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Psicología del deporte

¿Cuál es la diferencia entre ejercicio físico y actividad física?

La actividad física es cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos y se
traducen como resultado de un gasto energético.

Ejercicio físico es la actividad física planteada, estructurada, repetitiva y orientada con el objetivo
de mejorar.

Deporte es el conjunto de ejercicios físicos que se presentan a manera de juego,


independientemente de si son individuales o colectivos. Practicar deporte acarrea competir.
Puede ser deporte de base o deporte de rendimiento.

En conclusión, el ejercicio físico, la actividad física y el deporte, no son lo mismo.

¿Cuáles son los trastornos más comunes en el mundo del deporte?

El mundo del deporte, especialmente si es a nivel profesional, suele exigir mucha dedicación por
parte del deportista. Es por esto que el nivel de responsabilidad y exigencia puede llegar a
trastornar a algunas personas. A su vez, el entorno deportivo fomenta la competitividad que,
aunque muchas veces es sana y favorece el crecimiento colectivo, en ocasiones puede tornarse un
poco tóxico.

Trastornos alimenticios (bulimia y anorexia): son más frecuentes en los deportistas que practican
actividades con una composición corporal ideal ya establecida, además, suelen intensificarse
durante las fechas de competición.

Nerviosismo: se presenta como estados de angustia que se desarrollan en el deportista o atleta a


raíz de las competencias o exigencias del coach.

Pánico: aparece cuando se ejerce demasiada presión sobre el atleta o deportista.

Estrés: este trastorno aparece cuando el deportista sufre una sobrecarga de actividades y se le
restringe el tiempo libre en el que debería recrearse.

Cómo influye la psicología en el deporte?

La psicología en el deporte es crucial. El dicho mens sana in corpore sano (mente sana en cuerpo
sano) es bidireccional, por lo que difícilmente un deportista podrá progresar como tal si adolece
de problemas mentales. Es por ello que los deportistas también han de conservar rutinas mentales
sanas y pensamientos positivos y empoderantes para sí mismos.

Así pues, la motivación es un aspecto psicológico y subjetivo esencial que nos impulsa a la
actividad deportiva. Es la fuerza motriz que nos hará mostrar más predisposición a entrenar y a
mejorarnos a nosotros mismos en todas las áreas de nuestra vida.

A nivel psicológico, también son dignas de mención aptitudes cognitivas como la concentración o
la memoria, especialmente si participamos en una competición deportiva.
En el plano psicoemocional, una buena higiene psicológica permite regular las emociones que
pueden surgir antes, durante y después del deporte. Así pues, alejaremos los pensamientos y
sensaciones negativas para poder rendir mejor y entrenar con mayores resultados. Asimismo, la
moderación emocional evitará comportamientos tóxicos típicos de las competiciones.

Finalmente, también potenciará la autoestima y relajará el nivel de autoexigencia, que suele ser
fuente de muchos trastornos mentales. Al fin y al cabo, la seguridad en uno mismo es primordial
para proyectar una imagen positiva hacia los demás, así como para poder actuar de forma clara y
contundente.

¡Descubre las ventajas de la psicología en el deporte!

Hoy día, la psicología deportiva es muy valorada en todos los deportes. Las actividades
relacionadas con el alto rendimiento deportivo, incluyen algún profesional que fortalece la
confianza y aporta técnicas para el cuidado y mantenimiento de una buena salud mental y física.

Por ello, la implementación de la Psicología deportiva en los equipos de alto rendimiento es una
prioridad para poder alcanzar grandes objetivos.

Mejora la confianza.

Mejora la motivación.

Mejora el rendimiento.

Disminuye episodios de ansiedad.

Disminuye el estrés.

Favorece la concentración.

Ayuda a mejorar las técnicas de entrenamiento.

Mejora habilidades como la memoria y la coordinación.

Disminuye la inseguridad.

Mejora las relaciones entre compañeros.

Mejora el trabajo en equipo.

Mejora la capacidad de delegar.

¿Qué es la motivación deportiva?

La motivación se define como el impulso, la fuerza interna, que mueve al individuo para la
consecución de un objetivo. Es decir, tiene la función de activar, mantener estable y dirigir la
conducta hacia una meta, nos permite persistir en una acción aunque esta nos cueste, puesto que
sabemos que el resultado nos compensará.
Por otra parte, sabemos que realizar deporte es una de las actividades más recomendadas para
conseguir y mantener un buen estado físico y estar saludables. Establecer una buena rutina de
ejercicio previene posibles enfermedades en el sujeto, sobre todo las vinculadas con problemas de
peso. Así, realizar deporte es un buen motivo para fijarnos.

De este modo, motivación deportiva se refiere a la activación y persistencia de una conducta


guiada a conseguir un fin vinculado al deporte. Aunque al sujeto le cueste y el camino sea duro el
resultado final premia todo el esfuerzo.

La motivación de cada deportista puede ser distinta, ya que algunos disfrutarán y sentirán
satisfacción por el simple hecho de hacer deporte (esta es la motivación intrínseca) y otros sujetos
presentarán metas no tan relacionadas con gozar de hacer deporte, como podría ser alcanzar el
propósito de adelgazar (esta motivación se conoce como extrínseca y se vinculan más a
recompensas que puede tener el practicar deporte).

Así pues, la motivación que te mueve a hacer ejercicio es un elemento clave y fundamental para
realizar tal actividad y esta es muy variada y distinta según el sujeto. Se han observado diferencias
entre individuos que se dedican a deportes de alto nivel, que lo realizan de modo profesional, en
comparación con personas que lo hacen para mantenerse sanos o entre individuos de distintas
edades. Del mismo modo, esta fuerza que nos mueve y los objetivos que nos fijamos también
cambian a lo largo de la vida.

A continuación te citamos algunas estrategias o consejos para ayudarte a aumentar o encontrar tu


motivación para hacer ejercicio físico.

Cómo mejorar la motivación deportiva

Como ya hemos visto, cada sujeto tiene su propia motivación para hacer deporte y aunque haya
motivos similares las características distintivas de cada individuo también los hacen diferentes, no
siendo completamente iguales. Es importante que encuentres tu motivación, puesto que será la
única que te permitirá superar las dificultades, los días que no te apetezca entrenar, para
conseguir la meta deseada.

1. Visualiza los objetivos

La motivación impulsa hacía una meta, así que es importante que nos fijemos un objetivo al que
queramos llegar. Este será distinto según sea tu propósito; por ejemplo, podemos visualizar
nuestro físico en un futuro o los logros en una competición que podemos alcanzar si seguimos
entrenando. Imagina lo que realmente te haría feliz y lo que realmente sientas que te mueve.

También se ha visto que esta técnica no funciona igual de bien en todos los sujetos, hay a quien le
va mejor visualizar la consecuencia contraria, es decir, el estado negativo que se alcanzaría si
seguimos igual y no entrenamos, imaginar los resultados terribles que pueden acontecer como
problemas de salud y enfermedades.
2. Ponte metas a corto plazo

Dado que el camino no es fácil, ayuda ponernos objetivos a corto plazo que nos mantengan
motivados para poder alcanzar la meta final. Fíjate metas que sean más asequibles y logres
superar con relativa rapidez, ya que serán las que te animarán a seguir luchando y haciendo
deporte.

Cuando estamos cansados y preferimos quedarnos tumbados en el sofá o hemos tenido un día
duro en el trabajo, serán las pequeñas metas las que nos moverán, por ejemplo pensar en cómo
nos sentiremos después de hacer deporte ese día, lo bien que nos sentiremos con nosotros
mismo. Asimismo, hacer ejercicio aunque te deje cansado posteriormente genera en ti una
sensación de energía y de sentirte mejor físicamente, al mismo tiempo que te ayuda a desconectar
de tus preocupaciones y así disminuir el estrés.

Se ha comprobado que el deporte aumenta la cantidad de endorfinas en el cuerpo, hormona que


se vincula con la sensación de bienestar y disminución del dolor. Este propósito puede ser un buen
motivo a corto plazo.

3. Márcate una rutina de entreno

De la misma manera que hemos visto que visualizar, es decir, representar el motivo internamente,
es útil para mantenernos con fuerza, también es funcional y necesario plantearse el modo de
actuación y dejarlo establecido de antemano

Dicho de otro modo, nos puede beneficiar fijar y concretar qué es lo que vamos a hacer y cuál va a
ser nuestra actuación, qué día vamos a entrenar, qué ejercicios vamos a hacer, cuánto tiempo va a
durar cada entreno…

Si nos creamos una rutina y sabemos que debemos hacer cada día, será más fácil mantenernos
motivados y no desistir cuando estemos cansados. Es otro modo de establecer pequeños objetivos
que te mantengan motivado a corto plazo.

4. Sé realista

Intenta fijarte objetivos que sean posibles, sobre todo los que establezcas a corto plazo, ya que si
las metas son poco realistas y no las puedes cumplir puede que esto te frustre y te haga dejar de
intentarlo. Deben ser metas que puedas alcanzar para que te sientas recompensado.

Por ejemplo, si te planteas una rutina diaria muy intensa es probable que cuando lleves unos días
realizándola ya no puedas más y tu cuerpo no te permita seguir. De igual forma se recomienda
iniciar de manera progresiva, para evitar sentirnos muy cansados y así poco a poco ir mejorando y
estableciéndose nuevos objetivos. Así podremos mejorar, por esta razón es mejor empezar poco a
poco.
5. Permítete descansar

Vinculado con el punto anterior, debemos ser realistas y, por tanto, tenemos que permitirnos
descansar, puesto que no es solo que sea necesario para nuestro cuerpo, sino que al mismo
tiempo nos da más fuerza para poder seguir.

Es erróneo pensar que alcanzaremos nuestros objetivos más fácil y de manera más rápida si no
descansamos, lo más probable es que nuestro cuerpo no pueda aguantar y sea mucho peor la
recuperación, incluso puede que si forzamos indebidamente términos lesionados y, por tanto,
tengamos que parar durante más tiempo.

Todo el mundo necesita descansar incluso los atletas profesionales lo hacen, ya que es parte del
entreno, siendo clave para conseguir nuestro propósito.

6. Encuentra lo que te motiva

Como ya hemos dicho, no todo el mundo tiene el mismo propósito ni las mismas motivaciones. De
igual manera no a todos nos gustan o funcionan los mismos ejercicios, encuentra que práctica de
deporte es la que te atrae más: deporte individual, en grupo, al aire libre, en la piscina… Hay una
gran variedad que se adaptan a las preferencias de cada persona.

Es importante encontrar lo que nos gusta, dado que de este modo será más fácil persistir y es más
probable que los días que nos encontramos menos motivados no tiremos la toalla.

7. Modifica los ejercicios

Antes hemos hablado de lo recomendable que puede ser establecer una rutina, pero este hecho
no quiere decir que siempre hagamos los mismos ejercicios, va bien variar, no solo para no
aburrirnos, sino también para trabajar otras partes del cuerpo o hacerlo de distinto modo. Hay
muchas maneras de ejercitar, por ejemplo podemos hacer ejercicios de fuerza sin utilizar ningún
material o con peso. Así pues, según tu progresión también verás que debes potenciar y qué
partes necesitan más entreno, pudiendo adaptar tu rutina a estos objetivos a mejorar.

8. Apúntate a clases dirigidas

Apuntarse a clases dirigidas o practicar deporte donde el horario ya esté establecido nos puede
beneficiar. Sobre todo al principio, cuando aún no estamos en forma o no hemos establecido
como rutina hacer deporte.

Realizarlo de manera libre puede no ser la mejor opción, puesto que es más fácil que no lo
hagamos cuando nos notemos desganados. Por el contrario, si tenemos el “compromiso” previo
con una actividad favorecerá que asistamos a ella.
9. Sé consciente de tu progreso

A veces nos cuesta ver nuestro progreso y solo nos centramos en mejorar y en conseguir nuevos
objetivos, sin valorar ni recompensarnos por las metas que ya hemos conseguido. Fíjate en cómo
has mejorado y siéntete orgulloso de las metas alcanzadas, ya que ser consciente del progreso
también te ayudará a seguir motivado y persistir en tus metas.

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