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Los dinosaurios fueron un grupo de reptiles que habitaron la Tierra en la era mesozoica,

desde el período triásico superior hasta fines del cretácico (245 a 65 millones de años
atrás). Su desaparición marca el límite entre la era mesozoica y la cenozoica, y el
comienzo de la denominada edad de los mamíferos. El término dinosaurio proviene del
griego (significa "lagarto terrible") y se refiere a ejemplares de lo más diversos:
grandes, como el brontosaurio, que pesaba cerca de 75 toneladas, y muy pequeños,
como el saltopus, de tan sólo 50 cm de largo.

Los primeros homínidos , por su parte, aparecieron en la Tierra hace relativamente


poco, alrededor de 2 millones de años atrás, muchísimo después de que el último de
estos grandes reptiles pereciera. Las imágenes de los primeros hombres junto a los
dinosaurios no son más que un producto de la fantasía.

Clasificación de los dinosaurios


Todos los dinosaurios compartían una característica que los diferenciaba de sus
antecesores, los arcosaurios: la posición erguida. Sus extremidades estaban situadas
debajo del cuerpo; esto posibilitaba que el peso del animal se sostuviera desde abajo y
en consecuencia su locomoción resultase más eficaz que la del animal de patas abiertas,
en la que el peso del cuerpo se soportaba desde los costados. Además, los dinosaurios
eran digitígrados: caminaban sobre las puntas de los dedos; sus antecesores reptantes
eran plantígrados: se desplazaban pesadamente sobre las plantas de los pies.

Los científicos dividen los dinosaurios en dos grandes grupos. Tienen en cuenta,
fundamentalmente, la estructura de los huesos de la cadera. Los Saurisquios son el
grupo cuya cadera es similar a la de los lagartos, mientras que los Ornitisquios poseen
la cadera similar a la de los pájaros. Si bien no hay acuerdo unánime acerca de su
origen, se cree que ambos grupos derivan de un antepasado común: un grupo de
reptiles primitivos, los tecodontes, del cual provienen también los cocodrilos, los reptiles
voladores y las aves.

Los fósiles: testimonios de un pasado muy lejano


La existencia de los dinosaurios se determinó a partir del descubrimiento de fósiles. Se
han encontrado fósiles en todos los continentes, prueba de que estos grandes reptiles
se extendieron por todo el planeta. Los fósiles más abundantes corresponden a huesos,
luego los de dientes, huellas, huevos; por último, los fósiles de impresiones de piel, que
se encontraron en muy pocas ocasiones.

Cómo se forma un fósil


El proceso de fosilización comienza cuando los restos de un ser vivo son cubiertos por
sedimentos. Con el tiempo, los materiales originales que componían la estructura (las
partes que llegan a fosilizarse, en general, son las duras, como huesos o dientes) van
siendo reemplazados por minerales del suelo, sin que se altere la forma inicial. Un fósil
es, por lo tanto, un modelo hecho de roca de una estructura que alguna vez perteneció
a un ser viviente. En casi todos los casos, los restos de animales y plantas son
rápidamente consumidos por los animales carroñeros, descompuestos por las bacterias
y hongos que habitan el suelo, o desintegrados por el viento o el agua. Por eso, los
fósiles encontrados representan una proporción muy pequeña de los organismos
existentes en un período de la historia de la Tierra.

Cómo conocemos las características de los dinosaurios


A partir de los fósiles encontrados en las excavaciones, los paleontólogos hacen
inferencias acerca de la anatomía y el modo de vida del dinosaurio hallado. El largo de
los huesos de las patas se utiliza para estimar la altura, el peso del animal, y la
velocidad a la que podía desplazarse. Los dientes puntiagudos son un indicio de que el
dinosaurio era carnívoro. Las hipótesis sobre su dieta tienen en cuenta, además, la
presencia o no de garras, y el contenido de sus estómagos o intestinos, que se ha
preservado en algunos casos. Los sucesivos hallazgos aportan nuevas pruebas acerca
de la fisiología de estos animales, y, con el tiempo, se va llegando a consensos sobre
cómo eran y vivían estos grandes reptiles. Sin embargo, existen todavía muchas
preguntas sobre los dinosaurios que no tienen respuesta. ¿Eran de sangre caliente?
¿Cuidaban a sus crías? Los científicos siguen debatiendo éstas y otras cuestiones y
buscan evidencias que los ayuden a responderlas.

El fin de los dinosaurios


Los dinosaurios dominaron el planeta durante 180 millones de años. Sin embargo, al
final del período cretácico, desaparecieron sorpresivamente. ¿Por qué se extinguieron
los dinosaurios? Las causas de la desaparición no están del todo claras todavía. No sólo
los dinosaurios perecieron en esa época, también lo hicieron muchos otros animales.
Varias teorías han intentado explicar estas desapariciones basándose en distintas
evidencias. La hipótesis más aceptada es la de la caída de un asteroide de enorme
tamaño que desencadenó cambios climáticos de inusitada magnitud en la Tierra.
Cambios a los cuales los dinosaurios no pudieron adaptarse.

Tras la extinción de los dinosaurios, los pequeños mamíferos, hasta ese momento un
grupo perseguido por muchos de los grandes reptiles, se diversificaron y expandieron
notablemente. Se valieron de sus capacidades adaptativas, como su excelente olfato y
su gran inteligencia, para convertirse en el grupo dominante del planeta hasta nuestros
días. Sin embargo, muchos piensan que los dinosaurios no han desaparecido
totalmente: sus sucesores, las modernas aves, nos traen cotidianamente a la memoria
estos gigantes que, en épocas remotas, llegaron a ser los dueños de nuestro cambiante
planeta.

Ornitisquios
Los dinosaurios del orden de los Ornitisquios poseían una pelvis similar a la de las
aves modernas, con una disposición rectangular. El pubis estaba rotado y apuntaba
hacia atrás, en paralelo con el hueso isquion y por debajo de él. Además, exceptuando
las especies más primitivas, todos los Ornitisquios tenían una boca no dentada cubierta
por un pico córneo. Curiosamente, las aves no derivan de este grupo de dinosaurios,
sino del de los Saurisquios. Esto implica que la disposición rectangular de la cadera
surge independientemente en el curso de la evolución tanto de las aves como de los
Ornitisquios, en un claro ejemplo de evolución convergente.
Los Ornitisquios se dividen en cuatro subórdenes. Los ornitópodos (bípedos), los
estegosaurios, anquilosaurios y ceratosaurios (estos tres últimos, cuadrúpedos).

Ornitópodo: iguanodonte.
Los ornitópodos constituyeron el grupo más abundante al final del período cretácico.
Aunque eran bípedos, podían adoptar una posición en cuatro patas. Su dentadura
estaba hecha para rasgar y romper material vegetal y se componía de cientos de
dientes compactos, evidencia de que ingerían grandes volúmenes de comida. Un típico
dinosaurio perteneciente a este grupo era el iguanodonte, de 4 a 5 m de altura, cuyas
huellas semejaban las de un avestruz.

Estegosaurio: estegosaurio.

Los estegosaurios, como el resto de los Ornitisquios, eran herbívoros, de cabeza y


dientes muy pequeños, tenían el cerebro del tamaño de una nuez, si bien podían pesar
hasta 2 t. Su rasgo distintivo consistía en dos filas de placas óseas eréctiles alternadas a
lo largo de su espalda y su cola, cuya función es aún hoy muy discutida. Se encontraron
evidencias de que dichas placas estaban vascularizadas y podrían haber tenido una
función en la regulación de la temperatura del animal, al permitir un intercambio rápido
de calor con el medio; se postula también que les pudieron haber servido de defensa.
Un ejemplar de este grupo lleva el mismo nombre: estegosaurio.

Anquilosaurio: anquilosaurio.

Los anquilosaurios eran animales bajos y de patas cortas y fuertes. Tenían una suerte
de armadura rígida y resistente de placas óseas que cubría sus patas y su espalda. El
anquilosaurio era un ejemplar típico de este grupo, con una cola gruesa y robusta que
terminaba en forma de mazo óseo y podía tener un efecto mortífero sobre sus posibles
atacantes.

Ceratosaurio: triceratops.

Los ceratosaurios fueron los dinosaurios que aparecieron más tardíamente, en el


período cretácico superior. Tenían cuernos y cabezas grandes, y mandíbulas con un pico
en su parte delantera que cubría una serie de dientes cortadores. Su cuerpo estaba
cubierto por una piel correosa. Aunque eran herbívoros, estos dinosaurios eran muy
capaces de defenderse y hasta los feroces terópodos se cuidaban de atacarlos si
andaban en grupo. Uno de sus miembros más conocidos (y uno de los últimos
dinosaurios en desaparecer) era el triceratops. Los cuernos de este dinosaurio
semejaban los de un rinoceronte actual; además, el animal poseía un reborde óseo que
se proyectaba por detrás del cráneo y le colgaba sobre la nuca.

Saurisquios
El orden de los Saurisquios tenía su pelvis en una disposición trirradiada, como los
modernos cocodrilos. El pubis apuntaba hacia adelante formando un ángulo con el
isquion, que se orientaba hacia atrás. Los saurisquios se dividían a su vez en dos
subórdenes: los terópodos, carnívoros, y los saurópodos, grandes herbívoros, ambos
muy diferentes y probablemente distantes entre sí en el proceso evolutivo.

Terópodo: tiranosaurio rex.

Los terópodos eran bípedos obligados: no podían adoptar una postura en cuatro patas.
Sus patas traseras eran fuertes, indicadoras en muchos casos de que estos dinosaurios
eran muy veloces. Las patas delanteras tenían afiladas garras para atrapar la presa e
impedir que se les escapara, aunque eran demasiado cortas como para llegar a la boca.
Sus largas colas les permitían estabilizar la posición bípeda.

De cabeza grande, comparada con la de otros dinosaurios, tenían mandíbulas con


dientes agudos orientados hacia el interior de la boca, una clara evidencia de que su
alimentación era carnívora. Es probable que el mayor tamaño relativo de su cerebro,
respecto de otros grupos de dinosaurios, guardara relación con el desarrollo de
habilidades imprescindibles para la caza. Este grupo abarcaba desde los dinosaurios de
formas pequeñas y de movimientos muy rápidos, como los ovirraptores, de 2 m de
largo y un peso de 25 a 30 kg, hasta los mayores predadores carnívoros terrestres que
hayan existido, como el tiranosaurio, de 15 m de largo y 6 de alto, con un cráneo
macizo de 1 m de longitud, y un peso de 5 a 6 t.

Saurópodo: apatosaurio.

El grupo de los saurópodos incluía los dinosaurios herbívoros de mayor tamaño


conocidos. Los ejemplares más pequeños eran más grandes que los elefantes actuales.
Se cree que el mayor saurópodo era el argentinosaurio . Todos los saurópodos tenían la
misma estructura corporal básica: cuerpo grande, patas cortas y columnares, largas y
pesadas colas y una pequeña cabeza al final de un cuello muy largo (el diplodocus, por
ejemplo, medía 26 m de largo y su cabeza sólo 60 cm). Debido a su gran corpulencia y
sus cortas patas, no eran buenos corredores. Se los considera animales semi-acuáticos,
hipótesis basada en que los huesos de sus patas no eran suficientemente fuertes como
para sostener un cuerpo tan pesado sin la ayuda del agua. De acuerdo con esta teoría
(aún hoy discutida), el largo cuello permitía al animal alcanzar la superficie en busca de
aire. Sin embargo, se han encontrado huellas de saurópodos que evidencian que
algunos de estos dinosaurios migraban por tierra firme. En este caso, la función del
cuello sería la de alcanzar las hojas de los árboles altos. Sus dientes eran cónicos pero
de punta chata. Se cree que no masticaban la comida con ellos sino que la tragaban
directamente y que la digestión se producía en sus estómagos ayudada por piedras que
ingerían junto con los vegetales. Los saurópodos fueron los herbívoros dominantes en el
período jurásico, pero parece que sólo tuvieron una importancia menor durante el
cretácico. Otros miembros conocidos de este grupo son el apatosaurio (conocido
también como brontosaurio) y el braquiosaurio.

Cadera

Huesos de la pelvis de un dinosaurio del orden de los Ornitisquios.

Cadera

Huesos de la pelvis de un dinosaurio del orden de los Saurisquios.


Argentinosaurio

Reconstrucción de un argentinosaurio.

Argentinosaurus huinculensis es el dinosaurio más grande que se conoce. Se lo clasifica


dentro del grupo de los saurópodos. Medía cerca de 50 m de largo, y era un enorme
cuadrúpedo herbívoro, de largo cuello, que vivió en el cretácico tardío y fue hallado en
la Argentina por los paleontólogos Rodolfo Coria y José Bonaparte en el año 1993.

La piel de los dinosaurios

Fósil de piel de dinosaurio.

Las suposiciones acerca del color verde de los dinosaurios se basan en su similitud con
los reptiles actuales, muchos de los cuales poseen un color verdusco que les permite
camuflarse con el entorno. Algunos reptiles, sin embargo, poseen colores brillantes, los
que son utilizados para atraer a su pareja. Si tenemos en cuenta, además, que los
fósiles de la piel de los dinosaurios no conservan el color de la estructura original, no
podemos afirmar de modo definitivo que la piel de estos animales era de color verde.

En cuanto al tipo de piel, los fósiles muestran una textura escamosa y ausencia de
plumas y pelo, lo que hace suponer a los paleontólogos que los dinosaurios tenían una
piel seca y resistente.

Excavación de fósiles
La excavación de restos de dinosaurios es un proceso largo, que requiere de una gran
planificación, involucra un alto costo y la participación de muchos expertos.
Primero se delimita el área en la que se cree que hay restos fósiles. La excavación
comienza utilizando taladros y picos para sacar la roca de los estratos superiores.
Cuando se llega a los huesos, se sigue con elementos más delicados como cinceles
livianos, agujas montadas y diminutos cepillos. Una vez desenterrados, los fósiles
encontrados se llevan al laboratorio. Como son sumamente frágiles (además de
valiosísimos), se les hace una cubierta de yeso o espuma de poliuretano para que
puedan ser transportados sin riesgos. Luego comienza el trabajo de limpieza y de
análisis que puede durar varios años y culmina con la identificación del dinosaurio como
miembro de una de las especies ya descriptas, o con la identificación de una especie
desconocida hasta el momento.

Algunas preguntas sobre los dinosaurios


¿Eran de sangre caliente?

Los dinosaurios eran reptiles y, como tales, siempre se los ha supuesto animales de
sangre fría. No mantenían una temperatura corporal constante (como los mamíferos)
sino que la regulaban a partir del calor del entorno. Los biólogos denominan a este tipo
de animales poiquilotermos, en contraposición con los homeotermos. Sin embargo,
en los últimos años, se han encontrado evidencias de que esto podría no ser así. Las
aves derivan de un grupo de dinosaurios pequeños, los celurosaurios, pertenecientes a
los saurópodos, y son animales de sangre caliente,

¿Por qué no habrían de serlo los dinosaurios?

Muchos de los dinosaurios, a juzgar por los huesos que se han encontrado, tenían una
vida muy activa que requería de un metabolismo alto, característica asociada a los
animales homeotermos. Estos reptiles, además, caminaban erguidos sobre sus patas,
posición que compartían también con animales de sangre caliente. Se han encontrado
fósiles de dinosaurios en zonas muy frías para ser habitadas por animales que no fueran
capaces de mantener su temperatura interna constante (aunque los detractores de esta
teoría sostienen que dichas zonas no eran tan frías en la época de los dinosaurios). Por
otra parte, los huesos de estos animales poseen pequeños canalículos por los que se
supone que pasaban vasos sanguíneos, con una estructura muy similar a la de los de
animales de sangre caliente.

La discusión aún no se ha cerrado. Hay acérrimos defensores de ambas teorías, e


incluso algunos que adoptan posiciones intermedias (por ejemplo, que algunos
dinosaurios tenían sangre caliente y otros no, o que sólo tenían sangre caliente en un
período de su vida).

¿Cuidaban a sus crías?

Durante muchos años se pensó que sólo las aves y los mamíferos se ocupaban de sus
crías, y que los reptiles ponían sus huevos y los dejaban librados a su suerte. Estudios
posteriores demostraron que incluso algunos reptiles modernos, como los cocodrilos,
ayudan a sus hijos a salir del cascarón y los acompañan hasta el agua. Junto a los nidos
de dinosaurios fosilizados que se han encontrado suelen aparecer esqueletos de
ejemplares jóvenes que se cree que se encontraban cuidando los huevos. Por otra
parte, se ha descubierto que muchos dinosaurios volvían cada año al mismo sitio a
desovar, se cree que cubrían sus huevos con arena y que algunos, incluso, alimentaban
a sus crías al salir del cascarón.

¿Por qué se extinguieron los dinosaurios?

Se han dado muchas explicaciones acerca de la extinción de numerosas especies de


animales (entre ellos, los pterodáctilos voladores y los enormes reptiles marinos, como
el ictiosaurio) y de plantas ocurrida a fines del mesozoico.

No está claro si dicha extinción fue gradual u ocurrió de manera repentina debido a una
catástrofe. Una de las teorías más aceptadas (que responde a la hipótesis del cambio
brusco) es que, hace alrededor de 65 millones de años, un asteroide de entre 6 y 15 km
de diámetro colisionó contra la Tierra. La enorme nube de polvo que se elevó eclipsó la
luz solar durante años. Esto destruyó gran parte de la vida vegetal y causó la completa
extinción de los dinosaurios. La hipótesis se basa en el hallazgo de niveles elevados de
iridio en una capa que coincide con el estrato correspondiente a la época de la extinción.
El iridio es un metal raro en la superficie terrestre pero relativamente habitual en
cuerpos del espacio exterior, como los asteroides.

El principal argumento de la versión de la desaparición gradual se basa en la evidencia


de que los climas estaban cambiando lentamente hacia fines del período mesozoico. La
desaparición de los dinosaurios podría haberse debido a la pérdida de hábitats
adecuados y explica por qué muchas otras especies, contemporáneas a los dinosaurios,
no se extinguieron. El registro fósil avala este modelo de desaparición paulatina y
muestra un descenso de la variedad de especies al estudiar los ejemplares
pertenecientes al mesozoico avanzado.

Hay muchas otras teorías que intentan explicar por qué los dinosaurios perecieron. Una
de ellas postula que tenían un gusto poco desarrollado y se envenenaron con los
alcaloides de las nuevas plantas con flor (angiospermas) que surgieron en la época.
Otra afirma que los dinosaurios carnívoros se comieron a todos los herbívoros y luego
ellos mismos murieron de hambre. Otra, incluso, adjudica la causa de la extinción a
explosiones volcánicas.

Lo más razonable es que la extinción haya sido por una suma de factores adversos
entre los que podrían encontrarse algunos de los mencionados. Por ahora, el
interrogante sigue sin resolverse.

Era mesozoica

Una de las eras geológicas en que se divide el período cámbrico o fanerozoico. Abarca
unos 180 millones de años, desde el fin de la era paleozoica (hace unos 245 millones de
años) hasta los comienzos de la era cenozoica (hace unos 65 millones de años).

Eras geológicas

Las primeras rocas formadas con fósiles pertenecen a lo que se denomina período
cámbrico o fanerozoico (significa "vida visible"), que comprende los últimos 600
millones de años de la historia de la Tierra. Los cuatro mil millones de años anteriores a
ese período corresponden al período precámbrico o criptozoico (significa "vida oculta"),
en el que ya se encuentran trazas de vida.

El fanerozoico se divide, a su vez, en el paleozoico ("vida antigua"), que abarca un


período de unos 355 millones de años, el mesozoico ("vida media"), que dura unos 180
millones de años y en el que surgen los dinosaurios, y el cenozoico ("vida nueva"), que
comprende los últimos 65 millones de años y a fines del cual aparecen los primeros
homínidos.
 Período precámbrico o criptozoico: abarca los 4.000 millones de años anteriores
al período fanerozoico.
 Período cámbrico o fanerozoico: 600 millones de años.
 Período paleozoico: 355 millones de años.
 Período mesozoico: 180 millones de años.
 Período cenozoico: 65 millones de años.

Evolución convergente: muchas veces caminos independientes en la línea evolutiva


llevan a la aparición de estructuras análogas. Seres cuyo grado de parentesco es muy
lejano tienen, sin embargo, características semejantes, porque éstas surgen más de una
vez en la evolución de las especies. Se piensa que esto sucede cuando la aparición de
dicha estructura brinda a su poseedor grandes ventajas adaptativas en el entorno en
que vive. Un ejemplo es el del ojo complejo (tipo cámara fotográfica) de los vertebrados
y de los moluscos cefalópodos (como los pulpos), cuya anatomía y función son
sorprendentemente similares, aunque sus orígenes no guardan relación entre sí.

Homínidos: familia de primates cuyas características principales son la posición erecta


(bipedismo) y la capacidad craneal muy desarrollada. Los homínidos comprenden dos
géneros, los Australopithecus y los Homo; a este último género pertenece el hombre
actual.

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