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Resumen de ‘Cien Años de Soledad’ de García Márquez

El realismo mágico presente en la historia, se manifiesta desde diversos ángulos en forma perfecta


porque los elementos fantásticos llegan a mezclarse con los del mundo real, hasta constituir una
sola realidad dentro de la obra.

La historia de Macondo y los Buendía, se unen de forma simultánea en la novela y no hay posibilidad
alguna de desligarlas. José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán comenzarán una familia que por cinco
generaciones pernoctará en Macondo.

El inicio de su vida matrimonial estuvo marcado por un crimen que atormentó durante toda su vida al
patriarca, quien al final, por sus desvaríos e inventos termina perdiendo la razón.

Úrsula es el motor de la familia, incansable mantiene el ánimo de todos, y su espíritu de lucha se


confunde con las premoniciones que la acompañan y la mantienen informada de cosas que nadie le
ha contado. Sus tres hijos: Aureliano, José Arcadio y Amaranta, viven cada uno en su propio
mundo, peleando sus batallas personales. A su vez Macondo sufrirá varias transformaciones que le
infundirán fama y poder momentáneo: desarrollo económico por la instalación de las compañías
bananeras norteamericanas y la explotación del banano en la región. Muchas fortunas florecieron,
pero al estallar una huelga de trabajadores; las autoridades los repelieron asesinando a muchos de
ellos. El progreso económico se desmoronó y el pueblo quedó en un abandono lazo y paulatino, que
va de la mano con el de sus habitantes.

Capítulos del I al VI

José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán son un matrimonio de primos que temen el nacimiento de un
descendiente con cola de cerdo, debido al parentesco entre ambos. Este presagio desencadena una
tragedia, porque, en una pelea de gallos el perdedor, Prudencio Aguilar, le gritó a José Arcadio “A
ver si ese gallo le hace el favor a tu mujer”, aludiendo al rumor que afirmaba la ausencia de relaciones
íntimas en su matrimonio a un año de casados.

Se suscita un duelo entre ellos y José Arcadio mata a Prudencio Aguilar atravesando su garganta con
una lanza. El fantasma lo atormenta de tal manera que deciden irse a la sierra. Junto con un grupo de
otras familias parten en un éxodo tedioso que, termina cuando en un sueño, se le participa al
patriarca de los Buendía la llegada al lugar donde debe quedarse.

Macondo es el nombre dado en el sueño al lugar. Se establecen y le nacen tres hijos: José


Arcadio, Aureliano y Amaranta; estos nombres se repetirán en otros miembros de la familia.

El auge económico no tarda en aparecer y el pueblo crece con gente que llega del otro lado de la
ciénaga. La enfermedad del sueño apareció en el pueblo y Melquiades el errante sabio la curó con
una pócima. Así, se ganó el derecho a permanecer en la casa de Úrsula y les dejó unos pergaminos
escritos por él, que nadie descifraba; lejos estaban de saber que, en esos pergaminos, estaba
escrita la historia tanto de la familia Buendía como la del pueblo.

En ellos se describió el principio y el fin de ambos. Aureliano Buendía se casó con Remedios


Moscote, está murió en un parto. Amaranta creció y se estableció entre ella y su hermana de crianza
Rebeca, una creciente rivalidad por el amor de Pietro Crespi, su profesor de baile.
La situación se resuelve cuando Rebeca y José Arcadio hijo se casan. Empieza la guerra civil en el
país. Aureliano se une a la guerra, Pietro Crespi se suicida porque Amaranta se niega a casarse con
él. El fundador José Arcado Buendía pierde la razón y debe ser amarrado al pie de un castaño en el
patio para evitar que destruya la casa.

Capítulos del VII al XVI

Termina la guerra, el coronel Aureliano Buendía es hecho prisionero junto con uno de sus
lugartenientes; condenado a muerte, espera el fatídico día, pero su hermano lo libra de ser fusilado y
se levanta de nuevo en armas junto con el pelotón que debía cumplir la orden de ajusticiarlo.

José Arcadio hijo, murió asesinado de un tiro en el oído, nunca se supo quién lo hizo. El patriarca
fundador permaneció bajo el castaño; se comunicaba regularmente con Prudencio Aguilar, el amigo
al cual mató en duelo en su juventud. Aureliano, su hijo, tuvo una premonición y le comunico a Úrsula
que su padre moriría. Murió en su cama y una lluvia de flores amarillas minúsculas y persistentes,
cubrió el pueblo. Las guerras siguieron su curso hasta que el coronel Aureliano Buendía se percató
de lo fatuo de la revolución, reconociendo que se había transformado en un bochinche. Aceptó
firmar un acuerdo para acabar con ella después de veinte años de guerra inútil. Años después, con la
cabeza inclinada en el castaño del patio, donde tantos años estuvo amarrado su padre; murió
tranquilamente sin darse cuenta siquiera.

Amaranta Buendía tejió con anticipación una hermosa mortaja y la tarde del día en que la terminó,
murió; así se lo había anticipado la muerte cuando cosía con ella en el corredor.

Rebeca, su hermana de crianza, falleció entre las cuatro paredes de su desvencijada casa del
cementerio, sola y olvidada de todos; acabando así la segunda generación solitaria.

Macondo se transformó con la llegada de la electricidad y otros inventos modernos, llegaron las
compañías bananeras, y un falso florecimiento económico inundó todo. Estalló la huelga de los
trabajadores contra las bananeras: el Estado las repelió con fuego y más de 3.000
trabajadores fueron asesinados y lanzados al mar.

Esta tragedia marcó el principio del fin para Macondo. Al poco tiempo se desató un diluvio sobre el
pueblo llovió “cuatro años, once meses y dos días”. Úrsula, decrépita y medio ciega, deambulaba en
un febril hacer mientras vaticinaba que solo estaba esperando que cesara la lluvia para morirse. Cesó
de llover y se pudo constatar la destrucción:

MACONDO ESTABA EN RUINAS. EN LOS PANTANOS DE LAS CALLES QUEDABAN MUEBLES


DESPEDAZADOS, ESQUELETOS DE ANIMALES CUBIERTOS DE LIRIOS COLORADOS,
ÚLTIMOS RECUERDOS DE LAS HORDAS DE ADVENEDIZOS QUE SE FUGARON DE MACONDO
TAN ATOLONDRADAMENTE COMO HABÍAN LLEGADO. LA COMPAÑÍA BANANERA
DESMANTELÓ SUS INSTALACIONES. LAS CASAS DE MADERA, LAS FRESCAS TERRAZAS
DONDE TRANSCURRÍAN LAS SERENAS TARDES DE NAIPES, PARECÍAN ARRASADAS POR

UNA ANTICIPACIÓN DEL VIENTO PROFÉTICO QUE AÑOS DESPUÉS HABÍA


DE BORRAR A MACONDO DE LA FAZ DE LA TIERRA.
Úrsula murió ese mismo año y el calor sofocante del día que la sepultaron ocasionó una terrible
mortandad de pájaros, los cuales se estrellaban contra las paredes y rompían las mallas de las
ventanas para morir dentro de los dormitorios. Con la muerte de Úrsula cesó la primera generación de
la familia Buendía. Ella vio partir a su esposo y a todos sus hijos.

Capítulos del XVII al XX

El Penúltimo descendiente de los Buendía, Aureliano, hijo de Renata Remedios, (tataranieta de los


fundadores), y Mauricio Babilonia; está tratando de descifrar los pergaminos de Melquiades. Éste lo
acompaña siempre a pesar de llevar muerto muchos años. Supo que el lenguaje utilizado era el
Sánscrito. Melquiades le indicó las pautas a seguir y él continuó con su incansable tarea sin muchos
avances. Una tarde llego su tía, hermana de su madre con su esposo y un equipaje tan grande que,
no cabía en el corredor. Amaranta Úrsula se instaló en la vieja y desvencijada casa, entregándose a
la tarea de restaurarla totalmente. Surgió entre Aureliano y su tía un amor incestuoso, a escondidas
del esposo de ella. Se amaban en cualquier sitio aprovechando los descuidos de él, hasta que un día
se ausentó con la excusa de buscar un aeroplano. Nunca regresó y los amantes dieron rienda suelta
a su pasión insana, tal vez la única basada en un amor verdadero, en cien años de existencia
familiar. Al paso del tiempo Amaranta Úrsula se percata de su embarazo y junto a Aureliano trata de
determinar, sin lograrlo, el parentesco entre ellos. La destrucción paulatina se va apoderando de la
casa, las hormigas carcomen sus cimientos y la maleza avanza sin tregua:

DE NOCHE, ABRAZADOS EN LA CAMA, NO LOS AMEDRENTABAN LAS EXPLOSIONES


SUBLUNARES DE LAS HORMIGAS, NI EL FRAGOR DE LAS POLILLAS, NI EL SILBIDO
CONSTANTE Y NÍTIDO DE LA MALEZA CRECIENDO EN LOS CUARTOS VECINOS.
Un domingo por la tarde, Amaranta Úrsula sintió los apremios del parto. Vino la comadrona y tras
horas de maltrato y mala praxis, nació un robusto niño, a quien su padre llamó Aureliano Buendía. Su
madre lo observó y lo describió en su imaginación:

AMARANTA ÚRSULA VIO A TRAVÉS DE LAS LÁGRIMAS, QUE ERA UN BUENDÍA DE LOS
GRANDES, MACIZO Y VOLUNTARIOSO COMO LOS JOSÉ ARCADIOS, CON LOS OJOS
ABIERTOS Y CLARIVIDENTES DE LOS AURELIANOS, Y PREDISPUESTO PARA EMPEZAR LA
ESTIRPE OTRA VEZ POR EL PRINCIPIO Y PURIFICARLA DE SUS VICIOS PERNICIOSOS Y SU
VOCACIÓN SOLITARIA, PORQUE ERA EL ÚNICO EN UN SIGLO QUE HABÍA SIDO
ENGENDRADO CON AMOR.
Al voltearlo la comadrona se dio cuenta que tenía una cola de cerdo, esto no los preocupó, porque
desconocían el precedente familiar y la comadrona les dijo que aquella cola se podría cortar cuando
el niño mudara los dientes. La sangre voluptuosa y ardiente de Amaranta Úrsula no dejó de fluir, se
intentaron todas las estratagemas de las mujeres y solo paró cuando su perfil se afinó, y todos se
dieron cuenta que había muerto porque volvió a sonreír y su cutis de alabastro reapareció.

Aureliano, preso del dolor, se fue donde una prostituta amiga y pasó allí mucho tiempo. De pronto
recordó a su hijo y regresó para encontrarlo convertido en un cuerpo informe al que devoraban las
hormigas. Paralizado de estupor recordó vívidamente el epígrafe de los pergaminos de Melquiades:

EL PRIMERO DE LA ESTIRPE ESTÁ AMARRADO A UN ÁRBOL Y AL ÚLTIMO SE LO ESTÁN


COMIENDO LAS HORMIGAS.
Entonces corrió en busca de los pergaminos sabía que allí estaba escrito su origen y su destino y
empezó a descifrarlos en voz alta. No se percató del remolino de polvo y escombros en que se
convertía Macondo, pero sí supo que las familias condenadas a cien años de soledad, no tienen
otra oportunidad sobre la tierra.

Relación del título de la obra con el contenido

Cuando leemos Cien Años de Soledad, desde el primer momento captamos esa sensación de vacío
espiritual, un desasosiego que va llenado la atmósfera de tristeza y abandono. Es difícil dejar su
lectura porque atrapa la atención de inmediato. La historia inicia con un paredón de fusilamiento,
donde el coronel Aureliano Buendía sería ajusticiado. No obstante, no se cumple la sentencia porque
su hermano lo libera. Se levanta en armas de nuevo y se va, sin despedirse ni siquiera de su madre,
que tan preocupada estaba. Su soledad entre la gente lo atormentaría siempre:

EXTRAVIADO EN LA SOLEDAD DE SU INMENSO PODER, EMPEZÓ A PERDER EL RUMBO. LE


MOLESTABA LA GENTE, QUE LO ACLAMABA EN LOS PUEBLOS VENCIDOS, SE SINTIÓ
DISPERSO, REPETIDO Y MÁS SOLITARIO QUE NUNCA. SOLO, ABANDONADO POR LOS
PRESAGIOS, HUYENDO DEL FRÍO QUE LO ACOMPAÑARÍA HASTA LA MUERTE, BUSCO UN
ÚLTIMO REFUGIO EN MACONDO AL CALOR DE SUS RECUERDOS MÁS ANTIGUOS.
Su hermana Amaranta alimentó un rencor callado y triste durante toda su vida y aunque lo repudiaba,
jamás hizo nada por descartarlo:

AMARANTA ESTABA DEMASIADO ENREDADA EN EL BERENJENAL DE SUS RECUERDOS


PARA ENTENDER AQUELLAS SUTILEZAS APOLOGÉTICAS, CUANDO ESCUCHABA LOS
VALSES DE PIETRO CRESPI SENTÍA LOS MISMOS DESEOS DE LLORAR QUE TUVO EN LA
ADOLESCENCIA, COMO SI EL TIEMPO Y LOS ESCARMIENTOS NO SIRVIERAN DE NADA. A
VECES LE DOLÍA HABER DEJADO A SU PASO AQUEL REGUERO DE MISERIA, Y A VECES LE
DABA TANTA RABIA QUE SE PINCHABA LOS DEDOS CON LAS AGUJAS, Y MÁS LA AMARGABA
EL FRAGANTE Y AGUSANADO GUAYABAL DE AMOR QUE IBA ARRASTRANDO HACIA LA
MUERTE.
Este estigma de soledad se repite en todos los personajes a excepción de Amaranta Úrsula, la
última mujer de la estirpe que nunca perdió la alegría, y vio en su hijo una esperanza para su linaje,
deseo que no se cumplió. Fue una familia marcada por el aislamiento incluso geográfico, en un
pueblo solitario lleno de creencias, sueños, mitos y tradiciones culturales mixtas.

Forma de presentación de los hechos

Posición del narrador

El narrador cuenta la historia en tercera persona, es un narrador omnisciente. Conoce a fondo los


estados anímicos de los personajes y todo lo relativo a sus creencias, temores y deseos recónditos:

“En aquellos ratos de esparcimiento se revelaban los verdaderos gustos de Meme. Su felicidad
estaba al otro lado de la disciplina, en las fiestas ruidosas, en los comadreos de enamorados, en los
prolongados encierros con sus amigas, donde aprendían a fumar y conversaban de asuntos de
hombres”
Secuencia narrativa

La narración es circular; en ella converge una cadena de repeticiones en donde todo vuelve a
suceder en forma periódica. Los mismos nombres, las características personales se heredan de
generación en generación, los hechos guardan similitudes de principio a fin en la obra. Por ejemplo, la
afición de los Aureliano Buendía por descifrar los pergaminos de Melquiades y la comunicación del
sabio gitano con ellos aun estando muerto desde años inmemoriales:

AURELIANO SEGUNDO SE DIO A LA TAREA DE DESCIFRAR LOS MANUSCRITOS. FUE


IMPOSIBLE. LAS LETRAS PARECÍAN ROPA PUESTA A SECAR EN UN ALAMBRE, Y SE
PARECÍAN MÁS A LA ESCRITURA MUSICAL QUE A LA LITERARIA. UN MEDIODÍA ARDIENTE,
MIENTRAS ESCRUTABA LOS MANUSCRITOS, SINTIÓ QUE NO ESTABA SOLO EN EL CUARTO.
CONTRA LA REVERBERACIÓN DE LA VENTANA, SENTADO CON LAS MANOS EN LAS
RODILLAS, ESTABA MELQUIADES. AURELIANO SEGUNDO LO RECONOCIÓ DE INMEDIATO,
PORQUE AQUEL RECUERDO HEREDITARIO SE HABÍA TRANSMITIDO DE GENERACIÓN EN
GENERACIÓN, Y HABÍA LLEGADO A ÉL DESDE LA MEMORIA DE SU ABUELO.
– SALUD – DIJO AURELIANO SEGUNDO.
– SALUD, JOVEN – DIJO MELQUIADES.
Veamos ahora la repetición con el penúltimo Aureliano:

AURELIANO NO ABANDONÓ EN MUCHO TIEMPO EL CUARTO DE MELQUIADES. A


CUALQUIER HORA QUE ENTRARA SANTA SOFÍA DE LA PIEDAD LO ENCONTRABA ABSORTO
EN LA LECTURA. TAL COMO LE SUCEDIÓ A ÚRSULA CON AURELIANO SEGUNDO CUANDO
ESTE ESTUDIABA EN EL CUARTO, SANTA SOFÍA DE LA PIEDAD CREÍA QUE AURELIANO
HABLABA SOLO. EN REALIDAD, CONVERSABA CON MELQUIADES. UN MEDIODÍA
ARDIENTE, POCO DESPUÉS DE LA MUERTE DE LOS GEMELOS, VIO CONTRA
LA REVERBERACIÓN DE LA VENTANA AL ANCIANO LÚGUBRE CON EL SOMBRERO DE ALAS
DE CUERVO, COMO LA MATERIALIZACIÓN DE UN RECUERDO QUE, ESTABA EN SU
MEMORIA DESDE MUCHO ANTES DE NACER. AURELIANO HABÍA TERMINADO DE
CLASIFICAR EL ALFABETO DE LOS MANUSCRITOS.

Personajes de Cien Años de Soledad

Principales


o José Arcadio Buendía. Fundador de la familia.
o Úrsula Iguarán de Buendía. Fundadora de la familia.
o José Arcadio Buendía. Hijo.
o Aureliano Buendía. Hijo.
o Amaranta Buendía. Hija.
o Hija adoptiva de los Buendía.
Secundarios:


o Hijo de José Arcadio (hijo del patriarca) y Pilar Ternera.
o Aureliano José. Hijo de Aureliano y Pilar Ternera.
o Los 17 Aurelianos. Hijos del coronel Aureliano Buendía en 17 mujeres
diferentes.
o Santa Sofía de la Piedad. Concubina de Arcadio.
o Remedios la Bella. Hija de Arcadio y Santa Sofía de la Piedad.
o José Arcadio Segundo. Hijo de Arcadio y Santa Sofía de la Piedad.
o Aureliano Segundo. Hijo de Arcadio y Santa Sofía de la Piedad.
o Fernanda del Carpio. Esposa de Aureliano Segundo.
o José Arcadio Buendía. Hijo de Aureliano Segundo y Fernanda del Carpio.
o Renata Remedios (Meme) hija de Aureliano Segundo y Fernanda del Carpio.
o Amaranta Úrsula. Hija de Aureliano Segundo y Fernanda del Carpio.
o Hijo de Meme y Mauricio Babilonia.
o Aureliano Buendía. El último descendiente con cola de cerdo; hijo de Aureliano
con su tía Amaranta Úrsula.
o Gastón. Esposo de Amaranta Úrsula.
o Gerineldo Márquez.
o Las hermanas Moscote.
o Remedios Moscote. Esposa del coronel Aureliano Buendía.
o Don Apolinar Moscote.
o Visitación la india.
o Cataure el indio. Hermano de visitación.
o El gitano con actitudes sobrenaturales que escribió el principio y el fin de la
historia de la familia Buendía y de Macondo.
o Pilar ternera. Madre de los dos primeros miembros de la segunda generación
Buendía.
o Pietro Crespi. El maestro de baile motivo del odio entre Amaranta y Rebeca.
o Petra cotes. Concubina de Aureliano Segundo.
o El padre Antonio Isabel.

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