior al hecho penalizado y
en base al control de convencionalidad adoptado debe o no tener
aplicación en un caso concreto.
Redundando sobre el caso a estudio, en la doctrina relativa a
los Tratados internacionales; los autores cuestionan si el principio
de irretroactividad se debe aplicar cuando la conducta delictiva
cometida por el Estado es de carácter continuado y se extiende
más allá del inicio de la función dentro del ámbito temporal del
tribunal que conozca del asunto. Es decir que el hecho dure con
posterioridad a la existencia del tribunal así como de la normati-
vidad relativa, lo que podría razonablemente darle competencia
temporal a un tribunal cuando el hecho subsiste con posteriori-
dad a su creación.35
En el otro sentido que es el formalmente establecido la re-
troactividad no opera para hechos anteriores, salvo caso de ex-
cepción, que sea en beneficio del acusado. Aquí es menester citar
el caso Radilla Pacheco v.s. Estado Mexicano, en el que se sus-
tentó que como hecho continuado subsiste la responsabilidad del
Estado en tanto no sea encontrada la víctima del delito.
¿Hasta qué punto las víctimas tienen un acceso efectivo a la
información y recabación de pruebas en relación a un crimen
imputado a los controladores del Estado, cuando los posibles me-
dios de prueba están a disposición de un ente subordinado al
Estado?
¿Es conforme al derecho a la tutela judicial efectiva contabi-
lizar determinado plazo de prescripción en tiempos en que no
existe acceso de las víctimas a los órganos de justicia, en razón de
la posición del sujeto activo del crimen de genocidio?
Como corolario de lo anterior, es necesario subrayar que los
Estados Unidos Mexicanos han reconocido como obligatoria la
competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos, sobre los casos relativos a la aplicación o inter-
pretación de la Convención Americana sobre Derechos Huma-
nos.36
dencia, Ruíz Antón, Luis Felipe, profesor de Extremadura, ponencia presenta-
da en Cáceres del 7-10 de marzo de 1989, p.159.
35
Chinchón Álvarez, J. “Principio de irretroactividad de los tratados, he-
chos continuados y competencia ratione temporis. Analiza documento:
Doc. NNUU: A/CN.4/SER.A/2001/Add.1 (Part 2), Yearbook of the Interna-
tional Law Commission, 2001, vol. II (segunda parte), p. 31.
36
Márquez Piñeiro, Rafael, Derecho Penal y Globalización, Editorial Porrúa.
126
El Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos sometió a la
consideración de la Cámara de Senadores del Congreso de la
Unión la Declaración para el Reconocimiento de la Competen-
cia Contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos, la cual fue aprobada por dicha Cámara, el primero de
diciembre de 1998.
Es necesario hacer la aclaración que la aceptación de la com-
petencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, solamente será aplicable a los hechos o actos jurídicos
posteriores a la fecha del depósito de la declaración anterior-
mente mencionada, razón por la que no tendrá efectos retroac-
tivos.
El instrumento de aceptación mencionado anteriormente fue
firmado por el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos el 9
de diciembre de 1998, siendo depositado ante el Secretario Ge-
neral de la Organización de los Estados Americanos, el dieciséis
de diciembre del año citado, conforme a lo establecido por la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, mejor cono-
cido como “Pacto de San José de Costa Rica”.37
La forma progresiva como el Derecho Internacional va te-
niendo presencia en los ordenamientos jurídicos de países en el
mundo se advierte en Constituciones como la de Holanda que
contempla en su artículo 91.3 lo siguiente:

“Cuando un tratado contuviere estipulaciones que deroguen la


Constitución o que impongan la necesidad de tal derogación, se
requerirá para su adopción por las Cámaras una mayoría de al
menos dos tercios del número de votos emitidos”.

Los tratados tienen en consecuencia la posibilidad de derogar la


Constitución pero ello exigirá para su aprobación una mayoría

México, 2001, p. 268.


37
Cfr. “Declaración para el reconocimiento de la competencia contenciosa de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, depositada por el gobier-
no de los Estados Unidos Mexicanos ante la Secretaría General de la Orga-
nización de los Estados Americanos. Se puede consultar en los anexos de la
Convención Americana de Derechos Humanos. https://www.cidh.oas.org/
basicos/Basicos3.htm
127
especial. El artículo 93 establece que las estipulaciones de trata-
dos y de acuerdos de organizaciones internacionales de derecho
público que por su contenido puedan obligar a toda persona,
tendrán fuerza obligatoria una vez publicada.
El artículo 94 establece que las leyes en vigor en el Reino no
serán aplicables si su aplicación entra en conflicto con disposicio-
nes de tratados que son obligatorios para todas las personas o con
resoluciones de organizaciones internacionales. El artículo 120
establece que los actos del Parlamento y los tratados no podrán
ser revisados por los tribunales.38
Tal como se lee parece un sistema intermedio, ya que aunque
anuncia reiteradamente la supremacía de un derecho capaz de
derogar la Constitución que precisa ser previamente aprobado
por una mayoría especial de las Cámaras, lo que sería similar de
facto a una decisión parlamentaria de reformar la Constitución.
Todo lo anterior pone de manifiesto que los tratados en base
a las constantes relaciones entre los países y la mayor interde-
pendencia que entre los mismos existe, que como consecuencia
ingresen gradualmente tal normatividad en el Derecho interno
de los diferentes Estados.

III.Conclusiones
PRIMERA. Los tratados internacionales en materia de De-
rechos Humanos vigentes en México y diversos países, dieron
origen a los tribunales especiales para juzgar a quienes come-
ten crímenes de lesa humanidad o violaciones graves a los Dere-
chos Humanos, tales como los Tribunales de Nüremberg, Tokio,
exYugoslavia y Ruanda, hasta llegar a contar en nuestro planeta
con la Corte Penal Internacional, de la que nuestro país aceptó la
jurisdicción para que sean juzgados quienes han cometido graves
delitos en contra de los Derechos Humanos.

Constitución del Reino de los Países Bajos 2008, https://www.rijksoverheid.


38

nl/constitucion/07br2008g106.pdf

128
SEGUNDA. Conforme a los criterios sustentados por la Su-
prema Corte de Justicia de la Nación se ha favorecido el Princi-
pio de Irretroactividad de la misma por encima del Principio de
Imprescriptibilidad de los tratados internacionales en materia de
Genocidio.

TERCERA. México debe tomar en consideración la imprescrip-


tibilidad establecida en los Tratados Internacionales en materia
de Genocidio, en base a la gravedad de la naturaleza del Geno-
cidio y de que las víctimas del delito no pueden tener acceso a la
justicia, tomando en cuenta la calidad de los sujetos activos del
delito que constituyen la clase gobernante del país.

CUARTA. En el ámbito del Derecho Internacional, México ha


sustentado la cláusula de reserva, contemplada respecto a que di-
chos tratados se apliquen con posterioridad a su entrada en vigor,
en cuanto a la aplicación de los tratados internacionales dentro
de su jurisdicción, sin tomar en cuenta el criterio predominante
a nivel internacional de que los crímenes de lesa naturaleza son
imprescriptibles. Tal postura ha impedido que en México se en-
juicien a posibles criminales del delito de Genocidio.

QUINTA. Esperamos que en México se retome el respeto y pro-


tección a los Derechos Humanos de las personas, a efectos de
evitar recurrir con mayor frecuencia como hasta ahora a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (con el paso previo por
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) y en un fu-
turo a la Corte Penal Internacional para solicitar el castigo a los
gobernantes y demás autoridades que violan los Derechos Hu-
manos, toda vez que en la última década se han dictado diveras
resoluciones y sentencias que condenan las graves violaciones a
los Derechos Humanos en nuestro país.

129
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SILVA GARCÍA, Fernando, El caso Echeverría: ¿prohibición de


genocidio versus irretroactividad de la ley?, Cuestiones Consti-
tucionales, Revista Mexicana de Derecho Constitucional, http://www.
juridicas.unam.mx/publica/rev/cconst/cont/14/cj/cj10.htm

SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, Sesión


pública ordinaria del pleno de la S.C.J.N. del 11 de julio del
2011, p.1. http://www.scjn.gob.mx/2010/pleno/Documents/
Taquigraficas/2011/Julio/pl20110711v2.pdf

Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

TRATADOS INTERNACIONALES. SON PARTE INTE-


GRANTE DE LA LEY SUPREMA DE LA UNIÓN Y SE
UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS
LEYES GENERALES, FEDERALES Y LOCALES. INTER-
PRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133 CONSTITUCIONAL.

Tesis Aislada Novena Época, Semanario Judicial de la Federa-


ción, Instancia Pleno, tesis p. IX/2007.

132
CAPÍTULO V
La ejecución de penas en el orden
internacional

Lenin Méndez Paz 1


Yesenia Guadalupe Crespo Gómez2

Las normas por sí solas no traen como verdad el


cambio en la realidad, pero son un sendero donde
podría caminarse con mayor seguridad.3

I. Introducción y antecedentes
El 2 de enero de 1992, se publicó la Ley sobre la celebración de
tratados en México, la cual señala en el apartado 1, que tiene por
objeto regular la celebración de tratados y de acuerdos interins-
titucionales4, lo cual permite la regulación en el orden interno
sobre esta temática.
En su artículo segundo define al tratado como el convenio re-
gido por el derecho internacional público, celebrado por es-
crito entre el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y
1
Lenin Méndez Paz. Doctor en Derecho por la UJAT. Profesor-investigador de
la DACSyH-UJAT. Actualmente Director de la DACSyH-UJAT.
2
Yesenia Guadalupe Crespo Gómez. Doctora en Derecho. Profesora e in-
vestigadora de la DACSyH- UJAT. Investigadora nacional por el SNI-Cona-
cyt.
3
Opinión propia del autor, con agradecimiento al CONACYT, al INACI-
PE y al programa PFICA por los proyectos que se desarrollan, invierno de
2011.
4
Siguiendo el principio de humanización de las penas, se deben dar cumpli-
miento a los tratados internacionales que se han firmado y ratificado. Porque
de nada sirve que las leyes sean perfectas, si su cumplimiento es tiránico. En
ese tenor, Foucault, consideraba que las leyes aunque son de carácter general,
su aplicación, debe ser individualizada. Cfr., Foucault, Michel, Vigilar y castigar,
nacimiento de la prisión, México, Siglo veintiuno, 1976, p. 239.
uno o varios sujetos de Derecho Internacional Público, ya
sea que para su aplicación requiera o no la celebración de
acuerdos en materias específicas, cualquiera que sea su deno-
minación, mediante el cual nuestro país asume compromisos5.
Los tratados deben cumplirse aún y cuando la ley en cita, se
publicó, después de la celebración de varios tratados, que siguen
teniendo la misma validez que los publicados después de dicha
ley, siempre y cuando cumplan con los requisitos establecidos en
el artículo 76 fracción I de la Constitución Política de los Esta-
dos Unidos Mexicanos, que refiere que dentro de las facultades
del Senado se encuentran aprobar los tratados y convenciones
diplomáticas que el Ejecutivo Federal suscriba, así como su de-
cisión de terminar, denunciar, suspender, modificar, enmendar,
retirar reservas y formular declaraciones interpretativas sobre los
mismos6; por ello, los tratados firmados por el Presidente de la
República y ratificados por el Senado, son parte fundamental del
ordenamiento jurídico mexicano, y su cumplimiento forma parte
del estado de derecho en nuestro país.
El comentario anterior se refuerza con la Convención de Vie-
na sobre el derecho de los tratados de 19697, donde se acoge el
principio de pacta sunt servanda, que refiere que el tratado en vigor
obliga a las partes contratantes. Por lo que México está obligado
al cumplimiento de los tratados en materia penitenciaria y eje-
cución de penas, y por ende, Tabasco, al ser parte integrante de
la federación.

5
Ley sobre la celebración de tratados internacionales, México, Cámara de Di-
putados, Congreso de la Unión, Leyes Federales, 2 de enero de 1992, www.
diputados.gob.mx/LeyesBiblio/doc/216.doc
6
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Congreso de la Unión,
Cámara de diputados, Leyes federales, 2009, http://www.diputados.gob.mx/
LeyesBiblio/
7
Trejo García, Elma del Carmen y Moreno Becerra, Trinidad, Tratados inter-
nacionales vigentes en México: relación de legislaturas y/o periodos legislativos en que fueron
aprobados, Cámara de Diputados, LX legislatura, Centro de documentación,
información y análisis, Servicio de investigación y análisis, Subdirección de
Política exterior, 2007, http://www.diputados.gob.mx/cedia/sia/spe/SPE-
ISS-03-07.pdf

134
Nuestro país ha participado activamente en la Organiza-
ción de las Naciones Unidas y ha suscrito los documentos que
la Asamblea General ha pronunciado en materia penitenciaria.
Lo mismo ocurre con los documentos emanados en las reunio-
nes quinquenales sobre prevención del delito y tratamiento del
delincuente desde 19558 . Además ha incorporado a su legisla-
ción federal y local las reglas mínimas para el tratamiento de los
reclusos, en busca de garantizar los fines de las penas y lograr la
reinserción del individuo a la sociedad de manera positiva.
México ha suscrito y ratificado documentos emanados de
la Organización de Estados Americanos, como la Convención
Americana Sobre los derechos humanos de 1969, también de-
nominada pacto de San José, la cual incorpora en sus líneas, la
declaración de los derechos humanos, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos; así como el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales9.
Disposiciones contenidas en las normas nacionales y locales,
para afirmar el compromiso de México con los derechos huma-
nos de las personas que se encuentran cumpliendo una pena,
máxime la reforma constitucional al artículo 1 y otros de nuestra
Constitución Federal, donde de manera expresa se eleva a pilar
constitucional y fundamental a los derechos humanos en el Esta-
do Mexicano, reforma realizada en junio de 2011.
Aunado a lo anterior se encuentran los criterios emitidos por
la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el control de
convencionalidad, en donde se deja sin efecto el criterio sobre
el control difuso de la constitucionalidad velado a los jueces, y
autorizando entonces al órgano jurisdiccional tanto federal como
local para pronunciarse sobre la constitucionalidad o no de las
normas incluso las internacionales, pueden dejar de inaplicarlas.

8
Azzolini Bíncaz, Alicia, Et. al., Los derechos humanos en la prisión, México, Comi-
sión de Derechos Humanos del Distrito Federal, 1997, p. 4, bibliotecadigital.
conevyt.org.mx/colecciones/.../prision.pdf
9
Ídem.

135
II. Declaración Universal de los Derechos humanos
El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Na-
ciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de
Derechos Humanos10, que en su preámbulo consagra los ideales
que deben prevalecer en la convivencia de los seres humanos.
Al leerla se reflejan los fines para lo cual fue escrita, lograr la
igualdad de todos los seres humanos, sean hombres o mujeres;
así como respetar la dignidad de la persona y garantizar el goce
y disfrute de sus derechos.
Establece que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tie-
nen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los
derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la fami-
lia humana. Al igual hace mención que el desconocimiento y el
menosprecio de los derechos humanos son los causantes de actos
de crueldad humillantes para la conciencia de la humanidad11.
Se lee en el artículo 1, que todos los seres humanos nace-
mos libres e iguales en dignidad y derechos, dotados de razón y
conciencia, para comportarnos fraternalmente los unos con los
otros12 . Por lo que se apela a la conciencia humana, para lograr
una convivencia pacífica y respetuosa de los derechos humanos
de todos y cada una de las personas que habitan el planeta.
En el artículo 2, se proclama que toda persona tiene todos los
derechos y libertades enunciados en la declaración, de lo que se
aprecia que no deberá hacerse distinción alguna ni por religión,
raza, credo, condición política o cualesquier otra.
En el artículo 3, se enuncia que todo individuo tiene derecho
a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. A no ser
sometido a tortura, penas o tratos crueles humillantes o degra-
dantes conforme al numeral 513 .
Los derechos humanos son igual de importantes, pero cabe
señalar que refiriéndose a la ejecución de la penas, el artículo 8
advierte que toda persona tiene derecho a un recurso efectivo
ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra
10
Declaración Universal de los derechos humanos, Organización de las Naciones
Unidas, http://www.un.org/es/documents/udhr/
11
Ídem.
12
Ídem.
13
Ídem.
136
actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
constitución o por la ley. Principio que se pretende garantizar
con la implementación de la figura del juez de ejecución de pe-
nas y medidas de seguridad, como salvaguarda de la legalidad
en el cumplimiento de las penas y medidas de seguridad. En
congruencia con el artículo 9, que declara que nadie podrá ser
arbitrariamente detenido o preso. Entendiéndose en esta dispo-
sición que deberá garantizársele el derecho a ser oído y vencido
en juicio. Así como al derecho de presunción de inocencia y a no
imponérsele pena más grave que la aplicable al momento de la
comisión del delito, artículos 10 y 11.
Es parte de la declaración el derecho al trabajo y a la educa-
ción que todos debemos gozar, importantísimo pronunciamiento
que forma parte fundamental del tratamiento en el sistema peni-
tenciario mexicano.

III. Las Reglas mínimas para el tratamiento de reclu-


sos de las Naciones Unidas
Como resultado del primer Congreso de las Naciones Unidas
sobre prevención del delito y tratamiento del delincuente, cele-
brado en Ginebra en 1955, estas reglas fueron aprobadas por el
Consejo Económico y Social en sus resoluciones de fecha 31 de
julio de 1957 y 13 de Mayo de 197714 . El objeto de las mismas
es establecer, los principios y las reglas de una buena organiza-
ción penitenciaria y de la práctica relativa al tratamiento de los
reclusos. La administración penitenciaria central podrá siempre
autorizar cualquier excepción a las reglas siempre que estas se
ajusten a los principios y propósitos que se desprenden del texto
de la misma.
Deben ser aplicadas imparcialmente. No se debe hacer dife-
rencias de raza, color, sexo, lengua, opinión política o cualquier
otra opinión. Se hace mención del registro que se debe llevar
cuidadosa y puntualmente en todo sitio donde haya personas
detenidas, precisando la identidad del individuo, la causa de su
detención y la autoridad competente que la dispuso, así como el

14
Reglas mínimas para el tratamiento de reclusos de las Naciones Unidas, Ofi-
cina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos,
ONU, http://www2.ohchr.org/spanish/law/reclusos.htm
137
día y hora de su ingreso y alta15. Estos registros si se llevan apa-
rentemente de manera efectiva por la autoridad administrativa
encargada todavía en la actualidad en la mayor parte del territo-
rio mexicano.
Se prevé la separación de los internos por categorías. Los
hombres y las mujeres deberán ser recluidos, en establecimientos
diferentes; los detenidos en prisión preventiva deberán ser sepa-
rados de los que están cumpliendo condena; las personas presas
por deudas y los demás condenados a alguna forma de prisión
por razones civiles deberán ser separadas de los detenidos por
infracción penal; los detenidos jóvenes deberán ser separados de
los adultos, regla 816. En cuanto a estas disposiciones la como
ya hemos abordados en temas precedentes, todavía sobreviven
lugares donde no hay una verdadera separación de las personas
que se encuentran cumpliendo una pena de prisión, de los que
se encuentran cumpliendo prisión preventiva, ni tampoco por
categorías, debido a la sobrepoblación que existe en las prisio-
nes. Respecto los detenidos por deudas de carácter civil, cabe
hacer mención que constitucionalmente se encuentra prohibido
en nuestro país de acuerdo al artículo 17 que señala que nadie
puede ser aprisionado por deudas de carácter puramente civil17.
Las celdas destinadas al aislamiento nocturno no deberán ser
ocupadas más que por un solo recluso, previendo que por con-
diciones de sobrepoblación se hagan excepciones a estas reglas,
pero enfatizando que se debe evitar el alojamiento de dos reclu-
sos en celda o cuarto individual. También se contempla que en
los casos en que haya dormitorios, estos deberán ser ocupados
por reclusos cuidadosamente seleccionados, regla 918. Entendién-
dose con ello, que no se deberán mezclar internos de delitos sim-
ples con delitos graves o internos por delitos patrimoniales, con
aquellos que cometieron delitos sexuales. Tanto las celdas como
los dormitorios, deberán satisfacer las exigencias de higiene, en lo
que concierne al volumen de aire, superficie, calefacción o venti-

Ídem
15

16
Ídem
17
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Op. Cit.
18
Reglas mínimas para el tratamiento de reclusos de las Naciones Unidas, Op.
Cit.
138
lación19. Pronunciamientos que no se han logrado hacer cumplir
en México en su totalidad.
Las condiciones de trabajo deberán ser las adecuadas para
que el recluso pueda leer y trabajar sin perjuicio de su vista, regla
11. Importante normatividad, si se toma en cuenta que la edu-
cación y el trabajo, son la base del tratamiento en México. Las
instalaciones sanitarias deberán ser las adecuadas, reglas 12, 13
y 14.
El aseo personal se deberá exigir al recluso, regla 15. En cuan-
to a la ropa personal y de cama se encuentra regulado por las
reglas 17, 18 y 1920 . Previendo que se garantice la comodidad y
la limpieza. Muy importante disposición que opera en relación a
la salud del interno.
La alimentación deberá ser de buena calidad, bien preparada
y servida, regla 20. El ejercicio físico deberá ser por lo menos una
hora diaria, regla 21. Contarán con atención sanitaria, siquiá-
trica y de salud en general, regla 22. Los servicios médicos para
mujeres se prevén en la regla 2321 .
De las disciplinas y sanciones se ocupan los numerales 27 al
32, y en el 35 y 36 se consagra el derecho de queja y a la infor-
mación. La regla 40 dice que deberán contar con bibliotecas. La
41 y 42 abordan la religión. La 43 menciona los depósitos para
guardar las pertenencias de los reclusos. La 45 regula el traslado
de los reclusos los cuales se harán a expensas de la administra-
ción22.
Por otra parte, conforme a las disposiciones de los artículos
46, 49, 51, 52, 53, y 54 de las Reglas, en términos generales,
se requiere una administración penitenciaria escogida cuidado-
samente en los diversos aspectos, manteniéndose el espíritu del
personal, y en la opinión pública la convicción de la función pe-
nitenciaria como un servicio social, utilizando los medios de co-
municación necesarios, garantizando que tendrán seguridad en
el empleo y remuneración adecuada. Se establece que el personal
debe tener nivel de preparación suficiente23.

Ídem.
19

20
Ídem.
21
Ídem.
Ídem.
22

23
Ídem.
139
Habría que hacer énfasis que en diversas partes de México no
se dan cumplimiento a estas reglas, debido a la crisis económica
que desde hace varios años ha afrontado el país y el Estado, por
lo que los recursos económicos que se tienen se destinan a otras
áreas por considerar que estarán mejor aprovechados, que si se
destinasen a los centro penitenciarios. De hecho, en las campa-
ñas electorales, no hay promesas de mejorar las condiciones de
vida de los reclusos, su voto no cuenta, por ser parte de la pena
impuesta al suspenderles sus derechos políticos, lo que trae como
consecuencia que promesas electorales se dirijan a la sociedad y
sólo se refiera a los delincuentes o reclusos, para efectos de au-
mento a las penas.
El artículo 50 de las Reglas Mínimas mencionadas, dispone
que el Director deba hallarse debidamente calificado para su
función por su carácter, capacidad administrativa, formación
adecuada y por su experiencia en la materia, consagrando la in-
tegridad de su tiempo a la función oficial, residiendo en el penal
o cerca a ese lugar. Lo cual sería el ideal, para cualquier fun-
ción pública, no sólo para la penitenciaria. Es indispensable que
el personal penitenciario cumpla un perfil para laborar en las
instituciones del Estado, pues de su capacidad depende en gran
medida, los logros normativos. Pero la carencia de personal espe-
cializado es la generalidad en las prisiones.

IV. Convención Interamericana para prevenir y sancio-


nar la tortura
La Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tor-
tura, fue firmada por México el 2 de octubre de 1986 y ratificada
el 2 de noviembre de 1987.
Al respecto son diversos los pronunciamientos relativos a que
los tratos crueles inhumanos o degradantes constituyen una ofen-
sa a la dignidad humana, principio recogido en la Convención
Interamericana para prevenir y sancionar la tortura, la cual se
analizará al tenor de su relación con las penas y su ejecución.
La presente convención define como tortura en el artículo 2,
todo acto realizado intencionalmente por el cual se inflijan a una
persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de in-
vestigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo
140
personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier
otro fin24 .
Al ser general dicho pronunciamiento, se está en presencia
de tortura de los sujetos privados de la libertad, ya sea que se en-
cuentren cumpliendo una pena o bien, que estén en prisión pre-
ventiva, lo cual resulta mucho más grave, ya que sin ser condena-
dos, deben sufrir los estragos del internamiento en una prisión.
La pena de prisión es la más recurrida para castigar a las per-
sonas que transgreden las normas penales, no se ha encontrado
otra pena menos severa y dañina que la reemplace y sustituya
como tal, desafortunadamente con la inseguridad actual en
nuestra entidad, es menos viable su sustitución, en razón de que
la política criminal no ha sido eficiente.
Asimismo se establece que se entenderá también como tortu-
ra la aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anu-
lar la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física
o mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica25. A
decir de Elías Neuman, en esencia el Estado se apropia no ya de
la libertad sino de la vida del individuo26, cuando se encuentra
en la prisión.
Se establece en el artículo 3, que serán responsables de tortu-
ras los empleados o funcionarios públicos que actuando en ese
carácter ordenen, instiguen o induzcan a su comisión, lo come-
tan directamente, o que pudiendo impedirlo, no lo hagan27 , de
lo que se extrae que los funcionarios penitenciarios que cometan
tortura en los internos, están transgrediendo disposiciones inter-
nacionales y el Estado al ser permisivo, incumpliendo la obliga-
ción contraída.

Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura, Organización


24

de los Estados Americanos, Washington D.C., Departamento de DerechoInter-


nacional,http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-51.html
25
Ídem.
26
Neuman, Elías, Sida en prisión (un genocidio actual), Argentina, De Palma,
1999, p. 106. Expresa que la cárcel es un microcosmo donde funge el poder
disciplinario, y se expresa la necesidad de recrear y perpetuar un sistema de
relaciones de dominación y control. Ibídem, p. 107.
27
Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura, Op.
Cit.
141
A su vez aclara en el artículo 5, que no se admitirá como jus-
tificación de la tortura, ni la peligrosidad del detenido o penado,
ni la inseguridad del establecimiento carcelario o penitenciario.
Señala en el artículo 6, que los Estados partes, deben tomar las
medidas necesarias para prevenir y sancionar la tortura, además
de otros tratos crueles inhumanos o degradantes, y tipificarlos en
las leyes penales como delitos graves.
Hace énfasis en que deberán tomarse medidas para que, en
el adiestramiento de agentes de la policía y de otros funcionarios
públicos responsables de la custodia de las personas privadas de
su libertad, provisional o definitivamente, en los interrogatorios,
detenciones o arrestos, se ponga especial énfasis en la prohibición
del empleo de la tortura28 . Revisando las recomendaciones que
emite la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Tabasco,
entre el año 2008 y primer semestre del 2009, no ha emitido
ninguna recomendación al respecto. Lo cual parece contrastar
con la realidad.

V. Convención Americana sobre derechos humanos


En la Convención Americana sobre derechos humanos o pacto
de San José, se intercalan principios contenidos en la declaración
de los derechos humanos, el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos; así como el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales; por ello, se hace alusión a
este tratado internacional considerado integral en cuanto a de-
rechos se refiere. Celebrada en el mes de Noviembre de 1969 en
San José costa Rica, y ratificada por México, el 3 de Febrero del
198129.
En cuanto a los derechos civiles y políticos establece en el ar-
tículo 4, que toda persona tiene derecho a la vida. El artículo 5
dispone que toda persona tiene derecho a que se le respete su
integridad física, psíquica y moral; a no ser sometido a torturas,
tratos crueles inhumanos o degradantes; a que a toda persona
que se encuentra privada de su libertad, sea tratada con el respe-
28
Ídem
29
Convención Americana sobre Derechos Humanos, Organización de los Estados Ame-
ricanos, Washington D. C., Departamento de Derecho Internacional, http://
www.oas.org/Juridico/spanish/tratados/b-32.html

142
to debido a la dignidad inherente al ser humano; a que la pena,
no transcienda de la persona del delincuente; así como a que
los procesados sean separados de los condenados y a que se les
de tratamiento formulado especialmente a su condición de no
condenado.
En el caso de los menores, estos deberán ser separados de los
adultos y procesados por tribunales especializados con la mayor
celeridad posible. Teniendo la privación de la libertad, fines de
reforma y de readaptación de los condenados30.
El artículo 6, enmarca una prohibición a la esclavitud y a la
servidumbre, señalando que nadie debe ser constreñido a eje-
cutar un trabajo forzoso; estableciendo como una excepción, el
trabajo impuesto como pena en una sentencia emitida por auto-
ridad competente, siempre y cuando se realicen bajo la vigilancia
y el control de las autoridades públicas31 .
En cuanto a los derechos políticos contenidos de los artícu-
los 23 al 25, se interpreta que las personas que se encuentren
cumpliendo una pena o medida de seguridad, tiene derecho a
la igualdad, no dejan de ser menos personas, por ello tienen de-
recho a la protección de la ley que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales, aun cuando tal violación la
cometan funcionarios públicos.
Es claro el reconocimiento que los instrumentos internacio-
nales realizan en cuanto a los derechos humanos inherentes a
las personas, aun si se encuentran cumpliendo una pena o una
medida de seguridad, ya que no se establece en ningún apartado
que se exceptúa de esos derechos a los condenados, porque no
son derechos que el Estado otorgue, sino que reconoce y que
existen a la par del ser humano, por su sola condición de perso-
na, de ahí su importancia.

30
Ídem.
31
Ídem.

143
VI. Documentos nacionales en materia deejecución de
penas, aplicable a los estados integrantes de la Federa-
ción en México que fortalecen los instrumentos inter-
nacionales
En este apartado se hará referencia a la Carta Magna que con-
sagra las disposiciones aplicables en los Estados integrantes de la
federación, en materia de ejecución de penas, haciendo la aclara-
ción que las medidas de seguridad, no se encuentran contempla-
das en el plano constitucional, sino estatal, conforme al artículo
124 de la Carta Magna, que establece que las facultades que no
están expresamente concedidas a los funcionarios de la federa-
ción, se entienden reservadas a los estados32. Es en este tenor,
que los Estados se encargan de regular, en el ámbito de validez
interno, lo referente a los delitos, a las penas y a las medidas
de seguridad aplicables a los responsables de cometer conductas
ilícitas, siempre y cuando recaiga una sentencia judicial, debida-
mente ejecutoriada. También es competencia estatal, conforme
al artículo señalado, la ejecución de las penas y las medidas de
seguridad.

VII. Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-


canos
Entrando en el plano nacional, es trascendental, hacer alusión a
nuestra Carta Magna, ya que al ser considerada parte fundamen-
tal de las leyes supremas y contener los preceptos que establecen
los lineamientos generales de los demás cuerpos normativos en
los distintos órdenes de gobierno; marca las pautas relacionadas
a la ejecución de las penas.
En cuanto a las garantías individuales se lee en el artículo 1,
dada la reforma en junio del 2011, el título se cambió y se deno-
mina de los derechos humanos y sus garantías, dada su trascen-
dencia en el orden jurídico nacional se trascribe a continuación:

32
Dagdug Cadena, Carlos Francisco, Sistema federal mexicano, Villahermosa, Divi-
sión Académica de Ciencias Sociales y Humanidades, de la Universidad Juárez
Autónoma de Tabasco, 2000, p. 13.

144
“De los Derechos Humanos y sus Garantías”
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas
gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitu-
ción y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexi-
cano sea parte, así como de las garantías para su protección,
cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los
casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de
conformidad con esta Constitución y con los tratados interna-
cionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las perso-
nas la protección más amplia.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen
la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los
derechos humanos de conformidad con los principios de uni-
versalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En
consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y
reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos
que establezca la ley.
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos.
Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional al-
canzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las
leyes.
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen ét-
nico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condi-
ción social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las
preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente
contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menos-
cabar los derechos y libertades de las personas.33

Refiriéndonos particularmente a las garantías de las personas


que se encuentran cumpliendo una pena o medida de seguridad,
éstas sólo podrán ser suspendidas o restringidas mediante sen-
tencia penal ejecutoriada, dictada por el órgano jurisdiccional
competente.
También establece que queda prohibida la cualquier tipo de
discriminación que atente contra la dignidad humana y que pre-
tenda anular o menoscabar los derechos y las libertades de las
personas. En este rubro, se hace especial énfasis, pues las autori-
dades administrativas que actualmente tiene la competencia en

33
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Op. Cit.
145
lo que se refiere a la ejecución de las penas y medidas de segu-
ridad; no pueden bajo ningún argumento (verbigracia la prefe-
rencia sexual o estado de salud), realizar discriminación alguna a
los internos de los centros de reclusión, sea cual fuere la compe-
tencia, federal, estatal o municipal, incluyendo los especializados
en adolescentes. Obligándose constitucionalmente a atender las
condiciones particulares de los reclusos tratándose de indígenas.
En el artículo 4, se garantiza el derecho a la educación básica
de todos los mexicanos, sin señalar excepción alguna, por lo que
se entiende que las personas que se encuentran privadas de la
libertad, pueden hacer exigible ese derecho.
Asimismo señala que toda persona tiene derecho a la salud,
debiendo el Estado garantizarla, en este sentido los reclusos y las
reclusas, así como los adolescentes en internamiento, tienen de-
recho a que se garantice su salud, pues de lo contrario, el estado
estaría violando sus derechos humanos, pues no sólo estaría cum-
pliendo una pena privativa de libertad, sino también una pena
corporal34 ; la cual se encuentra prohibida tanto por los orde-
namientos internacionales, como nacionales. Pugnando porque
todas las personas gocen de un medio ambiente adecuado para
su desarrollo y bienestar.
En el artículo 5, se consagra el derecho al trabajo, al cual toda
persona tiene derecho, salvo en los casos en que exista alguna
restricción judicial derivada de la imposición de una pena. La
libertad de expresión y el acceso a la información, se contempla
en el artículo 6.
Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos confor-
me a lo señalado en el artículo 7. Por ende, las personas privadas
de su libertad o en cumplimiento de alguno medida de seguri-
dad, no podrán se limitados en este derecho, siempre y cuando
respeten la vida privada, la moral y la paz pública. Dicho en
otras palabras, no afecten derechos de terceros, ni difamen en
sus escritos.
El derecho de petición es irrenunciable se formulará por es-
crito y cualquier persona puede ejercerlo. Las autoridades tie-
Comentario que se refuerza con lo expresado por, Ojeda Velázquez, Jorge,
34

Op. Cit.
146
nen la obligación de contestar a esa petición también por escrito
en breve término. Aunque es omisa la norma constitucional en
cuanto al tiempo, los Estados en los ámbitos de sus competencias,
lo establecen. Las personas privadas de su libertad, pueden ejer-
cer en cualquier momento su derecho de petición, y las autorida-
des, están obligadas a contestar sus peticiones con apego a la ley.
Conforme al artículo 13, nadie puede ser juzgado por leyes
privativas, ni por leyes especiales. Las sentencias penales, solo
pueden provenir de tribunales previamente establecidos y ser dic-
tadas conforme a los preceptos contenidos en las leyes aplicables
en la materia.
En el artículo 14, se consagra que ninguna ley se dará efecto
retroactivo en perjuicio de persona alguna, por lo que se entien-
de que si se le podrá dar dicho efecto retroactivo en beneficio;
operando a favor del reo, procesado o adolescente en conflicto
con las leyes penales, siempre que contenga mejor derecho.
Garantiza que nadie puede ser privado de su libertad, pa-
peles, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido por
tribunales previamente establecidos, en el que se respeten las for-
malidades esenciales del procedimiento y conforme a leyes ex-
pedidas con anterioridad al hecho. A este respecto habría que
acotar, pues hay derechos de los cuales ni por sentencia penal
ejecutoriada, se puede despojar a las personas, por ejemplo del
derecho a la vida, porque como se mencionó en el capítulo I,
la pena de muerte despareció en el año 2005 y actualmente te-
nemos tratados internacionales firmados como la Convención
Americana de los derechos humanos, en donde nos comprome-
temos como Estado a que una vez derogada, esta no debe ser
vuelta a establecer; otro derecho que no puede ser mermado ni
por las imposiciones de las leyes penales, es a la salud, que se
considera un derecho humano.
El artículo 15, señala que no se autoriza la celebración de
tratados tratándose de reos políticos, ni de personas que hayan
tenido la condición de esclavo en otro país.
Se establece en el artículo 16, la obligación de las autoridades
de fundar y motivar sus actos. Asimismo se encuentra señalado
que los procedimientos en el orden penal, deberán ser acorde a
lo establecido en la letra de la ley.
147
El artículo 17, dispone que todas las personas tienen derecho
a que se les administre justicia; valida esta disposición para la
etapa de ejecución de penas y medidas de seguridad, para no
ser impuestas en detrimento de los derechos humanos de sujetos
a ellas. Asimismo contempla la figura de la defensoría de oficio,
importantísima figura en la etapa de la ejecución de la pena, al
ser encargada de continuar con la defensa de los derechos de los
reclusos en esa etapa, de los adolescentes en internamiento o de
cualquier persona en cumplimiento de una pena o medida de
seguridad.
Sólo por delito que se sancione con pena privativa de libertad,
se podrá decretar la prisión preventiva conforme a lo establecido
en el artículo 18 constitucional. Se resalta que en el cumplimien-
to de la prisión preventiva, el juez de ejecución de penas y de me-
didas de seguridad, está obligado a velar por el respeto a los de-
rechos de los internos; a velar porque se encuentren debidamente
separados de las personas que se encuentran sentenciadas y cum-
pliendo pena de prisión; de igual forma se encuentra facultado
para vigilar que el tratamiento penitenciario se organice sobre
las bases del trabajo, la capacitación, la salud y el deporte, para
ello deberá vigilar el cumplimiento del mencionado tratamiento.
Se prevé la organización de los Estados en cuanto al sistema
integral de justicia para las personas menores de 18 años, en el
que se garanticen los derechos fundamentales de los cuales go-
zan, y atiendan a sus circunstancias especiales.
De igual forma se establece que los sentenciados de nacio-
nalidad mexicana que se encuentren compurgando penas en el
extranjero, podrán ser traslados a la República para su cumpli-
miento. Claro, de acuerdo a lo pactado por en los tratados inter-
nacionales respectivos. Esta sería otra de las facultades especiales
del juez de ejecución, como encargado de la vigilancia y el con-
trol del cumplimiento de las penas.
De las garantías constitucionales relacionadas directamente
con la ejecución de la pena, debemos señalar la que conside-
ramos fundamenta la creación del juez de ejecución de penas
y de medidas de seguridad, que si bien es cierto, no lo señala
textualmente, se puede interpretar así de la lectura del artículo
21 que establece…la imposición de las penas, su modificación y duración,

148
son propias y exclusivas de la autoridad judicial…35 con se desprende de
la redacción, se le otorga a los Poderes Judiciales competencia en
relación a las penas.
Por último, en el artículo 22 constitucional, se prohíbe la pena
de muerte, los palos, los azotes, los tormentos y cualquier otra
pena inusitada o trascendental. Disposición concordante con la
prohibición de tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes,
que se enuncian en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos y otros ordenamientos internacionales.

VIII. El juez de ejecución de penas en la República


mexicana
De los Estados que se tiene conocimiento en donde opera la fi-
gura de jueces ejecutores de sentencias penales, son el Estado de
México y el Estado de Chihuahua; ambos se analizaran en este
apartado, para proporcionar una visión de su implementación en
otros Estados, y conocer las funciones que se le atribuyen.

En el Estado de México
Mediante el comunicado de prensa 1160 de 27 de septiembre de
2005, se dio a conocer que el pleno de la LV legislatura del Es-
tado de México, aprobó por unanimidad de votos reformas a los
artículos 102, segundo párrafo; 104 bis, segundo párrafo y segun-
do transitorio de la Constitución Política del Estado de México,
para facultar al Consejo de la Judicatura al establecimiento del
número necesario de jueces ejecutores de sentencia36 .
La legislatura determinó que el número de jueces ejecutores
de sentencias se debía determinar de acuerdo a las necesidades
de los penales respectivos, a fin de garantizar la eficacia de su
operatividad, y de atender sin rezagos la ejecución de las penas
privativas y restrictivas de la libertad personal, como prerrogati-
vas de quienes purgan sentencias37.

35
Ídem. Modificado por reforma constitucional el 18 de junio del
2008.
36
Cfr. Comunicado de prensa No. 1160, Poder legislativo del Estado de México,
Dirección General de Comunicación Social, subdirección de prensa, www.
cddiputados.gob.mx/POLEMEX/DGCS/SDP/0005/0509/bol-pdf/1160.
pdf
Ídem
37

149
Otro de los acuerdos, fue que los jueces ejecutores de senten-
cias, son equiparables en rango y prestaciones laborales a los de
cuantía menor. La necesidad de realizar las previsiones presu-
puestales necesarias en los egresos del Poder Judicial en el ejerci-
cio fiscal, para con ello dar la oportunidad a construir o adaptar
espacios para la ubicación de los juzgados, así como para contar
con el material necesario para su ubicación38 .
La creación del juez ejecutor de sentencias, se dio en el Estado
de México, a nivel constitucional, reforma que se gestó incluso
antes que la federal.
En el artículo 102 referente a la función judicial, de la Cons-
titución Política del Estado libre y soberano de México se lee…
se establecerán los jueces ejecutores de sentencias que se estimen
necesarios en razón del servicio, quienes tendrá como atribucio-
nes la ejecución de las penas privativas y restrictivas de la libertad
personal39 …de lo que se colige que su competencia se limita a la
prisión preventiva y a la prisión como pena.
En cuanto al ejercicio de la función judicial, el artículo 104 bis
señala que los jueces ejecutores de sentencias, duraran en su en-
cargo seis años y únicamente podrán ser suspendidos y destitui-
dos en sus funciones conforme a la ley, en la que se determinaran
asimismo los mecanismos de ratificación40.
De igual forma establece que los jueces ejecutores de senten-
cias deberán reunir los mismos requisitos que por ley se estable-
cen para ser jueces de cuantía menor, o como lo conocemos en
Tabasco, jueces de paz.
En el título décimo cuarto de la Ley Orgánica del Poder Ju-
dicial del Estado de México, artículo 189, se detallan las facul-
tades del juez ejecutor de sentencias entre las que se destacan
brindar orientación a quien lo solicite, respecto a los beneficios y
38
Importante este punto, porque una reforma como esta implica erogaciones
presupuestarias, para garantizar la operatividad de dicha figura.
39
Constitución Política del Estado libre y soberano de México, Instituto de Investigacio-
nes Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, http://info4
juridicas.unam.mx/adprojus/leg/16/362/107.htm?s=
40
Ídem.
150
tratamiento preliberacional; analizar los estudios técnico jurídi-
cos periódicamente, respecto de la situación individualizada de
la población penitenciaria con sentencia ejecutoriada; elaborar
y emitir las resoluciones judiciales apoyándose en los dictáme-
nes que emitan los consejos técnicos; solicitar a la Dirección de
Prevención y Readaptación Social dictamen del Consejo técnico
Interdisciplinario en relación a la aplicación de medidas de pre-
liberación, remisión parcial de la pena y libertad condicional y
resolver sobre el otorgamiento de estos; visitar y entrevistar a los
internos susceptibles de obtener algún beneficio o tratamiento 41.
El Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado de
México, con motivo de las reformas a la constitución local, emi-
tió el Reglamento Interior de los Juzgados de Ejecución de Sen-
tencias, cuya aprobación y vigencia se dio a partir del 1 de marzo
del 200642 . Para efectos de que por conducto de los jueces de
ejecución de sentencias, se proceda al análisis y valoración de la
situación técnico legal de los sentenciados con pena privativa de
libertad, que estén en aptitud de obtener los beneficios o trata-
mientos señalados por la ley.
El Reglamento consta de los capítulos intitulados disposicio-
nes generales, de los jueces, actuaciones, del procedimiento, de la
ejecución de las resoluciones, de la revocación de los beneficios y
del tratamiento y del recurso de reconsideración, además de las
disposiciones transitorias respectivas43 .
Dentro de las disposiciones más importantes se encuentran
que el trámite de ejecución de sentencias se regirá por lo princi-
pios de legalidad, igualdad, celeridad y la real resocialización de
los internos condenados con penas privativas y restrictivas de la
libertad personal.
41
Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de México, Legislatura del Estado
de México, Decreto No. 137, Publicado en la Gaceta del Gobierno, el 21 de
diciembre de 2005. http://www.edomex.gob.mx/legistel/cnt/LeyEst_Poder-
Judicial.htm
42
Reglamento Interior de los juzgados de ejecución de sentencias, Consejo de la
Judicatura del Poder Judicial del Estado de México, publicada el 1 de marzo de
2006,http://www.ordenjuridico.gob.mx/Estatal/ESTADO%20DE%MEXI-
CO/Reglamentos/EMEReg8.pdf
43
Andrés Martínez, Gerónimo Miguel, Derecho penitenciario (federal y estatal) pri-
sión y control social, México, Flores editor, 2007, p. 257.
151
La LVI legislatura del Estado de México por decreto número
29, emite el Reglamento Interior de los juzgados de ejecución
y vigilancia para adolescentes, en el cual se prevé la figura del
juez de ejecución y vigilancia como el facultado para controlar
la legalidad de la ejecución de las medidas impuestas a los ado-
lescentes44 .
Señala a favor del juez, atribuciones de naturaleza diversa,
bajo los principios de legalidad, igualdad, celeridad, flexibilidad
procedimental y real reintegración a la sociedad y a la familia.
Se formula un concentrado de obligaciones a cargo de los jue-
ces; así como la obligación vigilar la ejecución de la medida, por
lo que desde el inicio debe integrar un expediente del adolescente
con la copia de la resolución ejecutoria, que impone una medida
y el plan de ejecución de la misma. Disposición por demás im-
portante, debido a que se individualiza el tratamiento acorde al
individuo al que se le aplica. Asimismo se faculta al juez, para vi-
gilar y modificar el procedimiento de conmutación, revocación,
sustitución o modificación de la medida. Y prevé los recursos de
revisión y quejas, así como la aprobación de las imposiciones de
medidas disciplinarias u otorgamiento de estímulos.

En el Estado de Chihuahua
La Constitución Política del Estado libre y soberano de Chi-
huahua, no ha sido reformada, para contemplar la figura del juez
de ejecución de penas, sin embargo, actualmente se encuentra
operando mediante la reforma realizada a la ley de ejecución de
penas y medidas de seguridad del Estado.
Es importante resaltar que Chihuahua es uno de los Estados
que ha realizado las adecuaciones legislativas pertinentes, para
implementar las reformas que en materia penal, se dieron en el
año 2008.
Dentro de estas innovaciones se encuentra por supuesto el es-
tablecer las competencias que corresponden al juez de ejecución
de penas y la función que deberá desempeñar el ejecutivo, en el
44
Reglamento interior de los juzgados de ejecución y vigilancia para adolescentes, Consejo
de la Judicatura del Estado de México, Decreto No. 29, publicado el 10 de abril
de 2007, http://www.ordenjuridico.gob.mx/Estatal/ESTADO%20DE%20
MEXICO/Reglamentos/MEXREG275.pdf

152
cumplimiento de la misma. Cabe destacar que las facultades que
se le otorgan al juez de ejecución abarcan las medidas de seguri-
dad, importante disposición, al extender las facultades de los jue-
ces de ejecución, al incluir dentro del ámbito de su competencia
las penas y las medidas de seguridad, vigilando la legalidad y el
control en la aplicación de ambas.
La ley de ejecución de penas y medidas de seguridad, entro
en vigor en enero del 200745. En ella se establece que la aplica-
ción de la ejecución de las penas, corresponde en el ámbito de su
competencia, tanto al Poder Judicial, como al Poder Ejecutivo.
También señala que las atribuciones serán en razón de la com-
petencia asignada y en relación a las penas o medidas judiciales
impuestas, por lo que son atribuciones mucho más completas que
las otorgadas al juez de ejecución de sentencias en el Estado de
México.
Se establece que el Tribunal oral o el juez de garantía, reali-
zaran la primera fijación de la pena o medida de seguridad y que
corresponde al juez de ejecución de penas, las sucesivas fijaciones
en relación a la extinción, sustitución o modificación.
De igual forma se prevé que lo asista un defensor para la in-
terposición de las gestiones necesarias para el resguardo de sus
derechos. Se le da competencia al Ministerio Público, para vigilar
el cumplimiento de la sentencia y el resguardo de los derechos.
Dentro de las atribuciones asignadas al juez de ejecución
de penas se encuentra controlar que la ejecución de las penas
o medidas de seguridad, se realicen conforme a lo dispuesto en
la sentencia ejecutoriada; vigilar que sea realizada la adecuada
clasificación del interno; mantener, sustituir, modificar, revocar
o hacer cesar la pena y las medidas de seguridad; supervisar el
otorgamiento o denegación de cualquier beneficio; liberar las ór-
denes de detención que procedan en la ejecución de penas, se
entiende que en caso de incumplir algunas de las condiciones
impuestas en los otorgamientos de beneficios, se pueda revocar
y liberar la orden de detención correspondiente; visitar los cen-
tros de reclusión y resolver toda petición o queja que realice el
Ley de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad, Consejo de la Judicatura del Estado del
45

Poder Judicial del Estado de Chihuahua, www.congresochihuahua.gob.mx/gestorbi-


blioteca/.../79.pdf

153
interno, en relación al tratamiento impuesto, o bien en razón de
sanciones disciplinarias.

IX. A manera de conclusiones


En el orden internacional existe un marco jurídico adecuado y
concentrado en el respeto a los derechos humanos de los senten-
ciados.
La figura del juez de ejecución si bien literalmente no se en-
cuentra reconocido en el artículo 18 ni en el 21 de nuestra Cons-
titución Federal, también lo es que la norma permite la judiciali-
zación penitenciaria o de la ejecución de penas.

En el orden nacional existen ya regulaciones que establecen


la existencia del juez de ejecución o de la ejecución de penas por
el poder judicial, sin embargo todavía hace falta mayor reflexión,
análisis y evaluación sobre sus resultados y establecer puntual-
mente las diferencias con las autoridades administrativas.

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derechos humanos, ONU, http://www2.ohchr.org/spanish/
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TREJO GARCÍA, Elma del Carmen y Moreno Becerra, Trini-


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spe/SPE-ISS-03-07.pdf

156
CAPÍTULO VI
El apostillado y el otorgamiento de poderes
en el extranjero

Jesús Antonio Piña Gutiérrez1

Introducción
La globalización es un conjunto de transformaciones que posi-
bilitan la generalización del comercio mundial y el incremento
de las inversiones internacionales, formando una gran red eco-
nómica mundial.
Para que este fenómeno sea posible, se han tenido que crear
diversas estrategias destinadas a consolidar el comercio mundial.
Entre éstas, se encuentra la promulgación de leyes y acuerdos
internacionales que favorecen la libre circulación de capitales,
productos, servicios, etc.
Por otro lado, se trate o no de asuntos comerciales, el movi-
miento de personas de un país a otro ha llevado al ser huma-
no a realizar algunos actos que en ocasiones llegan a romper
con leyes naturales con tal de cumplir sus objetivos. El genio y
la creatividad del hombre hicieron factible el hecho de estar pre-
sente en dos lugares al mismo tiempo que, aunque físicamente
es imposible, jurídicamente sí es posible. Para que esto se pueda
llevar a cabo, se necesita de un apoderado, el cual representa a
una persona distinta, y lo que haga en uso de esa representación,
recaerá en la esfera jurídica de su representado. Esto requiere de
un instrumento que le permita ostentarse como representante de
aquella persona; a este documento se le denomina poder.

1
Jesús Antonio Piña Gutiérrez. Doctor en Derecho por la UNAM. Profesor-in-
vestigador de la DACSyH-UJAT. Notario Público en Villahermosa, Tabasco.
Es investigador Nacional por el SNI-Conacyt.
Esto nos lleva a plantear otro problema: la validez de docu-
mentos otorgados en el extranjero. Y como solución encontra-
mos el ejercicio del notariado en el exterior.
El tema principal a tratar en esta investigación es el otorga-
miento de poderes en un país para ser ejecutados en otro, ya sean
los otorgados en el extranjero para ser utilizados en México, o
bien, poderes que son otorgados en este país pero que pretenden
ser utilizados en el extranjero.
Asimismo, al estudiar el procedimiento para el otorgamien-
to de poderes, nos encontraremos con los diversos sistemas de
legalización de documentos extranjeros. Es ahí donde analizare-
mos una cuestión importante de esta investigación: la apostilla,
o apostilla de la Haya. Se trata del sistema de legalización más
sencillo y asequible, que consiste en verificar la autenticidad de
cualquier documento público.
Estos y otros temas serán analizados a lo largo de este trabajo,
los cuales pueden parecer un tanto complejos pero son cada vez
más necesarios en la actualidad.

I.Sistemas de derecho más importantes del mundo


Los dos sistemas de Derecho más importantes del mundo, son
el sistema romano- germánico, también conocido como de derecho
escrito o latino y el sistema anglosajón o de common law.
1.1. Sistema latino
El sistema latino o romano está basado en la ley escrita, es esen-
cialmente formalista, es un sistema donde predomina la ley. En
éste, la misión del Estado es procurar el bien común, cuidar la
seguridad contractual bajo el principio de la seguridad preven-
tiva y para ello se delega al Notario público, un profesional es-
pecializado, la fe pública para garantizar esa certeza y seguridad
jurídica y dotar de valor probatorio pleno a los instrumentos de
su autoría.
Una de las principales ventajas de este sistema, es que su for-
malismo es protector de la voluntad del individuo y garantiza su
libre consentimiento; con la ventaja adicional de que está la pre-
sencia de un profesional calificado, comisionado por el Estado
para autentificar los contratos y garantizar la seguridad y certeza
jurídica.
158
En contrario, las desventajas del formalismo radican en que
puede ser fuente de complicaciones y tardanzas, y su evolución es
más lenta en comparación con el derecho anglosajón.
1.2. Sistema Common Law
Por su parte, el sistema anglosajón, utilizado en países como Es-
tados Unidos de Norteamérica y Canadá (exceptuando el estado
de Quebec), es una institución basada en el derecho consuetudi-
nario, donde la costumbre general ha conservado su supremacía.
En este sistema son escasas las leyes o los códigos y existe un
sistema de fe pública muy distinto al de México. En aquél no se
encuentra el concepto de forma obligatoria, pues ésta no se recono-
ce como requisito de validez para los contratos y por lo tanto, no
existe la prueba documental pública.
1.3. Diferencias entre el Notario y el Notary Public
El notariado latino es aquél que pertenece al sistema jurídico de
derecho latino, que está constituido por el conjunto de princi-
pios y reglas jurídicas aplicables en aquellos países en los que su
ciencia jurídica y su legislación se han formado sobre la base del
derecho romano. Un notariado latino es el que se encuentra or-
ganizado de tal manera que brinda a la sociedad plenas garantías
de seguridad y certeza jurídicas en la prestación de los servicios
de la fe pública. Sus principales características son las siguientes:

-Se regula como una función pública y social, cuyo objetivo prin-
cipal es otorgar seguridad jurídica;
-Brinda asesoramiento, consejo e información de alta calidad;
-Para ser notario público se requiere ser profesional del derecho
con título de abogado o equivalente, lo que permite cumplir con
el punto anterior;
-Da forma legal y auténtica a los actos y hechos jurídicos a los
que la ley concede valor probatorio pleno, entre tanto no se de-
clare judicialmente la falsedad o la nulidad del instrumento;
-Está organizado bajo el sistema de matricidad y reproducción
de documentos (Protocolo y Testimonios);
-Establece principios rectores bajo los cuales debe desempeñarse
la función notarial, tales como: autonomía, imparcialidad, re-
dacción, conservación, inmovilidad, rogación, autoría, legitima-
ción, fe pública, reproducción, publicidad, así como la califica-
ción y la legalidad;

159
Por su parte, el Notary Public no es un equivalente al Notario Lati-
no. Aquél es propio del common law y sus funciones son profunda-
mente diferentes: se le permite intervenir en muy contados actos
para acreditar, principalmente, la identidad de ciertas personas
en la firma de documentos; en este sentido, es solamente un au-
tentificador de firmas; su actividad no constituye una función pú-
blica, ni redacta el documento, toda vez que carece de prepara-
ción técnica- jurídica y, además, la ley no lo exige por no conocer
la forma para otorgar la validez de los contratos. Tampoco se le
exige al Notary Public controlar la legalidad y legitimación de los
actos en los que interviene; aún más, para ejercer esta función no
se requiere ser abogado. La duración de su encargo no es vita-
licia, sino temporal. Además no cuenta con un protocolo donde
asiente los originales de los actos en los que interviene como fe-
datario y por lo tanto no existe una matriz de la cual se pueda
extraer una copia de los actos en los que haya intervenido.
Lo único semejante entre el Notary Public y el Notario Latino
es el nombre, por lo que se recomienda mencionar al del com-
mon law siempre en su propio idioma, es decir, no traducirlo al
idioma castellano para evitar confundirlo con el sentido, conno-
tación y concepto de Notariado Latino.

II.Tratados internacionales
Los Tratados que México ha suscrito en materia de poderes, so-
ciedades, personalidad jurídica y legalización, son:

a)Convención Interamericana sobre Normas Generales de De-


recho Internacional Privado;
b)Protocolo sobre Uniformidad del Régimen Legal de Poderes;
c)Convención Interamericana sobre el Régimen Legal de los Po-
deres para ser utilizados en el Extranjero;
d)Convención por la que se suprime el Requisito de Legalización
de los Documentos Públicos Extranjeros;
e)Convención Interamericana sobre Personalidad y Capacidad
de Personas Jurídicas en Derecho Internacional Privado;
f)Convención Interamericana sobre Domicilio de Personas Físi-
cas en el Derecho Internacional Privado; y
g)Convención Interamericana sobre Pruebas e Información
acerca del Derecho Extranjero.

160
2.1.Jerarquía normativa de los tratados en México
Mucho se ha discutido acerca de la jerarquía de estos contratos
internacionales en nuestro país. Cabe tomar en cuenta el criterio
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que adoptó me-
diante la tesis 192867, de noviembre de 1999, consultable en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Materia Cons-
titucional, Tomo X, en la página 46, que es de rubro siguiente:

TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁR-


QUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS LEYES FEDE-
RALES Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO DE
LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.

Del criterio anterior se desprende que la Suprema Corte deter-


mina que los tratados se encuentran en rango inmediatamente
inferior a nuestra carta magna, y por encima de nuestras leyes de
carácter federal.
Asimismo, al respecto se encuentra la tesis 172650, en la que
se reitera el criterio anterior, la cual es consultable en el Sema-
nario Judicial de la Federación y su Gaceta de abril de 2007, en
materia Constitucional, tomo XXV, página 6, misma que a la
letra dice:

TRATADOS INTERNACIONALES. SON PARTE IN-


TEGRANTE DE LA LEY SUPREMA DE LA UNIÓN Y
SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE
LAS LEYES GENERALES, FEDERALES Y LOCALES.
INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133 CONSTITU-
CIONAL.

En esta última tesis, cabe destacar que la Suprema corte especi-


fica el por qué de tal criterio, y es lo mencionado al final de su
texto: “… el Estado Mexicano… contrae libremente obligaciones frente a la
comunidad internacional que no pueden ser desconocidas invocando normas
de derecho interno…”.
Sin embargo, si se tratara de asuntos relacionados con De-
rechos Humanos, los tratados internacionales deberán ubicarse
al nivel de la Constitución, de acuerdo a lo establecido por la

161
Suprema Corte mediante la tesis 161636, de noviembre de 2010,
consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gace-
ta en materia penal, tomo XXXIV, página 2007, que a continua-
ción se transcribe:

TRATADOS INTERNACIONALES. CUANDO LOS


CONFLICTOS SE SUSCITEN EN RELACIÓN CON DE-
RECHOS HUMANOS, DEBEN UBICARSE A NIVEL DE
LA CONSTITUCIÓN.

III.Diversos regímenes jurídicos para el otorgamiento


de poderes
Existen diversos regímenes que deben observarse para garantizar
la validez de un poder otorgado en un país para ser ejercido en
otro. En esta investigación se estudiarán tres de ellos.
3.1.Poderes otorgados de conformidad con los Princi-
pios Generales del Derecho
Estos principios son universalmente aceptados en el entorno ju-
rídico internacional y se reconocen en la Convención Interame-
ricana sobre Normas Generales de Derecho Internacional Priva-
do (también conocida como Convención de Montevideo). El derecho
mexicano recoge estos principios en los artículos del 12 al 15 del
Código Civil Federal y se aplican cuando en el país donde se
otorga el poder y el país donde será ejercido no tienen celebrado
entre sí un Tratado en materia de poderes, pues de existir tal, se
deberán aplicar las disposiciones que éste contiene.
Los principios Generales del Derecho consisten en lo siguiente:

Primero: se reconocen las situaciones jurídicas válidamente


creadas en un estado extranjero conforme a su derecho. Éstas no
deben cuestionarse, ya que el derecho no está sujeto a prueba,
sino sólo los hechos.

Segundo: el estado y la capacidad de las personas físicas se rigen


por el derecho del lugar de su domicilio.

Tercero: La constitución, régimen y extinción de los derechos


reales sobre inmuebles y contratos de arrendamiento y uso tem-
poral de bienes muebles e inmuebles, se regían por el derecho del

162
lugar según su ubicación, aunque sus titulares sean extranjeros,
lo anterior según la regla lex rei sitae.

Cuarto: La forma de los actos jurídicos se regirá por el derecho


del lugar en que se celebren, siguiendo la regla locus regit actum.

Quinto: Los efectos jurídicos de los actos y contratos se regirán


por el derecho del lugar en donde deban ejecutarse, siguiendo
el principio lex loci executionis, salvo lo previsto en los puntos an-
teriores.

Sexto: No se aplicará el derecho extranjero cuando artificiosa-


mente se hayan evadido principios fundamentales del Derecho
Mexicano, debiendo el juez determinar la intención fraudulenta
de tal evasión.

Conforme a estos principios, el poder puede otorgarse bajo cual-


quiera de las siguientes reglas: Locus regit actum2 y Lex loci executio-
nis3 . Si se opta por la primera, deben observarse las leyes del país
donde se otorga el poder; si se elige la segunda, debe cumplirse
con las formas del país donde se pretende ejercer el mismo.
El principio Lex loci executionis juega un papel importante en
materia de poderes, pues exige precisar el alcance de las faculta-
des y poderes que el poderdante confiere a su apoderado confor-
me a la legislación del país destinatario. En el caso de los países
pertenecientes al sistema del Common law, sus legislaciones no re-
gulan el poder enunciativo, sino el casuístico y enumerativo, por
lo que será necesario hacer una extensa enumeración de facul-
tades a efecto de que el representante goce de poderes amplios;
y por otra parte, existen países como México en los que se re-
glamenta el poder enunciativo que por el solo empleo de ciertas
palabras sacramentales, se tiene por conferida al representante la
representación plena, de tal manera que si se le quisiera limitar
en alguna actividad, se deberá asentar expresamente para que
surta sus efectos jurídicos.

2
Rige el acto del lugar”. Principio jurídico según el cual la forma de los actos
jurídicos se regula por el derecho del lugar en que éstos se realizan.
3
“Ley del lugar de ejecución”. Principio según el cual la ley del lugar donde
debe cumplirse la obligación será la que rija.

163
Por lo tanto, el contenido de las facultades y poderes que con-
fiera el poderdante al apoderado deberá ajustarse a la legislación
del país donde se pretenda ejercer la representación.
3.2.Poderes otorgados de conformidad con el Protocolo
Sobre la Uniformidad del Régimen Legal de los Poderes
Este tratado multilateral es de tipo regional. Los países que lo
integran son: Bolivia, Brasil, Colombia, El Salvador, México, Es-
tados Unidos, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Venezuela. Este
protocolo fue adoptado en la ciudad de Washington, E.U.A., por
lo que también se le conoce como Protocolo de Washington.
Las normas contenidas en este tratado sólo tienen aplicación
para los países que formen parte de él; es decir, es necesario que
tanto el país emisor como el país receptor del poder, formen par-
te del tratado. Éste contiene 13 artículos, que en síntesis señalan
lo siguiente.
Se regulan tres supuestos de poderes conferidos en el extranjero
(art. 1):

-Poder otorgado por persona física en nombre propio.


-Poder sustituido o delegado por el representante de persona
física a favor de un tercero.
-Poder otorgado por una persona jurídica colectiva o moral.

Asimismo, menciona que la fe que se deposita en el poder por el


notario no podrá ser destruida sino mediante prueba en contra-
rio ofrecida por quien objetare su exactitud (art. 2).
No es necesario que el representante acepte el poder, pues la
aceptación del mismo se desprende del ejercicio del poder (art.
3).
Con respecto a las facultades de los poderes otorgados en el
extranjero, se precisa el alcance de uso de ciertas palabras sacra-
mentales como poder para pleitos y cobranzas, actos de adminis-
tración y de dominio, etc. Este artículo regula el poder enuncia-
tivo y no enumerativo (art. 4).
Los poderes otorgados conforme al protocolo, una vez que se
encuentren legalizados, deben ser reconocidos como válidos en
los países que formen parte de este tratado (art. 5).

164
Por otra parte, los poderes otorgados en idioma extranjero
podrán, dentro del cuerpo del mismo, ser traducidos al idioma
del país destinatario, teniéndose en este caso por exacta la tra-
ducción (art. 6).
Los poderes otorgados en el extranjero no requieren ser re-
gistrados o protocolizados como formalidad previa a su ejercicio
(art. 7).
De igual manera, se abre la posibilidad de actuación de ges-
tores en procedimientos judiciales o administrativos y establece
requisitos para ello (art. 8).
En este protocolo se equipara a los Notarios ante quienes se
otorga el poder con los Notarios del lugar donde éste va a ejer-
cerse, atribuyéndoles la misma capacidad (art. 9).
Las disposiciones de este tratado se aplican igualmente a las
autoridades y funcionarios que ejerzan funciones notariales, tales
como cónsules, jueces por receptoría, etc. (art. 10).
Por último, contiene disposiciones generales, tales como la
administración del protocolo, la forma de adherirse al mismo, su
vigencia, etc. (arts. 11, 12 y 13).
3.3.Poderes otorgados de conformidad con la Conven-
ción Interamericana sobre el Régimen Legal de los Pode-
res para ser utilizados en el Extranjero
A este Tratado también se le suele llamar Convención de Panamá,
pues fue adoptado en la ciudad del mismo nombre por los paí-
ses de: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Colombia,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicara-
gua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
Las reglas de este tratado se aplican de manera recíproca úni-
camente entre los países que forman parte de él. Sin embargo,
cuando tanto el país emisor como el receptor del poder, formen
parte de la Convención de Panamá y del Protocolo de Washing-
ton, el poder podrá otorgarse bajo la luz de cualquiera de estos
dos tratados, a elección del poderdante. Generalmente se opta
por el Protocolo de Washington, pues sus disposiciones imponen
menos requisitos para el otorgamiento del poder.
Esta convención cuenta con 19 artículos, en los cuales cabe
resaltar lo siguiente.

165
Se establece que los poderes otorgados conforme a este con-
venio serán válidos en cualquiera de los países que forman parte
del tratado (art. 1).
Se determina la legislación del país bajo la cual deberá otorgarse
el poder, siguiendo las reglas Locus Regit Actum y Lex Loci Exe-
cutionis, a elección del poderdante, mismas que fueron anterior-
mente descritas en el tema 3.1. Si en el país de destino se exigen
mayores formalidades esenciales para la validez del poder que en
el país emisor, se deberá recurrir a la legislación del destinatario
(art. 2).
Para los casos de los países en los que se desconocen las formali-
dades especiales para la validez del poder, éste deberá otorgarse
en los términos del artículo 7 de la Convención, el cual enumera
una serie de formalidades que deberán observarse en el docu-
mento (art. 3).
Lo relacionado con la publicidad, el ejercicio y los efectos del
poder quedarán sujetos a la legislación del país donde han de ser
ejercidos (arts. 4 y 5). En el caso de México se exige la protocoli-
zación y el registro.
También se encuentran señalados en este convenio los deberes
que el notario o su equivalente tienen que observar en el otor-
gamiento de un poder en el sistema latino, como dar fe sobre la
identidad del otorgante, del derecho que éste tuviera para confe-
rir poder a favor de otro, etcétera (art. 6).
Se consignan también los deberes que los funcionarios autori-
zados tienen que cumplir en el otorgamiento de un poder que
se emite en un sistema perteneciente al common law, como el
requisito de que el poder contenga una declaración jurada del
otorgante de decir verdad sobre su identidad, la autentificación
de la firma del otorgante, etcétera (art. 7).
Los poderes deberán ser legalizados, y en el caso de los redacta-
dos en un idioma extranjero, deberán ser traducidos al idioma
oficial del país donde han de ser ejercidos (art. 8 y 9).
Esta convención no restringe las disposiciones de otras conven-
ciones. Por lo tanto, si un país forma parte de dos o más conven-
ciones que regulen este tema, podrá utilizarse cualquiera de ellas,
la que mejor convenga, a elección del poderdante (art. 10).
No es necesario que el representante acepte el poder en el mismo
166
acto en que se otorgue, por lo que éste queda constituido por la
declaración unilateral de voluntad (art. 11).
El país destinatario del poder podrá rehusar el cumplimiento del
mismo cuando aquél atente contra el orden público de su país
(art. 12)
Por último, se contienen disposiciones generales que rigen a la
Convención, tales como la administración de ésta, la forma de
adherirse a ella, su vigencia, etcétera (arts. 13 al 19).

IV. Requisitos que deben cumplirse para que el poder


otorgado en el extranjero surta sus efectos jurídicos en
el país destinatario
4.1. Conforme a los Principios Generales del Derecho
En primera instancia se podría decir que el poder otorgado en el
extranjero debe surtir sus efectos jurídicos inmediatamente en el
país destinatario. Sin embargo, existen diversos ordenamientos
legales que establecen ciertos requisitos de eficacia para que se
cumpla este objetivo.
En el caso de nuestro país, se exige que el poder cumpla con
los siguientes requisitos:

Legalización.- Podría decirse que existen dos tipos: la legali-


zación sucesiva o en cadena y el apostillado, que se explicarán
más adelante.
Traducción.- Si el poder se encuentra redactado en un idioma
extranjero, deberá ser traducido al español por un perito oficial.
Protocolización y registro.- De acuerdo a un criterio de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, no existe disposición
legal que establezca que los poderes otorgados en el extranjero
deben ser protocolizados y registrados. En consecuencia no será
necesario cumplir con esa formalidad mientras no lo exija una
ley federal. Sin embargo, se considera conveniente hacerlo, ya
que con ello se obtiene una garantía adicional de certeza y se-
guridad jurídicas, así como la conservación del documento y su
matricidad en el territorio nacional.

167
4.2. Conforme al Protocolo de Washington
Para que de conformidad con este protocolo, un poder otorgado
en el extranjero surta sus efectos jurídicos en el país destinatario,
se debe cumplir con los requisitos de eficacia siguientes:

Legalización (sucesiva o en cadena y el apostillado).


Traducción (como excepción, si el poder se encuentra redacta-
do en un idioma extranjero).

Como se puede apreciar, son dos de los requisitos que ya se seña-


laron en el punto anterior, relativo a que un poder otorgado en el
extranjero surtiera sus efectos conforme a los principios generales
del Derecho.
En cuanto al requisito de traducción, cabe abundar que el
Protocolo de Washington señala que, dentro del cuerpo del mis-
mo instrumento donde se otorga el poder, su contenido podrá ser
traducido al idioma del país donde será ejercido. En este caso se
tendrá por exacta la traducción asentada en cada una de sus par-
tes. En caso de que esta traducción no se realice y se incluya en el
mismo cuerpo del documento, entonces, ésta deberá realizarse a
través de un perito oficial.
No es necesario que los poderes otorgados de conformidad
con el tratado en cuestión, sean protocolizados y registrados,
pues el mismo protocolo libera de esos requisitos en su artículo 7
que a la letra dice:

“Los poderes otorgados en el país extranjero no requieren como


formalidad previa a su ejercicio la de ser registrados o protocoli-
zados en oficinas determinadas, sin perjuicio de que se practique
el registro o la protocolización cuando así lo exija la ley como
formalidad especial en determinados casos.”

Sobre este tema, la Suprema Corte de Justicia de la Nación emi-


tió la Jurisprudencia que se transcribe a continuación:

“PODERES OTORGADOS EN EL EXTRANJERO.


PARA QUE SURTAN EFECTOS EN MEXICO CON-
FORME AL PROTOCOLO SOBRE UNIFORMIDAD
DEL REGIMEN LEGAL DE LOS PODERES, NO SON

168
NECESARIOS SU REGISTRO Y PROTOCOLIZACION
MIENTRAS NO LO EXIJA UNA LEY FEDERAL. De lo
dispuesto por el artículo VII del Protocolo sobre Uniformidad
del Régimen Legal de los Poderes del diecisiete de febrero de
mil novecientos cuarenta, ratificado por México y publicado en
el Diario Oficial de la Federación del tres de diciembre de mil
novecientos cincuenta y tres, en el sentido de que los poderes
otorgados en el país extranjero no requieren como formalidad
previa a su ejercicio la de ser registrados o protocolizados en ofi-
cinas determinadas, sin perjuicio de que se practique el registro
o la protocolización cuando así lo exija la ley como formalidad
especial en determinados casos, se desprende, como regla gene-
ral, que no son necesarios el registro y protocolización de tales
poderes, sino sólo en aquellos supuestos que por sus característi-
cas particulares, ameriten la observancia de estas formalidades,
cuando así lo establezca la ley aplicable en el lugar en donde vaya
a ejercerse el poder. En México no existe ninguna ley federal que
de manera general y compatible con el Protocolo establezca los
casos en que, para estos efectos, los poderes otorgados en el ex-
tranjero deben protocolizarse y registrarse, en cuya razón debe
regir la norma general del tratado que libera de la observancia
de estas exigencias, sin que sea obstáculo para lo anterior que
alguna ley local disponga una regla de eficacia distinta, toda vez
que la materia de que se trata es del orden federal, por cuanto
atañe a cuestiones Jurídicas relativas al tráfico internacional, de
modo que no son aplicables al caso las leyes que expidan las le-
gislaturas locales sobre materia notarial o registral.

De lo advertido en la jurisprudencia citada, se confirma que no


se requiere la protocolización y el registro del poder otorgado en
el extranjero, aun cuando las leyes de las entidades federativas
relacionadas con el Notariado y el Registro Público de la Propie-
dad exijan el cumplimiento de esos requisitos, ya que la materia
que se trata es del orden federal al implicar cuestiones relaciona-
das con el tráfico jurídico internacional.
Desde luego, lo anterior no impide la protocolización y regis-
tro si el interesado así lo desea; el mismo tratado establece que
los poderes otorgados conforme al mismo, una vez que se en-
cuentren legalizados, deberán ser reconocidos como válidos en
los países que formen parte de dicho Protocolo.

169
4.3. Conforme al Protocolo de Panamá
Para que un poder otorgado surta sus efectos jurídicos en el país
destinatario es necesario cumplir con los requisitos de eficacia
siguientes:
-Legalización
-Traducción
-Publicidad

Ya se discutió acerca del primer y segundo requisitos en el tema


4.1. Por lo que se refiere a la eficacia de la publicidad, el artículo
cuatro de la Convención señala que lo relacionado con ello debe-
rá estar sujeto a la legislación del país donde ha de ser ejercido,
por lo que deberá analizarse la legislación del país destinatario.
En nuestro país, este requisito tiene relación con la protocoliza-
ción y el registro del poder, sobre lo que la Suprema Corte de Jus-
ticia de la Nación dictó el criterio estudiado en el tema 4.2, al que
se remite al lector para mejor explicación. Por ello, en México no
existe una disposición federal expresa que exija que los poderes
otorgados en el extranjero deban ser protocolizados y registrados
para que surtan sus efectos jurídicos.

V. Sistemas de legalización de documentos públicos


Para que un documento público emitido en el extranjero surta
sus efectos jurídicos en México, y viceversa, es necesario que se
encuentre legalizado, lo cual quiere decir que se compruebe y
certifique la autenticidad del documento o de una firma.
Como ya se mencionó anteriormente, en nuestro país existen dos
sistemas de legalización de documentos públicos, que son los si-
guientes:
-Legalización sucesiva o en cadena, y
-Apostillamiento
El segundo de los mencionados aplica para los países que forman
parte de la Convención por la que se Suprime el Requisito de Legalización
de los Documentos Públicos Extranjeros4 . Cuando alguno de los países
destinatario del documento no forma parte de esta convención,
se deberá utilizar la otra forma de legalización mencionada.
4
El documento completo se encuentra en el Anexo 4 de esta investiga-
ción.

170
5.1. Sistema de Legalización Sucesiva o en Cadena
El sistema de legalización sucesiva consiste en que los documen-
tos públicos mexicanos que se pretende surtan efectos legales en
un país que no forma parte de la Convención, deberán contar
con una serie de autorizaciones que van enlazadas una con otra.
El procedimiento consta de cuatro pasos:
Primero: La Secretaría de Gobierno de la entidad donde
ejerce sus funciones el notario, verifica la autenticidad de la firma
y sello del notario. En el caso del Distrito Federal, esta función
corresponde a la Oficina de Asuntos Jurídicos y Notariales de la
Dirección General Jurídica y de Estudios Legislativos del Gobier-
no del Distrito Federal.
Segundo: La Secretaría de Gobernación comprueba y da fe
de la autenticidad de la firma del funcionario de la Secretaría de
Gobierno del Estado que legalizó el Documento, o del funciona-
rio del Gobierno del D.F. si es el caso.
Tercero: La Secretaría de Relaciones Exteriores verifica que
la firma del funcionario de la Secretaría de Gobernación sea au-
téntica.
Cuarto: El documento se legaliza en el consulado o repre-
sentación diplomática del país destinatario, acreditada en Méxi-
co, donde se certifica la firma del funcionario de la Secretaría de
Relaciones Exteriores.
Cabe hacer notar que procedimiento puede resultar lento y
costoso, por lo que afecta la agilidad que exigen las condiciones
actuales del comercio internacional.
Como ya se mencionó, este sistema es aplicable para legalizar
documentos públicos mexicanos que van a surtir efectos jurídicos
en alguno de los países que no forman parte de la Convención
antes citada. Los documentos extranjeros provenientes de estos
países, que se pretende surtan efectos jurídicos en México, debe-
rán contar con las legalizaciones que exija la legislación del país
emisor y estar legalizado por la oficina consular mexicana que se
encuentre acreditada en el país donde se emitió el documento.

171
VI.Sistema de legalización de documentos públicos por
apostillamiento
La apostilla tiene su origen, como ya se dijo, en la Convención
por la que se Suprime el Requisito de Legalización de los Documentos
Públicos Extranjeros, que fue celebrada con motivo de la sesión de
trabajo de la Conferencia de Derecho Internacional Privado, en
la Haya, Países Bajos, el 5 de octubre de 1961. El procedimiento
de la apostilla, es aplicable sólo para los países que forman parte
de este tratado.
La Convención reconoce que la institución de la legalización
satisface una función jurídica específica de carácter probatorio,
por lo que en realidad no suprimió la legalización tradicional
sino que la reemplazó por otro procedimiento, el cual, por una
parte, asegura al portador del documento el efecto deseado en
cuanto al valor probatorio y por otro lado, no complica el proce-
dimiento mediante el cual se verifica la autenticidad de origen,
ya que la nueva formalidad tiene la cualidad de su simplicidad.
A partir del 14 de agosto de 1995, México es parte de dicha
Convención. El propósito de la adhesión de México a la Conven-
ción de La Haya, fue simplificar el sistema de legalizaciones en
cadena por un sólo trámite, el de la apostilla. Este trámite con-
siste en certificar que la firma y el sello de un documento público
fueron puestos por una autoridad en uso de sus facultades. La
apostilla, al igual que la autenticación (legalización), únicamente
certifica que la firma o sello que muestra el documento fue emiti-
do por un funcionario público en ejercicio de sus funciones, pero
no certifica la validez del contenido del mismo.
En la actualidad existen diversos países que no se han adhe-
rido a esta Convención, por lo que los documentos públicos que
deban producir efectos entre éstos, deberán ser legalizados bajo
el procedimiento de legalización sucesiva o en cadena.
El artículo 3 de la Convención señala que la única formalidad
que puede exigirse para certificar la autenticidad de la firma, del
sello o la calidad en que el signatario haya actuado, será a través
de la fijación de la apostilla expedida por la autoridad competen-
te del país donde fue expedido el documento.

172
Es decir, esta convención sustituye la legalización sucesiva o
en cadena por una sola certificación o apostilla, que es incluida
en el documento por las autoridades del país en que se expide.
Sin embargo, si un documento que cumple los requisitos exi-
gibles para ser apostillado, en vez de la apostilla cuenta con le-
galización consular, dicho documento cumple con las exigencias
para merecer valor probatorio, sin que sea indispensable la apos-
tilla, dado que ésta beneficia a quien tramite un documento pú-
blico extranjero para presentarlo en juicio seguido en México, sin
que impida que se realice el diverso trámite que está legalmente
previsto y por tanto, también es válido.
Lo anterior se encuentra fundado en el siguiente pronuncia-
miento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el cual es
consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gace-
ta en materia Civil, de diciembre de 2006, tomo XXIV, página
1328, que a la letra dice:

“DOCUMENTOS PÚBLICOS EXTRANJEROS. SU EFI-


CACIA DERIVA TANTO DE LA APOSTILLA COMO DE
LA LEGALIZACIÓN CONSULAR. De acuerdo con el artí-
culo 329 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, para dar valor probatorio a los documentos públicos
extranjeros, como son, indudablemente, las actuaciones judicia-
les, es menester remitirse a las disposiciones del Código Federal
de Procedimientos Civiles, cuyos artículos 543 y 546, prevén,
respecto de cuestiones internacionales, no sólo la armonía entre
las disposiciones del propio ordenamiento federal con los ins-
trumentos internacionales signados por México, sino incluso la
subordinación de aquél a estos últimos, así como la necesidad
de que las autoridades consulares mexicanas legalicen los docu-
mentos públicos extranjeros. Por ende, resulta necesario atender
a lo dispuesto en los instrumentos bilaterales o multilaterales de
carácter internacional suscritos por México para verificar cuá-
les son los requisitos de legalización de los documentos públicos
extranjeros. La Convención por la que se suprime el requisito
de legalización de los documentos públicos extranjeros, publi-
cada en el Diario Oficial de la Federación el catorce de agosto
de mil novecientos noventa y cinco, es precisamente el instru-
mento internacional aplicable, y establece un trámite de legali-
zación única, denominado apostilla, consistente en colocar sobre

173
el propio documento tal apostilla o anotación que certificará la
autenticidad de los documentos públicos expedidos en otro país.
La apostilla, entonces, certifica que ciertos documentos sí fueron
expedidos en el territorio de determinado país para que sean
válidos en el exterior; constituyen así la forma de legalización de
un documento público extranjero para que esa diversa nación,
en el caso México, reconozca su eficacia jurídica. Con esa apos-
tilla ya no será exigible el requisito de legalización diplomática
y consular de los documentos, por lo que se simplifica el trámite
de reconocimiento de la mencionada eficacia, de manera que
basta que un documento cuente con tal certificación para me-
recer el valor probatorio inherente a los documentos públicos,
con lo que a pesar de la exigencia prevista en el artículo 546 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, sobre la legalización
a cargo de las autoridades consulares mexicanas, dicho trámite
se torna innecesario, si se reúne el requisito de la apostilla. En
efecto, la simplificación que deriva del pacto internacional cita-
do, se establece en beneficio del interesado para la presentación
de documentos públicos extranjeros; no obstante, de no tener la
apostilla, sino la legalización consular, esta última sí podrá tener
eficacia, en la medida en que se ajusta al citado precepto del
ordenamiento adjetivo civil federal, que continua como derecho
vigente. De modo que, si las copias certificadas de actuaciones
judiciales extranjeras contienen una legalización consular, en lu-
gar de una apostilla, cumplen con las exigencias procesales para
merecer valor probatorio, sin que sea indispensable la apostilla,
dado que ésta beneficia a quien tramite un documento público
extranjero para presentarlo en juicio seguido en México, sin que
impida que realice el diverso trámite que está legalmente previs-
to y, por tanto, también es válido, aunque inexigible si se opta
por la apostilla.”

6.1. Procedimiento
Como ya se mencionó, el apostillamiento consiste en certificar
la autenticidad de la firma, la calidad en que el signatario del
documento haya actuado y, en su caso, la identidad del sello que
el documento calce. El formato de la apostilla se encuentra dise-
ñado por la propia Convención, por lo que los países contratan-
tes deben respetar el modelo creado para tal efecto, mismo que
deberá contener lo siguiente:

174
-Nombre del país que expidió el documento;
-Nombre y calidad de la persona que firmó el documento que
se apostilla; si éste ostenta sello, la autenticidad del mismo;
-Lugar y fecha de la apostilla;
-Número de certificado que corresponde a la apostilla;
-La apostilla deberá redactarse en el idioma oficial del país
que la expida. No obstante, si se cree conveniente, podrá tam-
bién redactarse en una segunda lengua;
-La apostilla deberá ostentar en su lado izquierdo el escudo
nacional;
-Deberá utilizarse papel blanco y de preferencia que sea de
seguridad;
-El título “Apostille (Convention de La Haye du 5 octobre 1961)”
deberá mencionarse en la lengua francesa; y
-La apostilla deberá efectuarse sobre el cuerpo del mismo do-
cumento, y de no contar con espacio suficiente, podrá adhe-
rirse al mismo.

Como ya se refirió, la apostilla sólo certifica el origen del do-


cumento público al cual se refiere, avalando la autenticidad de
la firma o sello de la persona o autoridad que firmó o selló el
documento público y la capacidad que tenía para hacerlo. Al
respecto, se puede encontrada la siguiente tesis aislada en mate-
ria civil, emitida por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Tercer Circuito, consultable en el Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, tomo XXVIII, de noviembre de 2008,
página 1370, que a continuación se transcribe.

“PODERES OTORGADOS EN EL EXTRANJERO. AL-


CANCE DE LA APOSTILLA CUANDO SON VALIDA-
DOS POR UN FUNCIONARIO PÚBLICO. El contenido de
los artículos 2 a 5 de la Convención por la que se Suprime el
Requisito de Legalización de los Documentos Públicos Extran-
jeros, revela que por regla general, la legalización por parte de la
autoridad facultada involucra tres aspectos: a) la autenticidad de
la firma; b) la calidad en que el signatario del documento haya
actuado; y, c) en su caso, la identidad del sello o timbre que el
documento ostente; sin embargo, cuando lo actuado por un no-
tario público extranjero al extender el poder general (mandato)

175
fue certificado por un funcionario con fe pública, la apostilla a
que se refiere el instrumento internacional en cita, tendría que
abarcar sólo a la persona que autenticó el documento notarial
en ejercicio de sus atribuciones, pues la certeza alrededor de
autenticidad de la firma y facultades del notario derivan de la
certificación realizada ante la autoridad extranjera; consecuen-
temente, así se cumple el trámite de validación única para que el
mandato surta sus efectos en territorio nacional que consiste en
colocar sobre el propio documento tal apostilla o anotación que
certifique la autenticidad de los documentos públicos expedidos
en otro país, esto es, la apostilla sólo verificará la autenticidad
de la firma del funcionario que certificó el documento notarial,
salvo prueba en contrario.”

Debe quedar claro que este sistema de legalización no deberá


ser utilizado para el reconocimiento de un documento en el país
en el cual fue emitido, sino exclusivamente para la utilización
de documentos públicos en el extranjero, y no le confieren auto-
ridad ni le dan valor adicional al contenido de los documentos
subyacentes.

6.2. Modelo de Apostilla


La apostilla tendrá la forma de un cuadrado de 9 centímetros de
lado, como mínimo.

APOSTILLE
(Convention de La Haye du 5 octobre 1961)
1.País:..........................................................................
El presente documento público
2. ha sido firmado por..............................................................................

3. quien actúa en calidad de..................................................................


....
4. y está revestido del sello/timbre de....................................................

Certificado
5. en.................................................... 6. el día ....................................
7. por.......................................................................................................
8. bajo el número...........................................
9. Sello/timbre: 10. Firma:
………………………………….… ……………….………………

176
6.3. Requisitos para la expedición de la apostilla
Los requisitos son establecidos por la misma Convención, en
los siguientes términos:
•La apostilla se expedirá a petición del portador del docu-
mento; no es necesaria la presencia de su titular.
•La apostilla no podrá ser expedida en documentos adminis-
trativos que se refieran a una operación mercantil o aduanal,
como tampoco en documentos emitidos por agentes diplomá-
ticos o consulares.
•La apostilla no podrá expedirse si el documento presenta bo-
rraduras o enmendaduras.
•No deberán apostillarse documentos cotejados por notarios
públicos. En los casos en que sea necesario se deberá aposti-
llar el documento original o la copia certificada expedida por
la autoridad que originalmente tiene facultad para hacerlo,
por ejemplo las actas del registro civil.

6.4. Documentos públicos


Este sistema se aplicará a los documentos públicos que hayan
sido autorizados en el territorio de un Estado Contratante y que
deban ser presentados en el territorio de otro Estado Contratan-
te. Según la multicitada Convención:

“Se considerarán como documentos públicos en el sentido de la presente Con-


vención:
a)Los documentos administrativos;
b)Los documentos notariales; y
c)Las certificaciones oficiales que hayan sido puestas sobre do-
cumentos privados, tales como menciones de registro, compro-
baciones sobre la certeza de una fecha y autentificaciones de
firmas.”

Sin embargo, la presente Convención no se aplicará:

a)A los documentos expedidos por agentes diplomáticos o con-


sulares; y
b)A los documentos administrativos que se refieran directamente
a una operación mercantil o aduanera.”

177
6.5. Supuestos para el apostillamiento
En México se presentan varios supuestos para expedir la apos-
tilla. Su fundamento se encuentra en el artículo 6 de la Con-
vención, que señala que cada país contratante designará a las
autoridades competentes para expedir la apostilla. Este sistema
procede en documentos públicos federales, documentos públicos
estatales y documentos públicos expedidos por el Gobierno del
Distrito Federal. Tales supuestos son los siguientes:

-Los documentos públicos federales que se expidan en los esta-


dos de la república, deberán ser apostillados por la Delegación
Estatal de la Dirección General de Gobierno de la Secretaría de
Gobernación del lugar donde se expida el documento.
-En los documentos públicos federales emitidos en el Distrito
Federal, la autoridad competente para expedir la apostilla será
la Dirección General de Gobierno de la Secretaría de Gober-
nación.
-En los documentos públicos estatales, el apostillamiento estará
a cargo de la Secretaría de Gobierno del estado donde se emitió
el documento . Como ya se comentó, los documentos locales
expedidos por las autoridades del gobierno del Distrito Federal,
serán apostillados por la Dirección General Jurídica y de Estu-
dios Legislativos del D.F.

En los supuestos anteriores, una vez apostillado el documento,


podrá ser presentado en el país donde vaya a surtir efectos jurídi-
cos y no será necesaria la legalización de ninguna otra autoridad
mexicana, como se exige en el proceso de legalizaciones sucesivas
o en cadena.

6.6. Países contratantes


Al mes de septiembre de 2012, son 104 los países que forman
parte del convenio:

Albania, Alemania, Andorra, Antigua y Barbuda, Argentina,


Armenia, Australia, Austria, Azerbaiyán, Bahamas, Barbados,
Belarús, Bélgica, Belice, Bosnia y Herzegovina, Botswana, Bru-
nei Darussalam, Bulgaria, Cabo Verde, República Popular de
China, Chipre, Colombia, Cook, Islas, República de Corea,
Costa Rica, Croacia, Dinamarca, Dominica, Ecuador, El Sal-
178
vador, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos de Amé-
rica, Estonia, Fiji, Finlandia, Francia, Georgia, Granada, Gre-
cia, Honduras, Hungría, India, Irlanda, Islandia, Israel, Italia,
Japón, Kazajstán, Kirguistán, La ex República Yugoslava de
Macedonia, Lesotho, Letonia, Liberia, Liechtenstein, Lituania,
Luxemburgo, Malawi, Malta, Marshall Islas, Mauricio, México,
Mónaco, Mongolia, Montenegro, Namibia, Nicaragua, Niue,
Noruega, Nueva Zelandia, Omán, Países Bajos, Panamá, Perú,
Polonia, Portugal, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte, República Checa, República de Moldova, República,
Dominicana, Rumania, Federación de Rusia, Saint Kitts y Ne-
vis, Samoa, San Marino, San Vicente y las Granadinas, Santa
Lucía, Santo Tomé y Príncipe, Serbia, Seychelles, Sudáfrica,
Suecia, Suiza, Surinam Swazilandia, Tonga, Trinidad y Tobago,
Turquía, Ucrania, Uruguay, Uzbekistán, Vanuatu y Venezuela.

En el artículo 7 del Convenio, se señala que cada autoridad de-


signada para expedir la apostilla, deberá llevar a cabo un registro
para tener un mejor control de las certificaciones.
Este registro deberá contar con los datos siguientes:

-El número de orden y la fecha de la apostilla; y


-El nombre del signatario del documento y la calidad en que
haya actuado.

Los registros deberán guardarse por 5 años y podrán ser consul-


tados a instancia de cualquier interesado para verificar la legiti-
midad de la certificación.

Concluisón
En esta investigación, analizamos el procedimiento del otorga-
miento de poderes para que puedan ser utilizados en un país
distinto a aquél en que fue otorgado.
Encontramos que pueden ser otorgados de acuerdo a diver-
sos regímenes jurídicos: los Principios Generales del Derecho, el Protoco-
lo Sobre la Uniformidad del Régimen Legal de los Poderes, y la Convención
Interamericana sobre el Régimen Legal de los Poderes para ser utilizados en
el Extranjero.

179
Cada uno de estos convenios establece sus propios requisitos,
tanto para ser otorgados como para surtir efectos en el otro país.
Por ello, lo primero que se debe hacer es ubicar en cuál de es-
tos supuestos nos encontramos a la hora de realizar el poder. Si
podemos otorgarlo de acuerdo a más de un convenio, entonces
elegimos el que establezca menos requisitos o que los establecidos
sean menos complejos.
Posteriormente, el poder debe ser legalizado, para lo cual en-
contramos dos procedimientos: el sistema de legalización sucesi-
va o en cadena, y el apostillado. Éste último puede ser utilizado
entre los países que formen parte de la Convención por la que se
Suprime el Requisito de Legalización de los Documentos Públicos Extranje-
ros, los cuales fueron enumerados en el tema 6.6 de esta investi-
gación. Para los países que no formen parte de este convenio, se
debe utilizar el método del sistema de legalización sucesiva o en
cadena, el cual resulta más complejo y tardado.
Como se puede observar, los tratados forman un papel sus-
tancial en el otorgamiento y legalización de los poderes, por lo
que siempre deberán observarse los convenios que en esta ma-
teria formen parte tanto el país emisor como el país receptor de
un poder.

Bibliografía

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en el extranjero, Editorial Porrúa, México, 2005.

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www.marcialpons.es/static/pdf/100851386.pdf
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Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

Código Civil Federal

Código Federal de Procedimientos Civiles

Páginas electrónicas

Consulta de tesis y jurisprudencias de la Suprema Corte de Justi-


cia de la Nación: http://ius.scjn.gob.mx/

Sitio web de la Convención de la Haya: http://www.hcch.net/


index_es.php

181
Protocolo de Washington: http://www.oas.org/dil/esp/trata-
dos_C-6_Protocolo_sobre_uniformidad_del_regimen_legal_
de_los_poderes.htm

http://www.oas.org/dil/esp/tratados_C-6_Protocolo_sobre_
uniformidad_del_regimen_legal_de_los_poderes_firmas.htm

Protocolo de Panamá: http://www.oas.org/juridico/spanish/


firmas/b-38.html

Secretaría de Relaciones Exteriores: http://www.sre.gob.mx/in-


dex.php/apostilla-y-legalizacion

182
CAPÍTULO VII
Aranceles aduaneros en los tratados
internacionales comerciales

Oscar Rebolledo Herrera1

I.Introducción
Debemos partir de que los diversos tratados internacionales de li-
beralización comercial que nuestro país ha celebrado, responden
a nuestra participación en los movimientos globales del comercio
mundial en nuestros días.
Por ello debemos entender, en primer lugar que es la “globali-
zación”, que el prestigiado economista español Joaquín Estefanía
describe:

“Es un proceso por el cual las políticas económicas nacionales


se van disminuyendo en beneficio de una política económica
internacional... se caracteriza por una libertad absoluta de los
capitales para moverse de un sitio para otro, sin limitaciones;
libertad bastante amplia de bienes y mercancías; y restricciones
a los movimientos de personas”2.

Como se observa, la globalización de los mercados en el mundo,


genera un aumento en la integración de las economías, eliminan-
do las fronteras, mediante el libre de transito de bienes, servicios
y capital, en este sentido se pronuncia Guillermo de la Dehesa:

1
Oscar Rebolledo Herrera. Profesor-investigador de la DACSyH-UJAT. Cuen-
ta con dos Maestrías en Derecho por la Universidad Autónoma de Nuevo León
y estudios de Doctorado en Derecho por la UJAT. Actualmente es Magistrado
Electoral en Tabasco.
2
Estefanía Joaquín, “Gobernar la globalización”, Opinión, Diario El País Digital
No. 1388, 02 de octubre de 2000, España, www.elpais.es.
“Lo que esencialmente hace la globalización es aumentar la
competencia entre las empresas a través de la mayor movilidad
de los bienes y servicios, del capital y las nuevas tecnologías que
permiten que compitan las empresas con mayor facilidad y me-
nor coste en muchos países a la vez...” 3.

Debemos precisar que el área que nos interesa de la globaliza-


ción para efectos del presente trabajo es la regulación del libre
comercio entre los paises y en particular, la eliminación de los
aranceles Aduaneros.
La eliminación de las barreras arancelares en los esquemas de
libre comercio, se presentarse en nuestro país, mediante la imple-
mentación de las medidas del cambio estructural en la adminis-
tración de Miguel de la Madrid, en la cual se contempló al libre
comercio o apertura comercial, como una de las pautas mediante
las cuales se modernizaría la economía nacional, para frenar la
crisis económica e impulsar el desarrollo social y económico de
la Nación.
El primer paso de México hacia los esquema de libre comer-
cio mundial, fue nuestra incorporación el 24 de agosto de 1986 al
Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT),
que constituye un acuerdo multilateral de libre comercio entre
los países miembros o partes contratantes, que mediante el es-
tablecimiento de reglas en sus Códigos al Comercio Mundial y
entre otras medidas la reducción o eliminación de barreras aran-
celarias y no arancelarias.
El GATT-OMC, establece que las partes contratantes del
mismo pueden celebrar Acuerdos para profundizar la liberali-
zación de sus mercados basados en los siguientes principios fun-
damentales:

-No discriminación en el comercio, que comprende los tratos de


nación más favorecida y de no discriminación;
-Protección exclusivamente arancelaria;
-Consolidación arancelaria;

3
Dehesa, Guillermo de la, “¿Quién gana y quién pierde con la globalización?,”
Opinión, Diario El País Digital No. 1610, 29 de septiembre de 2000, España,
www.elpais.es.

184
-Eliminación de restricciones cuantitativas;
-Procedimiento de consulta;
-Salvaguardias, y
-Acuerdos comerciales regionales.

II. El Arancel Aduanero en la Legislación Méxicana


Debemos partir, que un arancel, es la medida o tasa que se cobra
por la importación o exportación, generalmente esta expresada
en un porcentaje, denominado ad valorem, que se a aplica sobre
la base gravable o sistema de valoración aduanera, tal como lo
determina el ultimo párrafo de la segunda regla complementaria
contenida en la fracción II del artículo 2 de la Ley de los Impues-
tos Generales de Importación y Exportación (LIGIE):

“El impuesto señalado en las fracciones arancelarias de la Tarifa


de la presente Ley se entenderá expresado en términos de por-
centaje exclusivamente, salvo que se disponga lo contrario, y se
aplicará sobre el valor en aduanas de las mercancías”.

Debemos precisar que Indebidamente la Ley de los Impuestos


Generales de Importación y Exportación, denomina impuesto a
lo que constituye el arancel, inclusive ello se presenta en la tarifa
contenida en su artículo 1º., en la celda correspondiente.
Por su parte, la Ley de Comercio Exterior, nos precisa lo que
debemos entender por un arancel, en el primer párrafo de su
artículo 12, en los siguientes términos:

“… los aranceles son las cuotas de las tarifas de los impuestos


generales de exportación e importación…”.

Asimismo, este mismo dispositivo, nos precisa las modalidades


que puede presentar un arancel, determinando que son:
a. Ad-valorem, cuando se expresen en términos porcentuale
del valor en aduana de la mercancía;
b. Específicos, cuando se expresen en términos monetarios
por unidad de medida, y
c. Mixtos, cuando se trate de la combinación de los dos
anteriores

185
Ahora bien, de conformidad con la Segunda Regla Complemen-
taria de la tarifa de los Impuestos Generales de Importación y
Exportación, contenida en el artículo 2 fracción II de la Ley de
los Impuestos Generales de Importación y Exportación, en esta
norma solo se contempla el arancel Ad valorem, es decir, en su va-
riante de porcentaje, como lo podemos observar en el texto legal
correspondiente:

El impuesto señalado en la las fracciones arancelarias de la Tari-


fa de la presente Ley se entenderá expresado en términos de porcentaje
exclusivamente, salvo que se disponga lo contrario, y se aplicará
sobre el valor en aduanas de las mercancías.

Por lo tanto, tenemos que el resto de las modalidades de arance-


les no las encontraremos en la Ley de los Impuestos Generales de
Importación y Exportación, sino en los diversos acuerdos que se
expidan con motivo de facilidades arancelarias producto de los
diferentes tratados comerciales.
Ahora bien, el arancel como parte de los impuestos genera-
les de importación y exportación, le son aplicables reducciones
y exenciones, que nosotros consideramos que las mismas encua-
dran en la institución tributaria de las exenciones, en la modali-
dad de la exención parcial o total de un elemento substancial del
impuesto, en este caso de la tasa o tarifa. Como recordaremos
las exenciones de impuestos tienen su fundamento constitucional
en el primer párrafo del artículo 28 de la Constitución Federal,
dispositivo que fija un requisito para su otorgamiento, el de que
sea establecido en una ley, lo que generalmente sucede.
Debemos destacar que en un trabajo anterior, nosotros ha-
bíamos precisado que los tratados o acuerdos de libre comercio,
en esencia contienen un régimen tributario al comercio exterior
preferente entre las partes contratantes:

“Los Acuerdos de Libre Comercio, un Sistema Tributario Pre-


ferente”.4

4
Rebolledo Herrera, Oscar, “Un enfoque jurídico de los acuerdos de libre co-
mercio”, Revista ANADE volumen 8, año 4 de la Asociación Nacional de Abo-
gados de Empresas, Marzo de 1994.

186
Por lo que toca a los impuestos generales de importación y expor-
tación, debemos destacar que la Séptima Regla Complementaria
de la tarifa de los Impuestos Generales de Importación y Ex-
portación, contenida en el artículo 2 fracción II de la Ley de los
Impuestos Generales de Importación y Exportación, nos precisa
que las reducciones de Aranceles, además pueden contemplarse
en los apéndices de los diferentes Acuerdos o Tratados de liberali-
zación comercial que celebre nuestro País, en los que se otorguen
tratamientos arancelarios preferenciales, es decir, reducciones o
eliminaciones del arancel establecido en la Ley Impositiva recién
citada, exponemos el texto de referencia:

7a Para dar cumplimiento a las negociaciones que los Estados


Unidos Mexicanos realiza con otros países, por medio de las
cuales concede tratamientos preferenciales a la importación de
mercancías, estos se incluirán en las fracciones arancelarias co-
rrespondientes de la Tarifa del artículo 1 de esta Ley o en un
Apéndice adicionado a la misma; en donde se indicará la
fracción arancelaria de la mercancía negociada, el tratamiento
preferencial pactado para cada una de ellas y el país o países a
los que se otorgó dicho tratamiento.

Debemos observar que la Ley de Comercio Exterior en su artícu-


lo 13, nos determina otras modalidades de los aranceles aduane-
ros, sin embargo, realmente, lo que esta determinando es lo con-
trario, es decir, un des arancel, es decir, mediante estas figuras, se
efectúa una disminución total o parcial del arancel previsto en la
Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación,
como lo podemos observar en el dispositivo citado, que a la letra
precisa:

Los aranceles a que se refiere el artículo anterior podrán adoptar


las siguientes modalidades:
1. Arancel-cupo, cuando se establezca un nivel arancelario
para cierta cantidad o valor de mercancías exportadas o
importadas, y una tasa diferente a las exportaciones o im-
portaciones de esas mercancías que excedan dicho monto;
2. II. Arancel estacional, cuando se establezcan niveles aran-
celarios distintos para diferentes períodos del año, y
3. III. Las demás que señale el Ejecutivo Federal.

187
Del análisis de este dispositivo se desprende que lo que establece
es contrario a lo que constituye un arancel, que es un porcentaje
a manera de cuota que se aplicará al valor en aduanas de la mer-
cancías para obtener en su caso el impuesto General de Impor-
tación, los tipos de aranceles que determina la Ley de Comercio
Exterior, son mecanismos de exención del pago de impuesto, que
se manifiestan solo en los aranceles cupo o estacionales previstos
en el artículo 12 de dicha ley.
Nuestras afirmaciones la podemos constar en el Acuerdo por
el que se da a conocer el cupo y mecanismo de asignación para
importar azúcar originaria de la República de Nicaragua en
2011 y enero de 20125 , que nos precisa:

Acuerdo
1.- Se establece un cupo para importar 15 mil toneladas de
azúcar clasificada en las fracciones arancelarias 1701.11.01,
1701.11.02, 1701.99.01, 1701.99.02 y 1701.99.99 con arancel
exento, de conformidad con lo establecido en la Decisión No. 7
de la Comisión Administradora del Tratado de Libre Comercio
entre el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el Gobier-
no de la República de Nicaragua.

Presentamos este siguiente caso para reafirmar nuestras conclu-


siones, que lo que se llama arancel cupo y arancel estacional es
realmente un des arancel, en las disposiciones del Acuerdo por el
que se establece el cupo y mecanismo de asignación para impor-
tar toronjas y limón originarios de la República del Perú6 , que
nos determina sobre el particular:

“Primero.- Se establece un cupo agregado anual para impor-


tar toronjas y limón libres de arancel de conformidad con
lo establecido en la Sección 2 del Anexo 3.4-A del Artículo 3.4
del Acuerdo de Integración Comercial entre los Estados Unidos
Mexicanos y la República del Perú como se indica en la siguiente
tabla:…”

Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 de octubre de 2011.


5

Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 01 de febrero de 2012.


6

188
III. Tratados o Acuerdos de liberación Arancelaria
Debemos partir que la mayor parte de los Tratados o acuerdos
de libre comercio o con diferente denominación, cuando se trata
de países miembros de la Organización Mundial del Comercio
(OMC), se suscriben con fundamento en el artículo XXIV del
Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), disposi-
tivo que nos precisa:

“ ... 4. Las partes contratantes reconocen la conveniencia de


aumentar la libertad del comercio, desarrollando mediante
acuerdos libremente concertados, una integración mayor de las
economías de los países que participan en tales acuerdos...
5. Por consiguiente, las disposiciones del presente acuerdo no
impedirán, entre los territorios de las partes contratantes, el es-
tablecimiento de una unión aduanera ni de una zona de libre
comercio, así como tampoco la adopción de un acuerdo provi-
sional necesario para el establecimiento de una unión aduanera
o de una zona de libre comercio.”.

Por su parte, tenemos entre los diferentes tratados de liberaliza-


ción comercial que tiene celebrado nuestro país:
a.Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT/
OMC);
b.Tratados de libre comercio;
c.Acuerdo para el Fortalecimiento de la Asociación Econó-
mica (Japón);
d.Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política
y Cooperación (Unión Europea)
e.Acuerdos de Complementación Económica;
f.Acuerdo de Integración Comercial;
g.Acuerdos de Alcance Parcial.
Considerando la anterior precisión, nos presentamos la siguiente
pregunta esencial:
¿Qué arancel le aplico a la mercancía que proviene de un país
con el que tenemos celebrado un tratado de libre comercio, aso-
ciación comercial, complementación económica o un acuerdo de
alcance parcial?
Para dar respuesta a dicha interrogante, tenemos que precisar
que los tratados o acuerdos citados los podemos clasificar en dos
tipos:
189
a.De liberalización arancelaria total, es decir que todos los
productos se incorporan al instrumento internacional,
como sucede generalmente en el caso del Acuerdo Gene-
ral de Aranceles y Comercio (GATT) y de los tratados de
libre comercio; y
b.De liberalización arancelaria parcial, es decir, en estos no
todos los productos se incorporan al instrumento interna-
cional, generalmente solo participan los productos en que
las partes son competitivos, el resto de ellos se excluyen
(EXCL) como son el caso de los demás tratados o acuer-
dos de alcance parcial, de complementación económica,
de asociación comercial, etc.

La celebración de un gran numero de tratados o acuerdos de li-


beralización comercial y arancelaria, lógicamente genera un sis-
tema jurídico complejo para la aplicación de los aranceles, como
lo reconoció el Gobierno Federal en la expedición del Decreto
de competitividad y reducción arancelaria de la zona económica
fronteriza7 , al precisar:

“Que la coexistencia de un amplio número de tratados de li-


bre comercio con instrumentos alternos de importación ha dado
como resultado un marco regulatorio complejo en materia de
comercio exterior, caracterizado por múltiples tasas arancelarias
para una misma mercancía en función del país de origen y de su
destino comercial, un gran número de trámites y controles que
realizar, y una alta carga administrativa para las empresas y el
Estado,;…”.

Debemos precisar, que independientemente de que un país sus-


criba un acuerdo de liberalización comercial, a su vez continua
manteniendo su propio marco legal de comercio exterior, el cual
que se aplicará en ocasiones conjunta y armónicamente con el
primero, sin embargo, para los países firmantes del acuerdo, su
marco jurídico preferente lo constituye el propio acuerdo o trata-
do internacional de comercio que se celebra.

Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 23 de enero de 2012.


7

190
Con lo que respecta a este esquema de aplicación de tratados in-
ternacionales en conjunción con las disposiciones legales nacio-
nales, hemos determinado que estamos ante un fenómeno que
denominamos “Tridimensionalismo del marco jurídico aduanero” 8, que
describimos en los siguientes términos:

El vocablo “tridimensional”, tiene la implicación sobre algo


“Que tiene tres dimensiones”, esta denominación la utilizamos
para explicar que el marco jurídico aplicable en materia adua-
nera cuenta con tres o más regímenes normativos para proceder
a la importación o exportación de mercancías, adicionalmente
estos regímenes son de diferente naturaleza en cuanto al órgano
generador, lo que propicia que tengamos por un lado el mar-
co jurídico aduanero nacional o interno, por otro lado tenemos
disposiciones del derecho internacionales público como: las dis-
posiciones jurídicas de la organización mundial del comercio;
los tratados de libre comercio, los acuerdos de alcance parcial y
finalmente se presentan disposiciones de derecho internacional
privado, como son los términos comerciales internacionales (IN-
COTERMS) y la Convención de las Naciones Unidas sobre los
Contratos de Compraventa Internacional de Mercaderías (Con-
vención de Viena de 1980). Con la característica adicional de
que estos marcos normativos se aplican simultáneamente y con
suma precisión, principalmente en la clasificación aduanera y
el calculo de las contribuciones y aprovechamientos correspon-
dientes.

Otra situación que se puede presentar al momento de aplicar el


arancel correspondiente a una mercancía que se encuentra so-
metida a procesos de liberalización arancelaria prevista en un
tratado o acuerdo internacional, se presentaría al contar con dos
aranceles a aplicar a dicha mercadería, por un lado tendríamos
el contemplado en la Ley de los Impuestos Generales de Impor-
tación y Exportación y por otro un arancel disminuido por el
mecanismo correspondiente al Tratado o Acuerdo Comercial,
la solución la localizamos en el artículo 1 del Decreto por el que
se establece la tasa aplicable para el 2001 del Impuesto Gene-
8
Rebolledo Herrera, Oscar, Ponencia presentada en el Congreso Internacional
de Culturas y Sistemas Jurídicos Comparados celebrado en el Instituto de In-
vestigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México en el
mes de febrero de 2004.
191
ral de Importación para las mercancías originarias de América
del Norte, la Comunidad Europea, Colombia, Venezuela, Costa
Rica, Bolivia, Chile, Nicaragua y el Estado de Israel9, que dispo-
nía:

“La importación de mercancías originarias de América del Nor-


te, de la región conformada por los Estados Unidos Mexicanos
y la comunidad Europea, de la región conformada por México,
Colombia y Venezuela, de la región conformada por México y
Costa Rica, de la Región conformada por México y Bolivia, de
la Región conformada por México y Chile, de la Región confor-
mada por México y Nicaragua y de la Región conformada por
México y el Estado de Israel, se gravarán de acuerdo a la menor
tasa arancelaria de entre la establecida en el artículo 1 de la Ley
del Impuesto General de Importación, y la preferencial conteni-
da en el Apéndice de este Decreto”.

En los siguientes apartados trataremos de explicar el funciona-


miento de los diversos mecanismos de reducción o eliminación
de aranceles resultantes de los diversos instrumentos internacio-
nales comentados.

IV. Tratamiento Arancelario en los Tratados de Libre


Comercio (TLC)
En primer lugar, nos corresponde precisar que debemos enten-
der por acuerdo de libre comercio, que constituye el documento
suscrito por dos o más países, a través del cual, entre otros temas
se eliminan las barreras arancelarias y técnicas que se encuentran
presentes en el comercio entre ellos, manteniendo cada partici-
pante en vigor sus propias disposiciones regulatorias para las im-
portaciones y exportaciones aplicables a países no suscritos. Por
su parte, Herminio Blanco define jurídicamente un acuerdo de
libre comercio, en los siguientes términos:

“ un instrumento legal que nos permitirá normar el más impor-


tante comercio exterior que México ha establecido con Estados
Unidos...” 10.
9
Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29 de diciembre de
2000,
10
Blanco Mendoza, Herminio, 4to Foro Nacional de Instituto Mexicanos de
Ejecutivos de Finanzas (IMEF), 28 de mayo de 1992 Monterrey, N.L. y revista
El Mercado de Valores No. 1, julio de 1992, p. 11.
192
En principio tenemos que la Ley de los Impuestos Generales de
Importación y Exportación, establece los aranceles que se apli-
can en la importación o exportación de mercaderías, pero los
Tratados de Libre Comercio, contemplan un mecanismo de des-
gravación arancelaria que se regula principalmente en sus anexos.
Ahora bien, por desgravación arancelaria debemos entender

“Eliminación progresiva y cronológica de aranceles aduaneros


para bienes considerados originarios, que se encuentra negocia-
da dentro de los Tratados y Acuerdos comerciales firmados por
México con otros países”.

Adicionalmente tenemos que los tratados de libre comercio, con-


templan un programa de desgravación arancelaria, que pode-
mos clasificar en las siguientes categorías:

a.La categoría A, que corresponde a los productos que que-


darán desgravados de inmediato a la entrada en vigor el
Tratado;
b.La categoría B mediante la cual se determina la elimina-
ción del arancel en bloques de 3 a 5 años, es decir que la
eliminación del arancel es un período relativamente corto;
c.La categoría C prevé que linealmente el arancel va a llegar
a cero en un período de 10 años.
d.La categoría D que incorpora todos aquellos bienes que es-
taban exentos del pago de aranceles y que van a continuar
en esa misma situación; y
e.La categoría E que tiene una desgravación en 15 años para
productos especiales.

En el caso del Tratado de Libre Comercio con América del Nor-


te (TLCAN), tenemos que la desgravación arancelaria se pactó
en la fracción 2 del artículo 302, que determina al respecto:

193
SEGUNDA PARTE: COMERCIO DE BIENES
Capítulo III: Tratado Nacional y Acceso de Bienes al
Mercado
…..
Sección B - Aranceles
Artículo 302. Eliminación arancelaria

2. Salvo que se disponga otra cosa en este Tratado, cada una
de las Partes eliminará progresivamente sus aranceles aduaneros
sobre bienes originarios, en concordancia con sus listas de des-
gravación incluidas en el Anexo 302.2.

Por su parte, el Anexo 302.2, relativo a la eliminación arancela-


ria, nos precisa las categorías de desgravación:

1. Salvo que se disponga otra cosa en la lista de desgravación


arancelaria de cada una de las Partes adjunta a este anexo, las
siguientes categorías de desgravación arancelaria se aplican a la
eliminación de aranceles aduaneros por cada una de las Partes
conforme al Artículo 302(2):

a.Los aranceles aduaneros sobre los bienes comprendidos en las


fracciones de la categoría de desgravación A en la lista de des-
gravación de una Parte se eliminarán por completo y dichos
bienes quedarán libres de arancel aduanero a partir del 1º de
enero de 1994;
b.Los aranceles aduaneros sobre los bienes comprendidos en las
fracciones de la categoría de desgravación B en la lista de des-
gravación de una Parte se eliminarán en 5 etapas anuales igua-
les a partir del 1º de enero de 1994, y dichos bienes quedarán
libres de arancel aduanero a partir del 1º de enero de 1998;
c.Los aranceles aduaneros sobre los bienes comprendidos en
las fracciones de la categoría de desgravación C en la lista de
desgravación de una Parte se eliminarán en 10 etapas anuales
iguales a partir del 1º de enero de 1994, y dichos bienes queda-
rán libres de arancel aduanero a partir del 1º de enero de 2003;
d.Los aranceles aduaneros sobre los bienes comprendidos en las
fracciones de la categoría de desgravación C+ en la lista de
desgravación de una Parte se eliminarán en 15 etapas anuales
iguales a partir del 1º de enero de 1994, y dichos bienes queda-
rán libres de arancel a partir del 1º de enero de 2008; y

194
e.Los aranceles aduaneros sobre los bienes comprendidos en las
fracciones de la categoría de desgravación D en la lista de des-
gravación de una Parte continuarán recibiendo trato libre de
impuestos.

Estas desgravaciones se efectúan de forma proporcional cada


año en un lapso de generalmente de 4 a 15 años, es decir al con-
cluir la desgravación, el arancel debe ser cero por ciento o deter-
minarse exento, como lo podemos observar en el siguiente caso:

Fracción Descrip- Modali- Arancel del 1 de enero al 31 de


ción dad de la diciembre del año respectivo
mercan-
cía
A
partir Nota
de
2018
2012 2013 2014 2015 2016 2017

0407.00.01 Huevo
fresco para
consumo
humano,
excepto lo
compren-
dido en la
fracción
0407.00.03. 7.2 6.0 4.8 3.6 2.4 1.2 Ex.

0407.00.02 Huevos
congelados.
7.2 6.0 4.8 3.6 2.4 1.2 Ex.

Nota: Para el año 2012, el arancel aplicable será del 1 de febrero al 31 de


diciembre.
Fuente: Acuerdo por el que se da a conocer la tasa aplicable a partir del 1
de febrero de 2012 del Impuesto General de Importación para las mercancías
originarias de la República del Perú.11

Si bien es cierto, que la desgravación se puede efectuar por los


importadores directamente apegándose a los anexos y a las listas
de Desgravación del Tratado de Libre Comercio correspondien-
te, las autoridades administrativas con el objetivo de dar a cono-
cer a los operadores y a las autoridades aduaneras las condicio-
nes arancelarias y los mecanismos que regirán la importación de
las mercancías originarias y por ende, facilitar su cumplimiento,

Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 1 de febrero de 2012.


11

195
publican un instrumento administrativo denominado TASA, en
la cual se presenta la desgravación correspondiente y se señala
el arancel desgravado que tendrá cada producto anualmente, ya
sea de manera individual para un tratado de libre comercio o de
manera conjunta para varios tratados de libre comercio.
Debemos resaltar que en los primeros tratados que nuestro
país celebró, dicha tasa se publicaba de manera anual y en últi-
mas fechas ya se publica en el Acuerdo Administrativo, todos los
períodos de desgravación para cada una de las listas o apéndices
de desgravación acordados en el tratado correspondiente, lo an-
terior lo ejemplificamos en los siguientes casos:

a.Decreto por el que se establece la tasa aplicable para el 2001


del Impuesto General de Importación para las mercancías
originarias de América del Norte, la Comunidad Europea,
Colombia, Venezuela, Costa Rica, Bolivia, Chile, Nicaragua
y el Estado de Israel12 .
b.Decreto por el que se establece la tasa aplicable a partir del 1º
de enero de 2004 del impuesto General de Importación para
las mercancías originarias de Bolivia y Chile;13 y
c.Decreto por el que se establece la tasa aplicable para el 2004
del Impuesto General de Importación para las mercancías
originarias de la Comunidad Europea, Suiza, Noruega, Is-
landia, Israel, Guatemala, Salvador, Honduras, Nicaragua,
Colombia, Venezuela y Uruguay14 .
d.Acuerdo por el que se da a conocer la tasa aplicable a partir
del 1 de febrero de 2012 del Impuesto General de Impor-
tación para las mercancías originarias de la República del
Perú15.

En lo concerniente al Tratado de Libre Comercio de América del


Norte, hasta el año del 2003, se publicó la tasa de manera anual,
12
Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29 de diciembre de
2000
13
Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 31 de diciembre de
2003.
14
Ibidem.
15
Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 1 de febrero de 2012.
196
toda vez que a partir de ese propio año, la mayor parte de las
fracciones arancelarias se encontrarían totalmente desgravadas,
tal situación se determinó en el Decreto por el que se establece la
Tasa Aplicable durante 2003, del Impuesto General de Impor-
tación, para las mercancías originarias de América del Norte16 ,
como lo precisó su considerando en los siguientes términos:

“ Que se estableció el 1 de enero de 2003 como fecha máxima


para la eliminación de los aranceles para la mayor parte del uni-
verso de mercancías que conforman el comercio trilateral de bie-
nes originarios de América del Norte, salvo un número reducido
de productos considerados altamente sensibles...”.

Por lo que corresponde a las mercancías altamente sensibles no


desgravadas sobre las cuales se aplican los aranceles determina-
dos en la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Ex-
portación se encuentran los productos agropecuarios como nos
lo precisa Carlos Salinas:

“ Pero es necesario recordar que el TLCAN estableció que los


productos del campo tuvieran los plazos de protección más lar-
gos: 15 años...”17

Finalmente, debemos precisar que en la práctica el apéndice en


el cual se establecen los aranceles desgravados no los localizamos
en los Tratados de Libre Comercio, sino en el Decreto Adminis-
trativo del Gobierno Federal en el cual se da a conocer la tasa
que contiene dichos gravámenes disminuidos, con lo cual no se
apega estrictamente a lo establecido en la Séptima Regla Com-
plementaria de la tarifa de los Impuestos Generales de Importa-
ción y Exportación, contenida en el artículo 2 fracción II de la
Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación,
que nos precisa que las reducciones de aranceles, deben contem-
plarse en los apéndices de los diferentes Acuerdos o Tratados de
liberalización comercial.

16
Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 31 de diciembre de
2003.
17
Salinas de Gortari, Carlos, “Diez Años del TLCAN y el Fracaso de Cancún”,
Foreign Affairs, en español. ITAM, Vol. 4. Número 1, 2004, p. 9
197
V. Los Acuerdos de Alcance Parcial y Acuerdos de Com-
plementación Económica

Debemos precisar que gran parte de estos acuerdos se celebran


al amparo del Tratado de Montevideo18 , mediante el cual se pro-
yecta en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI)
con el objeto de dar continuidad a los procesos de integración
económica en Latinoamérica y del cual se desprende el Mercado
Común del Sur (MERCOSUR).
La ALADI propicia la creación de un área de preferencias
económicas en la región, con el objetivo final de lograr un mer-
cado común latinoamericano, mediante tres mecanismos:

a.Una preferencia arancelaria regional que se aplica a pro-


ductos originarios de los países miembros frente a los arance-
les vigentes para terceros países;
b.Acuerdos de alcance regional (comunes a la totalidad de los
países miembros); y
c.Acuerdos de alcance parcial, con la participación de dos o
más países del área.

En este punto se hace necesario precisar el contenido de los


acuerdos comerciales que se desprende de dichos Acuerdo Mul-
tilaterales de Comercio:

a.Acuerdo de Alcance Parcial. Es el tipo de acuerdo bilate-


ral más básico en materias arancelarias que persigue liberar
parcialmente el comercio de listados acotados de productos.
Normalmente se le concibe como una primera etapa en un
proceso de apertura mayor a largo plazo.

b.Acuerdo de Complementación Económica (ACE). Es la


denominación que usan los países latinoamericanos en los
acuerdos bilaterales que contraen entre sí para abrir recípro-
camente sus mercados de mercancías, los que se inscriben en
el marco jurídico de la Asociación Latinoamericana de Inte-
gración (ALADI). Los ACE apuntan a objetivos integradores
Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 31 de marzo de 1981.
18

198
de apertura de mercados mayores que los acuerdos de alcance
parcial.
En estos acuerdos comerciales que nuestro país celebra general-
mente con las naciones latinoamericanas, se operan con la de-
nominadas “preferencias arancelarias o tasas arancelarias preferenciales”,
misma que se constituye por una reducción directa en términos
porcentuales que se aplica sobre el arancel establecido en la Ta-
rifa de la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Ex-
portación.
Las preferencias arancelarias sólo se aplican a importaciones
de bienes originarios de países con los que México tenga suscritos
dichos acuerdos comerciales, llegando a establecerse hasta de un
100 % del arancel establecido en la Ley de los Impuestos Gene-
rales de Importación y Exportación, lo que implica que si una
mercancía proviene de un país con el cual se tiene celebrado un
acuerdo de estos tipos, deberá disminuirse al arancel establecido
en la ley mexicana, el porcentaje de preferencia directamente so-
bre el arancel y solo aplicar como tarifa la diferencia resultante,
como a continuación ejemplificamos:

APLICACIÓN
LIGIE AAP NO. 6 ARGENTINA

CABALLOS DE PURA CABALLOS DE PURA


SANGRE SANGRE
ARANCEL PREFERENCIA
ARANCELARIA
OTORGADA

20% 50%
ARANCEL APLICABLE A CABALLOS PURA SANGRE
ORIGINARIOS DE ARGENTINA AAP NO. 6 ARGENTINA:
10%

En estos Acuerdos, se otorgan preferencias arancelarias por los


países suscriptores mutuamente, las cuales generalmente están
contenidas en un apéndice o anexo del mismo Acuerdo o de un
199
documento derivado de dicho acuerdo, como puede ser una de-
cisión o un protocolo, como a continuación ejemplificamos:

a.Tercer Protocolo Adicional al Apéndice IV sobre el comer-


cio en el Sector Automotor entre el Uruguay y México, del
Acuerdo de Complementación Económica No. 55 celebrado
entre el Mercosur y los Estados Unidos Mexicanos19 :

Artículo Primero. A partir del 1o. de abril de 2011 las Partes


aplicarán a su comercio recíproco un arancel de cero por ciento
(0%), sin limitación de cupo, a las importaciones de los productos
automotores comprendidos en los literales a) y b) del Artículo
1o. del Apéndice IV “sobre el Comercio en el Sector Automotor
entre el Uruguay y México” del Acuerdo de Complementación
Económica No. 55 celebrado entre el MERCOSUR y los Esta-
dos Unidos Mexicanos (ACE 55), que cumplan con las disposi-
ciones de origen del Anexo II (Régimen de Origen) del ACE 55.

b. Acuerdo de Complementación Económica No. 51 suscrito en-


tre el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el Gobierno
de la República de Cuba.20

Acuerdo
Primero.- Para la aplicación de las preferencias arancelarias
porcentuales, otorgadas por los Estados Unidos Mexicanos a la
República de Cuba, para la importación al mercado interno, se
estará a la siguiente:
Tabla de las preferencias arancelarias porcentuales que otorgan
los Estados Unidos Mexicanos a la República de Cuba, para la
importación al mercado interno en el marco del Acuerdo de
Complementación Económica No. 51

Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 30 de marzo de 2011.


19

Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29 de junio de 2012.


20

200
Fracción Descripción Observaciones Preferen-
LIGIE cia aran-
celaria
porcen-
tual
(1) (2) (3) (4)

01.01 Caballos, asnos, 50


mulos y burdéga-
0101.29 nos, vivos.
0101.29.01 - Caballos:
01.05
-- Los demás.
0105.94
Para saltos o carre-
ras.
0105.94.01
Gallos, gallinas,
patos, gansos, pavos
(gallipavos) y pinta-
das, de las especies
domésticas, vivos.
- Los demás: 50
-- Gallos y gallinas.
Gallos de pelea.

VI. Conclusión
En la aplicación de los tratados internacionales en materia de
liberalización comercial, es necesario aplicar herramientas en
materia de instrumentalidad jurídica, toda vez que se requiere
el manejo de un sinnúmero de ordenamientos internacionales y
administrativos nacionales, para la exacta aplicación del arancel
correspondiente, lo que sin duda, además de las capacidades de
elevado razonamiento, ordenación y precisión que se exigen, es
necesario la constante compilación actualizada de los diversos
instrumentos normativos a aplicar.

201
Bibliografía
Acuerdo de Complementación Económica No. 51 suscrito entre
el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el Gobierno de
la República de Cuba , publicado en el Diario Oficial de la Fede-
ración el 29 de junio de 2012.

Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT).

Acuerdo por el que se da a conocer el cupo y mecanismo de


asignación para importar azúcar originaria de la República de
Nicaragua en 2011 y enero de 2012, publicado en el Diario Ofi-
cial de la Federación el 20 de octubre de 2011.

Acuerdo por el que se da a conocer la tasa aplicable a partir del


1 de febrero de 2012 del Impuesto General de Importación para
las mercancías originarias de la República del Perú, publicado en
el Diario Oficial de la Federación el 01 de febrero de 2012.

Acuerdo por el que se establece el cupo y mecanismo de asigna-
ción para importar toronjas y limón originarios de la República
del Perú, Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 01 de
febrero de 2012.

BLANCO MENDOZA, Herminio, Ponencia, 4to Foro Nacional


de Instituto Mexicanos de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), 28 de
mayo de 1992 Monterrey, N.L. y revista El Mercado de Valores No.
1, julio de 1992.

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Decreto de competitividad y reducción arancelaria de la zona


económica fronteriza, publicado en el Diario Oficial de la Federación
el 23 de enero de 2012.

Decreto por el que se establece la tasa aplicable a partir del 1º


de enero de 2004 del impuesto General de Importación para las
mercancías originarias de Bolivia y Chile , publicado en el Diario
Oficial de la Federación el 31 de diciembre de 2003.
202
Decreto por el que se establece la Tasa Aplicable durante 2003,
del Impuesto General de Importación, para las mercancías ori-
ginarias de América del Norte , publicado en el Diario Oficial de la
Federación el 31 de diciembre de 2002.

Decreto por el que se establece la tasa aplicable para el 2001 del


Impuesto General de Importación para las mercancías origina-
rias de América del Norte, la Comunidad Europea, Colombia,
Venezuela, Costa Rica, Bolivia, Chile, Nicaragua y el Estado de
Israel, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29 de diciem-
bre de 2000.

Decreto por el que se establece la tasa aplicable para el 2004


del Impuesto General de Importación para las mercancías ori-
ginarias de la Comunidad Europea, Suiza, Noruega, Islandia,
Israel, Guatemala, Salvador, Honduras, Nicaragua, Colombia,
Venezuela y Uruguay, publicado en el Diario Oficial de la Federación
el 31 de diciembre de 2003.

Dehesa, Guillermo de la, “¿Quién gana y quién pierde con la


globalización?”, Opinión, Diario El País Digital No. 1610, 29 de
septiembre de 2000, España, www.elpais.es

ESTEFANÍA JOAQUÍN, “Gobernar la globalización”, Opi-


nión, Diario El País Digital No. 1388, 02 de octubre de 2000, Es-
paña, www.elpais.es.

Ley de Comercio Exterior.

Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación


(LIGIE).

-Rebolledo Herrera, Oscar, “Nombre de la ponencia”, Ponencia


presentada en el Congreso Internacional de Culturas y Sistemas
Jurídicos Comparados celebrado en el Instituto de Investigacio-
nes Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México
en el mes de febrero de 2004.
-Rebolledo Herrera, Oscar, “Un enfoque jurídico de los acuer-
203
dos de libre comercio”, Revista ANADE, volumen 8, año 4 de la
Asociación Nacional de Abogados de Empresas, Marzo de 1994.

-Salinas de Gortari, Carlos, “Diez Años del TLCAN y el Fracaso


de Cancún”, Foreign Affairs, en español. ITAM, Vol. 4. Número
1, 2004.

-Tercer Protocolo Adicional al Apéndice IV sobre el comercio en


el Sector Automotor entre el Uruguay y México, del Acuerdo de
Complementación Económica No. 55 celebrado entre el Mer-
cosur y los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario
Oficial de la Federación el 30 de marzo de 2011.

-Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN).

-Tratado de Montevideo, Asociación Latinoamericana de Inte-


gración (ALADI), publicado en el Diario Oficial de la Federación
el 31 de marzo de 1981.

204
CAPÍTULO VIII
LOS TRATADOS INTERNACIONALES EN
MATERIA TRIBUTARIA

Freddy A. Priego Álvarez1

SUMARIO. 1. Introducción. La materia tributaria; 2. Los tratados interna-


cionales como fuente del Derecho tributario; 3. Tipos de tratados en materia
financiera; 4. La doble imposición internacional; 5. Conclusiones; y 6. Biblio-
grafía

1. Introducción. La materia tributaria


La materia tributaria o fiscal como mayoritariamente se le cono-
ce en México2 , ha conformado su propio ámbito de influencia al
irse especializando el análisis de las finanzas públicas, pues “por
la diversa naturaleza de las materias que componen la vasta tra-
ma del Derecho financiero, parece más conforme con un exacto
criterio sistemático adoptar como objeto de estudio de la discipli-
na jurídica diferenciada tan sólo aquella parte del Derecho finan-
ciero que se refiere a la imposición y a la recaudación de tributos,
cuyas normas son, en efecto, susceptibles de coordinarse en un
sistema científico, por ser las que regulan de un modo orgánico
1
Doctor en Derecho Financiero y Tributario por la Universidad de Salamanca,
España, Sobresaliente Cum Laude. Profesor Titular de Derecho Fiscal en la
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Investigador Nacional nivel 1 del
Sistema Nacional de Investigadores.
2
Término que parece gozar de poca fortuna al considerar que el verdadero
objeto de estudio de esta disciplina jurídica no es el fisco sino el tributo y las
relaciones jurídicas que surgen en torno a él; sin embargo, quizá el origen de
esta connotación la encontremos en la aversión nacional por la época de la Co-
lonia y que se pone de manifiesto en que desde el s. XIX en lugar de súbditos
somos ciudadanos, no pagamos tributos preferimos contribuir al gasto público,
etc. Para mayor abundamiento, Vid. Margadant, Introducción a la historia del
Derecho mexicano, 18ª ed., Esfinge, México, 2002, pp. 156 y ss.
una materia bien definida, la relación jurídico-tributaria desde su
origen hasta su realización”3.
Dicha especialización se ha ido haciendo presente a lo largo
del pasado s. XX y puesta de manifiesto en extraordinarias de-
notaciones de ciencia de la autoría de verdaderos maestros como
BLUMENSTEIN, GIANNINI o HENSEL, mismas que consti-
tuyen la mejor prueba de la lozanía y vigor de nuestra disciplina
que, en palabras de GONZÁLEZ GARCÍA, “con poco más de
cien años de historia en sus espaldas deja atrás moldes que em-
pieza a considerar clásicos para emprender nuevos caminos”4 .
Cabe mencionar que ese andar de la ciencia no ha estado
exento de profundas diferencias y tropiezos en torno al contenido
mismo del Derecho tributario, pues mientras en algunos Orde-
namientos no se ha dudado en la inclusión de los derechos5 , es
imposible omitir que la doctrina alemana, tal como parece acon-
tecer con la española y la italiana por la mayor elaboración de
la teoría jurídica del impuesto, limita su ámbito de estudio a los
impuestos impulsada por una fuerte resistencia a considerar a los
derechos prestaciones patrimoniales coactivas ciertas.

3
Vid. Giannini, Instituciones de Derecho tributario, Editorial de Derecho Fi-
nanciero, Madrid, 1957, p. 7. Sobre la construcción teórica del Derecho tribu-
tario, Vid. D´Amati, “El Derecho Tributario”, en Tratado de Derecho Tributa-
rio, t. I, Temis, Bogotá, 2001, pp. 52 y ss.
4
Vid. “Concepto y contenido del Derecho Tributario”, en Manual de Derecho Tri-
butario, Porrúa, México, 2008, p. 2. En el mismo sentido, SAINZ DE BUJAN-
DA, Sistema de Derecho Financiero, vol. II, Universidad Complutense de Madrid,
Madrid, 1977, pp. 68 y ss.
5
En el Derecho tributario mexicano, el Código Fiscal de la Federación -no sin
imprecisiones conceptuales de fondo- no da espacio a la duda, al reconocer li-
teralmente una contribución o tributo en los derechos –llamados también tasas,
licencias, permisos, cánones, etc.- definiéndolos en su artículo 2, fracción IV,
como: “las contribuciones establecidas en Ley por el uso o aprovechamiento de
los bienes del dominio público de la Nación, así como por recibir servicios que
presta el Estado en sus funciones de derecho público, excepto cuando se presten
por organismos descentralizados u órganos desconcentrados cuando en este
último caso, se trate de contraprestaciones que no se encuentren previstas en
la Ley Federal de Derechos. También son derechos las contribuciones a cargo
de los organismos públicos descentralizados por prestar servicios exclusivos del
Estado”.

206
Así, pese a la divergencia de criterios surgidos en el pasado
siglo a uno y otro lado del Atlántico, en nuestro país el consti-
tuyente federal tiene al Derecho tributario como una rama del
Derecho público encargada de la detracción de un porcentaje
del patrimonio de los contribuyentes con la finalidad de satisfacer
el gasto público acorde a su capacidad contributiva tal como lo
disponen las leyes6 . Concepto del que se pueden extraer algu-
nos elementos fundamentales: 1. Al ser una rama del Derecho
público, los derechos y obligaciones manan de la ley constitu-
yendo obligaciones ex lege y no de una expresión de la voluntad
plasmada en un acuerdo, contrato o convenio; 2. La detracción
de un porcentaje del patrimonio de los sujetos pasivos, nos sitúa
ante una prestación patrimonial de dar; 3. El destino al gasto pú-
blico de cualquier orden de gobierno constituye la legitimación
misma de la carga, pues el gasto público connota un beneficio
común a la sociedad en general7 ; 4. La presencia de la capacidad
contributiva8 podría abrir nuevamente espacio a la polémica
para la aceptación pacífica de los derechos en nuestra discipli-
na científica puesto que “no exteriorizan capacidad contributiva
alguna (los obligados por ley a su cumplimiento) y menos aun
una magnitud de la misma”9 ; sin embargo, con la intención de
apartarnos de esta larga discusión10 por exceder los fines preten-
6
El artículo 31 fracción IV señala como una obligación el “Contribuir para los
gastos públicos, así de la Federación, como del Distrito Federal o del Estado y
Municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispon-
gan las leyes”.
7
Sobre el concepto de gasto público, Vid. Priego Álvarez, Introducción al Dere-
cho presupuestario. Naturaleza y efectos jurídicos. Estudio en España y en México,
Porrúa, México, 2004, pp. 241 y ss.
8
Para mayor amplitud sobre el principio de capacidad contributiva, Vid. Gar-
cía Bueno, El principio de capacidad contributiva a la luz de las principales aportaciones
doctrinales en Italia, España y México, Tribunal de Justicia Fiscal y Administrativa,
México, 2002, pp. 29 y ss.
9
Vid. González García y Lejeune Valcárcel, Derecho Tributario, t. I, Plaza Univer-
sitaria, Salamanca, 2000, p. 158.
10
No resulta fácil aceptar a bote pronto la naturaleza tributaria ni, por tanto,
la presencia y respeto del principio de capacidad contributiva por parte de los
derechos, pues la capacidad contributiva se tiene como “un elemento necesario
pero no suficiente para que surja la obligación tributaria […] rara vez se toma
la capacidad contributiva como punto de referencia para graduar el volumen

207
didos por la presente colaboración, podemos concluir sin temor
al equívoco que si bien es cierto que los derechos no son sólo
una contraprestación, también lo es que no son “una relación de
cambio, ni de intercambio entre el Estado y el contribuyente; la
tasa es un tributo y, por tanto, participa de la naturaleza jurídica
correspondiente a este tipo prestaciones”11 ; y 5. En concordan-
cia con el primer punto, se afirma que no sólo no estamos ante el
resultado de un acuerdo de voluntades sino que el tributo cons-
tituye la expresión de respeto al principio de reserva de ley12 al
conceder el constituyente, en exclusiva, la creación de los tributos
y definición de sus elementos esenciales al ejercicio de la potestad
tributaria normativa del Estado13 .
Al hacer una pausa para analizar brevemente el último pun-
to que versa sobre el principio de reserva de ley, nos encontra-
mos con un desdoblamiento del principio de legalidad en su
ámbito normativo de generación del Derecho, de ahí que M. S.
de la carga, toda vez que estas prestaciones tributarias responden al principio
del beneficio y no al de capacidad de pago”. Vid, González García, “La tasa
como especia del Género tributo”, en Tasas y Precios Públicos en el Ordenamiento
Jurídico Español, Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1991, p. 30. Sobre el
mismo tema, Vid. Rezzoagli, “La capacidad contributiva y su manifestación en
el sistema tributario”, en Direito Financeiro e Tributário Comparado, Editora
Saraiva, Sao Paulo, 2014, p. 308 y ss.
11
Al respecto, Vid. García Etchegoyen, El principio de capacidad contributi-
va. Evolución dogmática y proyección en el Derecho argentino, Universidad
Austral-Editorial Ábaco, Buenos Aires, 2004, pp. 108 y ss. En el mismo sentido
y por su autoridad, Vid. Giannini, “Il concetto giuridico di tassa”, en Rivista
Italiana di Diritto Finanziario, t. I, 1937, p. 13 y García DE ENTERRÍA, “Sobre
la naturaleza de la tasa y las tarifas de los servicios públicos”, en Revista de
Administración Pública, número 12, 1953, p. 135. Para el Ordenamiento mexi-
cano, Vid. Torruco Salcedo, “El concepto de la categoría tributaria Derecho
en el Ordenamiento Jurídico Mexicano”, en Direito Financeiro e Tributário
Comparado, citado, pp. 500 y ss.
12
En este sentido, Vid. Mayer, Derecho Administrativo Alemán I. Parte Gene-
ral, Editorial Depalma, Buenos Aires, 1949, p. 98. Sobre la recepción de este
principio en el Derecho mexicano, Vid. Paredes Rangel y Rodríguez Lobato,
El principio de reserva de ley en materia tributaria, Porrúa, México, 2001, pp. 74 y ss.,
y Torruco Salcedo, “Los principios constitucionales tributarios”, en Manual de
Derecho Tributario, citado, pp. 15 y ss.
13
Sobre la potestad tributaria normativa, Vid. Priego Ávarez, “La Potestad Tri-
butaria Normativa”, en Manual de Derecho Tributario, citado, pp. 125 y ss.

208
GIANNINI le definiera como una norma sobre la producción
normativa14 delimitando las materias que deben ser producidas
exclusivamente por ley. Lo cual denota un par de aseveraciones
de carácter positivo, la primera, en torno a que sólo mediante
disposición emitida por los Poderes legislativos federales o loca-
les, es decir, mediante el ejercicio del procedimiento legislativo
ordinario se dará vida a un instituto tributario y otro, del orden
negativo, por el cual dichos órganos legislativos no podrán re-
nunciar o delegar dicha atribución en cualquier ente distinto a
él, que incluso gozando de facultades normativas, éstas no parti-
cipen del rango y valor de ley15 .
La doctrina más especializada ha reconocido en esta prohi-
bición para no generar normas tributarias dirigida al Ejecutivo,
que bien puede entenderse siguiendo a BERLIRI como una
manifestación de desconfianza del constituyente al Gobierno y
a su contrapeso legislativo16 , alguna excepción en el supuesto de
la reserva relativa por la cual sólo están vedados a normas con
naturaleza jurídica distinta o inferior a la ley lo referente a los
elementos esenciales del tributo, los beneficios y minoraciones
tributarias así como las infracciones y sanciones de la materia.
Caben, empero, otras dos opciones en cuanto a: 1. Crear tributos
vacíos de contenido, dejando a una norma de rango inferior todo
el trabajo, así como; y 2. Regular por ley todos los aspectos for-
males y materiales de la relación jurídico tributaria17 , las cuales
deben ser descartadas bajo el entendido que la primera produci-
ría los mismos efectos jurídicos que si no existiera la reserva como
tal mientras que la segunda nos colocaría en una reserva absoluta
que no se reconoce en nuestro ordenamiento ni en la órbita del
14
Vid. “I proventi degli enti pubblici minori e la reserva della lege” en Rivista di
Diritto Finanziario e Sciencia delle Finanze, Giuffrè, Milano, 1957, p. 9.
15
En este sentido, Vid. Amatucci, L´ordinamento giuridico finanziario, 6ª ed., Jovene
Editore, Napoli, 1999, p. 20 y De Otto, Derecho Constitucional. Sistema de
fuentes, 2ª ed., Editorial Ariel, Barcelona, 1998, p. 154.
16
Más ampliamente, Vid. “Apunti sul fondamento e il contenuto dell´art. 23 de-
lla costituzione”, en Studi in Onore di Aquille Donato Giannini, Giuffrè, Milano, 1961,
p. 170.
17
Con mayor detalle, Vid. González García, “Principio de legalidad tributaria
en la Constitución de 1978”, en Seis Estudios sobre el Derecho Constitucional e Inter-
nacional Tributario, EDERSA, Madrid, 1980, p. 65.

209
denominado derecho continental europeo (germano-francés, de
modo más preciso) en virtud del respeto o límite impuesto por la
facultad reglamentaria del Ejecutivo.
Ahora bien, no debemos olvidar que tratándose del principio
de reserva de ley en materia tributaria tenemos como anteceden-
te al principio de la auto-imposición, es decir, la expresión de la
voluntad o el consentimiento de los súbditos para soportar las
cargas fiscales como consecuencia del surgimiento de los Estados
nacionales y el incremento constante de sus gastos. Antecedente
que reviste importancia mayúscula al entender que las solicitudes
que los monarcas hacían a sus súbditos, primero de forma ex-
traordinaria y más tarde periódicamente, se regían por la Teoría
Voluntarista del Impuesto hasta llegar al surgimiento del Estado
Constitucional con lo que la auto-imposición da paso al surgi-
miento de la reserva de ley en materia tributaria, con lo que el
concepto de Derecho se identifica con la ley, concebida como
sinónimo de máxima expresión de la voluntad general18 .
Denótese con lo anterior, como la participación de los tra-
tados internacionales como fuente formal del Derecho tributa-
rio generadora de derechos y obligaciones parece complicarse
sobremanera dada su particular naturaleza y efectos jurídicos,
proceso jurídico para su negociación, aprobación, ratificación y
entrada en vigor, pues si bien es cierto la Suprema Corte de Justi-
cia de la Nación desde finales del s. XX ha venido construyendo
una teoría de supremacía en torno a los tratados internaciona-
les sobre el resto del ordenamiento patrio19 con la intención de
salvaguardar los derechos humanos reconocidos y tutelados por
disposiciones internacionales en los que México ha sido parte, no
es menos cierto que no existen tributos internacionales tomando
como referencia el ámbito espacial de validez de las leyes20 .
18
Vid. Sainz De Bujanda, Hacienda y Derecho I. Introducción al Derecho finan-
ciero de nuestro tiempo, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1962, pp. 317 y
ss.
19
Al respecto puede consultarse la Novena Época de la Suprema Corte de Jus-
ticia de la Nación, Vid. Tratados internacionales. Se ubican jerárquicamente por encima de
las leyes federales y en un segundo plano respecto de la Constitución federal, en www.scjn.
gob.mx.
20
Para mayor abundamiento sobre los principios de territorialidad y de residen-
cia, como manifestaciones de la eficacia de la ley tributaria en el espacio, Vid.
Priego Álvarez, “La eficacia de las leyes tributarias en el tiempo y en el espacio”,

210
2. Los tratados internacionales como fuente del Dere-
cho tributario
El numeral 133 determina que la “Constitución, las leyes del
Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los Tratados
que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren
por el Presidente de la República, con aprobación del Senado,
serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada Es-
tado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar
de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Consti-
tuciones o leyes de los Estados”. Precepto constitucional que se
manifiesta al listar las facultades exclusivas del Presidente, como
Jefe del Estado y del Gobierno mexicano, para celebrar los tra-
tados internacionales, así como terminar, denunciar, suspender,
modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones
interpretativas sobre los mismos, sometiéndolos a la aprobación
del Senado21 .
De lo anterior se desprende que los tratados internacionales son
ley suprema para toda la Unión, que son celebrados por el Ejecu-
tivo Federal y aprobados por el Senado y, siguiendo al legislador
ordinario22 , que son convenios regidos por el derecho interna-
cional público, celebrados por escrito entre el Gobierno de los
Estados Unidos Mexicanos y uno o varios sujetos de Derecho
Internacional Público, ya sea que para su aplicación requiera o
no la celebración de acuerdos en materias específicas, cualquiera
que sea su denominación, mediante el cual los Estados Unidos
Mexicanos asumen derechos y obligaciones.

en Manual de Derecho Tributario, citado, pp. 93 y ss.


21
Vid. Artículo 89 fracción X de la Constitución federal mexicana; ahora bien,
en cuanto a la facultad del Senado de la República, el propio constituyente fe-
deral establece como una facultad exclusiva, en el numeral 76 fracción I segun-
do párrafo, aprobar los tratados internacionales y convenciones diplomáticas
que el Ejecutivo Federal suscriba, así como su decisión de terminar, denunciar,
suspender, modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones inter-
pretativas sobre los mismos.
22
Vid. Artículo 2 fracción I de la Ley sobre la celebración de tratados, en ar-
monía con el numeral 2 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados, de 1969; aunque en el último instrumento se excluye como parte de
un tratado a los sujetos con personalidad jurídica reconocida por el Derecho
Internacional Público distintos de los Estados.
211
Se denota así el carácter voluntarista del Estado en la celebración
de los tratados23 y la participación restringida por mandato cons-
titucional que la representación ciudadana tiene en su proceso
de aprobación, pues al excluirse de dicho trámite al pleno de la
Cámara de Diputados del Congreso General, en origen podría
parecer que se estuviera dejando fuera la voluntad popular al en-
tender que los Senadores han representado desde su origen a los
Estados24 de la Unión y no al pueblo. No pretendemos señalar
un demérito en la naturaleza y efectos jurídicos de los tratados
internacionales sobre el resto del Ordenamiento ni menguar su
carácter de fuente generadora de derechos y obligaciones; empe-
ro, la evolución de la auto-imposición al principio de reserva de
ley tiene en su origen la expresión de la voluntad de los ciudada-
nos para soportar los gravámenes fiscales.
El contexto internacional la doctrina se ha preguntado ¿cómo se
integra el tratado internacional en el ordenamiento jurídico in-
terno? Lo que ha merecido dos grandes corrientes por respuesta,

23
Sobre la expresión del consentimiento como principio fundamental que rige
la teoría general de los tratados, Vid. PÉREZ TREMPS, “Las fuentes interna-
cionales y supranacionales”, en Derecho Constitucional. El Ordenamiento constitucio-
nal. Derechos y Deberes de los ciudadanos, vol. I, 6ª ed., Tirant lo Blanch, Valencia,
2003, pp. 116 y ss.; y MÉNDEZ SILVA, “Tratados Internacionales”, en Enci-
clopedia Jurídica Mexicana, t. VI, 2ª ed., Porrúa-UNAM, México, 2004, pp. 808-
809.
24
Cabe recalcar el hecho que hemos citado el origen del Senado, importado
a México de la Convención de Filadelfia de 1787, sabedores de lo estableci-
do por el constituyente federal mexicano en su numeral 56: “La Cámara de
Senadores se integrará por ciento veintiocho senadores, de los cuales, en cada
Estado y en el Distrito Federal, dos serán elegidos según el principio de vota-
ción mayoritaria relativa y uno será asignado a la primera minoría. Para estos
efectos, los partidos políticos deberán registrar una lista con dos fórmulas de
candidatos. La senaduría de primera minoría le será asignada a la fórmula de
candidatos que encabece la lista del partido político que, por sí mismo, haya
ocupado el segundo lugar en número de votos en la entidad de que se trate.
Los treinta y dos senadores restantes serán elegidos según el principio de re-
presentación proporcional, mediante el sistema de listas votadas en una sola
circunscripción plurinominal nacional”. Sobre el origen del federalismo, Vid.
Tena Ramírez, Derecho Constitucional Mexicano, 36ª ed., Porrúa, México, pp. 101
y ss., y sobre la conformación actual de la Cámara de Senadores, Carpizo y
Carbonell, “Derecho Constitucional”, en Enciclopedia Jurídica Mexicana, t. VIII,
2ª ed., Porrúa-UNAM, México, 2004, pp. 114 y ss.

212
llamadas teorías monista y dualista. En la primera, adoptada por
México, el tratado se integra en automático al derecho interno y
tiene un valor superior al de la ley, mientras que en la segunda se
requiere de una recepción especial del tratado mediante disposi-
ciones puntuales de la legislación interna25 .
En ese orden de ideas, parece encontrarse incompatibilidad
natural para que los tratados internacionales, aun cuando gozan
de supremacía normativa sobre el ordenamiento jurídico con
rango y valor de ley, tengan participación en la materia tributa-
ria, al menos en cuanto al establecimiento, reforma o derogación
de institutos tributarios. Sin embargo, a partir de la celebración
del Convenio de Adhesión en 1986 de nuestro país al GATT
(General Agreement on Tariffs and Trade)26 y de la posterior celebra-
ción del NAFTA (North America Free Trade Agreement) en 1994, los
instrumentos jurídicos internacionales han empezado a tener
una mayor participación en la materia tributaria liberando de
cargas arancelarias primero y evitando la doble o múltiple impo-
sición después en los casos de operaciones comerciales más allá
de nuestra geografía nacional.

3. Tipos de tratados en materia financiera


El señalar que se pone en duda la manifestación de los tratados
en materia tributaria en virtud del principio de reserva de ley,
no debe hacernos olvidar que la celebración de distintos instru-
mentos internacionales por parte de nuestro país han tenido un
impacto importante en las Finanzas públicas en general y en el
Ordenamiento tributario en particular. Así encontramos el Dere-
cho Tributario Internacional cuyo objeto de estudio y regulación
25
Sin embargo, señala González Martínez, “la polémica entre monismo y dua-
lismo carece de interés a la hora de interpretar la realidad positiva”, Vid. “Con-
venios para evitar la doble imposición: interpretación y alcance”, en Lecciones de
Derecho Tributario inspiradas por un maestro, t. I, Universidad del Rosario-Instituto
Colombiano de Derecho Tributario, Bogotá, 2010, p. 578.
26
En este sentido, Vid. Sánchez Gómez, Derecho Fiscal Mexicano, 2ª ed., Porrúa,
México, 2001, p. 54. Sobre la participación de los tratados internacionales
como fuentes del Derecho Financiero a la luz de la Constitución española,
Vid. Martín Queralt Lozano Serrano, Casado Ollero y Tejerizo López, Curso
de Derecho Financiero y Tributario, 14 ed., Tecnos, Madrid, 2003, pp. 125 y
ss.

213
comprende la totalidad de las prescripciones jurídicas que se re-
fieren a la imposición de presupuestos de hecho que tienen lugar
en el exterior de nuestras fronteras nacionales; es decir, aquellos
supuestos que implican relaciones con otros ámbitos territoriales
o con Ordenamientos jurídicos de más de un Estado y por los
que surgen créditos tributarios por más de un Estado27 .
De esta manera, encontramos en primer término aquellos
convenios que tienen como objeto el intercambio de informa-
ción entre las partes respecto de operaciones financieras con la
finalidad de prevenir y combatir operaciones con recursos de
procedencia ilícita, lavado de dinero o peculado, entre otros; in-
tercambio de información que a primera vista parece apartar-
se en gran medida del ámbito tributario pero que puede servir
como elemento de información para la autoridad hacendaria al
momento de determinar la verdadera aptitud del contribuyente
para soportar las cargas fiscales del ordenamiento tributario al
cual se encuentre sujeto. Dichos instrumentos internacionales no
sólo servirían para la correcta integración de una Averiguación
Previa o el seguimiento de un proceso penal sino también para
medir el grado de cumplimiento del Derecho tributario de los
nacionales cada una de las partes del tratado que sean sujetos
obligados, puesto que incluso habiendo celebrado operaciones
financieras allende nuestras fronteras que actualizarán el hecho
imponible de algún tributo patrio, le serán aplicadas las leyes tri-
butarias mexicanas a nuestros nacionales, acorde a lo dispuesto
por el art. 9 del Código Fiscal de la Federación, toda vez que “no
perderán la condición de residentes en México las personas físi-
cas de nacionalidad mexicana que acrediten su nueva residencia
fiscal en un país o territorio en donde sus ingresos se encuentren
sujetos a un régimen fiscal preferente en los términos de la Ley
27
Para mayor detalle, Vid. Vogel, “Derecho Tributario Internacional”, en
Tratado de Derecho Tributario, t. I, Temis, Bogotá, 2001, pp. 705 y ss.; Adon-
nino, “Il Diritto Tributario Interno ed il Diritto Tributario Internazio-
nale. Verso una concezione unitaria”, en El tributo y su aplicación: perspec-
tivas para el siglo XXI, t. I, Marcial Pons, Buenos Aires, 2008, pp 329 y ss. y
Pires, “Direito comunitário e direito internacional fiscal”, en Lecciones de De-
recho Tributario inspiradas por un maestro, t. I, citado, pp. 512 y ss.
214
del Impuesto sobre la Renta. Lo dispuesto en este párrafo se apli-
cará en el ejercicio fiscal en el que se presente el aviso a que se
refiere el último párrafo de este artículo y durante los tres ejer-
cicios fiscales siguientes. No se aplicará lo previsto en el párrafo
anterior, cuando el país en el que se acredite la nueva residencia
fiscal, tenga celebrado un acuerdo amplio de intercambio de in-
formación tributaria con México”.
Queda de manifiesto cómo el intercambio de información
respecto de operaciones financieras puede servir de elemento di-
ferenciador en la determinación de obligaciones tributarias omi-
tidas por parte de los contribuyentes al hacer uso el sujeto activo
de la relación jurídico tributaria de su autonomía calificadora 28.
A mayor abundamiento, al hacer una pausa para analizar el
Acuerdo que sobre la materia tiene firmado nuestro país con los
Estados Unidos de América, (documento que reviste mayúscula
importancia no tanto porque el contenido varíe significativamen-
te frente a los que se encuentran vigentes con otras naciones,
sino por el fuerte intercambio comercial que existe en el cruce
de nuestra frontera común) nos topamos con que su objeto “es
facilitar el intercambio de información entre los Espacios Con-
tratantes en relación con la determinación y recaudación de im-
puestos, a fin de prevenir, dentro de sus respectivas jurisdicciones,
la evasión y el fraude en materia tributaria y desarrollar mejores
fuentes de información en esta materia”. Para ello, las “autori-
dades competentes de los Estados Contratantes intercambiarán
información con el fin de administrar y aplicar las leyes naciona-
les de los Estados Contratantes correspondientes a los impuestos
comprendidos en el presente Acuerdo, incluyendo información
para la determinación, liquidación y recaudación de impuestos,
el cobro y la ejecución de créditos fiscales, así como para la inves-
tigación o persecución de delitos fiscales o delitos que contraven-
gan la administración tributaria”29 .
28
Para mayor abundamiento sobre la calificación en Derecho tributario, Vid.
Pérez Royo, Derecho Financiero y Tributario. Parte General, 12 ed., Civitas, Ma-
drid, 2002 , p. 96 y ss.
29
Al respecto, Vid. Acuerdo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de
América para el Intercambio de Información Tributaria, firmado en Washington, D. C.
215
Por otro lado, nos encontramos con acuerdos que buscan li-
berar de aranceles30 las operaciones comerciales que celebran
los particulares con los miembros de otros Estados nacionales
partes del acuerdo internacional, para así conformar un merca-
do más extenso y seguro para los bienes y servicios producidos
en sus territorios mediante el establecimiento de zonas de libre
comercio, como son: la Unión Europea, la Cuenca del Pacífico,
América del Norte y Mercosur. Cabe mencionar que el Derecho
Económico Internacional reconoce diferentes tipos de integra-
ción comercial que en forma gradual se pueden enlistar de la
siguiente manera: 1. Preferencia aduanera o zona de comercio
preferencial, países que deciden concederse ventajas aduaneras
entre sí, no aplicables a Estados terceros no miembros; 2. Zonas
o áreas de libre comercio, países que buscan suprimir las trabas
arancelarias, manteniendo cada uno su propia política de comer-
cio exterior frente a otros países que no sean miembros del tra-
tado; 3. Uniones aduaneras, participan del carácter de la zona
o área de libre comercio más la adopción de una sola política
de comercio exterior frente a aquellos Estados no miembros del
Acuerdo; 4. Mercado común, la libre circulación de los factores
de producción como el capital, la fuerza de trabajo, organizacio-
nes, etc., a las uniones aduaneras citadas líneas arriba; 5. Unión
económica, tiene como elemento adicional a lo ya mencionado
la creación de mercados comunes con políticas monetarias y fis-
cales unificadas; y 6. Integración total, se da con la creación de
una unidad supranacional que organice a los Estados miembros
cuyas decisiones serán obligatorias para cada una de las partes
que la conforman31.
el 9 de noviembre de 1989, con aprobación del Senado de 19 de diciembre de
1989, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de enero de 1990,
con fecha de entrada en vigor el 18 de enero de 1990 y fecha de promulgación
del 23 de enero de 1990, en www.sre.gob.mx.
30
Entendemos por arancel el instrumento jurídico de orden económico, “con-
siderado una barrera impuesta al comercio internacional, a fin de regular la
entrada y salida de mercancías por territorio nacional, mediante la fijación
de impuestos al comercio exterior”, Vid. Ramíre Gutiérrez y Ríos Granados,
“Aranceles”, en Enciclopedia Jurídica Mexicana, t. I, 2ª ed., Porrúa-UNAM, Méxi-
co, 2004, pp. 312 y ss.
En este sentido, Vid. Becerra Ramírez, “Derecho Internacional Público”, en
31

Enciclopedia Jurídica Mexicana, t. X, 2ª ed., Porrúa-UNAM, México, 2004, pp.


216
En el contexto de la internacionalización de operaciones co-
merciales como consecuencia de la cada vez mayor facilidad para
el transporte de personas, capitales, bienes y servicios, propiciada
en gran medida por el avance de la tecnología y los medios de
comunicación, el número de unidades económicas multinacio-
nales con intereses empresariales en muchos Estados nacionales
está en continuo ascenso, lo que conduce a la compenetración de
la economía de los países, aboliendo obstáculos a la liberación de
los intercambios, como los derechos de aduanas a la exportación
e importación, las tasas de tránsito y la discriminación fiscal de
los productos con base en su origen o nacionalidad.
En las zonas de libre comercio el intercambio de bienes y de
servicios circulan sin ser gravados por impuestos aduaneros que
serían de ordinario aplicados por los Estados que forman parte
del acuerdo internacional y que continúan siendo cobrados, de
manera autónoma e independiente, a las mercancías que provie-
nen de terceros países32 .
Una vez superada la incógnita en torno a la participación de
los tratados internacionales como fuente formal de derechos y
de obligaciones en el ámbito del Derecho tributario tomaremos
temporalmente como referencia para el estudio de la integración
tributaria la experiencia comunitaria, ello en virtud que desde
el Tratado de Roma de 1957, los convenios internacionales han
pretendido la integración tributaria, con éxito en los más de los
casos, en tres etapas: a) de unificación arancelaria; b) de armo-
nización de la tributación al consumo; y c) de coordinación para
los impuestos directos. Dichas etapas constituyen un claro ejem-
plo de integración de mercados comunes que, como ya hemos
señalado, no sólo buscan la liberación arancelaria sino que han
advertido que para la sana y equitativa condición de cada uno
de los Estados miembros en la zona se requiere también de un
mismo trato en la tributación al consumo que aun siendo una
realidad en todas las partes de la Unión Europea, hace agua en
cuanto a las operaciones intracomunitarias. En cuanto a la ar-

143 y ss.
32
En lo relativo a las uniones regionales como zonas de libre comercio y uniones
aduaneras, Vid. Uckmar, “Tratados Internacionales en materia tributaria”, en
Tratado de Derecho Tributario, t. I, citado, pp. 738 y ss.
217
monización mínima de los impuestos directos la negativa ha sido
constante, pues salvo lo relativo a fusiones trasnacionales, a las
relaciones entre sociedad matriz y un convenio relativo a la solu-
ción de precios de transferencia, se ha entendido prácticamente
de forma unánime que el impuesto sobre la renta o sobre los
beneficios de las personas físicas y de las sociedades pertenecen
al núcleo de las competencias de un Estado33 .
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TL-
CAN), en cuanto a la integración de los socios comerciales den-
tro de la clasificación anterior, resulta bastante limitado pues pese
a ser nuestro instrumento internacional que mayor impacto ha
tenido en los ámbitos económico, político y social desde su cele-
bración en la primera mitad de la década de los 90 del s. XX34 ,
no alcanza más que la conformación de una zona de libre comer-
cio, lejos aún de la unión aduanera, de un verdadero mercado
común, de la unión económica y, por tanto, de una integración
total. Lo cierto es que resulta notorio el impacto que en el con-
cierto internacional ha generado la entrada en vigor del TLCAN
al crear uno de los bloques comerciales de mayor relevancia en el
mundo que incluye a países de niveles de desarrollo muy distinto,
partiendo de algunos de los objetivos señalados en su artículo 102
del Capítulo 1ro, al señalar expresamente lo siguiente:

33
En este sentido, Vid. Marchessou, “El tributo y la integración económica. El
derecho supranacional”, en El tributo y su aplicación: perspectivas para el siglo XXI, t.
I, pp. 1124 y ss.
34
El Gobierno de México ha señalado en un Comunicado con motivo de la
Cumbre de Líderes de América del Norte, llevada a afecto el 19 de febrero de
2014 en Toluca, Estado de México, que a 20 años de su entrada en vigor, el Tra-
tado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés)
ha provocado que la región en su conjunto genere cerca del 30% del producto
interno bruto mundial, ya que cuenta con notables ventajas logísticas y de co-
municaciones así como con un capital humano de 450 millones de personas. El
comercio de la región es al menos 265 por ciento más grande que hace veinte
años, cuando el Tratado de Libre Comercio para América del Norte entró en
vigor y ahora tiene un valor de más de un billón de dólares por año, mientras
que la inversión en la región se ha multiplicado por seis. Vid. América del Norte del
siglo XXI: Construyendo la Región más Dinámica y Competitiva del Mundo, www.sre.gob.
mx.

218
-Eliminar obstáculos la comercio y facilitar la circulación
transfronteriza de bienes y servicios entre los territorios de las
partes; y
-Promover condiciones de competencia leal en la zona de li-
bre comercio.

Para ello, el instrumento internacional se rige por los siguientes


principios35 abordados en sus 22 capítulos, a saber:

a)Trato nacional, con ello los bienes y servicios deben ser consi-
derados como originarios de los respectivos países suscriptores
del TLCAN; es decir, no es viable discriminar por razones de
nacionalidad.
b)Trato de nación más favorecida: Entendido en el sentido que
cualquier convenio comercial o de servicio que las partes del
Tratado efectúen bilateralmente debe extenderse a la otra par-
te.
c)Transparencia: Obligación de los miembros del TLCAN de
informarse de toda modificación normativa que impacte con
aspectos regulados por el tratado, con la finalidad de evitar o
prevenir controversias entre operadores económicos zonales.

El TLCAN está encaminado, por tanto, a la eliminación o res-


tricción gradual de casi todos los aranceles o barreras no aran-
celarias que afecten el comercio entre los tres países, algunos
gravámenes al comercio exterior son eliminados con la entrada
misma en vigor del tratado, mientras que en otros, que obede-
cen a áreas estratégicas o productos delicados o vulnerables de
las economías nacionales de las partes, deben irse eliminando
paulatinamente; abrió la posibilidad de liberar el régimen de
compras gubernamentales entre los tres países, al tiempo que
aseguró un trato no discriminatorio para los inversionistas ex-
tranjeros en los países que son parte del tratado36 .

Nuestro mayor acuerdo comercial, por tanto, impacta en lo que


por décadas se entendió como un ámbito estrictamente nacional,

35
Con mayor amplitud, Vid. Witker Velásquez, Introducción al Derecho Económico,
6ª ed., McGraw-Hill, México, 2004, pp. 253 y ss.
Vid. Becerra Ramírez, ob. cit, pp. 145-146.
36

219
lo relativo al llamado Derecho Tributario Aduanero37 , pues al
pretender establecer un comercio sin fronteras fiscales los Estados
miembros están renunciando a ejercer su potestad de imposición
en torno al conjunto de gravámenes que regulan el comercio
exterior, mismo que sigue vigente y plenamente operativo para
con aquellas operaciones realizadas por nacionales de países no
miembros del TLCAN.
El propio GATT en su artículo XXIV, instrumento jurídico
que sirvió de referencia obligada para nuestro tratado interna-
cional sujeto a estudio en las presentes líneas, señalaba que en el
caso de conformación de una zona de libre comercio, los dere-
chos de aduana mantenidos en cada territorio constitutivo de la
misma y aplicables al comercio de las partes contratantes que no
formen parte de tal territorio, en el momento en que se establez-
ca la zona, no sean más elevados, ni las demás reglamentaciones
comerciales más rigurosas que los derechos y reglamentaciones
comerciales vigentes en los territorios constitutivos de la zona an-
tes de su establecimiento.
El eje rector para el cumplimiento de los objetivos del TL-
CAN puede encontrarse en el tratamiento nacional de bienes y
servicios entre los nacionales de la zona, reconocida por el nume-
ral 301, a saber:

1. Cada una de las Partes otorgará trato nacional a los bienes de


otra Parte, de conformidad con el Artículo III del Acuerdo Ge-
neral sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), incluidas
sus notas interpretativas. Para tal efecto el artículo III del GATT
y sus notas interpretativas, o cualquier disposición equivalente de
un acuerdo sucesor del que todas las Partes sean parte, se incor-
poran a este Tratado y son parte integrante del mismo.
2. Las disposiciones del párrafo 1 referentes a trato nacional sig-
nificarán, respecto a un estado o provincia, un trato no menos
favorable que el trato más favorable que dicho estado o provincia
conceda a cualesquiera bienes similares, competidores directos o
sustitutos, según el caso, de la Parte de la cual sean integrantes.

37
Entre los más destacados, Vid. Witker Velásquez, Derecho Tributario Adua-
nero, UNAM, México, 1999, pp. 23 y ss.; y Rodríguez Mejía, Aspectos Fiscales del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte y del Tratado Constitutivo de la Comunidad
Económica Europea, UNAM, México, 1994, pp. 9 y ss.

220
Por su parte el GATT en su artículo III, al que hace referencia y
se somete el TLC, a la letra ordena lo siguiente:

1. Las partes contratantes reconocen que los impuestos y otras


cargas interiores, así como las leyes, reglamentos y prescripcio-
nes que afecten a la venta, la oferta para la venta, la compra, el
transporte, la distribución o el uso de productos en el mercado
interior y las reglamentaciones cuantitativas interiores que pres-
criban la mezcla la transformación o el uso de ciertos produc-
tos en cantidades o en proporciones determinadas, no deberían
aplicarse a los productos importados o nacionales de manera
que se proteja la producción nacional.
2. Los productos del territorio de toda parte contratante im-
portados en el de cualquier otra parte contratante no estarán
sujetos, directa ni indirectamente, a impuestos u otras cargas in-
teriores, de cualquier clase que sean, superiores a los aplicados,
directa o indirectamente, a los productos nacionales similares.
Además, ninguna parte contratante aplicará, de cualquier otro
modo, impuestos u otras cargas interiores a los productos impor-
tados o nacionales, en forma contraria a los principios enuncia-
dos en el párrafo 1.
[…]
4. Los productos del territorio de toda parte contratante impor-
tados en el territorio de cualquier otra parte contratante no de-
berán recibir un trato menos favorable que el concedido a los
productos similares de origen nacional, en lo concerniente a
cualquier ley, reglamento o prescripción que afecte a la venta, la
oferta para la venta, la compra, el transporte, la distribución y el
uso de estos productos en el mercado interior. Las disposiciones
de este párrafo no impedirán la aplicación de tarifas diferentes
en los transportes interiores, basadas exclusivamente en la utili-
zación económica de los medios de transporte y no en el origen
del producto.
5. Ninguna parte contratante establecerá ni mantendrá una re-
glamentación cuantitativa interior sobre la mezcla, la transfor-
mación o el uso, en cantidades o proporciones determinadas, de
ciertos productos, que requiera, directa o indirectamente, que
una cantidad o proporción determinada de un producto obje-
to de dicha reglamentación provenga de fuentes nacionales de
producción. Además, ninguna parte contratante aplicará, de
cualquier otro modo, reglamentaciones cuantitativas interiores

221
en forma incompatible con los principios enunciados en el pá-
rrafo 1.
[…]
7. No se aplicará reglamentación cuantitativa interior alguna
sobre la mezcla, la transformación o el uso de productos en can-
tidades o proporciones determinadas de manera que se repartan
estas cantidades o proporciones entre las fuentes exteriores de
abastecimiento.
8. a) Las disposiciones de este artículo no se aplicarán a las leyes,
reglamentos y prescripciones que rijan la adquisición, por orga-
nismos gubernamentales, de productos comprados para cubrir
las necesidades de los poderes públicos y no para su reventa co-
mercial ni para servir a la producción de mercancías destinadas
a la venta comercial.
b) Las disposiciones de este artículo no impedirán la concesión
de subvenciones exclusivamente a los productores nacionales,
incluidas las subvenciones procedentes de la recaudación de
impuestos o cargas interiores aplicados de conformidad con las
disposiciones de este artículo y las subvenciones en forma de
compra de productos nacionales por los poderes públicos o por
su cuenta.
9. Las partes contratantes reconocen que el control de los precios
interiores por la fijación de niveles máximos, aunque se ajuste
a las demás disposiciones de este artículo, puede tener efectos
perjudiciales en los intereses de las partes contratantes que sumi-
nistren productos importados. Por consiguiente, las partes con-
tratantes que apliquen tales medidas tendrán en cuenta los inte-
reses de las partes contratantes exportadoras, con el fin de evitar,
en toda la medida de lo posible, dichos efectos perjudiciales.
10. Las disposiciones de este artículo no impedirán a toda parte
contratante establecer o mantener una reglamentación cuantita-
tiva interior sobre las películas cinematográficas impresionadas,
de conformidad con las prescripciones del artículo IV.

Por otra parte, resulta lógico pensar que el TLCAN, como toda
norma jurídica, está sujeta a la interpretación tanto por las auto-
ridades de los Estados miembros –incluyendo los árbitros y pa-
neles que pueden constituirse para la solución de conflictos38 -,
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte ordena en su artículo
38

XX lo relativo a la solución de controversias entre las partes del tratado, se


divide en tres secciones, a saber: la sección A da forma a las instituciones en-

222
como por los nacionales pertenecientes a cada uno; de ahí que
hayan surgido a sus más de 20 de años de existencia una larga
lista de inconformidades de uno y otro lado de las fronteras de
los tres países miembros en distintos tramos de la vida económica
afectados por las disposiciones del citado Acuerdo internacional,
como son, por citar sólo algunos: las compras del sector públi-
co, la protección a la propiedad intelectual, el autotransporte de
mercancías, el sector energético y el sector agrícola39 .
En lo tocante al párrafo 2 del artículo 301 del TLC, su con-
tenido hace referencia a lo que el GATT denomina “ trato de
nación más favorecida” que en síntesis establece la obligación
de las partes contratantes de darse recíprocamente un trato no
inferior al que cada cual da a quienes no son parte del tratado.
En este sentido, la Organización Mundial del Comercio entien-
de que cada miembro o adherente “deberá reconocer a todos
los demás países miembros el mismo “mejor trato” que pactó
con algún país que puede ser de la OMC o no, de modo que to-
dos resulten “igualmente favorecidos”. En esa medida, los bienes
producidos en un Estado miembro deben ser tratados de forma
no menos favorable que un producto similar originario de cual-
quier otro país”40 . Lo que para nuestro TLCAN se traduce en
que las partes se comprometen a un trato “más favorable” en las
operaciones que realicen sus nacionales, trato que no debe ser
cargadas de la vigilancia y cumplimiento de las disposiciones del instrumento
internacional, la sección B del mecanismo general de solución de controversias
entre los tres países y la sección C los procedimientos para su interpretación
ante instancias judiciales, haciendo hincapié en los medios alternativos de so-
lución de controversias en conflictos entre particulares. Sobre el particular, Vid.
Cruz Miramontes y Cruz Barney, “Diez años del Capítulo XX: Solución de
controversias entre las partes del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte”, en El Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Evaluación Jurídica: diez
años después, UNAM, México, 2004, pp. 159 y ss.
39
Para mayor referencia sobre distintas problemáticas surgidas a la luz del
TLCAN, Vid. Vallejo Montaño, “Una década de práctica aduanera en el TL-
CAN”, en El Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Evaluación Jurídica: diez
años después, citado, pp. 51 y ss.
40
Vid. Godoy Fajardo, “Aspectos tributarios de los Tratados de Libre Comer-
cio”, en El tributo y su aplicación: perspectivas para el siglo XXI, t. II, Marcial Pons,
Buenos Aires, 2008 , p. 2009.

223
“menos favorable” del que pueda tener con otro país no miem-
bro del TLCAN.
Se afirma lo anterior, en virtud que si bien el origen del trata-
miento preferente hacia una nación obedece a una situación his-
tórica que tuvo gran significación en la segunda mitad del s. XX,
“en donde la pugna de los países no alineados que constituían
el Tercer Mundo, con los desarrollados, pretendían justamente
acceder a los mercados más grandes del mundo”41 ; también lo
es que las zonas de libre comercio significaron un paso más ade-
lantado a lo vislumbrado por el GATT, de ahí que se admitiese
como regla general que cuando los tratados de libre comercio se
constituyesen las ventajas y demás privilegios que se acordasen
entre los países miembros del TLC regirían exclusivamente para
ellos, resultando indiferente que la ventaja haya sido acordada o
no en uno de mecanismos del Tratado de Montevideo de 1980 o
similar, por lo que el concepto ortodoxo citado por el GATT su-
friera cambios drásticos que pueden llegar incluso a contravenir
sus postulados originales.
Se puede concluir, por tanto, que el principio del trato de na-
ción más favorecida, entendido como una obligación de otorgar
un tratamiento no menos favorable a terceros Estados respecto a
otros, no existe como tal en el derecho internacional consuetu-
dinario. De ahí que en principio, cualquier Estado es libre para
otorgar o no un trato no menos favorable a otro Estado respecto
al otorgado a terceros Estados; es decir, tanto a beneficiarlos o no.
En este orden de ideas, el trato de la nación más favorecida es un
principio de no discriminación, que se otorga a través de la firma
de tratados internacionales celebrados entre Estados soberanos
que buscan establecer y mantener en todo momento igualdad
fundamental sin discriminación entre los países involucrados.
Así, tenemos como finalidad de esta cláusula asegurar que las
41
Vid. Cruz Miramontes, “La Cláusula de Nación Más Favorecida y su adecua-
ción al TLCAN en el marco de la ALADI”, en Un homenaje a Don César Sepúlveda,
UNAM, México, 1995, p. 107.
224
partes involucradas se traten de la misma manera y otorguen un
trato tan favorable como el que éstas otorgan a terceras partes,
de modo tal que exista un beneficio de las partes involucradas del
trato más ventajoso otorgado a un tercero42 .

4. La doble imposición internacional


Los tratados internacionales han tenido su participación más di-
recta en la materia tributaria gracias a la intención de las partes
de los mismos de no gravar dos o más veces una misma manifes-
tación de capacidad contributiva cuando sus nacionales amplían
sus actividades económicas más allá del país en que son residen-
tes, aun cuando perciban ingresos que pudiesen originalmente
ser objeto de gravámenes tanto en el país de residencia como en
aquel en que se manifiesta la riqueza, puesto que ambos Estados
ejercen jurisdicción impositiva sobre dichos rendimientos43 .
La doble imposición se caracteriza por la existencia de un
supuesto que origina el nacimiento de más de una obligación tri-
butaria por el mismo hecho imponible. En el ámbito internacio-
nal se produce doble imposición cuando “un contribuyente paga
sobre la misma materia imponible y en el mismo periodo imposi-
tivo un tributo semejante en distintos Estados (doble imposición
internacional jurídica). También se produce doble imposición in-
ternacional (económica) cuando la misma riqueza o renta queda
sujeta a la jurisdicción de más de una autoridad fiscal nacional,
42
Por lo anterior, Vid. García Corona, Arbitraje de inversión: la cláusula de nación
más favorecida en derechos adjetivos, UNAM, México, 2013, pp. 149 y ss.
43
En este sentido, Vid. Chapoy Bonifaz, “Tratados internacionales para evitar
la doble imposición”, en Enciclopedia Jurídica Mexicana, t. VI, citado, p. 809. Cabe
hacer mención de la distinción entre doble imposición interna o nacional y
doble imposición externa o internacional, pues la última es la objeto de análi-
sis en las siguientes líneas, mientras que la primera de ellas puede entenderse
cuando “en un mismo Estado, una o más potestades tributarias gravan más
de una vez una misma manifestación concreta de riqueza”, situación que en
la mayoría de los países no se encuentra limitada jurídicamente sino es por el
propio principio de capacidad contributiva, no así en Guatemala donde desde
el ámbito constitucional se establece dicha restricción en su artículo 243, para
mayor abundamiento, Vid. Casellas Gálvez, “El principio de prohibición a la
doble o múltiple tributación en Guatemala. Comentarios a la sentencia de la
corte constitucional de 16 de octubre de 2007”, en Lecciones de Derecho Tributario
inspiradas por un maestro, t. II, Universidad del Rosario-Instituto Colombiano de
Derecho Tributario, Bogotá, 2010 pp. 725 y ss.
225
si bien la imposición recae sobre distintos sujetos”44 . Al final del
día, ambas afectaciones se producen en el orden económico pues
tienen como objetivo un rendimiento.
Podemos identificar la presencia de doble tributación inter-
nacional cuando se actualizan los siguientes supuestos, a saber45 :

a)Dos potestades impositivas independientes


b)Dos impuestos que pueden tener o no el mismo nombre
c)Coincidencia en el elemento material del hecho imponible
d)Una sola causa de imposición
e)Identidad de los sujetos llamados a satisfacer los impuestos

Para evitar este fenómeno perjudicial para el desarrollo financie-


ro de las unidades económicas con presencia allende las fronteras
del país en el que son residentes, bastaría con una acción unilate-
ral que llevase tal intención como propósito, pero ello sería a cos-
ta de producirse desigualdades en la distribución internacional
de la riqueza gravada, desigualdades que podrían eliminarse a
través de normas vinculantes por medio de las cuales las nacio-
nes generarían limitaciones a sus respectivos poderes de imposi-
ción46. De ahí que, en un inicio, la celebración de tratados de esta
naturaleza fueran celebrados únicamente por Estados igualmen-
44
Vid. Pérez Arraiz, “La doble imposición internacional. Causas y métodos
para evitarla”, en Lecciones de Derecho Tributario inspiradas por un maestro,
t. I, citado, pp. 535-536. En el mismo sentido, Vid. KAYE, “Aspectos Fiscales
en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte”, en El Tratado de Libre
Comercio de América del Norte. Análisis, Diagnóstico y Propuestas Jurídicas, t. II, UNAM,
México, 1993, pp. 430 y ss.
45
En este sentido, Vid. Calderón Carrero, “La doble imposición internacional
y los métodos para su eliminación”, en Fiscalidad Internacional, Centro de
Estudios Financieros, Madrid, 2007, pp. 294 y ss., citado por Pérez Arraiz,
Ibidem.
46
Con mayor claridad, Vid. Palao Taboada, Doble Imposición Internacional, Ins-
titutos de Estudios Fiscales, Madrid, 1972, p. 626. Denótese la importancia
que reviste para estos tratados la residencia y, por tanto el de establecimiento
permanente y no el de nacionalidad para definir el ámbito espacial de validez
de las disposiciones tributarias, Vid. López López, “De la doble imposición in-
ternacional. Ámbito de aplicación de los convenios para evitar la doble imposi-
ción”, en Lecciones de Derecho Tributario inspiradas por un maestro, t. I, citado, pp. 555
y ss.
226
te desarrollados, buscando impedir que sus impuestos constitu-
yesen una restricción al flujo de capitales; empero, con el paso
del tiempo, también los países en vías de desarrollo, necesitados
de divisas y de tecnología, fueron suscribiendo acuerdos inter-
nacionales similares en la búsqueda de un desarrollo integral en
la comunidad económica internacional, constituyendo hoy día
una fuente común de derechos y de obligaciones en el Derecho
Internacional Tributario de países con este tipo de economías47 .
El punto a destacar se encuentra no en una restricción a los
Estados para crear institutos tributarios que graven manifestacio-
nes de riqueza generadas por sus residentes más allá de sus limites
territoriales; es decir, en un freno a su potestad tributaria norma-
tiva, sino en un ejercicio limitado de su potestad de imposición
para con dichas manifestaciones, siempre que éstas se generen
en la jurisdicción de alguna nación con la que se tenga celebrado
un tratado que busque evitar la doble imposición. Esta idea de
renunciar a la libre aplicación de su sistema tributario nacional
a cabalidad implica cierto grado de sumisión del Derecho patrio
al del orden Supranacional, pues la operatividad sin restricciones
del cúmulo de gravámenes fiscales por parte de un Estado se ha
llegado a entender como expresión jurídica del egoísmo finan-
ciero48 . Es esa combinación de cargas fiscales la que se pretende
evitar con este tipo de instrumentos internacionales mediante la
renuncia a aplicar el impuesto por parte del Estado en el que se
origina el ingreso con el compromiso que dicha imposición se
valorará para efectos de calcular la presión tributaria en el país

47
Vid. Pérez Arraiz, “Naturaleza, objetivos y aplicación de los Convenios para
Evitar la Doble Imposición Internacional”, en Direito Financeiro e Tributário Com-
parado, citado, pp. 651-653. En el caso particular de nuestro país había perdurado
una negativa a suscribir Convenios para Evitar la Doble Imposición, por lo que
no es sino hasta inicios de 1991 cuando rubrica el primero con Canadá y a
finales del mismo año otro con Francia, de ahí en adelante ha venido signando
acuerdos sobre esta materia con diferentes países, Vid. Chapoy Bonifaz, Ob. cit.,
p. 810.
48
Más ampliamente, Vid. Buhler, Principios de Derecho Internacional Tributario, Edi-
torial de Derecho Financiero, Madrid, 1968, pp.. 173-174 y 360-361.
227
de residencia49, ello tomando en consideración el principio de
reciprocidad que rige en el Derecho Internacional Público50 .
No debemos perder de vista que la doble imposición inter-
nacional no es ilícita ni contraria a los postulados regulados por
el Derecho Internacional, por lo que por muchos esfuerzos que
se realicen para evitar dicho fenómeno no deja de ser una fuerte
aspiración de regulación por parte del Ordenamiento jurídico51 .
La intención de evitar el fenómeno sujeto a estudio ha tomado
diferentes alternativas por parte de la Comunidad Internacional
a lo largo de los últimos años, como son: primero, a través de me-
didas internas de carácter unilateral; después, con la suscripción
de acuerdos internacionales ya sean de carácter bilateral o multi-
lateral; y finalmente, con una armonización tributaria como paso
previo a una integración total, siendo el segundo de los estadios
el que actualmente nos interesa y que es aplicable a nuestra rea-
lidad nacional actual. Dentro de ellos, podemos encontrar algu-
nos métodos como el de reparto para gravar las rentas entre los
países de origen y de destino, denominado método de exención
y, dentro de la atribución compartida sobre la potestad tributaria,
los métodos de imputación y de deducción52 .
En el método de exención las rentas obtenidas se gravan sólo
por un Estado quedando exentas de pago por el otro. Lo cual
supone que un país renuncia a gravar determinadas manifesta-
ciones de capacidad contributiva generadas por sujetos que tie-
nen una serie de vínculos jurídicos con otro Estado. Dicho de
49
Vid. Chapoy Bonifaz, Ibidem.
50
Situación similar se presenta en el caso de los tratados que establecen una
zona de libre comercio, pues los tributos nacionales siguen vigentes pero no se
aplicarán a cabalidad a los nacionales de países con los que se tenga firmado
un acuerdo internacional, Vid. Patiño Manfer, “Aspectos Jurídicos del Tratado
de Libre Comercio”, en Aspectos Jurídicos del Tratado de Libre Comercio, UNAM,
México, 1992, pp. 162 y ss.
51
En este sentido, Vid, Buhler, ob. cit., pp. 195 y 224.
52
En este sentido, Vid. Rubio Guerrero, “Los principios básicos de la fiscalidad
internacional y la doble imposición internacional”, en Manual de Fiscalidad Inter-
nacional, Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 2007, pp. 82 y ss., citado por Pérez
Arraiz, “La doble imposición internacional. Causas y métodos para evitarla”,
citado, pp. 542.

228
otra manera, se distribuye el objeto imponible entre los países
con derecho a gravarlo, ya que en realidad cada uno se desen-
tiende de la obligación tributaria pagada o por pagar en el otro.
Así, cuando el ingreso – o renta- queda libre de gravamen en el
país de la fuente se habla de exención en origen, lo que supone
la aplicación exclusiva del principio de residencia, pero si queda
exenta en el país en el que reside su titular se está frente a una
exención en destino, lo que se traduce en el empleo del principio
de la fuente53 .
El método de imputación implica la existencia de la carga
fiscal en el Estado de residencia de las rentas o el patrimonio
gravados en el Estado de la fuente; es decir, el país de residencia
del inversor permite deducir la cantidad pagada en otro país por
el mismo supuesto hipotético. Se ha observado que mientras en
el método de exención se prorratea el objeto de imposición, en
el método de imputación se prorratea la deuda tributaria entre
los países en los que se ha generado la manifestación de riqueza
gravable –país de la fuente- y aquel en el que reside el inversor –
país de residencia-, a través de la deducción de impuesto pagado
en el país de la fuente54 .
En la práctica, con este método un Estado grava las ganancias
o el patrimonio de forma limitada y el otro aplica su potestad im-
positiva sin restricciones teniendo en cuenta toda la renta, pero
considerando el pago del tributo realizado en el otro país. Bajo
este orden de ideas, el método de imputación al tener en cuenta
los ingresos generados en terceros países, cumple de mejor mane-
ra con el principio de progresividad y con la finalidad redistribu-
tiva que tiene el sistema tributario en su conjunto55 .

53
Vid. Borras, La doble imposición: Problemas jurídico-internacionales, Instituto de Estu-
dios Fiscales, Madrid, 1974, pp. 71-72.
54
Más ampliamente, Vid. Albiñana García-Quintana, “El Derecho tributario
español y el Modelo de Convenio de la O.C.D.E.: Comparación”, en Doble
Imposición Internacional, Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1972, pp. 618-
619.
55
En este sentido, Vid. Pérez Arraiz, “La doble imposición internacional. Causas
y métodos para evitarla”, citado, pp. 546.

229
Ahora bien, la tributación limitada que se realiza en el país de la
fuente puede ser originaria (reducción) y consiste en que al sujeto
pasivo de la relación jurídico tributaria, cuando declara su renta
obtenida en uno de los Estados contratantes, se le aplica la tasa
o cuantía prevista en el convenio que implica una tributación
limitada. Otra forma de tributación limitada es la denominada
como derivada (devolución) por la que el contribuyente declara e
ingresa como si no existiese convenio, aplicándose la legislación
tributaria interna del país fuente para, posteriormente, sobre la
cuantía del importe ingresado, poder solicitar, en virtud de la
existencia del acurdo internacional, la devolución del exceso del
tributo soportado56 .
El último método, llamado de deducción o tax sparing, con-
templa supuestos en los que el país de la fuente otorga un be-
neficio fiscal de forma que los ingresos obtenidos no coinciden
con los que están sujetos a gravamen y, por su parte, tampoco
los grava para evitar un supuesto fenómeno de doble imposición;
esto es, en el método de deducción el país de residencia no ac-
tualiza los supuestos de doble imposición, tal como si se hubiese
pagado el tributo en el Estado de la fuente. De forma que la
imputación ficticia del impuesto o imputación de impuestos nos
pagados pretenden que con el sacrificio recaudatorio del país de
la fuente –éste deja de recaudar al conceder las figuras minorati-
vas del tributo-no se beneficie al país de residencia –que tampoco
le impondrá una carga tributaria como si ya se hubiese pagado el
tributo en el país de origen-, sino únicamente al inversor57 .

5. Conclusiones
Una vez descrito la manifestación que los tratados internaciona-
les tienen dentro del ámbito del Derecho financiero y, en espe-
56
Con mayor detalle, Vid. Otero Castello, Fiscalidad Internacional Española, Edito-
rial de Derecho Financiero, Madrid, 1973, pp. 107 y ss.
57
Para mayor abundamiento, Vid. Serrano Antón, “Los principios básicos de la
fiscalidad internacional y los convenios para evitar la doble imposición interna-
cional: historia, tipos, fines, estructura y aplicación”, en Fiscalidad Internacional,
Centro de Estudios Financieros, Madrid, 2007, citado por Pérez Arraiz, “La
doble imposición internacional. Causas y métodos para evitarla”, citado, pp.
549.
230
cial, del Derecho tributario, con cierta facilidad podemos llegar a
las siguientes afirmaciones, a saber:
I.Las normas de derecho internacional resultan normas impera-
tivas para el derecho interno que pueden modificar disposiciones
sustantivas del Derecho tributario nacional, aun cuando no estén
facultadas para establecer contribuciones;
II.El ámbito de aplicación de los tratados que crean zonas de
libre comercio está dirigido prioritariamente hacia la liberación
arancelaria y de trámites no arancelarios que pudieran afectar la
libre circulación de mercancías; frente a los convenios para evitar
la doble imposición cuyo ámbito son los tributos sobre la renta y
el patrimonio;
III.Los tratados de libre comercio, en especial nuestro TLCAN,
aún se encuentran muy lejos de lograr una verdadera integración
entre los países de Norteamérica; y
IV.La doble imposición internacional no es contraria al orden
jurídico nacional o supranacional, pero por muchas buenas in-
tenciones que se tengan para evitarla al través de los convenios
internacionales no deja de ser, en palabras de BUHLER, un de-
seo legal.

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Dr. José Manuel Piña Gutiérrez
Rector

Dra. Dora María Frías Márquez


Secretaria de Servicios Académicos

Ing. Miguel Ángel Ruiz Magdónel


Director de Difusión Cultural

Mtro. Luis Alberto López Acopa


Jefe del Departamento Editorial Cultural

Esta obra se terminó de imprimir el 13 de abril de


2016, con un tiraje de 350 ejemplares. Impreso en
Ideo Gráficos y Publicidad. Calle: Juan Álvarez
505. Col. Centro, Villahermosa, Tabasco, México.
El cuidado de la edición estuvo a cargo de los
autores y del Departamento Editorial Cultural de la
Dirección de Difusión Cultural y el Fondo Editorial
Universitario.
UNIVERSIDAD JUÁREZ AUTÓNOMA DE TABASCO

C O L E C C I Ó N
FRANCISCO J. SANTAMARÍA
Pensamientos y Estudios Jurídicos

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