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mai lie PUTA Apa Ct Tt eRe ETA CIC Luis Maria Delio Machado Historia dela EDUCACION TAIN Reece mens OM etal 2 HISTORIA DE EDUCACION URUGUAYA TOMO Il A 1830 - 1886 Enrique Mena Segarra Agapo Luis Palomeque con la colaboracién de Luis Maria Delio Machado Prélogo de Enrique Puchet C. 22 22, ‘Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida 1i total ni parcialmente, ni registrada o transmitida por un sistema de recuperacién en ninguna forma ni por ningtin medio, sea mecanico, electrOnico, de fotacopiado © cualquier otro, sin autorizacién de tos titulares de los derechos de autor. Titulo: Historia de la Educacién Uruguaya ~ Tomo Ib Autor: Enrique Mena Segarra - Agapo Luis Palomeque con a colaboracidn de Luis Maria Delo Machado i ciomouraa 3 Zelmar Michelini 1329 lc. 18 y 20 ‘wunvedlicionesdeteplaza.comuy ISBN: 078-9974-48-183- |Wustracion de portada: Augusto Giussi Inmpeesidn: TRABINCO ‘Carétula: Cuadro de L. Sei Fona: Primera Sociedad de Amigos do la Edueacién Popular (1868). Oe izculerda a derecha, de frente: Eliseo F,Outes, José Pedro Varela, Elbio Fernandez, Carlos Mavia Ramirez, José Arechavaleta; de espaidas: Alfredo Vasquez Acavedo, Jvan Carlos Blanco, Carlos Ambrosio Lerene y Eduard Brito del Pine Retrato a carbonilla de José Gabriel Palomeque, autor de! Informe de ~ Capitulo Vi ~ _ ELINFORME DE JOSE GABRIEL PALOMEQUE Trayectoria 1- José Gabriel Palomeque Larrosa es una de las figuras ineludibles en todo estudio histérico de la educacién uruguaya del siglo XIX, Nacié en el Cordon en 1810. Era hijo de un oficial de Artigas. José Patomeque, y de Manuela Larrosa. Curs6 paralelamente la carrera militar y estudios de derecho, y también ccup6 diferentes cargos de gobierno. Fue diputado por Maldonado en 1855 y por Tacua- rembé en 1858; y Jefe Politico de Cerro Largo, de Canelones y de Salto. En is fecha de su Informe, tenia el grado de Sargento Mayor y habfa sido Jefe Politico de Montevideo. Su carrera de abogado la culminé en 1857 y ascendié a Coronel recién en 1864." Originariamente afiliado al Partido Colorado, sus convicciones lo fueron inclinando hacia el Partido Blanco, representando al cual actué como legislador y como Jefe Politico. Bajo el gobiemo constitucional de Aguiere defendié en 1864 la ciudad de Salto, asediada por las tropas de Flores, Ante la intimacidn de éste para que se rindiera, manifest que se balirfa en defensa de su pucblo “hasta morir envuelto en la bandera”. Fee mbién anifice de la Paz de Abril de 1872, para cuya tramitacién Timoteo Aparicio Je confié 2 representacidn, Cumplida esa tarea, fallecié dos meses después. De €1 escribié Alfredo Vasquez Acevedo en “La Democracia” de 2 de junio de 1872, que habfa sido “uno de les ciueladanos mets inteligentes y mls patriots que la Re- piiblica tenfa”, y que “no se encuentran a menudo en este mundo coracones tan nobles voluntades tani firmes para realizar el bien general” (Maria J, Arda0, 1966, t. I, p. 251) No obsiante los agitados tiempos en que le tocé vivir y de los que fue protagonista, pudo dedicar tiempo y darle prioridad a los problemas Se la cultura y la educacidn. En su Memoria como Jefe Politico elevada Es entonces inapropiada la referencia al ‘Doctor’o al “Coronel” Palomeque cuando se men: a al autor en la época de redaccidn de su Informe. 185 al presidente B. P. Berro y a su ministro Eduardo Acevedo, manifestaba su honda preocupacién por el estado de la educacién del pueblo: “en una poblacién de diez mil almas -escribié refiriéndose al departamento de Cerro Largo- apenas se ven concurrir a las escuelas costeadas por el Tesoro nacional doscientos alumnos de ambos sexos, 0 lo que es lo mismo, una proporcion de veinte educandos por cada mil habitantes”. Al crearse en 1847 el Instituto de Instruccién Publica, lo integré como Secretario, siendo también Secretario del Consejo Universitario. En 1854, a tres afios de terminada la Guerra Grande, el Instituto confid en &l para “examinar las necesidades |...] e imperfecciones” de la escue- la en el interior del pais. En cumplimiento de dicho mandato, recorrié durante cuatro meses los distintos departamentos, desplegando una muy intensa labor. En efecto: con las potestades que se le habia conferido, procedié a designar maestros, a instalar escuelas y a sustituir ineptos. Dio directivas, instruy6, alecciond, recrimin A su regreso dejé para el juicio de Ja historia un informe de extre- mada y radical objetividad, crudo y desconsolador. Contenfa el juici critico ms severo y al mismo tiempo mas veraz que se hubiera emitido en lo que iba del siglo, sobre 1a realidad educacional oriental. La historia ha identificado su texto con la escueta denominacién de “Informe Palo- meque”. Ninguna autoridad realizé en lo sucesivo una gira con propésito educacional como le de Palomeque. Florentino Castellanos, una década después, también fue comisionado pore! Instituto de Instrucei6n Péblica para visitar escuelas del interior de! pats. pero no obstante ef mérito de su esfuerze, su recorride fue menos ambicioso: Durazno, Florida, y algunas escuelas del depactamento de Canelones (Acevedo Vazquez, 1933 -I-,t. III. p. 483). En él no se limité a la mera descripcién de una realidad penosa: su andlisis le condujo a proponer medidas concretas, para lo que se sentia habilitado porque, segtin lo asegura su hijo Alberto Palomeque, habia estudiado las reformas realizadas en Prusia, Norteamérica, Francia y Ho- Janda. Empero, anota este autor que “no trasplantaba instituciones e traiias, sin saber sila tierra era adaptable ala semilla. Hombre practice por excelencia, no se dejaba llevar de idealismos ni de lo que en otros patses hubiera sido lo 6ptimo, sin antes conocer el terreno en que iba G operarse en la Repiiblica”."™! 181. Alberto Palomeque. I Instituto de Instruccién Publica en 1855 y una Memoria det Dr. D. Joss G, Palomeque. Bs. AS., Establecimiento Poligréfico, 1903, p. 11. 186 En la historia de la cultura uruguaya, al “Informe Palomeque” debe- 14 reconocérsele relevancia en tres aspectos: haber consiituido el primer ensayo sociolégico sobre la educacién oriental; haber dado un significa- tivo Viraje en cuanto a la apreciacién de la mujer en lo familiar Y social; y haber introducido en la consideracién publica una trascendente inno- vacién en cuanto al reconocimiento de los derechos del nifio en el aula. Carencias de la educacién en campafia 2 - El panorama de la educacién primaria en el interior del pais era inquietante. Sdlo habia 30 escuelas ptiblicas y concurria a ellas un total de 899 educandos, lo que equivalia a decir que de cada 1000 habitantes, solo 7 concurrfan a tas aulas escolares. El Informe no oculta su Preocupa- ci6n al respecto. “Cuando se habla de Educacion en los departamentos del interior -expresa- se dice una mentira 0 se inicia una farsa”, liten salidas posibles a la situaci6n anémala, trasunta una imaginacién aguda y un pensamiento creativo, pero también un fuerte sentido realista. ‘Veamos en primer lugar, las irregularidades que sefiala: a - Incumplimiento de programas y reglamentos de estudio, Los preceptores, no solo desconocfan las normas reglamentarias sino que no ensefiaban los contenidos debidos ni tampoco seguian los pasos Preceptivamente indicados para no invertir Ja ensefianza inferior res- ecto de la superior,!32 182 Casi toda: algo de gramat Gel Estado, incluyendo tos deberes del ciudadano, como agregado a los principios de moral, Cuan- fo una escuela abrazaba ambos grados, ge la denominaka “completa”, 187 b - Carencia de titiles escolares y falta o inadecuacién’ de los lo- cales, a lo que se agregaba la irregularidad en el pago a Jos maestros. todo ello como consecuencia de la absoluta insuficiencia de recursos nados a la educacién ptiblica. 1B informe refiere que Ia falta de pago por parte del Estado de 'os Litiles mandados 2 consti pid que la escuela de Pando padiera ponerse en fancionamiento ¢ - Ineptitud y/o falta de responsabi sencia de estos en la zona. idad de los maestros, 0 @u- sen Las Piedras Palomegue n0 pudo instal la escuela de varones por falta ce B= ceptor. Tampoco en Santa Lucia, tanto i de varones como lade nias. En Rosario, Tact rembé y Maldonado se vio precisado de separar de su cargo a los maestros, por notoria Jpeapacidad. En Paysandé propuso que al preceptor “ve le removiese cuwrno antes” por so ‘manifigsta incompetencis, d- Falta de uniformidad en Jos textos utilizados, en la caligrafia y hasta en el idioma. ¢- Desinterés y abandono culpables por parte de las Juntas Econé- mico-Administrativas. La Junta de Canelones, dice el Informe, [ue omisa en prestat colaboracién, “sts- citando caestiones de amor propio [...] et perjuicio de la educacién”. Lo mismo las de Colonia, Paysandd, Mercedes y Minas, cuys actitud fue calificada por el miembro del Tnatitote Joaquin Requena como “inexcusable”. Merecieron pliceses. Pov el contrario. las juntas de Sant José, Maldonado, Tacuaremb6, y sobre todo, Cerro Largo y Salto. f - Atenci6n priocitaria por parte de las autoridades, de las escuelas de la capital y alrededores, con grave e injusto detrimento de la educa- cién de la campafia. g- Ausencia de una inspeccién adecuada de las conductas respec- tivas de los preceptores y de los alumnos. h- Existencia perniciosa de un estrato social sin hogar ni hones- tos medios de subsistencia: el gaucho, a quien consideraba elemento disolvente. Palomeque maneja también Ia dicotomfa “gaucho-intelectual” de uso frecuente y eavucteristica ce cierta sector del patriviado, afeotudo por jnflueneias fordneas que lo + Gatumnbraron a asociar rebeldfa con anarqufa, El mismo José Pedro ‘Varela, en el fogoso semanticismo de sis 20 alos, sostuvo en 1865 en la Revista Literaria Qe los gauchos, politicamente considerades, eran “elementos disolvemes” ¥ econémicamente. “masas 183 ———————————— ae simplemente consumidoras”, La intolerancia de su peciodo inicial Ie lev @ sefirmar on ar nereno artieulo que "ast también el frail, mds fenesio moraliente que el gaucho, es también mds oneroso en ef ‘sentido econdmica".'* i - Condici6n inferior de la mujer (por ignorancia y embruteci- miento) ¢ injustificable descuido de su educacién. j-Vicios y habitos nocivos del nifio; influencia devastadora del me- dio ambiente sobre la nifiez. Bn pocas pero certeras palabras, el informaste deseribe el pemicioso infiujo que ejercia sobre la mente infantil la atmésfera sociocultural de la campsi ‘Alude especial- iene alo que hoy can terminologia mis técnica Tlamarfamos instituciones-20°P9 (pulpe- are alés, eras, earreres),insituciones-pauta (uso criminal del pel vickos) y Gono. cae de aida 0 modelo educative (el ipo de hombre que denonvin6 “emancipade). Hasta aqui la resefia de la fiel y minuciosa descripcién de la realidad educacional del interior del pafs plasmada en el Informe de 1855. La Comisién integrada en el Gobierno del Cerrito por Gird, Acevedo y Reyes. 1 gu mencaje del 27 de junio de 1850, habia advertido como obsticulos paral desarrollo St Jtabte de la educacién primaria de fa poblacién, algunos de los extremes que seal nego Pelomeque. aa acrsavenientes nactan, dijo esta ComisiGn, “principaimente de fa nesligencia de fos padres de familia, sobre todo en. ta campatia deta ignoruncia de Ins preeher, la ceieuitad de sus sueldas, la defciencia de (os métadas de enseanza » laa de unifor- oo i eos libros de que han tenido que valerse” (Git6, Obras, 1999.9. 298: Magariiios, ‘TI, 1948, p. 317). Propuestas 3 - Existe en el Informe, ademas, una articulacién de medidas que entendid correctivas de los males cuya existencia advirtié en su recorri- do. En efecto, no se limité a pintar una realidad penosa, sino que también estructuré soluciones, algunas inmediatas que adoptd por su cuenta y otras de mds vasto alcance que se Jimité a proponer a las autoridades En lo que bien podria Jlamarse la parte constructiva del Informe, encontramos un rico conglomerado de ideas pedagégicas y propucstas practicas que, en su mayoria, retomara afios después José Pedro Varela, y, luchando por su concrecién, las convertird en la justificacién altima de su existencia."* 73o Gi referido articulo fue transcrinto en: Varela, Obras, 2002, pags. 155 $s. jad Ee evidente que Varela no solo conocié sino que también analzé el Informe de Palornatit TUS Apuntes, anota fertualmente “1855,- Informe dol Sr. Palomeque, comisionaa® Pe! et Insti- Seeae aes estado da la educaci6n puibica en los departamentos de campafia (Bueno}” (Varela, aoe oo06, pags. 220 ss). Tambien menciona el Informe al exponer las causas 3° la crisis pot os asibro La Legisiacion Escolar (cap. 'V, Be Nuestro Estado Actual y sus Causa). 189 Palomeque planted en primer lugar la necesidad de crear impuestos para atender exclusiva y especfficamente las erogaciones de la ense- Hianza primaria, tales como el pago regular de salarios, la adquisicién de litiles y textos, etc. En su proyecto de 1876, Varela previ6 distintas fuentes de ingresos para la educa- ccidn: impuestos de contribucién directa, venta de ticreas pablicas, herencias intestadas del Estado, multas judiciales y poticiaies (art. 89), de contribucién directa del Distrito (art. 93), aportes impositivos extraordinarios (art. 95), especificos de los Jardines de Infuntes (art. 98), ingresos por suscripciones a bibliotecas (art. 88). por multas asus Socios en falta Cart 85), alos padres omisos en el deber de educar (art, 64), a los Inspectores Seccionales (art. 94), y finalmente, ingresos por venta de tiles (art. 111. ap. 11). El Decreto-ley de Educaciéin Comin de 24 de agosto de 1877 estableci6 ingresos por el pago de diplomas por parte de los maestros (art, 10). por las multas a padres 0 en- cargados (art. 21) y por “las sunas que ef Gobierno destine” especialmente (art. 28, ap 2). El imperativo de responsabilizar a los docentes por la falta de cum- plimiento de los deberes propios de su cargo, le condujo a proponer un sistema de inspeccién y de supervisién de cardcter_ permanente. ‘Varela en 1876 propuso tres Grdenes de inspeccidn escolar: distrital, depariarmental y nacional. El Decreto-ley de 1877 no establecis autoridades distritales, recogiendo en to dems el régimen del proyecto. Para secundar la labor de Jos Inspectores Departamentales, Palome- que proyecté la existencia de Comisiones en esas jurisdicciones. El Decreto-ley siguis el criterio de Patomeque, suprimiendo los artfeutos del proyec- to vareliano que establectan tas comisiones distritales. La homogeneidad de los textos, programas y caligrafia utilizados en los actos de ensefianza escolar, asf como la necesidad de preservar el idioma nacional, constituyeron a su vez otra inquietud que Palomeque planted en su Informe. sos aspectos fueron también recogidos en el proyecto vareliano. Sus articulos 4°, 57 ¥ 58 se refieren respectivamente a la unilormidad de fibros de estudio, programa e idioma. Bl Decreto-ley acepto también esos criterios. Se advierte una variante en cuanto ai programa escolar: en el Deereto ta enumeracién de materias es taxativa: no puede ser ampliada. En el Proyecto en cambio, las Comisiones de Distrito (que no fueron instituidas por el Decreto) podian “ensanchar libremenie” el programa minimo, aunque no restringizlo (art. 58). La obligatoriedad de la educacién primaria es una de las mas fértiles ideas dentro de su concepcién pedagégica. Hombre de vasta cultura, Pa- lomeque se habia interiorizado de las legislaciones de los paises que mds habian avanzado en Ja época: Estados Unidos, Francia, Holanda, Pru- 190, sia. Parece haberle fascinado el sistema prusiano, que establecia el deber para el jefe del hogar de costear la escuela piblica mediante el impuesto, y ala vez el de educar a sus hijos, si no en la escuela publica, al menos en forma particular, sancionando su incumplimiento con un duro criterio. “La misma ley que obligaba al padre de familia a la contribucion para sostener la educacion piiblica, reza el Informe, le imponia la forzosa de enviar a sus hijos ala escuela bajo penas severas, a excepcién de que justificase educar a su hijo privadamente”. Es justamente oste principio, asf como la organizacién de su mecanismo y el tipo de excepeionamiento, el que propondri Varela, serd consagrado en el Decreto-ley, y constitu- ye norma vigente hoy dia. En cuanto a los antecedentes mis importantes al respecto, deben ser mencionados fa propuesta de Benito Lopez de los Rios en villa Soriano (1799), e! proyecto de Constitucion Provinciat artignista (1813), ¢] proyecto de Joaquin Requena (1838), y el de Gir-Acevedo- Reyes (1850). Hubo también propuestas en la otra ribera del Plata, come tas de Manuel Bel- sgrano y la del asosor del Consulado, Francisco Rivarola y Villa, con instrumentaci6n diferente. LA IGNORANCIA ERA UN CRIMEN “Como decia uno de los epigrafes de El Censor, cuando el conoci- miento era un deber, la ignorancia era un crimen. Belgrano adheria a este juicio y por ello formulé un estricto sistema de educacién obligatoria: los Jjucces debian obligar a los nifios a concurrir a las escuelas, y si alguno de los padres se resistia, debia retirdrsele a sus hijos y ubicarlos en familias que se preocuparan de su formacién, las que sertan recompensadas con os trabajos domésticos en que pudiera emplearse a los nifias. La recomendacién de Rivarola era el uso de un medio indirecto: aquellos que no iubieran asistido a las escuelas piblicas no podrian ser admitidos en otros estudios, ui ejercer profesin de ninguna clase. Para esas actividades se les requeriria una certificacién de escolaridad que seria tan impreseindible como to habia sido en otra época ta fe de bautismo”. Newland, 1992, pags. 39-40, Pidié Palomeque también una ley que plasmara las ideas expuestas y “un brazo robusto, enérgico ¢ inteligente”, capaz de elevar la educa- cin ala altura de “las ideas del siglo”. El reconocimiento de la especificidad de la educacién femenina y el auspicio de una nueva metodologia educacional, dos importantes inicia- tivas de Palomeque incluidas en el Informe, se analizarén a continuacién. En la Seceién XI relativa a los estudios Normales, se analiza lo que el Informe establece al respecto. 485 _ Cabe recordar aqui Ie afirmacién de Miguel de Unamuno en su ensayo sabre et Fulanismo, ‘en el sentido de que os bueno que los hombres tengan ideas, pero es indispensable que las ideas tengan hombre. 191 La educacién femenina 4 - Los primeros que se Preocuparon por la educacién de la mujer estuvieron muy lejos de reclamar un estatus de igualdad con el varén (véase el T. 1, pags. 281 ss.). De haberse puesto en practica la obligatoriedad de la educacién pre- vista en el proyecto de Joaquin Requena de 1838, la educacién de la mu- jer, comprendida en dicho régimen, habria tenido sustanciales adelantos. Lo mismo podria afirmarse del proyecto de Gird, Acevedo y Reyes de 1850, que agregaba ademas normativas especiales para las escuelas de niffas, entre las que se inclufa una “Sociedad de Sefioras” para su direc- cidn y supervision. Deciaal respecto el Informe y Exposicida de Motivos de este dltimo proyecto: “Las mujeres son uno de los elementos mds poderosos de sociabilidad, ya que son ellas las que infunden ot hombre en su nite: esas ideas que le avomparan toda ta vida. decidienda frecuentemente de su porvenit. La iustraccién primaria para las mujeres debe pues, con- cedlerse bajo tas mismas condiciones que para los hombres, salvas las madificaciones que exige la diferencia del sexo: pero la Comisidn cree que para obtener las resultados que $¢ apetecen, naula seria més a propésito que tas mismas mujeres, La Comisicn cree que deberia entregcirseles ta inspeceidn y direecién de las escuelas de nifias”."® El Informe de Palomeque introduce en el tema un cambio cualita- tivo, verdadero viraje histérico que puede resumirse en tres aspectos: el reconocimiento de Ja especificidad de la educacién de la mujer; Ja nece- sidad de que la misma acceda a estudios de naturaleza universitaria; y su nuevo rol en los Ambitos familiar y social. Siguiendo la orientacién del proyecto de Giré, Acevedo y Reyes, pa- trocina la ereacién de una “Sociedad de Damas” para que tome a su cargo la direecién de la educacién femenina. Esta entidad seria la tinica que en su opiniOn, estarfa llamada al “mejoramiento de la educacién y de la indole del sexo femenino”. Y para enfatizar esta afirmacién, propone que el Instituto de Instruccién Péiblica (integrado sélo por hombres) “debiera declararse incompetente” para encarar con éxito la educaci6n de la mujer. El articulo 67 del Proyecto Requena, parece haber dado un primer-y timido- paso en ese sentido, al estabiecer que, para el examen de quienes aspiren al cargo de preceploras, en Jo que se refiera a “dubores. se estant a lo que informen las sefioras “inceligentes y Juiciosas” que haya nembrado al efecto eada Junta, En segundo lugar, y ampliando la exigencia de 1830 de Marcos Sas- tre (quien bregaba por que la mujer fuera preparada en Légica), aconsejé 186 Magarifios, t.|, 1948, p. 379. 192, . que los estudios femeninos incluyeran, junto a las asignaturas Dibujo { Floreal, Musica, Historia, Geografia, (algunas de las cuales solian brin- On privada) la formacién en Filosofia. Eg Tlamativo es que en nn fnformerelativo a le ucacién primaria haya aconsejado la frccuentacién de una materia que wo 1a gabe on a Universidad. Tavo que pasar mae ‘medio siglo para que la mujer i ly n0 sin escindato.! Para ello, agrega, la inteligencia de la muj por medio de estudios clentificos”. Dada hombre, esta llamada a jer “debe desarrollarse Su calidad de compa drez y profundidad que le permiting sostener [a absoluta igualdad de derechos entre ef hombre y la mujer. Se analizard en la Seccién XI. La nueva metodologia fisicos en el aula, sino también “cualquier otro castigo que se oponga a la dignidad del hombre” 138 {87 Las primeras tituladas Universitarias del Uruguay recién egrasaron al final de fa primera ‘cada det siglo XX: Paulina Luisi coma médica en 1908 y su hermena Clotive tice ‘come abo- gada en 1911, 138,, Not et atticulo 28 en ef Tomo 4, p 234. También, comentario en Boletin Pedagigico Ne 7, 2895. 53 ss, 193 NZ revoluci6n lavallejista, esta innovaci6n debe sefialarse como un paso fun- damental en Ja historia de la educacién oriental. No obstante, excelentes elaboraciones normativas posteriores incluyeron de nuevo, como se ha visto, algunas modalidades de castigo.’ Asimismo, en diversos dmbitos 7 se continuaron aplicando practicas de violencia en el aula. ? a 1 El Informe enfoca un nuevo aspecto de los derechos del nifio: el de la estimacidn de su peculiaridad psicolégica y anfmica en cl acto mismo de ensefiar; es decir, se accede a una instancia en la que se defiende el derecho del educando a recibir en e] aula un tratamiento metodolégico que no afecte la singularidad de su naturaleza. Pasamos del respeto del cuerpo (supresién del castigo fisico) y de la autoestima del alumno (su- presién del castigo afrentoso), al respeto de sus procesos naturales de apropiacién del saber. Ello aparece nitidamente perfilado, en los siguien- tes parrafos del Informe: = “El maestro, guardando las formas del Reglamento de Estudios, deberia contraerse muy especialmente a desarrollar y fortificar el espt- ritu de observaci6n del alumno, procediendo siempre de lo conocido a lo desconocido, como el medio de cultivar la inteligencia del nifio, bajo reglas fijas y sistematizadas que pudieran ponerlo en estado de descu- brix, por st mismo, la raz6n, las causas y lo que es més, el principio de lo que se ensefta”. NADA NUEVO BAJO EL SOL En Educaciéu Popular (1849), Sarmiento cuenta que visité en Francia el prestigioso establecimiento particular del profesor Levi Alvarez, destinado ala educacién de mujeres, y Inego de expliear que dado que éstas no pueden seguir lurgos afios de estudios, es menester aplicar una metodologia especial, transeribe textualmente el informe de Levi sobre la metodologia usada: Ia misma tiene por objeto, dice, “contraerse a_desarrollar y fortificar el espiritu de observacién de los nitios y de tos adolescentes [...]; cultivar la inteligencia siguiendo para ello una senda que ponga al alumno en estado de descubrir por sé mismo las reglas, los motivos y Tos principios de Io que se le ensefta, segiin el dicho de Bacon, que no se posee bien, sino aquello que uno ha encontrado por st mismo. Proceder siempre de una cosa conocida a una desconocida, de lo simple lo compuesto [...1” (Sarmiento, 1949, p. 122). 189 _El Proyecto Requena de 1838, aunque aconseja “mucha prudencia y cordura” de parte de os preceptores, incluye entre las sanciones alos nifios en falta “el tenerlos de sodiilas”. E| Proyecto Giré-Acavedo-Reyes de 1850, repite la terminologia de Requena en cuanto a la necesidad de “mu- ha prudencia y cordura” pero ademas prohibe “todo castigo que tienda a envilecer y degradar ef ‘cardcter de los nifios", propone como una sancién posible el “encierro que jamas pasard de cuatro ‘horas’, y agroga como atenuante que dederd llevarse a cabo “sin privacidn del alimento necesario” @oletin 7, 2008, p. 59) 194, Resulta evidente 1a identidad conceptual ¢ incluso de términos (que se han subrayado) entre los textos de Levi y de Palomeque. Que- da esclarecida entonces la fuente de donde éste extrajo las bases de la metodologia propuesta, que adapts a los requerimientos locales. He aqui el primer texto en el que se expone en el pais, el imperativo de que el nifio, en el acto de aprender, realice un descubrimiento por si mismo. Bajo esa nueva perspectiva, el docente deja de ser alguien que dicta para tornarse en alguien que guéa. E] acto educacional, a su vez, se configura relegando el aspecto ensefanza, para dar supremacfa al aspec- to aprendizaje. La escuela primaria, dint José Pedro Varela en 1876, desde su cargo de Director de la Comisién de Insteuceién Pablica de Ia J.B,A. de Montevideo, seré “principalmente educadora y subsidiariameme instructora”, Antes aun, Varela, al inaugurat en 1869 como Presidente de la Sociedad de Amigos de la Educacién Popular, la escuela Elbio Ferndnudec, advertia los grandes inconvenientes de la "metodologia de fa pasividad del alunno” y describfa el nuevo aspecto del emprendimiento educador que se ponfa en marcha: “Acostumbrados a observar y a pensar por si, allt los nifios, pontendo en ejecuctén continua todas las facultades, han adquirido esa vida, esa animacién, esa brillante: de inteligencia que caracteriza a todos los que, nifios u hombres, ejercitan frecuentemente los poderes intelectuales {...) La escuela en su organigacién definitiva debe ser un mundo Pequelio donde los nitios piensen, siemtan y se agiten como los hombres”. No es ocioso realizar una exégesis del fragmento transcripto del Informe: -Guardar las formas del reglamento de estudios. Principio basi- co elemental del accionar del maestro, relacionado por un lado con el indispensable apego a los programas de estudio y por otro, con el ajuste alas normas emanadas de la autoridad, sobre la organizacién y el funcio- namiento de la escuela, -Desarrollar y fortificar el espiritu de observacién del alumno. Preconizar en 1855 Ja prevalencia de la observacién, que es la base de la ciencia natural, cra adelantarse considerablemente a la época.' Nétese asimismo que el maestro debfa promover una disposicidn interior en el nifio hacia la observaci6n, mds que instarlo a observar, -Proceder siempre de lo conocido a lo desconocido. Las operacio- nes del ensefiar deberfan partir del conocimiento que el nifio ya posee. 140. Recién en 1868, at crearse la escuela privada Elbio Femdndez, comenzé ol estudio de las ciencias naturales en la educaci6n primaria. En la Universidad fue a partir de 1876, al crearse la Facultad de Medicina. Es por demés curioso que apareciera en tn modesto comercio montevidea- no en 1807, “un tratado en francés sobre la estructura anatémica del cuerpo humano' (Isidoro de Maria, 1976, t1, pags. 234-235), Iss. John Dewey (1859-1952), en su Credo Pedagégico, exptesé que “la vida escolar ha de surgir gradualmente de la vida doméstica, y ha de asumir y continua las actividades con las gue el nifo estd ya familiarizado en su hogar” (Art. 2, cap. Lo que es la Escuela). Hoy dfa, planteos modemos enfatizan la necesidad de tener en cuenta las denominadas ideas previas. -Cultivar la inteligencia. Implica estimularla, incitarla, promover su crecimiento en el alumno. Ya no se trata, como indicaban los viejos preceptos, de instruir, ni de nutrir (Reglamento del Cabildo capitalino de 1809), ni de sujetar, ni de ilustrar cristianamente (Informe del Padre Barrales sobre el primer establecimiento jesuftico montevideano), sino de desenvolver los poderes y aptitudes intelectuales del educando. -Bajo reglas fijas y sistematizadas. Segiin esta perspectiva, el do- cente no puede prescindir de cierta regulaci6n pedagégica, que es como decir de la propia Pedagogfa, que es, ademas de descriptiva, disciplina normativa. Reglas fijas, es decir, que no dependan del capricho momen- tdneo ni de la emotividad circunstancial que una situacién concreta su- giera; y sistematizadas, en cuanto su conjunto deberé tener coherencia y armonfa. -Poner [al educando] en estado de descubrir por si mismo. Esta es la expresién medular del fragmento examinado, en tanto toca el aspecto metodolégico mas sustantivo. La actitud del docente deberd centrarse, segtin esto, en la creacién de dispositivos que resulten aptos para que el alumno entre en la situacién de descubrimiento. Ello no implica obligar, compeler ni forzar, sino un acto de conduccién imperceptible, sin que se sienta demasiado la mano conductora, hacia una situacién animica e intelectual propicia para el hallazgo. Por supuesto que requiere del maes- tro una fina captacién de la realidad psicolégica de cada alumno. Debera apercibirse de sus inclinaciones, de sus reacciones y de cémo incentivar- jo, c6mo impulsarlo a pensar, cémo dirigir su curiosidad y despertar su interés hacia determinados objetos de investigacién. -La raz6n, las causas y lo que es més, el principio de lo que se en- sefia. Esta distincin adicional refiere a los objetos del descubrimiento de- seable en el nifio. La raz6n de algo, alude inequivocamente al porqué logi- coy psicolégico de aquellos procesos en los que interviene el ser humano como protagonista, 0 en los que se involucra, 0 de los que es responsable; la alusién a las causas, a sti vez, concierne a las conexiones y encadenamien- tos que tienen como resultado la produccién de un hecho o un fendmeno de 196 Ja naturaleza.'* Aquella, la raz6n, refiere a Jo personal, a Jas acciones del hombre; éstas, las causas, atafien a los acaecimientos naturales. EI pérrafo agrega: y lo que es mds, los principios. Es decir, mas que nada y por sobre todo, el alumno debe descubrir principios. Parece haber aqui una precisa referencia a los fundamentos ultimos, tanto de las conductas humanas cuya razdn se investiga, como de los procesos natu- rales cuyas causas se trata de establecer. Si asf fuera, el autor del Informe nos estarfa indicando que el docente debiera también hacer transitar al niffo por el dmbito de una embrionaria Filosofia.'” Bajo este supuesto, el Informe se acerca a la conceptuacién pedagégica de Carlos Vaz Ferreira sobre penetrabilidad.!* Siguiendo al espaiiol De Aicéntara Garcia, el delegado uruguayo al Congreso Pe- dagégico realizado en 1882 en Bucnos Aires, Carlos M? de Pena, en representaciGn de 1a Sociedad de Amigos de la Educacién Popular, expres6 conceptos gue se aproximan a esta seevencia que consiste en comenzar por la percepeién de los objetos y desembocar en el descable descubrimiento de los principios y fundamentos wltimos por parte del alumno escolar. Estas fueron sus palabras: “El niio pars instruirse o aprender, ha de hacer él, por si mismo, sus investigaciones acerca de los objetos que el universo encierra, empezando or lat intuicion de tas cosas |...) y concluyendo por las induceiones mds elevadas, por las generalizaciones més extensas, por las profundas abstracciones que la ciencia abraza en sus diferentes ramos" (El Monitor de la Educacién Comin, afio tl, N° 33, Bs. As., 1883, cit. por Delio, 2009, t. 1, p. 102). Destino del Informe 6 - El mismo dfa en que fue recibido por el Instituto de Instruccién Publica, el Informe fue derivado al miembro Joaquin Requena, solicitan- dole emitiera opini6n al respecto. Este se tomé seis dfas para estudiarlo, al cabo de los cuales recomendé fuera aprobado y remitido a una Co- misién encargada de redactar el proyecto de ley correspondiente. Pero el Instituto sdlo se limité a aprobarlo y a ratificar los nombramientos de docentes realizados por Palomeque durante su gira. Esos fueron sus tini- cos y modestos efectos inmediatos.'* 141. Veinte afios antes del auge del positivisino en nuesiro medio, el Informe subrayaba la necesi- dad de incrementar en el trabajo escolar, el espiritu de observacién y la indagacion de las causas de los fenémenos de la naturaleza, 142 Debe recordarse que el Informe propone pata las nifas el estudio de la Filosotfa. 143 El eximio fl6sofo uruguayo, en su trabajo Dos ideas Directrices, proponia que el docente presentara un escalonamiemto de materiales cada vez mas complejos “a medida que Ja fuerza asimilativa del espirity {del alumno} crece también’, y junto a ello, un Segundo cisposilivo, que llamé penetrabilidad, seguin el cual se debia ‘presentar al esp/ritu, no materia que haya sufrido una preparacién pedagdgica especial, sino materia natural, que el espiritu penetra como puede...) Lo parcialmente inteligible, es un fermento intelectual de primer orden”. 144 El Comercio do! Plata N° 2772 dio cuenta de que el informe fue incluido en la Memoria que @l Ministro de Gobierno mando ese afio @ consideracion de las Cameras (Varela, Obras, 2008, p.229). 197 UN DECRETO PARA LA ANTOLOG[A DE LA ERUSTRACION “Apruéhase el precedente informe, comuniquese al Gobierno la eleccién de los profesores que él anuncia, y dése a la prensa. [Fdo.] Herrera y Obes”. Resolucién del Instituto de Lustruceién Publica de fecha 31 de enero de 1856. Podria lamar Ja atencién que Palomeque no mencionara en su In- Jorme, nada relativo a los Premios y sanciones por inconducta aplicados a los nifios, La explicacién tal vez esté €n que, un afio antes, el Instituto de Instruccién Publica en el que desempefiaba la Secretaria, habia apro- bado y difundido las Prevenciones que redactadas por Joaquin Requena, se refieren al tema. 7 - Pueden rastrearse algunos otros documentos de Palomeque refe- tidos a la educacién, aunque eclipsados por la trascendencia del Informe de 1855. Cuando desempefiaba la Jefatura Politica de! departamento de Cerro Largo en 1860, elevé una Memoria en la que segiin recuerda su hijo Alberto Palomeque, “se aconsejaba la creacién de Escuelas de dis- trites, en la campana, amplidindose para ellas el reglamento de estudios con Ia instruccion comercial, ef aprendizaje de las artes y oficios, los inétodos prdcticos de la labranza de la tierra y el de mejorar las razas de nuestras haciendas”; autor citado, “Juicio Critico det Libro José Pedro Varela (Educacionista Uruguayo)”. Bs. As., Impr. del “Porvenir”, calle Defensa nim. 139, 1885, p. 43, APENDICE DOCUMENTAL [Fragmentos del informe Palomeque] “L.-] Pero las Juntas, doloroso es decirlo, no comprenden su misién ni la estudian tampoco; ta educacién, para ellas, es lo inico de que no se ocupan. Ast se ve Su reconocida descrédito, la insuficiencia de los profesores y la ignominia en el gobierno. Colocadas las Juntas al frente de la educacién, con la falta de interés que han demostrado siempre, no es posible prestar a las escuelas esa atencién necesaria, especial, que ellas reclaman. Los profesores, como los diseipulos, precisan de la pre. sencia de las Juntas, exigen sus visitas frecuentes, porque éstas reaniman la vide del estudtio y estimutan al profesor. 198 Pero, esta tarea asidua por parte de las Juntas es irrealizable, y conviene, por lo misma, restablecer lo que por algunos aitos ha suplido a la creacién del Instituto, con el nombre de Inspectores de Escuelas {...] Si las Juntas descuidasen, como sucede en la actualidad, las funciones que le confiere la Constitucién del Estado, la Instruccién Primaria retrogradaria; y para evitar los grandes males que sobrevienen en este caso, es que indico el nombramiento de un Inspector General de Escuelas. Esta necesidad es vital: la accién de una auto- ridad especial es urgente; pero que abunde en conocimientos profesionales, para que el resultado sea préspero y digno de los desvelos y sacrificios con que es retribuido por el Gobierno y por el Instituto, Si la conveniencia de un Inspector General fuese reconocida por el Instituto, a eleccién de esta autoridad deberia recaer en uno de sus miembros, con ia obliga- cién de visitar anualmente las Escuelas piiblicas de toda la Repiblica. El Instituto, reducido a conocer précticamente la educacién que se presta en la capital y sus contornas, deberia extender este beneficio a la que se da en la campaia. No basta visitar los establecimientos més bien atendidos, como en efecto io son tos del de- Partamento de la capital. En principio, todas las Escuelas costeadas por el Estado tienen igual derecho a ser visitadas, pero conviene, en tal caso, no se repose en las formas, para que esa visita no Hegue a ser de estériles y vanos beneficios. Sin duda que el aprovechamiento de una de esas operaciones seria de inmensos resultados, como lo explican los producidos en la capital, cuyas escuelas, colocadas en medio de 4na poblacién més activa, mds cerca de la autoridad superior, bajo la direccién de profesores mds aventajados, fomentadios y animados por la multitud, encuentran, en su situacién misma, motivos positives de prosperidad. Las Escuelas de la campatia, como ya dejo demostrado, deben ser de la preferente atencién del Instituto. Estable- cidas estas a inmensa distancia de los recursos, fuera del teatro de la civilizacién y bajo la direccién de maestros menos idéneos, reclaman, con justicia, la necesaria y esencial visita det Instituto [...] La Junta del departamento de Cerro Largo, que ha sido una excepcién de todas las de la Repiiblica, ha comprendido bien su alta misién, por lo que no ha omitido ninguna clase de sacrificio para corresponder, de un modo digno, a las esperanzas del Gobierno, a las del Instituto y a las de los comitentes. Las escuelas pues de este departamento, son el modelo y ejemplo de todas las de la campaita. La eficiencia y consagracién expresa de los profesores son dignas de mencio- narse [...] Ahora pues, eniraré en la parte que corresponde a los Preceptores en orden a la ensehanza. No me detendré ocupindome de cada Maestro ni de cada Escuela en particular. Baste solo saber que en todas las de la Repiiblica, con la sola excepcién de las de Montevideo, Cerro Largo y Salto, no se conoce ef Reglamento de Estudios: en ninguna se ensefian las materias que abraza la ensehanza primaria superior. De ventajas consiguientes que alcanza la educacién, se limitan tan solo a rudimentos de escritura, lectura, doctrina, las primeras cuatro reglas fundamentales de la arit- mética y nociones de gramdtica castellana, siendo de notar que la ensettanca de la gramética ocupa un lugar muy secundario en algunas de las Escuelas. 199 Estos detalles muesiran muy bien que la educacién en los departamentos de campaiia estd fiada a hombres que ignoran sus obligaciones, que se guian solo por mera rutina, sin otros conocimientos que los que han podido adquirir en la pracrica, y sin haber estudiado, en su mayor parte, la teoria de su profesin ni saber dénde ocurrir para aprenderla. Si a esio se agrega la falta de buenos libros que los ponga al corriente del adelanto de la época, es clara que el laberinto y desorganizacién de las Escuelas no puede dejar de existir. Cuando se habla de educacién en los departamentos de campaiia, se dice una mentira o se inicia una farsa (...) La organizacién regular de tan itil como importante Institucién [Ia escuela], se resiente de Ia falta de recursos pecuniarios. Los profesores impagos, los alumnos sin texto, los establecimientos sin titiles ni materiales que los sirvan, lo dificulta a punto de hacerse ilusoria la ensefianza, Esta malisima situacion ofrece un campo vasto para abundar en argumentos [...] Pero, considerando suficientes los detalles que quedan indicados, para llamar la atencién del Instituto sobre la necesidad de fundar y organizar la educacién popular bajo bases seguras, me abstendré de ello, expre- sando solo que el éxito favorable de ese mejoramiento depende esencialmente de la exactitud en el pago de los Profesores, de la provision de libros de lectura y iitiles de las escnelas, del interés que anime a las autoridades locales, de la moralidad de los institutores, de la disciplina de los alumnos y de la obligacién de los padres de familia en orden a la concurrencia e sus hijos a las escuelas. Trabajar, en este sentido, para que los hdbitos, el orden y el progreso se arraiguen en nuestros habitantes, es la tarea mas penosa de que debe ocuparse el Instituto {...] Las ideas dominantes del sigio se oponen, lgicamente, a que se dé instruccién al hombre y no a la mujer, a que se conceda al hijo lo que se niega a la hija, a que se favorezca al hermano y no a la hermana. Si tal excepcion se quisiera perpetuar, se podria decir muy bien que Ia civiliza- cién, entre nosotros, retrograda, lejos de avanzar. La mujer que ha de Negara ser madre, como la que por vocacién se dedique a ia noble profesién de la ensenianza, debe evar consigo los mas abundantes gérmenes de instrucciOn y suficiencia al seno doméstico: lo contrario seria detener, a las puer- tas de las familias, lo que forma la felicidad de las generaciones y lo que constituye una verdadera unibn conyugal. En los pueblos de nuestra campatia, y aun en los de la capital misma, se ven, por desgracia, cientos de mujeres y niftas abandonadas a su propia suerte y al embru- tecimiento que les ofrece la diminuta y malisima educacién que se les presta. Para evitar este lamentable espectéculo, que degrada a una poblacion lena de vida y cultura, convendria, a més de otros medios que indicaré oportunamente, ampliar el reglamento de este sexo con el dibujo floreal, musica, historia, geografia, mateméticas y filosofia. La mujer mds que nadie, debe conocer el corazén humano; es la que mds ne- cesita conocerse a si misma, para alcanzar las deliberaciones del hombre y evitar los escollos a gue estén constantemente expuestas por la naturaleza de su sexo. La inteligencia de la mujer debe desarrollarse por medio de estudios cientificos, puesto que ella, por una ley divina y por vinculos indisolubles, esta Uamada a ser la 200, compatiera del hombre. La mujer con quien et hombre debe consultar los medios de su suerte fusura, es, indudablemente, la que con mds lealtad y vivo interés ‘puede contribuir a perfeccionar las grandes combinaciones del hombre. Pero, careciendo de instruccién, como generalmente sucede, no es posible, no es prudente fiar a su consejo lo que debe decidir de una familia entera LJ Sin embargo, las Profesoras que, aun careciendo de la instruccién suficiente, Se consagran a la enseitanza en los remotos extremos de la Repiiblica, prestan, con todo, un importantisimo servicio a la sociedad, que puede y debe ser apreciado por el Gobierno y por el pais en general. Por lo que hace a esta ensefianza, opino que el Instituto debe declararse aus toridad incompetente en orden a su inmediata direccion, debiendo poner en acciin toda su influencia y atribuciones a fin de que la Sociedad de Damas sea entre noso- tros una realidad. Esa importantisima institucién, cuyos benéficos resultados no son desconocidos, es la tinica que esté Uamada al mejoramiento de la educacién y de la indole del sexo femenino [...] Doloroso es el espectaculo de uno de nuestros pueblos de campatta; el niio, desde la edad de cinco aitos, ya monia a caballo, y se le ve en éstos en la puerta de un café, en Ia de una pulperia, en una reunién de carreras, en el lugar en que se degiiella y desposta una res, etc. ¥ en todos estos puntos de distraceion y felicidad Para ellos, ejercen el oficio de hombre emancipado! Es alli donde los vicios mas do- minantes de nuestro pais se adquieren, es alli donde desde la infancia se acostumbra el hombre a depositar en su cintura un gran puiial, haciendo generalmente de élun uso criminal [...] El Maestro, guardando las formas del Reglamento de Estudios, deberia con- Wraerse muy especialmente a desarrollar y fortificar el espiritn de observacién det alumno, procediendo siempre de lo conocido a lo desconocido, como el medio de cultivar ta inteligencia del nifto, bajo reglas fijas y sistemadas (sic) que pudieran Ponerlo en estado de descubrir, por sé mismo, ia razén, las causas, » lo que es mds, el principio de lo que se enseita En resumen, la educacién piiblica necesita: I’. Un brazo robusto, enérgico e inteligente que la eleve a las ideas del ‘siglo. 2" El nombramiento det Inspector General de Escuelas y sus comisiones en cada pueblo donde las haya costeadas por el Estado, bien entendido que aquel deberd Ser, siempre que fuese posible, un miembro de la corporacién y con la obligacién de visitarlas anualmente o por semestre, El puntual y religioso pago a los institutores, #. Provisién general de texios de lectura J iitiles consignientes a la educacién, 5°. Designacién expresa de los textos que han de servir para la enseftanza, 6°. La creacién de un impuesto personal aplicable al sostenimiento de las es- cuelas pitblicas. 7". La creacién de rentas locales destinadas exclusivamente a la educacién po- pular, S* Compeler, por medios direcios, a los padres de familia, para que se haga efectiva la concurrencia de sus Aijos a las escuelas, 9 Uniformar y sistemar (sic) la ensefianza bajo bases invariables, 10- Establecer responsabilidades a todos los Precepiores por la falta de cumpli- miento de sus deberes, 201 11- Ampliar el Reglamento de enseitanza primaria superior elemental, y desig: nar como esenciales las modificaciones propuestas en la instruccién que se debe a las mujeres. 12+ Instituir la sociedad de damas, delegando en ésta la inmediata direccién de ta educacién de las nitias, 13- La Instalacién de la Escuela Normal para la formacin de maestros idé- neosy nacionales, a quienes con preferencia, se les entregue el profesorado. 14 La sancién de una ley sobre instruccién, que, abrazando los puntos indi- cados, salve todos los inconvenientes que se oponen presentemente al progreso inte. lectual”, 202 ~ Capitulo IV ~ EL INTERNATO NORMAL DE SENORITAS EI primer Internato 1 - De la Segunda Memoria de Varela correspondiente a 1878-1879, Surge que mas de la quinta parte del magisterio nacional carecfa de titulo habilitante para ensefiar, En el Congreso Pedagdgico de Buenos Aires (1882) Jacobo Adridin Varela se animé 8 decir que, en Uruguay, “la mirad de los maestros no sivven para nada”. "*Y lo deca Guien fenfa razones para conocer el tema y ademas acostumbraba a expresarse con palabra serena y medida, lo que revela la entidad del problema y la necesidad de proceder a In formacién de docentes con la mayor urgencia, El Presupuesto de 1878 habia fijado $ 10.000 anuales para la escue- la Normal, pero a fines de 1879 esa suma fue suprimida. No obstante, a principios de 1882 la Direccién General de Instruccion Publica aprobé la iniciativa del Inspector Nacional Jacobo Adrian Varela para instalar un “Internato Normal de Sefioritas”, en el que se admitirfan tres alumnas de cada departamento del interior, debiendo cada una al egresar, desem- pefiar el cargo de maestra en su departamento o donde se le indicase, 444 Delio, 2009, p. 100. 493 UNA SUSTANCIOSA DEFENSA DE LA DOCENCIA COMO PROFESION “Necesitamos educar y educar bien. Allé en el pasado, cualquier hombre medianamente instruido o cualquier mujer medianamente piadosa podian servir para maestros. Et libro dictado con énfusis, la palabra y el hecho agrio de la disciplina bastaban y sobraban. Para los esbozos de la vigja estética era camo ella tosco et pincel y Ia mano que 40 manejaba. Aquello se extingue lentamente como una época, con sus méritosy decadencia relativos al medio social, polttico y religioso: pero Ja educacion moderna no es posible sin el maestro moderno, adaptado con una personalidad definida y propia de su misi6n. Tiene que saber ‘edricamente y aplicar con minuciasidad en el hecho experimental ast las leyes de la mente humana como todas las condiciones en el desen- volvimiento gradual y progresivo del organismo fisiolégico [...| El maestro de hoy es un fildsofo y un uriista, Debe conocer et diagnéstico del mal y a ta vez colocar la compresa y aplicar la venda con st propia mano. Compasitor y miisico, complica y crea sus armo- nfas, y en el mas dificil de los teciados, en el cerebro humano, ejecuta st obra con las modulaciones propias para cada temperamento. iY bien! En la vida real ni el buen artista ni el filésofo provecho- 80 se crean y se forman sin la especializacién de todas sus facultades, sin hacer de ello como una profesién o hdbito”. Palabras pronunciadas por Jacobo Adri Varela al colocarse Ia piedra fundamental del edificio det Internato. Acevedo Vazquer, 1933 (1), t LV, p. 340. Fue designada para dirigir el Internato ~que quedaba bajo la subor- dinacién jerarquica de la Direccién General-, la maestra Maria Stagnero de Munar, secundada en la subdireccion por la maestra Adela Castell y por Jacinta B. de Abella como tercera maestra. El segundo Internato Normal, destinado a varones, fue creado por Decreto del Po- der Bjecutivo de 5 de setiembre de 1889, se inauguré el 14 de abril de 1890 y comenzé su actividad docente a partir del 15 de febrero de 199]. Bn 1900 ambos Intemnatos pasaron a ser Institutos Normales, integrindose en un solo en 1935, Este proceso serd analizado en el tomo siguiente, Los fines del Jnternato apuntaban a formar maestros para el interior de la Reptblica. Ello explica que recién en 1900 se recibieran alumnas de Montevideo. Informe de Maria S. de Munar de 18 de mé EL 15 de mayo de ese afio fue inaugurado dicho centro educacional, con sede en la denominada Quinta de Guerra, ubicada en [a calle Pastor (hoy Angel Floro Costa) N° 76, (hoy 1573). La inauguracién habia sido precedida de una gira del Inspector Nacional Jacobo Adrién Varela por ayo de 1899, en Marenales y Figueredo, 2002, 494 distintas localidades del interior, para la promocién correspondiente y eleccién de las postulantes. De ello resulté una asistencia inicial de 17 alumnas, a las que se fueron incorporando algunas mis con ei correr de los dias. No todas quedaron bajo el régimen de internado; fueron admiti- das, aunque en minoria, estudiantes externas.“® En 1883 el Internato contaba con 32 alumnas internas. En la Memo- ria de Instruccién Piblica correspondiente a 1883-1884, Jacobo Adrian Varela indica que, desde su fundacién, habfan ingresado al Internato 54 j6venes del interior del pafs. De ellas, 9 no concluyeron ss estudios, 21 obtuvieron diploma de ler. Grado y una de 2do. Grado, en tanto que 23 alumnas continuaban sus cursos sin haberse presentado aun a examen. De las diplomadas, 12 habfan salido para campafia, estando 8 de ellas desempefiando tareas en distintas escuelas. La Directora Marfa Stagnero de Munar, que desempetié su cargo hasta el 15 de mayo de 1911, tomé a su cargo el desarrollo de la Pedago- gfa (y la direccién de la Practica Docente hasta 1886), asi como las clases de Higiene y Fisiologia. Las clases de Pedagogfa de Marfa Stagnero de Monar, si bien se basaban en el texto de Francisco Antonio Berra, esta- ban matizadas por la peculiaridad personal de la educadora. “La sefiora de Munar ensefa, en el Interinato primero y en el Ins- tituto después, Pedagogia viva, real, humana, fecunda y de rendimiento efectivo -afirmé Oscar Julio Maggiolo-. Ensefta Pedagogia -agregaba- si- guiendo a Berra cuyas directrices influyen en ella claramente, Pero luego se independiza y sin dejar de seguir las huellas del maestro, imprime su sello propio, su modalidad inimitable, su fuerza de conviccién que emana de su propia y grande autoridad personal, y es una maestra de Pedagogia aun no superada |...] Sila seftora de Munar hubiera escrito, hasta donde fuera posible, la pedagogia que ella ensefid, tendriamos una fuente pu- risima_y pristina en ia que los que se inician en la carrera magisterial, podrian beber sin peligro de contaminaciones deformadoras, las leyes fundamentales, los comentarios fecundantes y las ensefanzas llenas de experiencia real que ella trasmitié directamente a sus alumnas [...]” 7 Quedaba asimismo bajo la responsabilidad de la Directora, el cuidado de la salud de las alumnas, que més de una vez debieron ser atendidas por el médico, Dr. Angel Canaveris. 446 Al finalizar el primer afio rindieron examen cinco alumnas internas (del interior del pais) y una externa, 447 Conferencia de! Director de Ensefianza Primaria y Normal Oscar Julio Maggiolo, dictada el 30 de agosto de 1941 (Revista Superacién N* 22, Mdeo., segundo semastre de 1941). 495 OE ee Dibujo, Francés, Solfeo y Labores, fueron materias que quedaron a cargo de los docentes Horacio Espondaburu, Catalina Begué, Benito Bellvé y Sra. de Quinke, respectivamente, La Subdirectora daba las clases de cardcter introductorio a las alum- Nas con preparaci6n insuficiente, La Administradora qued6 encargada de la “funcién econémica”, dirigiendo las tareas de las alumnas en cuanto al planchado de ropa, arreglo de dormitorios, servicio de comedor y otras labores domésticas. “De noche {las alumnas} preparaban sus lecciones 0 se hactan lec- turas comentadas bajo la direccién de la Directora. Los domingos que no eran de salida (durante los primeros aiios solo salian una vez al mes con sus encargados), asistian a misa acompaftadas de una de Jas maes- tras, excepto aquellas alumnas cuyos padres declararan, al ingreso, que no seguirtan las practicas religiosas. La tarde se destinaba a recibir visitas, 0 recitados, juegos de ingenio, etc. No eran djenos a estos actos el sefior (Jacobo Adrian] Varela y su digna esposa”. Como se eprecia, se aplicaba el mismo régimen que el Decreto-ley de Educacién ‘Comin de 24/8/877 establecié en su articulo 18 para la enseitanza de la religion cat6liea en las escuclas, La regulacién normativa 2 - El marco juridico que regulo la organizacién y el funcionamiento del Internato, estuvo constituido inicialmente por las “Bases constituti- vas de los Internatos Normales”, dictadas por la Direccién General de Instruccién Piiblica con fecha 26 de enero de 1881, En ellas se previé la existencia de dos Internatos (el de varones, como ya se dijo, recién co- menz6 a funcionar en 1891); la designaci6n de los becarios Por parte de Jas Comisiones Departamentales de Instruccién Publica; las lineas gene- rales del plan de estudios; la edad minima de las postulantes al ingresar (15 afios) y los deberes y derechos de las mismas. El “Reglamento Provisional para el Internato Normal de Sefori- tas” de 13 de mayo de 1882 regulé las atribuciones y dotacién del per- sonal del Internato, complementando la normativa sobre obligaciones de las internas. La resoluciOn de 18 de diciembre de 1884, establecié que por haberse obtenido recursos Presupuestales para financiar los gastos, 496 quedaban. suprimidas las contribuciones por alumno -cuyo pago debia hasta el momento garantizar la Comisién Departamental proponente-, por lo que la asistencia al Internato paso entonces a ser gratuita, La mis- ma norma preceptuaba que quienes aspiraran a ingresar al Internato de- bian someterse a un examen el cardcter ptiblico ante Jas Comisiones De- partamentales respectivas. Los programas de las asignaturas sé articularon segtin las exigencias del “Reglamento y Programa para los Exdmenes de Maestros de Jer. Grado” “* En cuanto a los exémencs finales, debian rendirse ante la Direccién General de Instruccién Piblica. La practica docente 3- La prdctica docente se Tlevaba a cabo en una escuela anexa que no tenfa maestras, en la que, bajo la direccion de Marfa Stagnero de Munar, las estudiantes se turnaban para conducir las clases, realizando asimismo las tareas de administraci6n. (confeccion de estados mensuales, redaccién de notas, etc.). “—Pénde trabajaban las alumnas maestras?El local no reunia las comodidades para el funcionamiento de este anexo: habia, pues, que aprovechar todos los lugares: la glorieta, al galpén, el corredor; en to- das partes donde hubiera espacio, aire, luz, alli habta una clase de chi- cos. Mds adelante se construy6 un salon de madera, pasaje que unia ¢l edificio principal con la casa contigua que debié anexarse para dar mds capacidad al Internato, casa en la que se alojé la sefiora Subdirec- tora con su sefiora madre y unas 15 alumnas. En ese pasadizo amplio, yentilado y con mucha luz, funcionaban dos clases de nifios. La escuela Hegd a contar con mds de 100 asistentes, vecinos de la localidad, que hoy recuerdan con carifio los dias pasados en aguellas sus primeras aulas, Algunas de esas alumnas, después de cursar los estudios prima- rios de 4° y 5° afo, entraron a. formar parte del alumnado Normal, con una preparacidn basica que les permitié realizar. fécilmente su carrera profesional”. a 748 Marenales y Figueredo, 2002, pags. 74 ¥ $5. “449. Muar de Sanguinellly Munar Stagnero, 1938, p 17- 497 La préctica docente cambi6 en 1886, aio en el que fue ereuda la Escuela de Aptica- edén, cuys primera directora fae Adela Castell, quien debié ser sustituida en la Subdiec- cidn del Internato, por Enriqueta Compte y Rigué.*® En dicha escuela, las estudiantes del Internato al principio tomaron a su cargo en forma honoraria las clases elementales, durante tres meses cada tina, Poco tiempo después ge nombraron maestras titulares para esos grids, y las normalistas pasaron a desempeniar” Seen tareastipicas de practicantes: prepara leeciones a realizar, imtervenir colectivamenic or Inertiea de las realizadas, ordenar material de ensefianza. cfc. La orientacién de la préc- tica quedé a cargo de la Directora de la Bscuela de Aplicacién; ta Directors del Iniernato coordinaba con ella la preparacidn previa de las Tecciones. Durante Jos primeros seis afios de funcionamiento, los cursos no se interrumpieron, dado que no se fij6 periodo vacacional en el Internato. Ello permitié que algunas maestras ya tituladas y con cargos en escuelas, pudieran asistir, en el lapso de las vacaciones de ensefianza primaria, a efectos de completar su preparacién magisterial. Los sdbados eran dedicados a algunos entretenimientos y a actos de cardeter former tivo: las observaciones al microscopio ditizidas por José Arechavateta, y las conferencias de Jacobo Adrian Varela, de Alfredo Vasquez Acevedo y de Francisco Antonio Berra, cons- tituyeron parte importante de dichas actividades. En un predio de la calle Cuareim que habia sido destinado para la Universidad, al que se le agregé, adquirido especialmente, otro lindero que daba frente a la Plaza Cagancha, comenz6 a edificarse a partir del 1° de mayo de 1884 la nueva sede del Internato, inaugurandose el 14 de abril de 1886. UNDESPERTAR AL SON DE BANDAS MUSICALES <1 despertar del siguiente dia no pudo ser més risuefio. Las bandas militares ofrecian su saludo al primer Magistrado en ocasién de su ono- mastico, y como el Presidente de la Reptiblica oeupaba el palacio situado {frente al internato, durante todo ese dia ta miisica militar alegré ta vida de Tas jévenes estudiantes”. ‘Munar de Sanguinetti y Munar Stagnero, 1938, p. 25. 450 Afios después Enriqueta Compte y Riqué funds, oriente y dirigi6 el primer Jardin de Infantes del Uruguay (1890). 498 APENDICE DOCUMENTAL [Los temas del programa de Pedagogia en el Reglamento de 9 de setiembre de 1881]

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