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LA SOCIEDAD
Manuel Vázquez
Resumen
Introducción
Un primer comentario se refiere al papel que pueden desempeñar las propias instituciones
científicas a este respecto. Cada vez con más frecuencia éstas tienen sus propios gabinetes de
prensa, cuya principal misión suele ser "impresionar" a los responsables de la política científica
más que divulgar realmente la Ciencia. Asimismo, las páginas de "Outreach" forman parte
obligatoria de la mayoría de los proyectos pero su contenido, salvo algunas excepciones, suele
ser bastante especializado.
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Trayectoria personal
Cualquier encuesta que se realiza sobre los temas científicos de mayor interés, suelen
englobar, por un lado, los relacionados con el origen y evolución del Universo y de la Vida. Por
otro lado, tenemos aquellos que se piensa repercuten en la vida diaria, por ejemplo, los
relacionados con la salud y el clima. Enfocar su divulgación desde una perspectiva
multidisciplinar e histórica considero que es una buena forma de transmitir las ideas científicas
a la sociedad. Posiblemente muchos colegas coincidirán con la apreciación de que algunos
especialistas suelen ser muy celosos de que gente de otros campos invadan su "nicho
ecológico" y compitan con ellos en un tema que, consciente o inconscientemente, consideran
de su propiedad.
Otro tema interesante es la influencia del perfil personal del investigador en la forma en que
lleve a cabo la labor de divulgación. En principio, no parece recomendable el relacionar la
exposición de un tema científico con la propia forma de ver la sociedad y en general con las
tendencias políticas. Sin embargo, la situación puede ser diferente a la hora de plantearse la
divulgación de determinados contenidos, como tendremos la oportunidad de comentar a lo
largo de esta comunicación. Los científicos no puede ser neutrales ante los problemas de la
Sociedad y en cualquier caso su pasividad constituye, de hecho, una toma de posición.
En principio un divulgador intenta transmitir sus ideas a una audiencia lo más numerosa
posible. Sin embargo, al menos en mi experiencia, existe una importante fracción de la
población a la que resulta casi imposible acceder. En especial me refiero a los aficionados a las
pseudociencias: ellos "saben" a partir de su creencia y no tienen interés en otra cosa, que
además consideran que está totalmente fuera de su alcance. Por otro lado, existe un cierto
sector social, con un cierto bagaje cultural que podría sentirse interesada por la Ciencia, pero
su espíritu crítico es nulo siguiendo la moda política imperante en estos momentos.
También hemos de tener en cuenta la existencia de forofos de la Ciencia, que pueden ser un
obstáculo para la divulgación del principal mensaje de la Ciencia: su sentido crítico y de duda
sobre lo aparentemente establecido. En este sentido es importante transmitir a la audiencia
cómo la comunidad científica ha ido adquiriendo sus conocimientos a través del "trial and error"
y cómo unos mismos datos científicos admiten interpretaciones distintas, incluso
contradictorias. No debemos omitir tampoco la explicación de los fraudes que han ocurrido a lo
largo de la Historia de la Ciencia: precisamente la grandeza del método científico consiste en
haberlos puestos de manifiesto.
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El cambio climático
A finales del siglo XIX, Svante Arrehnius (1859-1927) fue el primero en indicar que el aumento
de la concentración de dióxido de carbono iba a conducir a un calentamiento del planeta. El
mecanismo iba a ser el efecto invernadero, cuyos principios ya habían sido enunciados por J.
Fourier (1768 - 1830) y John Tyndall (1820 - 1893). En cualquier caso su advertencia no era
negativa, ya que un mayor calentamiento iba a conducir a un mayor bienestar y una forma de
evitar la llegada de una nueva era glacial.
R. Revelle (1909 - 1991) y H. Suess dieron el primer aviso claro en 1957: "Mediante su
civilización industrial a gran escala mundial, la humanidad está llevando a cabo de forma
inconsciente un gran experimento geofísico. En unas pocas generaciones se consumirán los
combustibles fósiles que se han ido acumulando lentamente durante los pasados quinientos
millones de años".
Con ocasión de la celebración del Año Geofísico Internacional, allá por 1957, Charles Keeling
convenció al Instituto Scripps de Oceanografía, en San Diego, para que se instalase una
estación de medida de dióxido de carbono en las cumbres de Mauna Loa (Hawai), a la que
pronto se unió otra en la Antártida. Transcurridos unos años estos registros adquirirían una
gran importancia, indicando claramente el aumento de la concentración de dicho gas, lo cual se
confirmó más claramente cuando se dispuso de medidas para tiempos anteriores a partir del
análisis de muestras de los hielos polares (Figura 1). Aunque obtenidas en un lugar específico,
la rápida mezcla de este gas en la atmósfera convierte estas medidas en representativas de la
concentración global.
Figura 1: Variación de la
concentración de
dióxido de carbono,
CO2, en la atmósfera
terrestre (en partes por
millón). Datos: C.D.
Keeling y T.P. Whorf,
Scripps Institution of
Oceanography,
California.
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Los registros sistemáticos de temperaturas, tanto en tierra como en los mares, datan de
mediados del XIX. Progresivamente, se ha ampliado el número de estaciones de registro y con
ello la fiabilidad como indicador global de estos datos (Figura 2).
Figura 2: Variación de la temperatura media de la Tierra en los últimos 150 años, basada
en registros instrumentales. Fuente: Climate Research Unit, University of East Anglia,
UK.
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Figura 3: Variación de la temperatura media del Hemisferio Norte con respecto al
promedio de los años 1961 - 1990. (línea continua): Jones et al., 2001; (línea a puntos):
Mann et al. 1998; (línea a trazos): registros instrumentales.
Así las predicciones del reciente informe del IPCC (Houghton et al., 2001) se presentan como
un abanico de escenarios, desde el más optimista (aumento de 1.5 C durante el presente
siglo), hasta el peor en que se alcanzarían unos alarmantes 4.5 C.
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2) Influencia de la civilización tecnológica sobre el medio ambiente. La llamada revolución
industrial (principios del siglo XIX) estuvo caracterizada por el acceso a fuentes de energía
mucho más eficientes, que desde sus inicios tuvieron fuertes implicaciones en el entorno. En la
mayor parte de los casos esta agresión al medio ambiente no se produjo de forma
intencionada, sino que resultó de la aparente búsqueda de mayor bienestar para los
ciudadanos y, sin duda, de un mayor negocio para las empresas. Numerosos ejemplos existen
al respecto que comentaremos a continuación.
Smog de las grandes ciudades: Londres ha sido uno de los ejemplos más llamativos a este
respecto. Hasta el siglo XII había sido la madera el principal combustible utilizado para la
calefacción, pero el aumento de la población y la tala de muchos bosques lo hizo inaccesible
para la mayoría. El carbón fue el substituto elegido, pero su quema era poco eficiente dando
lugar a una gran cantidad de humo y a gases ricos en azufre. Desde entonces se pueden
encontrar numerosas referencias en la literatura a lo que se conocía como "smog" o puré de
guisantes. Así llegamos al período del 4 al 10 de diciembre de 1952 en que un anticiclón se
sitúa sobre la ciudad. La ausencia de viento da lugar a una alta polución y se ocasionan unos
4.000 muertos. La dramática situación conduce a una concienciación de la población que llevó
a la aprobación de la Clean Air Act, en 1956, que contemplaba la substitución del carbón por
derivados del petróleo.
3) Relación Política - Ciencia - Sociedad. En todos estos casos fueron los científicos, que
habían originado el problema, los que dieron la voz de alarma. Quedaba en manos de los
políticos el resolverlo. En principio, existe un abanico de posturas que se pueden adoptar:
- No ocurre nada, no existe tal calentamiento, o bien se trata de un proceso ligado a las
variaciones climáticas de origen natural (por ej. ligado a la actividad solar).
- Necesitamos estudiar más el problema y seguir midiendo, antes de tomar una decisión. En la
práctica esta opción es similar a la anterior.
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- Existe un problema, pero la tecnología o un avance científico fundamental lo resolverá. Es la
postura del ciudadano medio acostumbrado que las autoridades terminen solucionado, de
mejor o peor manera, los problemas que pueden surgir.
- Se han de tomar medidas al respecto, las cuales han de incidir en alguno de los factores que
intervienen en la cantidad de gases emitidos a la atmósfera. La reducción de la población
puede ser razonable, no sólo en este contexto, pero no parece que sea la dirección en que
camina el tercer mundo. Por otro lado, la demanda de mayores cantidades de energía crecerá
a no ser que cambiemos el tipo de vida, algo muy complicado. Nos encontramos por tanto,
como solución el aumentar la efectividad energética de los procesos ligados a la quema de
combustibles fósiles o bien el substituirlo por una nueva fuente de energía.
La solución del problema no resulta tan sencilla como en los casos anteriores, ya que no se
trata de la substitución de un producto de aplicación muy especifica (DDT o CFC), sino por el
contrario algo que afecta al núcleo mismo de la civilización industrial, la producción de más del
90 % de la energía que se consume en el mundo.
A las experiencias citadas podemos añadir muchas otras, como por ejemplo las relacionadas
con la utilización de la energía nuclear. Sin embargo, no estamos vacunados ante similares
peligros que nos puedan acechar en el próximo futuro. Uno de las fuentes de energía más
prometedoras es la basada en las pilas de hidrógeno (Hoffmann, 2001), que no generaría
residuos contaminantes. Ahora bien, ya se han levantado las primeras voces de alarma (Tromp
et al., 2003) con respecto a su utilización. El hidrógeno liberado en el proceso, ascendería
hacia las capas altas de la atmósfera, donde se combinaría con el oxígeno para formar vapor
de agua. Pero una estratosfera más húmeda resulta también más fría con lo que tendríamos un
factor, el frío, que contribuye a la destrucción de la capa de ozono.
El poder de la opinión pública puede ser importante en una sociedad democrática. Sin
embargo, no soy muy optimista al respecto. En la sociedad desarrollada los ciudadanos se han
acostumbrado a reaccionar tan sólo ante problemas cercanos y que tengan una imagen muy
clara. El cambio climático no parece encajar en tal esquema. La sensibilidad de la gente con
respecto al cambio climático puede aumentar de forma transitoria cuando ocurre un
acontecimiento catastrófico (inundaciones, olas de calor etc.), pero su efecto dura muy poco. Si
bien la mayoría estará de acuerdo en que tenemos que cuidar el medio ambiente - lo contrario
se consideraría incluso fuera de onda - pocos estarían dispuestos a proceder a sacrificios de
tipo económico.
Con frecuencia los ciudadanos se manifiestan en contra de que se sitúe en su vecindad que se
considera dañino para su entorno y su tribu, con el resultado final que en la mayor parte de los
casos los políticos no autorizan la instalación para no perder votos. Sin embargo, esta
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población, incluyendo muchos grupos ecologistas1, no parecen mostrar ninguna reacción
cuando lo que se amenaza es su planeta, su atmósfera y su futuro. Si además los medios de
comunicación adormecen a la gente con mensajes simplistas, las esperanzas de conseguir una
reacción de la población disminuyen. Pienso que el sistema económico reaccionará bien
cuando advierta que los gastos que le ocasione el cambio climático sean mayores que los del
coste de las medidas a tomar o bien cuando adviertan que una nueva fuente de energía puede
resultar más rentables que los actuales combustibles fósiles.
La vida extraterrestre
Se suele comentar que la Astrobiología es una ciencia sin objeto que observar o sobre el que
realizar experimentos, lo que parece ir en contra de uno de los fundamentos del método
científico. Esto es correcto y sin duda es una fuerte limitación a esta naciente rama de las
Ciencias Naturales. Por otro lado, no tenemos una teoría general en la que englobar posibles
formas de vida extraterrestre. La vida terrestre es nuestra única referencia.
1) Origen de la vida en la Tierra: Con respecto a su localización nos encontramos con dos
grandes opciones: a) Proceso autóctono y b) Origen extraterrestre, lo que se conoce como
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Honrosas excepciones resultan grupos como Greenpeace.
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panespermia. Pocos dudan que los cometas aportaron una cantidad importante de agua y
material orgánico a la Tierra primitiva, pero habremos de esperar a un análisis directo de un
material cometario (proyectos Stardust y Rosetta) para comprobar la viabilidad de bacterias
cometarias. En cualquier caso, el transporte de bacterias no soluciona el problema básico, cual
es la transición de una concentración de materia orgánica a lo que entendemos como un ser
vivo.
Las discusiones derivadas de los análisis de las muestras obtenidas por las misiones Viking y
del meteorito ALH84001 nos hablan de la falta de una definición clara de lo que significa un ser
vivo (Margulis y Sagan, 1996; Schrödinger, 1997).
En este contexto, siempre me ha resultado muy atractiva la aplicación a la Astrobiología de una
conocida fábula india de John Godfrey Saxe (1816 - 1887). En ella seis ciegos se acercan a un
elefante y mediante el sentido del tacto tratan de identificar en qué consiste. Para el que toca
las patas se tratará de un árbol, para el que contacta con el cuerpo, de un muro y así etc.
Aplicando la regla básica del método científico, la observación, cada uno accedía a una visión
parcial del problema, pero sin embargo ninguno conseguía el objetivo mínimo que se puede
uno marcar en la investigación, cual es la comprensión de lo que se observa.
2) Factores externos que han podido influir en la evolución de la vida en la Tierra, tales como
impactos y explosiones de supernovas cercanas. Sin duda, nuestra biosfera (como la posible
de otros planetas) no constituye un sistema aislado, y por lo tanto el intercambio de materia y
radiación acompaña la evolución de los seres vivos. La desaparición de los dinosaurios, hace
65 millones de años, por el impacto de un cometa o asteroide (Alvarez et al. 1980), abrió un
campo de discusión sobre esta amenaza.
En general, se considera que la radiación ionizante (rayos cósmicos, rayos gamma, X y UV)
resulta letal para la supervivencia de los seres vivos. La explosión de una supernova cercana
pudo haber elevado los niveles de dicha radiación a la altura de la Tierra, con la desaparición
total o parcial de la capa de ozono, y la subsiguiente exposición de los seres vivos a flujos
dañinos de radiación ultravioleta.
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construidos por una supercivilización marciana en un desesperado intento de llevar agua desde
los polos al ecuador. El francés Cammille Flammarion (1842-1925) y el estadounidense
Percival Lowell (1855- 1916) fueron los divulgadores entusiastas de esta idea, con un amplio
impacto en la opinión pública que persiste hasta nuestros días (ver Luque, 2003 sobre su
repercusión en el cine). Astrónomos como el británico E. Maunder (1857 - 1927) y el francés
Eugene Antoniadi (1870 - 1944) que tales canales no eran más que ilusiones ópticas originadas
por la turbulencia de la atmósfera terrestre y la pequeña resolución de los telescopios
utilizados.
Una buena forma de expresar lo ocurrido con la historia de los canales y la existencia de una
supercivilización marciana la podemos encontrar en una frase del detective Sherlock Holmes
en la obra "Escándalo en Bohemia" escrita por Arthur Conan Doyle en 1891: Es un error capital
teorizar antes de tener datos. Sin darse cuenta, uno empieza a deformar los hechos para que
se adapten a las teorías, en lugar de adaptar las teorías a los hechos.
Al igual que con el cambio climático, existen diversas obras de interés sobre Astrobiología a
nivel divulgativo en el mercado español (Toharia, 1998 ; Yndurain, 1997; Sagan, 2000; Trigo i
Rodríguez, 2001; Altschuler, 2002).
Finalmente, quisiera comentar el papel que pueden jugar las ideas políticas, religiosas y en
general las aptitudes personales ante la vida, en la divulgación de un tema científico. Los dos
temas en que nos hemos concentrado resultan especialmente peligrosos a este respecto.
La Historia de la Ciencia nos habla de las discusiones durante siglos sobre las contradicciones
entre la Biblia y los conocimientos que se iban adquiriendo con la aplicación del método
científico. Algunos ejemplos llamativos son los relativos a la edad de la Tierra, la existencia de
un Diluvio global etc. Resulta realmente sorprendente que en nuestros días tengamos a los
llamados "creacionistas" que tratan de hacer resurgir tal confrontación y a los que de vez en
cuando se puede uno encontrar en las charlas de divulgación y por supuesto en numerosas
páginas de Internet.
Sin llegar a tales extremos podemos considerar que campos tales como la Cosmología y la
Astrobiología son muy influenciables. Ideas filósoficas y religiosas como la de un Universo
eterno e inmutable y la existencia o no de un Diseño en la estructura del Universo han influido,
e influyen, en el desarrollo de no pocas teorías científicas.
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pesimista como Russell, la finitud de las cosas es una lección que hemos de aprender de la
propia estructura del Universo.
Principio de uniformidad: Las leyes de la Naturaleza son las mismas en todas partes del
Universo.
Principio de plenitud: Todos los procesos que han conducido al origen de la vida en la Tierra y
su posterior desarrollo hacia una especie inteligente, son representativos de la evolución de un
planeta situado alrededor de una estrella que cumpla una serie de condiciones mínimas. Por
pequeña que sea la probabilidad de que ocurra el proceso, dada la cantidad de objetos en que
puede desarrollarse y las escalas temporales del Universo, acabará por suceder tarde o
temprano.
Principio de utilidad: Podemos resumirlo en una frase de C. Sagan: "Si sólo existiéramos
nosotros en el Universo, qué desperdicio de espacio".
Quizás como una reacción a esta visión podemos señalar la propuesta del principio antrópico,
que partiendo de ciertas relaciones entre constantes fundamentales de la naturaleza, trata de
explicar la estructura del Universo en función de la existencia del Hombre en el planeta Tierra,
en cierta medida el retorno al pensamiento de Pitágoras. En su versión débil (Dicke, 1957) el
principio antrópico establece que el Universo debe ser consistente con la existencia de
observadores en su seno. La frase de Thomas Gold es muy apropiada en este sentido: "Las
cosas son como son, porque fueron como fueron", algo que suena perfecto en una charla de
divulgación. La formulación fuerte (Carter, 1974) señala que el Universo debe ser tal que
permita la existencia de observadores en su seno en alguna fase de su evolución.
En cualquier caso, quisiéramos resaltar que ambas visiones adolecen de una justificación
observacional de dichos principios, cuestión que en el principio antrópico (ver Carr y Rees,
1979) puede considerarse como una tarea casi imposible.
En primer lugar quisiera destacar las limitaciones para que un determinado planeta conserve
durante un prolongado período de tiempo las condiciones necesarias para el desarrollo y
evolución de la vida inteligente, tales como la existencia de océanos de agua líquida, una
atmósfera de oxígeno y una capa protectora de ozono.
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Intelectualmente me atrae la idea de una vida compleja, incluida la inteligente, que sea rara e
incluso única en nuestra Galaxia, mientras que la vida unicelular pueble numerosos hábitats
planetarios. Sin embargo, ello no me lleva en absoluto a defender ninguna idea de un diseño
del Universo.
Comentarios finales
El investigador debe ser fiel a las reglas del método científico, aunque el procedimiento actual
de publicaciones y rentabilidad merecería un comentario por si mismo. Ahora bien, en la
divulgación el investigador puede y debe mostrar su propia ideología ante un determinado
planteamiento científico. En pocos temas se puede aplicar mejor esta transmisión de ideas
propias como en lo relacionado con el cambio climático.
Hemos comentado las implicaciones políticas del cambio climático. Especialmente en Estados
Unidos, numerosas organizaciones de carácter muy conservador se han mostrado muy
beligerantes al respecto, negando primero la existencia de tal cambio, de su adscripción a una
causa antropogénica a continuación y finalmente a que los modelos aplicados tienen
deficiencias (¿cómo no?). La distribución de la riqueza, la división del planeta entre un mundo
desarrollado que perturba el medio ambiente y un tercer mundo que sufre las consecuencias no
son problemas resolubles solamente desde un punto de vista científico.
Como cualquier otro ser vivo, el Homo sapiens tiene necesidad de acceder a fuentes de
energía para su supervivencia. En el proceso de su transformación en trabajo útil, se producen
necesariamente liberación de residuos, sean estos en forma de radiación o de materia. Al final,
la duración de una determinada civilización tecnológica puede estar claramente limitada y con
ella la posibilidad de detectarla, por la dificultad de encontrar un compromiso entre la necesidad
de conseguir fuentes de energía cada vez más poderosas y la necesidad de mantener las
condiciones medio ambientales del planeta compatibles con la vida. De esta forma se conectan
claramente los dos grandes temas que han marcado mi interés por la divulgación científica.
Agradecimientos
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