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Seminario: Historia de la Ideas II ISFD Prof.

Rogelio Leites

HISTORIA DE LAS TEORÍAS DEL ESTADO

Los Estados nacionales


El concepto de Estado Nacional ha evolucionado a lo largo del tiempo, desde sus orígenes en
Europa durante los siglos XIV y XV hasta su definición actual en el siglo XXI. En sus primeras etapas,
el Estado Nacional estaba más centrado en el poder político y la consolidación del poder en un solo
lugar, mientras que en la actualidad se enfoca en la ciudadanía, la democracia y la inclusión social.
En sus orígenes, el Estado Nacional era visto como una forma de poner fin a los conflictos
feudales y consolidar el poder en un solo lugar. El primer ejemplo de Estado Nacional fue el reino de
Francia durante el siglo XIV, donde el poder real se consolidó y se logró la unificación del territorio y la
población. En este momento, la identidad nacional estaba basada en la lealtad a un monarca o dinastía
en particular, y la soberanía se definía como el control del territorio.
Durante los siglos XVII y XVIII, el concepto de Estado Nacional evolucionó a medida que los
filósofos políticos comenzaron a enfatizar la importancia de la soberanía popular y la participación
ciudadana en la toma de decisiones políticas. El surgimiento de la Revolución Francesa en 1789 dio
lugar a la idea de la ciudadanía como la base de la soberanía y la nación, y se desarrolló la idea de la
democracia como una forma de gobierno basada en el principio de la igualdad y la libertad.
En el siglo XX, el concepto de Estado Nacional se ha centrado cada vez más en la inclusión
social y la diversidad cultural. Los estados nacionales modernos se han convertido en sociedades
multiétnicas y multiculturales, y el enfoque está en la igualdad y la inclusión de todas las comunidades
en la vida política y social del país.
En resumen, el concepto de Estado Nacional ha evolucionado desde sus orígenes en Europa
durante los siglos XIV y XV, pasando por la consolidación del poder político, la soberanía popular y la
democracia, hasta su enfoque actual en la inclusión social y la diversidad cultural.
Durante los siglos XIV y XV, Europa experimentó un proceso de consolidación de los Estados
nacionales. Este proceso estuvo marcado por la centralización del poder político en manos del
monarca y por la construcción de instituciones estatales que permitieron a los Estados ejercer un
control más efectivo sobre sus territorios.
Uno de los factores que contribuyó al surgimiento de los Estados nacionales fue la disminución
del poder de la Iglesia y de los señores feudales, lo que permitió a los monarcas consolidar su poder
y controlar de manera más efectiva sus territorios. Otro factor importante fue el desarrollo de la

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economía y el comercio, que impulsó la creación de mercados y la necesidad de una regulación más
eficaz por parte del Estado.
Antes del surgimiento de los Estados nacionales, Europa estaba dividida en una serie de
pequeños reinos y señoríos gobernados por nobles y monarcas que competían por el poder y la
riqueza. Estos reinos no tenían una estructura política clara, y la autoridad de los monarcas era limitada
por los derechos y privilegios de la nobleza y la iglesia.
Durante el siglo XV, se produjo una serie de cambios que sentaron las bases para el surgimiento
de los Estados nacionales. Entre ellos, destacan el crecimiento económico y comercial, la
centralización del poder monárquico, la difusión de la educación y la cultura, y la Reforma Protestante.
Estos factores contribuyeron a crear una nueva conciencia nacional y a impulsar el desarrollo de una
estructura política y administrativa más sólida y coherente.
El surgimiento de los Estados nacionales se caracterizó por la creación de un sistema político
centralizado, en el que la autoridad del monarca se extendía sobre todo el territorio nacional. Para
lograrlo, los monarcas tuvieron que enfrentar a los poderosos nobles y a la Iglesia, que resistieron los
cambios en la estructura de poder.
Además, los Estados nacionales se consolidaron a través de la creación de instituciones
políticas y administrativas, como el ejército, la burocracia y la justicia. Estas instituciones permitieron
a los monarcas controlar y administrar eficazmente el territorio y los recursos del país, y establecer
una serie de leyes y reglas que regían la vida política y social de la población.
Durante este periodo histórico, se desarrollaron varias corrientes políticas e ideológicas que
influyeron en la formación y consolidación de los nuevos Estados. Algunas de las corrientes más
importantes fueron:
• El absolutismo: Esta corriente política se caracterizó por la centralización del poder en manos
del monarca y la eliminación de los derechos y privilegios de la nobleza y la Iglesia. Los monarcas
absolutos gobernaban sin tener que rendir cuentas a ningún otro poder y establecían una serie de
leyes y normas que regían la vida de la población. El absolutismo fue especialmente importante en
Francia durante el reinado de Luis XIV.
• El protestantismo: La Reforma Protestante del siglo XVI fue un movimiento religioso y político
que rechazaba la autoridad de la Iglesia católica y abogaba por la libre interpretación de la Biblia. El
protestantismo tuvo un gran impacto en la formación de los Estados nacionales, ya que contribuyó a
la creación de una conciencia nacional y a la difusión de la educación y la cultura.

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• El humanismo: Esta corriente filosófica y cultural se caracterizó por la defensa de la razón, la


libertad y la dignidad humana. El humanismo fue una de las principales influencias de la Ilustración del
siglo XVIII, que tuvo un gran impacto en la formación de los Estados nacionales y la creación de
instituciones y valores democráticos.
• El mercantilismo: Esta corriente económica se caracterizó por la defensa del comercio y la
industria nacional, la acumulación de riquezas y la creación de un sistema de proteccionismo
económico. El mercantilismo fue una de las principales influencias en la creación de los Estados
nacionales y la formación de las primeras economías nacionales.
• El liberalismo: Esta corriente política e ideológica se caracterizó por la defensa de la libertad
individual, la propiedad privada, el libre mercado y la igualdad ante la ley. El liberalismo tuvo un gran
impacto en la formación de los Estados nacionales y en la creación de instituciones y valores
democráticos.
Durante este periodo surgieron también nuevas teorías políticas que justificaban la existencia
de los Estados nacionales. Una de las ideas más importantes sobre el Estado y la sociedad en ese
momento fue la del contrato social. Según esta idea, los individuos ceden parte de su libertad a cambio
de protección y seguridad por parte del Estado. Esta teoría fue desarrollada por pensadores como
Thomas Hobbes, John Locke y Jean-Jacques Rousseau.
La soberanía popular: Otra de las ideas que tuvo un gran impacto en la formación de los Estados
nacionales fue la de la soberanía popular. Según esta idea, el poder reside en el pueblo y son los
ciudadanos quienes deben elegir a sus gobernantes. Esta teoría fue defendida por pensadores como
Jean-Jacques Rousseau y Montesquieu.
La separación de poderes: La idea de la separación de poderes fue otra de las teorías que
influyó en la estructura del Estado y la sociedad en ese momento. Según esta idea, el poder del Estado
debe ser dividido en tres ramas: el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial. Esta teoría
fue desarrollada por Montesquieu y tuvo un gran impacto en la formación de las democracias
modernas.
La igualdad ante la ley: Otra de las ideas que influyó en la estructura del Estado y la sociedad
fue la de la igualdad ante la ley. Según esta idea, todas las personas son iguales ante la ley y deben
ser tratadas de la misma manera. Esta teoría fue defendida por pensadores como John Locke y
Montesquieu.
La idea de progreso: Finalmente, otra de las ideas que influyó en la formación de los Estados
nacionales fue la de la idea de progreso. Según esta idea, la sociedad puede avanzar y mejorar gracias

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al desarrollo de la ciencia, la tecnología y la educación. Esta teoría fue defendida por pensadores como
Voltaire y Montesquieu.
THOMAS HOBBES
Thomas Hobbes fue un filósofo político inglés del siglo XVII que es conocido por su teoría del
Estado absolutista y su visión pesimista de la naturaleza humana.
Hobbes parte de la idea de que los seres humanos son egoístas y están motivados por su propio
interés. Según él, en un estado de naturaleza, es decir, sin un gobierno centralizado que imponga la
ley y el orden, la vida sería " solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve" (Leviatán, Capítulo XIII). Para
evitar este caos, Hobbes propone la creación de un Estado fuerte que tenga el poder para imponer la
ley y el orden.
"Los pueblos salvajes en varias comarcas de América, si se exceptúa el régimen de pequeñas
familias cuya concordia depende de la concupiscencia natural, carecen de gobierno en absoluto, y
viven actualmente en ese estado bestial a que me he referido. De cualquier modo, que sea, puede
percibirse cuál será el género de vida cuando no exista un poder común que temer, pues el régimen
de vida de los hombres que antes vivían bajo un gobierno pacífico suele degenerar en una guerra civil”
(Hobbes)
En este contexto surgieron pensadores políticos como Nicolás Maquiavelo, quien en su obra "El
Príncipe" defendió la idea de que el gobernante debe actuar con astucia y pragmatismo para mantener
el poder, y Jean Bodin, quien en su obra "Los Seis Libros de la República" defendió la idea de que el
Estado es una entidad soberana y que su poder no está limitado por ninguna autoridad externa.
Para evitar esta situación, Hobbes propone la creación de un Estado fuerte y centralizado que
tenga el poder para imponer la ley y el orden, y garantizar la seguridad y el bienestar de sus
ciudadanos. En su obra "Leviatán", Hobbes explica que el poder del Estado debe ser absoluto y no
estar sujeto a ningún otro poder o autoridad, ya que, de lo contrario, no sería capaz de garantizar la
seguridad y el bienestar de sus ciudadanos.
Una de las frases más conocidas de Hobbes es: "El hombre es un lobo para el hombre", que
resume su visión pesimista de la naturaleza humana y la necesidad de un gobierno fuerte para
controlarla.
En cuanto a la relación entre el Estado y los ciudadanos, Hobbes defiende que los ciudadanos
deben ceder parte de su libertad y someterse al poder del Estado a cambio de protección y seguridad.
En sus propias palabras, " El afán de tranquilidad y de placeres sensuales dispone a los hombres a
obedecer a un poder común, porque tales deseos les hacen renunciar a la protección que cabe esperar

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de su propio esfuerzo o afán. El temor a la muerte y a las heridas dispone a lo mismo, y por idéntica
razón.” (Hobbes).
JOHN LOCKE
John Locke fue un filósofo inglés del siglo XVII considerado uno de los principales pensadores
de la Ilustración y uno de los padres fundadores del liberalismo clásico. Sus ideas influyeron en el
surgimiento de los movimientos políticos y sociales que promovieron la libertad individual, el Estado
de derecho y la democracia representativa.
La obra más influyente de Locke es "Ensayo sobre el entendimiento humano" (Essay
Concerning Human Understanding), publicado por primera vez en 1690, donde desarrolla una teoría
sobre el conocimiento humano, la percepción y la naturaleza de la mente. Sin embargo, en términos
políticos y sociales, Locke es conocido por su obra "Dos Tratados sobre el Gobierno Civil" (Two
Treatises of Government), publicado en 1689, donde expone su teoría del contrato social y su defensa
de la democracia representativa.
En "Dos Tratados sobre el Gobierno Civil", Locke parte de la idea de que los seres humanos
tienen derechos naturales e inalienables, como el derecho a la vida, la libertad y la propiedad. Estos
derechos son anteriores al Estado y deben ser protegidos por él. Según Locke, el Estado es una
institución creada por los individuos para proteger sus derechos y garantizar la justicia y la seguridad.
El poder del Estado debe estar limitado por la ley y la soberanía reside en el pueblo, que tiene el
derecho a resistir a un gobierno que viola sus derechos.
Además, Locke defiende la separación de poderes y la democracia representativa como la
mejor forma de gobierno. En su opinión, el poder legislativo, ejecutivo y judicial deben ser
independientes y equilibrados para evitar la tiranía y proteger los derechos individuales. También
defiende la tolerancia religiosa y la libertad de conciencia como derechos fundamentales de los
individuos.
JEAN-JACQUES ROUSSEAU
Jean-Jacques Rousseau fue un filósofo, escritor y músico suizo-francés del siglo XVIII, cuyo
pensamiento tuvo una gran influencia en la Ilustración y en la Revolución Francesa. Sus principales
ideas fueron:
El contrato social: Rousseau propone la idea de que la sociedad se basa en un contrato social
implícito entre los ciudadanos, que acuerdan renunciar a ciertas libertades individuales a cambio de la
protección del estado. Este contrato se establece para garantizar la igualdad y la libertad de todos los
ciudadanos.

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El estado y la democracia: Según Rousseau, el estado debe ser una expresión de la voluntad
general de los ciudadanos y debe tener como objetivo el bien común. Para que la democracia sea
posible, es necesario que los ciudadanos participen activamente en la toma de decisiones y que haya
una separación clara de poderes.
El hombre y la naturaleza: Para Rousseau, el hombre es naturalmente bueno y libre, pero la
sociedad lo corrompe y lo convierte en egoísta e individualista. La educación y la cultura son
importantes para cultivar la virtud y la moralidad, y para crear una sociedad justa y equitativa.
La propiedad: Rousseau critica la idea de que la propiedad privada es un derecho natural del
hombre, y la considera como una fuente de desigualdad y conflictos sociales. Propone en cambio la
propiedad colectiva de los recursos naturales, y la distribución equitativa de la riqueza.

MONTESQUIEU
Montesquieu fue un filósofo y político francés del siglo XVIII, reconocido por ser uno de los
principales pensadores de la Ilustración. Su obra más conocida es "El espíritu de las leyes", publicada
en 1748, donde expone sus ideas sobre el derecho y el poder político.
Montesquieu parte de la idea de que el poder tiende a corromper, por lo que propone la
separación de poderes como medida para evitar los abusos del gobierno y proteger la libertad
individual. Según Montesquieu, el poder debe ser dividido en tres ramas: ejecutiva, legislativa y judicial,
y cada una debe ser independiente y tener el control de su propio ámbito de competencia. Esta teoría
se conoce como la teoría de la separación de poderes.
Además, Montesquieu defiende la importancia de las leyes y la justicia para mantener el orden
y la estabilidad en la sociedad. Considera que las leyes deben ser claras, públicas y aplicarse de
manera imparcial a todos los ciudadanos. También sostiene que la libertad individual es esencial, y
que cada individuo tiene derechos naturales que deben ser protegidos por el Estado.
Otra de las ideas importantes de Montesquieu es la de que cada sociedad es única y tiene su
propia cultura y costumbres, por lo que no se pueden aplicar las mismas leyes y sistemas políticos en
todas partes. Considera que el gobierno debe adaptarse a las necesidades y características de cada
sociedad en particular.
Bibliografía
Hobbes, T. (s.f.). Leviatán (2017 ed.). Fondo de la Cultura Económica.
Montesquieu. (s.f.). El espíritu de las leyes.

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EL CONTRACTUALISMO, PARA COMPRENDER LA ACTUAL ORGANIZACIÓN SOCIAL

La teoría del contrato social se remonta a los filósofos de la Ilustración, como Thomas
Hobbes, John Locke y Jean-Jacques Rousseau. Estos pensadores propusieron la idea de que los
individuos, en un estado de naturaleza, acuerdan voluntariamente establecer un contrato o acuerdo
mutuo para formar una sociedad organizada. Este contrato social implica renunciar a ciertas libertades
y derechos individuales a cambio de la protección y el orden social que brinda el gobierno.

El liberalismo, por otro lado, es una corriente de pensamiento político que se basa en la
primacía de los derechos individuales, la libertad personal y la limitación del poder del Estado. Los
principios liberales defienden la protección de los derechos individuales, como la libertad de expresión,
de religión, de asociación y de propiedad, así como la igualdad de oportunidades y la justicia social.

La teoría del contrato social y el liberalismo están estrechamente relacionados, ya que


ambos se centran en la relación entre el individuo y el Estado. La teoría del contrato social establece
que el poder del Estado emana del consentimiento de los individuos, mientras que el liberalismo busca
limitar ese poder y proteger los derechos individuales frente a posibles abusos.

En el siglo XVII, la teoría del contrato social se convirtió en una de las corrientes políticas más
influyentes de la época. Esta teoría defendía la idea de que el Estado es una creación de la sociedad
y que su función es proteger los derechos y libertades de los ciudadanos. Según esta teoría, los
individuos aceptan someterse a la autoridad del Estado a cambio de la protección de sus derechos.

Uno de los principales exponentes de esta teoría fue el filósofo inglés John Locke, quien en su
obra «Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil» defendió la idea de que los individuos tienen
derechos naturales, como la vida, la libertad y la propiedad, y que el Estado tiene la obligación de
protegerlos. Locke también defendió la idea de que los individuos tienen el derecho a rebelarse contra
un gobierno que no cumpla con sus obligaciones.

La teoría del contrato social también fue una de las bases del liberalismo, una corriente política
que se desarrolló en el siglo XVIII y que defendía la libertad individual y la limitación del poder del
Estado. Los pensadores liberales creían que el Estado debía tener un papel limitado en la sociedad y
que la libertad individual era un valor fundamental.

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Los principios liberales defienden la protección de los derechos individuales, como la libertad
de expresión, de religión, de asociación y de propiedad, así como la igualdad de oportunidades y la
justicia social.

JOHN LOCKE

John Locke fue un filósofo inglés del siglo XVII cuyas ideas tuvieron una gran influencia en la
filosofía política y en el desarrollo de los conceptos de gobierno y derechos individuales.

A continuación, desarrollaré en detalle algunas de las ideas más destacadas de John Locke:

 Estado de naturaleza: Locke planteó la noción de un estado de naturaleza, un


estado hipotético en el que las personas vivían antes de la formación de la sociedad civil. En
este estado, según Locke, las personas eran libres e iguales, y tenían derechos naturales como
la vida, la libertad y la propiedad.
 Derechos naturales: Para Locke, los derechos naturales eran inherentes a todo
individuo y no podían ser arrebatados por ningún poder externo. Estos derechos incluían la vida,
la libertad y la propiedad. Además, sostenía que el propósito principal del gobierno era proteger
estos derechos individuales.
 Contrato social: Desarrolló la teoría del contrato social, según la cual las personas
acuerdan formar un gobierno para proteger sus derechos naturales. Según esta teoría, el poder
político deriva del consentimiento de los gobernados, y el gobierno tiene la responsabilidad de
gobernar de acuerdo con el bienestar y los intereses de la sociedad.
 Limitación del poder gubernamental: Argumentaba que el gobierno debía tener
poderes limitados y estar sujeto a la ley. Sostenía que el gobierno solo podía ejercer los poderes
que le habían sido delegados por los ciudadanos, y que los gobernantes debían rendir cuentas
por sus acciones.
 Derecho a la resistencia: Defendía el derecho de los ciudadanos a resistir un
gobierno tiránico o que violara sus derechos naturales. Si el gobierno no cumplía con su deber
de proteger los derechos individuales, los ciudadanos tenían el derecho legítimo de rebelarse y
buscar una forma de gobierno más adecuada.

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 Tolerancia religiosa: Abogaba por la tolerancia religiosa y sostenía que el gobierno


no debía imponer una religión en particular a sus ciudadanos. Creía en la libertad de conciencia
y en la separación entre la esfera religiosa y la esfera política.
 Propiedad privada: Consideraba que el derecho a la propiedad privada era
fundamental y estaba ligado al trabajo y a la mezcla del trabajo con los recursos naturales.
Sostenía que cada individuo tenía derecho a los frutos de su trabajo y a poseer y utilizar la
propiedad de manera exclusiva.

Las ideas de John Locke sentaron las bases del liberalismo político y tuvieron una gran
influencia en la posterior formación de los Estados democráticos y en el desarrollo de los derechos
individuales. Sus conceptos de derechos naturales, contrato social, limitación del poder gubernamental
y tolerancia religiosa han sido fundamentales en la teoría política y en la construcción de sociedades
basadas en la libertad y el respeto a los derechos individuales.

MONTESQUIEU

Charles-Louis de Secondat, Baron de La Brède et de Montesquieu.


Uno de los principales exponentes del liberalismo fue el filósofo francés Montesquieu, quien en su obra
«El Espíritu de las Leyes» defendió la idea de que el poder debe estar dividido entre diferentes ramas
del gobierno para evitar el abuso de poder. Esto es: El poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder
judicial.

A pesar de ser aristócrata, fue un gran divulgador de las ideas de John Locke. En el contexto
que se ubica Montesquieu; Francia era el centro de la monarquía absoluta, los Estados Generales no
se reunían. Mientras que en Inglaterra había triunfado la revolución burguesa.

Existía una gran admiración en Francia por el proceso político inglés, debido a esto,
Montesquieu viajó a Inglaterra para estudiar el sistema político inglés.

De sus ideas, las principales son la renovación del principio de separación de poderes,
esbozado antiguamente por Aristóteles y Platón, y renovada por John Locke. Montesquieu convirtió
el principio de separación de poderes en un sistema de contrapesos jurídicos entre las diversas partes
componentes del Estado: ejecutivo, legislativo y judicial.

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Montesquieu sostenía que el poder legislativo debía ser ejercido por una asamblea de
representantes elegidos por el pueblo, encargada de crear y promulgar leyes. El poder ejecutivo, por
otro lado, recaía en el gobierno encabezado por el monarca o el presidente, y su función principal era
aplicar y ejecutar las leyes. Por último, el poder judicial correspondía a los tribunales, encargados de
interpretar y aplicar la ley de manera imparcial.

La idea central de Montesquieu era que cada poder debía ser independiente y tener la
capacidad de controlar y equilibrar a los demás. Esta separación de poderes aseguraría que ningún
órgano del gobierno pudiera adquirir un poder absoluto o vulnerar los derechos de los ciudadanos.

Según Montesquieu, la participación de los ciudadanos en el gobierno depende del tipo de


régimen político que exista en una sociedad. En su obra «El espíritu de las leyes», Montesquieu
distingue entre tres tipos de regímenes: la república, la monarquía y el despotismo.

En una república, que es el régimen preferido por Montesquieu, los ciudadanos tienen la
oportunidad de participar en el gobierno de manera más directa. Montesquieu defiende la idea de la
soberanía popular, donde el poder emana del pueblo y los ciudadanos tienen la capacidad de influir
en la toma de decisiones políticas. En este tipo de régimen, los ciudadanos pueden participar a través
del ejercicio del voto, la elección de representantes y la posibilidad de expresar sus opiniones y críticas.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que Montesquieu también reconoce limitaciones
en la participación ciudadana. No todos los ciudadanos pueden participar por igual en el gobierno, ya
que consideraba que solo aquellos que poseían ciertas cualidades y virtudes eran aptos para gobernar.
Según su visión, la participación política estaba reservada principalmente para los ciudadanos
propietarios, que tenían una cierta estabilidad económica y social.

En los regímenes monárquicos, el papel de los ciudadanos en el gobierno era más limitado, ya
que el poder se concentraba en manos del monarca. En los despotismos, por su parte, la participación
ciudadana era prácticamente inexistente, ya que el gobernante ejercía un control totalitario y arbitrario
sobre el poder.

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La Participación de la Mujer

Montesquieu no se pronunció de manera explícita sobre la participación de las mujeres en el


gobierno en sus escritos. Su enfoque principal estaba en la organización de los poderes del Estado y
la separación de poderes.

Es importante tener en cuenta que en la época de Montesquieu, la participación política de las


mujeres estaba limitada en gran medida en la mayoría de las sociedades. Las ideas sobre la igualdad
de género y los derechos de las mujeres evolucionaron considerablemente después de su tiempo.

También defendió la idea de que las leyes deben ser claras y precisas, y que los ciudadanos
deben tener el derecho a participar en el gobierno.

ADAM SMITH

Otro pensador liberal influyente fue el economista escocés Adam Smith, quien en su obra «La
Riqueza de las Naciones» defendió la idea de que el libre mercado y la competencia eran la mejor
manera de promover la prosperidad económica. Según Smith, el Estado debía tener un papel limitado
en la economía y no debía interferir en el funcionamiento del mercado.

Podemos resumir sus ideas en el siguiente esquema:

 Liberalismo económico: Smith defendía la idea de que los mercados libres y


competitivos eran la mejor forma de organizar la economía. Creía en la existencia de una «mano
invisible» que, a través de la libre interacción de los individuos en el mercado, llevaba a un
equilibrio y a la maximización de la prosperidad para la sociedad en su conjunto. Para Smith, el
interés propio de los individuos se traducía en beneficio para la comunidad.
 División del trabajo: Smith destacó la importancia de la división del trabajo como
motor del progreso económico. Sostenía que al dividir las tareas en diferentes etapas y
especializar a los trabajadores en áreas específicas, se podía aumentar la productividad de
manera significativa. Esta división permitía ahorrar tiempo y mejorar la destreza de los
trabajadores, generando así una mayor eficiencia en la producción.
 Valor del trabajo y precios: Smith diferenciaba entre el valor de uso y el valor de
cambio de un bien. Mientras que el valor de uso se relaciona con la utilidad que un bien

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proporciona, el valor de cambio se basa en la cantidad de trabajo necesaria para producirlo.


Según Smith, los precios de los bienes se determinaban por la interacción de la oferta y la
demanda en el mercado.
 Papel limitado del Estado: Aunque Smith reconocía la importancia de la
intervención estatal en ciertos ámbitos, como la provisión de bienes públicos y la protección de
la propiedad privada, abogaba por un papel limitado del Estado en la economía. Consideraba
que la competencia y la libre interacción de los actores económicos eran suficientes para regular
el mercado y alcanzar el bienestar social.
 Crítica a los monopolios y restricciones comerciales: Smith se mostraba crítico
hacia los monopolios y las restricciones al comercio. Sostenía que estas prácticas limitaban la
competencia y obstaculizaban el desarrollo económico. Abogaba por la eliminación de barreras
comerciales y la promoción de la libre competencia como medios para impulsar el crecimiento
económico.

ROUSSEAU Y SUS APORTES A LAS IDEAS REVOLUCIONARIAS DEL 89

Jean-Jacques Rousseau fue un filósofo, escritor y teórico político francés que vivió en el siglo
XVIII.

Si para Hobbes el estado de naturaleza es la forma de vida salvaje, en la que el hombre vive
librado al conflicto con sus semejantes y con la naturaleza, en la que el hombre es lobo del hombre;
para Rousseau significa la única forma en la cual los hombres vivieron en armonía, es decir, el hombre
vivía sin organización, sin leyes y sin propiedad, no hacían falta estas creaciones humanas porque el
conflicto no existía.

Sus ideas tuvieron un impacto significativo en la filosofía política y social de su tiempo, y su obra
más conocida es «El contrato social».

 La igualdad natural: Creía en la igualdad natural de todos los seres humanos.


Sostenía que las desigualdades sociales y políticas eran el resultado de la propiedad privada y
otros factores artificiales.
 La educación y el desarrollo humano: Enfatizaba la importancia de la educación
en el desarrollo humano. Creía en la educación basada en la experiencia directa y el desarrollo
integral de la persona, en lugar de la mera transmisión de conocimientos.
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 La crítica a la civilización: Rousseau argumentaba que la civilización y el progreso


habían corrompido a la humanidad. Sostenía que la vida en un estado natural y primitivo era
más auténtica y virtuosa.
 La soberanía popular: Abogaba por la soberanía popular y la participación directa
de los ciudadanos en la toma de decisiones políticas. Creía en la democracia directa como
forma de gobierno ideal.
 La crítica a la desigualdad: Criticaba la desigualdad social y la acumulación de
riqueza en manos de unos pocos. Sostenía que la propiedad privada y las desigualdades
económicas eran causas fundamentales de los conflictos sociales.
 El hombre histórico: Según Rousseau es un hombre histórico, un hombre que ha
perdido la bondad original. Es un ser vil, egoísta, depravado, lleno de odio. Es un ser
degenerado. Pero este hombre histórico no puede mostrar públicamente su degeneración: ha
de enmascarar, de ocultar, su vileza, su egoísmo y sus pasiones. Por ello adopta un
comportamiento social: la cortesía, la retórica, la técnica de las apariencias, todo aquello de que
se preocupan las ciencias y las artes, todo lo que nos sirve para enmascarar temores, odios,
traiciones, todo esto que adoptamos para esconder nuestra maldad es la educación. Esta
máscara que adoptamos es, además, doblemente odiosa ya que evita reconocer la
degeneración e imposibilita la regeneración del ser humano. Todo este proceso de
degeneración se lleva a cabo a raíz de la aparición de dos factores que no tienen presencia en
un idealizado Estado de Naturaleza: la riqueza y el poder. El lograr ejercer paz a través de más
violencia haciendo todo un bucle que parece infinito
 El contrato social: Argumentó que la sociedad y el gobierno deben basarse en un
contrato social en el que los individuos renuncien a sus derechos naturales a favor de la voluntad
general. Según él, la voluntad general representa el interés común de la sociedad y debe ser el
fundamento de la toma de decisiones políticas.
Los conceptos de “contrato social” y “voluntad general” fueron decisivos para dar fundamento a
la idea de democracia y reemplazar la noción de “voluntad del rey o monarca” que fundaba la
monarquía, sistema que hasta entonces había sido plenamente dominante en las relaciones
políticas que preceden a esta proposición de Rousseau. A cambio, cada miembro es acogido
como parte indivisible del todo. Así, el pacto social representa el reconocimiento de que lo
universal es más importante que lo particular, se antepone la justicia al instinto, lo social sobre
lo natural. Obedecer la voluntad general es ser libre, es obedecernos a nosotros mismos. Con

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esto se pasa al tercer estado en la evolución humana: el hombre civil. Este hombre, aunque no
puede volver al estado ideal de naturaleza original, puede recuperar y regenerar parte del bien,
de la felicidad y de las libertades pasadas.

La Educación según Rousseau

Esta teoría está expuesta magníficamente en la obra «Emilio o de la educación». En esta obra
Rousseau nos hace una construcción ideal, un modelo utópico de cómo deben ser las condiciones
educativas del niño (Emilio) y de la niña (Sofía, futura esposa de Emilio). Para Rousseau la educación
tradicional oprime y destruye la orientación natural del ser humano.

Los hombres nacen libres y buenos pero la educación va anulando su progresivamente. Lo ideal
es una educación que conduzca al desarrollo natural del niño. La educación tradicional basada en los
libros y la memorización es artificial y repetitiva. El niño debe aprender por sí mismo, aprender a pensar
e interactuar en contacto directo con las cosas y con la naturaleza.

La educación tiene como objetivo formar un hombre libre, el desarrollo de la intuición y del
sentimiento. La moralidad se fundamenta en sentimientos naturales como el amor, sentimientos que
la educación ha de potenciar. Si esto fuera así, aparecería el ciudadano, un ser humano que tendría
sus raíces en la bondad de la naturaleza humana. «el hombre nace bondadoso pero la sociedad lo
corrompe» (Su pedagogía influyó en Pestalozzi).

Sin dejar de ser un amante del estilo de vida de la nobleza, indicó en sus ideas la necesidad de
una forma de gobierno monárquico ilustrado, se oponía así a la monarquía absoluta y sin control.
Defendía la idea de un monarca ilustrado respaldado por filósofos.

Frente a la doctrina del derecho divino, Voltaire promovía la doctrina del derecho natural, que
implica la igualdad jurídica de todos los ciudadanos, sin distinción alguna.

A pesar de esto, Voltaire no proponía reemplazar al rey ni igualarlo con el resto de los
ciudadanos; creía que el rey debía escuchar la razón de los filósofos.

Voltaire fue un anglófilo al igual que Montesquieu (vivió en Inglaterra entre 1726 – 1729).

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Si bien es cierto que en sus Cartas Filosóficas se mofaba de algunos acontecimientos de la


política inglesa, y de la intolerancia religiosa que operaba en aquel país, admiraba al
equilibrado sistema político inglés por lo que escribió lo siguiente:

«La nación inglesa es la única en el mundo que, ofreciendo resistencia a sus reyes consiguió
reglamentar el poder de los mismos y que mediante esfuerzo tras esfuerzo, pudo establecer ese sabio
gobierno en que el príncipe es todo poderoso para realizar el bien, pero tiene atadas las manos para
hacer el mal.»

Cartas Inglesas/Cartas Filosóficas – Voltaire (1733)

Tanto Montesquieu como Voltaire eran fervientes admiradores de Inglaterra, pero no


necesariamente buscaban el fin del absolutismo en Francia. Su deseo era que en dicho país se
estableciera una monarquía constitucional, algo que no se materializó porque tanto la aristocracia
como el rey se resistían a perder sus privilegios. En otras palabras, no permitieron que el régimen
absolutista se permeabilizara para poder sobrevivir.

LA REVOLUCIÓN FRANCESA, UN NUEVO CAPITULO EN LA HISTORIA

Las ideas de Rousseau, John Locke, Tomás Moro y Adam Smith tuvieron una influencia
significativa en la Revolución Francesa de 1789.

Desde la toma de la Bastilla y la exaltación de la Revolución Francesa el 14 de julio de 1789


hasta el día de hoy, habiendo abandonado los templos de la Edad Antigua, los castillos de la Edad
Media y los palacios de la Edad Moderna, la historia se aventura a través de las calles de las flamantes
ciudades de la Edad Contemporánea.

Durante el Antiguo Régimen había 3 grupos sociales, cada uno tenía derechos y deberes y
debía obedecer las leyes. La sociedad del período anterior a la revolución se dividió en tres
clases: nobleza, clero (eclesiásticos) y el tercer estado (burgueses ricos, habitantes urbanos y
campesinos). Este tercer estado estaba formado por el 98% de la población y se veía obligado a
desembolsar una gran cantidad de dinero para pagar los numerosos impuestos.

En las últimas décadas del siglo XVIII, Francia entró en déficit, es decir, el gasto del Estado era
mayor que la renta, pero el rey solo podía pedir otros impuestos a las personas del tercer estado. Esto
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Seminario: Historia de la Ideas II ISFD Prof. Rogelio Leites

produjo un gran contraste entre el voto principal (donde el voto es individual) o por clase (donde cada
clase tiene un solo voto). No se llegó a ningún acuerdo y decidieron formar la Asamblea Nacional,
que se propuso como objetivo redactar una nueva constitución para el país.

A partir de este evento se va dando la Revolución hasta sus ultimas consecuencias donde la
nobleza, (que fuese tan fuerte a través de la Edad Media, y que después de la toma de Constantinopla
obtuviese cada vez más protagonismo frente a la Iglesia Católica), pasa nuevamente a un segundo
plano y en su lugar se eleva la burguesía, aquellos comerciantes del Medioevo que ya son industriales
y banqueros, que protestaban en los parlamentos por la igualdad social (no de todos, sólo de ellos y
los nobles), se convierten entonces en los timoneles de la historia.

La Revolución Francesa, tuvo lugar entre 1789 y 1799, y provocó cambios significativos en el
orden de la sociedad y el Estado en Francia.

Como así también tuvo un impacto significativo en el resto del mundo, extendiendo sus ideas y
principios revolucionarios más allá de las fronteras de Francia.

Estos cambios se pueden resumir de la siguiente manera:

1. Fin del régimen monárquico absolutista: La Revolución Francesa marcó el fin del
régimen monárquico absolutista, donde el poder estaba concentrado en manos del rey. La
monarquía fue abolida y se estableció un sistema republicano.
2. Soberanía popular: La revolución introdujo el principio de la soberanía popular,
que sostiene que el poder emana del pueblo. Se rechazó la idea de un poder divino conferido
al monarca y se promovió la participación ciudadana en la toma de decisiones políticas.
3. Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano: Se proclamó la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que estableció los derechos
fundamentales y las libertades individuales. Estos derechos incluían la libertad de expresión, de
pensamiento, de religión y de igualdad ante la ley.
4. Abolición del Antiguo Régimen: La Revolución Francesa puso fin al sistema del
Antiguo Régimen, que estaba caracterizado por la división de la sociedad en tres estamentos:
la nobleza, el clero y el tercer estado. Se eliminaron los privilegios de la nobleza y del clero, y
se promovió la igualdad jurídica de todos los ciudadanos.

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5. Reorganización del Estado: Se llevó a cabo una reorganización del Estado


francés, estableciendo instituciones y sistemas políticos nuevos. Se crearon órganos de
gobierno, como la Asamblea Nacional y la Convención Nacional, que representaban los
intereses del pueblo.
6. Cambios sociales: La revolución tuvo un impacto significativo en la estructura
social de Francia. Se abolieron los privilegios feudales y se promovió la movilidad social. Se
impulsaron reformas en el ámbito educativo, judicial y administrativo, con el objetivo de crear
un sistema más igualitario y meritocrático.

La Revolución Francesa inspiró y motivó a movimientos revolucionarios en otros países. Las


ideas de libertad, igualdad y derechos individuales propagadas durante la revolución resonaron en
diferentes partes del mundo, incitando a los ciudadanos a cuestionar y desafiar regímenes
monárquicos y autoritarios.

Fomentó el desarrollo y la expansión del nacionalismo en Europa y más allá. A medida que los
ideales revolucionarios se extendían, las personas comenzaron a identificarse más fuertemente con
sus naciones y buscaron formas de autogobierno y autodeterminación.

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