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TEMA: Átomos y moléculas:

El conocimiento de la química es esencial para comprender a los organismos y cómo


funcionan. Un jaguar y las plantas de la selva tropical, así como abundantes insectos y
microorganismos que no se ven, comparten similitudes fundamentales en su composición
química y en sus procesos metabólicos básicos. Estas similitudes químicas proporcionan una
fuerte evidencia de la evolución de todos los organismos a partir de un ancestro común. Por
otra parte, los principios químicos y físicos básicos que rigen los organismos no son exclusivos
de los seres vivos, porque también se aplican a los sistemas inertes.

Los elementos son sustancias que no se pueden dividir en sustancias más simples por
medio de reacciones químicas ordinarias. Cada elemento tiene un símbolo químico: en
general la primera letra o las primera y segunda letras del nombre del elemento en inglés o
en latín. Por ejemplo, O es el símbolo del oxígeno, C del carbono, H del hidrógeno, N del
nitrógeno, y Na del sodio (de la palabra en latín natrium). Sólo cuatro elementos, oxígeno,
carbono, hidrógeno y nitrógeno, son responsables de más del 96% de la masa de la mayoría
de los organismos. Otros, tales como calcio, fósforo, potasio y magnesio, están también
constantemente presentes, pero en cantidades más pequeñas. Algunos elementos, como el
yodo y cobre, se conocen como oligoelementos, ya que sólo son necesarios en cantidades
muy pequeñas.

Un átomo se define como la parte más pequeña de un elemento que conserva sus
propiedades químicas. Los átomos son demasiado pequeños para ser visibles bajo el
microscopio óptico. Sin embargo, con técnicas sofisticadas (como la microscopia de efecto
túnel, se hacen amplificaciones tan grandes como 5 millones de veces) los investigadores
han podido fotografiar las posiciones de algunos átomos en las moléculas grandes. Los
componentes de los átomos son pequeñas partículas de materia (todo lo que tiene masa y
ocupa espacio), conocidas como partículas subatómicas. Los físicos han descubierto una
serie de partículas subatómicas, pero para nuestros propósitos necesitamos considerar sólo
tres: electrones, protones y neutrones.

Tabla 1. Elementos químicos fundamentales


para la vida.

En la tabla 1, se observa cada uno de los elementos químicos básicos que conforman a
los seres vivos, con una breve descripción de su función en la vida.

Un electrón es una partícula que porta una unidad de carga eléctrica negativa; un
protón porta una unidad de carga positiva, y un neutrón es una partícula sin carga. En un
átomo eléctricamente neutro, el número de electrones es igual al número de protones. Los
protones y los neutrones agrupados conforman el núcleo atómico. Sin embargo, los
electrones no tienen una ubicación fija y se mueven rápidamente a través del espacio casi
vacío que rodea el núcleo atómico

Cada elemento tiene un número fijo de protones en el núcleo atómico, conocido como
el número atómico. Se escribe como un subíndice a la izquierda del símbolo químico. Así, 1 H
indica que el núcleo del hidrógeno contiene 1 protón, y 8 O significa que el núcleo del
oxígeno contiene 8 protones. El número atómico determina la identidad del átomo y define
el elemento correspondiente.

La masa de una partícula subatómica es muy pequeña, demasiado pequeña para que
pueda expresarse convenientemente en gramos o incluso en microgramos. Estas masas se
expresan en términos de la unidad de masa atómica (uma), también llamada dalton en
honor a John Dalton, el químico inglés que formuló una teoría atómica a principios de 1800.
Una uma es aproximadamente igual a la masa de un solo protón o de un solo neutrón. Los
protones y los neutrones conforman casi toda la masa de un átomo. La masa de un electrón
es tan sólo 1/1800 de la masa de un protón o de un neutrón.

La masa atómica de un átomo es un número que indica aproximadamente cuánta


materia contiene en comparación con otro átomo. Este valor se determina sumando el
número de protones al número de neutrones y expresando los resultados en unidades de
masa atómica o daltons. La masa de los electrones se desprecia porque es muy pequeña. El
número de masa atómica se indica con un superíndice a la izquierda del símbolo químico.
La forma común del átomo de oxígeno, con 8 protones y 8 neutrones en su núcleo, tiene un
número atómico de 8 y una masa de 16 uma.

La mayoría de los elementos consisten de una mezcla de átomos con diferente número
de neutrones y por lo tanto de masas diferentes. Estos átomos se llaman isótopos. Los
isótopos de un mismo elemento tienen el mismo número de protones y electrones, sólo varía
el número de neutrones. Los tres isótopos de hidrógeno, 1 H
1 (hidrógeno común), 1
2 H
(deuterio), y 1
3 H (tritio), contienen 0, 1 y 2 neutrones, respectivamente. Debido a que tienen
el mismo número de electrones, todos los isótopos de un elemento dado tienen
esencialmente las mismas características químicas. Sin embargo, algunos isótopos son
inestables y tienden a desintegrarse, o a decaer, en un isótopo más estable (convirtiéndose
por lo general en un elemento diferente); estos radioisótopos emiten radiación durante el
proceso. Utilizando instrumentos sofisticados, los científicos pueden detectar y medir esta
radiación.

Electrones y Orbitales:

Los electrones se mueven en regiones del espacio tridimensional (3-D) del átomo,
denominadas orbitales. Cada orbital presenta un máximo de 2 electrones. Puesto que es
imposible conocer la ubicación de un electrón en un momento determinado, los orbitales se
describen con mayor precisión como “nubes de electrones”, áreas sombreadas, cuya
densidad es proporcional a la probabilidad de que un electrón está presente allí en un
momento determinado. La energía de un electrón depende del orbital que ocupa. Se dice
que los electrones que se encuentran en orbitales con energía similar, están en el mismo
nivel de energía principal, y conforman una capa electrónica.

En general, los electrones en una capa electrónica con una distancia promedio mayor
desde el núcleo tienen mayor energía que los que están en una capa cercana al núcleo. La
razón es que se requiere energía para mantener alejado a un electrón (cargado
negativamente) del núcleo (cargado positivamente). Se dice que los electrones más
energéticos, conocidos como electrones de valencia, ocupan la capa de valencia. La
capa de valencia se representa como el anillo exterior concéntrico en el modelo de Bohr.

Un electrón se puede mover a un orbital más alejado del núcleo al recibir más energía, o
puede ceder la energía y caer a un nivel de energía más baja, en un orbital más cercano al
núcleo. Los cambios en los niveles de energía de los electrones son importantes en la
conversión de energía de los organismos. Por ejemplo, durante la fotosíntesis, la energía
luminosa absorbida por las moléculas de clorofila hace que los electrones se muevan a un
nivel superior de energía.
Imagen I: Movimiento del electrón en el orbital del núcleo de
un átomo. Cada orbital se representa como una “nube
electrónica”. Las flechas etiquetadas como x, y, z forman
los ejes imaginarios del átomo

Reacciones químicas:

El comportamiento químico de un átomo está determinado principalmente por el


número y disposición de sus electrones de valencia. La capa de valencia del hidrógeno o
del helio está llena o completa (estable) cuando contiene 2 electrones. La capa de
valencia de cualquier otro átomo está completa cuando contiene 8 electrones. Cuando la
capa de valencia no está llena, el átomo tiende a perder, ganar o compartir electrones
para completar una capa externa. Las capas de valencia de todos los isótopos de un
elemento son idénticas; por esta razón, tienen propiedades químicas similares y se pueden
sustituir por otro isótopo del mismo elemento en las reacciones químicas (por ejemplo, el tritio
se puede sustituir por hidrógeno común).
Como parte de las reacciones químicas, los átomos pueden conformar moléculas y
compuestos más complejos.

Compuestos y Moléculas:

Dos o más átomos pueden combinarse químicamente. Cuando se combinan los átomos
de diferentes elementos, el resultado es un compuesto químico. Un compuesto químico
consta de átomos de dos o más elementos diferentes combinados en una proporción fija.
Por ejemplo, el agua es un compuesto químico formado de hidrógeno y oxígeno en una
proporción de 2:1. La sal de mesa común, cloruro de sodio, es un compuesto químico
formado por sodio y cloro en una proporción 1:1. Dos o más átomos pueden estar unidos
fuertemente formando una partícula estable llamada molécula. Por ejemplo, cuando se
combinan químicamente dos átomos de oxígeno, se forma una molécula de oxígeno. El
agua es un compuesto molecular, y cada molécula consta de dos átomos de hidrógeno y
uno de oxígeno. Sin embargo, como se verá, no todos los compuestos están formados por
moléculas. El cloruro de sodio (la sal común de mesa) es un ejemplo de un compuesto que
no es molecular.

Formula química simplificada, molecular o estructural:

Una fórmula química es una expresión abreviada que describe la composición química
de una sustancia. Los símbolos químicos indican los tipos de átomos presentes, y el número
de los subíndices indican las proporciones entre los átomos. Existen varios tipos de fórmulas
químicas, cada tipo proporciona información específica.

En una fórmula simplificada (también conocida como una fórmula empírica), los
subíndices indican la mínima proporción de números enteros de átomos presentes en un
compuesto. Por ejemplo, la fórmula simplificada para la hidracina es NH2, que indica una
proporción de 1:2 de nitrógeno a hidrógeno. (Observe que cuando está presente un átomo
de un tipo, el subíndice número 1 no se escribe).

En una fórmula molecular, los subíndices indican el número real de cada tipo de átomo
por molécula. La fórmula molecular de la hidracina es N2H4, lo que indica que cada
molécula de la hidracina está compuesta de dos átomos de nitrógeno y cuatro átomos de
hidrógeno. La fórmula molecular del agua, H2O, indica que cada molécula está formada
por dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno.

Una fórmula estructural muestra no sólo los tipos y número de átomos en una molécula,
sino también su disposición. Por ejemplo, la fórmula estructural del agua es H-O-H.

Masa Molecular:

La masa molecular de un compuesto es la suma de las masas atómicas de los átomos


que componen una única molécula; así la masa molecular del agua, H2O, es (hidrógeno: 2 X
1 uma) + (oxígeno: 1 X 16 uma), o 18 uma. (Debido a la presencia de isótopos, los valores de
la masa atómica no son números enteros, pero para facilitar el cálculo de la masa atómica
se ha redondeado cada valor a un número entero). Similarmente, la masa molecular de la
glucosa (C6H12O6), un azúcar simple que es un compuesto fundamental en el metabolismo
celular, es (carbono: 6 X 12 uma) + (hidrógeno: 12 X 1 uma) + (oxígeno: 6 X 16 uma), o 180
uma.

La cantidad de un elemento o compuesto cuya masa en gramos es equivalente a su


masa atómica o molecular es de 1 mol (mol). Así, 1 mol de agua son 18 gramos (g), y 1 mol
de glucosa tiene una masa de 180 g. El mol es un concepto muy útil porque permite hacer
comparaciones significativas entre los átomos y las moléculas de una masa muy diferente.
La razón es que 1 mol de cualquier sustancia siempre tiene exactamente el mismo número
de unidades, ya sea que estas unidades sean pequeños átomos o moléculas grandes. El
gran número de unidades en un mol, 6.02 X 1023, se conoce como el número de Avogadro
en honor del físico italiano Amadeo Avogadro, quien fue el primero que lo calculó. Así, 1 mol
(180 g) de glucosa contiene 6.02 X 1023 moléculas, al igual que 1 mol (2 g) de hidrógeno
molecular (H2). Aunque es imposible contar cada uno de los átomos y moléculas, un
científico puede calcularlos simplemente pesando una muestra.

El concepto de mol también permite hacer comparaciones útiles entre las disoluciones.
Una disolución 1 molar, que se representa por 1 M, contiene 1 mol de sustancia que se
disuelve en un volumen total de 1 litro (L). Por ejemplo, se puede comparar 1 L de una
disolución 1 M de glucosa con 1 L de una disolución 1 M de sacarosa (azúcar de mesa, una
molécula más grande). Se diferencian en la masa del azúcar disuelto (180 g y 340 g,
respectivamente), pero cada una de éstas tienen 6.02 X 1023 moléculas de azúcar.

Ecuaciones químicas:

En cualquier momento de la vida de un organismo (bacteria, hongo, o una mariposa),


ocurren muchas reacciones químicas complejas. Las reacciones químicas, como la reacción
entre la glucosa y el oxígeno, se pueden describir por medio de ecuaciones químicas:

C6H12O6 + 6 O2 6 CO2 + 6 H2O+ energía


Glucosa Oxigeno Dióxido de carbono Agua

En una ecuación química, los reactivos, sustancias que participan en la reacción,


generalmente se escriben en el lado izquierdo, y los productos, sustancias formadas por la
reacción, se escriben en el lado derecho. La flecha significa “produce” e indica la dirección
en la que ocurre la reacción.

Los compuestos químicos reaccionan entre sí en formas cuantitativamente precisas. Los


números que preceden a los símbolos o formulas químicas (conocidos como coeficientes)
indican el numero relativo de átomos o moléculas que reaccionan. Por ejemplo, 1 mol de
glucosa que se quema al fuego o se metaboliza en una célula reacciona con 6 moles de
oxigeno formando 6 moles de dióxido de carbono y 6 moles de agua. Se pueden realizar
simultáneamente muchas reacciones en la dirección inversa (hacia la izquierda) y en la
dirección hacia delante (a la derecha). En equilibrio dinámico, las tasas de reacción directa
e inversa son iguales. Las reacciones reversibles se indican con flechas dobles:
CO2 + H2O H2CO3
Dióxido de carbono Agua Acido carbónico

En este ejemplo, las flechas se dibujan con diferentes longitudes para indicar que
cuando la reacción alcanza el equilibrio, habrá más reactivos (CO2 y H2O) que productos
(H2CO3).
Enlaces Químicos:

Los átomos se mantienen unidos por fuerzas de atracción llamadas enlaces químicos.
Cada enlace representa una cantidad dada de energía química. La energía de enlace es
la energía que se necesita para romper un enlace químico. Los electrones de valencia
establecen cuantos enlaces se pueden formar de un átomo. Los dos tipos principales de
enlaces químicos fuertes son los enlaces covalentes y los enlaces iónicos.

Enlace Covalente:

Los enlaces covalentes implican compartir electrones entre átomos de manera que
cada átomo queda con su capa de valencia completa. Una molécula consta de átomos
unidos por enlaces covalentes. Un ejemplo sencillo de este tipo de enlace covalente es el
que une a dos átomos de hidrogeno en una molécula de hidrogeno gaseoso, H2. Cada
átomo de hidrogeno tiene 1 electrón, pero se requieren 2 electrones para completar su
capa de valencia. Los átomos de hidrogeno tienen igual capacidad para atraer electrones,
de modo que no se donan electrones entre sí. En cambio, los dos átomos de hidrogeno
comparten sus únicos electrones, así que el par de electrones compartidos son atraídos
simultáneamente por los 2 protones de cada núcleo de hidrogeno. Los 2 electrones giran
alrededor de ambos núcleos atómicos, formando así el enlace covalente que une los dos
átomos. Del mismo modo, se pueden enlazar átomos diferentes con enlaces covalentes
formando moléculas, el resultado es un compuesto covalente.

Enlaces Iónicos:

Algunos átomos o grupos de átomos no son eléctricamente neutros. Una partícula con 1
o más unidades de carga eléctrica se llama ión. Un átomo se convierte en un ion si gana o
pierde 1 o más electrones. Un átomo con 1, 2, o 3 electrones en su capa de valencia tiende
a ceder electrones a otros átomos. Este átomo entonces se carga positivamente, porque su
núcleo tiene más protones que el número de electrones orbitando alrededor del núcleo.
Estos iones con carga positiva se denominan cationes. Los átomos con 5, 6 o 7 electrones de
valencia tienden a aceptar electrones de otros átomos y se convierten en aniones, con
carga negativa.
Se forma un enlace iónico como consecuencia de la atracción entre la carga positiva
de un catión y la carga negativa de un anión. Un compuesto iónico es una sustancia que
consta de aniones y cationes unidos por sus cargas opuestas.

Enlaces de Hidrogeno:

Otro tipo de enlace importante en los organismos es el enlace de hidrógeno. Cuando el


hidrogeno se combina con el oxígeno (o con otro átomo relativamente electronegativo
como el nitrógeno), adquiere una carga parcial positiva debido a que su electrón pasa más
tiempo cerca del átomo electronegativo. Los enlaces de hidrogeno tienden a formarse
entre un átomo con carga parcial negativa y un átomo de hidrogeno que está unido
covalentemente al oxigeno o al nitrógeno. Los átomos que participan pueden estar en dos
partes de la misma molécula o en dos moléculas diferentes. Las moléculas de agua
interactúan unas con otras permanentemente a través de la formación de enlaces de
hidrogeno.

Los enlaces de hidrogeno se forman y se rompen con facilidad. Aunque de manera


individual son relativamente debiles, en conjunto los enlaces de hidrogeno son fuertes
cuando se encuentran en gran número. Además, tienen una longitud y orientación
especifica.

Imagen II: Representación de un enlace o puente de


hidrogeno.
Reacción Redox:

Muchas de las conversiones de energía que ocurren en una célula implican reacciones
en las que se transfieren electrones de una sustancia a otra. La razón es que la transferencia
de un electrón también implica la transferencia de energía de ese electrón. Esta
transferencia de electrones se conoce como una oxidación-reducción, o reacción redox. La
oxidación y la reducción siempre se presentan juntas. La oxidación es un proceso químico
en el que un átomo, ion o molécula pierde uno o más electrones. La reducción es un
proceso químico en el cual un átomo, ion o molécula gana uno o más electrones. (El
término se refiere al hecho de que la ganancia de un electrón resulta en la reducción de
cualquier carga positiva que pudiera estar presente).

Las reacciones redox son simultaneas, porque una sustancia debe aceptar los electrones
que pierde la otra. En una reacción redox, un componente, el agente oxidante, acepta 1 o
más electrones y se reduce. Se conocen otros agentes oxidantes distintos del oxígeno, pero
el oxígeno es tan común que dio el nombre al proceso. Otro componente de la reacción, el
agente reductor, cede 1 o más electrones y se oxida.

Los electrones no se separan fácilmente de los compuestos covalentes a menos que se


elimine un átomo entero. En las células, la oxidación implica con frecuencia la eliminación
de un átomo de hidrogeno (un electrón más un protón que se “van de paseo”) de un
compuesto covalente; y la reducción con frecuencia implica la adición del equivalente de
un átomo de hidrógeno.

Ácidos y Bases:

Las moléculas de agua tienen una ligera tendencia a ionizarse, es decir, disociarse en
iones hidrógeno (H+) y iones hidróxido (OH−). El ion H+ se combina inmediatamente con una
región de carga negativa de una molécula de agua, formando un ion hidronio (H3O+). Sin
embargo, por convención, se utiliza H+, en lugar del H3O+ que es más preciso. En el agua
pura, un pequeño número de moléculas de agua se ionizan. Esta ligera tendencia del agua
para disociarse es reversible por la tendencia de los iones hidrógeno e hidróxido de unirse
para formar agua.
Debido a que cada molécula de agua se separa en un ion hidrógeno y un ion hidróxido,
las concentraciones de los iones hidrógeno y de hidróxido en agua pura son exactamente
iguales (0.0000001 o 107 mol/L para cada ion). Se dice que esta disolución es neutra, es decir,
ni ácida ni básica (alcalina).

Un ácido es una sustancia que se disocia en una disolución acuosa, en iones de


hidrógeno (H+) y aniones. Un ácido es un donador de protones. (Recuerde que un ion
hidrógeno, o H+, no es más que un protón). El ácido clorhídrico (HCl) es un ácido inorgánico
común.

Una base se define como un aceptor de protones. La mayoría de las bases son
sustancias que se disocian en un ion hidróxido (OH−) y un catión cuando están disueltas en
agua. Un ion hidróxido puede comportarse como una base al aceptar un protón (H+) para
formar agua. El hidróxido de sodio (NaOH) es una base inorgánica común. Algunas bases no
se disocian directamente en iones hidróxido. Por ejemplo, el amoniaco (NH3) se comporta
como una base al aceptar un protón del agua, para formar un ion amonio (NH4+) y liberar un
ion hidróxido.

pH:

El grado de acidez de una disolución se expresa generalmente en términos del pH, que
se define como el logaritmo negativo (de base 10) de la concentración de iones hidrogeno
(expresada en moles por litro):
pH = −log10[H+]

Los corchetes indican concentración, por lo tanto, el termino [H+] significa “la
concentración de iones hidrogeno”, que se expresa en moles por litro, porque corresponde
a la medida de mayor interés practico. Debido a que el rango de valores posibles de pH es
amplio, el uso de una escala logarítmica (con una diferencia de 10 entre unidades sucesivas)
es más conveniente que el de una escala lineal. El pH tiene una escala de medida de 0 a 14,
siendo la escala de 7 el pH neutro.
Imagen III: Valores de pH de algunas disoluciones
comunes.

Compuestos Orgánicos:

Moléculas que tienen un esqueleto de carbono a las cuales se le unen grupos de


átomos de C, H, O y otros grupos funcionales.

El carbono tiene propiedades exclusivas que permiten la formación de las cadenas


carbonadas de las grandes y complejas moléculas esenciales para la vida. Dado que un
átomo de carbono tiene 4 electrones de valencia, puede completar su capa de valencia
formando un total de cuatro enlaces covalentes. Cada enlace puede unirse a otro átomo
de carbono o a un átomo distinto. El átomo de carbono es el más apropiado para
conformar las cadenas carbonadas de las grandes moléculas debido a que los enlaces de
carbono-carbono son fuertes y no se rompen fácilmente. Sin embargo, estos enlaces no son
tan fuertes como para que su rompimiento sea imposible en las células. Los enlaces de
carbono a carbono no se limitan solo a enlaces sencillos (aquellos que comparten un par de
electrones). Dos átomos de carbono pueden compartir dos pares de electrones, formando
enlaces dobles, mientras que en algunos compuestos se forman enlaces triples de carbono
a carbono.

Una razón del gran número de compuestos posibles que contienen carbono, es el hecho
de que los mismos componentes se pueden unir siguiendo más de un patrón, con lo que se
genera una variedad aun mayor de formas moleculares. Los compuestos con la misma
fórmula molecular pero estructuras diferentes y por tanto, con propiedades distintas, se
llaman isómeros. Los isómeros no tienen propiedades físicas o químicas idénticas y pueden
tener diferentes nombres comunes. Las células pueden distinguir los isómeros, ya que por lo
general solo uno de ellos es biológicamente activo. Los isómeros pueden ser de tres tipos:
estructurales, geométricos y enantiómeros.

Imagen IV: Algunas Moléculas Orgánicas.

Carbohidratos (glúcidos o azucares):

Son moléculas formadas por C, H y O, azucares pequeños solubles en agua, son la


fuente más importantes de energía para los seres vivos, además constituyen sustancias
esenciales de la estructura celular. Se clasifican en:

Monosacáridos o azucares simples:

Son moléculas que no pueden ser hidrolizadas en moléculas más simples. Se clasifican
de acuerdo con la longitud de las cadenas de carbono, las cuales tienen desde tres
carbonos (triosas), tales como el gliceraldehido; azucares con cuatro carbonos (tetrosas),
azucares con cinco carbonos (pentosas), azucares con seis carbonos (hexosas), etc. Entre
los monosacáridos más conocidos están la glucosa (C6H12O6), la fructuosa y la galactosa.
Los monosacáridos pueden contener en su estructura grupos funcionales como aldehídos
CHO (aldosas) o cetosas.

Imagen V: Moléculas de Monosacáridos.

Disacáridos u oligosacáridos:

Están formados por dos monosacáridos unidos por un enlace glucosídico. Al unirse dos
moléculas de azúcar, se pierde una molécula de agua. La sacarosa (azúcar común) está
ampliamente distribuida en la naturaleza y se usa en la alimentación. Otro disacárido
familiar es la lactosa que se encuentra presente en la leche de los mamíferos (incluyendo
al hombre). La maltosa es el disacárido que está formado por la unión de dos moléculas de
glucosa y aparece en nuestro tubo digestivo cuando iniciamos la digestión de los alimentos.
SACAROSA MALTOSA

LACTOSA

Imagen VI: Moléculas de Disacáridos Común.

Polisacáridos:

Polímeros formados por la unión de muchos monosacáridos. Funcionan como reservas


energéticas tanto en plantas como en animales, mientras que otros actúan
como funciones estructurales, es decir, dan forma y firmeza a ciertos organismos. Entre los
polisacáridos representativos se encuentran:

Almidón: Polisacárido de reserva de las plantas, formado por la unión de cientos de


unidades de glucosa. Cuando las células de las hojas producen azúcares mediante
la fotosíntesis, almacenan una parte de ellos como almidón y otra la envían a las raíces y las
semillas.
Glucógeno: Se almacena como fuente de energía en el hígado y los músculos de
animales, entre ellos los seres humanos.

Celulosa: Funciona como elemento estructural en la célula vegetal al formar parte de la


pared celular, brindándole sostén y protección. También es importante como materia
prima para la fabricación de papel.

Quitina: Es resistente y ligeramente flexible, proporciona soporte a los cuerpos, por lo


demás blandos, de los artrópodos (insectos, arañas, etc.) y los hongos.

Lípidos (ácidos grasos):

Compuestos solubles en solventes orgánicos como el cloroformo, la gasolina etc., por su


importancia biológica tienen funciones como moléculas estructurales de las células, sirven
como medio de reserva energética, son aislantes térmicos al formar una capa ubicada
debajo de la piel de muchos animales. Se clasifican en tres grupos:

Triglicéridos: Se almacenan como gotas en el citoplasma celular y sirven como fuente de


energía; conformados por tres ácidos grasos y glicerol u otro alcohol. En la célula existen tres
tipos de triglicéridos tales como los aceites, ceras y grasas. Los primeros son lípidos
insaturados, líquidos a temperatura ambiente; las ceras, en lugar de glicerol
contienen alcoholes de cadena larga y a temperatura ambiente son sólidas. Las grasas son
lípidos saturados y a temperatura ambiente son sólidos.

Fosfolípidos: Son similares a los triglicéridos; constituyen el componente principal de las


membranas celulares.

Esteroides: Constan de cuatro anillos de carbono unidos a diferentes grupos funcionales.


Forman estructuras de soporte y actúan como hormonas, por ejemplo el colesterol.
Aminoácidos:

Los aminoácidos son biomoléculas conformadas por C, H, O, N y ocasionalmente S.


Todos los aminoácidos tienen dos grupos funcionales unidos al mismo átomo de carbono:
un grupo carboxilo (-COOH) y un grupo amina (-NH2). Forman cadenas muy largas dando
origen a las proteínas, las cuales son biomoléculas de las que dependen la estructura y
muchas funciones celulares. Por ejemplo, forman la membrana celular, junto con los
fosfolípidos, y son los catalizadores de las reacciones químicas celulares llamados enzimas.
Existen 20 aminoácidos que forman parte de los seres vivos entre estos:

Aminoácido Símbolo Aminoácido Símbolo

Alanina A Metionina M

Cisteína C Asparadina N

Ácido Prolina
D P
aspártico

Ácido Glutamina
E Q
glutámico

Fenilalanina F Arginina R

Glicina G Serina S

Histidina H Treonina T

Isoleucina I Valina V

Licina K Triptofano W

Leucina L Tirosina Y

Tabla II: Aminoácidos con sus símbolos.

Proteínas:

Los aminoácidos se unen químicamente entre sí mediante una reacción de


condensación que une el carbono del grupo carboxilo de una molécula con el nitrógeno
del grupo amino de otra. Este enlace covalente carbono-nitrógeno entre dos aminoácidos
se llama enlace peptídico. Cuando se unen dos aminoácidos, se forma un dipéptido; una
cadena más larga de aminoácidos es un polipéptido. Una proteína consta de una o más
cadenas poli peptídicas. Cada polipéptido tiene un grupo amino libre en un extremo y un
grupo carboxilo libre (del ultimo aminoácido de la cadena) en el otro extremo. Los demás
grupos amino y carboxilo de los monómeros de aminoácido (excepto los de las cadenas
laterales) forman parte de los enlaces peptídicos. Un polipéptido puede contener cientos de
aminoácidos, unidos entre sí en un orden lineal específico. La cadena poli peptídica incluye
la secuencia repetitiva.

Las cadenas poli peptídicas que forman una proteína se pliegan para formar una
macromolécula con una conformación o forma 3-D especifica. Algunas cadenas
polipeptídicas forman largas fibras. Las proteínas globulares están plegadas de forma muy
compacta formando estructuras más o menos esféricas. Existe una relación muy estrecha
entre la conformación de una proteína y su función. Por ejemplo, una enzima típica es una
proteína globular con una forma determinada que le permite catalizar una reacción
química específica. De manera similar, la forma de una hormona proteínica le permite unirse
a los receptores en sus células objetivo (las células sobre las que actúa la hormona). Los
científicos reconocen cuatro niveles de organización principales en las proteínas: primario,
secundario, terciario y cuaternario.

La secuencia de aminoácidos, unidos por enlaces peptídicos, es la estructura primaria


de la cadena polipeptídica. Esta secuencia está determinada por las instrucciones de un
gen.

La estructura secundaria de una proteína es en forma de hélice y pueden ser α y β. Los


polipéptidos presentan regiones con alguna de las formas regulares de la estructura
secundaria, como la hélice- α y la lámina plegada- β. Las designaciones α y β se refieren
simplemente al orden en el que estos dos tipos de estructuras secundarias se descubrieron.
La estructura hélice- α es la región donde la cadena polipeptídica adquiere la forma de
espiral helicoidal uniforme. Esta estructura se forma y mantiene debido a la formación de
enlaces de hidrógeno entre los aminoácidos de cada una de las vueltas o giros sucesivos de
la espiral.
En la lámina plegada- β, los enlaces de hidrógeno se forman entre cadenas
polipeptídicas diferentes, o en una misma cadena polipeptídica que se dobla hacia atrás
sobre sí misma en distintas regiones.

La estructura terciaria de una molécula proteínica corresponde a la forma global que


toma por cada una de sus cadenas polipeptídica. Esta estructura 3-D está determinada por
cuatro factores principales, que implican interacciones entre los grupos R (cadenas laterales)
de la misma cadena poli peptídica. En estas interacciones se incluyen tanto las débiles
(enlaces de hidrógeno, enlaces iónicos e interacciones hidrófobas) como los enlaces
covalentes fuertes.

Muchas proteínas funcionales están compuestas de dos o más cadenas polipeptídicas,


que interactúan entre sí de manera específica para formar la molécula biológicamente
activa. La estructura cuaternaria es la estructura 3-D resultante. Los mismos tipos de
interacciones que producen las estructuras secundaria y terciaria contribuyen también a la
estructura cuaternaria; entre ellas se incluyen los enlaces de hidrógeno, enlaces iónicos,
interacciones hidrófobas y puentes disulfuro.
Bibliografía a consultar:

 Solomon E., Berg L., Martin D., (2013). Biología. CengageLearning Editores. Novena
Edición. México. Santa Fe.
 Mathews C., Holde K. E., Ahern K., (2002). Bioquímica. Editorial Pearson. Tercera Edición.
Madrid. España.
 Wade L. G., (2004). Química Orgánica. Editorial Pearson. Quinta Edición. Madrid.
España.
 W.Hill,J. (1998). Química. Pearson. Madrid. España.

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