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“Cuanto más tenemos, más queremos”. ¿Cómo es posible?

Cuanto más hay, menos


necesitamos, o así debería de ser, pues esta lógica no aplica para la sociedad actual: una
sociedad que busca siempre más, sin importar el costo. A esto le llamamos consumismo. Esta
costumbre de comprar montones de productos solo porque nos llamaron la atención
terminarán por acabar el futuro de nuestro planeta.

El consumismo genera un alto porcentaje de contaminación a nivel mundial. Imagina que pides
un teléfono por internet, luego vas a un mall a comprar ropa y comprar un helado de camino.
Ahora imagina que millones de personas más hicieran lo mismo que tu en un día. Se venderían
millones de teléfonos, prendas de ropa y helados. Para que puedas comprar estos productos,
muchas fábricas tuvieron que trabajar para construirlos y cada una de ellas contaminó al
ecosistema con los desechos de sus actividades. Este ciclo se repite cuando decides comprar
un nuevo teléfono, computadora o cualquier producto y desechas el anterior. Millones de
personas lo hacen y sin darse cuenta, envían millones de toneladas de basura que muchas
veces no se reutiliza.

Otro mal del consumismo es para las nuevas generaciones, que se acostumbran a gastar en
todos estos bienes y no aprenden a ahorrar sus ingresos. Dejar de comer por comprar un
teléfono caro o “la dieta del I-phone” es un ejemplo de la mala administración de dinero
presente en la nueva era.

Contaminación, malas inversiones y una adicción a comprar son solo la punta del iceberg que
hundirá el futuro de la sociedad, destruyendo el planeta y las buenas costumbres, porque, al
fin y al cabo, “más” no siempre es “mejor”.

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