La noche del 2 de enero del 2023 en la ciudad de Sangolquí, Paola Ortega Alcocer esperaba que su esposo Christian Navarrete García compre unas hamburguesas para sus hijas a bordo de su camioneta. Cuando dos hombres se acercan a su vehículo con intención de atacarla, antes de que uno de los dos sujetos ingresara por la puerta posterior, se accionaron las luces del automotor, como si se hubiese quitado la alarma expresamente para facilitar el acceso de los antisociales. A las 19h24, Paola Ortega fue asesinada con trece puñaladas: 2 en su rostro y 11 en su cuello. El hecho quedó grabado en una cámara de videovigilancia. A pocos minutos del ataque por parte de los sicarios, Christian volvió al auto, abrió la puerta, no le brindó ayuda y luego en las investigaciones judiciales se descubrió que realizó una transferencia de USD 2 000, a un familiar de uno de los autores materiales, mientras su esposa se desangraba. Solo hizo una llamada a los tíos de Paola, a quienes aseguró que su esposa “fue secuestrada”. Posterior al hecho violento, y a la nula respuesta de ayuda por parte del esposo de Paola, los familiares llegaron a socorrerla. A Christian N. se le exigió que la lleve a la casa de salud más cercana y en lugar de apresurarse, tomó el camino más largo. Una vez en la casa de salud, una de las primas de Paola llamó a una de las enfermeras, quien llevó a Paola en una camilla, mientras su esposo “no hizo absolutamente nada”. “Está con vida, le vamos a llevar a terapia intensiva, le vamos a entubar, no te preocupes”, le dijeron en la clínica. Cuando Christian N. recibió esta noticia, perdió el control y empezó a patear puertas, ventanas, mientras se alteraba. Después, los médicos le anunciaron el deceso de Paola debido a la gravedad de las heridas. En eso, él se calmó, se sentó y tomó su teléfono en lugar de llorar o sentirse mal por la noticia. Más tarde, su esposo, Cristian N le dijo a la policía que el hecho se trató de un robo, con esa información empezaron las investigaciones sobre un posible robo con muerte. Sin embargo, las indagaciones posteriores recolectaron nuevos indicios que desecharon esta teoría. Paola Ortega Alcocer era madre de una niña de 15 años y una de cuatro. Además, era una reconocida empresaria de una tienda de artículos para fiestas. Tenía dos negocios de piñatería, uno en Sangolquí y otro en Quito. Familiares de la víctima contaron a la Policía que los problemas entre ellos eran constantes. Ellos piden que se investigue el hecho como un femicidio y que se capture a los dos asesinos.