Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Igual que el bautismo que acabamos de ver. A pesar de que ayer fue el
día del niño, a los ojos del mundo un niño no es tan importante. Nunca
salen en las noticias, no son capaz de grandes cosas. Pero los niños sí
son importantes para Dios. Dejen que los niños vengan a mí, dijo Jesús.
Tal es el reino. Dios se digna a usar ese trabajo laborioso de los padres
cristianos, enseñándolos en el camino de Dios. Es un trabajo despreciado
por el mundo – pero Dios lo usa para levantar a soldados para Él.
Pero primero Dios tenía que trabajar con Gedeón. Es lo que vemos en el
texto – Dios llama a Gedeón. ¿Cómo lo hace? Les predico la Palabra de
Dios con este tema: Dios salva a Gedeón y a su pueblo de sus pecados.
Una vez más los israelitas hicieron lo que ofende al SEÑOR; una vez más
los entregó en manos de sus enemigos. Esta vez era con los madianitas,
gente del éste, del desierto. Siete años era la condena – siete años de
servicio. No tantos años cómo antes – y qué bien, porque no habría
aguantado. Dice que los madianitas llegaban en sus camellos como plaga
de langostas. Los israelitas hicieron todo el trabajo difícil de arar, sembrar,
regar, quitar las malas hierbas. ¡Muchas gracias!, dijeron los madianitas.
¡Gracias por la comida! Llevaremos tus animales también – todo. Sería
cómo vaciar a un taller mecánico– quitando no sólo el dinero y las piezas,
sino las herramientas también – los animales. Israel sólo pudo
esconderse en sus cuevas y llorar. Siete años de miseria.
Dios los apuntaba atrás. Todo tiene que ver con el pasado – con lo que ya
les hizo en Egipto – y qué quería decir para ellos luego. Como Juliet, por
toda su vida, debe recordar la señal que Dios puso sobre ella aquí – y
confiar que este Dios sea su Dios, y seguirlo. Pero Israel no. De hecho, si
se fijan, hay otra razón por la que el profeta hace mención de Egipto. En
versículos 3 a 6, los madianitas se describen como langostas.
Saltamontes. Como una plaga que devora todo lo verde en la tierra.
Como la plaga de langosta que Dios envió contra Egipto hace mucho – un
de las diez plagas. Pero ahora, la plaga es contra los israelitas – contra el
pueblo de Dios. Es decir, Dios ha soltado contra ellos una plaga que antes
destinó para sus enemigos.
Pero ¡es cómo los había advertido! Si vamos a Deuteronomio 28, antes,
encontramos promesas de bendición para Israel si obedecieron. Los
llenaré de cosechas. Pero si desobedecen, por ejemplo versículo 60 -
Todas las plagas de Egipto …vendrán sobre ti y no te darán respiro.
Versículo 33. Un pueblo desconocido se comerá los frutos de tu tierra...
Versículo 51 - Esta nación …Devorará las crías de tu ganado y las
cosechas de tu tierra, hasta aniquilarte. No te dejará trigo, ni mosto ni
aceite, ni terneras en las manadas, ni corderos en los rebaños. ¡Te dejará
completamente arruinado! Israel, si no haces caso a mis mandamientos –
que no tengas otros dioses, ídolos, no uses mi Nombre en vano, que
guardes el día de descanso, que honra a tus padres, no mates, no
cometas adulterio, no robes, no mientes, no codicies – si no obedeces,
todo esto te pasará. Y así pasó.
En el primer lugar, nunca olvides a Job. Ese libro ha sido de tanta ayuda
para muchos enfermos. Su enfermedad no vino por su pecado, sino por
su justicia. En el fin era una prueba, para la gloria a Dios. Nunca
debemos olvidarlo. No debemos sacar la conclusión siempre como los
amigos de Job, que fue por algún pecado secreto. Dios les dijo en el fin,
no es. Muchos pensaron que la crucifixión de mucho más tarde fue porque
habría de ser un hombre malvado – pero ¡fue por nuestro pecado! No
debemos olvidar a Job.
Otro punto: usualmente está claro sacar el sentido, porque Dios es justo.
Hay una relación entre el pecado y el castigo. Un enlace. Por ejemplo,
cuando no obedecí a mi padre como niño y seguí con mi silla inclinada
hacia atrás y me caí y me pegué – el dolor era por el desobedecer. Hay
una relación entre los dos. Como aquí – ellos adoraron a los dioses de las
naciones alrededor – y Dios los entregó a ellos. Dios es justo. No es
injusto. No hace nada por capricho, por venganza.
Entonces el pueblo de Dios hizo mal, Dios los entregó a lo mismo, ellos
clamaron a Dios, Dios los envió un profeta. Pero Él no dejó a su pueblo
allí. Podría haber esperado hasta que hubiera arrepentimiento, hasta que
hubieran quitados sus ídolos falsos. No lo hicieron. Pero Él vino de todos
modos, y trató con un hombre en particular – con Gedeón.
7
Kelso, J. L., Hepper F. N. (1996). Agriculture. In D. R. W. Wood, I. H. Marshall, A. R. Millard, J. I. Packer, & D. J.
Wiseman (Eds.), New Bible dictionary (3rd ed., p. 19). Leicester, England; Downers Grove, IL: InterVarsity Press.
8
https://archive.gci.org/articles/harvest-seasons-of-ancient-israel/ La primera cosecha de las uvas era más o
menos en la temporada de Succoth, los tabernáculos.
habría buscado allí. Temporadas contrarias. Imaginen el escenario. Va
Gedeón y trilla su trigo por un rato, y luego revisa y escucha que no hay
nadie, y otra vez trabaja escondido.
Así que Gedeón se fue a preparar un cabrito, también panes sin levadura.
¡Habría tardado un rato en hacerlo! Pero cuando había preparado todo,
fue y llevó todo al ángel y le ofreció la comida.
9
Rico Tice, Honest Evangelism, 13.
Entonces, con la punta del bastón que llevaba en la mano, el ángel del
SEÑOR tocó la carne y el pan sin levadura, ¡y de la roca salió fuego, que
consumió la carne y el pan! Luego el ángel del SEÑOR desapareció de su
vista. Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel del
SEÑOR, exclamó: —¡Ay de mí, SEÑOR y Dios! ¡He visto al ángel del
SEÑOR cara a cara! Pero el SEÑOR le dijo: —¡Quédate tranquilo!
(Literalmente, paz contigo.) No temas. No vas a morir. Entonces Gedeón
construyó allí un altar al SEÑOR, y lo llamó «El SEÑOR es la paz», el cual
hasta el día de hoy se encuentra en Ofra de Abiezer.
Es que Dios da la paz. Él puede dar la paz. Aunque la guerra con los
madiantas se pondrá feroz, aunque Gedeón estará pronto en guerra con
su propio pueblo (miren lo que sigue), Gedeón tiene paz con Dios – paz
perpetua, paz para siempre. Una paz que sobrepasa todo entendimento.
Y ¿cómo hizo Dios esta promesa? Por la señal que acaba de pasar. Por
el sacrificio. Por el fuego del juicio que consumía, no a Gedeón el idólatra,
sino al cabrito en su lugar. En su lugar – las palabras preciosas del
evangelio – en su lugar. Apuntando adelante a otro, Cristo, que iba a
sacrificarse en nuestro lugar. Y Gedeón construyó un altar para adorar a
Dios y le llamó – el SEÑOR es la paz.
10
Davis, D. R. (2000). Judges: Such a Great Salvation (p. 95). Ross-shire, Great Britain: Christian Focus
Publications.