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El salmista presenta el contraste entre el camino de los justos (vv. 1-3) y el de los malos (vv.
4-6).
Bienaventurados.... Dichosos… Felices... No solo nos habla de la meta al final de la vida, sino
que nos presenta el camino de la felicidad.
La búsqueda de la felicidad personal es común a todos los hombres, sin embargo, todos se
han desviado de ella. Equivocadamente la siguen buscando de diferentes maneras, pero en
este salmo podemos ver cuál y cómo es el camino de la felicidad.
1- El bienaventurado (justo) evita todas las dimensiones del camino malo (v. 1)
A lo largo de la vida nos encontraremos con malos y buenos consejos. Y también con malos y
buenos consejeros. Es bueno aprender a distinguirlos porque los resultados son muy distintos.
Sin dudas, los consejos que vive quien es bienaventurado, no provienen de los malos sino de la
Palabra de Dios. En la ley de Dios: está su delicia. En la ley de Dios: medita de noche y de día.
Quien conoce personalmente al autor de un libro, lee con más interés ese libro. Al cristiano
le pasa lo mismo con la Biblia; cuando conoce al Autor (con mayúscula) disfruta más de la
lectura.
“Su delicia” es conocer más la Palabra de Dios y por medio de ella conocer más a Dios.
No hay sustituto para la Palabra de Dios en la vida del creyente. Es su comida, su sustento, el
mapa para su camino a lo largo de toda su vida.
“Meditar”: literalmente la palabra proviene del murmullo que los rabinos hacían al repetir las
palabras que leían. Meditar es la constante y consciente repetición de la Palabra de Dios con
el propósito de ASIMILARLA, PENSARLA y APLICARLA a nuestra vida. (Ver Josué 1:8).
“Da su fruto”. No podemos forzar el fruto; es un resultado natural de estar unido a la fuente
de vida. (Juan 15:5)
“Sus hojas no se marchitan”. Cuando otros árboles se secan, los que están al lado del río
permanecen verdes.
Conclusión:
El salmista muestra el absoluto contraste entre el camino de los justos y de los malos.
Los vv. 4 al 6 remarcan la gran diferencia final.
Cada ser humano debe decidir qué camino de vida va a seguir. Puede seguir los criterios
humanos o puede escoger el del bienaventurado.
El cristiano que ahonda sus raíces en la Palabra de Dios será un ejemplo de frescura y firmeza
en su vida.