La termoquímica es una subdisciplina de la termodinámica y habla acerca de la transferencia
de energía en reacciones químicas. Para la termodinámica es útil delimitar el objeto de estudio como un conjunto de objetos que pueden intercambiar materia y energía. A este se le denomina sistema. Todo lo que no es el sistema es denominado como entorno. En el caso de una reacción química, los reactivos y los objetos productos son del sistema a estudiar, esto es, el conjunto de objetos en el que se da un tránsito de materia y energía. Todo lo que rodea a los agentes químicos será el entorno. Ahora bien, en el laboratorio y en la industria se hace uso de sistemas cerrados. Se trata de sistemas en los que solo se permite una transferencia de energía, más no de materia. En un sistema la energía se transfiere, de manera general, como calor y trabajo. El trabajo se refiere a la acción de una fuerza sobre un objeto a una determinada distancia. Mientras que el calor se refiere al flujo de energía que se da entre objetos a diferente temperatura. La primera ley de la termodinámica habla de la conservación de la energía y se expresa algebraicamente como: ΔE = q + w Donde delta E es el cambio de la energía interna del sistema, q es el calor que se transfiere y w es el trabajo transferido. La energía interna del sistema se define como la suma total de las energías cinéticas y potenciales relacionadas a la estructura molecular del sistema. En termodinámica, el valor absoluto de la energía interna es irrelevante y muy difícil de calcular. Lo que es relevante es el cambio de la energía que es de lo que habla la primera ley de la termodinámica. Aunque el trabajo y el calor son cantidades que dependen de la trayectoria, es decir, del modo en que son efectuadas, la energía interna del sistema no depende de la trayectoria. De modo que se dice que la energía interna es una función de estado. Se entiende que es una propiedad atribuible a cierto estado del sistema. Si el sistema tiene tales condiciones, se encontrará que tiene un valor específico en su energía interna. Se ha hallado una función de estado más útil que la energía interna en lo que se refiere al trabajo de laboratorio. No es otra cosa que la entalpía. La entalpía se define como la suma entre la energía interna y el producto de la presión y el volumen, a saber: H = E + pV Esta es una función de estado que se usa cuando el sistema se encuentra a una presión constante, como sería el caso de un sistema sometido a la presión atmosférica. Esta función de estado es de suma utilidad porque en última instancia solo es necesario calcular el calor a presión constante. El trabajo presión-volumen se suele dar a presión constante y es equivalente a - pΔV. Dado que el cambio de la energía interna es q + w. Entonces ΔH = (qp + w) - pΔV Y dado que el trabajo también se expresa como pΔV ΔH = (qp + pΔV) - pΔV = qp Entonces en condiciones de presión constante, siempre podemos obtener un valor de entalpía solo conociendo su calor transferido. En los sistemas de reacciones químicas, el cambio de volumen suele ser insignificante por lo que la entalpía de la reacción posee un valor muy cercano al cambio en la energía interna. Las condiciones a las que se suele analizar las reacciones químicas son a presión constante y por tanto la entalpía es una propiedad importante: Cada reacción vendría acompañada por un valor de cambio de entalpía, o una transferencia de calor a presión constante. De hecho, cualquier proceso sea físico o químico poseería su propio valor específico de cambio de entalpía, de ahí que se hable de valor de fusión, calor de sublimación, calor de facción etc. Una reacción en la que el sistema libera calor es denominada como exotérmica. En estas el calor de reacción posee un valor negativo. Cuando la reacción resulta en la adquisición de calor, la reacción se denomina endotérmica. En estas reacciones el calor de reacción es positivo. Gracias al trabajo experimental del laboratorio se han tabulado una serie de reacciones químicas con sus valores específicos de entalpía. Tales corresponden a condiciones estándar, a saber, a una temperatura de veinticinco grados celsius y a una presión de una atmósfera. Ahora bien, dado que la entalpía es una función de estado, no importa la trayectoria o el procedimiento que se realice para alcanzar tal estado, el valor al que se llega siempre es el mismo independientemente del modo de llegada. Este es el fundamento de la ley de Hess. Una reacción química global puede ser efectuada en una serie de reacciones intermedias a las cuales les acompaña un valor específico de cambio de entalpía en condiciones estándar. Puesto que el valor global del calor de reacción estándar no depende de la trayectoria, su valor ya está dado según las condiciones del estado, entonces ese valor puede ser deducido como la suma de los calores intermedios. Cada reacción intermedia no es sino un constituyente de la reacción global, de ahí que se pueda sumar sus entalpías. Conclusiones. Se ha comprobado que las sustancias son capaces de liberar y absorber calor a presión constante como lo predecía la primera ley de la termodinámica.