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‘‘El rayo de luna’’

En esta leyenda podemos encontrar varias características que corresponden al romanticismo. En


primer lugar, tenemos que el protagonista se tiende a alejar de la realidad, esto con el objetivo de
sentirse libre a través de su imaginación: ‘‘Creía que entre las rojas ascuas del hogar habitaban
espíritus de fuego de mil colores, que corrían como insectos de oro a lo largo de los troncos
encendidos […]’’, también, ‘‘Imaginaba percibir formas o escuchar sonidos misteriosos, formas de
seres sobrenaturales, palabras inteligibles que no podía comprender’’. Por otra parte, tenemos que
para el protagonista es de suma importancia expresar fuertemente sus emociones, las cuales están
por sobre la razón: ‘‘¿No me ha de amar como yo la amaré, como la amo ya, con todas las fuerzas,
con todas las facultades de mi alma?’’, además aunque Manrique no tenía pistas de que la mujer
de sus sueños existiese, aún así, siguió con la esperanza de que la encontraría: ‘‘¿Qué dijo?...¿Qué
dijo? ¡Ah! Si yo pudiera saber lo que dijo, acaso…pero aún así la encontraré…la encontraré; me lo
da el corazón y mi corazón no me engaña’’. También tenemos la influencia de la naturaleza en el
entorno del protagonista, la cual es fuente de inspiración y de imaginación: ‘‘La vegetación,
abandonada a sí misma, desplegaba todas sus galas, sin temor de que la mano del hombre la
mutilase, creyendo embellecerla’’, y también, ‘‘Las plantas trepadoras subían encaramándose por
los añosos troncos de los árboles; las sombrías calles de álamos cuyas copas se tocaban y se
confundían entre sí’’.

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