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paz Beneficio
tenemos Lista
sino que también nos gloriamos (Misma palabra) ¿Debo alardear de mis tribulaciones o aflicciones? Aseveración
paciencia; Resultado 1
y la paciencia, Causa 2
prueba; Resultado 2
y la prueba, Causa 2.1
esperanza; Resultado 3
Condición humana:
Rom. 5:1 Tenemos paz con Dios Condición humana: Efesios 2:11-16 Apoyo bíblico: Fil. 4:7
1 de Juan 3:1
La justificación no sólo borra nuestros pecados y
Rom. 5:2 Tenemos entrada y posición en Cristo rebeliones, no sólo elimina el aspecto negativo,
Sin paternidad
Jesús sino que nos da un aspecto positivo, nuestra
relación con Dios, ahora somos sus hijos. – Trono
de la gracia
Rom. 5:11 Hemos recibido reconciliación Resumen de los dos puntos anteriores Col. 1:21-22
Tiempos verbales de mi salvación
He sido liberado en Cristo de mis cadenas, mis En el presente, disfruto de mi libertar y disfruto de El futuro disfrutaré de una esperanza que no
pecados y rebeliones han sido borradas y ahora una relación con Dios, que fluye y me da las avergüenza, basada en la gloria de Dios, no en mi
estoy en paz con Dios herramientas para esta relación. gloria, si no en la Dios.
• Sabernos amados y aceptados en el amado. Comparar Mateo 3:17 con Efesios 1:6
• Ser responsables en vivir una vida guiada bajo el Espíritu Santo y no bajo la determinación de nuestra carne (Rom. 6:4 vida nueva)
Respecto a al sufrimiento:
• Gozarnos en la tribulación nos es que seamos masoquistas o que nos guste vivir en dolor, de hecho, estoy seguro que Dios es empático con nuestro dolor,
es tan empático que cargó a su Hijo de nuestras dolencias, por lo tanto, sabe lo que sentimos, el Señor Jesús en el huerto del Getsemaní dejó ver su temor
al pedirle a Dios que si fuere posible pasara de él esa copa, pero también vemos su obediencia al decir, pero que no se haga mi voluntad, si no la tuya.
• El gozo proviene de un saber previo (Rom 5:3 – Verboide sabiendo), que nos hace conscientes de lo que la tribulación produce en nuestras vidas, así que no
nos gozamos en sí del dolor, si no de lo que aprenderemos de los aspectos positivos de la tribulación:
1. Paciencia: Gr. Jupomoné que significa literalmente aguante, aguantar con alegría, esperanzado (cuando el niño sabe que ya será hora de abrir los
regalos en navidad). También se traduce como perseverancia, lo cual nos lleva a tener una sólo cosa en mente, ¿Por qué? El sufrimiento hace que
nos enfoquemos, que reordenemos nuestras prioridades, purifica nuestras peticiones, nos quita nuestras distracciones y nos hace pensar en lo
eterno, no en lo pasajero.
2. Prueba: Gr. Dokomé, Entereza de carácter, ser probado, ser confiable en las cosas del Señor, demuestra su fidelidad a los principios bíblicos. La
primera vez que pasé a tocar en un recital estaba nervioso, temblaba, literalmente mi sonido temblaba como cuando te tiembla la voz al hablar
en público, así sonaba. Mi maestro lo calificó de sonido “nervioso”. Con el tiempo mi carácter se fue probando, empezó a haber confianza en mi
trabajo y los maestros los notaron. Pero no puedo tener esa confianza en lo que Dios me ha dado si primero no paso por la tribulación.
Dios permite las tribulaciones para que, en el momento requerido, cumplamos sus principios bíblicos a pesar de las circunstancias, incluso a pesar
de nuestra conveniencia, y así, convertirme en un cristiano confiable, porque he correspondido correctamente a la gracia de Dios.
3. El desarrollo de mi esperanza: Gr. Elpis, esperar con anhelo, con placer, sabiendo que algo me espera, que algo mejor vendrá, y quizá no han
acabado mis pruebas, pero mi esperanza sigue ahí, y puedo esperar más porque las tribulaciones han ensanchado mi paciencia, han ensanchado
mi carácter, y puedo seguir esperando, con confianza, y esa esperanza es por fe, porque ciertamente, no la veo, mis ojos terrenales no la pueden
percibir (Rom. 8:24).
Quizá en el español actual, estemos acostumbrados a decir “esperar” con una connotación de incertidumbre, pero la expresión elpis, es distinta,
porque en 2 de Tim. 1:12 Pablo lo expresa: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy
seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.”
Pablo concluye explicando que la esperanza no avergüenza, explicando que el sufrimiento, al no ser algo anormal, Dios la usa en su amante plan para sus
creyentes, ayudándonos a soportar las tribulaciones, y que ese amor ha sido concedido a nuestra vida, que tenemos esa herramienta para asirnos a sus
promesas, a su verdad, a una esperanza en gloria, no nuestra, sino, una gloria divina, proveniente del Dios único y verdadero.
Recuerde hermano, el sufrimiento no disminuye los beneficios de la justificación, más bien, los aumenta.
Para reflexionar…
• Considere una de las tribulaciones en su vida: ¿Le ayudó a centrarse y enfocarse? ¿Te ayudó a filtrar lo importante de lo no importante? ¿Le hizo
concentrarse más en la oración y en lo que Dios ha hecho en su vida?
• ¿Tu sufrimiento ha producido entereza de carácter? ¿Trajo alguna clase de madurez a su vida? ¿Es una persona menos nerviosa y por lo tanto más
confiada en las promesas del Señor y sus principios bíblicos?
• Esa circunstancia ¿Le condujo a su amor más profundamente?
Si las tribulaciones en su vida, no le han llevado a eso, es momento de tomar tiempo en oración y reflexión
Recuerde lo que vimos el jueves, Dios en su soberanía puede utilizar todo lo que esté a su alcance para sus propósitos, o bien, para consolación, para salvación,
para exhortación, amonestación, quizá quiere despertar en usted a un nuevo cristiano que vea su pecado y se arrodille en reverencia demostrando frutos de
arrepentimiento. Quizá Dios esté tratando algo en su vida, y como un padre amoroso a un hijo rebelde, Dios tenga que confrontarle fuertemente, pero a la par,
es importante recordar que, a pesar de eso, Dios le sigue amando, descargo toda la ira que había en su contra en el corazón de su Hijo, y ahí, en esa cruz, esa ira
fue trabajada y absorbida, por lo cual, usted ahora está justificado, presentado recto y justo delante de Dios, que resulta en que usted y yo disfrutamos de una
esperanza que no avergüenza.