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Apuntes sobre Solimán el Magnífico

Karla Andrea Tzile Torres

Hablar del Imperio otomano hace que en nuestra mente lleguen diversos pensamientos

como lo es el sultanato, el harén, los jenízaros o bien distintas figuras e historias de quienes

lo conformaron, es entonces cuando podemos pensar en uno de los sultanes más

destacados: Solimán también conocido entre los europeos como el Turco. Adentrarse a este

personaje nos permite conocer como era el imperio que heredó junto con los conflictos

políticos que se atravesaron para que fuesen una de las potencias que disputaban el poder

sobre el Mediterráneo en el siglo XVI.

Debido al carácter breve de este escrito es que me permito titularlo como lo he hecho,

teniendo como objetivo mostrar la figura de Solimán el Magnífico de manera digerible para

su divulgación, así es como abarcaremos algunos tintes de lo que fue el Imperio otomano,

es decir, hablar sobre su conformación y con ello de los sultanes que precedieron a Solimán

hasta que podamos hablar propiamente de manera escueta pero destacable de quién fue el

Turco y lo que hizo cuando encabezó al imperio.

Sobre el origen de los otomanos, De Bunes (2015) menciona que proceden de grupos

nómadas de las montañas Altai, es a través de diversos cambios políticos, militares y

climáticos que estos grupos se desplazan. Es el primer gran imperio turco el de Göktürk

entre los siglos VI y IX, mucho paso los siglos posteriores hasta llegar a la conquista de

Constantinopla y hacer de Estambul el centro del Imperio otomano, mismo en el que estará

el palacio de Topkapi y residirá Solimán como sultán.


Fue el único hijo del sultán Selim I quien llega al trono el 24 de abril de 1512, es su

padre quien lo nombra gobernador de Amasia y por consiguiente su sucesor en el trono del

imperio heredándole un “Estado musulmán enorme que dominaba tierras islámicas que se

extienden desde Estambul hasta la frontera de la ciudad de Orán, además de controlar

Jerusalén, Medina, La Meca, El Cairo, Bagdad, Alepo, Anatolia, etc.” (De Bunes, 2015, p.

85).

Con la edad de 25 años y habiendo sido gobernador de Manisa es que Solimán llega al

poder. En lo que respecta a su aspecto físico, Igual (2016) rescata el retrato que se le

atribuye a Tiziano sobre él y que en la Historia pontifical se le describe entre muchos otros

atributos como un hombre justo, templado, magnánimo y sobre todo digno del imperio que

estaba en sus manos, además de ser en apariencia grande y delgado, de piel blanca, sin

barba, con nariz curva y ojos grandes.

Tiziano. (1530). Solimán el Magnífico [pintura]. Kunsthistoriches Museum, Viena.


Ahora bien, para que Solimán fuera reconocido y respetado tuvo que acabar con la rebelión

producida tras la muerte de su padre liderada por el beylerbey de Siria y Palestina. Dentro

de las grandes hazañas de este nuevo sultán fue lograr la conquista de Belgrado y Rodas,

mismas que fueron el sueño de Selim I. Primeramente cayó en manos turcas Belgrado que,

por lo que describe De Bunes (2015) estuvo mal defendida por el rey magiar, así se logra

consolidar la presencia de otomanos en la orilla derecha del Danubio.

Posteriormente, se consigue la conquista de la isla de Rodas “ocupada por los belicosos

caballeros de San Juan de Jerusalén (…) que se portaban como corsarios en la costa de

Turquía, perturbando el comercio entre Siria, Egipto y Constantinopla, cayó (…) después

de un sitio prolongado y mortífero” (Lafraye, 2014, p. 32). Tras lo anterior, Solimán se

propuso alcanzar Hungría, sitiar Viena, además, nos dice Igual (2016) recuperó Tabriz e

invadió Bagdad, añadiendo a sus territorios Irak y el oeste de Irán.

Junto a su gran visir Ibrahim Pachá es que Solimán logró una edad de oro para el

Imperio otomano pues es entonces cuando se dedicó a organizar los dominios que poseía

para así generar corpus legislativos y legales estables. Consiguió ampliar sus fronteras y

enfrentarse al resto de personajes que ostentaban el poder en ese entonces como lo fueron

Francisco I y Enrique II en Francia, del mismo modo con los Habsburgo y lo persas (De

Bunes, 2015).

La muerte de Solimán acaeció el 6 de septiembre de 1566 siendo su hijo Selim quien lo

sucediera en el trono, De Bunes (2015) señala que si bien, el mismo nieto de Solimán logró

la máxima extensión territorial para el imperio no hubo sultán que se le comparece en brillo

e importancia siendo así el modelo perfecto para la dinastía.


Mucho falta por hablar de los enfrentamientos de Solimán el Magnífico, del palacio en

el que vivió, de sus tiempos como gobernador de provincias y príncipe heredero al trono, de

su sultanato, de sus amoríos e hijos, de como legisló y con quienes se enfrentó, de sus

políticas para el exterior y dentro de sus territorios, cosas que son imposibles abarcar en

este espacio pero que dejan un esbozo para su posterior divulgación en el campo de la

historia y que quedan pendientes para próximas investigaciones, por el momento, esto nos

da una breve idea de sus hazañas y de lo mucho que su imperio influyó en el siglo XVI.

Referencias:

De Bunes, M. (2015). El imperio otomano (1451-1807). Editorial Síntesis.

Igual Castelló, C. (2016). Solimán el Magnífico y Roxolana. El poder del turco en la

cultura visual y escrita de Occidente. Potestas, 9, 223-260.

http://hdl.handle.net/10234/167526

Lafraye, J. (2014). Sangrientas fiestas del Renacimiento. La era de Carlos V, Francisco I y

Solimán (1500-1557). Fondo de Cultura Económica.

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