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El precámbrico abarca aproximadamente el 90 % del tiempo geológico.

Se extiende desde hace 4600


millones de años al comienzo del periodo Cámbrico (alrededor de 538 Ma). Incluye tres eones: el
Hádico, el Arcaico y el Proterozoico.

Eón Hádico

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Artículo principal: Eón Hádico

Durante la época Hádica (4,6 – 4 Ga), el sistema solar estaba formándose, probablemente dentro de una
gran nube de gas y polvo que rodeaba el sol, llamada disco de acrecimiento, a partir de la cual se formó
la Tierra hace unos 4500 millones de años.[1]

representación artística de un disco protoplanetario

El eón Hádico no ha sido oficialmente reconocido, pero marca el tiempo del que no existe un registro
adecuado de rocas sólidas. Las más antiguas que se han datado se remontan a unos 4400 Ma.[2][3]

En principio, la Tierra se encontraba en estado líquido debido a la extrema actividad volcánica y a las
frecuentes colisiones con otros cuerpos celestes. Cuando el agua comenzó a acumularse en la
atmósfera, la capa externa del planeta se enfrió y formó una corteza terrestre sólida. Poco después se
formó la Luna, posiblemente como resultado de una fuerte colisión oblicua[4] con un cuerpo del tamaño
de Marte (un 10% de la masa terrestre).[5] Parte de este objeto se incrustó en la Tierra, alterando de
forma significativa su composición interna, y parte fue eyectada hacia el espacio. Parte del material
sobrevivió y originó el satélite que orbita la Tierra. La desgasificación y la actividad volcánica produjeron
la atmósfera primaria. El vapor de agua condensado, aumentado por el hielo procedente de los
cometas, dio origen a los océanos.[6]

Durante el Hádico se produjo el bombardeo intenso tardío (aproximadamente hace 3800-4100 millones
de años), durante el que se cree que se formaron un gran número de cráteres de impactos en la Luna, y
por deducción, también en la Tierra, Mercurio, Venus y Marte.

Eón Arcaico
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Artículo principal: Eón Arcaico

Al principio del Eón Arcaico (hace 4000-2500 millones de años) la tectónica de la Tierra era distinta. En
esa época, la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para que se comenzaran a formar las rocas y las
placas continentales. Algunas corrientes de la Geología sostienen que el calor que acumulaba el planeta
causó que la actividad tectónica fuera más intensa que en la actualidad, lo que dio como resultado un
reciclado más activo de los materiales de la corteza, lo que habría evitado la cratonización y la formación
de continentes hasta que el manto terrestre se enfrió y se ralentizó su convección. Otras argumentan
que el manto litosférico subcontinental es demasiado ligero para sufrir una subducción y la escasez de
rocas del eón Arcaico es una consecuencia de la erosión y de los acontecimientos tectónicos derivados.

En contraste con el Proterozoico, las rocas del Arcaico se encuentran a menudo en forma de sedimentos
submarinos muy metamorfizados, como las grauvacas, lutitas y sedimentos volcánicos de hierro
bandeado. Los cinturones de rocas verdes son formaciones típicas del Arcaico, consistentes en capas
alternas de rocas metamórficas de alto y bajo grado. Las rocas de alto grado derivaron de los arcos
insulares volcánicos, mientras que las rocas metamórficas de bajo grado son sedimentos submarinos
erosionados de las islas vecinas, depositados en la ensenada de un retroarco. En resumen, los cinturones
de rocas verdes son protocontinentes fusionados.[7]

Hace unos 3500 millones de años, se estableció el campo magnético de la Tierra. El flujo de viento solar
era aproximadamente 100 veces mayor que el actual, por lo que la presencia de un campo magnético
ayudó a evitar la desaparición de la atmósfera del planeta, que fue probablemente lo que sucedió con la
atmósfera de Marte. No obstante, su intensidad era menor que la actual y la longitud del radio de la
magnetosfera era aproximadamente la mitad que la del radio moderno.[8]

Eón Proterozoico

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Artículo principal: Eón Proterozoico

El registro geológico del Proterozoico (hace 2500-538 millones de años) es más completo que el del eón
precedente, el Arcaico. A diferencia de los depósitos submarinos del Arcaico, el Proterozoico presenta
numerosos estratos depositados en extensos mares epicontinentales de poca profundidad. Además,
muchas de esas rocas están menos metamorfizadas que las de la era Arcaica, y en numerosas ocasiones
se encuentran inalteradas.[9] El estudio de estas rocas muestra que el eón evidencia un rápido
crecimiento continental (característica del Proterozoico), ciclos supercontinentales y una actividad
orogénica totalmente moderna.[10] Hace unos 750 millones de años[11] comenzó a desgajarse el
supercontinente más antiguo que se conoce, Rodinia. Después se recombinaron los continentes para
formar Pannotia, hace entre 600 – 540 millones de años.[2][12]

Las primeras glaciaciones conocidas se produjeron durante el Proterozoico: una comenzó muy al
principio del eón, y hubo al menos cuatro durante el Neoproterozoico, llegando a su máxima expresión
durante la «Tierra bola de nieve» o glaciación global.[13]

Eón Fanerozoico

Véase también

Referencias

Enlaces El precámbrico abarca aproximadamente el 90 % del tiempo geológico. Se extiende desde hace
4600 millones de años al comienzo del periodo Cámbrico (alrededor de 538 Ma). Incluye tres eones: el
Hádico, el Arcaico y el Proterozoico.

Eón Hádico

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Artículo principal: Eón Hádico

Durante la época Hádica (4,6 – 4 Ga), el sistema solar estaba formándose, probablemente dentro de una
gran nube de gas y polvo que rodeaba el sol, llamada disco de acrecimiento, a partir de la cual se formó
la Tierra hace unos 4500 millones de años.[1]

representación artística de un disco protoplanetario

El eón Hádico no ha sido oficialmente reconocido, pero marca el tiempo del que no existe un registro
adecuado de rocas sólidas. Las más antiguas que se han datado se remontan a unos 4400 Ma.[2][3]

En principio, la Tierra se encontraba en estado líquido debido a la extrema actividad volcánica y a las
frecuentes colisiones con otros cuerpos celestes. Cuando el agua comenzó a acumularse en la
atmósfera, la capa externa del planeta se enfrió y formó una corteza terrestre sólida. Poco después se
formó la Luna, posiblemente como resultado de una fuerte colisión oblicua[4] con un cuerpo del tamaño
de Marte (un 10% de la masa terrestre).[5] Parte de este objeto se incrustó en la Tierra, alterando de
forma significativa su composición interna, y parte fue eyectada hacia el espacio. Parte del material
sobrevivió y originó el satélite que orbita la Tierra. La desgasificación y la actividad volcánica produjeron
la atmósfera primaria. El vapor de agua condensado, aumentado por el hielo procedente de los
cometas, dio origen a los océanos.[6]

Durante el Hádico se produjo el bombardeo intenso tardío (aproximadamente hace 3800-4100 millones
de años), durante el que se cree que se formaron un gran número de cráteres de impactos en la Luna, y
por deducción, también en la Tierra, Mercurio, Venus y Marte.

Eón Arcaico

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Artículo principal: Eón Arcaico

Al principio del Eón Arcaico (hace 4000-2500 millones de años) la tectónica de la Tierra era distinta. En
esa época, la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para que se comenzaran a formar las rocas y las
placas continentales. Algunas corrientes de la Geología sostienen que el calor que acumulaba el planeta
causó que la actividad tectónica fuera más intensa que en la actualidad, lo que dio como resultado un
reciclado más activo de los materiales de la corteza, lo que habría evitado la cratonización y la formación
de continentes hasta que el manto terrestre se enfrió y se ralentizó su convección. Otras argumentan
que el manto litosférico subcontinental es demasiado ligero para sufrir una subducción y la escasez de
rocas del eón Arcaico es una consecuencia de la erosión y de los acontecimientos tectónicos derivados.

En contraste con el Proterozoico, las rocas del Arcaico se encuentran a menudo en forma de sedimentos
submarinos muy metamorfizados, como las grauvacas, lutitas y sedimentos volcánicos de hierro
bandeado. Los cinturones de rocas verdes son formaciones típicas del Arcaico, consistentes en capas
alternas de rocas metamórficas de alto y bajo grado. Las rocas de alto grado derivaron de los arcos
insulares volcánicos, mientras que las rocas metamórficas de bajo grado son sedimentos submarinos
erosionados de las islas vecinas, depositados en la ensenada de un retroarco. En resumen, los cinturones
de rocas verdes son protocontinentes fusionados.[7]

Hace unos 3500 millones de años, se estableció el campo magnético de la Tierra. El flujo de viento solar
era aproximadamente 100 veces mayor que el actual, por lo que la presencia de un campo magnético
ayudó a evitar la desaparición de la atmósfera del planeta, que fue probablemente lo que sucedió con la
atmósfera de Marte. No obstante, su intensidad era menor que la actual y la longitud del radio de la
magnetosfera era aproximadamente la mitad que la del radio moderno.[8]

Eón Proterozoico

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Artículo principal: Eón Proterozoico

El registro geológico del Proterozoico (hace 2500-538 millones de años) es más completo que el del eón
precedente, el Arcaico. A diferencia de los depósitos submarinos del Arcaico, el Proterozoico presenta
numerosos estratos depositados en extensos mares epicontinentales de poca profundidad. Además,
muchas de esas rocas están menos metamorfizadas que las de la era Arcaica, y en numerosas ocasiones
se encuentran inalteradas.[9] El estudio de estas rocas muestra que el eón evidencia un rápido
crecimiento continental (característica del Proterozoico), ciclos supercontinentales y una actividad
orogénica totalmente moderna.[10] Hace unos 750 millones de años[11] comenzó a desgajarse el
supercontinente más antiguo que se conoce, Rodinia. Después se recombinaron los continentes para
formar Pannotia, hace entre 600 – 540 millones de años.[2][12]

Las primeras glaciaciones conocidas se produjeron durante el Proterozoico: una comenzó muy al
principio del eón, y hubo al menos cuatro durante el Neoproterozoico, llegando a su máxima expresión
durante la «Tierra bola de nieve» o glaciación global.[13]

Eón Fanerozoico

Véase también

Referencias

Enlaces externosexternosEl precámbrico abarca aproximadamente el 90 % del tiempo geológico. Se


extiende desde hace 4600 millones de años al comienzo del periodo Cámbrico (alrededor de 538 Ma).
Incluye tres eones: el Hádico, el Arcaico y el Proterozoico.

Eón Hádico

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Artículo principal: Eón Hádico


Durante la época Hádica (4,6 – 4 Ga), el sistema solar estaba formándose, probablemente dentro de una
gran nube de gas y polvo que rodeaba el sol, llamada disco de acrecimiento, a partir de la cual se formó
la Tierra hace unos 4500 millones de años.[1]

representación artística de un disco protoplanetario

El eón Hádico no ha sido oficialmente reconocido, pero marca el tiempo del que no existe un registro
adecuado de rocas sólidas. Las más antiguas que se han datado se remontan a unos 4400 Ma.[2][3]

En principio, la Tierra se encontraba en estado líquido debido a la extrema actividad volcánica y a las
frecuentes colisiones con otros cuerpos celestes. Cuando el agua comenzó a acumularse en la
atmósfera, la capa externa del planeta se enfrió y formó una corteza terrestre sólida. Poco después se
formó la Luna, posiblemente como resultado de una fuerte colisión oblicua[4] con un cuerpo del tamaño
de Marte (un 10% de la masa terrestre).[5] Parte de este objeto se incrustó en la Tierra, alterando de
forma significativa su composición interna, y parte fue eyectada hacia el espacio. Parte del material
sobrevivió y originó el satélite que orbita la Tierra. La desgasificación y la actividad volcánica produjeron
la atmósfera primaria. El vapor de agua condensado, aumentado por el hielo procedente de los
cometas, dio origen a los océanos.[6]

Durante el Hádico se produjo el bombardeo intenso tardío (aproximadamente hace 3800-4100 millones
de años), durante el que se cree que se formaron un gran número de cráteres de impactos en la Luna, y
por deducción, también en la Tierra, Mercurio, Venus y Marte.

Eón Arcaico

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Artículo principal: Eón Arcaico

Al principio del Eón Arcaico (hace 4000-2500 millones de años) la tectónica de la Tierra era distinta. En
esa época, la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para que se comenzaran a formar las rocas y las
placas continentales. Algunas corrientes de la Geología sostienen que el calor que acumulaba el planeta
causó que la actividad tectónica fuera más intensa que en la actualidad, lo que dio como resultado un
reciclado más activo de los materiales de la corteza, lo que habría evitado la cratonización y la formación
de continentes hasta que el manto terrestre se enfrió y se ralentizó su convección. Otras argumentan
que el manto litosférico subcontinental es demasiado ligero para sufrir una subducción y la escasez de
rocas del eón Arcaico es una consecuencia de la erosión y de los acontecimientos tectónicos derivados.

En contraste con el Proterozoico, las rocas del Arcaico se encuentran a menudo en forma de sedimentos
submarinos muy metamorfizados, como las grauvacas, lutitas y sedimentos volcánicos de hierro
bandeado. Los cinturones de rocas verdes son formaciones típicas del Arcaico, consistentes en capas
alternas de rocas metamórficas de alto y bajo grado. Las rocas de alto grado derivaron de los arcos
insulares volcánicos, mientras que las rocas metamórficas de bajo grado son sedimentos submarinos
erosionados de las islas vecinas, depositados en la ensenada de un retroarco. En resumen, los cinturones
de rocas verdes son protocontinentes fusionados.[7]

Hace unos 3500 millones de años, se estableció el campo magnético de la Tierra. El flujo de viento solar
era aproximadamente 100 veces mayor que el actual, por lo que la presencia de un campo magnético
ayudó a evitar la desaparición de la atmósfera del planeta, que fue probablemente lo que sucedió con la
atmósfera de Marte. No obstante, su intensidad era menor que la actual y la longitud del radio de la
magnetosfera era aproximadamente la mitad que la del radio moderno.[8]

Eón Proterozoico

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El registro geológico del Proterozoico (hace 2500-538 millones de años) es más completo que el del eón
precedente, el Arcaico. A diferencia de los depósitos submarinos del Arcaico, el Proterozoico presenta
numerosos estratos depositados en extensos mares epicontinentales de poca profundidad. Además,
muchas de esas rocas están menos metamorfizadas que las de la era Arcaica, y en numerosas ocasiones
se encuentran inalteradas.[9] El estudio de estas rocas muestra que el eón evidencia un rápido
crecimiento continental (característica del Proterozoico), ciclos supercontinentales y una actividad
orogénica totalmente moderna.[10] Hace unos 750 millones de años[11] comenzó a desgajarse el
supercontinente más antiguo que se conoce, Rodinia. Después se recombinaron los continentes para
formar Pannotia, hace entre 600 – 540 millones de años.[2][12]

Las primeras glaciaciones conocidas se produjeron durante el Proterozoico: una comenzó muy al
principio del eón, y hubo al menos cuatro durante el Neoproterozoico, llegando a su máxima expresión
durante la «Tierra bola de nieve» o glaciación global.[13]
Eón FanerozoicoEl precámbrico abarca aproximadamente el 90 % del tiempo geológico. Se extiende
desde hace 4600 millones de años al comienzo del periodo Cámbrico (alrededor de 538 Ma). Incluye tres
eones: el Hádico, el Arcaico y el Proterozoico.

Eón Hádico

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Durante la época Hádica (4,6 – 4 Ga), el sistema solar estaba formándose, probablemente dentro de una
gran nube de gas y polvo que rodeaba el sol, llamada disco de acrecimiento, a partir de la cual se formó
la Tierra hace unos 4500 millones de años.[1]

representación artística de un disco protoplanetario

El eón Hádico no ha sido oficialmente reconocido, pero marca el tiempo del que no existe un registro
adecuado de rocas sólidas. Las más antiguas que se han datado se remontan a unos 4400 Ma.[2][3]

En principio, la Tierra se encontraba en estado líquido debido a la extrema actividad volcánica y a las
frecuentes colisiones con otros cuerpos celestes. Cuando el agua comenzó a acumularse en la
atmósfera, la capa externa del planeta se enfrió y formó una corteza terrestre sólida. Poco después se
formó la Luna, posiblemente como resultado de una fuerte colisión oblicua[4] con un cuerpo del tamaño
de Marte (un 10% de la masa terrestre).[5] Parte de este objeto se incrustó en la Tierra, alterando de
forma significativa su composición interna, y parte fue eyectada hacia el espacio. Parte del material
sobrevivió y originó el satélite que orbita la Tierra. La desgasificación y la actividad volcánica produjeron
la atmósfera primaria. El vapor de agua condensado, aumentado por el hielo procedente de los
cometas, dio origen a los océanos.[6]

Durante el Hádico se produjo el bombardeo intenso tardío (aproximadamente hace 3800-4100 millones
de años), durante el que se cree que se formaron un gran número de cráteres de impactos en la Luna, y
por deducción, también en la Tierra, Mercurio, Venus y Marte.

Eón Arcaico
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Al principio del Eón Arcaico (hace 4000-2500 millones de años) la tectónica de la Tierra era distinta. En
esa época, la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para que se comenzaran a formar las rocas y las
placas continentales. Algunas corrientes de la Geología sostienen que el calor que acumulaba el planeta
causó que la actividad tectónica fuera más intensa que en la actualidad, lo que dio como resultado un
reciclado más activo de los materiales de la corteza, lo que habría evitado la cratonización y la formación
de continentes hasta que el manto terrestre se enfrió y se ralentizó su convección. Otras argumentan
que el manto litosférico subcontinental es demasiado ligero para sufrir una subducción y la escasez de
rocas del eón Arcaico es una consecuencia de la erosión y de los acontecimientos tectónicos derivados.

En contraste con el Proterozoico, las rocas del Arcaico se encuentran a menudo en forma de sedimentos
submarinos muy metamorfizados, como las grauvacas, lutitas y sedimentos volcánicos de hierro
bandeado. Los cinturones de rocas verdes son formaciones típicas del Arcaico, consistentes en capas
alternas de rocas metamórficas de alto y bajo grado. Las rocas de alto grado derivaron de los arcos
insulares volcánicos, mientras que las rocas metamórficas de bajo grado son sedimentos submarinos
erosionados de las islas vecinas, depositados en la ensenada de un retroarco. En resumen, los cinturones
de rocas verdes son protocontinentes fusionados.[7]

Hace unos 3500 millones de años, se estableció el campo magnético de la Tierra. El flujo de viento solar
era aproximadamente 100 veces mayor que el actual, por lo que la presencia de un campo magnético
ayudó a evitar la desaparición de la atmósfera del planeta, que fue probablemente lo que sucedió con la
atmósfera de Marte. No obstante, su intensidad era menor que la actual y la longitud del radio de la
magnetosfera era aproximadamente la mitad que la del radio moderno.[8]

Eón Proterozoico

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Artículo principal: Eón Proterozoico

El registro geológico del Proterozoico (hace 2500-538 millones de años) es más completo que el del eón
precedente, el Arcaico. A diferencia de los depósitos submarinos del Arcaico, el Proterozoico presenta
numerosos estratos depositados en extensos mares epicontinentales de poca profundidad. Además,
muchas de esas rocas están menos metamorfizadas que las de la era Arcaica, y en numerosas ocasiones
se encuentran inalteradas.[9] El estudio de estas rocas muestra que el eón evidencia un rápido
crecimiento continental (característica del Proterozoico), ciclos supercontinentales y una actividad
orogénica totalmente moderna.[10] Hace unos 750 millones de años[11] comenzó a desgajarse el
supercontinente más antiguo que se conoce, Rodinia. Después se recombinaron los continentes para
formar Pannotia, hace entre 600 – 540 millones de años.[2][12]

Las primeras glaciaciones conocidas se produjeron durante el Proterozoico: una comenzó muy al
principio del eón, y hubo al menos cuatro durante el Neoproterozoico, llegando a su máxima expresión
durante la «Tierra bola de nieve» o glaciación global.[13]

Eón Fanerozoico

Véase tambiénEl precámbrico abarca aproximadamente el 90 % del tiempo geológico. Se extiende desde
hace 4600 millones de años al comienzo del periodo Cámbrico (alrededor de 538 Ma). Incluye tres
eones: el Hádico, el Arcaico y el Proterozoico.

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Durante la época Hádica (4,6 – 4 Ga), el sistema solar estaba formándose, probablemente dentro de una
gran nube de gas y polvo que rodeaba el sol, llamada disco de acrecimiento, a partir de la cual se formó
la Tierra hace unos 4500 millones de años.[1]

representación artística de un disco protoplanetario

El eón Hádico no ha sido oficialmente reconocido, pero marca el tiempo del que no existe un registro
adecuado de rocas sólidas. Las más antiguas que se han datado se remontan a unos 4400 Ma.[2][3]

En principio, la Tierra se encontraba en estado líquido debido a la extrema actividad volcánica y a las
frecuentes colisiones con otros cuerpos celestes. Cuando el agua comenzó a acumularse en la
atmósfera, la capa externa del planeta se enfrió y formó una corteza terrestre sólida. Poco después se
formó la Luna, posiblemente como resultado de una fuerte colisión oblicua[4] con un cuerpo del tamaño
de Marte (un 10% de la masa terrestre).[5] Parte de este objeto se incrustó en la Tierra, alterando de
forma significativa su composición interna, y parte fue eyectada hacia el espacio. Parte del material
sobrevivió y originó el satélite que orbita la Tierra. La desgasificación y la actividad volcánica produjeron
la atmósfera primaria. El vapor de agua condensado, aumentado por el hielo procedente de los
cometas, dio origen a los océanos.[6]

Durante el Hádico se produjo el bombardeo intenso tardío (aproximadamente hace 3800-4100 millones
de años), durante el que se cree que se formaron un gran número de cráteres de impactos en la Luna, y
por deducción, también en la Tierra, Mercurio, Venus y Marte.

Eón Arcaico

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Al principio del Eón Arcaico (hace 4000-2500 millones de años) la tectónica de la Tierra era distinta. En
esa época, la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para que se comenzaran a formar las rocas y las
placas continentales. Algunas corrientes de la Geología sostienen que el calor que acumulaba el planeta
causó que la actividad tectónica fuera más intensa que en la actualidad, lo que dio como resultado un
reciclado más activo de los materiales de la corteza, lo que habría evitado la cratonización y la formación
de continentes hasta que el manto terrestre se enfrió y se ralentizó su convección. Otras argumentan
que el manto litosférico subcontinental es demasiado ligero para sufrir una subducción y la escasez de
rocas del eón Arcaico es una consecuencia de la erosión y de los acontecimientos tectónicos derivados.

En contraste con el Proterozoico, las rocas del Arcaico se encuentran a menudo en forma de sedimentos
submarinos muy metamorfizados, como las grauvacas, lutitas y sedimentos volcánicos de hierro
bandeado. Los cinturones de rocas verdes son formaciones típicas del Arcaico, consistentes en capas
alternas de rocas metamórficas de alto y bajo grado. Las rocas de alto grado derivaron de los arcos
insulares volcánicos, mientras que las rocas metamórficas de bajo grado son sedimentos submarinos
erosionados de las islas vecinas, depositados en la ensenada de un retroarco. En resumen, los cinturones
de rocas verdes son protocontinentes fusionados.[7]

Hace unos 3500 millones de años, se estableció el campo magnético de la Tierra. El flujo de viento solar
era aproximadamente 100 veces mayor que el actual, por lo que la presencia de un campo magnético
ayudó a evitar la desaparición de la atmósfera del planeta, que fue probablemente lo que sucedió con la
atmósfera de Marte. No obstante, su intensidad era menor que la actual y la longitud del radio de la
magnetosfera era aproximadamente la mitad que la del radio moderno.[8]
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El registro geológico del Proterozoico (hace 2500-538 millones de años) es más completo que el del eón
precedente, el Arcaico. A diferencia de los depósitos submarinos del Arcaico, el Proterozoico presenta
numerosos estratos depositados en extensos mares epicontinentales de poca profundidad. Además,
muchas de esas rocas están menos metamorfizadas que las de la era Arcaica, y en numerosas ocasiones
se encuentran inalteradas.[9] El estudio de estas rocas muestra que el eón evidencia un rápido
crecimiento continental (característica del Proterozoico), ciclos supercontinentales y una actividad
orogénica totalmente moderna.[10] Hace unos 750 millones de años[11] comenzó a desgajarse el
supercontinente más antiguo que se conoce, Rodinia. Después se recombinaron los continentes para
formar Pannotia, hace entre 600 – 540 millones de años.[2][12]

Las primeras glaciaciones conocidas se produjeron durante el Proterozoico: una comenzó muy al
principio del eón, y hubo al menos cuatro durante el Neoproterozoico, llegando a su máxima expresión
durante la «Tierra bola de nieve» o glaciación global.[13]

Eón Fanerozoico

Véase tambiénEl precámbrico abarca aproximadamente el 90 % del tiempo geológico. Se extiende desde
hace 4600 millones de años al comienzo del periodo Cámbrico (alrededor de 538 Ma). Incluye tres
eones: el Hádico, el Arcaico y el Proterozoico.

Eón Hádico

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Artículo principal: Eón Hádico

Durante la época Hádica (4,6 – 4 Ga), el sistema solar estaba formándose, probablemente dentro de una
gran nube de gas y polvo que rodeaba el sol, llamada disco de acrecimiento, a partir de la cual se formó
la Tierra hace unos 4500 millones de años.[1]

representación artística de un disco protoplanetario


El eón Hádico no ha sido oficialmente reconocido, pero marca el tiempo del que no existe un registro
adecuado de rocas sólidas. Las más antiguas que se han datado se remontan a unos 4400 Ma.[2][3]

En principio, la Tierra se encontraba en estado líquido debido a la extrema actividad volcánica y a las
frecuentes colisiones con otros cuerpos celestes. Cuando el agua comenzó a acumularse en la
atmósfera, la capa externa del planeta se enfrió y formó una corteza terrestre sólida. Poco después se
formó la Luna, posiblemente como resultado de una fuerte colisión oblicua[4] con un cuerpo del tamaño
de Marte (un 10% de la masa terrestre).[5] Parte de este objeto se incrustó en la Tierra, alterando de
forma significativa su composición interna, y parte fue eyectada hacia el espacio. Parte del material
sobrevivió y originó el satélite que orbita la Tierra. La desgasificación y la actividad volcánica produjeron
la atmósfera primaria. El vapor de agua condensado, aumentado por el hielo procedente de los
cometas, dio origen a los océanos.[6]

Durante el Hádico se produjo el bombardeo intenso tardío (aproximadamente hace 3800-4100 millones
de años), durante el que se cree que se formaron un gran número de cráteres de impactos en la Luna, y
por deducción, también en la Tierra, Mercurio, Venus y Marte.

Eón Arcaico

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Artículo principal: Eón Arcaico

Al principio del Eón Arcaico (hace 4000-2500 millones de años) la tectónica de la Tierra era distinta. En
esa época, la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para que se comenzaran a formar las rocas y las
placas continentales. Algunas corrientes de la Geología sostienen que el calor que acumulaba el planeta
causó que la actividad tectónica fuera más intensa que en la actualidad, lo que dio como resultado un
reciclado más activo de los materiales de la corteza, lo que habría evitado la cratonización y la formación
de continentes hasta que el manto terrestre se enfrió y se ralentizó su convección. Otras argumentan
que el manto litosférico subcontinental es demasiado ligero para sufrir una subducción y la escasez de
rocas del eón Arcaico es una consecuencia de la erosión y de los acontecimientos tectónicos derivados.

En contraste con el Proterozoico, las rocas del Arcaico se encuentran a menudo en forma de sedimentos
submarinos muy metamorfizados, como las grauvacas, lutitas y sedimentos volcánicos de hierro
bandeado. Los cinturones de rocas verdes son formaciones típicas del Arcaico, consistentes en capas
alternas de rocas metamórficas de alto y bajo grado. Las rocas de alto grado derivaron de los arcos
insulares volcánicos, mientras que las rocas metamórficas de bajo grado son sedimentos submarinos
erosionados de las islas vecinas, depositados en la ensenada de un retroarco. En resumen, los cinturones
de rocas verdes son protocontinentes fusionados.[7]

Hace unos 3500 millones de años, se estableció el campo magnético de la Tierra. El flujo de viento solar
era aproximadamente 100 veces mayor que el actual, por lo que la presencia de un campo magnético
ayudó a evitar la desaparición de la atmósfera del planeta, que fue probablemente lo que sucedió con la
atmósfera de Marte. No obstante, su intensidad era menor que la actual y la longitud del radio de la
magnetosfera era aproximadamente la mitad que la del radio moderno.[8]

Eón Proterozoico

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Artículo principal: Eón Proterozoico

El registro geológico del Proterozoico (hace 2500-538 millones de años) es más completo que el del eón
precedente, el Arcaico. A diferencia de los depósitos submarinos del Arcaico, el Proterozoico presenta
numerosos estratos depositados en extensos mares epicontinentales de poca profundidad. Además,
muchas de esas rocas están menos metamorfizadas que las de la era Arcaica, y en numerosas ocasiones
se encuentran inalteradas.[9] El estudio de estas rocas muestra que el eón evidencia un rápido
crecimiento continental (característica del Proterozoico), ciclos supercontinentales y una actividad
orogénica totalmente moderna.[10] Hace unos 750 millones de años[11] comenzó a desgajarse el
supercontinente más antiguo que se conoce, Rodinia. Después se recombinaron los continentes para
formar Pannotia, hace entre 600 – 540 millones de años.[2][12]

Las primeras glaciaciones conocidas se produjeron durante el Proterozoico: una comenzó muy al
principio del eón, y hubo al menos cuatro durante el Neoproterozoico, llegando a su máxima expresión
durante la «Tierra bola de nieve» o glaciación global.[13]

Eón Fanerozoico

Véase también

ReferenciasEl precámbrico abarca aproximadamente el 90 % del tiempo geológico. Se extiende desde


hace 4600 millones de años al comienzo del periodo Cámbrico (alrededor de 538 Ma). Incluye tres
eones: el Hádico, el Arcaico y el Proterozoico.
Eón Hádico

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Artículo principal: Eón Hádico

Durante la época Hádica (4,6 – 4 Ga), el sistema solar estaba formándose, probablemente dentro de una
gran nube de gas y polvo que rodeaba el sol, llamada disco de acrecimiento, a partir de la cual se formó
la Tierra hace unos 4500 millones de años.[1]

representación artística de un disco protoplanetario

El eón Hádico no ha sido oficialmente reconocido, pero marca el tiempo del que no existe un registro
adecuado de rocas sólidas. Las más antiguas que se han datado se remontan a unos 4400 Ma.[2][3]

En principio, la Tierra se encontraba en estado líquido debido a la extrema actividad volcánica y a las
frecuentes colisiones con otros cuerpos celestes. Cuando el agua comenzó a acumularse en la
atmósfera, la capa externa del planeta se enfrió y formó una corteza terrestre sólida. Poco después se
formó la Luna, posiblemente como resultado de una fuerte colisión oblicua[4] con un cuerpo del tamaño
de Marte (un 10% de la masa terrestre).[5] Parte de este objeto se incrustó en la Tierra, alterando de
forma significativa su composición interna, y parte fue eyectada hacia el espacio. Parte del material
sobrevivió y originó el satélite que orbita la Tierra. La desgasificación y la actividad volcánica produjeron
la atmósfera primaria. El vapor de agua condensado, aumentado por el hielo procedente de los
cometas, dio origen a los océanos.[6]

Durante el Hádico se produjo el bombardeo intenso tardío (aproximadamente hace 3800-4100 millones
de años), durante el que se cree que se formaron un gran número de cráteres de impactos en la Luna, y
por deducción, también en la Tierra, Mercurio, Venus y Marte.

Eón Arcaico

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Artículo principal: Eón Arcaico

Al principio del Eón Arcaico (hace 4000-2500 millones de años) la tectónica de la Tierra era distinta. En
esa época, la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para que se comenzaran a formar las rocas y las
placas continentales. Algunas corrientes de la Geología sostienen que el calor que acumulaba el planeta
causó que la actividad tectónica fuera más intensa que en la actualidad, lo que dio como resultado un
reciclado más activo de los materiales de la corteza, lo que habría evitado la cratonización y la formación
de continentes hasta que el manto terrestre se enfrió y se ralentizó su convección. Otras argumentan
que el manto litosférico subcontinental es demasiado ligero para sufrir una subducción y la escasez de
rocas del eón Arcaico es una consecuencia de la erosión y de los acontecimientos tectónicos derivados.

En contraste con el Proterozoico, las rocas del Arcaico se encuentran a menudo en forma de sedimentos
submarinos muy metamorfizados, como las grauvacas, lutitas y sedimentos volcánicos de hierro
bandeado. Los cinturones de rocas verdes son formaciones típicas del Arcaico, consistentes en capas
alternas de rocas metamórficas de alto y bajo grado. Las rocas de alto grado derivaron de los arcos
insulares volcánicos, mientras que las rocas metamórficas de bajo grado son sedimentos submarinos
erosionados de las islas vecinas, depositados en la ensenada de un retroarco. En resumen, los cinturones
de rocas verdes son protocontinentes fusionados.[7]

Hace unos 3500 millones de años, se estableció el campo magnético de la Tierra. El flujo de viento solar
era aproximadamente 100 veces mayor que el actual, por lo que la presencia de un campo magnético
ayudó a evitar la desaparición de la atmósfera del planeta, que fue probablemente lo que sucedió con la
atmósfera de Marte. No obstante, su intensidad era menor que la actual y la longitud del radio de la
magnetosfera era aproximadamente la mitad que la del radio moderno.[8]

Eón Proterozoico

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Artículo principal: Eón Proterozoico

El registro geológico del Proterozoico (hace 2500-538 millones de años) es más completo que el del eón
precedente, el Arcaico. A diferencia de los depósitos submarinos del Arcaico, el Proterozoico presenta
numerosos estratos depositados en extensos mares epicontinentales de poca profundidad. Además,
muchas de esas rocas están menos metamorfizadas que las de la era Arcaica, y en numerosas ocasiones
se encuentran inalteradas.[9] El estudio de estas rocas muestra que el eón evidencia un rápido
crecimiento continental (característica del Proterozoico), ciclos supercontinentales y una actividad
orogénica totalmente moderna.[10] Hace unos 750 millones de años[11] comenzó a desgajarse el
supercontinente más antiguo que se conoce, Rodinia. Después se recombinaron los continentes para
formar Pannotia, hace entre 600 – 540 millones de años.[2][12]
Las primeras glaciaciones conocidas se produjeron durante el Proterozoico: una comenzó muy al
principio del eón, y hubo al menos cuatro durante el Neoproterozoico, llegando a su máxima expresión
durante la «Tierra bola de nieve» o glaciación global.[13]

Eón Fanerozoico

Véase tambiénEl precámbrico abarca aproximadamente el 90 % del tiempo geológico. Se extiende desde
hace 4600 millones de años al comienzo del periodo Cámbrico (alrededor de 538 Ma). Incluye tres
eones: el Hádico, el Arcaico y el Proterozoico.

Eón Hádico

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Artículo principal: Eón Hádico

Durante la época Hádica (4,6 – 4 Ga), el sistema solar estaba formándose, probablemente dentro de una
gran nube de gas y polvo que rodeaba el sol, llamada disco de acrecimiento, a partir de la cual se formó
la Tierra hace unos 4500 millones de años.[1]

representación artística de un disco protoplanetario

El eón Hádico no ha sido oficialmente reconocido, pero marca el tiempo del que no existe un registro
adecuado de rocas sólidas. Las más antiguas que se han datado se remontan a unos 4400 Ma.[2][3]

En principio, la Tierra se encontraba en estado líquido debido a la extrema actividad volcánica y a las
frecuentes colisiones con otros cuerpos celestes. Cuando el agua comenzó a acumularse en la
atmósfera, la capa externa del planeta se enfrió y formó una corteza terrestre sólida. Poco después se
formó la Luna, posiblemente como resultado de una fuerte colisión oblicua[4] con un cuerpo del tamaño
de Marte (un 10% de la masa terrestre).[5] Parte de este objeto se incrustó en la Tierra, alterando de
forma significativa su composición interna, y parte fue eyectada hacia el espacio. Parte del material
sobrevivió y originó el satélite que orbita la Tierra. La desgasificación y la actividad volcánica produjeron
la atmósfera primaria. El vapor de agua condensado, aumentado por el hielo procedente de los
cometas, dio origen a los océanos.[6]
Durante el Hádico se produjo el bombardeo intenso tardío (aproximadamente hace 3800-4100 millones
de años), durante el que se cree que se formaron un gran número de cráteres de impactos en la Luna, y
por deducción, también en la Tierra, Mercurio, Venus y Marte.

Eón Arcaico

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Artículo principal: Eón Arcaico

Al principio del Eón Arcaico (hace 4000-2500 millones de años) la tectónica de la Tierra era distinta. En
esa época, la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para que se comenzaran a formar las rocas y las
placas continentales. Algunas corrientes de la Geología sostienen que el calor que acumulaba el planeta
causó que la actividad tectónica fuera más intensa que en la actualidad, lo que dio como resultado un
reciclado más activo de los materiales de la corteza, lo que habría evitado la cratonización y la formación
de continentes hasta que el manto terrestre se enfrió y se ralentizó su convección. Otras argumentan
que el manto litosférico subcontinental es demasiado ligero para sufrir una subducción y la escasez de
rocas del eón Arcaico es una consecuencia de la erosión y de los acontecimientos tectónicos derivados.

En contraste con el Proterozoico, las rocas del Arcaico se encuentran a menudo en forma de sedimentos
submarinos muy metamorfizados, como las grauvacas, lutitas y sedimentos volcánicos de hierro
bandeado. Los cinturones de rocas verdes son formaciones típicas del Arcaico, consistentes en capas
alternas de rocas metamórficas de alto y bajo grado. Las rocas de alto grado derivaron de los arcos
insulares volcánicos, mientras que las rocas metamórficas de bajo grado son sedimentos submarinos
erosionados de las islas vecinas, depositados en la ensenada de un retroarco. En resumen, los cinturones
de rocas verdes son protocontinentes fusionados.[7]

Hace unos 3500 millones de años, se estableció el campo magnético de la Tierra. El flujo de viento solar
era aproximadamente 100 veces mayor que el actual, por lo que la presencia de un campo magnético
ayudó a evitar la desaparición de la atmósfera del planeta, que fue probablemente lo que sucedió con la
atmósfera de Marte. No obstante, su intensidad era menor que la actual y la longitud del radio de la
magnetosfera era aproximadamente la mitad que la del radio moderno.[8]

Eón Proterozoico

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Artículo principal: Eón Proterozoico


El registro geológico del Proterozoico (hace 2500-538 millones de años) es más completo que el del eón
precedente, el Arcaico. A diferencia de los depósitos submarinos del Arcaico, el Proterozoico presenta
numerosos estratos depositados en extensos mares epicontinentales de poca profundidad. Además,
muchas de esas rocas están menos metamorfizadas que las de la era Arcaica, y en numerosas ocasiones
se encuentran inalteradas.[9] El estudio de estas rocas muestra que el eón evidencia un rápido
crecimiento continental (característica del Proterozoico), ciclos supercontinentales y una actividad
orogénica totalmente moderna.[10] Hace unos 750 millones de años[11] comenzó a desgajarse el
supercontinente más antiguo que se conoce, Rodinia. Después se recombinaron los continentes para
formar Pannotia, hace entre 600 – 540 millones de años.[2][12]

Las primeras glaciaciones conocidas se produjeron durante el Proterozoico: una comenzó muy al
principio del eón, y hubo al menos cuatro durante el Neoproterozoico, llegando a su máxima expresión
durante la «Tierra bola de nieve» o glaciación global.[13]

Eón Fanerozoico

Véase tambiénEl precámbrico abarca aproximadamente el 90 % del tiempo geológico. Se extiende desde
hace 4600 millones de años al comienzo del periodo Cámbrico (alrededor de 538 Ma). Incluye tres
eones: el Hádico, el Arcaico y el Proterozoico.

Eón Hádico

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Artículo principal: Eón Hádico

Durante la época Hádica (4,6 – 4 Ga), el sistema solar estaba formándose, probablemente dentro de una
gran nube de gas y polvo que rodeaba el sol, llamada disco de acrecimiento, a partir de la cual se formó
la Tierra hace unos 4500 millones de años.[1]

representación artística de un disco protoplanetario

El eón Hádico no ha sido oficialmente reconocido, pero marca el tiempo del que no existe un registro
adecuado de rocas sólidas. Las más antiguas que se han datado se remontan a unos 4400 Ma.[2][3]
En principio, la Tierra se encontraba en estado líquido debido a la extrema actividad volcánica y a las
frecuentes colisiones con otros cuerpos celestes. Cuando el agua comenzó a acumularse en la
atmósfera, la capa externa del planeta se enfrió y formó una corteza terrestre sólida. Poco después se
formó la Luna, posiblemente como resultado de una fuerte colisión oblicua[4] con un cuerpo del tamaño
de Marte (un 10% de la masa terrestre).[5] Parte de este objeto se incrustó en la Tierra, alterando de
forma significativa su composición interna, y parte fue eyectada hacia el espacio. Parte del material
sobrevivió y originó el satélite que orbita la Tierra. La desgasificación y la actividad volcánica produjeron
la atmósfera primaria. El vapor de agua condensado, aumentado por el hielo procedente de los
cometas, dio origen a los océanos.[6]

Durante el Hádico se produjo el bombardeo intenso tardío (aproximadamente hace 3800-4100 millones
de años), durante el que se cree que se formaron un gran número de cráteres de impactos en la Luna, y
por deducción, también en la Tierra, Mercurio, Venus y Marte.

Eón Arcaico

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Artículo principal: Eón Arcaico

Al principio del Eón Arcaico (hace 4000-2500 millones de años) la tectónica de la Tierra era distinta. En
esa época, la corteza terrestre se enfrió lo suficiente para que se comenzaran a formar las rocas y las
placas continentales. Algunas corrientes de la Geología sostienen que el calor que acumulaba el planeta
causó que la actividad tectónica fuera más intensa que en la actualidad, lo que dio como resultado un
reciclado más activo de los materiales de la corteza, lo que habría evitado la cratonización y la formación
de continentes hasta que el manto terrestre se enfrió y se ralentizó su convección. Otras argumentan
que el manto litosférico subcontinental es demasiado ligero para sufrir una subducción y la escasez de
rocas del eón Arcaico es una consecuencia de la erosión y de los acontecimientos tectónicos derivados.

En contraste con el Proterozoico, las rocas del Arcaico se encuentran a menudo en forma de sedimentos
submarinos muy metamorfizados, como las grauvacas, lutitas y sedimentos volcánicos de hierro
bandeado. Los cinturones de rocas verdes son formaciones típicas del Arcaico, consistentes en capas
alternas de rocas metamórficas de alto y bajo grado. Las rocas de alto grado derivaron de los arcos
insulares volcánicos, mientras que las rocas metamórficas de bajo grado son sedimentos submarinos
erosionados de las islas vecinas, depositados en la ensenada de un retroarco. En resumen, los cinturones
de rocas verdes son protocontinentes fusionados.[7]
Hace unos 3500 millones de años, se estableció el campo magnético de la Tierra. El flujo de viento solar
era aproximadamente 100 veces mayor que el actual, por lo que la presencia de un campo magnético
ayudó a evitar la desaparición de la atmósfera del planeta, que fue probablemente lo que sucedió con la
atmósfera de Marte. No obstante, su intensidad era menor que la actual y la longitud del radio de la
magnetosfera era aproximadamente la mitad que la del radio moderno.[8]

Eón Proterozoico

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Artículo principal: Eón Proterozoico

El registro geológico del Proterozoico (hace 2500-538 millones de años) es más completo que el del eón
precedente, el Arcaico. A diferencia de los depósitos submarinos del Arcaico, el Proterozoico presenta
numerosos estratos depositados en extensos mares epicontinentales de poca profundidad. Además,
muchas de esas rocas están menos metamorfizadas que las de la era Arcaica, y en numerosas ocasiones
se encuentran inalteradas.[9] El estudio de estas rocas muestra que el eón evidencia un rápido
crecimiento continental (característica del Proterozoico), ciclos supercontinentales y una actividad
orogénica totalmente moderna.[10] Hace unos 750 millones de años[11] comenzó a desgajarse el
supercontinente más antiguo que se conoce, Rodinia. Después se recombinaron los continentes para
formar Pannotia, hace entre 600 – 540 millones de años.[2][12]

Las primeras glaciaciones conocidas se produjeron durante el Proterozoico: una comenzó muy al
principio del eón, y hubo al menos cuatro durante el Neoproterozoico, llegando a su máxima expresión
durante la «Tierra bola de nieve» o glaciación global.[13]

Eón Fanerozoico

Véase también

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Véase también

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