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PADRES
Este libro pionero ayudará a los padres a criar hijos más sanos, y cuando ellos
crezcan serán adultos más saludables y más exitosos. Lo recomiendo altamente.
— Charles L. Whitfield, M.D.
Autor de libros éxitos en las ventas a nivel internacional, Healing the Child
Within (la sanación del niño interior); Wisdom to Know the Difference: Core Issues in
Relationships, Recovery and Living (sabiduría para entender la diferencia: cuestiones
fundamentales en las relaciones, la recuperación y el vivir)
Algunos expertos proponen que el mejor regalo que les podemos dar a nuestros
hijos es un padre sano. Padres lo suficientemente buenos nos da la oportunidad de
mirar detenidamente las complejidades de nuestras propias personalidades, trampas
de vida y estilos de adaptación, para descubrir esos momentos únicos y desafiantes en
la crianza… aquellos que pueden activar dificultades personales de larga duración así
como maravillosas fortalezas. Además de brindarnos información clara y accesible,
junto a herramientas poderosas para una crianza efectiva, John y Karen Louis invitan al
lector a experimentar un viaje de investigación hacia sus propias trampas personales y
hacia aquellas situaciones que las activan, las cuales ocurren cuando uno tiene el papel
de padre. Encontrarás estrategias paso a paso para superar algunos de los obstáculos
más difíciles; siendo una de las más importantes el aprender cómo no caer en la
distracción no saludable de hacer juicios críticos propios, sino más bien considerar
como ventajas la responsabilidad y la alegría de ser padres, además de manejar bien el
tema de las expectativas. Basado en el sólido trabajo como fundamento del enfoque
de Terapia de esquemas basado en evidencias, Padres lo suficientemente buenos será una
obra que añadirá gran valor a tu biblioteca.
— Wendy Behary
Autora de Disarming the Narcissist: Surviving and Thriving with the Self-
Absorbed (desarmar al narcisista: cómo sobrevivir y progresar ante la persona
centrada en sí misma); Presidenta, Sociedad Internacional de Terapia de Esquemas
(ISST por sus siglas en inglés)
¡Un libro muy práctico y revelador sobre la crianza que trasciende las razas y
las culturas! Un libro de lectura obligatoria para todos los padres que tienen hijos de
cualquier edad. Ha abierto nuestros ojos a una forma más sana de comunicarnos con
nuestros hijos para asegurarnos que estamos satisfaciendo sus necesidades y que nos
estemos manteniendo conectados a ellos. Los cambios experimentados en ellos y en
nosotros han sido espectaculares. ¡Muchísimas gracias!
— Dr. Mark Timlin, MBChB, MPH, MBE y Vicki Timlin, Melbourne
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida,
almacenada en un sistema de recuperación o transmitida de ninguna forma ni por
ningún medio —sea electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado, escaneado u otro—
excepto para citas breves en reseñas críticas o artículos, sin la previa autorización por
escrito de la editorial.
Publicado en Nueva York, Nueva York, por Morgan James Publishing. Morgan James
y fte Entrepreneurial Publisher son marcas registradas de Morgan James, LLC. www.
MorganJamesPublishing.com
Equipo de traducción: Ana María Caro Maita, Priscila Rojas y Amy Morgan
Agradecimientos y dedicaciones
Prefacio
¡Los tíos, primos, sobrinos, han sido una gran familia! Esperamos
poder compartir más recuerdos de navidad y cumpleaños especiales.
Hay tantas personas a las que nos gustaría mencionar, como siempre
se dice, pero es la verdad y ellos saben quienes son…
No puedo dejar de mencionar, las dos razones por las cuales cada
día deseo ser un mejor padre de familia y ellos son nuestros hijos, Andrés y
Ximena Bedoya, cada uno de ustedes es tan especial y nos llenan el corazón
de amor y gozo. No dejaremos de esforzarnos en ser los padres que Dios
desea que podamos llegar a ser y juntos disfrutar de nuestra familia y vida
juntos, por siempre los amaré más…
PALABRAS FINALES
Un agradecimiento a nuestros padres, la señora Philip Eastus
Louis y Craig y Ann McDonald (a quienes cariñosamente llamamos
Mama Louis, PawPaw y MeeMaw, respectivamente), quienes nos apoyan
increíblemente en el trabajo que hacemos: estamos agradecidos por las
maneras en que ustedes cubrieron nuestras necesidades emocionales básicas. ¡Y
ustedes también son unos fabulosos abuelos! Y finalmente, gracias a nuestros
maravillosos hijos, Sonia y David; este libro está dedicado a ustedes. No
podemos imaginar la vida sin ustedes; ¡una gran parte de la alegría que sentimos
en nuestras vidas se debe a ustedes! Los respetamos por quienes ustedes son y en
quienes se están convirtiendo. ¡Compartir tiempos con ustedes es una de nuestras
cosas favoritas de hacer de todo el mundo! Gracias por su amistad, honestidad
y compañerismo así como por mostrarnos tanto perdón en nuestra travesía para
convertirnos en Padres lo suficientemente bueno.
Yo conocí a mi padre hasta los 12 años y eso marcó mi vida, así como
la excelente educación y relación que tuve con mi madre. Desde joven pensé
Francisco Bedoya
Lidership and Life Coach
www.franciscobedoya.
francisco@franciscobedoya.com
SECCIÓN UNO
INTRODUCIENDO PADRES
LO SUFICIENTEMENTE
BUENOS
Capítulo Uno
M
ientras preparaba un taller sobre cómo desarrollar el autoestima de los niños,
para el Consejo de Promoción de la Salud de Singapur, pedí ayuda a nuestro
hijo de once años, quien tenía (y aún tiene) un sano sentido de autoestima.
diga lo contrario. Es el trabajo más significativo que jamás harás, con consecuencias
que trascienden más allá de lo imaginable.
Hemos condensando un estudio extenso y cuidadosamente exhaustivo que
resume más de 1000 artículos sobre crianza de hijos en dos oraciones:
El resultado del juego es determinado en parte por las cartas que a uno le toca, pero
también —y en gran medida— por cómo uno juega. Algunos jugadores se lamentan
de su mala suerte, y con el tiempo ponen excusas respecto a por qué Liverpool no es su
fuerte. Otros van puliendo sus habilidades, año tras año, y van mejorando más y más.
La crianza de hijos es algo muy parecido. Cuando los futuros padres combinan
su carga genética, parte de la emoción de tener un hijo es descubrir qué características
les «ha tocado». El carácter de los hijos es algo innato; los padres no tienen la posibilidad
de seleccionar cuál temperamento prefieren que tengan sus hijos, pues ello es algo con
lo que se nace. Pero también está el lado de la crianza, y es allí donde tenemos nuestra
parte. Podemos ser entrenados. Podemos aprender estrategias. Podemos estudiar a
nuestros hijos y saber quién de ellos «juega mal» y quién es más probable que «se ponga
a cantar». Puede que no ganemos en cada juego, pero podemos mejorar con el tiempo,
y hacerlo cada vez mucho mejor. Eso es una crianza lo suficientemente buena.
¿Por qué es efectiva una crianza lo suficientemente buena? Porque ayuda a los
padres a cubrir lo que llamamos las necesidades emocionales básicas y porque puede:
puedes ir a dicho sitio para encontrar más información sobre nuestros Talleres de
Padres lo suficientemente buenos para más información en español visita www.
franciscobedoya.com, que combina películas, enseñanzas e interacción para ayudar a
mamás y papás en su viaje como padres.
Desearíamos poder darte una fórmula, pero aunque usamos métodos e
investigaciones científicas, los hijos no son un proyecto de ciencia; no hay una receta
que funcione con todos los hijos. Algunos amigos muy queridos nuestros, quienes son
además grandes padres, nos dijeron una vez que invertían mucho tiempo en «estudiar»
a cada uno de sus cuatro muy diferentes retoños, ¡tanto que ellos tenían el equivalente
a un título de alto grado académico en cada hijo! Esa actitud es necesaria si queremos
ser padres lo suficientemente buenos, porque la crianza de hijos es tanto un arte como
una ciencia, siendo cada hijo su propia obra maestra, de valor incalculable.
Advertencia: Padres lo suficientemente buenos no es un libro para «corazones
débiles»; no es un libro para complacientes o personas que buscan «sentirse bien».
Practicar los principios de una crianza suficientemente buena toma valentía, pasión
y perseverancia, además de sangre, sudor y lágrimas. Pero la alegría y satisfacción que
resultan cuando estás emocionalmente conectado a tu hijo, cuando comparte muchos
de tus mismos valores, cuando lo ves que está funcionando a un nivel sano en su
mundo, cuando ama estar contigo y es exitoso cuando no está contigo, cuando lo ves
floreciendo en sus relaciones, todo ello hace que una crianza lo suficientemente buena
valga la pena, cada minuto de ella.
Capítulo Dos
LA IMPORTANCIA DE LAS
NECESIDADES EMOCIONALES
BÁSICAS
ser padres, estamos convencidos de que ayudar a los niños a ser capaces de funcionar
y florecer en un mundo adulto depende en absoluto de que los padres cubran sus
necesidades básicas emocionales. Si éstas no son cubiertas, los niños internalizarán estas
experiencias frustrantes y dolorosas y lucharán para adaptarse, lo cual lleva a desarrollar
lo que el Dr. Jeffrey Young llama esquemas mentales tempranos maladaptativos o
«trampas de vida». La teoría de Young llevó al descubrimiento de dieciocho trampas
de vida/esquemas. Él desarrolló la Terapia de Esquemas para ayudar a los adultos a
cambiar estos patrones, los cuales, de otra manera, se manifiestan repetidamente a lo
largo de la vida1. ¡Uno de los propósitos emocionantes de este libro es de prevenir que
se formen desde el inicio trampas de vida activas que causen daño!
La resignación
El estilo de adaptación de la resignación se basa en el miedo de lo que creemos
que es la verdad en cuanto a lo que la trampa de vida nos dice sobre nosotros.
Reaccionamos desde un lugar negativo y temeroso, donde la trampa de vida está en
control de lo que nos sucede. El mensaje de este estilo de adaptación es: «lo que me
está diciendo esta trampa de vida sobre mí es verdad y no tengo el poder para cambiarlo«.
Los niños con el estilo de adaptación de la resignación creen en su propia visión
distorsionada y disminuida sobre sí mismos; entonces, ellos actúan de maneras que
confirman esta visión distorsionada. Si su padre dice algo grosero, por ejemplo, que
el niño es feo o estúpido, el niño estará de acuerdo con él en su corazón; así que
realmente creerá que es tonto y estúpido. Los niños que se resignan a este tipo de
mensajes críticos tendrán un concepto muy pobre de ellos mismos. Esto también causa
que tengan una visión distorsionada de los demás, y una noción distorsionada sobre
cómo ellos los ven. Tienden a culparse a sí mismos, a obedecer y ceder cuando algo
va mal. La voz en su cabeza dice: «es mi culpa». Las personas de tipo resignado (vea la
Figura 2.3), cuando hacen frente a la crítica y culpabilidad, generalmente tienden a:
La evasión
El estilo de adaptación de la evasión se basa en
escapar del dolor que está asociado a la trampa de vida.
Reaccionamos evadiendo situaciones e interacciones que
llevan a que la trampa de vida se active en nosotros. El
mensaje de (o la subyacente creencia asociada con) este
estilo de adaptación es: «Es demasiado doloroso e incómodo escuchar o sentir el mensaje de
mi trampa de vida. Debo mantenerme apartado(a) y distraído(a) para no estar consciente
de esta dolorosa verdad sobre mí mismo(a)».
Cuando sus necesidades no son satisfechas o cuando se activan sus trampas
de vida, los niños con este estilo de adaptación harán cualquier cosa para alejarse del
sentimiento de decepción y dolor. Ellos evaden situaciones que puedan ser dolorosas
y que puedan activar su trampa de vida. A veces se sienten impotentes e inventan
maneras de retrasar el pensar sobre la situación. Ellos eluden el conflicto y la intimidad
distrayéndose. Los evasores son propensos a las adicciones, y muchas veces tratan de
olvidar el dolor bebiendo excesivamente, consumiendo drogas, involucrándose en sexo
promiscuo, comiendo en exceso u otras conductas autodestructivas. Algunos escogen,
en su lugar, sumergirse en las tareas de la escuela o en un pasatiempo. Generalmente
no desean hablar sobre sus problemas y saldrán con excusas para no hacerlo. La voz en
su cabeza dice: «Evitaré a toda costa el dolor emocional». A veces, no son capaces de
recordar mucho del pasado y se quedan en blanco cuando alguien cuestiona o explora
su pasado, porque les duele demasiado recordarlo. Los niños con el estilo de adaptación
evasivo muchas veces luchan con ser embusteros, y a veces se sienten incómodos con el
contacto visual. Las personas de tipo evasivo (vea la Figura 2.4) tienden a:
No me gustó que no me hayas apoyado enfrente de mis padres. Me hiciste ver como
una tonta.
Sólo quería ayudarte a verlo desde su perspectiva.
¿A dónde vas? Hablemos.
Lo siento, creo que me quedaré aquí por un tiempo.
El contraataque
El estilo de adaptación del contraataque proviene del deseo o necesidad de
pelear contra lo que creemos que es la verdad subyacente a lo que la trampa de vida
sostiene sobre nosotros. Reaccionamos comportándonos de una manera diseñada para
crear el efecto opuesto de la trampa de vida. El mensaje o la creencia subyacente de este
estilo de adaptación es: «Debo pelear tan fuerte como pueda para pensar y actuar como
que si aquello que mi trampa de vida dice sobre mí no es cierto».
Cuando sus trampas de vida son activadas, los niños con este estilo de
adaptación —quienes hayan sido, por ejemplo, tratados severamente y criticados—
se sentirán atacados y contraatacarán para poder probar que el sentimiento negativo
que tienen sobre sí mismos no es cierto. Así, estallarán de ira y atacarán la fuente del
mensaje negativo. Aquellos que han sido abusados abusarán de otros o pelearán para
lograr justicia cuando se sientan en peligro. Aquellos que han sido despojados de amor
y cariño se convencerán a sí mismos y a los demás de que ellos son fuertes y que no
necesitan el afecto de otros.
El contraataque puede adoptar muchas formas, dependiendo de cuál es el
mensaje y/o experiencia dolorosa con el que el individuo esté luchando. Aquellos
con este estilo de adaptación muchas veces reaccionan de manera exagerada ante
pequeños desaires o decepciones y pueden dar la impresión de ser, por ejemplo,
groseros, insensibles y exigentes, o más bien distantes y que nada les afecta. Alguien
que contraataca tiende a:
• Ver los desacuerdos como una amenaza, así que hacen todo lo posible
para probar que los demás están equivocados
• Ver la retroalimentación como una crítica, así que hacen todo lo posible
para probar que lo opuesto es la verdad
• Aparentar ser fuertes, cuando realmente son frágiles
• No importarle quién sale lastimado en el proceso de probarse a sí mismo
que está en lo cierto
• Priorizar la protección de su imagen sobre la intimidad
• Poner sus propias necesidades antes que las de otros
• Sacar a relucir constantemente su infelicidad sobre los rasgos fastidiosos
es satisfecha, emerge otra y así sucesivamente. Él dejó en claro que esto no significa
que cada necesidad debía ser satisfecha al 100% antes de continuar a la siguiente,
dado que la mayoría de las personas se sienten satisfechas aun cuando sus necesidades
están siendo parcialmente cubiertas, ya que algunas necesidades son más inconscientes
que conscientes3. Las necesidades fisiológicas y de seguridad son probablemente más
conscientes e identificables y más fáciles de medir que las psicológicas. Las necesidades
fisiológicas incluyen, entre otras cosas, el esfuerzo del cuerpo para mantenerse en un
estado normal constante, por lo que se considera: el contenido de agua en la sangre,
el contenido de sal, el contenido de oxígeno, la temperatura constante del cuerpo,
etcétera. Las necesidades de seguridad incluyen estabilidad, dependencia, protección y
el estar libre del miedo, de la ansiedad y del caos, así como la necesidad de estructura,
orden, leyes y límites.
Maslow planteó que cuando la gente vive en ambientes donde sus necesidades
conscientes son satisfechas, estas ya no actúan como motivadores principales. Sin
embargo, en el caso de un estallido de guerra o un desastre natural, la gente de modo
involuntario regresaría a las necesidades básicas de la jerarquía, tales como elementos
fisiológicos y seguridad, los cuales de nuevo se convertirían en los motivadores
principales.4 Maslow dijo que en tanto la gente viva en un ambiente donde esos niveles
básicos de necesidades estén cubiertos, pasarán de un nivel a otro en su «jerarquía»,
siendo motivados por el siguiente nivel de necesidades, que incluye el amor, el
cariño y la pertenencia. Estas necesidades superiores no son tangibles ni fácilmente
medibles. Cuando tenemos hambre, experimentamos físicamente cómo algo nos
corroe dentro de nosotros y nos impulsa a comer. Cuando tenemos sed, ansiamos una
bebida. Cuando estamos sometidos a temperaturas extremas, buscamos refrescarnos
inmediatamente. Pero a pesar de que las necesidades más altas en la jerarquía no son
tangibles ni identificables, son igualmente reales como las otras. Por ejemplo, si un
niño de la escuela primaria es dejado fuera de los juegos durante la hora del recreo y
no se le permite ser parte del grupo, ese niño probablemente se sienta herido, pero
puede que no sea capaz de identificar que sintió dolor, debido a que su necesidad
de aceptación y conexión no estaba siendo cubierta. Sin embargo, eso no haría que
el dolor fuera menos real. Tenemos una insaciable sed y hambre de que nuestras
necesidades emocionales básicas sean cubiertas, tanto como lo tenemos respecto de la
comida, ropa y refugio. Las necesidades emocionales básicas son tan reales como lo son
nuestras necesidades físicas. Puede que hayan sido identificadas en el siglo veintiuno
por terapeutas y psicólogos, pero han existido desde que el hombre existe el hombre.
Cuando son despojados de tales necesidades, los seres humanos son menos saludables.
En palabras de Maslow: «¿Quién diría que una carencia de amor es menos importante
que una carencia de vitaminas?»5
Esta voz algunas veces se queda con nosotros hasta la adultez. Para muchos
de nosotros, esta voz distorsionada es tan fuerte que tiene poder aun sobre nuestro
comportamiento y sobre nuestro proceso de toma de decisiones. Cuanto más
aconsejamos a personas, más nos damos cuenta del poder que tiene el no haber tenido
cubiertas nuestras necesidades emocionales básicas en la niñez. Nosotros los autores
hemos visto la estrecha relación que existe entre las experiencias tempranas y las
hacen cambios, mejoran la forma en que se proceden y se conectan con el poder de una
comunidad, un resultado más saludable aún es posible (vea figura 2.6).
Aunque este es un ejemplo más bien sencillo y no muy serio, nos muestra cuán
sensibles son los niños cuando sus padres están en desacuerdo entre sí. Ellos internalizan
los silenciosos mensajes que lanzamos a nuestro cónyuge, y entonces, lentamente,
con el paso del tiempo, si la tensión se repite y no es resuelta satisfactoriamente, su
bienestar queda afectado. Los errores cometidos por un cónyuge u otro, si son
reparados rápidamente, no tendrán mayores efectos negativos en los niños, pero un
estilo de vida caracterizado por conflictos no resueltos entre los padres ciertamente
tendrá un impacto, con el tiempo, en los hijos.
Cummings y Davies también hallaron que los conflictos matrimoniales
prolongados afectan a los niños con el paso del tiempo. Ellos escriben:
El tipo de peleas que tienen un mayor impacto negativo en los niños son
aquellas que se dejaron sin resolver durante largos períodos de tiempo; conflictos
intensos repetitivos y conflictos en los cuales uno de los padres domina el otro. A
estos se les llama conflictos destructivos e incluyen agresión física, hostilidad verbal y
hostilidad no verbal (RI2.1).
Existen muchas maneras en que un matrimonio mediocre puede influenciar en
el bienestar de un niño, y ello empieza con conflictos destructivos. Algunos pueden
preguntar, ¿cómo es que un conflicto destructivo obstaculiza nuestra crianza como
padres? Los conflictos destructivos afectan directamente la seguridad emocional del
niño, lo cual está vinculado a la confianza en la capacidad de sus padres de manejar el
conflicto y de mantener la estabilidad familiar. En el caso de los conflictos destructivos,
los niños llegan a preocuparse por mantener la seguridad emocional, e inclusive
involucrarse en el conflicto, así como sufren emocionalmente y casi siempre llegan a
interpretar la interacción de sus padres de forma negativa11.
Losconflictosdestructivostambiénafectan indirectamente la calidaddelarelación
padre-hijo. Es muy común que los padres que están en conflicto sufran depresión, lo
que conforme avanza el tiempo, afecta la calidad del vínculo en su relación12. Los
conflictos matrimoniales desaniman a los padres, por lo que tienen menos energía para
dirigir a sus hijos con la adecuada supervisión, para una comunicación honesta y hacer
cumplir las reglas sobre la conducta apropiada de ellos. Los conflictos matrimoniales
también afectan negativamente la capacidad de trabajo en equipo que es necesaria para
la labor de crianza de los padres13.
Es cierto que algunos conflictos destructivos pueden no llegar a tener un efecto
negativo en los niños. Existen quienes que tienen un carácter que los hace ser capaces de
bloquear estos efectos negativos. La pobre calidad del matrimonio de sus padres puede
tener un mínimo impacto sobre ellos. Algunos niños tienen caracteres adaptables que
adicionalmente amortiguan los golpes emocionales que reciben14.
Sin embargo, esto es más una excepción que la regla. Cuando estamos ante
una pobre calidad de matrimonio, con patrones de conflictos destructivos, estamos
exponiendo a nuestros hijos al riesgo de quedar negativamente afectados. Muchos
padres erróneamente asumen que por el hecho de no haber sido afectados por las peleas
de sus padres, sus hijos no se verán afectados por las de ellos. Esta perspectiva no toma
en consideración que sus hijos podrían tener un carácter más sensible y, por lo tanto,
ser más susceptibles de ser dañados por el mismo tipo de conflicto. Los padres necesitan
darse cuenta de que la manera en que ellos mismos se comportan durante un conflicto
es importante y que llegar a una solución satisfactoria contribuye considerablemente a
reducir el nivel de sufrimiento emocional del hijo.
Entonces, ¿qué es lo que debemos hacer cuando hay tensión entre los padres?
Cummings y Davies apuntan hacia el perdón y la reconciliación (ver Capítulos
Diecinueve y Veinte), porque los niveles de ansiedad de los niños se reducirán en la
medida que los conflictos de los padres sean resueltos satisfactoriamente. Esto significa
que los conflictos entre mamás y papás deben ser resueltos de modo verdadero a un
nivel emocional, no únicamente a un nivel racional. Los niños necesitan saber que sus
padres resuelven sus problemas de una manera saludable, ¡lo cual tiene obvios beneficios
tanto para padres como para hijos! Sin embargo, si uno de los padres domina al otro
durante la sesión de «reconciliación» y los niños se dan cuenta de que hay un tipo de
solución obtenida bajo presión, ellos sentirán que uno de sus padres está «ganando»,
respecto a lo cual no se sienten bien15. La solución a la que lleguen los padres debe ser
verdadera y total a nivel emocional, no de apariencia o fingida, o una solución en que
uno de los padres siempre está rindiéndose y el otro siempre saliéndose con la suya.
Los niños pueden distinguir la diferencia entre una reconciliación genuina y una que
es superficial. (¡Creemos que los adolescentes pueden «oler» la hipocresía y la falta de
sinceridad!)
Cuando los padres resuelven sus conflictos de modo constructivo, están
demostrando a sus hijos habilidades de resolución de conflictos que son saludables, y
ellos tendrán una ventaja para aprender a manejar tales conflictos por sí mismos16. Por
otro lado, los padres que no se llevan bien están enviando un mensaje en el que usar la
hostilidad, agresividad y retirarse son soluciones válidas para superar problemas.
Pero solo hemos empezado a escarbar en la superficie, considerando que los
últimos hallazgos muestran que los conflictos matrimoniales causan todo tipo de
otros problemas en los niños. Reducen el desarrollo académico en la escuela y
afectan su seguridad emocional y la calidad de las relaciones con sus amigos17. Los
conflictos matrimoniales también causan alteraciones en el sueño de los niños,
enfermedades físicas, depresión, ansiedad, que se vuelvan introvertidos y que tengan
comportamientos negativos18. La dificultad de controlar y supervisar la conducta de
los niños es el problema más persistente en la crianza de hijos al que tienen que hacer
frente las madres divorciadas19 (RI2.2).
Damos fin a esta sección sobre el matrimonio con una analogía de Cummings y
Davies, quienes comparan un matrimonio saludable con un puente fuerte:
Hasta aquí, hemos hecho una introducción a nuevos conceptos tales como
necesidades emocionales básicas, estilos de adaptación, esquemas/trampas de vida y
dominios. Hemos aprendido qué tan importante es un matrimonio saludable para la
crianza de los hijos, y tan solo hemos terminado el segundo capítulo. Llegados
a este punto, te animamos a hacer una pausa para tomar un tiempo dedicado a la
autoreflexión. El Dr. Jeffrey Young y su equipo pudieron identificar un total de
dieciocho trampas de vida, en otras palabras, dieciocho patrones de pensamiento y
creencias que no eran saludables. Es probable que te sea útil investigar cuáles son los
patrones de pensamiento no saludable que te están afectando negativamente, cuál
podría ser tu estilo de adaptación predominante, y cómo todo ello se desarrolló. Si
aprendes cómo atacar las trampas de vida teniendo el objetivo de atenuarlas, y si
puedes reducir la intensidad de tu estilo de adaptación, serás mucho más feliz y sano,
como individuo y como padre. Si deseas completar un inventario de esquemas, visita
www.schematherapy.com para más información (visite:www.franciscobedoya.com
para el inventario en español). Asimismo, te animamos a consultar nuestro libro sobre
matrimonios, Elijo Nosotros21. Como complemento de este libro, Elijo Nosotros contiene
ejercicios y recursos para llevar un diario que te ayudarán a identificar y empezar a
trabajar en tus propias trampas de vida que son perjudiciales, atenuar tus estilos de
adaptación y, si estás casado, avanzar hacia la Conexión Amorosa con tu cónyuge.
Mientras viajas a través de este libro, estarás mejor preparado para romper
ciclos que no son saludables, evitar que tu disfuncionalidad se transmita y cubrir las
necesidades emocionales básicas de tus hijos. De esta manera se formará una generación
más sana. Y tenemos la esperanza de que, de la misma manera como las computadoras
y teléfonos siempre están en constante actualización, tus hijos serán, en su mayor parte,
¡«la versión nueva y mejorada» de ti!
Capítulo Tres
LAS NECESIDADES
EMOCIONALES BÁSICAS NO
CUBIERTAS
P
adres lo suficientemente buenos se concentra tanto en este concepto que
queríamos darle su propio capítulo. Como dijimos, la premisa básica
de este libro es que, como padres, debemos cubrir adecuadamente las
necesidades emocionales básicas de nuestros hijos. Si no lo hacemos, ellos
estarán en riesgo de enfrentarse a experiencias frustrantes y traumáticas
o de volverse exasperantes, lo cual conducirá al desarrollo de esquemas o
trampas de vida activos.
Cuando hablamos de la exasperación y la frustración, nos referimos a
la frustración que viene como resultado de que las necesidades emocionales
básicas no son satisfechas; no a la frustración que ocurre en la vida de cuando
en cuando. Todos los niños afrontarán pequeñas frustraciones en diferentes
formas y tamaños a lo largo de la vida: el perder su juguete favorito, el
no ganar en un deporte, el ser decepcionado por un amigo, el no recibir
los regalos que anhelaban, aún el alterarse por los errores ocasionales que
cometemos como padres. Este tipo de frustraciones son normales; si los niños nunca
experimentan frustración, eso causa un tipo diferente de exasperación, debido a que
¡se volverán personas que creen que se lo merecen todo! (¡Pero nos estamos saliendo
del tema!).
Involuntario y sutil
Sabemos que la mayoría de padres aman a sus hijos y quieren ser los mejores
padres que ellos puedan desear ser. No están tratando de privar a sus hijos de nada;
los errores que ellos cometen son generalmente involuntarios y sutiles. Si bien algunos
malos tratos son manifiestos y obvios, tales como gritar con enojo, insultar y violencia
física, son muchas más las veces cuando los errores simplemente no se manifiestan de
modo tan directo. Inclusive, si tales actos provienen de buenas intenciones, si son una
parte habitual del estilo de vida de una familia, tendrán consecuencias negativas.
Demostraremos cómo los padres pueden estar exasperando inconsciente o
sutilmente (o no tan sutilmente) a sus hijos con las siguiente viñetas: (a partir de aquí
usaremos el término «interacciones exasperantes» de modo intercambiable con la idea
de experiencias «frustrantes y traumáticas»).
El pequeño Alan, de un año de edad, no pasa tiempo con sus padres durante
el día. La persona que hace la limpieza en la casa de su madre lo lleva a una guardería
infantil en la mañana, lo deja en casa de sus abuelos en las tardes y le da de comer su
cena temprano en la noche. Los padres de Alan trabajan hasta altas horas de la noche
por lo que llegan tarde a casa debido a la exigente naturaleza de sus labores. Con
frecuencia, Alan llora y es malhumorado y distraído.
¿Cuál es la razón oculta de esto? Alan está experimentando un estilo de vida en
el que no tiene satisfecha adecuadamente su necesidad emocional básica de conexión y
aceptación. Si Alan estuviera experimentando malestar físico como un dolor de oído
o un dolor de garganta, sería difícil que sea consolado hasta que alguien atendiera esa
necesidad. Lo mismo pasa con las necesidades emocionales, solo que no es tan evidente.
Cualquiera que sea la manera en que Alan reaccione frente al despojo de conexión, sus
padres lo atribuyen a cualquier otra razón, por ejemplo, a que es un niño difícil, tiene
hambre o sed, está con sueño o está cogiendo un resfriado, sin darse cuenta de que Alan
está teniendo, por sobre todo, una reacción al no ver cubierta una necesidad.
Los niños no tienen las palabras para expresar sus necesidades emocionales;
sin embargo, reaccionan cuando hay una privación. ¿Cómo podemos esperar que
los niños den a conocer estas necesidades cuando aún los adultos son en su mayoría
ignorantes al respecto? Si se les preguntara a sus padres, ellos probablemente dirían que
tienen que concentrarse en sus carreras, porque quieren hacerse responsables de sus
hijos a nivel financiero. Estos son padres buenos y bien intencionados, y el daño que
están causando es involuntario y sutil, pero su estilo de vida les impide satisfacer las
materias, a menudo interrumpe las horas de jugar de María. Ella también limita el
tiempo que pasa su hija con sus amigos, y constantemente regaña a María acerca
de obtener mejores resultados en la escuela. María se frustra, aunque ella no sabe la
palabra para este sentimiento. Ella se ve triste y huraña la mayor parte del tiempo.
Ella sueña despierta muchísimo y no puede concentrarse en sus tareas escolares, las
cuales ya son excesivas. Su madre atribuye esto a su ociosidad y falta de atención.
Sus exigencias son extremas, y definitivamente no está cubriendo la necesidad básica
emocional de expectativas realistas. María se siente exasperada y frustrada la mayor
parte del tiempo. Es grosera con su madre y ha empezado a reaccionar con estallidos
de ira contra sus amigos en el jardín de infantes. Su madre siente que ella es una buena
mamá, al estar pendiente de su hija. De nuevo, la madre diría probablemente que las
expectativas que tiene son por el propio bien de María; sin embargo, no tiene idea
del daño involuntario y la exasperación que ella ha causado a su hija a través de sus
reiteradas expectativas irreales.
Benjamín es un chico de catorce años al que le resulta difícil encajar. No practica
deportes como los otros chicos de su edad. Se siente avergonzado de su acné, su cabello
grasoso y de su apariencia en general. Benjamín evita interactuar con otros chicos y
a menudo se siente excluido. Él pasa la mayor parte de su tiempo en su dormitorio
a solas. Sus padres se sienten complacidos con esta conducta, pues piensan que él es
un «buen chico» que no se junta con la gente «equivocada». Además, dado que es
un buen estudiante, están orgullosos de su progreso en el colegio y constantemente
alardean sobre él, pensando que ello reforzará su autoestima, pero en vez de eso, lo
hacen sentir culpable. Parece que Benjamín se llevara bien con otros, pero en realidad
no logra relacionarse bien con los demás y se siente solo. Con frecuencia se va a dormir
llorando y deseando tener un mejor amigo. Él no siente que encaja en ningún lado.
Como su soledad va aumentando, empieza a navegar en la web para calmar su dolor y
se vuelve adicto a pornografía de Internet. Sus padres están totalmente inconscientes
de ello; parece que todo lo que les importa es cuán bien le está yendo en la escuela.
La soledad de Benjamín le está causando frustración. Siente asco de sí mismo y sabe
muy en su interior que está yendo en la dirección equivocada. Está resentido con
sus padres por no entender las dificultades que tiene, pero también tiene miedo de
contárselos. Sus padres continúan ignorantes de sus necesidades. No tienen idea alguna
de lo que está sintiendo. Ellos no buscan hacerle ningún daño en absoluto, pero a
pesar de ser involuntario, hay un daño causado. Imagina si Benjamín fuera parte de
una comunidad funcional, donde se sintiera aceptado, amado, guiado y retado. Sus
sentimientos de soledad podrían reducirse, al menos en cierto grado. Sus relaciones
cercanas con sus pares y amigos adultos podrían ayudarlo a lidiar con su adicción a la
pornografía. Si sus padres hubieran ayudado a Benjamín a tener cubierta su necesidad
de valores espirituales y comunidad, ello habría hecho una gran diferencia.
Regresando al tema de la exasperación, dado que ella suele ocurrir de modo
sutil e involuntario, los padres deben examinar si algo en su estilo de vida podría estar
De todos los dominios señalados arriba, ¿cuál debería ser el principal enfoque,
el Moral, Convencional, de lo Personal o de la Prudencia? Cuando se administra la
disciplina, ¿debería uno de estos dominios tener prioridad sobre otro? El disciplinar y
entrenar a los niños sobre temas que están en el Dominio Moral, los cuales se refieren
fundamentalmente a lo correcto e incorrecto, es fundamental para su desarrollo. Sin
embargo, cuando los padres discuten con sus hijos y los disciplinan por «ofensas» que
están dentro de los dominios Convencional y de lo Personal, los niños, sobre todo los
adolescentes, a menudo infieren que hay hipocresía y se rebelan. Mientras los padres
pelean con sus hijos respecto a los temas arbitrarios y de elección personal, los cuales
verdaderamente no tienen que ver con lo correcto o incorrecto, sus hijos se volverán
exasperados y experimentarán frustración respecto a sus necesidades emocionales
básicas.
Habiendo comprendido esto, como padres seremos capaces de saber dónde
debería estar nuestro enfoque primordialmente, cuándo y a qué temas deberíamos
estar dando mucha importancia, cuándo es aceptable el indignarse y respecto a qué
situaciones.
Capítulo Cuatro
INTERACCIONES EXASPERANTES
A lguna vez has dicho: «¿Eso realmente me saca de quicio»? Todos tenemos
puntos sensibles, situaciones que provocan que nos sintamos exasperados.
Como consejeros y como padres, hemos observado que hay interacciones
específicas que siempre parecen causar exasperación en los niños. Esta exasperación,
con el tiempo, conduce a que los niños experimenten la frustración de reiteradamente
ver insatisfechas sus necesidades emocionales básicas y a que más tarde, durante la
adultez, ello puede ser recordado como trauma. Las interacciones específicas que
identificamos en este capítulo se confirmaron durante nuestra investigación usando el
Inventario de Estilos Parentales (IEP) de Young1 del modelo de terapia de esquemas.
Estos son: de la Subestimación, Perfeccionista y Condicional, Controlador, Castigador,
de Privación emocional e Inhibidor, Dependiente y Egoísta, Sobreprotector, Pesimista
y Excesivamente Permisivo. Recibir cualquiera de estas interacciones obstaculiza que
las necesidades emocionales básicas de los niños sean cubiertas.
A continuación, revisaremos específicamente cada una de estas interacciones
y las frustraciones y traumas que causan, conforme ha sido demostrado en las
investigaciones:
De la subestimación
Los niños se sienten subestimados cuando sus padres se burlan de ellos, los
insultan, cuando hacen comentarios despectivos sobre cosas que son importantes
para ellos, hablan mal de su apariencia o los humillan de cualquier manera. Cuando
la subestimación ocurre, los niños se sienten menospreciados o rechazados y
Ejemplos:
(de los padres hacia su hijo)
Si no fueras realmente un mariquita practicarías un deporte de verdad
en vez del ballet. Quizás deberíamos llamarte con un nombre de
niña.
Deja de ser un cobarde y aguanta como hombre.
Oye, torpe, ningún entrenador «con dos dedos de frente» te dejaría
estar en su equipo.
Los niños que habitualmente escuchan comentarios como esos tienen menos
probabilidades de sentirse aceptados y conectados con sus padres, y no estarán
fácilmente en una posición de tener cubiertas sus necesidades emocionales.
Un estudio realizado en conjunto por la Escuela de Medicina de Harvard y el
Hospital McLean en Boston, Estados Unidos, publicado en el 2006, resaltó que las
palabras denigrantes o menospreciativas contribuyen más al desajuste emocional de
los niños que el castigo físico severo2. Esto coincide con nuestras propias experiencias
de consejería que involucran a adultos cuyos dolores más intensos giran en torno a
sus primeros recuerdos de heridas causadas por palabras dichas por sus padres; estas
personas cargan las cicatrices de haber sufrido el desprecio de sus padres por varios
años después.
Perfeccionista y condicional
Los niños serán exasperados por sus padres cuando sientan que nunca van a
poder estar a la altura de un ideal perfeccionista. A los padres que causan este tipo de
frustración normalmente les importa muchísimo cómo son percibidos por otros, cómo
se les ve en la sociedad. Ellos exigen la perfección y quedan satisfechos únicamente
cuando las cosas se dan de cierta manera. Estas exigencias ponen una increíble presión
en los niños, quienes se vuelven frustrados y algunas veces traumatizados, y como
resultado sus necesidades emocionales básicas no son cubiertas.
A los padres que tienen tal filosofía sobre la perfección y sobre verse bien les
importa poco que sus niños se estén sintiendo tristes, decepcionados o temerosos. Los
padres que dan la impresión de ser condicionales en su amor y en su aceptación hacia sus
hijos son, a menudo, impulsados por la forma en que son percibidos por otros. Debido a que
ellos ven a sus hijos como una extensión de sí mismos, cuando a sus niños les va bien,
ellos sientes como si a ellos mismos les hubiera ido bien. Son altamente competitivos
y probablemente alardean respecto a sus niños, algunas veces de manera descarada.
Por otro lado, algunos padres perfeccionistas son reservados y se niegan a dar ánimo
por miedo a que ello más bien desmotive a sus hijos. Por el contrario, cuando a sus
niños «no les va bien», lo sienten profundamente y se descargan con ellos. Estos
padres están impulsados por cómo otros perciben las «fallas» de sus hijos, y cuando
son decepcionados, ello se muestra en la manera en cómo tratan a sus niños. Como
resultado de sus decepciones, ellos se niegan a dar cariño y amor, lo cual se aprecia en
su lenguaje corporal, así como en sus palabras. La vida de sus hijos está constantemente
llena de críticas. Aun cuando ellos crecen y se vuelven adultos, sus padres tiene la idea
equivocada de que ellos siempre saben qué es lo mejor y mantienen cierto sentido de
superioridad.
Si bien las emociones de celebración que acompañan a los logros deben darse
de modo natural, serán escasas y espaciadas entre sí. O quizás un niño alcanza muchos
logros y es súper exitoso, por lo que su hermano sufre de comparaciones y críticas
por no ser tan bueno como él. Las preferencias de los niños, así como sus decisiones
y emociones, no son tratadas como algo tan importante como lo son las preferencias,
decisiones y emociones de sus padres. La vergüenza de éstos cuando ciertas cosas no
se logran es más importante que los sentimientos de los niños. Como resultado, ellos
sienten culpa y vergüenza no saludables y, con el tiempo, esto puede causarles mucha
ansiedad y miedo. Las siguientes palabras podrían ser oídas durante esas interacciones:
Controlador
Los padres que exasperan a sus hijos de esta manera son impulsados por una
variedad de factores. Algunos padres son controladores debido a que temen que sus
hijos tomen malas decisiones y tengan un mal criterio. Este miedo impulsa a los padres
a manejar minuciosamente los asuntos de sus hijos y, como resultado, sus hijos sienten
que tienen poca libertad de elección. Asimismo, estos niños sienten que no pueden
confiar en su propio criterio y, con el tiempo, no desarrollarán su propio sentido de
orientación debido a la fuerte influencia de sus padres. La naturaleza controladora
de otros padres proviene de la trampa de vida del apego, pues no permiten que sus
hijos se sientan diferentes a ellos, y los obligan a tener acceso a información que no es
apropiada para su edad, tales como su matrimonio deteriorado, su propia soledad y,
algunas veces, aún sus frustraciones sexuales. Los padres que viven apegados a sus hijos
inculcan una extraña forma de lealtad en ellos. Los privan de sus propias emociones y,
en vez de ello, esperan que piensen en sus necesidades como padres la mayor parte del
tiempo, si no es todo el tiempo.
Estos niños no crecerán con individualidad o con un sentido de ser personas
distintas de sus padres, lo que les crea experiencias frustrantes al crecer, sobre todo
en el caso de las madres que están apegadas a sus niños. Ellos escuchan de sus padres
mensajes como los siguientes:
Las madres que están apegadas a sus hijos normalmente no tienen idea de
cómo sus interacciones los exasperan. Ellas piensan que son cercanas a sus hijos, pero a
menudo ellos se sienten exasperados, aunque el niño a veces se acostumbra a ello y se
vuelve dependiente de la madre.
Castigador
Los padres que exasperan a sus hijos de esta manera, en su mayoría, ellos mismos
crecieron en un ambiente como ese. Como ejemplos de interacciones exasperantes
castigadoras tenemos: niños que son castigados por cada cosa mínima que hacen mal,
o por mostrar ciertas emociones, o por romper una norma social y no moral (ver
Capítulo Dos); y algunas veces estas interacciones ocurren para que el niño sienta culpa
por errores pasados. Los padres que tratan a sus hijos de esta manera muestran muy
hijos, pero la calidad no compensa la cantidad, y los niños sienten una falta de empatía,
atención y guía.
Existen otras razones de por qué un padre puede privar emocionalmente a sus
hijos. Algunos adultos son incapaces de ser cariñosos, afectuosos, de mostrar cuidado y
empatía, debido a su propia crianza. Algunos padres atraviesan por tiempos tan difíciles
en sus matrimonios que están consumidos por sus problemas y les queda escasa fuerza
mental y emocional para dar a sus hijos. El daño se hace sin importar la razón, y los
niños crecen con la frustración de no tener cubiertas sus necesidades básicas. Otro
aspecto importante de este tipo de interacción ocurre cuando los padres no brindan
una guía útil y apropiada para la edad de sus hijos. Lo opuesto es lo que ocurre en el
siguiente tipo de interacción en la cual los padres se van al otro extremo.
Dependiente y egoísta
Los niños cuyos padres los exasperan de esta manera pueden crecer sintiendo
que están siendo obligados a asumir mayores responsabilidades diarias de lo que
normalmente se esperaría para chicos de su misma edad. Puede que sientan que sus
padres les hacen cargar las responsabilidades de las cosas, que dependen de ellos para
ayuda y comprensión, o sienten que son fuertes y deberían cuidar de otras personas.
Un niño bajo este contexto puede que sienta que uno o ambos padres se alejaron de él
y lo dejaron solo por períodos prolongados, o le mintieron, engañaron o traicionaron.
Puede que sienta que uno de sus padres lo usa para satisfacer sus necesidades; o que
es voluble, impredecible, indisciplinado o alcohólico, y posiblemente puede que
incluso sientan que su padre pareciera sentir placer de herir a las personas. Este tipo
de exasperación podría ocurrir también si un padre es tan formal y rígido que prefiere
mantener todo «limpio y ordenado» en lugar de hacer un mínimo cambio. Los padres
que reiteradamente exasperan a sus niños de esta manera podrían decir ideas como:
Mira qué inteligente es mi hija de seis años; ya puede planchar sus ropas
y hacer el desayuno para su hermanito, aunque solo está en
primer grado.
Sé que solo eres un niño, pero necesitas ayudarme porque eres fuerte.
Sé que no cumplí mi palabra, pero es que tengo una buena razón.
Necesito que te hagas cargo de la casa y de tus hermanos menores, ya que
debo concentrarme en mi carrera y además necesito también tener
una vida.
Sobreprotector
Los padres que son sobreprotectores se preocupan excesivamente hasta por los
asuntos más pequeños de sus hijos, tales como el lastimarse mientras juegan en el parque
infantil o el enfermarse cuando se mojan con la lluvia. Ellos transmiten expectativas
no realistas a sus hijos y, en el mejor de los casos, reaccionan de una manera que está
fuera de toda proporción a la situación real, tanto así que aún los espectadores se darían
cuenta de ello. Los niños, a menudo, se sienten frustrados cuando son habitualmente
expuestos por sus padres a tales señales. Estos niños se juntan con sus amigos mucho
más tiempo que el que pasan con sus padres o se rinden ante los miedos de sus padres
y se vuelven chicos que se preocupan por todo y prefieren quedarse en casa y no salir.
Los padres que interactúan con sus niños de esa manera puede que digan:
Pesimista
Los niños se vuelven exasperados cuando repetidamente escuchan que el vaso
siempre está mitad vacío, y no la mitad lleno. Si les preguntaras a estos padres por qué
son personas negativas, ellos dirían que no quieren que sus hijos tengan una visión no
realista de la vida. Estos padres probablemente crecieron en ambientes negativos que
les hicieron tener miedo a cometer errores. No se les animó a tomar riesgos. Entonces,
alimentados por el deseo de evitar errores y de asegurarse de que las cosas no vayan mal,
ellos deciden que es más fácil no tener ningún tipo de esperanza.
Estos pueden ser algunos comentarios de padres que interactúan de esta forma
con sus hijos:
Demasiado permisivo
Los padres que son demasiado permisivos no están disponibles o están
demasiado ocupados en sus propios asuntos. Algunos padres se sienten culpables de no
involucrarse en la vida de sus hijos, así que reaccionan exageradamente al no esperar
que sus niños respeten límites o aprendan la debida disciplina. Ellos no son capaces
de hablar de los asuntos difíciles que sus hijos están atravesando. Y para distraer a sus
hijos de sus emociones, los dejan mirar demasiado la televisión y los consienten con
variadas recompensas. Estos padres se sienten incómodos de involucrarse en las vidas
de sus hijos, quizás por miedo a recibir malas noticias o quizás no les gusta hablar sobre
las emociones, por lo que evitan hacerlo no estando disponibles o quitando atención a
sus emociones. Como resultado, los niños empiezan a pensar que es malo hablar de sus
emociones. Además, los padres no se toman el tiempo para guiarlos en sus problemas.
Estos padres permiten a sus hijos salirse con la suya y cometer muchas malacrianzas
antes de que siquiera les digan algo. Al final, el hecho de que los niños no se sientan
guiados por sus padres puede causarles inseguridad respecto a la dirección que están
tomando y pueden recurrir a sus amigos en lugar de sus padres.
Los niños con padres excesivamente permisivos sienten que sus padres los han
dejado a su suerte para que resuelvan el tema de cómo manejar su vida y tomar control
de ésta. Ello fácilmente puede causar desconexión con sus padres y crear resentimiento
y frustración, especialmente cuando sus padres los aconsejan y finalmente, en muy
raras ocasiones, deciden hablarles de temas sensibles.
(RI4.1).
El hecho de que las trampas de vida estén asociadas con las experiencias
tempranas de crianza y con muchos de los desórdenes y patologías arriba mencionados,
demuestra que nuestro rol como padres es crucial para saber cómo satisfacer de modo
satisfactorio las necesidades emocionales básicas de nuestros hijos. Hay mucho en
juego. La manera en la que nuestros hijos perciben las experiencias tempranas que
viven con nosotros como padres tiene una inmensa trascendencia en cómo ellos serán
de adultos.
SECCIÓN DOS
LA NECESIDAD BÁSICA
EMOCIONAL
DE CONEXIÓN Y ACEPTACIÓN
Capítulo Cinco
CONEXIÓN Y ACEPTACIÓN
a necesidad básica emocional de conexión y aceptación puede ser definida como
Daniela, de treinta y siete años, creció en un hogar donde se le hizo sentir que
era estúpida, fea, gorda y no deseada. Sus padres querían que su primer hijo fuera
hombre, y se le recordaba eso frecuentemente. Además de eso, tenían altas expectativas
para ella a nivel académico, a pesar de que ellos mismos solo habían terminado la
escuela primaria. Cuando ella no sobresalía en el kínder, la insultaban usando palabras
como «idiota» y «tarada» y hacían público su deseo de que no hubiera nacido. Daniela
era golpeada ante la menor falta que cometía, y cuando fue abusada sexualmente por
un pariente, al parecer, a nadie le importó. Como la dejaban afuera de la casa —la
que cerraban con llave— ante cualquier falta menor como reírse demasiado fuerte,
rápidamente ella aprendió a hacerse invisible. Cuando llegó su hermano, algunos
años después, el único valor que ella tuvo para la familia fue como niñera. Sus padres
no cubrieron, de ninguna de las maneras posibles, la necesidad emocional básica de
Daniela de conexión y aceptación, como tampoco ninguna de las otras necesidades.
Esta solitaria niña tuvo un mal desempeño en casi todas las materias de la escuela y, al
final, fracasó en la secundaria y tuvo que truncar sus estudios. Como adulto, Daniela
se hospitalizó por sus tendencias suicidas y tiene que luchar constantemente con sus
relaciones, sus finanzas, la depresión, los límites y los temas de autoestima. No es
difícil deducir que las dificultades de Daniela están directamente relacionadas con su
infancia, y no es de sorprender que continúe teniendo problemas para conectarse con
otros y aceptarse a sí misma.
Carolina, de treinta y dos años, nunca fue golpeada ni sufrió abuso sexual. Su
familia se fue de vacaciones e hizo viajes muy bonitos, tenía muchos amigos, asistió a
una escuela privada para chicos ricos, y sobresalía en sus actividades favoritas. Aunque
a ambos padres les resultaba difícil expresar sus sentimientos y tenían estándares muy
altos, ellos creían que era bueno ser firme pero amable y valoraban la disciplina, así como
el esforzarse en hacer lo mejor, ser humilde y mostrar respeto. Su madre tenía un trabajo
de horario flexible de modo que podía estar en casa con sus hijos tanto como le fuera
posible, ya que su padre trabajaba por largas horas como abogado. Su hermana mayor
era problemática y parecía llevarse la peor parte a la hora de la disciplina, mientras que
su hermano menor solía enfermarse mucho, por lo que sus padres pasaban la mayor
parte de su tiempo preocupados por los hermanos de Carolina. Dado este ambiente,
Carolina fue ignorada y no sintió el amor de sus padres. Como adolescente, anhelaba
liberarse y rebelarse contra la vigilancia desaprobatoria que hacían sus padres, quienes
eran algo estrictos y emocionalmente inhibidos. Aunque a sus hermanos les va bien en
sus carreras, Carolina nunca se graduó de la universidad y tiene muchos problemas con
los límites. Así como Daniela, a veces Carolina ha estado en programas de vigilancia
para suicidas, y le resulta difícil mantenerse en un trabajo o mantener una relación
estable. Mucha gente podría mirar a sus padres y a su familia y pensar que ella tuvo el
hogar ideal, pero su necesidad básica de conexión y aceptación no fue cubierta, y ella
tiene problemas para sentirse conectada a la familia y aceptarse a sí misma y a otros.
¿Qué es lo que estas dos mujeres, que provienen de dos hogares muy diferentes, tienen
en común? Su necesidad emocional básica de conexión y aceptación no fue cubierta
por sus padres y ahora, aunque estas dos mujeres deberían ser capaces de funcionar
como adultas exitosas, sus luchas son muy grandes.
La verdadera conexión con nuestros hijos se produce cuando las emociones
se comparten en ambas direcciones, de padres a hijos y de hijos a padres, de manera
que se desarrolla un vínculo afectuoso y saludable y una comprensión empática en
ambos lados. Como resultado, los niños sienten que sus pensamientos e ideas, sus
heridas y sentimientos así como sus victorias y derrotas, tienen un lugar en el corazón
de sus padres, y viceversa. Para nuestros niños, la aceptación ocurre cuando sienten
que sus padres los valoran por como ellos son, con sus fortalezas y debilidades, con
errores y todo, y los consideran una bendición en sus vidas. La conexión auténtica y la
aceptación incondicional hacen que el hogar sea un lugar seguro.
Estos dos conceptos van de la mano. Es imposible estar conectado a un niño
a nivel emocional y al mismo tiempo no aceptarlo. Cuando un niño se conecta,
normalmente la aceptación viene con ello, pues la conexión y la aceptación están
interrelacionadas. Lo contrario también es cierto; cuando hay desconexión, hay
también un sentimiento de rechazo. Los niños se sentirán desanimados y su conducta
reflejará esos sentimientos. Cuando esta necesidad emocional básica está cubierta
adecuadamente, se sientan las bases para una relación duradera, satisfactoria y de amor
genuino entre un padre y su hijo.
La conexión es esencial
Los niños tienen que sentir una profunda conexión emocional con sus padres
a fin de madurar y convertirse en adultos emocionalmente saludables. Ellos deben
sentirse aceptados por sus padres para llegar a desarrollar un saludable sentido de
autoestima. En nuestra opinión, la mayor parte del daño que existe en el mundo actual
es causado porque esta necesidad emocional básica a menudo no es satisfecha. ¡Ah, si
tan solo los padres prestaran atención a la exigencia de cubrir esta necesidad emocional
básica!
De todas nuestras cuatro (más una adicional) necesidades emocionales básicas,
la conexión y aceptación son las que juegan la parte más intensa. No se puede cubrir
esta necesidad básica si los padres insisten en permanecer en una postura lógica. Lo
repetimos, para que los padres se logren conectar con sus hijos y los ayuden a sentirse
aceptados, deben interactuar con ellos a un nivel emocional. Y eso no significa que el
hogar necesita llenarse de gritos, rabietas o llanto. Lo que significa es que los padres
deben lidiar con sus propias dudas respecto a ser vulnerables al expresar emociones
tales como la rabia, miedo, tristeza, vergüenza, alegría, paz y demás.
Cuando pensamos en la importancia de las emociones en la crianza de hijos,
debemos notar que comunicamos nuestras emociones de diferentes maneras, aun
cuando pensamos que las estamos manteniendo bajo control. Los expertos enseñan
que la mayoría de las comunicaciones ocurren no solo con palabras, sino también a
través de medios no verbales tales como lenguaje corporal, tono de voz además de la
forma de comportarse y de mirar. Albert Mehrabian es el creador de la muy citada
frase «la regla 7%-38%-44%». A fines de la década de los sesenta, sus experimentos lo
llevaron a afirmar que las palabras representan únicamente el 7% de lo que finalmente
comunicamos, el tono de voz es el 38%, ¡y el lenguaje corporal representa un enorme
55%! Su trabajo señala la importancia de ser coherentes, que si nuestras palabras están
diciendo una cosa y nuestro tono de voz dice otra cosa, nuestros oyentes creerán a
lo segundo2. Entonces, cuando nosotros como padres pensamos que estamos siendo
solamente racionales, nuestra mirada fría y tono de voz monótono pueden estar
diciendo a nuestros niños que en realidad no nos importan. Cuando decimos las
palabras «adecuadas» mientras nuestro lenguaje corporal repetidamente transmite
desdén o desaprobación, nuestros niños pueden estar experimentando la exasperación.
Trabajar en el contacto visual, el tono de voz y el lenguaje corporal cuando hablamos
con nuestros niños no es solo una buena sugerencia, es esencial si deseamos satisfacer
la necesidad que tienen nuestros hijos de conexión y aceptación.
Cuando esta necesidad emocional básica es cubierta, los padres y los niños
experimentan emociones satisfactorias por igual; las «vibraciones positivas» son casi
tangibles. Se nota una atmósfera ligera en la casa, con padres e hijos que de modo
similar se sienten libres para ser vulnerables y espontáneos los unos con los otros. Esta
experiencia es muy gratificante y crea un sentimiento de que criar hijos es un gozo.
Cuando ocurre lo opuesto, ambos lados se sienten desconectados y rechazados, y el
ser padres se siente más como una tarea agotadora. Por eso, ¡demos tres hurras para la
conexión y aceptación!
Nos hemos dado cuenta de algo que ocurre en las secciones sobre crianza de
las tiendas de libros: la mayoría de títulos tienden a tratarse sobre el cambio en el
comportamiento de los niños. Muy pocos libros enseñan a los padres cómo desarrollar
una conexión significativa y agradable con sus hijos y,sin embargo, el tener tal conexión
con ellos es probablemente la necesidad más importante que tienen mientras crecen.
Algunos papás piensan que esta es una «cosa de chicas», en el sentido de que
únicamente las hijas son las que se benefician de tener cubierta esta necesidad básica.
Pero la necesidad básica emocional de conexión y aceptación no es exclusiva para un
género en particular, pues las investigaciones señalan que la aprobación del padre es
igual de importante para el desarrollo de una autoestima saludable en los niños varones3
(RI5.1). Algunos padres se sienten conectados a sus niños cuando son pequeños, pero
encuentran que después no están tan conectados con ellos cuando son adolescentes.
Según el nivel de autonomía de los niños va creciendo (ver Capítulos Nueve a Once),
debemos mantener la conexión, así como hacer con éxito la transición del liderazgo por
autoridad hacia un liderazgo por relaciones/influencia4. Aquí es donde muchos padres
se equivocan, pues permiten que el nivel de conexión se deteriore con el aumento de
autonomía de sus niños, pensando que tal deterioro es parte inherente del proceso
de crecimiento de sus hijos. Debemos luchar arduamente para asegurarnos de que
nuestros hijos nos dejan suficiente espacio en sus vidas. Si somos indiferentes acerca
de esta gradual separación, terminaremos perdiendo una valiosa conexión que debe
estar en marcha y que los adolescentes necesitan mientras hacen la transición de la
niñez a la adultez. Mientras la autonomía (la segunda necesidad emocional básica) está
creciendo, la conexión debe ser mantenida.
Asimismo, a algunos padres les preocupan que si ellos tienen una fuerte
conexión emocional con sus niños, ello impedirá que los puedan guiar y enseñar, así
como ayudarlos a asumir responsabilidades de manera efectiva. Esto en verdad no es
cierto y, de hecho, la realidad es justamente lo contrario. El Dr. John Gottman llevó a
cabo una investigación sobre el matrimonio y crianza por más de veinticinco años. Él
concluyó que cuanto más conectado emocionalmente está un niño a sus padres, es más
probable que acepte los valores que ellos le inculcan 5.Cuando el nivel de conexión es
alto, la capacidad de los padres para influir en sus hijos también es alta; por lo que la
conexión no es buena solo para los chicos, ¡sino también para los padres!
Cuando los bebés nacen prematuramente y necesitan vivir en incubadoras, los
hospitales saben que únicamente crecerán sanos si están expuestos al toque humano.
Somos creados para conectarnos unos con los otros, especialmente con los seres que
amamos, y los niños necesitan constantemente del cariño de sus padres, no tan solo
cuando están recién nacidos.
Uno de nuestros estudios favoritos que apoyan la idea de la necesidad de
conexión entre los padres y los niños es la investigación realizada entre estudiantes que
asistieron a la Universidad de Harvard entre los años 1952 y 1954. Se les preguntó a
estos estudiantes si las relaciones con sus madres y padres eran cercanas, cariñosas y
amistosas o eran tensas y frías. Treinta y cinco años después, cuando los participantes
tenían mediana edad, sus expedientes médicos fueron recolectados. Los resultados
mostraron que del grupo de estudiantes que había dado una puntuación baja en cariño
parental, el 87% había sido diagnosticado de enfermedades tales como enfermedad
de la arteria coronaria, hipertensión, úlceras duodenales y alcoholismo; mientras que
en el grupo que había dado puntuaciones altas en cariño parental, únicamente el
25% había tenido enfermedades diagnosticadas6 (RI5.2). Así como muchos padres,
ambiciosos académicamente, luchan con uñas y dientes para que sus hijos ingresen a
las universidades más prestigiosas, ¿cuántos hacen ese mismo esfuerzo para conectarse
a sus hijos y mostrarles aceptación?
Algunos padres piensan que amar a sus hijos significa que ellos deben proveerles
techo, ropa, comida, atención médica y educación, y que eso es todo. Pero, ¿qué es lo
que se requiere para que nuestros niños se sientan conectados y aceptados por nosotros
a un nivel que sea adecuado? ¿Los niños sienten que nos agradan? Únicamente seremos
capaces de cubrir esta necesidad de conexión y aceptación si nuestros hijos sienten
que nosotros como padres disfrutamos estar cerca de ellos como individuos. Muchos
padres se encuentran tan consumidos por sus preocupaciones que, o no tienen espacio
en su corazón para conectarse con sus niños, o consideran que sus hijos los estorban
alcanzar las metas.
sobre la crianza:
Haim Ginott fue un psicólogo clínico y terapista quien escribió un libro
exitoso en ventas titulado Entre padres e hijos. Él dijo que los padres debían aceptar
los sentimientos de los niños, pero no necesariamente sus conductas. Asimismo, creyó
firmemente que los padres y maestros deben conectarse con los niños y aceptarlos. En
su libro señaló que como psicoterapeuta de niños, atendió a chicos que padecieron
trastornos emocionales. Dijo que si veía a una niña en terapia una hora a la semana
durante un año, era muy posible que sus síntomas desaparecieran; ella se sentía
mejor respecto de sí misma, se llevaba bien con otros e inclusive dejaba de moverse
nerviosamente en la escuela. Ginott plantea que la ayuda que le dio fue comunicarse
con ella de una manera única, usando todas las oportunidades que se presentaban
para mejorar los sentimientos que ella tenía sobre sí misma. Su conclusión fue que,
si una comunicación afectuosa puede llevar a que niños enfermos se curen, los
principios y práctica de dicha comunicación pertenecen a los padres y maestros; si
bien los psicoterapeutas pueden ser capaces de curar, únicamente aquellos que están
en contacto diario con los niños pueden evitar que éstos necesiten ayuda psicológica7.
Rudolf Dreikurs, discípulo de Alfred Adler, quien fue entrenado por Freud,
escribió Children: The Challenge (Los niños: el desafío [publicado en español con el
título Aprendiendo a ser padres]). Uno de sus bien conocidos principios para explicar la
mala conducta y la importancia de la comunicación no verbal es que un niño que tiene
mal comportamiento es un niño desmotivado, porque de miles de maneras sutiles, ya
sea por el tono de voz o por las acciones, le indicamos al niño que lo consideramos
un incapaz, un inútil y, en general, alguien inferior8. Otro de sus principios es que los
padres muchas veces no saben de qué manera están desmotivando a sus hijos, esto
ocurre en formas muy sutiles, tanto verbalmente, como con el tono de voz y el lenguaje
corporal9.
David Elkind es un profesor emérito de la Universidad de Tufts, en
Massachusetts, Estados Unidos y escribió varios libros exitosos en ventas incluyendo
The Hurried Child (El niño apresurado). Elkind sostuvo lo siguiente respecto a cómo el
presionar a los niños académicamente y apresurarlos a crecer más rápido que su ritmo
normal los coloca en una situación de riesgo:
y de mantenerse tranquilos cuando estén bajo estrés lo cual, además, les hace tener
menores probabilidades de tener un mal comportamiento 14.
La investigación de Gottman demuestra que la práctica de la empatía por parte
de los padres hace que los niños se sientan apoyados, pues sienten que sus padres son
sus aliados y, por eso, es más probable que acepten los valores de ellos.
Este es el hilo común que recorre todas las excelentes filosofías sobre crianza
arriba señaladas: los padres deben conectar con sus niños de modo empático en lugar
de causarles exasperación. Esta no es simplemente una buena idea; es la base para
una crianza efectiva y saludable; es el cimiento para ser padres lo suficientemente
buenos.
Capítulo Seis
EL DOMINIO DE LA
DESCONEXIÓN Y EL RECHAZO
Cuando el abuso sucede, sobre todo cuando ocurre repetidas veces, los niños dejarán
de confiar, producto de la necesidad de protegerse. Se volverán cautelosos y les costará
mucho más que a otros el tener vínculos afectivos, hacer amigos, y aceptar ayuda.
Ellos buscan los objetivos que tienen los demás y, a menudo, leerán algo negativo en
sus acciones y tendrán dudas sobre sus motivos, sintiendo que quieren aprovecharse
de ellos o causarles daño. Están en constante alerta. Cargan el dolor y la desconfianza,
llevándolas a sus relaciones e interacciones adultas, y frecuentemente malinterpretan
las palabras de los demás. Les cuesta mucho dar el beneficio de la duda a los demás y
fácilmente caen en etiquetar o juzgar a otros.
Como paladines de la justicia, quienes experimentan esta trampa de vida
tratan continuamente de exponer la hipocresía de otros a pesar de que no hay nada
de eso. Algunas veces no tienen una buena opinión de las personas que son cariñosas
y afectuosas, por cuanto la ven como débiles en un aspecto que ellos valoran. Las
personas que está en esta trampa de vida de la desconfianza ve todo blanco o negro.
En vez de entender que los motivos de las personas generalmente se ubican en algún
punto de una variedad de posibilidades, ellos automáticamente ponen a la gente en
dos categorías: aquellos en los que se puede confiar y aquellos en los que no. Le hacen
«pruebas» a la gente («¿Me pregunto si ella se acordará de mi cumpleaños?») sin decirles
que están siendo sometidos a ello y a la larga, todos fallan en las pruebas, lo cual
demuestra que ellos tenían razón al no confiar.
El ambiente familiar en el que pudo haberse desenvuelto durante su infancia y que
podría haber causado que esta trampa de vida se desarrolle:
HOLA, ALBERTO Y
AUGUSTO. HE TENIDO A MÍ NO ME FUE BIEN.
GANAS DE VERLOS TUVE EN MI EXAMEN
TODO EL DÍA. PEORES NOTAS DE LO LO SIENTO, QUERIDO;
QUE ESPERABA.
NIÑOS, ¿CÓMO
LES FUE HOY?
A MÍ ME FUE
MUY BIEN.
ES QUE NO ESTU
YA SEFUE
SU BUEN
HUMOR.
PUBLICISTA.
¡NI PENSAR!
ME VERÁ TAL Y
COMO SOY.
LO IMPORTANTE ES
YO TAMBIÉN LEÍ ESE ARTÍCULO QUE DICE PUES A ESTAS ALTURAS DE TU VIDA DEBERÍAS
QUE CUANDO ABRAHAM LINCOLN TENÍA LLEGAR MUCHO MÁS LEJOS. LEÍ ALGO SOBRE LA VIDA
TU EDAD SE VOLVIÓ PRESIDENTE DO ABRAHAM LINCOLN. ¿SABÍAS QUE CUANDO TENÍA
DE LOS EEUU. TU EDAD ESTUDIABA A PESAR DE HACERLO
A LA LUZ DE LAS VELAS?
NO IMPORTA LO QUE HAGA,
NO SOY LO SUFICIENTE-
MENTE BUENA. NO PUEDO
ESPERAR A REVISAR
MI FACEBOOK.
MI AMOR!
¡SORPRESA!
GRACIAS.
PERFECTO.
MAMÁ, PERO YA ME
REGALASTE LA MISMA
PERO YO TE IMAGINO
COMPARTIENDO CON YO TAMBIÉN.
TODOS DE NUEVO.
PARA LA TERAPIA.
ELRESTO…
HMM…
EN TU CASA.
¿CÓMO ES QUE
NADIE DICE NADA
EN ESTA CASA?
• Los padres del niño pusieron mucho énfasis en el éxito de un área que
no era su fortaleza. Por ejemplo, puede que ellos se enfocaran en las
ciencias, cuando el área fuerte del niño era las artes.
• Cuando el niño no tuvo éxito en algo, sus padres fueron duros con sus
críticas y le decían que era un fracasado.
• El niño no recibía mucho ánimo de sus padres respecto a sus fortalezas
y siempre trataba de llamar su atención.
• Los padres del niño siempre lo comparaban con sus hermanos o con
sus primos o bien, puede ser que él escuchara que alardeaban de estas
personas, pero no de él, por lo que perdió la motivación para dar lo
mejor de sí.
• Amigos, maestros o compañeros lo hacían sentir menos debido al
racismo u otras razones, y puede que él niño les haya creído.
¡PARA QUÉ ME
PREOCUPO SI SOY
UNA FALLA!
UN FRACASADO.
GUSTAVO, TÚ NO
ERES UN FRACASADO.
vergüenza. Asimismo, pon atención cuando alguien muestra un interés mayor que el
normal en tu niño. Igualmente, puedes ayudar participando activamente de servicios
de prevención como actividades de educación pública, programas de ayuda a la familia
o clases de escuela para padres. No te olvides de proteger a tus hijos del abuso sexual
en Internet. (Se discutirá más al respecto en la sección «Zona básica de seguridad»
correspondiente al Capítulo Trece).
Capítulo Siete
los niños entienden lo que significa estar ocupado y ellos, definitivamente, saben lo
que sus padres valoran y aquello para lo que dan su tiempo. Por ello, cuando un padre
separa un tiempo individual para pasar con cada niño, eso tiene un gran impacto.
Tener un tiempo personal con los hijos tiene otros beneficios: es un antídoto
contra la rivalidad entre hermanos (Javier no puede decir que su hermano es tu hijo
favorito ¡si le das la debida importancia a tener tiempo a solas con cada hijo!). Además,
ayuda a aquel niño que tiene un temperamento más sensible o compensa las diferencias
cuando hay un niño con necesidades especiales en el hogar. Una familia a la que
aconsejábamos tenía un niño que había estado en un régimen estricto de insulina desde
su nacimiento, por lo que cada dos horas la mamá tenía que despertarse y revisar cómo
estaban los valores de su hijo más pequeño. Por supuesto, la mamá estaba exhausta y
rara vez tenía tiempo para el niño más grande, quien trataba, lo mejor que podía, de
ganar el favor de su madre. Después de poner en práctica esta recomendación (de tener
tiempos personales con cada hijo) por tan solo dos semanas (¡y de contratar a alguien
para que ayude con las tareas domésticas!), el semblante del hijo mayor había cambiado
¡al punto de que su Papá decía que era como una nueva persona!
El poder de conectarse, trabajar y jugar (¡y a los papás les encanta jugar!)
La manera en que un padre se conecta con su hijo varía enormemente de una
etapa a otra en el desarrollo del niño. Es importante prestar atención a las necesidades
del niño en sus diferentes etapas, por lo que hemos incluido dichas etapas aquí, con
una explicación de cómo hacer posible la conexión.
La infancia
La conexión empieza en la infancia. Los padres no deben esperar que el niño
hable para enfocarse en la conexión. Cuando el bebé tiene alrededor de tres meses, los
padres pueden captar la atención de su hijo. Ellos usan una voz aguda y hablan lento
y de modo repetitivo; este tono de voz produce una respuesta positiva y comunica
conexión. Si el padre está en el estado de ánimo adecuado, la conexión ocurre durante
todo el día: al darle de comer, al hablarle suavemente, al acariciarlo, al hacer dormir al
bebé o al cantarle. Incluso cuando los padres juegan con el niño, se están conectando
con él.
Hemos tomado prestado de David Elkind la idea de que hay tres impulsos
innatos que empoderan el pensamiento y la acción humana: «conectar, trabajar y
jugar»12. Para decirlo de modo simple, tener el balance correcto de conexión, trabajo
y juego nos ayuda en nuestro viaje a ser padres lo suficientemente buenos, en tanto
aprendemos a satisfacer la necesidad básica emocional de conexión y aceptación sin
descuidar las otras necesidades básicas emocionales13. Al igual que Elkind, nosotros
creemos que el conectar, trabajar y jugar funcionan juntos, pero en el curso del tiempo
se van separando cada vez más. Nos gustaría construir sobre la base que Elkind sentó y
ser más específicos respecto a la manera en que estos tres impulsos evolucionan con la
edad, mientras hablamos acerca de cubrir la necesidad emocional básica de conexión y
aceptación (véase Figura 7.1).
año para los padres. (Quizás es por ello que Estocolmo ocupa el primer lugar entre las
diez ciudades más habitables, ¡pese a que está a oscuras la mitad del año!). Hay muchas
alternativas para superar las demandas de la vida moderna o «carrera de ratas». Quizás
los padres pueden contratar ayuda temporal para las tareas domésticas a fin de que su
atención pueda dedicarse a su bebé y tener un trabajo de medio tiempo, o un trabajo
desde casa, o de horario flexible. Quizás dos parejas puedan vivir en el mismo hogar y
compartir más, de modo que las mamás pueden estar tiempo completo con sus bebés
o se pueden ayudar las unas a las otras a cuidar a sus niños cuando la otra necesite
trabajar. Esto nos llama a ser creativos y a tener un pensamiento flexible. Sabemos que
esta no es necesariamente una recomendación muy popular para llevar a cabo, pero por
el bien de ver a una generación de niños cuya necesidad de conexión y aceptación sea
satisfecha por sus padres, estamos dispuestos a arriesgarnos y a mencionarla.
desarrollada mientras uno se siente seguro, explora y desarrolla lazos afectivos con los
padres (no aquella que proviene del aprendizaje memorístico) está determinada por los
primeros dos años de vida14. Entonces, en vez de gastar todo ese dinero preocupándose
en cómo pagar por una guardería con los últimos adelantos, ¿por qué no gastar dos
años en cuidar a tu bebé, brindándole una inteligencia que sea significativa? Verás los
beneficios en el futuro.
Los bebés se vuelven muy apegados a sus cuidadores primarios luego de seis a
ocho meses. (Pero aunque le parezca extraño a los padres, un bebé no se dará cuenta
de que es una persona completamente distinta ¡hasta que tenga alrededor de dieciocho
meses!). Si los bebés están gateando, disfrutarán alejarse de sus padres, empoderados
ante su nueva habilidad, pero luego querrán regresar cuando se den cuenta de que «estoy
demasiado lejos». Cuando eso ocurre, los padres deben recibir a su nuevo explorador
con los brazos abiertos y con una gran sonrisa, para decirle: «¿Y a dónde te estabas
yendo?» (Por supuesto que las madres en realidad están mirando para asegurarse de que
los bebés están bien, ¡solo que estos no lo saben!). Los padres pueden frustrarse cuando
sus bebés son muy apegados a ellos. Antes de entrar a esta etapa, los bebés generalmente
pueden ir a los brazos de extraños y pueden ser dejados en la oscuridad sin miedo, pero
alrededor de los ocho meses, más o menos, empezarán a mostrar señales de ansiedad
ante la separación, como el miedo de ir o estar en los brazos de extraños. Es normal.
Disfrútalo mientras dure; los bebés crecen demasiado pronto y ¡luego son los padres
quienes sufren de ansiedad por la separación!
Los bebés con un apego sólido tienen madres que responden rápidamente a sus
señales. Dado que la necesidad de apego es una parte natural en el desarrollo infantil,
las madres no deberían irritarse. Por ejemplo, si una madre necesita salir del cuarto de
su niño por un momento, ella debería mostrarse entusiasta al volver. Esto ayudará al
bebé a aprender que la madre es confiable y predecible. Si la madre no es confiable, el
bebé se sentirá inseguro y esa falta de confianza podría facilitar, más tarde en su vida,
el desarrollo de trampas de vida tales como la privación emocional, la desconfianza o
el abandono.
Los padres deben cuidarse de pelar entre sí o con sus parientes políticos delante
de los bebés, pensando que éstos son muy jóvenes para darse cuenta. La infancia es un
tiempo en que las vías del sistema autónomo nervioso se están desarrollando (véase
Capítulo Dos). Gottman dice que cualquier cosa que le suceda a un niño a nivel
emocional durante estos primeros meses de vida puede tener un efecto significativo
y duradero en el tono vagal de éste, es decir, en su capacidad de regular el sistema
nervioso, lo cual marca una diferencia en la capacidad a largo plazo que tiene un bebé
para responder a los estímulos, calmarse a sí mismo y recuperarse del estrés15.
Tener una rutina definida para los bebés es importante, sobre todo a la hora de ir
a dormir. Un ritual para ir a dormir es uno de los recuerdos más preciados de conexión
que un padre puede construir con un hijo. Aquí les damos algunas recomendaciones
que pueden adoptar los padres al llevar a sus hijos a la cama (probablemente vas a
experimentar con muchas opciones, pero estas son algunas que han funcionado para
nosotros).
Dado que recomendamos hablar a los bebés casi todo el tiempo, los padres
deben empezar diciéndole a su bebé que es momento de darse un baño e ir a la cama.
Esto hace que los padres adquieran esta costumbre, de modo que, cuando su hijo está
en la etapa más pequeña, ellos están acostumbrados a dar un aviso de que la hora de
dormir ya está llegando. Los padres pueden dar al bebé un baño, frotar sus pequeñas
encías, ponerle un pañal limpio, colocarle los pijamas y cantarle canciones de cuna
durante su última comida, todo en un cuarto que esté cómodamente a oscuras y en un
ambiente relativamente tranquilo. (Por supuesto, en el caso de bebés pequeñitos, estos
se logran dormir con frecuencia por cortos lapsos de tiempo, ¡y realmente no está en tu
control saber cuándo!). Normalmente, los padres mecerán y cantarán al bebé hasta que
se duerma, luego lo colocarán en una cuna que sea segura, que cuente con paredes que
impidan que el bebé se caiga, gatee o salte afuera en medio de la noche. En el caso de
recién nacidos, es común que los padres coloquen a sus bebés para dormir en un cunita
o una canasta conocida como «moisés», que es armada en el dormitorio de los padres,
lo cual hace más fácil darles de comer de noche y tranquiliza a los padres.
Una vez que un bebé saludable haya cumplido los tres meses de edad, nuestra
opinión es que los padres pueden sentirse cómodos de dejar el cuarto, inclusive si el
bebé está despierto. En tanto la madre mantenga el vínculo todo el día y responda al
niño en otros momentos, el bebé no sufrirá si se le deja llorando hasta dormirse. En
nuestra opinión, ayudar a los bebés a dormirse por sí mismos y mantenerse durmiendo
durante toda la noche es crucial por tres razones:
obligados a recordarles a los padres que deben pedir ayuda cuando se sientan fatigados.
Esto es muy importante para prevenir la depresión, el descuido y el abuso.
Erik Erikson, uno de los psicólogos del desarrollo más influyentes del mundo,
dijo que en este período debe lograrse un balance entre el sentido de autonomía del
niño y su sentido de vergüenza y duda 18. Esto significa que cuando los niños son
curiosos y hacen todo tipo de preguntas, los padres deben responder alegremente, en
vez de hacerlo recriminándolos, pues si no, ello puede producirles un sentimiento de
vergüenza y culpa. Kagan dice que los padres deben asegurarse de hacer preguntas
abiertas en esta etapa en vez de preguntas cerradas que exigen un sí o no como respuesta.
De lo contrario, los niños se vuelven renuentes a tomar la iniciativa y pueden volverse
retraídos, y estos rasgos pueden ser llevados a sus vidas adultas 19.
De los tres impulsos de Elkind, jugar y conectar son todavía los más
predominantes (véase Figura 7.1: 18 meses a 3 años). El trabajo empezará a ser
introducido, pero en pequeñas dosis, tales como el aprender el alfabeto e identificar los
números y colores. El componente de trabajo es, por lo tanto, un poquito más grande
que en la etapa previa. Como señaló Elkind, cuanto más se da el trabajo en forma de
juego, mejor encajará con los niños pequeños. No es necesario aumentar el impulso al
trabajo demasiado pronto. Muchas sociedades presionan a los niños a aprender a una
corta edad, más de lo que ocurría en generaciones anteriores, a pesar de que bastantes
investigaciones han demostrado que esto puede producir más daño que ventajas. Los
padres, debido a la ignorancia o el miedo, andan desesperados en busca de las escuelas
más efectivas en enseñanza preescolar para preparar a sus hijos para el futuro.
Respecto a enviar a los niños a la escuela demasiado temprano, Kagan sostiene:
Entonces, si bien puede que haya apuro en que los niños se eduquen y estén
expuestos a contenidos de matemática y lectura a fondo, ¡no te dejes llevar por la
corriente! Los padres deben enfocarse en buscar conexión en vez de educación. Y el
juego, no el trabajo, es la mejor manera en que pueden conectar con sus hijos.
Los niños disfrutan haciendo juegos de imaginación o simulación, y una
excelente manera de conectar con ellos es el participar en sus juegos de fantasía. Los
chicos disfrutan haciendo castillos y casitas en el árbol, ponerse disfraces y jugar a
simular a que ellos mismos son superhéroes; pero también disfrutan cuando sus padres
se les unen a estos juegos. (Debemos aclarar que no estamos diciendo que los padres
tienen que jugar durante horas y todos los días).
Las madres deben encontrar maneras de pasar tiempos divertidos con sus niños
pequeños, no simplemente darles de comer o bañarlos, sino jugar y leerles muchos
cuentos. Es importante que separen un tiempo para participar en tareas como, por
ejemplo, armar juntos rompecabezas sencillos. Las madres deben compartir con sus
niños actividades que a ellos les gusten. Es una tentación para las madres que trabajan
el usar el cansancio como una excusa para no jugar, pero si las mamás únicamente
dan a sus niños la poca energía que les queda, entonces el crecimiento de ellos se verá
afectado a largo plazo. Animamos a las madres a asegurarse de dar lo mejor de sus vidas
a sus hijos y no a sus jefes. El cubrir la necesidad emocional de conexión y aceptación
necesitan muchos abrazos, cariño y el sentir que son especiales, aun si cometen errores.
Gottman señala que muchos psicólogos creen que el estruendoso estilo de jugar
al caballito de los papás brinda un importante camino para ayudar a los niños sobre
las emociones. Él da el ejemplo de un papá que juega a ser un atemorizante oso que
persigue por todo el patio a un encantado niñito o que levanta y da vueltas al niño sobre
su cabeza para jugar al vuelo de avión. Según Gottman, dichos juegos permiten al niño
experimentar la excitación de estar solo un poquito asustado, pero al mismo tiempo
divertirse y emocionarse; y, al jugar bulliciosamente con papá, el niño ha aprendido
cómo leer las señales de otras personas cuando los sentimientos se desbordan, cómo
generar sus propios juegos emocionantes y reaccionar ante los demás en formas que
no son ni demasiado sosegadas ni le hacen perder el control, y cómo mantener sus
emociones a un nivel que es óptimo para que los juegos estén llenos de diversión23.
Los padres que dedican veinte minutos al día, durante la semana, y un tiempo
mayor los fines de semana a jugar y a divertirse con sus niños cosecharán beneficios
duraderos de la conexión que tendrán con sus hijos y ¡éstos cosecharán beneficios
duraderos de un sinfín de áreas!
Cuando pases tiempo con tus niños en esta etapa, trata de realmente disfrutarlo
y libérate de tus inhibiciones. La casa quedará desordenada, pero está bien, porque ¡la
conexión está siendo construida! Evita pasar tiempos prolongados en las computadoras,
tablets, etcétera. En estos tiempos y en esta etapa, muchos padres compran a sus hijos
aparatos electrónicos para mantenerlos ocupados. El interactuar de modo constante
y personal con tus hijos no es algo que pueda ser sustituido por juguetes caros. El
enfoque más importante en esta etapa es aprender a interactuar y socializar. (Un padre
sabio que conocemos dijo que el mejor «software» para enseñar a los niños cómo leer
era sentarlos en el regazo de sus padres).
Jugar es mucho más divertido si los hermanos no se llevan muchos años de
diferencia; si la diferencia es muy grande, el juego podrá necesitar ser hecho, a veces,
separadamente. El tipo de actividades determinará cuando deberán ser combinadas.
Como padres, a veces nos aburrimos con la repetición, pero los niños a esta
edad no se cansan del mismo viejo juego de las escondidas, ¡pues a ellos les gusta
esconderse en los mismos lugares! No te desalientes por esto, sino tómalo como parte
del desarrollo del niño. ¡Aprende a disfrutarlo tanto como ellos! Ellos leerán tu rostro y
sabrán si están tan involucrados como ellos en el juego.
Padres, recuerden el dejar ganar a sus hijos algunas veces. Es una buena idea
ganar en algunas ocasiones para que puedas ver sus reacciones, porque creemos que
es bueno ayudar a los niños a ser perdedores que demuestran gracia. Cuando los
hermanos están jugando, ayuda a que todos ganen en diferentes momentos. Aun si
uno de ellos puede que no sea el corredor más rápido, tú como padre puedes ver la
manera de ayudar al hijo más débil a ganar de tiempo en tiempo. Esto ayudará a todos
a sentir confianza en que el juego es imparcial.
Las madres necesitan brindar su apoyo cuando los papás estén jugando
alborotadamente con los niños. Muchas madres advierten a sus esposos respecto a lo
que es y no es seguro, lo cual puede colocar un freno innecesario en el espíritu que
hay en la casa. Si el hogar está demasiado tranquilo, la vida puede volverse aburrida y
otras necesidades no serán cubiertas. Las madres no deben reaccionar exageradamente
cuando ocurren pequeños cortes y rasguños. Si un niño se cae, la reacción de la madre a
menudo tiene una fuerte influencia en la reacción del niño. Si el niño está llorando y los
padres están tranquilos, esto ayudará al niño a que se tome la caída con tranquilidad.
Tampoco critiques al niño, al pedirle que sea fuerte o «aguante». Así que, hay que
ser empáticos pero, al mismo tiempo, no hay que reaccionar exageradamente. Los
accidentes ocurren, y en el transcurso de su infancia, hay que esperar que nada grave
ocurra.
La niñez temprana
A esta edad, los niños generalmente están todavía más emocionados en jugar con
sus padres que con otros niños, pues la conexión y el juego aún son una parte importante
de la misma actividad. El trabajo ahora puede haber aumentado, pero observa que es
predominantemente dentro del juego (véase Figura 7.1: Aproximadamente 4 a 7 años).
Los padres suficientemente buenos evitarán caer en una mentalidad de pánico para
apresurar a sus hijos y llenarlos de información, lo cual es más dañino que positivo. Los
niños necesitan disfrutar su niñez. Debemos asegurarnos de que nuestros hijos tienen
tiempo suficiente para juegos organizados y también para juegos libres, pues ambos
son importantes para un desarrollo sano. La razón por la cual seguimos repitiendo
la necesidad del juego es porque las investigaciones demuestran que el tiempo libre,
el recreo y las actividades no estructuradas al aire libre, todas ellas, han decaído
drásticamente a lo largo de los años (RI7.5).
Por veinticinco años, hemos vivido en Singapur, un pequeño país para el cual la
educación es prácticamente una religión. El primer ministro de Singapur recientemente
se expresó su preocupación durante un discurso respecto a una exagerada exigencia de
enseñanza por parte de los padres, conllevando a que estos se cuestionen el permitir
que sus hijos jueguen, puesto que podrían, a causa de esto, ser superados por otros en
la escuela:
En vez de crecer de modo estable y feliz, él crece de modo neurótico y
limitado. El no tener tareas de la escuela no es algo malo. Es bueno para los
niños pequeños el jugar y aprender a través del juego24.
Inmediatamente después de los comentarios del primer ministro, el periódico
de Singapur, The Straits Times, transcribió un artículo del New York Times titulado
«Simon Says Don’t Use Flashcards» (Simón dice, no usen láminas didácticas). Informó
ese diario así:
Los padres que quieren estimular el desarrollo cerebral de sus hijos
a menudo se enfocan en cosas como lectura precoz, láminas didácticas y
audios de lenguaje. Pero una creciente cantidad de investigaciones sugiere
que el jugar cierto tipo de juegos de infancia puede ser la mejor manera de
aumentar la capacidad de un niño para que le vaya bien en la escuela. Las
variantes de juegos pasados de moda como «Inmóvil/Las estatuas» o «Simón
dice» requieren niveles relativamente altos de funciones ejecutivas, poniendo
a prueba la habilidad del niño de prestar atención, recordar reglas y demostrar
auto control, cualidades que asimismo predicen el éxito académico25 (RI7.6).
Entonces, los padres deben jugar con sus hijos y facilitar que ellos tengan
tiempo tanto para el juego libre como para el estructurado.
A esta edad, los niños necesitan estar expuestos a una variedad de actividades.
Están justo empezando a desarrollar relaciones con otros niños, pero generalmente en
esta etapa esas relaciones no son fuertes. Gottman señala que normalmente los niños a
esta edad juegan mejor en parejas con otros niños26, pero el juego grupal en el patio de
juegos es también muy útil.
Los padres también deben sacar ventaja de lo que significa esta etapa, ya que
estos son los años en los cuales los niños no rechazarán estar con sus padres. De hecho,
ellos esperan ansiosos jugar con sus padres. Estos son los años en que ellos piensan
que sus padres son súper. Si los padres se preocupan de esto, estarán pasando bastante
tiempo junto a todos sus hijos en conjunto y también con cada uno individualmente;
eso servirá como una buena base para los años que vendrán. Es absolutamente crucial
que los padres encuentren maneras de jugar y producir risas en sus hijos. Hábitos
como el pasar tiempos individualmente formarán parte de los recuerdos de más larga
duración y los padres deben ser capaces de evitar que en una etapa su hijo no quiera
hablar para nada con ellos. Si lo hacen con el ánimo de divertirse, con el tiempo los
padres desarrollarán la conexión con sus hijos y también sentarán las bases para que
ellos se conviertan en adultos sanos y capaces.
Aquí van más consejos respecto a pasar tiempo con los niños en esta etapa:
y otra vez. Si les gusta la variedad, trabajen juntos para ser creativos.
Algunos niños disfrutarán sentándose y hablando, otros no. En general,
el juego es todavía la mejor manera de conectar. Hablar es importante
también, pero trataremos de ello en el próximo capítulo.
• No es extraño que tengan amigos imaginarios, sobre todo cuando los
niños están pasando por una transición o sintiéndose alterados. No te
preocupes, Agatha Christie es una de las autoras con más éxito en la venta
de sus libros de todos los tiempos. En su autobiografía, ella recordaba
que muchos de sus primeros recuerdos incluían amigos imaginarios y
ella continuó sus conversaciones con algunos de ellos en su adultez. Así
que, ¿quién sabe? ¡Puede que estés criando a otro futuro escritor con
éxito en ventas!27
Los niños, a esta edad, puede que no quieran participar en largas conversaciones,
pero es útil para los padres enseñar a sus hijos a identificarse y estar en sintonía con
emociones tales como la tristeza, alegría, miedo, entusiasmo, decepción, anhelo o
rabia. Esto puede lograrse teniendo el hábito de preguntarles sobre sus «buenas y malas
noticias que ellos preferirían hablar estando a solas con su padre o que, simplemente,
puede que se hayan olvidado de mencionarlo antes.
La infancia intermedia
Durante este período de edad, el cambio entre conectar, trabajar y jugar
continúa. Aun los niños que se van acercando a la adolescencia todavía necesitan jugar,
sobre todo con su padre (véase Figura 7.1, Aproximadamente 8 a 12 años). En esta
etapa, el trabajo ahora aumentará un poco, especialmente en cuanto a la escuela, y
el tiempo para jugar disminuirá proporcionalmente. Los padres deben tener cuidado
de que el juego no sea eliminado. Algunos padres pueden querer que sus chicos estén
tan preparados académicamente que los presionarán para estudiar mucho, inclusive
después de las horas de la escuela, con poco tiempo para jugar que no sea el tiempo de
recreo en el colegio. En todo caso, la conexión debe mantenerse la que, sin duda, está
involucrada en el juego.
Recuerda, los niños a esta edad todavía quieren realmente tu amor y conexión,
pero puede que no quieran que los demás lo sepan. Puede que rechacen manifestaciones
abiertas de cariño y amor. Los varones, sobre todo, preferirían saludar diciendo «dame
los cinco» que dando besos en público, pero los padres no deben dejar de mostrar
cariño en privado. A los chicos a esta edad aún les encantan los tiempos de lectura
junto a mamá antes de dormir o que su papá los acueste, lo creas o no.
Esta es una edad en la que muchos asuntos como ganar, perder, verse mal, la
vergüenza y el miedo se volverán una realidad para ellos. Cuando se discute sobre estas
emociones, los niños deben ser capaces de procesar sus sentimientos y encontrarle
sentido a las cosas sin sentirse raros. Ellos aún necesitan de sus padres para ayudarlos
a enfocarse en otras personas a fin de que entiendan que la vida no gira únicamente
en ellos, o en ganar. Y como lo dijimos anteriormente, cuando vemos a los niños
interactuar con otros chicos, o con los miembros de la familia, deben recibir el ánimo
específico en estas áreas.
Asimismo, durante esta etapa, el juego tenderá a darse mediante actividades
según cada género. En la última parte de esta etapa (de diez a doce años de edad), los
niños preferirán jugar con los niños, y las niñas con las niñas. Éste puede ser también
un buen tiempo para que los padres vayan a ver los equipos deportivos en los cuales
sus hijos juegan. Es alarmante ver a qué grado los padres espectadores se vuelven
competitivos, mucho más de lo que sus hijos lo hacen en la cancha.
Los chicos a esta edad verán con más claridad sus fortalezas y debilidades. Es
probable que hablen más. Ellos quieren y necesitan de sus padres el constante ánimo
y aceptación. Si están participando de un deporte o competencia y sienten durante el
transcurso del juego que sus padres no los valoran, o que sus padres pasan tiempos con
ellos por obligación, se transmitirá el mensaje con sentido opuesto al de la conexión
y aceptación. Muchas veces, cuando un niño no gana, un padre puede decir «buen
trabajo» o «está bien, ganar no lo es todo», pero el tono de voz, las expresiones faciales
La adolescencia
El período de la adolescencia es descrito como los años que van desde la
pubertad a la adultez. La Academia Americana de Pediatría divide este período en
tres etapas32: la adolescencia temprana, generalmente entre los doce y trece años; la
adolescencia intermedia, entre los catorce y dieciséis años, y la adolescencia tardía,
entre los diecisiete y veintiuno años.
La pubertad se define como el tiempo en que los cambios biológicos ocurren,
y para muchos, suceden durante la adolescencia temprana e intermedia. En esta etapa,
los adolescentes tienden a ver las cosas como blanco y negro, y no son capaces de fijar
su mirada en objetivos a largo plazo o en las consecuencias de aquello que hace de
modo correcto o incorrecto. Para cuando llegan a la adolescencia tardía ya son capaces
de pensar de una manera muchísimo más compleja y racional. Recordemos las ideas
de Nucci33 sobre los diferentes tipos de moralidad (véase el Capítulo Tres). Algunos
adolescentes se sentirán resentidos con sus padres cuando insisten en el cumplimiento
de ciertas reglas si sienten que estas no son verdaderamente importantes. Para poder
mantener la conexión, ¡los padres no deben hacer tanto problema de estas cosas!
La adolescencia ha sido vista como un punto de transición entre la niñez y la
adultez. Los adolescentes aún tienen sus comportamientos de niños, pero al mismo
tiempo, están también tratando de ser adultos y pueden reaccionar agresivamente
cuando los padres no les dan la independencia que ellos ansían. Más que en ninguna
otra etapa, este es el tiempo cuando ellos empezarán a alejarse y quizás ya no quieran
estar tan apegados a sus padres. A pesar de que en su interior desean saber que son
amados por sus padres y que están cercanos a ellos, los adolescentes darán la impresión
de que lo contrario fuera cierto. (La comunidad Putting Family First reporta que en
una encuesta nacional en los Estados Unidos de América, de una muestra significativa
de adolescentes estadounidenses en el año 2000, el 21% calificó como sus dos
preocupaciones más importantes «el no pasar suficiente tiempo junto a sus padres» e
inquietudes relacionadas a la escuela34). Entonces, vemos que ellos reaccionarán como
si no necesitaran conectarse, pero sus padres deben perseverar y encontrar una forma
de entrar en sus vidas.
Queremos advertir enfáticamente a los padres que eviten no pasar tiempos con
sus hijos adolescentes, debido al pensamiento equivocado de que las relaciones con los
amigos de éstos son más importantes que las relaciones con sus padres. Pasar tiempos
regulares personales es crucial; toma bastante esfuerzo y mucha paciencia, pero los
resultados finales lo valen mucho.
Los adolescentes se preocupan muchísimo sobre las opiniones de sus semejantes.
Su círculo social se amplía y ellos quieren tomar sus propias decisiones respecto a con
quiénes pasar el tiempo y a quiénes estar cercanos. Cuando eran más pequeños, sus
padres tenían más influencia sobre estas decisiones, pero en esta etapa ellos quieren
tener más voz. Se están esforzando por tener su propia identidad como personas, pero
se preocupan mucho de lo que otros piensan de ellos. Hay una tremenda cantidad de
sentimientos de que se tiene derecho a algo, pero en términos generales, este tipo de
sentimiento de merecer algo es temporal. Con el tiempo, mientras los adolescentes
maduran, esta percepción desaparece, siempre y cuando los padres continúen cubriendo
adecuadamente todas sus necesidades básicas emocionales.
Cuando los niños llegan a esta etapa, la interacción entre conectar, jugar y trabajar
experimentará cambios muy considerables (véase Figura 7.1, Aproximadamente 13
a 17 años). Ellos encontrarán nuevos intereses, y el trabajo en la escuela aumentará
drásticamente. Para los padres, pareciera que nuestros adolescentes súbitamente tienen
poco o ningún tiempo para «jugar» con sus padres, pero siempre se las arreglan para
encontrar tiempo para jugar con sus amigos. Las relaciones entre semejantes son una
parte muy importante en la vida de un adolescente y continuarán siéndolo en tanto ellos
avancen en convertirse de jóvenes adolescentes a adolescentes mayores. Sin embargo,
la mayoría de adolescentes que pasaron tiempos regulares con sus padres en los años
previos, y que se sienten conectados y aceptados, disfrutarán el pasar tiempo con su
familia. Aún en ese momento, puede que se resistan a ello, ante lo que sugerimos,
¡perseverar, perseverar y perseverar!
Pasar tiempo con adolescentes requiere ser muy determinados e intencionales;
exige que veamos como encajar en su horario. Algunos padres encuentran útil sacar el
máximo provecho de las siguientes oportunidades:
Capítulo Ocho
EMPATÍA Y VALIDACIÓN
DE LAS EMOCIONES
el hecho de ver una película sobre otra persona, sumergiéndonos en sus problemas o
asuntos, para luego expresar a esa persona los sentimientos y pensamientos de ella con
un espíritu de sinceridad y cariño. Entonces, ¿cómo es que esto se relaciona con la
crianza?
Piensa al respecto. Supongamos que tuviste una acalorada discusión con tu
cónyuge justo antes de salir de casa para ir al trabajo. Ofuscado, decides en el camino
parar a tomarte un café., Inesperadamente, mientras esperas en la cola, te encuentras
con un buen amigo. Te sientes tan feliz de tener a alguien con quien poder descargar
tus sentimientos, así que simplemente sacas todo lo que tienes adentro. ¿Cómo te
sentirías si, tan pronto terminas de contar tu historia, tu amigo te contesta dándote
un sermón sobre cómo ser un mejor cónyuge? ¿O si quizás tu amigo empieza a darte
su consejo? ¿O si te dice que dejes de preocuparte porque te ves más lindo cuando
sonríes? ¿O si minimiza tus sentimientos o trata de psicoanalizarte? Estamos seguros
de que no buscarías a ese amigo por un tiempo, ¡o al menos no mientras estés pasando
por un problema! Lo único que querías era tener a alguien que te escuchara y mostrara
empatía. Pero ¿qué pasa cuando se trata de nuestros niños?; ¿qué clase de receptores
somos? ¿Por qué nos cuesta mostrar empatía a nuestros hijos?
Una de las lamentables consecuencias del estilo de vida de hoy en día es que
los padres tienen menos tiempo para pasar con sus hijos que en épocas pasadas. Más
aún, cuando los padres llegan a casa después de estar todo el día en el trabajo y cuando
deberían estar totalmente enfocados en sus roles como madres y padres, a menudo
les queda muy poca energía para dar a sus hijos. Como resultado, la calidad de las
relaciones entre padres e hijos está en declive. (Por eso es que somos grandes partidarios
de conceptos tales como hacer ajustes económicos, vivir de un solo ingreso y acordar
horarios de trabajo flexibles para madres y padres).
Y, además de todas las presiones económicas que los adultos están sintiendo, los
niños están haciendo frente a una presión creciente para sobresalir en la escuela, lo que
significa exámenes más frecuentes y plazos más cortos. Parecieran que padres e hijos
estuvieran en la loca carrera diaria de buscar cada vez más una creciente inteligencia
académica, a costa de otras importantes áreas de sus vidas como la inteligencia
emocional. Con menos tiempo libre disponible, el ser padres puede volverse algo muy
orientado a la productividad, lo cual deja menos tiempo para jugar y sacar a flote
los sentimientos de los hijos. Los niños con una deficiente inteligencia emocional
se convierten en adultos con una deficiente inteligencia emocional, incapaces de
vincularse emocionalmente con la gente que es importante en sus vidas, dando como
resultado relaciones superficiales y poca intimidad. Sus matrimonios sufren, dado que
las personas están menos preparadas para cubrir las necesidades de sus cónyuges. No
es de extrañar que las tasas de divorcio estén creciendo rápidamente alrededor del
mundo. Matrimonios no saludables, de modo generalizado, repercuten en la crianza,
y la conducta disfuncional es perpetuada a través de sucesivas generaciones. Según
Gottman, en la última década aproximadamente, la ciencia ha realizado enormes
cantidades de descubrimientos sobre el rol que juegan las emociones en nuestras vidas.
Él dice que los investigadores han descubierto que, aún más que el CI, el estar consciente
emocionalmente y el tener la capacidad de manejar las emociones determinará tu éxito
y felicidad en todas las áreas de la vida, incluyendo las relaciones familiares.
Gottman demostró ello al realizar una investigación en familias durante más de
una década. Él monitoreó reveló cómo los padres trataban las emociones de sus hijos,
lo cual incluía la reacción de los padres a las experiencias emocionales de los niños,
tales como situaciones en las que los niños se enojaron, se entristecieron o se asustaron.
Asimismo, midió cuán conscientes eran los padres acerca del rol que las emociones
juegan en sus propias vidas. El equipo de Gottman hizo un seguimiento a estos niños
desde que tenían cuatro años hasta su adolescencia. Su estudio descubrió que cuando
los padres practicaban el mostrar empatía a sus hijos y el validar sus sentimientos,
y si los ayudaban a ser emocionalmente inteligentes, los niños reportaban buenos
resultados en las siguientes áreas:
Este estudio resalta la importancia de que los padres no ignoren los sentimientos
de sus hijos, sino que los valoren al mostrar empatía y procesar sus emociones. Pero
el validar las emociones de los niños y mostrar empatía hacia ellos no es algo natural
en muchos padres. Lo que sí es natural en los padres es responder con un estilo de
adaptación; por ejemplo, resignación, evasión o contraataque, lo cual inevitablemente
conduce a una interacción exasperante.
Empatía Cero
Simon Baron-Cohen ha estado estudiando la empatía por treinta años, y
recientemente publicó sus hallazgos con el llamativo título Empatía Cero: Nueva teoría
de la crueldad3. Él sostiene que la empatía varía en grados, no se trata de una cualidad
Procesar emociones
La forma negativa o incapacidad de los padres para procesar los sentimientos de
los niños es, generalmente, relacionada con la falta de conciencia de los padres respecto
a sus propias emociones. Los niños puede que no siempre demuestren abiertamente
sus sentimientos. Algunas veces, ellos únicamente emiten algunas pistas sutiles, pero
los padres que están entrenados o tienen intuición serán capaces de leer entre líneas.
Los niños experimentan con regularidad emociones tales como el enojo, la
felicidad, la tristeza, la alegría, sentirse apenado por algo, el orgullo, la humillación,
la aceptación, la culpa, la confianza, sentirse abandonado, el amor, la vergüenza, la
emoción, el enfado y la satisfacción, por nombrar algunos. Cuanto más puedan los
padres percibir esos sentimientos y aprender cómo procesarlos con sus hijos, será mejor
cubierta la necesidad emocional básica de conexión y aceptación. Sin embargo, los
padres reaccionan de manera diferente a las emociones que experimentan sus hijos.
Muchos padres no le encuentran ningún sentido a hablar acerca de los sentimientos o
emociones, y prefieren evitar tal conversación. Algunos padres se activan ante ciertas
emociones y responden de maneras no sanas tales como menospreciar al niño, castigarlo,
mostrar mal humor o culparse a sí mismos en silencio. Los padres que son capaces de
tomar conciencia acerca de cómo ellos responden a los sentimientos de sus hijos podrán
tener un buen inicio al tratar de cubrir la necesidad emocional básica de conexión y
aceptación de sus hijos. Por favor ir al Apéndice 2 para realizar un importante ejercicio.
Tres reconocidos expertos en temas de crianza, quienes brindan las perspectivas
más valiosas en cuanto el procesar los sentimientos de los niños, son Ginott, Gottman
y el equipo de Faber y Mazlish7. Los pasos que ellos recomiendan tomar se aplican
tanto a niños grandes como pequeños. En resumen son:
La manera en que se practican los principios arriba señalados varía con la edad
de los niños. Respaldamos estos puntos, los cuales adaptamos del bestseller de Adele
Faber y Elaine Mazlish, Como hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para
que los niños hablen. Lee el primer capítulo de su libro para que obtengas una completa
visión general8.
SECCIÓN TERCERA
LA NECESIDAD BÁSICA
EMOCIONAL
DE SANA AUTONOMÍA Y
DESEMPEÑO
Capítulo Nueve
Si un niño realmente cree en esas afirmaciones, ¿cómo es que ese niño podrá
sentirse? Confiado, animado, seguro y motivado son solo algunas de las palabras que
vienen a la mente.
Daniel creció como hijo único. Ambos padres tenían trabajos profesionales
demandantes y su madre era muy estricta con su horario. Siendo niño, no se le permitía
jugar en las casas de sus amigos (ellos podrían no ser una buena influencia), no se le
permitía tomar el bus escolar (podría sufrir de bullying o acoso escolar) y no se le
enseñó a montar bicicleta (esto podría ser peligroso). Nunca limpiaba su cuarto ni se
preparó una comida por sí mismo, y su madre se aseguraba de tener la última palabra
respecto a los cursos que escogería y a cuál universidad (en su ciudad de residencia)
asistiría.
Durante sus estudios universitarios, aún se tenía la expectativa de que Daniel
fuera a casa cada noche para cenar, y su madre desconfiaba de cualquier amigo nuevo.
Sorprendentemente, aun así se las arregló para conseguir casarse. Al inicio, su nueva
esposa pensaba que su dependencia hacia ella era algo tierno. «Él me necesita»—
pensaba ella. Con el pasar de algunos años, ella se dio cuenta de que su esposo la
necesitaba para todo. Fuera de la casa esto también se volvió un problema; cuando
trataron de emprender un negocio juntos, él dependía de ella para hacer la parte del
trabajo que le correspondía a él. Con el tiempo, su esposa sintió que ya era suficiente y
le dio un ultimátum del tipo «o vamos a consejería o ¡ya vas a ver!»
Ricardo creció en una familia de hijos con un padre ausente, por lo que su madre
vivía para sus hijos. Ella hacía todo por ellos y estaba involucrada en cada aspecto de
sus vidas. Ricardo era un poco tímido y algunas veces lo molestaban señalándolo como
el «hijito de mamá». Cuando Ricardo se convirtió en alguien exitoso y respetado en las
profesiones que escogió, su madre sonrió satisfecha. Pero cuando se casó con una joven,
hermosa y exitosa, su madre no estaba lista para renunciar a su rol. Se entrometía en
cada decisión y criticaba constantemente a la esposa de Ricardo. Luego de varios años
de parecer por fuera la pareja perfecta, la esposa sintió que ya era suficiente y lo dejó.
¿Qué tienen en común Daniel y Ricardo? Que su necesidad de autonomía y
desempeño no fue cubierta adecuadamente por sus padres. Uno de los objetivos de la
crianza es ayudar a que nuestros hijos, en diferentes momentos de sus vidas, a tomar
decisiones apropiadas a su edad y ayudarlos a que usen sus talentos. Si los guiamos y
entrenamos, entonces, cuando sean adultos, podrán ser capaces de tomar decisiones
por ellos mismos y alcanzar un sentido de autonomía y competencia sin tener que
depender de otros de una manera que no sea saludable.
La autonomía y la autoestima
Cuando los niños son muy pequeños, ellos toman muy pocas decisiones
respecto a qué comer, vestirse, cuándo tomar un baño, etcétera. Sin embargo, mientras
van creciendo, se les debe confiar más y más decisiones. Lamentablemente, muchos
padres no entienden que ayudarlos a madurar es un proceso; algunos padres sienten
La autonomía y la motivación
¿En qué consiste exactamente el sentido de autonomía? Es la necesidad de
auto- determinación y de tener la capacidad de elección del inicio, mantenimiento y
regulación de una actividad2. Cuando los niños más grandes y los adultos desarrollan
autonomía, creen que sus conductas son verdaderamente escogidas por ellos en vez de
ser impuestas por alguna fuente externa3. El Dr. Edward Deci, un profesor universitario
de psicología y ciencias sociales y experto en el área de motivación humana, tuvo la
hipótesis de que cualquier suceso que debilite los sentimientos de autonomía de la
gente y la deje sintiéndose controlada disminuye su motivación interna o intrínseca y
es más probable que conlleve otras consecuencias negativas4.
El Dr. Mark Lepper y su equipo de la Universidad de Stanford estudiaron a
los niños cuyos padres y maestros los sujetaron a cumplir con estrategias educativas
tales como metas, plazos de entrega, intimidaciones y evaluaciones desde el momento
que se despiertan de la cama hasta que se van a dormir. No es de sorprender que
ellos encontraran que este tipo de control excesivo tenía un impacto negativo en la
motivación intrínseca del niño y destruía el sentido de autonomía de los niños.
Asimismo, descubrieron que algunos que empezaban siendo dóciles, posteriormente
se volvían rebeldes5. Ciertamente, esto no significa que a los niños se les deba permitir
hacer únicamente lo que ellos quieran y que la disciplina no es conveniente. Los límites
y expectativas están involucrados en otras necesidades básicas emocionales, pero un
énfasis exagerado en la disciplina, en cumplir reglas y someterse a límites resulta
contraproducente.
Cuando los niños están madurando en su autonomía y competencia, el lograr
tareas que son apropiadas para su edad será una motivación en sí misma. Cada victoria
y habilidad nueva se va agregando a la autoestima total y a su motivación intrínseca.
Con el tiempo, los niños creerán que son capaces de lidiar con la vida y con el mundo
en que viven. Por supuesto que la tarea no puede ser demasiado fácil; debe cumplir lo
Capítulo Diez
EL DOMINIO DE LA AUTONOMÍA
Y DESEMPEÑO DEFICIENTES
o ataques de pánico. Puede que estas personas se hagan revisiones médicas una y otra
vez, dado que cualquier signo de enfermedad será interpretado como algo serio, como
por ejemplo un ataque al corazón. Por lo general, son capaces de funcionar en el día a
día, pero siempre tendrán la sensación de que el peligro está muy cerca. Los niños con
esta trampa de vida tienden a estar extremadamente alertas y hacer todos los esfuerzos
para prevenir que estos desastres sucedan. Esta trampa de vida puede manifestarse
en preocupación excesiva, tal como tratar de ahorrar grandes cantidades de dinero
para el futuro, pues creen que pueden quedarse sin nada. Esta preocupación, a su vez,
puede provocar alguna enfermedad relacionada con el estrés, lo cual confirmará sus
miedos y eso los llevará a preocuparse más. De esta manera, quedan atascados en un
círculo vicioso y recurren a todo tipo de medicamentos y dietas especiales para estar
preparados para cuando el peligro los ataque. Los niños que desarrollan esta trampa
de vida de vulnerabilidad, probablemente, observaron a uno o a ambos padres ser
obsesivos sobre la salud y cuestiones de seguridad; su miedo de estar en peligro fue
quizá siempre muy exagerado, hablando acerca de tragedias no simplemente como
posibilidades, sino como probabilidades.
El ambiente familiar en el que pudo haberse desenvuelto durante su infancia y que
podría haber causado que esta trampa de vida se desarrolle:
• Los padres del niño vivían este tipo de trampa de vida, hablaban
incesantemente de enfermedades, seguridad, no tener dinero y tragedias
que les sucedieron a otras personas.
• Los padres del niño controlaban excesivamente su vida y siempre se
cercioraban que no estuviera en peligro.
• El niño se enfrentó a un evento traumático en su infancia que lo volvió
alguien miedoso ante cualquier situación.
• El niño tuvo un ser querido que murió, por lo que concluyó que debería
estar constantemente en guardia.
• El ambiente del niño no era un lugar seguro para él o era inestable e
impredecible.
CARIÑO, NOS RETRASARON EL VUELO POR UNA FALLA ¿POR QUÉ NO APAGAN LAS LUCES DE LOS CINTU-
MECÁNICA, PERO VEO QUE LAS LUCES DE LOS CINTURONES RONES? ALGO ANDA MAL CON EL AVIÓN, ¿NO ES
SIGUEN PRENDIDAS... ALGO DEBE ANDAR MAL. CIERTO? ¿TIENE ALGO QUE VER CON LA FALLA
MECÁNICA DE HACE RATO?
¿Y SI TU PAPÁ SE
RETRASA O SE OLVIDA
O SI TE ASALTAN
POR FAVOR, ¿Y MIENTRAS ESPERAS?
SI PAPÁ ME
ME RECOGE?
SI SALGO,
LOS P
¡NO PUEDO!
¡UYYY!
NO PUEDO ARMAR
ESTE JUGUETE; ES
MUY DIFÍCIL.
• Había un vínculo muy estrecho entre el niño y uno de sus padres. Eran
tan unidos que eran capaces de fácilmente leer la comunicación no
verbal de la otra persona y saber lo que ella estaba pensando. El padre, o
probablemente la madre, compartía también asuntos personales con el
niño, por ejemplo, la situación del matrimonio.
• Los padres del niño eran muy controladores y no le permitían tomar
decisiones propias.
• Los padres del niño eran rígidos en su forma de pensar y en sus opiniones
y no permitían que hubiese variedad de pareceres.
• Los padres del niño eran sobreprotectores (véase «El ambiente familiar
en el que pudo haberse desenvuelto durante su infancia» en la sección de
«La trampa de vida de la dependencia/incompetencia»).
• Se le enseñó al niño a no fijar límites respecto a sus padres y, cuando lo
hacía, terminaba sintiendo una culpabilidad enfermiza.
MI MADRE.
A QUIEN CONSULTAR.
¿Y POR QUÉ FUE?
A ESE PASO, VA
A ESTAR MÁS
• Uno de los padres del niño abandonó el hogar, o murió, o vivía en otra
parte.
• El niño fue dado en adopción.
• El niño fue forzado a vivir con alguien más, en vez de vivir con sus
padres, durante un período de tiempo durante su niñez, quizás a causa de
circunstancias difíciles (por ejemplo: divorcio, enfermedad, problemas
financieros, guerra).
• Uno de los padres del niño estaba demasiado enfermo para cuidarlo.
• Había un intenso conflicto marital entre los padres del niño.
• Alguien más en la familia hizo que se quitara la atención en el niño, por
ejemplo, un(a) hermano(a) muy enfermo(a), quizás un hermano con
necesidades especiales, o tal vez un hermano a quien preferían sobre el
niño.
¡QUÉ BELLEZA…!
SUPONGO
KATYA, ¿HABÍAS
OÍDO SOBRE TU OBVIAMENTE ELLA
QUE NUNCA SE CASÓ CON SU
REGRESARÁ… MAMI? OPUESTO…
YA VAMOS A
SALIR; NOS
VEMOS PRONTO.
YLECOBRAMOSDE
INMEDIATO.
¡AY, NO!
NO PUEDO. MI ESPOSA
ME DIJO QUE
LE DIGO.
• Los padres del niño hablaban sobre cosas desde un punto de vista
negativo. Su respuesta normal sería «no» debido a que ellos suponen que
sucederá el peor resultado posible.
• Los padres del niño sufrieron tiempos muy duros de modo que se
envió una fuerte señal para evitar esta fatalidad a toda costa y, así, evitar
cometer errores posteriormente.
• El niño realmente experimentó muchos sucesos negativos durante su
infancia, los cuales reforzaron lo que sus padres negativos le dijeron
sobre el mundo.
• El niño tiende a tener un temperamento negativo y sus padres nunca le
enseñaron a ser más positivo.
ACEPTABLE. ES CARÍSIMO.
MALO?
Capítulo Once
EMPODERAMIENTO
CONFORME A LA EDAD
El dar opciones para escoger es una parte muy importante para desarrollar la
autonomía de nuestros niños. Eso hace que se involucren en las tareas y los ayuda a
tomar responsabilidad de ello. Pero más que nada, muestra nuestro nivel de respeto a
ellos. Inclusive los adultos están mucho más motivados cuando se les da la oportunidad
de decidir hacerse cargo de una tarea en vez de imponerles una tarea, y la rigidez y la
inflexibilidad con los niños pueden impedir que se cubra la necesidad emocional básica
de autonomía.
Parte de que los niños se vuelvan autónomos de una manera saludable es que
sepan dónde terminan sus derechos y dónde empiezan los de los otros2.Si los niños son
lo suficientemente grandes, los padres pueden explicarles por qué sería inapropiado
para ellos participar de ciertas tareas. Esto les ayudará a aceptar los límites sin sentir que
actúan de forma inadecuada. Los siguientes ejemplos no son absolutos, considerando
que algunos niños maduran más rápido que otros, pero serán útiles como lineamientos
generales.
La infancia
Si bien es útil que los bebés aprendan a estar tranquilos cuando están entre
otras personas, la mayoría de los padres son sabios al no exponer a sus recién nacidos a
demasiadas personas a fin de protegerlos de gérmenes. Una vez que los bebés alcanzan
esa etapa donde empiezan a apegarse demasiado a la mami (véase Capítulo Siete),
los padres pueden animar a sus bebés a no tener miedo cuando están con otros,
sosteniéndolos en sus brazos con seguridad mientras los presentan a otras personas.
Los padres deben hablar con un tono de voz suave y animante, y nunca con un tono
que exprese enojo y decepción si sus bebés aún no se encuentran listos para ir a los
brazos de otras personas.
Desde los tres meses para adelante, los bebés pueden aprender a estar entre
otros bebés. Sobre todo después de que pueden sentarse, es posible que ocurra una
interacción entre ellos y sus padres. Los bebés también deben aprender a jugar solos y
mantenerse ellos mismos ocupados. Muchos padres nunca permiten a sus hijos estar
fuera de su vista, en absoluto. Un niño recostado puede jugar con un móvil que esté
encima de la cama. Un niño que puede sentarse puede jugar en una cuna con juguetes
seguros y apropiados. De lo contrario, estos niños no podrán ser capaces, en lo más
mínimo, de estar solos cuando estén separados de sus padres por tan solo algunos
minutos. Los padres deben ser capaces de dejar a sus hijos por unos segundos con
juguetes, siempre asegurándose de que el bebé está seguro en el cuarto. Los padres
pueden dejar la puerta abierta y supervisar a sus hijos sin que estos efectivamente los
vean a ellos3. Esto para nada significa que los padres deban dejar a sus bebés por más
de unos segundos, y siempre que no los pierdan de vista, pero en ningún caso es bueno
hacerlo si es que los bebés ya pueden gatear.
A fin de animar a una sana autonomía, los padres deben ofrecer al niño opciones
tales como: con qué tipo de juguetes jugar, qué libros leer y a qué patio de juegos ir.
Algunas veces los niños a esta edad se sentirán abrumados por tantas opciones, por lo
que los padres podrían desear ofrecer únicamente dos opciones, por ejemplo, decir:
«Querido, ¿te gustaría hacer algo de pintura o leer un libro?» o «¿cuál DVD te gustaría
mirar, el de Doky o el de pistas musicales para cantar?». Diferentes niños tendrán
diferentes preferencias. A nuestro hijo muy poco le importaba a esta edad qué ropa
ponerse mientras que nuestra hija prácticamente salió del vientre materno teniendo
una opinión respecto a qué ganchos para el cabello debía usar y qué vestido debía
ponerse. Nuestro hijo estaba más preocupado por cuál juguete debería llevar consigo
durante todo el día.
De nuevo, debemos recalcar que estas decisiones deben ser conforme a la edad
del niño. Los padres aún necesitan tomar decisiones que son importantes y estar a
cargo de muchas áreas como cuándo ir a dormir, tomar un baño, comer, ver TV o
estar en la computadora. Asimismo, tampoco se debe dar la impresión a los niños de
que tienen el derecho de escoger de todo, pero hablaremos más de eso en la próxima
sección.
La niñez temprana
Entre los cuatro y siete años, los niños son capaces de hacer muchas cosas más
por sí mismos. Algunos ejemplos de tareas que los niños pueden hacer solos o con un
poco de ayuda son: ponerse la ropa, atar los cordones de sus zapatos, ayudar a arreglar
la mesa antes de la comida, recoger sus juguetes, preparar su propia maleta (6-7 años
de edad), cuidar de una mascota y darle de comer (6-7 años) y hacer su propia tarea
(7 años).
Los padres aún necesitan hacerse cargo de, o al menos monitorear, cosas como:
ir a la cama a tiempo, levantarse a tiempo, hacer la tarea (¡asegúrate de que las tareas son
hechas por el niño, no por los padres!), tomar un baño (a esta edad, los niños varones
sobre todo necesitan que se les recuerde al respecto) y pasar tiempo con los padres.
Además, los padres deben servir como facilitadores para otros intereses o actividades
de sus hijos.
En las situaciones cotidianas, los problemas que atraviesan los niños deben ser
sacados a la luz abiertamente para poder discutir al respecto. En esta edad, los padres
necesitan ser las personas que más fijan las reglas, pero siempre que sea posible, harían
bien en dar oportunidades a sus hijos para expresar sus opiniones, en vez de siempre
decirles qué hacer. Recuerda que el juego todavía es más importante que el trabajo (por
ejemplo, si están tomando lecciones de piano y tú quieres que practiquen un poco cada
día, puede que quieras sentarte con ellos y convertirlo en una actividad divertida, o si
no puede volverse una batalla que podría ser contraproducente).
La infancia intermedia
Los niños que están en la etapa de la preadolescencia pueden desarrollar fuertes
gustos acerca de su ropa o peinado. Hay que permitirles cierta libertad en esta área
con un poco de orientación (pero los padres deben seguir su propia consciencia; no
tienen que dejar a su hija vestir una micro minifalda solo porque las hijas del vecino
la están usando). Los padres deben continuar alentando la autonomía, permitiendo a
sus hijos hacer sus propias tareas sin interferir, lo cual podría ser una tentación para
La adolescencia
Mientras el niño va creciendo y su necesidad de autonomía va aumentando,
la necesidad de los padres de estar fijando reglas va disminuyendo. Cuando el niño
afronta dificultades, los padres deben hablar acerca del problema y preguntarle cuáles
son las opciones que tiene para afrontarlo. Los padres deben lograr que sus hijos den
sus opiniones, no simplemente sermonearlos y decirles qué hacer. Después de oír
sus opiniones, los padres e hijos pueden discutir las cosas juntos. Para obtener más
información sobre cómo lidiar con la autonomía en la etapa de la preadolescencia
y adolescencia, recomendamos enfáticamente leer el libro Teen-Proofing: Fostering
Responsible Decision Making in Your Teenager (a prueba de la adolescencia: fomentando
la toma de decisiones de manera responsable en su hijo adolescente), el cual ayuda
con el tema de la autonomía y sus límites. El autor (John Rosemond) da justo en el
clavo, cuando se trata de determinar cuál es el balance correcto5. En torno a este tema,
Rosemond repite lo señalado por el Dr. Michael Popkin, fundador de Active Parenting:
«Haz que el problema sea su problema»6. Y quién podría olvidar la cita del tío Ben,
en la película El Hombre Araña: «Un gran poder conlleva una gran responsabilidad»7.
Comunica respeto
Entonces, vamos a asumir que estamos tratando de dar opciones a nuestros
niños. Aún entonces, el estilo de comunicación puede enviar el mensaje equivocado.
Los padres pueden dar a sus hijos una opción, pero pueden comunicarla de una manera
que hace sentir al niño menospreciado, algo opuesto a hacerlo sentir que «estamos en el
mismo equipo». Sobre todo cuando se trata con niños pequeños, la suavidad en el tono
de los padres y las palabras que estos usan son cruciales.
Por ejemplo, un padre puede decir en un tono autoritario: «Hoy nos vamos
al parque, así que decidan con cuál de sus juguete quieren jugar». Esto le da al niño
la posibilidad de elegir, pero ¿cómo fue dicho? Un tono áspero comunica que el niño
es algo secundario en la agenda del padre. Como se mencionó en el Capítulo Cinco,
las palabras únicamente representan una pequeña parte de lo que comunicamos a
otros, pues el tono de voz, el lenguaje corporal y las expresiones del rostro son mucho
más importantes. Una mejor manera de decir lo anterior sería: «Oye cariño, hoy nos
vamos a divertir mucho. ¿Qué juguete te gustaría llevar al parque?». Esto transmite
un mensaje totalmente diferente al niño. O imagina a una mamá hablando con su
niño muy pequeño acerca de almorzar. En vez de decirle impacientemente: «Quiero
que comas ahora. Te dejaré ir al parque solo cuando hayas acabado de comer», acaso
no sería mejor si la madre le dice de modo amable pero asertivo: «Primero vamos a
almorzar, y cuando hayamos acabado, podremos ir al parque».
Hay una diferencia abismal entre las dos maneras de expresarse. Ambas hablan
de una tarea, pero una es dicha de una forma que demuestra que padre e hijo son
aliados, y no «yo estoy aquí arriba y tú estás allí abajo». (Obviamente hay momentos
en que un padre puede tener que levantar su voz, como por ejemplo si el niño está en
peligro o a punto de herirse a sí mismo o a otro niño. Cuando alzamos nuestra voz
únicamente en circunstancias excepcionales, el niño sabrá que algo serio está siendo
transmitido). Por supuesto, estas situaciones no son un gran problema si suceden como
una interacción aislada, pero si las repites día tras día como parte de tu estilo de vida,
la exasperación es lo que, finalmente, resultará. El temperamento del niño determinará
cuánto tiempo tomará y de qué manera saldrá a la superficie.
identificar las trampas de vida que tienes y cómo ellas específicamente se relacionan con
cubrir la necesidad emocional básica de autonomía sana y desempeño de sus hijos. Si
tienes a un nivel muy marcado alguna de las trampas de vida de este dominio, entonces
hay una razón para creer que tu impulso para estar excesivamente involucrado con tus
hijos es el resultado de tu propia crianza y de alguna necesidad no satisfecha. Los padres
que son capaces de tomar consciencia de estas áreas serán capaces de identificar sus
impulsos y motivaciones subyacentes no saludables. Estar consciente es un tremendo
primer paso.
La disfuncionalidad pasa de generación en generación. A continuación, les
damos dos ejemplos de la vida real de padres cuyas trampas de vida les causaron que
transmitieran trampas de vida similares a sus hijos.
Una madre demasiado vinculada a sus gemelos: Gabriela tuvo dos hijas gemelas.
Las mimó y les dio todos los privilegios que pudo, en dinero y educación. Gabriela
también estaba demasiado involucrada con ellas y era controladora. No permitió que
sus hijas hicieran lo que adolescentes normales hacen por sí mismas y las protegió
de tomar riesgos de todo tipo. En una ciudad donde todos los niños tomaban el bus
escolar o tomaban el transporte público, Gabriela les prohibió hacer ambas cosas.
Cuando llegó el tiempo en que las adolescentes fueron a la universidad, ellas decidieron
vivir en ciudades diferentes de su madre y de ellas mismas. Una de las jóvenes fue
capaz de afrontar todo esto debido a su temperamento, pero la otra joven no. Llena de
miedo, tuvo que dejar la universidad y volver a la casa de su madre, y no era capaz de
salir sola. Ahora, con más de treinta años, aún es dependiente de otros y está demasiado
vinculada a su madre, paralizada de miedo y realmente atrapada por la vulnerabilidad
al daño y a la enfermedad.
Un padre que transmite negatividad: Santiago, el hijo de Beto, estaba muy
emocionado de entrar a un concurso de arte. Si bien Santiago era bueno en dibujo, a Beto
no le hizo ninguna gracia y cuando supo de ello; regañó y humilló implacablemente a
su hijo. Beto prohibió a Santiago entrar a un concurso como ese, debido a que pensaba
que eso era una completa pérdida de tiempo. Beto estaba tan profundamente lleno
de negatividad que no podía imaginar que algo bueno pudiera surgir de un intento
como el que Santiago deseaba hacer. Esto dejó una cicatriz dolorosa en su hijo a nivel
emocional, la cual llevó a su vida adulta cuando se convirtió en padre. Ahora Santiago
tiene muchas dificultades para intentar algo nuevo y constantemente escucha la voz
que dice: «No vale de nada, ¿para qué molestarme, ¿de qué sirve?»
Cuando se trata de dejar que nuestros niños crezcan, es tan tentador aferrarnos
mucho a ellos o inclusive darnos por vencidos. Al final del día, razonamos con ellos y
fundamentamos nuestra posición, mostrándoles en todo el trayecto que los amamos
y confiamos en ellos. Cuando dejamos que nuestros hijos tomen sus elecciones y les
damos una libertad conforme a su edad, estamos satisfaciendo su necesidad básica
emocional de sana autonomía y desempeño, y también estamos manteniendo nuestra
conexión.
SECCIÓN CUAT RO
LA NECESIDAD BÁSICA
EMOCIONAL
DE LÍMITES RAZONABLES
Capítulo Doce
LÍMITES RAZONABLES
adultos necesitan límites para vivir en un mundo con otros. Por supuesto, cada familia
es diferente; algunos padres se sienten cómodos con voces fuertes, el desorden y la
espontaneidad; otros naturalmente elegirán tener «voces interiores», mantener la casa
en orden y tener un horario rígido, etcétera. Acá lo importante es que los padres deben
tener convicción acerca de sus valores personales, y sus límites deben reflejar esas
creencias de manera consistente.
No hay nadie en el mundo a quien le guste estar alrededor de niños sabelotodo,
quejumbrosos y desagradecidos. El Dr. Phil, un anfitrión de un programa de entrevistas
de la televisión norteamericana y experto en temas de autoayuda, dice que los niños
que no tienen límites se vuelven personas que creen tener todos los derechos. En vez
de sentirse culpables por dar límites a los niños, según el Dr. Phil: «Si deseas sentirte
culpable, siéntete culpable de no enseñarles a entender cómo funciona el mundo, que
todos avanzan con la luz verde y todos detienen con la roja»2. La psicoanalista Dra.
Ruth Sharon es coautora del libro I Refuse to Raise a Brat (me niego a criar a un
malcriado). Ella señala que cuando se trata de ayudar a la gente a lograr avances en la
terapia, los clientes más difíciles no son aquellos que sufrieron privaciones y abusos, sino
más bien aquellos que durante su niñez fueron engreídos, a quienes se les complació
exageradamente y se les malcrió3. Todos los días somos testigos en las noticias de las
repercusiones del aumento de la actitud de creer que se tienen todos los derechos. Sin
mencionar ningún nombre en particular, ¡no son pocos los famosos atletas, artistas y
políticos a quienes les podría haber ido mejor con algunos límites razonables cuando
estaban creciendo!
El cubrir esta necesidad básica emocional al enseñar a nuestros hijos a respetar
límites y a esperar que ellos vivan dentro de esos límites es algo que demuestra que tenemos
mucho amor como padres. Los niños no nacen programados para aprender a seguir reglas
y a respetar límites. De hecho, es todo lo contrario, nacen sin ningún conocimiento
sobre límites y reglas. Los niños vienen al mundo pensando que ellos son el centro del
universo. Les encanta explorar, investigar y probar el mundo, el cual parece colorido,
divertido y atrayente. Sin embargo, ¿hasta qué punto es bueno (o inclusive seguro)
para ellos el «explorar» sin consecuencias? ¿Cuándo no es sabio hacer eso? La cultura
moderna se confunde en este punto, pues la sociedad se burla de los límites y considera
que restringir a los niños es algo pasado de moda y cruel; hay quienes tienen sentido
común y quieren fijar límites, pero parecen no saber qué hacer en cuanto a cómo
lograrlo. Los niños ciertamente no van a aprender límites razonables ni saludables
por sí mismos. La única manera de que los padres pueden asegurarse de que sus hijos
aprenden esto es cubriendo esta necesidad básica emocional.
Para los padres es tan importante asegurarse de que transmiten límites como el
asegurarse de la manera en que los transmiten. Por un lado, los padres deben cuidar
de cubrir esta necesidad de una manera respetuosa y saludable, para que no terminen
causando frustración y exasperación. (Cuando los padres corrigen a sus hijos con
palabras ásperas y no respetuosas, ello conduce a la exasperación. Esto complica el
en los límites: el caos reinaba ¡y los chicos no parecían más felices con ello! Los límites
les dan a los niños seguridad y tranquilidad porque saben qué esperar. Puede que traten
de luchar contra ellos, puede que inclusive temporalmente «odien a sus padres», pero
están secretamente agradecidos. (¡Y cuando sean mayores, ellos te lo dirán!). El Dr.
Gary Solomon afirma que los padres que actúan de manera consistente, predecible y
confiable tienen más probabilidades de producir hijos con buena salud mental6.
Los límites ayudan a los chicos a ver que, al contrario de lo que cada fibra de
su joven ser siente, el mundo no gira alrededor de ellos, por lo que deben respetar a
otros si es que desean ser respetados. Los límites son una manera de enseñar a los niños
a cómo vivir «la regla de oro»: tratar a otros como les gustaría que fueran tratados.
Lamentablemente, esto no encaja con la dirección hacia la cual el mundo se mueve. Un
libro muy esclarecedor, Why Is It Always About You? The Seven Deadly Sins of Narcissism
(¿por qué siempre se trata de ti? Los siete pecados capitales del narcisismo), señala que
la actitud de creer que se tienen todos los derechos está ampliamente difundida ¡y que
un porcentaje cada vez mayor de estadounidenses es narcisista!7
Una advertencia: Cuando los padres están ayudando a sus niños a respetar
límites, deben asegurarse de que sus hijos no los están obedeciendo solamente para
buscar su aprobación, sino que verdaderamente entienden los límites y por qué son
importantes. Esto los ayudará a entender el porqué, lo cual les permitirá adoptar los
valores de los padres mientras van creciendo, y beneficiarse por completo al ver
satisfecha esta necesidad básica emocional.
Capítulo Trece
EL DOMINIO DE
LOS LÍMITES DETERIORADOS
dolor que sienten las demás personas. Tienen una idea distorsionada de la justicia y
más bien pueden acusar a otros de ser egoístas. Casi nunca se ponen en el lugar de otras
personas. Por lo general, no sintonizan con los sentimientos de otros, pero sí están en
total sintonía con los suyos propios. Cuando se les cuestiona sobre su comportamiento,
es común que piensen que las personas deberían aceptarlos tal cual son.
Los niños desarrollan la vida de los derechos de dos maneras. Cuando se les
dice que son más especiales que otros niños, cuando no tienen límites y nunca se les
hace asumir la responsabilidad de sus acciones, palabras o estados de ánimo; cuando
esto pasa se produce el «derecho puro». En su revelador libro, Disarming the Narcissist
(cómo desarmar al narcisista) Wendy Behary señala que estos niños crecieron hasta
convertirse en narcisistas puros, incapaces de ser considerados con los demás 1. Es
este tipo de derecho el que estamos tratando de evitar cuando hablamos de cubrir
la necesidad emocional básica de límites razonables. La segunda manera en que la
trampa de vida de derechos es producida es un poco más complicada. Es llamado
«derecho frágil». Esta forma de trampa de vida no surge de haber sido mimado, sino
como una reacción ante las necesidades básicas insatisfechas de conexión y aceptación
o de expectativas realistas, y está arraigada en la trampa de vida de la defectuosidad
o de la privación emocional. Cuando no se satisfacen las necesidades de cuidado y
reconocimiento, se desarrolla una respuesta del tipo «debo cuidarme a mí mismo» y
«nadie más se preocupa por mí». Este estilo de vida y comportamiento parece ser igual
al derecho puro; sin embargo, es importante comprender que el comportamiento de
estos narcisistas encubre mucho dolor debido a necesidades insatisfechas.
Los niños con la trampa de vida de derechos a menudo se convierten en líderes
(en la escuela, en los deportes o en pandillas) quienes hacen alarde de no aceptar
un «No» como respuesta. A las personas que tienen arraigada a un nivel muy alto la
trampa de vida de derechos no les gusta escuchar la palabra «No». Puede que reciban
halagos por sus cualidades naturales de liderazgo y por ser tan decididos en la vida.
No les gusta trabajar bajo el mando de otras personas, puesto que no les gustan las
reglas; sin embargo, no tienen el menor problema en imponer reglas a otros. Los
adultos con esta trampa de vida generalmente detestan hablar de sus debilidades, pero
adoran hacer alarde de sus fortalezas. Debido a que intimidan, tienen poder y logran
resultados violando los derechos de los demás. Muy pocas personas con esta trampa de
vida están dispuestas a buscar voluntariamente ayuda o a ver su necesidad de cambio.
¿Para qué? si la vida es buena, si la mayoría de las veces se salen con la suya. Sin la
debida intervención, los niños con esta trampa de vida, quienes crecen convirtiéndose
en adultos que se creen con todos los derechos, casi nunca llegan al punto en el que
puedan ver que las relaciones son una calle de doble sentido y que al ser transparentes
y vulnerables, en vez de ser exigentes, egoístas o personas que intimidan a otros, tienen
más probabilidades de obtener lo que realmente necesitan: una relación satisfactoria y
afectuosa. Creemos que los adultos con conducta narcisista y que sienten tener todos
los derechos pueden cambiar, pero tiene mucho más sentido cortarla de raíz cuando
vemos tales actitudes en nuestros hijos que tratar de cambiarlos cuando son mayores.
El ambiente familiar en el que pudo haberse desenvuelto durante su infancia y que
podría haber causado que esta trampa de vida se desarrolle:
NO TE DESANIMES.
ESTE JUGUETE,
EN REALIDAD
ARTURO SOY
YO. ÉL ES
JAVIER.
NO PUEDO HACER
DE LLENAR.
UN POCO DE PAZ.
PODRÉ DISFRUTAR
DE TV FAVORITO.
BIEN HOY EN LA
COMPETENCIA?
EN LOS 400 M.
PERO ME
PREGUNTO,
¿QUÉ DIRÁN MIS
PADRES?
TE IMPORTA
MUCHO LO QUE LOS
OTROS PIENSAN,
¿VERDAD?
Capítulo Catorce
por qué a veces los niños más malcriados tienen los padres más tiernos y amables.
¿Cómo puede ocurrir eso? ¡Porque los padres aman tanto a sus hijos que no pueden
soportar decirles «No»! Son personas buenas y gentiles quienes están permanentemente
al servicio de sus hijos y se preguntan por qué los chicos se convierten en personas
que creen tener todos los derechos. Ellos están seguros de que sonreír pacientemente
es lo único que necesitan para guiar a sus hijos. Estos padres normalmente tienen
temperamentos dóciles, son personas con las que es fácil llevarse bien y no matarían
ni a una mosca, por lo que no ven que sus hijos, quienes tienen un temperamento
diferente al suyo, necesitan de vez en cuando ser corregidos.
Los padres piensan que sus chicos desarrollarán límites por sí mismos;
pero pocos lo harán. A veces, los padres creen que sus hijos con el tiempo crecerán y
aprenderán cuando sean más maduros. No hemos hallado que éste sea el caso. Niños
sin límites se convierten en adultos sin límites. Cuando no han sido entrenados a una
corta edad, se vuelve cada vez más difícil hacerlo mientras van creciendo. Los adultos
con límites saludables fueron entrenados a respetar y obedecer límites sanos mientras
crecían.
Los padres quieren evitar el conflicto; no están listos para enfrentarse a su
hijo. En un esfuerzo para hacer más agradable el ambiente de su hogar, algunos padres
evitan establecer reglas y hablar sobre límites saludables. Estos padres normalmente
ponen excusas a los otros padres, diciendo: «Bueno, los chicos siempre se comportarán
como chicos». Por esta paz de corto plazo, a menudo se paga un precio inmensamente
alto cuando más adelante los niños tengan que afrontar las consecuencias de sus actos.
Los padres quieren caerles bien a sus hijos, similar al punto señalado arriba,
pero con el elemento de la «necesidad». A la mayoría de nosotros no nos gusta caerle
mal a la gente y algunos padres de ninguna manera pueden soportar esta idea. Los
padres que tienen carencias emocionales son vulnerables a tomar decisiones para
ayudar a sus niños a que gusten de ellos en vez de que los respeten. No quieren que
sus hijos alberguen ningún sentimiento negativo hacia ellos. Algunos padres, de modo
intencional o no, usan a sus hijos para cubrir su propias necesidades emocionales. En
su deseo de ser amigos con ellos, ceden y no entrenan a sus hijos para que respeten
límites sanos y razonables.
Los padres simplemente están demasiado ocupados, lo cual es probablemente
la razón más triste, pero, a su vez, es demasiado frecuente en estos días. La cantidad
de tiempo que muchos padres separan hoy en día para pasar tiempos conversando con
sus hijos es alarmantemente baja. Los horarios se vuelven demasiado recargados y el
tiempo de familia no es priorizado. Estos padres, a menudo, se despiertan sorprendidos
en medio de una pesadilla al descubrir que sus propios hijos no quieren hablar con
ellos o cuando descubren lo que sus hijos han estado haciendo a puertas cerradas. La
ironía es que las crisis familiares consumen muchísimo más tiempo que simplemente
fomentar buenas relaciones y hacer cumplir límites sobre la marcha.
Las necesidades vs. los deseos; los derechos vs. los privilegios
Puede decirse que algo es «una necesidad», según la definición del Diccionario
actual de la lengua española, si es «imprescindible para uno; indispensable para la
vida»1; en otras palabras, es un requerimiento psicológico o fisiológico para el bienestar
de uno y sin esa cosa, el bienestar de la persona sufrirá. «Un deseo» es algo que se
anhela, algo que una persona puede que obtenga si las circunstancias le son favorables.
Por ejemplo, ante un deseo, una persona trabaja arduamente y paga por ello o lo
recibe de otro; sin embargo, en otras circunstancias, el deseo puede mantenerse lejano.
El Diccionario de la lengua española define «un derecho» como «la facultad del ser
humano para hacer legítimamente lo que conduce a los fines de su vida»2. Cuando
se trata de derechos, los adultos no necesitan permiso y, en algunos casos, los niños
tampoco. Por ejemplo, los niños tienen el derecho a la educación y a crecer en un hogar
seguro; sin embargo, el ejercicio de un derecho no puede privar a otras personas de los
mismos derechos que ellos tienen. «Un privilegio» es un beneficio dado solo a algunos;
es algo que la persona no puede hacer a menos que se le dé permiso.
Los padres hacen daño a sus hijos cuando no los ayudan a entender estas
diferencias, cuando se confunden y conceden a sus hijos sus deseos, pero les comunican
que les están dando «necesidades»; y lo mismo ocurre en el caso de derechos y
privilegios. Esto, a su vez, confunde a los chicos, quienes empiezan a tener expectativas
de cosas como si fueran derechos o necesidades, en vez de entender que son privilegios
y deseos. Muchas veces, un conflicto destructivo ha surgido a partir del pensamiento
de un niño quien cree necesitar cierto juguete, un pre-adolescente que piensa que
tener un celular es su derecho, o un adolescente quien no se da cuenta de que tener un
carro es un privilegio. (Nos ha causado mucha gracia saber cuántos niños conocidos
nuestros afirmaban con total seguridad que ¡tener acceso a Wi-Fi era una «necesidad»
y un «derecho»!). Visita www.gep.sg para hacer un ejercicio que ayudará a las familias
a eliminar las confusiones arriba citadas, así como animará a los adolescentes a ser
responsables con las cuatro categorías.
exasperados cuando sus necesidades básicas emocionales no están cubiertas, los padres
no se sentirán completos o en paz cuando sus expectativas básicas saludables no estén
cubiertas).
¿Entonces, cuáles son las expectativas razonables y saludables que los padres
pueden y deben tener respecto de sus hijos? Aquí describimos algunas expectativas
que pensamos son normales, razonables y saludables. Estas encajan con nuestras
experiencias, y van en correspondencia con las necesidades emocionales básicas de los
niños:
Estas tres áreas definen las expectativas básicas de la crianza; cuando los
hijos tienen progresos al respecto, los padres sienten que sus hijos están madurando
apropiadamente y que su crianza vale la pena.
Ten en cuenta que aún si un niño no es capaz de hacer muchos progresos, aún es
responsabilidad de los padres el aceptar y amar incondicionalmente a sus hijos. El amor
incondicional es crucial en la crianza. Muchos padres quedan decepcionados cuando
las expectativas y los límites no están a cierto nivel. Los padres necesitan tomar nota
del potencial y las inclinaciones de cada hijo, y estar agradecidos por la individualidad
y dones de cada uno de ellos. (Para leer más al respecto, ir a la Sección Cinco de este
libro, “La necesidad emocional básica de expectativas realistas”).
El torbellino
Cuando los padres (de manera correcta o equivocada) sienten que sus hijos
no satisfacen sus expectativas o cuando los hijos (de manera correcta o equivocada)
sienten que sus padres no están cubriendo sus necesidades emocionales básicas,
habrá un conflicto. Si los padres son capaces de practicar los principios de Padres
lo suficientemente buenos, cabe esperar que los conflictos sean resueltos de modo
constructivo. Sin embargo, dado que la parte emocional de nuestros cerebros parece
trabajar más rápido que la parte racional, ¡esto no es algo que ocurrirá siempre! Cuando
el conflicto se intensifica, el padre y el hijo ingresan a lo que llamamos «El torbellino de
la intensificación del conflicto» (véase figura 14.1). Este torbellino puede traer consigo
el intercambio de palabras ásperas, el estallido de rabietas, o el armar muros de silencio
y enojo, pero de cualquier modo, dañará la conexión, arruinará el sentimiento de
aceptación y perjudicará la relación. Procedamos ahora a examinar detenidamente
cómo el torbellino podría ocurrir cuando se lidia con límites razonables.
am
Capítulo Quince
MANTENERSE FUERA
DEL TORBELLINO
Tema Expectativa
Recoger y mantener en orden sus juguetes ¿Cuán ordenados?
¿Con qué frecuencia y cuál es la conducta
Invitar amigos a la casa
esperada?
TV durante las noches del período escolar ¿Permitido? ¿Cuánto? ¿Qué programas?
Hora de ir a dormir ¿En días de semana vs. fines de semana?
Dinero que los padres dan a sus hijos ¿Cantidades? ¿Frecuencia?
Gastos de celular/mensajes de texto/chateo ¿Límites?
¿Cuál es el horario para levantarse y salir de la
Mañana
casa a tiempo?
Juegos de Computadora ¿Cuáles y cuán frecuentes?
Quehaceres de la casa ¿Cuáles y cuán frecuentes?
¿Frecuencia? (Recomendamos cinco veces por
Cenas familiares
semana).
¿Noches en días de semana vs. en fines de
Tiempo límite para llegar a casa de noche
semana?
Películas/TV/contenido virtual ¿Apropiados a su edad?
Letra de música ¿Aceptable a los padres?
Acceso a Internet ¿De qué tipo y cuánto?
Cuando los niños desobedecen porque los padres no fueron claros en cuanto
a los límites, se arraiga la frustración, y el torbellino puede estar justo a la vuelta de la
esquina. En el caso de algunos niños, puede ayudar a ambas partes el poner por escrito
un acuerdo, y que cada uno guarde una copia, como punto de referencia. (¡Esto no
significa que sea obligatorio a nivel legal!). Cuando algo está por escrito, es increíble
cómo bloquea la aparición de potenciales ambigüedades. Y con la proliferación de
smartphones, tablets y otros aparatos, no hay razón para que los acuerdos acerca de
instrucciones y límites no puedan ser fácilmente registrados.
2. Promueve la unidad
Cuando se trata de evitar el torbellino, es importante asegurarse de que mamá
y papá están en la misma sintonía. Dado que la mayoría de nosotros pareciera que
nos casamos con nuestro opuesto, esto considerará que planifiquemos y dialoguemos
bastante al respecto. A veces, el lograr estar unidos respecto al entrenamiento y la
disciplina de nuestros hijos se sentirá como una discusión sobre una estrategia de
batalla. No te desanimes. Persevera, pues vale la pena. Los niños son muy inteligentes;
ellos saben qué padre es débil en un área específica, y algunos chicos sacarán toda la
ventaja que puedan de esa debilidad, así que ¡promueve la unidad!
3. Sé optimista y animante
Sé optimista al momento de fijar límites y sé animante cuando los límites son
respetados. Es importante transmitir confianza en la capacidad de tus hijos de respetar
los límites y reconocer el éxito en cada oportunidad. Una sincera felicitación refuerza
mucho más las conductas que el hacer críticas. Shinichi Suzuki, fundador de la
mundialmente famosa escuela de música, dijo que debemos prestar atención a todo,
enfocarnos en algunas cosas y mencionar una cosa2.
A continuación, indicamos algunos ejemplos de la manera en que podemos
animar a nuestros niños cuando muestran señales de mejora en cuanto a aceptar límites.
5. Obtén cooperación
Este es otro consejo útil del libro de Adele Faber y Elaine Mazlish, Cómo Hablar
para que los Niños Escuchen y Como Escuchar para que los Niños Hablen4. En la medida
que los padres estén ya practicando de modo constante nuestros primeros cuatro pasos
arriba mencionados, se darán cuenta que «obtener cooperación» los ayuda a evitar las
interacciones exasperantes y a mantenerse fuera del torbellino. Lee el segundo capítulo
Sheila, de ocho años de edad, entra por la puerta y bota su maleta en el piso
de la sala. Va soñando despierta, pensando en probar sus nuevos lápices de
colores y a toda prisa se dirige hacia las escaleras.
Madre (sonriendo): Hola cariño, ¿qué tal estuvo tu día?
Sheila (de prisa): Ahora no, Mamá, estoy apurada.
Madre (amablemente): ¿Apurada para ir al baño?
Sheila (impaciente): ¡Ya quiero probar mis nuevos lápices!
Madre (con gentileza): ¿Te has olvidado de algo, querida?
Sheila parece confundida. La madre mira fijamente la maleta, y
luego sonríe de nuevo a su hija
Sheila (la mira mostrando molestia): Mamá, la recogeré después.
Madre (sigue amable y sonriendo): ¿Te gustaría intentarlo otra vez?
Sheila (se rinde): Sí, Mami…
La constante repetición de este simple pero poderoso principio hace una enorme
diferencia. Los niños se olvidan todo el tiempo. Si las consecuencias se imponen
inmediatamente, esto causa tensión en la casa y produce tensión en las relaciones
entre padres e hijos. Los padres que tienden a exasperar a sus hijos, sobre todo al
ser menospreciativos, represivos, perfeccionistas o controladores, deben tomar nota
de estos puntos. Dales al menos una oportunidad más. Aprende a ser paciente. No
recurras a imponer las consecuencias de inmediato, a menos que los hijos sean mayores
y su conducta indebida sea algo muy grave.
• Si los niños pierden sus celulares, no tendrán uno nuevo hasta que ellos
lo compren.
• Si los niños no estudian para sus exámenes, ellos obtendrán bajas
calificaciones.
• Si los niños no se levantan a tiempo en la mañana, llegarán tarde a la
escuela.
• Si los niños son malos con sus amigos, a la gente no le gustará jugar con
ellos ni lo disfrutará.
• Si los niños gastan todo su dinero, ya no tendrán nada para gastar hasta
la próxima vez que les corresponda recibir más.
fiestas y pijamadas por los próximos dos meses. Esta fue una llamada de atención para
Karla, quien encontraba difícil controlar su temperamento; después de ese momento
su dominio propio mejoró grandemente. (Se hicieron además esfuerzos para ayudar a
las niñas a reconciliarse, pero la otra parte no estaba interesada. Karla había aprendido
que aunque la otra niña había empezado el problema, ella no tenía el derecho de
comportarse de la manera en que lo hizo).
Cuando se imponen consecuencias:
Después de que las consecuencias han sido impuestas, el padre y el hijo deben
tomar el tiempo para sentarse y evaluar la situación en su totalidad. El arreglar la
SECCIÓN CINCO
LA NECESIDAD EMOCIONAL
BÁSICA DE EXPECTATIVAS
REALISTAS
Capítulo Dieciséis
EXPECTATIVAS REALISTAS
L
a necesidad básica emocional de expectativas realistas puede ser definida
como ayudar a tus niños a entender lo que se espera de ellos, mientras
les das la libertad de ser ellos mismos; implica modificar las expectativas
de modo que estas puedan inspirar y motivar a tus hijos. Cuando los padres cubren
la necesidad básica emocional de expectativas realistas, sus niños desarrollarán, ya
sea una o la totalidad de estas características/creencias: estándares realistas, gracia y
autosacrificio dentro de ciertos límites1; además, ellos creerán, constantemente y a un
nivel emocional, los siguientes mensajes dados por sus padres :
El padre de Carla y Rebeca es una persona muy exitosa que proviene de una
familia asentada en los Estados Unidos de América. Sus abuelos tienen una segunda
mansión exclusivamente para las vacaciones y están bien conectados a nivel político
y social; la posición y el logro son altamente valorados a lo largo de su familia.
Mientras más habían intentado los padres de las niñas inculcarles valores saludables
en su crianza, no habían podido proteger a sus hijas de la incesante evaluación de los
parientes de su padre, quienes constantemente las comparaban con sus primos: «¡Fredy
obtuvo una calificación sobresaliente en su examen de admisión a la universidad, pero
he oído que Carla únicamente obtuvo un buen puntaje! ¡Y supe que Rebeca no fue
aceptada en el campamento de equitación este verano!». Aunque a Carla y Rebeca
les va bien académicamente y asisten a las más prestigiosas universidades, ellas tienen
dificultades en varias áreas de la inteligencia emocional. Albergan rabia en su interior,
les falta empatía y no logran relacionarse bien con los demás. Ellas se ven a sí mismas
como superiores y no desean relacionarse con quienes no llegan a estar a la altura
de sus expectativas. Resumiendo, no son personas agradables con quienes estar. Una
de las chicas ha luchado con pensamientos suicidas y ha empezado, recientemente, a
asistir a consejería, así como sus padres, quienes desean recibir ayuda para «reparar y
reconectar» y, así guiar a sus hijas a nivel emocional y social.
después de clase y algunos practican deportes por varias horas diarias, no por diversión
sino para ayudarlos a obtener una beca en la universidad, conduciéndolos a aún más
presión.
Se tiene la expectativa de que los niños, a edades cada vez más tempranas, hagan
más cosas y aprendan conceptos más complejos, más allá de lo que es apropiado para
su edad. Más aún, la competencia en la escuela desanima a los estudiantes de ayudarse
los unos a los otros y produce la mentalidad de que cada quien vele por sus propios
intereses. Los padres presionan a los niños para que ingresen a las mejores escuelas y
universidades, causando que en los hogares abunden las tensiones. Los niños sienten
vergüenza cuando sus padres hacen comparaciones («Tu primo estudió en Harvard»);
les dan sermones («Cuando yo tenía tu edad, yo ya entendía el valor del trabajo duro.»),
y los atosigan diciéndoles que tienen que ser los mejores de su clase o en un deporte.
Los padres que se esfuerzan por sacar lo mejor de sus hijos no son ayudados por
filosofías de crianza tales como las propugnadas en el artículo «Why Chinese Mothers
Are Superior» (porque las madres chinas son superiores) publicado por el Wall Street
Journal, el 8 de enero del 2011, en el cual una catedrática, de origen chino-americano,
de la Facultad de Derecho de la Universidad de Yale, presumía de su propia crianza.
Uno de sus párrafos más alarmantes dice:
• ir a pijamadas
• fijar tiempos para jugar con otros niños
• estar en una obra escolar
• quejarse de no estar en una obra escolar
• mirar TV o jugar juegos de computadora
• escoger sus propias actividades extracurriculares
• obtener notas que no sean las más altas posibles
• el no ser las estudiantes número uno en cada materia
excepto en gimnasia y teatro
• tocar cualquier instrumento que no sea piano o violín
• negarse a tocar piano o violín2
Creemos que es triste ver que estos principios han recibido tanta publicidad;
no solo creemos que no ayudan, sino que son dañinos, pues van en contra de las
conclusiones que investigaciones de calidad han realizado respecto a cómo conectar
con nuestros hijos y como criarlos para que sean adultos sanos a nivel emocional,
espiritual y psicológico.
Capítulo Diecisiete
EL DOMINIO DE LAS
EXPECTATIVAS EXAGERADAS
l cuarto dominio entre los grupos de esquemas es conocido como el
desarrollan estándares obligatorios, haciéndolos críticos hacia las personas que fallan en
cumplirlos. Estas reglas autoimpuestas los siguen a donde quiera que vayan, mientras
las imponen a todos. Frecuentemente, desprecian a quienes no llegan a alcanzar sus
expectativas excesivamente altas y se molestan por pequeñeces que nadie más notaría.
Sobre todo, no muestran gracia alguna hacia los errores de los demás.
Las personas con la trampa de vida de estándares inflexibles, en realidad,
piensan que los estándares que imponen son normales y que los demás son estúpidos,
inferiores, descuidados, perezosos, desaliñados, ineptos o lentos. Son completamente
inconscientes del hecho de que sus reacciones a las situaciones, junto a sus opiniones
sobre los demás y su condena a estos, por lo general están fuera de proporción con la
realidad de la situación. Normalmente, son duros consigo mismos, como lo son con los
demás; tomarse un tiempo libre los hace sentir culpables. Les es difícil relajarse, y todos
estos factores se combinan, afectando a su salud. Si bien, puede que logren el éxito en
la vida, generalmente ocurre a costa de las relaciones. Debido a que constantemente
esperan que los demás cumplan con sus reglas, son compañeros difíciles. (Aquellos que
tienen la trampa de vida de estándares inflexibles no se dan cuenta de que ellos tienen
esos estándares únicamente en ciertas áreas. pero en otras ellos también fallan; por
ejemplo, el caso del serio académico cuyo escritorio es un desorden, o del médico que
trabaja sin descanso, pero no tiene tiempo para sus hijos).
El ambiente familiar en el que pudo haberse desenvuelto durante su infancia y que
podría haber causado que esta trampa de vida se desarrolle:
ME SIENTO
HORRIBLE.
NO SOY LO
LA CASA SUCIA.
ES SOLO UN
NIÑO; DÉJALO
EN PAZ.
LO SIENTO.
DE ENCIMA.
• Los padres del niño, por cualquier razón, no fueron capaces de cuidarlo
a éste ni a sus hermanos menores. Así, el niño intervino y asumió esta
responsabilidad, yendo más allá de lo que debía esperarse de alguien de
su edad.
• Los padres del niño fueron su modelo de autosacrificio. Quizás, ellos
estaban trabajando en una profesión de servicio o estaban muy
involucrados en trabajo voluntario.
NUNCA TE VI DESCANSAR.
¿Y TUS
SU MARIDO AL
ESTOY BIEN. MIS
MATRIMONIO?
IMPORTANTES,
Y ROPA SUCIA.
HE ESTADO MUY
EN LA CASA. DANIELA ES LA
CASA. YO LO HARÉ, QUE HACE TODO.
MAMÁ;
NECESITAS
DESCANSAR.
JACOMO
La privación de sueño
Una de las revistas médicas líderes en el mundo, The Lancet, reveló que entre
los países desarrollados, Singapur tiene la tasa de mortalidad más baja para jóvenes
varones, ¡lo cual es algo para celebrar!1 (Estados Unidos de Norteamérica tiene la tasa
más alta). La parte negativa es que las expectativas relacionadas con la educación- cada
vez más altas-, que los padres y maestros imponen sobre los niños y niñas significa que
están experimentando privación de horas de sueño, lo cual resulta no solo en niños
irritables o caracteres explosivos, sino en graves problemas de salud mental.2
¡Perdónennos por incluir más estadísticas, pero ellas hablan por sí solas!
Los chicos que tenían dificultades para dormir entre los 12 y 14 años tenían
más del doble de probabilidades de tener pensamientos suicidas entre los 15 y 17 años
que aquellos que no habían tenido problemas para dormir a una edad menor.
Los estudios muestran un crecimiento del 50% en el número de jóvenes que
tienen desórdenes de ansiedad entre los veinte y treinta años si tuvieron constantes
dificultades para dormir a los nueve años.
Los niños de Singapur tienen un promedio de dos horas menos de sueño que
los de Suiza. Un profesor dijo: «Mi experiencia personal es que muchos niños y
adolescentes [en Singapur] están bastante privados de sueño», y cuando ellos logran
dormir más, muestran «una notable mejora en su aptitud académica»3.
La mayoría de padres no están conscientes de los efectos en el largo plazo que
tiene la privación de sueño, combinada con otros factores estresantes, en el bienestar
mental de sus hijos.
Singapur ocupa el primer lugar en el mundo en enfermedades mentales entre
jóvenes.
Mantenerse despierto por 24 horas consecutivas es equiparable a la intoxicación
legal con alcohol [al manejar] en cuanto al deterioro de las capacidades de una persona.
Dormir solo seis horas cada noche por dos semanas causa el mismo nivel de deterioro
de capacidades que mantenerse despierto por 24 horas4 (RI17.1).
mochilas que exceden el peso recomendado para cargar, lo cual es 15% del peso del
cuerpo. Cargar esas mochilas pesadas tiene un impacto negativo en sus cuerpos al
menoscabar su capacidad pulmonar y causarles dolor de espalda crónico5 (RI 17.1).
La miopía
¿Cómo es que el tema de la visión entra en esta discusión? La miopía ha
surgido como un problema principal de salud en diferentes partes de Asia, afectando
mayormente a los niños. Los factores que la causan incluyen el énfasis exagerado en
la educación y el no tener tiempos suficientes para disfrutar al aire libre; las últimas
investigaciones relacionan la falta de exposición a la luz solar con la miopía. Los padres
deben asegurarse de que sus hijos pasen de dos a tres horas al día en la luz solar. En Asia,
ello está afectando a un porcentaje del 80 a 90% de los niños que egresan de la escuela
primaria y un porcentaje del 10 a 20% de los que se gradúan de la escuela secundaria6.
Entonces, no nos sorprende que el doctor de nuestra familia, el Dr. Malcolm Lim, nos
dijera que su reproche más grande hacia los padres en Singapur es ¡el no proteger la
vista de sus hijos! (RI 17.1).
Capítulo Dieciocho
LA PARTICIPACIÓN DE LOS
PADRES: ¿UN PUNTO A FAVOR O
UN PUNTO EN CONTRA?
¿Qué es lo que causa que los padres sean un punto en contra en la vida de sus
hijos?
La participación de los padres debe tomar en cuenta las dinámicas del padre con
el hijo. Por ejemplo, cuando algunos papás y mamás escuchan acerca de los resultados
positivos de la participación de los padres en la vida de sus hijos, entonces deciden vigilar
a sus hijos varias veces al día, y los presionan para lograr niveles excepcionales, mientras
que son críticos de los errores que estos cometen. ¡Estos padres son inconscientes del
daño que están haciendo a sus hijos en nombre del amor!
La forma en cómo los padres transmiten sus expectativas, la calidad de las relaciones
que tienen con sus hijos, si estos se sienten aún aceptados después de cometer
errores, y el nivel de críticas de los padres, todo ello hace una enorme diferencia en
los resultados del desempeño académico de los niños. No estamos defendiendo que
haya expectativas mediocres; el punto aquí es el tipo de expectativas que se tienen y
cómo son comunicadas; esta es la razón de ser de la necesidad básica emocional de
expectativas realistas.
¿Qué ayuda a los padres sean un punto a favor en la vida de sus hijos?
Cuando los padres están cubriendo las tres primeras necesidades básicas
emocionales, sobre todo cuando la conexión es fuerte, la participación de los padres
será un punto a favor. Aún con el riesgo de sonar repetitivos, vamos a recordar de
nuevo a los padres cuán importante es para ellos preocuparse de cubrir la primera
necesidad básica emocional de conexión y aceptación. Una institución llamada Heritage
Foundation, en el año 2008, reveló que un estilo de crianza sensible, cariñoso y atento
así como la participación en actividades de juego con los hijos pequeños fortalece no
solo su desarrollo social y emocional sino también sus habilidades de comunicación y
su capacidad de concentrase, siendo ambas cruciales para el logro2. Y los adolescentes
cuyos padres participan más en su mundo y quienes sienten que reciben más apoyo de
sus padres tienen mayores posibilidades de participar en actividades extracurriculares
organizadas que, a su vez, tienen una vinculación positiva con el logro y las habilidades
sociales3.
Los padres que tienen una buena conexión con sus hijos y desean una
participación sana en su mundo deben supervisar las actividades de sus hijos fuera de
la casa y la escuela; fijar reglas; participar en conversaciones acerca de las tareas escolares
y temas relacionados con la escuela, así como darles su ayuda al respecto; establecer
expectativas en cuanto a su educación; conversar con ellos y hacer planes para el futuro;
ayudarlos a tomar decisiones importantes; participar en actividades relacionadas con
la escuela tales como las reuniones con los maestros y ofrecerse como voluntarios en
la clase; leer juntos, y hacer con ellos otras actividades que promuevan su desarrollo
académico y entretenimiento.
El resto del capítulo contiene estrategias acerca de cómo la participación de los padres
puede ser un punto a favor en vez de un punto en contra para sus hijos.
Dweck y descubrieron que los niños de padres orientados al desempeño tenían muchísimas
más probabilidades de caer en el grupo de perfeccionistas disfuncionales que los niños
de padres con metas orientadas al aprendizaje, haciéndolos vulnerables a problemas
sociales y emocionales 10 tales como depresión, anorexia nerviosa, bulimia, desórdenes
obsesivos-compulsivos, migraña, hábitos de postergar hacer tareas y tendencias
suicidas. Otra investigación sobre motivación descubrió que los niños que se sentían
amados condicionalmente en base a su logro académico tenían más probabilidades de
desarrollar los esquemas de defectuosidad, fracaso, aislamiento social (ver Capítulo
Seis), de derechos (ver Capítulo Trece) y de estándares inflexibles (ver Capítulo
Diecisiete) (RI18.3).
Una nota especial de John: nosotros que procedemos de un trasfondo asiático
debemos prestar atención: los investigadores de la Universidad Johns Hopkins también
observaron que el 69% de los padres asiáticos tenían metas orientadas al desempeño
mientras que únicamente el 25% de los padres caucásicos las tenían 11. (Este es un
estado mental tan común entre las personas de Singapur que existe una palabra de la
jerga local para ello: «kan cheong»). Sea que se trate de las notas, deportes, música u
otras aficiones, tener una actitud orientada al desempeño casi siempre trae resultados
desastrosos. ¿Cuántos niños hemos visto que tienen dificultades con las enfermedades
arriba señaladas, o que como mínimo tienen migrañas y mal funcionamiento del
sistema digestivo, y todo a causa de la ansiedad provocada por sus padres? Recuerden
la Zona Básica de Seguridad; no debemos dejar que nuestras expectativas no realistas
pongan en situaciones de riesgo a nuestros hijos. Eso no es ser Padres lo suficientemente
buenos.
de una manera no controladora! La próxima vez que consideres decir: «Si obtienes
todas tus notas excelentes, te daré…» o aún la otra opción: «Si no obtienes una nota
excelente, serás castigado…», cambia tu modo de pensar, rechaza esas denominadas
«técnicas motivadoras» y decide convertirte en alguien que es un punto a favor de tus
hijos en vez de ser alguien que es un punto en contra de ellos.
Cuando los padres elogian a sus hijos en presencia de visitas, de tanto en tanto,
eso envía un mensaje positivo. Aún si los niños fingen no estar escuchando, los padres
de todas maneras deben hacerlo. Yo (John) recuerdo una vez cuando mi papá me animó
en presencia de mis hermanos por tener un escritorio ordenado. Me estaba yendo
pésimamente en la escuela, y dos de mis hermanos eran estudiantes sobresalientes, sin
embargo, mi papá se dio cuenta de cómo estaba mi escritorio. Eso significó muchísimo
para fortalecer la conexión con mi papá y, con el tiempo, mis notas de todas maneras
dieron un giro. Ahora, es importante notar que no nos estamos refiriendo a padres
groseros, quienes no paran de hablar de los logros de sus hijos; más bien estamos
resaltando una manera de alentar a niños inseguros y hacerles saber que creemos en
ellos.
Otra forma divertida aunque indirecta que pueden usar los padres para animar
a sus hijos en presencia de otros es intentar «Resource Gossip» (el chisme útil), una
herramienta diseñada por Mark McKergow, un consultor sobre el enfoque en
soluciones que opera en el Reino Unido. Él recomienda «hacer chismes» positivos de
una persona en presencia de ella y de sus colegas, o en el caso de un niño, en presencia
de la familia15. Este método involucra hablar como si el niño no estuviera allí y decir,
por ejemplo, en el caso de una niña de ocho años: «Cariño (la esposa a su esposo),
¿sabías lo que he oído de Janet? Que ella es amable con las niñas en la escuela, aunque
a veces eso moleste a las chicas que son populares». «¿De veras? Apuesto a que ella está
orgullosa de sí misma por tener sus propias convicciones». Otro ejemplo: «¿Fredy, qué
es lo que has notado de tu hermanita en los últimos días?» «Bueno, me alegra que
ella ya no vaya a mi cuarto y lleve mis cosas tan a menudo». «Bueno, parece que está
creciendo, volviéndose una señorita considerada y cariñosa». ¡Tan solo tienes que ver a
la pequeña Janet brillar y sonrojarse mientras escucha los sinceros comentarios de sus
personas favoritas!
Sin embargo, hay algunos padres y maestros que recurren a irritar a los niños
con su pesimismo, un enfoque que ellos llaman psicología negativa. Básicamente, ellos
usan amenazas negativas a fin de causar miedo, y emplean humillaciones al decirles a
los niños que no son lo suficientemente buenos, en su intento de motivarlos a hacerlo
mejor. ¡Estos adultos en verdad creen que los mensajes negativos y el miedo dan una
motivación mayor que los mensajes positivos!
Ahora, cuando los padres y maestros son por igual de mezquinos al dar su ánimo
al niño, de manera que este tiene que sobresalir de una manera súper extraordinaria
solo para obtener un pequeño ánimo, ¿qué tipo de mensaje está recibiendo el niño?
¿Cuán frecuente en la vida ocurre ese tipo de logro? ¿Una vez al año? ¿Una vez por
Si tu ánimo está basado en lo que ellos realmente logran, ¿qué pasará cuando
no logren los mismos resultados la próxima vez? No importa lo que digas, tendrá poco
efecto en ellos.
En vez de ello, deberías elogiar su esfuerzo, sin hacer comparaciones:
Busca otras cualidades que puede que no te hayas dado cuenta o no hayas
pensado sean importantes. La siguiente lista te ayudará a empezar:
Cuando presencies estas cualidades, lleva a tu hijo aparte y dile cuánto lo aprecias.
Esto es mucho más efectivo que simplemente elogiar el resultado de un examen o
competencia. Anímalos. Nuestros hijos hacen muchísimas cosas bien, pero no siempre
nos damos cuenta; no debemos perder la oportunidad de reconocer lo bueno en ellos.
Asimismo, cuando animes a tus hijos, sé específico. Los elogios genéricos y
ambiguos pueden tener un efecto negativo en los niños, debido a que ellos pueden
pensar que sus padres son poco sinceros. El solo decir: «Buen trabajo», o «Eres
estupendo» sin hacer referencia a ninguna acción específica no levantará su ánimo.
Uno de los niños que habíamos conocido desde que había nacido desarrolló
problemas de ansiedad y estrés. Su madre lo había acosado año tras año al punto que
estábamos preocupados por él. Incluso él había hablado de suicidio. Yo (John) tuve una
sesión de consejería con el niño, quien me dijo que la fuente número uno de su estrés
era el hecho de que había dejado de ocupar el primer lugar en su clase (únicamente ese
año). Él lloró y dijo: «No tengo ningún otro talento y si no soy el primero de mi clase,
siento que soy un inútil.»
Deci y sus colegas descubrieron que los estudiantes universitarios que dijeron
que se habían sometido al amor condicional y aprobación controladora de sus padres
cuando ellos habían sido jóvenes ¡terminaban teniendo resentimiento y antipatía a sus
padres! ¡Alarmante! También descubrieron que las mamás quienes habían sentido de
esta manera con sus padres, con mucha frecuencia, se volvían como ellos y hacían lo
mismo a sus propios hijos16; ¡por eso se dice que la disfuncionalidad en verdad es algo
que se transmite! Entonces, si bien los niños pueden funcionar durante un tiempo,
cuando sus padres tienen expectativas exageradas de ellos, asimismo sufren de presión e
infelicidad al tratar de estar a la altura de las expectativas. Más aún, los efectos adversos
de la crianza con aprobación condicional no solo se aplican a alumnos de escuela
secundaria y de la universidad, sino también a hijos adultos17 (RI18.4).
Cuando los padres se enfocan en lo que sus hijos hacen en vez de quienes
son ellos, es más probable que sus hijos concluyan que no son aceptados ni amados
incondicionalmente por sus padres. Su pensamiento negativo lentamente destruirá su
seguridad emocional hacia sus padres y debilitará su autoestima. Por eso es que hemos
oído a muchos adolescentes decir:
Estos niños tienen escasa motivación natural. Les falta chispa y alegría, y
proyectan una apariencia apática. A veces, se les conoce como alumnos de bajo
rendimiento, un tema sobre el cual discutiremos con gran detalle.
Los alumnos de bajo rendimiento no creen que puedan alcanzar sus metas,
aún si se esforzaran mucho. Las trampas de vida de la defectuosidad y del fracaso
son activadas cuando piensan en esforzarse más. Si tienen un estilo de adaptación de
rendición, ellos «cumplirán la profecía» de su voz interna que dice que ellos no pueden
alcanzar metas saludables.
Si los alumnos de bajo rendimiento no piensan que pueden ganar, no se
molestarán en intentarlo. Básicamente, preferirían no tratar que tratar y decepcionarse
ante el miedo de que sus debilidades vayan a ser expuestas. En vez de ello, optan por
alardear de las notas que lograron obtener sin estudiar.
Si bien, esta actitud los ayuda temporalmente a sentirse mejor con ellos
mismos, hay una voz interna constante que les dice que contraataquen su sentido de
defectuosidad y fracaso. En la medida que esta voz va creciendo, haciéndose más fuerte,
ellos se volverán personas con aun más miedo de perder. Lo que los de bajo rendimiento
no se dan cuenta es que, aun cuando pierdan, ellos todavía pueden aprender valiosas
lecciones que los capacitarán para triunfar en otros momentos.
Algunos alumnos de bajo rendimiento son impulsados por la trampa de vida
de la dependencia. Ellos no se sienten seguros de realizar sus propias tareas y creen que
siempre necesitan de alguien a su lado para guiarlos a tener éxito. Ellos tienen una baja
autoestima acerca de su capacidad para llevar a cabo tareas por sí mismos.
Algunos alumnos de bajo rendimiento tienen un «pensamiento mágico»,
asociado a la trampa de vida de los derechos. Ellos creen que las cosas de repente
cambiarán para mejor más adelante en su vida y que ellos se volverán sumamente
ricos. El consentirse tener ese pensamiento mágico los ayuda a aliviar su sentido de
defectuosidad al asegurarse a sí mismos que todo saldrá bien, inclusive cuando ellos no
hagan esfuerzo alguno.
Muchos alumnos de bajo rendimiento tienen dificultades con la trampa de vida
de falta de autocontrol, pues no han aprendido a perseverar durante una tarea. Ellos
no saben lo que significa realmente hacer un esfuerzo; por lo tanto, ellos no tienen una
perspectiva realista de lo que toma hacer bien una tarea.
En el caso de los alumnos de bajo rendimiento, el darles expectativas realistas
aumentará su confianza en sí mismos. En tanto aprendan a terminar tareas y aún a
hacerlas de modo excelente, su motivación crecerá. Padres, si su hijo está en esa
categoría, no insistan en que pase por el mismo proceso que los chicos de su edad.
Baja un poco el nivel de tus expectativas y aumenta el nivel de modo gradual. De lo
contrario, se arriesgan a que su hijo sienta que su fracaso es una confirmación de la
pequeña voz que les dice que no hay ningún sentido en intentar algo.
Nuestro consejo es que si los niños no están motivados, los padres deben
permitir que las consecuencias naturales de la escuela tengan efecto. Las investigaciones
han confirmado que los niños tienen más probabilidades de esforzarse por sí mismos
con determinación cuando reciben menos presión y crítica de sus padres (RI18.5);
ellos entenderán en qué punto se equivocaron cuando lleguen los comentarios de otras
fuentes, como los maestros.
Aprende acerca de las inteligencias múltiples e identifica los talentos de tus hijos
No tenemos aquí espacio suficiente para tratar este tema como se lo merece,
pero te imploramos que si estás teniendo dificultades con tener expectativas realistas
con tus hijos, investigues sobre la teoría de múltiples inteligencias. Howard Gardner,
de la Universidad de Harvard, es el pionero en la materia. Por varias décadas, él y
su equipo de investigadores y científicos han confirmado su teoría sobre la existencia
de diferentes inteligencias en el cerebro. Gardner promueve el exponer a los niños a
diferentes experiencias, medios de comunicación y estilos de aprendizaje, de modo que
todos los niños tengan la posibilidad de ser lo mejor que puedan ser.
Cuando enseñamos esta parte de nuestro taller, describimos las ocho
inteligencias que Gardner ha demostrado hasta la fecha: lógico/matemática, verbal/
lingüística, musical, espacial, naturalista, kinestésica, interpersonal e intrapersonal19.
Basados en esta teoría, tratamos de ayudar a los padres a ver que, estadísticamente, no
es posible que los niños sean dotados en todas las áreas académicas, ¡como tampoco
es probable que todos los niños sean talentosos en las matemáticas! Les rogamos a los
padres no sentirse decepcionados si sus hijos no sobresalen en matemáticas y ciencias,
¡pues hay otros caminos para lograr el éxito y la felicidad! Luego les explicamos cómo
cultivar todas las ocho inteligencias para ver hacia cuáles de ellas pareciera que sus hijos
se orientan naturalmente.
Cada día, luego de volver a casa del trabajo, el padre de Sebastián observaba
a su hijo hacer su tarea. Luego de que Sebastián terminaba, su papá le tomaba una
prueba para ver si había aprendido el contenido. En varias ocasiones, cuando Sebastián
no había captado mucho el contenido, su padre lo maltrató físicamente. Sebastián
acabó odiando la escuela, estudiando únicamente para agradar a su padre y escapar del
castigo. Debido al desgaste emocional, Sebastián con el tiempo abandonó la escuela,
traumatizado por la reacción exagerada de su padre.
Estos padres estaban reaccionando exageradamente, como si se tratara del fin
del mundo. Cuando nuestros hijos se equivocan, una buena pregunta para hacer sería:
«¿Qué es lo peor que podría pasar como consecuencia de este error?». ¿De qué cosas
realmente vale la pena preocuparnos? ¿Está en peligro el bienestar o salud del niño, por
ejemplo? ¿Está enfermo? ¿Tendrá que ser internado a un hospital? ¿El niño tendrá que
ser llevado a la policía? ¿Ha cometido el niño un grave daño hacia otro? La mayoría de
las veces, el 90% de nuestras preocupaciones y angustias ni siquiera se vuelven realidad.
¿Y aún si eso ocurre, qué es lo peor que podría pasar?
Volvamos a nuestros ejemplos. ¿Qué es lo peor que puede pasar cuando a una
niña le toma un poco más de tiempo el vestirse? Simplemente, ¡puede que llegues un
poquito tarde a la cena! Y si tuvieras que tomar un vuelo, uno de los padres podría
ayudar a vestirse al niño en el camino. ¿Eso es algo tan malo? El padre podría usar
el viaje en carro para tener un gran tiempo cantando en familia o si la cita no es tan
urgente, el padre podría permitir al niño el tiempo que necesita para vestirse él mismo
y luego felicitarlo por hacer un gran trabajo. Debido a que la reacción de un padre es
desproporcionada al error cometido, se pierde una maravillosa experiencia.
¿Qué es lo peor que podría pasar si un niño no recuerda todo el contenido que
ha estudiado? No hay de qué preocuparse; él simplemente tiene que seguir estudiando
y con el tiempo logrará recordar el contenido. Y si reprueba un examen, aprenderá
cómo hacerlo mejor la próxima vez. ¿Esta situación vale lo suficientemente la pena
como para dejar una cicatriz emocional negativa en tu hijo?
El cometer errores puede ser una buena oportunidad para enseñar, hacer
vínculos y conectar. Los errores, cuando no son vistos de modo negativo por los
padres, pueden conducir a ambas partes a participar en conversaciones profundas, en
la que todos juntos reflexionan. Tanto el padre como el hijo, ambos, pueden volver
una situación como algo de qué reírse; de esta manera, un momento potencialmente
tenso puede ser transformado en un momento ameno. Lamentablemente, los padres a
menudo convierten pequeños errores en cicatrices para toda la vida.
Dispongámonos a buscar convertir los errores del día a día en conversaciones
de las cuales el niño aprenda; a veces, la propia naturaleza de estas conversaciones
podría conducir a risas y a momentos amenos. A través de los errores, el tomar riesgos
calculados aquí y allá y probar con el ensayo y error, nuestros niños aprenderán a abrir
sus alas. Serán niños y niñas y, con el tiempo, adultos quienes no buscarán agradar de
forma no saludable a los demás ni tampoco serán rebeldes; reconocerán sus fortalezas
y limitaciones, abriendo sus brazos a la vida y a nosotros los padres, llenos de energía
y entusiasmo.
Karen (con una gran sonrisa): Papá, ya nos entregaron las notas del
examen esta semana. Tengo algunas buenas noticias y otras malas
noticias.
Papá: Dime las buenas noticias.
Karen: Las buenas noticias son que obtuve la más alta nota de mi clase
en el examen final de química.
Papá: (con una mirada de sorpresa): Bueno, esas sí son buenas noticias.
¿Y cuáles son las malas?
Karen (un poco avergonzada): Saqué un 57.
Papá (silencio): … Bueno, sólo tengo una cosa que decir.
Karen (con inquietud): ¿Cuál es?
Papá: (con una sonrisa traviesa): Cuando un día vayas a la universidad,
¡será mejor que te especialices en negocios para que no tengas que tomar
ningún curso de ciencias!
Karen (aliviada): ¡Gracias, Papá!
SECCIÓN SEIS
AVANZANDO HACIA
RESULTADOS
MÁS SALUDABLES
Capítulo Diecinueve
VALORES ESPIRITUALES Y
COMUNIDAD
Ellos basan sus vidas en ciertos principios y se aferran a ellos aun cuando
las cosas se ponen difíciles, y tienen la expectativa de que yo (y mis
hermanos, si es el caso) haga lo mismo.
Ellos quieren que yo me aferre a sus valores debido a que me aman y
quieren lo mejor para mí, pero esperan que yo haga lo mismo en
cuanta a mis propias convicciones personales.
A ellos les encanta ser parte de su comunidad.
Ellos se aseguran de que yo pase bastante tiempo con amigos que tienen
valores similares a los suyos.
Ellos me animan a ayudar a los menos afortunados, leer literatura que me
inspire y ser activo en la comunidad.
Aunque lo hemos dicho repetidamente, una vez más les recordamos a los
lectores que ninguna de las necesidades emocionales básicas existe aisladamente o
en el vacío, pues los padres encontrarán casi imposible satisfacer esta necesidad
emocional básica adicional si ellos no han satisfecho también las otras necesidades,
particularmente la necesidad emocional básica de conexión y aceptación. Los padres
que comunican aceptación incondicional, que crean conexión, quienes creen en sus
hijos sin atemorizarlos con expectativas exageradas, y quienes han sido constantemente
firmes pero no rígidos con los límites, son admirados por sus hijos; estos hijos querrán
imitar los valores de sus padres.
Valores espirituales
¿Qué es lo que quieren los padres? Peter Levine, terapeuta y autor de libros
que han sido éxitos en ventas, investigó este tema por diez años y descubrió que las
tres cualidades más importantes que los padres norteamericanos esperan que sus
hijos tengan son honestidad, sentido común y buen juicio y el ser obedientes en la
casa (el que sean estudiosos obtuvo un mero 3%) 1. En los rincones más profundos
de sus corazones, ¡a los padres les importan mucho los valores! En el otro lado del
planeta, se les pidió a los residentes en Singapur clasificar una variedad de cualidades en
orden de importancia para ellos; la honestidad, amabilidad, gratitud, justicia y perdón
ocuparon los primeros lugares2. En una nación que se jacta a sí misma de la excelencia
en la educación, nos sentimos animados de ver que los valores que acompañan el buen
carácter son los que ocupan los lugares más altos.
Para muchos padres, enseñar valores a sus hijos, así como los límites que se
derivan de tenerlos, inclusive el lograr que los niños obedezcan reglas simples en la
casa y en la escuela, ha sido confundido por la cultura moderna y ha traído consigo
angustia, estrés y frustración. Los expertos en crianza, la Dra. Diana Baumrind y el
Dr. Michael Popkin, tienen fuertes convicciones sobre los porqués que están detrás
de transmitir valores. Baumrind, mejor conocida por acuñar los términos «estilos de
insultado así?» y «¿Te parece justo que cojas dos juguetes cuando todos los demás cogen
uno?». Él escribió: «El desarrollo moral de un niño está influenciado por experiencias
(incluidas conversaciones) que tienen que ver con los sentimientos y los pensamientos
acerca de las maneras en cómo las acciones afectan a la gente»6. Aquí es crucial enfocarse
en el nivel de los sentimientos, y no usar una de las interacciones exasperantes, o aún
el solo etiquetar un acto como incorrecto. Imagina la atmósfera en el hogar donde
etiquetar acciones como negativas es la manera principal en que los padres enseñan a
sus hijos. ¿Cómo sería esa atmósfera desde la perspectiva del niño?
entre adolescentes y sus padres8. Disciplinar y educar a los niños acerca de temas dentro
del dominio moral, que se tratan en verdad de lo correcto e incorrecto, siempre es
acertado. Proteger su seguridad con límites dentro del dominio de la prudencia es
también un deber de los padres. Sin embargo, cuando los padres discuten con sus hijos
y los disciplinan por sus «ofensas» dentro del dominio convencional y el dominio de
lo personal, están en un terreno resbaladizo. Mientras los padres pelean con sus hijos
acerca de temas subjetivos y de elección personal que no se tratan verdaderamente de un
tema sobre lo correcto e incorrecto, sus hijos se volverán exasperados y experimentarán
frustración respecto a sus necesidades emocionales básicas.
Existen muchos temas que tienden a frustrar a los padres, por ejemplo, malos
modales en la mesa, lenguaje vulgar, deshonestidad en las notas, peinados y colores
de cabello extravagantes, por nombrar algunos. Piensa en el tipo de conflictos que
frecuentemente tienes con tus hijos. ¿Acaso se trata de hacerte quedar bien a ti? ¿Se tratan
de temas convencionales? ¿O esos conflictos tratan sobre ayudar a tus hijos a desarrollar
un sentido de moralidad? Los estudios también demuestran que los niños a quienes se
les ha dado control sobre el dominio de lo personal están más dispuestos a compartir su
información personal con sus padres, inclusive cuando se trata de su participación en
conductas sexuales. Los padres controladores tienen menos oportunidades de conocer
íntimamente a sus hijos, especialmente aquellos que están en la etapa adolescente. Los
padres pueden esperar un brutal despertar a la cruda realidad de la conducta secreta de
sus hijos cuando los hieren con conductas exasperantes tales como subestimar, castigar,
controlar o ser perfeccionistas. Tratar de controlar la conducta y apariencia de los niños
únicamente conducirá a estos a mantener a sus padres en el desconocimiento acerca de
sus luchas y desafíos personales.
Puedes ir a nuestra página web, www.gep.sg, para hacer un ejercicio sobre
clasificar temas dentro de los dominios (los dominios de Nucci mencionados en el
Capítulo Tres) a fin de obtener información acerca de cómo guiar la visión que tienen
tus hijos de lo correcto e incorrecto.
Los padres deben enseñar a sus hijos que es normal cometer errores, pero
los niños y adultos por igual debemos reconocer nuestros errores y enmendar las
equivocaciones. El tener una actitud en la que se lamenta y se arrepiente de algo que
haya herido a otros es un valor crucial que debemos inculcar a nuestros hijos. Los
niños deben ver a sus padres dándoles el ejemplo en cuanto al hecho de que admitir
errores y disculparse trae alegría al corazón. Los niños también necesitan ser enseñados
que, cuando deciden ocultar sus errores y malas conductas, terminarán sintiéndose
culpables e infelices.
Cuando los niños encuentran el coraje de confesar sus luchas, los padres deben
a su vez responder con perdón, aceptación y reconciliación. Debemos abstenernos de
ser críticos, negativos y castigadores. Frases como «Te lo dije» y « ¿Cuántas veces te lo
he dicho, pero no me escuchas?» transmiten que no creemos en ellos y únicamente los
alejarán de ser vulnerables, una vez más, con nosotros.
Para el momento en que ellos empiecen a hablar sus primeras palabras, los
niños deben ser enseñados a asumir la responsabilidad por su desobediencia. Ellos
deben aprender a decir «Lo siento» de todo corazón, lo cual debe ser seguido por el
perdón de los padres y el que estos reafirmen su amor a sus hijos con abrazos y besos.
¿Cuán humildes son los padres entre sí cuando manejan sus conflictos o los
conflictos que tienen con otros? ¿Cuán dispuestos están a disculparse sinceramente
cuando han cometido algún error con sus hijos, por ejemplo, al gritarles o tener una
actitud castigadora? ¿Cuán abiertos están los padres para recibir comentarios y
opiniones de sus propios hijos o de los demás? Todo esto es observado por la atenta
mirada de nuestros pequeños, quienes aprenderán de lo que ven en nuestras vidas, no
únicamente de lo que les enseñamos.
Comunidad saludable
Los expertos durante mucho tiempo han alabado las virtudes de una comunidad
saludable. Cuando las personas conectan unas con otras y cada persona asume los
intereses de los demás en su corazón, algo sobrenatural ocurre. A través de esa conexión
emocional, nuestras heridas más profundas son sanadas. Nos alegramos juntos, nos
entristecemos juntos. Amamos juntos, nos reímos juntos y lloramos juntos. Todos
somos débiles en algún punto de nuestras vidas. En una comunidad saludable, el amor,
la conexión, el cuidado y la aceptación fluyen de las personas sanas hacia las personas
más necesitadas y, mediante esto, la sanación ocurre. No de modo instantáneo, sino a
través de un proceso lento y constante, la gente va mejorando. No es de sorprender que
sea mejor para las personas vivir en comunidad.
Lastimosamente, vivimos en una época en la que la responsabilidad por este
tipo de conexión recae en los consejeros, educadores y terapeutas. Un artículo del
New York Times, de Mayo del 2012, trata sobre cómo estamos perdiendo la capacidad
de conectarnos y de ser íntimos debido a que sentimos la necesidad de contratar los
servicios de especialistas para exponerles nuestra vida privada y ya no pedimos ayuda a
nuestros amigos y familiares17. Las investigaciones muestran que, más que las habilidades
del terapeuta, el ingrediente que más ayuda y sana cuando uno acude a un profesional
como ese es la conexión entre el consejero y el cliente18. Los amigos cercarnos deberían
tener la capacidad de brindar ese ingrediente que es el más importante para la sanación
emocional.
En el mundo acelerado donde las parejas tienen que hasta agendar el hacer el
amor, y los amigos tienen que planear con un mes de anticipación el encontrarse y
tomarse un café, la gente se siente incómoda de mostrar este tipo de amor y conexión.
Muchas veces ni siquiera saben cómo hacerlo. Algunas veces, sienten que no tienen
lo necesario para hacerlo y se sienten fuera de lugar. Otras, es debido a una falta de
confianza. Existe muchísima propaganda acerca de la aldea global y las redes sociales
que tratan de mantener conectada a la gente, pero en la mayoría de los casos, la gente
en el mundo parece más superficial y que tiene menos relaciones profundas que nunca.
Las personas raramente hablan de su dolor emocional las unas con las otras, y si lo
hacen, no es extraño para su círculo de amigos aconsejarles acudir a un consejero o
terapeuta. Nosotros somos consejeros profesionales, así que obviamente creemos en
estas profesiones. Respetamos a aquellos profesionales capaces, entrenados y talentosos,
que se dan a sí mismos para tratar de brindar sanación emocional a los demás, y no
queremos restar importancia a la necesidad de estar adecuadamente entrenados, pero
nos preguntamos si la gente entiende y aprecia el poder sanador que puede surgir
cuando las personas simplemente se conectan las unas con las otras. Podemos rodearnos
nosotros mismos de personas buenas, sanas y afectuosas que quieran interesarse por
nuestras vidas, pero si nos negamos a dejarlas entrar en nuestros mundos no seremos
sanados, y eso será para nuestro propio perjuicio. Nosotros seremos los que, como
resultado, nos quedaremos solos y nos sentiremos aislados. Esto significa que cada uno
de nosotros tiene el ingrediente para sanar a alguien más al darnos a nosotros mismos
y entregar nuestro corazón los unos a los otros.
Cuando verdaderamente nos sentimos conectados, nos sentimos aceptados por
quienes somos. Aunque tenemos diferentes talentos y limitaciones, nos sentimos en
paz, sabiendo que somos perdonados. Las amistades añaden profundidad espiritual y
bendiciones a nuestras vidas. Imagina lo que podrían lograr todas estas cualidades para
nuestro bienestar. Estudios contemporáneos indican los beneficios para la salud y el
bienestar mental de tener una comunidad que está estrechamente conectada.
En el mundo actual, hay muchas instituciones valiosas que ofrecen el sentido
de comunidad: lugares de adoración (iglesias, templos, etc.), universidades, escuelas,
guarderías, los Scouts, equipos deportivos y otros, sin mencionar a la familia. Creemos
que si vamos a satisfacer la necesidad básica emocional adicional de nuestros niños,
no lo podemos hacer solos. Únicamente lo podemos hacer si somos parte de una
comunidad saludable y si logramos hacer participar a nuestros hijos de esta.
Ya hemos visto estadísticas que muestran cuánta influencia tienen los padres
en sus hijos. No te equivoques al respecto, lo padres son la principal influencia en sus
hijos. Sin embargo, debido a que todos tenemos disfuncionalidades en cierto grado,
únicamente podemos llegar hasta cierto nivel. Por eso, lo mejor que podremos es llegar
a ser «lo suficientemente buenos».
Cuando nuestros hijos están físicamente débiles, los llevamos al médico.
Cuando ellos quieren ser mejores en un deporte, los llevamos a un entrenador. Cuando
a ellos no les va bien en sus relaciones con nosotros, sus padres, ¿qué es lo que hacemos?
Normalmente, simplemente dejamos que el tiempo pase, y generalmente las relaciones
y los conflictos llegan a un punto de estancamiento y no se logra ningún progreso. ¿A
quién llamamos para que nos ayude? Hablar a nuestro cónyuge, asistir a cursos sobre
crianza y leer libros son todas cosas útiles; sin embargo, ¿estamos aprovechando bien el
poder que tienen las comunidades saludables? (RI19.4).
El uso de la palabra «comunidad», para mucha gente, tiene una variedad de
significados. Puede implicar ser parte de un club social donde la gente se reúne
principalmente por razones sociales. Sus amigos están allí y por eso se sienten cómodos
en ese lugar. En su libro titulado Community: The Structure of Belonging (la comunidad:
la estructura del pertenecer), Peter Block describe muy bien qué es una comunidad:
padres con los padres. Esta constante interacción, junto con el compartir y dar, es lo
que ayuda a desarrollar el sentido de comunidad.
tiempos juntos con niños de su edad. Los padres deben hacer los sacrificios necesarios
para lograr que sus hijos compartan momentos con otros adolescentes de familias que
ellos confíen. Esto ayuda a los adolescentes que son afines a tener la oportunidad de
estar más cercanos los unos con los otros y a construir el sentido de comunidad. Si te
preocupa que tus hijos estén ausentes demasiado tiempo, haz de tu hogar el centro de
actividad.
a que el adolescente vea que los padres y mentores se llevan bien. Una comunidad
funcional exige este tipo de relación.
Uno de los temas delicados en esta relación es la confidencialidad. Los
adolescentes necesitan sentirse seguros con su mentor, es decir, que lo que comparten
como confidencia con este no será contado a sus padres. Existen únicamente dos
situaciones en las que la confidencialidad debería ser rota, tal como ocurre en la profesión
de consejería: cuando un adolescente se está potencialmente causando daño a sí mismo o a
la propiedad de otros.
Cuando las relaciones son sólidas en todos los frentes, el vínculo se fortalece y
la comunidad es funcional.
¡Es emocionante pensar que al cubrir la necesidad emocional básica adicional
de valores espirituales y comunidad, serás capaz de influir en la visión que tus hijos
tienen de sí mismos, de otros, de lo correcto e incorrecto, de aceptar la corrección
y de la sumamente importante área de tratar los conflictos y el perdón! Los valores
esenciales que definen y moldean a nuestros niños se arraigan más en sus corazones
cuando ellos son parte de una comunidad amorosa y conectada que continúa sacando
lo mejor de ellos mientras van creciendo para convertirse en adultos sanos.
Capítulo Veinte
REPARAR Y RECONECTAR
l empezar el capítulo final de este libro (pidiendo prestada la frase de
más amplio, por lo que de modo subconsciente, saben qué decir para impedir a otros
encontrar su lado infantil. Este lado no es alimentado; el estilo de adaptación falso
y no saludable es el que se hace cargo. Este estilo de adaptación no es el verdadero
yo interior. El objetivo es sacar a flote el lado infantil, el cual es verdadero, sincero
y enseñable. Requiere humildad exponer el lado infantil y cuando éste logra salir,
eso es ser «vulnerable». Creer las falsas verdades de las trampas de vida y disfrazar el
verdadero yo con estilos de adaptación únicamente prolonga el dolor y evita que la
gente sane. Por ejemplo, cuando un padre se pone fuera de sí y pelea con su hijo,
podría ser que actúe con severidad en vez de ser vulnerable. Él podría fingir que no
necesita de nadie y que él se siente bien, lo cual es el estilo de adaptación de la evasión.
El padre podría adaptarse volviéndose una persona ocupada, pero al hacerlo, podría
estar manteniéndose a sí mismo distante de su verdadero lado infantil. El estilo de
adaptación de la evasión podría inclusive colocarlo en el camino de la adicción o
de ser una persona que trabaja obsesivamente. Sea lo que fuera, evitará que esté en
contacto con su real yo. Cuando los sentimientos de culpa o vergüenza surgen, el
padre podría reaccionar con la sobre compensación o contraataque a fin de protegerse
a sí mismo. Dado que no está siendo vulnerable, el lado infantil está escondido y, en
vez de ello, aparece un lado falso y enojado a través del estilo de adaptación de sobre
compensación. Además, existen aquellos que se rinden porque escuchan una voz crítica
de sus padres y se resignan, pensando que todo es su culpa. Si bien, puede que esto no
conduzca a una pelea potencialmente acalorada, estas personas aún no están siendo
vulnerables, por lo que su lado infantil se mantiene escondido. Sea cual fuere el estilo
de adaptación, cuando los padres responden a las provocaciones escondiendo su yo
interior/lado infantil, con el tiempo se acostumbrarán a exhibir su fachada.
Hablando desde nuestra experiencia personal, cuando empezamos a ser
vulnerables, repentinamente sentiremos confusión, miedo, emoción, tristeza o inclusive
enojo. Cuando esto ocurre, en realidad son buenas noticias. Sin embargo, muchas
personas se rendirán en este punto porque se sienten incómodos y heridos. Es más fácil
mantenerse conectado con el antiguo y falso yo y con el estilo de adaptación al que han
estado acostumbrados por tanto tiempo. Estas personas prefieren permanecer junto a
lo conocido que avanzar hacia lo más saludable.
Cuando practicamos ser vulnerables, no debemos dejar que el sentimiento
de incomodidad nos disuada de perseverar. Es un lugar maravilloso en el cual estar,
pero requiere de humildad y valentía. Puede que tengamos que volverlo a intentar
una y otra vez, pero con cada intento, estaremos cada vez más cerca de ser sanados.
Cuando decimos «ser sanados» queremos decir, ser sanados a nivel emocional, mental
y espiritual y, como resultado, alcanzar un sentido de paz. La otra opción es reprimir
nuestros sentimientos no saludables hasta que ellos se vuelvan insoportables. Nuestros
sentimientos tienen una forma de salir a flote, sea que ello nos guste o no, a través
de nuestros estilos de adaptación no saludables. Esto puede llevarnos a todo tipo de
conducta autodestructiva, incluyendo la dependencia al alcohol, el fumar, el comer en
exceso, la promiscuidad sexual o el contraatacar a los demás, lo cual daña las relaciones
que nos rodean. Y mientras esto está sucediendo, puede que vayamos viviendo nuestra
rutina siendo personas insensibles o indiferentes.
Los hombres son famosos por ser reacios al pensamiento de ser vulnerables
con cualquiera, y mucho menos con sus hijos. Se ríen de la idea de compartir sus
emociones, pero en verdad, es su lado de evasión el que está reaccionando. Qué poco
se dan cuenta que el reprimir sentimientos conduce al estrés y a las enfermedades;
terminan experimentando menor crecimiento personal y desaprovechan los beneficios
de estar conectados con su lado infantil. Si bien, puede que nos sintamos cómodos
con nuestro falso yo (nuestro estilo de adaptación), éste no puede ayudarnos a sanar.
Únicamente nuestro lado infantil, el verdadero yo, puede llevarnos a un lugar más
saludable. Entonces, ¡dispongámonos a sacar a flote nuestro lado infantil y a ser
vulnerables! Whitfield dice que la mayoría de nosotros expone su lado infantil tan solo
quince minutos al día4. Sea con tu cónyuge, tus hijos o con otros amigos con quienes
te sientas seguro, es tiempo de empezar a hacerlo.
Debemos ser pacientes unos con otros y ayudarnos mutuamente a ir por este
proceso. De eso es que se trata el tener amor los unos por los otros: hacer el esfuerzo por
ayudarnos a cambiar nosotros mismos y a otros. Tal como el Dr. M. Scott Peck define
el amor en su libro La nueva psicología del amor: «[El amor es] la voluntad de extender
nuestro ser con el fin de promover el desarrollo espiritual propio o ajeno»5.
la relación padre-hijo. Hay algo que ocurre al exponer nuestras debilidades, sentirnos
comprendidos y verbalizar nuestras necesidades, lo que nos acerca más estrechamente
los unos con los otros. Generalmente, estos mensajes están escondidos en lo profundo
de nuestro interior, y lo que sale al exterior es nuestro estilo de adaptación, que no ayuda
y, a menudo, conduce al torbellino de la intensificación del conflicto. En vez de ello,
cuando somos vulnerables, nuestro lado infantil que estaba oculto sale y la sanación
ocurre a un nivel emocional, lo cual puede ser muy poderoso para la reconciliación y
la conexión.
Los padres deben aprender cómo poner el dedo en la llaga respecto a las
emociones que están detrás de los estilos de adaptación (o identificar cómo se está
sintiendo el lado infantil), y de eso es todo lo que se trata el ser vulnerable: dejar que
nuestro lado infantil salga a la luz.
En www.gep.sg, hemos presentado diferentes situaciones que suceden entre un
padre y un hijo adolescente, y hay ejercicios sobre cómo ambas partes pueden practicar
ser vulnerables. Ten en cuenta que luego de que el niño ha sido vulnerable, no debe
haber un sermón. ¿Qué mejor manera para silenciar el lado infantil de cualquiera?
Recuerda, la parte que escucha debe validar los sentimientos de la otra persona, dar
comentarios que resumen lo hablado, identificar todas las emociones del otro y decirlas
a este en un tono suave, no sermoneándolo (ver el Capítulo Ocho sobre la empatía).
Sigue los pasos que hemos resumido sobre cómo validar y escuchar a tus hijos.
Si la parte que escucha no está de acuerdo con algo que se dijo, esto también debe
provenir desde una perspectiva vulnerable. De esta manera, ambas partes estarán
entrando a un estado donde cada una intenta comprender y conocer las debilidades y
necesidades de los unos y los otros.
En todos los ejemplos de nuestra página web, tratamos por separado los
componentes para ser vulnerable. Por favor, toma el tiempo para hacer estos ejercicios;
los cuatro componentes son esenciales y deben ser memorizados.
¿Qué fue lo que activó esta reacción que he tenido? Los padres necesitan ser
conscientes de los propios problemas que ellos tienen.
¿Por qué esto activó dicha reacción? ¿Me enojé porque lo que yo tenía previsto
no sucedió o me enojé porque realmente quiero lo que es mejor para mi hijo?
¿Ocurrió un súbito cambio de reglas? Si los padres han estado permitiendo a sus
hijos salirse con la suya y luego, súbitamente, se dan cuenta de que sus hijos necesitan
límites saludables, deben conversar respecto a los cambios que desean hacer. Si los
padres hacen cambios de manera abrupta, esto puede causar una reacción descomunal
en sus hijos e inevitablemente resultará en una pelea. Los padres pueden intentar decir:
«Cariño, nos hemos dado cuenta de que hemos cometido errores en nuestra crianza.
Necesitamos asumir la responsabilidad de ellos. Esa parte no es tu culpa. Tenemos una
nueva consciencia de nosotros mismos como padres. Sobre todo, luego de ver este
patrón de conducta que tienes, nos gustaría conversar contigo sobre algunos cambios
que vamos a implementar. Sabemos que esto no va a ser fácil para ti, y tampoco es fácil
para nosotros, pero hemos conversado al respecto y queremos revisarlo contigo.» Luego
implementa los límites y, esta vez, mantente apegado a tus convicciones. Cuando tus
hijos vean tu nueva postura, con el tiempo ellos llegarán a respetarla a pesar de que al
inicio pueden estar enojados.
¿He escuchado a mi hijo mostrando empatía o he saltado a hacer conclusiones
y empezar a emitir juicios?
Conversa con el otro padre, si es que él o ella no participaron del altercado con el
hijo. Pídele sus comentarios de modo objetivo y permítele que te los dé. Evita convertir
esta interacción en otra pelea, pues esto puede hacer aún más difícil el resolver el otro
altercado que tuviste con tu hijo. Sean vulnerables entre sí.
Luego de reflexionar en lo señalado arriba, tranquilízate y estate dispuesto a ser
vulnerable con el niño. Cuando los niños son pequeños, los padres deben ser, sobre
todo, los que dan el primer paso. Los niños procesan la tensión de una manera muy
negativa y esto puede ser perjudicial para su salud mental a largo plazo si los problemas
no se resuelven rápidamente.
Generalmente, si el resolver los conflictos rápidamente es un hábito en la
familia, cuando los niños vayan creciendo, ellos también serán quienes den el primer
paso para resolver los problemas. Esto es una buena señal. Si los padres todavía son
los que dan el primer paso con sus hijos adolescentes, entonces esto también puede ser
un tema que los padres traten con el niño, pero háganlo después de que el conflicto
esté resuelto. Ambas partes necesitan practicar el dar el primer paso. No debe haber
un desbalance de modo que una sola de las partes sea quien lo hace la mayor parte del
tiempo.
El perdón
Entender el perdón y saber cómo darlo a los demás es un componente
fundamental de una familia sana. Sin embargo, hemos notado cuán poco énfasis se
da al perdón en los principales enfoques sobre la terapia. Los expertos y los escritores
conciben todo tipo de habilidades de ayuda, evaluación e intervención, pero solo en
casos excepcionales se le da al perdón la atención que merece. Estamos convencidos
de que a menos que éste sea adecuadamente entendido y otorgado, la posibilidad de
reincidir en el mismo problema será alta y las familias no crecerán ni cambiarán como
parte del viaje que hacen en conjunto sus miembros. Sin duda es difícil, pero aun así es
esencial. Vale la pena repetir que cuando perdonamos, toda la amargura, resentimiento
y enojo son eliminados. La energía emocional negativa se va y es sustituida por
EPÍLOGO
Apéndice 1
HOJA DE TRABAJO
SOBRE INTERACCIONES
EXASPERANTES
I
dentifica las interacciones exasperantes basadas en los dibujos de los gráficos
de cada trampa de vida. (Para una versión más grande para imprimir, visita
www.gep.sg).
Interacciones exasperantes
De privación emocional e
Demasiado permisivow
Dependiente y egoísta
De la subestimación
Perfeccionista y
Sobreprotector
Controlador
condicional
Castigador
Pesimista
inhibidor
Trampas de vida
Desconexión y rechazo
Desconfianza
Defectuosidad
Privación emocional
Aislamiento social
Inhibición emocional
Fracaso
Autonomía y desempeño deficientes
Vulnerabilidad hacia el daño
o enfermedad
Dependencia
Apego
Abandono
Subyugación
Negativismo
Límites deteriorados
De los derechos
Autocontrol insuficiente
Búsqueda de aprobación
Expectativas exageradas
Estándares inflexibles
Castigo
Auto sacrificio
Apéndice 2
ÍNDICE
A
Apego, 68-69
C
Conectar, trabajar, jugar, 69-89, 70
Conexión y aceptación, 41-48
Consecuencias naturales y consecuencias lógicas, 160-162
D
Dominios de Nucci, 27-28, 202-204
E
Esquema, véase Trampa de vida
Estilos de adaptación, 8-13
contraataque, 11-13, 13
evasión, 10-11, 11
resignación, 9-10, 10
Expectativas de los padres, 148-149
Expectativas realistas, 165-168
I
Interacciones exasperantes, 29-38
hoja de trabajo sobre, 227
Investigación revela
abuso sexual, lidiar con (RI6.1), 62
L
Límites razonables, 129-133
M
Matrimonio afecta la crianza, 18-22, 181-182
Modelo de padres lo suficientemente buenos, 17-18, 17
N
Necesidad emocional básica, 13-18
definición, 14
Necesidad emocional básica adicional, 197-216
P
Perdón, 206-210
Privación emocional, 54-55, 55
Procesar emociones, ejercicio para, 229-230
R
Reparar y reconectar, 217-224
S
Sana autonomía y desempeño, 99-102
T
Torbellino de la intensificación del conflicto, 149-153, 150
Trampas de vida, 8-9, 9
abandono/inestabilidad, 110-111, 111
aislamiento social/alienación, 56-57, 57
apego/yo inmaduro 108-109, 109
autocontrol/autodisciplina insuficientes, 138-140, 140
autosacrificio, 174-175, 175
búsqueda de aprobación/búsqueda de reconocimiento, 141-142, 142
castigo, 172-173, 173
defectuosidad/vergüenza, 52-53, 53
dependencia/incompetencia, 106-107, 107
derechos/grandiosidad, 134-137, 137
desconfianza/abuso, 49-51, 51
estándares inflexibles/hipercriticismo, 169-171, 171
fracaso, 60-61, 61
inhibición emocional, 58-59, 59
negativismo/pesimismo, 115-116, 116
V
Valores espirituales, 197-210
Véase también Necesidad emocional básica adicional
Vulnerabilidad, 218-222
NOTAS
Capítulo Uno
1 Moore, K. A., y Zaff, J. F. (2002, noviembre). «Building a better teenager: A
summary of “what works” in adolescent development» (formar a un mejor adolescente:
un resumen de «lo que funciona»en el desarrollo adolescente), reseña de investigación.
Child Trends (tendencias sobre la niñez), 1-5.
2 Whitfield, C. L. (2004). The Truth about Mental Illness: Choices for Healing (la verdad
sobre las enfermedades mentales: opciones de sanación). Deerfield Beach, Florida:
Health Communications, 4-7, 253; Whitfield, C. L. (2001). Not Crazy: You May
Not Be Mentally Ill (sin locura: puede que no estés mentalmente enfermo). Atlanta,
Georgia: Pennington/Muse House Press; Johnson, J. G., Cohen, P., Kasen, S., Smailes,
E., y Brook, J. S. (2001). «fte association of maladaptive parental behavior with
psychiatric disorder among parents and their offspring» (la conexión de la conducta
parental maladaptativa con los desórdenes psiquiátricos entre los padres y sus hijos).
Archives of General Psychiatry (archivos de psiquiatría general) 58, 453-460.
3 Winnicott, D. (1953). «Transitional objects and transitional phenomena» (los
objetos transitorios y los fenómenos transitorios). International Journal of Psychoanalysis
(revista internacional de psicoanálisis) 34, 89-97.
Capítulo Dos
1 Young, J. E., Klosko, J. S., y Weishaar, M. E. (2003). Schema Therapy: A Practitioner’s
Guide. Nueva York: fte Guilford Press. Edición en español: (2013). Terapia de
esquemas: Guía práctica. Madrid: Desclée De Brouwer.
2 «Stress: fte fight or flight response» (el estrés: la respuesta de pelear o huir). (s.f.).
Visitado el 30 de mayo, 2012, en Psychologist World (el mundo del psicólogo): http://
www.psychologistworld.com
3 Maslow, A. H. (1987). Motivation and Personality, ftird Edition. Nueva York:Harper
& Row, Publishers, 27-28. Edición en español: (1991). Motivación y personalidad.
Capítulo Tres
1 Baumrind, D., Berkowitz, M. W., Lickona, T., Nucci, L. P., y Watson, M. (2008).
Parenting for Character: Five Experts, Five Practices (educar el cáracter: cinco expertos,
cinco prácticas). (D. Streight, ed.) Oregon: CSEE, 11.
Capítulo Cuatro
1 Young, J. E. (2003). Young Parenting Inventory (inventario sobre crianza de Young).
(Cognitive fterapy Center of Nueva York [centro de terapia cognitiva de Nueva
York]). Accesado 4 de octubre, 2011 en Schema fterapy (terapia de esquemas): http://
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2 Teicher, M. H., Samson, J. A., Polcari, A., yMcGreenery, C. E. (2006). «Sticks, stones,
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golpes y las palabras hirientes: los efectos relativos de las diversas formas de maltrato
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3 Hartt, J., y Waller, G. (2002). «Child abuse, dissociation, and core beliefs in bulimic
disorders» (el abuso infantil, la disociación y las creencias básicas en los desórdenes de
bulimia). Child Abuse and Neglect (abuso infantil y abandono) 26, 923-938.
Capítulo Cinco
1 Perris, P., Young, J., Lockwood, G., Arntz, A., y Farrell, J. (2008). Healthy Schema
Inventory (inventario de esquemas saludables). Swedish Institute for CBT/Schema
fterapy (instituto sueco para TCC [terapia cognitivo conductual ]/terapia de
esquemas), info@cbti.se
2 Mehrabian, A. (1971). Silent Messages (mensajes silenciosos) (1ª ed.). Belmont,
California: Wadsworth.
3 Kindlon, D. (2001). Too Much of a Good Thing: Raising Children of Character in an
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Norma Editorial.
4 Rosemond, J. (2001). Teen-Proofing: Fostering Responsible Decision Making in Your
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hijo adolescentes). Kansas City: Andres McMeel Publishing.
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percepciones sobre el cuidado de los padres predicen el estado de salud en la mediana
edad: un seguimiento de 35 años del estudio sobre dominar el estrés de Harvard).
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nuestros hijos. Nueva York: Vintage Espanol.
8 Dreikurs, R., y Soltz, V. (1990). Children: The Challenge: The Classic Work on Improving
Capítulo Seis
1 U.S. Department of Health and Human Services, Administration for Children
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(departamento de salud y servicios humanos de los Estados Unidos de América,
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zona de los padres): http://www.fteParentsZone.com
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31 de agosto de 2012, en Network of Victim Assistance (red de apoyo a las víctimas)
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Capítulo Siete
1 Forthofer, M. S., Markman, H. J., Cox, M., Stanley, S., y Kessler, R. C. (1996).
«Associations between marital distress and work loss in a national sample» (las
conexiones entre el sufrimiento matrimonial y la pérdida de trabajo en una muestra
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605; Muella, R. (2005). «fte effect of marital dissolution on the labour supply of
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Socio-Economics (revista de socioeconomía) 34, 787-809; Turvey, M. D., y Olson, D.
H. (2006). Marriage & family wellness: Corporate America’s business? (el matrimonio
y bienestar familiar: ¿el interés de la Norteamérica comercial?). Minnesota: Life
Innovation, 11-12; Louis y Louis. Elijo Nosotros, 4.
2 Beals, D. E. (2001). «Eating and reading: Links between family conversations
with preschoolers and later language and literacy» (comer y leer: la relación entre las
conversaciones familiares con los niños en edad preescolar y el lenguaje y alfabetismo
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Publishing; Fivush, R., Bohanke, J., Robertson, R., y Duke, M. (2004). «Family
narratives and the development of children’s emotional well-being» (las narraciones de
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Fiese (Eds.), Family Stories and the Life Course across Time and Generations (las historias
familiares y el transcurrir de la vida a través del tiempo y las generaciones), 55-76.
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3 Global Strategy Group y YMCA (siglas de Asociación Cristiana de Jóvenes).
(2000). Talking with teens: fte YMCA parent and teen survey final report (hablar
con los adolescentes: informe final de la encuesta a padres y adolescentes de la
Asociación Cristiana de Jóvenes); Doherty, W., y Carlson, B. (s.f.). «Overscheduled
kids, underconnected families: fte research evidence» (niños sobrecargados, familias
desconectadas: la evidencia de las investigaciones). Accesado 21 de mayo, 2012, en
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4 Hersey, J. C., y Jordan, A. (2007). Reducing Children’s TV Time to Reduce the Risk
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niños ven televisión para reducir el riesgo de sobrepeso infantil: el estudio del uso de
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Medicine Teaching and Research (elaborado para los Centros Para el Control y la
Prevención de Enfermedades y la asociación de la enseñanza e investigación de la
medicina preventiva). Washington, DC: Research Triangle Institute International.
5 Halford, J. C. G., Boyland, E. J., Hughes, G., Oliveira, L. P., y Dovey, T.M. (2007).
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intake and food choice of 5-7-year-old children» (más allá del efecto publicitario que
tienen los comerciales/avisos televisivos sobre alimentos en la ingesta calórica y en la
elección de comidas entre niños de 5 a 7 años de edad). Appetite (apetito) 49, 263-267;
Harris, J. L. (2008). «Priming obesity: Direct effects of television food advertising
on eating behavior and food preferences» (incentivos a la obesidad: efectos directos
Capítulo Ocho
1 Gottman y Declaire. Raising an Emotionally Intelligent Child, 20.
2 Ibíd., 16, 38.
3 Baron-Cohen (2011). Zero Degrees of Empathy: A New Theory of Human Cruelty.
London: Allen Lane. Edición en español: (2012), Empatía cero: Nueva teoría de la
crueldad. Madrid: Alianza Editorial.
4 Baron-Cohen (2011), Zero Degrees of Empathy, 4, 5.
5 Ibíd., 16, 29.
6 Ibíd., 42, 160; Bryer, J. B., Nelson, B. A., Miller, J. B., y Krol, P.A. (1987). «Childhood
sexual and physical abuse as factors in adult psychiatric illness» (el abuso sexual y físico
en la infancia como factores que conducen a las enfermedad psiquiátrica en adultos).
American Journal of Psychiatry (revista Americana de psiquiatría) 144, 1426-1430.
7 Ginott. Entre padres e hijos; Gottman y Declaire. Los mejores padres: Cómo desarrollar
la inteligencia emocional en sus hijos; Faber y Mazlish. Cómo hablar para que los niños
escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen.
8 Faber y Mazlish. Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los
niños hablen.
9 Ginott. Between Parent and Child, 118; Gottman y Declaire. Raising an Emotionally
Intelligent Child, 128-134.
Capítulo Nueve
1 Perris, Young, Lockwood, Arntz, y Farrell. Healthy Schema Inventory.
2 Miserandino, M. (1996). «Children who do well in school: Individual differences
in perceived competence and autonomy in above-average children» (los niños a los
que les va bien en la escuela: diferencias individuales en cuanto a la competencia y
autonomía percibidas en niños que están por encima del promedio). Journal of
Education Psychology (revista de psicología de la educación) 88(2), 203-214.
3 Deci, E. L., y Flaste, R. (1996). Why We Do What We Do: Understanding Self-
Motivation (por qué hacemos lo que hacemos: entender la automotivación). Nueva
York: Penguin Books, 30.
4 «Self-determination theory: An approach to human motivation and personality»
(la teoría de la autodeterminación: un planteamiento de la motivación y personalidad
humana). Accesado 14 de septiembre, 2012, en http://www.selfdeterminationtheory.
org/
5 Deci y Flaste (1996), Why We Do What We Do, 220; Lepper, M. R., y Greene, D.
(1975). «Turning play into work: Effects of adult surveillance and extrinsic reward on
children’s intrinsic motivation» (convertir el juego en trabajo: efectos de la vigilancia
adulta y de la recompensa extrínseca en las motivaciones intrínsecas de los niños).
Journal of Personality and Social Psychology (revista de la personalidad y de la psicología
social) 31, 479-486; Lepper, M. R., Greene, D., y Nisbett, R. E. (1973). «Undermining
children’s intrinsic interest with extrinsic reward: A test of the “overjustification”
hypothesis» (socavar el interés intrínseco del niño con recompensas extrínsecas: una
prueba sobre la hipótesis de la justificación excesiva). Journal of Personality and Social
Psychology (revista de personalidad y psicología social) 28(1), 129-137.
6 Deci y Flaste (1996), Why We Do What We Do, 66.
Capítulo Diez
1 Lum, S. (2008, 16 de enero). «Paedophile jailed 22 yrs for sex acts on 2 boys»
(un pedófilo es encarcelado veintidós años por cometer actos sexuales con dos niños).
Capítulo Once
1 Deci y Flaste (1996), Why We Do What We Do, 33.
2 Ibíd., 149.
3 ParentFurther. (s.f.). (Search Institute). Accesado 23 de abril, 2012, en ParentFurther:
A Search Institute resource for families (padres de avanzada: un recurso en línea del
instituto búsqueda para las familias): http://www. parentfurther.com
4 Ibíd.
5 Rosemond. Teen-Proofing.
6 Popkin, M. H. (1998). Active Parenting of Teens (la crianza activa de adolescentes).
Georgia: Active Parenting.
7 Bryce, I., Ziskin, L. (productores), Lee, S., Ditko, S., Koepp, D. (escritores), y
Raimi, S. (director). (2002). El Hombre Araña [película]. Estados Unidos de América:
Columbia Pictures.
8 Louis y Louis. Elijo Nosotros.
Capítulo Doce
1 Perris, Young, Lockwood, Arntz, y Farrell. Healthy Schema Inventory.
2 «Dr. Phil’s Advice: Parenting (consejos del Dr. Phil: la crianza)». Accesado 14 de
septiembre, 2012, en http:// Dr.phil.com/articles/category/4/
3 Henner, M., y Sharon, R. V. (1999). I Refuse to Raise a Brat: Straightforward Advice
on Parenting in an Age of Overindulgence (me niego a criar a un malcriado). Nueva
York: HarperCollins, xvii.
4 Szalavitz, M. (2011, 24 de enero). «fte key to health, wealth and success: Self-
control» (la clave para la salud, la prosperidad y el éxito: el autocontrol). Accesado
20 de mayo, 2012, en Time.com, «Healthland». http://healthland.time.com; Moffitt,
T. E., Arseneault, L., Belsky, D., Dickson, N., Hancox, R. J., Harrington, H., et ál.
(2010, 21 de diciembre). «A gradient of childhood self-control predicts health, wealth,
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salud, prosperidad y seguridad pública). Proceedings of the National Academy of
Sciences of the United States of America (procedimientos de la academia nacional de
ciencias de los Estados Unidos de América).
5 Duckworth, A. L., y Seligman, M. E. P. (2005). «Self-discipline outdoes IQ in
predicting academic performance of adolescents» (la autodisciplina supera al coeficiente
intelectual en cuanto a predecir el desempeño académico de los adolescentes).
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6 Solomon, G. Cinemaparenting. http://www.cinemaparenting.com; llama este
concepto CPR por sus siglas en inglés (RPC).
7 Hotchkiss, S. (2002). Why Is It Always About You? The Seven Deadly Sins of Narcissism
(¿por qué siempre se trata de ti? Los siete pecados capitales del narcisismo). Nueva
York: Free Press.
Capítulo Trece
1 Behary, W.T.(2013). Disarming the Narcissist: Surviving and Thriving with the Self-
Absorbed (desarmar al narcisista: cómo sobrevivir y progresar ante la persona centrada
en sí misma). Oakland, California: New Harbinger Publications, 18.
2 Douglas, G. (2009). «Pathological video game use among youth 8-18: A national
study» (el uso patológico de los juegos de video entre los jóvenes de 8 a 18 años: un
estudio nacional). Psychological Science (ciencia psicológica) 20(5), 594-602; Huesmann,
L. R. (1982). «Television violence and aggressive behavior» (violencia televisiva y la
conducta agresiva). En D. Perl, L. Bouthilet, y J. Lazar (eds.), Television and Behavior:
Ten Years of Programs and Implications for the 80’s (la televisión y la conducta: diez años
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U.S. Government Printing Office (oficina de imprenta gubernamental de los Estados
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3 Doherty, W. J. (2000). Take Back Your Kids: Confident Parenting in Turbulent Times
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Sorin Books. 138-142; «Television & Health» (televisión y salud). (s.f.). Accesado 30
de mayo, 2012, en California State University Northridge (universidad del Estado
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Steyer, J. P., y Clinton, C. (2002). The Other Parent: The Inside Story of the Media’s
Effect on Our Children (el otro padre: la historia por dentro de los efectos de los medios
de comunicación en nuestros hijos). Nueva York: Atria Books.
5 Kids-in-mind: Movie ratings that actually work (pensando en los niños: clasificaciones
de películas que de verdad funcionan). (s.f.). Accesado 29 de mayo, 2012, en Kids in
mind: http://www.kids-in-mind.com
6 Rideout, V. J., Foehr, U. G., y Roberts, D. F. (2010). «Generation M2: Media in the
lives of 8- to 18-year olds—A Kaiser Family Foundation study» (la generación M2:
los medios de comunicación en las vidas de los chicos de de 8 a 18 años— un estudio
realizado por la fundación familiar Kaiser). fte Henry J. Kaiser Family Foundation,
California.
7 Ibíd.
8 Wong, M. L., Chan, K. W., Koh, D., Tan, H. H., Lim, F. S., Emmanuel, S., y
Bishop, G. (2009). «Premarital sexual intercourse among adolescents in an Asian
country: Multilevel ecological factors»; Haggstrom-Nordin, E., Hanson, U., y Tyden,
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among adolescents in Sweden» (conexiones entre el consumo de pornografía y las
prácticas sexuales entre los adolescentes de Suecia). International Journal of STD and
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9 Williams, T. M. (Ed.). (1986). The Impact of Television: A Natural Experiment
Capítulo Catorce
1 NTC Publishing Group (1996). Vox Diccionario Actual de la Lengua Española.
2 Diccionario de la lengua española, http://dle.rae.es/?w=derechoyo=h.
Capítulo Quince
1 Cynaumon, G. (2003). Discover Your Child’s D.Q. Factor: The Discipline Quotient
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2 Suzuki, S. (1983). Nurtured by Love: The Classical Approach to Talent Education.
Edición en español: (2004). Educados con amor: El método clásico de la educación del
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3 «Pretend play: fte magical benefits of role play» (fingir el juego: los mágicos
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4 Faber y Mazlish. Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los
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5 Elkind. The Hurried Child.
6 Gottman y Declaire. Raising an Emotionally Intelligent Child, 132.
7 Dreikurs y Soltz. Children: The Challenge.
Capítulo Dieciséis
1 Perris, Young, Lockwood, Arntz, y Farrell. Healthy Schema Inventory.
2 Chua, A. (2011, 8 de enero). «Why Chinese mothers are superior» (por qué las
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3 Hofferth, S. L. (1999). «Changes in America children’s time, 1981-1997» (cambios
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for Social Research, Center Survey (instituto de la investigación social de la universidad
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4 Maggio, R. (ed.). (1998). The New Beacon Book of Quotations by Women (el nuevo
libro Beacon de citas de mujeres). Boston, Massachusetts: Beacon Press. La cita quiere
decir: inclusive si eres muy exitoso, ¿de qué te sirve si eres despreciable?
Capítulo Diecisiete
1 Goh, C. L. (2012, 26 de abril). «Singapore “has lowest youth death rate” among rich
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2 Petersen, A. (2011, 18 de enero). «How much sleep do children and teenagers
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10 de febrero, 2012, en The Wall Street Journal: http://online.wsj.com
3 Khalik, S. (2012, 20 de abril). «Not enough sleep? Kids in S’pore sleep less than
those in Switzerland: Study» (¿sueño insuficiente? niños en Singapur duermen menos
que ellos en Suiza: un estudio). The Straits Times, C1.
4 Cohen, D. A., Wang, W., Wyatt, J. K., Kronauer, R. E., Dijk, D.-J., Czeisler, C.A.,
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5 Negrini, S., y Carabalona, R. (2002). «Backpacks on! Schoolchildren’s perceptions of
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las percepciones de los niños en edad escolar acerca de la carga y las conexiones con el
dolor de espalda y con los factores que determinan la carga). Spine (la columna) 27(2),
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school bag on lung volumes in Chinese primary school children» (el efecto que tienen
en la capacidad pulmonar de los niños que asisten a la escuela primaria en China el
cargar sobre la cintura escapular [la escápula, la clavícula y el esternón] una mochila
escolar). Early Human Development (desarrollo humano temprano) 62(1), 79-86; Iyer,
S. R. (2001). «An ergonomic study of chronic musculoskeletal pain in schoolchildren»
(un estudio ergonómico del dolor crónico musculoesquelético en los niños en edad
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6 Morgan, I. G., Ohno-Matsui, K., y Saw, S. M. (2012). «Myopia» (miopia). The
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Capítulo Dieciocho
1 Zhan, M. (2006). «Assets, parental expectations and involvement, and children’s
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10 Ablard, K. E., yParker,W.D. (1997). «Parents’achievement goals and perfectionism
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11 Ibíd.
12 Deci y Flaste (1996), Why We Do What We Do, 21.
13 Ibíd., 22.
14 Ibíd., 38.
15 McKergow, M., y Clarke, J. (2007). Solutions Focus Working: 80 Real Life Lessons
for Successful Organisational Change (trabajar enfocado en las soluciones: 80 lecciones
de la vida real para el exitoso cambio organizacional). Cheltenham, Reino Unido:
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16 Assor, A., Roth, G., Israeli, M., Freed., y Deci, E. (2007). «Parental conditional
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condicional parental: otro tipo de control parental perjudicial). Paper presented at
the Society for Research in Child Development (SRCD) (artículo presentado ante la
sociedad para la investigación del desarrollo infantil [SRCD por sus siglas en inglés]),
Boston, Massachusetts.
17 Roth, G., Assor, A., Niemiec, C. P., Ryan, R. M., y Deci, E. L. (2009). «fteemotional
and academic consequences of parental conditional regard: comparing conditional
positive regard, conditional negative regard, and autonomy support as parenting
practices» (las consecuencias emocionales y académicas de la valoración condicional
parental: comparación entre la valoración positiva condicional, la valoración negativa
condicional y el apoyo a la autonomía como prácticas de la crianza). Developmental
Psychology (psicología evolutiva) 45, 1119-1142.
18 Rimm, S. (2006). When Gifted Students Underachieve: What to Do About It (cuando
los estudiantes talentosos tienen bajo rendimiento: qué hacer al respecto). Waco, TX:
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19 Gardner, H. (1993). Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences (formas de
pensar: la teoría de las múltiples inteligencias). Nueva York: Basic Books.
Capítulo Diecinueve
1 Levine, P. (2006, 8 de febrero). «What do parents want?» (¿qué es lo que quieren los
padres?). Accesado 30 de mayo, 2012, en Peter Levine: A blog for civic renewal (un
blog para la renovación cívica): http://www.peterlevine.ws
2 Tan, H. Y. (2012, 3 de marzo). «What matters most?» (¿qué es lo más importante?).
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3 Baumrind, Berkowitz, Lickona, Nucci, y Watson. Parenting for Character: Five
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4 Popkin, M. H. (1998). Active Parenting of Teens.
5 Baumrind, Berkowitz, Lickona, Nucci, y Watson. Parenting for Character.
6 Popkin (1998), Active Parenting of Teens, 83.
Capítulo Veinte
1 Toye, R. (2013). The Roar of the Lion: The Untold Story of Churchill’s World War
II Speeches (el rugido del león: la historia no contada de los discursos de Churchill
durante la Segunda Guerra Mundial). Oxford, Reino Unido: Oxford University Press.
2 Whitfield, C. L. (2006). Healing the Child Within (la sanación del niño interior).
Deerfield Beach, Florida: Health Communications, 1.
3 Ibíd., 9.
4 Ibíd., 11.
5 Scott Peck, M. (1978). The Road Less Traveled: A New Psychology of Love, Traditional
Values and Spiritual Growth. Nueva York:Touchstone, 81. Edición en español: (1997).
La nueva psicología del amor. Barcelona: Emecé, 119.