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¿QUÉ ES LA COVID-19?

La COVID-19 es la enfermedad causada por el nuevo coronavirus conocido como


SARS-CoV-2.

¿DONDE SE DIO EL PRIMER CASO?

El 31 de diciembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió reportes de


presencia de neumonía, de origen desconocido, en la ciudad de Wuhan, en China.
Rápidamente, a principios de enero, las autoridades de este país identificaron la causa
como una nueva cepa de coronavirus. La enfermedad ha ido expandiéndose hacia otros
continentes como Asia, Europa y América.

¿CÓMO HA EVOLUCIONADO ESTA PATOLOGÍA HASTA LA ACTUALIDAD?

El virus SARS-CoV-2 adquirió mutaciones genéticas mucho más rápido de lo esperado. Los
coronavirus suelen mutar a un ritmo menor que otros virus de ARN, como la gripe y el VIH.
Tanto el SARS-CoV como el SARS-CoV-2 acumulan aproximadamente dos mutaciones
cada mes; entre la mitad y la sexta parte de la tasa observada en los virus de la gripe.
Esto se debe a que los coronavirus tienen proteínas que identifican y corrigen los errores
introducidos en el material genético del virus a medida que éste se replica.
Pero el virus demostró rápidamente que Gupta y sus colegas estaban equivocados. La
aparición de alpha, la primera variante preocupante, identificada en el Reino Unido en
noviembre de 2020, sorprendió a los científicos.
Tenía 23 mutaciones que la diferenciaban de la cepa original del SARS-CoV-2, ocho de las
cuales estaban en la espiga de proteína, que es esencial para anclarse a las células
humanas e infectarlas. Con este conjunto de mutaciones, alpha era un 50% más
transmisible que el virus original.
La siguiente versión, beta, se identificó por primera vez en Sudáfrica y se notificó como
variante preocupante apenas un mes después. Presentaba ocho mutaciones en la espiga
viral, algunas de las cuales ayudaban al virus a escapar de las defensas inmunitarias del
organismo.
La variante gamma, identificada en enero de 2021, tenía 21 mutaciones, 10 de las cuales
estaban en la espiga de proteína.
Algunas de estas mutaciones hacían que el gamma fuera altamente transmisible y le
permite reinfectar a los pacientes que previamente habían tenido COVID-19.
Luego vino el delta, una de las variantes más peligrosas y contagiosas. Fue identificada por
primera vez en la India y designada como una variante digna de preocupación en mayo de
2021.
A finales de 2021 esta variante era ya la dominante en casi todos los países. Su
constelación única de mutaciones, 13 en general y siete en la espiga, hicieron que delta sea
dos veces más infecciosa que la cepa original SARS-CoV-2, llevando a infecciones más
duraderas y produciendo 1.000 veces más virus en los cuerpos de las personas infectadas.
Sin embargo, ómicron, que es de dos a cuatro veces más contagiosa que delta, sustituyó
rápidamente a esa variante en muchas partes del mundo.
Identificada por primera vez en noviembre de 2021, lleva un número inusualmente alto de
mutaciones (más de 50 en total y al menos 30 en la espiga), algunas de las cuales le
ayudan a evadir los anticuerpos mejor que todas las versiones anteriores del virus.
Estos enormes saltos (en las mutaciones) hacen que la pandemia sea mucho menos
predecible

¿QUÉ ÓRGANOS PUEDE AFECTAR?

Órganos que pueden resultar afectados:

⚕️
• Corazón
Daño al músculo cardíaco, insuficiencia cardíaca

⚕️
• Pulmones
Daño al tejido pulmonar

⚕️
• Cerebro y sistema nervioso

⚕️
Ausencia del sentido del olfato (anosmia)
Síndrome de Guillain-Barré, que puede conducir a debilidad y parálisis temporal (afección

⚕️
poco común)
Consecuencias de eventos tromboembólicos como embolia pulmonar, ataque cardíaco,
derrame cerebral

⚕️
• General
Síndrome de fatiga crónica

¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO?

Todavía no existe un tratamiento específico. Se estudiaron varias vacunas contra la


COVID-19 y se realizaron varios ensayos clínicos de gran envergadura que confirmaron ser
una vacunas de segura y eficaz, estas fueron aprobadas por las entidades reguladoras
nacionales, fabricadas y distribuidas.
Hay científicos en todo el mundo trabajando para encontrar y desarrollar tratamientos contra
la COVID-19.
La atención de apoyo óptima incluye la administración de oxígeno para los pacientes muy
graves y las personas en riesgo de presentar un cuadro grave de la enfermedad, y apoyo
respiratorio más avanzado, como ventilación mecánica, para los pacientes en estado crítico.
La dexametasona es un corticosteroide que puede ayudar a reducir el tiempo que el
paciente pasa con un respirador y salvar vidas de pacientes que presentan cuadros graves
o críticos. Para más información lea las preguntas y respuestas sobre la dexametasona.
Los resultado del ensayo Solidaridad han indicado que las pautas de tratamiento con
remdesivir, hidroxicloroquina, lopinavir/ritonavir e interferón parecían tener poco o ningún
efecto en la mortalidad a 28 días o en el curso hospitalario de la COVID-19 entre pacientes
hospitalizados.
No se ha demostrado que la hidroxicloroquina ofrezca ningún beneficio terapéutico contra la
COVID-19. Para más información lea las preguntas y respuestas sobre la hidroxicloroquina.
La OMS no recomienda automedicarse con ningún fármaco, incluidos los antibióticos, para
prevenir o curar la COVID-19. La Organización coordina las iniciativas de desarrollo de
tratamientos contra la COVID-19 y seguirá proporcionando información actualizada a
medida que se genere.

ACCIONES DE ENFERMERÍA A LOS PACIENTES CON COVID-19

● Hacer control de los signos vitales


● Eliminar las secreciones nasales y traqueales.
● Mantener la permeabilidad de las vías aéreas.
● Preparar el equipo de oxígeno, administrar oxígeno suplementario, vigilar el flujo de
litros de oxígeno y comprobar la posición del caudalímetro de aporte de oxígeno
● Comprobar en cada turno o las veces que sea necesario, el dispositivo de aporte de
oxígeno para asegurar que se administra la concentración prescrita.
● Controlar la eficacia de la oxigenoterapia con pulsioxímetro y si precisa con
gasometría arterial.
● Observar y asegurar la correcta posición de las gafas nasales (buen ajuste nasal y
tras las orejas) para facilitar el aporte adecuado de oxígeno.
● Observar si se producen heridas en la piel por la fricción del dispositivo de oxígeno y
si así fuera colocar unas gasas detrás de la oreja e hidratar las fosas nasales.
● Proporcionar oxígeno con una alargadera para que pueda deambular por la
habitación.
● Realizar una valoración global de la circulación periférica, por ejemplo: comprobar
pulsos periféricos, edemas, recambio capilar, color y temperatura de las
extremidades.
● Recomendar al paciente que no masajee la zona afectada.
● Realizar ejercicios de movimientos articulados pasivos activos de las extremidades
afectadas.
● Observar si hay signos de disminución de la circulación venosa.
● Administrar dosis bajas de fármacos anticoagulantes y/o antiagregantes
plaquetarios

Bibliografía
https://www.who.int/es

LAURA MISHEL ZELAYA SANDI

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