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Un factor importante en el fin del apartheid fue la presión desde el interior del país.

Los miembros
del gobierno comenzaron a tener dudas sobre el apartheid, y varios partidos que se oponían al
apartheid, también comenzaron a crecer en el sur de África, a partir de la década de 1970. La
oposición generalizada esencialmente erosionaron el apartheid desde dentro. También hubo
mucha presión externa, especialmente de las naciones occidentales, algunos de los cuales tenía
una amplia legislación de derechos civiles. Como el poder de la Unión Soviética comenzó a
declinar, los países occidentales consideraron que el apartheid ya no podía ser tolerado, y
comenzaron a hablar activamente en contra de el. Este período también estuvo marcado por el
avance hacia la democracia y la libre determinación en otras naciones africanas, y que Occidente
ya no teme la influencia del comunismo en los nacientes gobiernos africanos. Numerosos
diplomáticos y funcionarios públicos hicieron comentarios despectivos sobre el apartheid, el
fomentando su fin en Sudáfrica..

Sudáfrica también experimentó una presión económica enorme para poner fin al apartheid. Bancos
y empresas de inversión se retiraron del sur de África, lo que indicó que mermaran las inversiones
en el país hasta que el racismo institucionalizado llegara a su fin. Muchas iglesias también se
aplicaron presión. Combinado con las violentas manifestaciones de dentro y una organización de
masas de enfurecidos sudafricanos, estos factores condenaron el apartheid, y se derogaron las
leyes del mismo hacia comienzos de 1990. En febrero de 1989, el presidente Botha sufrió un
ataque de apoplejía y fue reemplazado por Frederik de Klerk. En su primer discurso como
presidente, en febrero de 1990, De Klerk anunció que empezaría un proceso de eliminación de
leyes discriminatorias, y que levantaría la prohibición contra los partidos políticos proscritos
(incluyendo el principal y más relevante partido de oposición negro, el Congreso Nacional Africano
(ANC, del inglés ‘’African National Congress’’), que había sido declarado ilegal 30 años antes.

Entre 1990 y 1991 fue desmantelado el sistema legal sobre el que se basaba el apartheid. En
marzo de 1992, en la última ocasión en que sólo los blancos votaron, un referéndum le concedió
facultades al gobierno para avanzar en negociaciones para una nueva constitución con el ANC y
otros grupos políticos. Las mismas se prolongaron durante largos meses, pero finalmente las partes
llegaron a un acuerdo sobre un borrador de constitución y a una fecha tentativa para las nuevas
elecciones: éstas se producirían entre el 27 y el 29 de abril de 1994.

En 1994 en Sudáfrica hubo una elección democrática, y los últimos vestigios del apartheid jurídico
se eliminaron. Mandela ganó las elecciones y fue presidente desde 1994 hasta 1999, dando
frecuentemente prioridad a su reconciliación.

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