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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA, ARTE Y LITERATURA

Año 11 N°33 Septiembre-Diciembre 2022


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Antilha
REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA

Antilha publica artículos originales e inéditos.


El contenido de los artículos y opiniones ex-
Editores presadas en Antilha son responsabilidad
América Malbrán Porto exclusiva de sus autores.
Ana Igareta
Antilha, Revista Latinoamericana de Historia,
Víctor Ortega León
Arte y Literatura es una publicación cuatri-
mestral editada y publicada por el Centro de
Diseño editorial Estudios Sociales y Universitarios America-
América Malbrán Porto nos S.C.

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exclusivo del título, Dirección General de
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ción Pública, número ( en trámite ) . Certifi-

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les y Universitarios Americanos S.C.
ción, números ( en trámite ) , ISSN ( e n
trámite ) .

Portada, cenefa y viñeta: Edouard John Mentha , Lesendes Dienstmädchen en einer Bibliothek
(detalle), Sirvienta leyendo en la biblioteca (c. 1915).

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Comité Editorial

Dr. Jorge Angulo Villaseñor DEA-INAH, México.


Dr. Daniel Schávelzon CAU-UBA, Argentina
Dra. Ana Igareta UNLP, Argentina.
Dr. Víctor Ortega León Centro INAH Chihuahua, México.
Mtra. América Malbrán Porto Centro INAH Chihuahua, México.
Mtro. Alfredo Feria Cuevas Centro INAH Baja California Sur, México.

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CONTENIDO
Editorial P. 7

Nuestra portada P. 9

Emilio Arturo Jahkel un súbdito alemán en el Cementerio P. 11


Chino de El Triunfo, Baja California Sur
Martha Elena Alfaro Castro y América Malbrán Porto

Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica P. 32


rupestre en México (Segunda parte).
Víctor Ortega León

Lo de siempre
P. 71
Ricardo Alberto Díaz Quintana

Salamanca: Ciudad Universitaria P. 75


Carlos Santiago Gerónimo

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EDITORIAL

Llegamos al término de este 2022, año lleno de conflictos y de logros a nivel in-
ternacional que nos reafirma en el compromiso de continuar difundiendo el cono-
cimiento y la necesidad de la reflexión crítica en pro de un mejor entendimiento
de nuestras diferencias y, sobre todo, de aquello que nos une. Nuestra revista
Antilha llega a su número 33 con el mismo compromiso y renovado entusiasmo.
En esta ocasión, la conforman cuatro colaboraciones dentro de una temática am-
plia.
La primera, intitulada Emilio Arturo Jahkel un súbdito alemán en el Cementerio
Chino de El Triunfo, Baja California Sur, a cargo de Martha Elena Alfaro Castro y
América Malbrán Porto, nos relata la manera en que el proyecto Cementerios
Históricos de Baja California Sur, localizó, en la población El Triunfo, Baja Cali-
fornia Sur, el monumento destinado a E.A. Jaehkel, un súbdito alemán fallecido,
en octubre de 1883, a causa de la epidemia de Fiebre Amarilla que asolara todo
el territorio nacional, y la investigación detonada por dicho hallazgo.
La segunda colaboración, a cargo de Víctor Ortega León, se titula Breve panora-
ma histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México. Segunda parte, es
la continuación de la investigación que sobre este tema el autor nos comenzó a
compartir desde el número anterior. En esta ocasión, se centra principalmente en
los estudios sobre gráfica rupestre realizados en México entre las décadas de los
treinta y los sesenta del siglo XX.
Le sigue el breve cuento titulado “Lo de siempre”, de Ricardo Alberto Díaz Quin-
tana; y, finalmente, Carlos Santiago Gerónimo nos comparte un álbum titulado
“Salamanca: Ciudad universitaria” donde nos presenta algunas de las obras ar-

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quitectónicas más relevantes de la ciudad de Salamanca, España, mismo que


pudo conformar a raíz de una estancia de investigación que realizó durante este
año que termina.
Es nuestro deseo que disfruten este contenido y que el próximo 2023 sea un año
de logros y satisfacciones para todos nuestros lectores.

Los editores

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NUESTRA PORTADA

L esendes Dienstmädchen en einer Bibliothek, en español: Sirvienta le-


yendo en la biblioteca (c. 1915), es un óleo sobre masonita de 23 X
18.5 cm, del pintor suizo Edouard John Mentha (1858-1915).
Mentha fue alumno de Barthlemy Menn. Se inició como pintor de paisajes al aire
libre, cambiando a escenas de género y retratos. La vitalidad desplegada en los
colores de los vestidos y demás detalles en su pintura reflejan su fascinación por
el impresionismo. En 1874, Menta debutó en una exposición en Ginebra, lo que
dio lugar a exposiciones periódicas en Francia. Desde alrededor de 1880, el ar-
tista vivió en Niza en la Cte d'Azur. El Muse des Beaux-Arts de Niza alberga mu-
chas de sus obras.
La pintura retrata a una joven criada, de cabellos rubios, parada en una pequeña
escalera mientras sostiene, con la parte interior de su brazo izquierdo, el plume-
ro, que estaba usando para desempolvar la ordenada biblioteca.
Es evidente que la biblioteca pertenece a un naturalista, en ella se observan ani-
males disecados, aves en los estantes superiores, un par de murciélagos, un
cráneo de alguna zancuda y en la parte baja el esqueleto de un cuadrúpedo; so-
bre la mesa del lado izquierdo se encuentra una pecera con pececillos de colo-
res, que reposa junto a frascos de anfibios y otros animales difíciles de identifi-
car, conservados en formol (¿?), periódicos y un enorme libro sobre el que des-
cansa un cráneo humano ¿o será otro primate? También se aprecian un par de
cartapacios dispersos en la sala.

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El artista nos lleva a este espacio, silencioso, donde observamos de manera in-
discreta a la criada. La sorprendemos en esta pausa que ha hecho, movida por
la curiosidad y que la detiene leyendo ávidamente.
Existen diversas versiones de este cuadro, que parece haber sido un ejercicio
común entre los pintores europeos. Ya en 1748 el británico John D. Stevens
(1793–1868) nos había presentado una escena similar, de la que este parece ser
una copia.

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Antilha CESUA
EMILIO ARTURO JAHKEL UN SÚBDITO ALEMÁN
EN EL CEMENTERIO CHINO DE EL TRIUNFO,
BAJA CALIFORNIA SUR
Martha Elena Alfaro Castro1 y América Malbrán Porto2

Artículo recibido 19/08/22


Artículo aceptado 1/10/2022

Resumen atractivo sitio de esparcimiento e interés


Dentro del proyecto «Cementerios Históricos turístico y cultural para locales y extranje-
de Baja California Sur» se consideró a los ros
cementerios de la población de El Triunfo En la búsqueda de información sobre las
como un elemento más de análisis dentro de tumbas localizadas llamó nuestra atención
las distintas fuentes de información. Sin em- el monumento destinado a E.A. Jaehkel,
bargo, la alarmante velocidad de deterioro súbdito alemán, fallecido en octubre de
que presentan estos espacios, especialmen- 1883, a causa de la epidemia de Fiebre
te el Panteón Chino, necrópolis emblemática Amarilla que asoló, no solo a Baja Califor-
de la zona, llevó a reestructurar el objetivo nia Sur, sino a todo el país.
de esta primera temporada y centrar la aten- En este trabajo se presenta la información
ción en él, estudiándolo como un documento recabada hasta el momento, sobre este
histórico, especialmente ahora que la zona personaje.
está sufriendo un proceso de gentrificación
resultado de la llegada de grandes inversio- Palabras clave: Patrimonio, cementerios,
nistas y pequeños empresarios, los cuales El Triunfo, Panteón chino, Fiebre amarilla.
pretenden reactivar la economía del poblado
a partir de transformar esta zona en un

1 Profesora Investigadora Centro INAH Baja California Sur. Licenciatura y Maestría en Antropología Fí-
sica de la ENAH. Ha colaborado como antropóloga física en diversos proyectos arqueológicos prehispá-
nicos y coloniales del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
2 Arqueóloga por la ENAH, maestra en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Profesora Investigado-
ra Centro INAH Chihuahua.

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Alfaro Castro y Malbrán Porto

Abstract Introducción

A
Within the project «Historical Cemeteries of
Baja California Sur», the cemeteries of El
Triunfo were considered as one more finales de febrero del 2021,
element of analysis within the different como parte de una nueva línea
sources of information. However, the de investigación dentro del proyecto
alarming rate of deterioration of these
spaces, especially the Chinese Pantheon,
«Estrategias de Subsistencia y sus Im-
an emblematic necropolis in the area, led us plicaciones Biológicas y Culturales»,
to restructure the objective of this first surge el subproyecto «Cementerios His-
season and focus attention on it, studying it
tóricos de Baja California Sur» (Alfaro,
as a historical document, especially now that
the The area is undergoing a process of 2020, 2021), el cual, desde su gestación
gentrification as a result of the arrival of tuvo que adaptarse, a la nueva realidad
large investors and small businessmen, who
de la investigación en tiempos de Pan-
intend to reactivate the economy of the town
by transforming this area into an attractive demia.
place of recreation and tourist and cultural El objetivo general era conocer, desde
interest for locals and foreigners.
un enfoque transdisciplinario, el impacto
In the search for information about the
tombs located, our attention was drawn to de la minería en las condiciones de vida
the monument dedicated to E.A. Jaehkel, a del mineral El Triunfo y al mismo tiempo
German subject, who died in October 1883, entender los movimientos poblacionales
due to the Yellow Fever epidemic that
devastated not only Baja California Sur, but que sucedieron durante el período de
the entire country. auge minero en la región.
This paper presents the information En un primer momento, se consideró a
collected so far, about this character.
los cementerios como un elemento más
Keywords: Heritage, cemeteries, El Triunfo, de análisis dentro de las distintas fuen-
Chinese Pantheon, Yellow fever. tes de información. Sin embargo, la alar-
mante velocidad de deterioro que pre-
sentan estos espacios, especialmente el

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Emilio Arturo Jahkel un súbdito alemán en el Cementerio Chino de El Triunfo
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Panteón Chino, necrópolis emblemática identificación de las tumbas y la proce-


de la zona, llevó a reestructurar el objeti- dencia de sus ocupantes para lograr, a
vo particular de la primera temporada y futuro, la puesta en valor del cementerio.
centrar la atención en él, estudiándolo
como un documento histórico, especial- El Triunfo
mente ahora que la zona está sufriendo La población de El Triunfo se localiza 52
un proceso de gentrificación resultado km al sureste de la ciudad de La Paz, y
de la llegada de grandes inversionistas y tuvo su antecedente en el poblado civil
pequeños empresarios, los cuales pre- de El Triunfo de la Santa Cruz (Trasviña,
tenden reactivar la economía del pobla- 2014: 5-6)3, el cual llegó a formar parte
do a partir de transformar esta zona en del Camino Real que unía a las misio-
un atractivo sitio de esparcimiento e inte- nes y las principales rancherías (Fig.1).
rés turístico y cultural para locales y ex- El declive de la fiebre del oro de la Alta
tranjeros (Alfaro, García y Larios, en California, hacia 1848, atrajo el interés
prensa). de múltiples personas que buscaban
En la búsqueda de información sobre las mejores condiciones de vida, hacia la
tumbas localizadas llamó nuestra aten- creciente industria minera de la penínsu-
ción el monumento destinado a E.A. la de Baja California (Rivas y González,
Jaehkel, fallecido en octubre de 1883, a 2002).
causa de la epidemia de fiebre amarilla
que asoló durante este tiempo, no solo a
Baja California Sur, sino a todo el país.
3 Los pueblos mineros de El Triunfo, San An-
Este trabajo es un avance sobre la infor- tonio y Santa Ana fueron resultado de la cédu-
mación recabada hasta el momento so- la Real de 1744 que ordenaba la creación de
centros no misionales, los cuales pudieran
bre este monumento, ya que uno de los servir de refugio a los religiosos durante los
levantamientos indígenas que se presentaban
objetivos secundarios del proyecto es la en este período (Trasviña 2014: 5-6).

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Alfaro Castro y Malbrán Porto

les, óp. cit.: 287-291; González, Rivas y


Altable 2019: 71).
Gracias a esto en 1890 El Triunfo llegó a
tener alrededor de 4061 habitantes, vi-
viendo para ese año un total de 7594
personas en la municipalidad de San
Antonio (Telechea 2016: 25-26, 31; Ri-
vas y Gonzáles, óp. cit.: 302-303).
Las localidades de El Triunfo y San An-
Fig.1. Vista general de la población El Triun-
tonio, florecieron gracias al estableci-
fo. Foto: Archivo PESYSIBYC-CINABCS-
MEAC, 2021. miento de la minera «El Triunfo Silver
Mining and Commercial Company», di-
cha compañía derivaba de la unión del
Entre 1856 y 1878, gracias a las políti- «Triunfo Gold and Silver Mining Com-
cas porfiristas que favorecían la inver- pany» establecida en San Francisco,
sión extranjera, diversas compañías mi- California y la «Molineña Silver Mining
neras se establecieron a lo largo del Company» de Filadelfia. Propietaria de
País, contando con el capital necesario y las siguientes minas: La Canoa, La Va-
modernos sistemas de extracción, lo que lenciana, El Carmen, La Molineña, La
propició un importante impulso a la mi- Mendocina y La Triunfanta (The Triunfo
nería de la región. Alcanzando un perío- Silver Mining and Commercial Company,
do de auge entre 1878-1910 que se vio
reflejado en la bonanza de las poblacio-
nes y el tipo de migrantes que se fueron
estableciendo en ellas (Rivas y Gonzá-
4 Cantidad similar a la que residía en La Paz
capital del territorio (Trasviña 2014: 34).

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Emilio Arturo Jahkel un súbdito alemán en el Cementerio Chino de El Triunfo
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1866:5). Este complejo minero deman- los trabajadores, locales y extranjeros,


daba gran cantidad de obreros, opera- en un pueblo fundado por y para la
rios y especialistas, además de toda una Compañía, lo que se ha denominado
infraestructura que proporcionara los in- Company Town, con todos los servicios
sumos necesarios para esta gran canti- necesarios para la población (Malbrán
dad de población (Fig. 2). Porto, 2022: 1). «De esta manera los
La empresa propició la creación, en las obreros vivían en la cercanía y no nece-
cercanías de las minas, de un complejo sitaban trasladarse desde puntos leja-
industrial en el que se establecieron a nos. Estos poblados de empresas estu-

Fig. 2. Mapa en el que se observa la localización de las minas de El triunfo y San


Antonio. Fuente: The Triunfo Silver Mining and Commercial Company, 1866.

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vieron en boga desde finales del siglo dad, menciona en su tesis:


XIX hasta entrado el siglo XX, inspirados Esta afección reina endémicamente
en gran medida por los utópicos france- en las localidades de los terrenos
ses» (Ídem)5. bajos de las costas del Atlántico,
Durante este período de apogeo del mi- comprendidas entre los trópicos,
neral se crearon tres áreas de cemente- siendo susceptible de propagarse á
rio, los cuales se conocen actualmente otras regiones cuyas temperaturas
como: Panteón Inglés, Panteón Chino y medias sean superiores á 18°C. co-
Panteón de Mexicanos, necesarios para mo lo demuestra el estudio de las
albergar a la creciente población (Fig. 3). epidemias importadas á diversos lu-
gares y distintas épocas (Garay,
La epidemia de fiebre amarilla 1896: 9).
Antes de 1880, en México, no se habían
registrado casos de fiebre amarilla en la Fue precisamente ese año de 1880
costa del Pacífico, ya que la enfermedad cuando se confirmaron los primeros ca-
se localizaba principalmente en la costa sos del mal en Acapulco y Mazatlán
atlántica. A este respecto, uno de los (Torres Muñoz, 1966). Tres años des-
médicos, que investigaba la enferme- pués, «con la llegada del vapor “San
Juan”, procedente de Panamá, se desa-
rrolló otra grave epidemia en Mazatlán,
en la que durante los primeros cinco

5 Durante 20 años aproximadamente la compa-


días se calcularon 3,000 enfermos y a
ñía realizó importantes inversiones de capital su fin había causado alrededor de 8,000
para abrir los socavones, instalar una hacienda
de beneficio y una planta de cianuro para el be- defunciones» (Ídem), la enfermedad, co-
neficio de los metales, abrir un taller de fabrica-
ción y compostura de herramientas y maquinaria, nocida como «níquel», duró poco más
así como inaugurar una planta eléctrica y una
línea telefónica (Trasviña 2014: 33). de dos meses y atacó a un gran número

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Emilio Arturo Jahkel un súbdito alemán en el Cementerio Chino de El Triunfo
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Fig. 3. Ubicación de los tres cementerios de El Triunfo.


Archivo PESYSIBYC-CINABCS-MEAC 2021.

de sus habitantes que, combinado con la Descuido de las autoridades maríti-


baja densidad poblacional de esta re- mas que permitieron comunicarse
gión, alcanzó dimensiones catastróficas dos vapores procedentes de Pana-
(Carrillo, 2008: 223; Hiram, 2010: 63). má infectados de Fiebre Amarilla ha
La primera noticia de la presencia del hecho desarrollarse esta epidemia
padecimiento en Mazatlán fue enviada a en la población, existía en ella una
la Ciudad de México el primero de sep- especie de fiebre simple pero no de
tiembre de 1883, vía telegrama, informa- trascendencia, la cual ha atacado
do al secretario de Gobernación que de- con vez, más de 4,000 personas. Úl-
bido al: timamente por causa de este descui-

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do, ha degenerado en Fiebre Amari- La fiebre amarilla proviene probable-


lla y van muertas del 15 a 30 del pa- mente de un germen específico.
sado, 106 personas, las más foraste- Aunque hasta ahora han sido negati-
ras recientemente llegadas. vos los resultados de las investiga-
Cuéntase entre las víctimas, la dis- ciones hechas por los Dres. Stem-
tinguida artista Sra. Peralta6, Dr. Pe- berg, Carmona, Freire, Tamayo, Fin-
dro Chávez Aparicio y el primer tenor lay y otros para encontrar el agente
Belloti. Seguiré comunicando el cur- productor de tan terrible azote, con
so que tome la epidemia. Protesto a sus trabajos han contribuido y contri-
Ud. Señor Ministro mi atenta consi- buyen al progreso científico de la
deración. Maclovio Castellanos (La etiología amarilla, siendo de esperar
Voz de Hipócrates del 15 de agosto que en no lejano tiempo se resuelva
de 1883, número 31, citado en Gar- satisfactoriamente tan importante
cía de Alba García y Salcedo Rocha, problema (Garay, óp. cit.: 11).
2006: 124-125).
Entre finales de agosto y principios de
Para entonces todavía se desconocían septiembre de 1883, la fiebre amarilla
las causas de la enfermedad, la idea de había aparecido en La Paz, Baja Califor-
las miasmas seguía prevaleciendo y fue- nia Sur, procedente de Mazatlán y So-
ron muchos los médicos que la investi- nora, por donde se había extendido, lle-
gaban, nuevamente Garay refiere: gando hasta Hermosillo, Villa de Seris y
hasta la norteña población de Ures
(Fierros-Hernández y Ayala-Zúñiga,
2018:122). El brote en la Península se
debió a que:
6 Refiriéndose a la cantante de ópera Ángela
Peralta.

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algunas personas huyeron de los lu- cipal del ayuntamiento de La Paz infor-
gares donde acaecían muertes a mó que erogó 69 pesos en el pago de
causa de la fiebre. Una de las princi- cerca de 45 sepulturas de personas que
pales rutas de escape era la que cu- fallecieron de fiebre amarilla; en la mis-
bría la Compañía de Vapores de Ca- ma fecha, en un mensaje que envió el
lifornia, que iba de Mazatlán a San gobierno del territorio a la Secretaría de
Francisco, y tocaba La Paz, Guay- Gobernación notificó que 63 personas
mas, Cabo San Lucas, Bahía de la habían fallecido de fiebre» (Rivas Her-
Magdalena y Ensenada de Todos los nández, 2017:106).
Santos. Otra era la línea acelerada Dos meses duró la epidemia y el 6 de
de vapores del Golfo de Cortés entre diciembre se notificó al secretario de
Guaymas y Manzanillo, que tocaba Gobernación que «desde mediados de
Altata, La Paz, Mazatlán, San Blás y noviembre ha desaparecido por comple-
Chamela7 (Ídem). to en los puertos de este territorio la fie-
bre amarilla» (Ídem). Se podría decir
Cuatro días más tarde, después de ha- que La Paz corrió con suerte, a compa-
ber enviado el primer comunicado al se- ración con otros lugares, ya que para la
cretario de Gobernación, las autoridades fecha contaba con 3554 habitantes de
locales declararon, a través de un nuevo los que solo falleció cerca del 3%
telegrama, la presencia de la enferme- (Fierros-Hernández y Ayala-Zúñiga, óp.
dad señalando que había llegado en un cit.:122; Rivas Hernández, óp. cit:106).
barco desde Mazatlán. A finales de sep- En el caso de la población de El Triunfo
tiembre de ese año, «la Tesorería Muni- la fiebre fue la principal causa de muerte
entre el 27 de agosto y el 3 de noviem-
bre de 1883, tiempo en el que parece
haber existido un brote importante entre
7 Probablemente se refiera a Chametla.

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gente relacionada directamente con la El Panteón Chino


mina, como operarios y mineros, Este cementerio está ubicado en la par-
(Fig.4). Por lo que es entendible, que te baja de una serranía en medio de lo-
fuera designado como el panteón para meríos, cuyo frente mira hacia una bifur-
quienes se creía que morían a causa de cación del arroyo El Triunfo. Se llega a
la fiebre amarilla, según consta en una él por medio del camino de terracería
solicitud de exhumación en 1900 sobre que lleva al Panteón Municipal del cual
tres sepulturas de súbditos chinos ente- se desprende un angosto sendero deli-
rrados en 1886 en dicho camposanto mitado por piedras recubiertas de cal
(Cf. Exp. 63, Archivo Histórico Pablo L. (Alfaro 2020, 2021, 2022). Se trata de
Martínez). un pequeño camposanto creado a partir
del crecimiento poblacional de El Triunfo

Fig. 4. Distribución defunciones Mineral El Triunfo,


Territorio de Baja California. Año 1883. Fuente: Datos propios
PESYSIBYC

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y utilizado principalmente durante la se- La denominación de Panteón Chino for-


gunda mitad del siglo XIX, entre 1857 y ma parte de la memoria colectiva de los
1905, en el período de auge minero. pobladores de la región, aunque a cien-
Como se dijo un par de líneas arriba, su cia cierta nadie recuerda o sabe exacta-
importancia se hizo más notoria entre mente quién está enterrado en este es-
1881-1886, a partir de la epidemia de pacio. Es probable que el nombre esté
fiebre amarilla que asoló la región. Hoy relacionado con las tumbas que tienen
en día se conservan 123 estructuras fu- caracteres chinos que se encuentran en
nerarias, de características arquitectóni- él (Alfaro, 2021) y al conocimiento de la
cas particulares, y algunas locales, la migración china documentada desde fi-
mayoría de ellas construidas a base de nales del siglo XIX (Preciado Llamas,
ladrillo y argamasa (Alfaro, García y La- 2002).
rios, óp. cit.) (Fig. 5). Lamentablemente la información dispo-

Fig. 5. Vista general de El Panteón Chino.


Archivo PESYSIBYC-CINABCS-MEAC 2021.

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nible sobre los cementerios históricos en Entre todos los monumentos funerarios
México y en particular en Baja California destaca una tumba con la inscripción
Sur es escasa; no se cuenta con investi- «E. A. Jahkel», la cual se localiza en la
gaciones formales y en muchos casos esquina noreste, fuera del cerco perime-
no hay planos de los mismos, por lo que tral de ladrillo que actualmente rodea el
resulta apremiante estudiar y documen- cementerio (Figs. 6 y 7). Quizás su ubi-
tar este tipo de sitios, mientras aún que- cación y el que esté rodeada de tumbas
dan vestigios visibles, los cuales, al ser sencillas, ha llamado la atención de al-
analizados minuciosamente, nos permi- gunos curiosos, y en al menos un caso
ten recuperar una parte de la historia de inspirado un pequeño relato o leyenda
la sociedad que los creó y su evolución (Relatos y leyendas de Baja California
a través del tiempo. Sur, 2016). Gracias a lo anterior, nos

Fig. 6. Ubicación de la tumba 112 de E. A. Jahkel en El Panteón Chino.


Plano García, Larios, Alfaro, Archivo PESYSIBYC-CINABCS-MEAC 2021.
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Emilio Arturo Jahkel un súbdito alemán en el Cementerio Chino de El Triunfo
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Fig. 7. Reconstrucción artística de la Tumba 112 de A. E. Jahkel, Panteón Chino.


Dibujo de Carlos E. García H. Archivo PESYSIBYC-CINABCS-MEAC 2021.

dimos a la tarea de buscar información castellanizó su nombre.


sobre el ocupante de dicho monumento. Poco es lo que sabemos de este joven
que viajó hasta el recóndito poblado de
Emilio Arturo Jahkel y su monumento El Triunfo, desde su natal Sajonia. El
funerario acta de defunción, con el N°55, se re-
Uno de los extranjeros afectados por la dactó el 1° octubre 1883. A las tres de la
epidemia de fiebre amarilla de 1883 fue tarde se presentó en el Registro Civil el
el ingeniero en minas Emilio Arturo sr. Arturo Furhken, comerciante, «dando
Jahkel. No podemos estar seguros de parte de que hoy a las cinco de la maña-
que su apellido se escribiera de esta for- na murió de fiebre en este mineral el
ma ya que en el acta del registro civil se súbdito alemán Emilio Arturo Jahkel»,

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contaba con 32 años y estaba soltero tangular elaborada de ladrillo rojo recu-
(Registro Civil,1870-1909: Acta N°55). bierto de argamasa, con una delgada
El documento refiere que era originario cornisa y rematado con techo a dos
de «Zurckan» en Sajonia, sin embargo, aguas (Fig. 8), colocada sobre una pla-
no existe ninguna población en esta re- taforma rectangular del mismo material.
gión que tenga es nombre, por lo que
pensamos se trata de un error de traduc-
ción y que podría ser originario de Zwi-
ckau, distrito cercano al Königlich-
Technische Bildungsanstalt Sachsen, la
universidad técnica más importante de
Sajonia, donde se impartía ingeniería
mecánica, y en la cual podría haber es-
tudiado Emilio Arturo Jahkel.
Es sabido que a partir de «la crisis euro-
pea en las minas de plomo generó la sa-
lida de gran cantidad de mineros alema-
nes hacia otros mercados laborales, al-
gunos de éstos fueron contratados por
compañías inglesas para trabajar en Mé-
xico» (Méndez Reyes, 2013:59), lo cual
correspondería con el caso de Jahkel.
Lo único que nos recuerda a Emilio Artu- Fig. 8. Monumento funerario de E. A. Jahkel,
se observa el grado de deterioro que ha su-
ro Jahkel es su tumba, se trata de un frido y la pérdida de su recubrimiento, así
monumento funerario conformado por como de parte de los ladrillos que los con-
forman. En esta imagen todavía existía la
una construcción vertical de planta rec- cruz de hierro que remataba la tumba. Foto:
Cortesía. Diana I. Larios Córdova, 2013.

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Antilha
Emilio Arturo Jahkel un súbdito alemán en el Cementerio Chino de El Triunfo
CESUA

En la parte superior de lo que sería la 1- octubre


fachada se encontraba originalmente 1883
una cruz de hierro fundido con la repre-
sentación de un Cristo, acompañado de
No había un nombre, solo sus iniciales y
varios elementos decorativos (Fig. 9) y
apellido; no había epitafio, solo una fe-
una placa en la que se lee (Fig. 10):
cha, lo cual, en un principio, dificultó po-
der localizar a quién pertenecía este mo-
E. A. Jahkel
numento funerario, más aún cuando se
ha trabajado con fotos ya históricas, da-
do que a causa del deterioro la cruz ya
no forma parte de la tumba (Fig. 11),
desde 2015 cuando fue recuperada por
la subdelegación de El Triunfo, tras un
intento de robo por gente desconocida.
A esto se le suma el hecho de que en
Internet se encuentra un relato referente
a la estructura funeraria que la relaciona
con una mujer llamada Eli Jaehkel, «la
gitana de El Triunfo», que se dice fue
lanzada a un pozo por un grupo de mu-
jeres celosas, lo cual, como hemos vis-
to, no tiene relación alguna con el perso-
Fig. 9. Vista de la Cruz de hierro con un cris- naje ahí enterrado (Relatos y Leyendas
to, con elementos decorativos a los lados,
algunos de ellos han desaparecido a causa de Baja California Sur, 2016). Descono-
del deterioro.
cemos si esta «leyenda» es una inven-
Foto: Cortesía Diana Larios Córdova, 2013.
ción romántica a partir de la tumba, o

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Antilha CESUA
Alfaro Castro y Malbrán Porto

Fig. 10. Detalle de la placa conmemorativa, elaborada en hierro, donde se observan las ini-
ciales y la fecha. Se observa que esta placa estaba atornillada, y para la fecha en que se
tomó la foto solo quedaban dos tornillos. Foto: MEAC-CINAHBCS, 2022.

Fig. 11. Foto actual de la tumba donde se observa que la cruz de hierro ha desa-
parecido, lo que dificultará al visitante reconocer la tumba. Foto. Archivo PESYSI-
BYC-CINABCS-MEAC 2021.

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Antilha
Emilio Arturo Jahkel un súbdito alemán en el Cementerio Chino de El Triunfo
CESUA

Otro alemán de dos aguas, sin cruces o placas de


Gracias a esta investigación tenemos identificación. Es probable que en algún
registro de otro alemán, quien probable- momento tuvieran alguna placa, la cual
mente llegara al mineral durante esta se extravió con el paso del tiempo y los
época de auge minero, se trata del en- saqueos que ha sufrido este espacio8
garzador de metales Bruno Jahkel. (Fig. 12).
Quien murió intestado, con tan solo 28
años. Su muerte fue declarada ante el A manera de cierre
juzgado por Germán H. Germiña, reloje- Muchas incógnitas surgen de este estu-
ro de la localidad, el 7 de septiembre de dio, que se encuentra en proceso y, del
1883 (Registro Civil,1870-1909: Acta N° que esperamos obtener más informa-
41). Apenas un mes antes que su com- ción a medida que logremos encontrar
patriota Emilio Arturo Jahkel, si no es documentación relacionada con nuestro
que también su pariente. joven alemán. A lo largo de la investiga-
Aunque la causa del fallecimiento de ción no hemos dejado de preguntarnos
Bruno fue registrada igualmente como ¿Cómo se escribe realmente su apelli-
«Fiebre», es probable que aún en ese do? Tenemos varias opciones: Jähkel,
momento no se asociará con la fiebre Jäkel, Jaekel, Jahnke, pero hasta ahora
amarilla. A diferencia de Emilio Arturo, no hemos localizado ningún registro ale-
Bruno Jahkel fue enterrado en el pan- mán de su nacimiento, que si su edad
teón de extranjeros, actualmente conoci- es correcta debió suceder en 1851.
do como «Panteón Inglés», el cual se
encuentra ubicado en el terreno contiguo
a la «Hacienda El Progreso».
En este camposanto actualmente hay 13 8 El panteón de extranjeros comenzó apenas a
estudiarse en Semana Santa de 2022, por lo
tumbas de base rectangular con cubierta que la información de campo y documental aún
está siendo procesada (Alfaro 2022).

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Antilha CESUA
Alfaro Castro y Malbrán Porto

Fig. 12. Panteón Inglés, El Triunfo B. C. S. Archivo PESYSIBYC-


CINABCS-MEAC 2022.

¿Cómo llegó Emilio Arturo Jahkel a El en la mente al momento de esta investi-


Triunfo? ¿Fue contratado desde Europa gación ¿La minera mandó construir la
por la empresa minera? ¿Por qué puerto tumba? De ser así ¿Existirá algún regis-
entró a México? ¿Qué relación tenía con tro de esta erogación? ¿O habrá sido su
el engarzador de metales Bruno Jahkel amigo comerciante, el Sr. Arturo
quien murió apenas un mes antes en la Furhken, quien haya mandado construir
misma localidad? dicho monumento?
Hasta ahora nuestra búsqueda ha sido Otra incógnita más emotiva que nos
infructuosa, por lo que debemos acer- queda igualmente flotando en el aire es
carnos a otros archivos a lo largo del si se habrá enterado su familia, a miles
país. Son muchas las dudas que saltan de kilómetros de distancia sobre su de-

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Antilha
Emilio Arturo Jahkel un súbdito alemán en el Cementerio Chino de El Triunfo
CESUA

ceso. Esperamos que a medida que Carrillo, Ana María


2008 «Guerra de exterminio al “fantasma
avance la investigación algunas de estas de las costas”. La primera campaña
preguntas puedan ser contestadas. contra la fiebre amarilla en México,
1903-1911» en Curar, sanar y edu-
car Enfermedad y sociedad en Méxi-
co, siglos XIX y XX, Claudia Agostoni
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2022. Sitio Panteón Chino y Panteón 2006 «Fiebre amarilla en Mazatlán, 1883»
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Antilha 11 (33) 2022: 11-31

29
Antilha CESUA
Alfaro Castro y Malbrán Porto

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2016 «La gitana en El Triunfo», disponible
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2010 Cuando la muerte tuvo alas: la epide- RELATOSYLEYENDASDEBCS/ pho-
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Notas sobre su actividad comercial a xico.
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30
Antilha
Emilio Arturo Jahkel un súbdito alemán en el Cementerio Chino de El Triunfo
CESUA

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King & Baird, Printers.

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1966 «La fiebre amarilla en México. erradi-
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Anual de la Asociación Fronteriza
Mexicana-Estadounidense de Salu-
bridad, efectuada en la ciudad de
Saltillo, Coah., disponible en: https://
www.saludpublica.mx/index.php/
spm/article/view/4570/5023, consul-
tado en mayo de 2022.

Trasviña Tylor, Armando


2014 El Triunfo. El rostro de la soledad.
Gobierno del Estado de Baja Califor-
nia Sur. Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes, Instituto Sudcali-
forniano de Cultura y Archivos Histó-
rico Pablo L. Martínez. La Paz, Baja
California Sur. México.

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Antilha CESUA
BREVE PANORAMA HISTÓRICO DE LOS ESTUDIOS SOBRE
GRÁFICA RUPESTRE EN MÉXICO.
Segunda parte

Víctor Ortega León1


Artículo recibido 14/07/2022
Artículo aceptado 1/08/2022

Resumen Abstract
Desde sus inicios, los estudios sobre la grá- Since its inception, studies on rock art in
fica rupestre en México han tenido un desa- Mexico have had a slow but steady devel-
rrollo lento pero constante. Las primeras re- opment. The first references made during
ferencias efectuadas durante el periodo no- the Novohispanic period, show the im-
vohispano, dan cuenta de la importancia que portance of this type of cultural expression
tenía este tipo de expresión cultural para los for the original groups of the time of contact
grupos originarios de la época del contacto with Europeans and the negative vision that
con los europeos y de la visión negativa que the latter had of them. During the 19th cen-
estos últimos tenían de las mismas. Durante tury, the beginning of archaeological and
el siglo XIX, el inicio de los estudios arqueo- anthropological studies in our country, ap-
lógicos y antropológicos en nuestro país, se proached this type of remains with a more
acercan ya con un enfoque más académico academic and scientific approach. We will
y científico a este tipo de vestigios. Exami- examine these early stages here.
naremos aquí estas primeras etapas.
Keywords: Rock art, Mexico, Novohispanic
Palabras clave: Gráfica rupestre, México, period, 19th century, 20th century.
Periodo novohispano, siglo XIX, siglo XX.

1 Arqueólogo, profesor investigador del Centro INAH Chihuahua

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Antilha CESUA
Ortega León

Como vimos en la entrega anterior, el y esta naciente rama de los estudios ar-
interés por la gráfica rupestre en México queológicos verá ralentizarse el ímpetu
se encuentra documentado desde los creciente del que venía gozando (Cf. Or-
inicios de la ocupación europea del con- tega León, 2022).
tinente, aunque el enfoque de interpreta- Pasado el impasse impuesto por la dé-
ción ha variado enormemente. En sus cada revolucionaria, comenzará a desa-
inicios, se consideraba a este tipo de ex- rrollarse un mayor número de proyectos
presión gráfica de manera desfavorable, arqueológicos en diversas regiones de
casi siempre relacionándola con prácti- México; sin embargo, y a pesar de que
cas rituales y religiosas ajenas al cristia- en 1921 ya se celebraba en Madrid la
nismo y, por lo tanto, condenables a los primera Exposición de arte prehistórico
ojos del catolicismo español. Hacia fina- en el mundo (Cf. Hernández-Pacheco,
les del siglo XIX, nace con la arqueolo- 1921), dedicada por entero al arte parie-
gía y los descubrimientos en la región tal y mobiliar, los estudios sobre este
franco-cantábrica europea un enfoque tipo de expresiones culturales en nues-
más académico y científico que promo- tro país se quedarán rezagados durante
verá también el registro de muchos sitios algunas décadas siendo escasas las pu-
y nuevas interpretaciones acerca de sus blicaciones al respecto. Pocas son las
posibles significados. A inicios del siglo excepciones en esa década, como el
XX, el arte rupestre va encontrando es- trabajo de Hermann Beyer Los bajos re-
pacios en los planes de estudio de diver- lieves de Santa Cruz Acalpixcan, o el de
sas escuelas de Arqueología y se van Federico Mulleried El llamado Planchón
sumando investigadores en este campo. de las Figuras en el Estado de Chiapas,
En México, el inicio de la Revolución ambos publicados en 1927 (Cf. Beyer,
Mexicana significará un obstáculo forzo- 1927; Mulleried, 1927).
so para todo tipo de estudios en campo Aquí cabe destacar, no obstante, la pu-

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Antilha
Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

blicación, en 1929, de Petroglyphs of ward incluye tanto pictografías como pe-


California and adjoining states, de Julian troglifos.
H. Steward. Esta obra constituye, hasta En 1930, Alfonso Caso, entonces
donde sabemos, el primer intento en Profesor de Enseñanzas Especiales del
Norteamérica de analizar la gráfica ru- Museo Nacional de Arqueología, Histo-
pestre desde la perspectiva de su distri- ria y Etnografía, emprende, junto con
bución geográfica tratando de identificar Eduardo Noguera, unas exploraciones
regiones estilísticas. Aunque centrada en el estado de Michoacán, especial-
en el estado de California, en los Esta- mente en Zamora, Zacapu y Pátzcuaro.
dos Unidos, advierte la necesidad de in- En su informe, además de la arquitectu-
cluir a los estados circunvecinos dado ra y otros materiales de los sitios explo-
que: rados, incluye las fotografías de un par
since there are certain types of pet- de «piedras labradas» (Fig. 1) cercanas
roglyphs which are not limited to Cal- al «palacio» de las ruinas de un sitio al
ifornia it is preferable to extend the que llama Potrero de La Isla, en Zacapu
survey to neighboring states rather (Cf. Caso, 1930). Lamentablemente, no
than to delimit the area artificially by acompaña las imágenes con ninguna
the political boundaries of the state explicación.
and thus do violence to the study En 1934, Pablo Martínez del Río, inspi-
(Steward, 1929:52). rado por los trabajos de Garrick Mallery
y, sobre todo, de Julian Steward en Cali-
Entre los estados vecinos incluidos en el fornia, publica Las pinturas rupestres del
estudio, se encuentra el de Baja Califor- Cerro Blanco de Covadonga con algu-
nia, en México, del cual se analizan al nas notas sobre la comarca circunveci-
menos ocho áreas con presencia de na, en los Anales del Museo Nacional de
«petrografías», término bajo el cual Ste- Arqueología, Historia y Etnografía, escri-

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Ortega León

Fig. 1. Piedras labradas del sitio Potrero de la Isla. Tomado de Caso, 1930.

to derivado de una exploración realizada «Pilares», la «Cueva del Cerro Prieto»


el 21 de septiembre de 1933 y en el que, rica en estalactitas y los bloques de gran
ya desde el título, se nota el interés por tamaño del «Banco» y de la «Joya», to-
el enfoque regional (Cf. Martínez del dos rasgos geomorfológicos que, a juicio
Río, 1934 y 1935). En este trabajo, Mar- del autor, producen un efecto sicológico
tínez del Río presenta, además de la notable; el segundo punto, es la impor-
gráfica rupestre del cerro (Fig. 2), dos tancia que este efecto sicológico tiene
puntos de interés. El primero, es la des- para el visitante, por lo que sugiere se
cripción de varios elementos del paisaje tome en cuenta para la interpretación de
que destacan por sí mismos: los las pinturas rupestres:

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Antilha
Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

Fig. 2. Algunas de las pinturas registradas por en el Cerro Blanco de Cova-


donga, Durango. Tomado de Martínez del Río, 1934:46-47.

El efecto psicológico de todas las cu- Destacar dichos aspectos, el paisaje y el


riosidades naturales a que me vengo efecto sicológico, en relación con la grá-
refiriendo es muy considerable, ya fica rupestre, además de echar mano de
que cada una de ellas merecería por fuentes históricas, resultó entonces una
sí sola emprender el largo y compli- innovación en los estudios rupestres en
cado viaje que exige su visita: por el México. Las pinturas, de un «rojo in-
momento me limito a señalar que ese diano», ya habían sido registradas diez
factor psicológico quizá no sea de años antes por el ingeniero Gaspar Gar-
despreciarse para los efectos de za Lara, de Torreón, Coahuila, así que
cualquiera tentativa de explicación o Martínez del Río pudo constatar el dete-
de interpretación de las inscripciones rioro sufrido por el sitio durante ese de-
(Martínez del Río, 1934:44). cenio, por lo que no deja de lamentar la

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falta de estudios rupestres en México y epilítica ofrece, como veremos, im-


en América: portantísimas posibilidades desde
Poco, desgraciadamente, es lo que otros puntos de vista, y merece, por
se ha aventajado en la interpretación tanto, una atención muy especial,
del arte rupestre de nuestro conti- sobre todo en el Norte de nuestro
nente. Colocado como se halla el país, donde se hallan abundantísi-
hombre civilizado sobre un plano in- mas manifestaciones que aun no ha
telectual tan distinto, petroglifos y sido dado estudiar con todo el dete-
pinturas que al aborigen, a pesar de nimiento que merecen (Martínez del
su estado inferior de cultura, quizá Río, 1934:55-56).
resulten de una claridad meridiana,
se le ofrecen desprovistos de todo Siguiendo el ejemplo de Steward, el au-
significado, con el agravante de que tor se decanta más por el análisis esta-
en muchos casos, probablemente en dístico que por la interpretación, aunque
la mayoría de ellos, los signos deben no deja de apuntar algunas posibilida-
haber tenido un sentido oculto, salvo des entre las que destaca una posible
para los iniciados de la tribu. Sea co- relación con rituales de paso. Entre sus
mo fuere, es de temerse que el se- varias conclusiones, podemos mencio-
creto de muchos de los símbolos se nar las comparaciones entre la gráfica
haya perdido irremisiblemente, y lo rupestre de Durango y aquella otra estu-
cierto es que cualquiera tentativa de diada por Steward en California y Arizo-
interpretación se halla sujeta de an- na, apuntando similitudes formales y es-
temano a todo género de reservas. tilísticas; también, la imposibilidad de
Apresurémonos, sin embargo, a re- clasificar cultural y temporalmente las
conocer que fuera de toda cuestión pinturas, aunque identificando dos posi-
de interpretación literal, la gráfica bles periodos de ejecución.

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
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Concluye el autor abogando por la nece- febrero y marzo de ese mismo año a in-
sidad de emprender el estudio sistemáti- vitación de Alfonso Caso. Entre otros
co de este tipo de manifestaciones cultu- muchos datos arqueológicos, destaca-
rales en todo el norte mexicano, dada su mos aquí la mención de una roca con
abundancia en la región. imágenes en ambas caras (Fig. 3), mis-
En ese mismo volumen de los Anales, ma que la autora describe de la siguien-
Eulalia Guzmán publica también dos ar- te forma:
tículos. El primero, titulado Exploración En la plaza del pueblo hay una pie-
arqueológica en la Mixteca Alta, es un dra de cerca de 2 metros de alto por
informe extenso y pormenorizado de su 1.50 metros de ancho y 0.50 metros
trabajo exploratorio en la región entre de grueso, de perfiles irregulares por

Fig. 3. Roca llamada el «corazón del pueblo», en Yucuita.


Tomado de Guzmán, 1934a.

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estar rota. Los turistas le llaman El segundo artículo, titulado Los relieves
«corazón del pueblo», y fué sacada de las rocas del Cerro de la Cantera, Jo-
de un cerrito que queda al Norte del nacatepec, Mor., da cuenta de un tipo
Yucuita […] Tiene grabadas por las de petrograbados muy distinto a aquél
dos caras anchas unas figuras de relacionado con el desarrollo cultural de
significado oscuro (Guzmán, la Mixteca oaxaqueña, localizados en el
1934a:22). Cerro de la Cantera, en Chacaltzingo,
Estado de Morelos, junto a otros ele-
No obstante, la arqueóloga intenta una mentos arqueológicos, como terrazas,
interpretación relacionada con el signo montículos y estatuaria (Cf. Guzmán,
del año mixteca y con las representacio- 1934b). La descripción de los grabados
nes de «lugar» y «cerro» zapotecas. (Fig. 4) es minuciosa y propone una in-
Tras una descripción detallada, dice: terpretación, basada en algunos aspec-
«Este dibujo, no en relieve, sino hecho tos iconográficos, que excluye a los az-
con líneas hundidas, da la impresión del tecas y se inclina más por artífices de
estilo zapoteca primitivo» (Ídem). filiación teotihuacana o «arcaica».
Termina, de manera no concluyente, la Según la autora, la interpretación del
descripción de la roca y de ese día di- grabado que reproducimos aquí apunta,
ciendo: «Los vecinos de Yucuita creen probablemente, al Dios de las Lluvias y
que se trata de planos referentes a las su paraíso, y tendría vinculación con su
antiguas construcciones, preferentemen- emplazamiento donde, al parecer, es
te de los subterráneos (más bien po- intenso y recurrente este fenómeno me-
drían referirse a los dos cerros: el Yucui- teorológico. Concluye con señalar la ne-
ta y su acompañante)» (Guzmán, cesidad de ampliar las investigaciones
1934a:23). en la región debido a la abundancia de
vestigios arqueológicos de todo tipo que

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
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Fig. 4. Uno de los grabados registrados en el Cerro de La Cantera.


Tomado de Guzmán, 1934b:242.

se encuentran presentes. nada, Cueva de Dos Puertas, Pueblito y


En 1936, el antropólogo J. Alden Mason Los Remedios, mismos que fueron a dar
y el ingeniero Robert H. Merril empren- al museo de la universidad. Parte del
dieron lo que se conoce como la registro, consistió en fotografías y lámi-
«Expedición de Durango», auspiciada nas de las pictografías y petroglifos de
por la American Philosophical Society, Zape Chico, además de sitios en
durante la cual Mason recolectó objetos Coahuila, como Cueva Covadonga y
arqueológicos procedentes de sitios co- Cueva del Agua. Los investigadores ad-
mo Cañon El Molino, Río Guatimapé, virtieron que los petroglifos acusaban
Hervideros, Arroyo Chupaderos, Cueva cierta sofisticación y que la técnica de su
Garavito, Zape Chico, Cueva de la Ma- manufactura no era usual o, al menos,

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Antilha CESUA
Ortega León

era distinta de las que conocían (Cf. Ma- but likewise to assemble certain bits of
son, 1937a y b). evidence that may prove significant in
En 1938, se publica la obra Picture- the future study of picture writ-
Writing of Texas Indians, de A. T. Jack- ing» (Jackson, 1938:6). Al mismo tiem-
son, producto de ocho años de trabajo po, es un llamado a la conservación de
de investigación. Muy en el espíritu de la este tipo de sitios ante el avanzado es-
obra de Garrick Mallery, que reseñamos tado de deterioro, especialmente por
arriba, Jackson parte de la idea de la vandalismo, en que ya entonces se en-
gráfica rupestre como una forma de pro- contraban.
toescritura: Pero más allá de que este trabajo se
There are brief historical references convirtiera en una obra de referencia,
indicating that picture-writing, in one nos interesa aquí también porque inclu-
form or another, was practiced rather ye un sitio del estado de Chihuahua en
widely by Texas Indians. All of it in su análisis. Se menciona únicamente
many sections has disappeared, due como site «C», y se ubica al sur del Big
to having been painted or carved on Bend National Park, a unos kilómetros
materials of a perishable nature. In a de la conjunción entre los estados de
few cases there remain specimens of Chihuahua, Coahuila y Texas. El apunte
paintings on skins and hones; also es breve:
paintings and carvings on small The petroglyphs are not far south of
stones (Jackson, 1938:1). the tip of the Texas Big Bend. They
were reported by E. C. Niebuhr, for-
Metodológicamente inspirada en el tra- merly a student technician with the
bajo de Steward ya mencionado, esta United States National Park Service,
obra «is an attempt not only to visualize in the Chisos State Park. The petro-
the art concept of these primitive people, glyphs are pecked into the limestone

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Antilha
Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

of the vertical canyon wall. Most of Se incluyen tres fotografías y una clasifi-
them are at heights ranging from cación formal de los 120 diseños en tres
one to six feet. Some, however, are rubros: Human Representations, Lower
much higher. Weathering has dam- Life y Geometric and Symbolic. En cada
aged some of the figures. Adjacent fotografía, cedidas por E. C. Niebuhr,
to the petroglyphs is an extensive destaca Jackson aspectos específicos.
campsite accompanied by a number De la primera (Fig. 5), dice: «This is a
of very large, deep, circular mortar striking illustration of the manner in
holes (Jackson, 1938:111). which pictur-writings sometimes are su-
perimposed. Note the human hand and

Fig. 5. Lámina LXXV correspondiente al sitio «C» mencionado por Jackson


para Chihuahua. Tomado de Jackson, 1938:111.

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Antilha CESUA
Ortega León

Fig. 6. Lámina LXXVI correspondiente al sitio «C» mencionado por Jackson


para Chihuahua. Tomado de Jackson, 1938:112.

footprints, the cloud and rain symbol, Finalmente, relaciona culturalmente a


and the connected circles» (Ídem). este con otros sitios registrados en la
Con respecto a la segunda imagen (Fig. misma obra
6), apunta: «Note the conventionalized The petroglyphs at this site have a
human figure, hand, sun-ray disc, con- number of points in common with
centric circles and punctate decora- the pecked figures at Sites No. 4
tion» (Ibíd.:112). and No. 11, Hudspeth County, Tex-
En cuanto a la tercera fotografía (Fig. 7), as. Among these similarities are the
comenta lo siguiente: «Note the conven- realistic handprints, footprints, zig-
tionalized human figure, bear track, zig- zags, connected circles, cloud and
zags, connected circles, connected dots rain symbols (Jackson, 1938:113).
and U-shaped elements» (Ídem).

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Antilha
Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

El sitio en cuestión no ha sido verificado


posteriormente, pero podría correspon-
der con el actualmente conocido como
Boquilla de Altares I, ubicado en el mu-
nicipio de Manuel Benavides,
Chihuahua.
La obra incluye también algunos ejem-
plos de arte mobiliar y gráfica arbórea o
dendroglifos (tree pictures), lo que nos
recuerda lo mencionado por Andrés Pé-
rez de Ribas al respecto (Cf. Ortega
León, 2022). Esta obra constituye un es-
fuerzo de clasificación, análisis e inter-
pretación muy detallado y pocas veces
imitado; no exento, empero, de críticas
fundamentadas (Cf. Messmacher,
1964:34).
Al final de esa misma década, Enrique
Juan Palacios publica Los petroglifos de
Fig. 7. Lámina LXXVII correspondiente al Xilitla, San Luis Potosí (Cf. Palacios,
sitio «C» mencionado por Jackson para 1945), donde señala la abundancia de
Chihuahua. Tomado de Jackson, 1938:112.
este tipo de manifestaciones en la re-
gión, específicamente al suroeste de Xi-
litlilla (Fig.8) , y la compara con la que A.
T. Jackson presentó en su obra, descar-
tando toda relación. Llama a los petro-

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Antilha CESUA
Ortega León

grabados indistintamente como «alrededor de cosa de mil quinientos


«petroglifos» o «emblemas» y describe años» (Ibíd.:145), aunque admite que no
su situación de la siguiente manera: cuenta con más elementos para asegu-
Nosotros reconocimos cinco peñas- rarlo. En cuanto a la descripción de las
cos con emblemas, hacia el borde figuras, concluye lo siguiente:
sureste de la Mesa; otro más existe Resumiendo la descripción, nótase
a la entrada de la misma, por la ex- que los petroglifos de la zona de Xi-
tremidad nor-occidental, pero los sig- litlilla son muy interesantes, aun
nos respectivos están desgastados cuando no ofrecen variedad conside-
al extremo, siendo casi imposible su rable. Predomina el elemento en es-
determinación. Todos aparecen cu- piral, de un modo muy notorio. Vie-
biertos de un manto espeso de líque- nen a continuación los discos, algu-
nes o musgo, circunstancia en parte nos con trazos interiores indicativos
favorable para la preservación de las de la cara humana, otros con puntos
líneas (Palacios, 1945:140). y rayas de efecto geométrico. Tal vez
les siguen en importancia los ele-
La técnica de manufactura fue, a su pa- mentos escalonados o en escalera. A
recer, la percusión o «golpe de un imple- esto se agregan figuras de contornos
mento cortante de piedra» (Ídem), con como terrazas o tal vez cercados,
herramientas de cuarzo y hachas de pie- bastante imprecisos. Una figuración
dra «para regularizar el traba- aislada en una de las peñas podría
jo» (Ibíd.:141). Aventura también una reproducir los contornos de una figu-
cronología probable al señalar que algu- rilla arcaica, identificación que se ro-
nos rasgos de los motivos representa- bustece por las dimensiones del ob-
dos recuerdan a figurillas del «arcaico» jeto, cuya magnitud relativa (y el ais-
por lo que podría atribuírseles unos lamiento de la misma, ocupando por

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Antilha
Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

Fig. 8. Algunos de los petrograbados registrados por Palacios en Xilitla.


Tomado de Palacios, 1945.

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Antilha CESUA
Ortega León

sí sola la roca en que aparece), con- tunadamente, no pudieron corroboran


tribuyen a comunicarle importancia. dichos informes (Cf. Romero y Valen-
Trataríase, entonces, de un persona- zuela, 1939). Enrique Meyer, más ade-
je, un retrato trazado por manos pri- lante, publica Noticias sobre los petrogli-
mitivas. Hay que añadir ciertos obje- fos de Tula, Hgo. (Cf. Meyer, 1939).
tos rectangulares, desarrollados en También es en esta década cuando ini-
greca o meandro de notoria regulari- cia el trabajo realizado por el arqueólogo
dad. Los objetos restantes ofrecen Julian D. Hayden, durante más de cua-
claridad bastante para intentar des- renta años, en diversas regiones del es-
cribirlos (Palacios, 1945:143). tado de Sonora, muy particularmente, en
la Sierra del Pinacate donde, además
Señala que este tipo de estudios en Mé- del estudio arqueológico tradicional y el
xico no eran muy abundantes y que se registro de petrograbados, consigna la
encontraban «en pañales» (Ídem), por lo existencia de numerosos geoglifos (Figs.
que toda interpretación sería aventura- 9, 10 y 11), siendo pionero en este tema
da. Por eliminación, concluye el autor y uno de los muy escasos investigado-
que los de Xilitla no tienen relación tam- res en reportar este tipo de manifesta-
poco con los aztecas, los mayas ni con ciones rupestres en México (Cf. Hayden,
el periodo novohispano, concluyendo 1967, 1972, 1982, 1998).
que deben ser mucho más antiguos. Sus publicaciones sobre la Sierra del
En 1939, Javier Romero y Juan Valen- Pinacate y, en general, sobre la costa
zuela publican Expedición a la Sierra sonorense son demasiado numerosas
Azul, Ocampo, Tamps., donde consig- como para revisar cada una en este es-
nan la posible existencia de pinturas ru- pacio (Cf. Simmons, 1998), pero sí es
pestres en el Cañón de La Encantada, necesario señalar, por un lado, que es-
cercanas a cuevas mortuorias; desafor- tas no se limitan a los aspectos arqueo-

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

Fig. 9. Uno de los geoglifos registrados por Hayden en la Sierra del Pina-
cate. Tomado de Garduño et al, 2012:251.

Fig. 10. Geoglifo en la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran De-


sierto de Altar. Fotografía de Víctor Ortega, 2018.

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Antilha CESUA
Ortega León

Fig. 11. Geoglifo en la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran


Desierto de Altar. Fotografía de Víctor Ortega, 2018.

lógicos de dichas regiones, sino que in- mismos mediante proyectos de investi-
cluyen otros de corte etnográfico entre gación arqueológica que permitan ahon-
seris y pápagos que abonan a su inter- dar en el conocimiento de esta región
pretación sobre los contextos rupestres; tan singular.
por otro lado, que a pesar de la riqueza El trabajo de Hayden continúa siendo, al
arqueológica de estas regiones puesta día de hoy, referente obligado para estu-
en evidencia por Hayden, no existe, has- diar los contextos arqueológicos de esta
ta la fecha, una difusión suficiente de región del Desierto de Sonora, especial-
sus trabajos en México y, lamentable- mente si consideramos que muchos de
mente, tampoco la continuación de los los sitios registrados por él han desapa-

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
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recido o se encuentran sensiblemente De entrada, el autor distingue entre pin-


alterados. tura rupestre y petroglifos como las dos
formas en que se presenta «el arte ru-
Al amparo de las instituciones pestre, petrográfico o epilíti-
En 1940, apenas un año después de ha- co» (Martínez del Río, 1990:64). Señala
berse fundado el Instituto Nacional de también la diferencia existente entre las
Antropología e Historia (INAH) Pablo representaciones de animales entre Eu-
Martínez del Río publica Petroglifos y ropa y América, lugar éste último donde,
pinturas rupestres, donde ofrece una vi- a diferencia del primero, predominan las
sión más elaborada sobre las necesida- representaciones de reptiles como las
des de este campo de estudios, de entre serpientes y lagartijas, así como las de
las que destaca especialmente la crea- otras especies como los ciempiés, entre
ción de una «carta petrográfica de la Re- muchas otras. Es interesante constatar
pública» (Cf. Martínez del Río, 1940). A que, ya desde entonces, Martínez del
diferencia de la publicación del mismo Río contemplaba un espectro de inter-
autor que mencionamos anteriormente, pretación amplio: «La interpretación de
en esta aborda la problemática de los las inscripciones rupestres se presenta
estudios sobre arte rupestre desde un erizada de dificultades, y hay que confe-
enfoque más amplio, abordando más sar que es ésa una empresa en que po-
algunos aspectos teóricos y metodológi- co se ha podido adelantar. Pero sería
cos que centrándose en algún sitio en absurdo pensar que todas se hicieron
específico. Si bien hace acopio de algu- con el mismo propósito» (Ibíd.:69). En
nos estudios realizados en Europa al esto ya va marcando cierta distancia con
respecto, su intención es señalar algu- respecto a los enfoques precedentes
nos aspectos que pudieran ser de utili- que, como hemos visto, tendían a cen-
dad en el continente americano. trarse en interpretaciones monotemáti-

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Antilha CESUA
Ortega León

cas. En este sentido, el autor añade: del bagaje oculto del hechicero o
En realidad, contados son los casos medicine man, que a veces posible-
en que podemos explicarlas con se- mente ni él mismo podía explicar
guridad. Las hay, de seguro, que no (Ibíd.:68).
fueron más que fruto de un simple
capricho o de un rato de ociosidad, y Más adelante, destaca el significado que
éstas tienen la misma trascendencia se ha podido extraer mediante trabajo
que pueden tener los dibujos de un etnográfico en África y América de algu-
párvulo al margen de un cuaderno nas de estas representaciones al rela-
escolar. Otras, sin duda, sirvieron de cionarlas con «ceremonias de crisis» o
referencias topográficas; señalar el ritos de paso, especialmente aquellos
camino que habrá de seguirse, indi- ligados con el paso a la edad adulta,
car la presencia de agua en las in- tanto en hombres como en mujeres. Así
mediaciones, o cosas por el estilo. mismo, reconoce la dificultad de ubicar
Las había, como veremos, que se temporalmente este tipo de vestigios;
relacionaban con determinadas cere- aunque, es justo recordar, que este tra-
monias, si bien es menester confe- bajo se publicó diez años antes del
sar que no podemos precisar su sig- desarrollo del método de datación por
nificado exacto, si es que lo llegaron radiocarbono.
a tener. Muchas, sin duda, respon- Otros aspectos importantes a destacar
dieron a fines de carácter mágico- son, por un lado, el reconocimiento de la
religioso, y en ciertos casos, por lo similitud de muchas de las representa-
menos, quizá no sería aventurado ciones en diversas regiones del mundo
decir que los únicos que los com- distantes entre sí, como círculos, espira-
prendieron fueron los iniciados de la les, cruces o figuras humanas esquemá-
tribu, si es que no formaban parte ticas, entre muchas otras, lo que el autor

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

relaciona más con las capacidades pro- mente en el trabajo realizado por Ste-
pias de los seres humanos, que son las ward en California (vid supra), aunque
mismas en todos lados, descartando la reconoce que el sistema empleado por
hipótesis de difusionista; por otro lado, el este último se encontraba todavía en
reconocimiento de que, a pesar de sus fase experimental.
similitudes, no es posible asignar un sig- En este trabajo, el autor muestra clara-
nificado universal a los signos siendo mente que el estudio de la gráfica rupes-
este, en la gran mayoría de los casos, tre en México empezaba a cobrar de
solo de carácter local. Incluso en este nuevo presencia en el campo académi-
último caso, contempla la posibilidad de co, ya no solo a través de reportes o
que no siempre los artífices habrían utili- descripciones de sitios específicos sino
zado el mismo signo con el mismo signi- abriendo la discusión teórica y situándo-
ficado. Huelga decir que esto abre un lo dentro de un enfoque más internacio-
enorme abanico de posibilidades de in- nal. Al final del artículo, Martínez del Río
terpretación y señala una amplia com- añade una nota haciendo un llamado
plejidad semántica en la gráfica rupes- general para que de toda la república se
tre. enviaran reportes al INAH sobre la pre-
Finalmente, el autor señala la posibilidad sencia de este tipo de vestigios con el
de que una parte de la gráfica rupestre fin de ir conformando una base de datos
esté relacionada con señalamientos te- nacional. No puede omitirse el hecho de
rritoriales, por lo que aboga por la cons- que, para realizar dichos reportes, toda-
trucción de una base de datos que pue- vía se alentaba el uso de la calca directa
da ayudar a identificar «áreas petrográfi- sobre las pinturas y el marcado con gis
cas» por la mayor o menos frecuencia de los petrograbados, técnicas que hoy
estadística de ciertos signos o grupos de sabemos dañan los vestigios y por lo
signos. En esto, se inspira indudable- tanto se desaconsejan, aunque algunos

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Antilha CESUA
Ortega León

irresponsables insisten en aplicarlas por tes de Aztlán, topónimo que, basándose


comodidad. en Eustaquio Buelna, deriva de
El otro trabajo de Martínez del Río al «Atlatlán», y este último, según él, deri-
que hicimos alusión más arriba2, fue uno varía del de «Atlántida» (Cf. Bonilla,
de los alicientes para que el ingeniero 1942:7)3. Tales ideas eran muy comu-
Manuel Bonilla, según su propio dicho, nes a finales del siglo XIX y principios
continuará con sus investigaciones en el del XX, como ya vimos con Chavero,
Estado de Sinaloa, emprendidas desde también entre los especialistas.
1883, y publicara, en 1942, su obra De El trabajo de Bonilla se inserta dentro
Atlatlán a México. (Peregrinación de los del interés que, como vimos anterior-
Nahoas), en la cual da cuenta de nume- mente con la Junta Arqueófila de Nuevo
rosos sitios con gráfica rupestre en los León (Cf. Ortega León, 2022), despierta
municipios de Ahome, Culiacán, Mocori- este tipo de vestigios en aficionados y
to, Elota, Cosalá, San Ignacio, Concor- estudiosos más allá del campo antropo-
dia y Rosario. Aquí, expone de nuevo la lógico, lo que no le resta, por supuesto,
hipótesis de que tales representaciones su valor como documento de registro y
evidencian el paso de las tribus Nahoas
por estas tierras sinaloenses en su ca-
mino a la Cuenca de México proceden-
3 La publicación de Tesoros perdidos de Sina-
loa, de Vicente Vila, en Letras de Sinaloa No.
11, abril de 1949, donde da cuenta de un escrito
al que tilda de «memoria científica», anónimo e
«inédito a la fecha» (1949), titulado simplemente
«Memorandum», el cual relata los trabajos del
2 Bonilla refiere una edición distinta de esta obra escritor anónimo desde 1883 hasta 1941, puede
de Martínez del Río: «“Las pinturas rupestres del esclarecerse comparando el contenido de este
Cerro Blanco de Covadonga” (Durango), edición con el que referimos aquí. Sin duda, se trata de
de la Secretaría de la Educación Pública, 1924. una versión inédita del trabajo de Manuel Bonilla
Publicada primitivamente por L. Carballo en (Cf. Vila, 1949. Disponibles en: https://
“Prehistoria” Madrid, 1924» (Bonilla, 1942:6) Sin es.scribd.com/document/584217582/LDS11# y
embargo, no he podido localizarla ni encontrar https://sinaloa.space/tesoros-perdidos-en-
más datos al respecto. sinaloa-mexico/).

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

materia de estudio ya que incluye una que, a pesar de las dificultades pro-
buena cantidad de imágenes de los si- pias del asunto, tenemos ahí un ver-
tios que refiere, algunos de los cuales dadero archivo de información de
lamentablemente ya han desaparecido. que quizá podamos hacer gran uso
En la Tercera Mesa Redonda de la So- algún día y que no debe despreciar-
ciedad Mexicana de Antropología, cele- se (Martínez del Río, 1943).
brada En la Ciudad de México en 1943,
cuyo tema central fue El Norte de Méxi- Tal vez, el para entonces reciente des-
co y el Sur de los Estados Unidos, Pablo cubrimiento de la cueva de Lascaux,
Martínez del Río hace un nuevo y urgen- Francia, en 1940, fue el detonante para
te llamado sobre la importancia del estu- que en nuestro país algunos investiga-
dio en esta materia: dores pusieran de nuevo la mirada en la
Hay otro punto a que desearía aludir gráfica rupestre; sin embargo, la pro-
en esta ocasión, aunque no pienso puesta, también en 1943, de la Mesoa-
se remonte a épocas tan remotas mérica de Kirchhoff, y su inmediata insti-
[es decir, la prehistoria]. Me refiero a tucionalización como discurso oficial del
las diversas manifestaciones, no ne- recién creado INAH, redirigieron el inte-
cesariamente muy antiguas, del arte rés nacional hacia los monumentos ar-
epilítico o, en otras palabras, a las quitectónicos y las culturas de la Cuenca
pinturas rupestres y petroglifos. El de México.
material, claro está, resulta muy difí- En esos años, solo algunos trabajos de
cil de interpretar aunque [...] se pue- investigación, concentrados principal-
den obtener resultados verdadera- mente en la región noroeste del país,
mente valiosos si se acomete su es- dan continuidad a los estudios mexica-
tudio partiendo de una base sólida- nos del arte rupestre, como el de Barbro
mente cuantitativa. Pero el hecho es Dahlgren y Javier Romero en Baja Cali-

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Antilha CESUA
Ortega León

fornia, en 1951, donde exploran las pin- nes por personas con más buena
turas de la sierra de San Francisco, mis- voluntad y fantasía que técnica; un
mo que será publicado primero bajo el estudio metodológico no se ha llega-
título de La prehistoria bajacaliforniana: do a intentar y por ende esta expre-
redescubrimiento de pinturas rupestres, sión rupestre primitiva sigue en la
en Cuadernos Americanos, en 1951, y nebulosa de lo ignorado (Pompa y
después como Las Pinturas Rupestres Pompa, 1954:213).
de Baja California, en la revista Artes de
México, en 1954 (Cf. Dahlgren, 1954). En este trabajo, el autor destaca el con-
En el ínterin, Rafael Orellana había pu- tenido ideográfico e histórico de la
blicado su Petroglifos y pinturas rupes- «escritura pictográfica rupestre» de Si-
tres en Sonora, en 1953 (Cf. Orellana, naloa, y propone que se le considere
1953), trabajo que sería criticado por Mi- como una forma de «protohistoria», en
guel Messmacher a inicios de la siguien- lugar del carácter prehistórico que suele
te década (Cf. Messmacher, 1964). asignársele. En particular, menciona es-
También en 1954, Antonio Pompa y te tipo de vestigios, a los que llama
Pompa publica el artículo La escritura «jeroglíficos líticos», en la sierra de Co-
petroglífica rupestre y su expresión en el nitaca, municipio de Elota; en la sierra
Noroeste mexicano, donde señala que: de San Pablo, municipio de El Fuerte;
El problema de la pintura o arte ru- en el cerro del Tecomate, municipio de
pestre en México, es un tema apa- Culiacán; en el arroyo de la Lechuguilla
sionante que aún no ha sido plantea- y en la quebrada de la Pitahayita, muni-
do, ni en sus términos más elemen- cipio de San Ignacio, todos en el estado
tales, pues si bien ha sido consigna- de Sinaloa; amén de «La Piedra Pinta-
da su existencia por algunos cronis- da», en el camino al puerto de Guay-
tas y analizadas algunas expresio- mas, en Sonora. Concluye abogando

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

por una investigación metódica de estos Cañón del Diablo, atribuyendo su auto-
documentos, a los que considera ría a los indios pasitas (Cf. MacNeish,
«antecedentes de nuestros códices 1958:134-136). Dávalos Hurtado, de
prehispánicos» (Pompa y Pompa, nuevo en 1961, apunta que se reconoció
1954:220). una zona con «petroglifos» en la Llanura
Según refiere Eusebio Dávalos Hurtado, Costera sonorense, aunque sin entrar
en 1956, «se inspeccionó una importan- en detalles (Cf. Dávalos Hurtado, 1961).
te zona de petroglifos» cerca de Ciudad También en 1961, se realiza un home-
Juárez, Chihuahua, aunque no brinda naje a Pablo Martínez del Río quien,
más datos al respecto. Podría tratarse hasta entonces y como hemos visto, pa-
de alguno de los múltiples sitios rupes- rece haber sido el mayor promotor de
tres del desierto de Samalayuca, ahora este tipo de estudios en México. En és-
amenazados por proyectos mineros e te, Alden J. Mason contribuyó con Some
inmobiliarios. Paralelamente, se estudia- unusual petroglyphs and pictographs of
ron un cráneo de mamut y el fragmento Durango and Coahuila, Mexico (Cf. Ma-
de una punta Folsom en la localidad de son, 1961), mientras que Francisco
La Mota, a 35 kilómetros de la misma González Rul presentó el trabajo intitula-
ciudad (Cf. Dávalos Hurtado, 1958). Por do Petroglifos en un lugar denominado
entonces, Richard MacNeish refiere ha- «el Sol». Conocido por el autor desde
ber registrado 23 sitios con pinturas ru- 1953, «en ocasión de la primera tempo-
pestres en diversos lugares de la Sierra rada de trabajo en la cueva de La Can-
de Tamaulipas, al noroeste del estado, delaria», el sitio se registró hasta tres
pero al no ser este el objetivo de sus in- años después, según refiere el autor:
vestigaciones, despacha el asunto en A fines del año de 1956 se efectuó
tres páginas. Únicamente, muestra cua- una gira de trabajo que comprendió
tro fotografías de sitios de la región del desde Linares, N. L., a La Quema-

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Antilha CESUA
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da, Zac., pasando por Monterrey, plo de la escasa atención que se presta-
Parras y Torreón. Fue organizada ba entonces a estos elementos arqueo-
conjuntamente por la Escuela Na- lógicos (Cf. González Arratia, 1987:21).
cional de Antropología y la Dirección En 1995, Carlos Navarrete publicará Fo-
de Prehistoria del I.N.A.H., y toma- tografías de los Petroglifos de El Sol,
ron parte en ella el doctor Pablo Coahuila, donde rememorará aquellos
Martínez del Río, Director de la Es- trabajos ilustrándolos con fotografías ori-
cuela; el profesor Arturo Romano, y ginales (Cf. Navarrete, 1995).
los entonces estudiantes Agustín Un indicador de los intereses arqueoló-
Delgado, Francisco González Rul y gicos del momento, pueden ser los te-
Carlos Navarrete (González Rul, mas tratados en las dos Mesas Redon-
1961:133). das de la Sociedad Mexicana de Antro-
pología celebradas a mediados del siglo
De manera muy breve, se presentan XX: la novena en Chihuahua, en 1961,
aquí algunos de los motivos, se clasifi- con el tema El Noroeste de México, y la
can formalmente y se les sitúa cronológi- décima en San Luis Potosí, en 1963,
camente entre 1200 y 1600 d. C., dentro con el tema Las áreas desérticas y se-
de «un estilo que se extiende por una midesérticas del centro y nor(es)te de
región que comprende Coahuila, el este México.4 Se habló de La Quemada,
de Chihuahua y suroeste de Te- Chalchihuites, Loma San Gabriel, Casas
xas» (González Rul, 1961:135), para lo Grandes, las cuevas de la Sierra Madre
cual González Rul se basa en el trabajo
de A. T. Jackson que mencionamos an-
teriormente. A decir de Leticia González, 4 En esta ocasión, solo hubo una moción de
el autor solo trata el tema de manera Antonieta Espejo en torno a estudios de epilítica
que se estaban desarrollando en Nuevo León
muy superficial constituyendo un ejem- (Cf. Espejo, 1968:23, Nota 5).

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

Occidental, la Cueva de la Candelaria, culturales, muy poco es lo que se ha


de excavaciones en Sonora, Coahuila y avanzado hacia el conocimiento de
Nuevo León, de exploraciones en Baja las características y significado de
California y San Luis Potosí, y hasta del éstos fenómenos.
suroeste estadounidense, pero en ningu- Los problemas más importantes han
na de las dos hubo presentaciones rela- sido principalmente la ausencia casi
cionadas con lo rupestre salvo la de Mi- total de métodos de investigación, el
guel Messmacher intitulada Estudio de carácter empírico de los trabajos,
las manifestaciones gráficas en La Pin- causado por la simple descripción
tada, Sonora, en 1961 (Cf. Messmacher, de los materiales, y el carácter
1964). fragmentario de éstos, la ausencia
En mayo de 1961, Miguel Messmacher de una tipología y por último las po-
iniciaba el trabajo de campo necesario bres interpretaciones (Messmacher,
para su trabajo de tesis, misma que pre- 1964:23).
sentaría en 1964.5 En ésta, el autor con-
firma el estado incipiente en que se en- A decir de Messmacher, un gran defecto
contraban todavía los estudios rupestres de los estudios rupestres hechos en
en México: América era el desconocimiento de las
En el continente americano, el pano- investigaciones que se llevaban a cabo
rama en este sentido es desolador, en Europa:
puesto que a pesar de que en los Además, en la gran mayoría de los
últimos años se han multiplicado los trabajos se concreta la aportación
hallazgos de éstas manifestaciones del investigador a la descripción in-
completa de las pictografías o pe-
troglifos, haciéndose referencia en
5 La tesis se presentó en 1964, pero se publicó
hasta 1981. ocasiones a los elementos gráficos

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Antilha CESUA
Ortega León

que aparecen en ellas y en otros ta de un planteamiento teórico, la pre-


casos a su carácter, a su forma, a sentación parcial del material, el análisis
su temática, a la naturaleza de la morfológico incompleto basado en la se-
manifestación, pero nunca se ha mejanza meramente formal y, en gene-
hecho un estudio que permitiera ral, interpretaciones muy limitadas (Cf.
analizar todos estos elementos en Messmacher, 1964).
su conjunto y obtener de este estu- En el ánimo de subsanar muchas de es-
dio una visión lo más completa po- tas carencias, el autor presenta, en
sible (Messmacher, 1964:33). 1964, la primera propuesta metodológi-
ca para el estudio del fenómeno rupes-
En nuestro país, la situación es aún más tre en México, Las pinturas rupestres de
desalentadora, a juicio del autor: La Pintada. Un enfoque metodológico,
En México los trabajos que se han trabajo que constituye, hoy por hoy, un
hecho son todavía más rudimenta- paso adelante en la historia de este tipo
rios, y se han concretado a la pre- de investigaciones en nuestro país. En
sentación de un croquis de las pin- esta obra, el autor aboga por trazar una
turas (en muchos casos sin locali- línea clara entre el estudio científico de
zación general) y a una crítica de la la gráfica rupestre y la impresión estéti-
dificultad del conocimiento del pro- ca que genera y que ha llevado a llamar-
pósito de las pinturas le «arte»:
(Messmacher, 1964:38). En el examen de las manifestaciones
gráficas de grupos primitivos es ne-
Resumiendo, Messmacher considera cesario partir de la aprehensión inte-
que los principales problemas de los que lectual para aplicar un procedimiento
adolece en su momento la investigación analítico, buscándose los elementos
rupestre en México y América son la fal- constitutivos y la manera en la cual

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actúan, ya que no es posible aplicar Bosch-Gimpera, 1964). En 1966, no


aquí la aprehensión sensible (válida obstante, el arte mobiliar y la pintura ru-
para ciertas obras de arte), que es pestre tienen un lugar en los recién
global y no distingue las partes que la creados libros de texto gratuitos de la
forman, haciendo referencia única- Secretaría de Educación Pública para el
mente al efecto particular sexto grado de primaria. Aunque breve,
(Messmacher, 1964:46) la mención resulta notable, amén de que
su interpretación se limita a decir que
No obstante, retoma algunos conceptos «por supuesto, son pinturas de un ca-
del análisis estético que considera de rácter mágico o de brujería; frente a
utilidad para el estudio de las manifesta- ellas se hacían actos para asegurarse
ciones rupestres. Messmacher no utiliza, de que se tendría buen éxito en la caza
empero, el término «arte rupestre» sino o en la lucha contra los enemigos» (Cf.
«manifestaciones gráficas», «elementos Blanquel y Manrique, 1966). Con ello, se
gráficos» y otros similares. Llama la hacía de conocimiento generalizado, a
atención el que en ningún momento través de la niñez mexicana, el tema de
Messmacher aluda a los esfuerzos reali- marras, aunque referido solamente a
zados por Pablo Martínez del Río para la Europa y el norte de África.
sistematización de este tipo de estudios. También en 1965, Eusebio Dávalos Hur-
En este contexto, se percibe un tanto tado, a la sazón director del INAH, re-
solitaria la publicación de Pedro Bosch- porta que el Departamento de Monu-
Gimpera, en 1964, del texto El arte ru- mentos Prehispánicos del Instituto se
pestre de América, en donde analiza la encontraba elaborando el registro epilíti-
posibilidad de que existieran semejan- co del Estado de Nuevo León; mientras,
zas entre las expresiones rupestres de se iniciaba la elaboración del Mapa Ar-
América y las de Europa y Asia (Cf. queológico del Estado de Tamaulipas en

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el que se incluían los sitios con vestigios pestre, entre los cuales destaca el ahora
rupestres (Cf. Dávalos Hurtado, 1965). famoso Boca de Potrerillos, quien, al pa-
Estas actividades, pueden haber estado recer, fuera la primera en registrar ofi-
relacionadas con el Northeast Mexico cialmente en 1963, entre otros muchos.
Archaeological Project, desarrollado en- Esto se dio en un contexto muy particu-
tre 1960 y 1975, dirigido por Jeremiah lar:
Fain Epstein, mismo que se enfocaba Por algo que hoy conocemos como
principalmente al estado de Nuevo León, atención a denuncia, la arqueóloga
aunque incluyó el oriente de Coahuila y Antonieta Espejo y Vázquez del Mer-
el noroeste de Tamaulipas. Este proyec- cado, establecida como representan-
to generó una gran cantidad de informa- te de la oficina de Monumentos
ción arqueológica en general, incluyendo Prehispánicos del Noreste en Reyno-
la rupestre, aunque la mayor parte no sa, Tamaulipas, se traslada a Monte-
fue publicada y/o no circuló en los ámbi- rrey en octubre de 1963. La Sociedad
tos académicos mexicanos (Cf. Epstein, Nuevoleonesa de Historia, Geografía
1980). Destaca de entre todos el registro y Estadística pretendía declarar co-
y excavación de Cueva Ahumada. mo propiedad estatal, ante el Con-
En efecto, durante la década de los se- greso del Estado, petrograbados y
senta, Antonieta Espejo y Vázquez del pinturas rupestres que son abundan-
Mercado, representante de la oficina de tes en el estado, para luego cercarlas
Monumentos Prehispánicos del Noreste, y cobrar por la visita (Rojas,
sita en Reynosa, Tamaulipas, llevó a ca- 2014:177).
bo el proyecto Registro de epilítica de
Nuevo León, mediante el cual pudo do- Desde mucho antes, Espejo ya plantea-
cumentar más de un centenar de sitios ba la necesidad de conformar equipos
arqueológicos con presencia de arte ru- multidisciplinares y aplicar las técnicas

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más avanzadas para el estudio de la través de los estilos y la distribución re-


gráfica rupestre o «epilítica», así como gional. Posteriormente, ampliará su
también la utilidad de un enfoque et- campo de interés hasta los estados del
nohistórico que permitiera rescatar toda norte mexicano, planteando algunas in-
la información pertinente al tema que se terpretaciones y caracterizando ciertos
encuentra en las fuentes históricas (Cf. estilos. Hasta la fecha, Schaafsma conti-
Espejo, 1962 y1968). Cabe mencionar, núa en activo y se ha constituido en una
que Antonieta Espejo trabajó varios referencia obligada para este tipo de es-
años con Pablo Martínez del Río, quien tudios (Cf. Schaafsma, 1966, 1980,
tanto abogara por los estudios rupestres, 1997 y 2010).
y estuvo en contacto con Miguel Otro investigador que inicia sus estudios
Messmacher de cuya propuesta metodo- en el noroeste mexicano en esta misma
lógica hizo amplio uso, abogando tam- década es Thomas Bowen (Cf. Bowen,
bién por el empleo de metodologías 1965 y 1969). Al igual que Hayden trein-
apropiadas para este tipo de investiga- ta años antes, Bowen tendrá oportuni-
ciones. dad de registrar algunos geoglifos en la
Es en la década de los sesenta, tam- Costa de Sonora, en pleno territorio seri,
bién, cuando inicia la que será una larga con lo que aumenta nuestro conocimien-
y fructífera carrera relacionada con el to acerca de este tipo de manifestacio-
arte rupestre del suroeste de los Esta- nes rupestres.
dos Unidos y el noroeste de México. La Dentro del campo de los aficionados, es
arqueóloga Polly Dix Schaafsma co- en este decenio también que comienza
mienza a investigar las expresiones ru- formalmente el trabajo de Carlos Cárde-
pestres de los indígenas de varios esta- nas Villareal en Coahuila, mismo que lo
dos del suroeste norteamericano, bus- llevará a documentar varios cientos de
cando encontrar relaciones sociales a sitios rupestres a lo largo de las décadas

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siguientes (Cf. Rodríguez Garza, 2008 y conocimiento del pasado y no necesa-


2018). Hasta la fecha, sigue difundiendo riamente debe haber un distanciamiento
el patrimonio rupestre y arqueológico de profesional entre ambos. Meighan conti-
Coahuila, habiendo donado, en 2012, nuará trabajando en México, especial-
parte de su colección para la formación mente en el Occidente, donde realizará
de la Sala de Arqueología de la Bene- importantes aportes a la arqueología re-
mérita Escuela Normal de Coahuila. gional (Cf. Meighan, 1969).
En este mismo sentido, cabe mencionar Al final de este decenio, en 1969, José
el caso del abogado y escritor estadou- Luis Lorenzo presenta el trabajo Piezas
nidense Erle Stanley Gardner, famoso de arte mobiliar en la prehistoria de Mé-
por su serie de novelas sobre el detecti- xico siendo, hasta donde sabemos, la
ve Perry Mason. Gardner siempre gustó primera y una de las muy escasas publi-
de viajar por tierras mexicanas, especial- caciones relacionadas con el arte mobi-
mente por la península de Baja Califor- liar en nuestro país. En esta obra, el au-
nia a donde iba frecuentemente. En tor brinda una mirada poco alentadora
1962, organizó un viaje que incluía la con respecto a nuestro tema de interés:
visita a las ya famosas pinturas rupes- En lo que respecta al arte de estas
tres de esta región; en esta excursión etapas antiguas, el panorama es de-
fue acompañado por el arqueólogo Cle- solador. El arte parietal abunda, tan-
ment W. Meighan quien, en 1969, publi- to en número de casos como en dis-
caría el libro Indian Art and History: The tribución geográfica de los mismos,
Testimony of Prehispanic Rock Paintings sin que sea posible discernir su épo-
in Baja California, con mapas e ilustra- ca, salvo cuando se trata de estilos
ciones. Esto demuestra que el trabajo claramente identificados como de
conjunto entre aficionados y arqueólo- las altas culturas. Hay una cantidad
gos puede resultar beneficioso para el enorme de representaciones que

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
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reflejan la etapa cazadora- como Pablo Martínez del Río, Bosch


recolectora, a las cuales no es posi- Gimpera, Miguel Messmacher, Antonieta
ble atribuir fecha con cultura con se- Espejo y Julian Hayden no solo logran
guridad, pues sabemos que el primi- identificar las debilidades y carencias
tivismo de vida representado fue, en que, a diferencia de otras temáticas,
muchos casos, contemporáneo de presenta la investigación en este campo,
expresiones culturales más eleva- sino que construyen propuestas metodo-
das, inclusive en la misma zona del lógicas más organizadas. Destacan en-
hallazgo. Lo mismo sucede con el tre estos aportes los primeros registros
arte mobiliar, o quizá peor, pues és- de geoglifos en territorio mexicano. Al
te puede ser encontrado como pieza mismo tiempo, la creación del Instituto
aislada, única, más difícil de atribuir, Nacional de Antropología e Historia per-
todavía (Lorenzo, 1991:292). mite comenzar a coordinar los diversos
esfuerzos que en este y otros campos
Por lo demás, el artículo presenta el de estudio arqueológico se venían reali-
análisis de cuatro piezas de arte mueble, zando en el País.
ninguna de las cuales fue obtenida me- Si bien la aparición del paradigma me-
diante una excavación arqueológica con- soamericano en 1943, y su adopción
trolada, razón por la cual la interpreta- acrítica en las instituciones arqueológi-
ción de las mismas es meramente espe- cas mexicanas, principalmente en el
culativa. INAH, desviaron la atención que sobre
A diferencia del periodo pre- los vestigios gráficos rupestres se venía
revolucionario, entre 1920 y 1970 co- desarrollando, en la tercera parte de es-
mienza a desarrollarse un interés más ta entrega veremos cómo esta no solo
sistemático por el estudio de los vesti- no se detuvo, sino que creció, aunque
gios rupestres en México. Investigadores lentamente, en el último tercio del siglo.

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Antilha CESUA
LO DE SIEMPRE

Ricardo Alberto Díaz Quintana1

Artículo recibido 24/07/2022


Artículo aceptado 1/08/2022

D esperté tarde; la madrugada se había alargado entre silencios, preocupa-


ciones, pendientes, suspiros y bostezos… todo un enjambre en mi cabeza.
Me levanté perezoso, con los párpados pesados; el gruñir del estómago me estrujaba
de hambre, pero no tenía antojo alguno. Entré al baño para orinar y lavármelos dientes
—¿Será que hoy voy a morir? —pensé al verme en el espejo; creo que la mayoría de
los adultos hemos pensado en algo así, muchos lo ocultamos perfectamente con una
sonrisa eterna, hipócrita, sarcástica… otros, simplemente lo hacen. La flojera se postró
en mi hombro susurrando que no debería cocinar, así que tomé el pantalón y la playe-
ra que usé el día anterior, me vestí y salí.
Pasé por una fonda, pero me dio asco el olor que tenían los guisos y me seguí de
largo. Revisé mis bolsillos, tenía poco presupuesto y el celular con poca batería. Re-
cordé que a unas cuadras se había inaugurado una plaza, tal vez ahí tendrían algo
mejor.
No escuché el ajetreo cotidiano del centro comercial, eran pocas las personas
que transitaban por los pisos, tal vez porque era lunes. El lugar era enorme, lleno de

1 A pesar de ser Ingeniero industrial, fui llamado por las letras desde temprana edad. Publiqué mi primer
cuento (Un camino que recorrer) con la editorial Porrúa, salió en agosto del 2017 y cuento con algunas
otras en revistas digitales. Actualmente soy escritor de tiempo completo y creo, firmemente, que el mejor
mundo, es el que creamos con cada historia que leemos y escribimos.
UNITEC, ricardo_diaz_pan188@live.com.mx
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Díaz Quintana

luz; las tiendas llenas de aparadores, ¿No hay problema? —me dijo un chico
focos, lámparas y maniquíes llamaban la uniformado con una gorra que le queda-
atención para entrar y comprar cosas ba grande.
que realmente no necesito. Abordé las —Ninguno —sonreí y pagué.
escaleras eléctricas al segundo piso Me senté en el lugar más próximo a
donde encontré más establecimientos, esperar mi orden; tallé mis ojos por un
pero no de comida. buen tiempo, tanto que, al abrirlos, los
El dolor de cabeza me llegó sin avi- fosfenos pasaban divertidos por todo el
sar: una fuerte punzada en las sienes lugar. Sentí la boca seca y un dejo ex-
me forzó a cerrar los ojos. El cansancio traño de pasta dental fermentada. Me
no desaparecía, no debí levantarme a arrellané en la silla de plástico, miré al
leer a las cuatro de la madrugada. Un techo, solté un pesado suspiro que tal
piso más arriba estaba mi destino: el vez atravesó las paredes. Saqué mi ce-
área de comida rápida que, increíble- lular del bolsillo, lo desbloqueé sabiendo
mente, estaba vacía; las mesas y las si- que no tenía datos móviles, así que revi-
llas esperaban a ser usadas, pulcras, sé las fotografías; fui seleccionando va-
descansando. Recorrí con la mirada los rias para eliminarlas. En mi inspección,
establecimientos sin llegar a entender mi encontré una imagen de hace tres años
antojo. Los precios no estaban a mi al- que no recordaba que tenía, era un per-
cance, así que simulé que no me gusta- gamino con una inscripción en una len-
ba nada. Estaba a punto de regresar a la gua extraña.
fonda cuando vi una promoción de ham- —¡Orden número uno! —gritó el chico
burguesa y, sin dudarlo, me acerqué al de las hamburguesas.
mostrador para pedirla. Tras bloquear el celular, me levanté
—Se la entregamos en cinco minutos para tomar la charola.

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Antilha
Lo de siempre
CESUA

—¿Cuántos sobres de cátsup le ofrez- pesar de que las letras eran gigantes-
co? — me molesta que hagan ese tipo cas, no entendía nada de lo que decía.
de preguntas, deberían de aventar un Al darle la tercera mordida a mi desa-
buen puño y que el cliente que tome lo yuno, me impresioné al ver que estaba
que crea necesario ¿no crees? por terminarlo. El dolor de cabeza au-
—Diez —espeté. mentó, pero no podía apartar de mi vista
El chico, algo molesto, contó los so- aquellas palabras tan raras. En la panta-
bres antes de dármelos. Me volví a sen- lla apareció un mensaje que me advertía
tar donde mismo, desenvolví una ham- sobre el poco porcentaje de batería; me
burguesa, quité el pan de encima, mordí levanté urgido para pedirle una pluma al
un sobre de cátsup para abrirlo y derra- chico que me había atendido, quien, de
mé todo su contenido en la carne… en mala gana, me la prestó; en una serville-
total vertí tres, tal vez cuatro; puse de ta, apunté lo más rápido que pude aquel
nuevo la tapa del pan y le di una buena conjuro, hechizo, mandamiento o lo que
mordida. Mientras mascaba, saqué de haya sido. Terminé de anotar y me di
nuevo el móvil; traté de hacer memoria cuenta que mi letra se parecía a la del
de la imagen, no sabía de dónde la ha- pergamino… comencé a recordar algu-
bía conseguido, si alguien me la había nas cosas cuando el celular se apagó.
pasado o si era una foto. Leí varias ve- Con una sonrisa en el rostro, arru-
ces el título: Amquorum Comvndos Id- gué la servilleta, terminé mi desayuno,
got, pero no me sonaba a nada. Le di la fui a tirar la basura y a dejar la charola
segunda mordida a la hamburguesa, es- sobre el bote, el chico me miraba atento
ta vez me resultó insípida. Continué le- para que le regresara la pluma.
yendo el manuscrito: Nimvs et enqamt- Me acordé que todo aquello lo había
ges, xek amquorum gnilta et Djonus. A hecho hacía unos años atrás; estuve

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Antilha CESUA
Díaz Quintana

enamorado de una chica que al final me


dejó por su expareja. El escrito, supues-
tamente, tenía que recordarme que no
debía enamorarme.
Regresé a casa con recuerdos en mi
mente, sin dinero y desganado… lo de
siempre.

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SALAMANCA: CIUDAD UNIVERSITARIA

Carlos Santiago Gerónimo1


Artículo recibido 25/11/2022
Artículo aceptado 15/12/2022

E n 2022 tuve la oportunidad de ir a estudiar un posgrado a la Universidad de


Salamanca (USAL), en España. Más allá de los conocimientos adquiridos
mediante la pléyade de buenos profesores en la Facultad de Geografía e Historia, mu-
cho se aprende con la experiencia, el caminar, conocer y platicar con los salmantinos.
Por ello, en esta ocasión traigo un álbum de fotos con una temática que gira en torno
Salamanca como ciudad de universidades.
La historia de la Universidad de Salamanca y la ciudad se pueden llegar a fundir en
una sola. Caminar por las calles salmantinas es una experiencia de viaje, como si se
transitara en una dimensión espacio-tiempo hacia el pasado. Pero para comprender y
que tome sentido dicho viaje hay que tener conocimiento básico sobre dónde se está
parado. En este álbum presento algunas de las obras arquitectónicas más relevantes
de la ciudad española, como la catedral a la Asunción de María, que fuera el origen de
lo que posteriormente sería la Universidad; la fachada plateresca de la USAL2 en la
que se puede observar una época de buenas cosechas lo que permitió el desarrollo de
la ciudad y con ello, la propia Universidad; la biblioteca histórica, una joya dentro del
edificio de Escuelas Mayores, repositorio de primeras ediciones de Bernal Díaz del

1 Carlos Santiago Gerónimo. Historiador por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Estudia un
posgrado en Historia Medieval y Moderna en la Universidad de Salamanca, España. Sus trabajos están
enfocados a la relación entre la enseñanza de la historia y el nacionalismo en México.
2 Siglas de la Universidad de Salamanca.

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Santiago Gerónimo

Castillo; el Cielo de Salamanca, un ejem- versidades en el continente, junto con la


plo de muralismo salmantino y que se en- de San Marcos en Lima. La Universidad,
contraba en el cielo raso de la primera bi- en ese contexto servía para generar fun-
blioteca; o La Clerecía, el edificio que an- cionarios útiles a la Corona, una de sus
teriormente era un colegio jesuita y hoy principales benefactoras sería por ello
alberga a la Universidad Pontifica de Sa- mismo, la mismísima Isabel de Trastá-
lamanca, abierta en 1940 para acoger los mara, o mejor conocida como Isabel «la
estudios de Teología que en la USAL se Católica». Hoy, en América Latina, la
habían suprimidos por ser del ámbito reli- Universidad se erige como un espacio
gioso. de crítica, reflexión e incidencia de
Por último, solo queda decir que a Sala- nuestro entorno sociopolítico en la bús-
manca le debemos que en la Nueva Es- queda de un mejor horizonte.
paña se fundara una de las primeras Uni-

La catedral de Salamanca dedicada a la Asunción de María en una vista


nocturna desde el puente románico del río Tormes. Foto: Carlos Santiago, 2022.

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Salamanca: ciudad universitaria

La catedral de Salamanca vista desde dentro de la ciudad permite distinguir sus


influencias góticas y a la vez churriguerescas. Foto: Carlos Santiago, 2022.

Universidad de Salamanca. Patio de Escuelas Menores donde se encuentra


la estatua de Fray Luis de León. Foto: Carlos Santiago, 2022.
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Santiago Gerónimo

Portada plateresca, siglo XVI, de la Universi-


dad de Salamanca, fundada en el siglo XVIII.
Es la universidad de habla hispana más
antigua. Foto: Carlos Santiago, 2022.

Desfile de doctores de la USAL en el evento


conmemorativo del centenario del doctora-
do honoris causa a Santa Teresa. Foto:
Carlos Santiago, 2022.

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Salamanca: ciudad universitaria

El famoso astronauta que se esculpió en una de las portadas de la catedral de


Salamanca. Su realización se debe a que con él se indica que es parte de una
restauración ocurrida en el siglo XX. Foto: Carlos Santiago, 2022.

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Santiago Gerónimo

Al edificio antiguo de la USAL se le conoce como el patio de Escuelas Mayo-


res y ahí mismo se encuentra la Biblioteca Histórica, que resguarda mobiliario
y libros de época medieval y moderna, disponible para los investigadores.
Foto: Carlos Santiago, 2022.

Claustro de Escuelas Menores, frente a la fachada de la Universidad, era el lu-


gar donde se obtenían los estudios de bachiller de todos los que ingresaban.
Foto: Carlos Santiago, 2022.

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Salamanca: ciudad universitaria

El Cielo de Salamanca es una pequeña parte de una pintura mural pintada originalmente so-
bre el techo de la antigua biblioteca histórica de la USAL en el edificio de Escuelas Mayores a
finales del siglo XV. Actualmente se encuentra exhibido en el patio o claustro de Escuelas Me-
nores. Foto: Carlos Santiago, 2022.

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Santiago Gerónimo

La Clerecía es el antiguo Real Colegio del


Espíritu Santo de la Compañía de Jesús del
siglo XVII y desde 1940 pertenece a la Uni-
versidad Pontificia de Salamanca (UPSAL).
Foto: Carlos Santiago, 2022.

Entrada principal de la UPSAL a un costado


de La Clerecía.
Foto: Carlos Santiago, 2022.

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Antilha
Salamanca: ciudad universitaria
CESUA

Una vista nocturna de La Clerecía.


Foto: Carlos Santiago, 2022.

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