Caso I

Un joven de 22 años de iniciales M.A.N.V, que trabaja desde casa como

diseñador gráfico. Durante los últimos 10 años, ha vivido solo y no tiene muchos
amigos cercanos. A menudo prefiere quedarse en casa y trabajar en lugar de
salir con amigos o familiares. En la universidad, este joven solo tenía unos pocos
amigos, pero después de graduarse, perdió el contacto con la mayoría de ellos.
Cuando empezó a trabajar en casa, su vida social empeoró. Aunque te gusta
trabajar solo y disfrutas estar solo, a veces te sientes solo y extrañas la conexión
emocional con otras personas. Cuando sale de casa, se siente incómodo en
situaciones sociales, especialmente en aquellas con mucha gente. A menudo te
pones nervioso y no sabes qué decir o cómo comunicarte con los demás, lo que
te hace sentir inseguro y, a veces, inferior a los demás. A pesar de sus
limitaciones sociales, es una persona amable y generosa. A menudo ofrece
ayuda a las personas que lo rodean y se interesa por sus problemas. Sin
embargo, continúa sintiéndose solo y anhela una conexión más profunda con
sus seres queridos.

Caso II

Un joven de 22 años de iniciales O.Y.A.CH, que bebe desde los 16. Al principio
pensó que podía controlar su forma de beber, pero con el tiempo se dio cuenta
de que su adicción era más fuerte que él. Empezó a faltar a clases y su
rendimiento académico empezó a decaer. Sus padres notaron que estaba
cambiando y trataron de ocultar su problema con la bebida. Ellos le aconsejaron
en buscar ayuda profesional para su hijo y lo llevaron a una clínica de
rehabilitación. Para que allí lo ayuden a superar su enfermedad, pero el se niega
a ir al centro de rehabilitación ya que dicen que él no está loco para ir a ese lugar.

Caso III

G.J.O.Y es una chica de 18 años que acaba de descubrir que está embarazada.
Estaba en una relación con su novio, pero no parece interesada en las
responsabilidades de la paternidad. Se siente perdido y no sabe qué hacer. Vive
en una familia conservadora que no acepta las relaciones sexuales antes del
matrimonio. No se atreve a contarles a sus padres sobre su embarazo y tampoco
puede contar con el apoyo del padre del niño. Desesperada por encontrar una
solución, Laura acude a una clínica de planificación familiar. Proporcionan
información y asesoramiento sobre todas las opciones disponibles. Ella
considera un aborto, pero se da cuenta de que no es la opción correcta para ella