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APARECER ACÁ

De: Nadia Ethel Basanta Bracco

Palabras Previas

Facundo Rivera Alegre “El rubio del pasaje”, desapareció el 19 de febrero de 2012 a la
salida del baile de Damián Córdoba en el Estadio del Centro, en la ciudad de Córdoba
(Argentina). Aún hoy continúa desaparecido. Los continuos pedidos del abogado de
la causa para dragar las lagunas del barrio Maldonado, donde fue visto por última
vez, fueron ignorados por el fiscal.
El texto que sigue, fue escrito luego de una serie de entrevistas realizadas a su mamá,
Viviana Alegre, en el marco del seminario “Teatro y Realidad ¿Dónde está el rubio del
pasaje?” coordinado por Jorge Villegas en Abril de 2013.

EL DEALER: Si usted anda paseando a esta hora 


y por este lugar, es porque desea algo 
que no tiene, y yo se lo
puedo ofrecer (…)
En la Soledad de los Campos de Algodón - Bernard-Marie Koltès

(Muy entrada la noche. En la esquina sólo se ve la farola y el círculo que a su alrededor


dibuja la luz naranja. El resto es la oscuridad más densa. Podría ser el fondo de una
laguna donde la luz nunca llega. Al lado de la farola está Facundo, un chico de unos 20

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años, quieto como si fuera una orden. Sólo sus ojos se mueven. Todo él pareciera estar
en un alerta inmóvil)

Voz: (desde la oscuridad) ¿A quién esperás?


Facundo: (se asusta pero lo disimula) ¿Qué lo que?
Voz: (desde otro lugar de la oscuridad) Que a quién estás esperando.
Facundo: Al que no te importa.

(Se escucha el sonido de alguien que se mueve muy rápido en la oscuridad. Es imposible
predecir de donde viene la voz. Parece brotar de todos lados)

Voz: Andás paseando. A esta hora por acá. Estás esperando a alguien. Quiero saber su
nombre.
Facundo: No le sé el nombre. Me dijo que lo espere acá.
Voz: Tenés miedo.
Facundo: ¿Qué? ¿Qué lo que te pasa?
Voz: Yo sé del miedo.
Facundo: Vení para acá que no se te ve… ¿Qué lo que decís?
Voz: ¿Querés pegarme?
Facundo: ¡No vayás a aparecer que te hago re cagar!
Voz: No creo. Es la primera vez que venís por acá. Seguro que ya ni sabés para qué lado
queda tu casa, con todas las vueltas que te dio el taxi. Traés plata encima. Estás solo.
Facundo: ¿Y cuál es?
Voz: Yo creo que te estás haciendo pis.
Facundo: ¿Qué lo que hablás? ¿Qué querés?
Voz: Muchas preguntas. Tendrías que callarte un poco y escuchar más.

(El canto de los grillos, la lejana autopista y los sistemas de refrigeración continuos, son
la sustancia con que está hecho el silencio de la noche. Facundo lo nota por primera
vez. )

Facundo: ¿Qué lugar es acá?

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Voz: Maldonado. Como vos. Que estás mal y donado.
Facundo: ¿Estoy choreado?
Voz: Si tuvieras lo que quiero te lo hubiera sacado.
Facundo: ¿Entonces?
Voz: Yo también estoy esperando.
Facundo: ¿Qué cosa?
Voz: Un llamado del cielo.

(La oscuridad se rompe apenas por los chispazos de un encendedor. Cuando se


enciende, se puede adivinar la silueta de la voz que prende un porro)

Facundo: (Se ríe) Ponele que era del cielo…

(Silencio)

(Facundo revisa su teléfono nervioso, pero intentando que no se note. Desde su


inmovilidad mira a ambos lados. La silueta se acerca desde la oscuridad, la brasa
encendida parece flotar en lo negro. Extiende la mano hacia la luz y le alcanza el porro
a Facundo, que se sobresalta y lo rechaza, pero la mano sigue ahí. Entonces duda, y
fuma. El tiempo se detiene)

(La silueta se sienta junto a Facundo en el cordón de la vereda. El círculo naranja de luz
lo baña por completo. Es El Rubio. Tienen la misma edad)

El Rubio: Soy el Rubio del pasaje.


Facundo: Yo Facundo.
El Rubio: Yo también.
Facundo: ¿No que sos El Rubio?
El Rubio: En el documento y los papeles, Facundo. Pero soy El Rubio.
Facundo: ¡Qué casualidad!
El Rubio: No sé qué es eso.
Facundo: (sonríe un poco) Justo que nos llamamos igual…

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El Rubio: En un rato vas a tener que irte.
Facundo: ¿Qué lo que decís?
El Rubio: Está amaneciendo. Ellos saben.
Facundo: ¿Qué cosa?
El Rubio: Seguro ya te vieron. Te están esperando.
Facundo: ¿Adónde andan? ¡¿Decís que vienen ya para acá?!
El Rubio: Están siempre. Pero te dan tiempo.
Facundo: ¿Y vos cómo le hacés?
El Rubio: Me escapo. O me pierdo entre la gente. O desaparezco en la oscuridad, como
recién.
Facundo: ¿Todo el tiempo?
El Rubio: Sí.
(Silencio)

(El Rubio saca una bolsita de nylon del bolsillo. La abre con cuidado y se la ofrece)

El Rubio: ¿Querés?

(Facundo acepta la bolsita y mira en su interior)

El Rubio: Son todas de frutilla.

(Facundo saca de la bolsita algunos caramelos de goma rojos y los sostiene en la palma
mientras se los come)

El Rubio: (se mete varios a la boca) Son para mi nena (mientras hurga en su ropa
buscando su teléfono) No le gustan las de otro color, algunos kiosqueros me las
guardan (saca el teléfono pero enseguida lo guarda decepcionado) Te quería mostrar
una foto, pero no tengo ninguna en este teléfono. Es prestado. El mío se cayó al agua.
Facundo: Yo por eso siempre ando con éstos más viejos (le enseña su celular) ni para
foto tiene… pero le pasa cualquier cosa y anda siempre…
El Rubio: (Interrumpiendo) Shhh!!

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(Facundo calla de repente. Unas luces azul intenso cruzan la oscuridad. Intermitentes.
Heladas. Cada un segundo, cubren ambos cuerpos y sus caras, congelándolos. El
tiempo se detiene)

(Lentamente las luces se disipan. El círculo naranja de la farola vuelve a ser la única luz
que habita)

Facundo: (Sonriendo) No nos vieron ¿Cómo le hicimos?


El Rubio: (Le devuelve una sonrisa amplia) Desaparecimos.

(Ambos ríen y sus risas se mezclan con los truenos. El sonido de las primeras gotas
golpeando los techos de chapa, suena como si llovieran balas de punta sobre la ciudad
todavía dormida)

El Rubio: (Se para rápidamente, se cubre con la capucha de la campera y atiende su


teléfono que vibraba hacía un momento) Estoy.
Facundo: ¿Ya te vas?
El Rubio: (Corta y comienza a alejarse) ¿Qué lo que?
Facundo: Qué si ya te vas.
El Rubio: Yo que vos, también me estaría yendo.
Facundo: (con una leve desesperación) Pero me dijo que lo espere acá…

(La lluvia va inundándolo todo, cubriendo el aire con una cortina densa que puede
cortarse con cuchillo. Facundo está ahí con agua hasta los tobillos y sigue subiendo)

El Rubio: (gritando desde la oscuridad lejana) ¡Volá de acá gringo! ¡No va a aparecer!
Acordate de mí… Con el agua no va a aparecer…

(El Rubio ha desaparecido. Facundo ha quedado cubriéndose de agua)


Nadia Ethel Basanta Bracco

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