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Presidente de la Nación Argentina, Néstor Kirchner


Secretario de Cultura de la Presidencia de la Nación, José Nun
Subsecretario de Cultura de la Presidencia de la Nación, Pablo Wisznia
Director Nacional de Patrimonio y Museos, Américo Castilla

Comisión Asesora del Museo Nacional de Bellas Artes, Luis Fernando Benedit,
Américo Castilla (presidente), Andrea Giunta, Alejandro Puente, Adriana Rosenberg

Exposición Mirar, saber, dominar.


Dibujos de viajeros en la Argentina
Curadora Invitada
Marta Penhos
Coordinación curatorial MNBA
María Florencia Galesio
Diseño museográfico
Valeria Keller, Mariana Rodríguez
Diseño gráfico
Susana Prieto

Jefe Departamento de Investigación y curaduría Agradecimientos


María José Herrera
Jefe Departamento de Conservación Museo Histórico Nacional
Raúl Alesón José Antonio Pérez Gollán, Director,
Jefe Departamento de Documentación María Rosa Espinoza
Paula Casajús Museo de La Plata, UNLP
Jefe Departamento de Fotografía Silvia Ametrano, Directora , Alberto Junianello, Virginia
Horacio Mosquera Villamayor , Lucas Pomi
Jefe Departamento de Montaje
Museo de Arte Hispanoamericano
Silvina Echave “Isaac Fernández Blanco”
Jefe Departamento de Educación Jorge Cometti, Director, Gustavo Tudisco
Mabel Mayol
Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, FFy L (UBA)
Jefe de Biblioteca
Miriam Tarragó, Directora, Vivian Spoliansky
Alejandra Grimberg
Archivo General de la Nación
Jefe de Recursos Humanos
Graciela Otero Miguel de Unamuno, Director, Marta Osuna
Asistencia de Dirección Silvia Citro, Mariana Giordano, José Lalor, Pablo Wright,
Gustavo Ludueña Librería Anticuaria Poema 20 Diran Sirinian
Asuntos Legales Biblioteca del Instituto de Historia Argentina y Americana
Mariano D’Andrea “Dr. Emilio Ravignani” Facultad de Filosofía y Letras, FFy L (UBA)
Prensa Fundación Museo de La Plata “Francisco Pascasio Moreno”
Eleonora Waldmann
Instituto Nacional de Asuntos Indígenas

Museo Nacional de Bellas Artes

Avenida del Libertador 1473 - (1425) Buenos Aires, Argentina


teléfonos 54-11-4801 3390/4803 8814/4803 0802/4803 4691
fax 54-11-4803 8817
museodebellasartes@velocom.com.ar
www.mnba.org.ar
Mayo 2007
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Presentación

A diferencia del artista situado frente a un cuerpo desnudo o una notas que le permitieron pintar El Corazón de los Andes (1859) y
naturaleza que devendrá muerta, viajar y escoger un paisaje Cotopaxi (1862). La exhibición de la primera de las pinturas, solo
exige al autor elecciones específicas: ¿El tema a hacer visible una obra, en Nueva York, fue el primer antecedente de éxito
está en un primer plano o, como impone el orden romántico, masivo o blockbuster del arte visual norteamericano. El ingreso
está lejos de la aprehensión del tacto y evoca lo inabarcable? era pago y, en el día de cierre de la exposición, se computó la
¿Cuál es el contenido de verdad? Esa palabra resbaladiza. presencia de seis mil personas. Esta anécdota da cuenta del
¿Debo respetar la impresión inmediata? ¿Es esto suficiente interés generalizado por las imágenes de la región y el condicio-
como documentación? ¿Cuánto de mi libertad pongo en juego namiento que el gusto por lo exótico e inconmensurable ejercía
al dar mi versión directa? ¿Lo que descubro no es acaso el pro- sobre el viajero encargado de producirlas.
ducto de cuanto ya sé? Estas y otras preguntas circulaban cla-
ramente en el siglo XIX y parte del XX. Pero también el pintor romántico corre el riesgo de dejar de serlo
al internarse en el paisaje. El pintor Johan Moritz Rugendas que
Si bien la elección del paisaje o de los personajes a describir nos ofrece magníficamente César Aira en Un episodio en la vida
estaba mayormente determinada por razones científicas o políti- del pintor viajero1, llega a integrarse físicamente con los persona-
cas, en el siglo XIX el trayecto romántico de los artistas a lugares jes a representar hasta perder su propia fisonomía. A esta tradi-
desconocidos se hizo más común, en competencia con los ción de pérdidas, o quizá pueda decirse de entrega, puede
indispensables viajes académicos a París, Roma o Munich. sumarse la de su bisabuelo Georg Philip Rugendas, el gran pin-
Alexander von Humboldt es señalado como el viajero científico tor de batallas, que perdió su mano diestra, o Cándido López a
que más estimuló a los pintores para que registrasen esas for- quien también le debió ser amputada su mano mientras registra-
mas extremas y exuberantes de los trópicos. La traducción al ba las batallas de la Triple Alianza contra el Paraguay.
inglés de su Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Simultáneamente a los viajes de Rugendas por el Sur de
Continente (1852-53), inspiró muchos de esos viajes. Estos tení- América suceden los de George Catlin y John James Audubon
an, en primer término la capacidad de nombrar e ilustrar, es por el Norte y los de Thomas Ender y von Martius en el Brasil.
decir, elaborar contenidos irrefutables para la época, por falta de El mismo año, en 1831, en que Rugendas regresa a América, se
evidencias en contrario. De uno u otro modo, la imagen se aso- embarca Charles Darwin en el Beagle con la compañía del dibu-
ciaba al poder, el cual se extendía en la medida en que los gra- jante Augustus Earle, luego reemplazado por Conrad Martens.
bados y litografías reproducían los dibujos por medio de láminas Esa expedición capitaneada por Fitz Roy tenía la misión de verifi-
y libros de estampas. También cobraron súbito prestigio las car la cartografía de la costa de Sur América, pero sus resulta-
obras únicas que revelaban versiones de los paisajes de América dos, como sabemos, excedieron con creces ese propósito.
del Sur. Un caso excepcional es el del pintor norteamericano
Frederic Church, quien envalentonado por el éxito de su pintura El recorte que propone esta exposición toma en cuenta el pre-
Niágara, de gran efecto entre el público, decidió escoger sus concepto en boga en el siglo XIX acerca de la desmesura del
nuevos paisajes en sitios aún más exóticos, como el Ecuador. paisaje americano, confrontado con el ideario positivista que
Para ello navegó el río Magdalena en Colombia a lo largo de 600 necesitaba verificar para poder dominar. El fenómeno de la
millas, y luego viajó en mula durante cuatro meses hasta pampa argentina ejercía un atractivo paradójico. No tenía ningu-
Guayaquil. En un segundo viaje, con los paisajes ya detectados na de las exhuberancias tropicales que interesaba registrar, tan
(las montañas del Chimborazo y el volcán Cotopaxi) tomó las bien ilustrado por el Corazón de los Andes, del pintor Church,

1 Beatriz Viterbo Editora, 2000


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pero era igualmente, o más, desmesurada en su extensión y diez veces menor - Además el diario de viaje del Sr. Methfessel
aparente monotonía. Sobre el tema de la pampa, el espacio pic- cuenta con gran número de observaciones topográficas, habien-
tórico y el poético hemos reflexionado en otra publicación . 2
do levantado el plano de la región visitada y de sus ruinas, y el
Oliverio Girondo refiriéndose al campo dice: “Son tan grandes tus álbum lleno de acuarelas, de dibujos al lápiz y una serie de plan-
noches que avergüenzan”. O bien: “Si no tiene relieves ni contor- chas fotográficas, completan ese excelente trabajo, que se lleva-
nos/ Nada que lo limite, que lo encuadre/ allí…a las cansadas, rá adelante con todo empeño a pesar de su costo. Los objetos
un arroyo,/ quizás una lomada…/ seguirán -¡perdonadlos!- mur- enviados por el Sr. Mehtfessel consisten en cientos de piezas de
murando/ aunque tu inmensa nada lo sea todo”. alfarería, metal y piedra, la mayor parte de gran volumen, y una
El exotismo de las nuevas imágenes, sin embargo, compensaba numerosa colección de cráneos y esqueletos de los hombres
la ausencia de exhuberancia. El trabajo de descripción de perso- que fabricaron esos objetos, restos exhumados personalmente
najes que realizó Jean Léon Pallière cumplía no sólo con las cua- por dicho señor y por lo tanto auténticos, lo que no sucede con
lidades aceptadas de destreza artística, sino también con el muchos de los adquiridos en las colecciones referidas.”º
requisito de despertar la curiosidad por la extrañeza, y el de En toda la iconografía presente en esta exposición hay una refe-
aportar una tipología fisonómica a la vez que denota el vacío rencia implícita o explícita a los pueblos originarios, referencia
espacial. Con total eficacia, la nueva clasificación acotaba la des- que ha variado conforme a los tiempos y las corrientes ideológi-
mesura, habilitaba un acceso al conocimiento y abría el camino a cas. La muestra pone de manifiesto esas tendencias del pasado
propósitos más prácticos. Unos años más tarde, el suizo Adolfo – que o bien los consideraba un obstáculo para los proyectos de
Methfessel se incorpora de lleno al proyecto de modernización modernización, como mano de obra aprovechable o como un
del país. Si bien Pallière era amigo de Sarmiento, Methfessel es material científico sometido a estudio – si bien morigeradas en el
un personaje claramente funcional al proyecto, ese sí: desmesu- período misional. La ocasión de esta exposición puede servir
rado, de Sarmiento, reinterpretado ahora por la generación del para reflexionar y presentar a las comunidades como quienes
ochenta. El suizo se incorpora al Museo de La Plata en 1890 y son: seres de derecho, conciudadanos, que han aportado y
Francisco P. Moreno lo pone de inmediato a trabajar en las expe- aportan a diario a la cultura con su trabajo, para la construcción
diciones arqueológicas y paleontológicas en curso. de una sociedad de iguales.
Que Methfessel fuese un excelente dibujante era visto por La inclusión en la exposición del cuadro célebre de Tomás
Moreno como una cualidad adicional a sus dotes de científico Cabrera juntamente con sus dibujos preparatorios, hacen luz
autodidacta. Moreno le informa al Ministro de Obras Públicas, Dr. sobre una de las piezas clave de la representación de los hechos
Manuel Gonnet lo siguiente: “Confié esta misión al empleado históricos de la región. La adscripción de la obra a una pintura
extraordinario Sr. Adolfo Methfessel, que guiado por los consejos misional y la referencia a la obra de Florian Paucke, de increíble
del Sr. Dr. Samuel Lafone y Quevedo, debía examinar con el valor testimonial y artístico, completan esta exposición que pone
mayor detenimiento todas las ruinas indígenas, practicando claramente de manifiesto las ideas y el trabajo de la investigado-
excavaciones y reuniendo toda muestra por más insignificante ra Marta Penhos, invitada especialmente por el Museo para
que fuera. Su habilidad como dibujante contribuirá en mucho al hacer la curaduría.
mejor resultado. Este ha respondido a lo esperado, y puedo
decir a V.S. que lo reunido ya por nuestro activo empleado,
Américo Castilla
forma una serie mucho más importante que todo lo adquirido
Comisión Asesora del Museo Nacional de Bellas Artes
por compra hasta hoy, y que esto se ha obtenido con un gasto Presidente

2 Américo Castilla: El amor, la luna, la noche y los caballos. Catálogo, Galería Ruth Benzacar, 1990
3 El Sudamericano 2, 31; 20 de octubre de 1889, sección científica, pp.99-100
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Mirar, saber, dominar:


imágenes de viajeros en la Argentina

Marta Penhos
Curadora

A lo largo de más de un siglo, desde finales del XVIII hasta Desde la de Methfessel, ese vasto territorio aparece como
comienzos del XX, saber más y dominar mejor, comprender y reserva a la vez natural y cultural: forman parte de su minucioso
someter, interpretar y explotar espacios y seres fue el programa re g i s t ro las imponentes cataratas del Iguazú, los solitarios lagos
que animó a expedicionarios, viajeros y exploradores que patagónicos y las montañas magníficas del noroeste, cuyas
atravesaron el territorio argentino, involucrados directa o faldas guardan restos fósiles y ruinas prehispánicas.
indirectamente en proyectos de índole religiosa, política y El otro núcleo de la exposición propone una travesía por distintos
científica. Sus diarios de viaje, informes y mapas, pero más aún momentos de una puesta en imágenes del Chaco argentino,
las imágenes que produjeron o encargaron contribuyeron espacio recóndito que a la vez que se iba descubriendo, se
decisivamente al conocimiento, comprensión y dominio -material construía en torno a dos ejes: paisaje y tipos “indígenas”.
y simbólico- del territorio de la Argentina y de algunos de sus Pautan el recorrido la idea de un paisaje misional, es decir una
habitantes, al constituir al primero como una serie de paisajes comprensión del espacio en clave religiosa, y el despliegue de
y a los segundos como tipos humanos exóticos o curiosos, una retórica visual de la c o n q u i s t a asociada a intereses científicos.
en escenas de costumbres o dentro de registros etnográficos. Las obras expuestas corresponden a un periodo de la historia
Esta exposición presenta una selección de imágenes que se argentina signado por los esfuerzos de la corona española y del
gestaron en una imbricación de intencionalidades, como estado nacional por incorporar el Chaco a un dominio efectivo.
documentos históricos, relevamientos científicos y obras artísticas. Pero son más que simples espejos de avatares políticos e ideas
El recorrido que proponemos, que no pretende ser exhaustivo, religiosas y científicas. En la época de su realización, y más tard e ,
busca poner en evidencia algunos de los cruces entre diferentes se constituyeron en modos de comprender, por medio de la
miradas y formas de conocimiento y dominio tal como quedaron re p resentación visual, una parte de la Argentina y de sus
representados en esas imágenes. Partimos de dos núcleos que habitantes. Las imágenes coloniales nos muestran la aprehensión
enfocan dos tópicos de la percepción europea de América de un espacio que debía incorporarse a la cristiandad, y a los
aplicados a nuestro territorio: la desmesura, la vastedad o chaqueños como “buenos salvajes” dispuestos a convertirse.
inmensidad, y lo recóndito, relacionado con lo inaccesible y Como contraste, en la misma época, la mirada inquisitiva del
misterioso. padre jesuita Florian Paucke se despliega en acuarelas plenas
La propuesta del primer núcleo, titulado paisajes de la de detalle y movimiento, que escapan a convenciones y
d e s m e s u r a, es asomarnos a la obra de dos artistas viajero s , estereotipos. Ya en el siglo XIX, pasamos del paisaje y los tipos
francés uno, suizo el otro, que recorrieron nuestro país en la exóticos de dos grabados de J. L. Pallière a las imágenes
segunda mitad del siglo XIX, y plantearon diferentes modos de vinculadas con las campañas militares de fin de siglo, que
responder al desafío de re p resentar sus espacios. A modo de prescinden de todo pintoresquismo: el territorio chaqueño es
contrapunto, los grabados y pinturas de Jean Léon Pallière y objeto de conquista y sus habitantes rémoras de un pasado
Adolf Methfessel arman un derro t e ro visual en el que toman que es obstáculo del pro g reso, como puede verse en un dibujo
protagonismo el horizonte extendido de la pampa y las de Alfred Paris y en las fotografías que ilustran los informes del
cumbres del noroeste, acompañados por los parajes del sur general Benjamín Victorica. El recorrido culmina con las fotos
y las islas del litoral. Desde la mirada romántica de Pallière , tomadas a un conjunto de chiriguanos en la década de 1920.
la geografía argentina se despliega como el marco ideal de En ellas, los “indígenas” aparecen como objetos de estudio,
las acciones humanas: paisanas, gauchos e “indios”1 habitan comprendidos en una relación ineludible con aquel espacio
la llanura, y allí desarrollan sus trabajos y placeres. de la selva chaqueña del cual provienen.

1Los términos “indio” e “indígena” corresponden a la terminología de los siglos XVIII y XIX, y aparecerán entrecomillados en el texto para dar cuenta de una mirada de época sobre los
distintos grupos que habitaban nuestro país a la llegada de los españoles.

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Las líneas que siguen pretenden brindar algunas pistas para Mientras se encuentra una cierta búsqueda de lo sublime en las
desentrañar algunos de los ricos significados de estas diferentes pinturas de malones y cautivas que el bávaro Johann Moritz
miradas plasmadas en imágenes . Rugendas realizó en la Argentina en 1845, en el caso de Pallière
la balanza se inclina hacia lo pintoresco. En ambas producciones
Paisajes de la desmesura: el viaje romántico el paisaje, que en apariencia es un mero agregado, resulta en
y el registro científico realidad un necesario complemento del motivo principal, ya sea
éste un suceso dramático o la escena costumbrista. Volveremos
El tema de la vastedad del continente americano aparece sobre esta cuestión más adelante
tempranamente en las crónicas del siglo XVI, y termina
constituyéndose en un verdadero lugar común de la literatura de Jean Pierre Léon Pallière Grandjean Ferreira (Brasil, 1823 –
viajes. El pensamiento argentino del siglo XIX la entendió como Francia 1887). Recibe educación artística en París y Río de
un elemento negativo, que conspiraba contra el progreso de la
Janeiro. De 1855 a 1866 desarrolló su obra en la Argentina.
novel república: “El mal que aqueja a la República Argentina
es la extensión: el desierto la rodea por todas partes, se le
insinúa en las entrañas”, dice Sarmiento en el Facundo (1845). El trabajo de Pallière se vincula con la ingente producción de
Cincuenta años antes, Félix de Azara, ingeniero militar de la grabados con tipos humanos, trajes y costumbres, coleccionados
corona española, percibió esa extensión como un desafío para en láminas sueltas o en álbumes, que alimentó la curiosidad
los parámetros de una mirada racionalista que todo lo medía. europea y el impulso de conocer y clasificar pueblos y culturas
Al comparar la naturaleza americana con la europea, escribía: lejanas. Muchas de estas imágenes fueron realizadas a partir de
“en esta parte del mundo (América) las montañas, los valles, los una observación directa, pero están basadas en convenciones y
ríos, las cataratas, todo, en una palabra, tiene tan grandes modelos que enfatizaban los rasgos pintorescos o típicos con el
proporciones que los objetos de la misma naturaleza que se objeto de producir un efecto de distinción: las singularidades de
podrían encontrar en Europa no parecen ser ante ellos más que cada grupo humano debían ser claramente identificables. Los
miniaturas o copias pequeñas”. Extensión, desmesura, habitantes de diferentes regiones del planeta, sus costumbres
desproporción. ¿Cómo plasmar esta realidad con los trazos del y vestimentas (“tapadas” de Lima, aguateros quiteños, gauchos
dibujo sobre el papel, con las pinceladas de color sobre el lienzo? de la campaña bonaerense), aparecían ante los ojos europeos de
Para comprender algunos de los presupuestos que intervinieron un modo similar a las especies vegetales y animales que por la
en las miradas de Jean Léon Pallière y Adolf Methfessel es misma época, y gracias a la difusión del sistema de Carl von
necesario tener en cuenta el impacto de las ideas de Alexander Linné, eran observadas y clasificadas minuciosamente en todo
von Humboldt, que dieron a conocer en Europa una América el planeta. El “tipo”, como el género en la historia natural, era una
rica y plena de posibilidades de explotación. El modelo unidad a partir de la cual se podía construir una taxonomía de las
humboldtiano, que combinaba el discurso racionalista y el culturas4. Si el interés romántico por las culturas del mundo
discurso romántico, la valoración utilitaria y la apreciación estuvo atravesado por este paradigma, la búsqueda de lo exótico
estética, se valió de la categoría de lo sublime2, mediante la cual y lo raro penetró la objetividad de los relevamientos científicos.
podía observarse y valorarse la desmesura americana desde un Y las imágenes frecuentemente participaron de este maridaje,
nuevo ángulo, incorporándola al panorama universal. manteniéndose algunas en la difusa frontera entre representación
Paralelamente, otra categoría clave, lo pintoresco3, habilitaría el artística e ilustración científica.
estudio y comprensión de la diversidad cultural del continente. También el orientalismo fue un recurso plástico de notable
Pero la mirada viajera se enfrentaría en la Argentina con una efectividad en la obra de Pallière y de Raymond Quinsac de
inmensidad peculiar: la pampa, que además de extensa, se Monvoisin, porque proveía de bases para percibir, comprender y
presentaba como la imagen de la monotonía, provocando re p resentar la geografía de la pampa y sus singulares habitantes,
sensaciones encontradas de fascinación y hastío. Carentes los gauchos, al establecer comparaciones con el norte de África5.
de parámetros perceptivos que permitiesen captar semejante Las referencias a este “oriente” conocido nutrían el gusto por lo
inmensidad, y de modelos artísticos a partir de los cuales p i n t o resco y la fascinación por lo exótico, del que son pro d u c t o
abordar su representación plástica, los artistas viajeros del siglo tantas representaciones literarias y visuales, y funcionaba en los
XIX trajeron como presupuesto aquellas categorías de lo sublime discursos imperiales como ejemplo inmejorable de la barbarie que
y lo pintoresco, que pautaron gran parte de su trabajo en entorpecía el avance del pro g reso.
nuestro medio.

2En el siglo XVIII, en la obra de Edmund Burke e Immanuel Kant lo sublime refiere a lo excesivo, lo majestuoso y lo colosal, que rebasa nuestra capacidad de aprehensión y causa
sensaciones de temor y admiración.
3Aunque de origen antiguo, la idea de lo pintoresco se difundió en el siglo XVIII como la combinación de elementos raros o curiosos, dentro de un todo que sugiriera al espectador
amenidad y placer.
4 Natalia Majluf, “Pattern-Book of Nations: Images of Type and Costumes in Asia and Latin America, ca. 1800-1860”, 2006.
5 Roberto Amigo, “Beduinos en la pampa. Apuntes sobre la imagen del gaucho y el orientalismo de los pintores franceses”, 2006.

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composición se ordena gracias a la horizontal del escenario


pampeano, ocupada casi enteramente por el grupo lanzado al
galope, lo cual contribuye a quitarle dramatismo. Los
“indígenas”, contrariamente a los de los raptos de Rugendas, o
más tarde los de la Vuelta del malón de Della Valle (1892, col.
MNBA) llevan el torso cubierto, sin que haya exageración en sus
rasgos faciales ni en sus gestos. Sólo las lanzas resultan una
amenaza, sobresaliendo de la línea del horizonte, que subsume
toda la escena.
Este molde compositivo se repite con escasas variantes en otras
litografías del Álbum, por ejemplo Carreras de campo y La
galera. También en éstas, la imagen queda pautada por una línea
que separa tierra y cielo: por debajo se ubica la escena, por
encima una atmósfera limpia y clara, con unas pocas nubes que
Jean Léon Pallière. Cordillera de los Andes (Paso de los Andes de Uspallata a Santa en el primer caso acompañan el formato apaisado. Pallière
Rosa de Chile), 1864-65. Col. Museo de Arte Hispanoamericano “Isaac Fernández Blanco”
apenas rompe con la horizontalidad del planteo por medio de
Comienza el viaje elementos que se recortan sobre el fondo del cielo: un rancho a
la sombra de un ombú en la lejanía, el tronco y la floración de un
Del llamado Álbum Pallière, integrado por 52 litografías impresas maguey. Pero si Invasión... y Carreras... presentan el mismo
en el taller de Jules Pelvilain, aparecido por entregas entre mayo paisaje despojado, el tránsito de La galera se realiza en un
de 1864 y junio de 18656, nos detenemos en Cordillera de los contexto de vegetación profusa, aunque poco exuberante. Y en
A n d e s. La imagen recrea un punto en la travesía de ocho meses un plano posterior, el ombú.
por partes de Argentina, Chile y Bolivia que el artista realizó
saliendo de Buenos Aires en marzo de 1858, y de la que dio
cuenta en un Diario de Viaje. Pallière dedicó varias páginas al
paso de los Andes. Ante la extrañeza que le causan ciertos
aspectos del paisaje, no falta el paralelo con el norte de África.
El paisaje de la Cordillera, que califica de “soberbio y grandioso”,
aparece “casi de improviso” ante el pintor y sus compañero s ,
e u ropeos como él, que atraviesan el país para alcanzar Santiago
de Chile: “aprovecho para dibujar apresuradamente, desde la
mula, todo lo que veo” . Pero el artista es conciente de los límites
de la representación ante el espectáculo de la naturaleza: “Esto
se ve, pero no puede ser contado ni traducido”. Anota sobre
el Puente del Inca: es “una de esas cosas que pertenecen
a la naturaleza y que no se pueden traducir sino débilmente en Jean Léon Pallière. Carreras de campo, 1864-65. Col. Museo de Arte
Hispanoamericano “Isaac Fernández Blanco”
pintura”. Ni la palabra ni la imagen son capaces de dar cuenta de
lo que contempla: “Sin embargo ejecuto rápidamente un apunte”7.
Tal vez en la libreta que Pallière perdió en este tramo del viaje
estuvieran esos bocetos tomados a despecho del paisaje
i n a p rensible. Porque el testimonio visual que nos queda, la
litografía del Á l b u m, es una versión descriptiva de una parte del
relato: el gaucho que abre la marcha, la yegua madrina con el
cencerro y la fila de mulas cargadas de cajas bajando un
d e s f i l a d e ro. El foco de atención está en el hombre y los animales,
y el entorno montañoso funciona simplemente como un
escenario, poco “g r a n d i o s o” o “magnífico”.

Una línea horizontal

A diferencia de los dinámicos cuadros de Rugendas de tema


similar, en otra litografía del Álbum, Invasión de indios, la Jean Léon Pallière. Pita y ombú, 1864-65. Col. Museo Nacional de Bellas Artes

6 Julio E. Payró, El pintor Juan León Palliére (1823-1887), 1961, pp. 37-43.
7 León Pallière, Diario de Viaje por la América del Sud, 1945, pp. 145-147.

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Jean Léon Pallière. Mate y guitarra. Col. Museo de Arte Hispanoamericano “Isaac Fernández Blanco”

Es significativo que Pallière haya dedicado una estampa a dos Narración y paisaje
íconos del paisaje pampeano: el maguey o pita, y el ombú. En el
conjunto de las litografías del Álbum, son muy escasas aquellas En la pampa de Pallière se desarrollan románticos encuentros,
que prescinden de la figura humana. Ya sea como actor principal como el del Idilio criollo, del que existe una versión litografiada en
de la escena, ya sea sugiriéndola, como en Las islas del Paraná cuyo pie reza una leyenda con los versos de Ricardo Gutiérrez,
por medio de las embarcaciones que surcan el río, el lugar No te vayas, luz nacida... No interesa tanto aquí volver sobre el
central lo ocupan el hombre y su historia, no la de los grandes tema principal de esta imagen8, como notar la relación entre
hechos sino la cotidiana, la que se desarrolla en el interior narración y paisaje que se establece en la composición. La
humilde del rancho o en la cazuela del Teatro Colón, pero sobre intimidad aún no consumada de la pareja, que se expresa en el
todo en el paisaje seco y sin alternativas de los alrededores de la espacio entre los dos cuerpos, funciona como eje central de la
ciudad. Así, con Pita y ombú, Pallière parece mostrar al pintura y concentra la atención del espectador. P e ro la franja de
espectador, reunidas y superpuestas, las dos únicas especies tierra en el primer plano, ocupada por animales domésticos y
vegetales que a sus ojos rompían aquella monotonía. De hecho, otros objetos, lleva la vista hacia la izquierda, hacia esa porción
el maguey y el ombú resultan parte del catálogo de formas de de horizonte plano sobre la que se recorta un caballo enmarcado
las que se valió el artista para equilibrar el insistente eje horizontal perfectamente entre los dos soportes de la galería del rancho.
de las composiciones, como en La galera, y para volver una y Así, la pequeña historia de amor espontáneo y rústico adquiere
otra vez sobre el tema de la presencia humana en la vastedad de sentido en re f e rencia a la simplicidad del sitio en el que se
la llanura. El ombú es el refugio, que a falta de otros recursos de desarrolla. Algo similar sucede con el óleo Mate y guitarra y la
la naturaleza o del ingenio humano, provee la geografía de San litografía Parada en la pampa. En ambos, el pintor ha llevado a la
Luis a los viajeros de Parada para hacer noche. imagen muchas de sus observaciones sobre las costumbre s

8 Ver Julio E. Payró, El pintor Juan León Palliére (1823-1887), 1961; y R. Amigo, op. cit.

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rurales y sobre el tránsito por la geografía pampeana. Todo ello pincelada suelta y un empaste rico afín al lenguaje romántico,
–el indolente modo de pasar el tiempo de la pareja en el primero, como vemos en Camino al reñidero, pero en otras conserva el
la reunión alrededor del fuego del abigarrado grupo en el dibujo preciso y la composición equilibrada que en la enseñanza
segundo- se desarrolla inexorablemente en la pampa. La línea del académica se identificaba con “la verdad del arte”.
horizonte liga sucesos, personajes y entorno en una alusión clara Una verdad que el público de Buenos Aires supo apreciar bien.
al tópico de los hábitos rurales al aire libre. Unos pocos días antes de que Pallière emprendiera el regreso a
La pampa puede ser re p resentada, entonces, como una línea Francia en 1866, La Tribuna publicaba una suerte de despedida:
continua y casi sin interrupciones, bajo la cual galopan los indios “Pallière se va, y con el inteligente artista, se va el hábil pintor
del malón, corre veloz la galera o disfrutan los paisanos de su que nos ha hecho conocer las majestades de la Pampa, las
e s p a rcimiento, o bien como elemento sólo en apariencia adjetivo, magnificencias del Chaco, las poesías de las costumbres de
un fragmento que basta para evocar la inmensidad de la llanura. nuestros gauchos”. El artista había aportado imágenes de una
En Camino al reñidero, Pallière rompe la monotonía pampeana inmensidad transitable, de una desmesura ordenada. Un
con la copa de un gran árbol, mientras coloca otro como marco a territorio apto para ensayar proyectos de expansión económica
la derecha, y ubica la caravana de viajeros en una curva del gestados en Europa, y para incorporar a la Nación en el discurso
camino que atraviesa la parte inferior. Pero la línea de horizonte y en la práctica de nuestra elite liberal.
sigue funcionando como el elemento que organiza la composición.
Finalmente, la acuarela Gaucho pialando nos permite verificar de
qué manera el pintor construye un tipo costumbrista en relación Felix Ernest Adolf Methfessel (Suiza, 1836 – 1909). Formado
directa y necesaria con el espacio que lo contiene. Como si la como arquitecto paisajista, se trasladó a la Argentina en
acción quedase congelada por el artificio de la pintura, el gaucho 1864, donde se destacó como dibujante y guía de
mira al espectador en el momento en que sostiene el lazo en alto. expediciones científicas. Regresó a su país en 1895.
Merced al punto de vista, extremadamente bajo, se alza sobre una
cinta de tierra adquiriendo una proporción monumental. ¿En qué
o t ro sitio del mundo puede encontrarse a este personaje, más que Epílogo humboldtiano
en el austero paisaje de la pampa?
En 1864, mientras comienzan a salir las estampas del Álbum
Orden para la desmesura P a l l i è r e, llega al país Adolf Methfessel, otro europeo, que también
pondría en imágenes la vastedad y variedad del territorio
Ante el espectáculo de la llanura, la mirada de Pallière selecciona argentino, aunque en un registro diverso al del francés. Vinculado
aquí y allá los datos escuetos de esa naturaleza y los episodios en forma directa con los más conspicuos re p resentantes de las
actuados por singulares personajes. Payró advierte que el artista ciencias naturales y la arqueología del último tercio del siglo XIX
“realizaba cuadros compuestos (...): combinaba croquis tomados en nuestro país, y comprometido con muchos de sus pro y e c t o s ,
en diversas regiones, en el curso de sus viajes, para crear una Methfessel permanecerá treinta años en la Argentina,
escena típica verosímil, pero no exacta”9. Al respecto, no dejan desarrollando una obra que puede considerarse como un epílogo
de ser interesantes sus palabras en el prefacio del Diario: “Las espléndido al que había sido, hasta entonces, un modesto
diversas notas que publico son exclusivamente un cuadro de capítulo humboldtiano en la plástica argentina.
dibujos tomados del natural. Tienen el mérito de su verdad, lo
que no deja de ser un gran defecto, porque ¿quién no desea ver Naturaleza y cultura
o encontrar algo maravilloso cuando se habla de cosas
lejanas?”10. Pallière desconfía de ese exotismo que el público Las acuarelas referidas a excavaciones en Andalgalá nos ponen en
europeo buscaba en las noticias de países remotos. Su texto, contacto con dos rasgos de una parte de la producción de
que compara con “un cuadro de dibujos”, contiene verdades Methfessel: uno de ellos es el lazo que la une con expediciones
como sólo los ojos de un artista pueden revelar, al plasmar la científicas y con hallazgos paleontológicos y arqueológicos. El
sorprendente variedad y la imponente desmesura de la noroeste, y específicamente los yacimientos de Andalgalá, donde el
naturaleza sudamericana, y la vida de los seres humanos que la artista residió entre 1887 y 1889, ocupan un lugar preponderante
pueblan, bajo un signo de equilibrio y belleza. La rigurosa dentro del conjunto de pinturas dedicadas a catalogar la geografía
geometría de la composición que domina muchas de sus obras argentina. Methfessel no es un mero testigo de las excavaciones,
parece actuar como garantía de un orden posible aún en los sino un actor principal de las mismas que legó al Museo de La
rincones abandonados del interior argentino. La atracción Plata más de 800 piezas: objetos de la cultura calchaquí, cráneos y
romántica por lo extraño y curioso se combina con las premisas esqueletos de los antiguos habitantes de la región, y restos fósiles
de la formación académica y un sentido del orden que Pallière de animales prehistóricos. Este conocimiento de primera mano
no abandona nunca. Así, en algunas pinturas presenta una aparece también en las pequeñas imágenes agrupadas bajo el

9 J. E. Payró, op. cit., p. 57.


10 L. Pallière, op. cit., p. 82.

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Adolf Methfessel. Barrancas en el Rincón. Andalgalá. C a t a m a r c a; En el bajo de Adolf Methfessel. Extracción de los Hoplophorus en la Loma de la cresta norte de la
A n d a l g a l á; Cresta fosilífera en el bajo de Andalgalá, Catamarca; Lugar en que se halló Loma rica, Andalgalá; Río Llapé. Catamarca; Labranzas antiguas sobre el río Llapé,
un Hoplophorus en el bajo de Andalgalá; Mesetas con capas graníticas, Andalgalá; Catamarca, 1889. Col. Museo de La Plata, UNLP
Las pircas sobre el Siñuelo del Potrerillo, 1889. Col. Museo de La Plata, UNLP

tema de la extracción de restos de hoplophorus, un pariente de las del Aconquija desde Santa María, La Sierra de Santa María,
mulitas actuales que vivió en el pleistoceno, en un área en la que Loma Rica y el Alto, y Ruinas de antiguas construcciones
también se encontraron ruinas calchaquíes. indígenas son sólo una muestra de un repertorio mayor que
Methfessel concibe los espacios catamarqueños como paisajes confirma este aspecto.
magnificentes, que adquieren su sentido cabal en la imbricación El otro rasgo que queremos hacer notar es la relación figura
de valores plásticos y resonancias culturales. Los años en que humana-paisaje, que en gran parte de las pinturas de
trabaja el artista son clave en la construcción de nuevos relatos Methfessel se hace inversa a la que veíamos en el caso de
de la historia argentina en los que cobra importancia un pasado Pallière11. Al pasar las salinas entre Dolpi y Pilciao p resenta un
prehispánico entroncado con la cultura incaica. En este sentido, momento en la travesía de los expedicionarios en la zona de
Methfessel traduce en imágenes el lugar jerárquico que va a ir Andalgalá. Methfessel, contrariamente a Pallière, que pre f i e re
ocupando la región del noroeste en la arqueología, a través de desplegar como en un friso cercano al espectador el desfile de
los trabajos de Samuel Lafone Quevedo (Londres y Catamarca, las caravanas, los re p resenta dirigiéndose hacia el exterior del
1888), Adán Quiroga (Folklore Calchaquí, 1897), y otros c u a d ro desde el fondo de la composición, desde la inmensidad
estudiosos de esta etapa. Esas sierras y valles retratados en sus de un paisaje que por su amplitud domina el conjunto. Como
obras guardaban vestigios de culturas agroalfareras que le dijimos, para Pallière el paisaje es un agregado sólo en
otorgaban a nuestro país el prestigio de una antigüedad remota. apariencia, ya que resulta el necesario complemento del motivo
El óleo Fuerte Quemado, y las acuarelas Panorama de la Sierra principal. De manera similar, en las imágenes de Methfessel las

Dentro de la extensa producción de Methfessel hay algunas obras costumbristas en las que es evidente el influjo de los modelos provistos por Pallière. En ellas, las figuras adquieren
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mayor protagonismo.

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Adolf Methfessel. Fuerte Quemado, 1889. Col. Museo de La Plata, UNLP

pequeñas figuras que trabajan en las excavaciones, o las huellas módulos que el pintor utiliza de acuerdo con el motivo del
de una presencia humana del pasado ocupan un lugar menor cuadro. Gracias a este procedimiento, los diferentes elementos
desde el punto de vista compositivo, pero son un elemento de la composición se integran en un todo que el espectador
central que otorga significado y valor a estos paisajes. capta simultáneamente. Así, la configuración del espacio como
La ausencia del hombre es total en las acuarelas dedicadas paisaje lo abre a una apreciación estética, a una forma de
a los parajes del sur. El predominio de los azules en las aguas aprehensión simbólica que permite su conocimiento y dominio.
de ríos y lagos y el telón de fondo de las cadenas montañosas
son las notas sobresalientes de una inmensidad lejana, fría y La Argentina catalogada
desolada. Sólo las aves que se posan en el agua o surcan el cielo
parecen habitar estos paisajes, abiertos al ojo que sepa captar su Dentro de un registro visual pormenorizado del territorio
particular belleza. Disponibilidad estética de los espacios argentino debemos ubicar la contribución de Methfessel a una
patagónicos que se plasmaba en la representación visual, de las secciones del Atlas de la Description Physique de la
correlativa a la disponibilidad material que de hecho tuvieron estos République Argentine de Hermann Burmeister, publicado en
territorios después de las campañas militares iniciadas en 1879, y 1881. Desde su i n g reso al Museo Público de Buenos Aires en
a su dominio concreto por parte del estado nacional. 1868, que dirigía Burmeister, el artista llevó a cabo un sostenido
Methfessel construye los espacios por medio de un sistema de trabajo de ilustración científica: además de los dibujos para Los
planos de colores y valores contrastantes que se destacan a la caballos fósiles de la pampa argentina de Burmeister, que el
vez y permiten dar profundidad12. Estas pantallas actúan como gobierno argentino llevó a las exposiciones de Filadelfia (1876) y

12 Ebe Peñalver, Catálogo Adolf Methfessel, 1984, s/p. De manera similar trabajaron varios artistas europeos que realizaron paisajes en Sudamérica en la segunda mitad del siglo XIX,

como Ferdinand Bellerman o Albert Berg.

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de una observación “d’aprés nature”, como reza debajo del título.


Las estampas, de diferentes formatos, se adaptan a los paisajes
representados. Así, las vistas cordilleranas se despliegan en
imágenes muy apaisadas que dan idea de la continuidad de las
cadenas montañosas. Como en las acuarelas, Methfessel
prescinde de la figura humana o la minimiza respecto del
entorno, magnificando aún más la vastedad de los espacios
representados. En algunas estampas los expedicionarios quedan
en una proporción diminuta respecto del paisaje, de manera más
acusada que en Salinas... En estas imágenes el artista trabaja
todos los planos con la misma nitidez, sin brumas que
descompongan las formas para sugerir la lejanía, como puede
verse en Vista general de las sierras de Tucumán.

De la desmesura representable

Plancha VIII del Atlas de la Description Physique de la République Argentine de Hermann La plasmación de la desmesura americana aparece bajo un
Burmeister, 1881. Vista de la Falda de la Sierra de Tucumán, Burmeister fec. Lith. Carl
Müller Berlin. Vista general de las Serranías de Tucumán, A. Methfessel fec. Lith. Carl
aspecto distinto en varios óleos dedicados a grandes caídas de
Müller Berlin. Col. Museo de La Plata, UNLP agua, en especial las cataratas del Iguazú. También en este caso,
el punto de partida es el viaje y la experiencia directa del pintor en
Karl Hermann Konrad Burmeister (Prusia, 1807 – Argentina, Misiones, adonde se trasladó acompañando a otro estudioso
1892). La re p e rcusión de su Historia de la Creación lo puso clave en el desarrollo de la arqueología y la antropología
argentinas, Juan B. Ambrosetti. Es muy interesante que, como
en contacto con A. Humboldt, quien influyó en su deseo de
resultado de esta expedición, Methfessel haya producido también
conocer Sudamérica. En 1862 se estableció definitivamente en
una serie de dibujos sobre las costumbres de los cainguá, que se
la Argentina. Desde entonces y hasta su muerte se desempeñó
agregan a sus otros trabajos documentales, a la vez que
como director del Museo Público de Buenos Aires.
acopiaba material para la elaboración de pinturas de gran tamaño
en las que la búsqueda principal es de índole estética.
París (1889), existe una gran cantidad de bocetos de materiales De esta manera el arte y ciencia, lo bello y lo útil, se complementan
recolectados en las excavaciones de las que él mismo participó. en la aprehensión y conocimiento del territorio de nuestro país.
En el Museo de La Plata, adonde entró como dibujante y guía En su testimonio de la experiencia en Iguazú, Methfessel no pudo
de expediciones en 1886, continuaría con aquella tarea, dejar de consignar ciertos datos objetivos, mensurables, de las
especialmente valorada por Francisco P. Moreno y Hermann Ten Kate. cataratas: la garganta por donde se precipitan tiene “90 metros
Los dibujos científicos de Methfessel, realizados con minuciosa de profundidad”, las aguas caen “aproximadamente a 45
precisión, resultan el complemento de su obra paisajística, en la m e t r o s”. La descripción es contenida, sin desbord e s
medida en que acercan el foco sobre los materiales
arqueológicos y paleontológicos que dan relevancia a esos
espacios. Para el Atlas, el artista suizo realizó seis de las treinta y
seis vistas que componen la sección. El resto están firmadas por
el propio Burmeister y por A. Göring13. La publicación del Atlas
completa con imágenes los textos de la Description Physique,
aparecida en cuatro tomos entre 1876 y 1879. El título, Vues
pittoresques de la République Argentine recoge algo de la
tradición de los álbumes de estampas con vistas de ciudades y
paisajes de distintos lugares del mundo. La palabra “pintoresco”
podía suscitar un interés que excedía lo científico, algo que se
confirma en la Advertencia: “las vistas pintorescas (...) pretenden
brindar una idea de las diferentes partes más características de
este país”. Por otra parte, la ciencia positivista de la época
demandaba referencias al dato objetivo: se trataba de espacios
reales, existentes, que gracias a los viajes realizados por el autor
y sus colaboradores, podían plasmarse con toda fidelidad a partir Adolf Methfessel, Lago Buenos Aires (Santa Cruz), 1886-1895.
Col. Museo de La Plata, UNLP

13Podría tratarse de Anton Goering, acuarelista nacido en Leipzig que desarrolló una importante obra paisajística en Venezuela entre 1866 y 1874, pero no hay referencias a una estancia
en la Argentina.

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Tomás Cabrera (Atribuido). Entrevista del gobernador Matorras y el cacique Paykin, 1775. Col. Museo Histórico Nacional

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emocionales, aunque el pintor compara el conjunto con una la obra para dejar testimonio de la entrada o expedición que el
“caldera de brujas sin par”. Hace referencias al “ruido intenso”, a p r i m e ro comandó el año anterior.
“aguas espumantes” y “salvajes remolinos”, que forman una Contrariamente a otras expediciones que se re a l i z a ron durante
“escena pintoresca”, sobre la que “se curvan a modo de corona el siglo XVIII, de carácter decididamente militar, la de Matorras
de la obra de la naturaleza, tres bellísimos arco iris”. En el párrafo pretendía retomar la experiencia misional, que tan buenos
siguiente, esta mirada en cierto modo distanciada aún, deja paso resultados había dado en otras regiones del Río de la Plata de la
al compromiso del propio cuerpo del viajero: “Apenas prestando mano de la Compañía de Jesús. Acompañado por un franciscano
atención al enjambre de incontables mosquitos, realicé un boceto y un canónigo de la Catedral de Córdoba, cuyos retratos se
grande, pero al cabo de tres cuartos de hora, mis manos estaban encuentran a la izquierda del cuadro, llevó a cabo la incursión con
hinchadas y afiebradas...”. Methfessel desafía los elementos el fin de firmar paces con los mocovíes de Paykin, y grupos
hostiles de la naturaleza para captar lo que en ella se le presenta tobas. El proyecto de dominio y explotación del vasto y
como “pintoresco” y “bello”, así como Pallière insistía en dibujar a misterioso territorio del Chaco descansaba en la conversión de
pesar del carácter inaprensible de los ámbitos cordilleranos. sus habitantes a la fe cristiana.
Una de las versiones de las Cataratas del Iguazú (col. Museo de Además de los dibujos del ingeniero Julio Ramón de César, que
La Plata), presenta también el recurso de las pantallas sucesivas participó de la entrada, otras fuentes escritas y cartográficas
tan caro al artista. Los dos árboles a los lados y la vegetación en
la parte inferior abren una ventana por donde el espectador se El cuadro de la Entrevista... fue realizado en el taller de
asoma a la claridad y colorido del espectáculo, logrados gracias a Tomás Cabrera, artista activo en Salta en el último tercio del
suaves pasajes cromáticos que dan cuenta de la atmósfera s. XVIII, del que se conocen varias pinturas y esculturas. Juan
húmeda y brumosa. Un siglo atrás Azara, el ingeniero Manuel de Rosas cedió la obra a su yerno Máximo Terrero y
demarcador de fronteras, había dejado un impresionante relato éste a Manuel Trelles. A fines del siglo XIX fue donada por la
de su experiencia en los saltos del Guayrá. Tal vez se hubiese viuda de Trelles al Museo Histórico Nacional.
sentido satisfecho de haber podido contemplar las pinturas de
Methfessel. Ellas, aún mejor que la poesía que él invocaba para
describir aquella “cascada espantosa”, significan una respuesta
contundente a los límites de la racionalidad ante el espectáculo
de una naturaleza desbordada.
Imágenes fragmentarias de un viaje personal, registro exhaustivo
de un itinerario científico, el territorio de la Argentina se despliega
a partir de las miradas de Pallière y Methfessel, imbricadas una
en otra a pesar de la contraposición aparente. Porque si el hálito
romántico se ve moderado en el primero por la concepción
académica de orden y equilibrio, en el segundo convive y se
enriquece con la búsqueda positiva del registro fiel de los datos
acopiados. La porción argentina de la desmesura americana
encontraba así su cabal representación.

Paisajes de lo recóndito: del paisaje misional


a los objetos de estudio

El Gran Chaco, o Chaco Gualamba, como otros espacios


geográficos en la América española, se mantuvo durante la
colonia al margen de un dominio efectivo. Desde el siglo XVI, la
gran extensión del territorio, de difícil acceso, y su población
escurridiza y rebelde, llevaron al fracaso todo intento de
conquista. No había conocimiento preciso de sus límites,
características y potencialidades, y el carácter de la región se
formaba en la fragua de antiguos mitos y leyendas que el espacio
americano actualizaba en la imaginación de los conquistadore s .

Paisajes misionales

Partimos del óleo atribuido al artista salteño Tomás Cabrera,


Entrevista del gobernador Matorras y el cacique Paykin, realizado Julio Ramón de César. Plano del campamento de la expedición de Matorral, 1774.
en 1775. Se cree que el propio Matorras o su sobrino encargaron Col. Archivo General de la Nación

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La escena de la entrevista sucede en el campamento (nótense


las tiendas de campaña repetidas en los registros inferior y
central del cuadro), en un sitio llamado La Cangayé, a orillas del
río Bermejo, que anteriormente otros expedicionarios habían
intentado someter, aunque sin éxito. El dibujo de César muestra
un campamento casi atemporal, delineado sobre una superficie
neutra, mientras que la pintura lo data en el tiempo exacto de la
presencia de Matorras y sus compañeros, y lo ubica en el lugar
donde el encuentro con Paykin le dio sentido. Con la inserción
de las tiendas y demás elementos del campamento en un
paisaje rico en recursos naturales, los artistas limitan la vastedad
del espacio chaqueño, lo acotan a la porción más pequeña de
La Cangayé, cuyo dominio efectivo podía así ser representado.
Respecto de la imagen de los chaqueños, estos aparecen de
acuerdo con los estereotipos del “indio” vigentes en la plástica
occidental desde el siglo XVI: torso desnudo, tocado y faldellín
de plumas, facciones convencionales y edad indefinida. Tanto
Florian Paucke. Modo de adornarse de los mocovíes, 1749-1767. Instituto de Historia César, que los dibuja de esta manera, como los artistas del taller
Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, F. F y L, UBA
donde se realizó la obra, debieron conocer grabados que
intervinieron directa o indirectamente en la compleja composición reforzaban esta tipología, garantía de una lectura clara por parte
del cuadro. El tema de la imagen –los pormenores de una de los espectadores. Aunque las fuentes escritas brindan
expedición a regiones marginales del imperio español- es único referencias sobre Paykin y sus compañeros –por ejemplo indican
en nuestro país y raro en la pintura colonial. Dentro de las que el cacique tenía unos sesenta años-, Cabrera y sus
múltiples capas de significación que encierra, y que hemos colaboradores prefirieron eludir cualquier individualización e
estudiado en otro trabajo14, el óleo propone una singular insistieron en la desnudez como un índice iconográfico que
representación del paisaje y de los habitantes del Chaco que mantiene a los “indios” como “indios” –salvajes, pero dispuestos
está vinculada estrechamente con los intereses de los actores a someterse por medio de la conversión.
principales de la expedición y con los poderes religioso y civil Los mocovíes de la Entrevista... se hallan muy lejos de aquellos
que ellos representaban. que el jesuita Florian Paucke dibujó para ilustrar las memorias de
El espacio chaqueño queda plasmado por medio de una su experiencia misional entre 1749 y 1767. La mirada curiosa e
combinación de distintos sistemas. El registro inferior, la entrevista, inquisitiva de Paucke expone intencionalidades cercanas a lo
pone en imágenes la narración de los acontecimientos por medio etnográfico y nos proporciona imágenes en las que aparecen
de un tratamiento perspectivo que deriva de uno de los dibujos de rostros de fuertes rasgos, tatuados y perforados, cuerpos
César, el Mapa del Gran Chaco. El registro medio busca describir la desnudos en acción, vestimentas de hombres y mujeres, gorros,
presencia española y el sitio donde esos acontecimientos tuvieron tocados, pulseras, que contrastan con las caras casi neutras, los
lugar, trasladando el campamento tal como aparece en otro de los cuerpos sin edad, las posiciones estáticas, y las plumas
dibujos. El tradicional recurso de las nubes y la luz dorada universales de los indios de nuestro cuadro.
corresponde a la parte celestial y a las figuras sacras, bajo cuyo Del conjunto de acuarelas pintadas por Paucke, setenta están
dominio y protección se ponen las acciones humanas y el espacio dedicadas a la flora y la fauna chaqueña: una variedad de seres
geográfico. En la parte central, los elementos que provienen del vivientes que el misionero representó separadamente, en su
dibujo (tiendas, armas, carruaje) se insertan en un paisaje individualidad y especificidad, apuntando a un conocimiento
desplegado en el lienzo gracias al plano rebatido y al alto horizonte. descriptivo. Derivadas de una observación atenta, estas
En ese paisaje, pleno de minuciosos detalles, aparecen elementos imágenes contrastan con la visión totalizadora e integradora de
que refieren a la naturaleza del lugar – bañados, palmeras, tapires, la naturaleza en el óleo atribuido a Cabrera.
serpientes, caimanes, papagayos- y a la vez son tópicos de la Existen otras versiones de un espacio comprendido en clave
tradición iconográfica occidental vinculada con América. Los misional, como parte de un proyecto religioso: los tres dibujos de
árboles convencionales, de hojas tratadas como escamas, remiten otra expedición al Chaco, esta vez comandada por Francisco
al lenguaje de la pintura andina, con la que seguramente el taller de Gavino Arias en 1780, y de la que también se conservan un
Cabrera estaba ligado. Así, en una dialéctica entre los datos de lo Diario oficial y una buena cantidad de documentación escrita,
visto y experimentado por un lado, y lo ya sabido por otro, el que oportunamente hemos analizado15. En los dibujos, las
cuadro traslada plásticamente una percepción del Chaco bajo los indicaciones espaciales se encuentran en función de las marcas
signos de la abundancia y la riqueza. del dominio español, militar en el caso del campamento, religioso

14 Marta Penhos, Ver, conocer, dominar. Imágenes de Sudamérica a fines del siglo XVIII, 2005, primera parte.
15 Marta Penhos, “Imágenes y objetos religiosos en la incorporación del espacio americano al dominio blanco. El caso de la conquista del Chaco a fines del periodo colonial”, 2004.

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El jesuita Florian Paucke viajó a nuestro país en 1749, donde


permaneció hasta la expulsión de la orden en 1767. Su obra,
titulada Hin und Her (Hacia allá y para acá) se conserva
manuscrita en el monasterio de Zwetl en Austria y resume su
experiencia en la reducción de San Javier de mocovíes, en el
norte de la provincia de Santa Fe. Contiene 104 acuarelas.

en el de las reducciones fundadas por los expedicionarios. Una


de ellas, en el sitio de La Cangayé, señalaba para los españoles
el capítulo triunfal de la historia de la penetración en el interior del
Chaco, por la vía de la conversión de sus moradores.
Notemos que el dibujante, tal vez el letrado José Arias Hidalgo,
miembro de la expedición, elige rodear los planos de las
reducciones de indicaciones del paisaje –el río Bermejo, la Laguna
de las Perlas, bañados, vegetación- que se implantan en la
superficie del papel y no alcanzan a formar una representación
unificada. Como en los mapas, lo que pauta el espacio y
contribuye a ubicar el resto de los elementos, son los ríos y otras
reservas de agua, cintas sombreadas, con sus riberas llenas de
una variedad de especies vegetales, representadas mediante
diversas formas que se rebaten hacia el centro del papel.
Distribuidos aquí y allá, otros pequeños árboles convencionales
completan una representación que apenas rompe con la superficie
del plano. Bajo la mirada que aparece en los dibujos, el espacio de
La Cangayé, con las fértiles riberas de sus ríos y la laguna cercana,
resulta un paisaje visto a través de unas lentes “misionales”: cada
elemento es una unidad desarticulada del resto, que encuentra su
sentido como marco de la reducción. Esto se confirma por la
presencia, en el dibujo de la reducción de mocovíes, de un
elemento figurativo que parece cumplir una función simbólica para José Arias Hidalgo (Atribuido). Plan de la Nueva Reduccion de Yndios Tobas,
reforzar la idea de misión trascendente. Se trata de una garza, que nombrada San Bernardo el Vertiz, erigida el año de 1781. (Expedición de Francisco
Gavino Arias).Col. Archivo General de la Nación
se halla dentro del cerco vegetal, aplastando con su pata una
serpiente, mientras toma otra con el extremo de su pico. Además
de estar asociada al ascetismo, la garza es considerada una de Pallière responden a una etapa previa a las campañas militare s
figuración del bien enfrentado a las fuerzas del mal, representado de la década de 1880. La mirada del artista viajero se detiene
por las serpientes. Un sentido muy acorde con el avance del maravillada ante la exhuberancia de la naturaleza chaqueña.
cristianismo en su lucha contra la idolatría. Pallière podría haber suscripto las palabras del ingeniero
Las reducciones, tal como se muestran en los dibujos, son una agrimensor Arturo Seelstrang, de la Comisión Científica que en
realidad firmemente establecida a partir del núcleo de los edificios 1876 se internó en el Chaco como parte de un plan de
religiosos. También el cuadro de la Entrevista... transmite la idea colonización: “Lujuriosa y abundante se presenta la vegetación de
de un éxito completo en la conversión y sometimiento de los este suelo virgen a la vista del viajero, que con la imagen grabada
chaqueños y en la incorporación del Chaco al régimen colonial. en la memoria de la extensa y triste pampa del sur llega a pisar
Sin embargo, sabemos por otros documentos que las paces con por vez primera las poéticas selvas del Chaco”16.
Paykin fueron tan efímeras como las reducciones de Arias, y que En las imágenes coloniales encontramos una percepción y
hasta el fin de la colonia siguieron los intentos por penetrar la plasmación escrita y visual de un panorama de La Cangayé-Chaco
región, comprenderla de acuerdo a los saberes vigentes, y pleno de detalles indiferenciados, como expresión de la obra divina
ponerla bajo un orden político-religioso. puesta a disposición del hombre. Pallière, en cambio, acerca el
foco y detecta lo singular, aquello que tanto deleita estéticamente
Entre el exotismo y la conquista como interesa al estudioso. Ambas litografías están ligadas con
observaciones realizadas por el pintor probablemente en la ruta de
La era independiente heredó ese territorio recóndito que, como la un viaje al sur de Brasil en 1860, pero resultan una verdadera
inmensidad de la pampa que se extendía hacia la Patagonia, puesta en escena del exotismo de la región, cercano al fascinante
permanecía en gran parte desconocido e insumiso. Dos litografías mundo de los trópicos, tan caro a los viajeros románticos.

16 Arturo Seelstrang, Informe de la Comisión Exploradora del Chaco, 1981, p. 44.

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En ellas, paisaje y figuras se complementan, logrando una vestimentas y a los rasgos acusados de los tobas, es claro que
composición equilibrada en la que estas últimas, como es habitual Pallière usa como base una fotografía, probablemente tomada
en Pallière, son el motivo principal, pero inserto en un entorno que, por él mismo. Incluso la estampa podría ser un fotograbado.
respecto de las austeras re f e rencias a la planicie en otras Este sesgo documental, esa relación ineludible entre observación y
litografías, crece en proporción y variedad de los elementos que lo representación que deriva de la foto, contrasta en forma aguda con
integran. Así como a la “majestad” de la pampa le corresponden el carácter de Indios del Gran Chaco. Notemos que el espacio de
gauchos y paisanas, la “magnificencia” de la selva sólo se halla ésta se acerca al exotismo tropical, con una frondosa vegetación
habitada por indígenas. Aporte fundamental del Álbum Pallière a la que se abre en el centro de la imagen, extendiendo el paisaje más
configuración de una geografía jerárquica del territorio nacional allá de la pantalla vegetal que rodea a la pareja del primer plano.
pautada por diferentes grados de “civilización” y “barbarie”. Como en Cargueros de yerba mate, una litografía del Álbum que
Sin embargo, pese a estos rasgos comunes y a los títulos casi refiere a la selva brasileña, Pallière despliega una paisajística que
idénticos, Tobas Indios del Gran Chaco e Indios del Gran Chaco lo emparienta con el Rugendas del Viaje pintoresco por el Brasil
contienen diferencias de concepción que hacen su significado (1835). Las figuras en la piragua cargada de frutos responden
más sugerente. En la primera, Pallière invierte el formato apaisado decididamente a las convenciones de los “tipos y costumbres”.
que rige la casi totalidad del Álbum y que contribuye a acentuar la Su ubicación en la composición, enmarcando como dos paréntesis
idea de espacio extendido. El horizonte vuelve a ser el privilegiado el fondo y centro por donde se va la mirada, las facciones suaves,
fondo por encima del cual sólo se recortan las cabezas de el juego entre desnudez y vestido, y sobre todo la mujer, una clara
algunos personajes, pero está restringido por los límites de la cita orientalista, apuntan a crear una imagen bucólica de un mundo
litografía, de manera que dominan el paisaje las altas palmeras, primitivo a punto de desaparecer.
repetidas cada vez más pequeñas hacia el interior de la imagen. La naturaleza chaqueña queda plasmada aquí como espacio
La composición se ordena a partir de la verticalidad de estos virgen, aún no sometido a la “civilización”, con toda la ambivalencia
elementos, que resultan tan paradigmáticos como el ombú que esta idea contiene para el pensamiento de la época, reforzada
pampeano. El grupo humano se ubica en el centro, flanqueado por el objetivismo de una estampa y el aire nostálgico de la otra.
por dos figuras de pie. Su disposición, sólo a primera vista Sobre ese espacio y sus habitantes avanzaría el estado argentino,
casual, podría ser el motivo de una postal etnográfica, como las como lo hacía sobre la Patagonia. A partir de las operaciones
que circ u l a ron abundantemente dentro y fuera de nuestro país militares iniciadas en 1884 se abriría un lento pero firme proceso
desde 190017. De hecho, si prestamos atención a las humildes de incorporación definitiva del Chaco al territorio nacional, con la
consiguiente integración forzada de la población nativa al sistema
de explotación de sus recursos naturales: “No dudo que las tribus
proporcionarán brazos baratos a la industria azucarera y a los
obrajes de madera” afirmaba el comandante y Ministro de Guerra
Benjamín Victorica18. De la variedad de testimonios vinculados
con esta etapa, nos re f e r i remos a dos. Uno de ellos es un dibujo
de Alfredo Paris, originalmente pensado para ilustrar la Expedición
al Chaco Austral de Angel J. Carranza (1884).
De Paris se conservan otros trabajos que guardan estrecha
relación con la conquista militar de los territorios del sur, el gran
óleo A travers la pampa. Conquista del Río Negro por el General
Roca (1889, Museo Histórico Nacional), y las sesenta y cuatro
ilustraciones de la edición francesa de Painé y la dinastía de los
Zorros de Estanislao Cevallos, del mismo año. Caben también
sennalar sus dibujos para el libro de Alfred Ebelot, La Pampa.
Costumbres Argentinas (1890). Un procedimiento plástico de
gran contundencia liga la pintura de tema patagónico con el
dibujo que estudiamos aquí: la ausencia total de quienes
habitaban los espacios por donde avanzan los soldados. El
paseo triunfal de Roca y sus hombres se verifica en la soledad
de la llanura, así como la columna del dibujo refiere al paisaje
chaqueño en el bosque oscuro que se adivina a la izquierda.
Todo lo demás es espacio en blanco, neutro y vacío, preparado
Alfredo Paris. Espedicion a la Cangaié en el Chaco Austral, c. 1884. para recibir las palabras impresas del texto de Carranza que
Col. Museo Histórico Nacional escribirían una nueva historia de la región. Otra vez el todo se

17 Carlos Massotta, “Representación e iconografía de dos tipos nacionales. El caso de las postales etnográficas en Argentina 1900-1930”, 2005.
18 Campaña del Chaco..., 1881, p. 123.

18
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comprendía por medio de su parte más significativa, el anhelado El ejemplar del libro Campaña del Chaco... forma parte de
sitio a orillas del Bermejo: una leyenda autógrafa nos brinda el una tirada especial con 22 fotografías en albúmina (15 x 20.5
título Espedicion á La Cangaié, en el Chaco Austral. Se trata de cm), montadas sobre hoja de cortesía. En la lista de jefes y
un verdadero desierto, una nada sobre la que se imponía el oficiales se consigna el nombre del fotógrafo de la expedición
estado y los valores “civilizados”19. como D. Luis Perotti. Sin embargo, en el Archivo General de
Los pormenores de la campaña de Victorica quedaron la Nación hay registros de fotografías del mismo autor bajo el
documentados, como era habitual, en los informes del propio apellido Parrotta.
comandante y sus oficiales, publicados en 1885 en un volumen,
del que se hizo una edición especial que contiene más de veinte Si en unos pocos pasajes dentro del estilo seco de los textos es
fotografías tomadas durante las operaciones. posible encontrar algún sesgo de exotismo o la atención en lo
Las fotografías se hallan distribuidas sin que al parecer exista una pintoresco, esto está ausente de las fotografías. En ellas ni el
relación directa con el texto. Por otra parte carecen de leyendas paisaje ni sus habitantes interesan más que como espacios y
que permitan identificar sitios y personajes. La mayor parte está seres a dominar y explotar. En este sentido, los indígenas
dirigida a registrar la presencia militar en el territorio chaqueño: representados, de condición misérrima, son claros exponentes
grupos de oficiales que posan o realizan alguna actividad, y los de un obstáculo del progreso: “Los indios hacían imposible la
campamentos. El paisaje ocupa usualmente la mitad inferior de la nación argentina, el agrandecimiento (sic) nacional...” afirma el
foto: pastizales secos, grandes árboles, bañados, y ríos son los editor del libro, y agrega más adelante: “La civilización es
escenarios donde las figuras aparecen captadas desde distancias incompatible con la existencia del salvaje”20.
diversas. Los chaqueños no son objeto de especial atención, Victorica y sus hombres tuvieron especial interés en alcanzar La
compartiendo en ocasiones la toma con miembros de la Cangayé, designada como “centro militar de operaciones y punto
expedición. En una de las fotografías, un chaqueño hunde sus de reunión de todas las fuerzas expedicionarias”. A su valor
pies en el bañado, mientras que en un plano posterior se estratégico como convergencia de caminos que conectaban
encuentra un bote con oficiales. Llama la atención el distintos sitios de la región agregaba una dimensión simbólica
señalamiento de una de las figuras con una cruz y la leyenda en fraguada durante los siglos coloniales. Sin embargo, el
tinta “Cptn Doyhenard”. Luis Doyhenard, capitán de la Guard i a comandante no dejó de expresar cierta decepción ante su vista:
Nacional que participó de la campaña, probablemente haya sido “Aquí estoy en la famosa Cangayé. El retiro de las aguas del
el propietario del ejemplar que hemos estudiado, ya que se halla Bermejo le ha hecho perder importancia... En cuanto a los indios,
la misma marca en otras tomas fotográficas. sólo hemos encontrado tolderías abandonadas, más o menos

Campaña del Chaco. Expedición


llevada a cabo... bajo el
comando... del Dr. D. Benjamín
Victorica, 1884 (Portada, libro).
Col. José Lalor

Luis Perotti (o Parrotta).


Fotografía a la albúmina del libro
Campaña del Chaco...
Col. José Lalor

Foto Fonseca. Tipos chirihuanos


en Buenos Aires, 1924. Col.
Museo Etnográfico, F. F y L, UBA

19 Carla Lois, “La invención del desierto chaqueño. Una aproximación a las formas de apropiación simbólica de los territorios del Chaco en los tiempos de formación y consolidación del

Estado Nación argentino”, 1999.


20 Campaña del Chaco..., op. cit. p. LII.

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avanzado significativamente23. Las mismas pertenecieron a la


colección de Enrique Palavecino, especialista en culturas del
Chaco, quien fuera director del Museo Etnográfico de la
Universidad de Buenos Aires y del Instituto de Antropología de la
Universidad de Tucumán24. Al parecer, fueron realizadas en la
terraza de la antigua sede de la Facultad de Filosofía y Letras, en
Viamonte 430, en el año 1924.
Estamos ante un tipo de imagen que combina por lo menos dos
vertientes de la llamada “fotografía de indios” tal como se
presenta a fines del siglo XIX y principios del XX: por una parte,
el retrato escenificado que remite a cierta concepción romántica,
del que son un buen ejemplo las tomas del cacique Pincén que
Antonio Pozzo hizo en su taller en la década de 1880. Por otra,
la tipología de frente y perfil, que junto con mediciones
antropométricas, era de uso corriente como método de
identificación en la antropología y la criminología.
En estas fotos los chaqueños aparecen en actitud pasiva:
Foto Fonseca. Tipos chirihuanos en Buenos Aires, 1924. Col. Museo Etnográfico, posando de cuerpo entero, de frente y perfil, responden a la
F. F y L, UBA
intención del estudioso de plasmar ciertas características
etnográficas para su posterior análisis. Sin embargo, de acuerdo
grandes”21. La incursión en la zona daría por resultado el con la perspectiva funcionalista de Palavecino, a pesar de
descubrimiento de las ruinas de una de las reducciones fundadas sustraer a las figuras de su hábitat, estas imágenes contienen
por Arias en 1780, San Bernardo el Vértiz. La búsqueda de una serie de índices iconográficos que señalan su pertenencia a
vestigios de la entrada de Matorras, en cambio, fue infructuosa. una cultura identificada con una región, el Chaco. En efecto, la
desnudez es sólo parcial, lo que conspira contra la claridad de
Los chaqueños como objeto de estudio lectura de los datos físicos, pero aporta datos sobre vestimentas
y ornato. Además, las figuras portan arcos, flechas, lanzas y
Una de las vías de reconocimiento de la diferencia cultural dentro objetos rituales que las ponen en relación con su tradicional
del proyecto del estado-nación argentino iba a darse en el marco modo de vida. Finalmente, las pieles de jaguar colocadas a
del desarrollo de la antropología como disciplina científica. A manera de alfombras son una referencia elocuente a la geografía
partir de la década de 1880, en estrecha relación con las de la selva de la cual provienen. Junto con las edificaciones del
ciencias naturales, y gracias a la actuación de los argentinos fondo, la presencia de dos blancos en la foto grupal, en cambio,
Francisco P. Moreno, Estanislao S. Zeballos, Florentino nos recuerda que estos “tipos chirihuanos” se encuentran “en
Ameghino, y algo después Samuel Lafone Quevedo, y europeos Buenos Aires”, bajo la mirada de los investigadores. A medio
como Herman ten Kate, Robert Lehmann-Nitsche y Eric Boman, camino entre la despojada fotografía antropométrica y el
conoció un importante impulso que permitió su organización exotismo de las postales etnográficas, estas tomas resultan el
académica y el aumento de las colecciones. último hito de nuestro periplo por el espacio recóndito del
El interés científico manifestado en la voluntad de investigación Chaco, cuyo dominio y el de sus habitantes quedaba
objetiva de la singularidad irá incidiendo en la percepción y representado así en clave científica.
representación romántica de los indígenas. Dentro de las
prácticas antropológicas, el uso de la fotografía pondría en Como planteábamos al comienzo, hemos propuesto uno de los
imágenes el pasaje desde el terrorífico jinete de los malones y la recorridos que pueden hacerse siguiendo la pista de viajeros y
figura exótica hacia los objetos de estudio, si bien en algunas expedicionarios en la Argentina. Indagar en sus miradas sobre el
representaciones es posible comprobar la convivencia y territorio y sus habitantes, y en sus modos de conocer y dominar
superposición de ambas visiones22. la desmesura y lo recóndito, contribuye a identificar cuánto de
Como ejemplo, nos referiremos brevemente a tres tomas de un aquello interviene en nuestra propia percepción y valoración del
grupo de chiriguanos, seleccionadas del rico acervo de país y su gente, y qué renovadas miradas hemos sido capaces
fotografías de indígenas del Chaco que se conservan en de construir. Siguen abiertas, en ese sentido, muchas sendas
colecciones públicas y privadas del país, y en cuyo estudio se ha para andar.

21 Idem, p. 112.
22 Marta Penhos, “Frente y perfil. Fotografía y prácticas antropológicas y criminológicas en Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX”, 2005.
Mariana Giordano, Discurso e imagen sobre el indígena chaqueño, 2004.
23

Palavecino utilizó la cámara fotográfica en sus campañas en el Chaco, pero también se valió del fotógrafo profesional Hans Mann para obtener algunas tomas, ver M. Giordano, “De
24
Boggiani a Métraux. Ciencia antropológica y fotografía en el Gran Chaco”, 2004.

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Bibliografía

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LISTADO DE OBRAS EXPUESTAS

Paisajes de la desmesura Jean Léon Pallière Adolf Methfessel


Gaucho pialando Labranzas antiguas sobre el río Llapé. Catamarca
Jean Léon Pallière Acuarela s/papel, 33 x 24 cm Acuarela s/papel, 15 x 11,5 cm
Carreras de campo, Álbum Pallière, 1864-65 Col. Museo Nacional de Bellas Artes Col. Museo de La Plata, UNLP
Litografía s/papel, 19 x 31 cm
Col. Museo de Arte Hispanoamericano Adolf Methfessel Hoplophorus
“Isaac Fernández Blanco” Campamento al pie de la Loma Rica Resto fósil legado por A. Methfessel
Acuarela s/papel, 16,5 x 23 cm Col. Museo de La Plata, UNLP
Jean Léon Pallière Col. Museo de La Plata, UNLP
Cordillera de los Andes, Álbum Pallière, 1864-65 Farol de campaña
Litografía s/papel, 19 x 29,7 cm Adolf Methfessel Col. Museo de La Plata, UNLP
Col. Museo de Arte Hispanoamericano Exploración de un panteón antiguo al pie de la
“Isaac Fernández Blanco” mesada de Andalgalá Adolf Methfessel
Acuarela s/papel, 16,5 x 23 cm Fuerte Quemado
Jean Léon Pallière Col. Museo de La Plata, UNLP Óleo s/tela, 45 x 34 cm
Parada para hacer noche, Álbum Pallière, 1864-65 Col. Museo de La Plata, UNLP
Litografía s/papel, 18,5 x 32,5 cm Adolf Methfessel
Col. Museo de Arte Hispanoamericano Barrancas en el Rincón. Andalgá, Catamarca Adolf Methfessel
“Isaac Fernández Blanco” Acuarela s/papel, 11,5 x 13 cm Panorama de la Sierra del Aconquija
Col. Museo de La Plata, UNLP desde Santa María
Jean Léon Pallière Acuarela s/papel, 28 x 38 cm
Álbum Pallière, 1864-65 (Portada) Adolfo Methfessel Col. Museo de La Plata, UNLP
Facsímil colección Biblioteca Museo En el bajo de Andalgalá, Catamarca
Nacional de Bellas Artes Acuarela s/papel, 11,5 x 13 cm Adolf Methfessel
Col. Museo de La Plata, UNLP La Sierra de Santa María,
Jean Léon Pallière Loma Rica y el Alto
Islas del Paraná, Álbum Pallière, 1864-65 Adolf Methfessel Acuarela s/papel, 18 x 28 cm
Litografía s/papel, 24 x 36,5 cm Cresta fosilífera en el bajo de Andalgalá, Col. Museo de La Plata, UNLP
Col. Museo Nacional de Bellas Artes Catamarca
Acuarela s/papel, 11,5 x 13 cm Adolf Methfessel
Jean Léon Pallière Col. Museo de La Plata, UNLP Ruinas de antiguas construcciones indígenas,
La galera, Álbum Pallière, 1864-65 Catamarca
Litografía s/papel, 18 x 32,5 cm Adolf Methfessel Acuarela s/papel, 28 x 38 cm
Col. Museo Nacional de Bellas Artes Lugar en que se halló un Hoplophorus en el bajo Col. Museo de La Plata, UNLP
de Andalgalá
Jean Léon Pallière Acuarela s/papel, 11,5 x 13 cm Adolf Methfessel
Pita y ombú, Álbum Pallière, 1864-65 Col. Museo de Col. Museo de La Plata, UNLP Al pasar las salinas entre Dolpi y Pilciao, Catamarca
Litografía s/papel, 25 x 34,5 cm Acuarela s/papel, 17 x 24 cm
Col. Museo Nacional de Bellas Artes Adolf Methfessel Col. Museo de La Plata, UNLP
Mesetas con capas graníticas, Andalgalá
Jean Léon Pallière Acuarela s/papel, 11,5 x 13 cm Adolf Methfessel
Invasión de indios, Álbum Pallière, 1864-65 Col. Museo de Col. Museo de La Plata, UNLP Río Santa Cruz visto desde el sudoeste
Litografía s/papel, 26 x 37 cm Acuarela s/papel, 18 x 25 cm
Col. Museo Nacional de Bellas Artes Adolf Methfessel Col. Museo de La Plata, UNLP
Las pircas sobre el Siñuelo del Potretillo
Jean Léon Pallière Acuarela s/papel, 11,5 x 13 cm Adolf Methfessel
No te vayas luz nacida ..., Álbum Pallière, 1864-65 Col. Museo de Col. Museo de La Plata, UNLP Lago Buenos Aires, Santa Cruz
Litografía s/papel, 19 x 31,2 cm Acuarela s/papel, 13 x 23 cm
Col. Museo Nacional de Bellas Artes Adolf Methfessel Col. Museo de La Plata, UNLP
Extracción de los Hoplophorus en la Loma de la
Jean Léon Pallière cresta norte de la Loma Rica, Andalgalá Adolf Methfessel
Mate y guitarra Acuarela s/papel, 15 x 24 cm El Río Sengher, Chubut
Óleo s/tela, 24 x 33 cm Col. Museo de Col. Museo de La Plata, UNLP Acuarela s/papel, 18,5 x 28 cm
Col. Museo de Arte Hispanoamericano Col. Museo de La Plata, UNLP
“Isaac Fernández Blanco” Adolf Methfessel
Río Llapé. Catamarca Adolf Methfessel
Jean Léon Pallière Acuarela s/papel, 16 x 11,5 cm Cataratas del Iguazú
Camino al reñidero Col. Museo de La Plata, UNLP Óleo s/tela, 175 x 75 cm
Óleo s/tela, 74 x 100 cm Col. Museo de La Plata, UNLP
Col. Museo Nacional de Bellas Artes

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Mujeres mocovíes tatuadas Alfred Paris


Hermann Burmeister Copia digital, Instituto de Historia Argentina y Espedition a la Cangaié en el Chaco Austral
Atlas de la description Physique Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Facultad de Tinta s/papel, 30,7 x 26,7 cm
de la République Argentine, 1881 (Libro ) Filosofía y Letras, UBA Col. Museo Histórico Nacional
Col. Biblioteca del Museo de La Plata, UNLP
Ceremonia tradicional Jean Léon Pallière
Ilustraciones para el Atlas de la description Copia digital, Instituto de Historia Argentina y Indios del Gran Chaco, Álbum Pallière, 1864-65
Physique de la République Argentine, 1881: Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Facultad de Litografía s/papel, 18 x 32,5 cm
Filosofía y Letras, UBA Col. Museo Nacional de Bellas Artes
A. Methfessel del. Lith. W. Loiellot, Berlin
Plancha V, arriba derecha: Vista de la Sierra de Tigres Jean Léon Pallière
Cordova desde San Antonio Copia digital, Instituto de Historia Argentina y Tobas indios del Gran Chaco, Álbum Pallière,
Abajo izquierda: Vista del Valle de Uspallata á la Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Facultad de 1864-65
boca del Río de Mendoza Filosofía y Letras, UBA Litografía s/papel, 33 x 19 cm
Litografía s/papel, 75 x 56 cm Col. Museo Nacional de Bellas Artes
Cebollas, ajos y pimientos
A. Göring Copia digital, Instituto de Historia Argentina y Foto Fonseca
Plancha VII, arriba, derecha: Iglesia de San Miguel Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Facultad de Tipos chirihuanos en Buenos Aires, 1924
en la ciudad de Paraná Filosofía y Letras, UBA Copia digital del negativo de vidrio original
Abajo, derecha: Vista de Entrerios en las inmedia - Col. Museo Etnográfico Nacional, Facultad de
ciones de la ciudad de Paraná Julio Ramón de César Filosofía y Letras, UBA
Arriba, izquierda: Vista de la Laguna del Tambito en Mapa del Gran Chaco con dibujo de la entrevista del
el interior de la pampa gobernador Matorras con el cacique Paykin Foto Fonseca
A. Methfessel pinx. Lith. Carl Müller, Berlin Copia digital del facsímil de Santiago Vaca Guzmán Tipos chirihuanos en Buenos Aires, 1924
Plancha VII, bajo, izquierda: Isla en el Río Paraná Copia digital del negativo de vidrio original
entre Bella Vista y Goya Julio Ramón de César Col. Museo Etnográfico Nacional, Facultad de
Litografía s/papel, 75 x 56 cm Campamento de la Expedición de Matorras de Filosofía y Letras, UBA
1774, 1774
H. Burmeister Copia digital de los documentos de la expedición al Foto Fonseca
Plancha VIII, arriba: Vista de la Falda de la Sierra Chaco comandada por Matorras conservados en el Tipos chirihuanos en Buenos Aires, 1924
de Tucumán acervo del Archivo General de la Nación Copia digital del negativo de vidrio original
A. Methfessel fec. Lith. Carl Müller, Berlin Col. Museo Etnográfico Nacional, Facultad de
José Arias Hidalgo (Atribuido) Filosofía y Letras, UBA
Plancha VIII, abajo: Vista general de las Serranías
Real Acampamento de la Cangayé, 1780-1
de Tucumán
Copia digital de los documentos de la expedición al Campaña del Chaco. Expedición llevada a cabo
Litografía s/papel, 75 x 56 cm
Chaco comandada por Francisco Gavino Arias con- bajo el comando inmediato del Exmo. Señor
servados en el acervo del Archivo General de la Ministro de Guerra y Marina, General Dr. D.
A. Methfessel
Nación Benjamín Victorica en el año 1884 para la explora -
Plancha IX, abajo: Barrancas en la costa del Río
ción, ocupación y dominio de todo el Chaco argen -
Paraná cerca de La Paz
José Arias Hidalgo (Atribuido) tino. Parte general y diario de marcha con todos
H. Burmeister fec. Lith. W. Loiellot Berlin
Plan de la Nueva Reduccion de Yndios Mocobies los documentos relativos, los partes de los Jefes
Plancha IX, arriba: Vista de la Pampa cerca de la
titulada Nuestra Señora de los Dolores y Santiago de de las diversas columnas militares e informes de
posta de Las Palmitas
la Cangayé, erigida año 1780 las Comisiones Científicas, &c. &c. Precedido de
Litografía s/papel, 75 x 56 cm
Copia digital de los documentos de la de la expedi- una introducción ilustrativa y acompañada del
ción al Chaco comandada por Francisco Gavino Plano General Topográfico.
H. Burmeister
Arias conservados en el acervo del Archivo General Publicación Oficial. Buenos Aires, Ediciones de la
Plancha XIII, abajo: Barranca del Arroyo del Salto
de la Nación Imprenta Europea, 1885. (Libro)
A. Methfessel inxit. Lith. Carl Müller Berlin
Ejemplar especial con 22 fotografías a la albúmina,
Plancha XIII, abajo Selva de Laureles en Tucumán
José Arias Hidalgo (Atribuido) 15 x 20.5 cm, montadas sobre hoja de cortesía.
Litografía s/papel, 75 x 56 cm
Plan de la Nueva Reduccion de Yndios Tobas, nom - Col. José Lalor
brada San Bernardo el Vertiz, erigida el año de 1781
Paisajes de lo recóndito Copia digital de los documentos de la expedición al Luis Perotti (o Parrotta)
Chaco comandada por Francisco Gavino Arias con- Sin título
Ilustraciones a la acuarela de Florian Paucke para servados en el acervo del Archivo General de la Copia digital de las fotografías a la albúmina del
su obra Hin und Her, c.1770, Hacia allá y para acá Nación libro Campaña del Chaco...
(una estada entre los indios mocobíes 1749-1767),
Universidad de Tucumán, 1942: Tomás Cabrera (Atribuido) Luis Perotti (o Parrotta)
Entrevista del gobernador Matorras Sin título
Modo de adornarse usados por los mocovíes con el cacique Paykin Copia digital de las fotografías a la albúmina del
Copia digital, Instituto de Historia Argentina y Óleo s/tela, 125 x 91 cm libro Campaña del Chaco...
Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Facultad de Col. Museo Histórico Nacional
Filosofía y Letras, UBA

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catálogo ver dominar 01 9/5/07 03:16 Página 24

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