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Oh, resplandeciente luz que ilumina el camino,

con tu brillo radiante, disipas toda sombra y destino,

tu presencia es un abrazo cálido y brillante,

que despierta en nosotros lo más exultante.

Eres la chispa que enciende cada nuevo día,

la aurora que despierta el mundo con alegría,

tu resplandor se despliega en cada rincón,

y nos envuelves con tu manto de compasión.

Eres la guía en las noches más oscuras,

un faro en la tormenta que ahuyenta las amarguras,

con tu fulgor, ahuyentas temores y dudas,

y nos invitas a buscar belleza en todas las vicisitudes.

En tus rayos danzan los colores del arco iris,

un espectáculo celestial que nos deslumbra y seduce,

nos regalas la magia de los atardeceres dorados,

y en cada alba, nos despiertas con sueños renovados.

Eres el lenguaje universal que trasciende las palabras,

una fuerza imparable que atraviesa las miradas,

en tu brillo encontramos esperanza y fe,

y nos guías hacia la verdad y la claridad que anhelamos ver.

En ti encontramos la belleza más pura y genuina,

en cada rincón iluminas nuestra vida cotidiana,

nos inspiras a ser luces en medio de la oscuridad,

a irradiar amor y compasión en cada acto de bondad.


Oh, luz divina, misterio que nos envuelve,

con tu resplandor eterno, el corazón se resuelve,

te agradecemos por tu presencia en cada día,

y por iluminar nuestro camino con tu energía.

Que sigas guiándonos con tu radiante esplendor,

despertando en nosotros un eterno resplandor,

y que en cada paso que damos hacia la eternidad,

tu luz nos acompañe en cada nueva realidad.

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