Está en la página 1de 11

El cuerpo lleva la cuenta Bessel van der Kolk, Montserrat Foz Casals

Las experiencias traumáticas dejan huella, tanto a gran escala (en nuestras historias y culturas) como cerca de
nuestro hogar, en nuestras familias, con oscuros secretos que pasan imperceptiblemente de generación en
generación.

Los hijos de madres con depresión corren el riesgo de crecer con inseguridad y ansiedad.

Sabemos cómo afecta el trauma a la parte del cerebro que transmite la sensación física de estar vivos.

Existen fundamentalmente tres vías para ayudar: 1) de arriba abajo, hablando, (re)conectando con los demás,
permitiéndonos saber y comprender qué nos sucede mientras procesamos los recuerdos del trauma; 2) tomando
fármacos para silenciar las reacciones de alarma inadecuadas, o utilizando otras tecnologías que cambian el modo en
que el cerebro organiza la información, y 3) de abajo arriba, permitiendo que el cuerpo tenga experiencias que
contradigan profunda e instintivamente la impotencia, la rabia o el colapso resultantes del trauma.

Sentían desconectados de sus seres queridos e incapaces de experimentar el verdadero placer en la vida.

Entender que estaba sufriendo una patología mucho más compleja que simplemente tener malos recuerdos o una
química cerebral alterada, o unos circuitos del miedo alterados en el cerebro.

Kardiner llamaba «neurosis traumáticas» se conoce actualmente como trastorno por estrés postraumático (TEPT).
observó que las personas que sufrían neurosis traumáticas desarrollaban un estado crónico de vigilancia y una
sensibilidad hacia la amenaza.

El estrés postraumático no está «totalmente en la cabeza de la persona», como mucha gente suponía, sino que tiene
una base fisiológica. Síntomas tienen su origen en la respuesta de todo el cuerpo al trauma original.

Se sentía emocionalmente distante de todo el mundo, como si su corazón estuviera helado y viviera tras una pared
de cristal. Esta insensibilización se extendía a sí mismo también. Realmente no podía sentir nada,

Estar solo también resultaba aterrador, intentaba permanecer ocupado, trabajando,

los flashbacks. Nunca sabes cuándo te van a asaltar de nuevo, y no tienes forma de saber cuándo acabarán.

La imaginación es absolutamente crítica para nuestra calidad de vida. Nuestra imaginación nos permite evadirnos de
nuestra existencia diaria rutinaria al fantasear con viajar, comer, el sexo, enamorarnos o tener la última palabra;
todas las cosas que hacen que la vida sea interesante. para que nuestras esperanzas se hagan realidad. El trauma
cambia la percepción y la imaginación de las personas.

por cada soldado que sirve en una zona de guerra en el extranjero, hay diez niños en peligro en su propio hogar. Esto
es especialmente trágico, porque para un niño que está creciendo es muy duro recuperarse cuando la fuente de terror
y de dolor no es el enemigo, sino sus propios cuidadores.

el trauma no es solo un acontecimiento que se produjo en algún momento del pasado; también es la huella dejada
por una experiencia en la mente, el cerebro y el cuerpo. Esta huella tiene consecuencias permanentes sobre el modo
en que el organismo humano logra sobrevivir en el presente.

Para que se produzca un cambio real, el cuerpo debe aprender que el peligro ya pasó y a vivir en la realidad del
presente. Esas «alucinaciones» fueran en realidad recuerdos fragmentados de experiencias reales
la investigación ha demostrado que las personas que han sido maltratadas en la infancia suelen sentir sensaciones
que carecen de una causa física, escuchan voces que les avisan de un peligro o les acusan de crímenes atroces.

Semrad nos enseñó que la mayor parte del sufrimiento del ser humano está relacionado con el amor y la pérdida, y
que el trabajo de los terapeutas es ayudar a las personas a «reconocer, experimentar y soportar» la realidad de la
vida, con todos sus placeres y sufrimientos.

La curación, nos dijo, depende del conocimiento de la experiencia: solo podemos estar totalmente al cargo de
nuestra vida si somos capaces de reconocer la realidad de nuestro cuerpo, en todas sus dimensiones viscerales. .

mis pacientes humanos traumatizados. Ellos también habían sido expuestos a alguien (o a algo) que les infligió un
dolor terrible, un dolor del que no tenían forma de escapar. Su respuesta de luchar o escapar había quedado
desbaratada, y el resultado era una agitación o un colapso extremos.

las personas traumatizadas seguían secretando grandes cantidades de hormonas del estrés mucho tiempo después del
peligro real. En el sentido de que los niveles de cortisol de las hormonas del estrés son bajos en el TEPT. Sus
hallazgos solo empezaron a tener sentido cuando su investigación aclaró que el cortisol pone fin a la respuesta de
estrés enviando una señal de seguridad y que, en el TEPT, las hormonas del estrés del cuerpo en realidad no vuelven
al nivel basal una vez que la amenaza ha finalizado. Idealmente, nuestro sistema de hormonas del estrés debería
proporcionar una respuesta sumamente rápida a la amenaza, y luego devolvernos inmediatamente a una situación de
equilibrio. En los pacientes con TEPT, sin embargo, el sistema de las hormonas del estrés no puede realizar este
equilibrado. En lugar de eso, la secreción continuada de hormonas del estrés se expresa en forma de agitación y
pánico y, a largo plazo, causa estragos en la salud.

Freud tenía un término para estas recreaciones traumáticas: «la compulsión de repetir». Él y muchos de sus
seguidores creían que las recreaciones eran un intento inconsciente de lograr el control de una situación dolorosa y
que a la larga podrían llevarla a su dominio y resolución.

«las emociones fuertes pueden bloquear el dolor».

Nuestra capacidad de destruirnos entre nosotros coincide con nuestra capacidad de curarnos mutuamente. Restaurar
las relaciones y la comunidad es básico para restaurar el bienestar: (2) el lenguaje nos da el poder de cambiarnos
nosotros y de cambiar a los demás comunicando nuestras experiencias, ayudándonos a definir lo que sabemos y
encontrando un significado común; (3) tenemos la capacidad de regular nuestra propia fisiología, incluyendo
algunas de las llamadas funciones involuntarias del cuerpo y del cerebro, mediante actividades básicas como
respirar, movernos y tocar; y (4) podemos cambiar las condiciones sociales para crear entornos en los que los niños
y los adultos puedan sentirse seguros y en los que puedan prosperar.

las emociones intensas activan el sistema límbico, en concreto un área de este llamado amígdala.

El área de Broca es uno de los centros del habla del cerebro, que suele verse afectada en pacientes de ictus, cuando
se corta el riego sanguíneo hacia esta región. Nuestros escáneres mostraron que el área de Broca se desconectaba
cuando se desencadenaba un flashback. los efectos del trauma no son necesariamente diferentes de los efectos de
las lesiones físicas como los ictus (y que pueden superponerse con estas).

Todos los traumas son preverbales. Por naturaleza, el trauma nos lleva al borde de la comprensión,
desconectándonos del lenguaje basado en la experiencia común o en un pasado imaginable.

Cuando las palabras fallan, las imágenes aterradoras captan la experiencia y vuelven como sensaciones, pesadillas y
flashbacks.
En situaciones normales, las imágenes en bruto registradas en el área 19 se difunden rápidamente a otras regiones
cerebrales que interpretan el significado de lo que se ha visto. De nuevo, estábamos viendo una región cerebral
activada como si el trauma estuviera ocurriendo realmente.

las imágenes de los traumas del pasado activan el hemisferio derecho del cerebro y desactivan el izquierdo. Mientras
que el hemisferio izquierdo del cerebro se ocupa de la conversación, el derecho es el que se ocupa de la música de la
experiencia.

El cerebro derecho es el que se desarrolla primero en el útero, y transmite la comunicación no verbal entre las
madres y sus hijos. Sabemos que el hemisferio izquierdo se conecta cuando los niños empiezan a comprender el
lenguaje y aprenden a hablar. El cerebro izquierdo recuerda los hechos, las estadísticas y el vocabulario de los
acontecimientos. Recurrimos a él para explicar nuestras experiencias y ponerlas en orden. El cerebro derecho
almacena los recuerdos sonoros, táctiles, olfativos y las emociones que evocan. Reacciona automáticamente a las
voces, las características faciales y a los gestos y los lugares vividos en el pasado.

Cuando a las personas traumatizadas algo les recuerda el pasado, su cerebro derecho reacciona como si el
acontecimiento traumático estuviera sucediendo en el presente. Pero como su cerebro izquierdo no está funcionando
muy bien, puede que no sean conscientes de estar reexperimentando y representando el pasado; simplemente están
furiosas, aterradas, rabiosas, avergonzadas o paralizadas.

Las hormonas del estrés de las personas traumatizadas, en cambio, tardan mucho más a volver al nivel basal y crean
picos rápida y desproporcionadamente en respuesta a unos estímulos ligeramente estresantes.

efectos insidiosos de tener las hormonas del estrés permanentemente elevadas figuran problemas de memoria y de
atención, irritabilidad y trastornos del sueño.

Algunas personas simplemente recurren a la negación: sus cuerpos registran la amenaza, pero su mente consciente
sigue como si no hubiera pasado nada. Sin embargo, aunque la mente pueda aprender a ignorar los mensajes del
cerebro emocional, las señales de alarma no se detienen.

Los efectos físicos sobre los órganos siguen sin cesar hasta que reclaman atención expresándose como enfermedad.
Las medicaciones, las drogas y el alcohol también pueden apagar o anular temporalmente las sensaciones y los
sentimientos insoportables. Pero el cuerpo sigue llevando la cuenta.

En el TEPT, el cuerpo sigue defendiéndose de una amenaza que pertenece al pasado. Superar el TEPT significa ser
capaz de poner fin a esta movilización continuada del estrés y restaurar todo el organismo para que se sienta seguro.

El cerebro y el cuerpo están programados para correr hacia casa, donde se puede restaurar la seguridad y las
hormonas del estrés pueden descansar.

Nuestro cerebro racional y cognitivo es en realidad la parte más joven del cerebro y ocupa solo aproximadamente el
30 % del espacio dentro del cráneo. El cerebro racional se ocupa básicamente del mundo exterior: comprender cómo
funcionan las cosas y las personas y saber cómo cumplir nuestros objetivos, gestionar nuestro tiempo y secuenciar
nuestras acciones. Debajo del cerebro racional se encuentran dos cerebros evolutivamente más viejos y, hasta cierto
punto, separados, encargados de todo lo demás: el registro momento a momento y el manejo de nuestra fisiología
corporal y la identificación del confort, la seguridad, la amenaza, el hambre, la fatiga, el deseo, las ganas, la
activación, el placer y el dolor.

La parte más primitiva, la parte que ya está conectada cuando nacemos, es el antiguo cerebro animal, a menudo
llamado cerebro reptiliano. El tronco cerebral y el hipotálamo (que se encuentra directamente encima) controlan
conjuntamente los niveles de energía del cuerpo.
Es sorprendente ver cuántos problemas psicológicos implican dificultades con el sueño, el apetito, el tacto, la
digestión y la activación.

Si nos sentimos seguros y amados, nuestro cerebro se especializa en la exploración, el juego y la cooperación. Si nos
sentimos atemorizados y no deseados, se especializa en el manejo de los sentimientos de miedo y de abandono.

el cerebro reptiliano y el sistema límbico componen lo que llamaré «cerebro emocional» a lo largo de este libro.

los siete años como la «edad de la razón».

el trauma casi siempre implica no ser vistos, no tener ese reflejo en el espejo y no ser tenidos en cuenta.

Cuanto más intenso sea el input visceral y sensorial, menos capacidad tiene el cerebro racional de amortiguarlo.

El tálamo mezcla toda la información de nuestras percepciones para preparar una sopa autobiográfica muy
homogénea, una experiencia integrada y coherente de «esto es lo que me está sucediendo».

El neurocientífico Joseph LeDoux llama el camino hacia la amígdala «el camino de bajada», que es muy rápido, y el
camino hacia la corteza frontal «el camino de subida», que tarda varios milisegundos más en medio de una
experiencia sumamente amenazante.

Existen dos maneras de cambiar el sistema de detección de las amenazas: de arriba abajo, a través de mensajes
moduladores desde la corteza prefrontal medial (no solo la corteza prefrontal); o de abajo arriba, a través del cerebro
reptiliano, mediante la respiración, el movimiento y el tacto.

La regulación de arriba abajo implica reforzar la capacidad de la torre de vigilancia para supervisar nuestras
sensaciones corporales. La meditación consciente y el yoga nos pueden ayudar a hacerlo. La regulación de abajo
arriba significa recalibrar el sistema nervioso autónomo (que, como hemos visto, se origina en el tronco cerebral).
Podemos acceder al SNA a través de la respiración, del movimiento o del tacto.

Por ahora, me gustaría subrayar que la emoción no se opone a la razón; nuestras emociones asignan valor a las
experiencias y, por lo tanto, son la base de la razón.

Cuando la alarma del cerebro emocional sigue señalando que estamos en peligro, no hay comprensión posible que
pueda silenciarla.

Esta batalla se representa sobre todo en el teatro de la experiencia visceral (las tripas, el corazón, los pulmones) y
provocará una incomodidad física y un malestar psicológico.

características del estrés traumático: revivir el trauma de manera atemporal; volver a experimentar las imágenes, los
sonidos y las emociones; y la disociación. Los fragmentos sensoriales de recuerdos se cuelan en el presente, donde
se vuelven a experimentar literalmente.

Les parecía que si se relajaban se morirían.

La disociación es la esencia del trauma. La experiencia abrumadora se divide y se fragmenta, de modo que las
emociones, los sonidos, las imágenes, los pensamientos y las sensaciones físicas relacionadas con el trauma toman
vida propia.

muchas personas puede que no se den cuenta de la relación entre sus sensaciones y reacciones «de locos» y los
acontecimientos traumáticos que se están reproduciendo. No tienen ni idea de por qué responden a una irritación
menor como si estuvieran a punto de ser aniquilados.
Los flashbacks y las rememoraciones, en cierto modo, son peores que el propio trauma. Un evento traumático tiene
un principio y un final; en algún momento termina. Pero para las personas con TEPT, los flashbacks pueden
producirse en cualquier momento, tanto si están despiertos como si están durmiendo. No hay forma de saber cuándo
va a volver ocurrir o cuánto va a durar.

Luchar permanentemente contra peligros invisibles es agotador, y les deja cansados, deprimidos y desgastados.

Los acontecimientos ordinarios y diarios se vuelven cada vez menos emocionantes. No ser capaz de asimilar
profundamente lo que sucede a su alrededor les impide sentirse totalmente vivos. pueden anestesiar su sexualidad

las necesidades y las emociones intensas y prácticamente incontrolables hacen que las personas sientan que se están
volviendo locas

la terapia, que consiste en empezar a sacar las emociones generadas por el trauma siendo capaces de sentir, tener la
capacidad de observarnos a nosotros mismos conectados. Sin embargo, la conclusión es que el sistema de
percepción de las amenazas del cerebro ha cambiado, y la huella del pasado dicta las reacciones físicas.

El trauma que empezó «allí» ahora se representa en el campo de batalla de nuestro propio cuerpo, generalmente sin
una conexión consciente entre lo que sucedió entonces y lo que está pasando ahora en nuestro interior.

Sentir, nombrar e identificar lo que pasa por dentro es el primer paso hacia la recuperación.

Sí, tenemos que detectar cuándo alguien se está enfadando con nosotros, pero si nuestra amígdala se dispara,
podemos tener miedo crónico a que la gente nos odie o podemos sentir como si la gente nos persiguiera.

la averia del tálamo explica por qué el trauma se recuerda básicamente no como una historia, un relato con un inicio,
un desarrollo y un final, sino como huellas sensoriales aisladas: imágenes, sonidos y sensaciones físicas que van
acompañadas de emociones intensas, generalmente de terror e impotencia.

sufren una sobrecarga emocional constante. Para poder hacerle frente, intentan desconectarse

Ute descubrió que podía poner la mente en blanco cuando su madre le gritaba. se puso automáticamente en el
mismo modo de supervivencia: se hizo desaparecer.

debemos ayudarles a recuperar las estructuras cerebrales que les dejaron abandonados cuando el trauma los abrumó.

Mientras registremos las emociones básicamente en nuestra cabeza, podemos más o menos controlar, pero
sensaciones como que se nos hunde el pecho o que nos golpean en la barriga son insoportables.

encontrar maneras de ayudar a la gente a modificar el paisaje sensorial interior de su cuerpo.

La teoría polivagal nos permitió comprender con mayor sofisticación la biología de la seguridad y del peligro,
basada en la sutil interrelación entre las experiencias viscerales de nuestro propio cuerpo y las voces y los rostros de
las personas que nos rodean. Explicaba por qué un rostro amable o un tono de voz relajante pueden alterar
drásticamente cómo nos sentimos.

vistos y escuchados por las personas importantes de nuestra vida puede hacernos sentir tranquilos y seguros, y por
qué ser ignorado o dejado de lado puede precipitar reacciones de rabia o el colapso mental.

estar en sintonía con otra persona puede sacarnos de un estado de desorganización y miedo.
la teoría de Porges nos hizo mirar más allá de los efectos de lucha o huida y poner las relaciones sociales delante y
en el centro de nuestro conocimiento sobre el trauma. Casi todo el sufrimiento mental implica o bien problemas en
crear relaciones que funcionen y sean satisfactorias o dificultades en regular la activación (como pasa cuando
habitualmente nos enfadamos, nos bloqueamos, nos sobreexcitamos o nos desorganizamos).

Ser capaz de sentirse seguro con otras personas es probablemente el aspecto más importante de la salud mental; las
conexiones seguras son fundamentales para tener una vida con sentido y satisfactoria.

reciprocidad: ser realmente escuchado y visto por las personas que nos rodean, sentir que tenemos el apoyo de
alguien en su mente y en su corazón. Para que nuestra fisiología se calme, se cure y crezca necesitamos una
sensación visceral de seguridad.

poner a cero su fisiología, para que sus mecanismos de supervivencia dejen de funcionar en su contra.

Activar la huida o la lucha al menos les hace sentir que tienen energía. Por eso tantas personas maltratadas y
traumatizadas se sienten plenamente vivas frente a un peligro real, y se quedan bloqueadas en situaciones que son
más complejas pero objetivamente seguras, como las fiestas de cumpleaños o las cenas familiares.

Steve Porges estado natural de los mamíferos es estar, en cierto modo, en guardia. Sin embargo, para sentirnos
emocionalmente cerca de otros seres humanos, nuestro sistema defensivo debe desconectarse temporalmente. Para
jugar, aparearnos y alimentar a nuestros pequeños, el cerebro debe des

Muchas personas traumatizadas están demasiado vigilantes para disfrutar de los placeres ordinarios de la vida,
mientras que otros están demasiado bloqueados para absorber nuevas experiencias, o para estar alerta a señales de
peligro verdadero.

Porges, para lograr cualquier tipo de intimidad profunda (un abrazo intenso, dormir con un amigo y el sexo) requiere
permitirse a uno mismo experimentar la inmovilización sin miedo.

Sé paciente con todo lo que está por resolver en tu corazón e intenta amar tus propias preguntas... Vive las preguntas
ahora. Quizás poco a poco, sin darte cuenta, irás acercándote algún día lejano hacia la respuesta. Rainer Maria Rilke,
Letters to a Young

investigación ha comprobado repetidamente que el maltrato emocional y el abandono crónico pueden ser igual de
devastadores que el abuso físico y sexual. si nadie ha corrido a ayudarte (y en lugar de eso te ha dicho «Deja de
llorar», o «Ya te daré yo motivos para llorar»), entonces debes descubrir otras maneras de cuidar de ti mismo.

me sorprendió descubrir cuántos pacientes me decían que no podían sentir áreas enteras de su cuerpo.

William James, el padre de la psicología americana, describía un sorprendente caso de «insensibilidad sensorial»
«No tengo sensaciones humanas–le dijo–. Estoy] rodeada de todo lo que me podría hacer la vida feliz y agradable,
pero no tengo suficiente facultad de disfrute y de sentimiento... Todos mis sentidos, cada parte de mi propio yo, es
como si estuvieran separados de mí y no pudiera permitirme ningún sentimiento; esta imposibilidad parece depender
de un vacío que siento en la parte frontal de mi cabeza y estar debida a la disminución de la sensibilidad por toda la
superficie de mi cuerpo, ya que me parece que en realidad nunca alcanzo los objetos que toco. aunque experimento
la necesidad y el deseo de tenerlos, lo cual convierte mi vida en una incomprensible tortura».

Traumas vividos en la primera infancia era llamativa. Prácticamente no había activación de ninguna de las áreas de
autopercepción del cerebro.

en respuesta al propio trauma, y para manejar el miedo que persistió mucho tiempo después, estos pacientes habían
aprendido a desconectar las áreas del cerebro que transmiten los sentimientos viscerales y las emociones que
acompañan y definen el terror. adaptación trágica: en un esfuerzo para desconectar unas sensaciones aterradoras,
también adormecieron su capacidad de sentirse totalmente vivos.

para sentirte presente debes saber dónde estás y ser consciente de lo que te pasa. Si el sistema de autopercepción se
estropea, debemos encontrar maneras de reactivarlo.

La mente y el cuerpo se activan constantemente. Tienen el sueño crónicamente alterado y la comida suele perder sus
placeres sensoriales.

Agencia es el término técnico para describir la sensación de estar a cargo de nuestra vida: saber dónde estamos,
saber que tenemos mucho que decir sobre lo que nos sucede, interocepción, el conocimiento de nuestras sensaciones
sensoriales corporales sutiles: cuanto mayor sea este conocimiento, más potencial tendremos de controlar nuestra
vida. Saber qué sentimos es el primer paso para saber por qué nos sentimos así.

sacar la información sensorial que está bloqueada y paralizada por el trauma; • ayudar a los pacientes a aceptar (en
lugar de suprimir) las energías liberadas por esta experiencia interior; • completar las acciones físicas de
autopreservación que quedaron desbaratadas mientras estuvieron atrapados, contenidos o paralizados por el terror.

las personas traumatizadas se sienten crónicamente inseguras dentro de su cuerpo: el pasado está vivo en forma de
incomodidad interior constante.

estos síntomas de pánico se mantienen en gran parte porque el individuo desarrolla un miedo a las sensaciones
corporales asociadas con los ataques de pánico. El ataque puede ser desencadenado por algo que la persona sabe que
es irracional,

Esta incapacidad de conectarse con su cuerpo contribuye a su bien documentada ausencia de autoprotección así
como a sus notables dificultades en sentir placer, sensualidad y propósito.

primero a notar y luego a describir las sensaciones corporales que sienten (no las emociones como ira o ansiedad o
miedo, sino las sensaciones físicas detrás de las emociones: presión, calor, tensión muscular, hormigueo, colapso,
vacío, etc.).

La manera más natural de que los seres humanos se calmen cuando están alterados es aferrándose a otra persona. se
enfrentan a un dilema: anhelan desesperadamente el contacto, pero al mismo tiempo, el contacto físico los aterra.

Deben reeducar su mente para sentir las sensaciones físicas, y deben ayudar a su cuerpo a tolerar y a disfrutar de los
beneficios del contacto.

Bowlby consideraba el apego como la base segura desde la que un niño sale al mundo tener un refugio seguro
fomenta la autosuficiencia

John Gottman decir que «las madres acarician y los padres empujan»). Aprender a manejar la activación es una
habilidad clave para la vida, y los padres deben hacerlo para sus bebés antes de que los bebés puedan hacerlo por sí
mismos. Asociar sensaciones intensas con la seguridad, el confort y el dominio es la base de la autorregulación, de
la autorrelajación y de la autocrianza,

Un apego seguro combinado con el cultivo de la competencia crea un centro interno de control, el factor clave para
el manejo saludable a lo largo de la vida. Los niños con un apego seguro aprenden qué les hace sentir bien;
descubren qué les hace sentirse mal (a ellos y a los demás), y adquieren una sensación de agencia: aprenden que sus
acciones pueden cambiar cómo se sienten y cómo responden los demás.

Donald Winnicott. El modo en que una madre sostiene a su hijo es la base de «la capacidad de sentir el cuerpo como
el lugar en el que vive la psique».
Si no tenemos una sensación interna de seguridad, es difícil distinguir entre la seguridad y el peligro. Si nos
sentimos crónicamente paralizados, las situaciones potencialmente peligrosas pueden hacernos sentir vivos.

Bowlby escribió: «Lo que no se puede comunicar a una madre no se puede comunicar a uno mismo». Si no puedes
tolerar lo que sabes o sentir lo que sientes, la única opción es la negación y la disociación. no sentirse real por
dentro,

el tratamiento debe abordar no solo las huellas de los acontecimientos traumáticos específicos, sino también las
consecuencias de no habernos reflejado en ningún espejo, que no se hayan sintonizado con nosotros o que no nos
hayan cuidado y querido de manera constante: disociación y pérdida de la autorregulación.

El «descenso a los infiernos» es el viaje hacia las partes de nosotros mismos que están separadasque son
desconocidas, no deseadas, proscritas y exiliadas en los diferentes mundos subterráneos de la conciencia... El
objetivo de este viaje es reunirnos con nosotros mismos. Esta vuelta a casa puede ser sorprendentemente dolorosa,
incluso brutal. Para realizarla, primero debemos aceptar no exiliar nada. –Stephen Cope

Hace falta tiempo y paciencia para permitir que la realidad que está detrás de estos síntomas salga a la luz.

Lo crítico es que los propios pacientes aprendan a tolerar sentir lo que sienten y saber lo que saben. Esto puede
tardar semanas o incluso años.

«reacción de conversión», según la cual los pacientes expresan sus conflictos perdiendo la función de alguna parte
de su cuerpo

momento en el que nos sentimos atrapados, furiosos o rechazados, somos vulnerables a activar mapas antiguos y
nada te parece seguro, y todavía menos tu propio cuerpo.

soportar las oscuras noches del alma que inevitablemente se producen en el camino hacia la recuperación.

Probablemente fueron a la escuela a la mañana siguiente e intentaron fingir que todo iba bien. El trauma puede
haber terminado, pero sigue reproduciéndose en forma de recuerdos cíclicos continuos en un sistema nervioso
reorganizado.

problemas físicos: trastornos del sueño, cefaleas, dolor inexplicable, sensibilidad extrema al tacto

Para aliviar su tensión, llevan a cabo una masturbación crónica,

cuanta más adrenalina secretemos, más preciso será el recuerdo.

Como resultado, las huellas de las experiencias traumáticas se organizan no como narrativas lógicas coherentes, sino
como huellas sensoriales y emocionales fragmentadas: imágenes, sonidos y sensaciones físicas.

Las personas traumatizadas simultáneamente recuerdan demasiado y demasiado poco.

Lo que ha sucedido no se puede deshacer. Pero lo que sí que se pueden tratar son las huellas del trauma en el cuerpo,
la mente y el alma: las sensaciones aplastantes en el pecho que podemos etiquetar como ansiedad o depresión; el
miedo a perder el control; estar siempre en alerta ante el peligro o el rechazo; el odio hacia uno mismo; las pesadillas
y los flashbacks; la niebla que nos impide concentrarnos y dedicarnos totalmente a lo que estamos haciendo; la
incapacidad de abrir por completo nuestro corazón a otro ser humano.
El trauma nos arrebata la sensación de control sobre nosotros mismos (que llamaré autoliderazgo en los siguientes
capítulos).1 El reto de la recuperación es volver a adueñarnos de nuestro cuerpo y de nuestra mente, de nosotros
mismos.

significa sentirnos libres de saber lo que sabemos y de sentir lo que sentimos.

ello implica: (1) encontrar el modo de permanecer tranquilos y centrados, (2) aprender a mantener esta calma ante
imágenes, pensamientos, sonidos o sensaciones físicas que nos recuerdan el pasado, (3) encontrar el modo de estar
completamente vivos en el presente interactuando con las personas que nos rodean, (4) no tener que guardar secretos
sobre nosotros mismos, incluyendo secretos sobre las cosas que nos han permitido sobrevivir.

Las emociones y las sensaciones físicas que quedaron impresas durante el trauma se experimentan no como
recuerdos, sino como reacciones físicas perturbadoras en el presente.

Entender por qué nos sentimos de cierta manera no cambia cómo nos sentimos. Pero puede evitar que nos rindamos
ante reacciones intensas

Cuando nos vemos empujados a estados de híper o hipoactivación, quedamos fuera de nuestra «ventana de
tolerancia», el abanico de funcionamiento óptimo.Nos volvemos reactivos y desorganizados,

hacer una «terapia del sistema límbico»: reparar los sistemas de alarma defectuosos y restaurar el cerebro emocional
para que vuelva a su tarea ordinaria de ser una presencia de fondo silenciosa que se ocupe de la intendencia del
cuerpo, asegurándose de que comemos, dormimos, conectamos con nuestra pareja, protegemos a nuestros hijos y
nos defendemos contra el peligro. es «interocepción», palabra en latín que significa «mirar dentro»).

«Observe que» y «¿Qué sucede después?».

tener miedo a sentir. Sentir sino sus propias sensaciones físicas. El miedo a quedar secuestrados por unas
sensaciones desagradables hace que el cuerpo se congele y la mente se apague.

observar la interrelación entre nuestros pensamientos y las sensaciones físicas. ¿Cómo quedan registrados
determinados pensamientos en nuestro cuerpo?

Para recuperarse, la mente, el cuerpo y el cerebro deben estar convencidos de que relajarse es seguro. Esto solo
sucede cuando nos sentimos seguros a nivel visceral

Nuestros vínculos de apego son nuestra mayor protección contra la amenaza. Por ello, el trauma que ha ocurrido
dentro de relaciones generalmente es más difícil de tratar

Gestionar solos el terror produce otros problemas: disociación, desesperación, adicciones, una sensación crónica de
pánico y relaciones marcadas por el aislamiento, la desconexión y las explosiones.

El alivio solo les llega cuando son capaces de reconocer lo sucedido y reconocer los demonios invisibles con los que
están luchando.

la promesa de cercanía a menudo evoca el miedo a ser heridos, traicionados y abandonados.

Necesitan alguien que pueda sostener firmemente nuestros sentimientos y nos ayude a escuchar los dolorosos
mensajes de nuestro cerebro emocional. Necesitamos a un guía que no tenga miedo de nuestro terror y que pueda
contener nuestra rabia más oscura, alguien que pueda salvaguardar nuestra integridad mientras exploramos las
experiencias fragmentadas que hemos tenido que mantener en secreto para nosotros mismos durante tanto tiempo.
La mayoría de las personas traumatizadas necesitan una buena ancla y mucho acompañamiento para hacer este
trabajo.

exploración de las sensaciones físicas y al descubrimiento de dónde se encuentran y cómo son las huellas del trauma
pasado en el cuerpo.

Sigmund Freud dijo en 1914 en Remembering, Repeating and Working Through:

Contar la historia es importante; sin historias, la memoria se congela, y sin memoria no podemos imaginar cómo las
cosas pueden ser diferentes.

La exposicion prolongada o la «inundación» Se pide a los pacientes que «centren su atención en el material
traumático y que no se distraigan con otros pensamientos o actividades».35 La investigación ha demostrado que son
necesarios hasta cien minutos de inundación (en los que los detonantes de la ansiedad se presentan de un modo
intenso y sostenido) antes de que se observe una reducción de la ansiedad.

los pacientes traumatizados necesitan una terapia basada en el «mundo real», que les ayude a sentirse igual de vivos
yendo al supermercado de su barrio o jugando con sus hijos que cuando se encontraban en las calles de Bagdad.

encontrar palabras donde las palabras antes no existían y, como resultado de ello, poder compartir nuestro dolor
sentimientos más profundos con otro ser humano.

el autoconocimiento .Al escribir saldrán cosas que no teníamos ni idea de que estaban allí. Tenemos la libertad de
entrar en una especie de estado de trance en el que el bolígrafo (o el teclado) parece canalizar todo lo que va
saliendo de dentro. Podemos conectar esas partes narrativas y de autoobservación del cerebro sin preocuparnos por
la recepción que tendremos.

Empezamos creando «islas de seguridad» internas dentro del cuerpo.

Solo se puede contar la historia completa después de que estas estructuras se hayan reparado y de que se haya
realizado el trabajo de base: después de que el nadie se convierta en alguien.

acaba girando en torno a la lucha y a la neutralización de unas experiencias sensoriales indeseadas, y muchas de las
personas que veo en mi consulta se han vuelto expertas en esta insensibilización. Pueden convertirse en obesas o
anoréxicas o adictas al ejercicio o al trabajo.

el yoga mejoraba la VRC, Variabilidad del ritmo cardiaco (VRC)

“Tu cuerpo tiene cosas que decir”.

El ser humano es una casa de huéspedes. Cada mañana se produce una nueva llegada. Una alegría, una tristeza, una
malicia, una conciencia momentánea que llega como visitante inesperado... Démosles la bienvenida y
entretengámoslos a todos. Tratemos a nuestros invitados con honor. Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la
malicia, debemos recibirlos a todos en la puerta sonriendo, e invitémoslos a entrar. Seamos agradecidos por todo
aquel que venga, porque cada uno ha sido enviado como guía desde el más allá. - Rumi

ausencia de una relación afectuosa con su propio cuerpo, mente y alma.

enfrentan a otro reto, incluso mayor: reconfigurar un sistema cerebral/mental que fue construido para lidiar con lo
peor.
Cada parte escindida posee diferentes recuerdos, creencias y sensaciones físicas; algunas albergan la culpabilidad,
otras la rabia, algunas el placer y el entusiasmo, otras la intensa soledad o la obediencia abyecta. Todos estos son
aspectos de la experiencia del maltrato.

estas partes tienen una función: proteger al yo de sentir el terror total de la aniquilación.

Self, desde la atención plena, puede ayudar a reorganizar el sistema interior y comunicarse con las partes de un
modo que ayude a esas partes a confiar en que existe alguien dentro capaz de manejar las cosas.

miedo que había sentido hacia su madre de pequeña y de la sensación de ser incapaz de hacer algo bien.

los directivos tienen que ver con mantener el control, mientras que los bomberos destrozarán la casa para apagar el
fuego. La lucha entre los directivos estirados y los bomberos fuera de control continuará hasta que los exiliados, que
soportan la carga del trauma, puedan volver a casa y ser cuidados.

Estos ciclos solo podrán llegar a su fin cuando el Self sea capaz de ponerse al mando y el sistema se sienta seguro.

pedí que preguntara a la parte crítica qué significaba eso. Todavía con los ojos cerrados, Peter respondió: «Cuando
criticas a los demás, no se atreven a hacerte daño». Luego: «Si eres perfecto, nadie puede criticarte».

enfrentarse al vacío interior, a los agujeros del alma que resultan de no haber sido visto y de no habernos sido
permitido decir la verdad.

volver a experimentar físicamente el pasado en el presente y luego volver a trabajarlo en un «contenedor» seguro y
comprensivo puede ser suficientemente potente para crear nuevos recuerdos complementarios: experiencias
simuladas de crecer en un entorno en sintonía y afectuoso en el que estamos protegidos del mal.

«Siempre tengo una sensación de miedo en todo lo que hago.

para convertirnos en adultos seguros de nosotros mismos y capaces, ayuda mucho haber crecido con unos padres
constantes y previsibles; unos padres deleitados en nosotros, en nuestros descubrimientos y exploraciones; unos
padres que nos ayudaran a organizar nuestras idas y venidas; que sirvieran como modelos de referencia del cuidado
personal y de las relaciones con los demás.

las personas traumatizadas les asusta el conflicto. Temen perder el control y terminar de nuevo en el lado de los
perdedores.

El trauma alimenta más trauma; la gente herida hiere a los demás.

La poderosa voz de Bruto, por otro lado, emergió cuando se dio cuenta de que había tenido que volverse invisible
para lidiar con la violencia en su propia familia.

El trauma nos confronta constantemente con nuestra fragilidad.

También podría gustarte