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Estoy de acuerdo con el científico del programa de televisión, pero nada más hasta el

punto de que mi estar de acuerdo evitaría afirmar el haber identificado la cosa misma
de una vez por todas. En otro programa de televisión que estaba mirando, un
programa muy similar al que menciono arriba, afirmaban que la razón por la que la
temporalidad parece acelerarse con la edad es la desproporción relativa de
experiencias nuevas que necesariamente acompañan a este proceso.

El tiempo pasa tan rápido hoy en día. Esta primavera, un petirrojo se hizo un nido en
un arbusto afuera de la ventana de mi cocina. Al principio estaba incómoda conmigo.
Observé como empollaba a su huevo, y después cómo cuidaba al pollito cuando ya se
había roto el cascarón. A veces navegaba en internet buscando grabaciones de la
canción de los petirrojos, por ejemplo, la canción de mañana y noche, y reproducía
esas grabaciones lo más alto posible, fijándome en su reacción. Su nido se vació
demasiado rápido.

El tiempo está pasando demasiado rápido; el maíz llegó tan temprano este año.
Podrías pensar que si esta aceleración fuera algo que me preocupara de verdad no
miraría tanto la televisión, cada programa tiene una duración, obviamente, pero
preferiría que parezca que también hay más tiempo para mirar la televisión. Mi
hermano llama al tiempo que uno pasa distrayéndose de la soledad más esencial, la
soledad del trabajo o la pena de muerte, “mirar átomos”. Mirar átomos es una cosa, y
mientras viví acá hice bastante de eso, pero entonces mirar alguna combinación
molecular de éstos precipitarse desde adentro de una solución de refrigeración es otra,
y también hice un poquito de esto. Alguna vez fijate en una KEGG, es hermosa.

A veces me arrepiento de mi decisión de elegir la música y las humanidades. Las


ciencias naturales pueden ser verdades igualmente productivas. Nunca voy a entender
la desproporción de nuestra situación entre los que hacen música en sus habitaciones
y los que crecen cultivos neuronales en sus sótanos, aunque yo tendría que poder dar
alguna explicación a esto.

Sin importar el tiempo malgastado mirando átomos o en soledad, vivir acá sí tiene sus
ventajas; por ejemplo, nada más pago 250$ por mes para alquilar una casa con dos
piezas y nunca me molestan los helicópteros, las sirenas, o ese camión de la basura
odioso que parece que todas y cada una de las mañanas viniera dos veces cuando
uno vive en la ciudad. , algo tan problemático como gastado, pero me parece que el
ritmo y el sonido del campo no se impone ante todo tan violentamente como hace la
ciudad. En el campo es más complaciente y más abierto. Ojalá todos mis amigos que
viven en esas ciudades grandes vivieran acá conmigo. Sin importar la acomodación
problemática que ciertamente supongo que conlleva, solamente entre otras personas
es que sigue existiendo la posibilidad de inmiscuirse en cosas como el amor y el
romance.

Estos últimos años no hice un esfuerzo suficiente para encontrar formas de ayudar a
los demás. Los pocos débiles intentos que hice en esta dirección fueron abandonados
apenas me dijeron que primero iba a necesitar un testeo de tuberculosis, un certificado
para enseñar lenguaje de señas. Tampoco ayuda que tengo un mínimo récord
criminal, porque la mayoría de estas organizaciones de voluntarios de caridad
automáticamente niegan la membresía por este motivo. ¿Por qué seguir hablando de
algo no tan distinto en esencia al mensaje de cualquier programa matutino de debate
tipo “sentite bien”?  Mi interés en hacerlo está relacionado con tu pregunta. Si alguien
quisiera saber cómo me va, para eso me podría preguntar qué hice recientemente por
alguien que no sea yo. Además tengo un par de shows este verano, que empiezan en
un par de días, y el tema también es relevante en ese aspecto. Antes de un show
siempre pienso mientras estoy nervioso, sentado, “No te esforzaste en ayudar a nadie
recientemente, no hiciste ningún bien, y entonces, ¿qué podés esperar transmitir
desde ese escenario además de tu propia insignificancia estúpida?” Me preocupan los
shows, y comparado con algunos de mis amigos, ni siquiera doy tantos. Tengo que
estar agradecido por nada más tener la oportunidad de subirme a un escenario, y sí
estoy, pero los shows crecieron mucho este último año, y es como si en proporción a
este crecimiento esta gratitud se volvió insoportable, como que me bajó demasiado los
humos. Como cualquier otro, me imagino, cuando me subo al escenario me parece
que todo hubiera recaído en mí, de repente. Quien se atreve a tomar la
responsabilidad de algo así ya falló de antemano en la responsabilidad misma. Los
shows crecieron en tamaño, y a veces esto significó que todo el miedo, cuan grande
sea ya, está confirmado y magnificado y se encuentra con un entusiasmo totalmente
no merecido, entusiasmo tan hermoso como es creativo y una verdad productiva.

Este último año en Madrid me tiraron cerveza en la cara y me abuchearon hasta que
me bajé del escenario. A veces navego por internet después de un show. Por ahí es
por vanidad, sea como sea, son devoluciones honestas. Algunas son útiles. Lo que
nunca voy a entender de los comentarios en internet, hablando en general y para nada
como algo que me concierne nada más a mí, es qué poca consideración pareciera
tener la mayoría por sus propias capacidades. Acosar a un nene feo por su fealdad,
tirar abajo a los débiles y los vulnerables. Muchos de estos comentarios están
producidos por programas de computadora diseñados para generar conciencia de
marca. Otros de los comentarios, sin embargo, no son más que la confirmación de lo
que todos los críticos escribieron con respecto a nuestra impotencia política mientras
estamos en línea, nuestra incapacidad de lograr nada a través de estos canales. Estos
comentarios confirman esta crítica precisamente hasta el punto de que ya están
saturados de resentimiento y banalidad. Ocupar el puesto del esclavo voluntariamente,
o convertirse en el hombre más feo, querer que no haya nada más - todo esto es
parecido a la policía, algo en lo que participaron todos sin dudarlo menos los santos,
pero hasta en ese caso, es algo que nunca voy a poder entender.

Nunca sé que tan grande va a ser un show hasta que ya estoy preparando el
escenario. Me imagino que los shows este verano van a ser tan grandes como
cualquier otro que hice. ¿Qué más se supone que haga para poder ayudar a crear un
entusiasmo entre aquellos que nada más ven a un cínico haciendo karaoke? Mi
sospecha siempre fue, hablando de mi propio show, que los láseres, las luces y las
pantallas de vídeo mismas son cínicas. Mi papá me dijo hace poco que me tendría que
poner una capa, “Mick Jagger siempre hacía cosas así, poniéndose galeras y esas
mierdas.” ¿Tendría que conseguirme una banda de respaldo? La música no la hizo
una banda, y aparte de esto, ¿a quién podría pedirle con razón que me respaldara?

//¡¡Escuché que vas a publicar formalmente todas esas canciones que subiste a
Mausspace en Ribbon Music!! Está buenísimo, y es muy inteligente de tu parte porque
las canciones están muy buenas. ¿Por qué no las publicaste en primer lugar? Sí, no
se siente que fueran tan sustanciosas como el resto de cosas que publicaste en tus
verdaderos discos completos, pero considerando lo intensamente que trabajás en tu
música, es encantador oír tus canciones en sus etapas de desarrollo, de verdad.// 

Estos últimos meses estuve escuchando la canción “Afterburner”, del último álbum de
Panda Bear. La canción merece más reflexión de la que voy a poder dar acá, reflexión
en cuanto al uso de procesos aditivos y sustractivos en la melodía, la simetría de las
figuras melódicas resultantes, el uso de inversión temática, los hermosos armónicos.
De todo esto

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