Principio normativo y regulatorio según el cual el Estado garantiza “la libre
adopción de tecnologías, teniendo en cuenta recomendaciones, conceptos y normativas de los organismos internacionales competentes e idóneos en la materia, que permitan fomentar la eficiente prestación de servicios, contenidos y aplicaciones que usen las TIC y garantizar la libre y leal competencia, y que su adopción sea armónica con el desarrollo ambiental sostenible (artículo 2 Ley 1341/09). Buena ilustración de la importancia del tema para Colombia es el de los servicios de comunicaciones personales, que debido a la ausencia del principio de neutralidad tecnológica en el régimen legal vigente para el año 2000, el Ministerio dispuso que las bandas 1890-1895 MHz, 1895-1910 MHz, 1970-1975 MHz y 1975-1990 MHz quedarían atribuidas, de forma primaria, para servicios de comunicaciones personales (PCS), tal y como reposa en las resoluciones 1512 de 2001 y 908 de 2003. Con esto se generaron desfases entre el marco regulatorio y los desarrollos de nuevas tecnologías y servicios, ya que la atribución primaria a un servicio particular impedía que los proveedores de servicios PCS aprovecharan las innovaciones tecnológicas de los servicios móviles internacionales (IMT, por sus iníciales en inglés). Otro ejemplo es el de la atribución de bandas de frecuencia en el país que se habían caracterizado por el establecimiento de limitaciones a la movilidad de los servicios que podían ser ofrecidos por medio de bandas de frecuencias específicas. Es el caso de la banda de 3,5 GHz, en la cual Colombia otorgó permisos para el uso de espectro para la provisión de servicios fijos. Esta práctica se perfilaba como una barrera a la rápida adopción de los beneficios de la convergencia fijo-móvil en el mercado colombiano. Actualmente, con la trasposición del principio legal de la neutralidad tecnológica, en el caso de la gestión del espectro radioeléctrico, se da por terminado este tipo de situaciones y por el contrario se brinda la debida flexibilidad a los proveedores de redes y servicios de telecomunicaciones para aprovechar eficientemente los beneficios de la innovación que caracteriza a este sector. En este sentido, la neutralidad tecnológica se convierte en instrumento fundamental para acelerar, desde la perspectiva pública, la adecuada difusión de innovaciones tecnológicas que permanentemente dinamizan el entorno competitivo del sector de tecnologías de la información y las comunicaciones. A partir de estos lineamientos, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones inició desde finales de 2006 la evaluación de las condiciones de los regímenes de habilitación, administración del espectro y promoción del acceso/servicio universal en el país. Así mismo, se recopilaron las propuestas de ajuste, con el fin de proponer un adecuado replanteamiento legal e institucional de las tecnologías de la información y las comunicaciones en el país.
El principio de neutralidad tecnológica pretende evitar que las regulaciones propias
de la contratación electrónica impidan el desarrollo tecnológico atándolas a un determinado sistema, marca, producto, soporte lógico, etc. En palabras de (Rincón Cárdenas, 2015), las normas deben abarcar las tecnologías que causan la reglamentación, las que se están desarrollando y las que en un futuro de desarrollarán. Tal como sostiene (Torres Torres, 2010), la neutralidad tecnológica invita a expedir regulaciones genéricas y no atadas a una tecnología única. Pero, igualmente afirma citando a (Illescas & Perales Viscasill, 2003) Illescas, que este principio queda limitado en un tiempo razonable, es decir, no puede exigirse que el legislador prevea todas las tecnologías a futuro, pero sí al menos que en un futuro previsible, la legislación no se convierta en un freno de la tecnología, en resumen, el ordenamiento jurídico no puede privilegiar una tecnología sobre otra.
Ahora bien, es importante resaltar lo establecido en el numeral 6° del artículo 2°
de la Ley 1341 de 2009, en relación con el principio de neutralidad tecnológica, de la siguiente manera: “Neutralidad Tecnológica. El Estado garantizará la libre adopción de tecnologías, teniendo en cuenta recomendaciones, conceptos y normativas de los organismos internacionales competentes e idóneos en la materia, que permitan fomentar la eficiente prestación de servicios, contenidos y aplicaciones que usen Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y garantizar la libre y leal competencia, y que su adopción sea armónica con el desarrollo ambiental sostenible.”
Es así como el principio de neutralidad tecnológica garantiza la libre elección de
tecnologías que permitan fomentar la eficiente prestación de servicios por parte de los Proveedores de Redes y Servicios de Telecomunicaciones (PRST). También es de tener en cuenta que las tecnologías evolucionan de forma rápida y están soportadas por estándares técnicos avalados por la industria, por lo cual no requieren ser definidas por la regulación.
Este principio goza de una fuerte actividad regulatoria en Colombia. En efecto la
(Coordinación de infraestructura, 2011) (en adelante CRC) resalta que la neutralidad también se evidencia en que el usuario de internet acceda libremente a todo el contenido existente en la red, como regla general, sin que el operador del servicio pueda restringir su acceso, o disminuya la velocidad, de aplicaciones o sitios web, de manera arbitraria o caprichosa.
Cuatro fusiones, la competencia en comunicaciones: Regulaciones, organismos antimonopolio y análisis de los dictámenes de consolidación empresarial en Argentina