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La Gran Época comienza aquí a publicar entregas traducidas del inglés de un nuevo libro:

“Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo“, del equipo editorial de “Nueve
comentarios sobre el Partido Comunista chino“.

Tabla de contenidos
Comunismo: un demonio decidido a destruir a la humanidad
Los métodos y medios del demonio
Comunismo: la ideología del demonio
Un entendimiento metafísico del demonio
Las muchas caras del demonio
Socialismo: la etapa preliminar del comunismo
Nociones románticas sobre el comunismo
La destrucción de la cultura y la moral
Retornar a lo divino y a la tradición
Introducción
El colapso de los regímenes comunistas de la Unión Soviética y Europa del Este marcó el
fin de medio siglo de Guerra Fría entre el ala capitalista y la comunista en Oriente y
Occidente. En ese momento, muchos fueron optimistas, creyendo que el comunismo se
había convertido en una reliquia del pasado.

No obstante, la triste verdad es que una ideología comunista metamorfoseada se arraigó y


atrincheró por todo el mundo. Están los regímenes abiertamente comunistas como China,
Corea del Norte, Cuba y Vietnam; está Europa del Este, donde la ideología y las
costumbres comunistas aún ejercen una influencia significativa; están los países africanos y
sudamericanos, que intentan el socialismo bajo la bandera de la democracia y el
republicanismo. Luego están las naciones de Europa y Norteamérica, que se han convertido
en anfitriones de influencias comunistas sin que la gente sea consciente de ello.

El comunismo engendra guerra, hambruna, matanza y tiranía. Estos en sí mismos son lo


suficientemente aterradores, pero el daño infligido por el comunismo va mucho más allá.
Es cada vez más claro para muchos que, a diferencia de cualquier otro sistema en la
historia, el comunismo declara la guerra a la humanidad misma, incluidos los valores
humanos y la dignidad humana.
Después de establecer enormes dictaduras en la Unión Soviética y China, en poco menos de
un siglo el comunismo causó más de cien millones de muertes no naturales, esclavizó a
miles de millones de personas y llevó al mundo al borde de la guerra nuclear y la
destrucción. Lo que es peor, su deliberada y generalizada destrucción de la familia, su
promoción del desorden social y su ataque a la moral son desastrosos para los cimientos de
la civilización.

¿Cuál es la naturaleza del comunismo? ¿Cuál es su objetivo? ¿Por qué toma a la humanidad
como su enemigo? ¿Cómo podemos escapar de él?

1. Comunismo: un demonio decidido a destruir a la humanidad


“El Manifiesto Comunista” comienza con la frase “Un espectro está acechando Europa –el
espectro del comunismo”. La utilización del término “espectro” no fue un capricho de Karl
Marx. Como exponemos en este libro, el comunismo no debe ser entendido como un
movimiento ideológico, una doctrina política o un intento fracasado para una nueva forma
de ordenar los asuntos humanos. En cambio, debería ser entendido como un demonio –un
espectro perverso forjado por el odio, la degeneración y otras fuerzas elementales del
universo.

Luego de la Guerra Fría, el veneno del comunismo no solo continuó dañando a los países
excomunistas, sino que también se propagó por todo el mundo. Desde entonces, la
infiltración ideológica del comunismo permitió que el espectro influenciara a la sociedad
humana a una escala global, y ahora muchas personas incluso piensan que los oscuros
deseos del comunismo son propios de ellas. Con esto, estas personas pierden su capacidad
para distinguir el bien del mal, y diferenciar lo correcto de lo incorrecto. La conspiración
del demonio casi tuvo éxito.

Así, incluso mientras el espectro se felicitaba a sí mismo, deleitado con su siniestra victoria,
la mayoría de las personas pensaban que había sido destruido. No hay nada más peligroso
para la humanidad que estar al borde de la destrucción y al mismo tiempo celebrando sin
saber el triunfo de la maldad.

2. Los métodos y medios del demonio


El hombre fue creado por la divinidad, y la compasión divina ha protegido al hombre por
largo tiempo. El demonio sabía esto, así que se empeñó en cortar esta conexión, con el fin
de corromper al hombre y asegurarse de que lo divino ya no cuide a la humanidad. El
método del diablo ha sido el de subvertir la cultura otorgada al hombre por lo divino, a fin
de corromper la moral humana y así trastocar al hombre y hacerlo indigno de la salvación.

Tanto el bien como el mal, lo divino como lo demoniaco, residen en el corazón de cada
persona; una vida puede hundirse en la decadencia moral o puede elevarse a través de la
cultivación moral. Aquellos que creen en lo divino saben que, al esforzarse por tener una
conducta y pensamiento moral, los pensamientos rectos propios pueden ser fortalecidos por
lo divino y así lo divino permitirá que sucedan milagros. Lo divino también ayudará a que
la moral de uno se eleve, y así ayudar a que uno sea una persona más noble, lo que al final
permitiría que uno regrese al Cielo.

No obstante, una persona de baja moral está llena de egoísmo: deseo, codicia, ignorancia,
arrogancia. Mientras que lo divino nunca reconocerá tales pensamientos y acciones, el
demonio los magnificará, intensificando el egoísmo y la maldad, y manipulando a las
personas para que hagan maldades, creando así karma y causando más decadencia moral,
hasta que, al final, solo el infierno aguarda.

Si los estándares morales de la sociedad humana en general descienden, el demonio


apresurará estas tendencias con el objetivo de causar más actos malos, más karma y,
finalmente, la destrucción de la humanidad.

La turbulencia de Europa a principios del siglo XVIII y el resultante descenso de la


moralidad dio al diablo una oportunidad. Se empeñó en subvertir, paso a paso, el criterio
para discernir el bien del mal. Promovió el ateísmo, el materialismo, el darwinismo y la
filosofía de lucha.

El diablo eligió a Marx como su enviado entre los hombres. En “El Manifiesto Comunista”,
publicado en 1848, Marx abogó por la destrucción violenta de las empresas privadas, las
clases sociales, las naciones, las religiones y la familia. La Comuna de París de 1871, que
fue extremadamente violenta y destructiva, fue su primer intento de tomar el poder.

Los seguidores de Marx argumentan que el poder político es la cuestión central de la


ciencia política marxista. Esto es tanto verdadero como falso. Cuando se pueden ver
claramente los objetivos ulteriores del comunismo, se puede reconocer que, para el
proyecto comunista, el poder político tiene importancia, y al mismo tiempo no la tiene. Es
importante porque el acceso al poder político permite tener medios rápidos de corromper a
la humanidad. Con el control de las palancas del poder, los comunistas pueden promover su
ideología con violencia y erradicar la cultura tradicional en pocas décadas o años. Sin
embargo, al mismo tiempo no tiene importancia porque incluso sin el aparato estatal, el
demonio tiene otros medios para aprovecharse de las debilidades y deficiencias del hombre:
puede engañar, cooptar, coaccionar, confundir y así revertir el pensamiento tradicional,
subvertir el orden y crear agitación; puede dividir y conquistar, con el objetivo de ganar el
control mundial.

3. Comunismo: la ideología del demonio


Lo divino estableció una cultura rica para la sociedad humana basada en valores
universales, pavimentando así el camino para que los humanos regresen al Cielo. El
comunismo y la cultura tradicional de lo divino son irreconciliables.

En el núcleo del espectro perverso está el ateísmo y el materialismo: una confluencia de


elementos de la filosofía alemana, de la revolución social francesa y de la política
económica británica, ensamblados como una religión secular que tiene el fin de reemplazar
la posición que previamente ocupaba lo divino y las creencias ortodoxas.

El comunismo convierte al mundo en su iglesia, trayendo a todos los aspectos de la vida


social bajo su ámbito. El demonio ocupa los pensamientos de la gente, causa que se rebelen
contra lo divino y descarten la tradición. Así es cómo el demonio lleva al hombre a su
propia destrucción.

El demonio eligió a Marx y a otros como sus agentes para oponerse y destruir los principios
dejados por lo divino a la sociedad humana. El demonio promueve la lucha de clases y la
abolición de las estructuras sociales establecidas. En Oriente lanzó una violenta revolución
y estableció un Estado totalitario que unió a la política con la religión secular. En Occidente
estableció el comunismo progresivo, no violento, a través de altos niveles de impuestos y la
redistribución de la riqueza. A escala mundial, busca propagar la ideología comunista a
sistemas políticos en todas partes, con el objetivo de socavar los Estados-naciones y
establecer un organismo gobernante global. Este es el “paraíso en la Tierra” prometido en
el comunismo, una supuesta sociedad colectiva sin clases, naciones ni gobierno, basada en
el principio “de cada uno según su capacidad y para cada uno según su necesidad”.

El comunismo utiliza su plan de crear un “paraíso” en la Tierra para promover una


concepción ateísta de “progreso social”. Utiliza el materialismo para socavar las búsquedas
espirituales de la humanidad, incluida la creencia en lo divino y la religión, de manera de
permitir que la ideología comunista se propague a todas las esferas, entre ellas la política, la
economía, la educación, la filosofía, la historia, la literatura, el arte, las ciencias sociales,
las ciencias naturales e incluso la religión. Como un cáncer, el comunismo hace metástasis,
y así elimina otras creencias, incluso la creencia en lo divino, a medida que se propaga. A
su tiempo, destruye la soberanía y la identidad nacional, así como las tradiciones morales y
culturales de la humanidad, y de esta forma conduce al hombre hacia su destrucción.

En “El Manifiesto Comunista”, Marx proclamó: “La revolución comunista es la ruptura


más radical con las relaciones de propiedad tradicionales; nada es de extrañar que su
desarrollo involucre la ruptura más radical con las ideas tradicionales”. Por consiguiente,
Marx mismo resumió con precisión la práctica del comunismo de los últimos casi dos
siglos.

Lo divino es la fuente del orden moral, y la moralidad de lo divino es eterna e inmutable.


No es el hombre quien debe determinar los estándares morales, ni tampoco debería
cambiarlos. El comunismo intenta condenar la moral a la muerte y hacer que el Nuevo
Hombre comunista establezca una nueva moral. Mientras niega la moral real, el comunismo
utiliza métodos negativos para expulsar todos los factores positivos de las tradiciones
humanas, con el objetivo de hacer que los factores negativos invadan el mundo.

Las leyes tradicionales provienen de la moral y tienen el propósito de mantenerla. El


comunismo intenta separar la moral de la ley, y luego destruye la moral elaborando leyes
malas e interpretando maliciosamente las tradicionales.

Lo divino insta a la humanidad a ser bondadosa; el comunismo incita la lucha de clases y


aboga por la violencia y la matanza.

Lo divino estableció la familia como la unidad social básica; el comunismo cree que la
familia es una manifestación del sistema capitalista privado y amenaza con eliminarla.

Lo divino da al hombre la libertad de obtener riqueza y el derecho a mejorar su vida; el


comunismo busca controlar todos los aspectos de la vida económica al eliminar la
propiedad privada, expropiar bienes, aumentar impuestos y monopolizar el crédito y el
capital.
Lo divino estableció la forma que deberían tomar la moral, el gobierno, las leyes, la
sociedad y la cultura; el comunismo busca derrocar violentamente toda estructura social
existente.

Lo divino transmitió al hombre la forma única de arte tradicional como un medio para
transmitir la imagen divina. El arte tradicional recuerda a la humanidad la belleza del Cielo,
refuerza la fe, eleva la moral y nutre la virtud. Por otro lado, el comunismo hace que el
hombre venere creaciones modernas retorcidas –producciones artísticas que reprimen
nuestra naturaleza divina, dan rienda suelta al impulso demoníaco hacia el caos y el
desorden, y manipulan el mundo artístico difundiendo ideas bajas, feas, malformadas,
perversas y decadentes.

Lo divino quiere que el hombre sea humilde y esté lleno de reverencia y asombro hacia la
creación celestial. El comunismo confabula con lo demoníaco y la arrogancia en el hombre,
alentándolo a rebelarse contra lo divino. Al amplificar el mal inherente e ineludible de la
naturaleza humana, se aprovecha de la idea de “libertad” para alentar una conducta libre de
las ataduras de la moral y sin la restricción de un sentido del deber o responsabilidad. El
lema de “igualdad” es utilizado para suscitar la envidia y la vanidad, mientras tienta al
hombre con fama e intereses materiales.

Después de la Segunda Guerra Mundial, los comunistas expandieron su imperio militar y


económico, y el bloque comunista y el mundo libre se enfrentaron durante décadas. En los
países abiertamente controlados por el comunismo, su doctrina se convirtió en una religión
secular –un dogma inalterable escrito en los libros de texto. Pero en otros lugares, el
comunismo echó raíces con otros disfraces y ha tenido una gran influencia.

4. Un entendimiento metafísico del demonio


La idea del demonio a la que se refiere este texto es la de un poder sobrenatural. Para poder
entender el caos que el demonio ha sembrado en este mundo, hay que primero entender por
completo la verdadera naturaleza del comunismo.

En términos simples, el espectro del comunismo está compuesto de odio; extrae energía del
odio que brota del corazón humano.

El espectro comunista está ligado a Satanás. A veces son indistinguibles, de manera que no
los consideraremos por separado.
Los planes del diablo están presentes tanto en Oriente como en Occidente, en cada
profesión y clase social. A veces su poder está dividido, a veces integrado; a veces utiliza
esta táctica, a veces esta otra. No sigue ningún patrón simple.

El diablo es el iniciador de una guerra sin restricciones contra la humanidad, y convirtió a


la religión, la familia, la política, la economía, las finanzas, los asuntos militares, la
educación, el ámbito académico, las artes, los medios de comunicación, el entretenimiento,
la cultura popular, los asuntos sociales y las relaciones internacionales en campos de
batalla.

La energía oscura del demonio puede propagarse de una esfera, grupo o movimiento a otro.
Por ejemplo, luego de que el movimiento antiguerra se disipara en Occidente en los años
1970, el diablo manipuló a adolescentes rebeldes para que canalizaran sus energías en hacer
campaña por el feminismo, el ambientalismo y la legalización de la homosexualidad. El
demonio luego usó estos esfuerzos para subvertir la civilización occidental desde adentro.

El demonio puede transformar a la gente que tiene malas intenciones en sus agentes en el
mundo humano. Puede usar la hipocresía para engañar a gente compasiva e inocente,
quienes luego se convierten en sus defensores.

Los agentes del diablo –la mayoría de los cuales ni siquiera son conscientes de su rol– están
en todas partes de la sociedad, desde la élite a la clase media y las clases más bajas. De este
modo, sus actividades a veces se manifiestan en revoluciones de abajo hacia arriba, en
ocasiones como conspiraciones de arriba hacia abajo y a veces como reformas desde el
centro.

El diablo puede cambiar sus formas y existir en múltiples lugares al mismo tiempo. Utiliza
seres y espectros de bajo nivel en otras dimensiones para hacer su trabajo. Estos seres se
alimentan de las energías negativas del hombre, entre ellas el odio, el miedo, la
desesperación, la arrogancia, la rebeldía, la envidia, la lujuria, la ira, el frenesí, la pereza y
más. La pornografía y la drogadicción son herramientas utilizadas por el diablo.

El demonio es sigiloso y está lleno de astucia. Utiliza la avaricia, la maldad y la oscuridad


del hombre para lograr sus fines, y siempre que el pensamiento de una persona se alinee
con estas cualidades, el demonio puede controlar a esa persona. Muchas veces, la gente
cree que está actuando según sus propios pensamientos, pero no se dan cuenta de que están
siendo manipulados.

5. Las muchas caras del demonio


Así como el demonio tiene muchos nombres, el comunismo se manifiesta en muchas
formas. El demonio utiliza posturas contradictorias para engañar: un régimen totalitario o
una democracia; una economía planificada o una economía de mercado; control de la
prensa o ninguna restricción a la libertad de expresión; oposición a la homosexualidad en
algunos países o legalización de la homosexualidad en otros; deliberada destrucción
ambiental o clamor por la protección del medio ambiente, y la lista sigue.

Puede abogar por la revolución violenta o acoger la transición pacífica. Puede manifestarse
como sistema político y económico, o como una tendencia ideológica en el arte y la cultura.
Puede tomar la forma de idealismo puro o de confabulaciones a sangre fría. Los regímenes
comunistas totalitarios son solo una de las manifestaciones del demonio. El marxismo-
leninismo y el maoísmo son solo un aspecto de las perniciosas falacias del demonio.

Desde el socialismo utópico desarrollado en el siglo XVIII, el mundo ha visto el


surgimiento de numerosas corrientes ideológicas: socialismo científico, socialismo fabiano,
sindicalismo, socialismo cristiano, socialismo democrático, humanitarismo, ecosocialismo,
capitalismo de bienestar, marxismo-leninismo y maoísmo. Estas ideologías son de dos
tipos: comunismo violento o comunismo no violento. La infiltración y la erosión gradual
del statu quo son las tácticas principales adoptadas por las cepas no violentas del
comunismo.

Una de los muchas formas en que el demonio engaña es haciendo planes en los dos campos
opuestos de Oriente y Occidente. Así como llevó a cabo una vasta invasión de Oriente,
también asumió un nuevo disfraz y se infiltró en Occidente. La Sociedad Fabiana de Gran
Bretaña, el Partido Socialdemócrata de Alemania, la Segunda Internacional de Francia, el
Partido Socialista de Estados Unidos y muchos otros partidos y organizaciones socialistas
propagaron las semillas de la destrucción a Europa Occidental y Norteamérica.

Durante la Guerra Fría, la matanza, los campos de concentración, las hambrunas y las
purgas en la Unión Soviética y China hicieron que algunos occidentales se consideraran
afortunados por vivir aún en el lujo y la libertad. Algunos socialistas condenaron
públicamente la violencia de la Unión Soviética bajo fundamentos humanitarios, llevando a
que muchos bajaran la guardia en torno a ellos.
El demonio del comunismo habita una variedad de complejos disfraces en Occidente y
opera bajo muchas banderas, haciendo que sea casi imposible protegerse de él. Las
siguientes escuelas o movimientos derivaron del comunismo o bien fueron utilizados por el
comunismo para alcanzar sus fines: liberalismo, progresismo, la Escuela de Frankfurt, el
neomarxismo, la teoría crítica, la contracultura de los años 1960, el movimiento antiguerra,
la liberación sexual, la legalización de la homosexualidad, el feminismo, el ambientalismo,
la justicia social, la corrección política, la teoría económica keynesiana, las escuelas de arte
de vanguardia y el multiculturalismo.

6. Socialismo: La etapa preliminar del comunismo


En Occidente, muchos ven al socialismo y al comunismo como algo separado, lo que
provee un campo fértil para que el socialismo florezca. De hecho, según la teoría marxista-
leninista, el socialismo es simplemente la etapa preliminar del comunismo.

En 1875, en “Crítica del Programa de Gotha”, Marx postuló la idea de que hay una fase
inicial del comunismo, seguida de una fase “superior”. Friedrich Engels, forzado por los
cambios en la situación internacional en sus últimos años, también propuso el “socialismo
democrático”, en el que se usan votos para obtener el poder político. El socialismo
democrático fue adoptado por los líderes del partido socialdemócrata y teóricos de la
Segunda Internacional y produjeron los partidos de izquierda de muchos países capitalistas
alrededor del mundo en la actualidad. Luego, Lenin estableció claras definiciones del
socialismo y del comunismo: él consideraba que el socialismo era la fase preliminar del
comunismo, y que el comunismo se desarrollaba sobre la base del socialismo. La propiedad
estatal y la economía planificada del socialismo son parte de la preparación inicial para el
comunismo.

El socialismo siempre ha sido parte del marxismo y del movimiento comunista


internacional. Aunque las ramas del socialismo o de doctrinas de izquierda populares en
Occidente parecen no tener parentesco con el comunismo en la superficie, son en realidad
formas no violentas de la misma ideología de raíz. Los partidos de izquierda en países
occidentales llegan al poder mediante elecciones, en vez de una revolución violenta. Los
elevados impuestos juegan el mismo rol que las propiedades abiertamente estatales de los
regímenes comunistas, y la excesiva ayuda social se usa como una economía planificada.
Crear un Estado de ayuda social es un aspecto importante para implementar el socialismo
en países occidentales.
Entonces, es imposible llegar a entender los peligros del comunismo o del socialismo si uno
solo se enfoca en la violencia y las matanzas cometidas por los regímenes que adoptan
dichas ideologías. El comunismo totalitario y las formas aparentemente no violentas de
socialismo van de la mano, ya que el comunismo requiere esta fase preliminar de
desarrollo, tal como un organismo biológico necesita un periodo de maduración gradual. Si
un país libre se convirtiera en un régimen totalitario de la noche a la mañana, el drástico
contraste entre la propaganda y la realidad haría reaccionar a la mayoría de la gente.
Muchos se rebelarían, o al menos resistirían pasivamente. Esto causaría grandes
inconvenientes para el régimen totalitario, que probablemente tendría que cometer una
matanza masiva para eliminar a la resistencia. Esta es una de las razones principales por las
que tanto la Unión Soviética como la República Popular China han cometido enormes
matanzas de sus propios ciudadanos en tiempos de paz.

A diferencia de los regímenes totalitarios, el socialismo en Estados democráticos


lentamente carcome las libertades de las personas mediante las leyes sin que estas se den
cuenta, como la metáfora de la rana en el agua caliente. El proceso de establecer un sistema
socialista toma décadas o generaciones, para que las personas gradualmente se vuelvan
anestesiadas, distraídas y acostumbradas al socialismo, todo lo cual acentúa el engaño. La
esencia y el objetivo final de este tipo de socialismo gradual no es diferente en esencia a la
forma violenta.

Algunos Estados socialistas o de ayuda social en Occidente utilizan la idea del “bien
común” para convencer a la población de sacrificar sus libertades individuales. Los
ciudadanos de estos países conservan ciertas libertades políticas, solo porque el socialismo
aún no se ha convertido en un sistema político fuerte. No obstante, el socialismo no es un
concepto estático. Los países socialistas ponen a la igualdad de resultado como el objetivo
principal, y así, están destinados a privar a las personas de su libertad en nombre del
progreso. El socialismo experimenta una inevitable transición al comunismo, a medida que
la gente es continuamente privada de sus libertades individuales.

El socialismo utiliza la idea de garantizar la igualdad de resultados mediante leyes, pero en


realidad arrastra hacia abajo los valores morales y priva a las personas de la libertad de
inclinarse hacia la bondad. En circunstancias normales, las personas naturalmente difieren
en sus creencias religiosas, estándares morales, formación cultural, trasfondo educativo,
inteligencia, fortaleza, diligencia, sentido de la responsabilidad, agresividad, innovación,
espíritu emprendedor, y más. Por supuesto, es imposible imponer la igualdad elevando
repentinamente a aquellos en niveles más bajos, así que, en lugar de eso, el socialismo
restringe artificialmente a aquellos en niveles más altos.
Especialmente en términos de valores morales, el socialismo de Occidente utiliza pretextos
como “antidiscriminación”, “neutralidad valorativa” o “corrección política” para atacar el
discernimiento moral básico. Esto equivale a un intento de eliminar la moral como tal. Esto
apareció con la legalización y normalización de todas las formas de discursos antiteístas y
profanos, perversiones sexuales, arte demoníaco, pornografía, apuestas y uso de drogas. El
resultado es una forma de discriminación inversa contra aquellos que creen en Dios y que
aspiran a la elevación moral, con el objetivo de marginar y eventualmente deshacerse de
ellos.

7. Nociones románticas sobre el comunismo


Hasta el día de hoy, hay numerosos occidentales que albergan fantasías románticas sobre el
comunismo, aunque nunca vivieron en un país comunista ni cargaron el sufrimiento que eso
implica, por lo que no entienden realmente lo que significa el comunismo en la práctica.

Durante la Guerra Fría, muchos intelectuales, artistas, periodistas, políticos y jóvenes


estudiantes del mundo libre fueron a Rusia, China o Cuba como turistas y viajeros. Lo que
vieron –o más bien, lo que les permitieron ver– fue completamente diferente de la realidad
que viven las personas de esos países.

Los países comunistas perfeccionaron su capacidad de engañar a los extranjeros: todo lo


que los visitantes extranjeros vieron fue cuidadosamente preparado para sus gustos, entre
ellos pueblos, fábricas, escuelas, hospitales, guarderías y prisiones. Los recepcionistas y
guías que encontraron eran miembros del Partido Comunista u otros considerados
políticamente confiables. Las visitas eran ensayadas. Los visitantes eran recibidos con
flores, vino, baile, canto, banquetes, niños sonrientes y funcionarios. Luego eran llevados a
ver personas que parecían trabajar duro, capaces de hablar libremente como iguales,
estudiantes estudiando duro y encantadoras bodas.

Lo que no llegaban a ver eran los juicios falsos, las condenas masivas, los linchamientos,
las sesiones de lucha, los secuestros, los lavados de cerebro, el confinamiento solitario, los
campos de trabajo forzado, las masacres, el robo de tierra y propiedades, las hambrunas, los
recortes de servicios públicos, la falta de privacidad, las escuchas, la vigilancia, el
monitoreo por vecinos e informantes por todos lados, las brutales luchas políticas en la
cúpula y los lujos extravagantes de la élite. En especial, no se les permitía ver el
sufrimiento del ciudadano común.
Los visitantes confundieron lo que había sido montado para ellos con lo normal en un país
comunista. Entonces promovieron el comunismo en Occidente a través de libros, artículos y
discursos, y muchos de ellos no sabían que habían sido engañados. Un pequeño número sí
vio las grietas en el edificio, pero muchos de ellos luego cayeron en otra trampa: se vieron a
sí mismos como “compañeros de viaje” y adoptaron la actitud china de “no ventilar los
trapos sucios frente a los de afuera”. Razonaron que la matanza, la hambruna y la represión
de los países comunistas eran simplemente parte del costo de la transición hacia el
comunismo. Estaban seguros de que, si bien el camino hacia el comunismo era tortuoso, el
futuro era brillante. Se rehusaron a contar la verdad, porque eso sería mancillar el nombre
del “proyecto socialista”. Al carecer del valor para contar la verdad, eligieron el vergonzoso
silencio.

En la fantasía comunista, todos son libres e iguales, no hay represión ni expropiación, hay
gran abundancia material, y todos dan según su capacidad y reciben según su necesidad –un
Cielo en la Tierra, donde cada individuo puede desarrollarse libremente. Una sociedad
humana de este tipo es solo una fantasía, una fantasía que el demonio ha utilizado como
carnada para engañar al hombre.

En realidad, el poder cae en manos de una pequeña élite. El comunismo real es un aparato
totalitario controlado por un pequeño grupo de gobernantes, que utilizan su monopolio del
poder para reprimir, esclavizar y privar a la mayoría. Ese tiempo aún no ha llegado en
algunos países socialistas, así que parecen ser moderados. Cuando las condiciones estén
maduras, todo eso cambiará, y los ingenuos partidarios de la utopía socialista descubrirán
que es demasiado tarde para lamentarse.

8. La destrucción de la cultura y la moral


El diablo coloca a sus agentes en cada ámbito y nación, lo que lleva a que los ignorantes y
crédulos aceleren su viaje hacia la destrucción.

El comunismo enseña a las personas a oponerse a la creencia en Dios y a alejarse de lo


divino. Simultáneamente lanza ataques hacia las religiones desde afuera, mientras también
manipula a la gente para que corrompa a la religión desde adentro. Las religiones han sido
politizadas, comercializadas y convertidas en entretenimiento. Muchos clérigos moralmente
corruptos presentan interpretaciones falaces de textos religiosos, engañando a sus
seguidores y yendo tan lejos como cometer adulterio con sus miembros laicos, o incluso
pedofilia.
Este caos ha dejado a creyentes religiosos sinceros desconcertados y despojados de
esperanza. Tan solo un siglo atrás, una inquebrantable creencia en lo divino era señal de
decencia moral. Ahora los creyentes religiosos son considerados tontos y supersticiosos.
Mantienen sus creencias para sí mismos, sin siquiera hablar sobre su fe entre amigos, por
miedo a que se burlen de ellos.

Otro objetivo importante del comunismo es la destrucción de la familia mediante ideas


como la igualdad de género y “compartir riqueza y esposa”. El siglo XX, en particular, fue
anfitrión de movimientos feministas modernos que promovieron la liberación sexual, la
confusión de las diferencias entre géneros, los ataques contra el “patriarcado” y el
debilitamiento del rol del padre en la familia.

Estos movimientos cambiaron la definición del matrimonio, promovieron la legalización y


legitimación de la homosexualidad, promovieron los “derechos” a divorciarse y al aborto, y
utilizaron las políticas de asistencia social para alentar y subsidiar efectivamente la
monoparentalidad. Todo esto resultó en el colapso de las familias y llevó al crecimiento de
la pobreza y del crimen. Esta ha sido una de las transformaciones más alarmantes de la
sociedad en las últimas décadas.

En la esfera política, mientras los regímenes comunistas han continuado con sus rígidas
dictaduras, las políticas partidistas en las sociedades libres han llegado a un punto de crisis.
El comunismo aprovechó las brechas en los sistemas legales y políticos de las naciones
democráticas con el propósito de manipular los partidos políticos más importantes. Para
asegurarse la victoria electoral, los políticos recurrieron a trucos sucios e hicieron promesas
que jamás podrían cumplir.

El resultado de la influencia del comunismo es que los partidos políticos de todo el mundo
suelen estar a la izquierda del espectro político, y abogan por impuestos más altos, mayores
gastos en asistencia social, gobiernos grandes e intervencionismo –todo lo cual buscan
consolidar mediante leyes. El comportamiento del gobierno juega un enorme rol en
moldear la sociedad, y con un gobierno de izquierda, la ideología de izquierda se infiltra en
toda la sociedad, y pronto se extiende al adoctrinamiento de la juventud, que a su vez votará
por candidatos más inclinados hacia la izquierda.

La educación superior, que supuestamente debería jugar el rol de transmitir la esencia de la


sabiduría y la cultura de todas las épocas, también ha sido subvertida. En la primera mitad
del siglo XX, el espectro comunista planeó la destrucción sistemática del sistema educativo.
China, famosa por su profunda y antigua cultura, fue objeto del Movimiento de la Nueva
Cultura incluso antes del establecimiento del Partido Comunista. Esto fue parte del esfuerzo
por desconectar al pueblo chino de sus tradiciones. Luego que los comunistas tomaran el
poder, nacionalizaron el sistema educativo y llenaron los libros de texto con la ideología del
Partido, transformando generaciones de jóvenes chinos en feroces “lobeznos”, un término
chino para quienes crecieron bajo el sistema comunista y están adoctrinados para odiar y
matar a los enemigos de clase.

En Occidente, el espectro lanzó el movimiento de educación progresista, utilizando la


bandera de la de “la ciencia y el progreso” para ganar el control de la filosofía, la
psicología, la pedagogía y eventualmente del campo académico entero, adoctrinando así a
maestros y administradores de escuelas. La educación de secundaria comenzó a excluir la
ideas ortodoxas y la moral tradicional. Se rebajaron los estándares académicos para hacer a
los estudiantes menos alfabetizados y menos hábiles para la matemática, y menos capaces
de formar sus propios juicios o utilizar el sentido común. Se inoculó en los estudiantes el
ateísmo, la teoría de la evolución, el materialismo y la filosofía de lucha.

Luego de la contracultura de los años 1960, los defensores de la corrección política se


convirtieron en la policía del pensamiento, obligando a los maestros a adoctrinar a sus
estudiantes con todo tipo de ideas retorcidas. Los estudiantes ahora se gradúan de la escuela
sin una fuerte orientación moral, sin cimientos en su propia cultura, con poco sentido
común o sentido de la responsabilidad. Se los hace seguir ciegamente a la multitud,
uniéndose así a la tendencia decadente de la sociedad.

En la sociedad hay drogadicción, altos índices de crimen, una esfera mediática llena de
sexo y violencia, un mundo artístico que trata lo grotesco como bello y todo tipo de sectas
perversas y grupos de ocultismo. Los jóvenes adoran ciegamente a las estrellas de cine y
televisión, pierden su tiempo en juegos online y en las redes sociales y terminan
desanimados y desmoralizados. La gente se preocupa desesperadamente por la seguridad
del mundo y lo que depara el futuro, ante la violencia sin sentido y el terrorismo contra
inocentes, que viola todos los parámetros establecidos por la tradición.

9. Retornar a lo divino y a la tradición


La civilización humana fue transmitida al hombre por lo divino. La civilización china ha
visto la prosperidad de las dinastías Han y Tang, y la civilización occidental llegó a su cima
durante el Renacimiento. Si los seres humanos pueden resguardar la civilización otorgada
por lo divino, entonces el hombre será capaz de mantener su conexión divina y de entender
la Ley impartida cuando lo divino regrese al reino humano. Si los humanos destruyen su
cultura y tradición, y si la moral de la sociedad colapsa, entonces no podrán comprender las
enseñanzas divinas debido a que su karma y sus pecados serán demasiado grandes y su
pensamiento se habrá desviado mucho de las instrucciones divinas. Esto es peligroso para
la humanidad.

Esta es una época tanto de desolación como de esperanza. Quienes no creen en lo divino
llevan vidas de placer sensual. Quienes creen esperan el regreso de lo divino en medio de la
confusión y el desasosiego.

El comunismo es el flagelo para la humanidad. Su objetivo es la destrucción de la


humanidad y sus planes son meticulosos y específicos. La conspiración ha sido tan exitosa
que casi llegó a completarse, ahora el demonio rige nuestro mundo.

La antigua sabiduría de la humanidad nos dice esto: un pensamiento recto reprime cien
perversidades, y cuando emerge la naturaleza Buda de una persona, esta sacude al mundo
en diez direcciones. El demonio parece poderoso, pero no es nada frente a lo divino. Si los
humanos pueden mantener su sinceridad, bondad, compasión, tolerancia y paciencia, serán
protegidos por lo divino y el demonio no tendrá dominio por sobre ellos.

La misericordia del Creador es ilimitada y cada vida tiene la oportunidad de escapar de la


catástrofe. Si la humanidad puede restaurar la tradición, elevar la moral y escuchar el
llamado compasivo del Creador y la Ley Celestial que provee de salvación, el hombre será
capaz de romper con el intento de destrucción del demonio, embarcarse en el camino a la
salvación y acercarse al futuro.

Capítulo 1: Contenido
1. La corrupción del pensamiento humano

2. La subversión de la cultura tradicional

3. Comunismo en Oriente y Occidente

4. El colapso de la sociedad

5. La estrategia de “Divide y reinarás”


6. Engaño y defensa

Introducción
El espectro del comunismo ha trabajado durante siglos para corromper y destruir a la
humanidad. Comenzó mutilando al hombre espiritualmente, separándolo de sus orígenes
divinos. Desde allí, el espectro ha llevado a los pueblos del mundo a desechar las
milenarias tradiciones culturales que lo divino había meticulosamente dispuesto como las
normas adecuadas para la existencia humana.

Despojada de su antigua herencia, toda la sociedad humana se está desmoronando a un


ritmo sin precedentes. Mientras tanto, los agentes terrenales del espectro han aprovechado
este caos social para impulsar sus nefastos planes, enmascarándolos como “liberación” y
“progreso”.

En los últimos doscientos años o más, la influencia del espectro se ha apoderado del
laberinto de los asuntos sociales y el desarrollo histórico. Su influencia demoníaca toma
formas innumerables y aparentemente contradictorias, desde la brutalidad manifiesta del
régimen comunista en Oriente, hasta la subversión gradual de la política, la cultura y la
sociedad occidental.

1. La corrupción del pensamiento humano


En el mundo de hoy, el criterio para discernir el bien del mal está invertido. La rectitud es
considerada perversión y los vicios son considerados compasión. Conceptos siniestros son
disfrazados de ciencia y la lógica mafiosa es enmascarada como “justicia social”. La
“corrección política” es utilizada para imponer el control del pensamiento y se utiliza la
“neutralidad de valores” para hacer que la gente se vuelva insensible a las atrocidades
brutales.

El hombre fue creado por lo divino, y los devotos reciben protección divina. Por lo tanto, el
objetivo primero y principal del espectro es cortar la conexión entre el hombre y lo divino.

El himno socialista, “La internacional”, dice que nunca hubo ningún Creador. En la década
de 1850, el filósofo materialista alemán Ludwig Feuerbach dijo que Dios es meramente la
proyección de la naturaleza interior del hombre. Pero la moral, la cultura, la sociedad y el
pensamiento racional tradicionales del ser humano provienen de lo divino. En las
tumultuosas corrientes de la historia, la fe espiritual puede ser descrita como una fuerte
ancla que evita que la humanidad se pierda en las olas.

El ateísmo es un cebo para que los arrogantes jueguen a ser Dios e intenten controlar el
destino de otras personas y de la sociedad; los líderes de los movimientos comunistas
tienden a autodivinizarse. Al reflexionar sobre el baño de sangre que fue la Revolución
Francesa, el filósofo británico Edmund Burke dijo: “Cuando los hombres juegan a ser Dios,
inmediatamente actúan como demonios”.

Un concepto estrechamente relacionado con el ateísmo es el materialismo, que niega la


existencia del alma. El materialismo se arraigó durante la Revolución Industrial, cuando los
rápidos progresos en la ciencia, la tecnología y la producción estimularon un culto al
empirismo y al ateísmo. La gente perdió la fe en los milagros divinos y rechazó los
mandamientos divinos. El concepto de materialismo dialéctico es el dogma central del
marxismo y otras ideologías radicales. En la historia reciente, la teoría fue articulada por
primera vez por el filósofo alemán Georg Hegel, como un conjunto general de principios
para el pensamiento lógico. El marxismo luego absorbió algunos aspectos específicos de la
obra de Hegel, y exageró la naturaleza del conflicto dialéctico.

En manos del espectro, el materialismo y el ateísmo sirven como armas demoníacas para
socavar la fe espiritual del hombre, arruinar la moralidad humana y destruir la cultura
tradicional. El materialismo y el ateísmo establecieron las bases para una gran cantidad de
pretensiones intelectuales. La corrupción de la filosofía ha ido de la mano con la corrupción
de la ciencia. El culto a la “racionalidad científica” ha reemplazado a la razón normal con
un tipo de religión secular usada para reprimir la fe y negar la moral, reforzando así la
visión atea del mundo.

La comunidad científica contemporánea descarta como superstición y pseudociencia, o


ignora por completo, a todos los fenómenos que no puede explicar o verificar con sus
métodos. Con el objetivo de dominar el pensamiento académico y el sistema educativo,
inundan esos ámbitos con teorías ateas como el Darwinismo. La defectuosa teoría de la
evolución de Darwin ha sido ampliamente adoptada como un instrumento para distanciar al
hombre de lo divino. Equipara al hombre con las bestias, socavando su dignidad y su
reverencia por la creación divina.

En el siglo XX, la teoría se apoderó de las esferas de la investigación y la educación; hoy


en día, se ridiculiza a los que creen en el creacionismo. Además del impacto en las ciencias
naturales, el ateísmo y el materialismo engendraron muchas tendencias filosóficas e
ideológicas arraigadas en el concepto de lucha. La teoría de la evolución ahora no solo
domina el estudio de la biología, sino que también tiene influencia en las ciencias sociales.
De la teoría original de Darwin surgió la perniciosa filosofía del darwinismo social, con sus
conceptos de “selección natural” y “supervivencia del más apto”, que reducen a la
comunidad de naciones a una jungla de lucha salvaje.

La filosofía demoníaca de la lucha también ha invadido el campo del lenguaje. Las


definiciones y matices de las palabras se han distorsionado para ajustarse al pensamiento
ateo y materialista. En la novela distópica “1984” del escritor británico George Orwell,
la “Neolengua” es un idioma artificial creado para reforzar el control del Partido sobre el
pueblo. En muchos sentidos, las visiones de Orwell se han convertido en una realidad.
“Libertad” se ha distorsionado para significar un estado que no está restringido por la
moral, la ley o la tradición. Principios como “todos los hombres son creados iguales” y
“todos los hombres son iguales ante la ley” han sido distorsionados para significar el
igualitarismo absoluto. “Tolerancia” se ha desviado para significar una aceptación de todo
tipo de pensamientos y conductas retorcidas. El pensamiento racional ha sido convertido en
una herramienta para la ciencia empírica de mentalidad estrecha. En la búsqueda de
igualdad de resultados, la justicia se ha convertido en “justicia social”.

El objetivo del comunismo no es resolver problemas, sino, como dijo el líder republicano
chino Chiang Kai-shek, “expandir las contradicciones globales al máximo grado posible y
causar que la lucha humana continúe para siempre”.

Esto se ha observado una y otra vez a lo largo de la historia moderna. El comunismo incita
al odio entre el pueblo, crea e intensifica los conflictos, y finalmente asume el poder
mediante una revolución violenta o un subterfugio. En todos los casos, la “liberación”
prometida por los revolucionarios resulta en lavado de cerebro, matanza y tiranía.

2. La subversión de la cultura tradicional


La cultura ortodoxa de la humanidad fue impartida por lo divino. Además de mantener el
funcionamiento normal de la sociedad humana, el rol más importante de la cultura inspirada
por lo divino es brindar los medios para que la humanidad entienda la Ley divina enseñada
en la época final y de este modo sea salvada de la eliminación.
La cultura inspirada por lo divino provee una fuerte protección moral contra la maldad. Por
eso, el espectro del comunismo apunta a destruir la cultura humana haciendo que la gente
se oponga a sus propias tradiciones.

La propagación del ateísmo y el materialismo debilitó las raíces religiosas de la


civilización, dando lugar a nuevos movimientos ideológicos basados en la lucha. En la
sociedad secular, los representantes del espectro socavaron la educación tradicional,
crearon un arte moderno degenerado, promovieron la promiscuidad sexual y la pornografía,
y popularizaron el uso de drogas. Lo pecaminoso y repugnante es ahora glorificado como
liberador y expresivo.

Durante miles de años, la educación tradicional asumió un rol fundamental para desarrollar
y transmitir la exquisita cultura de la humanidad. Los estudiantes aprendían a trabajar
diligentemente para dominar habilidades profesionales, artísticas o académicas, y para ser
buenas personas y ciudadanos.

Los países occidentales comenzaron establecer la educación pública gratuita en el siglo


XIX. Para comienzos del siglo XX, el pensamiento ateo y antitradicional había comenzado
a filtrarse gradualmente en los planes de estudio, facilitado por expertos pedagógicos de
izquierda que se habían infiltrado en el mundo académico y tenían influencia sobre la
política educativa. La teoría de la evolución se convirtió en enseñanza obligatoria, mientras
que la corrección política se convirtió en la norma de los estudios sociales. Los libros de
texto se llenaron gradualmente de ateísmo, materialismo y luchas de clases. La cultura
tradicional, ejemplificada en los grandes clásicos de la literatura, no concordaba con la
corriente ideológica demoníaca. Fue así que los clásicos fueron cada vez más
marginalizados o reinterpretados según la teoría social moderna, haciendo que estudiantes
inteligentes y talentosos no tuvieran ningún entendimiento profundo de la sabiduría
contenida en las obras literarias más importantes de la humanidad.

La creatividad y la curiosidad de los estudiantes ahora se desperdician en la búsqueda de


causas sin sentido, mientras siguen sin conocer las cosas básicas del trabajo y la vida. Los
estándares de matemáticas y alfabetización han caído. Las largas horas de escuela separan a
los niños de sus padres y familias, asegurando su exposición continua al sistema educativo
degenerado.

Con el eslogan de “pensamiento independiente”, se educa a los estudiantes para que sean
antitradición y antiautoridad, y se los alienta a despreciar a la sociedad y a sus mayores. Se
les inculca versiones izquierdistas de la historia y los estudios sociales, y se los sumerge en
entretenimiento vulgar.

En países regidos por regímenes comunistas, los niños son adoctrinados activamente con
estudios políticos marxistas desde el momento en que ingresan jardín de infantes o al
preescolar. La cultura tradicional y la fe son completamente reemplazadas por una cultura
comunista atea de odio y lucha. Al crecer con un constante aluvión de lavado de cerebro
ideológico, los niños criados en países comunistas aprenden a pensar usando la misma
lógica retorcida del Partido Comunista.

Las tendencias excéntricas y desviadas llenan la cultura de consumo actual, mientras que
los antiguos oficios han desaparecido. Se han perdido las normas tradicionales de la mano
de obra y la ética comercial. Alienados de su cultura y forma de vida tradicional, la gente se
aleja más de lo divino. La sociedad actual adora la libertad sexual y la perversión. La
juventud es adicta a los videojuegos, las redes sociales y la pornografía.

El arte también ha sido objeto de un ataque implacable. Las artes tradicionales rectas
provienen de lo divino y aparecieron por primera vez en templos, iglesias y otros lugares de
culto. El verdadero arte presenta temas como la verdad, bondad, belleza y honor, ayudando
así a la humanidad a mantener una cultura moral ortodoxa. La basura ahora ocupa las
galerías de arte. Pinturas oscuras y siniestras describen cosas del inframundo. El
impresionismo, el surrealismo y otros estilos grotescos han reemplazado las exquisitas
obras de la antigüedad y el Renacimiento. En literatura, los antiguos clásicos que
encarnaban la sabiduría de civilizaciones enteras han sido desechados en favor de la
escritura moderna superficial y retorcida.

La música, antes compuesta e interpretada con reverencia por la gloria divina, hoy está
dominada por la obscenidad y el ruido. La cultura pop está llena de temas demoníacos que
celebran la violencia y las drogas. Celebridades con cientos de millones de fans promueven
estilos de vida degenerados e inmorales. Lo sublime, noble y puro es ridiculizado, mientras
que lo vulgar y desvergonzado es alabado.

3. Comunismo en Oriente y Occidente


El comunismo se caracteriza por la filosofía atea de lucha y su organización política e
ideología derivan de las pandillas y las sectas. En Oriente, el comunismo es representado
por regímenes totalitarios y líderes despiadados como Vladimir Lenin, Joseph Stalin, Mao
Zedong, Jiang Zemin, y sus seguidores. La situación en Occidente es más compleja, ya que
élites poderosas en el ámbito gubernamental, comercial, académico y religioso conspiran
para socavar a la sociedad.

Religiones que supieron ser rectas están ahora llenas de la religión secular del
socialismo. Ya sea debido al control político de los regímenes comunistas o a las
interpretaciones erróneas de los clérigos infieles, las enseñanzas tradicionales y las sagradas
escrituras han sido alteradas. La teología de la liberación ha infundido en la fe recta la
ideología marxista y la lucha de clases, y la perversión moral se ha propagado entre el
clérigo. Debido a esto, muchos creyentes perdieron la esperanza en la iglesia y han
abandonado su fe en la salvación divina.

Junto con la religión y la nación, la familia es una de las piedras fundamentales divinas de
la civilización humana. Es un baluarte importante de la moral y la tradición, y funciona
como un conducto para que la cultura continúe de una generación a la siguiente.

Los movimientos de izquierda en todo el mundo promueven el feminismo, la liberación


sexual y la homosexualidad, socavando la estructura tradicional de la familia y la armonía
entre los roles de ambos géneros. Estas tendencias ideológicas legitiman y fomentan la
promiscuidad, el adulterio, el divorcio casual y el aborto, rompiendo las relaciones sanas y
las normas básicas de la existencia humana. La destrucción de la familia es un factor clave
en cómo el diablo está destruyendo a la humanidad.

Totalitarismo en Oriente

Rusia quedó débil tras sus derrota en la Primera Guerra Mundial, lo que forzó al zar a
abdicar. Aprovechando el caos político, los revolucionarios comunistas iniciaron la
Revolución de Octubre de 1917 para derrocar al gobierno constitucional. Tras una
devastadora guerra civil, los comunistas fundaron el primer régimen socialista del mundo –
la Unión Soviética– y usaron sus vastos recursos para exportar la revolución al extranjero a
través de la Internacional Comunista.

El Partido Comunista Chino (PCCh) fue creado en 1921 con el apoyo directo de la Unión
Soviética. Durante las décadas siguientes, los comunistas emprendieron una violenta y
traicionera rebelión contra la República de China. El PCCh se benefició enormemente de la
invasión japonesa en la Segunda Guerra Mundial y continuó luchando contra el Partido
Nacionalista gobernante durante y después de la guerra. En 1949, los comunistas se
apoderaron de toda la China continental y establecieron una República Popular totalitaria.
Tanto el partido comunista soviético como el chino masacraron despiadadamente a decenas
de millones de su propia gente en tiempos de paz. Para implementar su maliciosa ideología
marxista, el Partido Comunista Chino lanzó la Revolución Cultural –sin precedentes hasta
el momento–, declarando así la guerra a los 5000 años de la cultura tradicional y exquisita
civilización antigua de China.

Desde la década de 1980, el PCCh introdujo reformas económicas para evitar su propio
colapso, pero mantuvo a la esfera política bajo su estricto control totalitario. Hasta la fecha,
el Partido se mantiene aferrado al poder mediante campañas de supresión, como la
represión del movimiento democrático y la persecución a Falun Dafa.

Infiltración en Occidente

La corte imperial de China, el derecho divino de los reyes en Occidente y el sistema


estadounidense de controles y equilibrios, son formas de gobierno establecidas por lo
divino para los humanos, de acuerdo a sus culturas y ambientes particulares. Aunque las
revoluciones comunistas no lograron tomar el poder en Occidente, el espectro del
comunismo igualmente estableció un control encubierto sobre el mundo libre mediante la
subversión y la infiltración. Sin una revolución violenta, los países occidentales
abandonaron métodos rectos de gobierno y adoptaron ampliamente varias características
del sistema comunista, como elevados impuestos, enormes Estados de asistencia social,
burocracias excesivas que trabajan para sus propios intereses y la corrección política.

La ley, originalmente fundada sobre la base del mandamiento divino y la moral religiosa,
ha sido alterada para dar lugar a interpretaciones desviadas de la ética y la libertad. En los
países comunistas de Oriente, la ley existe para hacer la voluntad del régimen. En
Occidente, las leyes son interpretadas mediante la ideología de izquierda y modificadas
para desarraigar los conceptos morales del bien y el mal. Se aprueban leyes para mostrar
indulgencia hacia los delitos graves, fomentar estilos de vida adúlteros, socavar la familia y
frenar los derechos de los ciudadanos honrados mediante estrictas regulaciones.

Tanto gobiernos como ciudadanos han sido arrastrados hacia una cultura de consumismo
codicioso. Élites financieras han eliminado la sabiduría tradicional que gobernaba la
economía sostenible, sustituyendo el patrón oro por una moneda fiduciaria fluctuante. Los
bancos y el Estado fomentan la acumulación de deuda interminable, lo que conduce a crisis
económicas perennes y erosiona la soberanía nacional.
El espectro comunista ha utilizado la globalización como una herramienta para quebrar
gradualmente la soberanía de las naciones individuales a través de organizaciones como la
Liga de las Naciones y las Naciones Unidas. Promocionadas como soluciones utópicas a los
conflictos y disputas internacionales, estas autoridades globales en realidad responden a
planes nefastos. Las Naciones Unidas, a pesar de recibir la mayor parte de su
financiamiento de democracias occidentales, ha caído cada vez más bajo la influencia de
regímenes comunistas como la República Popular China. Las organizaciones
internacionales se utilizan para propagar la ideología izquierdista y socavar los intereses
nacionales legítimos. El objetivo final es someter a todo el mundo a un régimen totalitario
con un estricto control sobre la política, la ideología y la población.

Los planes izquierdistas y otros planes perniciosos han podido adquirir tanta influencia en
los países occidentales, en gran parte gracias a la ayuda de los medios de comunicación. En
los países regidos por regímenes comunistas, todos los medios de comunicación están
sujetos a la censura del Estado, si no están directamente controlados por el partido
comunista. En otros lugares, los medios de comunicación están sometidos a la influencia de
sesgos financieros y partidistas. La información y la conversación honestas quedan
enterradas bajo una avalancha de sensacionalismo, la virtud de exhibición y noticias
totalmente falsas.

4. El colapso de la sociedad
A fin de derribar la sociedad humana tradicional, el espectro ha dirigido la inmigración
masiva, los movimientos sociales y otras turbulencias a una escala mundial. Este
abrumador proceso ha estado en marcha durante varios siglos.

Guerra y revolución

La toma del poder político es uno de los pasos clave en el plan del comunismo para destruir
a la humanidad. Karl Marx, al resumir las lecciones aprendidas de la Comuna de París,
escribió que la clase obrera debe derrocar el aparato gubernamental original y reemplazarlo
por su propio Estado. El poder es siempre el tema central de la teoría política marxista.

La guerra es una de las herramientas más efectivas del espectro para romper con el viejo
orden internacional, destruir los pilares de la tradición y acelerar el desarrollo de la
ideología comunista. Muchas guerras se lucharon bajo influencia demoníaca. La Primera
Guerra Mundial causó el colapso de varios imperios europeos, principalmente la Rusia
zarista, lo cual pavimentó el camino para la revolución bolchevique.

La Segunda Guerra Mundial brindó las condiciones para que el Partido Comunista Chino
tomara el poder y para que la Unión Soviética invadiera Europa del Este, estableciendo así
el campamento socialista de posguerra. La guerra también generó el desorden de la
descolonización, de la cual se aprovecharon los regímenes comunistas soviético y chino
para apoyar el movimiento comunista a nivel mundial. Los movimientos nacionales de
liberación llevaron a muchos países de Asia, África y Latinoamérica a un socialismo
autoritario.

La instigación de la revolución puede dividirse en los siguientes pasos:

Fomentar el odio y la discordia entre la gente.


Engañar al público con mentiras y establecer un frente unido revolucionario.
Derrotar a las fuerzas de la resistencia una por una.
Usar la violencia para crear una atmósfera de terror y caos.
Realizar un golpe de Estado para tomar el poder.
Suprimir a los reaccionarios.
Construir y mantener un nuevo orden usando el terror de la revolución.
Los países comunistas intentaron lanzar una revolución mundial a través de la Internacional
Comunista, exportando el activismo revolucionario y apoyando a izquierdistas locales para
crear disturbios en Estados no comunistas.

El comunismo se aprovecha de las divisiones entre las personas y canaliza la rabia de los
individuos hacia el odio colectivo. Las revoluciones comunistas triunfan mediante actos de
terror, y los regímenes comunistas implementan políticas de terrorismo de Estado. La
mayoría de los movimientos terroristas se inspiran en el modelo de organización leninista, y
los comunistas soviéticos y chinos apoyaron a grupos terroristas como una especie de
fuerza de tareas especial contra el mundo libre.

La irracionalidad con la que los terroristas toman como rehenes y asesinan a personas
inocentes crea una atmósfera de impotencia. Expuesta a violencia excesiva, la gente se
vuelve más antisocial, deprimida, paranoica y cínica. Todo esto daña el orden público y
fragmenta la sociedad, ayudando a crear las condiciones necesarias para que el comunismo
tome el poder.

Crisis económicas y sociales

En todo el mundo, los movimientos socialistas y comunistas se han aprovechado del


descontento económico para colocarse en posiciones de influencia, con el objetivo final de
derrocar el orden social existente.

Las crisis económicas pueden ser creadas y utilizadas como formas de alentar la revolución
o para presentar a los movimientos socialistas como salvadores. Cuando los políticos en
países democráticos están desesperados por encontrar soluciones, hacen un pacto con el
diablo y gradualmente dirigen a sus países hacia el gran gobierno y un socialismo con altos
impuestos. Como Saul Alinsky escribió en “Tratado para radicales”: “La acción real está en
la reacción del enemigo”.

La Gran Depresión de la década de 1930 fue un punto crítico en el que Europa y Estados
Unidos se embarcaron en el camino al gran gobierno y el intervencionismo generalizado.
La crisis financiera de 2008 continuó inclinando la balanza a favor de la expansión de las
políticas izquierdistas.

Con el surgimiento de la industrialización y la globalización, surgió la migración masiva,


primero del campo a la ciudad, luego cruzando fronteras y continentes. Desde la
antigüedad, la gente se ha movido de un lugar a otro. Sin embargo, los rápidos
movimientos poblacionales, tanto nacionales como internacionales, que se ve en los
tiempos modernos son el resultado de la manipulación del espectro.

La migración masiva disuelve la identidad nacional, las fronteras, la soberanía, las


tradiciones culturales y la cohesión social. A medida que a grupos masivos de personas se
les remueven sus identidades tradicionales, es más fácil que los absorba la corriente de la
modernidad. Es difícil ganarse la vida para los inmigrantes que viven en un ambiente que
no conocen, mucho más participar profundamente en los procesos políticos y tradiciones
culturales del país que los recibe. Es así que los inmigrantes recién llegados son fáciles de
reclutar como votos gratuitos para los partidos de izquierda y las causas sociales. Mientras
tanto, la inmigración crea las condiciones para provocar animosidades raciales o religiosas.
El comunismo se aprovecha de las tendencias sociales para enardecer y perturbar a la gente,
aumentar los conflictos y activar movimientos para desestabilizar a la sociedad, apalear a
sus oponentes políticos, dominar el relato y parecer que tiene la autoridad moral. Ejemplos
de esto incluyen el movimiento antiguerra y el ambientalismo, de los cuales los comunistas
se apropiaron para sus propios fines.

5. La estrategia de “divide y reinarás”


El espectro comunista maneja a la gente según sus características y motivaciones
particulares. Toma la vida de algunos mientras se aprovecha de la codicia de otros. Puede
utilizar el idealismo y la emoción humana para adoctrinar a las personas y que sirvan como
peones de la revolución y la rebelión.

Eliminar el disentimiento

Algunas personas son más sabias y más perceptivas que otras. Algunas están más cerca de
lo divino y no son susceptibles a los ardides del diablo. En países con una larga y rica
experiencia histórica, es difícil que la gente se deje llevar por el engaño. El espectro del
comunismo no duda en liquidar físicamente a los integrantes de la sociedad que pueden
darse cuenta de su conspiración y son lo suficientemente valientes como para ponerse de
pie y resistir. Para esto, planea campañas políticas, persecuciones religiosas, juicios falsos y
asesinatos.

En China, con sus cinco mil años de civilización inspirada en lo divino, el Partido
Comunista Chino solo pudo quebrar el orden cultural iniciando una serie de campañas
políticas que masacraron a decenas de millones de personas. Prestó especial atención a
asesinar a eruditos, aristócratas y practicantes espirituales que servían como custodios de la
cultura tradicional china.

Élites de todas las naciones y ámbitos han elegido el camino demoníaco, ya que el
espectro saca partido de sus intereses y les otorga poder según lo fieles que sean a sus
planes. A quienes buscan fama e influencia, el espectro les da reputación y autoridad. A los
ambiciosos, les da ganancias. Infla los egos de los arrogantes y mantiene felices a los
ignorantes. Los dotados son seducidos con ciencia, materialismo y una libertad de
expresión sin restricciones.
Los ideales de las personas con ambiciones nobles y buenas intenciones son convertidos en
autoglorificación, haciéndolos sentir el cálido brillo de convertirse en presidentes, primer
ministros, expertos, congresistas, gerentes, banqueros, profesores, eruditos, ganadores del
premio Nobel, etc, con un estatus social destacado, influencia política y grandes fortunas.
Una vez establecidas, estas grandes personalidades son cooptadas, cada uno según su
circunstancia. Muchos de ellos se convierten en los agentes ignorantes del espectro, y en
palabras de Lenin,”idiotas útiles”.

Embrutecer a las masas

La ideología comunista manipula el conocimiento público utilizando versiones falsas de los


hechos, engañando a la gente con su sistema educativo distorsionado y controlando los
medios de comunicación. Utiliza la sensación de seguridad de la gente y sus intereses
superficiales para hacer que solo se preocupen por sus beneficios inmediatos,
entretenimiento vulgar, deportes competitivos, chismes sociales y la indulgencia en los
deseos eróticos y carnales. Al mismo tiempo, los políticos satisfacen al populacho para
afectar la vigilancia y opinión de los votantes, y así capturar al electorado.

En los países comunistas totalitarios, a la gente nunca se le permite tener nada que ver con
la política. En países democráticos, hacen que quienes se preocupan por el bien público
tengan su atención puesta en asuntos triviales (como los derechos de los transexuales),
haciendo eco de la famosa estratagema de la antigua historia militar china: “avanzar por un
camino oculto mientras se reparan los caminos abiertos”. Se crean noticias virales,
fenómenos sociales e incluso ataques terroristas y guerras para encubrir el objetivo final del
comunismo.

Al público se le inculca una conciencia moderna y se lo moviliza para subyugar a la


minoría de personas que se aferran obstinadamente a la tradición. Los intelectuales lanzan
fuertes críticas hacia las culturas folclóricas del mundo, promoviendo prejuicios
intolerantes entre su público sin educación. Se abusa de los conceptos de pensamiento
crítico y creativo para que la generación más joven se enfrente a la autoridad, evitando que
absorban el conocimiento y la sabiduría de la cultura tradicional.

En los países comunistas, luego de asesinar a quienes transmitían la cultura tradicional, el


grueso de la población fue adoctrinada para que participara en la revolución. Luego de que
el Partido Comunista tomara el poder en China, le tomó dos décadas y media para nutrir a
una generación de “lobeznos”, un término chino para los que crecieron bajo el comunismo
y fueron adoctrinados para odiar y asesinar a los enemigos de clase. Se los alentó a pelear,
destrozar, robar e incendiar de forma indiscriminada.

Durante la Revolución Cultural, niñas adolescentes no tenían reparos en golpear hasta la


muerte a sus maestros. Hoy en día, los trolls de internet conocidos como el “Ejército de 50
Centavos”, trabajan activamente en diferentes redes sociales de China, escribiendo
constantemente sobre golpear y matar, con posteos típicos que dicen: “Recuperemos las
Islas Diaoyu aun si China queda inhóspita” y “Preferimos que China quede salpicada de
tumbas antes que no poder exterminar al último japonés”. Su sentimiento asesino es
activamente cultivado por el Partido Comunista Chino.

En Occidente, los partidos comunistas rememoran con orgullo la experiencia de la


Revolución Francesa y la Comuna de París. Cada revolución e insurrección ha sido iniciada
por un populacho que no tenía escrúpulos, vergüenza ni compasión.

Fragmentar la sociedad

Actualmente, la generación más vieja está siendo marginalizada y removida de la sociedad


a un paso cada vez más acelerado. A medida que a los jóvenes se les otorgan cada vez más
derechos, poder político y privilegios, los mayores pierden sus posiciones de autoridad y
prestigio, apresurando la ruptura del hombre con la tradición.

La literatura, el arte y la cultura popular contemporánea están dirigidos al gusto y los


valores de los jóvenes, que están bajo la presión de seguir eternamente las últimas
tendencias en la moda para no ser excluidos por sus pares.

El rápido progreso científico y tecnológico hace que los adultos mayores sean incapaces de
seguir el ritmo y adaptarse a los enormes cambios sociales que ocurren como resultado. La
transformación de las esferas urbana y rural, combinada con la migración masiva, trabajan
juntas para aislar a los adultos mayores y alejarlos del presente. El tormento y la
indefensión de su soledad se ve exacerbada por la realidad de la vida moderna, donde los
jóvenes están en un constante estado de competencia y tienen poco tiempo libre para sus
padres y ancianos.

En la sociedad humana tradicional, las personas se ayudan entre sí. Cuando hay conflictos,
tienen la religión, la moral, las leyes y las costumbres folclóricas para facilitar la resolución
y la cooperación. Tal sociedad orgánica no puede colapsar en un corto período de tiempo.
Primero tiene que ser desintegrada en pequeñas unidades, disolviendo la confianza
tradicional entre las personas y aislando a los unos de los otros.

Se ha utilizado prácticamente cada estándar concebible para dividir a la sociedad en grupos


opuestos e instigar el odio y la lucha entre ellos. La clase, el sexo, la raza, la etnia y la
denominación religiosa pueden servir como base para la división. El comunismo y otras
ideologías influenciadas por el espectro aumentan la animosidad entre burgueses y
proletarios, entre gobernantes y gobernados, progresistas y “retrógrados”, liberales y
conservadores –todo mientras el gobierno expande su poder para formar un Estado
totalitario imparable.

6. Engaño y defensa
El espectro comunista se ha ocultado bien. Es difícil poder ver la escala de su engaño,
creado mediante una gran variedad de estratagemas que van desde lo oculto a lo evidente.

Las argucias más diabólicas de espectro se llevan a cabo a plena luz del día, presentadas
como sensatas, razonables y legales. Están tan extendidas que es difícil exponer estas
estratagemas. A veces se revelan ciertos aspectos de los planes del espectro, pero esto solo
desvía la atención y el escrutinio de una conspiración mayor.

Por ejemplo, durante la Guerra Fría, el mundo estaba dividido entre dos campos militares y
políticos. No obstante, aunque sus sistemas sociales parecían ser diametralmente opuestos,
en ambos lados estaba teniendo lugar el mismo proceso demoníaco de diferentes formas.

Muchos comunistas de estilo occidental, socialistas, fabianos, liberales y progresistas


revisionistas rechazaron públicamente los modelos soviético y chino, pero sus esfuerzos
llevaron a la sociedad por un camino hacia una estructura social en nada diferente de
aquellas de la Unión Soviética y China. En términos simples, el espectro comunista usó el
Oriente totalitario como una distracción para la infiltración activa en Occidente.

Quienes se atreven a exponer las argucias del espectro son etiquetados como “teóricos
conspirativos”, “extremistas”, “extrema derecha”, “derecha alternativa”, “machistas”,
“racistas”, “belicistas”, “intolerantes”, “nazis”, “fascistas” y otros agravios con el fin de
aislarlos y marginarlos del ámbito académico y de la sociedad en general. Reducidos a
objetos de ridículo y miedo, sus ideas no tienen audiencia y no tienen influencia. La gente
es condicionada para oponerse y odiar a ciertas etnias, grupos e individuos, lo que desvía la
atención de la maldad fundamental del espectro comunista.

Es imposible que toda la humanidad sea engañada por las tretas del espectro. Pero el
comunismo en sus múltiples formas ha aumentado su influencia sobre la mayoría de
la gente y sus líderes en todo el mundo. No es exagerado decir que el espectro del
comunismo rige nuestro mundo. Frente a las estrategias generales esbozadas arriba,
los siguientes capítulos de este libro examinan en detalle cómo el espectro
comunista llegó a regir el mundo, y qué debe hacer la humanidad para evitar la
destrucción final en manos del espectro.

Capitulo 2
Tabla de contenidos
Introducción
1. Las obras satánicas de Karl Marx
2. El contexto histórico del marxismo
3. La Revolución Francesa
4. El comunismo debuta en París
5. Primero Europa, luego el mundo

Introducción
Muchas de las profecías vaticinadas en las religiones ortodoxas se han vuelto realidad,
como lo hicieron las predicciones de Nostradamus y las profecías transmitidas en culturas
de todo el mundo, desde Perú hasta Corea. En la historia china, han habido textos proféticos
sorprendentemente precisos, desde la Dinastía Han hasta la Ming. [1]

Estas profecías nos muestran la importante verdad de que la historia no es un proceso de


coincidencias, sino una obra teatral en la que cada secuencia de grandes eventos ya ha sido
preestablecida. Al final de los tiempos, que también podría anunciar el comienzo de un
nuevo ciclo histórico, todas las religiones del mundo están esperando una cosa: la llegada
del Creador al reino humano.
Todas las obras teatrales tienen un punto culminante. A pesar de que el diablo hizo sus
planes para destruir a la humanidad, el Creador tiene Sus medios para despertar a la gente
del mundo, ayudarlos a escapar de las ataduras del diablo y ofrecerles salvación. La última
batalla entre el bien y el mal se está librando en la actualidad.

Las religiones ortodoxas en todo el mundo han predicho que en la era del regreso del
Creador, el mundo estaría repleto de demonios, abominaciones y eventos amenazantes,
dado que la humanidad ha perdido sus restricciones morales. Esto es el mundo de hoy.

El estado de degeneración que enfrentamos hoy ha tardado mucho en producirse. Comenzó


hace cientos de años, con el ascenso de su fuerza impulsora central: el ateísmo y el engaño
de la humanidad. Fue Karl Marx el que creó una ideología para abarcar el engaño en todas
sus formas y fue Vladimir Lenin el que puso la teoría en brutal práctica.

No obstante, Marx no era ateo. Era un satanista y se convirtió en el demonio cuya misión
era evitar que el hombre reconociera a su Creador al final de los tiempos.

1. Las obras satánicas de Karl Marx


Karl Marx publicó muchos libros a lo largo de su vida, los más conocidos son “El
Manifiesto Comunista” de 1848 y los tres volúmenes de “El Capital”, publicados entre
1867 y 1894. Estas obras forman la base teórica para el movimiento comunista.

Lo que no es tan ampliamente conocido es que durante el curso de su vida, Marx entregó su
alma al diablo y se convirtió en su agente en el reino humano. En su juventud, Marx había
sido un devoto cristiano. Era un entusiasta creyente en Dios antes de ser vencido por su
transformación demoníaca. En su poema “Invocación de un desesperado”, Marx escribió
sobre su intención de vengarse de Dios:

Pues un dios ha arrebatado de mí todo


En la maldición y tormento del destino,
Todos sus mundos se han ido irrevocablemente
Solamente me resta la venganza.

En mi venganza, con orgullo me desquitaré,


contra ese ser, ese Señor entronizado.
Haz que mi fuerza sea un remiendo de lo que es débil,
¡Deja a mi mejor yo sin recompensa!

Construiré mi trono en las alturas,


En una cumbre inmensa y fría.
Por su baluarte – supersticioso espanto.
Por su alguacil – la más negra agonía.

En una carta a su padre, con fecha del 10 de noviembre de 1837, Marx describió los
cambios que estaba experimentando: “Una cortina cayó, mi más sagrado de los sagrados
quedó hecho pedazos y nuevos dioses tuvieron que ser puestos en su lugar. (…) Un
verdadero malestar tomó el dominio de mí y no seré capaz de calmar los espíritus
alborotados hasta que esté en su querida presencia”. [2]

En su poema “La doncella pálida”, la voz lírica es de una joven mujer que abandona su
amor por Cristo y sufre un espantoso final. Marx escribió:

Por tanto, el Cielo he perdido, esto yo bien lo sé.


Mi alma, otrora fiel a Dios, seleccionada está para el infierno. [3]

La familia de Marx notó claramente sus cambios. En una carta anterior, con fecha del 2 de
marzo de 1837, su padre le escribió: “Tu progreso, la querida esperanza de algún día ver tu
nombre con gran reputación y tu bienestar mundano no son los únicos deseos de mi
corazón. Estas son ilusiones que he tenido por mucho tiempo, pero puedo asegurarte que su
realización no me habría hecho feliz. Solo si tu corazón permanece puro y late
humanamente y si ningún demonio es capaz de alienar tu corazón de mejores sentimientos,
solo entonces seré feliz”. [4]

Una de las hijas de Marx escribió que, cuando era niña, Marx les contaba a ella y a sus
hermanas muchos cuentos de hadas. Su favorito era la sinuosa historia de Hans Röckle, un
mago que siempre tenía poco dinero y que no tuvo otra opción más que vender sus
encantadoras marionetas al diablo. [5]. Lo que Marx vendió al diablo a cambio de su éxito
fue su propia alma.
Como se ve en los ejemplos anteriores, abandonar a Dios y asociarse con Satán es un tema
común en la poesía de Marx. En “El Violinista”, Marx se expresa de forma lírica:

¡Cómo así! Clavo, clavo sin fallar


Mi sable negro de sangre en tu alma
Ese arte, Dios ni quiere ni conoce,
salta al cerebro desde la negra niebla del Infierno.
Hasta embrujar el corazón,
hasta que los sentidos titubean:
Con Satán he hecho mi trato.
Para mí da las señales y marca el compás.
Rápido y libre toco la marcha de la muerte. [6]

En la biografía “Marx”, el autor Robert Payne escribió que las historias que Marx contaba
pueden ser consideradas una alegoría de su propia vida y que él parecía ser consciente de
que estaba actuando en nombre del diablo. [7]

El alma de Marx se volvió malvada. En su ira contra Dios, consideró a lo divino como algo
a destruir. El filósofo político estadounidense Eric Voegelin escribió: “Marx sabía que él
era un dios creando un mundo. Él no quería ser la criatura. Él no quería ver el mundo desde
la perspectiva de la existencia como criatura. (…) Él quería ver el mundo desde el punto de
la coincidencia de los opuestos, esto es, desde la posición de Dios”. [8]

En su poema “Orgullo Humano”, Marx expresó su voluntad de desvincularse de lo divino y


de ubicarse con ellos en una posición de igualdad:

Con desdén arrojaré mi guante


En la misma cara del mundo,
Y veré el colapso de este pigmeo gigante, sollozante
Cuya caída no ahogará mi ardor.
Entonces vagaré victorioso como un dios
Entre las ruinas de ese reino
Cada palabra es Obra y Fuego
y mi pecho igual al del Creador. [9]

Marx se rebeló activamente contra lo divino. Escribió: “Anhelo vengarme de Aquél que
rige desde arriba”. Y: “La idea de Dios es el fundamento de una civilización pervertida.
Debe ser destruida”. [10]

Poco después de que Marx muriera, su criada Helene Demuth dijo que durante su
enfermedad, lo había visto realizando una especie de ritual de plegaria ante una fila de
velas. Marx claramente creía en lo sobrenatural. [11]

A lo largo de la historia humana, grandes sabios enseñaron a los seres conscientes el


camino hacia la iluminación y sentaron los cimientos de las civilizaciones del mundo.
Jesucristo estableció el fundamento de la civilización cristiana y la sabiduría de Lao Tse es
la base del Taoísmo, un pilar central de la filosofía china. En la antigua India, las
enseñanzas de Sakya Muni condujeron al Budismo. Los orígenes de su sabiduría son un
prodigio, ellos obtuvieron sus entendimientos a través de la iluminación en la cultivación
espiritual, no de estudios comunes.

Las teorías de Marx hacían referencia a las obras de intelectuales anteriores, pero en
definitiva se originaban del espectro perverso. En el poema “Sobre Hegel”, escribió:

Desde que encontré lo más alto de las cosas y también las profundidades de ellas,
Grosero soy como un Dios, oculto en la oscuridad como un Dios. [12]

Siguiendo los planes del espectro perverso, Marx entró al mundo humano y estableció la
secta del comunismo para corromper la moral humana, con la intención de que la
humanidad se vuelque contra lo divino y se condene a un eterno tormento en el Infierno.

2. El contexto histórico del marxismo


A fin de propagar el marxismo, el espectro estableció varias bases intelectuales y sociales.
Pasaremos a examinarlas como el contexto para el surgimiento del comunismo.

Los intelectuales creen que la teoría de Marx estaba profundamente influenciada por Hegel
y Ludwig Feuerbach, que fue uno de los primeros en negar la existencia de
Dios. Feuerbach creía que la religión no era más que percatarse de lo “infinito de la
conciencia”, es decir, que la gente inventó a Dios al imaginar sus propias habilidades a una
escala mayor. [13]

La teoría de Feuerbach echa luz sobre cómo el comunismo emergió y se propagó. Avances
en la ciencia, la mecanización, los bienes materiales, la medicina y el ocio crearon la
impresión de que la felicidad es una función de la riqueza material. Por lo tanto, cualquier
insatisfacción debe surgir de limitaciones sociales. Parecía que a través del progreso
material y el cambio social, la gente tendría los medios para construir una utopía sin
necesidad de lo divino. Esta visión es el medio principal por el cual las personas son
atraídas, y luego iniciadas, en la secta del comunismo.

Feuerbach no fue el primero en rechazar al Cristianismo y a Dios. David Friedrich Strauss


cuestionó la autenticidad de la Biblia y de la divinidad de Jesús en su libro de 1835 “La
vida de Jesús, críticamente elaborada”. Podemos rastrear tales ideas ateas hasta el
Iluminismo de los siglos XVII y XVIII o, si es necesario, a los tiempos de los antiguos
griegos. Pero ese no es el propósito de este libro.

A pesar de que Marx escribió “El Manifiesto Comunista” más de una década antes que la
publicación de “El origen de las especies” de Charles Darwin, la teoría de la evolución
brindó a Marx aparentes bases científicas. Si todas las especies evolucionaban como
resultado de una “selección natural” y los seres humanos son meramente los organismos
más avanzados, entonces no hay lugar para lo divino.

En diciembre de 1860, Marx escribió a su asociado Friedrich Engels sobre la teoría de


Darwin, elogiando “El origen de las especies” como “el libro que contiene los fundamentos
de historia natural para nuestro punto de vista [materialismo histórico]”. En una carta
dirigida al filósofo socialista Ferdinand Lassalle en enero de 1862, Marx dijo: “El libro de
Darwin es muy importante y me sirve como base científica natural para la lucha de clases
en la historia”. [14]
La teoría de la evolución en el campo de las ciencias naturales y el materialismo en el
campo de la filosofía ofrecieron al marxismo dos poderosas herramientas para engañar y
reclutar seguidores.

La sociedad pasó por profundos cambios durante la vida de Karl Marx. Durante la primera
Revolución Industrial, las fabricación artesanal fue reemplazada con la producción en
masa. Los avances tecnológicos en la agricultura desocuparon el sobrante de trabajadores
para que se mudaran a la ciudades y trabajaran duro en las fábricas. El libre comercio creó
innovaciones en las ventas y el marketing. La industrialización fomentó el crecimiento de
ciudades y el flujo de gente, información e ideas.

Luego de su exilio de Alemania, Marx se mudó a Francia, Bélgica y luego a Inglaterra,


donde se instaló en el ambiente dickensiano de los barrios bajos de Londres. La segunda
Revolución Industrial comenzó en los años tardíos de Marx, y trajo la electrificación, el
motor de combustión interna y la manufactura química. La invención del telégrafo y del
teléfono revolucionaron las comunicaciones.

Cada cambio convulsionó a la sociedad a medida que la gente se esforzaba por adaptarse a
la nueva realidad de cambios tecnológicos. Muchos no podían seguir el ritmo, lo que llevó
a la polarización de los que tenían y de los que no, crisis económicas y demás. Estas
convulsiones crearon las condiciones para que se difundiera la visión de Marx de que las
normas sociales y las tradiciones eran reliquias opresivas que debían ser destruidas. Al
mismo tiempo, a medida que la tecnología hizo posible transformar la naturaleza a gran
escala, la arrogancia de la humanidad creció.

En vez de ver al marxismo como el resultado de tendencias intelectuales prevalecientes en


tiempos de convulsión social, es más apropiado entenderlo como parte de los planes a largo
plazo del diablo para desestabilizar a la humanidad y cortar las conexiones entre el hombre
y lo divino.

3. La Revolución Francesa
El impacto de la Revolución Francesa de 1789 fue enorme y de amplio alcance. Destruyó la
monarquía, revirtió el orden social tradicional y comenzó un sistema de gobierno del
populacho.
Friedrich Engels dijo: “Una revolución ciertamente es la cosa más autoritaria que hay; es el
acto mediante el cual una parte de la población impone su voluntad a la otra parte mediante
rifles, bayonetas y cañones –medios autoritarios, si es que los hay; y si la parte victoriosa
no quiere haber luchado en vano, debe mantener este régimen por medio del terror que
inspiran sus armas en los reaccionarios”. [15]

El Club de los Jacobinos, que tomó el poder después de la Revolución Francesa, sabía bien
esto. Luego de la ejecución del Rey francés Luis XVI, el Reino del Terror del líder jacobino
Maximilien Robespierre ejecutó a otras 70,000 personas, la mayoría de las cuales eran
completamente inocentes. Generaciones posteriores escribieron en el epitafio de
Robespierre:

Paseante, reza
No llores mi muerte;
Porque si yo viviera,
Tú estarías muerto en mi lugar. [16]

Las normas de terror político, económico y antirreligioso, practicadas por el Club de los
Jacobinos en la Revolución Francesa, fueron un preludio para la tiranía de los partidos
comunistas. Como precursor de las matanzas políticas de Lenin y Stalin, los
revolucionarios franceses instauraron el Tribunal Revolucionario y colocaron guillotinas en
París y otras comunidades. Los comités revolucionarios decidían si un prisionero era
culpable, y agentes especiales de la Convención Nacional tenían autoridad sobre las
subdivisiones militares y administrativas. Los sans-culottes, o proletariado, eran
considerados la clase más revolucionaria.

Según la Ley de 22 de Pradial, promulgada el 10 de junio de 1794, se prohibió el


asesoramiento legal previo y la defensa en juicio, y todas las condenas debían resultar en
pena de muerte. En vez de evidencia, era válido basarse en rumores, deducciones y
opiniones personales para llegar a un veredicto. La promulgación de la ley expandió
enormemente el Reino del Terror, con un estimativo de 300,000 a 500,000 personas
encarceladas como sospechosas. [17]

Asimismo, el terror económico de los Jacobinos pareció ser el prefacio del “comunismo de
guerra” que Lenin implementaría en Rusia. El 26 de julio de 1793, abastecerse de granos se
convirtió en un delito castigado con la muerte. Las fuerzas paramilitares conocidas como
los armées révolutionnaires tenían el poder de saquear ciudades y pueblos, buscando granos
almacenados en casas, graneros y almacenes. Quienes eran acusados de acaparamiento eran
despedazados por las turbas o enviados a la guillotina. [18]

Uno de los mayores adversarios de los revolucionarios franceses fue la fe católica. Durante
el Reinado del Terror, revolucionaros como Pierre Gaspard Chaumette establecieron una
forma de ateísmo llamado el Culto de la Razón. Estaba basado en tendencias del
Iluminismo y tenía la intención de reemplazar al Catolicismo. [19] El 5 de octubre de 1793,
la Convención Nacional abolió el calendario cristiano e instauró el Calendario Republicano.
El 10 de noviembre, la Notre-Dame de París fue rebautizada como el Templo de la Razón,
en una ceremonia en la que una joven actriz estaba vestida como la Diosa de la Razón, un
objeto de culto para las masas. Los mandatos del Culto a la Razón se implementaron
rápidamente por todo París. En el transcurso de una semana, solo tres iglesias cristianas
permanecieron en funcionamiento. París se llenó de terror religioso. Se arrestaron
sacerdotes masivamente y algunos fueron ejecutados. [20]

La Revolución Francesa no solo aportó un modelo para el régimen soviético establecido


por Lenin, sino que también estuvo estrechamente vinculada al desarrollo del marxismo.

Francois-Noёl Babeuf, un socialista utópico que vivió durante la Revolución Francesa y fue
ejecutado en 1797 por estar involucrado en la Conspiración de los Iguales, propugnó la
abolición de la propiedad privada. Marx consideraba a Babeuf como el primer comunista
revolucionario.

Francia fue fuertemente influenciada por ideologías socialistas en el siglo XIX. La Liga de
los Proscritos, que consideraba a Babeuf su fundador espiritual, se desarrolló rápidamente
en París. El sastre alemán Wilhelm Weitling se unió a los Proscritos en 1835. Bajo su
liderazgo, esa sociedad secreta se cambió el nombre a la Liga de los Justos.

En una reunión celebrada en junio de 1847, la Liga de los Justos se fusionó con el Comité
Comunista de Correspondencia, liderado por Marx y Engels, para formar la Liga de los
Comunistas. En febrero de 1848, Marx y Engels publicaron el trabajo fundacional del
movimiento comunista, “El Manifiesto Comunista”.

Revoluciones e insurrecciones tuvieron lugar una tras otras a partir del fin del régimen
napoleónico, afectando a España, Grecia, Portugal, Alemania, varias partes de Italia,
Bélgica y Polonia. Para 1848, la revolución y la guerra se habían extendido por toda
Europa, formando un ambiente óptimo para la propagación del comunismo.

En 1864, Marx y otros establecieron la Asociación Internacional de Trabajadores, también


conocida como la Primera Internacional, lo que colocó a Marx como el líder espiritual del
movimiento comunista de los trabajadores. Como líder, Marx trabajó para crear un grupo
central de revolucionarios estrictamente disciplinados que movilizarían a los trabajadores
hacia la insurrección. Al mismo tiempo, buscó razones para desterrar de la organización a
quienes estaban en desacuerdo con él. Mikhail Bakunin, el primer gran marxista ruso,
reunió muchos reclutas para el movimiento comunista, pero Marx lo acusó de ser un agente
zarista y lo expulsó de la Primera Internacional. [21]

En 1871, la rama francesa de la Primera Internacional lanzó la primera revolución


comunista: el ascenso al poder de la Comuna de París.

4. El comunismo debuta en París


La Comuna de París fue establecida luego de la derrota de Francia en la Guerra Franco-
Prusiana de 1870. A pesar de que el Emperador Francés Napoleón III se había rendido, el
ejército prusiano sitió París antes de retirarse. La humillación de haberse rendido,
combinada con la agitación entre los trabajadores franceses, llevó a un levantamiento
general en París, y la recientemente establecida Tercera República Francesa se retiró a
Versalles, dejando un vacío de poder en la capital.

En marzo de 1871, la Comuna de París comenzó con la rebelión de turbas y bandidos


armados de los peldaños más bajos de la sociedad, encabezada por socialistas, comunistas,
anarquistas y otros activistas. El movimiento estaba afiliado con la Primera Internacional, la
cual le ejercía una fuerte influencia. Apuntaba a utilizar al proletariado como el agente de la
revolución para destruir la cultura tradicional y transformar la estructura política y
económica de la sociedad.

Lo que siguió fue matanza y destrucción a escala masiva, a medida que los rebeldes
devastaban las exquisitas reliquias, los monumentos y el arte de París. “¿En qué me
beneficia que haya monumentos, óperas y café-concerts en los que no he puesto un pie
porque no tengo dinero?”, escribieron los escritores franceses Edmond y Jules Goncourt. El
diplomático estadounidense Wickham Hoffman, que estaba en París al momento de la
Comuna, dijo: “Es amarga, implacable y cruel; y es, sin dudas, un triste legado de la
sangrienta Revolución de 1789”. Un escritor y editor estadounidense, William Pembroke
Fetridge, describió a la Comuna como “el [acto] más criminal que el mundo jamás haya
visto” y “una revolución de sangre y violencia”. Sus líderes eran “malhechores despiadados
(…) la basura de Francia (…) locos, ebrios de vino y sangre”. [22]

La lucha entre la tradición y la antitradición había comenzado en la Revolución Francesa y


continuó desarrollándose ocho décadas más tarde. Louis-Auguste Blanqui, presidente
honorario de la Comuna de París, dijo: “Francia comparte dos principios: el de la
legitimidad y el de la soberanía popular. (…) El principio de la soberanía popular reúne a
todos los hombres del futuro, las masas que, cansadas de ser explotadas, buscan destrozar el
marco que las sofoca”. [23]

El extremismo de la Comuna se originó en parte de las ideas llenas de odio de Henri de


Saint-Simon, un socialista utópico que creía que el bienestar de un país era proporcional a
su número de trabajadores. Abogaba por la muerte de los ricos, a los que consideraba
parásitos.

En la “Guerra Civil en Francia”, Marx describió a la Comuna como un estado comunista:


“La antítesis directa del imperio era la Comuna. El reclamo de una ‘república social’, que
el proletariado parisino utilizó para dar comienzo a la Revolución de Febrero, no expresaba
más que una vaga aspiración de una república que no debía solamente sustituir la forma
monárquica de dominio de clase, sino el dominio de clase mismo. La Comuna era la forma
positiva de esa república”. Además, escribió: “La Comuna tenía el propósito de abolir esa
propiedad clasista que hace que el trabajo de muchos sea la riqueza de pocos”. [24]

La Comuna de París fue pionera en los métodos de una revolución comunista.


Monumentos, como la Columna Vendôme que conmemoraba a Napoleón, fueron
destruidos. Se saquearon iglesias, se asesinaron clérigos y se prohibió la enseñanza
religiosa en las escuelas. Los rebeldes vistieron a las estatuas de santos con ropas modernas
y colocaron pipas en sus bocas.

Tanto hombres como mujeres participaron en el salvajismo. Zhang Deyi, diplomático chino
que estaba en París en ese tiempo, describió la situación en su diario: “Los rebeldes no solo
incluían rufianes hombres; las mujeres también se unieron al vandalismo. (…) Comenzaron
a hospedarse en edificios altos y a darse banquetes con exquisiteces. Pero su placer duró
poco, puesto que ignoraban el peligro inminente. Al borde de la derrota, saquearon e
incendiaron edificios. Invaluables tesoros quedaron reducidos a cenizas. Cientos de
rebeldes femeninas fueron arrestadas y admitieron que fueron principalmente las mujeres
quienes causaron el incendio”. [25]
No es de sorprender que la caída de la Comuna de París se viera acompañada de un
violento frenesí. El 23 de mayo de 1871, antes de que cayera la última línea de defensa, los
líderes de la Comuna ordenaron la quema del Palacio de Luxemburgo (sede del Senado
Francés), del Palacio de las Tullerías y del Louvre. La Casa de la Ópera de París, el
Ayuntamiento de París, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Justicia, el Palais-Royal
y los lujosos restaurantes y edificios de apartamentos de la clase alta a ambos lados de la
Avenida Champs-Elysées también debían ser destruidos antes que dejarlos caer en manos
del gobierno.

A las 7 p.m., miembros de la Comuna trasladaron brea, alquitrán y aguarrás e iniciaron


incendios en múltiples ubicaciones por todo París. El magnífico Palacio de las Tullerías se
perdió entre las llamas. Afortunadamente, los intentos por prender fuego el cercano Louvre
se frustraron con la llegada de las tropas de Adolphe Thiers. [26]

Marx rápidamente reajustó su teoría tras la Comuna de París, y modificó “El Manifiesto
Comunista” para que diga que la clase trabajadora no debía simplemente apropiarse del
mecanismo estatal, sino colapsarlo y destruirlo completamente.

5. Primero Europa, luego el mundo


El manifiesto actualizado de Marx hizo que la naturaleza del comunismo fuera aún más
destructiva y su influencia más generalizada. El 14 de julio de 1889, seis años después de la
muerte de Marx, trece años después de la disolución de la Primera Internacional y cien años
después de la Revolución Francesa, resucitó el Congreso Internacional de los Trabajadores.
Marxistas se movilizaron nuevamente en lo que los historiadores llaman la Segunda
Internacional.

El movimiento de trabajadores europeos se estableció rápidamente, guiado por lemas


comunistas como “liberar a la humanidad” o “abolir las clases sociales”. Lenin luego dijo:
“Los servicios provistos por Marx y Engels a la clase trabajadora se pueden expresar en
pocas palabras: enseñaron a la clase trabajadora a conocerse y a ser consciente de sí misma,
y sustituyeron la ciencia por sueños”. [27]

En “Cómo cambiar el mundo: reflexiones de Marx y el marxismo”, el historiador Eric


Hobsbawm escribió: “La radiación del marxismo fue particularmente importante y general
en algunos países de Europa, en los que prácticamente todo el pensamiento social, sin
importar sus conexiones políticas con el movimiento socialista o el de los trabajadores,
estaba marcado con la influencia de Marx”. [28] Se utilizaron mentiras y adoctrinamiento
para infectar movimientos populares con la ideología comunista, lo que llevó a que cada
vez más gente la aceptara. Para 1914, había cerca de 30 organizaciones socialistas
mundiales y locales, e incontables sindicatos y cooperativas con muchos miembros
empeñados en propagar el socialismo. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, los
sindicatos tenían más de 10 millones de miembros y las cooperativas tenían más de 7
millones, muchos de los cuales eran socialistas.

Al mismo tiempo, el comunismo comenzó a propagarse a Rusia y Oriente a través de


Europa. En la década de 1880, Lenin estudió “El Capital” y ya había comenzado a traducir
“El Manifiesto Comunista” al ruso. Las autoridades zaristas rusas lo encarcelaron y
enviaron al exilio por sus actividades políticas.

La Primera Guerra Mundial llevó al triunfo del comunismo en Rusia. En el momento de la


Revolución de 1917 que derrocó al Zar Nicolás II, Lenin vivía en la Europa Occidental.
Para fin de año, estaba de vuelta en Rusia y había tomado el poder con la Revolución de
Octubre.

Rusia era una nación con tradiciones antiguas, una vasta población y abundantes recursos
naturales. El establecimiento del régimen soviético en el territorio del país más grande del
mundo fue de gran ayuda para el movimiento comunista mundial.

Así como la Primera Guerra Mundial colaboró en el ascenso de los comunistas rusos, la
Segunda Guerra Mundial causó que el movimiento comunista se propagara por Eurasia y se
tragara a China por completo. Luego de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética se
convirtió en una superpotencia con armas nucleares y manipuló los asuntos internacionales
para promover el comunismo por todo el mundo.

Winston Churchill dijo: “Una sombra se cierne sobre los escenarios hasta hace poco
alumbrados por la luz de la victoria de los Aliados. Nadie sabe qué pretende hacer la Rusia
Soviética y su organización comunista internacional en el futuro inmediato, ni cuáles son
los límites, si existe alguno, a su tendencia expansiva y proselitista”. [29]

Durante la Guerra Fría, el mundo libre se involucró en una feroz confrontación contra el
campamento comunista, que se había propagado por cuatro continentes. Sin embargo, las
naciones del mundo libre, aunque democráticas en su forma, lentamente se volvieron
socialistas en esencia.
A continuación: Capítulo Tres

Actualizado el 27 de abril de 2020

***

Referencias
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Verse, Marxists Internet Archive, accessed August 28,
2019, https://www.marxists.org/archive/marx/works/1837-pre/verse/verse11.htm.

2. Karl Marx, “Letter From Marx to His Father in Trier,” in The First Writings of Karl
Marx, Marxists Internet Archive, accessed August 28,
2019, https://www.marxists.org/archive/marx/works/1837-pre/letters/37_11_10.htm.

3. Karl Marx, “The Pale Maiden,” in Early Works of Karl Marx: Book of Verse, Marxists
Internet Archive, accessed August 28,
2019, https://www.marxists.org/archive/marx/works/1837-pre/verse/verse24.htm.

4. Heinrich Marx, as quoted in Richard Wurmbrand, Marx & Satan (Westchester, Ill.:
Crossway Books, 1986), 21.

5. Eleanor Marx-Aveling, “Biographical Notes on Marx’s Literary Interests,” in Marx and


Engels On Literature and Art, Marxists Internet Archive, accessed April 18,
2020, https://marxists.catbull.com/archive/marx/bio/marx/eleanor-literature.htm.

6. Karl Marx, “The Fiddler,” in Early Works of Karl Marx: Book of Verse, Marxists
Internet Archive, accessed August 28,
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7. Robert Payne, Marx (New York: Simon and Schuster, 1968).


8. Eric Voegelin, From Enlightenment to Revolution, ed. John H. Hallowell (Durham, NC:
Duke University Press, 1975), 298–299.

9. Karl Marx, “Human Pride,” in Early Works of Karl Marx: Book of Verse, Marxists
Internet Archive, accessed August 28,
2019, https://www.marxists.org/archive/marx/works/1837-pre/verse/verse20.htm.

10. Marx, as quoted in Wurmbrand, Marx & Satan, 2.

11. Wurmbrand, Marx & Satan, 28.

12. Karl Marx, “On Hegel,” in Early Works of Karl Marx: Book of Verse, Marxists Internet
Archive, accessed August 28, 2019, https://www.marxists.org/archive/marx/works/1837-
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13. Ludwig Feuerbach, “Essence of Religion in General,” The Essence of


Christianity, Marxists Internet Archive, accessed August 28,
2019, https://www.marxists.org/reference/archive/feuerbach/works/essence/ec01_1.htm.

14. Karl Marx, as quoted in I. Bernard Cohen, Revolution in Science (Cambridge, Mass.:
The Belknap Press of Harvard University Press, 1985), 345.

15. Friedrich Engels, “On Authority,” in The Marx-Engels Reader, Marxists Internet
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16. “Robespierre’s Epitaph,” The Tomahawk (January 9, 1796), Romantic Circles,


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17. C.W. Crawley, ed., The New Cambridge Modern History, Vol. 9, War and Peace in an
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18. Miguel A. Faria Jr., “The Economic Terror of the French Revolution,” Hacienda
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2020, https://haciendapublishing.com/articles/economic-terror-french-revolution.

19. Gregory Fremont-Barnes, Encyclopedia of the Age of Political Revolutions and New
Ideologies, 1760–1815 (Westport, CT: Greenwood Press, Inc., 2007), 119.

20. William Henley Jervis, The Gallican Church and the Revolution (London: Kegan Paul,
Trench, & Co., 1882).

21. W. Cleon Skousen, “The Founders of Communism,” in The Naked Communist (Salt
Lake City, UT: Ensign Publishing Company, 1962).

22. John M. Merriman, Massacre: The Life and Death of the Paris Commune (New York:
Basic Books, 2014).

23. Louis-Auguste Blanqui, “Speech Before the Society of the Friends of the People,”
in Selected Works of Louis-Auguste Blanqui (Scotts Valley, CA: CreateSpace Independent
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24. Karl Marx, “The Paris Commune,” in The Civil War in France, Marxists Internet
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25. Zhang Deyi 張德彝, San shu qi 三述奇 [The Third Diary], (Shanghai: Shanghai Guji
Chubanshe, 1995 [上海古籍出版社 ]). [In Chinese]

26. Merriman, Massacre.


27. Vladimir Lenin, “Frederick Engels,” in Lenin Collected Works, vol. 2 (Moscow:
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2020, https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1895/misc/engels-bio.htm.

28. Eric Hobsbawm, How to Change the World: Reflections on Marx and Marxism (New
Haven, CT, and London: Yale University Press, 2011), 214.

29. Winston Churchill, “The Sinews of Peace (‘Iron Curtain Speech’)” (speech,
Westminster College, Fulton, MO, March 5, 1946), International Churchill Society,
accessed April 19, 2020, https://winstonchurchill.org/resources/speeches/1946-1963-elder-
statesman/the-sinews-of-peace.

Capítulo 3
Tabla de contenidos
Introducción

1. El surgimiento del comunismo totalitario

a. El ascenso al poder de los comunistas soviéticos

b. El Partido Comunista Chino toma el poder

2. La brutalidad del régimen comunista

a. Las atrocidades del comunismo soviético

b. Las campañas letales del PCCh

3. Un siglo de matanzas

Introducción
Ha transcurrido un siglo entero desde que el Partido Comunista tomó el poder en la Unión
Soviética. Según los registros compilados por el Congreso de EE. UU., los regímenes
comunistas son responsables de la muerte de al menos 100 millones de personas. [1] El
“Libro negro del Comunismo” detalla esta historia de matanza en base a documentos
desclasificados por los gobiernos de naciones de la ex Unión Soviética y Europa del Este,
así como registros sobre las víctimas de campañas políticas comunistas en China, Corea del
Norte y otros países comunistas. [2]

El totalitarismo comunista suele ser comparado con el de los nazis durante la Segunda
Guerra Mundial. Si bien hay muchos paralelismos, hay una distinción crucial que
generalmente se pasa por alto: los nazis cometieron un genocidio, pero el objetivo del
comunismo va más allá que la matanza física.

Los creyentes no consideran al deceso físico como la muerte verdadera, dado que creen que
el alma va al Cielo o nace nuevamente en el ciclo de reencarnación. El comunismo utiliza
al asesinato como un instrumento para destruir los cimientos morales fundamentales de la
humanidad; apunta a eliminar no solo el cuerpo físico, sino también el alma.

Los regímenes comunistas suelen realizar purgas políticas internas y seleccionar a los
líderes más crueles. Es difícil para muchos comprender la lógica detrás de las atrocidades
infligidas por el Partido Comunista sobre sus propios miembros, en particular aquellos que
son purgados simplemente por desviarse en asuntos específicos, a pesar de ser
completamente leales al Partido y a sus líderes en general.

Una razón es que el Partido Comunista, en su rebelión contra lo divino y la humanidad,


posee un miedo instintivo a que su ruina esté siempre a la vuelta de la esquina. A fin de
reforzarse, el espectro necesita personas que no tengan consideración moral sobre lo
correcto y lo incorrecto. Estos individuos se destacan por su brutalidad en los asesinatos en
masa, y su ascenso a posiciones de liderazgo en el partido le permite al espectro asegurar la
perpetuación de su tiranía terrenal.

En 1989, los cuadros del Partido Comunista Chino (PCCh) que se rehusaron a participar en
la Masacre de Tiananmen del 4 de junio, fueron purgados. Jiang Zemin, que demostró su
crueldad durante la masacre, fue ascendido hasta convertirse en líder del PCCh. Luego de
que Jiang comenzara la persecución a Falun Dafa (también conocido como Falun Gong) en
1999, ascendió a funcionarios tales como Luo Gan y Zhou Yongkang a posiciones de alto
rango, dado que habían demostrado su habilidad para cometer los crímenes más brutales en
la persecución.
Otro de sus motivos para asesinar es reclutar participantes de la sociedad en general, como
se hizo durante la Revolución Cultural. Al cometer asesinatos y otros crímenes en medio
del caos, estas personas actuaron como cómplices de la brutalidad del PCCh, y los más
brutales se convirtieron en los seguidores más acérrimos del Partido. Incluso hoy en día,
muchos ex Guardias Rojos que cometieron abusos y asesinatos durante la Revolución
Cultural no expresan remordimiento por los eventos de su juventud.

Es más, al asesinar abierta y deliberadamente a sus víctimas, el Partido Comunista


aterroriza a la población en general para que sea obediente. A lo largo de la historia,
gobernantes y tiranos ordenaron asesinatos en base a la necesidad de derrotar a un enemigo
con el fin de salvaguardar su poder o sus imperios. Para los partidos comunistas, en cambio,
si no hay un enemigo, se lo inventan para que la matanza continúe.

En un país como China, con su larga historia y rica cultura, el comunismo no podría lograr
sus fines sin matar continuamente. El pueblo chino, impregnado de un patrimonio cultural
de cinco mil años, creía y reverenciaba lo divino. Ellos no cederían a la voluntad del
barbárico y blasfemo PCCh si no sufrieran sus brutalidades. El medio fundamental por el
que el Partido mantiene su régimen –como aprendió con la prueba soviética– son los
asesinatos en masa.

1. El surgimiento del comunismo totalitario


Siendo la encarnación de un espectro perverso, el punto de partida del comunismo no puede
ser más que deshonroso. Luego de que Marx proclamara que “un espectro está acechando
Europa –el espectro del comunismo”, bandidos y rufianes establecieron la Comuna de
París, devastando la capital francesa y sus incomparables obras de arte y cultura. En Rusia
y China, los partidos comunistas tomaron el poder mediante actos despreciables de
conspiración y derramamiento de sangre.

La teoría marxista y los diversos tratados ideológicos formulados por los regímenes
comunistas están repletos de promesas de apoyar y representar los intereses de los
trabajadores y campesinos proletarios. Pero en la práctica, la clase trabajadora fue
rápidamente traicionada y sufrió los peores abusos con el comunismo.

a. El ascenso al poder de los comunistas soviéticos


En febrero de 1917, cuando el imperio ruso perdió terreno ante las fuerzas alemanas y
austrohúngaras en la Primera Guerra Mundial, la escasez de comida y las condiciones
laborales deterioradas llevaron a que los trabajadores industriales rusos hicieran huelgas.
Mientras los disturbios se extendían por todo el país, el Zar Nicolás II fue forzado a abdicar
y se estableció el Gobierno Provisional Ruso para gobernar el país hasta que se realizaran
elecciones democráticas.

Pero el 7 de noviembre de 1917 –o el 25 de octubre por el calendario juliano tradicional–


un grupo de revolucionarios comunistas liderados por Vladimir Lenin lanzaron una
insurrección armada en la capital rusa de Petrogrado (actualmente San Petersburgo). En lo
que se conoce como la Revolución de Octubre, el Partido Bolchevique de Lenin derrocó al
gobierno provisional y estableció el primer régimen comunista del mundo.

Menos de tres semanas después, durante las elecciones democráticas para la Asamblea
Constituyente, el Partido Social-Revolucionario obtuvo la pluralidad del voto nacional y la
mayoría de los escaños. Los bolcheviques obtuvieron menos del 25 por ciento de los votos
y solo un puñado de delegados.

Luego de este revés, Lenin pisoteó su promesa de respetar el resultado de las elecciones.
Cuando la Asamblea Constituyente se reunió en Petrogrado el 18 de enero de 1918, Lenin
la declaró “enemiga del pueblo”. Habiéndose preparado con antelación para declarar la ley
marcial y tras usurpar la administración del gobierno al Gobierno Provisorio, los
bolcheviques movilizaron tropas para disolver la Asamblea por la fuerza, destruyendo el
proceso democrático en Rusia.

Al igual que el movimiento marxista ruso, el ascenso de Lenin no fue un fenómeno


totalmente ruso. A pesar del fin del dominio zarista, Rusia continuó luchando en la guerra
del lado de Francia y Gran Bretaña contra las Potencias Centrales lideradas por Alemania.
Calculando que los bolcheviques podrían sumergir a Rusia en un caos político –y así
eliminar una importante amenaza para el frente oriental de Alemania– el Káiser Guillermo
II dispuso que el exiliado Lenin regresara a salvo a Rusia a través de Alemania y Suecia
hasta Finlandia, que en ese tiempo era territorio del Imperio Ruso. Guillermo II también
proveyó a Lenin dinero, armas y municiones. Para el final de la Primera Guerra Mundial,
los bolcheviques habían recibido al menos 50 millones de marcos de Alemania. [3]

Winston Churchill dijo lo siguiente sobre el papel de Alemania en el regreso de Lenin:


“Usaron el arma más macabra contra Rusia. Transportaron a Lenin en un camión sellado,
como un bacilo de la peste de Suiza a Rusia”. [4]
La Revolución de Octubre, y la subsecuente toma de poder leninista, fue el origen de todos
los movimientos comunistas violentos del siglo XX en todo el mundo. Disparó el
surgimiento internacional del comunismo y las incontables catástrofes que le siguieron.

Inmediatamente después de usurpar el poder de la Asamblea Constituyente, los


bolcheviques se volcaron contra los trabajadores rusos, que a principios de 1918 fueron los
primeros en resistirse a la dictadura comunista. Decenas de miles de trabajadores de
Petrogrado y Moscú realizaron marchas y manifestaciones para protestar por la disolución
de la asamblea elegida democráticamente. Los soldados bolcheviques reprimieron las
protestas usando fuerza letal, acribillando a balazos a los manifestantes y llenando las calles
de la ciudad con la sangre de los trabajadores.

El sindicato de trabajadores más grande del país, Ferroviario de Toda Rusia, anunció una
huelga para protestar por el golpe de Estado bolchevique, y se ganó el amplio apoyo de
muchas otras organizaciones de trabajadores. Al igual que con los trabajadores de
Petrogrado y Moscú, los bolcheviques acabaron con la huelga usando sus fuerzas armadas.
El Sindicato Ferroviario de Toda Rusia fue prohibido junto a otros sindicatos
independientes.

En marzo de 1918, los bolcheviques se cambiaron el nombre a Partido Comunista de Rusia.


En 1925, tras el establecimiento en 1922 de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas,
otra vez cambiaron el nombre del partido a Partido Comunista de Toda la Unión.
Finalmente, en 1952, se convirtió formalmente en el Partido Comunista de la Unión
Soviética. Las organizaciones de trabajadores que quedaron fueron gradualmente forzadas a
estar bajo el control del Partido Comunista.

En el verano de 1918, Rusia enfrentó una escasez masiva de alimentos debido a la guerra
civil entre varias facciones comunistas (incluyendo a los bolcheviques), movimientos
independentistas regionales y el movimiento Blanco, liderado por militares rusos
anticomunistas. En junio, con el país al borde de la hambruna, Lenin envió a Josef Stalin a
Tsaritsyn para tomar granos de la cuenca del Volga, un tradicional granero de la agricultura
rusa.

La tiranía del Partido Comunista provocó la resistencia de los campesinos. En agosto de


1918, los campesinos de la región de Penza se sublevaron en un levantamiento armado que
rápidamente se expandió a las zonas aledañas. El Partido envió tropas a reprimir el
levantamiento, y Lenin envió un telegrama a los bolcheviques de Penza:

Ahorcar (y asegurarse de que el ahorcamiento se lleve a cabo a plena vista del pueblo) a no
menos de 100 terratenientes conocidos, hombres ricos, chupasangres.
Publicar sus nombres.
Apoderarse de todos sus granos
Designar rehenes de acuerdo al telegrama de ayer.
“Hacerlo de tal manera de que a cientos de kilómetros a la redonda, la gente vea, tiemble,
sepa, grite…” [5]

En la primavera de 1919, trabajadores hambrientos en ciudades de toda Rusia se declararon


en huelga varias veces para exigir las mismas raciones que los soldados del Ejército Rojo,
así como el derecho a la libertad de expresión, elecciones democráticas y la abolición de los
privilegios políticos concedidos a los comunistas. La policía secreta Cheka (predecesora de
la KGB) lidió con todos estos movimientos, encarcelando o disparando a los trabajadores.

Tambov, al sudeste de Moscú, era una de las provincias más ricas de Rusia antes de la
Revolución de Octubre. Luego de que la Unión Soviética enviara “equipos de confiscación
de granos” para apoderarse de las provisiones de la región, más de 50,000 campesinos de
Tambov formaron milicias locales para luchar contra los equipos de confiscación del
Partido Comunista, en lo que se conoció como la Rebelión de Tambov.

En junio de 1921, el régimen soviético autorizó al comandante militar Mikhail


Tukhachevsky a luchar contra los llamados “vándalos” con gas venenoso [6]. El uso de
armas químicas por parte de Tukhachevsky, combinado con los incendios que ardieron por
toda la región, dejaron a gran parte de Tambov completamente desolada. Se estima que
100,000 campesinos de Tambov que participaron de la resistencia y sus familiares fueron
encarcelados o exiliados. Unas 15,000 personas murieron en el levantamiento. [7] En la
década de 1930, Tukhachevsky fue torturado y ejecutado durante la purga del Ejército Rojo
por parte de Stalin.

Como si estuviera siguiendo un manual, el Partido Comunista Chino repitió los pasos del
régimen soviético: el establecimiento de una dictadura totalitaria, la traición total a los
trabajadores y el posterior asesinato en masa de millones de ciudadanos comunes.
Comenzando con su propia toma de poder a finales de los años 40, el PCCh provocaría
catástrofes sin precedentes en la historia de China.

b. El Partido Comunista Chino toma el poder


El marxismo y otras ideologías de izquierda fueron introducidas en China desde el
extranjero antes de la caída de la Dinastía Qing en 1911 y ganaron popularidad entre los
eruditos radicales y los jóvenes desesperados por soluciones a los peligros que enfrentaba
su nación.

En la década de 1910, los activistas comunistas chinos lideraron el Movimiento de Nueva


Cultura para criticar la cultura tradicional, a la que culpaban del atraso de China. En 1919,
con el apoyo del financiamiento del nuevo régimen soviético, los comunistas chinos
asumieron un papel de guía en el Movimiento del 4 de Mayo, una serie de protestas
estudiantiles que habían surgido del Movimiento de la Nueva Cultura y que tenían como
objetivo tanto a las potencias extranjeras como a las elites políticas chinas.

En 1920, los bolcheviques enviaron a Grigori Voitinsky a China para establecer una
organización comunista local. En julio de 1921, Chen Duxiu, Li Dazhao y otros marxistas
chinos fundaron el PCCh en Shanghái.

El recién formado PCCh operaba mediante subterfugios. En 1923, Lenin envió a Mijaíl
Borodin para negociar una alianza entre el Partido Nacionalista Chino (Kuomintang) y la
Unión Soviética. Según los términos de la alianza, el Kuomintang acogió al naciente PCCh
como un partido filial, dando a los comunistas más oportunidades para subvertir la causa
nacionalista.

Consciente de que el PCCh estaba tratando de cooptar al Kuomintang para tomar el poder,
el líder nacionalista Chiang Kai-shek comenzó una purga de comunistas en 1927. Durante
los años siguientes, el Kuomintang montó varias campañas militares destinadas a destruir
los enclaves “soviéticos” del PCCh en el sur de China. Estas operaciones tuvieron un éxito
parcial, pero los comunistas lograron escapar a una nueva zona de bases en Yan’an, al
noroeste de China. En la década de 1930, la creciente amenaza del Japón imperial obligó al
Kuomintang a detener sus campañas contra la rebelión del PCCh.

El PCCh aprovechó al máximo la inestabilidad de China ante el expansionismo japonés,


que había estallado en una guerra total en 1937. Mientras las fuerzas nacionalistas cargaban
con la mayor parte de la lucha, el PCCh aumentó su fuerza. En 1937, el año de la invasión
de Japón, el Ejército Rojo del PCCh había estado al borde de la derrota por el Kuomintang.
Para el tiempo de la victoria de China en 1945, los comunistas contaban con 1.32 millones
de tropas regulares y una milicia de 2.6 millones [8]. Cuando Japón se rindió, el PCCh
utilizó el pretexto de las conversaciones de paz con el Kuomintang para posicionar sus
fuerzas para la próxima guerra civil.

Millones de personas dejaron sus vidas en los campos de batalla de la Segunda Guerra
Mundial, pero el resultado inesperado fue la meteórica expansión del comunismo
totalitario. Los esfuerzos diplomáticos del PCCh durante y después de la guerra llevaron a
Estados Unidos y a la Unión Soviética a abandonar sus políticas de apoyo a los
nacionalistas. En 1949, el PCCh derrotó al Kuomintang y fundó lo que se convertiría en el
régimen comunista totalitario más brutal de la tierra, la República Popular China (RPC).

En su apogeo, las potencias comunistas controlaban un tercio de la población mundial, ya


que comprendían a Rusia y China, las naciones más grandes del mundo por tamaño y
población. Los gobiernos comunistas se extendieron por grandes franjas de Europa y Asia,
y muchos países de África, Sudamérica y el sudeste asiático se convirtieron en clientes o
aliados de la Unión Soviética o la RPC.

China tiene una cultura amplia y profunda, con una historia de 5000 años. Su pueblo está
empapado en la tradición de venerar a los dioses y reverenciar a lo divino. El espectro del
comunismo no podía destruir la cultura tradicional china solamente mediante
conspiraciones.

Después de tomar el poder y establecer la RPC en la China continental, el PCCh apuntó a


las élites de la sociedad, que habían servido como portadoras de la cultura tradicional;
destruyó los artefactos físicos de la civilización china y cortó las conexiones entre el pueblo
chino y sus dioses. Mediante matanzas masivas, la herencia tradicional de China fue
reemplazada por la cultura del Partido Comunista. Con cada generación que pasa, la cultura
del Partido se arraigó más profundamente en la cosmovisión de China continental.

Inmediatamente después de tomar el poder, el PCCh comenzó a inventar enemigos,


comenzando con las élites. En el campo, masacró a terratenientes y a la aristocracia. En las
ciudades asesinó a empresarios, creando una atmósfera de terror mientras saqueaba la
riqueza de la sociedad civil.
Para incitar a los campesinos a matar a los terratenientes y a los “campesinos ricos” en
apoyo al nuevo régimen comunista, el PCCh implementó la tal llamada “reforma de la
tierra”, que prometía a los campesinos tener su propia tierra. Pero asesinados los
terratenientes, el PCCh dijo que la tierra iba a ser transferida a los campesinos en la forma
de cooperativas. Esto significó que la tierra aún no pertenecía a los campesinos.

En marzo de 1950, el PCCh emitió la “Directiva sobre la Represión Estricta de Elementos


Contrarrevolucionarios”, también conocida como la Campaña para Reprimir a los
Contrarrevolucionarios, la cual se enfocó en asesinar a los terratenientes y campesinos ricos
en el campo. El PCCh anunció que para fines de 1952, más de 2.4 millones de
“contrarrevolucionarios” habían sido eliminados. De hecho, habían sido asesinadas más de
5 millones de personas. [9]

Después de matar a los terratenientes y a los campesinos ricos en el campo, el PCCh lanzó
las campañas de los “Tres Anti” y los “Cinco Anti” para masacrar a los ricos de las
ciudades. Bajo tal presión, muchos capitalistas decidieron suicidarse con todos sus
familiares.

El PCCh no se detuvo en el exterminio de terratenientes y capitalistas, sino que también


robó la riqueza de campesinos, pequeños comerciantes y artesanos. Después de este
genocidio de clase, la amplia mayoría de la clase trabajadora aún era pobre.

3. La brutalidad del régimen comunista


Aunque los regímenes comunistas llegan al poder mediante el engaño y la violencia, sus
peores atrocidades se cometen en tiempos de paz. Tanto en la Unión Soviética como en la
República Popular China, a la revolución le siguieron inmediatamente sangrientas
campañas políticas para eliminar a los “enemigos de clase”, hambrunas masivas, el
establecimiento de campos de concentración y purgas despiadadas de cuadros del Partido,
así como el terror entre la población en general. Una brutalidad similar era generalizada en
todo el bloque comunista, y los Estados comunistas que sobreviven en el mundo siguen
siendo regímenes autoritarios represivos.

a. Las atrocidades del comunismo soviético

En 1922, después de que terminaran las principales campañas militares, los bolcheviques
quedaron como vencedores de facto en la guerra civil rusa, y el Partido Comunista
Soviético enfrentó crisis inmediatas provocadas por él mismo. Las políticas marxistas
habían provocado una hambruna generalizada en toda Rusia, matando a millones de
personas. Los líderes comunistas se vieron obligados a dar marcha atrás con gran parte de
su programa político –retroactivamente llamado “comunismo de guerra”– e instituir la
Nueva Política Económica (NPE). Esta fue una tregua efectiva con los campesinos rusos,
ya que se les permitió labrar su propia tierra y vender sus cosechas sin la intervención del
Estado.

Sin embargo, los comunistas soviéticos nunca tuvieron la intención de que la NPE no fuera
más que una medida de emergencia para evitar una rebelión inminente. Durante la
hambruna causada por el comunismo de guerra, un amigo de Lenin comentó que el desastre
que había orquestado era bueno en el sentido de que “destruiría la fe no solo en el zar, sino
también en Dios”. [10]

Los regímenes comunistas usan el terror y el asesinato en masa como medio para reforzar
su dictadura. En 1928, la NPE fue desechada y reemplazada por granjas colectivas
controladas por el régimen. Los campesinos rusos, que se oponían a la confiscación de sus
tierras y granos, se resistieron firmemente al Partido Comunista. Pagarían muy caro su
desobediencia.

Matar de hambre

La mayoría de las víctimas del comunismo fueron asesinadas en hambrunas provocadas por
el hombre. Entre 1932 y 1933, la hambruna masiva causada por el Partido Comunista
Soviético mató a millones de personas, en su mayoría campesinos, en las regiones de
Ucrania, el sur de Rusia y Asia Central. La hambruna ucraniana, conocida como el
Holodomor, cobró la vida de unos cuatro millones de personas.

Después del fin de la guerra civil en 1922, el Partido Comunista impuso el sistema de
cultivos colectivos, que enfrentó una resistencia generalizada de los campesinos ucranianos.
Para lidiar con este asunto, el régimen soviético clasificó a la mayoría de los campesinos
con habilidades como “kulaks” y los exilió a la Siberia occidental y a las repúblicas de Asia
Central. El traslado de estos campesinos fue una gran pérdida para la agricultura ucraniana,
y en 1932 la producción cayó en picada.

En el invierno de 1932/1933, el gobierno soviético cortó las provisiones de alimentos a


Ucrania y estableció barreras de seguridad a lo largo de la frontera. Al principio, los
ucranianos sobrevivieron gracias a los vegetales y patatas almacenadas en sus hogares, pero
estos pronto fueron confiscados por las autoridades del Partido. Un gran número de
campesinos murieron de inanición. Las autoridades impidieron a los pobladores viajar a las
ciudades a buscar comida. Muchas personas murieron por inanición mientras caminaban
por las vías del tren. En su desesperación, la gente recurrió a comer los cadáveres
desenterrados de gatos, perros y ganado. Algunos incluso recurrieron al canibalismo. [11]

La hambruna del Holodomor dejó más de un millón de niños ucranianos huérfanos.


Muchos de ellos se volvieron indigentes y no les quedó más opción que mendigar comida
en las ciudades. Para eliminar este bochorno, Stalin firmó órdenes autorizando a la policía a
disparar a niños de incluso 12 años. Durante la hambruna se podían ver los cuerpos de las
víctimas por todos lados en las calles de Járkov, la entonces capital de la Ucrania soviética.

Los Gulags: Los primeros campos de concentración de Europa

El 5 de septiembre de 1918, Lenin ordenó el establecimiento del primer campo de


concentración soviético en las Islas Solovetsky para la encarcelación de prisioneros
políticos y disidentes que se oponían a la Revolución de Octubre. Durante los años
siguientes, el Partido Comunista construyó una constelación de campos de concentración
por toda la Unión Soviética –los infames gulags de la era estalinista. (El término “gulag” es
la abreviatura de las palabras rusas “Administración Principal de Campos Correctivos de
Trabajo”).

El sistema de gulag creció a una escala monstruosa bajo el liderazgo de Stalin a medida que
el Partido Comunista intensificaba su terror político y llevaba a cabo purgas aún mayores.
Para el tiempo de la muerte de Stalin en 1953, había 170 administraciones de gulag que
contenían más de 30,000 campos individuales esparcidos por toda la Unión Soviética, en lo
que Aleksandr Solzhenitsyn describiría como el “Archipiélago de Gulags” en el libro que
lleva ese nombre. Solzhenitsyn enumeró 31 métodos diferentes utilizados por la policía
secreta soviética para agotar la fuerza de los prisioneros y forzarlos a confesar cualquier
crimen. [12]

Quienes eran enviados a un gulag sufrían una constante escasez de comida y vestimenta y
eran forzados a realizar labores pesadas durante 12 a 16 horas por día en el congelante frío
del invierno ruso. La tasa de mortalidad era enorme. Muchas personas eran encarceladas
junto con toda su familia, los maridos eran encarcelados y las esposas eran exiliadas.
Incluso los ancianos, algunos de más de 80 años, no eran perdonados. Los condenados
incluían desde élites de alto rango del Partido, líderes estatales y comandantes militares, a
ciudadanos completamente comunes de cualquier ámbito, incluyendo creyentes religiosos,
ingenieros, técnicos, médicos, estudiantes, profesores, obreros y campesinos.

Según estimaciones conservadoras, más de medio millón de prisioneros murieron en el


sistema de gulag entre 1930 y 1940, durante los años de terror preguerra de Stalin. El gulag
fue disuelto formalmente en 1960. Aunque las cifras reales siguen siendo desconocidas, se
cree que 18 millones de personas fueron encarceladas en los gulag y más de 1.5 millones
murieron.

Es común creer que los campos de concentración fueron inventados por los Nazi, pero en
realidad, el sistema soviético de gulag fue el precursor de formas similares de represión en
todo el mundo, tanto en regímenes comunistas como no comunistas. Según Viktor Suvorov,
exagente de inteligencia militar soviético y popular historiador, antes de la Segunda Guerra
Mundial, Adolf Hitler envió oficiales de la Gestapo a Rusia para recorrer y estudiar las
experiencias acumuladas por los soviéticos al construir los gulags.

El Gran Terror contra la élite soviética

Los seguidores del espectro comunista suelen terminar convirtiéndose en sus víctimas. Esto
se materializó en la era estalinista, dado que el Partido Comunista llevó a cabo sangrientas
purgas entre sus propios rangos. Tras la muerte de Lenin, Stalin apuntó a los altos escalones
de la cúpula comunista.

La represión alcanzó su cúspide entre 1936 y 1938, cuando millones de miembros del
Partido y funcionarios soviéticos fueron llevados a juicio con cargos absurdos, en un brutal
episodio conocido como el Gran Terror. Cientos de miles murieron fusilados, generalmente
luego de confesar bajo tortura.

De los 1966 delegados del 17° Congreso del Partido Comunista de Toda la Unión de 1934,
más de la mitad (1108) fueron arrestados bajo acusaciones de actividad
contrarrevolucionaria. De los 139 miembros y candidatos a miembro del Comité Central
elegidos en el 17° Congreso, 110 fueron asesinados [13]. Lavrentiy Beria, el jefe de la
policía secreta de Stalin, dijo una vez: “Muéstreme al hombre y le encontraré el crimen”.
Excepto Stalin, el resto de los miembros del Politburó al momento de la muerte de Lenin en
1924 –Lev Kamenev, Grigory Zinoviev, Alexei Rykov, Mikhail Tomsky y Leon Trotsky–
fueron ejecutados o asesinados para 1940.
Ningún sector de la sociedad quedó a salvo durante el Gran Terror y otras purgas
estalinistas. La represión en las esferas religiosa, científica, educativa, académica y artística
precedió por mucho a las purgas que destriparon a la élite militar y política. Las víctimas
principales del terror de Stalin fueron los ciudadanos comunes, incluyendo no solo
familiares y amigos de los acusados, sino trabajadores y otros ciudadanos soviéticos que
fueron acusados de crímenes completamente ficticios y castigados.

Ni siquiera los verdugos mismos escaparon del Terror: Genrikh Yagoda, jefe de la policía
secreta hasta 1936, fue arrestado en 1937 y fusilado al año siguiente. Su sustituto, Nikolai
Yezhov, perdió el poder en 1939 después de supervisar la más sangrienta ronda de purgas
internas. Fue fusilado en una cámara de ejecución diseñada según sus propias
especificaciones.

Aun hoy en día no hay respuestas precisas sobre cuántos fueron arrestados, asesinados,
encarcelados o exiliados durante el terror de la era de Stalin. En junio de 1991, en la víspera
de la disolución de la Unión Soviética, el jefe de la policía secreta KGB, Vladimir
Kryuchkov, dijo que entre 1920 y 1953, alrededor de 4.2 millones de personas fueron
“suprimidas” –incluyendo dos millones solo durante el Gran Terror [14]. Alexander
Yakovlev, un político reformista de las eras soviética y de Yeltsin, dijo en una entrevista en
el año 2000 que las víctimas de la represión estalinista llegaban al menos a los 20 millones.
[15]

b. Las campañas letales del PCCh


Las inquisiciones políticas letales y traumáticas han sido una característica del movimiento
comunista chino desde incluso antes de que tomara el poder de China continental en 1949.
En 1942, cuando el PCCh se escondió en el noroeste de China, Mao Zedong lanzó el
Movimiento de Rectificación de Yan’an. Los cuadros del partido fueron sometidos a un
tratamiento desgarrador, incluyendo tortura, detención y “reforma del pensamiento”,
supuestamente para erradicar a quienes no tenían suficiente lealtad ideológica. Miles de
personas fueron asesinadas durante el movimiento, que fue la primera campaña política de
masas del PCCh.

Desde 1949 –el año en que se estableció el régimen de la RPC– hasta 1966, decenas de
millones de chinos perdieron sus vidas en la Campaña para Suprimir
Contrarrevolucionarios, las campañas Tres Anti y Cinco Anti, la Campaña Antiderechistas
y en la gran hambruna causada por el Gran Salto Adelante.
A este periodo de masacres le siguió una sangrienta lucha dentro de los rangos del PCCh. A
medida que una nueva generación de chinos llegó a la mayoría de edad –criados para ser
“lobeznos” ateos adoctrinados con la educación y la cultura comunista del Partido–, el
espectro comunista lanzó una campaña de matanzas y destrucción aún más desenfrenadas
para aniquilar los 5000 años de cultura tradicional china.

La Revolución Cultural fue la última y, en algunos aspectos, la campaña política más


destructiva de la era de Mao. A partir de 1966 y hasta la última década de la vida de Mao,
su objetivo fue reemplazar violentamente la cultura tradicional china con la cultura del
Partido.

La gran hambruna china

Entre 1959 y 1962, China sufrió la hambruna más mortífera del mundo. Para engañar al
mundo, el PCCh aún afirma que fueron “tres años de desastres naturales”.

En realidad, en 1958, el PCCh había comenzado el movimiento de Comunas Populares y el


Gran Salto Adelante. Estas salvajes estrategias agotaron la reserva de granos y diezmaron la
producción agrícola de China, y sin embargo, funcionarios en todos los niveles, desde
regiones rurales hasta las ciudades, produjeron un aluvión de reportes falsos diciendo que
las cosechas eran extraordinarias. El PCCh utilizó estos reportes como justificación para
recaudar granos de los campesinos, quienes fueron obligados a entregar al régimen sus
alimentos, semillas y el alimento para sus animales.

Los órganos administrativos del PCCh en todos los niveles enviaron equipos al campo.
Utilizaron tortura e interrogaciones para exprimir los últimos trozos de comida de los
desafortunados campesinos. Siguiendo el ejemplo de los comunistas soviéticos, el PCCh
impidió a los pobladores entrar a las ciudades en busca de comida, ocasionando la muerte
masiva de familias, e incluso de pueblos enteros. Los cadáveres de las víctimas de la
hambruna se esparcían por el campo. Cuando los campesinos eran atrapados robando para
sobrevivir, eran asesinados. El canibalismo se generalizó.

Los granos confiscados por el gobierno fueron intercambiados por grandes cantidades de
armas soviéticas o por oro que el PCCh utilizó para pagar deudas mientras hacía la vista
gorda a la pérdida de vidas chinas. En solo tres años, la Gran Hambruna China había
exterminado a decenas de millones de personas.

La Revolución Cultural: masacre y genocidio cultural

La Revolución Cultural repitió el frenesí del Movimiento de Rectificación de Yan’an a


escala nacional, con jóvenes fanáticos instados a aplastar, golpear, torturar y asesinar con el
fin de destruir los llamados “cuatro viejos” de China: viejas costumbres, vieja cultura,
viejos hábitos y viejas ideas.

El 16 de mayo de 1966, el PCCh publicó la “Notificación del 16 de mayo” que dio inicio a
la Revolución Cultural. Ese agosto, con los hijos de los cuadros de alto rango del PCCh a la
cabeza, estudiantes de escuelas secundarias de Beijing formaron una banda de Guardias
Rojos. Este populacho arrasó Beijing en un frenesí de saqueos, ataques y asesinatos. Para
fin de mes, conocido como el “Agosto Rojo”, miles de personas en Beijing habían sido
asesinadas.

En el distrito Daxing de Beijing, 325 personas fueron asesinadas entre el 27 de agosto y el 1


de septiembre en 48 brigadas de producción de 13 comunas populares. La edad de los
muertos variaba entre los 80 años y los 38 días, y 22 familias fueron aniquiladas
completamente. Los Guardias Rojos aporreaban, apuñalaban o estrangulaban a sus
víctimas. Asesinaban infantes y bebés parándose sobre una pierna y partiendo al niño en
dos. [16]

Mientras el espectro del comunismo dirigía a la gente a golpear y asesinar, borraba su


compasión humana, lavándoles el cerebro con lemas como “tratar al enemigo con la
insensible crueldad del duro invierno”. Con cada crimen contra la humanidad, el PCCh
desvió la cultura tradicional y la virtud moral de los chinos. Envenenadas con la cultura del
Partido, muchas personas se convirtieron en herramientas para asesinar.

Cuando la mayoría de la gente ve los actos sedientos de sangre del régimen comunista
totalitario, no pueden comprender cómo alguien podría caer en una barbarie tan inhumana.

Estimar la cantidad de víctimas de la Revolución Cultural es una tarea abrumadora. La


mayoría de los estudios sugieren un número de víctimas mínimo de dos millones. R. J.
Rummel, un profesor estadounidense que investigó los asesinatos en masa, escribió en “El
siglo sangriento de China: Genocidio y asesinato de masas desde 1900” que la Revolución
Cultural se cobró la vida de 7.73 millones de personas. [17]

Dong Baoxun, profesor asociado de la Universidad de Shandong de China, y Ding Longjia,


subdirector de la Oficina de Investigación de la Historia del Partido de Shandong,
escribieron conjuntamente un libro publicado en 1997 titulado “Exonerar a los inocentes:
Rehabilitar a los acusados y condenados erróneamente”. El libro cita a Ye Jianying, el
entonces vicepresidente del Comité Central del PCCh, haciendo las siguientes
declaraciones durante la ceremonia de cierre de la Conferencia Central del Trabajo el 13 de
diciembre de 1978: “Dos años y siete meses de investigación exhaustiva por el Comité
Central determinaron que 20 millones de personas murieron en la Revolución Cultural, más
de 100 millones sufrieron persecución política, […] y se perdieron 800 mil millones de
yuanes”. [18]

En agosto de 1980, el líder del PCCh Deng Xiaoping dio dos entrevistas a la periodista
italiana Oriana Fallaci en las que describió cuán difícil es cuantificar los estragos de la
Revolución Cultural:

“La gente estaba dividida en dos facciones que se masacraron entre sí. […] Es difícil de
estimar porque murieron por todo tipo de causas. Además, China es un país tan vasto. Pero
escuche: murieron tantos que, aunque no se hubieran producido otras tragedias en ese
tiempo, el número de muertos sería suficiente para decir que la Revolución Cultural fue un
error.” [19]

Deng describió un caso típico: Kang Sheng, jefe de la policía secreta del PCCh, acusó al
secretario del Partido de la provincia de Yunnan, Zhao Jianmin, de traición y de ser un
agente del Kuomintang. Zhao no solo fue encarcelado, sino que su caída también impactó a
1.38 millones de personas de la provincia, de las cuales 170,000 fueron perseguidas hasta la
muerte y 60,000 fueron golpeadas hasta quedar discapacitadas. [20]

Maldad sin precedentes: La persecución a Falun Dafa

Décadas de violencia asesina y adoctrinamiento ateo por el Partido Comunista Chino


causaron pérdidas enormes en la fibra moral de la sociedad, llevándola muy por debajo de
los estándares que los dioses requieren de la humanidad. Incluso muchos de quienes aún
creen en lo divino ignoran la fe genuina, dado que están atrapados en organizaciones
religiosas falsas controladas por el PCCh. Si la situación continúa degenerándose, la
humanidad enfrentará la extinción segura, tal como se profetiza en los textos sagrados de
todas las civilizaciones antiguas.

Pero el espectro del comunismo está empeñado en impedir que el hombre sea salvado por
el Creador. Por esta razón, destruyó las culturas tradicionales y corrompió los valores
morales humanos.

Durante la primavera de 1992, para restaurar la moral humana y ofrecer un camino a la


salvación, el Sr. Li Hongzhi comenzó a enseñar públicamente Falun Gong, una práctica
espiritual basada en la creencia en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.

Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, se difundió por toda China en pocos
años. Dado que los practicantes, junto con sus familiares y colegas, experimentaron
milagros en la salud y mejoras en el carácter, decenas de millones de personas adoptaron la
práctica en China y en el mundo. Con tantas personas practicando la cultivación en Falun
Dafa y exigiéndose con estándares altos, la sociedad comenzó a redescubrir su carácter
moral.

Desde el momento en que tomó el poder, el PCCh nunca dejó de perseguir las creencias
espirituales. Naturalmente, considera a Falun Dafa como su adversario más grande.

En julio de 1999, el entonces cabecilla del PCCh, Jiang Zemin, ordenó unilateralmente una
persecución sistemática contra Falun Dafa y sus practicantes. En una brutal campaña que
cubrió cada esquina de China, el PCCh aplicó todos los métodos imaginables en sus
esfuerzos por cumplir con la directiva de Jiang: “Asesinarlos físicamente, quebrarlos
financieramente y arruinar sus reputaciones”.

Los portavoces del Partido sometieron al pueblo chino a una propaganda constante llena de
odio y calumnias contra Falun Dafa, rechazando sus principios de Verdad, Benevolencia y
Tolerancia, optando por la falsedad, la maldad y la lucha.

El espectro llevó a la sociedad a nuevas bajezas en la degeneración moral. En una


atmósfera reactivada de odio y represión, el pueblo chino se volvió ciego hacia la
persecución que ocurre alrededor de ellos, traicionando a los Budas y a lo divino. Algunos
abandonaron su conciencia y participaron en la campaña contra Falun Dafa, ignorando el
hecho de que se estaban condenado a sí mismos en el proceso.
El espectro comunista no limitó la persecución a China. Silenció a las naciones del mundo
libre mientras el régimen chino se enfrascaba en un frenesí de encarcelamiento, asesinato y
torturas contra los practicantes de Falun Dafa. Satisfecho con los incentivos económicos, el
mundo libre mantuvo el silencio o incluso aceptó las mentiras del Partido, dando a los
perpetradores rienda suelta para cometer los peores crímenes.

En la persecución a Falun Dafa, el PCCh presentó una maldad nunca antes vista: la
sustracción forzada de órganos a personas vivas. Siendo el grupo más grande de personas
encarceladas por su fe en China, los practicantes de Falun Dafa son asesinados a demanda,
viviseccionados en mesas quirúrgicas de hospitales estatales y militares, y sus órganos son
vendidos por decenas de miles de dólares, incluso cientos de miles de dólares.

El 6 de julio de 2006, los abogados canadienses David Matas y David Kilgour (exsecretario
de Estado para Asia-Pacífico) publicaron un informe titulado “Informe sobre los alegatos
de sustracción de órganos a practicantes de Falun Gong en China”. Allí examinan 18 tipos
de evidencia y arrojan luz sobre la monstruosidad del PCCh, llamándolo “una forma
grotesca de maldad […] nueva para este planeta”. [21]

Matas y Kilgour, junto con el periodista de investigación Ethan Gutmann, trabajaron con un
equipo de investigadores internacionales para publicar “Cosecha Sangrienta/El Matadero:
Una actualización” en junio de 2016. Con más de 680 páginas y más de 2400 referencias, el
informe probó más allá de toda duda la realidad y la escala de la sustracción forzada de
órganos que lleva a cabo el régimen comunista chino.

El 13 de junio de 2016, la Cámara de Representantes de EE. UU. aprobó de forma unánime


la Resolución 343, que exige al PCCh el fin inmediato de la sustracción forzada de órganos
a practicantes de Falun Dafa y otros prisioneros de conciencia. [22]

En junio de 2019, después de una investigación de un año, un tribunal popular


independiente de Londres concluyó unánimemente que los prisioneros de conciencia han
sido –y siguen siendo– asesinados en China por sus órganos “a una escala significativa”
[23]. El tribunal fue presidido por Sir Geoffrey Nice QC, quien anteriormente encabezó el
procesamiento del expresidente yugoslavo Slobodan Milosevic por sus crímenes de guerra
en Kosovo. El tribunal concluyó además que los seguidores de Falun Gong han sido una de
las principales fuentes de órganos para alimentar la industria de trasplantes del régimen
chino. El lucrativo negocio del trasplante de órganos ha estado sosteniendo la persecución a
Falun Dafa y ha atraído a clientes de China y de todo el mundo, volviéndolos cómplices de
los asesinatos en masa del PCCh.

3. Un siglo de matanzas
La introducción al “Libro negro del comunismo” provee una estimación aproximada del
número de víctimas mortales de los regímenes comunistas en todo el mundo. Verificó una
cifra de 94 millones, que contiene las siguientes:

20 millones en la Unión Soviética


65 millones en China
1 millón en Vietnam
2 millones en Corea del Norte
2 millones en Camboya
1 millón en Europa del Este
150,000 en Latinoamérica (principalmente Cuba)
1.7 millones en África
1.5 millones en Afganistán
10,000 debido al “movimiento comunista internacional y a partidos comunistas que no
estaban en el poder”. [24]
Además de Rusia y China, regímenes comunistas menores ha demostrado no estar menos
dispuestos a participar de la maldad absoluta. El genocidio camboyano fue el asesinato en
masa más extremo llevado a cabo por un Estado comunista. Según varias estimaciones, el
número de camboyanos asesinados por los Jemeres Rojos de Pol Pot oscila entre 1.4 y 2.2
millones, casi un tercio de la población camboyana en ese momento.

Entre 1948 y 1987, los comunistas norcoreanos asesinaron a más de un millón de personas
de su propio país en campos de trabajo forzado, campos de concentración y ejecuciones. En
la década de 1990, la hambruna mató a al menos 220,000 personas, según estimaciones
basadas en los datos de censos de Corea del Norte. En total, en base a datos norcoreanos,
entre 600,000 y 800,000 personas murieron por causas no naturales entre 1993 y 2008 [25].
Otras estimaciones calculan que la cifra real de muertos solo por la hambruna ya es de entre
1 y 3.5 millones. Luego de que Kim Jong Un asumiera el poder, cometió asesinatos más
flagrantes, incluyendo de funcionarios de alto rango y sus propios familiares. Kim también
amenazó al mundo con una guerra nuclear.
En apenas un siglo desde el ascenso del primer régimen comunista en Rusia, el espectro del
comunismo asesinó a más personas en las naciones bajo su régimen que el número de
víctimas de ambas guerras mundiales juntas. La historia del comunismo es una historia de
matanza, y cada página está escrita con la sangre de sus víctimas.

A continuación: Capítulo Cuatro.

Actualizado el 5 de mayo de 2020.

*****

Referencias
1. US Congress, House, “Remembering the Victims of Communism,” remarks by Rep.
Christopher Smith, 115th Congress, 1st sess., Congressional Record 163 (November 13,
2017) https://www.congress.gov/congressional-record/2017/11/13/extensions-of-remarks-
section/article/E1557-2.

2. Stéphane Courtois et al., eds., The Black Book of Communism: Crimes, Terror,
Repression, trans. Jonathan Murphy and Mark Kramer (Cambridge, MA: Harvard
University Press, 1999).

3. Richard Pipes, The Russian Revolution (New York: Vintage Books, 1991), 411.

4. Winston S. Churchill, The World Crisis, vol. 5: The Unknown War (London:
Bloomsbury Academic, 2015).

5. Robert Service, Lenin, a Biography (Cambridge, MA.: Harvard University Press, 2000),
365.

6. Courtois et al., eds., The Black Book, 177.


7. Robert Gellately, Lenin, Stalin, and Hitler: The Age of Social Catastrophe (New York:
Knopf Publishing Group, 2007), 75.

8. “Zhongguo Gongchandang da shiji. 1945 nian” 中国共产党大事记·1945年 [A


Chronicle of Key Events of the Chinese Communist Party 1945], News of the Communist
Party of China, accessed April 16,
2020, http://cpc.people.com.cn/GB/64162/64164/4416000.html. [In Chinese]

9. Frank Dikötter, The Tragedy of Liberation: A History of the Chinese Revolution 1945–
1957 (London: Bloomsbury Press, 2013).

10. Martin Amis, Koba the Dread: Laughter and the Twenty Million (New York: Vintage
Books, 2003).

11. Roy Medvedev, Let History Judge: The Origins and Consequences of Stalinism, trans.
George Shriver (New York: Columbia University Press, 1989), 240–245.

12. Aleksandr Solzhenitsyn, The Gulag Archipelago 1918–1956: An Experiment in


Literary Investigation, Books I–II, trans. Thomas P. Whitney (New York: Harper & Row,
1973).

13. Medvedev, Let History Judge, 396.

14. Reuters. “4.2 Million Were Victims of Purges, KGB Chief Says,” LA Times, June 15,
1991, https://www.latimes.com/archives/la-xpm-1991-06-15-mn-496-story.html.

15. Alexander Yakovlev, Yakeliefu fangtan lu 1992–2005 雅科夫列夫訪談錄(1992—


2005)[Alexander Yakovlev: Selected interviews (1992–2005)], trans. Chinese Academy
of Social Sciences, 234. [In Chinese]

16. Wen Yuluo 遇罗文, “Daxing tusha diaocha” 大兴屠杀调查 [An Investigation of the
Beijing Daxing Massacre] in Wen Ge da tusha 文革大屠殺 [Massacres in the Cultural
Revolution], ed. Song Yongyi 宋永毅 (Hong Kong: Kaifang zazhishe, 2002), 13–36. [In
Chinese]

17. R. J. Rummel, China’s Bloody Century: Genocide and Mass Murder Since 1900 (New
York: Routledge, 2017), 253.

18. Dong Baoxun 董宝训 and Ding Longjia 丁龙嘉, Chen yuan zhao yun—pingfan yuan
jia cuo an 沉冤昭雪—平反冤假錯案 [Exonerate the Innocent: Rehabilitate the Wrongly
Accused and Sentenced] (Hefei: Anhui Renmin Chubanshe, 1998), 1. [In Chinese]

19. Oriana Fallaci, “Deng: Cleaning Up Mao’s ‘Feudal Mistakes,’” The Washington
Post, August 31,
1980, https://www.washingtonpost.com/archive/opinions/1980/08/31/deng-cleaning-up-
maos-feudal-mistakes/4e684a74-8083-4e43-80e4-c8d519d8b772.

20. Ding Longjia and Ting Yu, Kang Sheng and the Unjust Case of Zhao Jianmin (Beijing:
Renmin Chubanshe, 1999), as referenced in Hu Angang, Mao and the Cultural Revolution,
vol. 2, The Red Guards March for Mao, ed. W. H. Hau (Honolulu: Enrich Professional
Publishing, Inc., 2016), 98.

21. David Matas and David Kilgour, Bloody Harvest: The Killing of Falun Gong for Their
Organs (Ontario: Seraphim Editions, 2009), 13.

22. US Congress, House, Expressing concern regarding persistent and credible reports of
systematic, state-sanctioned organ harvesting from non-consenting prisoners of conscience
in the People’s Republic of China, including from large numbers of Falun Gong
practitioners and members of other religious and ethnic minority groups, HR 343, 114th
Cong., 2nd sess., introduced in House June 25, 2015, https://www.congress.gov/bill/114th-
congress/house-resolution/343.

23. China Tribunal: Independent Tribunal into Forced Organ Harvesting from Prisoners of
Conscience in China, “China Tribunal: Final Judgment 17th June,” March 1,
2020, https://chinatribunal.com/final-judgment.
24. Courtois et al., eds., The Black Book, 4.

25. Thomas Spoorenberg and Daniel Schwekendiek, “Demographic Changes in North


Korea: 1993–2008,” Population and Development Review, March 21, 2012, accessed via
Wiley Online Library, https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1728-
4457.2012.00475.x.

Capítulo 4
Tabla de contenidos
Introducción

1. Exportar la revolución a Asia


a. La Guerra de Corea
b. La Guerra de Vietnam
c. Los Jemeres Rojos
d. El surgimiento y la caída de la infiltración del PCCh en el Sudeste Asiático

2. Exportar la revolución a Latinoamérica y África


a. Latinoamérica
b. África

3. Socialismo en Europa del Este


a. Represión soviética de movimientos populares en Europa del Este
b. Albania y China

4. El comunismo después de la Guerra Fría

Referencias
Introducción
La dispersión de la secta comunista por el mundo se ve impulsada por la violencia y el
engaño. Si bien las superpotencias comunistas, como la Unión Soviética o China, han
utilizado la fuerza militar para imponer su sistema político a países más débiles, no hay que
olvidar que las conquistas violentas de los regímenes comunistas recibieron la ayuda de su
uso efectivo de la propaganda –y en gran medida, es lo que las hizo posible. En los últimos
años, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha continuado esta estrategia, invirtiendo miles
de millones en su Gran Programa de Propaganda Exterior. [1]

Este capítulo ofrece una introducción a cómo los regímenes comunistas de Oriente,
particularmente la República Popular China (RPC), difundieron su ideología e influencia en
Asia, África, Sudamérica y Europa del Este, principalmente durante la Guerra Fría.

1. Exportar la revolución a Asia


El movimiento comunista chino le debe su éxito a la Unión Soviética. En 1919, el régimen
bolchevique estableció la Tercera Internacional (Comintern) como su vehículo para llevar
la revolución a todo el mundo. En abril de 1920, Grigori Voitinsky, representante del
Comintern, viajó a China, y poco después se estableció una oficina en Shanghai para los
preparativos de la formación del PCCh. Durante muchos años, el PCCh dependía por
completo de la del financiamiento soviético y funcionaba como un órgano del Partido
Comunista de la Unión Soviética [2]. El PCCh continuó impulsando los intereses soviéticos
en China durante las siguientes tres décadas.

La victoria del PCCh en China continental estuvo indirectamente relacionada con la


influencia de la izquierda en Estados Unidos. Funcionarios americanos del Departamento
de Estado y otras instituciones que simpatizaban con los comunistas chinos influyeron en
cómo Washington entendía la situación política en China durante y después de la Segunda
Guerra Mundial. Su influencia llevó a que Estados Unidos quitara la ayuda al gobierno
nacionalista de Chiang Kai-shek mientras que la Unión Soviética aumentó su apoyo al
PCCh.

El presidente de EE. UU. Harry S. Truman también tomó la decisión de reducir la presencia
de América en Asia luego de la guerra. En 1948, las tropas de Estados Unidos comenzaron
a irse de Corea del Sur y el 5 de enero de 1950, Truman anunció que Estados Unidos ya no
iba a interferir en los asuntos del Estrecho de Taiwán. Esto incluía el cese de la asistencia
militar –incluso en caso de guerra– a la China nacionalista, que para ese entonces ya se
había retirado a la isla de Taiwán y enfrentaba una invasión de la China comunista del
continente [3]. Dean Acheson, secretario de Estado de EE. UU., reiteró la política de
Truman y dijo que la Península de Corea estaba por fuera del “perímetro de defensa” de
Estados Unidos [4]. Estas políticas antiintervencionistas le dieron la oportunidad al bloque
comunista de expandir su influencia en Asia, y solo terminaron cuando las Naciones Unidas
votaron por defender a Corea del Sur luego de que el norte la invadiera en junio de 1950.

El PCCh convirtió a exportar la revolución en una piedra angular de su política exterior.


Además de proveer apoyo financiero, entrenamiento y armas para rebeliones de izquierda,
la RPC a veces envía tropas para asistir directamente a guerrillas que luchan contra
gobiernos legítimos. En 1973, durante la Revolución Cultural, los gastos de la RPC en
ayuda extranjera alcanzaron su pico: casi el siete por ciento del presupuesto nacional.

El extravagante proyecto del PCCh de exportar la revolución se pagó con la riqueza –y a


menudo las vidas– de los chinos.

De acuerdo con Qian Yaping, intelectual chino con acceso a documentos confidenciales
publicados por el Ministerio de Asuntos Exteriores de la RPC, “En 1960 se enviaron
10,000 toneladas de arroz a Guinea y se enviaron 15,000 toneladas de trigo a Albania.
Desde 1950 a fines de 1964, los gastos totales de ayuda extranjera fueron de 10,800
millones de yuan, el periodo en el que hubo el mayor gasto fue […] durante la gran
hambruna en China”.

Entre 1958 y 1962, decenas de millones de personas murieron de hambre. Pero los gastos
en ayuda extranjera en esos años totalizaron 2360 millones de yuan. Si este dinero se
hubiera gastado en comida, se podría haber evitado que incontables chinos murieran de
hambre. [5]

a. La Guerra de Corea
El comunismo busca dominar el mundo, y usa líderes sedientos de poder como Joseph
Stalin, Mao Zedong, Kim Il Sung y Ho Chi Minh para llevar a más territorios y personas
bajo la influencia de su perversa ideología.

El 25 de junio de 1950, luego de exhaustivos planes, Corea del Norte invadió el Sur. Seúl
cayó en solo tres días, y después de un mes y medio de guerra, casi toda la Península
Coreana estaba ocupada por el Norte. Mao había hecho sus preparativos para la Guerra de
Corea. En marzo de 1950, ejércitos chinos se habían reunido a lo largo de la frontera sino-
coreana, listos para ayudar al norte. Cuando las fuerzas de la ONU avanzaron por territorio
norcoreano, el PCCh envió su Ejército de Voluntarios del Pueblo, salvando al régimen
comunista de Kim Il Sung de su completa destrucción. La guerra se prolongó por tres años,
costando millones de vidas de ambos lados. La China comunista sufrió alrededor de un
millón de bajas. [6]

Además de rescatar al régimen de Kim, el PCCh tuvo otro motivo para involucrarse en el
conflicto: durante la guerra civil china, 1.7 millones de soldados desertaron de las fuerzas
(nacionalistas chinas) del Kuomintang y su unieron a las tropas del PCCh. La Guerra de
Corea ofreció una oportunidad conveniente para que el PCCh se deshiciera de estas tropas
políticamente no confiables. [7]

Dado que la RPC y la Unión Soviética se peleaban por controlar a Corea del Norte, el Norte
se benefició de ambos lados. Por ejemplo, en 1966 cuando Kim Il Sung visitó China, vio
que se estaba construyendo un metro en Beijing y pidió que se construyera un metro
idéntico en Pyongyang… gratis. Mao inmediatamente decidió detener la construcción en
Beijing y envió a Pyongyang equipamiento y personal –incluyendo dos divisiones de los
Cuerpos Ferroviarios del EPL y muchos ingenieros, un total de varias decenas de miles de
personas. El Norte no gastó un centavo ni utilizó a su gente en la construcción, pero exigió
que el PCCh garantizara la seguridad del metro en tiempos de guerra. Finalmente, el
sistema del metro de Pyongyang se convirtió en uno de los más profundos del mundo, con
una profundidad promedio de 90 metros (295 pies) y una profundidad máxima de 150
metros (492 pies) bajo tierra.

Después de completada la construcción, Kim Il Sung le dijo al público que había sido
diseñado y construido por coreanos. Es más, Kim muchas veces evadía a Beijing e iba
directamente a pedirle dinero y materiales a la Unión Soviética. Después de la Guerra de
Corea, el PCCh dejó algunos representantes en Corea del Norte con la misión de acercar al
Norte a la órbita de la RPC. Pero quienes se mostraban afines al PCCh fueron asesinados o
encarcelados en las purgas de Kim Il Sung, y el PCCh terminó perdiendo en todos los
frentes [8].

El caso de Corea del Norte sintetiza los horrores del comunismo impuesto desde afuera.
Además de la traumática división de la nación coreana, el régimen de Kim es uno de los
más brutales y represivos de la Tierra, y el pueblo norcoreano vive en una devastadora
pobreza.

Después del colapso de la Unión Soviética, el PCCh redujo drásticamente su ayuda a Corea
del Norte. En la década de 1990, Corea del Norte sufrió una devastadora hambruna. En
2007, la ONG Asociación de Desertores Norcoreanos informó que en los primeros 60 años
de régimen comunista de la dinastía Kim, al menos 3.5 millones de norcoreanos murieron
de hambre o enfermedades relacionadas [9].

b. La Guerra de Vietnam
Antes de la Guerra de Vietnam, el PCCh apoyó al Partido Comunista de Vietnam (PCV)
contra el gobierno francés colonial. En 1954, los franceses sufrieron una gran derrota en
Dien Bien Phu, lo que dio como resultado la Conferencia de Ginebra de ese año y la
confrontación entre Vietnam del Norte y del Sur. Luego de que Francia se retirara de
Indochina, Vietnam del Norte invadió al Sur a través de la Ruta Ho Chi Minh, que pasa por
Laos y Camboya. Entre 1964 y 1973, Estados Unidos participó en el conflicto en un intento
por contener la propagación del comunismo en el sur. En esa época, la Guerra de Vietnam
fue el mayor conflicto militar en un solo territorio desde la Segunda Guerra Mundial.

Ya en 1950, Mao Zedong envió asesores al Partido Comunista de Vietnam. El jefe del
grupo militar asesor era el general del EPL Wei Guoqing. El grupo asesor de la reforma
agraria del PCCh detuvo y ejecutó a decenas de miles de terratenientes y “campesinos
ricos” de Vietnam, provocando hambruna y disturbios de campesinos en el Norte. El PCCh
ayudó al PCV a reprimir estos levantamientos y lanzaron movimientos de rectificación del
Partido y del ejército, similar al Movimiento de Rectificación de Yan’an del PCCh de
1942-1944. Mao ayudó a Vietnam a gran escala a pesar de que decenas de millones de
personas estaban muriendo de hambre en China. Lo hizo para competir con los soviéticos
por la influencia en Vietnam, y también para aumentar su autoridad dentro del PCCh.

En 1962, Liu Shaoqi, vicepresidente del PCCh terminó con la política desastrosa del Gran
Salto Adelante de Mao en la Asamblea Popular de los 7000, y se preparó para recuperar la
economía. Esto habría marginalizado efectivamente a Mao, por eso, para mantener su
poder, Mao hizo que la RPC se involucrara aún más en la Guerra de Vietnam. Liu, que no
tenía influencia en el Ejército Popular de Liberación (EPL), tuvo que hacer a un lado sus
planes para recuperar la economía.

En 1963, Mao envió primero a Luo Ruiqing, y luego al Gen. Lin Bao a Vietnam. Liu
prometió a Ho Chi Minh que el PCCh cargaría con los costos de la guerra para Vietnam del
Norte. Dijo: “Pueden tomar a China como su frente interno si hay guerra”. El PCCh
cumplió su promesa. Para 1975, la ayuda total del PCCh a Vietnam alcanzó los 20,000
millones de dólares, y cientos de miles de tropas chinas habían sido desplegadas en
Vietnam del Norte, sirviendo en varios roles de combate y apoyo. Irónicamente, la ayuda
que el PCV le solicitó al PCCh se convirtió en un punto de fractura política entre la RPC y
Vietnam del Norte. Para hacer que los vietnamitas del norte siguieran luchando contra
Estados Unidos, el PCCh les suministró constantemente armas y otros materiales de guerra.
Mientras tanto, el PCV esperaba que la guerra terminara más rápido, y a partir de 1969 se
unió a las conversaciones de paz de París encabezadas por EE. UU. (que excluyeron a
China).

En la década de 1970, tras el intento de deserción y la muerte del destacado líder militar del
PCCh Lin Biao, Mao necesitaba urgentemente reafirmar su autoridad política. Además, las
relaciones sino-soviéticas habían llegado a su punto más bajo tras una serie de
enfrentamientos militares entre las dos potencias a lo largo del río Ussuri en 1969. Para
contrarrestar la amenaza soviética, Mao cooperó con Estados Unidos e invitó al presidente
de Estados Unidos, Richard Nixon, a visitar China.

Ante la oposición a la guerra de Vietnam en su país, Estados Unidos ya no quería seguir


luchando y en 1973 retiró sus tropas de Vietnam. El 30 de abril de 1975, Vietnam del Norte
ocupó Saigón y tomó Vietnam del Sur. Bajo la dirección del PCCh, el PCV inició una
represión similar a la Campaña para Suprimir a los Contrarrevolucionarios del PCCh. Más
de dos millones de personas en Vietnam del Sur se arriesgaron a morir para huir del país,
convirtiéndose en la mayor oleada de refugiados de Asia durante la Guerra Fría.

c. Los Jemeres Rojos


Después de unificar el país y firmar un acuerdo de paz con Washington, el PCV se
distanció de la influencia de Beijing y fortaleció sus relaciones con la Unión Soviética. Mao
no estaba feliz con esto y decidió utilizar a Camboya para presionar a Vietnam.

El apoyo del PCCh al Partido Comunista de Kampuchea (ampliamente conocido como


Jemeres Rojos) comenzó en 1955, con el entrenamiento de líderes jemeres en China. Pol
Pot, el líder supremo del régimen jemer, llegó al poder con el visto bueno de Mao en 1963.
En 1970, el PCCh dio a los Jemeres Rojos suficientes armas y equipamiento como para
30,000 personas. Inestable luego de la Guerra de Vietnam, Camboya cayó en manos de los
Jemeres Rojos en 1975.

El régimen de Pol Pot fue extremadamente brutal. Anunció la abolición de la moneda, dio
la orden de que todos los residentes urbanos se unieran a escuadrones de trabajo forzado
colectivo en el campo y masacró a los intelectuales para remover la influencia “occidental”
del país. En poco más de tres años, más de un cuarto de la población de Camboya había
muerto de hambre o había sido asesinada en los infames “campos de la muerte”. Los
Jemeres Rojos no quedaron satisfechos con aterrorizar a su pueblo, por lo que invadieron
varias veces el sur de Vietnam y cometieron múltiples masacres en los pueblos fronterizos
de Vietnam. Con el apoyo de los soviéticos, Vietnam invadió Camboya en diciembre de
1978. Tras tres años de vivir en un infierno, el pueblo camboyano dio la bienvenida al
ejército vietnamita. A solo un mes después de la guerra, los Jemeres Rojos fueron
expulsados de la capital Phnom Penh y debieron huir a las montañas a pelear como
guerrilleros. La guerra punitiva de Vietnam contra los Jemeres Rojos enfureció al entonces
líder chino Deng Xiaoping. Por esta y otras razones, Deng comenzó una guerra contra
Vietnam en 1979, llamándola un “contraataque en defensa propia”. A principios de 1979,
Deng ordenó al Ejército de Liberación Popular que lanzara un “contraataque” contra
Vietnam, lo que dio lugar a una guerra de tres semanas que muchos historiadores dicen que
fue ganada contundentemente por Vietnam. El PCCh continuó lanzando ataques contra
Vietnam durante los años 80.

En 1997, el comportamiento errático de Pol Pot causó feroces disputas dentro de los
Jemeres Rojos. Fue arrestado por el comandante jemer Ta Mok y condenado a prisión
perpetua en un juicio público. En 1998, murió de un ataque al corazón. En 2014, pese a
reiterados intentos de obstrucción por parte del PCCh, la Cámara Extraordinaria de la Corte
de Camboya sentenció a dos líderes jemeres, Khieu Samphan y Nuon Chea, a cadena
perpetua.

d. El surgimiento y la caída de la infiltración del PCCh en el Sudeste Asiático


Además de sus acciones en las excolonias francesas de Indochina, el PCCh hizo grandes
esfuerzos para ayudar a las rebeliones comunistas en todo el sudeste asiático. Estos
movimientos comunistas estuvieron especialmente activos durante las décadas de 1950 y
1960, tras lo cual fueron derrotados o marginados por los gobiernos locales.

La exportación de la revolución del PCCh tuvo repercusiones dolorosas para la diáspora


china. Miles de chinos en países del sudeste asiático fueron asesinados en episodios de
violencia étnica y en muchas comunidades, los derechos de los chinos a hacer negocios y
recibir educación se vieron restringidos.

Un ejemplo típico ocurrió en Indonesia. Durante las décadas de 1950 y 1960, el PCCh dio
un importante apoyo financiero y militar a Indonesia para apuntalar al Partido Comunista
de Indonesia (Partai Komunis Indonesia, o PKI). El PKI era el grupo político más grande
de ese tiempo, con tres millones de miembros directos para 1965. Sumado a ello, sus
organizaciones afiliadas llevaban el número total de afiliados y miembros a los 22 millones,
distribuidos en el gobierno y la sociedad de Indonesia, incluidas muchas personas cercanas
al presidente de Indonesia, Sukarno.

En ese tiempo Mao criticaba a la Unión Soviética por apoyar el “revisionismo”, es decir, el
apartarse de la doctrina marxista estricta, e incentivaba fuertemente al PKI para que tomara
el camino de la revolución violenta. El líder del PKI, D. N. Aidit, era un admirador de Mao
Zedong y estaba preparando un golpe militar. El 30 de septiembre de 1965, el líder militar
Suharto aplastó este intento de golpe, cortó las relaciones con China y purgó a un gran
número de miembros del PKI. La causa de esta purga está relacionada con declaraciones de
Zhou Enlai, primer ministro de la RPC. Durante una de las reuniones internacionales entre
países comunistas, Zhou prometió a la Unión Soviética y a los representantes de otros
países comunistas: “Hay tantos chinos en el extranjero en el Sudeste Asiático. El gobierno
chino tiene la habilidad de exportar el comunismo mediante estos chinos en el extranjero y
hacer que el Sudeste Asiático cambie de color de la noche a la mañana”. Como reacción
ante los intentos del PCCh de fomentar la revolución local, en Indonesia surgieron
movimientos antichinos a gran escala. [10]

El movimiento antichinos en Birmania (también conocido como Myanmar) fue similar. En


1967, poco después del comienzo de la Revolución Cultural, el Consulado chino en
Birmania y la oficina local de la Agencia de Noticias Xinhua del PCCh comenzaron a
promover intensamente la Revolución Cultural entre los chinos en el extranjero, alentando
a los estudiantes a llevar insignias de Mao, estudiar su Pequeño Libro Rojo y confrontar al
gobierno de birmano. La junta militar de Birmania, bajo el mando del General U Ne Win,
dio la orden de prohibir el uso de insignias con la imagen de Mao y el estudio de los
escritos de Mao, y ordenó cerrar las escuelas chinas. En junio de 1967, se produjeron
disturbios antichinos en la capital Yangon, en el que docenas fueron golpeados hasta la
muerte y cientos resultaron heridos.

En julio de 1967, la prensa oficial china convocó a “Apoyar firmemente al pueblo de


Myanmar bajo el liderazgo del Partido Comunista de Birmania para que den comienzo a
conflictos armados y a una gran revuelta contra el gobierno de Ne Win”. Poco después, el
PCCh envió a un grupo militar asesor para asistir al Partido Comunista de Birmania (PCB),
a quien las fuerzas gubernamentales de Birmania habían forzado a retirarse a los bosques.
El 1 de enero de 1968, un gran número de Guardias Rojos chinos y fuerzas del PCB
atacaron Birmania desde la provincia china de Yunnan, derrotaron a las fuerzas del
gobierno de Birmania y tomaron el control de la región de Kokang. [11]

En la época de la Revolución Cultural, los intentos del PCCh por exportar la revolución
incluyeron la promoción de la violencia y la provisión de entrenamiento militar, armas y
financiamiento. Cuando el PCCh dejó de intentar exportar la revolución, los partidos
comunistas de varios países se desintegraron y fueron incapaces de recuperarse.

En 1961, el Partido Comunista de Malasia (PCM) decidió abandonar el conflicto armado y,


en cambio, obtener el poder político a través de elecciones legales. Deng Xiaoping convocó
a los líderes del PCM, Chin Peng y otros, a que fueran a Beijing, y les exigió que
continuaran con sus esfuerzos para lograr la rebelión violenta, porque en ese momento el
PCCh creía que una marea alta revolucionaria concentrada en torno al campo de batalla
vietnamita pronto barrería con el Sudeste Asiático. Entonces, el PCM continuó la lucha
armada y siguió intentando la revolución por 20 años más [12]. El PCCh financió al PCM,
los hizo procurarse de armas en el mercado negro en Tailandia, y en 1969 estableció la
Estación de Radio Sonido de la Revolución Malaya en la ciudad de Yiygang, provincia de
Hunan, para transmitir en malayo, chino, tamil, inglés y otros idiomas. [13]

Además de los países mencionados arriba, el PCCh también intentó exportar la revolución a
Filipinas, Nepal, India, Sri Lanka, Japón y otros, en algunos casos brindando entrenamiento
militar y en otros difundiendo propaganda. Algunas de estas organizaciones comunistas
luego se convirtieron en grupos terroristas conocidos a nivel internacional. Por ejemplo, el
Ejército Rojo japonés, fundado en 1971, tenía sus raíces en el movimiento radical de los
años 60 y se hizo notorio por su propaganda antimonárquica y proviolencia. El grupo fue
responsable de muchos ataques terroristas, incluyendo varios secuestros de aviones y la
masacre del Aeropuerto de Lod.

A fines de los años 70, después de la Revolución Cultural, el PCCh redujo su apoyo a los
movimientos comunistas del sudeste asiático. Durante una reunión entre el primer ministro
de Singapur Lee Kuan Yew y Deng Xiaoping, Lee le solicitó a Deng que pusiera fin a las
transmisiones de radio del PCM y del Partido Comunista de Indonesia. En ese tiempo, el
PCCh estaba aislado y rodeado de enemigos, y Deng acababa de tomar el poder y
necesitaba apoyo internacional, así que accedió al pedido de Lee. Deng se reunió con el
líder del PCM, Chin Peng, y puso una fecha límite para cerrar las emisoras que agitaban por
la revolución comunista. [14]

2. Exportar la revolución a Latinoamérica y África


Tanto la Unión Soviética como la República Popular China organizaron extensas campañas
de apoyo a los movimientos comunistas en el Oriente Medio, Asia meridional, África y
América Latina. Sin embargo, a fines de los 60, ante la presión de la estrategia de
contención de Estados Unidos y la OTAN, la Unión Soviética adoptó una nueva línea
ideológica, la Détente. Esta política promovía una coexistencia pacífica con los países
capitalistas occidentales, lo que llevó a la Unión Soviética a reducir su apoyo a los
movimientos revolucionarios del Tercer Mundo. El PCCh, que pregona la revolución
mundial, acusó a los soviéticos de “revisionismo”. A principios de la década de 1960,
Wang Jiaxiang, ministro del Departamento de Enlace Internacional y exembajador de la
RPC para la Unión Soviética, propuso una política similar y fue criticado por Mao por ser
demasiado amistoso con los imperialistas, revisionistas y reaccionarios, y por no apoyar lo
suficiente al movimiento revolucionario internacional.

Durante la Revolución Cultural, el PCCh solía tener un lema: “El proletariado solo puede
liberarse al liberar a toda la humanidad”. En 1965, Lin Biao, entonces ministro de defensa
nacional, dijo en su artículo “¡Larga vida a la victoria de la guerra del pueblo!” que una
marea alta en la revolución mundial era inminente. Sobre la base de la teoría de Mao de
“circundar las ciudades desde las zonas rurales” (que es como el PCCh tomó el poder en
China), Lin comparó a Norteamérica y Europa del Este con ciudades, y a Asia, África y
Latinoamérica como zonas rurales.

El PCCh consideraba que exportar la revolución a Asia, África y Latinoamérica era una
importante tarea política e ideológica, ya que establecería los cimientos para conquistar
Occidente. Por lo tanto, además de exportar la revolución a Asia, bajo la dirección de Mao
el PCCh compitió con la Unión Soviética por la influencia en África y América Latina.

a. Latinoamérica
El profesor Cheng Yinhong de la Universidad Estatal de Delaware escribió en su artículo
“Exportar la revolución al mundo: un análisis exploratorio de la influencia de la Revolución
Cultural en Asia, África y Latinoamérica”:

En Latinoamérica, los comunistas maoístas establecieron organizaciones en Brasil, Perú,


Bolivia, Colombia, Chile, Venezuela y Ecuador a mediados de la década de 1960. Los
miembros principales eran jóvenes y estudiantes. Con el apoyo de China, en 1967 los
maoístas en Latinoamérica establecieron dos grupos guerrilleros: el Ejército Popular de
Liberación de Colombia incluía una compañía femenina que imitaba el Destacamento Rojo
de las Mujeres y se llamaba Frente María Cano. [El otro era] la Guerrilla de Ñancahuazú de
Bolivia, o el Ejército de Liberación Nacional de Bolivia. Algunos comunistas de Venezuela
también lanzaron acciones de violencia armada en el mismo período.

Además, el líder del Partido Comunista Peruano, Abimael Guzmán, fue entrenado en
Beijing a fines de la década de 1960. Además de estudiar explosivos y armas de fuego, lo
más importante fue su comprensión del Pensamiento de Mao Zedong, particularmente las
ideas del “espíritu transformándose en materia” y que con la ruta correcta, uno puede ir de
“no tener personal a tener personal; de no tener armas a tener armas”. [15]

Guzmán era el líder del Partido Comunista Peruano (también conocido como Sendero
Luminoso), que fue identificado por los gobiernos de Perú, Estados Unidos, Japón, Canadá
y la Unión Europea como una organización terrorista.

Cuba fue el primer país latinoamericano en establecer lazos diplomáticos con el PCCh. A
fin de ganarse a Cuba y al mismo tiempo competir con la Unión Soviética por el liderazgo
del movimiento comunista internacional, el PCCh otorgó al Che Guevara un préstamo de
USD 60 millones en noviembre de 1960 cuando visitó China. Esto fue en un momento en
que el pueblo chino estaba muriendo de hambre durante la campaña del Gran Salto
Adelante. Zhou Enlai también dijo al Che Guevara que el préstamo podía ser perdonado
con negociaciones. Luego, cuando Fidel Castro comenzó a inclinarse hacia la Unión
Soviética luego de que las relaciones sino-soviéticas se rompieran, el PCCh envió una gran
cantidad de panfletos de propaganda a los funcionarios y civiles cubanos a través de la
embajada en La Habana en un intento por instigar un golpe de Estado contra el régimen de
Castro. [16]

En 1972, cuando México y el PCCh establecieron relaciones diplomáticas, el primer


embajador chino para México fue Xiong Xianghui, un agente de inteligencia del PCCh. La
tarea de Xiong era recolectar información de inteligencia (inclusive sobre Estados Unidos)
e interferir con el gobierno mexicano. Justo antes de que llegara Xiong, México anunció el
arresto de un grupo de guerrilleros entrenados en China. El presidente mexicano Luis
Echeverría estaba particularmente indignado porque, al establecer una relación diplomática
con China, había resistido una feroz oposición dentro de México y de Estados Unidos.
Xiong sugirió a Zhou Enlai que suavizara el incidente invitando a Echeverría a visitar
China. Echeverría aceptó la invitación y además pidió que el PCCh le diera a México un
trato preferencial en el comercio, a lo que el PCCh accedió. [17]

b. África
El profesor Cheng Yinghong también describió cómo el PCCh influenció la independencia
de países africanos y qué tipo de camino tomaron luego de la independencia:

Según artículos de la prensa occidental, antes de mediados de la década de 1960, algunos


jóvenes africanos revolucionarios de Argelia, Angola, Mozambique, Guinea, Camerún y
Congo recibieron entrenamiento en Harbin, Nanjing y otras ciudades chinas. Un miembro
de la Unión Nacional Africana de Zimbabwe (UNAZ) describió su entrenamiento de un
año en Shanghai. Además de entrenamiento militar, se trató principalmente de estudios
políticos, cómo movilizar al pueblo rural y lanzar la guerra de guerrillas con el objetivo de
lograr una guerra popular. [18]

En los años 60, Tanzania y Zambia recibieron la mayor parte de la asistencia de los
proyectos de revolución externa del PCCh en África.

Por ejemplo, el PCCh envió a un grupo de expertos del Buró de la Industria Textil de
Shanghai para ayudar a construir una fábrica textil en Tanzania. La persona a cargo inyectó
un fuerte tono ideológico al proyecto de ayuda. Al llegar al sitio de la construcción, colgó la
bandera roja de las cinco estrellas de la República Popular de China, erigió una estatua de
Mao, ponía música de la época de la Revolución Cultural y recitaba citas de Mao. El sitio
de construcción se convirtió en un modelo de la Revolución Cultural en el extranjero. Él
también organizó un equipo de propaganda para promover el Pensamiento de Mao Zedong
y propagó activamente perspectivas subversivas entre los trabajadores locales. Las
autoridades de Tanzania estaban furiosas con los intentos del PCCh de instigar una
revolución local.

Luego Mao decidió construir una vía férrea que uniera a Tanzania con Zambia y que
también conectaría África del Este con África Central y del Sur. Entre 1970 y 1976, China
envió a 50,000 trabajadores y gastó cerca de diez mil millones de yuan para construir
los 320 puentes y 22 túneles del ferrocarril. El costo equivalente de la vía férrea hoy en día
sería de cientos de miles de millones de yuan chinos, o decenas de miles de millones de
dólares. No obstante, debido a una mala administración y corrupción tanto en Tanzania
como en Zambia, la vía férrea nunca fue rentable y hasta el día de hoy depende de la ayuda
china para mantenerse operativa.

3. Socialismo en Europa del Este


La Unión Soviética ocupó Alemania oriental tras la derrota de los nazis en la Segunda
Guerra Mundial, siguiendo la división de poder establecida en la Conferencia de Yalta.
Moscú estableció regímenes comunistas en todos los países de Europa del Este bajo su
control, formando la alianza militar del Pacto de Varsovia.
A medida que avanzaba la Guerra Fría, la Unión Soviética luchó por mantener el dominio
sobre sus Estados satélites. Tras la división sino-soviética, la República Popular China se
metió en los regímenes de Europa oriental, en particular en la nación balcánica de Albania.

a. Represión soviética de movimientos populares en Europa del Este


En febrero de 1956, el líder soviético Nikita Jruschov denunció a Stalin en un discurso
secreto pronunciado en el 20º Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética
(PCUS), iniciando un período de liberalización política limitada. La atmósfera relajada
condujo a las revueltas en Europa del Este, primero en Polonia y luego en Hungría.

En Polonia, tras la muerte del dictador de facto Bolesław Bierut en marzo de 1956, sus
sucesores comenzaron a impulsar la reforma y la ruptura con el legado estalinista. En junio,
decenas de miles de trabajadores de fábricas en Poznań se declararon en huelga. Después
de reprimir brutalmente a los manifestantes, los líderes del Partido, reconociendo el
aumento del sentimiento nacionalista, tomaron medidas para aplacar al pueblo. Eligieron a
Władysław Gomułka, que era un halcón de la Unión Soviética y estaba dispuesto a
enfrentarse a Jruschov, como líder del Partido.

En octubre de 1956 tuvo lugar un intento de revolución en Hungría. Comenzó con un grupo
de estudiantes que escribieron una lista de 16 demandas, incluyendo el retiro de las tropas
soviéticas. El 23 de octubre, los manifestantes derrumbaron la estatua de Stalin, dejando
solo sus botas, que la multitud luego usó para colocar banderas húngaras. Se estima que
200,000 manifestantes llenaron las calles. Los tanques y tropas soviéticos abrieron fuego
contra la multitud, asesinando a un gran número de manifestantes desarmados.

La Unión Soviética inicialmente deseaba cooperar con el partido de oposición


recientemente establecido y nombró a Imre Nagy como primer ministro y presidente del
Consejo de Ministros. Pero luego de que Nagy ascendiera al poder, se retiró del Pacto de
Varsovia y presionó por más liberalización. En respuesta, el 4 de noviembre los soviéticos
enviaron 60,000 tropas y tranques para aplastar al movimiento independentista, asesinando
a varios miles de personas. Nagy fue capturado y luego ejecutado, junto con cientos de sus
partidarios. Cientos de miles de húngaros huyeron hacia el Oeste. [19]

A la invasión soviética de Hungría le siguió la Primavera de Praga en Checoslovaquia una


década después, en 1968. Luego del discurso secreto de Jrushchov en 1956, el Partido
Comunista de Checoslovaquia (KSČ) comenzó a aflojar las regulaciones, permitiendo que
se formara una sociedad civil relativamente independiente. Una de las figuras
representativas fue Václav Havel, que luego se convirtió en el primer presidente de la
actual República Checa.

En enero de 1968, el político reformista Alexander Dubček asumió como primer secretario
del Partido Comunista de Checoslovaquia. Fortaleció las reformas y promovió el lema del
“socialismo de rostro humano”. Poco después, Dubček comenzó una rehabilitación a gran
escala de personas que habían sido erróneamente perseguidas durante el período de Stalin.
Se liberaron disidentes, se aflojó el control sobre los medios de comunicación, se incentivó
la libertad académica, se permitió a los ciudadanos viajar al extranjero, se redujo la
vigilancia sobre la iglesia. Lo más crucial fue que el KSČ permitió una limitada democracia
dentro del partido.

La Unión Soviética, con la memoria fresca en el levantamiento húngaro de 1956, consideró


a tales reformas una traición a los principios socialistas y temió que otros países las
imitaran. Entre marzo y agosto de 1968, funcionarios soviéticos, entre ellos el secretario
general del PCUS Leonid Brezhnev, celebraron cinco conferencias con Dubček, intentando
presionarlo para que abandonase las reformas democráticas. Dubček rechazó las demandas
de Brezhnev. Ese agosto, la Unión Soviética y otras naciones del Pacto de Varsovia
invadieron Checoslovaquia con cientos de miles de tropas, tomando al país por sorpresa. La
Primavera de Praga fue aplastada y se acabó el “socialismo de rostro humano”. [20]

La Unión Soviética dependía de su fuerza militar para imponer regímenes comunistas en


Europa del Este y mantener su control sobre la región. Incluso el más mínimo movimiento
hacia la liberalización provocaba rebeliones contra el sistema socialista. A finales de los 80,
los líderes soviéticos emprendieron reformas políticas y económicas que condujeron al final
de la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de todos los regímenes
comunistas de Europa del Este. Al no estar la Unión Soviética dispuesta a mantener las
costosas políticas que habían mantenido su dominio, los pueblos de Polonia, Rumania,
Bulgaria, Checoslovaquia y Alemania oriental se alzaron en protestas generalmente
pacíficas contra los regímenes locales.

El 4 de junio de 1989, día de la masacre de la Plaza de Tiananmen en China, Polonia


celebró su primera ronda de elecciones democráticas libres. La segunda ronda, celebrada el
18 de junio, removió a los comunistas y a sus socios de coalición del parlamento.

Para octubre de 1989, varias ciudades en Alemania del Este estaban llevando a cabo
enormes protestas contra el Partido Socialista Unificado (SED) que estaba en el poder. Ese
mes, el líder soviético Mijaíl Gorbachov visitó Berlín y le dijo al secretario general del
SED, Erich Honecker, que la única salida era la reforma.

Inmediatamente después, Alemania del Este levantó las restricciones para viajar a Hungría
y Checoslovaquia, que estaban atravesando sus propias liberalizaciones políticas tras el
ejemplo soviético. Esto permitió que una gran cantidad de personas desertaran a Alemania
occidental a través de Checoslovaquia, y el Muro de Berlín ya no pudo detener las olas de
ciudadanos que huían. El 9 de noviembre, el SED renunció a seguir controlando la frontera
entre ambas Alemanias. Decenas de miles de alemanes del Este se fueron hacia Berlín
occidental, y el muro fue derribado. El símbolo de la Cortina de Hierro comunista que
había estado en pie por décadas desapareció y fue historia. [21]

b. Albania y China
El PCCh se intentó duramente ganar influencia sobre Albania, que al principio había
criticado a Moscú y abandonado el Pacto de Varsovia. Mao estaba satisfecho con que
Albania se hubiera separado de los soviéticos, y así comenzó el programa de dar “ayuda” a
Albania, sin importar el costo.

Xinhua informó que “De 1954 a 1978, China brindó apoyo financiero en 75 ocasiones al
Partido del Trabajo de Albania; la suma del acuerdo fue de más de 10,000 millones de
yuan”. En ese tiempo, la población de Albania era de apenas unas dos millones de personas,
lo que significaba que cada persona recibiría el equivalente de 5000 yuan. Por otro lado, el
PIB promedio anual de China era de apenas 200 yuan. Durante de ese período, China
también estaba sufriendo la hambruna del Gran Salto Adelante, así como el colapso
económico ocasionado por la Revolución Cultural de Mao.

Durante la hambruna, la RPC utilizó su pequeña reserva de moneda extranjera para


importar alimentos. En 1962, Reis Malile, el embajador albanés en China, exigió ayuda
agrícola. Bajo el mando del vicepresidente del Partido, Liu Shaoqi, un buque chino que
transportaba trigo comprado a Canadá y destinado a China cambió el curso hacia Albania y
descargó la totalidad del trigo en un puerto albanés. [22]

Además, China ayudó a Albania a construir una fábrica textil, pero Albania no tenía
algodón, así que China usó sus reservas extranjeras para comprar algodón para Albania. En
una ocasión, funcionarios albaneses pidieron a Geng Biao, el embajador chino en Albania
en ese momento, que reemplazara equipamientos grandes de una fábrica de fertilizante y
exigieron que los equipos fueran de Italia. China entonces compró máquinas de Italia y las
instaló para Albania. A todo esto, Albania dio por sentada la ayuda china y muchas veces la
desperdició. Enormes cantidades de acero, maquinarias e instrumentos de precisión
enviados desde China fueron dejados a la intemperie. A los funcionarios albaneses no les
importaba; creían que si el material o los equipos se rompían o perdían, China simplemente
les daría otros.

En 1974, Albania pidió un préstamo de 5000 millones de yuan a China. A pesar de estar al
borde del colapso económico debido a la Revolución Cultural, la RPC aprobó un préstamo
de mil millones de yuan a Albania. No obstante, los líderes albaneses estaban enormemente
insatisfechos y comenzaron un movimiento antichino con lemas como “Nunca inclinaremos
nuestras cabezas frente a la presión económica de un país extranjero”. También se negó a
apoyar a China con petróleo y asfalto.

4. El comunismo después de la Guerra Fría


Después de las revoluciones de 1989, la propia Unión Soviética sufrió cambios políticos
drásticos. En agosto de 1991, los partidarios de la línea dura en el PCUS, la KGB y el
ejército que consideraban a las reformas de Gorbachov como una traición al comunismo
montaron un golpe de Estado, poniendo al líder soviético bajo arresto domiciliario y
enviando tanques a ocupar Moscú. Pero el complot no tuvo el apoyo de los miembros
comunes del Partido ni del público en general, y los conspiradores fueron arrestados o se
suicidaron. El 25 de diciembre de 1991, con los movimientos independentistas creciendo en
todo el país, Gorbachov anunció la disolución de la Unión Soviética en quince repúblicas
independientes.

El fin de la Guerra Fría, el colapso del bloque soviético y la implementación de reformas


económicas en China parecían señalar el fin de la amenaza del comunismo para el mundo
libre y la humanidad. En realidad, el retraimiento entre Estados Unidos y la Unión
Soviética dejó al Partido Comunista Chino fuera del foco de atención y le dio varias
décadas para apuntalar su sistema totalitario y socavar al mundo libre.

A diferencia del movimiento de desnazificación posterior a la Segunda Guerra Mundial,


con sus juicios públicos contra los criminales de guerra nazis y una amplia educación
contra los males de la ideología fascista, aún no se ha materializado un recuento completo
de los crímenes comunistas. Rusia y muchas otras ex repúblicas soviéticas nunca han
condenado su pasado soviético ni han abolido el aparato de la policía secreta. Un exagente
de la KGB que luego pasó a ser jefe de la policía secreta de Rusia está ahora a cargo del
país. Las ideologías comunistas y sus seguidores no solo siguen activas sino que están
propagando su influencia hacia Occidente y todo el mundo.
Los activistas anticomunistas de Occidente –la generación más vieja que tiene un
entendimiento más profundo del comunismo– están muriendo gradualmente, mientras que
quienes conforman la generación más nueva no reciben la suficiente información sobre
ello. Los comunistas y organizaciones de izquierda en todo el mundo han podido continuar
sus movimientos radicales o progresistas para derribar y destruir valores tradicionales y
estructuras sociales.

El primer presidente de la Federación de Rusia, Boris Yeltsin, tomó medidas para purgar la
ideología soviética –despidió a exfuncionarios soviéticos, hizo derribar estatuas de Lenin y
otros líderes comunistas y reconstruyó iglesias cristianas ortodoxas destruidas por el
PCUS– pero estas medidas resultaron ser en gran parte superficiales para limpiar al país de
una cultura del Partido profundamente arraigada, que había sido inoculada en la gente y las
instituciones durante casi siete décadas. Además, la agitación política y el colapso
económico que siguieron al fin de la Unión Soviética alimentaron la nostalgia por la época
pasada.

El resurgimiento del apoyo popular al comunismo en Rusia llevó a la formación del Partido
Comunista de la Federación Rusa (CPFR). Se convirtió en un partido político importante y
así lo fue hasta el surgimiento de la Rusia Unida de Vladimir Putin.

En octubre de 1993 –apenas dos años después de que los ciudadanos de Moscú tomaran las
calles para pedir independencia y democracia– decenas de miles de moscovitas marcharon
a Plaza Roja, gritando los nombres de Lenin y Stalin y ondeando las exbanderas
soviéticas. En encuestas recientes, como la realizada por RBK TV de Moscú en 2015,
muchos encuestados (alrededor del 60 por ciento) dijeron que la Unión Soviética debería
renacer. En mayo de 2017, la Liga Juvenil Comunista, que fue establecida como una
organización afiliada al PCUS, celebró una ceremonia de juramento para jóvenes en la
Plaza Roja de Moscú, ante la tumba de Lenin. En el acto, el presidente del Partido
Comunista de la Federación Rusa, Gennady Zyuganov, afirmó que 60,000 nuevos reclutas
se habían unido recientemente al Partido y que el Partido Comunista continuaba
sobreviviendo y expandiéndose.

El espectro del comunismo continúa acechando al país más grande del mundo. Solamente
en Moscú hay más de 80 monumentos dedicados a Lenin, cuya tumba en la Plaza Roja
continúa atrayendo turistas y seguidores. El mundo nunca expuso y condenó
exhaustivamente los crímenes de la KGB. En el último siglo, la influencia comunista
explícita en los gobiernos se ha desvanecido en la mayoría de los países. En el apogeo del
movimiento comunista en la Guerra Fría, había más de dos docenas de países gobernados
por regímenes abiertamente comunistas. Hoy en día, solo quedan cuatro: China, Vietnam,
Cuba y Laos. A pesar de que el partido gobernante en Corea del Norte abandonó las
referencias al marxismo-leninismo, sigue siendo un Estado comunista totalitario. Más de
cien países en todo el mundo tienen partidos comunistas registrados.

En la década de 1980, había más de 50 partidos comunistas en Latinoamérica, con un total


de un millón de miembros afiliados (de los cuales el Partido Comunista de Cuba
contabilizaba más o menos la mitad). A principios de los 80, Estados Unidos y la Unión
Soviética competían ferozmente por las zonas principales de Latinoamérica y Asia. Con el
colapso de Europa del Este y la Unión Soviética, los partidos comunistas que se enfocaban
en la violencia para imponer su régimen, como el Partido Comunista Peruano, fueron cada
vez menos.

Sin embargo, la mayoría de los países latinoamericanos aún cayeron en variantes del
socialismo. Partidos políticos de izquierda asumieron nombres como Partido Socialista
Democrático, Partido Socialista del Pueblo, y así. Varios partidos comunistas en América
Central quitaron las palabras “partido comunista” de sus nombres, pero continuaron
promoviendo ideologías comunistas y socialistas, volviéndose incluso más engañosos en
sus actividades.

De los 33 países independientes de Latinoamérica y el Caribe, la mayoría tiene partidos


comunistas que son aceptados como participantes políticos legítimos. En Venezuela, Chile,
Uruguay y otros países, ocurrió que el partido comunista y el partido gobernante han
llegado a formar gobiernos de coalición, mientras que los países comunistas en otros países
juegan el rol de la oposición.

En Occidente y en otras regiones de todo el mundo, el comunismo no recurrió a la


revolución violenta como hizo en Oriente. En cambio, usó un método más oculto, y los
partidarios de las ideologías de izquierda han infiltrado casi todos los aspectos de la
sociedad, tanto en Estados Unidos como en otros países. Décadas más tarde, las formas
occidentales de comunismo han logrado subvertir en gran medida la sociedad y la
moralidad tradicionales, desintegrando la cultura impartida por lo divino. En este sentido, el
espectro del comunismo ha afirmado su control sobre el mundo entero.

A continuación: Capítulo 5, Parte 1


Actualizado el 10 de mayo de 2020

Referencias
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14. Cheng Yinghong, “Xiang shijie shuchu geming.”


15. Ibid.

16. Chen, “Di 52 zhang Wen Ge wai jiao.”

17. Hanshan 寒山, “Jin shi zuo fei: Xiong Xiangshi he Zhonggong zai La Mei shuchu
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18. Cheng, “Xiang shijie shuchu geming.”

19. Chen Kuide 陈奎德, Jindai xianfa de yanhua 近代宪政的演化 [The Evolution of
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20. Ibid., chap. 67.

21. Ibid., chap. 77.

22. Wang Hongqi, “Zhongguo dui Aerbaniya de yuanzhu” 中国对阿尔巴尼亚的援助


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