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Cuando falleció el padre de Rosita, ella y su madre se marcharon de su pueblo

natal Guamote para encontrar trabajo en la ciudad de Cuenca como empleadas


domésticas. Rosita tenía 11 años de edad.
Rosita encontró rápidamente un empleo en el barrio de San Sebastián, pero
separada de su madre. Al principio, su empleadora, que estaba embarazada, era
amable con ella y la trataba como si fuera de la familia. Pero, después del
nacimiento de su hijo, se volvió muy dura con ella. Rosita trabajaba soportando
constantemente acoso e insultos. Recibía gritos todo el tiempo, y se sentía inútil
y rechazada. No había recibido ninguna remuneración por su trabajo durante
más de un año y medio cuando fue descubierta por trabajadores sociales de la
Fundación Construyendo Sueños para NNA en condición de trabajo infantil, que
trabaja en colaboración con UNICEF y el Municipio de Cuenca.
Después de seis meses, los trabajadores sociales de Construyendo Sueños
lograron rescatar de su trabajo a Rosita, que se mostró muy entusiasta por
continuar su educación, y comenzó a ir nuevamente a la escuela.
Así como Rosita logró volver a estudiar, tú puedes ayudar a que muchos otros
niños y niñas dejen de trabajar enviando un mensaje de texto con la palabra
SUEÑOS al 2222.
Valor de tu aporte: 1 dólar.

#TrabajoInfantilNo

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