Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Bueno Karen, aquí estoy escribiéndote algo quizás por última vez de esta manera
y no puedo negar que estoy un poco nostálgico. Espero que guardes cada una de
las cosas que escribo en esta carta con cariño y que te conmueva aunque sea un
poco este texto que es con mucho amor y donde recopilo muchas emociones,
sucesos, sentimientos, cosas y sobre todo mis palabras de amor y agradecimiento
hacia ti que me has enseñado tanto y con quien he compartido muchos de los
mejores momentos de mi vida comprimidos en los últimos meses y por quién daría
todo en esta vida de sucesos efímeros, amores inolvidables, canciones que te
marcan y hechos que nunca olvidas.
A pesar de que mi vocación de escritor sea pésima aquí voy:
Todo comenzaba un martes 6 de agosto del 2013 (un martes extraño al que le
sucedería un día festivo), era una fecha con un acontecimiento especial y donde ni
tú ni yo (y probablemente nadie en el mundo) esperábamos lo que iba a suceder.
No recuerdo bien a qué horas me levanté, es normal que en vacaciones duerma
un poco más y me dedique a hacer pendejadas con las cuales pasar el tiempo, y
entre las cosas que hice esa mañana estuvo organizar la casa debido a que mi
madre había invitado a almorzar a mi amiga, cierta señorita que yo quería mucho
(aún quiero mucho) y la cual en las últimas semanas se había comportado extraño
conmigo. La verdad es que no tenía nada pensado para hacer después de la
comida pero suponía que ella estaría un momento en casa por lo cual pensé que
sería bueno ver una película, eso sí, soy malísimo escogiendo películas por lo que
la esperaría para decidir quizás, no tengo grabado en mi mente con exactitud sí
finalmente fui yo quien eligió el filme antes de que llegará esa señorita o la esperé
para decidiéramos juntos […] El almuerzo había terminado y seguía la parte
importante, suponía que mi madre vería la película conmigo pero por cuestiones
de trabajo y otras causas no podría en ese momento, por lo cual tuvimos que
empezar la “cinta” solos, el ambiente era algo incómodo, los sucesos de
“Atrápame, si puedes” eran lentos en su inicio por lo que todo parecía tornarse
aburrido.
Pero de un momento a otro pasaría algo de lo que nunca encontraré una
explicación y lo cual agradezco infinitamente a la vida y al destino por tenerme ahí
en ese instante y por dejar que todo fuera con esa personita. Ella juraría que fui
yo, pero apostaría mi vida mil veces diciendo que fue ella y no sé cómo, ni por
qué, pero empezamos a besarnos apasionadamente en un momento que no sale
de mi mente y nunca lo hará. La verdad es que “Catch me, if you can” se había
empezado a poner más interesante y con ella el ambiente en esa habitación
donde no existía la gravedad, no existían los segundos y donde el mundo se
detendría para empezar una larguísima historia justo en ese momento, en esa
situación y con esos sucesos (vaya que es extraña e inesperada la vida, eh?). Los
días siguientes a aquello fueron bastante raros, no sabía que decirle ni como a
hablarle pero estaba ahí, ese día nos habíamos dado infinitos “últimos besos” y
por las circunstancias en ese momento no podíamos estar juntos como novios.
Lo que le siguió a eso, el momento en que nos volvimos a ver fue un sábado 10 de
agosto en la fiesta de una amiga de mi princesa, eran unos quinces y al día
siguiente yo debía viajar pero no podía negar unas ganas inmensas de volverla a
ver y tener sus labios aunque fuera un minuto de nuevo, tener sus manos en las
mías, tener su mirada frente a mis ojos y poder sacar durante un momento todo
eso que tenía guardado en mi interior (que ya era mucho y daba mil vueltas en mi
cabeza).
Los días al lado de mi bella princesa eran los mejores, nuestras tardes de amor,
de besos, de caricias, de sentir nuestro calor, nuestras palabras, nuestros sueños
juntos, nuestras fantasías, hablar de amor, de sexo, de nuestras vidas, NUNCA
CAMBIRÍA NADA DE ESO.
Nuestro amor era puro y de esos que quizás poco se encuentran hoy en día en
este mundo destruido y sin emociones donde todo se entrega sin sentimientos ni
corazón. Cada labor en que me ayudaba, cada cosa en la que nos apoyábamos y
con las cuales compartíamos juntos era algo inigualable, son esos pequeños
detalles los que construyen una relación y la hacen mejor cada día, hacen que las
personas involucradas aprendan y tengan los mejores momentos juntos. Es
normal tener problemas, discusiones, momentos en los que todo parece
equivocado pero no hay mejor satisfacción que levantarse de nuevo y más
fortalecidos, que saber que cuando tienes alguien por quien luchar y a quién
seguir lo darás todo por mantener su compañía a pesar de las dificultades.
Mis cortas vacaciones terminarían y tendría que regresar por un par de semanas a
la rutina antes de volver a salir, y vaya, que grandes ganas de volverla a tener en
mis manos, de poder besarla. Y así fue, pronto la tuve y pudimos disfrutar de un
tiempo corto de nuevo juntos en el que fui feliz por tener a mi princesa.
Mis vacaciones de mitad de año serían buenas en su inicio a su lado, pero luego
vendría una racha de malos días, sucesos inesperados, malucos, extraños que
nos harías distanciar y que la harían tomar una decisión final. Perdón de nuevo
por esos momentos en que te fallé, por los días en los que no te hice sentir
querida como te lo mereces y en que todo pareció ir mal. Perdón por hacerte sentir
mal en tu cumpleaños, por hacerte extrañar cosas que yo debía o tenía como
meta superar, nunca me alcanzarán las palabras para expresar lo arrepentido que
estoy respecto a eso. Te amo, te amo como nunca amé y como no amaré en
mucho tiempo, te amo con locura y razón y te pienso todo el tiempo, tienes un
pedazote de mi corazón y en él cada una de las cosas bonitas que sembraste en
mí y que no olvido.
Estoy segurísimo que quizás nunca (o quizás sí dentro de mucho), podré
encontrar a alguien en quien perderme tanto, a quien demostrarle tan puros mis
sentimientos y alguien que me enloquezca como lo has hecho tú. Gracias por las
tardes y noches de lectura, gracias por las conversaciones, consejos, sonrisas,
amaneceres, lunas, comidas, paseos y todo eso que sólo tú me has sabido dar. Te
amo y siempre será así, vida mía. Perdóname si en algún momento te he hecho
llorar y entiende que por favor que las cosas debemos decirlas, que debemos
explicar cómo nos sentimos y lo que nos afecta cuando eso pase. No siendo más,
sólo me queda decirte que te agradezco por estos nueve meses juntos y espero
que tengas un lindo recuerdo de mí.
Escribo esta carta con lágrimas en los ojos y con un sentimiento que no sale de mi
corazón. Te pido una última cosa y es que me permitas verte antes del volver a
aquel lugar.
Con mucho amor, Mauricio Valencia.