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Simon Bolivar Como Enmancipador
Simon Bolivar Como Enmancipador
La vocación de Bolívar era el ejercicio de las armas. En enero de 1797, ingresó como
cadete en el Batallón de Milicias de Blancos de los Valles de Aragua, del cual había sido
Coronel años atrás su propio padre. No tenía aún 14 años cumplidos. En julio del año
siguiente, cuando fue ascendido a Subteniente, se anotaba en su hoja de servicios: Valor:
conocido; aplicación: sobresaliente. El adiestramiento práctico en los deberes militares lo
combinaba Bolívar con el aprendizaje teórico de materias consideradas entonces la base
de la formación castrense: las matemáticas, el dibujo topográfico, la física, etc., que
aprendió en la Academia establecida en la propia casa de Bolívar por el sabio Capuchino
fray Francisco de Andújar desde mediados de 1798, y a la cual asistían también varios
amigos de Simón.
Entre 1816 y 1819, lanzó una tercera revolución: obtuvo control efectivo de gran parte del
territorio de la actual Colombia. Llamó a esta tercera etapa Campaña Libertadora de
Nueva Granada, y en 1819 cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la
batalla de Boyacá, consiguiendo finalmente la independencia de la región. Finalmente, en
1821, tras una tregua aseguró la independencia de Venezuela al derrotar a los españoles
en la batalla de Carabobo.
En 1819 había dado a conocer sus principios con un histórico panegírico. Aquellas ideas
acerca de la soberanía y la realidad de los americanos que esbozara en 1815 en Jamaica,
se habían reforzado dentro de él hasta llegar a su máxima expresión cuando, en
Congreso de Angostura, pronunció el más importante de sus mensajes políticos: el
Discurso de Angostura
Uno de las grandes esperanzas de Bolívar fue la gran confederación de todas las
antiguas colonias españolas de América, cuya inspiración era el modelo de los Estados
Unidos. En esta unión americana, panamericana, las naciones debían cooperar como
socios para un bien común, integradas y aliadas en nombre de la paz y la solidaridad
continental. Para plantearlo convocó en 1826 al Congreso de Panamá. No logró su
cometido, pero la esperanza no se ha perdido. Por esta razón, es común referirse como
sueño bolivariano a la búsqueda de esta hermandad latinoamericana.
Simón Bolívar sobresalió entre sus contemporáneos por sus talentos, su inteligencia, su
voluntad y su abnegación. Puso estas cualidades íntegramente al servicio de una grande
y noble empresa: libertar y organizar para la vida civil a muchas naciones que hoy ven en
él un principio fundador y un ideal ejemplar.
Ambiental
Social
Pero esa democracia política tiene que ser también, para Bolívar, una democracia social.
Debe tener un contenido de equidad y justicia social, que propenda por el mejoramiento de
las mayorías, tanto en el plano material, como en el de la autorrealización personal. El
elemento de progresismo social es inherente a su concepción de democracia, ya que esta
atañe no sólo al plano político, sino también al socioeconómico, pues es una aproximación
a la equidad como aspiración de la justicia.
Político
Para Simón Bolívar -y esto es importante subrayarlo porque en ello radica la razón de su
liderazgo político-, la sociedad venezolana de los años comprendidos entre 1811 y 1821
es testigo y protagonista del enfrentamiento entre la "simple filosofía política" y el "vicio
armado con el desenfreno de la licencia". Para él, los americanos han preferido la "vil
codicia", amparada en el saqueo, y por tanto advierte a sus contemporáneos de que la
suerte del experimento republicano dependerá de la solución de este conflicto. ¿Cómo
resolverá Simón Bolívar semejante disyuntiva?
En primer lugar, sugirió y llevó a cabo una ruptura con los postulados políticos federales
que, desde su punto de vista, habían llevado al fracaso a los gobiernos republicanos en
Venezuela y en la Nueva Granada. La república que propondrá e intentará construir será
férreamente centralista, amparada en el único medio que garantiza el triunfo: el gobierno
dictatorial. En segundo lugar, ante la ausencia de un sector de propietarios e intelectuales
ilustrados, cuyo mayor número de integrantes había sido asesinado en las primeras
escaramuzas de la guerra o había tenido que escapar del país dejando tras de sí
propiedades y enseñanzas, Simón Bolívar elaboró un programa político orientado a
favorecer las aspiraciones sociales de la elite militar que lo acompañaba.
La república que proponía construir en sus escritos era ni más ni menos que la de los
libertadores, y para ellos habría en su espacio garantías políticas sustantivas, tales como
la presidencia vitalicia, el senado hereditario, el poder moral y la Ley de Haberes Militares.
Sin embargo, la fuerza de las circunstancias determinó que estas aspiraciones se
concretaran más por la vía de los hechos que por otra senda más racional y elaborada: la
galería de dictadores militares que hasta hace pocos años exhibió el escenario
latinoamericano es buena prueba de ello. Hay que reconocer que las tendencias
autoritarias que han estado vigentes en la política venezolana del siglo XX han tenido una
aprovechada fuente de inspiración en una lectura demasiado a la letra de este apartado
de los postulados bolivarianos.
Moral
Los valores morales para los cuales Bolívar pretendía que se formaran los ciudadanos,
eran de naturaleza ético-social y ético-política. No se trataba de los deberes de la persona
para con su conciencia, sino de las virtudes sociales y ciudadanas que propiciarían el
enaltecimiento de la República.