Está en la página 1de 4

Lectura: Ser profesionales, no técnicos

Integrantes:
Gutierrez Marin Ana Gabriela
Hernández Ramírez Dante Omar
Hernández Juárez Eric Martin
Luna Calzada Ixchel Natalia
Mendoza Mejía Jezabel Alexandra
Jiménez Cabrera Rosa Mariana

Los 15 puntos más importantes de la lectura:


1. Educar con calidad supone formar ciudadanos justos, personas que sepan
compartir los valores morales propios de una sociedad pluralista y
democrática que permiten construir entre todos una buena sociedad.

2. En las escuelas y universidades no solo es formar sólo técnicos bien


especializados, sino que también es educar a buenos ciudadanos y a
buenos profesionales, que saben utilizar las técnicas para ponerlas al servicio
de buenos fines, que se hacen responsables de los medios y de las
consecuencias de sus acciones con vistas a alcanzar los fines mejores.

3. Se busca dejar de lado la idea de que «la educación es el motor que


promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un
país»
4. Las técnicas persiguen fines, en sentido aristotélico, las prácticas son fines
en sí mismos. En las primeras no importan los medios para conseguir los
fines, en las últimas el medio es un bien en sí mismo y el fin perseguido. Las
profesiones están más cercanas a las prácticas que a las técnicas.
5. Un profesional no se guía por incentivos. Un incentivo es un fin y como tal
corrompe los objetivos profesionales, pues se pueden buscar medios
cuestionables para alcanzar los incentivos.
6. La importancia de hacer a un lado el egoísmo profesional y comenzar a
pensar en un bien común que involucre metas propias pero sin dañar a otros.
7. Recalca la importancia que tiene los civiles y trabajadores en el cambio y
crecimiento de una sociedad.
8. La importancia de hacer a un lado el pensamiento de que sólo accediendo al
poder del gobierno se puede realizar un cambio en la formación económica
de un país y de ciudadanos éticos.
9. El compromiso fundamental de la excelencia no es el que le liga a la
burocracia, sino a las personas concretas, a las personas de carne y hueso,
cuyo beneficio da sentido a cualquier actividad e institución social. Es tiempo,
pues, no de despreciar la vida corriente, sino de introducir en ella la
aspiración a la excelencia.
10. En el mundo de las profesiones se entiende con buen acuerdo que el
profesional vocacionado, es el que desea ofrecer a la sociedad el bien que su
profesión debe darle, aspira a la excelencia sin la que mal podrá lograrlo.
11. El secreto del éxito en sociedades democráticas consiste en competir consigo
mismo, en no conformarse, en tratar de sacar día a día lo mejor de las
propias capacidades, lo cual requiere esfuerzo, que es un componente
ineludible de cualquier proyecto vital.
12. Cuando los motivos desplazan a las razones, cuando la arbitrariedad impera
sobre los argumentos legítimos, se corrompe una profesión y deja de ofrecer
los bienes que sólo ella puede proporcionar y que son indispensables para
promover una vida humana digna.
13. Erradica totalmente la idea de que ser bueno en algo no es precisamente
llevar una profesión y para esto usa dos términos; «técnico» y «profesional».
El primero hace referencia a una persona que hace un trabajo bien pero con
un fin no precisamente bueno, generalmente sólo para producir ganancias o
por intereses individuales, en cambio, el segundo término nos señala a una
persona que hace un trabajo con fin de ayudar o solucionar los problemas de
la sociedad a la que pertenece.
14. Menciona cómo se ha interpretado que las universidades únicamente
preparan personal capacitado para la competencia y la adquisición de buenos
puestos laborales en comparación a quienes no tienen la oportunidad de
entrar a estas instituciones, cuando el verdadero objetivo de las
universidades es formar mejores personas para la sociedad, capaces de
resolver problemas a través del diálogo, impregnadas de respeto, empatía,
entre otras cosas, de manera que tendrán una visión distinta del mundo para
un mejor funcionamiento dentro de la misma sociedad.
15. Las cuestiones políticas no son únicamente asuntos para el gobierno y las
autoridades, no es necesario pertenecer a ese círculo para contribuir al
manejo de la ciudadanía, a la misma sociedad le corresponde tomar las
riendas de su futuro sin dejar todo en manos del «poder».

CONCLUSIONES:
En las escuelas, y en las universidades se enseña a las personas, todo tipo de
técnicas, de teorías, él como resolver problemas matemáticos y el cómo
laborar con cualquier material y circunstancia.
pero ser unas personas profesionales es hacernos responsables de los
medios, de las consecuencias de nuestras acciones con vistas a alcanzar los
fines mejores. Quien ingresa en una profesión no puede proponerse una meta
cualquiera, sino que le viene dada y es la que comparte con el resto de
colegas. Tener esto en cuenta hace que seamos personas de “excelencia” y
sea cual sea nuestra técnica, nuestro objetivo será en virtud para la
comunidad a la que pertenece, crear en ella vínculos de solidaridad que nos
permitirán sobrevivir frente a las demás ciudades.

La educación no debe estar al servicio del mercado. Se estudia y se busca ser


profesionistas no para cumplir con la agenda del capital, sino porque se busca
ayudar a la sociedad, a las personas concretas. Las malas prácticas y las
negligencias obedecen al hecho de que solo se busca satisfacer las
exigencias de tal o cual empresa e incluso solo para satisfacer un objetivo
personal. Y, de poco en poco, las malas prácticas van deteriorando a las
comunidades y a la sociedad en general.

La educación es la base para el crecimiento de un país ya sea


económicamente (que es en lo que más se piensa en la actualidad) o en la
calidad de ciudadanos justos y éticos.
Pero la educación no solo se trata de ir a una escuela para ganar un título y
cumplir con la expectativa de una empresa, es más que eso. Se trata de
formarte como una persona que busca un bien en común y que por encima de
sus metas pone prioritariamente su ética profesional comprometiéndose a
ejercer de forma adecuada su profesión.

Educar con calidad es ante todo, formar ciudadanos justos, personas que
sepan compartir los valores morales propios de una sociedad pluralista y
democrática, esos mínimos de justicia que permiten construir entre todos una
buena sociedad. Los valores como la libertad, igualdad, solidaridad, el diálogo
y el respeto, son lo que permiten formar una buena sociedad, una buena
persona y un buen profesionista.

En la escuela, y sobre todo en la universidad, se debe formar buenos


profesionistas, los cuales en el caso de poder ejercer una profesión, sepan
que no es sólo un medio de vida, ni siquiera es sólo un ejercicio técnico,
abarca mucho más, es buscar un bien no sólo para sí mismos si no para la
sociedad y todo lo que la compone.

La excelencia, claro está, tiene un significado comparativo, siempre se es


excelente en relación con algo. Pero así como en las comunidades homéricas
importaba situarse por encima de la media, el secreto del éxito en sociedades
democráticas consiste en competir consigo mismo, en no conformarse, en
tratar de sacar día a día lo mejor de las propias capacidades, lo cual requiere
esfuerzo, que es un componente ineludible de cualquier proyecto vital.
La educación es la base para el crecimiento de un país ya sea de forma
económica o en la calidad de ciudadanos conscientes, competitivos consigo
mismos, justos y éticos.
Ser alguien profesional es un trabajo difícil en una sociedad donde el concepto
mismo de «profesionista» tiene un significado muy distinto al que realmente debería.
Nos hemos encargado de poner las cosas superficiales por encima de todo lo que
importa, como si eso nos hiciera realmente mejores que los demás, el querer
demostrar que yo puedo más que otra persona nos lleva a esa competitividad
dañina que explica el texto y que finalmente menciona que la verdadera
competencia es con uno mismo; ser mejor persona para aportar algo mejor a la
sociedad, ya que todos necesitamos de todos y es mejor que lo que aportemos lo
hagamos correctamente desde la vocación.

También podría gustarte