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El Sentido de la Vida

Recopilación de Charlas y Comentarios de Silo

Andrés K.

Parques de Estudio y Reflexión Punta de Vacas

andreskoryzma@gmail.com

Versión enero 2023

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El Sentido de la Vida
Recopilación de Charlas y Comentarios de SILO

Estos extractos, ordenados cronológicamente, hay que comprenderlos en el


contexto y fecha en que se emitieron. Recopilación incompleta y no
necesariamente fidedigna de charlas y comentarios de Silo.

Basado principalmente en los archivos digitales de Alejandro Tracchia


(www.archivosilo.org)

Versión 6 enero 2023

Andrés K.

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La Arenga Prohibida
20 julio 1969

Es necesario acallar los signos y las oraciones para escuchar en el silencio el


mensaje de dios hecho verdaderamente hombre.
Cuando rompas con tus viejos ídolos te quedarás muy solo, medita entonces
en silencio y en esta meditación trata de no ver, de no escuchar y dios se hará
hombre en ti.
Toda religión que encadena los sentidos te lleva a la opresión. Solo la Religión
Interior te hará sentir la armonía del universo y el sentido de la vida. Solo ella
te hará libre.
En esta América, continente largo, por fusión de razas y de sangres, surge un
contenido y un significado para devolver al mundo.
América helada y abrasada, desierta y plana, encrespada y hundida, contraste
y síntesis del ser humano ha sonado la hora de tu misión.
¡Despierta y levántate!
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Meditación Trascendental Cuarta conferencia.


Buenos Aires 19 agosto 1972

Pregunta: “Los últimos 1972 años de Occidente están regidos por el mito del
envío del hijo de Dios a la Tierra, muerto y resucitado para la salvación de los
hombres. Este mito jerarquizó la vida y le dio sentido. Creo que es evidente que
este mito está tocando a su fin. ¿Cuál será, según usted, el mito que vuelva a
dar sentido a nuestra existencia? ¿Hay alguno?”

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Yo no sé si estos 1972 años de Occidente han sido regidos por el mito del
enviado del hijo de Dios, o si una casta sacerdotal utilizó ese mito, o si el
proceso histórico mismo fue moviéndose simultáneamente con el mito y el mito
no determinó el proceso... todo esto no lo sé. Lo que sí sé es que ese mito, en
algún sentido, puede haber jerarquizado la vida en algún momento histórico.
También pienso que este mito (como todo ensueño; un ensueño social,
salvacionista, una especie de núcleo de ensueño de Occidente) le dio sentido
a la vida de mucha gente, como dan sentido los ensueños.

Y dice él: “creo que es evidente que este mito está tocando a su fin”, tal vez se
esté desgastando este ensueño. Es muy probable que este ensueño se esté
desgastando ahora más que nunca, “¿cuál sería, según usted, el mito que
vuelva a dar sentido a nuestra existencia?” ¿Hay alguno?” Puede ser que haya
algún nuevo mito que pueda dar sentido a nuestra existencia, ¿pero qué
quiere usted? Si quiere un nuevo ensueño que de sentido a su existencia,
puede lograrlo. Hay religiones; hay cada día más superchería; hay conciencia
emocionada, conciencia mágica, conciencia salvacionista, conciencia
mesiánica... ¡claro que la hay! ¿Quiere usted eso? ¿O quiere tener conciencia
de usted mismo y descubrir sus conflictos?

Yo creo que hay nuevos mitos y va a haber nuevos mitos, pero no creo que eso
vaya a solucionar el conflicto del hombre. Ahora se trata de que el hombre
empiece a pensar por sí solo, sin custodias de ningún tipo; ni templos; ni
sacerdotes; ni fetiches, ¿no es cierto? No es éste el problema, si de algún mito
va a salir nuestra salvación, si de algún ensueño va a haber una nueva
orientación del hombre. Nuestro problema es ver la raíz de los conflictos, es
aprender a ver y es tomar conciencia de sí mismo.

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Sinoptico Siloista 1973

Objeto, consecuencias y composición de la doctrina

La doctrina da respuestas totalizadoras sobre el mundo, la historia, el hombre y


el sentido de la existencia. La doctrina permite elaborar sistemas de trabajo
que son las prácticas y las disciplinas necesarias para el conocimiento y
desarrollo del hombre. A su vez, el ejercicio de las prácticas y disciplinas
enriquece y amplía el cuerpo doctrinario. La doctrina consta básicamente de
leyes, un método y varias teorías sobre el universo, la vida, la historia y el
hombre.

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La Forma mental, El Mirador junio 1974

La forma mental se vincula con las profundidades más profundas del ser
humano, incluso con el sistema de reflejos incondicionados (entre ellos el
instinto de conservación).

La verdadera transmutación se produce cuando incluso se puede ir,


conscientemente en contra del sistema de instintos y reflejos incondicionados.
Así vemos que la transmutación de J.C. se produce en el Huerto de los Olivos,
donde J.C. vacila antes de aceptar la necesidad superior de su propia muerte,
lucha interna que termina con las palabras: “Padre hágase tu voluntad”. Ese es
el momento de la transmutación, de la ruptura de la forma mental. Estas cosas
se pueden ver mejor en el cristianismo que en el budismo, porque J.C. es
presentado de una manera más humana. Así, el rechazo de las tentaciones
que durante su ayuno efectúa frente al demonio, significa la ruptura con los
mecanismos de los ensueños de poder, gloria, riqueza, etc. Es como si cada
vez se fueran produciendo transformaciones más profundas, hasta llegar a la
del Huerto de los Olivos, donde J.C. rompe incluso con el instinto de
conservación.

Esta actitud se diferencia de la del héroe, ya que éste puede llegar a sacrificar
su vida por la fuerza del ensueño y no por su clara y libre comprensión. En el
héroe no se produce la ruptura de la forma mental porque no hay una
comprensión profunda del sentido de la existencia, no hay el reconocimiento
del plan.

Lo dicho se vincula con el cuadernillo del CRI, cuando se dice que por amor y
compasión se puede llegar al sacrificio, sin contradicción, hasta de la propia
vida.

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Bogotá, Colombia, 1974 Charla sobre el sistema de G. I. Gurdjieff

En La Mirada Interna está explicado. Si lees este párrafo: “Aquí se cuenta


cómo al sinsentido de la vida se lo convierte en sentido y plenitud”, etc. Dice
que sabe cómo se siente el otro, él no se siente así, porque ya salió del
sinsentido y dice cómo era y en varios días va descubriendo esa gran
paradoja: “En muchos días llegué yo a la luz desde las oscuridades más
oscuras, guiado no por enseñanza sino por meditación”. Ahí está, barre con el
problema de la fuerza. Toda justificación, etc., los intereses, la crueldad, etc., y
empieza descubrir todo ese tipo de cosas, Por ejemplo, fíjense son
experiencias muy importantes que seguramente todos ustedes han tenido, les
ha pasado; eso es señal de que ustedes podrían haber elaborado todo un
sistema verdadero de trabajo y una concepción de la verdad.

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“A veces me he adelantado a hechos que luego sucedieron. A veces he
captado un pensamiento lejano”... lo que ellos llaman telepatía. “A veces he
descrito lugares que nunca visité. A veces he contado con exactitud lo que
sucedió en mi ausencia. A veces una alegría inmensa me ha sobrecogido”. Les
tiene que haber pasado. “A veces una comprensión total me ha invadido. A
veces una comunicación perfecta con todo me ha extasiado y un amor total me
ha sobrepasado. A veces he roto mis ensueños y he visto la realidad de un
modo nuevo. A veces he reconocido como visto nuevamente algo que veía por
primera vez. Y todo ello me ha dado qué pensar”. Todas estas cosas que me
han pasado, en lugar de dejarlas como la gente, que te pasen... Todo esto me
ha dado qué pensar. Todo este tipo de cosas y ahí empieza la cosa, empiezo a
desarrollarla. Que no puedo tomar por real lo que veo en ensueños, tampoco lo
que veo en semi-sueño, ni lo que veo despierto pero ensoñando y así voy
desarrollando hasta que se llega a la presencia de la fuerza.

“Cuando estaba realmente despierto iba escalando de comprensión en


comprensión. Cuando estaba realmente despierto y me faltaba vigor para
continuar en el ascenso, podía extraer la fuerza de mí mismo, pues toda la
fuerza de mi ser estaba en mi cuerpo. Esta energía circulaba y era más veloz e
intensa que la sangre. Descubrí que la energía se concentraba en los puntos
de mi cuerpo cuando estos actuaban y se ausentaba cuando en ellos no había
acción”.
Esto que descubrí en la energía de mi cuerpo es lo que descubrieron los
brahmanes cuando se pusieron a meditar luego de haber tenido fenómenos de
esa naturaleza. Se pusieron a meditar en distintas partes del mundo,
pensadores, estudiosos se pusieron a investigar. De manera que sin conexión
entre sí, todos descubrieron que había fenómenos raros y que no podían
confundir lo real con lo que imaginaban y tampoco podían creer que era real lo
que soñaban y que además al mover el cuerpo se producía un tipo de energía
en los puntos que se movía; la energía surgía y en los puntos que no se movía
la energía faltaba. Todo esto lo hemos descubierto nosotros, lo ha descubierto
todo pensador profundo que en búsqueda e investigación constante se haya
‘atenido a los datos de la percepción’.

De modo que en este sentido (que es el problema de la fuerza), está bastante


explicado que en todo ser humano está potencialmente lo que luego se ha
llamado ‘Escuela’. La Escuela no es un edificio, no es un conjunto de normas,
de reglas y demás, sino que la Escuela surge en el momento en que surgen
experiencias profundas y se investigan esas experiencias y se las trabaja para
desarrollarlas. Ahí está en germen de la Escuela. Lógicamente unos la
desarrollan de un modo y otros de otro. Así cuando vemos una tribu primitiva
que adora al Sol, que hace sus ritos y todo aquello, ahí aún en esos ritos está
el origen de la Escuela, que luego un pensamiento vasto puede desarrollar
como un gran sistema o simplemente se deriva en superchería, porque en ese
origen de la Escuela está el origen del desarrollo, también una línea; pero está
el origen del sueño profundo, del desvío, de la caída en las profundidades de la
mente. Así que nos encontramos con un baile Vudú, una macumba, todo
aquello y en el origen de todo ello hay seguramente la percepción profunda que
derivó en eso. Y en esa misma percepción hay el origen de un pensamiento
que se desarrolló y luego se elaboró. Ese es el asunto.

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Libro Meditación Trascendental


Comentario final (Edición española 1975)

Como podemos entrever a través de estas cuatro conferencias, la Meditación


Trascendental es sólo un punto situado dentro de un contexto mucho mayor.
Contexto desarrollado por Silo y sus colaboradores durante los últimos años.
Esta estructura mayor se fundamenta en cuatro leyes universales, un método y
varias teorías sobre el universo, la vida, la historia, el hombre y el sentido de la
existencia, elaboradas -a partir de la experiencia- mediante un complejo
sistema de pensamiento denominado Morfología. Permite generar sistemas de
trabajo necesarios para el conocimiento y desarrollo del hombre, cuyo ejercicio
a su vez enriquece y amplía el sistema a partir del cual han surgido.
Si bien resulta imposible resumir la teoría general en breves líneas, podríamos
verla así:
La Luz (en sentido amplio, no solamente la luz percibida por el ojo) es la
esencia de todo lo existente. Las diferencias entre las distintas formas de
energía y materia, son solo diferencias en la densificación o sutileza de la Luz.
A su vez todo cuerpo material posee distintos niveles de Luz primordial. Los
animales tienen sobre los vegetales y los minerales una mayor capacidad y una
mejor organización de esa Luz. Cuando la Luz primordial se manifiesta, lo hace
como “Fuerza” y su acción se percibe en el mundo material. El ser humano
particularmente, puede manifestar esa Fuerza a veces accidentalmente pero en
especial mediante su correcto conocimiento y adiestramiento.
La Luz primordial hace que todos los seres estén conectados entre sí. Es
anterior al nacimiento de cualquier ser y crea la estructura dentro de la cual se
organiza el ser en nacimiento. Cualquier desorganización de esa estructura,
crea la desorganización del ser aún en su aspecto más material.

Según esta teoría, en un punto de convergencia de la Luz se produjo la


explosión que dio lugar al nacimiento y expansión del Universo. Esta expansión
es curva y al acelerarse los cuerpos comenzarán a convertirse nuevamente en
Luz hasta convexionar en un punto o nuevos puntos, de donde resultarán
nuevas explosiones creativas. Estos centros creativos generarán las formas,
las estructuras dentro de las cuales se irán organizando los nuevos seres,
densificándose progresivamente, para luego evolucionar a niveles más altos
con el paso del tiempo y continuar el proceso creativo. Así pues, la creación no
ha terminado sino que continúa desarrollándose. Las aparentes destrucciones
son momentos de un proceso mayor creativo.
En toda la evolución, desde el centro creativo al ser vivo, se repitió el mismo
esquema: un “centro de gravedad” que irradia y alrededor del cual se organizan
los sistemas.
A partir del ser vivo, la Luz que fue densificándose paulatinamente comienza a
evolucionar nuevamente, registrándose de ese modo un gran ciclo creativo
desde la caída al ascenso de la Luz.
Configurando el núcleo o centro celular, éste fue ordenando a toda la célula en
torno suyo y luego de repetidas divisiones fue “grabado” un código de
adaptación o memoria genética capaz de dirigir y luego especializar funciones
de nutrición, reproducción y locomoción.

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Desde las formas ameboidales siguió la evolución y la superación de lo viejo
por lo nuevo hasta que hacia el período cuaternario surgieron los seres
antropomorfos netamente configurados luego de numerosos intentos de la
naturaleza para producir este tipo de ser denso adaptable a las condiciones del
medio actual.
En los primates, la separación de los dedos y la oposición del pulgar permitió la
especialización de funciones cerebrales que complicaron las relaciones del
circuito nervioso, produciéndose nuevos saltos evolutivos en la mente animal,
organizándose en ellos progresivamente la luz de la inteligencia.
A partir de un tronco común, varias ramas antropomorfas se desarrollaron
independientemente, extinguiéndose unas y perfeccionándose otras; tal es el
caso del “homo sapiens”, pariente del mono pero no descendiente de él. En el
“homo sapiens” se manifestaron distintas razas que hoy convergen hacia un
“centro de gravedad” de la especie, produciendo paulatinamente un hombre
sintético nuevo. En tal ser, los caracteres genéticos progresivos de las distintas
razas harán su aportación, eliminándose los regresivos por simple evolución.
Seguramente se producirá un nuevo salto evolutivo en lo biológico, mientras
que por primera vez el ser vivo podrá controlar su propia evolución.
El hecho de haber llegado el hombre a ser un animal sobre todo histórico, a
diferencia de otras especies, le coloca en situación no sólo de acumular
experiencias anteriores sobre sus reflejos e instintos sino, sobre todo, le pone
en situación de poder modificar su estructura biológica y mental.
El proceso histórico general arranca con los grupos aislados de recolectores y
cazadores que van complementándose con otros grupos y luego se sintetiza
hacia “un centro de gravedad” en el que comienza a surgir una cultura o
civilización. Esta sigue la ley de ciclo hasta que se desintegra. Los factores
progresivos pasan a la civilización siguiente, observándose a lo largo del
proceso a todas las civilizaciones convergiendo hacia una civilización sintética
planetaria.
Individualmente, en la estructura del ser humano se desarrolla la motricidad a
partir de los instintos y reflejos, posteriormente se manifiesta la emotividad y,
por último, el intelecto. Sin duda que un salto cualitativo nuevo debe producir el
surgimiento de una función superior sintetizadora, siguiendo el esquema de los
centros creativos y de la expansión de esos centros.

Las funciones en el ser humano se encuentran localizadas en determinadas


áreas del sistema nervioso, que tienen relación con distintas glándulas. Estas
áreas o “centros” actúan como colectores, transformadores y distribuidores de
“energía psicobiológica”. Todos ellos pueden ser estudiados en sus partes y
subpartes; están conectados entre sí y se mueven de continuo con ritmos
propios, aunque sincronizadamente. De modo que a toda variación en uno
corresponden variaciones en el conjunto.
En la medida en que un centro, y una parte específica del mismo, absorbe la
mayor cantidad de energía, en desmedro del consumo de los otros, surgen en
el ser humano los diferentes niveles de conciencia: sueño, semisueño, vigilia,
conciencia de sí y conciencia objetiva.

Los ensueños o fantaseos, que pueblan la conciencia del hombre en el estado


de vigilia, surgen como respuestas no-racionales a estímulos internos o
externos, modulados según cadenas asociativas a modo de compensaciones

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por deficiencias de situación, que se movilizan por acción de los distintos
centros.
En este amplio contexto resulta fundamental la presencia del núcleo de
ensueño, como respuesta general y difundida a estímulos particulares que se
organizan estructuralmente en la conciencia; siendo el que rige los ideales,
finalidades y aspiraciones en cada etapa de la vida del individuo. De ahí, la
importancia de desplazar el núcleo mecánico por otro que polarice a toda la
estructura humana hacia el desarrollo y la evolución individual y de toda la
especie.

Volviendo al desarrollo anterior, se considera que todo ser vivo está rodeado
por un campo de energía que circula en torno a él como si el cuerpo fuera con
respecto al campo su “centro de gravedad”. Cada célula está rodeada,
asimismo, por su campo. Ciertas agrupaciones de tejidos multiplican el efecto
del campo; tal es el caso de los plexos nerviosos o centros en torno a los
cuales se organizan vórtices de energía. Existen, por lo menos, dos tipos de
pasaje de energía en un cuerpo organizado: la circulación externa a él y la que
se desplaza de vórtice en vórtice. Cada plexo, ya en particular, reproduce el
esquema por cuanto la energía se desplaza en torno a él y también
internamente.
Las acciones entre cuerpo y campo son recíprocas, y cualquier modificación en
uno provoca una alteración concomitante en el otro. La energía del campo
puede sobrecargar o eludir plexos. En tales casos, se producen disfunciones
corporales, dando lugar a diversas enfermedades o dolencias.
Por la relación del campo con los centros y sus actividades puede
comprenderse la importancia del trabajo armónico de todas las funciones en el
ser humano. El trabajo de uno o varios centros en desmedro del trabajo de los
otros, la contradicción entre intelecto, emotividad, motricidad y sexo, provoca
desarticulación en el campo y también disfunción corporal. Los actos unitivos
armonizan y le dan cohesión al campo, operando todo él en sentido centrípeto.
Los actos contradictorios disocian el campo, operándose fuerzas centrífugas
desintegradoras del conjunto.

El estado de conciencia de sí permite colocarse frente a las contradicciones en


otra situación mental, siendo así capaz de eliminar el sufrimiento. En ese
sentido, el esfuerzo por el logro y la consolidación de la conciencia de sí
cumple en el mejor sentido con la formación de actos unitivos, centrípetos. La
unidad que progresivamente va dando ese estado es la que internamente se
registra como la formación de un “algo” nuevo en uno, de un centro de
gravedad en torno al cual se despliega el quehacer vital. A partir de la
conciencia de sí se puede hablar de desarrollo.
Vistas así las cosas, toda una larga serie de trabajos de autoconocimiento,
corrección y superación de dificultades en el funcionamiento de los centros y
ampliación de la conciencia, hallan su razón de ser no en el mero hecho de
lograr un mayor grado de conciencia en la persona, sino en la radical diferencia
de estructurar un “algo” unitivo susceptible de desarrollo. En tanto que las
llamadas “Disciplinas” se encargan del desenvolvimiento de esa unidad
cualitativamente distinta.

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A fin de aprehender las Disciplinas -entre las que se encuentra incluida la
Meditación Trascendental-desde otro punto de vista, veamos lo que se
entiende por Forma Mental:
Si observamos la conversación entre un campesino y un hombre de ciudad, no
solo veremos diferencias en cuanto a los datos, en la información que cada uno
maneja, sino en la manera de articular estos datos. Ahí vemos la Forma Mental
como una forma vacía que va articulando los datos de un modo distinto,
aunque ambos tengan igual percepción. Esto, que también se observa en las
diferentes formas de mentar de las distintas generaciones, resulta más
evidente aun comparando especies.
Esta Forma Mental, que constituye la estructura básica del siquismo humano,
su más profundo sustrato, vinculándose incluso con el sistema de reflejos
incondicionados (entre ellos el instinto de conservación), es inmóvil y
corresponde al desarrollo biológico de la especie en su camino evolutivo y a la
particularización histórica y cultural de la que participa cada ser humano.

Podríamos definir la Forma Mental -que descubrimos en su última reducción en


el quinto paso de la Meditación Trascendental, desarrollado en el presente
libro- como el sistema de presupuestos y creencias propio de un individuo,
grupo o pueblo, dado por el nivel generacional de una determinada cultura.
Cuanto más profunda, más difícil de percibir es y también más difícil que sufra
modificaciones; su mayor permanencia hace que los contenidos de conciencia
mantengan sus sistemas de relaciones y que estos se modifiquen con el
cambio de Forma Mental .
En la Forma Mental están los límites, los ámbitos internos de la conciencia. Su
modificación implica una transformación formal de los mecanismos de
conciencia.
Hoy la Humanidad toca límites con esa Forma Mental y es necesario un nuevo
salto cualitativo en estas profundidades del hombre. No sería, entonces, la
transformación que se presiente un cambio de teorías, de sistemas, sino un
cambio en la Forma Mental de la especie humana. A este cambio se le
denomina Transmutación.

A nivel individual, la verdadera transmutación se produce cuando incluso se


puede ir conscientemente en contra del sistema de instintos o reflejos
incondicionados, por una comprensión profunda del sentido de la existencia;
actitud por completo diferente a la del héroe, ya que éste puede llegar a
sacrificar su vida por la fuerza del ensueño y no por su clara y libre
comprensión, y a la de casos de locura furiosa, en la que se da una ruptura de
la Forma Mental no querida ni comprendida por el sujeto. Por amor y
compasión se puede llegar conscientemente al sacrificio -sin contradicción-
hasta de la propia vida.

Existen -siempre según H. van Doren- cuatro manifestaciones de un mismo


Principio que es inasible-en-sí-mismo: la Forma, la Mente, la Energía y la
Materia. Cada Disciplina orienta hacia la transformación a partir de una de
estas cuatro manifestaciones. Así la Meditación Trascendental lo hace desde la
Mente, H. van Doren no se refiere ya con exclusividad al hombre, sino que lo
hace pensando en esa “inteligencia universal”, en ese “plan” u “orden universal”
que se encuentra tanto en el reino animal, vegetal o mineral.

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Puede considerarse a la Meditación Trascendental como un gran sistema de
liberación. Si los niveles de comprensión y permanencia fueran adecuados en
el hombre corriente podría abocarse de inmediato a la Meditación
Trascendental, pero ese no es el caso, de allí la explicación de todo un sistema
de prácticas menores.
Hemos hecho todo este desarrollo -que no resultará ajeno a cualquier
estudioso serio de la fisiología y la sicología profunda oriental y occidental o del
origen de las religiones- para encuadrar la Meditación Trascendental dentro del
amplio contexto en que se incluye, lo que no merma en nada la importancia
trascendente que ésta encierra en sí misma.

Madrid, febrero de 1975.


El Editor
…………………………………..

Acerca del preguntar correctamente. México, marzo 1975


Segunda Charla Mario y gringos

Son numerosos los seres humanos en el mundo que tienen noción del sin
sentido de la vida y sin embargo siguen haciendo cosas, en sus empresas, en
su vida cotidiana. Hay una división interna muy grande entre lo que piensan y lo
que sienten. Eso es así, ¿no es cierto? Entonces no parece que fueran tanto
las ideas las que movilizan, sino las necesidades o en todo caso los deseos.
Tal vez las preguntas más interesantes sean las necesidades y los deseos. No
son tanto las razones las que movilizan sino los deseos y las necesidades.
Esos deseos y esas necesidades que movilizan sin razón, son las que en
momentos crean sufrimiento. De manera que ahora tenemos un caso más
grave que el anterior, no solo no hay acuerdo entre las necesidades y las
razones o los deseos sino que ahora estamos movilizados por las necesidades
y los deseos. Entonces ahora tenemos sufrimiento y además ese sufrimiento
no tiene ninguna razón de ser y así se sigue complicando infinitamente y esa
es un poco la situación del hombre contemporáneo, no es la situación de un
grupo dado de personas, es la situación del sistema mental en que vivimos al
cual no podemos sustraernos ya que estamos formando parte de ese sistema.
Entonces parece que deberíamos preguntarnos mas en profundidad acerca de
las necesidades y los deseos, no porque nos importe clarificarnos
teóricamente, sino porque sabemos que eso acarrea sufrimiento. En realidad,
lo que no nos gusta es sufrir.
Tenemos un problema, que no nos gusta sufrir. ¿Queremos no sufrir? Ese es
un punto interesante... a lo mejor la pregunta fundamental es acerca del
sufrimiento. La pregunta fundamental a lo mejor no es acerca del ser, del ente y
cosas por el estilo. Digamos que las preguntas fundamentales a lo mejor no
son metafísicas o filosóficas, sino que son preguntas por el sufrimiento en la
existencia. Si es que a todos les parece que es así. Y si es así, sería
interesante considerar el sufrimiento. El sufrimiento depende del deseo. El
deseo depende del ensueño o la imaginación. La imaginación depende de la
percepción. Nuestro problema es el estudio de esa cadena. Nuestra pregunta
tiene que ver con romper el eslabón de esa cadena.
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Canarias 1978. Conferencia del 28 de setiembre

La labor de un maestro, la labor de un instructor es de importancia. Pero en


épocas de urgencias, la labor de un guía es la de mayor importancia. No vamos
a hablar de lo que hoy sucede en el mundo. Todos sabemos que nos
acercamos aceleradamente a una crisis universal. También sabemos que se
está perdiendo toda referencia. Es un momento grave, similar al momento
anterior al de un naufragio. En tal situación, los maestros y los instructores
deben convertirse en guías. El mundo ya está en tinieblas y necesita
referencias. Será necesario que se encienda la antorcha de los guías. Y si eso
puede cumplirse podrá decirse: “porque el mundo estaba en tinieblas, vino la
Luz al mundo”.

En otros tiempos las religiones fueron referencias vivas para el ser humano.
Luego las ideologías cumplieron con ese importante papel. Hoy las religiones
retroceden y las ideologías se desintegran. Las religiones y las ideologías
cumplieron con funciones importantes. Aún si queremos utilizar el simple punto
de vista de la sicoterapia individual y colectiva. Pero hoy, ¿puede reemplazar la
religión a una teoría sicológica?, ¿pueden pasar las poblaciones por la terapia
del sicólogo? No, esto no es posible. ¿Hoy pueden los militantes de cualquier
ideología dar un sentido cabal a sus propias vidas? No, esto no es posible. Y
por este gran vacío que reina en el corazón del ser humano, la experiencia
religiosa se ha convertido en extravagancia y la ideología en nihilismo, y será
necesario no engañarse mucho más. Si en su momento algunos anunciaron la
muerte de los dioses, con ello también arrastraron al ocaso a sus soberbias
hijas, las ideologías. El nihilismo está presente porque ha hecho su morada en
el corazón del hombre. ¿Qué moral está en pie? ¿Y qué valores? ¿Y qué
sentido en la vida?

No agregaremos nosotros confusión a la confusión. Por lo contrario:


despertaremos en el ser humano la experiencia básica que es la que da
sentido a la vida. La experiencia básica no es una enseñanza especializada.
La experiencia básica se vive y ella se comunica en la acción, y ella despierta
renovada en otros corazones. Porque la experiencia básica es forjadora de un
nuevo sentido de vida.

¿Estará clarificada la diferencia entre una enseñanza y una referencia vital?


¿Acaso no se comprenda bien el rol de un instructor y el rol de un guía?
Apelaremos tal vez a anécdotas para destacar las diferencias, porque ese es el
tema de hoy de nuestra conversación.

“Mi pequeño pueblo, es un pueblo campesino ubicado en la base de grandes


montañas. Los pobladores del lugar dependen del agua que baja de las altas
montañas. Para ellos todo está bien si los inviernos son inviernos y los veranos

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son veranos. Si un invierno no es suficientemente frío, no hay allí suficiente
nieve. Si un verano no es muy cálido, tampoco hay suficiente agua, porque las
nieves de las altas cumbres no alcanzan a derretirse y a bajar. Todo está bien,
entonces, cuando los inviernos son inviernos y los veranos son veranos, y las
noches definidas y los días definidos. Toda su base material está basada en lo
que sucede en las montañas. Es un lugar semidesértico, su regadío es
totalmente artificial. Todo su regadío se organiza en base a un sólo y grande
caudal del cual van tomando pequeños y pequeños hilos de agua hasta
ensortijar todo el terreno y convertirlo en un oasis fértil.

La población de ese lugar está obsesionada por la montaña. Siempre al


levantarse miran hacia la montaña, su punto de referencia es la montaña, para
ellos la montaña está siempre quieta, siempre está allí. A esa montaña, los que
están lejos, en otros lugares, la conocen como el techo de occidente, sólo
comparable al techo del mundo de los Himalayas. Las grandes montañas
producen una singular ambivalencia en la gente, en su gran poder succionan y
rechazan.

Tanto miraba la gente para allá, que un buen día fui a ver que había dentro de
la montaña, (risas). Estaba yo muy tranquilo en una casa de piedra dentro de la
montaña y vi acercarse lentamente a un curioso personaje montado en su
mula. El subía despaciosamente, y como hacen los que viven en esas
regiones, todo por rodeo, (risas), se vino acercando, dio varias vueltas
alrededor, (risas) y luego saludó. Preguntó si había visto acaso algunas huellas
de puma; pumas son especies de leones que habitan en América; le dije que
no había visto cosa semejante. Siguió dando vueltas y entonces al irse me
invitó a su casa, que ya conocía yo por haberla visitado en otras ocasiones.

Este singular personaje es conocido como “el viejo de la montaña”, es un guía


de altura, es como ellos dicen, un baqueano; baqueano, es no sólo el que guía
en las alturas, es el que hace bien una cosa. Uno es baqueano si hace bien
una construcción, es baqueano si hace bien cualquier cosa; éste es baqueano
porque es un buen guía. Es el mejor de los guías, es el mejor de los
baqueanos.

Allí se fue el viejo de la montaña, y al caer la noche empecé a bajar, y a bajar, y


a bajar. Llegué a su casa, a su casa de piedra, y me encontré con la más
extraordinaria asamblea de topógrafos con que puede encontrarse alguien en
semejantes alturas. Adentro de la casa, es decir, en la habitación, es decir, en
algo parecido a una habitación, (risas), sentado y haciendo círculos estaban el
viejo y otros cuantos siguiendo las instrucciones que éste daba, instrucciones
que daba con un palo, mientras rayaba la tierra. Ahí estaba el viejo de la
montaña alumbrado con unas farolas de kerosene, sentado en el piso con sus
amigos y dibujando extraños jeroglíficos en el piso. Dibujaba y comía charqui,
el charqui es una especie de trozo de carne de guanaco, el guanaco, es una

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especie de llama o de alpaca, (risas), la alpaca, se parece al yak, (risas), al yak
del Tíbet. El guanaco es un animal de mucha utilidad para los guías de la
montaña, su carne es muy preciada, con ella hacen charqui, es una carne muy
salada y muy dura. Es una carne deshidratada pero que se conserva largo
tiempo.

El hecho es que en esta asamblea de topógrafos todos comían su charqui y


dibujaban con su palo alguna cosa, algo que no alcanzaba a entenderse bien.
De pronto el viejo hacía trazos, uno por allá ponía unas piedras en medio del
trazo, un tercero ponía un papel de una revista vieja y el viejo a su vez sacaba
todo eso con el palo, (risas), y lo ordenaba nuevamente de acuerdo a su
particular parecer.

Y en esto estuvieron horas, comiendo charqui, y poniendo y sacando piedras,


(risas).

Es claro, esas líneas eran los senderos de la montaña, esas piedras que unos
ponían con cierta seguridad, el viejo las apartaba porque ya no estaban allí.
Los papeles que remedaban tal vez zonas de nieve o de hielo, el viejo las
corría y así él iba armando el cuadro de situación actual según su conocimiento
del lugar. De manera que iban intercambiando su información todos éstos que
trabajaban con el espacio, con un espacio dinámico, con un espacio en
movimiento, en donde los cajones montañosos, las laderas, los ríos, los
desfiladeros, cambiaban continuamente.

Era sin duda un espacio dinámico el que trabajaban ellos, y todos ellos eran
guías de altura. Por lo demás no hablaban mucho, entre otras cosas porque
seguían comiendo, (risas).

Terminada esta particular asamblea se fueron separando uno por uno y


entonces fue cuando le pregunté a este viejo que si no era suficiente con un
mapa para saber dónde estaba cada cosa. Él me contestó que los escaladores
de montaña muy a menudo van con sus mapas, algunos van con libros de
mapas, (risas), tienen codificados los lugares, pretenden con esos libros saber
exactamente como es la situación de la montaña. Pero el viejo que es un sabio
y es un poeta explicó que la montaña nunca está quieta, sino que la montaña
vive, y que hoy es de un modo y mañana es de otro, y que alguien no
baqueano no puede seguir valiéndose de un mapa. De manera que muy a
menudo él se encontraba socorriendo a esos escaladores de montaña, esos
que seguían los mapas. El se las arreglaba para llegar hasta el lugar, tomarlos
del lugar y traerlos nuevamente a buen recaudo. Numerosas vidas ha salvado
el viejo de la montaña, a numerosa gente ha conducido y a numerosa gente ha
rescatado. Tan grande es su fama por el lugar que algunos perdidos en la
noche y con el viento blanco de la nieve, a punto de congelarse, han creído ver
en la oscuridad la linterna del viejo de la montaña. Y algunos, alucinados como
estaban, han seguido la linterna del viejo de la montaña y han llegado a buen
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recaudo y han podido salvarse; y sin embargo esto no es posible porque a esa
hora el viejo de la montaña seguramente estaba en su cueva comiendo
charqui”. (risas)

De tal manera aquellos que señalan un camino no lo hacen exactamente con


explicación, sino que lo hacen con la experiencia viva. Hay una gran diferencia
entre esa asamblea de topógrafos, hay una gran diferencia entre esa gran
asamblea de especialistas que sí intercambiaban su información, y la actividad
que cada uno de ellos posteriormente realizaba guiando y conduciendo a la
gente a los lugares seguros.

Ustedes son los guías, ustedes son la nieve y el agua que baja de las altas
montañas. ¿Qué podría hacer la tierra, la sedienta tierra, sin el agua que baja
de las cumbres? Ustedes son el verano y el invierno, son la noche y el día. Son
el contraste pero son también el complemento. Son la inteligencia, son la
explicación pero son también la experiencia.

Será bueno comprender cómo puede una misma persona integrar la


inteligencia, integrar la explicación con la experiencia. Tema sobre el cual
hablaremos mañana...

Nada más...

…………………………………..

Canarias 78. Conferencia 30 septiembre

Los temas de la Sicología Trascendental, tocan problemas tales como la


muerte, la trascendencia, la conciencia mecánica y la mente trascendental, los
estados alterados de conciencia y los estados superiores de conciencia, la
estructura del espacio-tiempo trascendental, el sentido de la vida y la
experiencia trascendental, el sentimiento religioso como tendencia empírica a
lo trascendental, y por último, y lo más interesante de todo, y la realización
práctica de esta Sicología Trascendental, lo más importante de todo nos parece
es el tipo de técnicas de contacto trascendental que conocemos primariamente
como técnicas de paz interna, de silencio interno, técnicas con la fuerza, con la
luz, etc.
……………………..…

Canarias 78. Conferencia 1 de octubre

Hay numerosas explicaciones acerca de estos fenómenos, explicaciones por el


lado de la anoxia, explicaciones por el lado de la acumulación de dióxido de
carbono; hay numerosas explicaciones en torno a este fenómeno de la luz.
Pero a nosotros, como de costumbre, no nos interesan tanto las explicaciones,
que hoy son unas y mañana otras, sino más bien el sistema de registro, el
emplazamiento de esta luz, las condiciones de su emplazamiento, el registro
afectivo que padece el sujeto, y muy por sobre todas las cosas, esa suerte de
gran sentido que parece darle al sujeto, y que con seguridad cambia su vida.

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La vida de Moisés que cambia, la vida de Pablo que cambia, la vida de los
sujetos que creen haber tenido una experiencia fuerte con esa Luz, y así tantos
otros casos. Aquellos que creen haber vuelto de la muerte, etc., este cambio de
sentido de la propia vida por el hecho de la experiencia de contacto con un
fenómeno extraordinario que de pronto irrumpe en el sujeto, y que el sujeto no
alcanza a comprender si se trata de un fenómeno de percepción o de
representación, pero para el caso en todas las situaciones este fenómeno
parece de gran importancia, si por el hecho de su presencia tiene aptitud para
cambiar súbitamente el sentido de la vida humana.
…………………………………

Charla Silo sobre el sentido de la vida - Brasil - 01/01/80

Estamos de paso para Asia y de paso veníamos a visitarlos y conversar un


poco, aunque fuera sobre las cosas más generales, los puntos más generales,
de mayor interés. Así es que no..., no tenemos nada preparado como para dar
una..., una conferencia, una charla o cosas por el estilo, no. Sino más bien para
hacer un intercambio, ¿sí, se entendió? (risas).
Uno de los temas que parece tiene el mayor interés, es el referido al sentido
de la vida. Sobre el sentido de la vida hay muchas posiciones y muchas
interpretaciones, si a una persona común se le pregunta qué sentido tiene su
vida, bueno, pues dirá que su trabajo, su familia, sus actividades, dan sentido
a su vida, y eso está bien y eso es cierto. Sin embargo, como todas las cosas
que nos ocurren en la vida son muy variables, cambian mucho, puede suceder
que esa persona tenga un cambio en su trabajo, tenga un cambio en su
camino, tenga un cambio en sus actividades. Y así sucede que si alguien pone
el sentido de su vida en algo que cambia, su sentido de la vida, queda
desorientado.
No estamos diciendo que la familia, el trabajo, las actividades, no tengan
ningún valor, eso no estamos diciendo, estamos diciendo que todos esos son
sentidos provisorios de la vida.
Yo tengo a mis hijos y está muy bien, el sentido de mi vida provisoriamente
son esos hijos, que luego crecen y que luego empiezan a hacer su vida, y que
luego se escapan un poco de mis manos, como es normal, porque ellos
también comienzan a hacer sus cosas. Y entonces yo experimento un cierto
sufrimiento porque yo había puesto el sentido de mi vida en mis hijos y la
relación va cambiando. No es que ellos hayan dejado de quererme, no es que
ellos tengan algún problema conmigo, es que empiezan a hacer su vida, y al
hacer su vida se me escapa todo eso de las manos, y cuando eso se me
escapa de las manos yo experimento un gran sufrimiento y tengo que pensar
en reacomodar nuevamente el sentido de la vida.
Yo tengo una persona a la cual amo mucho, y para mí es el sentido de mi
vida, pero puede suceder que esa persona sufra un accidente o algo pase de
tal modo que yo no pueda ya contar con esa persona.
¿Se entiende? Si eso pasa yo me quedo sin sentido. Puede ser que el sentido
sea mi trabajo, pero yo puedo perder mi trabajo, y así pueden existir
numerosos sentidos provisorios de la vida.
Una persona no puede vivir sin sentido, pero normalmente la gente vive con
sentidos provisorios, y como estos sentidos provisorios cambian, la gente
experimenta mucho problema.

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Tal vez pudiera existir un sentido que sea independiente, que no cambie con
los acontecimientos que me tocan vivir, si eso fuera posible sería muy
interesante. Sería muy interesante porque, si esos niños que yo tengo a los
cuales amo y esos niños se hacen grandes y se van, es una lástima, pero no
se corta el sentido de la vida, y si tengo un problema en mis actividades en mi
trabajo, es un problema, pero no se corta mi sentido de la vida, y si pierdo a
ese gran amor que yo tengo y es una contrariedad, pero no se acaba mi
dirección en la vida. De manera que no estamos diciendo que haya que liquidar
todos los otros sentidos de la vida, estamos diciendo que colocando un
verdadero sentido de la vida que no se modifique, todas las otras que son de
mi interés pueden encajar mejor que antes y pueden tener mayor coherencia.
Lógicamente, van a disminuir en mí esos sentimientos de temor. Este problema
con la imaginación, este adelantarse a los hechos con temor porque voy a
perder esto en el futuro, porque va a pasar esto, porque va a pasar lo otro, que
a lo mejor no pasa, pero desde ya y desde el presente fui creándome todos
esos problemas por la imaginación hacia el futuro, porque si esos son mis
sentidos provisorios y esos fallan, yo quedo en el vacío. Si existiera la
posibilidad de que un sentido en la vida fuera definitivo y provisorio, todas las
otras cosas podrían organizarse en una misma dirección.

Bien, nosotros estamos muy interesados en comprender esas posibilidades, las


posibilidades de un sentido en la vida que sea definitivo, que no sea
provisorio, y que sirva incluso para darnos enseñanza cada vez que tenemos
un percance en la vida. Así es que cuando existe ese sentido y surge una
contrariedad, en lugar de abatirnos, en lugar de liquidarnos, esa contrariedad
podemos asimilarla y considerarla una enseñanza, considerar su aspecto
incluso positivo, considerar que puede tener interés también haber recibido un
revés en la vida, para hacernos crecer en la dirección de un sentido fijo y un
sentido permanente.
Esto que estamos conversando se lo puede ver literariamente, como si fueran
frases organizadas.
Pero también se lo puede ver más técnicamente, se lo puede ver ahora desde
el punto de vista de ¿qué pasa en la conciencia humana?, ¿cómo funciona la
cabeza humana? La cabeza humana no puede funcionar sin futuro, cualquier
cosa que queramos hacer exige de futuro, exige de la imaginación. “Quiero
tomar un vaso de agua”, entonces tengo que ir a la cocina, “quiero ir a tal
lugar”, entonces debo imaginar ese lugar. Cualquier actividad del ser humano
exige obligatoriamente que esté funcionando el futuro en la conciencia. Así
como está pesando en nuestra cabeza el pasado, está pesando la memoria,
todo lo que nos ha pasado, lo que hemos aprendido, las cosas buenas, las
cosas no tan buenas, todo eso está pesando en nuestra cabeza, así también
está pesando lo que nosotros pensamos del futuro, y según pensemos una
cosa del futuro u otra cosa, así va a ser la situación en que estamos hoy. Se
nos ha acostumbrado a pensar que todo lo que nos pasa hoy es nada más que
producto del pasado. Entonces la gente cree que lo que hoy le pasa es por lo
que hizo, y uno dice: “ah, si hubiera hecho las cosas de otro modo mi vida sería
de otra manera también”, eso es cierto en parte, sólo en parte, porque según
sea lo que esté pensando o sintiendo o temiendo del futuro, así también es
como me ubico hoy en la realidad que me toca vivir.

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No es tan cierto que el ser humano sea solo pasado, es cierto que el ser
humano también es futuro, y lo que piense y siente del futuro, eso condiciona el
momento actual.
Ahora bien, cortemos el futuro de una persona, si cortamos el futuro de una
persona, si inmovilizamos a una persona, si la metemos entre rejas, si
encarcelamos a una persona, si no hay futuro para esa persona su conciencia
se derrumba, no puede el ser humano vivir sin futuro. Imaginen ustedes una
persona que no tiene un sentido de vida a futuro, problema, hay problema,
tendrá hoy que tomar un sentido provisorio y mañana tomar otro y pasado
otro, y tomando sentidos provisorios podrá organizar su vida provisoriamente,
pero fatalmente todo ser humano sabe que llega un momento en que no puede
elegir sentidos provisorios, fatalmente su vida termina, y si la vida del ser
humano termina, se cierra el futuro.
La mente humana no puede vivir sin futuro. Y si en el futuro está la muerte y la
nada, la mente humana tiene problemas, no puede funcionar si su visión del
futuro termina con la muerte, la situación que sufre el ser humano frente a la
posibilidad de la muerte altera su conciencia, altera su conciencia y
desacomoda su situación en el mundo. El ser humano no puede vivir con una
conciencia equilibrada en la medida en que no resuelva que va a pasar en su
futuro. ¿Se va a acabar todo con la muerte?, se va a acabar entonces el futuro,
si tengo el futuro cerrado tengo problemas en mi conciencia y en el momento
actual, ese es el punto, tengo problemas en el momento actual. Todavía no me
muero, pero tengo problemas hoy aunque no me haya muerto, porque adelante
está el corte del futuro, es muy curioso eso... cómo están jugando los tiempos
en la conciencia.

Entonces mientras no resuelva que pasa en mi futuro voy a tener problemas.


Yo puedo negarlo, puedo olvidarme del problema de la muerte, claro que
puedo olvidarme, y por supuesto que las cosas que voy haciendo también las
hago un poco como un olvido de la muerte, todo lo que hago lo hago en gran
medida para olvidarme del problema de la muerte. No se por cuanto tiempo
logro olvidarme del problema de la muerte porque hoy muere un ser querido, y
eso es evidente, y mañana otro y pasado otro, y luego aquél que era
compañero mío cuando éramos chicos, y cada día se hace más evidente el
problema de la muerte a medida que avanzo en edad.

Las gentes muy joven, parece que ha olvidado totalmente el problema de la


muerte, y no se trata de mortificar a la gente persiguiéndola con el problema de
la muerte (risas), se trata todo lo contrario, se trata de provocar una apertura de
tal manera que eso no sea problema, de eso se trata. Pero, ¿cómo no va ser
problema la muerte?, bueno, depende como se ubique usted frente a eso,
nosotros decimos que hay por lo menos cinco posturas frente al problema de la
muerte y frente a las posibilidades de trascendencia, frente a la posibilidad de
que la conciencia tenga un futuro.

Bueno hay gente que no cree absolutamente en la trascendencia y cierra la


posibilidad de su futuro, está bien, es una posibilidad. Hay otros que piensan
que el tema es interesante pero no los afecta mayormente y en realidad
consideran que..., que puede ser o puede no ser. Hay otros que quisieran estar
seguros de que luego de la muerte hay posibilidades, quisieran tener una fe y

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dicen: “ah, si yo tuviera fe, que interesante, como cambiaría mi vida”, pero
claro, no lo sienten.
Hay un cuarto tipo de persona que, simplemente tiene fe, no se hace mayores
problemas, desde pequeña le han explicado, le han enseñado cosas...
entonces dice: “bueno si yo cuando me muera me voy al cielo”, o algo por el
estilo, está bien. Y hay un quinto tipo de persona que no tiene fe, sino que está
segura, tiene experiencias de algún tipo, tiene constancia de cosas y es tan
evidente eso como si mirara la luz, como si mirara un cara o si viera un reflejo
de una cosa en la pared, le es evidente y no se trata de que tome los datos que
le han enseñado como una realidad, no se trata de que crea porque le han
dicho, sino que se trata de que lo experimenta con realidad porque tiene un
registro de eso.
No pretendemos que haya una posición mejor que otra, no, pero decimos que
hay esas cinco posiciones, cada uno puede ubicarse en alguna de estas
posiciones, o todas estas, pero algo más, las cosas no son tan estáticas, por
ejemplo, hay días que yo creo que hay una cosa después de la muerte, pero
hay días que no creo nada de eso, (risas), resulta que yo mismo también
cambio de postura frente a este punto, es más, cuando yo era joven y
participaba de cierta religión y demás, yo creía firmemente en la trascendencia
por ejemplo, y ahora no creo nada de eso, y dentro de dos años probablemente
voy a seguir sin creer en eso pero voy a pensar “qué bueno sería creer en eso”.
Comprenden ustedes la movilidad que tiene esto de las posturas frente a la
muerte, la trascendencia y todo aquello. Es muy móvil, no es una cosa tan
firme.
Para complicar más el esquema sucede que, no hay solo cinco posturas frente
a la muerte, la trascendencia, no solo eso, sino que hay distintos grados de
profundidad en cada postura. Por ejemplo, una persona nos acompaña por la
calle, vamos caminando y hablando, es de noche, vamos pasando cerca de un
cementerio, esta persona nos está explicando que ella es escéptica y que no
cree en nada que tenga que ver con la trascendencia... Le pedimos que nos
espere un poco ahí, porque tenemos que hacer unas cosas, que vamos a venir
después a buscarla, y vemos que, se viene rápido al lado nuestro y nos cuenta
que él tiene problemas de noche con los cementerios, (risas), y nosotros le
decimos, “pero cómo no es que... es escéptico, racionalista, materialista, y
bueno, y acá no hay entidades raras que te puedan atacar, o te puedan crear
problemas”, y nos dicen, “yo no creo ni en el espíritu, ni en el alma, ni en la
trascendencia, ni en los muertos que viven, ni en los vivos que mueren, (risas),
y sin embargo, esto me crea problemas”. ¿Cómo es?, ¿cómo es posible que
esa persona que dice eso, sienta otra cosa? Puede ser que cada posición
frente a la trascendencia y a la muerte y demás, admita distintos grados de
profundidad, puede ser que ese señor sea ateo, pero ateo de primer grado, que
tenga una fe débil en el ateísmo, no es un ateo sólido, es suave, un aficionado,
no es un profesional. (risas).
Pero claro, hay distintos grados en estas posiciones, uno puede ser un ateo
dudoso, y puede ser un ateo más convencido y más convencido y por último
uno puede tener una fe definitiva en el sentido de que nada pasa después de
la muerte, es así.

Tomamos la otra postura, la postura de aquel que considera esa posibilidad


intelectual y, en primer grado o en un grado mayor de profundidad o en un

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grado mayor, y si es una grado mayor de profundidad, esa búsqueda se
convierte en investigación, en lectura, y lo mismo sucederá con aquel que
quiere tener fe, y cuando algo le ha salido mal en sus negocios, se va con
nosotros a un bar, se sienta y nos dice: “yo quisiera tener fe”, muy bien, ¿en
qué grado de profundidad quisiera tener fe?, eso lo dice en este momento
porque le salió mal un negocio, por ejemplo, pero podría ser que efectivamente
hiciera todo lo posible por lograr despertar en él, un sentimiento profundo de tal
modo que se convirtiera en una convicción, ¿se entiende esto?, hay distintos
grados también de “querer creer”, y hay distintos grados de “creer”, y hay
distintos grados de experiencia y de certeza sobre este asunto de la
trascendencia.
Bien, ¿pero y eso qué tiene que ver con nosotros?, tiene que ver mucho con
nosotros porque, claro, generalmente la gente lo que pide..., bueno, finalmente,
¿cómo se resuelve esto de la trascendencia?, no vayamos tan lejos, es mucho
más interesante saber cómo está ubicado uno, para uno.

Si yo ahora pienso en esto, yo me digo: ¡no creo nada en este asunto de la


trascendencia!, muy bien, ¿en qué grado?, ¿con qué profundidad? O bien yo
me digo: sí, la trascendencia..., ¿en qué grado?, ¿con qué profundidad?, no
basta con ubicarse en una de esas posturas, sino que es interesante además
investigarse a sí mismo y ver, en qué grado y en qué profundidad estoy en
cualquiera de esas posturas. Miren, según uno se ubique en este problema, así
es la vida de uno. Si ustedes miran hacia atrás y recuerdan otra etapa de su
vida, fíjense todo lo que hacían y fíjense también como se ubicaban frente a
esto, y van a ver que homogéneo resulta, que parece, van a ver cómo cuando
no creían en absoluto en la trascendencia y todo era un absurdo y una
contradicción y demás, ya van a ver qué absurda y que contradictoria era la
vida de ustedes, ya van a ver cuando ustedes creían o tenían una fe, que les
despertaba en un determinado esfuerzo, ya van a ver qué energía tenían y
como todo se ordenaba y como los problemas que tenían, casi no los tocaban
ustedes porque estaban cubiertos como con una coraza que los defendía frente
a las dificultades de la vida diaria, porque podían asimilar los golpes y podían
considerarlos como una enseñanza, como una prueba, ¿si?

Bastará con ubicarse en épocas pasadas y ver que sentían en esas épocas
respecto a este asunto de la trascendencia, bastará ubicarse en el momento
actual y decir: bueno, finalmente yo qué, ¿cómo me ubico?, ¿qué pasa, me
muero, y?, ¿cómo es esto?, ¿qué sentido hay en mi vida? Yo tengo muchos
sentidos, sentidos provisorios, y claro, tengo este, el otro, el otro, el otro...
¿pero qué sentido definitivo y final tengo?
Parece que si no hay un sentido definitivo y final, tengo un sentido pequeño
que me tironea para allá, otro para allá, estos dos se oponen, me crean
problemas hasta de elección, por un lado quiero una cosa, por otro lado quiero
otra cosa, esas cosas se oponen y me crean problemas. Si no tengo un
sentido definitivo estoy dividido, puedo querer dos cosas que se oponen, eso
que parece una excepción es lo más normal, es lo más frecuente, normalmente
quiero dos cosas que se oponen, es raro esto, pero humano. No hay
posibilidad de que se combinen esas cosas, esos sentidos provisorios sin un
sentido definitivo alguno.

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¿En qué situación estoy frente al problema de la trascendencia y frente al
problema de un sentido inmóvil?, no de estos sentidos contradictorios... Es
una buena investigación sobre todo esto, es un buen examen de conciencia, es
algo que ayuda enormemente a clarificarse uno y es algo que ayuda mucho a
orientar la propia vida. La investigación no es difícil, basta con que yo me
pregunte en este momento: ¿qué pienso respecto de la trascendencia?, ¿qué
me pasa a mi respecto a la muerte?, para que yo comprenda la situación en
que vivo y para que comprenda que me pasa con los sentidos provisorios de la
vida.

Nosotros somos muy amigos de hacer esas investigaciones con nosotros


mismos, y nos parece que se gana mucho en nuestras cosas.
Pero claro, también sabemos que, esté en el lugar en que esté ubicado, en la
fe ciega, en el no creer, en el deseo de creer, según esté ubicado en cualquiera
de esos puntos, así como eso no es inmóvil, porque un día puedo estar en un
punto y otro día puedo estar en otro, como eso no es inmóvil, también es
posible cambiar de estados. Es posible trabajar sobre uno mismo
mínimamente, para llegar al estado que uno considere que puede ser útil,
entonces me dirán: “quiere decir que una persona trabajando en esto aunque
no tenga fe, o aunque no esté muy interesada en estos temas, quiere decir que
una persona trabajando sobre sí misma ¿podría llegar a tener alguna
experiencia sobre la trascendencia?”, sí, eso es lo que estamos diciendo, eso
es exactamente lo que estamos diciendo, que esos estados son móviles, y que
así como son móviles en la vida diaria también uno puede moverlos por su
propio trabajo. Para hacer semejante cosa es necesario antes que nada
ubicarse uno, examinarse uno, frente al problema de la trascendencia, frente al
problema de la muerte, frente al problema de otra vida, ver dónde se ubica uno,
y cuando eso está mínimamente claro, fijarse muy bien qué quisiera uno lograr,
¿es que usted quiere lograr efectivamente una fe?, ¿es que usted quiere lograr
efectivamente una experiencia?, porque si usted quiere lograr eso puede
lograrlo, si usted no quiere no, no lo va a lograr. De todos modos si usted no
quiere lograrlo ya ha avanzado, ya ha avanzado porque se ha investigado a si
mismo, se ha ubicado frente al problema, ya sabe a que atenerse, ya sabe
como va a ser su vida, ya sabe los problemas que va a tener cuando se le
rompan los sentidos provisorios de la vida, y si no quiere salir de ahí bueno, de
todos modos ha avanzado en el conocimiento de estos problemas en general.

Parece ser un ejercicio bueno, aunque mínimo, aunque pequeño, es un


ejercicio bueno. Si esto se hace con papel y con lápiz mucho mejor, no es
difícil, cualquier persona puede intentarlo.
Y ese pequeño juego parece ser uno de los juegos más importantes en la vida
de una persona, el poder ubicarse frente al problema de la muerte y de la
trascendencia. Y una vez ubicado en ese punto, el tener en claro si uno quiere
permanecer ahí o quiere moverse de ese estado, eso parece ser uno de los
puntos más importantes en la vida de una persona, por eso retomando lo dicho
anteriormente, no creo que esto sea un problema literario, un problema de
palabra, sino que este es un problema más profundo que tiene que ver con el
funcionamiento general de la conciencia humana.
Este asunto de que al tiempo futuro no se lo puede cortar en vano, porque todo
se desorganiza.

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Estamos hablando de los individuos, podríamos hablar de un modo parecido de
las sociedades, podría ser que en una sociedad en un momento dado, toda la
gente o la gente en general no creyera en absoluto en la trascendencia, en las
posibilidades del ser humano, etc., podría suceder que en general la gente
creyera en este tipo de cosas. También parece que se van a reflejar en los
conjuntos humanos los mismos problemas que se reflejan en el individuo. Es
decir que puede ocurrir a mucha gente lo que le ocurre a una persona según
esté ubicada en un punto o en otro con respecto a este asunto de la
trascendencia.
Y parece ser que cuando las gentes pierden el sentido de la trascendencia su
vida se desorganiza, y las relaciones entre las personas se desorganizan,
porque no hay un sentido que contribuya a la tolerancia, no hay un sentido
que contribuya a que todos vayan en una misma dirección, cada uno va a su
pequeño sentido de la vida y como estos sentidos son distintos se producen
contradicciones también.
De modo que, no sólo es válido lo que estamos diciendo, desde el punto de
vista de la psicología personal, de la psicología individual, sino también desde
el punto de vista de la psicología de los conjuntos humanos. Al hablar de
conjuntos humanos podemos hablar de una familia, podemos hablar de una
pareja, podemos hablar de una empresa, podemos hablar de un país, podemos
hablar del mundo, ¿no es cierto?, son conjuntos humanos de distinta magnitud.
Pero los conjuntos humanos están afectados también por ese problema del
sentido, se trate de una pareja o de una familia, cuando el sentido se pierde,
sólo puede unirlas los sentidos provisorios, y como los sentidos provisorios
cambian, cualquier cosa puede desunirlas. Estos sentidos provisorios se
mutan, se modifican, basta que algo se mueva para que las relaciones
humanas se desintegren, y no hay un solo factor unitivo más adelante, esto me
parece que también es de alguna importancia.

De modo que lo que estamos conversando respecto a uno es también de


alguna importancia respecto de, la relación entre las personas, si es que
bueno... somos gente que nos interesa estar en buenas relaciones con las
personas, ¿no es cierto? Si eso no nos interesa en absoluto... bueno, es tema
de más.
Pero parece ser que lo que da unidad a la relación entre las personas es que
existan objetivos comunes con sentido común, y si no la contradicción por
cualquier pequeño motivo gana terreno, esto es algo que lo podemos observar,
en nuestra propia vida, en la vida de gente conocida, gente amiga y en las
estructuras donde los seres humanos se mueven en relación. Parece ser este
el punto de mayor importancia, el punto del sentido de la vida.
Ya se, eso se sabe, que, las religiones por ejemplo proponen soluciones para
otra vida, etc., y está muy bien, ellos lo ven así, pero eso es válido solo para las
personas que creen en esas religiones, y ¿que hacemos con los que no creen
en esas religiones?, también son hijos de Dios (risas), de manera que si
alguien no cree en esa religión ¿cómo hace para solucionar su problema?,
puede ser gente muy bien dispuesta pero... ¿no es cierto?

Las religiones entonces proponen su solución trascendente y lo proponen a su


modo con su lenguaje, su liturgia, sus ceremonias, sus sacramentos, etc., lo

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hacen a su modo, hacen su parte, pero eso no quiere decir que, toda la gente
pueda utilizar los beneficios de esas religiones.
Por último, por último, si esa religión es una religión establecida o prestigiosa,
podría suceder que mucha gente que está ahí tampoco creyera internamente,
eso le produciría gran sufrimiento y gran contradicción.
No creer y tener que estar en una institución... no es bueno para uno eso, así
que podrían tener problemas los que no participan y podrían tener problemas
también los que participan.
De modo que, parece que en estas cosas se necesitara mucha más tolerancia,
mucha más tolerancia, se trata más bien de presentar las posibilidades, para
que cada uno sepa como ubicarse y como explotar eso en el sentido que le
interesa, en lugar de meterse de cabeza en una cosa que..., que uno no siente,
¿no es cierto?
Las religiones dan su respuesta a su modo, son distintas las religiones que hay,
las respuestas que dan las distintas religiones y... también los libre pensadores
dan sus respuestas pero nos dejan muy huérfanos, la respuesta de un libre
pensador, alguien que nos dice por ejemplo “bueno usted arrégleselas”, piense
como le parezca. Está bien que cada uno piense como le parezca, eso es
perfecto pero hay que dar también alguna herramienta, algún material, algún
trabajo, alguna posibilidad para que uno pueda pensar por su propia cuenta.
Bien, ese es el punto más importante para nosotros.
Nuestros trabajos tienen distinto grado de complejidad, a nosotros nos importa
trabajar con la atención, con las imágenes, nos importa hacer trabajos internos
que solucionen problemas del pasado, del presente, del sentido de la vida,
nos interesa hacer experiencias guiadas, nos interesa hacer muchos trabajos
sobre nuestros mismos, si, está bien, ayudan, son interesantes, se puede
progresar, pero verdaderamente lo que me interesa en última instancia, es este
punto que hemos estado conversando respecto de la ubicación frente a la
trascendencia, frente a la muerte, respecto al sentido de la vida. Este es el
punto para nosotros de mayor excelencia, frente a todos los otros trabajos
pequeños o grandes que vamos reflejando.

Es..., eso es lo poquito que quería charlar con ustedes, recalcar, este punto del
sentido de la vida y de la ubicación frente al problema de la trascendencia. Si
pudiéramos hacer que individualmente o tal vez reunidos, o tal vez reunidos, se
trabajara un poco en esto de ubicarse cada uno, que piensa, como siente, que
le sucede frente a la muerte, al problema del sentido, a la trascendencia, todo
aquello. Si pudiéramos lograr a lo mejor trabajando en conjunto, que cada uno
hiciera su ficha personal, cada uno, respecto de este asunto, y en otro papel
uno pusiera etapas importantes de su vida donde cambiaron las creencias, y se
fijara bien qué le pasó en su vida cuando sus creencias cambiaron, qué pasó
en su vida cuando usted que era un creyente de pronto se quedó sin creencias,
fíjese que pasó con la crisis de su vida, como se le desorganizó el mundo, todo
lo que sucedió porque se movió esa creencia, piense que esa cosa negativa
que le sucedió podría también invertirse y podría pasar una cosa totalmente
inversa de gran energía, de gran poder, de gran fuerza para usted, si usted
acertara a convertir el sentido de la vida, a convertirlo en una experiencia.
Creo que es un trabajo, no muy difícil, y se puede intentar individualmente o tal
vez en grupo. Si se puede hacer una pequeña ficha, en que uno pueda escribir
las cosas en el momento actual, en el momento pasado y hacer un pequeño

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estudio, darse muy bien cuenta de eso y entonces apuntar muy bien a lo que
uno quiere.
Ese trabajo nos parece que es un trabajo muchísimo más importante que todos
los que nosotros hacemos que son interesantes pero que no nos orientan en la
solución del problema del sentido de la vida. Ese es el punto que quería
conversar, si ustedes tienen algo que dialogar, dialogamos.

………………………………..

12 de abril de 1980

Estimado Tito: te envío el presente cassette


Si nosotros definimos con claridad que estos trabajos no son una terapia sino
que estos trabajos van a algo mucho más serio y mucho más decisivo, de lo
cual depende incluso toda consecuencia terapéutica, que estos trabajos
apuntan al sentido de la vida, no nos vamos a referir tanto a aquellos que
quieren arreglar sus problemitas, sino a aquellos que quieren dinamizar sus
actividades en una dirección.
Como se lee, el movimiento de la energía síquica es diferente en el primer caso
al segundo, y en el segundo caso no estamos hablando de alguien que se
arregla sus cosas sino de alguien que orienta su vida en una dirección. Esto
coincide con la idea de guía, con la idea de futuro, con la idea de dirección, con
una concepción optimista de la vida, con una concepción trascendente de la
vida, etc. Mientras que todo aquello tiende, lo anterior, al encerramiento, al
marginamiento y cosas semejantes.
Es muy importante que tengamos en claro este punto de que según dirijamos
nosotros nuestra difusión en la misión del 80, así va a ser nuestra compositiva
también.
Nosotros observamos que enfatizando no en aspectos terapéuticos o en,
solucione sus problemas de tensiones o su malestar físico y mental o cosa
semejante, no, enfatizando en el punto básico de toda la doctrina que es el
sentido de la vida, vamos a dirigirnos a un tipo humano muy diferente al que
nos hemos dirigido en otras ocasiones.
Desde luego que este punto del sentido de la vida puede formularse
cabalmente si al sentido de la vida se lo entiende en un plan de
trascendencia.
La Mirada Interna es muy clara en una de sus frases primeras, donde explica:
“No hay sentido en la vida si todo termina con la muerte”, pues bien, frente a
ese punto, del sentido, de la muerte y de la trascendencia, hay cuatro y solo
cuatro opciones posibles.
Están aquellos que tienen simplemente fe en la trascendencia.
Están otros que tienen algún tipo de experiencia, la diferencia entre el que tiene
fe y el que tiene experiencia, está en que, el que tiene fe, se ubica en el campo
de lo probable, de lo posible, y el que tiene experiencia ya no se ubica en el
campo de lo posible, sino en el campo de lo que es así efectivamente para él,
es indiscutible, y tampoco es materia de discusión con otras personas.
Pero hay una tercera opción, aquellas personas que no tienen fe, aquellas
personas que tampoco tienen una experiencia, pero que sin embargo quisieran
tener fe o quisieran tener alguna experiencia en estas materias. Ese tercer
caso también es muy interesante. Es el caso del que dice: bueno, claro yo no

23
creo en esas cosas, pero que interesante sería poder creer, como cambiaría mi
vida y cosas por el estilo. También para ellos son las experiencias de La
Comunidad.

(¿?) ...que es la del sentido, mientras que estos otros que dejan de lado el
problema del sentido y se hipnotizan con lo ocasional y con lo cotidiano, con
ellos no podemos hacer absolutamente nada. No es que ellos sean enemigos
nuestros, sino que sucede con ellos algo mucho más grave, son enemigos de
la vida.
El planteo de La Comunidad en ese sentido debe ser absolutamente tajante,
sobre todo en la misión del 80, en donde quede claramente definidas las dos
posibles posturas del ser humano, por lo menos en este momento histórico. Y
las dos posibles posturas son las que hemos mencionado recién. Aquellos que
están con el sentido y aquellos que están con el sin sentido.
Al hacer nosotros estos planteos, que pueden parecer un tanto tajantes, en el
80, y que luego habrá que pulirlos bastante del punto de vista de la difusión, al
hacer estos planteos, nosotros en la misión del 80, no sólo vamos a atenernos
a una gran verdad sino que además vamos a dar a nuestra Comunidad una
muy definida imagen, y los miembros de La Comunidad, no van a sufrir
entonces crisis de identidad, ni se van a mezclar con puntos de vista, con
ideologemas o con ocasionales opiniones que pueden circular en sus
respectivos medios.
Nosotros al definir con claridad este problema, de los que aspiran al sentido, y
de los que no aspiran al sentido, vamos a darle identidad también a nuestra
Comunidad, y eso creo que va a valer bastante.
La Comunidad debe definir con claridad su doctrina, sus objetivos y sus
procedimientos. Y eso debemos tenerlo resuelto para el momento de la misión
del 80.

La Comunidad va a tener que plantear a todo aquel que se acerca, que ella
estimula entusiastamente la participación de todos sus miembros en todas las
actividades humanas que la rodean. En otras palabras, si usted participa de La
Comunidad, usted tiene además que participar entusiastamente de todas las
actividades humanas con las que usted esté ligado.

Quiere decir que tanto la actividad científica como la actividad cultural, la


actividad política y la actividad religiosa, si usted está por alguna circunstancia,
en alguno de esos bandos, no basta con que simplemente lo haga como peso
muerto o como lastre, sino que se le va a pedir una participación entusiasta en
cualquiera de esos bandos, bandos que nosotros no discutimos, sino que lo
que incentivamos es que usted participe activamente de tales actividades. No
importa en que bando político usted esté, lo que importa es que usted participe
entusiastamente, llevando el punto de vista de La Comunidad a esos bandos.

No importa en que religión usted actúe, lo que importa es que no lo haga


tibiamente, sino que participe activamente en esa comunidad.

24
No importa si usted está destinado a un trabajo de importancia o a un trabajo
humilde, cualquier trabajo por importante o por humilde que sea, pueden ser
dignificados únicamente en la medida en que haya un sentido de vida en el
individuo que está inserto en él. Así pues, un trabajo que puede ser rutinario,
que sin ningún objetivo y sin ningún plan de vida, puede resultar absurdo,
tocados por los planteos de La Comunidad, pueden convertirse en algo muy
significativo y muy importante.
…………………………………

El sentido de la vida
(México D.F., 10/10/80)
Intercambio con un grupo de estudios

Agradezco la oportunidad que me dan de discutir con ustedes algunos puntos


de vista referentes a aspectos relevantes de nuestra concepción sobre la vida
humana. Digo discutir porque esto no va a ser una disertación, sino que va a
ser un intercambio.

Un primer punto de vista a considerar es aquel al que apunta todo nuestro


planteamiento. ¿Es que nuestro objeto de estudio es el mismo objeto que
estudian las ciencias? Si se tratara del mismo, las ciencias precisamente
tendrían la última palabra.
Nuestro interés está puesto en la existencia humana, pero no en la existencia
humana como hecho biológico o social (ya que con respecto a ese punto hay
ciencias que le dedican su esfuerzo), sino a la existencia humana como registro
cotidiano, como registro diario personal. Porque, aunque alguien se pregunte
por el fenómeno social e histórico que es constitutivo del ser humano, ese
alguien hará tal pregunta desde su vida cotidiana; lo hará desde su situación; lo
hará impulsado por sus deseos, sus angustias, sus necesidades, sus amores,
sus odios; lo hará impulsado por sus frustraciones, sus éxitos; lo hará desde
algo anterior a la estadística y a la teorización; lo hará desde la vida misma.
Y, ¿qué es lo común y, al mismo tiempo, lo particular en toda existencia
humana? La búsqueda de la felicidad y la superación del dolor y el sufrimiento
es lo común y lo particular de toda existencia humana. Es la verdad registrable
para todos y cada uno de los seres humanos.
Ahora bien, ¿cuál es esa felicidad a la que aspira el ser humano? Ella es lo que
el ser humano cree. Esta afirmación, un tanto sorprendente, se basa en el
hecho de que las personas se orientan hacia imágenes o ideales felicitarios
diferentes. Es más, el ideal de felicidad cambia con la situación histórica, social
y personal. De ello concluiremos que el ser humano busca lo que cree que lo
hará feliz, y de acuerdo con ello lo que cree que lo alejará del sufrimiento y el
dolor.
Dada la aspiración de felicidad, aparecerán las resistencias del dolor y el
sufrimiento. ¿Cómo podrán vencerse estas resistencias? Antes debemos
preguntarnos por la naturaleza de las mismas.
El dolor para nosotros es un hecho físico. Todos tenemos experiencias del
mismo. Es un hecho sensorial, corporal. El hambre, las inclemencias naturales,
la enfermedad, la vejez, producen dolor. Y ése es el punto en que nosotros
diferenciamos de fenómenos que nada tienen que ver con lo sensorial.
Únicamente el avance de la sociedad y la ciencia es el que hace retroceder el

25
dolor. Y ése es el campo específico en el que pueden desarrollar sus mejores
esfuerzos los reformadores sociales, los científicos y por sobre todo los mismos
pueblos generadores del progreso del que se nutren tales reformadores y tales
científicos.
El sufrimiento, en cambio, es de naturaleza mental. No es un hecho sensorial
del mismo tipo del dolor. La frustración, el resentimiento, son estados de los
que también tenemos experiencia, y que no podemos localizar en un órgano
específico, o en un conjunto de ellos. ¿Es que aun siendo de naturaleza
diferente actúan entre sí el dolor y el sufrimiento? Por cierto que el dolor motiva
también al sufrimiento. En tal sentido, el avance social y el avance de la ciencia
hacen retroceder un aspecto del sufrimiento. Pero específicamente, ¿dónde
hallaremos la solución para hacer retroceder el sufrimiento?. Esto lo hallaremos
en el sentido de la vida, y no hay reforma ni avance científico que aleje el
sufrimiento que da la frustración, el resentimiento, el temor a la muerte, y el
temor en general.

El sentido de la vida es una dirección a futuro que da coherencia a la vida,


que permite encuadre a sus actividades y que la justifica plenamente. A la luz
del sentido aún el dolor en su componente mental y el sufrimiento en general,
retroceden y se empequeñecen interpretados como experiencias superables.
Entonces, ¿cuáles son las fuentes del sufrimiento humano?. Son las que
producen contradicción. Se sufre por vivir situaciones contradictorias, pero
también se sufre por recordar situaciones contradictorias y por imaginar
situaciones contradictorias.
Estas fuentes de sufrimiento han sido llamadas las tres vías del sufrimiento, y
ellas pueden modificarse de acuerdo con el estado en que se encuentre el ser
humano respecto del sentido de la vida. Tendremos que examinar
brevemente estas tres vías para luego hablar del significado y la importancia
del sentido de la vida.
(Pregunta poco audible en la grabación)

Es claro que las agrupaciones humanas, por ejemplo, son estudiadas por la
sociología. Así como las ciencias pueden estudiar los astros o los
microorganismos. También la biología y la anatomía, la fisiología, estudian al
cuerpo humano desde diferentes puntos de vista. La Psicología estudia el
comportamiento psíquico. Todos estos que estudian (los estudiosos y los
científicos), no estudian su propia existencia. No hay una ciencia que estudie la
propia existencia. La ciencia nada dice acerca de la situación que le acontece a
una persona cuando llega a su casa y allí recibe un portazo, un mal trato, o una
caricia.
Nosotros nos interesamos, justamente, por la situación de la existencia
humana, y por ello no es competencia nuestra las discusiones que pueda tener
la ciencia. Y también observamos que la ciencia tiene serias falencias, serias
dificultades para definir lo que pasa en la existencia. Qué sucede en la
existencia humana; cuál es la naturaleza de la vida humana con respecto al
sentido; cuál es la naturaleza del sufrimiento y del dolor; cuál es la naturaleza
de la felicidad; cuál es la naturaleza de la búsqueda de la felicidad. Estos son
objetos de nuestro estudio, de nuestro interés. Desde ese punto de vista podría
decirse que nosotros tenemos una posición frente a la existencia, una posición
frente a la vida, y no una ciencia referida a estas cosas.

26
(Pregunta poco audible en la grabación)

Es claro que nosotros hemos puesto énfasis en esto que la gente busca,
aquello que cree que es la felicidad. El punto está en que se cree una cosa y
mañana se cree otra. Si examinamos en nosotros mismos lo que creíamos que
era la felicidad a los doce años y en el día de hoy, veremos el cambio de
perspectiva; así mismo si consultamos a diez personas, seguiremos viendo esa
diversidad de puntos de vista. En la edad media se tenía una idea general de la
felicidad distinta a la época de la revolución industrial, y en general los pueblos
y los individuos varían en su búsqueda de la felicidad. No está para nada clara
la felicidad en cuanto objeto. Parece que no existiera tal objeto. Es más bien un
estado de ánimo el que se busca y no un objeto tangible.
A veces a esto se lo confunde en una determinada forma de propaganda que
presenta un jabón como la felicidad misma. Desde luego, pero todos
comprendemos que, en realidad, se está tratando de describir un estado, el
estado de felicidad, pero no tanto el objeto porque que nosotros sepamos, no
existe tal objeto. Por consiguiente, no está claro qué cosa sea el estado de
felicidad. Nunca se lo ha definido convenientemente. Es una suerte de
escamoteo que se ha hecho y para la gente no ha quedado nada claro. Bien,
así es que seguiremos avanzando a menos que haya alguna otra pregunta...
(Pregunta poco audible en la grabación).
Esta última pregunta es con respecto al progreso del dolor y el sufrimiento.
¿Cómo es que el dolor va superándose con el avance de la sociedad y la
ciencia y el sufrimiento no se supera paralelamente?
Hay alguna gente que sostiene que el ser humano no ha avanzado para nada.
Es obvio que el ser humano ha avanzado en su conquista científica, en su
conquista de la naturaleza, en su desarrollo. Está bien, hay desarrollos de las
civilizaciones que son desparejos, de acuerdo, hay problemas de todo tipo,
pero el ser humano y su civilización han avanzado. Eso es evidente.
Recuerden ustedes otras épocas donde una bacteria hacía estragos, y hoy una
droga suministrada a tiempo soluciona el problema rápidamente. Media Europa
sucumbió en un momento por una peste de cólera. Eso ha sido superado.
Viejas y nuevas enfermedades son combatidas y seguramente serán
derrotadas. Las cosas han cambiado y han cambiado mucho. Pero es claro que
en materia de sufrimiento una persona de hace cinco mil años y una persona
actual, registran y sufren las mismas decepciones, registran y sufren temores,
registran y sufren resentimientos. Lo registran y lo sufren como si para ellos no
hubiera existido historia, como si en ese campo cada ser humano fuera el
primer ser humano. El dolor va retrocediendo con aquellos avances, pero el
sufrimiento no se ha modificado en el ser humano, no se han tenido adecuadas
respuestas con respecto a esto. Y en ese sentido hay una cosa despareja.
Pero, ¿cómo podríamos decir que el ser humano no ha avanzado? Tal vez
porque haya avanzado lo suficiente hoy se esté haciendo este tipo de
preguntas y también por eso se esté tratando de dar respuesta a esos
interrogantes que probablemente en otra época no hubiera sido necesario
hacer. Las tres vías del sufrimiento no son sino tres vías necesarias para la
existencia humana, pero que han sido distorsionadas en su normal
funcionamiento. Trataré de explicarme.
Tanto la sensación de lo que ahora vivo y percibo, como la memoria de lo que
he vivido y la imaginación de lo que podría vivir, son vías necesarias a la

27
existencia humana. Cercenemos algunas de estas funciones y la existencia se
desarticulará. Acabemos con la memoria y perderemos hasta el mismo manejo
de nuestro cuerpo. Eliminemos la sensación y perderemos la regulación del
mismo. Detengamos la imaginación y no podremos orientarnos en ninguna
dirección. Estas tres vías que son necesarias a la vida, pueden ser
distorsionadas en su funcionamiento convirtiéndose en enemigas de la vida, en
portadoras de sufrimiento. Así, sufrimos cotidianamente por lo que percibimos,
por lo que recordamos y por lo que imaginamos.
Hemos dicho en otras oportunidades que se sufre por vivir en una situación
contradictoria tal como la de querer hacer cosas que se oponen entre sí.
También sufrimos por temor a no lograr lo que deseamos a futuro, o por temor
a perder lo que tenemos. Y, desde luego, sufrimos por lo que hemos perdido,
por lo que no hemos logrado, por aquello que ya sufrimos antes, por aquella
humillación, aquel castigo, aquel dolor físico que quedó en el pasado, por
aquella traición, por aquella injusticia, por aquella vergüenza. Y esos fantasmas
que llegan del pasado son vividos por nosotros como si fueran hechos
presentes. Ellos, que son las fuentes del rencor, del resentimiento y la
frustración, condicionan nuestro futuro y hacen perder la fe en nosotros
mismos.

Discutamos el problema de las tres vías del sufrimiento.


Si las tres vías son las que posibilitan la vida, ¿cómo es que se han ido
distorsionando? Si se supone que el hombre va buscando la felicidad, debiera
ir adecuándose para ir manejando estas tres vías a su favor. Pero, ¿cómo es
que de repente esas tres vías son precisamente sus principales enemigas?
Parece ser que en el momento en que se amplió la conciencia del ser humano,
cuando todavía no era un ser muy definido, parece ser que allí mismo, al
ampliarse su imaginación, al ampliarse su memoria y su recuerdo histórico, al
ampliarse su percepción del mundo en que vivía, en ese mismo momento, al
ampliarse una función surgió la resistencia. Tal cual sucede en las funciones
internas. Como cuando tratamos de movernos en una actividad nueva,
encontramos resistencia. Del mismo modo que se encuentra resistencia en la
naturaleza. En el mismo instante que llueve y cae el agua y va por los ríos y
encuentra resistencia a su paso, en ese vencimiento de las resistencias llega
finalmente a los mares.
El ser humano en su desarrollo, va encontrando resistencias. Y al encontrar
resistencias se fortalece y al fortalecerse integra dificultades y al integrarlas las
supera. Y entonces todo este sufrimiento que ha ido surgiendo en el ser
humano en su desarrollo, ha sido también un fortalecimiento del ser humano
por encima de ello. De modo que en etapas anteriores esto del sufrimiento ha
de haber contribuido al desarrollo, en el sentido de crear condiciones
justamente para superarlo.
Nosotros no aspiramos al sufrimiento. Nosotros aspiramos a reconciliarnos
incluso con nuestra especie, que tanto ha sufrido, y gracias a la cual nosotros
podemos hacer nuevos despliegues. No ha sido inútil el sufrimiento del hombre
primitivo. No ha sido inútil el sufrimiento de generaciones y generaciones que
han estado limitadas por esas condiciones. Nuestro agradecimiento es para
aquellos que nos precedieron no obstante su sufrimiento, porque gracias a
ellos podemos intentar nuevas liberaciones.

28
Éste es el punto acerca de cómo el sufrimiento no nació de súbito, sino con el
desarrollo y la ampliación del hombre. Pero es claro que nosotros no
aspiramos, como seres humanos, a seguir sufriendo, sino a avanzar sobre
esas resistencias integrando un nuevo camino en este desarrollo.

Pero hemos dicho que hallaremos la solución al problema del sufrimiento en el


sentido de la vida, y hemos definido a ese sentido como la dirección a futuro
que da coherencia, que permite encuadrar actividades y que justifica
plenamente a la existencia. Esta dirección a futuro es de máxima importancia
por cuanto, según hemos examinado, si se corta esta vía de la imaginación,
esta vía del proyecto, esta vía del futuro, la existencia humana pierde dirección
y ello es fuente de inagotable sufrimiento.
Es claro para todos que la muerte aparece como el máximo sufrimiento del
futuro. Es claro, en esa perspectiva, que la vida tiene carácter de cosa
provisoria. Y es claro que, en ese contexto, toda construcción humana es una
inútil construcción hacia la nada. Por ello, tal vez, el apartar la mirada del hecho
de la muerte haya permitido cambiar la vida como si la muerte no existiera...
Quien piensa que todo termina para sí con la muerte, podrá alentarse con la
idea de que será recordado por sus espléndidas acciones, que no se olvidarán
de él sus seres queridos o, tal vez, las generaciones venideras. Y, aunque esto
fuera así, todos marcharían finalmente hacia una nada absurda que
interrumpiría todo recuerdo. También podría pensarse que lo que uno hace en
la vida no es sino responder a necesidades del mejor modo posible. Pues bien,
ya se acabarán esas necesidades con la muerte y habrá perdido sentido toda
lucha por salir del reino de la necesidad. Y se podrá decir que la vida personal
carece de importancia en la vida humana, que por lo tanto la muerte personal
no tiene significado. Si tal fuera el caso, tampoco tendría significado la vida ni
las acciones personales. No se justificaría ninguna ley, ningún compromiso, y
no habría, en esencia, mayores diferencias entre las acciones benéficas y las
malvadas.
Nada tiene sentido si todo termina con la muerte. Y, si ése es el caso, el único
recurso posible para transitar por la vida, es animarse con sentidos
provisorios, con direcciones provisorias a las cuales aplicar nuestra energía y
nuestra acción. Tal es lo que sucede habitualmente, pero para ello es
necesario proceder negando la realidad de la muerte, es necesario hacer como
si ella no existiera

Si se pregunta a alguien qué sentido tiene para él la vida, probablemente


responderá por su familia, o por él prójimo, o por una determinada causa que
según él justifique la existencia. Y, esos sentidos provisorios, habrán de
conferirle dirección para afrontar la existencia, pero a poco que surjan
problemas con los seres queridos, a poco que se produzca una desilusión con
la causa abrazada, a poco que algo cambie en el sentido elegido, el absurdo y
la desorientación volverán por su presa.
Por último, sucede con los sentidos o las direcciones provisorias de vida que
en el caso de alcanzarse ya pierden referencia y, por lo tanto, dejan de ser
útiles para más adelante y, en el caso de no alcanzarse, dejan de ser útiles
como referencia. Por cierto que luego del fracaso de un sentido provisorio
siempre queda la alternativa de poner un nuevo sentido provisorio, tal vez en
oposición al que fracasó. Así, de sentido en sentido se va borrando, a medida

29
que pasan los años, todo rastro de coherencia y con ello aumenta la
contradicción y, por tanto, el sufrimiento.

La vida no tiene sentido si todo termina con la muerte. Pero, ¿es cierto que
todo termina con la muerte?. ¿Es cierto que no se puede lograr una dirección
definitiva que no varíe con los accidentes de la vida?, ¿cómo se ubica el ser
humano frente al problema de que todo termina con la muerte?. Examinémoslo,
pero luego de discutir lo dicho hasta aquí.
(Intervalo y discusión)... ..

Así como destacamos tres vías del sufrimiento observamos también cinco
estados con referencia al problema de la muerte y la trascendencia. En estos
cinco estados se puede ubicar cualquier persona.
Hay un estado en que una persona tiene evidencia indudable dada por propia
experiencia, no por educación o ambiente. Para ella es evidente que la vida es
un tránsito y que la muerte es un escaso accidente.

Otros tienen la creencia de que el ser humano va a no sé que trascendencia, y


esta creencia la tienen dada por educación, dada por ambiente, no por algo
sentido, experimentado, no por algo evidente para ellos, sino por algo que les
enseñaron y que ellos aceptan sin experiencia alguna.

Hay un tercer tipo de ubicación frente al sentido de la vida y es el de aquellas


personas deseosas de tener una fe o tener una experiencia. Ustedes se deben
haber encontrado con muchas personas que dicen: «Si yo pudiera creer en
ciertas cosas, mi vida sería diferente». Hay muchos ejemplos a mano. Gentes a
las cuales les han sobrevenido muchos accidentes, muchas desgracias, y que
se han sobrepuesto a esos accidentes, a esas desgracias, porque o tienen fe o
tienen un registro de que todo esto, por transitorio o provisorio, no es el
agotamiento mismo de la vida sino en todo caso una prueba, una resistencia
que de algún modo hace crecer en el conocimiento. Incluso pueden haber
encontrado gentes que acepten el sufrimiento como un recurso de aprendizaje.
No es que busquen el sufrimiento (no como otros, que parece que tuvieran una
especial afición por el sufrimiento). Estamos hablando de aquellos que
simplemente, cuando se da tal cosa, sacan la mejor partida de ello. Gentes que
no andan buscando el sufrimiento, todo lo contrario, sino que dada la situación
lo asimilan y lo integran y lo superan.
Bien. Hay gentes, entonces, que se ubican en ese estado: no tienen fe, no
tienen ninguna creencia, pero desearían tener algo que les diera aliento y le
diera dirección a su vida. Sí, esas personas existen.

Hay también aquellos que sospechan intelectualmente la posibilidad de que


exista un futuro tras la muerte, que exista una trascendencia. Simplemente lo
consideran posible y no tienen ninguna experiencia de trascendencia ni
tampoco tienen ningún tipo de fe, ni tampoco aspiran a tener experiencia ni a
tener fe. Seguramente conocen a esas personas.
Y hay, por último, aquellos que niegan toda posibilidad de trascendencia.
También ustedes reconocerán aquí personas, y probablemente entre ustedes
haya muchos, que piensan así.

30
De manera que con diferentes variantes cada uno puede efectivamente
ubicarse como aquellos que tienen evidencia y para ellos es indudable esto de
la trascendencia, o bien como aquellos que tienen fe porque así la asimilaron
cuando pequeños, o bien aquellos otros que quisieran tener una experiencia o
una fe, o aquellos otros más que la consideran una posibilidad intelectual sin
hacerse mayores problemas, y estos otros que la niegan.

Pero aquí no terminamos con el punto de ubicación frente al problema de la


trascendencia. Hay, al parecer, diferentes profundidades en esto de ubicarse
frente al problema de la trascendencia. Hay quienes incluso dicen que tienen
una fe, lo afirman, pero esto que dicen no responde efectivamente a lo que
experimentan. Nosotros no decimos que ellos mientan, decimos que esto lo
dicen superficialmente. Dicen tener una fe, pero mañana pueden no tenerla.

Así es que observamos diferentes grados de profundidad en estas cinco


posturas y, por lo tanto, en la movilidad o la firme convicción en cuanto a lo que
se postula. Hemos conocido gentes que eran devotas, creyentes de una fe, y al
morirse un familiar, al morirse un ser querido, desapareció toda la fe que
decían tener y cayeron en el peor de los sin sentidos. Esa fe era una fe de
superficie, una fe de mampostería, una fe periférica. En cambio, aquellos otros
a los cuales sobrevinieron grandes catástrofes y afirmaron precisamente su fe,
todo les resultó diferente.
Hemos conocido gentes que estaban convencidas de la inexistencia total de la
trascendencia. Uno muere y desaparece. Por así decir, ellos tenían fe en que
todo se acababa con la muerte. Es claro que en alguna ocasión, caminando
cerca de un cementerio han apurado el paso y se han sentido inquietos...
¿cómo se compatibiliza todo esto con la convicción cierta de que todo termina
con la muerte? De este modo, hay gentes que aun en la negación de la
trascendencia están ubicadas en una situación muy superficial.

Así, pues, uno puede ubicarse en cualquiera de estos estados, pero también
uno puede ubicarse en distintas profundidades. En ciertas épocas de nuestra
vida hemos creído una cosa respecto de la trascendencia, y luego otra.
Cambió, esto es móvil. Ésta no es una cosa estática. No solo en épocas
distintas de nuestra vida sino en situaciones. Cambia nuestra situación y
cambia nuestra creencia con respecto al problema de la trascendencia. Es
más: cambia de un día a otro. A veces a la mañana estoy creyendo una cosa
determinada, a la tarde ya no. Y esto que parece ser de suma importancia
porque hace a la orientación de la vida humana, es algo demasiado variable. Y
al fin nos provocará desconcierto en la vida cotidiana.

En esos cinco estados y grados se emplaza el ser humano, ¿pero cuál debería
ser el correcto emplazamiento? Es que existe acaso un correcto
emplazamiento, o es que estamos simplemente describiendo problemas sin dar
solución? ¿Es que podemos sugerir cuál es el mejor emplazamiento frente al
problema?
Algunos dicen que la fe es algo que está o no está en las personas, que brota o
que no brota. Pero observen ese estado de conciencia. Alguien puede no tener
fe en absoluto, pero también puede desear, sin fe y sin experiencia, obtener
eso. Puede inclusive comprender intelectualmente que tal cosa es interesante,

31
que puede valer la pena orientarse en esa dirección. Pues bien, cuando eso
comienza a suceder es porque algo ya se está manifestando en esa dirección.
Quienes logran esa fe o esa experiencia trascendente, aunque no puedan
definirla en términos precisos como no se puede definir el amor, reconocerán la
necesidad de orientar a otros hacia el sentido, pero jamás tratarán de imponer
su paisaje a quienes no lo reconozcan.

Y así, coherentemente con lo enunciado, declaro ante ustedes mi fe y mi


certeza de experiencia respecto a que la muerte no detiene el futuro, que la
muerte, por lo contrario, modifica el estado provisorio de nuestra existencia
para lanzarla hacia la trascendencia inmortal. Y no impongo mi certeza ni mi fe,
y convivo con aquellos que se encuentran en estados diferentes respecto del
sentido, pero me obligo a brindar solidariamente el mensaje que reconozco
hace feliz y libre al ser humano. Por ningún motivo eludo mi responsabilidad de
expresar mis verdades aunque éstas fueran discutibles por quienes
experimentan la provisoriedad de la vida y el absurdo de la muerte.
Por otra parte, jamás pregunto a otros por sus particulares creencias y, en todo
caso, aunque defino con claridad mi posición respecto a este punto, proclamo
para todo ser humano la libertad de creer o no creer en Dios y la libertad de
creer o no creer en la inmortalidad.
Entre miles y miles de mujeres y hombres que codo a codo, solidariamente,
trabajan con nosotros, se suman ateos y creyentes, gentes con dudas y con
certezas y a nadie se pregunta por su fe y todo se da como orientación para
que decidan por sí mismos la vía que mejor aclare el sentido de sus vidas.
No es valiente dejar de proclamar las propias certezas, pero es indigno de la
verdadera solidaridad tratar de imponerlas.

……………………………………….

Charlas Primer Magisterio sobre la misión del 80 (Conjunción


centroamericana - 11 Octubre 1980)

No vamos a conversar aquí otros asuntos, no vamos a conversar de otras


cosas. Así que cuando surja alguna duda respecto de lo que estamos leyendo,
piensen siempre en el objetivo que hemos fijado. Bien.
El mensaje que pretendemos lanzar va a referirse al sentido de la vida,
apuntando a la trascendencia como dirección individual y social. Aquí se
explica que se trata de una posición frente a la vida, una posición frente a la
vida, no de política o de religión sino de una posición frente a la vida. No
podemos hacer aquí más desarrollo sobre el mensaje. Se exige un desarrollo
aparte, de tal modo que habrá que producir opúsculos, habrá que producir
algún folleto explicando en torno a los límites del mensaje; qué quiere decir
esto del sentido de la vida con referencia a la trascendencia como dirección
individual y social, y todo aquello.
….
Para decir en pocas palabras toda esta largura que hemos estado conversando
afirmaremos esto: “Destinatario: el mensaje será una convocatoria explícita a
todos aquellos que experimenten la necesidad de dar y quieran sumarse como

32
voluntarios para difundir el mensaje y orientar a otros en un nuevo sentido de
la vida”.
Si la palabra voluntario no les gusta, la cambiaremos. Buscaremos una con
más rulos, con más dignidad, pero el significado será el mismo. Se trata de ese
tipo humano. Tal vez esta palabra esté muy vapuleada. No importa; se buscará
otra.

Fíjense: “...que experimenten la necesidad de dar y quieran sumarse...” Nada,


de manera que nuestro mensaje no va a estar dirigido a aquellos que tienen no
se qué problema, que vengan a arreglarlos, ¡a no! Nuestro mensaje va a ser
dirigido a aquellos que tienen la necesidad de dar y están en una confusión
tanto ellos como el conjunto en donde están metidos.
Nos vamos a dirigir a ellos para que se sumen a toda una puesta en marcha y
un proceso en el que estamos ¿entienden? Enrolar en la participación en una
obra común. Es muy diferente a convocar a que vengan las gentes a arreglar
sus problemas. No se si lo notan ¿no?, pero hay una diferencia sustancial.
Cómo implementemos el lenguaje de esto, cómo hagamos las cosas, cómo
habilitemos el canal que utilicemos es otra cuestión. Pero el destinatario en
este caso parece claro.
“El mensaje será una convocatoria explícita a todos aquellos que experimenten
la necesidad de dar y quieran sumarse como voluntarios para difundir el
mensaje y orientar... difundir el mensaje y orientar a otros en un nuevo sentido
de la vida”.
…………………………

Libro de La Comunidad. 1981. Capítulo III. Experiencias

A. Experiencias Guiadas
1° Experiencias de reconciliación con el pasado: el niño; el temor; el
enemigo; el gran error; la nostalgia; la pareja ideal; el resentimiento; ejercicio
de descenso; catarsis.
2° Experiencias de ubicación en el momento actual: la protectora de la
vida; ejercicio de avances y retrocesos; el trineo; las nubes; el minero; ejercicio
de transformismos y expansiones; configuración del guía interno; la
desorientación y el guía interno; la vejación y el guía interno; la indecisión y el
guía interno.
3° Experiencias de propuestas a futuro: la acción salvadora; ejercicios de
ascenso; las falsas esperanzas.
4° Experiencias sobre el sentido de la vida: la repetición; el viaje; el
festival; la muerte.

Podemos sintetizar la doctrina de la Comunidad en sus puntos más
importantes: 1) El ser humano tiende a lograr su felicidad. 2) El dolor y el
sufrimiento se oponen a la felicidad. 3) El dolor es físico y su retroceso
depende del avance de la sociedad y de la ciencia. El sufrimiento es mental y
su retroceso depende de la reconciliación consigo mismo. 4) Se sufre por vivir
situaciones contradictorias, por recordarlas y por imaginarlas. Esas son las tres
vías del sufrimiento. 5) Únicamente, un verdadero sentido de la vida

33
proporciona unidad, logra reconciliación, esto es: rompe la contradicción en las
tres vías.

Resumiendo: cuando surge el verdadero sentido, el ser humano se reconcilia


consigo mismo, haciendo retroceder el sufrimiento y despejando el camino de
la felicidad.

Experiencia Guiada El Guia Interno

Aclaración sobre la experiencia a llevarse a cabo.


El dominio de esta experiencia es de fundamental importancia. Sin ella
no puede efectuarse un conjunto de trabajos de utilidad para la vida diaria y
para momentos excepcionales sobre los que tratan otras experiencias de este
libro. Recomendamos la lectura del tema formativo: “El guía interno”.

Experiencia guiada.
Estoy en un paisaje luminoso en el que alguna vez sentí una gran
felicidad. (*)
Alcanzo a ver el sol que se agranda. Lo observo sin molestia.
Notablemente, dos rayos se desprenden de él posándose en mi cabeza y en mi
corazón.
Comienzo a sentirme muy liviano y a experimentar que soy atraído por el
astro. De ese modo, siguiendo los trazos luminosos, me dirijo hacia él.
Desde el disco enorme que se convierte en una esfera gigantesca recibo
esa calidez suave y benéfica.
Ya en el interior del sol, aspiro y espiro amplia y profundamente. La luz
que me rodea, se introduce en mi cuerpo al ritmo de la respiración, dándome
cada vez más energía.
Me siento sereno y radiante. Entonces, pido con mis mejores
sentimientos, que se presente ante mí el guía interno y que lo haga del modo
más propicio. (*)
El me dice que representa a mi Fuerza interna, a mi energía y que si sé
cómo usarlo tendré dirección en la vida, tendré inspiración y tendré protección.
Pero qué debo hacer el esfuerzo por verlo bien o por sentir su presencia con
intensidad. (*)
Pido al guía que pose sus manos en mi frente y las mantenga así unos
instantes.
Empiezo a sentir que desde el centro de mi pecho crece una esfera
transparente que termina abarcándonos a ambos. (*)
Digo al guía que haga renacer en mí un profundo amor por todo lo
existente y que me acompañe en la vida dándome alegría y paz. (*)
Pregunto por el sentido de la vida y espero su respuesta. (*)
Pregunto qué es realmente la muerte y espero su respuesta. (*)
Pregunto por el valor de mi vida y espero su respuesta.
Pregunto, meditadamente, por una situación especial de mi vida y
espero su respuesta. (*)
Pido al guía que esté siempre a mi lado en los momentos de duda y
zozobra pero que también me acompañe en la alegría.

34
El guía se separa de mí y se convierte en una gran flor de pétalos
abiertos que contrasta en sus colores con el fondo luminoso del sol. Luego la
flor, va cambiando de formas y de tonos como si fuera un armonioso caleidos-
copio. Entonces, comprendo que atenderá a mis pedidos.
Empiezo a alejarme del brillante sol, pleno de vida y fortaleza.
Y por dos trazos luminosos, desciendo al hermoso paisaje, reconociendo
en mi interior una gran bondad que busca expresarse en el mundo de la gente.
(*)

Extracto Experiencia Guiada La Muerte

…Así, la vida es el medio que utiliza la mente para romper la red de sombras.
Agradezco el haber conocido lo único importante: obrar con unidad. Agradezco
haber comprendido que la vida tiene un sentido lejano, que no se agota en el
absurdo de sí misma. Y agradezco haber ajustado mis acciones con la mirada
siempre puesta en esa dirección…

… Así habla mi guía. Así me dispongo y todo se hace transparente y quedo


liberado de toda atadura... Estoy reconciliado, estoy purificado. Voy a la Ciudad
de la Luz, esa ciudad jamás percibida por el ojo, nunca escuchada en su canto
por el oído humano.

Siento que me detengo y que vuelvo a mi cuerpo. Mi corazón late, mis


pulmones funcionan. Aquí estoy nuevamente. Pero esa verdad que alcancé a
rozar se que obrará tarde o temprano, convirtiendo el sentido de mi vida.

……

4- La exposición de la doctrina admite diferentes profundizaciones. Así, se le da


un nivel distinto al presente comentario, respecto del que aparece en los temas
formativos del capítulo II. En grandes rasgos, podemos decir lo siguiente: 1) El
ser humano tiende al logro de lo que cree que es su felicidad; 2) El dolor y el
sufrimiento se oponen a esa felicidad; 3) El dolor es físico y su retroceso
depende del avance de la sociedad y la ciencia, mientras que el sufrimiento es
mental y su retroceso depende del sentido de la vida que se tenga; 4) Se
sufre por vivir situaciones contradictorias, pero también por recordarlas y por
imaginarlas a futuro. Esas formas, son llamadas las “tres vías del sufrimiento”;
5) Puede haber provisorios “sentidos” de vida que permitan sobrellevar
distintas etapas de la existencia, pero todos ellos están sometidos a esta
definitiva verdad: “La vida no tiene sentido si todo termina con la muerte”; 6) El
verdadero sentido de la vida surge con el reconocimiento de que no todo
termina con la muerte. Este reconocimiento permite romper las tres vías del
sufrimiento, dando unidad y dirección al ser humano. La vida sufre una
conversión total y los problemas cotidianos aparecen dimensionados como
problemas superables en el camino del aprendizaje y perfeccionamiento; 7) El
reconocimiento de que no todo termina con la muerte, o lo que es igual, de la
trascendencia más allá de la muerte admite las siguientes posturas: a) la
evidencia indudable (aunque sea indemostrable e intransferible a otros), dada

35
por la propia experiencia; b) la simple creencia dada por educación u ambiente
como si fuera un dato indudable de la realidad; c) el deseo de poseer la
experiencia o la creencia; d) la sospecha intelectual de la posibilidad de
supervivencia sin experiencia, sin creencia y sin deseo de poseerlas; 8) Esas
cuatro posturas y una quinta que niega toda posibilidad de trascendencia, son
llamadas “los cinco estados del sentido de la vida”. Cada estado admite, a su
vez, distintos grados de profundidad o definición. Tanto los estados como los
grados son variables, pero en un momento dado de la vida, permiten definir la
coherencia o contradicción de la propia existencia y, por tanto, el nivel de
libertad o sometimiento al sufrimiento. Este es, además, un punto práctico,
porque se puede examinar cualquier momento de la vida pasada ubicándolo en
el estado que le correspondía, comprobando cómo la vida se organizaba de
acuerdo a él. Lógicamente ese examen vale para comprender el momento
actual; 9) Cualquiera sea el estado y el grado en que se encuentre una
persona, puede avanzar o profundizar en él, merced al trabajo sostenido en la
dirección que propone la doctrina.
Resumiendo:
La doctrina de la Comunidad explica que el verdadero sentido de la vida está
relacionado con la afirmación de la trascendencia más allá de la muerte; que el
descubrimiento de ese sentido, transforma a la vida influyendo en las tres vías
de sufrimiento y que toda persona puede lograr o perfeccionar ese sentido
cualquiera sea el estado y grado en que se encuentre respecto a él.
…………..

Más referencias en la versión 2000 del Libro de La Comunidad


…………….

Principios de acción válida

5) El Principio de conformidad. “Si para ti están bien el día y la noche, el


verano y el invierno, has superado las contradicciones”.

Este Principio destaca en forma figurada la oposición de las situaciones. Sin


embargo, tal oposición podrá ser conciliada si se modifica el punto de vista con
respecto al problema.

El excesivo calor del verano, hace pensar compensatoriamente en el frío del


invierno y a la inversa. Toda situación difícil hace evocar o imaginar a su
antagónica, pero una vez en ella, vuelve la disconformidad. Entonces, la
compensación nos lleva a su punto opuesto. Allí donde aparezca el sufrimiento,
la compensación se pondrá en marcha, pero no por ello el sufrimiento mismo
será vencido.

Es muy distinto el punto de vista y el comportamiento frente a las dificultades,


por parte de quien está orientado por un sentido de vida definido. Si alguien
cree que su vida tiene un sentido y que todo lo que le sucede sirve a su
aprendizaje y perfeccionamiento en esa dirección, los problemas que le

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aparezcan no tenderán a ser eludidos compensatoriamente, sino que los
asumirá descubriendo también en ellos alguna utilidad. El frío del invierno será
aprovechable y también el calor del verano y cuando cada uno se presente,
esa persona dirá: “¿En qué se oponen las estaciones, si ambas me sirven”?

……………………………………….

Conferencia de Silo en la 8va. Feria Internacional del Libro - Buenos Aires,


abril de 1982

Algunos analistas eruditos, como quien me ha precedido en el uso de la


palabra, ha dejado perfectamente encuadrado el problema de la forma de “El
Paisaje Interno”. Esto me exime de mayores comentarios sobre el particular.
De todas maneras, quisiera agregar que la estructura expositiva de este libro
es idéntica a la de mi obra anterior, “La Mirada Interna”, aún cuando medie
entre los dos escritos un lapso de diez años.
La identidad formal hizo que algunos englobaran a las dos obras dentro de una
misma calificación. Para aclarar este punto referiré una anécdota.
El año pasado, en la Feria Internacional del Libro en Frankfurt, mi editor alemán
explicó que tanto “La Mirada Interna” como “El Paisaje Interno” eran
clasificados, según los especialistas, dentro de una genérica literatura religiosa.
Por otra parte, yo había leído algunos artículos europeos en los que se insistía
sobre ese punto. La razón principal que se daba en ellos era que esos libros
estaban organizados en capítulos y fragmentos numerados al estilo de las
obras místicas tradicionales.
Yo no podía negar que estaban numerados los versículos bíblicos o los suras
koránicos, o los yasnas y fargards del Avesta, o los Upanishads y que también
participaban mis escritos de ese ordenamiento.
Pero me vi obligado a destacar que en obras de importancia de filosofía
contemporánea se estaba utilizando crecientemente esta suerte de
enumeración de los parágrafos, y como ejemplos destacados cite las “Ideen”
de Husserl y el “Tractacus” de Wittgestein, sin dejar de mencionar, por otra
parte, obras sobre cálculo informacional y tratados de cibernética que cada ves
más frecuentemente se iban presentando a los públicos especializados y todos
ellos con las famosas numeraciones paragráficas.
Para concluir con una sonriente observación, hice notar que los códigos civiles,
penales, de procedimientos, etc., eran un ejemplo de tratados religiosos si se
consideraba a sus artículos numerados como la definición misma de la
literatura mística.
Así las cosas, quedó en claro que no eran estas razones suficientes para
ubicar mi obra dentro de los escritos religiosos. Debía haber otros elementos
que justificaran tal encuadre. Y esos elementos, tal vez no estuvieran en la
forma sino en el contenido.
Pero ya que el contenido de mis libros era la vida humana, de existir la
mencionada “religiosidad” esta no habría de referirse a los dioses sino al
hombre mismo.
Yo siempre creí haber escrito en prosa poética tomando como materia prima
los temas fundamentales de la vida humana. Y de entre ellos escogí el del
sentido, el de la dirección de la vida. ¿Se trataba acaso de una teleología?
¿O tal vez de una antropología filosófica? ¿Era una descripción o una

37
interpretación? En todo caso, ¿con qué instrumental metódico se contaba para
estudiar el sentido de la vida? Y si hablamos de instrumental metódico,
seguramente habría una lógica previa que, explicita o no, estaría actuando; y
de haber una lógica, también habría una metafísica.
No trataría en estos pocos minutos tan difíciles cuestiones, sino que más bien
me referiré a algunos temas de El Paisaje Interno, guiado por el hilo conductor
del sentido de la vida, mencionado una y otra vez, e implícito siempre en todo
capitulo y parágrafo de mis escritos.
Tomemos el primer capítulo dirigido al lector en estos términos: “A medida que
la vida pasa, ¿crece en ti la felicidad o el sufrimiento?... Si no crece en ti y en
quienes te rodean la felicidad y la libertad, rechazaré tu ejemplo”. Y más
adelante... “Salta por encima de tu sufrimiento y entonces no crecerá el abismo
sino la vida que hay en ti”. “No hay pasión, ni idea, ni acto humano que se
desentienda del abismo. Por lo tanto, tratemos lo único que merece ser tratado,
el abismo y aquello que lo sobrepasa”.
Este planteo aparentemente dualista, pone en evidencia las preocupaciones
fundamentales sobre el crecimiento de la vida y la aniquilación de la vida.
La aniquilación toma una cierta sustancialidad al designarla como “abismo”.
Pero no se trata sino de una licencia propia de la prosa poética en la que la
sola mención de la nihilización del ser, o “tachadura” del ser, como propondría
Heidegger, provocaría una fractura de estilo irreparable.
No estamos pues hablando de “abismo” en términos de sustancia, sino de
anonadamiento u oscurecimiento del ser de la existencia humana.

Queda claro que el primer efecto dualista desaparece al comprender el


concepto de abismo como no-ser, como no-vida y no como entidad en sí.
Se escogió el concepto de abismo por las implicancias sicológicas que tiene y
porque suscita registros del tipo del vértigo, asociados a una contradictoria
sensación de atracción y rechazo.
Esa atracción de la nada que vence en el suicidio o en la embriagadora furia
destructora y que motiva al nihilismo de un individuo, de un grupo, o de una
civilización.
Así es que aquí no se está tratando la angustia que irrumpe en el existente o la
nausea como una pasiva desintegración del sentido, sino el vértigo y la
atracción de la acción nihilista,”deus inversus” de la vida, que disputa con esta
su reconocimiento.
“No hay pasión, ni idea, ni acto humano que se desentienda del abismo. Por
tanto, tratemos de lo único que merece ser tratado: el abismo y aquello que lo
sobrepasa”.
Hagamos aquí un paréntesis. Inmediatamente después que el pensamiento
occidental llego a la cúspide del idealismo absoluto, numerosas corrientes
retomaron la preocupación por la existencia humana.
Pensadores optimistas trataron de orientarla en una dirección de progreso,
mientras que otros reaccionaron en diversas opciones vitalistas.
Pero, al parecer, en el seno de las diversas corrientes se había ya instalado
esa pérdida del ser, ese nihilismo que llevaba a un mecanicismo en que la vida
humana y su conciencia eran reflejo de condiciones, o bien donde la vida como
condición irracional sobrepasaba y determinaba mecánicamente a la
conciencia.

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No solo en la filosofía y en las nuevas corrientes sicológicas hizo irrupción este
nuevo fenómeno, sino en las Doctrinas políticas y hasta en el diseño del ideal
de felicidad y de estilo de vida de las poblaciones.
No es de extrañar que el desarrollo de las dos tragedias mundiales ampliaran
en los hechos lo que ya se había enunciado en las esferas de la especulación,
porque claro está, se trataba del mismo fenómeno.
Entonces desde aquel desgarrador “Dios ha muerto” nietzscheano hasta la
muerte en masa de millones de seres humanos, había un solo paso.
¿Qué habría de sobrevivir luego como un breve respiro entre la tragedia y el
futuro? El absurdo, el sinsentido y la pérdida del horizonte vital.

Volviendo a nuestro tema, debemos preguntarnos ¿es que se ha instalado en


el corazón del ser humano actual, el abismo o aquello que lo sobrepasa?
Y si se tratara del abismo, ¿podría existir algún cambio de dirección que no
fuera rechazado por el nihilismo triunfante?
Algunos proponen que solo el temor hasta ahora ha detenido al nihilismo total.
Otros dicen que para detener la aniquilación, se debe aniquilar a aquello que
impide nuestro avance. Se trata, en todos los casos, de un débil equilibrio
impulsado por el mismo sistema nihilista.
Y entonces, ¿cómo elegir aquello que sobrepasa el nihilismo, si en este
mecanismo gigantesco las opciones están ya predeterminadas para las nuevas
generaciones, para los contingentes humanos que en este mismo instante
están naciendo?
Si en el ser humano existe la libertad de elegir, entonces es posible modificar
las condiciones que se preanuncian catastróficas en su mecánico desarrollo.
Si por lo contrario, la libertad humana es solo un mito piadoso, entonces no
importa que rumbo tomen los acontecimientos colectivos o la vida de los
individuos, ya que la fatalidad gobierna los hechos.

En “El Paisaje Interno” se afirma la libertad de la vida humana. Es más, se dice


que su sentido es por esencia libertad y que esta libertad rechaza el absurdo y
la noción de la realidad de “lo dado”.
Así, el capitulo 2 nos dice: “¿Qué quieres tu? Si dices que lo más importante es
el amor o la seguridad, entonces hablas de estados de animo, de algo que no
ves”.
“Si dices que lo mas importante es el dinero, el poder, el reconocimiento social,
la causa justa, Dios o la eternidad, entonces hablas de algo que ves o que
imaginas. Nos pondremos de acuerdo cuando digas: “¡Quiero la causa justa
porque rechazo el sufrimiento!”
Y más adelante: “¿De qué realidad hablas al pez y al reptil, al gran animal, al
insecto pequeño, al ave, al niño, al anciano, al que duerme y al que frío o
afiebrado vigila en su cálculo o su espanto?” “Digo que el eco de lo real
murmura o retumba según el oído que percibe; que si otro fuera el oído, otro
canto tendría lo que llamas realidad. Por tanto, que tu corazón afirme: ¡Amo la
realidad que construyo!”
Y en el capítulo 3: “Si un mismo paisaje es diferente para dos personas, ¿en
dónde está la diferencia?” “A veces ocurre que un paisaje es reprobado o
aceptado por las multitudes y los pueblos. Sin embargo, ¿esa reprobación o
aceptación, está en el paisaje o en el seno de las multitudes y los pueblos?”

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“Entre la sospecha y la esperanza, tu vida se orienta hacia paisajes que
coinciden con algo que hay en ti”.
“Todo este mundo que no has elegido sino que te ha sido dado para que
humanices, es el paisaje que más crece cuando crece la vida. Por tanto, que tu
corazón nunca diga: “Ni el otoño, ni el mar, ni los montes helados tienen que
ver conmigo, sino que afirme: ¡Amo la realidad que construyo!”
De este modo, va quedando claro que la noción de la realidad se modifica de
acuerdo a la óptica con que es observada.
Pero uno de los errores más notables es el de tomar la realidad de acuerdo a
mi visión, sin reconocer que tal visión existe.
En otros términos, y ya lo había descubierto el raciovitalismo, el sistema de
creencias interfiere en la noción de realidad sin advertir que tales creencias
existen. Y que en general, las llamadas ideas y hasta ideologías sobre la
realidad, no son sino creencias.
Imaginemos ahora un sistema socio-cultural cuya óptica básica de creencias
sea de tipo nihilista y comprenderemos que sus ideas o su ideología dominante
nos presentarán un mundo, una realidad que habremos de aceptar so pena de
ser aniquilados en caso de no hacerlo.

Y por otra parte, si para no ser eliminados, aceptamos tal imposición, también
seremos liquidados por el crecimiento y desarrollo de esa óptica que moldeará
nuestra forma de vida de acuerdo al nihilismo dominante.
En la obra se hace distinción entre tres tipos de “paisaje”: el externo,
correspondiente al mundo de la percepción; el interno, propio de la
representación y el humano, propio del mundo social.
De esta suerte, se reconoce que la percepción no actúa aislada sino que tanto
los datos de memoria personales como las propias representaciones, actúan
haciendo que el perceptor seleccione y articule su percepción.
Por otra parte, el mundo social es el que suministra la designación de lo
percibido y así hace que lo percibido quede clasificado dentro del horizonte de
las creencias de una sociedad particular en un momento dado. Siendo tomada
tal designación y clasificación social como un dato propio del individuo.

Por ello, en la introducción al capítulo 4, se va a decir y casi a modo de


definición: “Paisaje externo es lo que percibes de las cosas; paisaje interno es
lo que tamizas de ellas con el cedazo de tu mundo interno. Estos paisajes son
uno y constituyen tu indisoluble visión de la realidad. Y es por tu visión, que te
orientas en una u otra dirección”.
Pero es claro, se agrega, que: “según avanzas se modifica tu visión. No hay
aprendizaje, por pequeño que sea, que se cumpla solo por contemplar.
Aprendes porque algo haces con lo que contemplas y cuanto más haces, más
aprendes, ya que según avanzas se modifica tu visión”. “¿Qué has aprendido
del mundo? Has aprendido lo que has hecho. ¿Qué quieres del mundo?
Quieres según lo que te haya sucedido. ¿Qué no quieres del mundo? No
quieres de acuerdo a lo que te ocurrió.
Luego de discutir acerca del conocimiento de lo real, en el capítulo 7 se pasa al
problema del registro personal del que percibe y se establecen diferencias
entre dolor y sufrimiento.

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Independientemente del conocimiento u opinión que se tenga sobre lo real, los
registros de dolor y sufrimiento son señales con las que cuenta el perceptor
para reconocer aquello que amenaza, aquello que nihiliza su existencia.
Frente al dolor físico, la experiencia demuestra que este retrocede en la medida
que avancen la ciencia y la sociedad. Y por ello, quienes contribuyen con el
progreso en ese sentido, son portavoces y constructores de la humanización
del mundo.
Desafortunadamente, el sufrimiento mental no retrocede por el hecho de que la
sociedad y la ciencia avancen.
Por ello es de importancia comprender la estructura del sufrimiento para
rescatar de sus dominios al ser humano cotidiano.
Es posible, afirma “El Paisaje Interno”, es posible hacer retroceder el dolor y
también el sufrimiento.
Pero con respecto a la segunda señal de peligro mencionada, surgen
numerosos errores en su interpretación. Uno es considerar al sufrimiento como
producto de reacciones frente al medio externo hostil. Esta suerte de
interpretación “naturalista” del sufrimiento se basa en la creencia de que los
fenómenos mentales son parte de la realidad dada.

En definitiva, se sigue creyendo en ese caso, que existe una “naturaleza”


humana de algún modo inmodificable y por tanto, el sufrimiento como parte de
esta naturaleza se supone que no puede ser superado.
El libro ha considerado al paisaje humano como presentado en el mundo de lo
natural y por ello, precisamente, se lo menciona así, como “paisaje”.
Sin embargo, el mundo social y humano aparece más allá de la observación
ingenua como básicamente un mundo histórico, no natural y la conciencia
humana del mismo modo, como sin naturaleza, por lo contrario, de
existencialidad histórica.
Por todo ello, develar el sentido histórico del ser humano es comprender que
en la estructura temporal de su conciencia están los elementos del sufrimiento,
es desobjetivar al hombre. Desobjetivar al hombre y precisamente, humanizarlo
en el mejor de los sentidos.

El mundo objetal puede ser modificado y transformado por el hombre pero en


tanto él mismo no se considere en devenir y transformación, sus objetos serán
portadores de su falta de sentido y nihilizarán al mundo.
En el capítulo 7 se dice: “Nombrador de mil nombres, hacedor de sentidos,
transformador del mundo... Tus padres y los padres de tus padres se continúan
en ti. No eres un bólido que cae, sino una brillante saeta que vuela hacia los
cielos. Eres el sentido del mundo y cuando aclaras tu sentido iluminas la
tierra. Cuando pierdes tu sentido, la tierra se oscurece y el abismo se abre”.
“Te diré cual es el sentido de tu vida aquí. Humanizar la tierra. ¿Qué es
humanizar la tierra? Es superar el dolor y el sufrimiento, es aprender sin limites,
es amar la realidad que construyes”.
“No puedo pedirte que vayas mas allá, pero tampoco será ultrajante que yo
afirme: Ama la realidad que construyes y ni aun la muerte detendrá tu vuelo”.
“No cumplirás con tu misión si no pones tu fuerza en vencer el dolor y el
sufrimiento en aquellos que te rodean, Y si logras que ellos, a su vez,
emprendan la tarea de humanizar el mundo, se abrirá su Destino hacia una
vida nueva”.

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Mas adelante, se sigue profundizando en la temática del tiempo de la
conciencia.
Pero será bueno aquí hacer algunas consideraciones.

Ya Agustín en sus “Confesiones” había descubierto las diferencias entre el


tiempo pensado y el tiempo experiencial. El destacaba: “Cuando trato de
comprender el tiempo, no lo experimento y cuando lo experimento no lo
comprendo”.
Esa brillante intuición termina asfixiada ya en la definición de Hegel en la que el
tiempo es la “abstracción del consumir”.
Será un neoaristotélico como Brentano para redescubrir el problema e inspirar
en la Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente de Husserl, el
redescubrimiento del gran Agustín.
Y así las cosas, la conciencia es ya una estructura temporal en que prima la
protensión. Esto es casi decir: la conciencia humana se organiza merced a su
sentir. Contrariemos estos términos y al quitar el sentido a la conciencia, la
negaremos.
Este es el punto, la negación del primado del futuro sobre el mundo de lo
fáctico, la negación del sentido, es la clave del nihilismo y frente a la
nihilización de la conciencia, surge el sufrimiento como señal de peligro.
Y porque en todo sufrimiento ha operado la inversión del futuro, el repliegue del
sentido, la perdida de la dirección hacia delante, habrá una contradicción de su
devenir.
Comillas, “Es la contradicción lo que invierte la vida”, dirá el libro. No habrá
pues otra posibilidad que reorientar la vida hacia el futuro para superar el
sufrimiento.
Sin embargo, en el existente cotidiano, la creencia en que la vida humana
pertenece al mundo de lo natural es de fuerte arraigo y sustraer a la conciencia
de tal ilusión, no es tarea que puede realizarse por vía ideológica.
El ser humano sufre por lo que perdió, por lo que tiene y por lo que desespera
de alcanzar. De este modo, por las tres vías del recuerdo, de la percepción y
de la imaginación, el sufrimiento se hace presente y delata la ausencia del
sentido.
He aquí que la muerte, aparece como la confirmación del sinsentido ya que se
anuncia como la perdida total de futuro.
Ideológicamente podrá decirse, aún adhiriendo a nuestras propuestas, que ya
que el individuo y la sociedad no pertenecen al mundo de lo fáctico, ya que no
tienen naturaleza sino que se develan en su historicidad, la muerte no impide
que las acciones realizadas contribuyan al desarrollo del futuro humano.
Pero he aquí que la muerte aparece al existente como la irrupción y el dominio
definitivo de lo fáctico, frente a lo cual se alzó un día la conciencia humana.
Y cualquier futuro que se imagine sin la experiencia de esa conciencia, no pasa
de especulación, ni supera a lo fáctico en la realidad de la existencia.
De manera, que solamente al tomar a la muerte como lo fáctico y romper la
ilusión de naturalidad de la conciencia, afirmando su futuro, se puede superar
el sufrimiento y dotar a todo acto humano de sentido.
La negación de la posibilidad de futuro para la mente, más allá del absurdo
impacto de la muerte, lleva en sí la nihilización de todo acto, de toda intención y
de todo sentimiento humano.

42
Cuando la base de creencias de una sociedad y, por tanto de sus individuos,
termina identificada con lo fáctico, la objetivización de todo producto humano y
del ser humano mismo, se instala triunfalmente.
Y esta nihilización lleva en sí la destrucción de todo lo que toca.

Quisiera leer una parte del capítulo XII, que nos dice: “¿Es que acaso la vida es
solo acción y reacción? El hambre ensueña con la saciedad, lo aprisionado con
lo suelto; el dolor busca el placer y el placer se hastía de sí mismo”.
“Si la vida es solo persecución de seguridad para quien teme al futuro;
afirmación de sí para el desorientado; anhelo de venganza para la frustración
pasada... ¿Qué libertad, responsabilidad y compromiso podrá sostenerse como
invicta bandera?”
“Y si la vida es solo el espejo que refleja un paisaje, ¿Cómo podrá cambiar
aquello que refleja?”
“Si afirmas lo que se busca a sí mismo, aquello cuya naturaleza es
transformarse, eso que no tiene saciedad en sí mismo y que por esencia está
abierto al futuro, entonces amas la realidad que construyes. Esa es pues tu
vida: ¡la realidad que construyes!”
“Que por tu boca hable la vida y ella diga: ¡No existe algo que pueda
detenerme!”
“Inútil y malvada profecía que anuncia la hecatombe del mundo. Yo afirmo que
el ser humano habrá no solamente de seguir viviendo, sino que crecerá sin
límite. Y también digo que los negadores de la vida desean robar toda
esperanza: palpitante corazón del acto humano”.
“Quiera tu futura alegría, en los momentos mas sombríos recuerdes esta frase:
¡La vida busca el crecimiento, no la compensación de la nada!”
Y más adelante se afirma: “Por ello quiero a los santos que no temen, sino que
verdaderamente aman y quiero a los que con su ciencia y su razón, vencen a
diario el dolor y el sufrimiento. Y en verdad no veo diferencia entre el santo y el
que alienta la vida con su ciencia. ¿Qué mejores ejemplos, que guías
superiores a estos guías?

“Un sentido que quiera ir más lejos que lo provisional, no admitirá la muerte
como el fin de la vida, sino que afirmará la trascendencia como máxima
desobediencia al aparente destino”.
“Si la razón debe estar en función de la vida, que sirva para hacernos saltar
sobre la muerte. Que la razón entonces, elabore un sentido exento de toda
frustración, de todo accidente, de todo agotamiento”. Dice el libro.
Ya en estas frases aparece lo que según dijéramos al comienzo de nuestra
exposición, ha hecho que algunos pudieran clasificar a la obra, dentro de la
literatura mística.
Sí, tal vez entramos aquí en el terreno de lo místico, pero en ella no hay dioses,
ni cielos, ni infiernos. Hay más bien el descubrimiento racional de que la
creencia en la trascendencia es útil para la vida porque dota a esta de un
sentido que lo fáctico no puede destruir.
Esta afirmación, proclama que la anulación del ente no es idéntica al
anonadamiento del ser, pero que si por la ilusión naturalista se identifica al
mundo de “lo dado” con el mundo humano de modo definitivo, en esa creencia
estará la raíz del sufrimiento y, por lo tanto, la nihilización del futuro.
En los capítulos siguientes, la creencia ya aparece designada como “fe”.

43
Se pasa revista a los distintos tipos de fe: así hay una fe ingenua que lleva al
accidente, una fe fanática que es también negadora de la existencia y una fe
fundamentada que es útil para la vida.

Seguramente, el hecho de considerar a la fe en términos de utilidad, crea en el


lector, una sensación ambigua. Esto es así, porque la palabra “fe” está cargada
con las copresencias propias de los sistemas religiosos y ligada, por cierto, a lo
espiritual.
Se piensa, en general, que lo espiritual y lo útil se oponen o, por lo menos,
pertenecen a regiones que no tienen contacto entre sí. Ello no debe
desorientar, si se comprende a la fe en función de la vida y no fuera de ella.
Pero semejante discusión nos alejaría un tanto de los comentarios que ahora
nos ocupan...

Prefiero retomar el tema de la contradicción para que todo lo anterior se


clarifique al máximo dentro de lo que permite esta breve exposición. Veamos
algunos parágrafos.
“La contradicción invierte la vida. Es la inversión de esa corriente creciente de
la vida la que se experimenta como sufrimiento. Por ello, el sufrimiento es la
señal que advierte sobre la necesidad de cambio en la dirección de las fuerzas
que se oponen”.
“Todo acto contradictorio, que por cualquier circunstancia hayas efectuado en
tu vida, tiene un inequívoco sabor de violencia interna y de traición a ti mismo...
Algo se fracturó y cambió tu rumbo. Pero ello te predispuso a una nueva
fractura. Así es que todo acto contradictorio te obliga a su repetición aunque te
opongas, del mismo modo en que todo acto de unidad te lleva a la repetición
pero acrecienta la vida”.
“Los actos contradictorios o unitivos hacen a la esencial construcción de tu
vida. En el momento en que te encuentres enfrentado a ellos, no debes
equivocarte, porque si lo haces comprometerás tu futuro e invertirás la corriente
de la vida... ¿Cómo saldrás del sufrimiento luego?”
“Y cual es el sabor del acto de unidad” Para reconocerlo te basarás en la
profunda paz, que acompañada de una suave alegría, te pone de acuerdo
contigo mismo. Este acto tiene por señal a la verdad más integra, porque en él
se unifican en estrecha amistad el pensamiento, el sentimiento y el hacer en el
mundo.
¡Indudable acción valida que se afirmaría mil veces más, si se viviera otras
tantas vidas!”

“Todo fenómeno que hace retroceder el sufrimiento en otros, se registra en


quien lo produce como acto válido, como acto de unidad”.
Aquí ya hemos llegado a la necesidad de una moral que no está justificada
simplemente por razones de convivencia social o porque la “naturaleza
humana” así lo exige.
No hay moral que pueda asentarse valederamente en la imposición de lo
fáctico, sino que por lo contrario debe admitir la libertad, la posibilidad de elegir
entre un acto u otro.
En este caso, una nueva moral puede justificarse al comprender que la
producción de actos contradictorios o unitivos encadena a las posteriores
acciones en una dirección sufriente o felicitaria.

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Como por otra parte, se ha destacado el paradigma del acto de unidad en la
ayuda a otros para su liberación del dolor y el sufrimiento, aparece claro que en
el mundo social no hay acto moral aislado, que comience y termine en el
individuo, sino que siempre implica a otros en su ejercicio y en sus
consecuencias.
Por ello también, en esta moral de la libertad, el acto inmoral no empieza y
termina en el individuo aislado sino que contamina a otros y trae sufrimiento al
cuerpo social en mayor o menor medida, comprometiendo también su futuro.
Ya en el capítulo 15, se llega a decir: “Si hablamos del “dar” y de la “ayuda”, tu
pensarás sobre lo que te pueden dar, o acerca de cómo te pueden ayudar...
Digo que tu egoísmo no es un pecado sino tu fundamental error de cálculo,
porque has creído, ingenuamente, que recibir es más que dar...
Recuerda los mejores momentos de tu vida y comprenderás que siempre
estuvieron relacionados con un dar desprendido.
Esta sola reflexión debería ser suficiente para cambiar radicalmente la
dirección de tu existencia... Pero no será suficiente”.
“Es de esperar que esté hablando -se sigue diciendo- para otro y no para ti, ya
que seguramente habrás comprendido frases como “humanizar la tierra”, “abrir
el futuro”, “sobrepasar el sufrimiento en el mundo que te rodea” y otras cuantas
cosas más, que tienen como base la capacidad de dar”.
“Amar la realidad que se construye, no es poner como clave del mundo, la
solución a los propios problemas... ¿quieres sobrepasar tu contradicción
profunda? Entonces produce acciones validas. Si ellas son tales, será porque
estás dando ayuda a quienes te rodean”. Ya a estas alturas puede
comprenderse bien porque este libro ha sido calificado de religioso.

Reconsideremos por un momento temas mencionados como la fe, la


trascendencia y por ultimo la moral y entonces resultará inequívoca la
sensación que tendrá cualquier clasificador formado en los esquemas
convencionales.
Por nuestra parte, no hemos querido eludir palabras que se suponía
comprendidas de una vez y para siempre.
Muy por el contrario, hemos tratado de redefinirlas y ubicarlas en un nuevo
contexto de pensamiento, rescatándolas del campo que ha querido asignarle el
bandolerismo semántico de los bien pensantes ajustado a la moda.

Repito ahora, lo dicho casi al comienzo de esta exposición. “El Paisaje Interno”,
es un libro escrito en prosa poética, que trata acerca de la vida humana y que
considera de ella el tema central del sentido.
Y si el tratamiento de tales temas necesariamente toca a la fe, a la
trascendencia y a cuestiones de moral, no veo por cuales motivos todo esto
deba ser eludido.
En cuanto a las consecuencias prácticas que se desprenden de los planteos de
la obra, creo que los dos capítulos finales las aclaran convenientemente.
En lo que hace a la proyección social del punto de vista de “El Paisaje Interno”,
esto ha quedado debidamente explicitado en la conferencia dada el 8 de
Noviembre de 1981 en “la Mutualite” de Paris.
No será difícil para cualquier persona genuinamente interesada en el tema,
apelar al texto mencionado.

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De momento, es claro para todos los presentes que tales consideraciones no
se ajustan al análisis de esta obra en el actual contexto.
Nada más, muchas gracias.

…………………………

Charla de Mario con peruanos acerca del PV y otros comentarios (04/89)

Aquello que es bueno para uno, si es realmente bueno, es bueno para los
demás. Aquello que es bueno para los demás, si es realmente bueno, es bueno
para uno. No es con el hambre, la pobreza, el sufrimiento del pueblo, la
dependencia, la postración, la humillación. No es bueno para el pueblo y no es
bueno para uno. Tiene sentido luchar, tiene sentido luchar a favor de la
liberación del sufrimiento de la gente y de uno, tiene sentido y no tiene sentido
la lucha por un progreso que termina con unos tubos en un hospital, o con una
burbuja, depende dónde ponga uno el sentido de la vida. Y en coyunturas
como esta, esa pregunta se hace muy relevante.
……………………………………..

Algunos comentarios de Mario en charla informal. Mendoza, 29 de Abril


de 1989

Hay brutos que dicen que la evolución es darwiniana, y así afirman que para
llegar a una sociedad desarrollada, antes hay que pasar por el desarrollo, sus
crisis, y así paso a paso ir avanzando, o sea de manera lineal, como si hubiera
un solo camino. En el tema de la ciencia por ejemplo (aunque se ha confirmado
lo contrario) afirman que la fusión es consecuencia de la fisión, no es así, son
dos vías distintas, una aparte de la otra. Y esto lo dicen los cretinos de todos
los bandos, los creyentes y los que no lo son. Así pues, se ha posado una capa
de cretinismo sobre este planeta, pero ya hemos visto los agujeros en la capa
de ozono, ya veremos los enormes agujeros en la capa de cretinismo.

La evolución humana tiene infinitos caminos, inimaginables caminos. Sería


atroz creer, o más bien ridículo, que nos tragáramos que desde la ameba, la
evolución caminó todos estos siglos para terminar en la cúspide: el gordito de
Wall Street. Porque nos quieren hacer creer que el máximo valor es el dinero, y
quienes lo poseen son los evolucionados, los desarrollados... cuánta mentira. Y
quienes lo afirman dicen tener los pies bien en la tierra, ellos hablan de la
realidad concreta, cuando no saben lo que nosotros sí sabemos, que la
realidad no es solamente la que se ve con los rudimentarios ojos.

Existe algo que es más real, más concreto que una pared de cemento armado:
es la intencionalidad del ser humano, es nuestra intencionalidad, nada más
poderoso, nada más digno y más posibilitario y de la que nadie... nadie se
puede apropiar. Estamos viendo el final de un milenio, falta poco tiempo, los
valores cretinos se derrumban, y bueno, algún ruido van a hacer, nos vamos a
divertir. Es cierto que nosotros también estamos afectados por esta crisis,
porque bueno, somos pasajeros de esta nave espacial, pero también es cierto
que estamos más sanos sicológicamente, es necesario entonces que nos
cuidemos mutuamente, que atendamos al otro y contar incondicionalmente con

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el apoyo de ese otro. Entonces, cuando me sienta debilitado, preocupado,
desestabilizado o temeroso (...esa rara mezcla), se que no estoy solo, siento
una especie de protección, sé positivamente que hay una intención lanzada, un
proceso en el cual estoy incluido y eso me acompaña, me da fuerza y alegría.

Una nueva civilización va a nacer, donde el valor del ser humano será el otro
ser humano, esto es futuro. Para nosotros y entre nosotros es pasado,
presente y futuro. Nosotros no hemos desviado un cm. la postura, los otros
tienen que cambiar su dirección, y da la sensación que algo se está moviendo
en este mundo. Pero bueno, como ya dijimos, eso es futuro y van a pasar
muchas cosas en el camino. Hablemos de él.
Va a haber mucho ruido, y ahí en el medio nosotros. Es necesario, muy
necesario que nuestro tema sea el sentido de la vida. Si lo que hago lo hago
sin verdad interna y sin verdad externa, así triunfe he fracasado, y en cambio,
si para mí tiene sentido lo que hago, así aparentemente fracase, el proceso
mostrará que he triunfado.
Aprendamos a ver procesos y a confiar, que ellos son sabios. Es muy
importante trabajar con verdad interna y verdad externa, eso nos mejora y
mejora a otros.

Todo aquel que tenga un destino mayor, y que sólo se dedique a su destino
menor necesariamente tendrá una vida gris. A muchos de nosotros por ahí nos
agarra esa debilidad de no sentirnos capaces, de sentirnos pocos, etc. Todos
esos etc. vienen del sistema cretino y no del Movimiento. El Movimiento nos da
entusiasmo, opción y libertad. En estos momentos, y en los que vienen, en los
que vemos tanta desorientación, tanta confusión, es cada vez más importante
que podamos dar referencia, que no nos chupe la crisis, sino que nos
fortalezcamos. Que en nuestro centro de gravedad pongamos esta causa, la
más digna.
Nosotros estamos juntos, tenemos la mejor de las misiones, somos los
forjadores de nuestros destinos, hemos lanzado una intencionalidad, que tiene
que ver con otra más profunda y más antigua, el triunfo del ser humano, un ser
humano solidario y no violento.
Paz, Fuerza y Alegría
……………………………………

Mendoza, 20 de octubre de 1989

Una vez en la vida o cada tanto tiempo, uno tiene que consultarse: ¿qué
quiero, qué dirección le quiero dar a mi vida, cuál es mi “destino mayor"?
Las trabas que pone el sistema hacia eso conforman en síntesis muchos de los
problemas de imagen de sí.
Todas las falsas esperanzas son del sistema y cuando uno proyecta su vida
como que su desarrollo personal depende de la pareja, la guita, la familia, las
amistades, se va a traicionar.
Así que para trabajar la traición va a tener que reconocerse fracasado, ¿pero
fracasado en qué?, ¿en qué ha basado sus expectativas vitales, en falsas
esperanzas, en otro?
Eso jamás va a resultar, porque ha basado su proyecto vital en el proyecto del
otro, eso es cosificarse y cosificar al otro.

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La compensación de la traición son las falsas esperanzas.
Y la mayor de las traiciones es no reconocerse, individuo con infelicidad capaz
de transformarse. Y lo primero que hay que transformar es la dirección que uno
tiene. Ahí aparece la resistencia: ¿si uno transforma o se dedica a trabajar la
traición, el temor o la dirección, tiene que destruir todo lo que ha construido?
No es así, uno al trabajar eso direcciona nuevamente todo lo que ha
construido. Lo que no interesa lo deja, pero lo que interesa continúa.
Si nosotros como conjunto humano, como individuos dentro de un conjunto
humano, no avanzamos más, es porque no sabemos lo que valemos.
Realmente no lo sabemos.

Uno descubre que su destino mayor tiene que ver con el sentido de la vida,
que es de uno hacia otros, y que la forma eficaz de llevarlo adelante es el
Manual de Organización. O sea, el espíritu es la Doctrina, y la forma de
implementarlo es el Manual.
Actuamos según motivaciones, intereses y aspiraciones, las motivaciones
vienen más bien de atrás, del pasado; las aspiraciones son aquellas cosas que
desearía que fueran, aunque quizás no haga mucho al respecto. Los intereses
tienen que ver más con las conductas, y ellas denotan la dirección mental.
Si uno quiere transformar esa dirección debe conocerla.
Transformar puede ser reforzar alguna cosa y dejar otras que no interesan.
Ahora, yo direcciono mi vida y el otro me jode. Cuando me soy fiel a mi mismo,
si el otro no cumple el acuerdo no me traiciona, en todo caso me libera del
acuerdo.
No hay lugar al resentimiento. Yo avanzo y el otro se queda. Lo que haga es su
problema, yo avanzo y si puedo le doy una mano.
Serse fiel, vencer los temores, las resistencias, aumentar la felicidad en uno y
en los demás son obsesiones que se resuelven en una: Ser feliz, útil y libre.
Aprender.
Puede ser que uno se sienta fracasado, que se sienta sumergido en la chatura,
que todo se lo hacen a uno. En realidad el fracaso es por no poder “volar" por
encima y empiezan las justificaciones.
Podría uno plantearse crecer mucho, rápido y bien, y se encaja eso en el
corazón. Ahí se ve que no hay justificación que valga, ahí se ve que se ha
fundado mucho en falsas esperanzas, en el trabajo, en la buena suerte, en la
afirmación afuera.
Reconocer el fracaso en el corazón no es grave, es decir: bueno,
sincerémonos, éstas son mis falsas esperanzas, éstos son mis temores, en fin,
cosas terrenales. Afirmación, seguridad, errores de cálculo.
Nada grave, uno podría plantearse lo otro. Habrá que tener cuidado con la
degradación, podría creerse que la Doctrina vale y lo que no sirve es uno como
transmisor, eso se presta al chantaje, al no poder pedirle al otro que ponga dos
monedas cuando uno le ha dedicado mucho tiempo.

……………………………….

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Presentación del libro “Humanizar la Tierra” en la XV Feria Internacional
del Libro, Buenos Aires - 13 de abril de 1989

En El Paisaje Interno, se afirma la libertad de la vida humana. Es más, se dice


que su sentido es, por esencia, libertad y que esta libertad rechaza el absurdo
y la noción de lo “dado”, aún cuando lo “dado” sea la misma naturaleza.
Y esta decisión de ampliar la libertad no queda limitada al individuo ya que éste
no tiene naturaleza, sino que al darse en un proceso histórico, responsabiliza al
individuo con el conjunto humano.
El mundo objetal puede ser modificado y transformado por el hombre, pero en
tanto él mismo no se considere en devenir y transformación, sus objetos serán
portadores de su falta de sentido y nihilizarán al mundo. Por todo lo anterior,
en el capítulo VII, se dice: “Nombrador de mil nombres, hacedor de sentido,
transformador del mundo... Tus padres y los padres de tus padres se continúan
en tí. No eres un bólido que cae, sino una brillante saeta que vuela hacia los
cielos. Eres el sentido del mundo y cuando aclaras tu sentido, iluminas la
tierra. Cuando pierdes tu sentido, la tierra se oscurece y el abismo se abre.”
“...Te diré cuál es el sentido de tu vida aquí: humanizar la tierra. Qué es
humanizar la tierra? Es superar el dolor y el sufrimiento, es aprender sin límite,
es amar la realidad que construyes... No cumplirás con tu misión si no pones
tus fuerzas en vencer el dolor y el sufrimiento en aquellos que te rodean. Y si
logras que ellos, a su vez, emprendan la tarea de humanizar el mundo, se
abrirá su destino hacia una vida nueva”.
El Paisaje Interno trata, en resumidas cuentas, del sentido de la vida con
referencia a la lucha contra el nihilismo en el interior de cada ser humano y en
la vida social, y exhorta a que esta vida se convierta en actividad y militancia al
servicio de la humanización del mundo.
Por último, el tercer libro titulado El Paisaje Humano, está dedicado en sus
primeros capítulos a esclarecer los significados de paisaje y de mirada que se
refiere a ese paisaje, cuestionando la forma de mirar el mundo y de apreciar los
valores establecidos.

Texto similar en Presentación del Libro “Humanizar la Tierra”. En la Sala
Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. México 04-06-90

……………………………..

Humanizar la Tierra
(Centro Escandinavo. Reykjavik, Islandia, 13/11/89)

El primer libro, titulado La Mirada Interna, trata sobre el sentido de la vida. El


tema principal que se estudia es el estado de contradicción y se aclara que el
registro que se tiene de la contradicción en la vida es el sufrimiento; que la
superación del sufrimiento mental es posible en la medida en que se oriente la
propia vida en acciones no contradictorias y que estas acciones son aquellas
que van más allá de lo personal y se dirigen positivamente a otras personas.
En resumen: La Mirada Interna habla de la superación del sufrimiento mental

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lanzada hacia el mundo social, el mundo de las otras personas siempre que
esa acción sea registrada como no contradictoria.

En resumidas cuentas, El Paisaje Interno trata sobre el sentido de la vida con
referencia a la lucha contra el nihilismo en el interior de cada ser humano y en
la vida social y exhorta a que esta vida se convierta en actividad y militancia al
servicio de la humanización del mundo. Como puede comprenderse, en este
libro no se habla de soluciones simplemente personales ya que éstas no
existen en un mundo social e histórico. Quienes piensan que sus problemas
personales pueden ser solucionados con una suerte de introspección o técnica
psicológica cometen un gran error porque es la acción hacia el mundo y hacia
las otras personas, desde luego la acción con sentido, la que permite salir
hacia todas las soluciones. Y si se dijera que una técnica psicológica puede
tener utilidad, parece responderse en el libro que su beneficio solo podrá ser
medido en la perspectiva de la acción hacia el mundo, en la perspectiva de
considerarla una herramienta auxiliar de la acción coherente.

………………………..

Estudio Sobre El Movimiento ( 1966 - 1990 )

Explicaciones Generales
Nombre. La Comunidad (para el desarrollo humano).

Definición. La Comunidad es el conjunto de personas orientado al estudio,


perfeccionamiento y enseñanza de un sistema útil al equilibrio y desarrollo del
ser humano. Tal sistema es una doctrina, un sentimiento y una forma de vivir.

Doctrina. La Comunidad explica que el equilibrio y desarrollo individual y social


pueden lograrse si las personas adquieren un coherente sentido de la vida.
De otro modo, toda existencia sin dirección o falseada en su sentido, genera
sufrimiento personal y colectivo. La Comunidad, es el instrumento que ayuda a
esclarecer ese sentido o a convertir un sentido falseado, en una orientación
verdadera de vida.

Puntos de Doctrina

Podemos sintetizar la doctrina de la Comunidad en sus puntos más


importantes: 1°. El ser humano tiende a lograr su felicidad. 2°. El dolor y el
sufrimiento se oponen a la felicidad. 3°. El dolor es físico y su retroceso
depende del avance de la sociedad y de la ciencia. El sufrimiento es mental y
su retroceso depende de la reconciliación consigo mismo. 4°. Se sufre por vivir
situaciones contradictorias, por recordarlas y por imaginarlas. Esas son las tres
vías del sufrimiento. 5°. Unicamente, un verdadero sentido de la vida
proporciona unidad, logra reconciliación, esto es: rompe la contradicción en las
tres vías.

Resumiendo: cuando surge el verdadero sentido, el ser humano se reconcilia


consigo mismo, haciendo retroceder el sufrimiento y despejando el camino de
la felicidad.

50
………………………………..

Transcripción textual de cintas retiro de Farellones,


los días 10, 11 y 12 de enero de 1991

Mario: Hay problema con el sentido con cosas que no solucionan. ¡Conclusión!
¡No hay sentido en la vida si todo termina con la muerte! (risas), pero ojo, una
cosa es como frase y otra cosa es, y otra cosa es, no hay sentido en la vida si
todo termina con la muerte porque sí..., si se tiene noción de que todo termina
con la muerte, porque si no se tiene noción de que todo termina con la muerte,
ni siquiera sale esa pregunta, porque uno no se la hace, no pone el cuidado
porque se las arreglan para poner otras cosas como si la vida de uno fuera
infinita, ¿si o no?, son verdades del registro no de la cabeza.

Entonces cuándo surge la verdadera pregunta por el sentido, porque se puede


preguntar desde muchas posiciones mentales, una verdadera pregunta por el
sentido puede ser formulada desde un nivel atencional interesante, no desde
la borrachera, ni desde el semisueño, sino ni siquiera hay pregunta genuina,
auténtica, verdadera, de registro por el tema del sentido, mucha gente puede
hablar del problema del sentido de la vida, pero eso de: no es necesaria,
bueno, y cómo lo siente para decir lo que está diciendo. El problema del
sentido de la vida surge como que es importante cuando se coteja con la
percepción de la finitud, sino es una frase, es cualquier cosa, el problema del
sentido...
(Interrupción de la cinta)

Mario: ... se hace más importante lo que uno hace y se buscan nuevos
significados en el quehacer aunque sea cotidiano, cuando uno es tocado por el
problema de la finitud, con una presencia profunda, y la pregunta por el
sentido adquiere verdadera realidad, ¡lo han dicho!, suena... (risas) ¡Uuhh!
hace, pero es así. Entonces, hay muchas cosas que son una aburridera, y uno
las entiende en su biografía. No es este alejamiento del problema del sentido,
y como un ocultamiento del problema de la finitud. Estamos hablando de
registros ¿no?, ¡otra cosa! Bien busquemos unos minutos, pongámonos en
cualquier otra cosa. Conversaciones que hacemos para tratar de mantener la
atención sobre nosotros mismos. Es clave, es clave el tema, no es así nomás
este asunto, es clave el tema. Por qué no vamos a hablar de ese problema,
somos ya gentecita...
Eso es interesante para entendernos, eso es interesante para entendernos,
para poner bien la cabeza.
Entonces ese es un gran problema, por ese lado perdemos, unos cuantos
problemas al pedo desaparecen, por ese lado ganamos (risas), claro, claro, a la
luz de esos..., sino va haber problema sobre la... Soy una conciencia
hipnotizada, pegada, chupada por menudencias, voy a hacer una tragedia de la
gran puta de pequeñeces, si es que en su cabezota aparece el..., este
problema de la finitud, atenta si en la vida no hay sentido, es claro, claro, trae
problema. El otro viene con un problema menor y yo le digo que sí ¿y dónde
está el problema?, se jodió todo, (risas). ¿Dónde está el problema? Problemas
de café con leche. Y es claro, si estoy distraído de ese problema, cualquier
problemita, porque me distraigo del problema de la finitud, se agranda, se

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desproporciona, cubre mi conciencia, me acalora, va a ser todo claro, para
sustraerme del problema de la finitud con objetos, con cosas, con situaciones,
lógicamente esto cobra su mayor relieve, que debería ocupar el otro problema,
entonces cualquier nimiedad es una tragedia, cualquier pequeñez es una
tragedia, cosas de la cabeza, es decir, cosas de la cabeza, valoraciones,
significados que uno pone y uno no los ve, estamos hablando cuando..., no
cuando aparece el otro tema.

Nuestros problemas capitales son, el sentido, la muerte y la trascendencia,


(risas), son slogan, pero, pero..., son slogan pero, ¿cierto? Desde el punto de
vista de los problemas, éstos que aparecen por distracción, el gran problema
del sentido y la finitud de la vida, desde el punto de vista de los problemitas, el
tema de la finitud y el sentido es una cosa secundaria no digna de ser
considerada, obvio, ponte en la otra perspectiva.

Hombre, encima que hago todo el esfuerzo para no considerar eso, (risas), y
me preocupo por hacer cosas para que eso no aparezca, viene un tío y me
dice, el problema fundamental es el de la finitud, ¡joder!, ese no es problema,
hay que hacer otras cosas. Cuestión de ponerse en la otra perspectiva, ¿no es
cierto?, ¿verdad que se puede poner la gente en otra perspectiva?, eso
funcionará mientras por algún motivo no surja el problema de la finitud,
funcionará un rato, en los otros. Tiene su finitud ese modo de brotar, y a
medida que pasa el tiempo se van cagando de susto, y aparecen cosas, y
problemas, y líos, ¿eh?, y esa forma no se puede sostener. Desde el punto de
vista de la finitud y del sentido, todo problema fundamental de la vida humana,
esas otras secundariedades que distraen del problema de la finitud, esas, es
eso, efectivamente secundariedades. Son dos puntos de vista en colisión, en
choque, no cabe duda.

Es más, a uno mismo le pasa, a uno mismo, no ya a personas, uno en


ocasiones se distrae con esas cosas, son relevantes, son lo más importante,
son decisivas, y a poco que se encuentre con la real formulación aquella, uuyy,
se hace un..., continuamos, continuamos para pasar, en uno, en su espacio,
decir, eso no tiene solución, es decir cualquier cosa, se supone que no se
puede meter mano ahí, como de costumbre, todo lo que pasa, no se puede
meter mano, nadie ha dicho que no se puede meter mano ahí.

¿No se pueden hacer variar contenidos opresivos del futuro, contenidos


opresivos de pasado, no se puede reinterpretar y dar otro significado a esos
contenidos desde un cierto nivel, no se puede considerar el problema
fundamental de la finitud desde otro nivel?, tal vez sí, parece que sí; y usted
dirá y ¿cómo lo va a entender el otro?, no se cómo lo va a entender el otro,
estamos describiendo, ¿pero cómo se traduce eso?, no sé qué importancia
social puede tener...
Imaginen ahora el punto, el problema de los tiempos y el arrastre de las
compulsiones, llevado a esta misma conversación, vamos al problema
fundamental que es el de la finitud a futuro, ahí está, ganada, es nada más que
un arrastre de lo que pasaba antes de que yo naciera, (risas), es una
compulsión prenatal, (risas), yo no estaba y pronto no voy a estar, tiene gracia,
(risas), y en el medio hago una cosa, y paso de un lado a otro, y dele, de un

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lado para el otro, y acá hago una cosa y ¡fuish!, paso para el otro lado, ¿no me
digas?, tiene gracia, tiene mucha gracia, una prestidigitación rara.

- Es que no hay lado ahí, no hay lado, (risas), si hubiese un lado...


Mario: Eso, eso, como si hubiera un lado de aquél y del otro, ¿no?
- No hay lado.

Mario: A lo mejor no hay lado de éste, bueno, (risas). ... no se podrá ... de la
vida y la distracción dentro de la ... realmente estos son problemas que no
tienen nada más que atribuciones que están mezcladas con esto de ...
acciones, de las apetencias, de las justificaciones, de las venganzas, del
querer lograr, de esto y lo otro, éstos son fuera de tema, fuera de tema, ahí hay
una cosita para meterle mano, no se le podrá meter mano del modo en que se
manejen con slogans, ............, tarde o temprano te revienta, entonces no
preguntas por el sentido de esto que tiene que ver como distracción, parece
que cobrara otro significado, para los problemas a que está acostumbrado, son
problemas en los que uno vive, pero parece que los significados se alteran, se
alteran bastante los significados, pero cotidianos. Con la acción pasa otro tanto,
no sólo con los problemas, con la acción pasa otro tanto, el significado de la
acción, sí, sí, se mueve mucho o se mueve poco o no se mueve, el significado
de la acción puede variar, digamos, porque no se trata sólo de pegar bien, sino
el significado del quehacer en la acción. Entonces, estos quehaceres, estos
problemas, esta especie de distracción en el problema de la finitud tienen que
volcarse a cosas, realizaciones, y da la impresión de que no afectarán en nada
las realizaciones, estos objetos, esta cosa..., el problema me sigue vigente.

Parece que las cosas que uno hace, o que los objetos, de distinta manera que
sirven para distraer del problema de la finitud, ni quitan ni ponen respecto del
problema fundamental. Visto así, la acción humana, en términos de distracción,
y en términos de sentido, visto así, la acción humana qué valor puede tener,
qué significado puede tener, cuál fundamento puede tener la acción humana, si
se lo ve como simples distracciones del tema fundamental que es el que
valoriza al sentido de la vida, ¿estamos? ¿Qué significa hacer una cosa
opuesta? ¿Qué significa amar, matar, asesinar, atropellar, proteger, levantar,
reivindicar, qué significa puesto así, como problemas distractivos? ¿Qué
significado tiene? ¿De dónde se va a construir una teoría de la acción o una
ética de la acción?, ¿de dónde, desde dónde se va a construir? Que me
presenten un elemento distractivo más atractivo que otro ¡ok!, eso me gusta
más que aquello; sí, eso está bien, me gusta más, fenómeno, pero...
(Interrupción de la cinta)

……………………………..

Conversación con el Coordinador 31 de Agosto de 1991

Es esta atmósfera del momento histórico, con todo su barrido de creencias, que
vamos a tener que pivotear. Van a haber problemas, líos sicológicos. El
problema no es el cambio (las cosas, los aparatos), el problema está en la
dirección del cambio. Lo que antes llamábamos el sentido de la vida hoy se
entiende mejor: hablamos de dirección.

53
……………………………..

Libro Cartas a mis Amigos


Segunda Carta (5 dic. 1991)

3.- Características de la crisis.

Al lado del crecimiento tecnológico y la aceleración del ritmo de vida la


participación política disminuye, el poder de decisión se hace remoto y cada
vez más intermediado. La familia se reduce y estalla en parejas cada vez más
móviles y cambiantes, la comunicación interpersonal se bloquea, la amistad
desaparece y la competencia envenena todas las relaciones humanas al punto
que desconfiando todos de todos, la sensación de inseguridad ya no se basa
en el hecho objetivo del aumento de la criminalidad sino sobre todo en un
estado de ánimo. Debe agregarse que la solidaridad social, grupal e
interpersonal desaparece velozmente, que la drogadicción y el alcoholismo
hacen estragos, que el suicidio y la enfermedad mental tienden a
incrementarse peligrosamente. Desde luego que en todas partes existe una
mayoría saludable y razonable pero los síntomas de tanto desencaje no nos
permiten ya hablar de una sociedad sana.
El paisaje de formación de las nuevas generaciones cuenta con todos los
elementos de crisis que hemos citado al pasar y no forma parte de su vida
solamente su capacitación técnica y laboral, las telenovelas, las
recomendaciones de los opinadores de los medios masivos, las declamaciones
sobre la perfección del mundo en que vivimos o, para la juventud más
favorecida, el esparcimiento de la motocicleta, los viajes, la ropa, el deporte, la
música y los artefactos electrónicos. Este problema del paisaje de formación en
las nuevas generaciones amenaza con abrir enormes brechas entre grupos de
distintas edades poniendo sobre el tapete una dialéctica generacional virulenta
de gran profundidad y de enorme extensión geográfica. Está claro que se ha
instalado en la cúspide de la escala de valores el mito del dinero y a él,
crecientemente, se subordina todo. Un contingente importante de la sociedad
no quiere oír nada de aquello que le recuerde el envejecimiento y la muerte,
descalificando todo tema que se relacione con el sentido y significado de la
vida. Y en esto debemos reconocer una cierta razonabilidad por cuanto la
reflexión sobre esos puntos no coincide con la escala de valores establecida en
el sistema. Son demasiado graves los síntomas de la crisis como para no
verlos y, sin embargo, unos dirán que es el precio que hay que pagar para
existir a fines del siglo XX. Otros afirmarán que estamos entrando en el mejor
de los mundos. El trasfondo que opera en esas afirmaciones está puesto por el
momento histórico en el que el esquema global de situación no ha hecho crisis
aunque las crisis particulares cundan por doquier, pero a medida que los
síntomas de la descomposición se aceleren cambiará parejamente la
apreciación de los acontecimientos porque se sentirá la necesidad de
establecer nuevas prioridades y nuevos proyectos de vida
…………………………………

54
Libro “Cartas A Mis Amigos”. Tercera Carta
El cambio y la crisis

La oportunidad de las acciones como avance hacia la coherencia


Existe una rutina cotidiana dada por los horarios, los cuidados personales y el
funcionamiento de nuestro medio. Sin embargo, dentro de esas pautas hay una
dinámica y riqueza de acontecimientos que las personas superficiales no saben
apreciar. Hay quienes confunden su vida con sus rutinas pero esto no es así en
absoluto ya que muy frecuentemente deben elegir dentro de las condiciones
que les impone el medio. Por cierto, vivimos entre inconvenientes y
contradicciones pero convendrá no confundir ambos términos. Entendemos por
“inconvenientes” a las molestias e impedimentos que afrontamos. No son
enormemente graves, pero desde luego que si son numerosos y repetidos
acrecientan nuestra irritación y fatiga. Por cierto, estamos en condiciones de
superarlos. No determinan la dirección de nuestra vida ni impiden que
llevemos adelante un proyecto, son obstáculos en el camino que van desde la
menor dificultad física a problemas en los que estamos a punto de perder el
rumbo. Los inconvenientes admiten una gradación importante pero se
mantienen en un límite que no impide avanzar.

Algo distinto ocurre con lo que llamamos “contradicciones”. Cuando nuestro


proyecto no puede ser realizado, cuando los acontecimientos nos lanzan en
una dirección opuesta a la deseada, cuando nos encontramos en un círculo
vicioso que no podemos romper, cuando no podemos direccionar mínimamente
a nuestra vida, estamos tomados por la contradicción. La contradicción es una
suerte de inversión en la correntada de la vida que nos lleva a retroceder sin
esperanza. Estamos describiendo el caso en que la incoherencia se presenta
con mayor crudeza. En la contradicción se opone lo que pensamos, lo que
sentimos y hacemos. A pesar de todo siempre hay posibilidad de direccionar
la vida, pero es necesario saber cuándo hacerlo. La oportunidad de las
acciones es algo que no tenemos en cuenta en la rutina cotidiana y esto es así
porque muchas cosas están codificadas. Pero en referencia a los
inconvenientes importantes y a las contradicciones, las decisiones que
tomamos no pueden estar expuestas a la catástrofe. En términos generales,
debemos retroceder ante una gran fuerza y avanzar con resolución cuando esa
fuerza se debilite. Hay una gran diferencia entre el temeroso que retrocede o se
inmoviliza ante cualquier inconveniente y el que actúa sobreponiéndose a las
dificultades sabiendo que, precisamente, avanzando puede sortearlas. Ocurre,
a veces, que no es posible avanzar porque se levanta un problema superior a
nuestras fuerzas y arremeter sin cálculo nos lleva al desastre. El gran problema
que enfrentemos será también dinámico y la relación de fuerzas cambiará, o
porque vamos creciendo en influencia, o porque su influencia disminuye. Rota
la relación anterior es el momento de proceder con resolución ya que una
indecisión o una postergación hará que nuevamente se modifiquen los factores.

55
La ejecución de la acción oportuna es la mejor herramienta para producir
cambios de dirección.

…………………………………

1992 Apuntes de una reunión con el Consejo Epsilon


"La quinta" Buenos Aires 16-02-92

Nada, digo que tal vez que habría que revisar el concepto de esclarecimiento y
ver que no es suficiente con esto de las claras ideas, sino con claridades sobre
la propia vida, y sobre los propios significados, sobre el significado que tiene
ese hombre, que no es una hormiga, y que puede cambiar cosas; yo creo que
hay que entrar derecho a ese punto. Porque nosotros estamos en este
momento en esto y básicamente estamos en que no eres una hormiga. ¿Pero
qué estás diciendo?, yo ya sé que no soy una hormiga. Pero en el fondo, fondo,
crees que no puedes cambiar nada; y yo digo que sí puedes cambiar, y acá
nos trenzamos en una discusión del carajo, y acá empieza el lío con esa
persona, que serán luego grandes conjuntos; pero está todo montado como
para que la gente se sienta hormiga…

Visto desde afuera, como que se ve que no puede. El tiene que ver con este
momento, este paso cultural en donde todo se externaliza, se ven por el
envase ¿no?, es un juego de roles, de status, de miradas desde afuera; que
tengo que usar tal ropa para que entonces sea aceptado y conseguir tal
trabajo, y de que tengo que usar tal símbolo de status para desde ahí poder
trepar a otra...; todo está visto desde afuera y cada vez más desde afuera, y
lógicamente se va educando a la gente desde pequeñita, con eso de mirarse
desde afuera; y claro, desde afuera, ¡sí, la cosa es... Jejeje! Y las intenciones y
todo aquello no salen desde afuera, salen desde adentro. Entonces usted no
tiene intenciones, usted cállese la boca, qué tendrá que decir; el tema es
participar del espíritu de la cómpany, todo desde afuera. Shak adentro, y no se
mueve. Una suerte de alucinación colectiva; un tema bastante triste y además,
por cuánto tiempo podría aguantar un tipo al encontrarse con su realidad, y
decirse a sí mismo yo soy una cagada, no puedo hacer nada, estoy frito, la
situación en que vivo me impide que yo haga nada, no puedo ni siquiera pensar
porque es pérdida de tiempo, lo que hay que hacer es lo que me dicen y a lo
mejor rasco ahí alguna cosita, puedo estar mejor, ¿y qué? ¡Triste!
Y no es tan triste que el sistema haga eso, lo triste es que la gente termine
creyendo eso y viéndose a sí misma así, eso es lo triste. No es triste que haya
hijos de puta, lo triste es que la gente se asimile a esa propuesta sin protestar.
Lo triste es la obediencia de la gente, están obedeciendo, es extraordinario.
¡Obedientes más que hormigas, obedientes! Nada discuten, nada ponen en
duda, nada dan vuelta, nada lo ponen al revés. Sí lo hacen con lo secundario,
discuten todo, con lo secundario, pero no discuten el tema de fondo. Es el reino
de lo secundario, todo lo secundario se puede discutir. ¿Dónde vamos a poner
el florero en la oficina?, ¡aaahhh, todos somos democráticos, unos votan por un
lado, por otro, entonces ponen el florero (risas); nadie discute quien tiene las
acciones de la cómpany. El reino de lo secundario, las democracias formales,
todo va por el mismo camino. Se vota, claro, se vota, ¿Y qué quiere decir eso?,
si a los que se vota, y están puestos ahí como opción, han llegado por una

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trenza asquerosa movida por... ¿Y qué, qué es esto, pero qué es esto? A lo
esencial no se va, se va a lo secundario; entonces en lo secundario todo
discusión, ¡Aaahhh, sí, sí! El reino de lo secundario. En el reino de lo
secundario los seres humanos de pronto se sintieron hormigas... Cuento
(risas).

Nada, quería reflexionar con ustedes sobre este punto, porque no vaya a ser
que con creencias que hemos asimilado en otras décadas, con nuestro paisaje
de formación y todo aquello, no vaya a ser que cuando hablamos de
esclarecimiento estemos creyendo que se trata de poner claridad sobre cierto
análisis de situación y sobre cierta metodología y ahí termina la labor. No
vayamos a creer eso, eso es muy incompleto y así no se mueven las cosas.
Las cosas no se mueven así, la gente tiene que redimencionarse,
redimencionarse, los han metido en un retículo cibernético en donde las X y las
Y los tienen atrapados, por allá abajo, ¿eh? Tiene que redimencionarse en
retículos más amplios.
Entonces ese señor se va a sentir una maravilla, porque tiene una cosa, ¡una
cosa!; es la única forma en que él se siente así, porque tiene una nueva cosa...
¿pero qué está haciendo con su vida?, ¿qué es eso? ¿Qué está haciendo con
su vida? Como no se va a sentir un pobre infeliz. ¿Qué está haciendo con su
vida? Llegará el momento que la gente reviente. El ser humano es más
inteligente como para estar tanto tiempo padeciendo la misma alucinación, y la
cosa revienta. Pero hay épocas muy críticas, de tibios ¿no? Eso está
ocurriendo en todo mundo, va a haber enormes reacciones. Bien, debemos
poner en marcha esas reacciones.

Pero nada, la conversación termina en esto, y simplemente deberíamos


también revisar el concepto de esclarecimiento. Revisar este tema de que no
bastará con que las ideas estén claras, la labor va un poco más allá, va en
echar claridad, esclarecer, echar claridad sobre el significado de la vida de
las personas, de lo que pueden hacer, de que existe tal capacidad de
transformación, de que lo que él hace no es indiferente, y de que importa lo que
él hace, y que no es ningún infeliz como le están diciendo otros. El
esclarecimiento debe llegar más lejos.

………………………………..

Antigua Ceremonia Aceptado (Extracto)

Primer magisterio: Si eso que dices coincide con lo que ves, has acertado.
Tienes un centro y el sentido se abre paso entre tus fantasmas. No obstante,
déjame aconsejarte: de aquí en más, trabaja el sistema principal de tu
conciencia a la luz del sentido de la existencia.
…………………………….

57
Libro La Mirada Interna

I. La Meditación
1. Aquí se cuenta cómo al sin-sentido de la vida se lo convierte en
sentido y plenitud.
2. Aquí hay alegría, amor al cuerpo, a la naturaleza, a la humanidad y al
espíritu.
3. Aquí se reniega de los sacrificios, del sentimiento de culpa y de las
amenazas de ultratumba.
4. Aquí no se opone lo terreno a lo eterno.
5. Aquí se habla de la revelación interior a la que llega todo aquel que
cuidadosamente medita en humilde búsqueda.
….
III. El Sin-Sentido

En muchos días descubrí esta gran paradoja: aquellos que llevaron el fracaso
en su corazón pudieron alumbrar el último triunfo, aquellos que se sintieron
triunfadores quedaron en el camino como vegetales de vida difusa y apagada.
En muchos días llegué yo a la luz desde las oscuridades más oscuras guiado
no por enseñanza sino por meditación.
Así me dije el primer día:
1. No hay sentido en la vida si todo termina con la muerte.
2. Toda justificación de las acciones, sean éstas despreciables o
excelentes, es siempre un nuevo sueño que deja el vacío por delante.
3. Dios es algo no seguro.
4. La fe es algo tan variable como la razón y el sueño.
5. «Lo que uno debe hacer» puede discutirse totalmente y nada viene
definitivamente en apoyo de las explicaciones.
6. «La responsabilidad» del que se compromete con algo no es mayor que
la responsabilidad de aquel que no se compromete.
7. Me muevo según mis intereses y esto no me convierte en cobarde pero
tampoco en héroe.
8. «Mis intereses» no justifican ni desacreditan nada.
9. «Mis razones» no son mejores ni peores que las razones de otros.
10. La crueldad me horroriza pero no por ello y en sí misma es peor o mejor
que la bondad.
11. Lo dicho hoy, por mí o por otros, no vale mañana.
12. Morir no es mejor que vivir o no haber nacido, pero tampoco es peor.
13. Descubrí no por enseñanza, sino por experiencia y meditación, que no
hay sentido en la vida si todo termina con la muerte.

IV. La Dependencia
El día segundo:
1. Todo lo que hago, siento y pienso, no depende de mí.
2. Soy variable y dependo de la acción del medio. Cuando quiero cambiar
al medio o a mi «yo», es el medio el que me cambia. Entonces busco la ciudad
o la naturaleza, la redención social o una nueva lucha que justifique mi
existencia... En cada uno de esos casos el medio me lleva a decidir por una u
otra actitud. De tal manera mis intereses y el medio aquí me dejan.

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3. Digo entonces que no importa qué o quién decide. Digo en esas
ocasiones que tengo que vivir, ya que estoy en situación de vivir. Digo todo
esto pero no hay nada que lo justifique. Puedo decidirme, vacilar o permanecer.
De todas maneras una cosa es mejor que otra, provisoriamente, pero no hay
«mejor» ni «peor» en definitiva.
4. Si alguien me dice que aquél que no come muere le responderé que así
es, en efecto, y que está obligado a comer aguijoneado por sus necesidades
pero no agregaré a esto que su lucha por comer justifica su existencia.
Tampoco diré que ello sea malo. Diré, con sencillez, que se trata de un hecho
individual o colectivamente necesario para la subsistencia pero sin sentido en
el momento en que se pierde la última batalla.
5. Diré, además, que me solidarizo con la lucha del pobre y del explotado y
del perseguido. Diré que me siento «realizado» con tal identificación pero
comprenderé que nada justifico.

V. Sospecha del Sentido


El día tercero:
1. A veces me he adelantado a hechos que luego sucedieron.
2. A veces he captado un pensamiento lejano.
3. A veces he descripto lugares que nunca visité.
4. A veces he contado con exactitud lo sucedido en mi ausencia.
5. A veces una alegría inmensa me ha sobrecogido.
6. A veces una comprensión total me ha invadido.
7. A veces una comunión perfecta con todo me ha extasiado.
8. A veces he roto mis ensueños y he visto la realidad de un modo nuevo.
9. A veces he reconocido como visto nuevamente algo que veía por
primera vez.
... Y todo ello me ha dado que pensar. Buena cuenta me doy que, sin esas
experiencias, no podría haber salido del sin-sentido.

X. Evidencia del sentido


El día octavo.
1. La real importancia de la vida despierta se me hizo patente.
2. La real importancia de destruir las contradicciones internas me
convenció.
3. La real importancia de manejar la Fuerza, a fin de lograr unidad y
continuidad, me llenó de un alegre sentido.

XIII. Los principios

Distinta es la actitud frente a la vida y a las cosas cuando la revelación interna


hiere como el rayo.

Siguiendo los pasos lentamente, meditando lo dicho y lo por decir aún, puedes
convertir el sin-sentido en sentido. No es indiferente lo que hagas con tu vida.
Tu vida, sometida a leyes, está expuesta ante posibilidades a escoger. Yo no te
hablo de libertad. Te hablo de liberación, de movimiento, de proceso. No te
hablo de libertad como algo quieto, sino de liberarse paso a paso como se va

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liberando del necesario camino recorrido el que se acerca a su ciudad.
Entonces, “lo que se debe hacer” no depende de una moral lejana,
incomprensible y convencional, sino de leyes: leyes de vida, de luz, de
evolución.

He aquí los llamados “Principios” que pueden ayudar en la búsqueda de la


unidad interior.

1. Ir contra la evolución de las cosas es ir contra uno mismo.

2. Cuando fuerzas algo hacia un fin produces lo contrario.

3. No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella se debilite,


entonces avanza con resolución.

4. Las cosas están bien cuando marchan en conjunto no aisladamente.

5. Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado


las contradicciones.

6. Si persigues el placer te encadenas al sufrimiento. Pero, en tanto no


perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuando la oportunidad se presente.

7. Si persigues un fin, te encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si


fuera un fin en sí mismo, te liberas.

8. Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su última raíz no


cuando quieras resolverlos.

9. Cuando perjudicas a los demás quedas encadenado. Pero si no perjudicas


a otros puedes hacer cuanto quieras con libertad.

10. Cuando tratas a los demás como quieres que te traten te liberas.

11. No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos, lo que


importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando.

12. Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos
de unidad interna ya nada podrá detenerte.

Serás como una fuerza de la Naturaleza cuando a su paso no encuentra


resistencia. Aprende a distinguir aquello que es dificultad, problema,
inconveniente, de esto que es contradicción. Si aquellos te mueven o te incitan,
ésta te inmoviliza en círculo cerrado.
Cuando encuentres una gran fuerza, alegría y bondad en tu corazón, o
cuando te sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente agradece en tu
interior. Cuando te suceda lo contrario pide con fe y aquel agradecimiento que
acumulaste volverá convertido y ampliado en beneficio.

60
……………………………….

Libro El Paisaje Interno

VII. Dolor, Sufrimiento Y Sentido De La Vida


1. El hambre, la sed, la enfermedad y toda injuria corporal, son el dolor. El
temor, la frustración, la desesperanza y toda injuria mental, son sufrimiento. El
dolor físico retrocederá en la medida en que avancen la sociedad y la ciencia.
El sufrimiento mental retrocederá en la medida en que avance la fe en la vida,
esto es: en la medida en que la vida cobre un sentido.
2. Si acaso te imaginas como un bólido fugaz que ha perdido su brillo al
tocar esta tierra, aceptarás al dolor y al sufrimiento como la naturaleza misma
de las cosas. Pero si crees que has sido arrojado al mundo para cumplir con la
misión de humanizarlo, agradecerás a los que te precedieron y construyeron
trabajosamente tu peldaño para continuar en el ascenso.
3. Nombrador de mil nombres, hacedor de sentido, transformador del
mundo... tus padres y los padres de tus padres se continúan en ti. No eres un
bólido que cae sino una brillante saeta que vuela hacia los cielos. Eres el
sentido del mundo y cuando aclaras tu sentido iluminas la tierra. Cuando
pierdes tu sentido la tierra se oscurece y el abismo se abre.
4. Te diré cuál es el sentido de tu vida aquí: ¡humanizar la tierra! ¿Qué es
humanizar la tierra? Es superar el dolor y el sufrimiento, es aprender sin límite,
es amar la realidad que construyes.
5. No puedo pedirte que vayas más allá pero tampoco será ultrajante que
yo afirme: «¡Ama la realidad que construyes y ni aún la muerte detendrá tu
vuelo!».
6. No cumplirás con tu misión si no pones tus fuerzas en vencer el dolor y
el sufrimiento en aquellos que te rodean. Y si logras que ellos, a su vez,
emprendan la tarea de humanizar al mundo, abrirás su destino hacia una vida
nueva.

….

XIII. LOS SENTIDOS PROVISIONALES


1. Cuando movido por la pendular compensación busco sentidos que
justifiquen mi existencia, me dirijo hacia lo que necesito o creo necesitar. En
todo caso ¿si no consigo aquello, o bien si lo consigo, qué pasará con mi
sentido (en cuanto movimiento en una dirección)?
2. Estos sentidos provisionales, necesarios para el desarrollo de la
actividad humana, no fundamentan mi existencia. Por otra parte, si me afirmo
en una particular situación ¿qué sucederá cuando el accidente la desarticule?
3. A menos que se quiera reducir la existencia al agotamiento o la
frustración, será menester descubrir un sentido que ni aún la muerte (si fuera el
accidente), pueda agotar o frustrar.
4. No podrás justificar la existencia si pones como su fin el absurdo de la
muerte. Hasta ahora fuimos compañeros de lucha. Ni tú, ni yo, quisimos
doblegarnos ante dios alguno. Así quisiera recordarte siempre. ¿Por qué,
entonces, me abandonas cuando voy a desobedecer a la muerte inexorable?
¿Cómo es que hemos dicho: «¡ni aún los dioses están por encima de la vida!»

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y ahora te arrodillas ante la negación de la vida? Tú haz como quieras, pero yo
no bajaré la cabeza ante ningún ídolo aunque se presente «justificado» por la
fe en la razón.
5. Si la razón debe estar en función de la vida, que sirva para hacernos
saltar sobre la muerte. Que la razón, entonces, elabore un sentido exento de
toda frustración, de todo accidente, de todo agotamiento.
6. No aceptaré a mi lado al que proyecte una trascendencia por temor sino
a quien se alce en rebelión contra la fatalidad de la muerte.
7. Por ello quiero a los santos que no temen sino que verdaderamente
aman. Quiero a los que con su ciencia y su razón vencen a diario el dolor y el
sufrimiento. Y, en verdad, no veo diferencia entre el santo y el que alienta la
vida con su ciencia. ¿Qué mejores ejemplos, qué guías superiores a esos
guías?
8. Un sentido que quiera ir más lejos que lo provisional, no admitirá la
muerte como el fin de la vida sino que afirmará la trascendencia como máxima
desobediencia al aparente Destino. Y aquel que afirme que sus acciones
desencadenan acontecimientos que se continúan en otros, tiene tomado entre
sus manos parte del hilo de la eternidad.

……………………………

La crisis de la civilización y el humanismo. Moscú 18. 06.1992

Se han realizado grandes trabajos para entender el funcionamiento y destino


de las civilizaciones, pero muchos de los investigadores y filósofos que
acometieron esas tareas no han profundizado suficientemente en el hecho
primario de reconocer que sus preguntas y respuestas surgieron desde el
paisaje cultural, desde el momento histórico en que vivieron. Y si hoy se
quisiera encontrar una nueva respuesta al tema de la civilización ya no se
podría eludir la dificultad (o facilidad) del paisaje cultural en que nos hemos
formado y del momento histórico en el que nos toca vivir. Hoy deberíamos
preguntarnos por las condiciones de nuestra propia vida si es que queremos
comprender ese devenir y con esto humanizaríamos el proceso histórico sobre
el que reflexionáramos. No lo haríamos por interpretar externamente a los
hechos producidos por el ser humano, como se hace en un libro de historia,
sino por comprender desde la estructura histórica y dotadora de sentido de la
vida humana lo que ocurre en la situación en que vivimos. Este enfoque nos
lleva a advertir las limitaciones que padecemos para formular ciertas preguntas
y para dar ciertas respuestas porque el momento mismo en que vivimos nos
impide romper el límite de nuestras creencias y supuestos culturales y es,
precisamente, la ruptura de nuestras creencias, la aparición de hechos que
considerábamos imposibles, aquello que nos permitirá avanzar en un nuevo
momento de la civilización.
……………………………..

62
Conversaciones con Silo
Seis entrevistas de Enrique Nassar
1992 - 1993 - 1994 - 1997 - 2000 - 2006

Conversación de Mario con Enrique Nassar


Buenos Aires (Argentina) enero 1993

3ª conversación
Cuando pongo mi intencionalidad instrumental sobre la intencionalidad general
genero contradicciones porque me aparto de la correntada de la vida.
Podemos decir con precisión que:
Actitud contradictoria = Afirmación de la intencionalidad individual instrumental
en contra de un sentido general.
Sentido de la vida = Afirmación de la intencionalidad individual instrumental en
coincidencia con la intencionalidad general.
Esta intencionalidad general no es instrumental. Los pueblos van en la
dirección de la intencionalidad general. El despliegue de la intencionalidad
general va produciendo la historia.
La gente no piensa la intencionalidad general pero sí la registra y la expresa.
El contacto con la intencionalidad general la gente lo expresa como algo bien
hecho, si no, es la contradicción, la inversión y regresión de fuerzas.
Este no es un tema para la cabeza sino para el corazón. Esta intencionalidad
general nutre los conjuntos. Da dirección a los pueblos a través de la historia.
¿Qué es lo que hace que uno, en contacto con el conjunto, sienta la empresa
común? ¿Qué tiene que ver empresa común con intencionalidad instrumental?
Esto sólo es posible por sintonía con la correntada. No hay recursos
experienciales para generar espíritu. Sin espíritu no hay nada, con espíritu hay
todo.

……………………………..

Conferencia de presentación del libro “Cartas a mis amigos”. Santiago de


Chile 14/05/94
El Documento de los Humanistas, que recoge la Carta sexta, nos dice: “Los
humanistas ponen por delante la cuestión del trabajo frente al gran capital; la
cuestión de la democracia real frente a la democracia formal; la cuestión de la
descentralización frente a la centralización; la cuestión de la antidiscriminación
frente a la discriminación; la cuestión de la libertad frente a la opresión; la
cuestión del sentido de la vida frente a la resignación, la complicidad y el
absurdo... Los humanistas son internacionalistas, aspiran a una nación humana
universal. Comprenden globalmente el mundo en que viven y actúan en su
medio inmediato. No desean un mundo uniforme sino múltiple: múltiple en las
etnias, lenguas y costumbres; múltiple en las localidades, las regiones y las
autonomías; múltiple en las ideas y las aspiraciones; múltiple en las creencias,
el ateísmo y la religiosidad; múltiple en el trabajo; múltiple en la creatividad. Los
humanistas no quieren amos; no quieren dirigentes ni jefes, ni se sienten
representantes ni jefes de nadie...”
……………………………….

63
Apunte charla con el Negro en Buenos Aires después de las elecciones

Buenos Aires, 17 de mayo de 1995

La gente no siente que el discurso político le llegue, no siente que se le hable a


él. Para lo que es él no hay propuesta. Las hay para la clase trabajadora, la
patria o el país, pero no para el individuo.

Lo que decimos está bien, no hay que quitar nada de nuestro discurso pero si
agregar la temática personal. Hay que ir a la casa de la gente, no esperar a que
venga al local. Ver y conversar sobre el problema de la familia, de la realización
de cada uno. No esperar que la gente venga. Ir a sus casas y a sus cosas.
Mostrar nuestra sabiduría de vida.

Nosotros estamos "trabajados" por el mundo que se fue y no soltamos nuestro


discurso.

Hay que hacerlo. No es un cambio de roles sino hablar con la gente de lo que
hablamos entre nosotros. Hablar con la gente, de lo que nos pasa en cuanto
seres humanos preocupados por lo que pasa en nuestro medio social, pero
también por el sentido de nuestra vida.

Invitamos a participar porque esa participación es buena. Trabajamos en


conjunto para el conjunto. La gente se siente desorientada porque intuye el
cambio; el cambio está, desordenado, caótico, en cada cabeza. Nosotros
tenemos que ayudar a ordenar ese caos y dar referencia.

………………………………..

Apuntes de la reunión del Consejo - Bogotá, 4 y 5 de julio de 1995

Le invitaremos a que trabaje con nosotros no sólo en el campo de lo social sino


también en el campo de lo personal.

Ganaremos ya una enormidad solamente con que la gente tome contacto con
algo que pasa adentro de su cabeza. La gente cree que dentro de su cabeza
hay tripas. Queremos que tome contacto con su fuerza interna, los invitaremos
a ponerse en marcha y le diremos: es un despropósito que no trabajen un poco
el sentido de vida, la dirección, las imágenes y nos apoyaremos en ciertos
materiales y en ciertas prácticas e invitaremos a que participen con nosotros a
trabajar con esos materiales y esas prácticas. Esto tiene un doble aspecto el
aspecto del trabajo mismo de esas prácticas y el de que aquel que está al lado
mío en estas cosas de algún modo me está reforzando, Si estás conforme con
tu mundo no tenemos mucho que hablar. Si reconoces mínimamente que estás
viviendo un gran caos interior, podemos trabajar juntos. Pero eso de que vivas
un gran caos en tu interior y nos ayudes simplemente a empujar el carro, está
bien, eres un colaborador, un adherente, pero no formas parte de esa central

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nuclear, no formas parte de esa pila de energía necesaria para poner ésto en
marcha.

Así que habrá algunas discusiones, “que yo solo me las arreglo, que la cosa no
es así”, todo bien, pero mira si quieres trabajar con nosotros mejor hagamos
cosas y así hay reciprocidad. Que el conjunto te sirva, y tu sirves al conjunto.

……………………………..

Apuntes de conversaciones de Enrique Nassar con Silo


Charla 1 (18-04-97)

Nosotros no podemos hacer ciertas cosas (conversiones masivas de sentido)


antes del tiempo adecuado porque aún el proceso general va en otra dirección;
todavía hay creencias colectivas que tienen que caerse antes de la caída
masiva, y será entonces cuando busquemos esas conversiones masivas de
sentido. Esas conversiones masivas son plegamientos masivos a un nuevo
estilo de vida. Primero los plegamos al estilo y luego los esclarecemos. Primero
redireccionar imágenes y luego esclarecer ideas. No vamos a hacer
esclarecimientos masivos anteriores a la conversión masiva del sentido de la
vida sino todo lo contrario.
Por ahora hay que hacer gimnasia de plegamiento de personas por medio de
ceremonias, actos testimoniales, asumir compromisos... No es esclarecimiento
para que luego cambie su sentido de vida, es plegamiento, por medio de
ciertos actos, a un nuevo estilo de vida
………………………………….

Palabras de Silo con motivo del Acto Recordatorio del Trigésimo


Aniversario del Movimiento Humanista . Punta de Vacas, Mendoza,
Argentina, 4 de mayo de 1999

Por último, se debe destacar como determinante de nuestro comportamiento la


participación en todos los campos a fin de llevar adelante las propuestas antes
mencionadas. Participar en las áreas de lo cultural, lo social y lo político con la
mayor energía y tenacidad de que seamos capaces, va más allá de ser una
recomendación de nuestro movimiento para convertirse en una necesidad de
esta época crítica que estamos viviendo. El argumento de que todo está en
manos de un sistema infinitamente poderoso y violento, que el éxito pertenece
a los corruptos y los incapaces, en lugar de ser motivo de aceptación para
nuestra condición de seres humillados y sometidos, debe convertirse en un
estímulo fundamental para cambiar el estado de las cosas públicas.

Por otra parte, destacamos también la dimensión de lo estrictamente personal y


de lo interpersonal, que aunque inscriptos en el contexto social, constituyen el
núcleo de nuestra existencia. Las relaciones personales deterioradas hoy al
máximo muestran el aumento de una violencia sorda en la que el tú y el

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nosotros van desapareciendo y en la que el individuo arrojado a la soledad y el
aturdimiento no encuentra ya salidas.

Debemos reafirmar en este campo que todo ser humano tiene derecho a
preguntarse por el sentido de la vida, por el amor, por la amistad... por todo
aquello que hace a la poesía y la grandeza de la existencia humana y que una
estúpida y pequeña cultura materialista, trata de denigrar arrastrando todo
hacia los antivalores y la desintegración.

Y en esta situación que nos toca vivir reconocemos el triunfo provisorio de la


cultura del antihumanismo y declaramos el fracaso de nuestros ideales que no
se han podido cumplir. Pero los triunfadores de hoy no tienen asegurado el
futuro porque una nueva espiritualidad comienza a expresarse en todo el
mundo: no es la espiritualidad de la superstición, no es la espiritualidad de la
intolerancia, no es la espiritualidad del dogma, no es la espiritualidad de la
violencia religiosa, no es la pesada espiritualidad de las viejas tablas ni de los
desgastados valores; es la espiritualidad que ha despertado de su profundo
sueño para nutrir nuevamente a los seres humanos en sus mejores
aspiraciones.

…………………………………..

Manual de Formación personal para los


miembros del Movimiento Humanista
II - TEMAS SOBRE LA SUPERACIÓN DEL SUFRIMIENTO

Tema de Estudio Nº 7

El sentido de la vida

Hay que reconocer que si estamos desorientados o no tenemos una finalidad,


un sentido en la vida, nos perdemos en las tres vías y no sabemos qué
despejar de nuestro camino porque tampoco comprendemos hacia dónde
vamos. Seguramente, el descubrimiento de un sentido en la vida es lo que
más nos ayuda a convertir las tres vías del sufrimiento en tres vías positivas
para la existencia.
En el libro “Humanizar la Tierra”, “El Paisaje Interno”, Cap. VII, Silo afirma:
“...Si acaso te imaginas como un bólido fugaz que ha perdido su brillo al tocar
esta tierra, aceptarás al dolor y al sufrimiento como la naturaleza misma de las
cosas. Pero si crees que has sido arrojado al mundo para cumplir con la misión
de humanizarlo, agradecerás a los que te precedieron y construyeron
trabajosamente tu peldaño para continuar en el ascenso.
Nombrador de mil nombres, hacedor de sentido, transformador del mundo...
tus padres y los padres de tus padres se continúan en ti. No eres un bólido que
cae sino una brillante saeta que vuela hacia los cielos. Eres el sentido del
mundo y cuando aclaras tu sentido iluminas la Tierra. Cuando pierdes tu
sentido la Tierra se oscurece y el abismo se abre.

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Te diré cuál es el sentido de tu vida aquí: ¡humanizar la Tierra! ¿Qué es
humanizar la Tierra? Es superar el dolor y el sufrimiento, es aprender sin límite,
es amar la realidad que construyes.
No puedo pedirte que vayas más allá pero tampoco será ultrajante que yo
afirme: “¡Ama la realidad que construyes y ni aun la muerte detendrá tu vuelo!”.
No cumplirás con tu misión si no pones tus fuerzas en vencer el dolor y el
sufrimiento en aquellos que te rodean. Y si logras que ellos, a su vez,
emprendan la tarea de humanizar al mundo, abrirás su destino hacia una vida
nueva”.
………………………………….

Libro Apuntes de Psicología 3

5. El sistema de representación en los estados alterados de conciencia


En los desplazamientos por el espacio de representación, llegamos a sus
límites. A medida que las representaciones descienden, el espacio tiende a
obscurecerse e, inversamente, hacia arriba va aumentando la claridad. Estas
diferencias de luminosidad entre “profundidades” y “alturas”, seguramente
tienen que ver con la información de memoria que desde la primera infancia va
asociando la grabación de luminosidad a los espacios altos. También se puede
comprobar la luminosidad mayor que tiene cualquier imagen visual emplazada
a nivel de los ojos, mientras que su definición disminuye a medida que se la
ubique fuera de ese nivel. Lógicamente, el campo de visión se abre con más
facilidad al frente y hacia arriba de los ojos (hacia la cúspide de la cabeza) que
al frente y hacia abajo (hacia el tronco, las piernas y los pies). No obstante lo
dicho, algunos pintores de zonas frías y brumosas nos muestran en los planos
bajos de sus lienzos una especial iluminación en las que a menudo están los
campos nevados, así como una creciente obscuridad hacia los espacios altos
que suelen aparecer cubiertos de nubes.

En las profundidades o en las alturas, aparecen objetos más o menos


luminosos, pero al representar tales objetos no se modifica el tono general de
luz que pueda existir en los distintos niveles del espacio de representación.
Por otra parte y solamente en determinadas condiciones de alteración de
conciencia, se produce un curioso fenómeno que irrumpe iluminando todo el
espacio de representación. Este fenómeno acompaña a las fuertes
conmociones psíquicas que entregan un registro emotivo cenestésico muy
profundo. Esta luz que ilumina todo el espacio de representación se hace
presente de tal manera que aunque el sujeto suba o baje el espacio permanece
iluminado, no dependiendo esto de un objeto particularmente luminoso, sino
que todo el “ambiente” aparece ahora afectado. Es como si se pusiera la
pantalla de T.V. a máximo brillo. En tal caso, no se trata de unos objetos más
iluminados que otros sino del brillo general.
En algunos procesos transferenciales, y luego de registrar este fenómeno,
algunos sujetos salen a vigilia con una aparente modificación de la percepción
del mundo externo. Así, los objetos resultan más brillantes, más netos y con
más volumen, según las descripciones que se suelen hacer en estos casos. Al
producirse este curioso fenómeno de iluminación del espacio, algo ha pasado
con el sistema de estructuración de la conciencia que ahora interpreta de un
modo diferente la percepción externa habitual. No es que se “hayan depurado

67
las puertas de la percepción”, sino que se ha modificado la representación que
acompaña a la percepción.
De un modo empírico y por medio de diversas prácticas místicas, los devotos
de algunas religiones tratan de ponerse en contacto con un fenómeno
trascendente a la percepción y que parece irrumpir en la conciencia como “luz”.
Por diferentes procedimientos ascéticos o rituales, por medio del ayuno, de la
oración, o de la repetición, se pretende lograr el contacto con una suerte de
fuente de luz. En los procesos transferenciales y en los procesos
autotransferenciales, sea por accidente en el primer caso, o de modo dirigido
en el segundo, se tiene experiencia de estos curiosos acontecimientos
psíquicos. Se sabe que estos se pueden producir cuando el sujeto ha recibido
una fuerte conmoción psíquica, es decir que su estado es aproximadamente un
estado alterado de conciencia. La literatura religiosa universal está plagada de
numerosos relatos acerca de estos fenómenos. También es interesante advertir
que esta luz en ocasiones se “comunica” y hasta “dialoga” con el sujeto, tal cual
está ocurriendo en estos tiempos con las luces que se ven en los cielos y que
llegando a los temerosos observadores les dan sus “mensajes de otros
mundos”.
Hay otros muchos casos de variaciones de color, calidad e intensidad lumínica,
como sucede con ciertos alucinógenos, pero esos casos no tienen que ver con
lo comentado anteriormente.
Según se describe en muchos textos, algunas personas que aparentemente
murieron y volvieron a la vida, tuvieron la experiencia de abandonar su cuerpo
e ir orientándose hacia una luz cada vez más viva, sin poder relatar bien si es
que ellos avanzaban hacia la luz o si ésta avanzaba hacia ellos. El hecho es
que los protagonistas se van encontrando con semejante luz que tiene la
propiedad de comunicarse y hasta de dar indicaciones. Pero para poder contar
estas historias habrá que recibir un shock eléctrico en el corazón, o algo por el
estilo, y entonces nuestros héroes se sentirán retrocediendo y alejándose de la
famosa luz con la que estaban por tomar un interesante contacto.
Hay numerosas explicaciones acerca de estos fenómenos, explicaciones por el
lado de la anoxia, de la acumulación de dióxido de carbono, de la alteración de
ciertas enzimas cerebrales. Pero a nosotros, como de costumbre, no nos
interesan tanto las explicaciones, que hoy son unas y mañana otras, sino más
bien nos interesa el sistema de registro, el emplazamiento afectivo que padece
el sujeto y esa suerte de gran “sentido” que parece irrumpir sorpresivamente.
Aquellos que creen haber vuelto de la muerte, experimentan un gran cambio
por el hecho de haber registrado un “contacto” con un fenómeno extraordinario
que de pronto emerge y del que no se alcanza a comprender si es un
fenómeno de percepción o de representación, pero que parece de gran
importancia ya que tiene aptitud para cambiar súbitamente el sentido de la
vida humana.

Es sabido, por lo demás, que los estados alterados de conciencia pueden


darse en distintos niveles y, por supuesto, en el nivel vigílico. Cuando uno se
encoleriza, se produce en vigilia un estado alterado. Cuando uno de pronto
siente euforia y una gran alegría, también está rozando un estado alterado de
conciencia. Pero cuando se habla de “estado alterado”, se suele pensar en algo
infravigílico. Sin embargo, los estados alterados son frecuentes, suceden en
distinto grado y con distinta calidad. Los estados alterados siempre implican el

68
bloqueo de la reversibilidad en alguno de sus aspectos. Hay estados alterados
de conciencia aún en vigilia, como son los estados producidos por la
sugestionabilidad. Todo el mundo está más o menos sugestionado por los
objetos que muestra la publicidad o que magnifican los comentaristas
mediáticos. Mucha gente en el mundo cree en las bondades de los artículos
que repetidamente se van proponiendo en las diversas campañas. Estos
artículos pueden ser objetos de consumo, valores, puntos de vista sobre
diferentes tópicos, etc. La disminución de la reversibilidad en los estados
alterados de conciencia, está presente en cada uno de nosotros y a cada
momento. En casos más profundos de susceptibilidad, nos encontramos ya con
el trance hipnótico. El trance hipnótico trabaja en el nivel de conciencia vigílica,
aunque el creador de la palabra “hipnosis” haya pensado que era una suerte de
sueño. El sujeto hipnotizado camina, va, viene, anda con los ojos abiertos,
efectúa operaciones, y también durante el efecto post-hipnótico el sujeto sigue
actuando en vigilia pero cumpliendo con el mandato que se le dio en el
momento de la sesión hipnótica. Se trata de un fuerte estado alterado de
conciencia.

…………………………………

Drummond III - 31 de marzo, 1 y 2 de abril de 2000

“Este trabajo rescata del libro La Mirada Interna, las propuestas de acción, los
modos de moverse (“haga esto, no haga esto o haga esto otro”), así como las
actitudes más apropiadas para enfrentarlas y sus explicaciones.
Lo que pretende transmitir esta obra es en primer lugar, un mensaje sobre la
correcta conducta y la correcta actitud frente a la vida. Y en segundo lugar un
mensaje sobre los grandes tópicos del trabajo interno.
Si quisiéramos resumir todo en una frase diríamos que el objetivo que persigue
el libro es transmitir una enseñanza sobre la conducta y sobre el interior del ser
humano con relación al sentido de la vida y se ocupa además de subrayar la
intención del que enseña, la actitud del que aprende y la forma de llevar
adelante esa relación”.

Capítulo I. La meditación.

Son propuestas respecto de una determinada actitud para comprender este


texto.

Capítulo II. Disposición para comprender.

Se sugiere como actitud intentar comprender y meditar, en profundidad y sin


apuro. No es adecuado ese método tan arraigado de que la discusión hace la
luz.

Capítulo III. El sin sentido.

Se reivindica el fracaso como la no-conformidad con los sentidos provisorios y


como estado impulsor de búsquedas definitivas. El que no experimente el
fracaso de sus ensueños y de sus sentidos provisorios va a tener problemas

69
para integrar un sentido definitivo. No es por enseñanza, sino por experiencia
y meditación que se descubre el sentido de la vida. No nos referimos a una
meditación pasiva, sino que entendemos la meditación sobre la acción, sobre la
propia vida.
La afirmación “no hay sentido en la vida si todo termina con la muerte”, es el
eje central de nuestra doctrina.

Capítulo IV. La dependencia.

Se explica que todos los factores de dependencia que operan sobre el ser
humano le restan posibilidades de elección y de acción libre.

Capítulo V. Sospecha del sentido.

Estos fenómenos sugestivos dan pie para nuevos desarrollos, para ubicar las
nuevas posibilidades. De no tener algún tipo de experiencia o una gran
intuición sobre la vida o sobre el más allá de la vida cotidiana, no se ve cómo
se pueda justificar la acción de mi comportamiento.

Nota: es en los capítulos anteriores donde se están sentando las bases, el


fundamento de este libro. Se está dando el tono de toda la construcción. En
estos primeros capítulos pondría mucha atención y no me apuraría para nada,
ya que una vez entendidos, todo lo demás va fácil. En los próximos capítulos
se entra en temas más específicos.

Capítulo XIX. Los estados internos.

Los Estados Internos son una descripción poética y alegórica de distintas


situaciones en las que se puede encontrar una persona en su trabajo evolutivo
hacia el encuentro del sentido en la vida. Se entiende por trabajo evolutivo
aquel que permite ir despejando incógnitas en el de-velamiento del sentido de
la vida.
Los estados internos, los caminos, las situaciones sicológicas en que se puede
encontrar uno, se pueden registrar muy bien, pero no es que uno físicamente
este metido, son recintos mentales, situaciones mentales.
………………………………

Inauguración del Monolito en Parque La Reja - 19 de marzo de 2005

El Mensaje fue dado por Silo en Julio de 2002. Este Mensaje habla de un Libro,
de una Experiencia, de un Camino. Del sentido de la vida, de la necesidad de
una renovación espiritual, del Amor y de la Compasión. Algunas personas
tomaron en sus manos este Mensaje y lo transmitieron a otros; así se fueron
formando las Comunidades del Mensaje en distintos países del mundo.
…………………………………………………….

70
Charla con Silo en el bar Ramos de Buenos Aires el 27 de junio del 2006

Nosotros no trabajamos para este pellejito, y se tocaba el brazo, nosotros


trabajamos para otros (enfatizaba y echaba el cuerpo hacia adelante), no
trabajamos para nosotros, sino para otros.
Así que no trabajamos para el hoy sino para el pasado mañana. (Y hacía un
gesto con el brazo y mano señalando lejos, pero con ademán inclusivo.
Interpretamos que quería decirnos que no trabajábamos para el yo. Por
otra parte hacía alusión al futuro y a un proyecto que va más allá de nosotros.
Veíamos que nos llevaba al sentido de la vida y más allá).
………………………..

Jornadas de Inspiración Espiritual. Palabras de Silo durante las Jornadas


de Experiencia

Punta de Vacas, Mendoza, Argentina, 3, 4 y 5 de mayo de 2007

Con cientos de miles de amigos entrañables, nos dimos a la tarea de


Humanizar la Tierra. ¿Qué ha sido para nosotros “Humanizar la Tierra”? Ha
sido poner como máximo valor la libertad humana y como máxima práctica
social la no discriminación y la no-violencia. Al tratar de Humanizar la Tierra no
nos excluíamos de las obligaciones que reclamábamos a otros. De hecho, nos
imponíamos como norma de conducta la exigencia de tratar a los demás como
queríamos ser tratados. Ahora hemos propuesto hacer un alto en el camino de
la humanización para reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia y de
nuestras acciones.

Hemos peregrinado a este paraje desolado buscando la Fuerza que alimente


nuestra vida, buscando la Alegría del hacer y buscando la Paz mental
necesaria para progresar en este mundo alterado y violento.

En estas Jornadas estamos revisando nuestras vidas, nuestras esperanzas y


también nuestros fracasos con el fin de limpiar la mente de toda falsedad y
contradicción. Tener la oportunidad de revisar aspiraciones y frustraciones es
una práctica que aunque fuera por una sola vez en la vida, debería efectuar
todo aquel que busca avanzar en su desarrollo personal y en su acción en el
mundo.

Estos son días de inspiración y reflexión. Estos son días de Reconciliación.

………………………….

Comentarios de Silo. Centro de Estudios Punta de vacas - Mayo 2008


Silo y La Experiencia (video)

Experiencias inmediatas
A veces entrando en esas experiencias, sentimos como que viéramos por
primera vez el mundo. Nunca he visto el mundo de ese modo y además dura
71
muy poco tiempo, dura poquísimo tiempo ver el mundo así y no puedo volver a
eso después. A veces en el campo como acá, veo una puesta de sol y en esa
puesta de sol, es como si entendiera todo, por muy poco tiempo, ese entender
todo de golpe por muy poco tiempo ligado a esa puesta de sol es para mi una
experiencia de cambio que puede llegar a ser muy importante, pero yo
habitualmente no saco consecuencias de eso.

Todas las personas han tenido experiencias de ese tipo, pero son muy pocas
las personas que han profundizado en esas experiencias. Ahí entramos
nosotros, en las experiencias que se dan en otro espacio mental; que se dan
en otra situación mental; que se dan en otro estado de conciencia, en esas
experiencias entramos nosotros y hay un pequeño librito que se llama La
Mirada Interna, que explica bastante esas experiencias. Ese es el librito que
nosotros pasamos y le decimos a la gente: medite este librito, fíjese si en este
librito están las cosas que a usted le resuenan como cosas importantes en su
vida porque pronto va a salir el tema de: usted no va a estar aquí todo el
tiempo, usted va a partir, todos vamos a partir, la vida se acaba en algún
momento, ¿cómo sigue esta película? Es que usted termina para siempre o es
que algo continúa en usted. Usted quisiera tener respuestas sobre eso antes
de partir, porque de partir eso seguro que va a partir.

Pero le gustaría tener alguna respuesta sobre esa materia, bien, ese librito
habla de estas cosas, estas experiencias hablan de estas cosas, qué pasa con
la vida, con el sentido de la vida, con lo que pasa después de la vida, que
pasa con la muerte, todas esas cosas son las que nos interesan y a mucha
gente le interesan, por eso que mucha gente escucha este mensaje, pero no
disertamos mucho sobre el mensaje teórico, el mensaje de ideas, sino sobre
esta cosa afectiva, conmocionante, experiencial, sobre eso trabajamos con la
gente que se acerca, entonces la gente viene, pregunta, nosotros le decimos
hagamos alguna experiencia y ya está.
……………………………

Comentarios de Silo. Centro de Estudios Punta de Vacas, junio 2008


El Mensaje / extracto (video)

El otro antecedente, “La Mirada Interna”, trata sobre el sentido de la vida. El


tópico principal sobre el que discurre es el estado psicológico de contradicción.
Este libro contiene el germen de la espiritualidad social y personal, y de una
psicología y antropología muy amplias que van desde los libros “Psicología de
la Imagen” y “Apuntes de Psicología” hasta “Mitos Raíces Universales”.

…………………………….

Librito Comentarios a “El Mensaje de Silo”

Estos “Comentarios” no tocan todos los tópicos de “El Mensaje de Silo” sino,
únicamente, aquellos que nos han parecido necesarios para una mejor
comprensión de este escrito.
Haremos nuestras aproximaciones a “El Mensaje de Silo” respetando el orden
de esa exposición. Por tanto, la primera parte estará dedicada a los capítulos y

72
parágrafos del libro “La Mirada Interna”; la segunda parte habrá de considerar a
“La Experiencia” y la tercera a “El Camino”.

Primera parte de “El Mensaje de Silo”

En la primera parte, comentaremos el libro “La Mirada Interna”, considerando a


sus tres primeros capítulos que son introductorios y que se refieren a ciertas
precauciones que se deberían tomar para encuadrar correctamente los temas
más importantes.
Hasta el capítulo V las explicaciones se dan en un trasfondo de sinsentido que
el buscador de verdades más definitivas se siente inclinado a descartar.
Encontramos allí capítulos y parágrafos que merecen algunas consideraciones.
Pero, primeramente debemos preguntarnos ¿qué se pretende transmitir en
esta obra? Se trata de transmitir una enseñanza sobre la conducta y sobre la
interioridad humana, con referencia al sentido de la vida.

¿Por qué el Libro lleva por título “La Mirada Interna”? ¿Es que acaso el órgano
de la visión no está colocado para atisbar el mundo exterior, como si fuera una
ventana o dos si fuera el caso; no está colocado para abrirse cada día al
despertar de la conciencia? El fondo del ojo, recibe los impactos del mundo
exterior. Pero a veces, cuando cierro los párpados, recuerdo al mundo externo,
o lo imagino, o lo ensueño, o lo sueño. A este mundo lo veo con un ojo interior
que también mira en una pantalla pero que no es la correspondiente al mundo
externo.
Mencionar una “mirada interna”, es implicar a alguien que mira y a un algo que
es mirado. Sobre esto trata el Libro y su título pone de relieve una imprevista
advertencia de confrontación con lo ingenuamente admitido. El título del Libro
resume estas ideas: “hay otras cosas que se ven con otros ojos y hay un
observador que puede emplazarse de un modo diferente al habitual”.
Debemos, ahora, hacer una pequeña distinción.
Cuando digo que “veo algo”, anuncio que estoy en actitud pasiva respecto de
un fenómeno que impresiona mis ojos. Cuando, en cambio, digo que “miro
algo”, anuncio que oriento mis ojos en una determinada dirección. Casi en el
mismo sentido, puedo hablar de “ver interiormente”, de asistir a visiones
internas como las del divagar, o las del soñar, distinguiéndolo del “mirar
interno” como dirección activa de mi conciencia. De ese modo, puedo hasta
recordar mis sueños, o mi vida pasada, o mis fantasías y mirarlas activamente,
iluminarlas en su aparente absurdidad, buscando dotarlas de sentido. La
mirada interna es una dirección activa de la conciencia. Es una dirección que
busca significación y sentido en el aparentemente confuso y caótico mundo
interno. Esa dirección es anterior aún a esa mirada, ya que la impulsa. Esa
dirección permite la actividad del mirar interno. Y si se llega a captar que la
mirada interna es necesaria para develar el sentido que la empuja, se
comprenderá que en algún momento el que mira tendrá que verse a si mismo.
Ese “si mismo” no es la mirada, ni siquiera la conciencia. Ese “si mismo” es lo
que da sentido a la mirada y a las operaciones de la conciencia. Es anterior y
trascendente a la conciencia misma. De un modo muy amplio llamaremos
“Mente” a ese “si mismo” y no lo confundiremos con las operaciones de la
conciencia, ni con ella misma. Pero cuando alguien pretende apresar a la

73
Mente como si fuera un fenómeno más de la conciencia, aquella se le escapa
porque no admite representación ni comprensión.

La mirada interna deberá llegar a chocar con el sentido que pone la Mente en
todo fenómeno, aún de la propia conciencia y de la propia vida y el choque con
ese sentido iluminará a la conciencia y a la vida. Sobre esto, trata el Libro en
su núcleo más profundo.
A todo lo anterior nos lleva la reflexión sobre el título de la obra. Pero al entrar
en ella, en el primer parágrafo del primer capítulo, se nos dice: “Aquí se cuenta
cómo al sin sentido de la vida se lo convierte en sentido y plenitud”. Y en el
parágrafo 5, del mismo capítulo, se aclara: “Aquí se habla de la revelación
interior a la que llega todo aquel que cuidadosamente medita en humilde
búsqueda”.
Queda marcado el objetivo, convertir el sinsentido de la vida en sentido. Y
además, está trazado el modo de llegar a la revelación del sentido en base a
una cuidadosa meditación.
Entrando en materia.
El capítulo I desarrolla el modo de llegar a la revelación interior, previniendo de
falsas actitudes que alejarían del objetivo propuesto.
El capítulo III trata de lo que se ha dado en llamar “el sin sentido”. El desarrollo
de este capítulo comienza con la paradoja del “triunfo-fracaso”, en estos
términos: “Aquellos que llevaron el fracaso en su corazón pudieron alumbrar el
último triunfo. Aquellos que se sintieron triunfadores, quedaron en el camino
como vegetales de vida difusa y apagada”. En este capítulo se reivindica el
“fracaso” como no conformidad con los sentidos provisionales de la vida y
como estado de insatisfacción impulsor de búsquedas definitivas. Destaca el
peligro del encantamiento en los triunfos provisionales de la vida, aquellos que
si se logran exigen más, llevando finalmente a la decepción y que si no se
logran llevan también a la decepción definitiva, al escepticismo y al nihilismo.
Más adelante, en el mismo capítulo pero en el parágrafo 1, se afirma: “No hay
sentido en la vida si todo termina con la muerte”. Ahora bien, está por
demostrarse si efectivamente la vida termina o no termina con la muerte, por
una parte, y si la vida tiene o no sentido en función del hecho de la muerte...
Esos dobles interrogantes escapan del campo de la Lógica para tratar de ser
resueltos, a lo largo del Libro, en términos de existencia. Sea como fuere, a
este parágrafo 1 del capítulo III, no es como para leerlo de corrido pasando
inmediatamente al siguiente parágrafo. Exige una pausa y algunas reflexiones,
ya que se está tratando un punto central de Doctrina. Los siguientes parágrafos
se ocupan de resaltar la relatividad de los valores y de las acciones humanas.
El capítulo IV considera todos los factores de dependencia que operan sobre el
ser humano, restándole posibilidades de elección y acción libre.
El capítulo V hace aparecer algunos estados de conciencia que tienen carácter
diferente a los habituales. Se trata de fenómenos sugestivos y no por ello
extraordinarios, pero que de todas maneras tienen la virtud de hacer sospechar
un nuevo sentido de la vida. La sospecha del sentido está lejos de dar una fe,
o de fomentar una creencia, pero en cambio permite variar o relativizar la
negación escéptica del sentido de la vida.
El registro de tales fenómenos no pasa de promover una duda intelectual, pero
tiene la ventaja de afectar al sujeto en su vida diaria por su carácter de
experiencia. En tal sentido, posee mayor aptitud de transformación que la que

74
pudiera tener una teoría o un conjunto de ideas que hiciera variar simplemente
el punto de vista respecto a cualquier posición frente a la vida.

En este capítulo se mencionan ciertos hechos que, verdaderos o no desde el


punto de vista objetivo, ponen al sujeto en una situación mental diferente a la
habitual. Estos hechos tienen la aptitud de presentarse acompañados por
intuiciones que hacen sospechar otro modo de vivir la realidad. Y,
precisamente, ese “sospechar” otro tipo de realidad nos abre a otros
horizontes. En todas las épocas, los llamados “milagros” (en el sentido de
aquellos fenómenos que contrarían a la percepción normal), arrastran consigo
a intuiciones que terminan emplazando al sujeto en otro ámbito mental. A ese
otro ámbito, al que llamamos “conciencia inspirada”, le atribuimos numerosas
significaciones y correlativamente numerosas expresiones. Los parágrafos de
este capítulo configuran una especie de lista incompleta, pero suficiente, de
registros que al producirse invariablemente acarrean preguntas por el sentido
de la vida. Su registro es de una intensidad psíquica tal que exige respuestas
en torno a su significado. Y cualesquiera sean dichas respuestas, el sabor
íntimo que dejan es siempre de sospecha sobre una realidad diferente.
Veamos los casos: “A veces me he adelantado a hechos que luego sucedieron.
A veces he captado un pensamiento lejano. A veces he descrito lugares que
nunca visité. A veces he contado con exactitud lo sucedido en mi ausencia. A
veces una alegría inmensa me ha sobrecogido. A veces una comprensión total
me ha invadido. A veces una comunión perfecta con todo me ha extasiado. A
veces he roto mis ensueños y he visto la realidad de un modo nuevo. A veces
he reconocido como visto nuevamente algo que veía por primera vez... Y todo
ello me ha dado que pensar. Buena cuenta me doy que sin esas experiencias,
no podría haber salido del sin- sentido”.

El capítulo XIV del Libro, trata sobre “La Guía del Camino Interno”. Esta Guía
no tiene mayores pretensiones que cualquier experiencia guiada, aunque
encuadrada entre las ejercitaciones que se proponen en una dirección
trascendente de fenómenos “sugestivos” o de “sospecha del sentido”.
El capítulo XIX, habla de “los estados internos”. Este capítulo no es una
experiencia guiada y no pretende soluciones transferenciales, sino que de
modo alegórico trata de describir situaciones actuales en las que se puede
encontrar el lector. Este capítulo es una descripción poética y alegórica de
distintas situaciones en las que puede encontrarse una persona en su camino
hacia el encuentro del sentido de la vida. Como se dice en su primer
parágrafo: “...debes adquirir ahora suficiente percepción de los estados internos
en los que te puedes encontrar a lo largo de tu vida y particularmente a lo largo
de tu trabajo evolutivo”. Entendemos aquí, “trabajo evolutivo”, como aquel que
permite ir despejando incógnitas en el desenvolvimiento del sentido de la vida.

……………………………..

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ANEXO 1

Seminarios Del 80
Salones Hiroshima, Madrid (Extractos)

Estos seminarios fueron impartidos por Silo en Madrid los días 3, 4, y 5 de


noviembre de 1980. Contiene extractos.
Seminarios día primero.- 3 de noviembre de 1980
Entrando en materia, comencemos la revisión de este libro titulado La Mirada
Interna.
¿Qué se pretende transmitir en esta obra? Solo dos cosas. En primer lugar, un
mensaje de correcta conducta y de correcta actitud frente a la vida. En segundo
lugar, un mensaje sobre grandes tópicos de trabajo interno.
Si quisiéramos resumir todo en una frase, diríamos que el objetivo que persigue
este libro es el de transmitir una enseñanza sobre la conducta y sobre el
interior del ser humano, con referencia al sentido de la vida. Pero, se ocupa
preliminarmente de subrayar la intención del que enseña, la actitud del que
aprende y la forma de llevar adelante esa relación.
Sin embargo, frente a la relativa complejidad que ofrece el texto, podríamos
responder a un interlocutor impaciente, que el libro es sencillamente una
poesía o si se quiere, y más precisamente, es prosa poética.
De manera que no debería suscitar tanta necesidad de explicación. En efecto,
la poesía llega hasta nosotros o no llega; la sentimos en profundidad o nos toca
simplemente.
Redondeando la respuesta, diríamos que simplemente gusta o no gusta, y ello
sería bastante explicación para nuestro supuesto interlocutor. Pero ese modelo
de respuesta será para salir del paso velozmente o para satisfacer urgencias,
de ningún modo para llegar a la esencia del texto.
Dijimos antes que se trata de un mensaje sobre conducta en la vida y sobre
trabajo interno. También señalamos, que ello está precedido de
consideraciones en torno a quien enseña y quien aprende y al tipo de relación
que se pretende entre ambos.
Ahora bien, formalmente, el libro está dividido en 20 capítulos, y cada uno de
ellos en fragmentos. Estos fragmentos son pausas que deberían tomarse como
motivo de meditación, suspendiendo la lectura en cada una de ellas hasta que
se tuviera, cuando menos, una idea aproximativa o acaso una representación,
antes de continuar con la siguiente.
Leer de corrido el libro puede ser un buen punto de partida, si está puesta la
intención en recomenzar su estudio del modo que hemos señalado. Y ahora,
puestos en esa actitud, retrocedemos un poco y nos preguntamos por su
curioso título. ¿Por qué La Mirada Interna?
¿Es que acaso el órgano de la visión no está colocado para atisbar el mundo
exterior, como si fuera una ventana, o dos, dado el caso, que abre la
conciencia cuando despierta cada día? El fondo del ojo, el fondo del ojo recibe
los impactos del mundo externo, pero a veces, cuando cierro los párpados,
recuerdo el mundo externo, o lo imagino, o lo ensueño, o lo sueño. Lo veo con
otro ojo interior que también mira en una pantalla que no es la del mundo
externo.

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Mencionar una mirada interna, es implicar a un alguien que mira y a un algo
que es mirado. Sobre ello trata el libro. Y su título se enfrenta como una
imprevista advertencia, con lo ingenuamente admitido. El título del libro resume
estas ideas: señores, hay otras cosas que ven otros ojos y hay en vosotros un
observador diferente del que vosotros mismos creéis.
Será bueno hacer una pequeña distinción antes de seguir adelante. Cuando
digo que veo algo, anuncio que estoy en actitud pasiva respecto de un
fenómeno, de un fenómeno que impresiona mis ojos. Cuando en cambio digo
que miro algo, anuncio que oriento mi ojo en una dirección. Casi en el mismo
sentido, puedo hablar de ver interiormente, de asistir a visiones internas, como
las del divagar o las del soñar, distinguiéndolo del mirar interno como dirección
activa de mi conciencia. De ese modo, puedo hasta recordar mis sueños, o mi
vida pasada, o mis fantasías y mirarlas activamente, iluminarlas en su aparente
absurdidad, buscando dotarlas de sentido.

La mirada interna, es una dirección activa de la conciencia. Es una dirección


que busca significación y sentido en el aparentemente confuso y caótico
mundo interno.
¿Cuál es el sentido que busca encontrar esa mirada? Ese sentido es anterior
aun a esa mirada, ya que la impulsa; ese sentido permite la actividad del mirar
interno. Y si llega a captarse que la mirada interna es necesaria para develar el
sentido que la empuja, se comprenderá que en algún momento el que mira,
tendrá que verse a sí-mismo. Ese sí-mismo no es la mirada, ni siquiera es la
conciencia. Ese sí-mismo es lo que da sentido a la mirada y a las operaciones
de la conciencia. Es anterior y trascendente a la conciencia misma. De un
modo muy amplio, llamaremos Mente a ese sí-mismo y no lo confundiremos
con las operaciones de la conciencia o con ella misma.
Pero cuando alguien pretende apresar a la Mente como si fuera un fenómeno
más de la conciencia mecánica, aquella se le escapa, porque no admite
representación ni comprensión, sea que se la considere objeto o acto. La
mirada interna deberá llegar a chocar con el sentido que pone la Mente en
todo fenómeno, aun en la propia conciencia y en la propia vida, y el choque con
ese sentido, iluminará a la conciencia y a la vida. Sobre esto precisamente
trata el libro en su esencia más profunda.
A todo lo anterior nos lleva la reflexión sobre el título de la obra, pero al entrar
en ella, en el primer parágrafo nos dice: “Aquí se cuenta cómo al sin-sentido
de la vida se lo convierte en sentido y plenitud”.
En el parágrafo 5 del mismo capítulo se aclara: “Aquí se habla de la revelación
interior a la que llega todo aquel que cuidadosamente medita en humilde
búsqueda”.
Está marcado el objetivo: convertir el sin-sentido de la vida en sentido y
además está trazado el modo de llegar a la revelación del sentido en base a
una cuidadosa meditación.
El capítulo II desarrolla el modo de llegar a la revelación interior, previniendo
contra falsas actitudes que alejarían del objetivo propuesto.
El capítulo III trata, como su título lo indica, el sin-sentido. Comienza con la
paradoja del triunfo-fracaso en esta frase: “Aquellos que llevaron el fracaso en
su corazón, pudieron alumbrar el último triunfo. Aquellos que se sintieron
triunfadores, quedaron en el camino como vegetales de vida difusa y apagada”.

77
Reivindica el fracaso como no conformidad con los sentidos provisorios de la
vida y como estado de insatisfacción impulsor de búsquedas definitivas.
Opuestamente, destaca el peligro del encantamiento en los triunfos provisorios
de la vida, aquellos que si se logran, exigen más, llevando finalmente a la
decepción y que si no se logran, llevan también a la decepción definitiva, al
escepticismo y al nihilismo. Este punto de los sentidos provisorios de la vida,
será tratado más ampliamente mañana, cuando comencemos la nota número 4
del Libro de La Comunidad.
Siguiendo con nuestro capítulo III, el parágrafo 1 dice: “No hay sentido en la
vida, si todo termina con la muerte”.
Esta afirmación es el eje de nuestra doctrina. Desde luego que se la puede
presentar de distinto modo.
Primer caso: “Si todo termina con la muerte, entonces no hay sentido en la
vida. Todo termina con la muerte, luego no hay sentido en la vida”. Este caso
es muy conocido en lógica como modus ponendo ponens y consiste en afirmar
el primer término de una condición para que quede afirmado el segundo.
Segundo caso: “Si todo termina con la muerte, entonces no hay sentido en la
vida. No todo termina con la muerte, luego hay sentido en la vida”. Este caso,
similar al anterior, lo es en todo, solo que al negar el primer término de la
condición, negamos también el segundo. No debe llamar a confusión el hecho
de que el segundo término esté expuesto como negación, ya que a su vez, al
negarla, se la afirma. Es lo mismo que decir: “Si todo termina con la muerte,
entonces no hay sentido en la vida. No todo termina con la muerte, luego no
es cierto que no hay sentido en la vida”.
Así pues, quedan formalmente planteados los dos casos. Ahora bien, está por
demostrarse, está por demostrarse si efectivamente la vida termina o no
termina con la muerte por una parte, y si la vida tiene o no sentido en función
del hecho de la muerte. Está por demostrarse. Estos dobles interrogantes,
escapan ya del campo de la lógica formal. Son preguntas que se resolverán en
términos de existencia, y eso precisamente haremos mañana al estudiar la nota
4 del Libro de La Comunidad.
Sin embargo, no debemos dejar pasar un tercer caso de presentación del
problema, desde el punto de vista lógico. Lo formalizaremos así: “Si todo
termina con la muerte, entonces, no hay sentido en la vida. Hay sentido en la
vida, luego no todo termina con la muerte”.
Este caso consiste en negar el segundo término de un condicional para
también negar el primero. No debe llevar a equivocaciones el hecho de que
afirmemos lo que era una negación por razones de construcción gramatical, ya
que de otro modo quedaría la siguiente formulación equivalente: “Si todo
termina con la muerte, entonces no hay sentido en la vida. Como no es cierto
que no hay sentido en la vida, entonces no todo termina con la muerte”, que
como se ve corresponde a lo anterior, pero con una pesadez literaria difícil de
digerir.
Así es que, esto se encuadra en el caso conocido como tolendo tolens de la
lógica. Este tercer caso, que exige como los dos anteriores, demostración de
sus términos por la existencia es, sin embargo, muy interesante ya que orienta
directamente hacia el sentido de la vida y hace negar a la muerte posibilidad
si es que, efectivamente, dicha vida tiene sentido. De este caso, también
hablaremos mañana.

78
Sea como fuere, este parágrafo 1 del capítulo III no es como para leerlo de
corrido y sin más pasar al siguiente. Exige una pausa y algunas reflexiones, ya
que es el eje central de la Doctrina.
Inmediatamente, los siguientes parágrafos se ocupan de resaltar la relatividad
de los valores y de las acciones humanas.
El capítulo IV explica todos los factores de dependencia que operan sobre el
ser humano, restándole posibilidades de elección y acción libre.
Y el capítulo V hace aparecer algunos estados de conciencia que tienen un
carácter diferente a los habituales; son los fenómenos sugestivos, no por ello
extraordinarios, pero que de todas maneras tienen la virtud de hacer sospechar
un nuevo sentido en la vida.
La sospecha del sentido está lejos de dar una fe, o de cimentar una creencia,
pero en cambio permite variar o relativizar la negación escéptica del sentido
de la vida. El registro de tales fenómenos no pasa, de comienzo, de promover
una duda intelectual, pero tiene además la ventaja de afectar al sujeto en su
vida diaria por su carácter experiencial. En tal sentido, posee mayor aptitud de
transformación que la que pudiera tener una teoría o un conjunto de ideas que
hiciera variar simplemente el punto de vista respecto de cualquier posición
frente a la vida.
Los parágrafos de este capítulo configuran una especie de lista incompleta
pero suficiente de registros, que al producirse, invariablemente, acarrean
preguntas por el sentido de la vida. Independientemente de la realidad que
estos sucesos tengan, su registro es de una intensidad psíquica tal que exigen
respuestas en torno a su significado. Y cualesquiera sean dichas respuestas, el
sabor íntimo que dejan, es siempre de sospecha sobre una realidad diferente.
Veamos los casos: “A veces me he adelantado a hechos que luego sucedieron.
A veces he captado un pensamiento lejano. A veces he descrito lugares que
nunca visité. A veces he contado con exactitud lo sucedido en mi ausencia. A
veces una alegría inmensa me ha sobrecogido. A veces una comprensión total
me ha invadido. A veces una comunión perfecta con todo me ha extasiado. A
veces he roto mis ensueños y he visto la realidad de un modo nuevo. A veces
he reconocido como visto nuevamente algo que veía por primera vez. Y todo
ello me ha dado que pensar. Buena cuenta me doy de que sin esas
experiencias, no podría haber salido del sin-sentido”.
El capítulo VI establece diferencias entre los estados de sueño, semisueño y
vigilia. La intención está puesta en relativizar la idea ingenua que normalmente
se tiene sobre la realidad cotidiana y sobre la exactitud de esta realidad que se
percibe.
Los capítulos VII, VIII, IX, X, XI, XII y luego XV, XVI, XVII y XVIII, tratan
directamente o indirectamente del fenómeno de la Fuerza.
Este fenómeno de la Fuerza es de sumo interés, porque permite de manera
práctica y experimental, poner en marcha experiencias que orientan hacia el
sentido, a diferencia de las comentadas en el capítulo V, que si bien otorgan la
sospecha del sentido, se producen espontáneamente o sin dirección alguna.
Sobre este punto de la Fuerza y sus implicaciones, hablaremos al final de
nuestro desarrollo, dada su importancia.
Ahora nos concentraremos en los cuatro capítulos restantes del libro.
Capítulo XIII: Expone los principios de acción válida. Estos principios son
nuestra moral, nuestra conducta en la vida, que a modo de sugerencia y nunca
con carácter de obligatoriedad, se exponen a quienes deseen llevar adelante

79
una vida coherente, basándose en dos registros internos básicos: el de unidad
y el de contradicción. De manera que la justificación de esta moral, se
encuentra en los registros que produce y no en ideas o creencias particulares
relativas a un lugar, a un tiempo o a un modelo cultural. El registro de unidad
interna, está acompañado por algunos indicadores a tenerse en cuenta: 1.
Sensación de crecimiento interno, 2. Continuidad en el tiempo y 3. Afirmación
de su repetición a futuro.
La sensación de crecimiento interno, aparece como un indicador verdadero y
positivo acompañado siempre de la experiencia de mejoramiento personal, en
tanto que la continuidad en el tiempo permite comprobar en situaciones
posteriores al acto, o imaginadas con posterioridad al acto, o cotejadas en el
recuerdo con situaciones posteriores al acto, si este no varía por el cambio de
situación. Por último, si pasado el acto se experimenta como deseable su
repetición, decimos que se afirma en la sensación de unidad interna.
Los actos contradictorios pueden poseer algunas de las tres características, o
ninguna de ellas, pero en ningún caso las tres características de los actos
unitivos.
Sin embargo, existe otro tipo de acción, que no podemos estrictamente llamar
válida ni tampoco contradictoria. Es la acción que no obstruye el propio
desarrollo ni que provoca tampoco mejoramientos considerables. Puede ser
más o menos desagradable o más o menos placentera; pero ni agrega ni quita
desde el punto de vista de su validez. Esta acción intermedia es la cotidiana, la
mecánicamente habitual, tal vez necesaria para la subsistencia y la
convivencia, pero no constituye en sí un hecho moral, de acuerdo al modelo de
acción unitiva o contradictoria, según venimos examinando.
El tema de los Principios es comentado y desarrollado con el apoyo de
leyendas representativas y de ejemplos en el Libro de La Comunidad, capítulo
II, en el que los rotula como: Principio de adaptación, de acción y reacción, de
acción oportuna, de proporción, de conformidad, del placer, de la acción
inmediata, de la acción comprendida, de libertad, de solidaridad, de negación
de los opuestos y de acumulación de las acciones.

Habiéndome remitido a las explicaciones que se proporcionan en este libro


quedamos eximidos de nuevos comentarios.
El capítulo XIV de La Mirada es “La Guía del camino interno”. No tiene mayores
pretensiones que las de cualquier experiencia guiada, con la particularidad de
proponerse tal experiencia a continuación del trabajo con la Fuerza,
destacando las diferencias de dirección a que puede conducir un fenómeno de
esa naturaleza. No obstante, “La Guía del camino interno”, como experiencia
guiada, puede llevarse adelante en las mismas condiciones de otra cualquiera.
La experiencia llamada “La muerte”, por ejemplo, en el Libro de La Comunidad,
retoma la temática de la “Guía del camino interno”, encuadrada entre las
ejercitaciones que proponen una dirección trascendente, que habilitan
fenómenos sugestivos o de sospecha de sentido.
El capítulo XIX habla de “Los estados internos”. Este capítulo no es una
experiencia guiada y no pretende soluciones transferenciales, sino que de
modo alegórico trata de describir la situación actual en la que puede
encontrarse el lector. Los estados internos son una descripción poética y
alegórica de distintas situaciones en las que puede encontrarse una persona en
su camino hacia el encuentro del sentido en la vida.

80
Como bien se dice en su primer parágrafo: “Debes adquirir ahora suficiente
percepción de los estados internos en los que te puedes encontrar a lo largo de
tu vida y particularmente a lo largo de tu trabajo evolutivo”. Entendemos aquí
trabajo evolutivo, como aquel que permite ir despejando incógnitas en el
develamiento del sentido de la vida.
El capítulo XX, titulado “La realidad interior” es un tanto oscuro. Al parecer, su
interpretación es difícil para quien no está familiarizado con la teoría de
alegórica y simbólica o en general para quien desconoce nuestros esquemas
del psiquismo y los fenómenos de producción, traducción y deformación de
impulsos. Seguramente el libro de Autoliberación en el capítulo destinado a
Operativa y particularmente los puntos dedicados a teoría y práctica de la
transferencia, hacen más por el lector que todas las explicaciones que
pretendamos darle.
De todas maneras y dejando de lado la comprensión teorética de este capítulo
final, no es difícil encontrar personas que perciben con exactitud su clima y
captan su significado a nivel profundo, como si lo hicieran con un párrafo
poético cualquiera.

Volviendo ahora a los capítulos relacionados con la Fuerza. Los temas de “la
Fuerza”, el “centro luminoso”, la “luz interna”, el “doble y la proyección de la
energía”, admiten dos interpretaciones diferentes.
Primera: Considerarlos como fenómenos de experiencia personal y por tanto,
mantenerlos en una relativa incomunicación con aquellos que no los han
registrado, limitándolos en el mejor de los casos a descripciones más o menos
subjetivas.
Segunda: Considerarlos dentro de una teoría mayor que los explique
claramente, sin apelar a la prueba de la experiencia subjetiva.
Si se procede de acuerdo a la primera postura, las experiencias pueden ser
relacionadas con aquellas que a su vez describen otras personas y con
explicaciones que no pueden tener carácter de sistema racional. Por ejemplo,
la Fuerza puede decirse desde esta postura que: la Fuerza es la energía vital
del cuerpo que actúa en continua dinámica. Ella pone en marcha distintas
funciones. De ella deriva la acción, la emoción, la idea y la percepción de una
realidad superior. Esta energía es capaz de exteriorizarse del propio cuerpo,
produciendo fenómenos de acción sobre el mundo físico, así como los produce
sobre el propio cuerpo al animarlo. Al sobrevenir la muerte, la Fuerza se va
evaneciendo o continúa su desarrollo fuera del cuerpo en niveles cada vez
superiores hasta configurar una entidad también superior. Esta desaparición
por desintegración o esta continuidad por concentración, depende de la suma
de actos contradictorios o unitivos que el ser humano realiza en su vida.
A la Fuerza se la puede relacionar con lo que en las religiones se ha llamado
alma. A la Fuerza capaz de concentrarse y trascender en una dirección
evolutiva, se la puede relacionar con lo que las religiones han llamado espíritu.
El doble no es sino la Fuerza externalizada en vida o después de la muerte, en
la medida en que recibe y produce efectos en el mundo cotidiano, aunque con
una mecánica que le es particular y modificando generalmente las
características aceptadas del espacio y del tiempo.
La luz interior es la experiencia que se produce cuando la Fuerza se concentra
en alguna zona del cerebro humano energetizándolo y haciendo que trabaje en
un nivel más alto de su conciencia mecánica. También aparece como

81
experiencia en el momento de la muerte si su grado de concentración es
adecuado.
El centro luminoso se refiere a algún punto del sistema nervioso de difícil
precisión que es actuado por la Fuerza, pero también a un fenómeno externo,
del cual proviene toda la Fuerza de los seres vivos y hacia el cual se orienta el
doble si ha logrado unidad en el momento de la muerte.
Consecuencias prácticas de esta postura: lógicamente, podrá tenerlas para
quien reconozca experiencias en estos casos o una fe firme y sin duda alguna.
Y, ¿qué tipo de consecuencias? una será, que la vida tendrá un sentido más
allá de la muerte. Otra, que al tenerlo, las acciones que se realicen no serán
indiferentes, ya que algunas se alejarán de la posibilidad de supervivencia y
otras la garantizarán. En tal sentido, surgirá una moral, una actitud frente a la
vida y una posición frente al mundo. A esta postura podemos llamarla mística y
estará animada de un fuerte sentimiento religioso, encaminado a la
trascendencia, aun cuando la idea o la creencia acerca de un dios, no aparezca
definida en ese contexto.

Segunda postura: Como hemos dicho, no se basa en experiencias internas


intransferibles, sino en un sistema teórico mayor que las explica; así por
ejemplo, la Fuerza es una abreacción motriz que se produce catárticamente en
determinadas condiciones experimentales, como en el caso del gran pasaje,
también empíricamente, la han podido liberar gentes sin conocimiento de su
mecánica, atribuyendo sus manifestaciones a entidades cuya existencia no
puede probarse. Se admite el fenómeno, pero no la interpretación que esta
postura califica de indemostrable en el caso de las interpretaciones místicas.
En cuanto al doble, no se trata de la exteriorización del alma de los antiguos,
sino del espacio de representación que se configura en la sumatoria de los
impulsos cenestésicos, y que duplica, como representación, la percepción del
propio cuerpo. En caso de probarse la existencia de los fenómenos
paranormales, no se tratará de proyecciones del doble en sentido místico, sino
de fenómenos de percepción, de acción a distancia, producidos por variaciones
en el tiempo y en el espacio del espacio de representación. La Luz interior, a su
vez, acompaña a los objetos mentales emplazados en los espacios altos de
representación así como la oscuridad corresponde a los bajos espacios de
representación, esto debido a tres factores cuando menos: 1. La proximidad o
alejamiento a la zona del espacio que se corresponde duplicadamente con los
centros de visión ocular, 2. A fenómenos de memoria asociados con la luz en lo
alto y la oscuridad en lo bajo y 3. A la sobrecarga de contenidos fijados que, al
liberarse por un proceso transferencial, reorientan la energía psíquica en la
dirección de los altos espacios próximos a los centros oculares, produciéndose
un fenómeno mecánico de luz y numerosas concomitancias de reacomodación
psíquica.
Consecuencias prácticas de esta segunda postura: la teoría de operativa que
permite tratar con su modo característico los temas que hemos tocado. Es de
todas maneras mucho más amplia y brinda un panorama bastante completo en
cuanto al conocimiento y la práctica de los procesos mentales y su dirección.
Tal teoría lleva necesariamente a preguntas por el sentido de la vida desde el
punto de vista de su utilidad cotidiana. Esta posición, puede llegar a concebir
una orientación trascendente de la vida, no desde el punto de vista de la fe,
sino de su utilidad para el equilibrio y desarrollo de la vida psíquica y de la vida

82
en general. Las dos posturas que hemos considerado, pueden derivar
igualmente del estudio de La Mirada Interna y completarse a la luz de otros
trabajos como los expuestos en operativa, en el libro de Autoliberación.
Llegando a este punto de equivocidad, es legítimo que alguien se pregunte:
pero finalmente, ¿cuál es la postura del autor de tal escrito? El autor, entonces,
puede declarar sin rodeos, que él personalmente adhiere a la postura mística,
pero como tal postura es intransferible, adecúa sus explicaciones al lenguaje
de la teoría psicológica, dejando abiertas desde allí las puertas a la
trascendencia.

De manera que si algunos tienen fe o experiencia y otros razonan cabalmente,


de todas maneras llegarán a la conclusión de que la trascendencia es útil
porque da sentido a la vida, al abrir un futuro que la muerte definitiva cerraría
en el absurdo.
Este tema, sin embargo, exige mayores desarrollos que postergaremos hasta
el día de mañana, al comentar la nota 4 del Libro de La Comunidad.

Quisiera ahora presentar a ustedes un cuestionario para que al trabajar sobre


él, La Mirada Interna, quedará suficientemente develada.
Tal vez en menos de una hora, las mesas de trabajo puedan elaborar
respuestas más o menos adecuadas sobre las siguientes preguntas:
1. ¿Qué significa el título La Mirada Interna?
2. ¿Qué dos mensajes pretende transmitir la obra?
3. ¿Qué condiciones previas se aclaran como necesarias para que el mensaje
pueda ser trasmitido?
4. ¿Cómo podría responderse, con la mayor simplicidad, a quien exige una
explicación impaciente sobre el significado del libro?
5. ¿Cómo está organizada formalmente la obra?
6. ¿Cómo se caracteriza al sin-sentido en la vida?
7. ¿Cómo se caracteriza al sentido?
8. ¿Qué significa la paradoja triunfo-fracaso?
9. ¿Cuál es la frase clave de todo el libro?
10. ¿Qué posibilidades lógicas admite dicha frase?
11. ¿A qué se refiere la sospecha del sentido?
12. ¿Para qué sirven los Principios de acción valida?
13. ¿Cuáles son los principales registros de unidad interna con referencia a la
acción?
14. ¿Qué es La Guía del camino interno?
15. ¿A qué se refiere el capítulo sobre “Los estados internos”?
16. ¿Qué dos posturas pueden asumirse respecto a la Fuerza, el Centro
Luminoso, La Luz interior, el Doble y la proyección de la energía?
17. ¿Qué consecuencias prácticas se derivan de ambas posturas?

Antes de entrar en tema hagamos la pregunta sobre libros anteriores, ¿cuál es


el mensaje de La Mirada Interna? Sin duda que el del sentido de la vida y la
acción válida en la vida.
¿Cuál es el mensaje de Autoliberación? Sin duda que el mismo mensaje, pero
sistematizado en prácticas precisas que llevan en esa dirección.

83
Además, en él aparece la teoría general que da coherencia a nuestras labores.
Por todo ello, sirve excepcionalmente para capacitar a los instructores de La
Comunidad.
Y bien, ¿cuál es el mensaje del Libro de La Comunidad? Es el mismo de las
otras obras, pero está tratado con todos los elementos necesarios para que
dicho mensaje se implemente. Es pues un libro de procedimientos.

Las experiencias guiadas tratan aspectos de reconciliación con el pasado, de


ubicación en el momento actual, de propuestas a futuro y por supuesto, de
sentido de la vida.
Las experiencias cotidianas y ocasionales son breves meditaciones que dan
una dirección precisa según se las utilice. Tal vez ellas sean lo más importante
del libro en materia de incorporación y ejercitación concretas, las experiencias
cotidianas y ocasionales.

Este Libro de La Comunidad es, en general, de mucha claridad expositiva. Pero


existe por allí, al final del mismo, un conjunto de notas ampliatorias que pueden
ser de utilidad para los espíritus más curiosos. De manera que el grueso del
libro no merece mayores desarrollos porque se explica por sí mismo. Sin
embargo, hay una nota que reviste el máximo interés y que está perdida en
letra pequeña como si fuera algo de lo que se puede prescindir sin más trámite.
Al poner las cosas así, se ha tenido la intención de no mortificar la lectura fácil,
pero no por ello desconocemos su importancia. Nos estamos refiriendo a la
nota número 4. Por lo pronto, es ampliatoria del punto que en el capítulo 1
aparece bajo el título de “Doctrina”. En él, en ese punto de Doctrina se dice: “La
Comunidad explica que el equilibrio y desarrollo individual y social puede
lograrse si las personas adquieren un coherente sentido de la vida. De otro
modo, toda existencia sin dirección o falseada en su sentido, genera
sufrimiento personal y colectivo.
La Comunidad es el instrumento que ayuda a esclarecer ese sentido o a
convertir un sentido falseado en una orientación verdadera de vida”. Hasta ahí
el punto, pero la nota agrega: “La exposición de la Doctrina admite diferentes
profundizaciones, así se le da un nivel distinto al presente comentario respecto
del que aparece en los temas formativos del capítulo 2”.
En grandes rasgos podemos decir lo siguiente: Primero: “El ser humano tiende
al logro de lo que cree que es su felicidad”. De manera que no tiende al logro
de la felicidad, porque..., ¿dónde está la felicidad?
Si tomamos diez personas, unas van a caracterizar la felicidad de un modo,
otras de otro, otras de otro..., y al final nos vamos a encontrar con un objeto
muy extraordinario, un objeto del cual cada persona tiene una idea diferente.
¿Cómo es posible que lo más importante de la vida de un ser humano, que es
el logro de “eso”, precisamente de eso, cómo es posible que no pueda ser
definido? Esto es una cosa muy extraordinaria. Sabemos muchas cosas,
podemos ponernos de acuerdo sobre este objeto; sobre muchísimas cosas de
menor importancia estamos de acuerdo, tal vez con otras no lo estemos tanto.
Pero esto de la felicidad, esto a lo que todo ser humano aspira, esto
precisamente, no existe en un lugar definido, con características definidas.
Sin embargo, si preguntamos a una persona: ¿qué es para usted la felicidad?,
nos va a responder una cosa y luego otra, y luego otra persona. Pero esa

84
misma persona, probablemente antes del almuerzo dé una respuesta y luego
otra. Esa misma persona a los quince años de edad daría una respuesta, a los
treinta otra y a los ochenta otra. Esto es mucho más extraordinario. Que
distintas personas no se pongan de acuerdo con respecto a este objeto, es
interesante, pero que la misma persona varíe con respecto al mismo objeto,
nos da que pensar.

El ser humano tiende al logro de lo que cree que es su felicidad. De manera


que hace las cosas según lo que cree. Pero señores, nosotros, seres
racionales, se supone que hacemos las cosas de acuerdo a lo que vemos,
somos gente concreta, que nos atenemos a la realidad objetiva. Nosotros,
seres racionales, que nos atenemos solo a lo que vemos, sucede que
hablamos de la felicidad, de esas cosas etéreas... ¿Cómo será todo esto?
Sin duda que el dolor y el sufrimiento se oponen a esa felicidad. Puedo yo en
un momento dado tener una determinada idea o creencia, o una imagen sobre
lo que sería para mí la felicidad. Y allí voy, y algo se tranca en el camino, algo
no funciona, y esto me provoca muchas cosas, me provoca tensión, me
provoca malestar, a veces desconcierto. Y bueno a todo esto, yo le llamo
sufrimiento.
Claro, las gentes no están muy dispuestas a admitir que sufren, bueno a lo
mejor, la palabra sufrimiento es excesiva..., digamos, problemas, malestar, es-
trés o cosas así.
Está bien, el dolor y el sufrimiento, pero al parecer estas dos cosas han sido
confundidas desde antiguo. Ha aparecido a ojos de las gentes esto del dolor y
el sufrimiento como una misma cosa. ¿Será así?
Yo sé que mis detectores corporales sirven, entre otras cosas, para darme
alarma, señal de que algo funciona mal en el medio externo. Así pues, gracias
a estos detectores siento dolor al acercar mi mano a una cosa excesivamente
cálida. Este dolor que da señal, sirve para protegerme, este dolor me está
indicando: algo funciona mal en ese medio. Un exceso de luz que podría
destruir mi ojo, hace que retire la mirada, que baje mis párpados y así
siguiendo. Pero no es que el ser humano haya nacido para estar
dolorosamente situado en el mundo, digamos las cosas de otro modo: el ser
humano cuenta con protectores que dan señal de dolor cuando algo no anda
bien, porque cuando todo anda bien, no hay por qué protegerse con dolores.
Les diré que durante mucho tiempo se creyó esto de una manera diferente. Se
pensó, por ejemplo, que el dolor era propio de la naturaleza humana y que
necesariamente había que tener una existencia dolorosa. Era antinatural no
sentir dolor. Y así pues, los precursores que comenzaron a trabajar para aliviar
de dolor al ser humano, fueron perseguidos porque trataban de solucionar esos
problemas. En los comienzos de la ciencia, esos precursores fueron vistos
como algo antinatural. ¿Qué es esto de aliviar los dolores? Es claro, estas
fuerzas incontenibles del progreso y del desarrollo humano permitieron que a lo
largo del tiempo, por supuesto, se fuera venciendo el dolor. Así fue naciendo la
ciencia, así la medicina y el desarrollo del ser humano, así muchos elementos
tecnológicos que también han servido para otras cosas, sirvieron poco a poco
para ir liberando al hombre del dolor de las inclemencias del tiempo, del dolor
del hambre, del dolor de la sed, de tantos dolores externos e internos de su
propio organismo. Sí, es muy cierto que estos precursores fueron arrinconados,
pero que pese a eso el progreso siguió.

85
Si ustedes me dicen que el hombre siente el mismo dolor que antes, claro que
lo siente cuando las cosas andan mal, pero hoy no se muere media Europa por
una peste de cólera y un niño pequeño no muere por una tifoidea y los
antibióticos han hecho sus avances, ¡está bien!, se han creado otros
problemas, ¡está bien!, con las presiones demográficas, ¡está bien!, hay
problemas de todo tipo; pero en todos los casos el dolor pudo ser vencido en
muchos aspectos y es posible que a futuro, sea vencido totalmente cuando el
avance de la sociedad y la ciencia lo permitan. Pero hay una confusión entre
esto de dolor y sufrimiento.

Nosotros entendemos al dolor como señal física y entendemos al sufrimiento


como señal de que un proceso mental no funciona adecuadamente. Si nosotros
dijéramos que puede superarse el sufrimiento, estaríamos en la misma
situación de aquellos precursores con respecto al tema del dolor: sonaría
antinatural. ¿Cómo es esto, si se supone que el ser humano ha nacido para
sufrir? Parece ser que el sufrimiento es meritorio, suena como ético esto de
superar el sufrimiento. ¿Pero no será el sufrimiento también una señal, una se-
ñal que recibe la conciencia de que algo funciona mal? ¿Será que el ser
humano ha nacido para sufrir o será que el ser humano cuenta con aparatos
que le dan señal para evitar su destrucción? El dolor tiene que ver con
impulsos físicos, el sufrimiento tiene que ver con impulsos mentales.

Es cierto también que el dolor puede generar sufrimiento mental y el


sufrimiento mental puede actuar también sobre el cuerpo generando
disfunciones, enfermedades, dolores físicos concretos. De manera que estos
se imbrican en ocasiones.
“El dolor es físico”, dice el punto 3 “y su retroceso depende del avance de la
sociedad y la ciencia mientras que el sufrimiento es mental y su retroceso
depende del sentido de la vida que se tenga.

Se sufre por vivir situaciones contradictorias, pero también por recordarlas y


por imaginarlas a futuro. Estas formas son llamadas las vías del sufrimiento”.
De manera que hay allí unas vías que nos traen sufrimiento a la conciencia.
¿Será que estas vías son, efectivamente de sufrimiento o será que estas vías
son necesarias para el funcionamiento de la mente y que cuando algo funciona
mal nos dan señal de sufrimiento? ¿No será más bien que la imaginación es
necesaria y es necesaria la memoria y es necesaria la percepción; y que
cuando algo falla en estas vías, se nos convierte en una vía de sufrimiento?
Estas vías necesarias, a estas vías se las puede comprender cuando ustedes
hacen desaparecer su función. Corten la memoria de alguien y no podrá ni
abrocharse su camisa. Corten la imaginación de alguien y no sabrá hacia
dónde dirigirse, corten la percepción de alguien y hasta su cuerpo quedará a
expensas del medio. Estas vías son necesarias para el funcionamiento de la
conciencia y del ser humano en el mundo. Pero aquí se está diciendo que se
sufre por ellas. ¿Cómo es esto de que se sufre por ellas?, ¿cómo es que dan
señal cuando algo falla? Bueno, puede ser que en este momento yo recuerde
situaciones de mi vida, hace ya mucho tiempo cuando era pequeñito, a lo mejor
cuando tenía diez años, algo salió mal; bueno pues, ahora tengo unos cuantos
años más y sin embargo, eso que pasó, eso que no está, de ningún modo lo
veo, no está presente; eso que pasó, me hace sufrir. Y, ¿cómo es esto posible?

86
Las cosas andan bien si alguien dice: bueno, se explica, porque la memoria
tiene un sistema de grabación y esa grabación, al rebobinar y ponerlo en
presente, pues nos presenta las cosas como si se estuvieran viviendo en este
momento. De manera que esa fantasmagoría del pasado, eso que ya no existe,
eso nos puede hacer sufrir en este momento actual. Eso es muy extraordinario.
Nosotros, gentes concretas que nos atenemos a lo que vemos, sufrimos por lo
que ya pasó. ¿Pero qué es esto?

Bueno, las explicaciones están bien en todo caso para las cosas que pasaron,
podemos entender cómo funciona. Pero..., esto de que imagino que hay un
señor detrás de la puerta, que va a perjudicarme, que puede estar o no estar,
que puede dentro del cálculo de lo razonable efectivamente existir, en cuyo
caso me prevengo, también razonablemente y es homogéneo con la realidad.
Pero esto otro de que “creo” que “puede estar”, “creo” que algo me va a salir
mal, “tengo la sensación” de que a futuro esto va a fallar. ¡Aja! Y esto que
tampoco existe me hace sufrir. ¡Esto es mucho más extraordinario que lo de la
memoria! Pero..., pero, ¿qué estamos diciendo?, por un lado uno hace las
cosas buscando una felicidad según “cree”, por otro lado, uno sufre por cosas
que “ya no están”, por cosas que “tampoco existen a futuro”. Nosotros gentes
de “realidades concretas”, sucede que nosotros, allí en lo más importante,
precisamente allí..., es donde somos más etéreos. ¡Cosa curiosa el ser
humano! Porque una cosa es lo que “se dice” y otra cosa es cómo funciona
todo esto. Se dice: hombre concreto; pero sufre por algo que no existe. Esa es
la realidad concreta. Esa es la mayor concreción, tan concreta que puede
provocar un paro cardíaco o un derrame cerebral, una úlcera..., claro, más
concreto..., ¡imagínense!

Y eso porque se teme al futuro o porque no se resolvió un problema en el


pasado o porque se ve la realidad, pero se la interpreta de otro modo.
Sucede que también puedo “creer” que veo determinadas cosas al
interpretarlas incorrectamente. Allí por el fondo, hay dos personas muy amigas
mías, pero que están hablando demasiado entre sí y eso para mí es muy
sospechoso y me crea problemas, y entonces esto me crea sufrimiento.
Cuando me entero, claro se estaban pasando la dirección..., entretanto...,
entretanto yo estaba sufriendo por algo que “veo” y “creo” que es de otro modo.
Así es que sufro por el pasado, por el presente y por el futuro. ¡Tenemos un
verbo para declinar!
Bueno, las tres vías del sufrimiento. Fíjense que incluso puedo sufrir por lo que
“creo que me sucedió” y “no me sucedió de ningún modo así”. Esto es peor.
Resulta que yo interpreto esas situaciones a los diez años, por ejemplo, de un
modo muy especial y luego atando cabos y viendo cómo eran las cosas y
consultando a gentes que estuvieron presentes allí y desenrollando todo eso,
resulta que las cosas tampoco fueron así y he sufrido por algo que, no solo no
existió, sino que además creía yo que había existido falsamente. Y uno sufre y
sufre por cosas que no existen ¿Qué señal es esta del sufrimiento? Es señal de
que algo no funciona adecuadamente.

Me gustaría que hiciéramos algún experimento sobre esto. Siempre que hay
sufrimiento en alguna de las vías, hay cerrazón del futuro. El futuro se cierra y
lo que se pierde es fe. Cada vez que se pierde la fe en uno mismo o en otra

87
persona o en una situación, se cierra el futuro y esta situación nos da señal de
sufrimiento. ¿Quieren que hagamos un experimento? Los que quieran
acompañarme en esto yo los guío como en una experiencia.

Ejercicio N° 1
Cierro los ojitos, ocluyo los párpados y trato de recordar el mejor
momento de mi vida... Eso es todo, trato de recordar el mejor momento de mi
vida.
Listo con el ejercicio. Ejercicio muy fácil.
Parece que en ese momento, en ese ejercicio que acaban de hacer,
parece que ustedes recuerdan una cierta fe en ustedes mismos o en otra
persona, o en esa relación, o en la situación en que estaban. Ustedes se
encuentran a ustedes mismos como con posibilidad de hacer cosas, como que
la caja respiratoria se amplía, como que respiran puramente, ampliamente y
entonces hay ahí una imagen un poco luminosa de esta situación, de esta
relación en donde hay futuro. Las cosas se pueden hacer, se puede contar con
otro, ¿eh? y hay una gran fuerza.

Ejercicio N° 2
Recuerdo el peor momento de mi vida...
Muy bien, es un ejercicio fácil.
Allí la respiración se hace pesada, entrecortada. Allí se ha quebrado el
futuro, ya no podemos hacer lo que pensábamos, ya perdimos fe en otros, o en
una situación, o en nosotros mismos. Se cortó el futuro. Quedamos frustrados o
resentidos, o desilusionados. Se ha cerrado el futuro, se ha cerrado la
esperanza, se ha cerrado la fe. Ese es el peor momento de nuestra vida.

Ejercicio N° 3
Recuerdo el peor momento de mi vida, y allí en ese peor momento de mi
vida, allí, pongo fe en eso que en ese momento se había perdido, fe en mí
mismo o fe en otro, o fe en la relación. Pongo futuro...
Terminó el ejercicio. Aquellos que lograron en la imagen del pasado, esa
imagen pesada, en la que respiraba mal, aquellos que lograron poner fe en
ellos mismos o en otra persona, o en esa relación, aquellos notaron que la
respiración cambió y la caja se amplió, se iluminó el espacio, las cosas se
dinamizaron de otro modo. ¡Qué interesante! Algunos no pudieron hacerlo. A
algunos les resultó difícil la práctica. Otros pudieron. Y los que pudieron
comprobaron, y los que comprobaron, modificaron eso, que en función de la fe
y en función de la apertura del futuro, desaparece el sufrimiento.

Aquí hay otro punto que dice, punto 5: “puede haber provisorios sentidos de
vida que permitan sobrellevar distintas etapas de la existencia, pero todos ellos
están sometidos a esta definitiva verdad: La vida no tiene sentido, si todo
termina con la muerte”.
Si el peor problema que estamos observando es el de la pérdida de fe y la
cerrazón del futuro... ¿Qué me dicen de la muerte? Allí la cerrazón del futuro es
total. Es el factor más grande de sufrimiento para la conciencia humana. Es
cierto, las gentes muy jóvenes saben que se van a morir, saben, pero claro, no
lo experimentan de un modo muy serio, por supuesto que también las gentes
jóvenes ven la muerte de un familiar o un ser querido, también en situaciones

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se enfrentan a la muerte y entonces surgen preguntas de importancia. Las
gentes de más edad ya empiezan a considerar más íntimamente el problema.
Entretanto, vamos pasando por la vida como si aquello estuviera postergado,
como si fuera una idea más que una realidad. Pues claro, vamos poniendo
sentidos provisorios que permitan que nuestra conciencia vaya hacia el futuro.
Así pues, preguntamos a una persona: ¿qué sentido tiene para usted la vida?
Esa persona nos dirá, por ejemplo, bueno, mi familia; otra persona dirá: bueno,
mi trabajo; otra persona..., la empresa a la que está abocada. ¿No es cierto?
Todos podemos poner provisorios sentidos de vida y eso es correcto, eso es lo
que nos permite vivir, es lo que nos permite hacer las cosas, no solo para
nosotros sino para otros también. Así es, todos ponemos sentidos provisorios
de vida. Es claro que no podemos convertir a esos sentidos provisorios en
cosas definitivas, porque entonces aquellos que nos daban dirección, si fallan,
nos derrumba, se cierra pues el futuro, sucede que para mí el sentido de la
vida es, supongamos, un trabajo, pero algo falla..., sucede que esta hermosa
relación que yo tengo con otra persona, se trunca, sin saber por qué y se
derrumban todos mis valores porque he jugado mi última carta en un sentido
provisorio.

¿Quién está diciendo que hay que acabar con los sentidos provisorios? Nadie
está diciendo eso. Estamos diciendo que de no existir un punto fijo de futuro,
los sentidos provisorios fatalmente fallan.
Está bien, gracias a ello vamos marchando. Pero, así como quiero a mi familia
y a mis niños, los niños van creciendo y los niños se van alejando y van
haciendo su vida y sus cosas, y esto es doloroso, esto crea sufrimiento porque
las cosas van cambiando y entonces surge pues la nostalgia y todo aquello de
los tiempos mejores que se perdieron. Y, sucede algo más extraordinario,
sucede también que aunque logre, aunque logre ese sentido provisorio,
también se corta mi futuro. Sucede que toda mi vida la jugué a lograr una
determinada cosa, finalmente la logré y, ¿ahora qué, señores?, ahora tengo
que moverme hacia otro sentido provisorio. En realidad, es lo que hacemos
todos los días: vamos siempre saltando de sentido en sentido y, en la medida
en que se agota uno, pasamos a otro. ¡Está bien!, esta es la mecánica de la
conciencia, es correcto, nos permite vivir. Vamos pasando de sentido en
sentido, pero sucede que cuando perdemos algo o cuando alcanzamos algo, o
cuando sabemos que no lo vamos ya a alcanzar, en todos los casos, en todos
los casos, el sentido provisorio falla.

Esto no es tan trágico, ni es tan decepcionante, esta es la mecánica real de


nuestra propia vida. Pero..., pero, ¿qué pasa con la muerte? Ese es el punto.
¿Qué creo yo que pasa con la muerte? No tanto problema con esto de las
creencias, no tanta historia con esto de las creencias y de la realidad, porque,
según hemos visto, con las creencias se generaban problemas ¡Ajá! ¿y por qué
no podrían generarse soluciones?
Bien, hagamos un experimento.

Ejercicio N° 4
Imagino que estoy muriendo... En ese estado de soledad, en ese
inevitable estado de soledad, dejaré este mundo y estos seres queridos y las
cosas que amo. Y me perderé en el absurdo de la nada para siempre... Sé que

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estoy muriendo y esto es inevitable..., toda mi vida pasa como un sueño, y todo
aquello que busqué y aquello por lo que luché, quedará en el pasado como un
sueño..., sé que estoy muriendo.
Pero también sé que hay en mí una fuerza inextinguible. También sé que
nada ni nadie puede interrumpir mi paso y sé que detrás de esta vida hay una
puerta abierta hacia el futuro. Sé que en mí hay una fuerza inmortal
incontenible, hay un futuro luminoso, hay una fe, hay una esperanza, hay un
crecimiento.
Terminó el ejercicio.

No importa señores, las creencias particulares que tenga cada cual respecto de
la trascendencia. Estamos experimentando con estas cosas y estamos
diciendo que si ustedes creen que se mueren y si ustedes se representan su
propia muerte, cosa bastante difícil..., cosa bastante difícil, pero más o menos,
si representan su propia muerte y creen, creen que todo se detiene, la cosa es
grave y es sufriente, la respiración se comprime; en el mismo momento en que
ustedes abren una ventana hacia el futuro, la respiración cambia, el espacio se
ilumina, algo crece en ustedes, la fe se alimenta, se dinamizan internamente.
Esas son simplemente las consecuencias de este ejercicio, basadas en re-
gistros internos, no en teorías, ¿no es cierto? Cada cuál sabe qué tal hizo esa
cosa. Eso es todo.

Puede haber provisorios sentidos de vida que permitan sobrellevar distintas


etapas de la existencia, pero todos ellos están sometidos a esta definitiva
verdad: “La vida no tiene sentido si todo termina con la muerte”.

Sexto. “El verdadero sentido de la vida surge con el reconocimiento de que no


todo termina con la muerte. Este reconocimiento permite romper las tres vías
del sufrimiento, dando unidad y dirección al ser humano. La vida sufre una
conversión total y los problemas cotidianos aparecen dimensionados como
problemas superables en el camino del aprendizaje y perfeccionamiento”.

Les contaré una historia que puede ilustrar estas cosas: En ese pequeño
pueblo donde yo vivo, había y hay, espero, un personaje muy simpático que yo
encontraba a menudo por las calles.
Este señor se dedicaba, y creo que sigue dedicándose, a lustrar zapatos.
Bueno, ahí estaba yo con él, y este señor me dijo:
- Pero yo a usted lo conozco.
- ¡Hombre, muy bien!
- Sí, yo hace veinte años que estoy acá haciendo esto.
- Pues muy bien.
- Y..., ahora no es lo mismo que hace veinte años.
- ¡Claro que no! ¡Las cosas han cambiado!
- No, no..., todo ha cambiado.
- Pero, ¿no me dice que desde hace veinte años está en lo mismo?
- Sí, decía el hombre, pero claro no era muy ilustrado y no podía explicar
muy bien lo que sentía, me dijo algo así como que...
- Y sí, todo es lo mismo y yo sigo lustrando, pero, ¡todo ha cambiado
desde que escuché la palabra de Dios!

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- Bueno, -le dije-, me alegro por usted. Pero claro, uno rápidamente
piensa, ¿dónde lo escuchó?, ¿cómo fue?, ¿no es cierto? ¿Cómo hizo?, ¿qué
aparato se puso en marcha? La teoría de la alucinación, en fin..., toda esa
historia, ustedes saben...
- ¡Ajá! ¿Con que escuchó la palabra de Dios? Rápidamente sacó un libro
y me dijo:
- Esta es la Biblia y desde que yo leí esto todo cambió para mí, todo
cambió para mí y yo sin embargo...

Era para él evidente, indiscutible, intransferible como experiencia,


verdaderamente cierto y de una gran fe, con un potencial tal, que efectivamente
su vida había cambiado.
Así pues, me dijo:
- Tuve problemas, y murió mi mujer, y tuve problemas, y me desalojaron
de mi casa, y tuve problemas, y la enfermedad. Pero todo eso, que en otra
época hubiera sido para mí definitivo..., todo eso se hizo..., pequeño, porque
había escuchado la palabra de Dios.
Bueno, me alegro mucho por el hombre que creía en esas cosas.

El punto es este: ¿cuál es la utilidad de la creencia? Este hombre no cree y


todo es una tragedia y su vida se desorienta y todo termina catastróficamente.
Este hombre cree, y tiene un sentido, y tiene una dirección, y su vida se
ordena en esa dirección y los problemas se empequeñecen, y se abre paso, y
sufre y ama, pero creciendo en una dirección.
¿Cuál es la utilidad para la vida de una y otra creencia? Ustedes me dirán: no
se puede demostrar ni lo uno ni lo otro. Bueno, esto de las demostraciones...
Ustedes saben...
Comprendo que suena poco tradicional esto de que la trascendencia pueda ser
útil. ¡Tanto tiempo! Empíricamente, empíricamente..., tanto tiempo ha pensado
el ser humano que debe estar al servicio de la trascendencia... Tanto tiempo ha
pensado que él no es nada..., lo otro es mucho..., y así siguiendo, que ahora
resulta un tanto chocante que la trascendencia sirva al hombre.
¿Creen ustedes?, entre ustedes, los que creen en dios y todo aquello. ¿Creen
que dios no estaría verdaderamente interesado en que las cosas le sirvieran al
hombre? Y los que no creen en dios, ¿qué problema tienen? Una creencia
más..., una creencia menos... El punto, el punto es la utilidad para la vida.
Porque razonemos nuestros planteos. ¿Cuáles son nuestros planteos?
¿Nuestros planteos son filosóficos, nuestros planteos son psicológicos,
nuestros planteos son políticos? ¿Qué son nuestros planteos? Creo que no
debemos equivocarnos en esto. Nuestros planteos son existenciales, nuestros
planteos parten de la existencia misma, parten del registro que cada ser
humano experimenta. No es desde una teoría que organizamos nuestra
posición frente al mundo, es desde nuestros registros que los aclaramos y
podemos incluso, llegar a una teoría unificada de estas cosas.
No debemos equivocarnos, me parece, en el arranque de nuestra postura. Lo
nuestro es, antes que nada, por sobre todas las cosas, una postura frente a la
vida, una posición frente al mundo, una toma de conciencia de la propia
existencia, de sus posibilidades, de sus problemas, del sufrimiento, del placer,
de lo que empequeñece y engrandece al ser humano.

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La existencia humana es nuestro eje. Las teorías son parte de la existencia
humana. La existencia humana no deriva de las teorías.
Aparece un gran cerebro, con grandes conocimientos, tiene resueltos muchos
problemas en pizarra, hace incluso teoría sobre el comportamiento social, es
un sociólogo o bien es un psicólogo, sabe cómo funciona no sé qué
mecanismos de la conciencia humana, todo esto lo sabe..., lo sabe, son teorías
que él tiene, que en ocasiones funcionan bien, en ocasiones funcionan mal,
pero claro, el pobre hombre llega a su casa y le tiran un plato, ¿no, eh? Y él
sufre un problema. Y el otro lo empuja y le grita..., y a lo mejor no le alcanzan
sus recursos... Eso es lo más importante, su existencia, su existencia cotidiana,
aquello que él registra. Y no hay teoría que pueda suplantar a la existencia,
sino más bien la teoría, en todo caso, podría ayudar a esclarecer en algo los
problemas de la existencia. Es desde la existencia misma desde donde no-
sotros partimos, por eso es tan fácil definir estas cosas que, cuando algún
periodista y algún interesado, en fin, en nuestras cosas pregunta, pero ¿y
ustedes qué cosa son? Y nosotros nos vemos en serio problema para explicar
qué cosa somos; es que también es muy difícil explicar las cosas nuevas que
nacen. Siempre que nace algo tiene dificultades de identidad. ¿Cómo explicar
algo nuevo? Explicar cosas viejas, bueno, es sencillo; podríamos decir, por
ejemplo, bueno, somos filósofos, bueno ya hay un rótulo para eso, somos
matemáticos, hay otro rótulo, psicólogos, ¿no es cierto?

Es que no somos nada de eso. Somos gentes tranquilas, pacíficas, que hacen
lo posible por ubicarse simplemente en la existencia y por darle un sentido a
su existencia, eso es lo más que somos, gentes comunes que tratan
simplemente de ubicarse lo mejor que puedan frente al problema de la
existencia.
Y cuando explicamos estas cosas no resulta muy satisfactorio. Pero eso es lo
real. Seguramente con el tiempo, mucha gente va a empezar a pensar y a
sentir como nosotros, y esto que hoy es un poco extraño, esta novedad, esta
forma de plantear las cosas, esto, ustedes saben, con el tiempo se convierte en
algo que por ser conveniente para las gentes, es aceptado, aunque todavía no
haya rótulos para eso.

La nuestra es una postura frente a la existencia, es una posición frente al


mundo. Y ¿cómo no habríamos de preocuparnos entonces por los problemas
de la existencia, por los problemas de la felicidad, los problemas del dolor, los
problemas del sufrimiento, las posibilidades del ser humano? ¿Cómo no
habríamos de machacar continuamente con las cuestiones sobre el sentido de
la vida y cosas semejantes, si esa es nuestra materia?, que en realidad es la
materia más importante para todo ser humano. Está bien, puede que no
expliquemos bien nuestras cosas, puede que nuestros planteos no sean lo
suficientemente dúctiles aún, es posible, pero con seguridad que los problemas
de la existencia son los problemas más importantes para el ser humano, y
alguien buenamente tendrá que darle forma a todo esto.
Uno de los problemas más importantes del ser humano es el problema del
futuro respecto de la muerte, y según se tenga esto solucionado de un modo o
de otro, así también será la vida de esa persona en ese momento.

92
No van a creer ustedes que esto de las creencias es algo fijo. Hay quienes
dicen: yo creo en la trascendencia, otros dicen no creo, pero también ahí hay
que preguntar: ¿antes o después del almuerzo? Porque yo mismo he visto en
mí, que cuando era pequeño creía una cosa respecto de eso y ahora que hay
una crisis de fe y no sé qué, dejé de creer; lógicamente como dejé de creer se
me vino todo encima y así fue mi vida. Luego empecé a sospechar ciertas
cosas, después lo descarté; en el mismo día, me apareció en un momento que
podía ser y en otro no, en absoluto. ¡En media hora he cambiado mis
creencias! ¡Ah!, pero yo estaba creyendo que las creencias eran cosas firmes.
Eso, es una creencia..., ¡olvídese!
No, no, estas creencias son móviles..., son móviles, hoy creo una cosa,
mañana creo otra..., y sobre todo con respecto a esto, así como hablábamos
hace un rato de la felicidad, así también con respecto a estos problemas de la
trascendencia y demás.
Es muy variable. Cambia, cambia con el tiempo, con la edad de las personas y
cambia también en un mismo momento, pero en cuanto la situación varía. Así
es que si creo, ¿puedo dejar de creer? Claro. Y si no creo, ¿puedo creer? por
supuesto...
Bueno, pero el punto es otro entonces, ¿me convendrá o no me convendrá
creer? Eso es lo que debemos estudiar, porque estas cosas se las ha tocado
desde otros puntos de vista. ¿Será una interesante herramienta?, algo así
como un motor que sirve para algo, ¿podrá dársele carácter instrumental a la
creencia? Esto es un poco novedoso, tal vez sí.

El reconocimiento de que no todo termina con la muerte o lo que es igual, de la


trascendencia más allá de la muerte, admite las siguientes posturas, por lo
menos estas posturas que vamos a estudiar:
a. La evidencia indudable, aunque sea indemostrable e intransferible a
otros, dada por la propia experiencia: a eso le llamamos “fe”.
b. La simple creencia dada por educación o ambiente, como si fuera un
dato indudable de la realidad. Pero, bueno, sí parece que hay trascendencia,
así me enseñaron, en ocasiones participo de alguna cosa religiosa o no
participo, pero, esto lo tengo por allí como una creencia sin mucha fe, porque
parece que no está conectado con mi vida, parece que es algo que creo, pero
mi vida es otra cosa. ¡Ah, qué extraordinario! Eso es sumamente extraordinario,
pero sucede.
c. El deseo de poseer la experiencia o la creencia. Hay mucha gente por
ahí que ustedes habrán encontrado, que dice: ¡y mi vida sería diferente si
creyera ciertas cosas!, ¿cómo hará la gente para creer? Porque si yo creyera
como hacen algunos..., Hay gente que verdaderamente se hacen preguntas de
ese tipo; si yo pudiera creer como hacen algunos... ¡Qué rollos y qué líos...!,
¿no? Si yo pudiera creer como hacen algunos, qué interesante sería todo. Sí,
existe esa postura frente a esto; fíjense ese señor no tiene fe, ese señor no
tiene creencias particulares, pero ese señor habla empíricamente de la utilidad
de la creencia: ¡qué extraordinario!, entonces, no hemos descubierto nada,
¡claro que no hemos descubierto nada! Eso es lo que estamos tratando de
destacar. Estamos tratando de destacar que estas cosas..., estas cosas están
en el mundo y en la gente, y simplemente las tomamos, a estas cosas
empíricas y las dotamos de una pequeña iluminación para que se destaquen
más allá de lo cotidiano.

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d. La sospecha intelectual de la posibilidad de supervivencia, sin
experiencia, sin creencia y sin deseo de poseerla. ¡Ah, bueno! Cuando pregun-
tamos estas cosas a alguna persona, por ahí nos responde, ¡ah, la
trascendencia! y si, puede ser, y pasemos a otra cosa...; y por allí queda esto
alojado en alguna neurona, guardado, porque probablemente y con el tiempo lo
saquemos, pasemos un plumero, cuando sea oportuno; no tiene por qué
perturbarnos las cosas según las tenemos organizadas. Allí está en reserva la
sospecha intelectual, ¡interesante...!, ¡interesante!, seguramente entre nosotros
habrá muchos en esa posición y está muy bien.

Esas cuatro posturas y una quinta, que niega toda posibilidad de


trascendencia, son llamadas los cinco estados del sentido de la vida. Una
quinta que niega toda posibilidad a la trascendencia. Bueno y claro que sí,
parece que uno muere y se acaba la historia. Perfectamente. Pero estas cinco
posturas que hemos visto, cuando la gente las dice, ¿es así en efecto?,
porque, según comprobé un día al pasear con un amigo, un intelectual...,
próximo a un cementerio de noche, los cipreses silbaban, el eco de los pasos
se destacaba en la niebla, y allí le dije: ¡buenas noches! y me fui y escuche el
eco de los pasos de mi amigo que se acercaba detrás.

- ¡Hombre!, le dije, y a qué tanta historia.


- Bueno es que los cementerios me inquietan...
- ¿Pero cómo?, ¿y qué tiene que ver?, si tú no crees en eso, ni espíritus,
ni almas.
- Sí claro, pero..., me crea problemas. Así que según dices, tú no crees
en eso, pero en la práctica, miedo por estar solo, miedo a los cementerios, una
de miedos, una de cosas... Este buen hombre cree y no lo sabe, dijo
Zaratustra...

Y así son las cosas con lo que uno cree y con lo que uno dice..., y no es así.
Uno puede ubicarse, seguramente cada uno de nosotros puede ubicarse en
una postura diferente frente a este problema de la trascendencia, seguramente.
Pero ¿se estará uno ubicando correctamente? Nosotros hablamos de algo
más. Cada una de estas posiciones frente al problema de la trascendencia
admite distintos grados de profundidad. Es como las capas de electrones en los
átomos. Hay electrones muy próximos al núcleo, esos son difíciles de mover,
pero los electrones más lejanos son los que pueden saltar de órbita y ahí se
produce la corriente eléctrica, por ejemplo, en los conductores. Bueno pues con
esto de las creencias sucede algo parecido.
Hay, parece, creencias muy superficiales que uno rápido las mueve, ¿eh? Esto
de que antes de almorzar cree una cosa y después... Son las capas más
superficiales de la creencia, según sea la postura en que uno esté. Cualquiera
sea la postura son igualmente equivalentes estas, ¿no? Y hay capas más
profundas de creencias, más firmes, más sólidas, hay gente más coherente con
sus creencias, gente que absolutamente niega toda posibilidad de estas cosas,
y por consiguiente su vida es así. Y hay otras que creen absolutamente e
indudablemente en estas cosas, y hacen las cosas así; pero en general no es
tan firme todo esto. En general las capas son más móviles, uno pasa de un
estado al otro, a veces cree una cosa. Hay otras que dicen: ¡Si yo tuviera fe,
qué importante sería para mí!, dicen..., pero realmente no hacen mucho

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esfuerzo por lograr algo relativamente fácil. ¿Así que usted quiere lograr la fe?,
¡oiga es bastante fácil!, usted tiene que hacer un pequeño ejercicio y tiene que
comprender bien el significado de todo esto. Así es que, tal vez no sea tan
fuerte eso que usted dice de esa ubicación en ese nivel, donde usted dice:
bueno, yo soy de aquellos que quisieran tener fe o tener alguna experiencia,
porque entonces mi vida cambiaría radicalmente.
Así es que, esto de las distintas posturas frente al problema de la
trascendencia, puede ser de bastante profundidad o de bastante
superficialidad.
No decimos nosotros qué sea mejor o qué sea peor. Nosotros estamos
haciendo una analítica de la existencia respecto al problema de la tras-
cendencia, estamos diciendo que uno frente a ese problema se puede ubicar
en un lugar, en otro, en otro. Esto es justamente lo que permite que tantos
miles de amigos en distintas partes del mundo puedan compartir trabajos
comunes con todos nosotros y sin embargo, algunos sean ateos a fondo, otros
sean creyentes fervorosos, otros sean gentes que están en la búsqueda, otros
aquellos que intelectualmente sospechan de estas cosas. Sí, es así de
extraordinario. Puedo creer o no creer en dios, puedo creer o no creer en la
trascendencias y eso es lo que sucede con nuestros amigos en distintos
puntos, pero todos ellos saben que estos temas son de importancia.

Independientemente de la postura que asuman frente a esa realidad de la


creencia o no creencia de la trascendencia, todos ellos saben de la importancia
de estas cosas. Saben lo que significa la cerrazón del futuro, saben lo que
significa la apertura del futuro, saben la importancia del sentido definitivo de la
vida, comprenden los alcances de los sentidos provisorios de la vida. Eso
unifica a nuestros buenos amigos en distintas partes del mundo, este tipo de
cosas a lo mejor excesivamente etéreas para otros. Pero los tiempos están
cambiando.
Cada estado admite a su vez distintos grados de profundidad o definición.
Tanto los estados como los grados son variables, pero en un momento dado de
la vida permiten definir la coherencia o contradicción de la propia existencia. Y
por tanto, el nivel de libertad o sometimiento al sufrimiento. Esto es además un
punto práctico, porque se puede examinar cualquier momento de la vida
pasada, ubicándolo en el estado que le correspondía, comprobando como la
vida se organizaba de acuerdo a él. Lógicamente, ese examen vale para
comprender el momento actual.
Noveno, cualquiera sea el estado y el grado en que se encuentra una persona,
puede avanzar o profundizar en él, merced al trabajo sostenido en la dirección
que propone la doctrina.
Les hago un resumen y pasamos a un pequeño cuestionario que puede aclarar
bastante estas cosas.

Resumiendo: la doctrina de La Comunidad explica, que el verdadero sentido


de la vida está relacionado con la afirmación de la trascendencia más allá de la
muerte. Que el descubrimiento de ese sentido transforma a la vida, influyendo
en las tres vías del sufrimiento y que toda persona puede lograr o perfeccionar
ese sentido, cualquiera sea el estado y grado en que se encuentre respecto a
él.
Eso dice en la nota 4 puesta por allí en letras pequeñitas.

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Cuestionario
Primero, y esto es muy personal, no es como para discutirlo en conjunto,
claro, y esto es muy personal. Primero, en la crisis más grave de mi vida, ¿qué
pasó con mi fe? Se trate de fe en mí, en otras personas, fe en la trascendencia,
fe en lo que ustedes quieran. ¿Qué pasó con mi fe en el momento más crítico
de mi vida? Pienso que cada uno puede hacer una pequeña anotación para
que le resulten claros estos mecanismos. Primera pregunta.
Segunda pregunta, en el momento actual, ¿cuál es mi estado de fe?,
conmigo mismo, con otros, con la trascendencia.
Tercero, ¿en qué estado y grado me encuentro, respecto,
específicamente, de la cuestión de la trascendencia?
Será interesante que vean la homogeneidad que existe entre, ¿cómo era
la vida en el momento de la crisis más grave? Ustedes dicen en el momento de
crisis grave de mi vida pasada tal cosa y tal cosa con mi fe, ¡aja!, muy bien, y
qué pasaba con la vida, su vida era una vida muy equilibrada, muy razonable,
muy..., ¿eh? Y ustedes tenían una crisis de fe fenomenal con otra persona, con
ustedes mismos y sin embargo todo andaba muy bien, ¿cómo era la cosa?,
¿con Coca Cola o sin Coca Cola...?, cómo andaban las cosas, ¿eh?, cuando
esa crisis, ¿cómo andaban sus cosas en el mundo, en la vida? Bien, eso será
interesante preguntarse y relacionar ¡cómo anduvieron las cosas en la vida!, en
el momento de esas crisis que al parecer tuvieron algo que ver con la pérdida
de fe o en uno o en otros, tal vez en la trascendencia. Así se completa la
primera pregunta y la segunda pregunta en el momento actual.
¿Cuál es mi estado de fe conmigo mismo, con los otros, etc.? Bueno,
¿qué tal está mi vida...?, en el mundo, en las cosas, en mis actividades diarias,
¿qué pasa con mi vida? Van a observar ustedes algo muy interesante, que es
la homogeneidad que existe entre el estado de fe, de afirmación de ustedes o
de otros, y demás, y de lo que sucede en su vida. De manera que, ustedes
tienen una fe vacilante, vacilante van a ser sus actividades, vacilantes van a ser
sus compromisos, vacilantes van a ser sus direcciones. Pero bueno, ¿para qué
adelantar cosas si ustedes lo pueden estudiar?
Y por último, ¿en qué estado y grado me encuentro respecto a la
cuestión de la trascendencia?, ¿cómo será en este momento?, ¿creo en la
trascendencia, no creo, tengo fe, no tengo fe?, ¿cómo será esto?, ¿y cómo
será, lógicamente, mi actitud en la vida?, ¿cómo estará relacionado con mis
cosas, con mi trabajo, con mi familia, eh? Tal vez encuentren ustedes que hay
mucha homogeneidad.

Yo les pediría que no se engañaran mucho con esto de lo que dicen, y lo que
realmente sucede. El mejor indicador, el mejor indicador para darse uno cuenta
de cómo está emplazado en estas cosas, en realidad lo van a ver después, es
no lo que uno dice, sino lo que uno hace. Es a través de la conducta que uno
advierte verdaderamente cual es el estado de fe en uno. Pero eso, déjenlo para
después cuando hayan hecho esta pequeña investigación. ¿Qué les parece?
Pienso que nos podemos tomar unos minutos..., y bueno, no muchos minutos,
así que más bien les disparo otro cuestionario que ya tiene que ver con el Libro
de La Comunidad, no tiene nada que ver con estas preguntas que será
interesante responder. Ahora paso a otro cuestionario, para terminar nuestro

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plan, ¿no?, pero claro el tiempo siempre complota, bien, referido al Libro de
Comunidad.
Pregunta 1, ¿acerca de qué trata el Libro de La Comunidad?
Pregunta 2, ¿cómo está construido?
Pregunta 3, ¿cuáles son las experiencias de mayor utilidad?
Pregunta 4, tomar la nota 4, que es una síntesis de doctrina, y
comentarla. Ahí uno con su papel y su lápiz comenta la nota 4, comenta, como
le gusta, si es posible ejemplificando lo que en ella se ha afirmado. Pienso que
si hacemos eso, de tomar esa nota 4, la desarrollamos, cada uno según le
guste, trata de ponerle uno ejemplos; pienso que si eso se puede hacer,
podemos apresar bien esto que parece tan complicado.
Así que hay aquí dos cuestionarios diferentes. Uno que es un
cuestionario respecto a las situaciones personales y otro respecto al Libro de
La Comunidad. Así que, a lo mejor en media hora que sería lo que nos queda,
si no lo pueden terminar, por lo menos en media hora, será el arranque, el
arranque de estos temas. No creo que tengamos mucho más tiempo para
conversar porque si no, no podríamos hacer estos ejercicios de seminario. Así
que mañana desafortunadamente pasaremos a otros temas..., porque estos
son temas muy interesantes.

Seminarios día tercero


5 de noviembre de 1980 (extracto)

Hoy vamos a hablar de algo un poco diferente a lo que se ha venido


conversando en los seminarios, esto tiene que ver más bien con una actividad
nuestra más que con nuestros estudios, tiene que ver con una actividad hacia
el mundo, hacia la gente, y esta actividad que ya hemos empezado a
desarrollar y que vamos a seguir desarrollando con más fuerza, esta actividad
para que pueda desarrollarse adecuadamente, requiere de algunas
condiciones mínimas. La primera condición es la de nosotros mismos.
¿Qué condiciones necesitamos para poder poner esto en marcha?
No necesitamos, por cierto, grandes conocimientos, no necesitamos
extraordinarias virtudes para poner esto en marcha. Esto que vamos a poner
en marcha, que estamos poniendo en marcha, tiene que ver con nuestro
trabajo y con la orientación de nuestro trabajo, y esta orientación que tenemos
desde siempre, es de conexión con otras personas, de conexión con el ser
humano en general; nuestro trabajo no es un trabajo aislado.
Esta actividad que ahora vamos a desplegar con más fuerza, tiene el mismo
signo de nuestro trabajo, solo que, exteriorizada con más fuerza aún de lo que
ha venido siendo hasta ahora.
Las condiciones que necesitamos entonces, tienen que ver con esta
exteriorización, no tienen que ver, como les decía, con grandes conocimientos.
¿Necesitamos acaso plantear nosotros posiciones políticas? No, en absoluto.
Se supone que ya hay políticos, se supone que hay gente que sabe mucho de
esas cosas, son especialistas en eso, saben cómo hacerlo, infinitamente mejor
que nosotros, tienen conocimientos, tienen capacidad, unos en un bando, otros
en otro bando.
¿Se supone en cambio que nosotros debiéramos dar un mensaje de tipo
religioso? No, en absoluto. Hay gentes que tienen que ver con eso, y que están

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allí en el mundo para orientar en esos caminos, de acuerdo a la fe religiosa que
tengan unos u otros, aunque a veces estas distintas fe religiosas se opongan
entre sí. En sus distintos bandos, ellos pueden orientar infinitamente mejor que
nosotros.
¿Se supone, acaso, que debemos dar respuestas como para solucionar
problemas que la gente tenga? ¿Se supone que debiéramos solucionar tal vez,
problemas de tipo terapéutico?
No, seguramente que no. Nuestro mensaje no puede llenar esas lagunas.
Existen miles y miles de personas en el mundo, infinitamente más capacitadas
que nosotros, con gran cantidad de equipos y de medios como para solucionar
esos problemas. De manera que ese es el oficio de ellos.
Así pues, nuestro mensaje nada tiene que ver con estos problemas de
tipo político, religioso, terapéutico, por cuanto se supone que esos vacíos y
esas lagunas a llenar, ya pueden ser solucionadas por otros especialistas,
otros conocedores, otras gentes con grandes conocimientos y grandes
recursos.
De manera que nuestro mensaje es mucho más humilde, mucho más simple,
tendrá que ser un mensaje cotidiano, que no tenga que ver ni con lo político, ni
lo religioso, ni lo terapéutico.
Nosotros no estamos capacitados para dar respuestas de esa naturaleza.
Nosotros no tenemos conocimiento, ni nivel suficiente como para solucionar los
grandes problemas. Nosotros simplemente podemos lanzar un mensaje tal vez
útil para otros, como puede ser útil para nosotros mismos.
Así es que, ¿cuál es nuestro campo? Es el campo de la existencia cotidiana, es
el campo de la vida cotidiana, en el que no hay especialistas. Es el campo que
le toca vivir al político personalmente, que le toca vivir al hombre religioso
personalmente, que le toca vivir al científico personalmente.
De modo que ellos en sus bandos hacen sus cosas, pero claro, ellos viven,
ellos existen, ellos tienen sus problemas de conciencia, ellos tienen sus
frustraciones, sus resentimientos, sus búsquedas, sus placeres, sus defectos.
Todos ellos son seres humanos ¿no? Todos ellos tienen un campo de
existencia cotidiana, para los cuales también sirve nuestro mensaje,
independientemente de los bandos en los cuales ellos estén inclusos.

Ese es nuestro campo. El campo de lo cotidiano, el campo de lo inmediato, el


campo de la existencia, el campo del sufrimiento humano, el campo de las
esperanzas humanas, el campo del sentido de la vida. Ya ven ustedes qué
poco pretenciosa es nuestra postura, con qué poco recursos cuenta y con qué
poco conocimiento.
Pero hablábamos de las condiciones necesarias en nosotros mismos para
poder llevar adelante este mensaje.
Cuando alguien nos pregunta por ahí: ¿y por qué ustedes dan ese mensaje?,
nos parece sorprendente tal pregunta.
Nosotros inversamente nos decimos: ¿por qué no habríamos de dar este
mensaje? Esto es bueno para nosotros, es bueno para otros, para nuestro
prójimo. Al parecer es bueno para todos, ¿por qué no habríamos de dar este
mensaje?, ¿es que se supone que no debe darse ningún mensaje?, ¿es que se
supone que ya todos los caminos están cerrados? Esto tal vez no sea exacto.
¿Cuál es la condición necesaria para que demos este mensaje? Querer al ser
humano.

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Aquel que de entre nosotros no sienta amor o como mínimo, no quiera al ser
humano, no debe afrontar estos trabajos. Puede quererse mucho a sí mismo,
puede querer mucho a sus problemas (cosa paradójica, querer a los propios
problemas). Tal vez esté muy preocupado porque si come esto le hará mejor
que si come lo otro, si respira este aire o respira el otro, si se queda en la
ciudad o se va al campo, si toma este objeto o toma el otro, ¿no es cierto?, tal
vez esté muy preocupado centrípetamente, pero claro este no es el sentido de
nuestro mensaje.

No parece ser buena condición para los demás, mi preocupación continua por
el aire que respiro, la digestión que hago, ¿eh? Son cosas necesarias para la
vida... Pero estamos hablando de una condición que pone fuerte primacía en
los demás.
Es importante la condición básica de querer a otros. Estas no son actividades
para egoístas. Estas no son actividades para personas que interpretan al
mundo al servicio de ellas. Estas no son actividades que responden a los
esquemas que hoy existen y que han trabajado sobre nosotros sin que noso-
tros lo advirtamos, esquemas tales como: “Yo soy un consumidor, por lo tanto,
mi función es la de ser un tanto..., aparato digestivo del cuerpo social”. Es
decir, yo estoy interpretando al mundo, según que el mundo me dé cosas.
Es cierto que yo también doy. Invierto mi fuerza de trabajo y de acuerdo a la
fuerza de trabajo que invierto, recibo en cambio bienes de consumo, y eso está
bien, pero..., ¿es que doy algo de mí o es que produzco un intercambio, tal vez
necesario o no tan necesario para mi subsistencia?, ¿pongo algo de mí en la
actividad hacia el mundo o recibo bienes a cambio de trabajo, un tanto mecáni-
camente, como una fuerza de acción y reacción?, ¿qué pongo de mí en el
mundo?
Al parecer no pongo mucho, por cuanto pongo para recibir y ahí quedamos, en
ese circuito cerrado. ¡Y quedamos en ese circuito cerrado! Al parecer, todo lo
que sucede en el mundo es para mí, si puedo conseguirlo, primer problema.
Segundo problema, trato de conseguirlo y aunque lo consiga siempre queda un
sabor de que algo faltó. De todos modo voy tratando de que todo se refiera a
mí. Esa es la ideología consumista que ha trabajado sobre nosotros y que
trabaja sobre nosotros, aunque nosotros no lo percibamos.
Puede ser que esté en el campo, puede ser que esté en la ciudad, puede ser
que me afecte el smog o no me afecte, puede ser que tenga un tipo de dieta u
otro tipo de dieta, pero es la misma forma mental de esta preocupación, de esta
preocupación individual, personalísima, cerrada, donde no aparece en el
horizonte la posibilidad de comunicar con el otro.
Se dice, por ejemplo: “lo que está faltando en el mundo es comunicación entre
la gente”. Se dice, pero ¿es esto verdadero? Hoy más que nunca los medios de
comunicación están desarrollados; hoy más que nunca las ciudades están
hacinadas; hoy más que nunca me encuentro con gente a cada paso que doy;
hoy más que nunca me comunico telefónicamente y me comunico radialmente
y me comunico por miles de medios y el mensaje de la difusión y de la
propaganda llega hasta mí. ¿Qué es esto de que estamos incomunicados?, ¿o
será tal vez la sensación de incomunicación lo que registro? Porque al parecer
y según nos muestra la realidad, estoy más comunicado que nunca.
Será que estoy comunicado pero que siento la incomunicación. Esto es otra
cosa. ¿No será que experimento, aunque esté rodeado de gente, que estoy

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como cercado por un cuerpo transparente?, ¿no será que me encuentro en
situación de no poder conectar en un nivel emotivo profundo con las otras
personas?, ¿no será que me hablan y hablo, y en ese hablar, de todos modos,
se pierde lo más importante? ¿Qué es este registro de incomunicación, de
soledad, de aislamiento? Esta cosa paradojal que sucede en las ciudades,
donde la conexión es cada día más y más intensa. ¿Qué significa este
fenómeno?
Nuestro mensaje se basa en una necesidad existencial, en una necesidad del
ser humano. Este es un punto de gran importancia.
Si usted no da, nunca va a recibir. Si usted cree que se trata solo de recibir
objetos, afectos, personas, dietas, paisajes, etc., si usted cree eso, va a tener
problemas.
El ser humano tiene una cantidad de receptores, ojos, oídos, boca, etc., tiene
un circuito muy complejo. Pero también tiene efectores, salidas hacia el mundo.
Si ustedes cierran la válvula de salida hay explosión. La gentes se andan
preocupando por las válvulas de entrada y es muy lógico. La preocupación está
en si recibí hoy más que ayer y así siguiendo. El punto está en, ¿qué pasa con
las válvulas de salida? ¡Qué interesante! Así es que nos hemos estado
preocupando de esta recepción continua y no de la salida. Y si hubiera un
bloqueo en la salida, ¿qué pasaría? Podrían pasar muchas cosas. Además
depende en qué válvula sea el bloqueo. Pero si hubiera un bloqueo en la
salida, ¿qué podría pasar? Podría pasar, por ejemplo, que me intoxicara in-
ternamente; podría pasar que empezara a sentir el mundo, a las personas y a
las cosas como que están lejos de mí, como que no me comunico, como que
estoy aislado. Claro que sí, parece que eso es lo que sucede. Estoy aislado y
no me comunico, y no hay verdaderos mensajes porque no tengo cómo
comunicar desde mí hacia el otro, porque para eso es necesario que pueda
¡Dar!
Y en tanto no dé, en tanto no dé, la incomunicación será fatal.
De manera que estos planteos que se vienen haciendo desde antiguo, de que
hay que amar al prójimo, de que hay que dar, de que es muy bueno
comunicarse con la gente, todo esto que se “dice” habrá que ver cómo se
“hace”.
Ustedes saben que hay una gran diferencia entre el decir y el hacer. Parece ser
que hay poco que dar. ¿Será así?, ¿o habrá muchas posibilidades de dar?,
¿estaremos dispuestos a dar?, ¿y qué cosas estaremos dispuestos a dar?
Esas preguntas nos interesan mucho.
Estamos seguros que en la medida en que se cierre la válvula del dar, las
poblaciones, poblaciones enteras en el mundo van a aumentar en su tensión
interna, van a aumentar peligrosamente en su aislamiento y se van a producir
disloques cada vez más grandes, porque se está cerrando esa válvula del dar.
Esto está claro, esto se verifica cada día.
No es un planteo tan original. Mucha gente, empíricamente lo sabe. Como de
costumbre no descubrimos ninguna cosa nueva, simplemente observamos lo
que sucede.
¿Se acuerdan ustedes de la experiencia de ayer, el mejor momento de su
vida? Allí estaban ustedes tal vez con fe en ustedes mismos, con fe en otros,
ahí había un futuro abierto y ahí se podían hacer cosas y podían ustedes
comunicarse haciendo cosas, eran capaces de dar sin esperar retribución. Y

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eso de poder dar sin retribución es un alivio interesante, ustedes se sentían
como más luminosos, como más livianos. Podían dar sin recibir.
Recuerden esa interesante situación y van a ver que tiene todas esas
características. Recuerden algún enamoramiento, si es que alguna vez lo
tuvieron, y van a ver cómo podían dar sin preocuparse por el recibir y van a ver
que cuando daban se encontraban comunicados, no se encontraban aislados
por cierto. Pero algo pasó y la válvula se cerró.

Nuestro mensaje y nuestro trabajo tienen que ver con el dar. Y les digo que, ¡el
egoísmo no es útil!, les digo que, ¡el dar es de gran utilidad! El dar equilibra
mucho más que el recibir, el dar permite progresar, el dar permite abrir la línea
en una dirección a futuro.
Es claro, estas cosas no se suelen decir tan así como así por la calle: ¡dé
porque es útil! Imagínense, es una paradoja. ¡Qué planteos! Estúdienlo...,
estúdienlo internamente, estúdienlo en otras personas y vean qué bien estaba
aquello de dar en aquel momento y vean cómo se comunicaban cuando daban.
Si la palabra “utilidad” es un poco fuerte. Digan que “eso de dar” es bueno.

Nuestro mensaje tiene que ver con esa apertura, en tanto las gentes no
reivindiquen esta capacidad obturada del dar, en tanto eso no suceda, los
problemas van a aumentar. En tanto, en cambio, podamos inducir a esta
capacidad del dar, las cosas irán cambiando individualmente y grupalmente.
¡Pero esto no podrá iniciarlo aquel que no quiera a los otros seres humanos, no
podrá!
Aquel que quiera a sus padres, a su hijo, a su familia, a sus amigos, a su
pueblo; aquel tendrá posibilidades de comunicarse. Pero aquel que esté
preocupado por lo que come, por el aire que respira, por si se va al campo o se
queda en la ciudad, aquel que esté tan preocupado por él mismo, no tendrá
capacidad de dar y aumentará su aislamiento. Este es un punto de gran
importancia y esta es una diferencia radical y tajante que tenemos con esas
ideologías que circulan.
Está bien, todos tenemos nuestros problemas. ¿Pero dónde ponemos nuestra
dirección?, ¿en los problemas?, ¿o más allá de nosotros mismos? Ahí hay una
pregunta interesante para contestarse cada cual.
Buena disposición la de aquellos que quieren a la gente. Buena disposición la
de aquellos que cuando ven alguna dificultad, tratan de poner el hombro, buena
disposición. Tal vez con esa disposición básica, esa disposición que está
repartida entre miles y miles de seres humanos, esa capacidad, en cuanto se
oriente habrá un gran río de comunicación.
En realidad, en todo ser humano existe esta aptitud para dar. Las
circunstancias han ido cerrando esta válvula, pero en todo ser humano existe
esta válvula.
¿Han visto ustedes lo que sucede con estas gentes a las que se llama
voluntarios? En general voluntarios, el bombero voluntario, bueno hay distintas
formas de ser voluntario.
Este voluntario, que a las cuatro de la mañana, suena una alarma, y se levanta
rápidamente, sale, se mete en un incendio, rescata un niño que está por morir
entre las llamas, sale magullado, lleno de hollín..., vuelve a su casa
rápidamente para mojarse un poco y salir a su trabajo cotidiano, nuestro
hombre llega agotado para cambiarse de ropa y alguien le pregunta: y dime,

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¿tú que ganas con eso? Y claro, este buen hombre no sabe cómo explicar qué
gana él con eso, porque en realidad no gana nada. Al contrario llega fatigado a
su trabajo, puede hacer mal las cosas en su oficina, puede llegar a perder el
trabajo y poner en peligro la estabilidad de su núcleo familiar. ¿Qué ganas tú
con eso? Y él con toda seguridad no va a poder responder cabalmente “qué
gana él con eso”. Y él se va a sentir desalentado y se va a sentir
incomprendido.
Y al ir a su trabajo apuradamente, verá a dos vecinos que se codean y se
dicen: “ese es un voluntario...”. Ese es un voluntario, alguien un poco
extravagante, del cual no se entiende para qué esas actividades, de qué modo
le sirven en términos de consumo. En términos de consumo, ¿qué gana ese
voluntario?

Hay miles y miles, millones de voluntarios en el mundo que se encuentran en


situaciones como esas. También hay voluntarios en distintas líneas políticas,
religiosas, en distintas actividades del ser humano y que no ganan nada con
eso. Y es tan extraordinario eso, que el voluntario no puede responder cuando
se le formula la pregunta: ¿qué gana usted con eso? Y claro, no puede
sostener su posición y nuestro hombre o mujer se va desalentando poco a
poco. Él no puede explicar lo que hace. Se va desalentando y llegará un tiempo
en que diga: “sí, seguramente soy un poco estúpido, porque esto que hago,
¿para qué me sirve?”
Y así se van desalentando los voluntarios, estos que pueden llevar la
comunicación a otros. Todo está armado como para desalentar esas
actividades voluntarias. Y así se van arrinconando los seres humanos capaces
de dar.

¡Nosotros vamos a reivindicar la capacidad de dar, y vamos a poner como un


valor social la capacidad de dar, y vamos a poner al voluntario como el mejor
ejemplo a seguir, y vamos a explicar por todos los medios que tengamos a
mano, qué cosa le pasa a usted que está escuchando! ¡Usted, que sabe que sí,
que quiere dar y que necesita dar, pero que no se explica muy bien qué es lo
que siente, y que según parece los que están a su alrededor dicen que está
mal lo que usted siente! Nosotros vamos a poner en primera plana al voluntario
y vamos a explicar que no es una cosa extravagante, que no es una cosa
injustificada, que es exactamente lo mejor que puede hacer el ser humano. Y
vamos a explicar las distintas razones, incluso las utilitarias del dar, y vamos a
crear entonces otras condiciones, y a través de esas condiciones, nuestro
mensaje va a llegar cada vez a más distancia. Sobre esto trata esta llamada
Misión del 80.
Hay un mensaje, hay un destinatario y hay objetivos. Y hay una forma de
implementar todo esto. Y como tiene carácter anecdótico, la cosa baja un tanto
de nivel. Pero es que con las implementaciones y las anécdotas, es como
podemos llevar adelante nuestras actividades. Pero será muy importante tener
en claro qué tipo de ser humano va a poner esto en marcha.

Quedará en claro cuál va a ser el objetivo de esta misión, cómo va a ser el tipo
de mensaje, quién va a ser el destinatario, todo eso podrá quedar en claro,
podrá quedar en claro la implementación de estas actividades, pero lo más
importante de todo es: ¿quién va a producir este mensaje? Por eso es que,

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antes de hacer ninguna cosa, será muy bueno que cada cual se examine y se
diga: “¿es que quiero yo a la gente?, ¿verdaderamente quiero yo a la gente o
digo que quiero a la gente?”. Si no quiero a la gente, más vale que busque otro
tipo de actividades, porque estas no son buenas. Ese es el punto.
Bien, vamos a ver entonces, los distintos puntos a desarrollar para explicar
mejor lo que sería, lo que llamamos la Misión del 80.
Objetivos: Hacer público el mensaje de La Comunidad y engrandecer la obra
común en todo lugar en el que haya miembros.
Negro: Ese es el objetivo, pero aunque si simplemente hacemos público el
mensaje, pero todo aquello no redunda en el crecimiento de la obra común,
algo va a fallar. No va a valer hacer mensajes si no redunda en el crecimiento
estructural. Dar simplemente información, va a ser insustancial, así que el
objetivo es hacer público el mensaje de La Comunidad y engrandecer la obra
común en todo lugar donde haya miembros, ¿eh? ¿Qué más?

Mensaje: El sentido de la vida, con referencia a la trascendencia, como


dirección individual y social. Se trata de una posición frente a la vida. No de
política o religión.
Destinatario: El mensaje será una convocatoria explícita a todos aquellos, que
experimenten la necesidad de dar y quieran sumarse como voluntarios para
difundir el mensaje y orientar a otros, en un nuevo sentido de la vida.
Negro: Este es un punto importante, el destinatario. También nos vamos a
dirigir a esa persona, de la que hemos estado conversando. ¿Han mirado
ustedes un poco la historia? ¿Han visto cómo se han puesto en marcha los
grandes procesos de la historia? ¿Se han fijado ustedes, en quienes los han
protagonizado y que características tenían? No importa cuál haya sido el
bando, fíjense en todos ellos. Unos en un bando, otros en otro bando; incluso
se han matado, en los distintos bandos. Es increíble pero así es.
¿Han observado ustedes los protagonistas de los grandes procesos históricos?
¿Qué características han tenido todos ellos? Tal vez todos ellos hayan
desmejorado su posición cotidiana. Han sufrido persecuciones y reveses de
toda naturaleza. Estudien esas biografías y vean qué de común había en esos
grandes motores, de los procesos históricos. Esa cosa incomprensible que
hacían de comienzo y que provocaba una cierta alarma en la gente cotidiana
que los rodeaban. Eso que no podían explicar. Podían explicar a lo mejor una
teoría o una cosa, pero no explicar, por qué lo hacían.
Todos ellos tienen de común esa “voluntariedad”. ¡Qué parecidos son! ¡Qué
enemigos han llegado a ser en ocasiones! Porque estas fuerzas, estas enor-
mes fuerzas del dar, son capaces de mover verdaderamente montañas; estas
fuerzas del dar están siempre relacionadas estrechamente con la fe y con el
futuro. Y estas fuerzas del dar, pueden a veces encaminarse en una buena
dirección o pueden destructivamente encaminarse como una catarsis, a veces
social, a veces colectiva. Y como estas gentes, con esta gran fuerza, están en
bandos diferentes y no comprenden todo esto de los bandos; muchas veces ha
sucedido que gentes de un valor interno excelente, han terminado provocando
destrucción y enfrentamiento con otros como ellos. Pero estas son grandes
fuerzas, y echen una mirada aunque sea somera en la historia y van a ver
cómo, a veces uno, dos o tres o cinco voluntarios, ponen en marcha un
proceso de milenios.

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Este destinatario de nuestro mensaje, es un ser humano de importancia. A él
nos vamos a dirigir, y él va a sentir que estamos hablando de él. No sabremos
cómo se llama, dónde vive, qué características externas tiene; pero cuando
describamos la naturaleza de este voluntario, él va a decir: ¡están hablando de
mí! De manera que habrá que fijarse muy bien en cómo se implementa este
mensaje y cómo el destinatario acude al llamado que podamos hacer.
Hemos visto hasta aquí el mensaje y el destinatario, veamos el implemento...

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SILO y el Sentido de la Vida

Recopilación de charlas y comentarios de SILO


Versión 6 enero 2023
andreskoryzma@gmail.com

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