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El tesoro perdido... ¿y encontrado?

En un pueblo de animales llamado Animalópolis, hace años y años que se habla del mismo tema: un tesoro
perdido que nadie ha podido encontrar. ¿En qué consistirá ese tesoro? ¿Será algo muy valioso? Nadie lo
sabe. El conejo cree saber dónde está, pero, en realidad, siempre dice cualquier cosa: «Está en la cocina del
gato... ¡Ah, no! Está en el baño del conejo.... ¡Ah, no! Está en el auto del pato». El elefante, muy elegante,
pasea por la ciudad pensando y pensando. De tanto pensar, se queda dormido en el medio de la calle
roncando. Y así ocurre todos los días.

Hoy en Animalópolis un caballo de cola larga y peluda dijo:

«Vengo de hablar con una persona y traigo una noticia muy importante. Animalos, animalas y animales, he
descubierto que el tesoro no está acá, en nuestro pueblo. Está escondido a unos pocos kilómetros, (En el
patio de la Escuela Básica Nº 5321 Santa María), así que nuestro trabajo está finalizado. Ahora lo que
queda de esta aventura está en manos de un grupo de alumnos/as muy curiosa llamada
(…………………………………..) y son quienes lo va a buscar hasta encontrarlo. Nosotros, los animales,
estamos muy intrigados por saber cuál es el tesoro. Por eso, le pedí que después nos llamara por teléfono
para contarnos las novedades. No se preocupen».

Los animales no podían creerlo, tantos años buscando y, finalmente, ni siquiera estaba en su pueblo. Es por
eso que se juntaron todos para alentar a la persona que descubrirá el tesoro. Le armaron un mapa para
ayudarlo y cantaron: «A buscar se ha dicho, que el camino es muy curioso y el tesoro es precioso».

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