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Alicia N.

Salomone - Una mirada, desde la perspectiva de género, a la historia del pensamiento en


América Latina
Introducción
Problematizar la ausencia de la producció n intelectual de mujeres dentro de la historia del
pensamiento latinoamericano.
1. Mujeres en el pensamiento latinoamericano.
Perspectiva de género, no han incorporado al canon textual de aná lisis la producció n intelectual
de mujeres. Ausencia de la producció n de mujeres-> la impresió n de que éstas no se han expresado en el
ámbito de las ideas o bien que sus textos son de nivel menor y no merecen ser integrados al canon.
La invisibilidad de las mujeres en el terreno de la teoría, lugar privilegiado del saber-poder
dominante, es de cará cter general. Planteos naturalistas-> ellas só lo han hecho aportes en aspectos
cercanos a lo considerado femenino.
Rodríguez Magda-> propone un ejercicio desconstructivo-constructivo. Es desconstructivo de los
modelos histó ricos que constituyeron las disciplinas a partir de determinadas relaciones de poder,
autoridad, trabas y silenciamientos de ciertos protagonistas. Es reconstructivo, en el sentido del intento
de sentar bases para una genealogía de mujeres en las ideas, que las devuelva del olvido. Dificultades,
derivadas de la falta de textos en los cuales apoyarse. Fina Birulés, siguiendo el método microhistó rico de
Carlo Ginzburg, sugiere una apuesta por el fragmento y el indicio, e incluso la posibilidad de asumir los
textos de mujeres como signos de lo no pensado, de lo secundario, de lo desechado por la tradició n del
pensamiento occidental.
Podrían aplicarse a la situació n de las mujeres en el pensamiento latinoamericano, en cuanto a la
desconstrucción de una disciplina excluyente, como a la reconstrucción de una nueva historia, que “rompa
el silencio”, e integre la voz de las mujeres a nuestra historia cultural.
2. La necesaria ampliación del canon textual.
El corpus de la historia del pensamiento latinoamericano se ha conformado en gran medida en
base a los “ensayos sobre la identidad”. Este conjunto textual se ha venido conformando en un proceso
que se inicia con la independencia y continú a hasta la actualidad. Su eje articulador es la pregunta sobre
la realidad y la cultura nacional o regional, sobre la identidad, el quienes/cómo somos, frente a las á reas
culturales dominantes, Europa y Estados Unidos.
Formas discursivas heterogéneas. Son textos fragmentarios y asistemá ticos, de gran dinamicidad
discursiva y surgen muy ligados a la dinámica socio-política y cultural que les da origen. En ellos, como
afirma Arturo Roig, “el criterio de verdad se sobrepone al de coherencia sistémica”.
Las mujeres no fueron admitidas en ese espacio discursivo. El sujeto que enuncia el ensayo de
identidad es pensador/varó n, que asume el rol de intérprete de la identidad nacional o regional y de
“conciencia crítica” de una sociedad que entra en la modernidad.
¿Có mo explicar la exclusió n de las mujeres? En términos culturales, ella está asociada a la
situación de marginalidad o de documentada incomodidad. Esa exclusió n también está ligada a la del
acceso a los derechos políticos plenos que la élite (masculina) negó al género femenino y a otros sectores
sociales, raciales y étnicos subordinados.
Frente al ensayo de identidad, otra categoría, la del ensayo de género-sexual, con la cual busca
denotar un discurso alternativo, que contesta la negació n operada sobre las mujeres por el ensayo de
identidad y por las instituciones oficiales de la política y la cultura.
No perder de vista la heterogeneidad discursiva que define también a este corpus. Estos géneros,
por su carácter ambiguo, limítrofe, entre la ficció n y la realidad, entre lo pú blico y lo privado,
histó ricamente han permitido la instalació n de discursos críticos de mujeres en el seno de la cultura
androcéntrica. Variabilidad y los sentidos que puede asumir en cada caso.
3. Las sujetos/as femeninos/as y sus discursos.
La preminencia del ensayismo de identidad en la historia del pensamiento latinoamericano es
paralela al hecho de asignar al sujeto masculino que allí habla la capacidad de expresar de modo
universal y trascendente un saber acerca de nosotros mismos. Esta visió n, que obvia la diferencia de la
experiencia de género conlleva una idea esencialista de sujeto y una noció n de pensamiento
racionalizadora y desincardinada, que separa la conciencia del mundo y del cuerpo y termina por
conformarse segú n dualismos jerá rquicos: mente-cuerpo, cultura-naturaleza, pú blico-privado, hombre-
mujer. Frente a esa visió n del Sujeto como Uno, es pertinente afirmar mú ltiples sujetos, situados en
condiciones sociohistó ricas concretas, que producen discursos, es decir, estructuras específicas de
emplazamientos, categorías y creencias que disputan significados y remiten a relaciones sociales de
poder histó rica y culturalmente particulares, construidas y susceptibles de cambio.
El acceso a la expresió n de un discurso propio por parte de las mujeres, está ligado al desarrollo
de la modernidad, a partir del siglo XIX. Si la mujer siempre ha sido objeto de la representació n sexista
(el discurso de lo femenino: la mujer hablada y pensadas por los hombres), en este nuevo escenario
emerge un discurso femenino (la mujer hablada y pensada por si misma), abriendo la posibilidad de la
autorreflexió n. Este discurso adquiere mayor consistencia al constituirse como discurso feminista.
4. Aproximaciones a una genealogía: mujeres intelectuales en el período de entreguerras.
Si la constitució n del intelectual/varó n puede pesquisarse en su relació n ambivalente con el
mundo del poder (Rama), el recorrido de la intelectual/mujer -su diferencia- debería pensarse en
términos inversos; como la lucha por superar la marginalidad que ha definido su vinculació n con la
esfera de la cultura letrada, á mbito tradicionalmente masculino.
El período de entreguerras-> por primera vez, un nú mero significativo de mujeres comienzan a
instalarse en el campo intelectual como productoras de pensamiento. Revistas culturales como Repertorio
Americano de Costa Rica o Sur de Buenos Aires dan evidencia de este nuevo sujeto, a través de Gabriela
Mistral, Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou, Magda Portal, Amanda Labarca, María Dulce Borrero,
Mariblanca Sabas Alomá, Teresa de la Parra, Victoria Ocampo, entre otras. 1920-1940-> desde la
perspectiva de una genealogía de mujeres intelectuales, con un sentido inaugural.
Nuevo discurso ligado con las aperturas que promueven otros discursos libertarios en los añ os de
entreguerras, como el socialismo, el indigenismo, el latinoamericanismo.
La presencia de la visió n femenina/feminista en el campo intelectual no está desligada de los
profundos cambios que se producen como consecuencia de nuestro ingreso tardío en la modernidad
capitalista. Debe asociarse a la conformació n de nuevos sujetos sociales, entre ellos, las mujeres que se
integran al mercado laboral urbano, que acceden a la educació n, que participan en organizaciones y
demandan la ciudadanía plena a través del otorgamiento del sufragio.
Dificultades derivadas de la ausencia de una tradició n de escritura femenina amplia que otorgue
puntos de partida y nexos con la situació n del sujeto que enuncia. Frente a la hegemonía del discurso
masculino, intentan desarrollar lenguajes, énfasis y temas propios.
Plano de la expresió n, y del contenido.
Heterogeneidad de estrategias, conscientes o no, en su escritura, desde las cuales estas escritoras
habilitan otros idiolectos, la lengua cotidiana, íntima o paró dica, desplazando lo político y social de los
territorios oficiales de expresió n.
El objetivo es cuestionar las nociones mismas de pensamiento que siguen reproduciendo
exclusiones e impiden tener una visió n má s completa, acabada y menos sesgada de nuestra trayectoria
intelectual como regió n.

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