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Clase 1 - La Distinción Paleozoica
Clase 1 - La Distinción Paleozoica
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SOCIAL RESEARCH Mayo 2014
SOZIALFORSCHUNG
Palabras clave: Resumen: En este trabajo analizo críticamente la distinción entre metodologías cualitativas y
cualitativo- cuantitativas y el debate cuali/cuanti derivado. Reviso voces que han cuestionado la relevancia y
cuantitativo; cuali- utilidad de la distinción: autores/as que 1. proponen su complementariedad; 2. juzgan artificial la
cuanti; paradigmas; delimitación; 3. defienden que lo importante es distinguir entre epistemologías o entre uso crítico o
investigación acrítico de metodologías; y, finalmente, 4. juzgan el ataque al positivismo como atávico, en tanto
cualitativa; las metodologías cualitativas son ya hegemónicas en algunos contextos. A esto, y a partir de
investigación desarrollos derivados de la Escuela de Frankfurt y de perspectivas críticas latinoamericanas,
cuantitativa sugiero que a menudo las investigaciones – tanto cualitativas como cuantitativas – emergen de
una forma elitista y autocentrada de concebir y hacer ciencia social: los/as investigados/as no
participan de la formulación del problema y raramente se sirven de los resultados de la
investigación. Concluyo que distinción y debate son improductivos, obsoletos e injustificados
(aunque se siguen reproduciendo y reificando en la formación académica). Lo relevante, defiendo,
es una distinción ético-política entre investigaciones – no entre metodologías – orientadas al
cambio social o a su obturación y ejemplifico el punto con la investigación-acción participativa y la
sistematización de experiencias, en tanto metodologías que desafían la concepción y la praxis
dominantes de ciencia social.
Índice
Dicho esto, de todas maneras, está claro que ni la distinción ni el debate son
nóumenos que tengan existencia en sí y por sí: son resultado de prácticas
sociales concretas (BERGER & LUCKMANN 2008 [1967]; BLOOR 2003;
LATOUR 1992, 2001; WOOLGAR 1991) y, desde un punto de vista
epistemológicamente antirrepresentacionista (RORTY 2001 [1979]), es en dichas
prácticas – y no en "la realidad" – donde hay que buscar la causa última de su
existencia y pervivencia. [2]
Pero, ¿qué quiero decir concretamente con "reproducción inercial"? Esto: los/as
académicos/as se declaran cualis o cuantis, se especializan e ignoran qué
sucede "más allá de su cerca", en las universidades se dictan asignaturas
separadas, los/as autores/as escriben manuales de lo uno o de lo otro (o
estabilizan la distinción a partir de cuadros comparativos), se conmina a los/as
estudiantes a adscribir a uno u otro "bando" (sobre todo, vía la ridiculización y
caricaturización del/de la Otro/a), etc. Es, como he insinuado, a través de
prácticas concretas de este tipo que se sedimenta, anquilosa y reifica algo que,
como todo, es una producción social. Es decir, algo que nosotros/as
contribuimos a sostener y que no existe con independencia de la acción social,
pero que, irónicamente, presentamos como un "hecho" obra de sí mismo o, en
palabras de BERGER y LUCKMANN (2008 [1967], p.81), como algo "distinto de
un producto humano". Entender la distinción y el debate como "producto
humano" tiene una derivación que es la que me interesa destacar: nosotros/as
podemos colaborar en su superación de la misma forma que colaboramos en su
sostenimiento. [3]
Veamos un ejemplo de este proceso de reificación del que hablo. Un día, solicité
a mis estudiantes que se reunieran en pequeños grupos y comentaran qué
diferenciaba al "paradigma cualitativo" del "paradigma cuantitativo". (Pregunto
por "paradigmas" no por creer en ello demasiado, sino porque sé que es así
cómo les han presentado la cuestión.) [6]
Lo primero que habría que anotar es que la tarea no les pareció descabellada
(nunca se los parece), señal de que ya habían sido inducidos/as a la distinción.
Se juntaron en grupos: unos/as revisaron su correo, otros/as parecían
hipnotizados por sus teléfonos, algunos/as dormían, otros/as se apresuraron a
espiar qué cosa trascendental había pasado en su Facebook en los últimos 30
segundos, y, finalmente, algunos/as llegaron a un cuadro como éste:
Objetivo Subjetivo
Representativo No representativo
Positivista Constructivista
Preciso Impreciso
Superficial Profundo
Explicativo Comprensivo
Reduccionista Holístico
Tabla 1: Resultados de una actividad en clase en la que los/as estudiantes debían discutir
y detallar las diferencias entre los "paradigmas" cuantitativo y cualitativo [7]
Una vez que tengo el cuadro comparativo en la pizarra, ¿qué hago? Doy uno de
mis golpes de efecto preferido: digo que todas esas diferencias "no existen", que
"en realidad, hay una sola" ... y la subrayo. Mi golpe de efecto no tiene el menor
impacto, como es de esperar. Pero, en cualquier caso, ¿qué subrayo? La
diferencia que todos/as juzgan más obvia (y que suele ser abucheada cuando
alguien la menciona): que "lo cuanti" atiende a la cantidad y "lo cuali" a la
cualidad. Detengámonos en esta postura, que llamaré "minimalista" y que libra a
la distinción de buena parte de las asociaciones que se le han adjudicado. [9]
En definitiva, lo que uno/a tiene al final del proceso, en el primer caso, son
números (por ejemplo, 24 puntos en un cuestionario para medir la autoestima) y,
en el segundo, son palabras (en general, documentos, archivos de audio o
2 En sentido estricto, los números son también palabras. Sostendré que son palabras de diverso
tipo, en la medida que aluden a entidades matemáticas abstractas y no a parcelas de la
"realidad" empírica. Pero no dejan de ser palabras.
transcripciones en las que aparecen cosas como ésta: "Yo miro las chicas de las
revistas y después me miro en el espejo ... y ya te imaginas"). [13]
Estos programas, brillantes como son, no sirven para nada si lo que tengo son
palabras. Uno/a mete palabras en esas celdas, ¡y no hay caso! En efecto, si
atiendo a la cualidad de la realidad no puedo realizar tratamientos estadísticos
(esto no es del todo cierto – ver punto 2.3 –, pero por ahora dejémoslo así). Lo
que tendré que hacer es un análisis interpretativo: por ejemplo, deberé leer las
transcripciones de las entrevistas a estudiantes, buscar ciertos patrones 3 y
relatar qué dicen los/as estudiantes acerca de lo que han aprendido, pudiendo
obtener cosas como ésta: "Este año ha sido, para la mayoría de los/as
estudiantes, una pérdida de tiempo en términos de aprendizaje de la Historia." [15]
Sostengo, reitero, que es ésta (la forma de concebir y tratar la realidad) la única
diferencia entre las dos metodologías. Es ésta la postura que, por lo demás,
parecen proponer DENZIN y LINCOLN (2005a) en su ya mítico "Handbook of
Qualitative Research", al menos a tenor de la definición que hacen de la
investigación cualitativa. Sostienen allí (p.3; la traducción y las cursivas son mías):
"La investigación cualitativa es una actividad situada que ubica al/a la observador/a
en el mundo. Consiste en un set de prácticas materiales e interpretativas que hacen
el mundo visible. Estas prácticas transforman el mundo. Transforman el mundo en
una serie de representaciones, incluyendo notas de campo, entrevistas,
conversaciones, fotografías, grabaciones y memos. En este nivel, la investigación
cualitativa supone un acercamiento naturalistas e interpretativo al mundo. Esto
3 También existen programas informáticos – como el Atlas.ti – que permiten hacer análisis de
textos, pero no en el sentido – de dar "un resultado" – que lo hacen el SPSS o el SAS. Los
programas como el Atlas.ti sólo permiten hacer lo que uno/a haría a lápiz y cuaderno de notas
– en general, establecer, nombrar y asociar categorías –, en el computador. El trabajo de
análisis, en este sentido, no es muy diferente en ambos casos (hay mucho mito infundado
acerca de cierto "carácter automático" del análisis). En lo que sí resultan ventajosos los
programas es en el momento posterior al establecimiento y asociación de categorías: en ese
punto del trabajo, por ejemplo, se pueden ver todas las "entradas" de una categoría y analizar
su consistencia, constatar la prevalencia transversal – por ejemplo, en diversas entrevistas – de
una categoría dada o graficar el "árbol de categorías" resultante de modo muy simple y rápido.
Pero, el trabajo anterior – el más arduo – no se facilita grandemente (incluso, a veces, se
dificulta).
Pero, entonces, ¿qué son esas dimensiones? Hay algunas "diferencias" que
siempre aparecen: objetivo/subjetivo, positivista/constructivista,
atomístico/holístico, descriptivo/comprensivo, generalizable/no generalizable,
superficial/profundo, rígido/flexible ¿No hay nada ahí? Sí, esto: así es como ha
sido. Eso, en el mejor de los casos. En el peor, no hay nada ahí: esas diferencias
"no existen" ... al menos no en el sentido de diferencias que ambos bandos
suscribirían. [18]
A veces, las "diferencias" son simples errores de concepto. "Lo cuanti" puede ser
descriptivo y no necesariamente explicativo: la estadística descriptiva no explica
nada, sólo caracteriza una muestra. Por su parte, "lo cuali" puede pretender (se
acepte o no) dar una explicación (¿acaso no es eso "comprender"?), por
ejemplo, si, como hizo una tesista a la que ayudé con su trabajo, estudio las
"(...) Un lado del contraste (cuali/cuanti) es tomado como un rótulo para identificar a
aquéllos/as que siguen lo que es considerado como procedimientos de investigación
apropiados o auténticos y para excomulgar a aquéllos/as fuera de dicho rótulo.
Como en otras iglesias, la mayor negatividad es reservada para quienes no aceptan
la división, más que para los/as opositores/as (mismos/as)." [24]
¿Qué quiere decir esto? Que la distinción cuali/cuanti no es crucial para las
ciencias sociales, que lo que relevante es reflexionar acerca de los
métodos/técnicas empleados/as y no, sin más, aplicarlos/as acríticamente, como
lo haría un/a técnico/a "en piloto automático". De lo que se trataría es de conocer
bien qué implica usar un determinado método o una determinada técnica en un
entorno dado, por ejemplo, "para qué o para quién se hace" lo que se hace
(IBÁÑEZ 1986, p.57; DELGADO & GUTIÉRREZ 1995b, p.28). Es ésta una
reflexión epistemológica – es decir, ético-política – y no meramente técnica. [29]
Sin ir más lejos, esta integración se da, de facto, en los diseños de investigación
"mixtos" y en la llamada "triangulación de datos" (COXON 2005; DENZIN 1978;
KELLE 2001) ... y no pasa nada: el mundo no implosiona ni KUHN se retuerce en
su tumba. Es cierto que la "mezcla" no está exenta de problemas y no es, en lo
más mínimo, algo simple y automático. Suficiente prueba de estas dificultades
debería ser que ¡existe una revista dedicada al tema!: el Journal of Mixed
Methods Research (Sage). Pero, más allá de esto, que, de facto, se produzca la
integración cuali/cuanti a nivel de las prácticas de investigación debería contribuir
a mostrar que "los paradigmas" tan inconmensurables ... no son. Tal es así que
existen varios/as autores/as que, en la línea de ORTÍ, abogan por tal
complementariedad (ANGUERA 2011; COXON 2005; JOYE 2005;
WESTMARLAND 2001). [34]
El límite entre "lo cuali" y "lo cuanti" es artificioso. O, de otro modo: la frontera
entre lo uno y lo otro es borrosa y hay elementos "cruzados", es decir, que
aparecen "en el enfoque enemigo". Este "mestizaje" se da tanto a nivel teórico
como práctico. Veamos. [35]
23 "2 5 01 56": 45 (56) ¡90.911! 76. (2-385) ... 6. 6 9: "82, 6, 5, 07." 73 – 648 –, 69
459 70 6.501.000. 27 4 6.938 50 "60 83, 8, 5 7". 38 75 (!) 7 3 7.588: (5.948) 594 8, 5.
737 6 9. 7 4: 6 65, 4 3 9, "9.720.629 47 44.105 619." 42 105 5, 5, 269. 0 36.603 6 5 –
9 687 7 –, 6 396.621 96662. 51 26.442 07, 97, "9 3 4 5 2 228." 5 20 78 4 57 36 60 259.
28, 59, 00 38 5 8.838. 34: (576) 2 6 36 "4 7 5 6", 920 65 0 375 6 9.685. 94: "8 698 9
96 7 09 3.770, 8, 7. 30 6 87 88 2.322, 17 47 2 59", 6.093 7 (556 9 4 6 5 877) 4 7. "5
8.429 4 6 – 6 3 7 008 –, 5 7 521. 95 7 7 35 9 83.866... ¡09 6 95! 7 83 656 66.646. 58,
8 335 4.200. 608.958, 373, 439. 69 8 674: "2 2.469 0 6 56 867." 8 ... 0, 86, 8, 3
5.234. 6 2 33 5 9 8.050, 8, 0 99. 6 76 6: "24 2758 7 957." ¡9 0 8 4 747 6 7: 3.556! [38]
De este modo, tanto a nivel teórico como histórico, lo que hay entre "lo cuanti" y
"lo cuali" es una frontera tan infranqueable como la que separa EEUU de Méjico.
Lo que hay, es elementos de un lado que aparecen en y se mezclan con
elementos del otro: hay mestizaje. Por ello, proponer un límite claro me parece
artificioso y, en la mayoría de los casos, creo que oculta el intento de presentar
una pureza que no existe y cuyo fin, como avancé, es una reafirmación
identitaria: construir y justificar un Nosotros/as perfectamente diferenciado de
un/a Otro/a. Esta operación de diferenciación identitaria y consecuente formación
de grupos – que yo entiendo en términos de la teoría de la identidad social de
TAJFEL (1981) –, no sólo contribuye a la construcción de identidad – individual y
pública – de los/as académicos/as, sino que es también una maniobra
pragmática: crea y justifica un rol profesional diferenciado, es decir, nos permite
afirmar que hacemos algo diferente y necesario por lo que es justo que nos
paguen. [46]
Cierro este punto con una cita de LOURAU (1979, citado en DÁVILA 1995, p.81):
Así, la distinción relevante es entre los primeros y no entre las segundas. Desde
esta perspectiva, se puede suscribir una posición constructivista (y hasta
construccionista) ... y usar algo "tan retro" – y con tan mala prensa – como un
cuestionario tipo Likert (muy cuanti) para medir actitudes, como técnica de
"recogida" de información ... si, y sólo si, quien así proceda considera que su
encuesta no "descubrirá" una realidad anterior a e independiente de su medición
y que, por tanto, la encuesta opera creando la actitud. Lo confieso, ¡no hay
mucha gente así!, pero podría haberla: no hay ningún impedimento teórico. [49]
De este modo, se puede ser cuali y cuanti y, siendo lo uno, lo otro o ambos al
mismo tiempo, suscribir cualquier paradigma epistemológico. Lo que no se
puede es ser representacionista y antirrepresentacionista ("al mismo tiempo y
bajo las mismas condiciones", como reza el principio de no-contradicción).
Incluso, diría, no se puede ser constructivista y construccionista, como tampoco
creo que se pueda ser pospositivista o posconstruccionista, pero ése es otro
asunto. En definitiva, no se puede decir que la realidad existe en sí y por sí y que
es construida. No se puede decir que la Objetividad es posible y que no lo es (a
no ser que se viva en el ello freudiano). [50]
Por tanto, de lo que se trata es de elegir paradigma y usar las metodologías, los
métodos y las técnicas de modo coherente con dicha elección. Aquí inserto yo la
idea de función: lo importante es situar las metodologías, los métodos y las
técnicas en investigaciones concretas – y no en el vacío del "discurso
metodológico" – y optar reflexivamente en función de las necesidades propia de
dichas investigaciones, es decir, considerando críticamente qué serviría mejor a
la resolución metodológica del problema de investigación de que se trate. Y esta
elección, entiendo, debe hacerse al margen del carácter cuali o cuanti de dichos
métodos y técnicas. [51]
Esta misma línea siguen DENZIN y LINCOLN (2005b, p.183; la traducción y las
cursivas son mías): proponen una serie de "paradigmas" y "perspectivas" que
"estructuran la investigación cualitativa". Entre los "paradigmas" mencionan al
"positivismo" y al "pospositivismo" y entre las "perspectivas", entre otras, al
"feminismo", la "teoría queer" y los "estudios culturales". Y agregan que "cada
una de estas perspectivas ha desarrollado sus propios criterios, presupuestos y
prácticas metodológicas". En consecuencia, DENZIN y LINCOLN no establecen
ninguna vinculación necesaria entre paradigmas, perspectivas y estrategias
metodológicas. De hecho, y apoyándose en GUBA, asignan muchas de las
características habitualmente vinculadas a "lo cuanti" al positivismo y
pospositivismo (p.184): un "realismo naif", un "enfoque verificacionista", un
"énfasis en la confiabilidad, validez, predicción (y) control", etc. [52]
GUBA y LINCOLN (2005, p.200; la traducción y las cursivas son mías), por su
parte, sostenían inicialmente (en sus trabajos de 1981 a 1994) que: "La
conmensurabilidad entre las cosmovisiones positivista y pospositivista no es
posible, pero (...) dentro de cada paradigma las metodologías (o estrategias)
mixtas pueden tener perfecto sentido." Presumiblemente, GUBA y LINCOLN
dirían lo mismo de las relaciones entre los otros paradigmas. Luego – en 2005,
en el capítulo incluido en la tercera edición del "Handbook" de DENZIN y
LINCOLN que he utilizado aquí – se retractan de esa posición y dan un "sí
precavido" (p.201) a la posibilidad de la conmensurabilidad entre paradigmas...
pero si y sólo si "los paradigmas comparten elementos axiomáticos" (de ahí la
precaución). De este modo, podrían integrarse algunos elementos – no todos –
de algunos paradigmas – no de todos –. [53]
En esta línea, dice MOTTIER (2005, §5; la traducción y las cursivas son mías):
"El positivismo se mantuvo por un tiempo largo como el 'consenso ortodoxo' para la
metodología de las ciencias sociales y esto aplicaba a la investigación cualitativa.
Hoy, el consenso ortodoxo está muerto. Ha sido destruido en las últimas dos
décadas como resultado de ataques desde diversos ángulos." [58]
Considero que los argumentos que he presentado (puntos 2.1 a 2.5) son
suficientes para expedir certificado de defunción a la distinción cuali/cuanti y
superar el debate derivado. Eso implicaría, claro, dejar de reproducir la distinción
en nuestras prácticas cotidianas, por ejemplo, dejar de caricaturizar las
De todas maneras, querría apuntar algo más, a mi juicio, aún más desafiante,
sea: las investigaciones, tanto cualis como cuantis, siguen decursos fácticos muy
similares. Tomaré como ejemplo las tesis de pre y posgrado: [61]
Las tesis, se declaren sus autores/as "cualis" o "cuantis", siguen todas más o
menos este camino:
3. Y, entonces, ¿qué?
relevante no sería una característica atribuible a las metodologías per se (que es,
justamente, lo que sostiene la distinción cuali/cuanti), sino al uso que de ellas se
hace en procesos y contextos concretos. Yendo más allá, la distinción se daría
entre tipos de investigaciones, categorizadas en virtud de su "perfil político", por
así decirlo. Esto descentra el debate: de la distinción cuali/cuanti... a las
condiciones de posibilidad y efectos sociopolíticos de cada proceso de
investigación específico. O, en palabras de COTTET (2006, p.192), a cada
"actualización" del discurso metodológico. [67]
Por lo demás, con "cambio social" no me refiero a cualquier cambio social, toda
vez que alguien podría considerar que la creación de un cuestionario más
eficiente en la predicción del desempeño laboral para empleos de condiciones
infames es o promueve un cambio social. El cambio social no es una categoría
políticamente neutra: hay que definir qué es eso que hay que cambiar y hacia
dónde es deseable que orientemos nuestros esfuerzos. Y esto lo entiendo en un
sentido utilitarista cercano a las propuestas de John Stuart MILL en "Sobre la
libertad" (2010a [1859]) o en "El utilitarismo" (2010b [1863]) o a las
neopragmatistas de Richard RORTY en "Una ética para laicos" (2009). [68]
Aquí, por "cambio social" me refiero a desestabilizaciones del statu quo en una
orientación derivada de la axiología4 propuesta por la Escuela de Frankfurt y,
más cerca, por las diversas perspectivas latinoamericanas que, en esa estela, se
han preocupado por el estado de nuestra región y de su gente. Me refiero,
concretamente, a la "Teoría de la dependencia" de CARDOSO y FALETTO
(1969), a la "Psicología de la liberación" de MARTÍN-BARÓ (1986), a la
"Educación popular " de FREIRE (por ejemplo, 1970), a la "Sociología crítica" de
FALS BORDA (1967,1970 y 1972) y a la "Filosofía de la liberación" de DUSSEL
(1977) y ROIG (1981, 1993). [69]
En la línea de lo que vengo planteando, creo que es por completo irrelevante que
una investigación sea cuali o cuanti si no incorpora en su diseño mismo la
cuestión del cambio social, lo cual se logra – de forma directa y concreta y no
última vez que nos vea." En esto consiste, en general, el "dar voz" en la
investigación social cualitativa. (También podría uno/a preguntarse, más
importantemente, quiénes somos los/as académicos y/o investigadores/as para
"dar voz", en nombre de qué o de quién la damos y con qué efectos.) [74]
Así, y para concluir este apartado, diré que la bandera levantada por los/as
autores/as latinoamericanos/as que mencioné antes ha sido flameada en
abundancia y de forma ostensible ... pero rara vez ha sido más que bandera. En
buena medida, vivimos sobre las cenizas de la ciencia social que ellos/as
soñaron. [78]
Con todo lo radical que este planteo pueda sonar, no es nada nuevo. Las críticas
a la ciencia en tanto institución han venido de diversos frentes: el marxismo, la
Escuela de Frankfurt, los enfoques de género, la sociología de la ciencia
(particularmente y en su forma más extrema en el trabajo de FEYERABEND
(1975), etc. En lo que aquí es pertinente, hay autores como IBÁÑEZ (1986) o
DÁVILA (1995) que proponen una "tercera perspectiva" llamada "dialéctica"
(IBÁÑEZ 1986, pp.64ss.) y autores como VILLALOBOS (2010), que, desde el
posmarxismo, proponen una "tercera vía", la "crítica" (además de la explicativa y
la comprensiva). Finalmente GUBA y LINCOLN (2005, p.192) extienden los
paradigmas a cinco, incluido uno al que llaman "participativo/cooperativo". [79]
Esta "técnica" propuesta por Jesús IBÁÑEZ debería advertirnos acerca de que
su visión no es formalista, burocrática ni puramente técnico-metodológica:
vincula ciencia y cambio social de un modo directo y programático, poniendo en
evidencia las limitaciones (pragmáticas y políticas) del resto de perspectivas y/o
técnicas (que, de hecho, IBÁÑEZ considera como "degeneraciones" de la
perspectiva dialéctica). En este sentido, y en la línea de la artificiosidad que, en
términos políticos, he sostenido aquí que muestra la distinción cuali/cuanti (ver
punto 2.6), dice IBÁÑEZ: "Así como las perspectivas distributiva y estructural se
consumen en un intento de evitar el cambio o controlarlo, la perspectiva
dialéctica (como otros dispositivos isomorfos a ella) se inscribe en una estrategia
de producir el cambio" (1986, p.76; las cursivas son mías). Así las cosas, no
debería sorprender la virtual ausencia del socioanálisis como método en las
VILLALOBOS (2010), aunque por otro camino, llega al mismo lugar: a las teorías
explicativas y comprensivas (de nuevo, más o menos homologables a los
enfoques cuantitativos y cualitativos, respectivamente) suma una teoría crítica,
pero no en tanto axiología (como propone la primera Escuela de Frankfurt), sino
a nivel "gnoseológico", es decir, metodológico. El autor parte (y esto es
discutible) de que los dos primeros tipos de teorías operan sobre las
representaciones del mundo, procurando hacerlas más ajustadas a la realidad.
Así, "una teoría destituye a otra cuando muestra que su ajuste con el mundo es
mejor" (p.45). De este modo, "si una teoría resulta defectuosa, esto es asunto
exclusivo de ella, de su incapacidad para reflejar adecuadamente el mundo (...)"
(pp.45-45). Pero, objeta VILLALOBOS apoyándose en MARX, "el conocimiento
del mundo no es algo que se resuelve únicamente en el polo del sujeto (de la
teoría o representación del mundo), sino que puede involucrar como momento
constitutivo también la transformación del propio mundo u objeto" (p.46). Cierra
el autor: "Poder conocer el mundo, nos dirá MARX, no tiene que ver tanto con
exigir la superación de las teorías que versan acerca del mundo, cuanto con
exigir la misma superación del mismo mundo en cuestión" (!) (p.46). Así, la tarea
de la teoría crítica no es generar más o mejor conocimiento ... sino cambiar el
mundo. Luego, y desde un modelo de infraestructura/superestructura, se espera
que, esos cambios operados en el nivel material de la existencia "del hombre"
alteren las relaciones sociales y consecuentemente sus "principios, ideas y
categorías" (p.47), es decir, su conocimiento del mundo. [83]
Como fuere, lo que me interesa mostrar a través del punto de vista de estos/as
autores/as es que
1. "lo cuali" y "lo cuanti" no tienen por qué ser considerados "paradigmas" en un
sentido epistemológico,
2. no tiene por qué haber sólo dos perspectivas (IBÁÑEZ 1986) o métodos
(VILLALOBOS 2010) y
3. como sea que se considere a "lo cuali" y "lo cuanti", el foco de análisis no
tiene por qué estar en el aspecto metodológico: puede ser de tipo pragmático
(es decir, ético-político). [87]
DELEUZE (1989, p.11) entiende los dispositivos en términos de luz (las cursivas
son mías):
"(Los dispositivos son) máquinas de hacer ver y de hacer hablar (!). (...) A cada
dispositivo le corresponde su propio régimen de luz, la manera en que ésta le
golpea, se difumina y se difunde, distribuyendo visibilidad e invisibilidad, haciendo
surgir y desaparecer objetos que no pueden existir sin ella." [93]
Esta cita, poéticamente, permite pensar los formatos de tesis como dispositivos
que hacen ser, al tiempo que – esto es vital para lo que sigue – hacen no ser, es
decir, invisibilizan, niegan, reprimen, excluyen. Un formato de proyecto, así visto,
hace todo eso y pierde así su halo de "orientación" a los/as tesistas en
dificultades. [94]
Por su parte, dice AGAMBEN, discutiendo el concepto (2011, p.257; las cursivas
son mías): "(Un dispositivo es) todo aquello que tiene, de una manera u otra, la
capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y
asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres
vivos." [95]
En definitiva, desde el punto de vista que expongo aquí, los formatos de tesis
predeterminan lo que los proyectos pueden ser y serán (los preforman), mientras
tienden a excluir versiones contranormativas de los mismos, signando, lo que es
posible "hallar" mediante las subsecuentes investigaciones, es decir,
construyendo un tipo particular de realidad (ÍÑIGUEZ-RUEDA 2006; RORTY
2001 [1979]). Este es un modo concreto, como vemos, en el que metodologías
como la IAP o la SE – abrasivas para la práctica científica al uso – son
marginadas vía la imposición de estándares que no pueden cumplir. Veámoslo
más específicamente. [97]
pacífica" entre una IAP o una SE ... y un proyecto de investigación de tesis (y, como
he dicho, otros formatos de proyectos también), en la medida que éste requiere
una definición previa, solitaria y estable del problema de investigación. [98]
Antes (ver punto 2.3) mencioné, en base al artículo de VALLES y BAER (2005),
como, en España, la distinción cuali/cuanti podría considerarse en buena medida
irrelevante y, quizás, inexistente (al menos antes de 1970 y para los/as
actores/actrices involucrados/as, en este caso, los/as sociólogos/as
españoles/as). Algo similar podría decirse del caso francés (ANGERMÜLLER
2005; DEY & NENTWICH 2006), en la medida en que la distinción cuali/cuanti
apenas ha tenido arraigo y relevancia académica. Esto se debe, en buena
medida, a la relevancia – incluso internacional – de desarrollos teóricos
propiamente galos, como los de FOUCAULT, CANGUILHEM, BACHELARD,
ALTHUSSER o LATOUR (una "tercera vía" – ANGERMÜLLER 2005, §15 – que
evolucionó en buena medida al margen de los desarrollos angloamericanos) y a
la tendencia en dicho país a organizarse en "clanes" teóricos (§14) que usan
metodologías cualitativas y cuantitativas indistintamente. [101]
Los casos español y francés muestran cómo la distinción es, como dije al
principio de este trabajo, resultado de un proceso de producción y reproducción
social socialmente situado. Es decir, es creada y mantenida a través de prácticas
sociales (en este caso, particularmente de tipo académico) y no existe al margen
de ellas. Esto implica que la distinción puede, sin más, dejar de existir o ser
reemplazada por otra. Desde un punto de vista geopolítico, tal alternativa podría
ser la producción científica (basada en modelos cuantitativos o cualitativos e
incluyendo el debate, la crítica y la producción local de metodologías) producida
lejos de dicho "núcleo" anglo-estadounidense, es decir, en la "periferia" (HSIUNG
2012). Así, una distinción viable – y entiendo que más fiel al estado actual de la
producción científica en un mundo global (o "glocal", según el afortunado término
creado por Roland ROBERTSON y popularizado por BAUMAN 2010, p.94) –
podría ser ciencia social central o periférica. [103]
5 Indigenous en el original.
4. Cierre
Desde esta constatación, considero que hay que trabajar en la línea de la crítica
y disolución de la distinción – o al menos de su "peso" académico – y en pos de
un cambio de foco: la vinculación de cada actualización del discurso
metodológico – de cada investigación particular – con su contexto de ocurrencia,
con sus condiciones de producción y sus efectos. De este modo, respecto de la
metodología, lo relevante pasaría a ser, en términos de IBÁÑEZ (1986), el para
qué y al para quién de tales investigaciones y, en términos de HSIUNG (2012), el
desde dónde, pasando la distinción cuali/cuanti a un segundo (¡o tercer o cuarto!)
plano y perdiendo la centralidad que hoy se le adjudica en las prácticas
científicas y de formación. [109]
"Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas mas importantes. No
importa lo que diga, no importa con qué palabras y con qué argumentos trate de
defenderse. Al final, al final de todo, uno responde a todas las preguntas con los
hechos de su vida: a las preguntas que el mundo le ha hecho una y otra vez. Las
preguntas son éstas: ¿Quién eres? ¿Qué has querido de verdad? ¿Qué has sabido
de verdad? ¿A qué has sido fiel o infiel? ¿Con qué y con quién te has comportado
con valentía o con cobardía? Estas son las preguntas. Uno responde como puede,
diciendo la verdad o mintiendo: eso no importa. Lo que si importa es que uno al final
responde con su vida entera." [111]
Si así es, y para terminar, entiendo que, como pobladores/as y hacedores/as del
mundo académico, ya hemos contestado las preguntas acerca de qué prácticas
de investigación estamos dispuestos/as a llevar adelante y qué rol estamos
Agradecimientos
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Autor
Cita
Bassi Follari, Javier (2014). Cuali/Cuanti: La distinción paleozoica [113 párrafos]. Forum Qualitative
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http://nbn-resolving.de/urn:nbn:de:0114-fqs140279.