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C. JUEZ DE DISTRITO EN MATERIA ADMINISTRATIVA CON RESIDENCIA EN CDMX EN TURNO.

Asunto: Se promueve demanda de amparo indirecto en contra de las disposiciones reglamentarias contenidas en los
artículos 1, 2 fracción VI bis, 2 fracción VI ter, 40 fracción IX, 40 fracción XII, 50 bis y artículo 4º transitorio contenidas
en el Decreto por el que se Reforman, Adicionan y Derogan diversas disposiciones del Reglamento de la Ley General
para el Control del Tabaco publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 16 de diciembre del 2022.

JUAN ANTONIO HIDALGO DZUL NAVARRETE, por mi propio derecho, de nacionalidad mexicana, mayor de edad, al corriente en el pago de mis
obligaciones fiscales, señalando como domicilio el ubicado en RICARDO MONGES LOPEZ 97, EDUCACION. COYOACAN, CDMX. CP 04400
solicitando que, para oír y recibir todo tipo de notificaciones, aún las de carácter PERSONAL se practiquen por medios electrónicos por
conducto del nombre de usuario VHMAYA, que corresponde a mi autorizado Víctor Hugo Maya Bernal; y autorizando en amplios términos de la
Ley de Amparo a los Licenciados en Derecho Víctor Manuel Eduardo García Ángeles, Julio Sebastián Cadena Guerrero, Fernando Cárcamo
Galindo, Danae Guadalupe Jiménez Ramos, Rafael Lara Liy y Víctor Hugo Maya Bernal con cédulas profesionales número 4165444, 12740784,
12362755, 12954960, 1662423 y 10201957, respectivamente, así como a los pasantes en derecho Eduardo Ángeles Franco, Socorro Alvarado
Jimenez, Carlos Alberto Aramburo Zamora, Juan Carlos Arturo Torres León, Karla Mariajosé Jiménez Ramos y Donovan Esaú Torres Reyes, por mis
propios y personalísimos derechos por medio del presente escrito, con fundamento en el artículo 107 y demás relativos y aplicables de la Ley
de Amparo, vengo a promover demanda de amparo indirecto en contra de las disposiciones reglamentarias contenidas en los artículos 1, 2
fracción VI bis, 2 fracción VI ter, 40 fracción IX, 50 bis y artículo Cuarto Transitorio contenidos en el Decreto por el que se Reforman, Adicionan y
Derogan diversas disposiciones del Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco, publicado en el Diario Oficial de la Federación
(DOF), el pasado 16 de diciembre de 2022.

Con fundamento en el artículo 3 de la Ley de Amparo, solicito la autorización para consultar el expediente electrónico bajo los siguientes
nombres de usuario: i) “mgarcia”; ii) “jcadena”; iii) “fcarcamo”; y iv) “vhmaya”, los cuales corresponden a los autorizados Víctor Manuel Eduardo
García Ángeles, Julio Sebastián Cadena Guerrero, Fernando Cárcamo Galindo y Víctor Hugo Maya Bernal, respectivamente.

Se autoriza de manera expresa a ese Juzgado para llevar a cabo las notificaciones necesarias –incluidas las de carácter personal– a través
de medios electrónicos y se solicita que el presente juicio se reciba y tramite “en línea”.

Nombre y Domicilio del Quejoso

El precisado en el proemio del presente escrito.

Nombre y Domicilio del Tercero Interesado

Se manifiesta bajo protesta de decir verdad que, en el presente caso no hay ningún tercero interesado.

Acto Reclamado:

Decreto por el que se Reforman, Adicionan y Derogan diversas disposiciones del Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco
publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 16 de diciembre del 2022.

Específicamente las disposiciones contenidas en los artículos: 1, 2 fracción VI bis, 2 fracción VI ter, 40 fracción IX, 40 fracción XII y 50 bis del
reglamento mencionado en el párrafo que antecede, mismas que se transcriben a continuación:

“Artículo 1.- El presente Reglamento tiene por objeto establecer el control, fomento y vigilancia sanitaria de los
productos del tabaco, su elaboración, fabricación, importación y prohibiciones en toda forma de publicidad,
promoción y patrocinio de los mismos, así como la regulación para la protección contra la exposición al humo de
tabaco y sus emisiones. Este Reglamento es de aplicación obligatoria en todo el territorio nacional y sus
disposiciones son de orden público e interés social.

Artículo 2.- Además de las definiciones establecidas en el artículo 6 de la Ley, para los efectos de este Reglamento, se
entenderá por:

VI Bis. EXHIBICIÓN DIRECTA, es la colocación de los productos de tabaco a través de estantes, mostradores,
exhibidores, entre otros, al interior de los establecimientos y puntos de venta, que permitan al consumidor observar
directamente dichos productos y, en su caso, tomarlos directamente, con el fin de promover y alentar la compra para
su consumo, lo cual se considera una acción comercial de publicidad y promoción, en términos del artículo 6, fracción
XXII, de la Ley;

VI Ter. EXHIBICIÓN INDIRECTA, es la colocación o almacenamiento de los productos de tabaco en recipientes


cerrados o cajas que se encuentren encima o debajo del mostrador, en armarios o cajones cerrados que le permitan
al consumidor observar indirectamente dichos productos, con el fin de promover y alentar la compra para su
consumo, lo cual se considera una acción comercial de publicidad y promoción, en términos del artículo 6, fracción
XXII, de la Ley;
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Artículo 40.- Queda prohibido realizar toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de los productos elaborados
con tabaco, en forma directa o indirecta, a través de cualquier medio de comunicación y difusión en términos del
artículo 23 de la Ley, por lo que quedan comprendidas, en otras acciones, las siguientes:

IX. La exhibición directa o indirecta de los productos de tabaco en términos de las fracciones VI Bis y VI Ter del
artículo 2 del presente Reglamento;

XII. La exhibición directa o indirecta de productos de tabaco en términos de las fracciones VI Bis y VI Ter del artículo
2 del presente Reglamento en espacios de concurrencia colectiva, instituciones educativas públicas y privadas, así
como la mera colocación de productos de tabaco o elementos de la marca que los identifiquen en dichos espacios
para fomentar directa o indirectamente su venta, consumo y suministro;

Artículo 50 Bis. En los puntos de venta y demás lugares en los que se comercialicen, vendan, distribuyan, suministren
o expendan productos de tabaco queda prohibida la exhibición directa o indirecta de dichos productos en términos
del artículo 2, fracciones VI Bis y VI Ter, de este Reglamento, lo cual es conforme al artículo 23 de la Ley. Para la
comercialización de los productos de tabaco deberá realizarse a través de una lista textual y escrita de estos
productos con sus precios, sin logotipos, sellos o marcas. Dicha lista de comercialización deberá cumplir con los
requisitos y características que establezca la Secretaría mediante disposiciones generales que al efecto emita, y
deberá publicarse en el Diario Oficial de la Federación.

Autoridades Responsables:

i Titular del Poder Ejecutivo Federal (Presidencia de la República) que emite el decreto hoy impugnado.

ii Secretaría de Salud Federal perteneciente al Poder Ejecutivo Federal que elaboró la iniciativa y rubricó la publicación del acto hoy impugnado.

iii El Director del Diario Oficial de la Federación, la autorización y publicación en el Diario Oficial de la Federación del Decreto que constituye el
acto reclamado.

Preceptos que contienen derechos humanos y que son violados con el acto reclamado.

Se violan en perjuicio del Quejoso los artículos 1, 4, 5, 6, 14, 16, 17 28, 72, 73 Fracción XVI y Fracción XXIX apartado 5, inciso b, 89 Fracción I y 133
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Naturaleza de la disposición que se impugna y oportunidad en la presentación del amparo

Las disposiciones reglamentarias hoy combatidas gozan de la naturaleza de una disposición autoaplicativa en virtud de que su individualización
no se encuentra condicionada a ningún evento posterior o adicional a su mera publicación, ello con fundamento en lo dispuesto en la siguiente
jurisprudencia de aplicación obligatoria para ese H. Juzgado:

“LEYES AUTOAPLICATIVAS Y HETEROAPLICATIVAS. DISTINCIÓN BASADA EN EL CONCEPTO DE INDIVIDUALIZACIÓN


INCONDICIONADA. Para distinguir las leyes autoaplicativas de las heteroaplicativas conviene acudir al concepto de
individualización incondicionada de las mismas, consustancial a las normas que admiten la procedencia del juicio de
amparo desde el momento que entran en vigor, ya que se trata de disposiciones que, acorde con el imperativo en
ellas contenido, vinculan al gobernado a su cumplimiento desde el inicio de su vigencia, en virtud de que crean,
transforman o extinguen situaciones concretas de derecho. El concepto de individualización constituye un elemento
de referencia objetivo para determinar la procedencia del juicio constitucional, porque permite conocer, en cada caso
concreto, si los efectos de la disposición legal impugnada ocurren en forma condicionada o incondicionada; así, la
condición consiste en la realización del acto necesario para que la ley adquiera individualización, que bien puede
revestir el carácter de administrativo o jurisdiccional, e incluso comprende al acto jurídico emanado de la voluntad
del propio particular y al hecho jurídico, ajeno a la voluntad humana, que lo sitúan dentro de la hipótesis legal. De
esta manera, cuando las obligaciones derivadas de la ley nacen con ella misma, independientemente de que no se
actualice condición alguna, se estará en presencia de una ley autoaplicativa o de individualización incondicionada;
en cambio, cuando las obligaciones de hacer o de no hacer que impone la ley, no surgen en forma automática con su
sola entrada en vigor, sino que se requiere para actualizar el perjuicio de un acto diverso que condicione su
aplicación, se tratará de una disposición heteroaplicativa o de individualización condicionada, pues la aplicación
jurídica o material de la norma, en un caso concreto, se halla sometida a la realización de ese evento.

Amparo en revisión 2104/91. Corporación Videocinematográfica México, S.A. de C.V. 20 de febrero de 1996.
Unanimidad de nueve votos. Ausentes: Juventino V. Castro y Castro y José de Jesús Gudiño Pelayo. Ponente: Genaro
David Góngora Pimentel. Secretaria: Rosalba Becerril Velázquez.

Amparo en revisión 1811/91. Vidriera México, S.A. y otros. 4 de junio de 1996. Once votos. Ponente: Juan Díaz
Romero. Secretario: Alejandro Sánchez López.
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Amparo en revisión 1628/88. Vidrio Neutro, S.A. y otros. 4 de junio de 1996. Unanimidad de diez votos. Ausente: José
Vicente Aguinaco Alemán. Ponente: Genaro David Góngora Pimentel. Secretario: Víctor Francisco Mota Cienfuegos.

Amparo en revisión 1525/96. Jorge Cortés González. 8 de mayo de 1997. Unanimidad de diez votos. Ausente: Mariano
Azuela Güitrón. Ponente: Genaro David Góngora Pimentel. Secretario: Víctor Francisco Mota Cienfuegos.

Amparo en revisión 662/95. Hospital Santa Engracia, S.A. de C.V. 29 de mayo de 1997. Unanimidad de nueve votos.
Ausentes: José de Jesús Gudiño Pelayo y Olga María Sánchez Cordero. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretario:
Alejandro Sánchez López.

El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada el siete de julio en curso, aprobó, con el número 55/1997, la tesis
jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a siete de julio de mil novecientos noventa y siete.”

Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Registro digital: 198200, Pleno, Novena Época,
Constitucional, Común, Tesis: P./J. 55/97, Tomo VI, Julio de 1997, página 5, Jurisprudencia.

En esos términos el quejoso que interpone la presente demanda de garantías, reclamando la protección de sus derechos humanos, se ve
afectada con la sola entrada en vigor de las nuevas disposiciones del reglamento publicado el pasado 16 de diciembre del 2022, ya que en su
esfera jurídica por su sola entrada en vigor me vinculan de forma inconstitucional a no exhibir productos de tabaco que de forma lícita se
comercializan habitual y constante.

Es decir el reglamento que hoy representa el acto reclamado, al impedirme de forma absoluta exhibir productos cuya comercialización se hace
de forma constante y en estricto apego a lo dispuesto por la fracción III del articulo 15 y fracciones II y III del artículo 16 de la Ley General
para el Control del Tabaco, extingue la posibilidad de llevar a cabo la exhibición de los mismos y transforma por completo la forma de su
comercialización, que como se demostrará a lo largo de la presente demanda, representa una individualización inconstitucional y contraria a
nuestra Constitución Política.

Adicionalmente y como esta previsto en ley y en la jurisprudencia hoy vigente y aplicable, una disposición normativa de carácter autoaplicativo
puede impugnarse a elección del quejoso en dos momentos: i) 30 días hábiles posteriores a su entrada en vigor o ii) quince días posteriores al
primer acto de su aplicación.

En esos términos y tal como lo señalan las jurisprudencias aplicables al caso, la oportunidad con la que cuenta una quejosa para la
interposición de una demanda de amparo en contra de una disposición normativa de naturaleza incondicionada es en dos momentos, cuando
entra en vigor o dentro del plazo previamente mencionado después de que exista el primer acto de aplicación.

Por último, si bien todos los análisis contenidos en las jurisprudencias relacionadas al caso se refieren a leyes propiamente hablando, ello no
resta fuerza al hecho de que un decreto tenga o no el carácter de autoaplicativo, lo anterior ya que evidentemente su contenido normativo
puede igualmente ser o no individualizado incondicionalmente, situación que igualmente nos permite concluir que la suerte y modalidad de
impugnación de leyes autoaplicativas rige para aquellas disposiciones reglamentarias con la misma naturaleza, tal como se corrobora con la
siguiente jurisprudencia:

“SISTEMA NACIONAL DE INVESTIGADORES. LOS ARTÍCULOS 61 Y 62 DE SU REGLAMENTO, REFORMADOS


MEDIANTE ACUERDO PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 20 DE ABRIL DE 2021, SON
NORMAS DE NATURALEZA AUTOAPLICATIVA. Hechos: La quejosa, quien acreditó ser investigadora vigente, activa y
remunerada adscrita a una institución de educación superior del sector privado en México y haber celebrado
convenio, también en vigor, con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para el otorgamiento de un
apoyo económico como integrante del Sistema Nacional de Investigadores, reclamó los preceptos mencionados con
motivo de su entrada en vigor. El Juez de Distrito sobreseyó en el juicio de amparo indirecto al considerar que se
trata de normas heteroaplicativas, sin que se hubiere verificado el primer acto de aplicación.

Criterio jurídico: Este Tribunal Colegiado de Circuito determina que los artículos 61 y 62 del Reglamento del Sistema
Nacional de Investigadores, reformados mediante acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 de
abril de 2021, son normas de naturaleza autoaplicativa, es decir, su aplicación es incondicionada, porque desde su
entrada en vigor trascienden a la esfera jurídica de los investigadores miembros de dicho sistema nacional que
laboren en los sectores privado o social de México.

Justificación: Lo anterior, porque el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis de jurisprudencia
P./J. 55/97, de rubro: "LEYES AUTOAPLICATIVAS Y HETEROAPLICATIVAS. DISTINCIÓN BASADA EN EL CONCEPTO DE
INDIVIDUALIZACIÓN INCONDICIONADA.", sostuvo que dicho concepto constituye un elemento de referencia objetivo
para determinar la procedencia del juicio constitucional, porque permite conocer en cada caso concreto si los efectos
de la disposición impugnada ocurren en forma condicionada o incondicionada, de manera que cuando las
obligaciones derivadas de la norma nacen con ella misma, independientemente de que no se actualice condición
alguna, se estará en presencia de una ley autoaplicativa o de individualización incondicionada, lo que acontece en el
caso concreto, dado que a partir de la entrada en vigor de los artículos 61 y 62 citados, los investigadores miembros
de dicho sistema nacional que laboren en los sectores privado o social de México quedan excluidos de la posibilidad
de ser beneficiarios del apoyo económico regulado en las normas generales de referencia, sin que para ello se
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requiera de un acto de aplicación concreto; de ahí que se concluya que su aplicación es incondicionada, pues
conforme a la normativa vigente a partir de dicha reforma, exclusivamente es posible obtener el beneficio si el
investigador es personal activo, vigente y remunerado en una institución pública de educación superior o centro de
investigación del sector público en México.

Amparo en revisión 403/2021. 20 de abril de 2022. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco Javier Cárdenas
Ramírez. Secretario: Salvador Alejandro Lobato Rodríguez.

Amparo en revisión 529/2021. 4 de mayo de 2022. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco Javier Cárdenas Ramírez.
Secretario: Salvador Alejandro Lobato Rodríguez.

Amparo en revisión 566/2021. 4 de mayo de 2022. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco Javier Cárdenas Ramírez.
Secretario: Salvador Alejandro Lobato Rodríguez.

Amparo en revisión 408/2021. 4 de mayo de 2022. Unanimidad de votos. Ponente: Diógenes Cruz Figueroa.
Secretario: Álvaro Lara Juárez.

Amparo en revisión 432/2021. 12 de mayo de 2022. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco Javier Cárdenas
Ramírez. Secretaria: María del Rosario Hernández García.

Nota: La tesis de jurisprudencia P./J. 55/97 citada, aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo VI, julio de 1997, página 5, con número de registro digital: 198200.

Esta tesis se publicó el viernes 23 de septiembre de 2022 a las 10:32 horas en el Semanario Judicial de la Federación
y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 26 de septiembre de 2022, para los efectos
previstos en el punto noveno del Acuerdo General Plenario 1/2021.”

Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Registro digital: 2025289 Primer Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Sexto Circuito, Undécima Época, Común, Administrativa, Tesis: VI.1o.A. J/1 A (11a.), Libro 17,
Septiembre de 2022, Tomo V, página 4993, Jurisprudencia.

En esos términos y toda vez que la disposición reglamentaria hoy combatida, se individualiza incondicionalmente en la esfera jurídica del hoy
quejoso, no requiere de un ulterior acto para afectar sus derechos humanos y jurisprudencialmente se reconoce igualmente que los
reglamentos pueden impugnarse atendiendo a su naturaleza de autoaplicativos, el hoy quejoso se encuentra total y absolutamente dentro del
plazo para impugnar el reglamento previamente señalado.

Cuestión previa: el origen del acto reclamado

Es de suma importancia compartir a ese H. Juzgado que cuando el titular del Poder Ejecutivo publicó en el Diario Oficial de la Federación el
Reglamento hoy impugnado, intenta medularmente prohibir la exhibición de los productos del tabaco que comercializan personas como el hoy
quejoso, actividad realizada legalmente y dentro de un marco normativo y regulatorio estricto.

En efecto, con anterioridad a la entrada en vigor y como se demostrará más adelante, la exhibición de productos del tabaco ya estaba regulada
legalmente en nuestro ordenamiento jurídico mexicano, e igualmente cierto lo es el hecho de que la restricción absoluta a la exhibición de
productos del tabaco hoy planteada por el Poder Ejecutivo mediante el reglamento que hoy se impugna como acto reclamado no nació con la
publicación hecha en el Diario Oficial de la Federación el 16 de diciembre del 2022.

Igualmente puede pensarse que el reglamento que hoy se impugna tiene como génesis el hecho de que el pasado 17 de febrero del 2022 se
publicaron reformas a la Ley General para el Control del Tabaco en donde se busca regular los espacios libres de humo de tabaco y emisiones,
reformas que si bien requerían una correcta reglamentación, fueron excedidas por el intento del Poder Ejecutivo de forzar una prohibición que
en primera instancia solo debería de estar en una ley y no así en un reglamento.

Inclusive la razón de la inclusión de la prohibición a la exhibición de los productos del tabaco prevista en el reglamento e impuesta hoy al hoy
quejoso puede atribuirse al hecho de que existen diversas propuestas legislativas que intentan de una forma u otra atacar medularmente a la
exhibición de los productos del tabaco. Propuestas que no han prosperado, no han sido turnadas para dictaminación y difícilmente serán
incluidas en una ley.

Pero no, el antecedente más remoto y original respecto de la prohibición absoluta de la exhibición de productos del tabaco, no data de la
reforma para espacios libres de humo o las iniciativas legislativas que no prosperan en torno a la prohibición absoluta de la exhibición de
productos del tabaco, la primera vez que se planteó la prohibición absoluta fue en el 2007 en la misma iniciativa de la Ley General para el
Control del Tabaco y como se demostrará en el presente apartado de antecedentes, la misma razón por la cual en el texto original de la Ley
General para el Control del Tabaco se excluyó la prohibición total a la exhibición de productos del tabaco, es la misma razón por la que no han
prosperado las iniciativas legislativas que están atoradas en el Congreso, y es exactamente la misma razón por la que se debe de conceder el
amparo que hoy solicita el hoy quejoso: la prohibición absoluta de la exhibición de productos del tabaco afecta derechos humanos previstos en
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, actualmente ya se instrumentan mecanismos alternos y que regulan correctamente la
exhibición de productos del tabaco como lo sugiere la Organización Mundial de la Salud (cuando en un territorio -como el nuestro- una
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prohibición absoluta puede conllevar un conflicto jurídico) y como recientemente fue resuelto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación[1]
en otro caso de la Ley General para el Control del Tabaco en donde se plantea una prohibición absoluta, ésta es inconstitucional por ser
contraria a la libertad de comercio, no superar el test de proporcionalidad y afectar considerablemente el libre desarrollo de la
personalidad.

En efecto, el primer antecedente que existe respecto de la inclusión de la prohibición absoluta de la exhibición de productos de tabaco ocurrió
15 años con anterioridad a la publicación del acto reclamado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 16 de diciembre del 2022.

En aquel momento, en 2007 la Ley General para el Control del Tabaco solamente era una iniciativa en donde (a diferencia del reglamento hoy
impugnado) se trabajó con base en la ciencia y lo que dictaban los organismos internacionales que rigen la materia, como lo era y es la
Organización Mundial de la Salud.

Hace 15 años específicamente en la Gaceta Parlamentaria de 31 de agosto de 2007[2] se publicó la iniciativa de proyecto de Ley General para
el Control del Tabaco, misma que en el artículo 16 fracción II ya preveía una prohibición absoluta para la exhibición de productos del tabaco:

“Artículo 16. Queda prohibido:

II. Exhibir productos del tabaco en los sitios y establecimientos autorizados para su comercio, venta, distribución y
suministro;”

La iniciativa que antecede fue turnada a la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados y el 4 de diciembre de 2007[3] se publicó en la Gaceta
su dictamen correspondiente, la Comisión de Salud señala de forma categórica:

“La publicidad es el principal medio para hacer atractivo un producto que, iniciado su uso, dado su carácter adictivo
es difícil cesar. Es por esto, y con la finalidad de limitar esta oportunidad de iniciar (protegiendo al ciudadano contra
una adicción que difícilmente dejará) el uso de esta sustancia adictiva, que al regular la exhibición de los productos,
se optó por restringir la manipulación de los productos del tabaco en el sitio de venta en congruencia con el artículo
13 del Convenio Marco."

Es decir, desde hace 15 años se tiene total y absoluta conciencia de lo que manda la Organización Mundial de la Salud, y sobre todo, que dicho
organismo internacional no impone medidas, sino que las sugiere ya que como en el caso de nuestro país, existe un marco normativo
constitucional que no puede ser trasgredido por ninguna disposición, una prevista en una ley y mucho menos una solamente prevista en un
reglamento.

El trabajo de la Comisión de Salud en la Cámara de Diputados de hace 15 años fue impecable, basándose en la ciencia y en lo que estipula la
Organización Mundial de la Salud, sobre de todas las cosas atendiendo al artículo 13 del Convenio Marco, un convenio del cual México es parte
y ha ratificado el 17 de mayo de 2004 y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 25 de febrero de 2005 (hoja 4 y 5), dicho artículo en la
parte relevante literalmente establece:

“Artículo 13 Publicidad, promoción y patrocinio del tabaco:

3. La Parte que no esté en condiciones de proceder a una prohibición total debido a las disposiciones de su
constitución o sus principios constitucionales aplicará restricciones a toda forma de publicidad, promoción y
patrocinio del tabaco. Dichas restricciones comprenderán, de acuerdo con el entorno jurídico y los medios técnicos
de que disponga la Parte en cuestión, la restricción o una prohibición total de la publicidad, la promoción y el
patrocinio originados en su territorio que tengan efectos transfronterizos. A este respecto, cada Parte adoptará
medidas legislativas, ejecutivas, administrativas u otras medidas apropiadas e informará en consecuencia de
conformidad con el artículo 21.”

__________________

[1] CONTROL DEL TABACO. LA PROHIBICIÓN ABSOLUTA DEL ARTÍCULO 16, FRACCIÓN VI, DE LA LEY GENERAL RESPECTIVA ES INCONSTITUCIONAL. Visible en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Registro digital: 2024425, Pleno, Undécima Época, Materias(s): Constitucional, Tesis: P./J. 3/2022 (11a.), Libro 12, Abril de
2022, Tomo I, página 5, Jurisprudencia.

[2] Gaceta Parlamentaria, Cámara de diputados, año X, viernes 31 de agosto de 2007, N. 2331-II, P.75, art. 16

[3] Gaceta Parlamentaria, Cámara de diputados, año XI, jueves 6 de diciembre de 2007, N. 2398-IV, P.10, §18

En adición con lo que antecede y ya involucrando también a la Cámara de Senadores, involucrando ya a las Comisiones Unidas de Salud; de
Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca; y de Estudios Legislativos, su Dictamen se publicó el 26 de febrero de 2008[4], en la Gaceta
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Parlamentaria ya se reconoce que existiría una contradicción Constitucional y para no incurrir en ella se recurre a una prohibición parcial
señalando literalmente lo siguiente:

“Ahora bien, respecto de la publicidad, es cierto que resulta el principal medio para hacer atractivo un producto que
iniciado su uso (en el caso del tabaco), dado su carácter adictivo es difícil cesar. Es por esto, y con la finalidad de
limitar esta oportunidad de iniciar (protegiendo al ciudadano contra una adicción que difícilmente dejará) el uso de
esta sustancia adictiva, que al regular la exhibición de los productos, se optó por restringir la manipulación de los
productos del tabaco en el sitio de venta en congruencia con el artículo 13 del Convenio Marco, el cual sin duda
marca las directrices mínimas a lo que sus Estados signantes se hayan comprometido.”

Por tal motivo, la fracción II del artículo 16 de la Ley General para el Control de Tabaco que contenía una prohibición:

“Artículo 16. Queda prohibido:

II. Exhibir productos del tabaco en los sitios y establecimientos autorizados para su comercio, venta, distribución y
suministro;”

Por no estar conforme con lo establecido con la Organización Mundial de la Salud y por representar una restricción absoluta que es contraria a
nuestro ordenamiento positivo mexicano[5] se modificó para quedar de la siguiente manera:

“Artículo 16. Se prohíbe:

II. Colocar los cigarrillos en sitios que le permitan al consumidor tomarlos directamente;”

Es decir, habría que compartirle a la autoridad hoy responsable en la elaboración del reglamento que hoy se esta impugnando el hecho de que
hace 15 años se intentó infructuosamente hacer lo que hoy se pretende incrustar en la esfera jurídica del hoy quejoso, a diferencia de lo que
hoy ocurre, hace 15 años con una correcta técnica legislativa y con base en la ciencia y en lo postulado por organismos serios como la
Organización Mundial de la Salud, la prohibición absoluta de la exhibición de cigarros fue descartada, medularmente por las siguientes razones:
i) ya existe una regulación de la exhibición, ii) la prohibición absoluta esta prohibida en México, cuando existen mecanismos para su legal
regulación y limitación y iii) como ya lo resolvió nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación, respecto de otro precepto que contiene una
prohibición absoluta, inclusive en el mismo artículo 16 de la Ley General para el Control de Tabaco pero en una fracción distinta (fracción VI) la
prohibición absoluta es contraria a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos al violentar la Libertad de Comercio, no supera un
test de proporcionalidad y lesiona el derecho humano al libre desarrollo de la personalidad.

En esos términos, la fracción II del artículo 16 de la Ley General para el Control del Tabaco es testimonio de dos cosas medulares: i) La
prohibición absoluta ya fue intentada legislativamente hace 15 años y fue descartada por las razones antes mencionadas y ii) la actual
redacción de dicha fracción regula la exhibición, es decir se pueden exhibir productos del tabaco pero no se pueden colocar en un lugar en
donde se puedan tomar directamente.

Con posterioridad han existido diversos intentos por prohibir en ley la exhibición del tabaco, como por ejemplo en la Gaceta Parlamentaria del
14 de marzo del 2013[6] la misma Comisión de Salud desechó otra iniciativa que pretendía reformar la Ley General para el Control del Tabaco,
dicha iniciativa establecía:

“Artículo 16. Se prohíbe:

II. Colocar los cigarrillos en sitios visibles para el consumidor”

___________________________________

[4] Gaceta Parlamentaria, Cámara de Senadores, LX Legislatura, martes 26 de febrero de 2008, gaceta LX/2SPO-473, P.7, §24.

[5] Op cit Supra, Nota 1.

[6] Gaceta Parlamentaria Cámara de diputados, año XVI, jueves 14 de marzo de 2013, N. 3728-II, P.15, quinta consideración.

En el acuerdo la comisión señalo lo siguiente:


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“La propuesta viola la libertad de comercio, consagrado en el artículo 5o. de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, además de alterar el comportamiento natural del mercado.

Viola los derechos de los consumidores, limitando su capacidad de elección, ya que, al no contar con la posibilidad de
elegir entre una diversidad de productos, su capacidad de decisión queda vulnerada.

No existe fundamentación científica que respalde que la exhibición de un producto incentive su consumo.

Adicionalmente, la presente iniciativa generará incentivos para promover el comercio de cigarros ilegales, el cual ya
alcanza niveles del 17 por ciento, al equiparar las marcas ilegales con las legales.”

Sin ser necesario citar otros ejemplos de iniciativas que han corrido con la misma suerte, derivado de este apartado de antecedentes que aquí
se termina, existen varias conclusiones relevantes: i) hace 15 años que se intentó prohibir absolutamente la exhibición del tabaco en el
proyecto de la Ley General para el Control del Tabaco, ii) No se aceptó la prohibición en virtud de que la Organización Mundial de la Salud no
fomenta medidas que sean contrarias al derecho positivo Mexicano, una prohibición absoluta es inconstitucional, situación que derivó en que
una medida similar fuera declarada inconstitucional al ser contraria a la libertad de comercio, no supera un test de proporcionalidad y atenta
contra el libre desarrollo de la personalidad.

Sería parte de un análisis limitado el considerar que el presente reglamento contiene una prohibición nueva y que deriva como una
incrustación forzada de la reforma que éste año se publicó para reglamentar los espacios libres de humo, como también limitado podría
resultar pensar que el reglamento hoy impugnado tiene su génesis en los constantes intentos infructuosos que se han hecho en el legislativo
para imponer una restricción absoluta, no la prohibición absoluta de la exhibición del tabaco es una prohibición vieja, que tiene 15 años y que
ha sido rechazada constantemente, tan es así que se tuvo que incluir en un reglamento que al vapor y sin tomar en consideración lo que indica
la Organización Mundial de la Salud, nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Jurisprudencia del Poder Judicial de la
Federación y principios de derechos básicos como el que un reglamento no puede ir más allá de lo ordenado por una ley.

Por último, no solamente la inclusión de una prohibición absoluta de exhibición en un reglamento de una ley que no prevé tal restricción, así
como la prohibición a la libertad de comercio, imposibilidad de superar un test de proporcionalidad y la limitación al libre desarrollo de la
personalidad es lo que conlleva a la necesaria declaratoria de inconstitucionalidad del reglamento hoy impugnado, sino que toda prohibición
absoluta de exhibición debe ser restringida y sancionada judicialmente como inconstitucional, es decir, el día de mañana que una legislatura
cambie de opinión y decida incluir la prohibición absoluta de la exhibición del tabaco, correrá con la misma suerte, es decir, no por estar
prevista en un futuro en ley, esa prohibición respetará la libertad de comercio, superará un test de proporcionalidad y respetará el libre
desarrollo de la personalidad, ¿la razón? La fracción VI del artículo 16 de la Ley General para el Control de Tabaco, que contiene una prohibición
igualmente absoluta fue declarada inconstitucional precisamente por esas razones, motivo por el cual, el menor de los inconvenientes
inconstitucionales del reglamento que hoy se impugna lo es que su inferioridad normativa es contraria al marco constitucional por ir más allá
de lo establecido en ley, para ser claros, la inferioridad normativa, de ser superada, no subsana ninguna de las otras razones por las que debe
ser declarada inconstitucional.

Manifiesto bajo protesta de decir verdad que, los siguientes hechos, constituyen los antecedentes del acto reclamado:

El hoy quejoso cumple a cabalidad con todas las disposiciones normativas referentes a la comercialización de productos de tabaco.

Desde su constitución ha buscado la realización legal de su objeto social comercializando productos legales y atendiendo a la normatividad
correspondiente, siendo el caso que el pasado 16 de diciembre se publicó en el Diario Oficial de la Federación el reglamento que constituye el
acto reclamado cuya inconstitucionalidad se reclama.

El quejoso depende de la exhibición normal, reglada y con apego a derecho de los productos que comercializa como productos del tabaco,
razón por la cual se decide interponer la presente demanda de garantías y así solicitar se respeten sus derechos humanos.

Con base en los documentos que se acompañan como Anexo1 se acredita que en mi punto de venta se comercializa y exhiben habitualmente
productos del tabaco y que la entrada en vigor del acto hoy reclamado afecta sustancialmente mis derechos humanos, razón por la cual se
actualiza un interés jurídico y legítimo para impugnar el acto hoyo reclamado.

Conceptos de Violación

Primero.- Violación a los principios de reserva de ley y subordinación jerárquica y a lo dispuesto por el artículos, 14, 16, 17, 72, 73 fracción XVI,
73 fracción XXIX apartado 5, inciso b, 89 fracción I y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación al exceso
cometido por la facultad reglamentaria del Poder Ejecutivo al publicar el Decreto de Reglamento de fecha 16 de diciembre del 2022.

Todo licenciado en derecho al cursar la carrera, precisamente en su curso de introducción al estudio del derecho analiza las normas y su
clasificación, una de esas clasificaciones es dada por la jerarquía de los ordenamientos.

Si bien es cierto que tanto el reglamento como la ley gozan de algunas características generales como su generalidad y abstracción, no son
disposiciones gemelas y por supuesto que no se encuentran en un mismo orden jerárquico.
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La razón es muy sencilla, solo el Poder Legislativo, materialmente, puede legislar e imponernos obligaciones y otorgar derechos como los
previstos en la Constitución Política, y solamente el Poder Ejecutivo puede proveer en la esfera administrativa, pero únicamente de aquello que
fue mandado u ordenado por el poder Legislativo, y no al revés, es decir, el Poder Ejecutivo no puede inventar derechos u obligaciones que no
estén previstos en ley.

Ello obedece a un equilibrio de poderes, el Poder Ejecutivo encarnado en un solo individuo no puede tener tanto poder como para de un solo
evento imponer derechos y obligaciones duraderos, abstractos y generales, como si puede hacerlo el Poder Legislativo, en donde existen
comisiones, estudios y asesores que hacen que la labor legislativa deba de ser un proceso mucho más cuidadoso y lleno de análisis para poder
incidir en la población.

En esos términos, el Constituyente cuando ideo la división de poderes precisamente contempló la imposibilidad para que el Poder Ejecutivo
mediante un mero Decreto pudiera afectar la vida de la población, precisamente porque un decreto depende de una voluntad y de una sola
mente, no así la creación de un ordenamiento legislativo que conlleva comisiones, discusiones, dictámenes e inclusive una cámara revisora.

En ese orden de ideas, el acto hoy reclamado al contener obligaciones no previstas en el ordenamiento legislativo que pretende reglar, viola lo
que todo abogado aprendió en el primer semestre de la carrera: ningún reglamento puede ir más allá de la ley, lo que antecede se aclara al
tenor de la siguiente jurisprudencia obligatoria para ese H. Juzgado:

“FACULTAD REGLAMENTARIA. SUS LÍMITES. La facultad reglamentaria está limitada por los principios de reserva de
ley y de subordinación jerárquica. El primero se presenta cuando una norma constitucional reserva expresamente a
la ley la regulación de una determinada materia, por lo que excluye la posibilidad de que los aspectos de esa reserva
sean regulados por disposiciones de naturaleza distinta a la ley, esto es, por un lado, el legislador ordinario ha de
establecer por sí mismo la regulación de la materia determinada y, por el otro, la materia reservada no puede
regularse por otras normas secundarias, en especial el reglamento. El segundo principio, el de jerarquía normativa,
consiste en que el ejercicio de la facultad reglamentaria no puede modificar o alterar el contenido de una ley, es
decir, los reglamentos tienen como límite natural los alcances de las disposiciones que dan cuerpo y materia a la ley
que reglamentan, detallando sus hipótesis y supuestos normativos de aplicación, sin que pueda contener mayores
posibilidades o imponga distintas limitantes a las de la propia ley que va a reglamentar. Así, el ejercicio de la
facultad reglamentaria debe realizarse única y exclusivamente dentro de la esfera de atribuciones propias del órgano
facultado, pues la norma reglamentaria se emite por facultades explícitas o implícitas previstas en la ley o que de
ella derivan, siendo precisamente esa zona donde pueden y deben expedirse reglamentos que provean a la exacta
observancia de aquélla, por lo que al ser competencia exclusiva de la ley la determinación del qué, quién, dónde y
cuándo de una situación jurídica general, hipotética y abstracta, al reglamento de ejecución competerá, por
consecuencia, el cómo de esos mismos supuestos jurídicos. En tal virtud, si el reglamento sólo funciona en la zona
del cómo, sus disposiciones podrán referirse a las otras preguntas (qué, quién, dónde y cuándo), siempre que éstas ya
estén contestadas por la ley; es decir, el reglamento desenvuelve la obligatoriedad de un principio ya definido por la
ley y, por tanto, no puede ir más allá de ella, ni extenderla a supuestos distintos ni mucho menos contradecirla, sino
que sólo debe concretarse a indicar los medios para cumplirla y, además, cuando existe reserva de ley no podrá
abordar los aspectos materia de tal disposición.

Acción de inconstitucionalidad 36/2006. Partido Acción Nacional. 23 de noviembre de 2006. Unanimidad de diez
votos. Ausente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Ponente: Genaro David Góngora Pimentel. Secretarios: Makawi Staines
Díaz, Marat Paredes Montiel y Rómulo Amadeo Figueroa Salmorán.

El Tribunal Pleno, el diecisiete de abril en curso, aprobó, con el número 30/2007, la tesis jurisprudencial que
antecede. México, Distrito Federal, a diecisiete de abril de dos mil siete.

Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Registro digital: 172521, Pleno, Novena Época,
Constitucional, Tesis: P./J. 30/2007, Tomo XXV, Mayo de 2007, página 1515, Jurisprudencia.

En esos términos, el reglamento hoy impugnado violenta y excede la facultad reglamentaria en virtud de que los principios en los que dicha
facultad se sustenta, que son la reserva de ley y subordinación jerárquica, son ignorados absolutamente con el contenido del Reglamento que
hoy representa el acto reclamado, como a continuación se demuestra:

i) Principio de Reserva de Ley.

La autoridad responsable, emite un reglamento al vapor y evita leer a detalle las normas Constitucionales que le permiten o prohíben normar
al respecto del tabaco, en efecto los artículos 73 fracción XVI, 73 apartado 5 fracción XXIX inciso b de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, prevé, ordena y establece que cualquier materia de salubridad e inclusive contribuciones al tabaco debe ser a través de una
norma que haya atendido al debido proceso legislativo, analizada en comisiones, votada, revisada en una cámara revisora y publicada en el
Diario Oficial de la Federación, es decir no se puede legislar del tabaco a través de un simple reglamento.

En efecto ambos artículos literalmente establecen:

“Artículo 73. El Congreso tiene facultad:


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XVI. Para dictar leyes sobre nacionalidad, condición jurídica de los extranjeros, ciudadanía, naturalización,
colonización, emigración e inmigración y salubridad general de la República.

XXIX. Para establecer contribuciones:

5.- Especiales sobre:

b) Producción y consumo de tabacos labrados;”

En esos términos, cualquier cuestión de salubridad general de la república como todo cualquier tema referente al consumo, publicidad y
exhibición del tabaco, incluyendo las contribuciones que puedan establecerse a dicho producto que se comercializa por parte del hoy quejoso
son de legislación única y exclusiva por parte del Congreso de la Unión, es decir son 628 legisladores que participan en la elaboración de un
ordenamiento normativo referente a la ley del tabaco, 628 mentes que trabajan para emitir leyes que se apeguen a la constitución, 628
voluntades que participan activamente en comisiones, debatiendo, proyectando, votando y contra argumentando un proyecto legislativo, mismo,
que a diferencia de la emisión de un reglamento, depende de 1 voluntad, del Titular del Ejecutivo, 1 mente, una discusión, razón por la cual una
sola voluntad no puede participar en donde 628 voluntades deben de participar, razón por la cual el reglamento hoy combatido al trasgredir el
principio de reserva de ley aquí plasmado es legal, Jurisprudencial y Constitucionalmente inaceptable y su inconstitucionalidad debe ser
declarada por ese H. Juzgado.

ii) Subordinación jerárquica

De forma “novedosa” la autoridad responsable pretende recaracterizar el concepto de publicidad para englobar la exhibición en el mismo, y así
lograr una prohibición absoluta de la exhibición.

Es correcto, tal como aquí se transcribe, sin que la ley le autorice al Poder Ejecutivo redefinir conceptos, inventivamente el Poder Ejecutivo
incrusta la prohibición absoluta de exhibición de productos del tabaco en el reglamento hoy impugnado por definirlo ya de una forma distinta,
de ahora en adelante la exhibición no es exhibición...es publicidad.

Para mayor ilustración, se expone un comparativo de los términos definidos en el Diccionario de la Real Academia Española, la Ley, así como en
el Reglamento hoy impugnado.

Diccionario de la Real Academia Española

· Exhibir

De

Del lat. exhibēre. 1. tr. Manifestar, mostrar en público. U. t. c. prnl.

· Publicidad

1. f. Cualidad o estado de público. La publicidad de este caso avergonzó a su autor.

2. f. Conjunto de medios que se emplean para divulgar o extender la noticia de las cosas o de los hechos.

3. f. Divulgación de noticias o anuncios de carácter comercial para atraer a posibles compradores, espectadores,
usuarios, etc.

Es decir, exhibir y publicitar no son lo mismo, lo que es más, un producto puede estar publicitado, sin ser exhibido en un punto de venta, e
igualmente puede estar exhibido sin contar con un solo elemento publicitario, no guardan relación alguna, ni de causa y efecto o género y
especie, aquello que se publicite puede no exhibirse y lo que se exhiba puede llegar a no estar publicitado, razón por la cual, en una pobre
técnica reglamentaria, se pretende alegar que como son sinónimos o exhibir es publicitar, y como publicitar se prohíbe en un ordenamiento
superior, se incrusta (pobremente) una redefinición que no hace otra cosa que conllevar una declaratoria de inconstitucionalidad ¿la razón? Un
reglamento, aunque invente conceptos y los disfrace de una facultad para mejor proveer, si excede lo previsto en una ley, fue, es y será
inconstitucional al no respetar el principio de jerarquía de la ley.

Por último, como bien lo señala la jurisprudencia que se invoca en la primera parte del apartado que se desarrolla, el reglamento no
desenvuelve la obligatoriedad de un principio definido por la ley, es decir la ley no prohíbe la exhibición de productos del tabaco razón por la
cual, las preguntas (qué, quién, dónde y cuándo) no pueden contestarse, ya que la esencia es la ley, es lo sustantivo, el accidente es el
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reglamento, es lo que se emite para que la ley funcione, el reglamento no es la ley, el acto hoy reclamado no puede inventar qué, quién, dónde y
cuándo, solamente es la ley la que lo puede, legal, Jurisprudencial y Constitucionalmente hacer.

Como ya se desarrolló en el apartado de cuestión previa, en los antecedentes del acto reclamado, la hoy autoridad responsable va quince años
atrasada en la implementación de prohibiciones absolutas, ignora los postulados de la Organización Mundial de la Salud, y aún cuando la
prohibición absoluta de exhibir productos del tabaco se encontrara en una norma votada y discutida por todos los legisladores (como lo manda
la Constitución) la misma, igualmente sería declarada inconstitucional, ello porque en México, las prohibiciones absolutas, de productos legales,
debidamente regulados, violentan la garantía de libre comercio, no pasan los tests de proporcionalidad y violentan el derecho al libre
desarrollo de la personalidad.

Por otro lado, es necesario hacerle ver a ese H. Juzgado que no es la primera vez que el Poder Ejecutivo ha intentado rebasar los principios de
reserva de ley o jerarquía normativa, e igualmente no es la primera vez que el Poder Judicial se somete a esa labor de hacer respetar la
Constitución porque uno de los Poderes pretende invadir esferas y violentar la Constitución.

En efecto, en materias tan diversas como reglamentos de la industria del pan, exportación de mariscos, molinos para nixtamal, comercialización
de limón, expendios de leche y peluquerías, se ha presentado el mismo problema que hoy se ventila ante ese H. Juzgado: el Poder Ejecutivo
violando el equilibrio de poderes, extralimita su facultad reglamentaria, ignora el principio de reserva de ley y desconoce la jerarquía
normativa.

De forma ilustrativa se transcriben todos los criterios que se han emitido en las industrias antes mencionadas y que son casos similares al
planteado el día de hoy ante ese H. Juzgado:

“PAN, REGLAMENTO DE LA INDUSTRIA DEL. Es cierto que existen reglamentos autónomos, o sea, que no guardan
relación con la ley, y esa existencia está reconocida por el artículo 21 constitucional, el cual establece la posibilidad
de que la autoridad administrativa dicte y sancione reglamentos gubernativos o de policía; pero tomando en cuenta
las disposiciones que cita la parte quejosa, del reglamento de la industria del pan, puede decirse que restringe la
libertad de comercio, consagrada por los artículos 4o. y 28 de la Constitución Federal, como son las relativas a que: a
una miscelánea no se le permita la venta de pan, exigiendo que se transforme en expendio de ese artículo; que sólo
puede establecerse a determinada distancia respecto de otro; que tiene que observar tales o cuales regulaciones,
también respecto del precio de venta, etcétera, entonces ya no se está en presencia de simples medidas de policía y
de buen gobierno, de acuerdo con el concepto tradicional que tienen estas expresiones, sino que se está legislando
en materia de comercio, y si se legisla en materia de comercio, la autoridad administrativa rebasa los límites de la
facultad que le concede el artículo 21 de la Constitución General de la República, y dicha autoridad administrativa
invade las funciones propias del Poder Legislativo. Por tanto, no es aplicable en la especie, la tesis relativa a los
reglamentos autónomos, cuando se trata de una limitación a la libertad de comercio, no por razones de policía, sino
por consideraciones de otra índole.

Amparo administrativo en revisión 2001/42. Espinosa Alemán Agustín. 30 de julio de 1942. Unanimidad de cuatro
votos. Ausente: Octavio Mendoza González. La publicación no menciona el nombre del ponente.

Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Registro digital: 808546, Segunda Sala, Quinta Época,
Administrativa, Tomo LXXIII, página 2654 Aislada.

“REQUISITO DE DISTANCIA, INCONSTITUCIONALIDAD DEL REGLAMENTO QUE LO FIJA, PARA ESTABLECER


COMERCIOS. Los reglamentos que fijan distancias, son anticonstitucionales, y dentro de ellos, queda incluido el
Reglamento de Peluquerías y Salones de Belleza, expedido por el Ayuntamiento de Ciudad Juárez, Chihuahua, que fija
una distancia de trescientos metros entre negocios similares, para abrir al público otros nuevos o explotar los ya
instalados; y si la orden de clausura de las peluquerías de los quejosos, se funda precisamente en que no se
ajustaron esos establecimientos a dicha exigencia, debe concederse el amparo, porque como se dijo, los reglamentos
que fijan distancias son inconstitucionales, y de hecho impiden al individuo que se dedique al comercio o industria
que le acomode, porque el beneficio social dimana de la libre concurrencia y porque esa clase de reglamentos
restringen la libertad de comercio consagrada por los artículos 4o. y 28 de la Constitución Federal, ya que no se está
en presencia de simples medidas de policía y buen gobierno, de acuerdo con el concepto que se tiene de esas
disposiciones, sino que realmente se está legislando en materia de comercio, lo que sólo puede hacer el poder
legislativo.

Tomo LXXVI, página 7349. Indice Alfabético. Amparo en revisión 2068/43. García Macías Cecilia del Carmen. 16 de
junio de 1943. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Alfonso Francisco Ramírez. Ponente: Gabino Fraga.

Tomo LXXVI, página 2507. Amparo administrativo en revisión 488/43. Pedroza Guadalupe y coagraviado. 30 de abril
de 1943. Unanimidad de cuatro votos. Relator: Octavio Mendoza González.

Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Suprema Corte de Justicia de la Nación, Registro digital:
324879, Segunda Sala, Quinta Época, Constitucional, Tomo LXXVI, página 2507, Aislada.
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En esos términos, cuando en algún momento se haga un compendio de la facultad reglamentaria y se busque analizar los eventos en donde un
reglamento ha abordado materias propias de la legislación, sin que ello este legal o constitucionalmente autorizado.

En términos de lo que antecede y en virtud de que la violación Constitucional que aquí se comparte es evidente y lesiona diversos derechos
humanos del hoy quejoso es por lo que se solicita el amparo y protección de ese H. Juzgado de Distrito para que se reconozca que cualquier
prohibición absoluta de exhibición de productos de tabaco ya sea que se encuentre en un ordenamiento reglamentario o legislativo es
contrario a derecho, lo anterior en virtud de que violenta el principio de reserva de ley, de jerarquía normativa, impone al hoy quejoso
obligaciones en su esfera jurídica que afectan sus derechos humanos considerablemente como la libertad de comercio entre otros y no supera
el test de proporcionalidad exigido por nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Igualmente, del contenido del acto reclamado, viola el Principio de Jerarquía Normativa, tutelado en el artículo 133 de la Constitución Federal.

Es necesario acotar que, tal y como su denominación nos los indica, la jerarquía normativa es un principio el cual no está expresamente
plasmado en la Constitución Federal, sin embargo, el mismo se puede obtener de la interpretación del texto del referido artículo 133
Constitucional el cual establece:

(…)

Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados que estén
de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Senado,
serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada entidad federativa se arreglarán a dicha Constitución,
leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de las
entidades federativas.

Con la transcripción del texto del artículo citado, podemos resaltar dos importantes aspectos, en primer término, el hecho de que la
Constitución Política Federal es la norma suprema de nuestro ordenamiento legal, en segundo lugar, podemos advertir que, como se dijo
anteriormente si bien es cierto no existe expresamente un orden normativo o una lista escalonada de las normas que componen el sistema
legal mexicano, si podemos apreciar que, del texto del artículo se desprende un orden de la jerarquía de las leyes, primero la Constitución,
luego los tratados internacionales y luego las leyes que de la Constitución emanen, en resumen se puede entender el Principio de Jerarquía
Normativa como un escalonamiento de las normas que operan en el sistema jurídico.

La siguiente tesis aislada aborda el tema de la jerarquía normativa con especial claridad:

“PRINCIPIO DE JERARQUÍA NORMATIVA. DEBEN RESPETARLO LAS DISPOSICIONES REGLAMENTARIAS O


ADMINISTRATIVAS PARA SU VALIDEZ EN CASOS DE APLICACIÓN, INTERPRETACIÓN O INTEGRACIÓN. La validez de
las disposiciones reglamentarias o administrativas, para efectos de aplicación, interpretación o integración
normativa, se encuentra supeditada a que guarden congruencia con las normas legales existentes sobre la materia
específica de regulación de que se trate y se sujeten a los principios jurídicos que emergen directamente de la ley, de
manera tal que aun siendo expresas, no pueden válidamente regir contra la voluntad manifiesta del texto de la ley ni
oponerse a sus lineamientos normativos, pues deben interpretarse y aplicarse en forma armónica, sin contrariar los
principios rectores que emergen de la propia ley, atendiendo al principio fundante de la supremacía del sistema
normativo que rige el orden legal. En otras palabras, las disposiciones reglamentarias o administrativas, antes
que oponerse, deben tener fundamento en normas sustentadas en otras de nivel superior, como lo son las
leyes las cuales, a su vez, están supeditadas, en cuanto a su validez, a otras normas de mayor jerarquía, que
culminan en la Ley Fundamental del país, la cual entraña la suprema razón de validez del orden jurídico. Por
consiguiente, debe estarse a aquella aplicación legal exegética que de manera sistemática armonice los preceptos
relativos, frente a una interpretación puramente literal que soslaye una adecuada integración jurídica y se
desentienda de la supremacía de las normas, de la cual depende precisamente su validez”.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo en revisión (improcedencia) 102/2005. Carlos Miguel Jiménez Mora. 30 de marzo de 2005. Mayoría de votos.
Disidente: Hilario Bárcenas Chávez. Ponente: Jean Claude Tron Petit. Secretaria: Silvia Angélica Martínez Saavedra.

Véase: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVI, septiembre de 2002, página 1453,
tesis I.2o.P.61 P, de rubro: "SUPREMACÍA DE LA LEY SOBRE LAS DISPOSICIONES DE UN REGLAMENTO."

Suprema Corte de Justicia de la Nación, Registro digital: 177210, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Novena
Época, Materias(s): Administrativa, Tesis: I.4o.A.496 A, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo
XXII, Septiembre de 2005, página 1529, Tipo: Aislada

Las autoridades responsables ignoran por completo la naturaleza y finalidad de un reglamento, el objeto de tal instrumento jurídico no es
establecer normas, obligaciones, restricciones o incluso otorgar permisos, eso es tarea de una norma, la finalidad de un reglamento es la de
establecer la forma en la cual se deberá de aplicar la misma ley.
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Una vez que ya se han emitido los argumentos suficientes para definir el concepto y alcances de la Jerarquía Normativa y su estancia dentro
del artículo 133 Constitucional, es necesario precisar los puntos por los cuales tales violaciones le causan perjuicio al quejoso.

La Ley General para el Control del Tabaco, establece diversas restricciones entorno a la publicidad de los productos del Tabaco, también
contempla y establece ciertas regulaciones respecto de la exhibición de los productos del Tabaco, sin embargo, en ninguno de los preceptos
de la Ley se homologan los conceptos de “Publicidad” y “Exhibición”, ello debido a que no se tratan de conceptos semejantes o sinónimos, se
tratan de dos acciones que están encaminadas a fines distintos, bajo ninguna circunstancia la Ley establece que ambos conceptos se traten de
actos publicitarios, además dentro de su texto normativo no se establece ninguna prohibición absoluta para exhibir los productos de Tabaco,
las violaciones se materializan con el contenido de los artículos 1, 2 Fracción VI bis, 2 Fracción VI ter, 40 Fracción IX y 50 bis del Decreto que
constituye el acto reclamado, de su contenido se pueden desprender dos aspectos fundamentales:

· Se homologan los conceptos exhibición y publicidad, para considerar ambos conceptos como actos publicitarios.

· Prohíbe cualquier tipo de publicidad de los productos de Tabaco.

Las violaciones cometidas por las autoridades responsables se resumen en que el Ejecutivo Federal por conducto del Decreto que
materializa el acto reclamado carece de facultades para poder establecer una prohibición entorno a la exhibición de los productos de
Tabaco, violentando lo dispuesto por el Principio de Jerarquía normativa previsto por el artículo 133 de la Constitución Política Federal.

Segundo.- Violación a la libertad de comercio, igualdad y ejercicio libre de la profesión prevista en el artículo 5º de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, en relación con el que de facto se le prohíba al hoy quejoso comercializar productos del tabaco al prohibir
absolutamente su exhibición no obstante que los productos del tabaco en nuestro país son lícitos y ampliamente regulados, así también como
la imposibilidad práctica de dedicar en parte de su objeto a la comercialización de dichos productos en virtud de la prohibición absoluta de la
exhibición de los mismos contenida en el reglamento hoy impugnado.

Mientras este previsto en ley, sea legal y no afecte derechos humanos en México, tanto nacionales como extranjeros, podemos dedicarnos al
comercio de cualquier bien y servicio y dedicarnos a cualquier profesión mientras exista un marco normativo apropiado y apegado a derecho,
como el que hoy existe respecto de los productos del tabaco.

Por lo que respecta a mis derechos soy un ciudadano que paga impuestos y mi negocio consiste en un punto de venta que de forma exclusiva
comercializa productos legales y que están en el comercio, que si bien no pueden venderse en todas partes, o estar al acceso físico de los
consumidores y se deben de exhibir con determinados requisitos, son legales y su comercialización no está prohibida y quien quiera dedicarse
a vender esos productos tiene el derecho a ello, derecho humano consagrado en el artículo 5º de nuestra Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.

En efecto, la prohibición absoluta contenida en el reglamento que hoy impugnamos no solamente violenta el principio de reserva de ley y
jerarquía normativa, sino que limita al hoy quejoso su derecho de ejercer el comercio respecto de productos del tabaco y obstruye
considerablemente su decisión de dedicarse a ello, derecho humano previsto en el artículo 5º antes mencionado y que hoy el acto reclamado lo
convierte en letra muerta para el hoy quejoso.

Es necesario empezar el análisis de este apartado señalando que la restricción absoluta hoy combatida, no es racional ni idónea, ya que recae
sobre el núcleo del derecho a elegir y desempeñar una profesión o una actividad empresarial, la disposición normativa que hoy se combate
condiciona la posibilidad de ejercer con plenitud los derechos humanos consagrados en el artículo 5º constitucional, no es una simple
regulación de condiciones del ejercicio de los derechos humanos del hoy quejoso, es una simple y llana anulación de los mismos.

¿Cómo vender, algo que no se puede exhibir? ¿Los productos líderes en el mercado seguirán siendo líderes al dejar de verlos en el mostrador?
¿Cuánta información al consumidor se está anulando con el reglamento hoy impugnado? Siendo un punto de venta ¿puedo comercializar cosas
que no puedo exhibir? Todas estas preguntas no fueron hechas hoy por el titular del Ejecutivo, que ignorando que hace 15 años se intentó
incrustar una prohibición absoluta en la misma Ley General para el Control del Tabaco, la misma fue descartada precisamente por ser contraria
a lo ordenado por la Organización Mundial de la Salud, ya que existe una normativa que regulaba y regula hoy correctamente la exhibición de
dichos productos y sobre todas las cosas una prohibición como esa, es, fue y será inconstitucional en nuestro sistema normativo.

En esos términos, es toral analizar, el artículo 16 de la Ley General de Tabaco, que originalmente en su fracción II iba a contener una
prohibición absoluta en la exhibición (fracción que actualmente hoy fue modificada para restringir la exhibición y solamente hacerla en sitios en
donde el consumidor no pueda tomarlos directamente), ese artículo contiene hoy por hoy, una prohibición absoluta, misma que fue declarada
inconstitucional, a la luz de lo dispuesto por la siguiente jurisprudencia:

“CONTROL DEL TABACO. LA PROHIBICIÓN ABSOLUTA DEL ARTÍCULO 16, FRACCIÓN VI, DE LA LEY GENERAL
RESPECTIVA ES INCONSTITUCIONAL. Hechos: La Primera y la Segunda Salas de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación analizaron amparos en revisión en los que se reclamó el artículo 16, fracción VI, de la Ley General para el
Control del Tabaco, el cual prohíbe comerciar, vender, distribuir, exhibir, promocionar o producir cualquier objeto que
no sea un producto del tabaco, que contenga alguno de los elementos de la marca o cualquier tipo de diseño o señal
auditiva que los identifique con productos del tabaco. La Primera Sala resolvió que el artículo aludido es
inconstitucional porque contiene una prohibición absoluta que no supera un escrutinio ordinario de
constitucionalidad; mientras que la Segunda Sala consideró que el precepto de referencia no es inconstitucional en
tanto contiene una prohibición que supera un test de proporcionalidad.
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Criterio jurídico: El artículo 16, fracción VI, de la Ley General para el Control del Tabaco es inconstitucional, por
contener una prohibición absoluta para llevar a cabo diversos actos de comercio relacionados con productos que sin
ser del tabaco sí lo emulan, misma que resulta contraria a la libertad de comercio y no supera un test de
proporcionalidad.

Justificación: El artículo referido contiene una prohibición absoluta para comerciar, vender, distribuir, exhibir,
promocionar o producir objetos que no sean un producto del tabaco, pero que de alguna manera lo emulen, por
contener elementos de la marca o cualquier tipo de diseño o señal auditiva que los identifique con productos de
aquél. Dicha prohibición incide de manera frontal en diversos derechos humanos, entre ellos, la libertad de comercio.
De ahí que su regularidad constitucional esté sujeta a un test de proporcionalidad, mismo que no supera. Ello es así,
porque si bien persigue un fin constitucionalmente válido (como lo es proteger el derecho humano a la salud) y
constituye una medida idónea para satisfacer en algún grado ese fin; lo cierto es que no resulta una medida
necesaria, al existir alternativas igualmente idóneas para lograr su propósito, pero menos lesivas para la libertad de
comercio como las que supone una prohibición absoluta (por ejemplo, restricciones para la venta de esos productos
a personas menores de edad o campañas educativas y de información sobre los efectos nocivos de productos que
emulan a los del tabaco). Incluso si la medida fuera necesaria, sería desproporcional en sentido estricto, ya que
constituye una prohibición absoluta y sobre inclusiva, pues igual se prohíben productos que no son del tabaco y que
directamente puedan tener mayor incidencia en su consumo o adicción, que productos que pudiesen tener menor
incidencia. Además, la prohibición se establece de manera indistinta tanto para personas menores de edad como
para personas adultas, soslayando que estas últimas sí pueden tener acceso al tabaco con sólo acreditar su mayoría
de edad.

Contradicción de tesis 39/2021. Entre las sustentadas por la Primera y la Segunda Salas de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. 19 de octubre de 2021. Mayoría de siete votos de las Ministras y de los Ministros Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Juan Luis González Alcántara Carrancá, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Norma Lucía Piña
Hernández, Ana Margarita Ríos Farjat, Javier Laynez Potisek y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea; votaron en contra la
Ministra y los Ministros Yasmín Esquivel Mossa, José Fernando Franco González Salas, Luis María Aguilar Morales y
Alberto Pérez Dayán. Ponente: Juan Luis González Alcántara Carrancá. Secretarios: Fernando Sosa Pastrana y Víctor
Manuel Rocha Mercado.”

Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Registro digital: 2024425, Pleno, Undécima Época,
Materias(s): Constitucional, Tesis: P./J. 3/2022 (11a.), Libro 12, Abril de 2022, Tomo I, página 5, Jurisprudencia.

Primeramente, la jurisprudencia que se invoca con anterioridad y que declara inconstitucional la fracción VI del artículo 16 de la Ley General
para el Control del Tabaco, efectivamente no se refiere a un producto del tabaco como los que comercializa el hoy quejoso, pero al igual que lo
originalmente estipulado en la fracción II del artículo 16 de dicho ordenamiento, contiene una prohibición absoluta, como la que se está
impugnando en el reglamento que hoy representa el acto reclamado, la jurisprudencia que se comparte y debe atenderse posee elementos de
gran similitud con el caso aquí planteado, razón por la cual debe aplicarse por analogía, con base en la siguiente jurisprudencia:

“ANALOGÍA, PROCEDE LA APLICACIÓN POR, DE LA JURISPRUDENCIA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA


NACIÓN. Es infundado que las tesis o jurisprudencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o sus Salas, no
puedan ser aplicadas por analogía o equiparación, ya que el artículo 14 constitucional, únicamente lo prohíbe en
relación a juicios del orden criminal, pero cuando el juzgador para la solución de un conflicto aplica por analogía o
equiparación los razonamientos jurídicos que se contienen en una tesis o jurisprudencia, es procedente si el punto
jurídico es exactamente igual en el caso a resolver que en la tesis, máxime que las características de la
jurisprudencia son su generalidad, abstracción e impersonalidad del criterio jurídico que contiene.

Amparo en revisión 236/93. Comisariado Ejidal del Poblado J. Guadalupe Rodríguez, Municipio de Nazas, Durango. 2
de septiembre de 1993. Unanimidad de votos. Ponente: Pablo Camacho Reyes. Secretario: Alberto Caldera Macías.

Amparo en revisión (improcedencia) 521/95. Sara Martha Ramos Aguirre. 7 de diciembre de 1995. Unanimidad de
votos. Ponente: Enrique Rodríguez Olmedo. Secretario: Hugo Arnoldo Aguilar Espinosa.

Amparo en revisión 431/97. Manuel Fernández Fernández. 15 de julio de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Elías
H. Banda Aguilar. Secretario: Rodolfo Castro León.

Amparo directo 466/98. Laura Esther Pruneda Barrera. 18 de febrero de 1999. Unanimidad de votos. Ponente: Elías H.
Banda Aguilar. Secretaria: Martha Alejandra González Ramos.

Amparo en revisión 661/98. Ricardo Garduño González. 18 de marzo de 1999. Unanimidad de votos. Ponente: Elías H.
Banda Aguilar. Secretario: Rodolfo Castro León.

Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Registro digital: 193841, Segundo Tribunal Colegiado del
Octavo Circuito, Novena Época, Administrativa, Tesis: VIII.2o. J/26 , Tomo IX, Junio de 1999, página 837, Jurisprudencia.
14

En esos términos, toda vez que el punto jurídico a decidir es la prohibición absoluta en ambos casos, (en un caso de comercialización y en el
presente de exhibición), es por lo que la jurisprudencia que declara inconstitucional la fracción VI del artículo 16 de la Ley General para el
Control del Tabaco es perfectamente aplicable al presente caso.

Como bien lo establece la jurisprudencia antes mencionada, una prohibición absoluta para comerciar, vender, distribuir, exhibir, promocionar o
producir incide de manera frontal en diversos derechos humanos como la libertad de comercio, la regulación de una prohibición absoluta (como
la contenida en la fracción VI del artículo 16 o el reglamento hoy impugnado) requiere un test de proporcionalidad, mismo que por ser en
términos absolutos no se supera ya que si bien existe un fin constitucionalmente válido como es proteger el derecho humano de la salud, y
hasta cierto grado constituye una medida congruente para satisfacer en algún grado dicho fin no es una medida necesaria ya que existen
alternativas igualmente idóneas para lograr el propósito pero menos lesivas para la libertad de comercio, como por ejemplo que la
exhibición se hace de forma tal que los productos del tabaco no pueden ser tomados directamente por sus consumidores, pictogramas,
leyendas de advertencia, campañas educativas, restricciones para que la venta de esos productos no estén disponibles para menores de edad e
información de sus efectos nocivos, es decir, la Jurisprudencia que declara inconstitucional la fracción VI del artículo 16 de la Ley General para
el Control del Tabaco, contiene un precepto y análisis idénticos al requerido en el presente asunto respecto del reglamento impugnado, la
prohibición absoluta de una actividad lícita ya reglamentada.

Igualmente y como se desprende de los votos particulares de dicha Jurisprudencia, es necesario también en otro concepto de violación
profundizar en el concepto del libre desarrollo de la personalidad, el cual si bien es un derecho humano recientemente desarrollado
jurisprudencialmente, el mismo merece de protección constitucional, como en el caso del hoy quejoso a la que se le está impidiendo la
comercialización de productos por no poderlos exhibir y a los consumidores poder observar, analizar, comparar y decidir respecto de los
mismos.

En esos términos, claro que el exceso de cualquier producto puede conllevar problemas de salud, una persona con diabetes debe tener cuidado
de lo que consume, un menor de edad en pleno desarrollo no debe tener en lo absoluto acceso a determinados productos, mujeres
embarazadas deben de evitar ingerir determinadas sustancias para no afectar el embarazo y su lactancia y productos como los que
comercializa el hoy quejoso efectivamente no pueden ser exhibidos de forma en la que no existan advertencias de su contenido o los clientes
puedan tomarlos directamente.

Consecuentemente, de considerar que la prohibición absoluta de exhibición de productos del tabaco contenido en el reglamento hoy
impugnado, como un reglamento constitucional, el siguiente paso es eliminar todos los puntos de venta en donde se exhiban productos y crear
ventanas ciegas, con muros en donde no pueda verse nada, pero existe un solo impedimento para llegar a ello: el artículo 5º de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.

¿En México está prohibido prohibir? No, claro que no. La prohibición/reglamentación de los derechos humanos, inclusive aquellos contenidos en
el artículo 5º de nuestra Constitución Política logran que podamos vivir en armonía y en apego a derecho, la reglamentación con apego a
derecho que no es otra cosa que una prohibición parcial, es lo que nos permite disfrutar de los mismos derechos al mismo tiempo y poder
ejercer con responsabilidad el derecho humano de libertad de comercio, profesión e igualdad.

En efecto, en México no está prohibido circular por las calles, está prohibido pasarse los altos, en México no está prohibida la planeación fiscal,
está prohibida la evasión fiscal, en México no está prohibido consumir alcohol, está prohibido para los menores, en México no está prohibido
ejercer como contador público, está prohibido para quien no tiene cédula profesional, en México no está prohibido construir un edificio, está
prohibido hacerlo en una zona sísmica, es decir nuestro sistema jurídico perfectamente avala, coexiste y fomenta prohibiciones parciales que
permiten que garantías de libertad de comercio, profesión e igualdad no sean anuladas, como es el caso de la prohibición absoluta contenida
en el reglamento que hoy se está impugnado.

A continuación, se comparte un cuadro comparativo de otros supuestos en donde existe un acotamiento a la exhibición de servicios,
espectáculos y bienes en otros ordenamientos normativos:

Situación concreta Reglamentación

El retrato de una persona sin su Ley Federal del Derecho de Autor. Artículo 87.- El retrato de una persona sólo puede ser usado o
consentimiento expreso, o el de publicado, con su consentimiento expreso, o bien con el de sus representantes o los titulares de los
sus representantes o los derechos correspondientes. La autorización de usar o publicar el retrato podrá revocarse por quien la
titulares de los derechos otorgó quién, en su caso, responderá por los daños y perjuicios que pudiera ocasionar dicha revocación.
correspondientes.

Respeto a Símbolos Patrios. Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales. Artículo 32.- Las personas físicas podrán usar la
Bandera Nacional en sus vehículos o exhibirla en sus lugares de residencia o de trabajo, siempre y
cuando observen el respeto que corresponde a dicho Símbolo Patrio. En estos casos, la Bandera
Nacional podrá ser de cualquier dimensión.

Autorización para uso de Himno Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales Artículo 40.- (…).Cualquier persona física o moral,
Nacional que realice una exhibición sobre el Himno Nacional o sus autores, o que tengan motivos de aquél, ya
sea en espectáculos de teatro, cine, radio, televisión u otros homólogos, necesitarán de la autorización
de las secretarías de Gobernación y Cultura, conforme a sus respectivas competencias.
15

Las películas con clasificación Reglamento de la Ley Federal de Cinematografía Artículo 51. Las películas con clasificación “D” no
“D” en espacios abiertos a todo podrán rentarse o venderse en espacios abiertos a todo público, sino sólo en lugares confinados y
público. accesibles únicamente a personas adultas que acrediten con documento oficial su mayoría de edad.

Publicación de obra literaria Ley Federal de Derecho de Autor Artículo 229.- Son infracciones en materia de derecho de autor:

XIII. Fijar, representar, publicar, efectuar alguna comunicación o utilizar en cualquier forma una obra
literaria y artística, protegida conforme al capítulo III, del Título VII, de la presente Ley, sin mencionar la
comunidad o etnia, o en su caso la región de la República Mexicana de la que es propia.

Artículo 45.- El editor no podrá publicar la obra con abreviaturas, adiciones, supresiones o cualesquiera
otras modificaciones, sin consentimiento escrito del autor.

Grados de temperatura interna NORMA Oficial Mexicana NOM-251-SSA1-2009, Prácticas de higiene para el proceso de alimentos,
de cocción de comida en buffet. bebidas o suplementos alimenticios 7.3.1 La temperatura mínima interna de cocción de los alimentos
debe ser de al menos:

b) 68°C (154°F) para carne de cerdo en trozo; carnes molidas de res, cerdo o pescado; carnes inyectadas
y huevo de cascarón que ha sido quebrado para cocinarse y exhibirse en una barra de buffet.

Diferentes grados de NORMA Oficial Mexicana NOM-251-SSA1-2009, 7.3.3 Los alimentos preparados y listos para servir y los
temperatura de alimentos que se encuentran en barras de exhibición, deberán cumplir con lo siguiente:
preparados en buffet.
a) Los que se sirven calientes mantenerse a una temperatura mayor a 60°C (140°F), y

b) Los que se sirven fríos a una temperatura de 7°C (45°F) o menos

Alimentos preparados, NORMA Oficial Mexicana NOM-251-SSA1-2009 7.4.8 En la exhibición de alimentos preparados, éstos
protección de la contaminación. deben permanecer cubiertos a fin de evitar su contaminación.

Exhibición de fauna silvestre Ley General de Vida silvestre, Artículo 32. La exhibición de ejemplares vivos de fauna silvestre deberá
realizarse de forma que se eviten o disminuyan la tensión, sufrimiento, traumatismo y dolor que pudiera
ocasionárseles

Exhibición de películas versión Ley Federal de Cinematografía Artículo 8o.- Las películas serán exhibidas al público en su versión
original original y subtituladas al español, en los términos que establezca el Reglamento. Las clasificadas para
público infantil y los documentales educativos podrán exhibirse dobladas, pero siempre subtituladas en
español.

Prohibición de mutilar o Ley Federal de Cinematografía Artículo 21.- La exhibición pública de una película cinematográfica en
censurar una película en su salas cinematográficas o lugares que hagan sus veces, y su comercialización, incluida la renta o venta
exhibición no deberá ser objeto de mutilación, censura o cortes por parte del distribuidor o exhibidor, salvo que
medie la previa autorización del titular de los derechos de autor.

(…)

Prohibición para exhibir


productos del tabaco que Ley General para el Control del Tabaco, Artículo 16 fracción II.- Se prohíbe, II Colocar los cigarrillos en
puedan ser tomados sitios que le permitan al consumidor tomarlos directamente.
directamente por el consumidor

Prohibición de etiquetado fuera


de parámetros legales en NOM 030 SCFI 1993, Apartados 2.12, 2.13 y 1.13.1
productos del tabaco.

En esos términos, desde la temperatura que deben de tener los alimentos cuando en una misma barra se ofrecen fríos y calientes, la
prohibición de mutilar o censurar una película, derechos de autor y la exhibición de productos del tabaco, en México, la prohibición de alguna
forma de exhibición, que se hace de forma parcial y con una razón justificada, es perfectamente legal, es decir, ninguna de las disposiciones
previamente señaladas son contrarias al espíritu de la libertad de comercio y profesión previstas en el artículo 5º Constitucional.

No se prohíbe totalmente el uso del himno nacional, se reglamenta, no se prohíbe la exhibición de productos listos para su consumo en un
buffet, se regula la temperatura para su exhibición, no se prohíbe absolutamente exhibir especies de animales, se reglamenta su exhibición y
hasta antes de la publicación del acto hoy reclamado, no se prohibía absolutamente la exhibición de productos del tabaco, existía como en los
otros casos una prohibición parcial que no atacaba la esencia del espíritu del artículo 5º Constitucional.
16

En esos términos y tal como se desprende del presente extenso concepto de violación, es evidente que el artículo 5º Constitucional es el
garante de que atropellos como el reglamento hoy impugnado no violenten los derechos el hoy quejoso y que busca ejercer sus derechos
humanos con plenitud.

Tercero.- Violación al libre desarrollo de la personalidad protegido Constitucionalmente en el artículo 1º de nuestra Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, en conexión con la anulación del derecho de comercializar productos identificables, que proporcionen información
valiosa a los consumidores en la toma de sus decisiones, ya que al eliminar toda posibilidad de exhibición, el derecho marcario y la propiedad
inmaterial existente en dichos productos y que no puede ser ya mostrada, es contrario a la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.

En efecto, como se demuestra del voto particular del Ministro Arturo Zaldivar Lelo de la Rea, en la jurisprudencia que declaró inconstitucional la
fracción VI del artículo 16 de la Ley General para el Control del Tabaco[7], no solamente se violentaron libertades al comercio y ejercicio de la
profesión, no se pasa un test de proporcionalidad sino que también se lesiona el derecho humano al libre desarrollo de la personalidad.

En efecto, en el voto concurrente con registro digital 44691 que se encuentra en la página 46 del libro 14, Junio de 2022 de la Gaceta del
Semanario Judicial, dicho Ministro profundiza respecto de la prohibición absoluta contenida en la fracción VI del artículo 16 de la Ley General
para el Control del Tabaco en los siguientes términos:

“Al resolver la contradicción, la mayoría de Ministras y Ministros del Pleno determinó que el artículo 16, fracción VI,
de la Ley General para el Control del Tabaco vulnera desproporcionadamente el principio de igualdad y la libertad de
comercio. A pesar de que la medida persigue la protección al derecho a la salud –un fin constitucionalmente válido– y
constituye una medida idónea para satisfacer en algún grado ese objetivo, no resulta necesaria, pues existen
alternativas igualmente idóneas para lograr su propósito, pero menos lesivas para la libertad de comercio. Algunos
ejemplos son restringir la venta a personas menores de edad o realizar campañas educativas e informativas sobre
los efectos nocivos de estos productos.

Comparto la conclusión alcanzada por la mayoría de Ministras y Ministros en cuanto a que la prohibición absoluta
establecida en la fracción VI del artículo 16 de la Ley General para el Control del Tabaco vulnera la libertad de
comercio.

Como sabemos, cuando se plantean interferencias sobre derechos fundamentales –diversos a la igualdad y no
discriminación– el test de proporcionalidad es una metodología idónea para resolver la cuestión.(6) Por ello, mi
argumentación se estructura en dos partes: (i) incidencia prima facie de la medida en el libre desarrollo de la
personalidad y, (ii) proporcionalidad de la interferencia en el derecho aludido.

I. Incidencia sobre el libre desarrollo de la personalidad

El libre desarrollo de la personalidad deriva del derecho a la dignidad, contemplado en el artículo 1o.
constitucional(7) y en diversos tratados internacionales de derechos humanos.(8) Esta Suprema Corte ha señalado
que el libre desarrollo de la personalidad permite "la consecución del proyecto de vida que para sí tiene el ser
humano, como ente autónomo", sin coacciones ni controles injustificados por parte de los demás.(9)

De acuerdo con la doctrina constitucional de esta Suprema Corte fundada en el amparo en revisión 237/2014,(10) el
libre desarrollo de la personalidad da cobertura prima facie a un derecho más específico a decidir y poner en
práctica la actividad recreativa o lúdica que se desee realizar, lo que puede incluir el consumo de ciertas sustancias
con fines de ocio o esparcimiento, sin afectar derechos de terceros y el orden público.(11)

En este sentido, el artículo 16, fracción VI, de la Ley General para el Control del Tabaco(12) incide prima facie sobre el
libre desarrollo de la personalidad, pues al establecer la prohibición absoluta de distintos actos como comerciar,
vender, distribuir, exhibir, promocionar o producir cualquier objeto que emulen el tabaco impide de manera
categórica el acceso a cualquiera de estos productos, incluyendo, por ejemplo, cigarros electrónicos(13) o
vaporizadores.(14)

___________________________________

[7] Op. Cit. Supra, nota 1.

Con todo, ningún derecho es absoluto, y el Estado puede interferir legítimamente su ámbito de protección siempre
que dicha interferencia sea proporcional. Conforme a la moderna teoría de los derechos fundamentales(15) y a la
17

doctrina estable de esta Corte,(16) ello implica que la medida legislativa impugnada persiga una finalidad
constitucionalmente válida; sea idónea para alcanzar esa finalidad y no límite de manera innecesaria y
desproporcionada el derecho fundamental en cuestión.

II. Análisis de la proporcionalidad en sentido amplio de la medida

De esta manera, la medida es idónea ya que existe evidencia para considerar que el consumo de este tipo de
productos como vaporizadores o cigarros electrónicos pueden causar afectaciones en la salud de las personas que
los consumen.

No obstante, la medida prohibicionista no pasa la grada de necesidad(27) en relación con la protección de la salud.

En efecto, el artículo 16, fracción VI, no se limita a prohibir productos que generen afectaciones en la salud, sino que
prohíbe de forma indiscriminada y absoluta "cualquier objeto ... que contenga ... cualquier tipo de diseño o señal
auditiva que lo identifique con productos del tabaco".(28) De esta forma, la norma establece una prohibición absoluta
que no distingue productos dañinos de los que no lo son (o lo son en menor grado), a pesar de que el riesgo de estos
productos varía significativamente dependiendo de sus componentes,(29) características, su proceso de manufactura,
quien lo consume, entre otros.(30)

Así, la prohibición es igualmente intensa para cigarros electrónicos y vaporizadores que contienen metales pesados
como níquel, plomo y estaño, que para productos libres de estas sustancias.(31) Además, la prohibición al consumo
es igualmente intensa para menores de edad, adolescentes o adultos,(32) a pesar de que los cigarros electrónicos
son particularmente riesgosos para personas menores y adolescentes.(33)

Como se ve, el legislador optó por una prohibición total –en cualquier circunstancia– a la producción y al consumo, a
pesar de que es posible prohibir únicamente los productos o supuestos que sean lesivos para la salud, lo cual revela
su carácter sobreinclusivo.(34)

Lo anterior no implica que deban permitirse o que no puedan regularse los cigarros electrónicos.(35) El problema del
artículo 16, fracción VI, de la Ley General para el Control del Tabaco es que configura una prohibición absoluta de tal
amplitud, que restringe conductas o supuestos que no inciden en la consecución del fin previsto por el legislador, lo
cual impacta de forma injustificada en los derechos al libre desarrollo de la personalidad y en la libertad de
comercio.

En esa línea, pueden establecerse medidas que lejos de establecer una prohibición absoluta, regulen su consumo.
Así, podrían restringirse la comercialización de aquellos que resultan más dañinos a la salud, basados en la evidencia
disponible, asimismo, podrían establecerse límites de edad para su compra y consumo. Además, su regulación podría
ir acompañada de campañas de información sobre los efectos adversos de su consumo, así como de programas
sociales para atender los daños a la salud de las personas.

Sin embargo, la medida impugnada es mucho más extensa de lo necesario, pues prohíbe el consumo de este tipo de
productos en cualquier situación, alcanzando conductas o supuestos que no inciden en la consecución de los fines
que persiguió el legislador, lo que se traduce en una intervención en el derecho en cuestión en un grado mayor. Por
tanto, la medida no supera la tercera grada del test de proporcionalidad: necesidad.(36)

***

En suma, aunque coincido con el criterio mayoritario en que la prohibición absoluta para vender, distribuir,
promocionar y producir cigarros electrónicos, vaporizadores, y otros productos que emulen el tabaco vulnera la
libertad de comercio, considero que también genera una afectación al libre desarrollo de la personalidad, en los
términos que he señalado a lo largo de este voto. Hacer notar esa afectación es indispensable para continuar
precisando los contornos de este derecho de creación jurisprudencial, y robustecer las libertades que nuestra
Constitución General consagra para todas las personas.”

En esos términos, es precisamente ese voto particular el que nos permite llamar a escena al Derecho para el Libre Desarrollo de la
Personalidad, un derecho que deriva de la dignidad prevista en el artículo 1º Constitucional y el cual tiene plena vigencia tanto en la
jurisprudencia que declaró la prohibición absoluta contenida en el artículo 16 fracción VI así como en el acto hoy reclamado que igualmente
contiene una prohibición absoluta para la exhibición.

Como bien lo señala ese H. Ministro, el Libre Desarrollo de la Personalidad es fundamental para proteger la autonomía de elegir y materializar
libremente un proyecto de vida, permite la consecución de ese proyecto que para si tiene el ser humano, sin coacciones ni controles
injustificados por parte de los demás.
18

El Libre Desarrollo de la Personalidad conlleva el derecho a decidir y poner en práctica la actividad recreativa o lúdica que se busca realizar, lo
que puede incluir el consumo de sustancias con fines de ocio o recreación.

El artículo 16 en su fracción VI que al igual que el reglamento que hoy se impugna contiene una prohibición absoluta que es sobreinclusiva ya
que limita innecesariamente y de forma desproporcionada el derecho fundamental a decidir, no superan el test de necesidad con la protección
a la salud, ya que en ambos casos no se opta por una prohibición absoluta a pesar de que es posible regular la exhibición para evitar que esté
al alcance de los consumidores o para proteger a un determinado grupo vulnerable.

La prohibición absoluta, tanto de comercializar, así como de exhibir impacta de forma injustificada los derechos al libre desarrollo de la
personalidad, en esos términos pueden establecerse medidas que lejos de establecer una prohibición absoluta regulan su consumo, como
límites de edad, campañas de información, así como programas sociales para atender los daños a la salud.

Como lo indica el Ministro Zaldivar en su voto concurrente, la prohibición absoluta es más extensa de lo necesario, se prohíbe el consumo en
cualquier situación, como en el caso que nos ocupa se prohíbe la exhibición absoluta de los productos del tabaco en cualquier situación que
incide indefendiblemente en el derecho humano a la libertad de comercio y medularmente en la comercialización e igualmente en su consumo.

Igualmente es necesario compartir con ese H. Juzgado el hecho de que el Libre Desarrollo de la Personalidad no es un tema exclusivo del
tabaco, solo una búsqueda en el sistema de tesis y jurisprudencias del portal del Poder Judicial de la Federación puede arrojar que dicho
principio rige nuestra vida en muchos y distintos conceptos tales como la posibilidad de decidir si fumamos o no.

En esos términos, desde una reasignación sexo-genérica, la libertad para escoger una pareja, el derecho a tatuarse, a usar sustancias con fines
lúdicos, a que se expida rápido un título profesional, evitar permanecer innecesariamente casado con otra persona, hasta la posibilidad de que
se exhiba para consumo productos del tabaco, el Libre Desarrollo de la Personalidad representa un derecho humano que se va construyendo y
que poco a poco va ampliando su espectro de aplicación.

Para el caso en concreto, el quejoso comercializa y exhibe productos a los que el ser humano tiene derecho a acceder a ellos, incluso de forma
lúdica, tienen una voluntad y dignidad que merecen y deben ser respetadas, y si bien es cierto subyace un tema de salud pública, la prohibición
absoluta a la exhibición de productos del tabaco no aprueba un test de proporcionalidad al ser invasiva, sobreinclusiva e ignora que existen ya
diversos mecanismos puestos en marcha que permiten restringir el acceso a menores, que no estén publicitados, que tengan una regulación
estricta y que no puedan ser exhibidos de tal forma que el consumidor pueda tomarlos directamente.

En estricta relación con el Derecho al Libre Desarrollo de la Personalidad se encuentra el hecho de que ese derecho a escoger está
íntimamente relacionado con disposiciones del derecho marcario, es decir, no existe un solo producto del tabaco, existen marcas y modalidades
del mismo, que a lo largo de los años ha permitido una colocación seria, no solamente en lo referido a gustos por el consumo de productos del
tabaco, sino que ahora también, la industria tabacalera seria, no podrá exhibir sus productos, cuando la piratería y/o contrabando tendrá todas
las puertas abiertas del mercado ilícito para poder promocionar sus productos, por un lado los puntos de venta que comerciamos productos
lícitos del tabaco no podremos exhibirlos y por otro lado, ya en un mercado ilícito, la prohibición de exhibición de nueva cuenta incrementará el
consumo de producto ilícito en nuestro país.

En efecto, una marca genera en el consumidor un conocimiento valioso, información determinante para tomar una decisión, seguir consumiendo
esa marca o cambiar y probar un producto nuevo, consecuentemente eliminando toda posibilidad de exhibición de productos del tabaco en
puntos de venta como el del hoy quejoso, se anula todo el derecho marcario respecto de dichos productos, no importa la marca y respaldo de
un producto, se deja en manos de las personas que entregan el tabaco, la labor de informar, y señalar las características de dichos productos,
situación indeseable y contraria al hecho de que ya las marcas existen para eso.

Lo que antecede se corrobora a la luz de las siguientes jurisprudencias, obligatorias para ese H. Juzgado en los términos de lo dispuesto por la
Ley de Amparo:

“CANCELACIÓN DEL REGISTRO MARCARIO. EL ARTÍCULO 153 DE LA LEY DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL QUE LA
REGULA, RESPETA LOS PRINCIPIOS DE LEGALIDAD Y SEGURIDAD JURÍDICA. El precepto citado, al establecer que
procederá la cancelación del registro de una marca si su titular ha provocado o tolerado que se transforme en una
denominación genérica que corresponda a uno o varios de los productos o servicios para los cuales se registró, de tal
modo que, en los medios comerciales y en el uso generalizado por el público, la marca haya perdido su carácter
distintivo, como medio de distinguir el producto o servicio a que se aplique, tiene como finalidad materializar la
principal función de las marcas que es la distintividad, es decir, la capacidad de identificar un producto o servicio de
otro, sin embargo, para que proceda la cancelación del registro de una marca, no basta con que la denominación se
convierta en genérica, es decir, que se sustituya el nombre del producto o servicio por el de la marca, sino que se
requiere que su titular provoque o tolere su transformación; es decir, prevé un sistema mixto al concurrir dos
condiciones para que se actualice la cancelación de un registro marcario: la conversión del signo en la designación
usual de un género de productos y servicios, y que esta conversión sea consecuencia de la actividad o inactividad de
la marca. En ese sentido, serán las acciones u omisiones de los titulares de la marca las que, en todo caso, generen
que ésta se transforme en una denominación genérica. Así, todas aquellas acciones mediante las cuales el titular de
una marca manifieste su oposición a que ésta se transforme en una denominación genérica, derivado de los medios
comerciales y el uso generalizado por el público, serán prueba para acreditar que no provocó ni toleró esa
circunstancia. De ahí que el artículo 153 de la Ley de la Propiedad Industrial respeta los principios de legalidad y
seguridad jurídica contenidos en los artículos 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al
19

otorgar certeza sobre la conducta que puede sancionarse con la cancelación del registro marcario, lo cual no puede
interpretarse aisladamente, sino en relación con el sistema del cual forma parte.

Amparo directo en revisión 6889/2016. José Antonio López Zavala. 28 de junio de 2017. Cinco votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, José Ramón Cossío Díaz,
Jorge Mario Pardo Rebolledo, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Norma Lucía Piña Hernández. Ponente: José Ramón
Cossío Díaz. Secretaria: Monserrat Cid Cabello.

Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Registro digital: 2017415, Primera Sala, Décima Época,
Constitucional, Administrativa, Tesis: 1a. XCIII/2018 (10a.), Libro 56, Julio de 2018, Tomo I, página 258, Aislada.

Esta tesis se publicó el viernes 13 de julio de 2018 a las 10:20 horas en el Semanario Judicial de la Federación.

“MARCAS. LA EXCEPCIÓN A LA PROHIBICIÓN DE REGISTRO DE LAS QUE SEAN IDÉNTICAS O SEMEJANTES EN


GRADO DE CONFUSIÓN A OTRA PREVIAMENTE REGISTRADA, PREVISTA EN EL ARTÍCULO 90, FRACCIÓN XVI, DE LA
LEY DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL –EN SU TEXTO ANTERIOR A LA REFORMA PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE
LA FEDERACIÓN EL 18 DE MAYO DE 2018–, NO EXENTA DE CUMPLIR CON EL REQUISITO RELATIVO A QUE EL
SIGNO PROPUESTO A INSCRIPCIÓN NO AFECTE DERECHOS PREVIOS DE TERCEROS. La función principal de una
marca comercial es servir como medio de identificación para el público respecto del bien o servicio de su preferencia
frente al resto de los que, de su misma clase, se ponen a disposición en el mercado por otros agentes económicos; de
ahí que el requisito más importante que deba satisfacer un signo para su inscripción ante el Instituto Mexicano de la
Propiedad Industrial es que sea distintivo. Ahora bien, entre las causas por las que puede negarse el registro de una
marca se encuentra la establecida en el artículo 90, fracción XVI, de la Ley de la Propiedad Industrial –en su texto
anterior a la reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 18 de mayo de 2018–, consistente en que el
signo cuya inscripción se pretenda obtener sea idéntico o semejante en grado de confusión a otro previamente
registrado o solicitado para amparar productos o servicios iguales o similares, ya que sólo de ese modo el Estado
podrá evitar que en el mercado coexistan dos marcas que pudieran inducir a error al consumidor, previéndose como
única excepción a dicho impedimento cuando la solicitud de registro relativa sea formulada por el propio titular del
registro previo para proteger bienes o servicios similares. En este orden de ideas, si se toma en cuenta que conforme
a la normativa marcaria nacional, no es posible ampliar los productos o servicios que ampara un registro marcario ya
otorgado por el organismo descentralizado mencionado y, por tanto, que las empresas se encuentran obligadas a
tramitar y obtener una nueva inscripción respecto de un mismo signo distintivo, a fin de extender el espectro de
protección del derecho a su uso exclusivo con relación a los nuevos productos o servicios a los que lo aplica en razón
de su crecimiento comercial, así como que todos esos registros se consideran ligados para efectos de su transmisión,
de acuerdo con los artículos 145 y 147 del ordenamiento indicado, en razón de que su concesión sólo se explica y
justifica en la medida en que su propietario es la misma persona, se colige que la excepción prevista en el artículo
90, fracción XVI, de la Ley de la Propiedad Industrial, esto es, que sí procede el registro de una marca idéntica o
semejante en grado de confusión a otra previamente inscrita, cuando la solicitud sea formulada por el mismo titular
para proteger productos, bienes o servicios similares, solamente implica que las inscripciones previamente obtenidas
por una empresa determinada con relación a un signo distintivo, no pueden constituir impedimento para obtener
otro respecto de éste, a fin de amparar otros bienes o servicios similares, como consecuencia de que no está en
aptitud de ampliar los productos o servicios que protege la primera inscripción obtenida, mas no puede entenderse
en el sentido de que esta clase de solicitudes estén exentas de cumplir con el requisito relativo a que el signo
propuesto a inscripción no afecte derechos previos de terceros, so pretexto de contar ya con un antecedente
registral. Razonar en sentido diverso, implicaría avalar una forma de inobservar uno de los principios fundamentales
que rige el derecho registral marcario (distintividad), materializado y reconocido en diversas disposiciones de la Ley
de la Propiedad Industrial y, por ende, legitimar en forma desacertada una vía para constituir signos susceptibles de
generar riesgo de confusión y, por tanto, competencia desleal, derivado de mal entender el alcance del ejercicio de la
prerrogativa establecida en la propia legislación para ampliar los bienes y/o servicios por los que inicialmente un
agente económico en particular obtuvo un primer registro marcario.

Amparo directo 749/2017. Sephora, S.A. 1 de febrero de 2018. Unanimidad de votos. Ponente: Julio Humberto
Hernández Fonseca. Secretario: Luis Felipe Hernández Becerril.

Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Registro digital: 2017559, Primer Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Primer Circuito, Décima Época, Administrativa, Tesis: I.1o.A.204 A (10a.), Libro 57, Agosto
de 2018, Tomo III, página 2898, Aislada.”

Esta tesis se publicó el viernes 10 de agosto de 2018 a las 10:18 horas en el Semanario Judicial de la Federación.

Es tremendamente oportuno el análisis de las jurisprudencias que anteceden, el no exhibir un producto elimina el patrimonio marcario de las
mismas y evita que puntos de venta como el que opera el hoy quejoso no puedan comercializar los productos que ahora estarán ocultos.

La principal función de una marca es la distintividad, la capacidad de identificar un producto o servicio de otro, ¿cómo puede distinguirse una
marca de otra si no están a la vista? Igualmente, como refrescos y botanas que si están a la vista, y que correctamente se exhiben con
advertencias y un etiquetado propio, la exhibición como los productos del tabaco que comercializa el hoy quejoso.
20

La marca de los productos que comercializa y exhibe el hoy quejoso, la marca de productos del tabaco, al igual que todas las marcas
representan signos distintivos, son productos que muestran un valor agregado y se usan para compartir sus calidades o peculiaridades, si la
marca no distingue entre un producto u otro no podrá identificar al mismo producto, la marca es un eslabón fundamental en el proceso de
comercialización de cualquier producto ya que el acto de consumo se dirige a la preferencia del consumidor, no al artículo.

Como correctamente se señala en distintas jurisprudencias, el uso de la marca no solamente ocurre cuando los proveedores exhiben los
productos o servicios que la ostentan con el fin de producir un lucro, sino que también es un signo distintivo que implica el inminente alcance
del consumidor a los productos para su adquisición.

La marca per se tiene un “crédito comercial” que se va generando a lo largo de los años, el consumidor va relacionando sus gustos y los
distingue mediante las marcas con las que se promueven los productos, marcas que necesariamente deben de estar a la vista/exhibidas para
cumplir precisamente con una función de identificación que cumple en el mercado, ese “crédito comercial” es lo que forma parte de la voluntad
del consumidor que como parte del Libre Desarrollo de la Personalidad, constituye un elemento indispensable para su ejercicio, mismo que hoy
se anula con la aplicación del reglamento que hoy se impugna.

En las jurisprudencias que anteceden, con mucha claridad abordan el tema, alcances y utilidad de una marca en nuestro sistema jurídico
Mexicano, una marca es todo aquel signo visible que distingue productos o servicios de otros de su misma especia y clase en un determinado
mercado, las marcas pueden ser denominativas, gráficas o mixtas, concepto de un producto o prestación de un servicio, sirve para evocar en el
público consumidor las características, procedencia empresarial, nivel de calidad o reputación, así de considerable es el daño que se está
haciendo en la cadena comercial de productos del tabaco, el Libre Desarrollo de la Personalidad, la Libertad de Comercio y Profesión, el
Principio de Reserva de Ley y Jerarquía normativa erradicados de la esfera jurídica del hoy quejoso con una sola voluntad y mente, la del Poder
Ejecutivo que ignorando que hace 15 años el Legislador que discutió el proyecto de Ley original, lo excluyó, extrajo de la Ley General para el
Control del Tabaco una prohibición absoluta a la exhibición y optó por hacer una regulación que si pasara un test de proporcionalidad sin violar
disposiciones constitucionales.

Cuarto.- El reglamento hoy impugnado viola los Derechos Humanos de Acceso a la Información y Protección a la Salud previstos en los artículos
1, 4 y 6 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos.

El Decreto por el que se Reforman, Adicionan y Derogan diversas disposiciones del Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco,
viola de manera directa el contenido de los artículos 4 y 6 Constitucionales al violentar los Derechos Humanos de Acceso a la Salud en sus
diversas modalidades y el Derecho Humano de Acceso a la Información.

La prohibición establecida en el acto reclamado (prohibición a exhibir productos del tabaco) violenta el Derecho Humano de Acceso a la
información contenido en los artículos 6 de la Constitución Federal y 13 de la Convención América de Derechos Humanos, ello en razón de que,
de manera ilegal y sin ninguna justificación, la modificación al Reglamento referido, y su implementación generarán confusión, desinformación y
evitaran que los consumidores están debidamente informados.

Cualquier consumidor de productos del tabaco, tiene Derecho a recibir toda la información (contenida en el etiquetado y observable en la
exhibición del producto) relacionada con el producto que esta por adquirir, valorarla y tomar una decisión informada respecto de cual producto
elegir entre la variedad de opciones que existen, precisamente tal y como lo establece nuestra Carta Magna en su Artículo 6, todas las personas
tienen Derecho a tener acceso a la información plural, oportuna de toda índole y a través de cualquier medio de información, es decir no existe
ninguna distinción o limitante para que una persona que sea consumidora de productos de tabaco o sencillamente tenga la curiosidad o
inquietud de probar alguno de los productos de tabaco (siempre que sea mayor de edad), puede obtener información previamente a la
adquisición de los productos, a través de los mensajes que se desprenden de los propios empaques (en exhibición) y una vez satisfecho ese
Derecho Constitucional, poder discernir si, de conformidad con el libre desarrollo de su personalidad y su libre albedrio, adquiere o no el
producto de Tabaco.

La prohibición que establece el reglamento hoy impugnado es ilegal y violatoria de diversos Derechos Humanos, las razones jurídicas son
evidentes y se han enunciado anteriormente, se pretenden homologar dos conceptos que normativamente fueron creados para regular cosas
distintas. La exhibición desde luego no puede ser considerada como publicidad ya que, de conformidad con los términos del propio reglamento
no existe ninguna justificación para considerar tal ilegalidad, más allá de la injustificada expresión en alusión a que, la exhibición constituye
actos publicitarios, con lo que evidentemente lo único que se busca es violentar, incrustar e imponer la voluntad de una sola persona, el Poder
Ejecutivo, respecto de dos cámaras que legislan, el Congreso de la Unión.

Así las cosas, tal y como se ha mencionado anteriormente la única consecuencia que se genera con la prohibición de exhibir productos de
tabaco por considerar a la exhibición como una modalidad o medio de publicidad es la limitación del Derecho Humano de Acceso a la
Información para los consumidores adultos y el público en general ya que se priva a estos últimos la posibilidad de obtener toda la información
a su alcance para el Libre Desarrollo de su Personalidad y decidir primero si quiere o no consumir productos de tabaco y posteriormente
observar la oferta existente de los mismos y ahí decidir conservar su lealtad hacia una marca u otra que igualmente se encuentra en
exhibición.

El Derecho Humano de Acceso a la Información de conformidad con el texto Constitucional implica que, toda persona pueda tener acceso a
información de forma plural y oportuna, si se atrae el referido Derecho Humano al caso particular (prohibición de la exhibición de los productos
de Tabaco), con la prohibición que contiene el reglamento se está eliminando tal Derecho ya que, en primer lugar un consumidor no tendría la
posibilidad de tener un primer contacto visual con el producto de Tabaco, es decir que no tendría oportunidad de apreciar la información y los
mensajes que desincentivan al consumo de tales productos y que se encuentran plasmados por ley en los empaques de los productos, además
se estaría privando al consumidor de tener acceso a los mensajes escritos que advierten sobre los riesgos y efectos nocivos del consumo de
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tales productos, mismos que se ubican también en los empaques de los productos y que de igual manera están encaminados a desincentivar el
consumo de los productos del Tabaco.

Lo anterior cobra aún más relevancia si se considera que el Congreso de la Unión, cuando aprobó la Ley General para el Control del Tabaco, en
la fracción III del artículo 15 de la misma, incluyó la obligación de quien comercie, venda, distribuya o suministre productos del tabaco a exhibir
las leyendas de advertencia, imágenes y pictogramas autorizados por la Secretaría de Salud y, de esa forma, hacer del conocimiento de los
consumidores adultos los riesgos y efecto nocivos del consumo de los productos del tabaco.

Lo previamente desarrollado se corrobora a la luz de la siguiente tesis aislada:

“ACCESO A LA INFORMACIÓN. CRITERIOS QUE DEBEN OBSERVAR LAS RESTRICCIONES QUE SE ESTABLEZCAN AL
EJERCICIO DEL DERECHO RELATIVO. El ejercicio del derecho de acceso a la información contenido en el artículo 6o.
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no es absoluto, en tanto que puede ser restringido
excepcionalmente y sólo en la medida necesaria para dar eficacia a otros derechos o bienes constitucionales, pero
como el Estado debe establecer las condiciones para su pleno ejercicio sin limitaciones arbitrarias ni discriminación
alguna, mediante las políticas públicas en la materia, las restricciones que se establezcan deben observar los
criterios de: "a) razonabilidad, esto es, enfocarse a satisfacer los fines perseguidos; y b) proporcionalidad, que se
traduce en que la medida no impida el ejercicio de aquel derecho en su totalidad o genere en la población una
inhibición al respecto. En consonancia con lo anterior, las autoridades deben dar prevalencia a los principios
inmersos en la Constitución, frente a la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública
Gubernamental, concibiendo el señalado derecho bajola lógica de que la regla general debe ser la máxima publicidad
de la información y disponibilidad, de modo que, en aras de privilegiar su acceso, han de superarse los meros
reconocimientos formales o ritos procesales que hagan nugatorio el ejercicio de este derecho, en la inteligencia de
que, sobre la base no formalista de un fundamento de hecho y una interpretación dinámica y evolutiva según las
circunstancias, debe prevalecer la esencia y relevancia del derecho fundamental, y sólo de manera excepcional,
podrá restringirse su ejercicio, en la medida que ello se encuentre justificado, acorde con los requisitos descritos, lo
que encuentra sustento en el artículo 1o. constitucional, conforme al cual se acentúa la importancia tanto de
propiciar como de vigilar el respeto, protección y promoción de los derechos humanos, reconociéndose que las
normas en esa materia establecen estándares mínimos de protección y son, por tanto, susceptibles de ampliación e
interpretación en el sentido de aplicación más favorable a las personas, aunado al hecho de que los derechos
fundamentales han alcanzado un efecto de irradiación sobre todo el ordenamiento jurídico, lo que se asocia con su
dimensión objetiva, que se traduce en que su contenido informa o permea a éste, de manera que si el Texto
Fundamental recoge un conjunto de valores y principios, éstos irradian al resto del ordenamiento”.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo en revisión 257/2012. Ruth Corona Muñoz. 6 de diciembre de 2012. Unanimidad de votos. Ponente: Jean
Claude Tron Petit. Secretaria: Mayra Susana Martínez López.

Suprema Corte de Justicia de la Nación, Registro digital: 2002942, Instancia: Tribunales, Colegiados de Circuito,
Décima Época, Materias(s): Constitucional, Administrativa, Tesis: I.4o.A.42 A (10a.), Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Libro XVIII, Marzo de 2013, Tomo 3, página 1897, Tipo: Aislada.

En efecto, el Derecho Humano de Acceso a la Información únicamente pude ser limitado basándose en la razonabilidad y proporcionalidad, es
decir en los fines de su limitación y en el no inhibir el Derecho que tienen las personas a la información, asimismo se precisa que única y
exclusivamente de forma excepcional, se podrá limitar el Derecho Humano de Acceso a la Información, en la medida en la cual exista una
justificación, como podrá darse cuenta ese H. Juez de Distrito, el presente caso la exhibición de productos del tabaco es absoluta, y existen
diversas medidas ya adoptadas y otras que legal y constitucionalmente puedan ser adoptadas, ya que el día de hoy no existe una justificación
válida para limitar el Derecho Humano de la personas de tener acceso a la información necesaria para discernir entorno a la adquisición de los
productos del Tabaco.

También resulta necesario reconocer que, de conformidad con el criterio citado anteriormente y así como ocurre con todos y cada uno de los
Derechos Humanos tutelados por la Constitución Política Federal, el Derecho Humano de Acceso a la Información, no es un Derecho absoluto,
admite ciertas restricciones y está regulado y reglamentado, es decir no se puede obtener la información personal de una persona de forma
aleatoria, no se puede dar a conocer el domicilio de un comandante de la Guardia Nacional, tampoco se puede revelar en donde se encuentra
resguardada una víctima de violencia familiar o una persona cuyo testimonio está siendo utilizado dentro de una proceso penal o las
contraseñas del personal del Servicio de Administración Tributaria, para acceder a su sistema interno, no se controvierte el hecho de que, el
Derecho de Acceso a la información debe de ejercerse y regularse en arreglo a la Leyes respectivas y constituya un Derecho que no es absoluto,
sin embargo en el presente caso existe una flagrante violación al mismo al eliminarse en su totalidad.

Es de reconocerse que, el Derecho de Acceso a la información debe de regularse cuando se trata de productos que inciden en la salud de los
mexicanos, nuestro gobierno y nuestro sistema legal a rango Constitucional ha optado por la transparencia y multiplicidad de información, tan
es así que en las etiquetas de diversos productos que son nocivos para la Salud se aprecian leyendas que advierten respecto de los efectos de
su consumo, ¿se prohibió su exhibición? No, los productos tales como bebidas azucaradas, edulcorantes, comida chatarra y las bebidas
alcohólicas cuentan con un etiquetado que menciona que contienen exceso de sodio, de calorías, exceso de azucares, no recomendable para
menores o en el de las bebidas alcohólicas, todos estos productos están exhibidos, es decir no se priva de la exhibición no obstante su
característica intrínseca.
22

No puede caber ninguna duda de que, cuando se trata de productos que son nocivos para la Salud de las personas, se han adoptado diversas
medidas que permitan al consumidor informar respecto de los riesgos que corre al consumir tales productos, esto se puede corroborar con una
característica en los productos que constituye un Hecho Notorio, esto en razón de que, todos y cada uno de los productos cuentan con una
etiqueta que permite informar al consumidor del contenido y los efectos que le puede causar el producto que está comprando.

A efecto de robustecer los argumentos previamente emitidos, debemos de resaltar el hecho de que, respecto de los diversos productos que son
nocivos para la Salud, los diversos ordenamientos aplicables han establecido ciertas limitantes y condiciones en sus empaquetados, con la
finalidad de que, la misma exhibición sea un vehículo para informar y el público consumidor pueda tener acceso a la Información plasmada en
los empaques, se reitera el hecho de que, diversos productos que son nocivos para la salud se exhiben con ciertas medidas y restricciones, pero
de ninguna manera se ha prohibido de manera absoluta su exhibición en los diversos puntos de venta y menos a través de un acto del Poder
Ejecutivo que va más allá de lo dispuesto por la Ley que pretende regular.

Es decir, en nuestro ordenamiento jurídico, y toda vez que la exhibición de un producto comercial, que es lícito y altamente regulado (como los
productos del tabaco) la exhibición juega un doble papel, constitucionalmente válido, por un lado dar sustento al Derecho Humano del Libre
Desarrollo de la personalidad al darle al consumidor la oportunidad de escoger inclusive de forma lúdica los productos que consume,
igualmente la exhibición permite que exista la Libertad de Comercio y Profesional consagrada en el artículo 5º Constitucional y por el otro lado,
ayuda a que el mensaje de las autoridades sanitarias sea escuchado, sea visto y cuando se adquiere el producto inclusive palpado.

En efecto, las autoridades sanitarias hoy por hoy se apoyan fuertemente en los mensajes que existen en el mismo producto, mensajes que
requieren ser vistos, mensajes contenidos en los paquetes, ¿cómo puede verse de mejor forma el texto, advertencia e imágenes contenidos en
los productos del tabaco? En opinión de la autoridad responsable escondiendo los productos del tabaco.

Así las cosas es notable la contradicción existente por parte del Poder Ejecutivo y los consumidores de productos del tabaco y puntos de venta,
por un lado existe una regulación detallada, internacionalmente avalada y estudiada que difunde mensajes que regulan su comercialización,
exhibición y venta, y por el otro lado existe un reglamento que como declaración unilateral de la voluntad ilegalmente redefine el concepto de
publicidad, homologa la exhibición a publicidad desde un reglamento que es contrario a la Ley del que deriva y sobre de todas las cosas incluye
una prohibición que dese hace quince años se intentó, sin éxito, incrustar en la Ley General para el Control del Tabaco. El reglamento hoy
impugnado es un viaje al pasado, sin atender a la ciencia, organismos internacionales, trabajo tanto legislativo como judicial que protegen y
regulan a los que participamos en la comercialización de un producto legítimo como lo son los productos del tabaco.

La prohibición absoluta de la exhibición de los productos de Tabaco es completamente contraria con diversas disposiciones que reglamentan
aspectos de los productos, específicamente los empaques, envolturas y/o empaquetados. No es ocioso mencionar que, de conformidad con las
diversas normas que resultan ser aplicables para regular los empaques o envolturas de los productos, precisamente la finalidad de estos
últimos es la de proporcionarle información acerca del producto al consumidor que esta por adquirirlo, en la media en la que el consumidor
tiene acceso al producto, reiterando que a diferencia de los productos del Tabaco, diversos productos que son considerados como nocivos para
la salud son libremente exhibidos e incluso publicitados.

Es innegable que, al limitar el derecho de acceso a la Información de los Consumidores de productos de tabaco, se está trastocando su derecho
de protección a la salud, al impedir que sus decisiones se basen en parámetros objetivos, en la simple comparación entre las diversas opciones
de productos que se ofertan en un punto de venta, entre muchas otras bases que le permiten al consumidor decidir si adquiere o no los
referidos productos, el grado de afectación a su salud, entre otros aspectos.

Tal y como se ha mencionado en líneas precedentes, esta restricción al derecho de protección a la salud no se observa en los diversos
productos que son nocivos para la salud ya que, de los artículos 212 y 215 de la Ley General de Salud se desprende que, incluso el que los
empaques, envolturas o envases cuenten con leyendas o advertencias de los componentes de los que están hechos e incluso su naturaleza,
constituyen una obligación, es decir por un lado si se permite que productos que son nocivos para la salud se comercialicen, exhiban (con
ciertas medidas y etiquetas) e incluso se publiciten con la información necesaria, pero por otro lado cuando se trata de productos del tabaco,
se establezcan restricciones que son inconstitucionales, de ahí que no haya cabida a ninguna duda de que, el decreto que se combate viola de
manera directa el derecho de acceso a la Información tutelado por el artículo 6 de la Constitución Federal y el derecho de protección a la salud
tutelado por el artículo 4 de la Constitución.

En esa medida, es relevante compartir con ese H. Juzgado de Distrito un par de jurisprudencias, tremendamente bien dictadas, en donde
diversas personas pelearon por la inconstitucionalidad del etiquetado, mismo que evidentemente seguía un perjuicio al interés social ya que
los consumidores, como bien lo señalan dichos criterios tienen derecho a una información veraz y clara de los productos, no se debe inducir al
error respecto a la naturaleza y características del producto ya que se pondría en riesgo la salud y la seguridad de las personas, precisamente
porque su derecho a la salud y a la información están garantizados constitucionalmente.

El hoy quejoso no quiere vender a escondidas, es un punto de venta donde se comercializan productos lícitos y a los que tiene derecho a
vender Constitucionalmente, así como sus clientes igualmente tienen el derecho a escoger y desarrollar libremente su personalidad con base
en los mensajes que deben estar visibles en todo momento en la exhibición de productos que Constitucional, Jurisprudencial y Legalmente está
permitida su venta.

En el país se optó desde hace varios años por comunicar, compartir, exhibir y educar al consumidor desde el mismo producto que puede afectar
la salud, es un mensaje directo, claro y conciso contenido en el mismo empaque de los bienes que se consumen, transparencia absoluta,
educación inmediata e información clara y transparente que se obtiene de inmediato en la exhibición de los productos.
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La información prevista en los paquetes de productos del tabaco que se exhiben por parte del hoy quejoso es indispensable, es congruente con
la política de salubridad federal y atiende a una normativa analizada por expertos que durante años se han dedicado al tema.

El Decreto que hoy se impugna, invita a que predomine la ilegalidad, el comercio informal y la piratería no tienen la limitante de exhibición, los
empaques con los que se comercializan esos cigarros ya están abiertos, están al acceso directo del público, el consumidor ahora tendrá menos
información a su disposición ya que el Poder Ejecutivo ignorando que hace quince años se analizó ya en una disposición normativa de jerarquía
adecuada la prohibición absoluta de la exhibición de los productos del tabaco, incrusta en el reglamento que hoy es el acto reclamado, una
obligación en la esfera jurídica del hoy quejoso, violentando los principios de Jerarquía Normativa, Reserva de Ley, Libre Desarrollo de la
Personalidad, Libertad Comercial y de Profesión, Acceso a la Información y de Salud.

Suspensión

Conforme se demuestra a continuación total y absolutamente apegada a derecho, el hoy quejoso solicita la suspensión de los efectos del acto
reclamado, un acto que violenta la garantía de Libertad de Comercio, Profesión, Igualdad, impide el Libre Desarrollo de la Persona, trasgrede el
derecho humano al Acceso a la Información y a la Salud, en efecto se solicita la suspensión de los efectos de un reglamento viciado de origen y
cuyos efectos, de permanecer, no podrían ser resarcidos con ninguna sentencia de amparo.

En efecto, después de la pandemia generada por el COVID-19 muchos puntos de venta nos hemos visto inmersos en complicaciones de todo
tipo, no hemos recuperado nuestro nivel de ventas previo a la pandemia y hoy por hoy con el reglamento que estamos impugnando, aún más se
van a afectar las ventas cuando nos obligan a esconder un producto lícito y absolutamente reglamentado.

Así las cosas, un litigio Constitucional puede llegar a tardar entre dos o tres años, razón por la cual, se actualiza la génesis por la cual existe la
figura de la suspensión: evitar que la protección de justicia sea tardía y genere daños irreversibles.

Por ello con fundamento en los artículos 125, 128, 130, 136 y 148 de la Ley de Amparo, se solicita la suspensión en favor de la quejosa con el
efecto de que las reformas derivadas del Decreto por el que se Reforman, Adicionan y Derogan diversas disposiciones del Reglamento de la Ley
General para el Control del Tabaco publicado el pasado 16 de diciembre del 2022 no sean aplicadas al quejoso.

Esta petición se realiza a la luz de lo resuelto en la jurisprudencia que a continuación se transcribe:

“SUSPENSIÓN EN EL AMPARO. SUS EFECTOS CUANDO SE RECLAMAN NORMAS GENERALES, PREVIO


CUMPLIMIENTO DE LOS REQUISITOS DE PROCEDIBILIDAD. El artículo 148 de la Ley de Amparo, vigente a partir del 3
de abril de 2013, establece que en los juicios de amparo en que se reclame una norma general (ya sea autoaplicativa
o con motivo de su primer acto de aplicación) la suspensión se otorgará "para impedir los efectos y consecuencias de
la norma en la esfera jurídica del quejoso", lo cual no significa que en todos los casos en que se señale como acto
reclamado una norma general debe concederse la suspensión para esos efectos, pues para ello deben cumplirse
previamente los requisitos de procedibilidad de la medida cautelar, entre ellos: a) la exigencia de que el quejoso
debe resentir una afectación a su interés jurídico o legítimo, aspecto que debe estar acreditado indiciariamente para
efectos de la suspensión provisional, y en un grado probatorio mayor, para la suspensión definitiva; y, b) también
debe realizarse la ponderación entre la apariencia del buen derecho y el interés social de la norma, o si regula
disposiciones de orden público. Así, lo que realmente prevé dicho artículo, es cómo deben ser los efectos de la
medida cautelar contra normas generales, una vez que se han satisfecho los requisitos de procedibilidad para
conceder la suspensión.

Queja 5/2014. Francisco Javier Castañeda Mejía. 3 de enero de 2014. Unanimidad de votos. Ponente: Juan Ramón
Rodríguez Minaya. Secretaria: Claudia Luz Hernández Sánchez.

Incidente de suspensión (revisión) 40/2013. Director General de lo Contencioso y de Recursos de la Procuraduría


Federal del Consumidor, en suplencia por ausencia del Procurador Federal del Consumidor. 23 de enero de 2014.
Unanimidad de votos. Ponente: Livia Lizbeth Larumbe Radilla. Secretario: José Francisco Aguilar Ballesteros.

Queja 97/2014. Secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano y otros. 22 de mayo de 2014. Unanimidad de
votos. Ponente: Livia Lizbeth Larumbe Radilla. Secretaria: Dulce Guadalupe Canto Quintal.

Queja 120/2014. Sara Esther Muza Simón. 17 de junio de 2014. Unanimidad de votos. Ponente: Juan Ramón Rodríguez
Minaya. Secretaria: Claudia Luz Hernández Sánchez.

Queja 183/2014. 3 de septiembre de 2014. Unanimidad de votos. Ponente: Livia Lizbeth Larumbe Radilla. Secretario:
Enrique Serano Pedroza.

Nota: Por ejecutoria del 2 de mayo de 2018, la Primera Sala declaró inexistente la contradicción de tesis 319/2016
derivada de la denuncia de la que fue objeto el criterio contenido en esta tesis, al estimarse que no son discrepantes
los criterios materia de la denuncia respectiva.

Esta tesis se publicó el viernes 16 de enero de 2015 a las 09:00 horas en el Semanario Judicial de la Federación y, por
ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 19 de enero de 2015, para los efectos previstos en el
punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.”
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Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Registro digital: 2008231 Instancia: Tercer Tribunal
Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito, Materias(s): Común Tesis: XXVII.3o. J/9 (10a.) Fuente: Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación. Libro 14, Enero de 2015, Tomo II, página 1726 Tipo: Jurisprudencia

De acuerdo a lo señalado por la jurisprudencia en cita, para la procedencia del otorgamiento de la suspensión se debe acreditar la afectación
al interés jurídico o legítimo y realizarse la ponderación entre la apariencia del buen derecho y el interés social de la norma a fin de satisfacer
los requisitos de procedibilidad.

Asimismo, se deben satisfacer los requisitos que establece el artículo 128 de la Ley de Amparo, los cuales consisten en:

“Artículo 128. Con excepción de los casos en que proceda de oficio, la suspensión se decretará, en todas las materias
salvo las señaladas en el último párrafo de este artículo, siempre que concurran los requisitos siguientes:

I. Que la solicite el quejoso; y

II. Que no se siga perjuicio al interés social ni se contravengan disposiciones de orden público.

La suspensión se tramitará en incidente por separado y por duplicado.

Asimismo, no serán objeto de suspensión las órdenes o medidas de protección dictadas en términos de la legislación
aplicable por alguna autoridad administrativa o jurisdiccional para salvaguardar la seguridad o integridad de una
persona y la ejecución de una técnica de investigación o medida cautelar concedida por autoridad judicial.

Las normas generales, actos u omisiones del Instituto Federal de Telecomunicaciones y de la Comisión Federal de
Competencia Económica, no serán objeto de suspensión. Solamente en los casos en que la Comisión Federal de
Competencia Económica imponga multas o la desincorporación de activos, derechos, partes sociales o acciones, éstas
se ejecutarán hasta que se resuelva el juicio de amparo que, en su caso, se promueva.”

A la luz de los requisitos antes expresados, el otorgamiento de la suspensión provisional, y en su oportunidad de la definitiva, cumple con los
requisitos establecidos, pues es de destacar las exigencias previstas para la concesión de la suspensión quedan colmados tal y como a
continuación se muestra:

En términos de lo expresado en el presente apartado, se solicita el otorgamiento de la suspensión provisional y en su oportunidad de la


suspensión definitiva para el efecto de que los efectos de la norma impugnada se suspendan hasta en tanto se decida de fondo respecto de la
constitucionalidad del acto reclamado.

La existencia del acto reclamado descansa en el hecho de que la misma se publicó en el Diario Oficial de la Federación el pasado 16 de
diciembre de 2022, por lo que queda perfectamente acreditada la existencia del Decreto impugnado.

La solicitud efectuada por la quejosa no se ubica en las hipótesis previstas en los párrafos segundo y tercero del artículo 128 de la Ley de
Amparo, antes citado, toda vez que no se trata de órdenes para salvaguardar la seguridad o integridad de una persona, ejecución de técnicas de
investigación o medidas cautelares, o bien, actos del Instituto Federal de Telecomunicaciones o de la Comisión Federal de Competencia
Económica.

Por lo que respecta al interés suspensional, el hoy quejoso acredita que su esfera jurídica se ve afectada con la prohibición de exhibición de
productos del tabaco en virtud de ser un punto de venta que comercializa normalmente esos productos, con lo que se demuestra el interés
jurídico para solicitar la suspensión del acto reclamado, siendo que tal actividad encuadra dentro del ámbito de validez del “Decreto por el que
se Reforman, Adicionan y Derogan diversas disposiciones del Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco”, por lo que ese H. Juez
no tendrá problema alguno en tener por acreditado el interés suspensional de la quejosa y en otorgar la suspensión solicitada en los términos
planteados en el presente capítulo.

Respecto a la apariencia del buen derecho, como se comentó en el concepto de violación correspondiente, las regulaciones que derivan del
“Decreto por el que se Reforman, Adicionan y Derogan diversas disposiciones del Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco”
exceden la propia Ley General para el Control del Tabaco, ya que el acto reclamado pretende definir en un ordenamiento de menor jerarquía un
concepto que ya está definido en ley, y mañosamente redefiniéndolo busca crear una suerte de canasta en donde el concepto de exhibición se
absorbe por el concepto de publicidad, sin embargo la Ley en su artículo 6 fracción XXII define correctamente a la publicidad en los siguientes
términos:

“Artículo 6. Para efectos de esta Ley, se entiende por:

(…)

XXII. Promoción y publicidad de los productos del tabaco: Toda forma de comunicación, recomendación o acción
comercial con el fin, o el efecto de promover productos del tabaco, marca o fabricante, para venderlo o alentar su
consumo, mediante cualquier medio, incluidos el anuncio directo, los descuentos, los incentivos, los reembolsos, la
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distribución gratuita, la promoción de elementos de la marca mediante eventos y productos relacionados, a través de
cualquier medio de comunicación o difusión;

(…)”

Al tenor de la definición anterior se puede apreciar que la mera acción de “exhibir” no está prevista como una forma de publicidad y patrocinio,
en cambio, el artículo 2, fracciones VI bis y VI ter, del Decreto que se impugna inventan y recaracterizan sus propias definiciones de exhibición
directa e indirecta considerándolas como una forma de publicidad, tal como se muestra en la siguiente transcripción:

“Artículo 2.- ...

(…)

VI Bis. EXHIBICIÓN DIRECTA, es la colocación de los productos de tabaco a través de estantes, mostradores,
exhibidores, entre otros, al interior de los establecimientos y puntos de venta, que permitan al consumidor observar
directamente dichos productos y, en su caso, tomarlos directamente, con el fin de promover y alentar la compra para
su consumo, lo cual se considera una acción comercial de publicidad y promoción, en términos del artículo 6, fracción
XXII, de la Ley;

VI Ter. EXHIBICIÓN INDIRECTA, es la colocación o almacenamiento de los productos de tabaco en recipientes


cerrados o cajas que se encuentren encima o debajo del mostrador, en armarios o cajones cerrados que le permitan
al consumidor observar indirectamente dichos productos, con el fin de promover y alentar la compra para su
consumo, lo cual se considera una acción comercial de publicidad y promoción, en términos del artículo 6, fracción
XXII, de la Ley;

(…)”

En términos de lo dispuesto por la Ley, se entiende que toda comunicación, recomendación o acción comercial, a través de medios de
comunicación o difusión, encaminada a promover o alentar los productos de tabaco se consideran como publicidad y promoción.

Por su parte, el Reglamento reformado en su parte conducente estipula que la exhibición directa e indirecta es la colocación de los productos
de tabaco que permiten al consumidor observar dichos productos, agregando que la exhibición tiene como fin alentar y promover la compra
para su consumo, considerándose una forma de publicidad en los términos que define la Ley.

De una simple lectura a los preceptos de la Ley y Reglamento se desprende que las definiciones derivadas del acto reclamado no empatan con
las ya establecidas en la Ley, (o en el diccionario…) pues en esta última prevé que las acciones consideradas como publicidad se hacen a través
de medios de comunicación o difusión, en cambio, en el Decreto que reforma el Reglamento se prevé que la exhibición para que el consumidor
pueda ver los productos se considera como forma de publicidad faltando el elemento consistente en los medios de comunicación o difusión,
pues de ninguna manera se puede entender que los estantes, mostradores, exhibidores, recipientes cerrados o cajas que se encuentren encima
o debajo del mostrador, en armarios o cajones cerrados, se consideren como medios de comunicación o difusión que alientan o promuevan la
compra de productos de tabaco, en términos del artículo 6, fracción XXII, de la Ley.

Si hubiese sido intención del legislador englobar las acciones publicitarias más allá de los medios de comunicación o difusión, como por
ejemplo, el exhibir en el punto de venta el producto de tabaco, así lo hubiera determinado en la Ley; pero como en la realidad así no está
dispuesto en tal ordenamiento, el Reglamento reformado establece una regulación que sobrepasa el alcance de la Ley, hecho que a todas
luces contraviene el principio de jerarquía normativa previsto el artículo 133 Constitucional.

En ese orden, el hecho de exhibir los productos de tabaco en un punto de venta de ninguna manera se puede considerar que se está haciendo
publicidad con dicho producto, esto por razón de que tal acción no se está haciendo a través de un medio de comunicación o difusión como lo
disponen los artículos 6, fracción XXII, y 23 de la Ley, sino simplemente se está poniendo a la vista del consumidor final, sin permitirle que lo
tome directamente, para que éste pueda valorar a lo lejos su decisión de compra.

Por tal virtud, si en la Ley General para el Control del Tabaco se estableciera textualmente que el hecho de “exhibir” se considera como una
forma de publicidad, serían (a primera vista) completamente válidas las definiciones y regulaciones previstas en el Decreto que hoy se impugna
(no obstante toda prohibición absoluta de exhibición de productos del tabaco es inconstitucional), pero como es el caso de que las
disposiciones del acto reclamado sobrepasan los alcances de la propia Ley, es indudable que de permitir que los efectos y consecuencias del
acto reclamado sigan incidiendo en la esfera jurídica del quejoso se le estaría colocando una situación de incertidumbre jurídica, pues se
consentiría una clara contravención al principio de jerarquía de leyes tutelada Constitucionalmente en sus artículos 98 fracción I y 133,
situación que en primera impresión, en un análisis sobre la apariencia del buen derecho, es inconstitucional.

Sirve atraer el caso previsto en la jurisprudencia que a continuación se cita:

“CONTROL DEL TABACO. LA PROHIBICIÓN ABSOLUTA DEL ARTÍCULO 16, FRACCIÓN VI, DE LA LEY GENERAL
RESPECTIVA ES INCONSTITUCIONAL. Hechos: La Primera y la Segunda Salas de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación analizaron amparos en revisión en los que se reclamó el artículo 16, fracción VI, de la Ley General para el
Control del Tabaco, el cual prohíbe comerciar, vender, distribuir, exhibir, promocionar o producir cualquier objeto que
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no sea un producto del tabaco, que contenga alguno de los elementos de la marca o cualquier tipo de diseño o señal
auditiva que los identifique con productos del tabaco. La Primera Sala resolvió que el artículo aludido es
inconstitucional porque contiene una prohibición absoluta que no supera un escrutinio ordinario de
constitucionalidad; mientras que la Segunda Sala consideró que el precepto de referencia no es inconstitucional en
tanto contiene una prohibición que supera un test de proporcionalidad.

Criterio jurídico: El artículo 16, fracción VI, de la Ley General para el Control del Tabaco es inconstitucional, por
contener una prohibición absoluta para llevar a cabo diversos actos de comercio relacionados con productos que sin
ser del tabaco sí lo emulan, misma que resulta contraria a la libertad de comercio y no supera un test de
proporcionalidad.

Justificación: El artículo referido contiene una prohibición absoluta para comerciar, vender, distribuir, exhibir,
promocionar o producir objetos que no sean un producto del tabaco, pero que de alguna manera lo emulen, por
contener elementos de la marca o cualquier tipo de diseño o señal auditiva que los identifique con productos de
aquél. Dicha prohibición incide de manera frontal en diversos derechos humanos, entre ellos, la libertad de comercio.
De ahí que su regularidad constitucional esté sujeta a un test de proporcionalidad, mismo que no supera. Ello es así,
porque si bien persigue un fin constitucionalmente válido (como lo es proteger el derecho humano a la salud) y
constituye una medida idónea para satisfacer en algún grado ese fin; lo cierto es que no resulta una medida
necesaria, al existir alternativas igualmente idóneas para lograr su propósito, pero menos lesivas para la libertad de
comercio como las que supone una prohibición absoluta (por ejemplo, restricciones para la venta de esos productos
a personas menores de edad o campañas educativas y de información sobre los efectos nocivos de productos que
emulan a los del tabaco). Incluso si la medida fuera necesaria, sería desproporcional en sentido estricto, ya que
constituye una prohibición absoluta y sobre inclusiva, pues igual se prohíben productos que no son del tabaco y que
directamente puedan tener mayor incidencia en su consumo o adicción, que productos que pudiesen tener menor
incidencia. Además, la prohibición se establece de manera indistinta tanto para personas menores de edad como
para personas adultas, soslayando que estas últimas sí pueden tener acceso al tabaco con sólo acreditar su mayoría
de edad.

Contradicción de tesis 39/2021. Entre las sustentadas por la Primera y la Segunda Salas de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. 19 de octubre de 2021. Mayoría de siete votos de las Ministras y de los Ministros Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Juan Luis González Alcántara Carrancá, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Norma Lucía Piña
Hernández, Ana Margarita Ríos Farjat, Javier Laynez Potisek y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea; votaron en contra la
Ministra y los Ministros Yasmín Esquivel Mossa, José Fernando Franco González Salas, Luis María Aguilar Morales y
Alberto Pérez Dayán. Ponente: Juan Luis González Alcántara Carrancá. Secretarios: Fernando Sosa Pastrana y Víctor
Manuel Rocha Mercado.

Tesis y/o criterios contendientes:

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver el amparo en revisión 435/2019, el cual dio
origen a la tesis aislada 1a. XVI/2020 (10a.), de título y subtítulo: “CONTROL DEL TABACO. EL ARTÍCULO 16, FRACCIÓN
VI, DE LA LEY GENERAL RELATIVA, VULNERA EL PRINCIPIO DE IGUALDAD.”, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación del viernes 4 de diciembre de 2020 a las 10:16 horas y en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Décima Época, Libro 81, Tomo I, diciembre de 2020, página 352, con número de registro digital: 2022505;
y,

El sustentado por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver los amparos en revisión
853/2019 y 957/2019.

El Tribunal Pleno, el veintinueve de marzo en curso, aprobó, con el número 3/2022 (11a.), la tesis jurisprudencial que
antecede. Ciudad de México, a veintinueve de marzo de dos mil veintidós.

Esta tesis se publicó el viernes 08 de abril de 2022 a las 10:12 horas en el Semanario Judicial de la Federación y, por
ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 11 de abril de 2022, para los efectos previstos en el
punto noveno del Acuerdo General Plenario 1/2021.”

Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Registro digital: 2024425 Instancia: Pleno Undécima
Época Materias(s): Constitucional Tesis: P./J. 3/2022 (11a.) Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación.
Libro 12, Abril de 2022, Tomo I, página 5 Tipo: Jurisprudencia

Lo resuelto en dicha jurisprudencia es la inconstitucionalidad de la prohibición absoluta de comercialización de productos asociados al tabaco,
y en ese sentido, la prohibición absoluta no tiene cabida en nuestro sistema jurídico, ya que también se incluiría a la acción de exhibir, siendo
que en nuestro actual sistema normativo la exhibición no es irrestricta, pues como se menciona en la jurisprudencia en cita, la prohibición
absoluta no pasa el test de proporcionalidad ya que lesiona el libre desarrollo a la personalidad y libertad de comercio.

Al igual que en la jurisprudencia que declara inconstitucional la fracción VI del artículo 16 de la Ley General para el Control del Tabaco, el
análisis de la apariencia del buen derecho del caso que nos ocupa tiene similitudes con el expuesto en la última jurisprudencia, ya que prohibir
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absolutamente “exhibir”, es una medida desproporcional que lesiona varios derechos fundamentales, entre ellos, el de la libertad de comercio
del vendedor, por ende, debe concederse la suspensión en los términos solicitados.

Por otra parte, como se señaló en el segundo concepto de violación, a primera impresión en un análisis sobre la apariencia del buen derecho, la
prohibición absoluta de “exhibir” lesiona directamente la libertad de comercio tutelado en el artículo 5º Constitucional, pues como se ha
expresado a lo largo del presente escrito, la prohibición absoluta descansa sobre una medida desproporcionada e inconstitucional –vulnera los
límites de los artículos 89, fracción I, y 133 Constitucionales– que afecta la libertad de comercio, pues la medida contemplada en el Decreto que
se impugna le impide al hoy quejoso ejercer el comercio respecto de productos del tabaco y obstruye considerablemente su decisión de
dedicarse a ello.

Igualmente y a la luz de la doctrina de la apariencia del buen derecho, la vulneración al derecho consagrado en el artículo 5° de la Constitución
tiene su génesis en que la quejosa está obligada a vender productos que no puede exhibir, medida que a su vez afecta a terceros, los
consumidores, pues éstos no tienen al alcance la información necesaria para decidir libremente el producto de tabaco de su elección al estar
impedidos de valorar aspectos como la marca o variantes, por lo que en términos del mercado, los consumidores no pueden decidir libremente
entre diferentes alternativas de los productos en cuestión.

En ese tenor, el otorgamiento de la suspensión solicitada, lejos de constituir un perjuicio al interés social, le estaría restituyendo, por lo menos
provisionalmente, al consumidor su derecho de acceso a la información, así como la libertad de elegir el producto de su preferencia en términos
de materia de competencia económica.

Así como el Decreto prevé una prohibición absoluta de exhibir los productos de tabaco, paralelamente la medida que se pretende incide de
manera frontal con varios derechos fundamentales, tales como los que demanda la quejosa en el presente escrito, así como los que disfrutan
los consumidores de los productos vendidos.

Asimismo, de un análisis preliminar que se le dé al acto reclamado, ese H. Juez se dará cuenta de que, sobre este aspecto, también hay
derechos humanos que son violentados con motivo de la entrada en vigor de las reformas al Reglamento, por lo que a primera vista el Decreto
es inconstitucional, siendo que si se llegase a negar el otorgamiento de la suspensión de los efectos y consecuencias del mismo, se estaría
permitiendo que esta inconstitucionalidad encontrada a primera vista se perpetúe de forma negativa en la esfera jurídica del quejoso
privándole ilegalmente por un par de años de la exhibición de productos que contienen tabaco.

El hoy quejoso vende al público general productos cuya comercialización, suministro y distribución es completamente legal, ya que cada
producto tiene sus propias regulaciones a fin de evitar consecuencias negativas para los consumidores finales.

No obstante, hasta antes de la reforma al Reglamento, la Ley General para el Control del Tabaco establecía textualmente que la exhibición de
productos de tabaco está limitada con el único propósito de que el consumidor no lo pueda tomar libremente, ni por medio de máquinas
expendedoras, pero de ninguna manera que el producto deba estar fuera de su vista. Esta medida, como se ha mencionado a lo largo del
presente escrito, resulta proporcionada en relación con el fin constitucional que se pretende tutelar, sin embargo, la autoridad responsable
determinó viable imponer una prohibición absoluta en un reglamento que va más allá de la Ley y como se ha expuesto a lo largo de la presente
demanda de garantías, cuando hace quince años se eliminó dicha prohibición precisamente por las razones de hecho y de derecho que se han
hecho valer y que demuestran la inconstitucionalidad del acto reclamado.

Por tal virtud, a pesar de existir múltiples matices por los cuales proceda el otorgamiento del Amparo y Protección de la Justicia de la Unión, en
primera impresión analizando el tema de posible violación a la jerarquía de leyes en un análisis ponderado del buen derecho, encontramos
que, en efecto, las regulaciones derivadas del Decreto impugnado sobrepasan a las ya establecidas en la Ley General para el Control del
Tabaco, por tanto, es notorio y evidente que estamos frente a una inconstitucionalidad, y sin hacer un análisis de fondo que incluyan los demás
matices por los cuales deba otorgarse la protección constitucional, preliminarmente encontramos que se está vulnerado los límites del artículo
89 fracción I y el artículo 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como el libre comercio, igualdad y ejercicio libre
de la profesión, hecho que pone de manifiesto la procedencia de la suspensión del acto reclamado a efecto de que no sean aplicadas las
disposiciones del Decreto impugnado en la esfera jurídica del quejoso.

Y bajo ese orden de ideas, el otorgamiento de la suspensión no atenta contra las disposiciones de orden público ni afecta derechos de terceros,
pues la sociedad está interesada en que se hagan valer y se respete el principio de jerarquía de las leyes que nos otorgan derechos y
obligaciones, así como que se tenga certeza jurídica sobre los preceptos legales que nos rigen y su orden jerárquico que impera.

No se soslaya el hecho de que la medida consistente en la prohibición de exhibir productos de tabaco en los puntos de venta, considerada
ilegalmente como una forma de publicidad, tiene como supuesto propósito salvaguardar el derecho a la salud, sin embargo, como se menciona
en la jurisprudencia de rubro “CONTROL DEL TABACO. LA PROHIBICIÓN ABSOLUTA DEL ARTÍCULO 16, FRACCIÓN VI, DE LA LEY GENERAL
RESPECTIVA ES INCONSTITUCIONAL”, la prohibición absoluta es una medida desproporcionada, toda vez que hay alternativas que tienen
como fin el mismo propósito, siendo que en el particular caso, la medida utilizada en el Decreto impugnado para supuestamente salvaguardar
el derecho a la salud descansa sobre el hecho de que se le otorga una atribución a un Reglamento que sobrepasa el alcance de una Ley,
situación que coloca en un estado de inseguridad jurídica a la sociedad en general, pues ésta espera que los actos legislativos de las
autoridades competentes no incurran en arbitrariedades en el ámbito de sus facultades.

Por virtud de lo anterior, la sociedad espera que las medidas implementadas por las autoridades que persigan un fin constitucionalmente
válido, como lo es el derecho a la salud, descansen sobre preceptos legalmente expedidos y promulgados, que hayan respetado los
parámetros legales y constitucionales, pues en el particular caso, existe una prohibición absoluta de exhibir productos de tabaco, lo cual
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incide en otros derechos como lo es el libre comercio, prohibición que tiene su origen en una inconstitucionalidad –la vulneración al principio
de jerarquía normativa–, cuando existen alternativas que pudieran perseguir y lograr el mismo fin sin incurrir en prohibiciones absolutas.

En virtud a lo manifestado en el presente capítulo, y ponderado la apariencia del buen derecho atento a que la concesión de la suspensión
solicitada no sigue perjuicio al interés social ni contraviene disposiciones de orden público, ese H. Juez no tendrá problema en otorgar la
suspensión provisional, y en su oportunidad la suspensión definitiva, hasta en tanto se emita la resolución que corresponda al presente juicio
de garantías.

Efectos de la suspensión

Atento a lo expuesto en el presente capitulado, se considera que la presente solicitud no actualiza alguna de las hipótesis del artículo 129 de
la Ley de Amparo, por lo que es procedente conceder a la parte quejosa la suspensión contra los efectos y consecuencias del Decreto para que
el mismo no produzca efectos en la esfera jurídica del promovente.

Por ello, mientras dure la suspensión peticionada, se solicita la suspensión provisional, y en su oportunidad de la definitiva, con el efecto de que
la quejosa pueda exhibir los productos de tabaco que comercialice, en los términos previstos por la Ley General para el Control del Tabaco, así
como del Reglamento antes de la entrada en vigor del Decreto que lo reforma, sin que el quejoso sea sujeto de las sanciones previstas en el
marco normativo por exhibir los productos de tabaco que vende al público consumidor.

Por todo lo anteriormente expuesto a ese H. Juzgado de Distrito atentamente solicito:

ÚNICO.- Previa admisión y otorgamiento de la suspensión provisional y definitiva en el presente asunto se declare la inconstitucionalidad del
acto hoy reclamado para el efecto de que se reconozca que la prohibición absoluta de exhibición de productos del tabaco en nuestro
ordenamiento jurídico Mexicano no tiene cabida y que ya sea en un reglamento como el que contiene el acto reclamado como en un una
ulterior Ley, no puede prohibirse la exhibición absoluta de productos del tabaco por ser violatoria de los derechos humanos y garantías
previamente desarrolladas.

Bajo Protesta de Decir Verdad,

Protesto lo necesario en derecho.

A la fecha de su presentación.

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