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ANSIEDAD SOCIAL.

El problema de ansiedad social, o fobia social, se caracteriza por un miedo persistente ante una amplia
variedad de situaciones, en las que la persona puede ser evaluada negativamente por otras personas. Las
situaciones sociales temidas pueden ser, ir a fiestas, cafeterías, coger el autobús, ir por la calle, hablar
ante figuras como profesores o jefes, asistir a encuentros sociales y muchas más.
La exposición o estar en estas situaciones suele generar respuestas psicofisiológicas de ansiedad, tales
como sentir un nudo en la garganta, ahogo, ruborizarse, palpitaciones, sensación de desmayo, temblores,
dolor de cabeza, y en ocasiones ataques de pánico. Otras manifestaciones, llanto, tartamudeo o quedarse
paralizado. Pudiendo aparecer el problema a cualquier edad.
La mayor parte del tiempo y de las actividades que realizamos implican algún tipo de relación con otras
personas, cuando logramos relacionarnos de forma adecuada y eficaz podemos satisfacer nuestras
necesidades emocionales y afectivas (amistad, compañía, amor, etc) así como aquellas necesidades para
alcanzar nuestras metas educativas o profesionales.
Para determinadas personas, las situaciones sociales, llegan a ser muy desagradables y amenazantes,
producen niveles de temor tan elevados que las personas, se pasan la mayor parte del tiempo intentando
evitarlas como sea. Estos niveles de malestar o de evitación hacer sufrir a la persona que lo padece
interfiriendo en el correcto funcionamiento de su vida diaria. Las personas que presentan un problema de
fobia o ansiedad social, desean relacionarse con los demás, pero a menudo, se sienten aislados y son
escasas sus relaciones sociales, por lo que a veces pueden sentirse insatisfechas, creer que tienen pocos
amigos y escasas experiencias con el sexo opuesto, pocas actividades de ocio y durante la edad adulta,
concretamente en el mundo laboral pueden presentar algunas dificultades a la hora de adaptarse a los
trabajos. Por lo que puede decaer su estado anímico y su autoestima.
Las preocupaciones que pueden tener estas personas o las consecuencias que anticipan antes de
enfrentarse a una situación social, no se refieren a un peligro real para su vida o su integridad física, pero
la sensación es tan intensa de ansiedad que evitan las situaciones que temen.
En los temores que sienten, la característica principal es la falta de seguridad, si van a caer bien, cómo
los ven o los valoran los demás, o si van a ser criticados o rechazados.
Los factores del contexto o entorno que contribuyen o causan la aparición y mantenimiento de la
ansiedad social, pueden ser muchos, algunos de ellos que ocurren con mayor frecuencia es el haber
estado separado de los padres por largos períodos durante la infancia, la adolescencia, perdida de alguna
relación cercana con algún adulto, historia de problemas psicológicos de los padres y haber sufrido algún
tipo de intimidación, abuso o maltrato en la infancia.
Mantenimiento del problema.
El miedo, va aumentando como resultado de repetidas experiencias productoras de temor, por lo que la
evitación de estas situaciones,(al aliviar el malestar que genera tener que enfrentarse a ellas, o incluso
imaginarlas)es precisamente lo que mantiene el problema. Los pensamientos relacionados con la
amenaza, sufrir alguna humillación, ser criticado, ser rechazado, en suma, todos estos pensamientos
anticipatorios de lo que podría ocurrir, producen una serie de sensaciones fisiológicas y emocionales sin
ni siquiera estar expuesto a la situación (solo con imaginarlo).
Tratamientos eficaces para la ansiedad social.
Los tratamientos que han demostrado mayor eficacia para solucionar este tipo de problema, son las
técnicas de relajación, entrenamiento en habilidades sociales, la exposición gradual a las situaciones
temidas y moldear los pensamientos para tener unos pensamientos más ajustados a lo real de la
situación. Los principios de actuación de cualquier terapia eficaz, es que los pensamientos, emociones y
conductas, se encuentran entrelazados, de tal forma que la modificación de alguno de ellos, puede
producir una mejoría en los otros. Una exposición gradual a las situaciones temidas, hará que los
pensamientos al rechazo y a la crítica vayan disminuyendo.

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