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Gumo

Por Tacho Guaracho


1. La llegada de Gumo
Gumo, mordedor de lunas,
nació de los sueños de mamá y papá.
Pequeña pirinola blanca
de nube y de mar
de cielo azulado y dulce cantar.

Dos gemelos gigantes


viven bajo su nariz:
roen mesas y sillas
nueces y almendras
madera y maíz.

—¡Pero su rabo es de un conejo,


no de un ratón!—

dice el abuelo gruñón.


¡Pobre Gumo!
Siempre tendrá calor;
no podrá ser equilibrista
ni gran malabarista
ni artista escalador.

Preocupados, mamá y papá,


deciden ponerle un cordón.
—Para que sea un ratón de verdad— pensó papá.
—Para que nunca esté solo —deseó mamá.
II. Gumo y Tola
Gumo y Tola
–su cola de cordón–
miran cien lunas pasar
y un globo rojo navegar
en ese mar de algodón.

Tola y Gumo
juegan a saltar la cuerda,
a mirar arriba,
a seguir estrellas,
a cerrar la puerta.
Gumo y Tola,
¡carambolas!
Vuelan cacerolas,
cucharas y tenedores.

Tola no sólo es una cola de ratón:


también de papalote,
del carro correlón,
y del gato de carbón.
Hasta que un día
jugando a las escondidas,
Gumo no encuentra a Tola.

El vacío lo llena,
la felicidad entristece.
Gumo se pierde.

¿Qué hacer sin Tola?


“¡Ahí está Tola!”
dormida bajo una lata

Gumo y Tola
Tola y Gumo.

Mamá y papá palidecen:


“¡Hay que buscar a Tola!”
La imaginan sola
entre luces que languidecen.
III. Noche fría
Papá y mamá saldrán por una noche.

—¿Estarás bien?—
pregunta papá.

—Podemos quedarnos—
dice mamá.

—¡Tola y yo ya somos grandes1—


contesta Gumo, mientras salta de un lado a otro.
Mamá y papá arropan a Gumo.
Él cierra los ojos.
Mamá y papá le dan un beso
y salen silenciosos.
Pero Gumo quiere queso
y se levanta el travieso.
Pero algo en la ventana lo mira...
Gotas de lluvia golpean el cristal
sombras tenebrosas bailan en la oscuridad.
Gumo, temeroso, se oculta bajo las cobijas.
Busca el abrazo de Tola, pero Tola ¡no está!
Gumo no es luna
ni luciérnaga
ni luz de vela
ni aurora boreal.

Tiene miedo:
de caer
de perderse
de los ruidos tras la ventana
de las sombras bailarinas
Miedo de estar sin Tola:

no más escondidas
no más saltar la cuerda
no más bailar al trompo
no más juegos juntos.
Entonces Gumo recuerda:

“Tola cuidará siempre de ti”


Gumo se mete en la cueva fue lo que dijo mamá.
de tela y papel.
“Y tú debes cuidar de ella”
Sus dientes castañean escuchó de papá.
Sus párpados se cierran
¡Su corazón quiere escapar!

La lluvia enfurece
y el viento se vuelve lobo.
Gumo abre los ojos.
Y aunque tiene miedo

de caer
de los ruidos tras la ventana
de las sombras bailarinas

Gumo sale en busca de Tola.


Detrás la puerta
dentro de las paredes
en los cajones de la alacena
en el viejo calcetín de abuelo
en la chancla mullida de abuela
Y busca
y busca
Algo tras de sí
Pero no encuentra a Tola. revolotea y murmura:
Lágrimas de leche rondan los ojos de Gumo.
“Para encontrar a Tola
debes tus huellas seguir.
Buscar por la casa,
eso no te va a servir”.
Gumo cierra los ojos
y abre el corazón:

Da una, dos, tres vueltas


¡ahí está la luna!
Cuatro, cinco y seis
¡ahí está Tolita!

Pero no es la del abuelo gruñón


sino el rabito con el que nació.
Gumo y Tolita
son luna nueva
niños de algodón
luciérnagas azules
juegos de cartón
abrazo de dormir
canción de dos.
Y poco importa
que las gotas arañen la ventana
que las sombras bailen en la oscuridad
que el viento sea un aullador.

Porque Gumo y Tolita


brillan como luna llena
en medio de la oscuridad.

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