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Dinosaurios - Juan David.
Dinosaurios - Juan David.
desde el período triásico superior hasta fines del cretácico (245 a 65 millones de años
atrás). Su desaparición marca el límite entre la era mesozoica y la cenozoica, y el
comienzo de la denominada edad de los mamíferos. El término dinosaurio proviene del
griego (significa "lagarto terrible") y se refiere a ejemplares de lo más diversos:
grandes, como el brontosaurio, que pesaba cerca de 75 toneladas, y muy pequeños,
como el saltopus, de tan sólo 50 cm de largo.
Los científicos dividen los dinosaurios en dos grandes grupos. Tienen en cuenta,
fundamentalmente, la estructura de los huesos de la cadera. Los Saurisquios son el
grupo cuya cadera es similar a la de los lagartos, mientras que los Ornitisquios poseen
la cadera similar a la de los pájaros. Si bien no hay acuerdo unánime acerca de su
origen, se cree que ambos grupos derivan de un antepasado común: un grupo de
reptiles primitivos, los tecodontes, del cual provienen también los cocodrilos, los reptiles
voladores y las aves.
Tras la extinción de los dinosaurios, los pequeños mamíferos, hasta ese momento un
grupo perseguido por muchos de los grandes reptiles, se diversificaron y expandieron
notablemente. Se valieron de sus capacidades adaptativas, como su excelente olfato y
su gran inteligencia, para convertirse en el grupo dominante del planeta hasta nuestros
días. Sin embargo, muchos piensan que los dinosaurios no han desaparecido
totalmente: sus sucesores, las modernas aves, nos traen cotidianamente a la memoria
estos gigantes que, en épocas remotas, llegaron a ser los dueños de nuestro cambiante
planeta.
Ornitisquios
Los dinosaurios del orden de los Ornitisquios poseían una pelvis similar a la de las
aves modernas, con una disposición rectangular. El pubis estaba rotado y apuntaba
hacia atrás, en paralelo con el hueso isquion y por debajo de él. Además, exceptuando
las especies más primitivas, todos los Ornitisquios tenían una boca no dentada cubierta
por un pico córneo. Curiosamente, las aves no derivan de este grupo de dinosaurios,
sino del de los Saurisquios. Esto implica que la disposición rectangular de la cadera
surge independientemente en el curso de la evolución tanto de las aves como de los
Ornitisquios, en un claro ejemplo de evolución convergente.
Los Ornitisquios se dividen en cuatro subórdenes. Los ornitópodos (bípedos), los
estegosaurios, anquilosaurios y ceratosaurios (estos tres últimos, cuadrúpedos).
Ornitópodo: iguanodonte.
Los ornitópodos constituyeron el grupo más abundante al final del período cretácico.
Aunque eran bípedos, podían adoptar una posición en cuatro patas. Su dentadura
estaba hecha para rasgar y romper material vegetal y se componía de cientos de
dientes compactos, evidencia de que ingerían grandes volúmenes de comida. Un típico
dinosaurio perteneciente a este grupo era el iguanodonte, de 4 a 5 m de altura, cuyas
huellas semejaban las de un avestruz.
Estegosaurio: estegosaurio.
Anquilosaurio: anquilosaurio.
Los anquilosaurios eran animales bajos y de patas cortas y fuertes. Tenían una suerte
de armadura rígida y resistente de placas óseas que cubría sus patas y su espalda. El
anquilosaurio era un ejemplar típico de este grupo, con una cola gruesa y robusta que
terminaba en forma de mazo óseo y podía tener un efecto mortífero sobre sus posibles
atacantes.
Ceratosaurio: triceratops.
Saurisquios
El orden de los Saurisquios tenía su pelvis en una disposición trirradiada, como los
modernos cocodrilos. El pubis apuntaba hacia adelante formando un ángulo con el
isquion, que se orientaba hacia atrás. Los saurisquios se dividían a su vez en dos
subórdenes: los terópodos, carnívoros, y los saurópodos, grandes herbívoros, ambos
muy diferentes y probablemente distantes entre sí en el proceso evolutivo.
Los terópodos eran bípedos obligados: no podían adoptar una postura en cuatro patas.
Sus patas traseras eran fuertes, indicadoras en muchos casos de que estos dinosaurios
eran muy veloces. Las patas delanteras tenían afiladas garras para atrapar la presa e
impedir que se les escapara, aunque eran demasiado cortas como para llegar a la boca.
Sus largas colas les permitían estabilizar la posición bípeda.
Saurópodo: apatosaurio.
Cadera
Cadera
Reconstrucción de un argentinosaurio.
Las suposiciones acerca del color verde de los dinosaurios se basan en su similitud con
los reptiles actuales, muchos de los cuales poseen un color verdusco que les permite
camuflarse con el entorno. Algunos reptiles, sin embargo, poseen colores brillantes, los
que son utilizados para atraer a su pareja. Si tenemos en cuenta, además, que los
fósiles de la piel de los dinosaurios no conservan el color de la estructura original, no
podemos afirmar de modo definitivo que la piel de estos animales era de color verde.
En cuanto al tipo de piel, los fósiles muestran una textura escamosa y ausencia de
plumas y pelo, lo que hace suponer a los paleontólogos que los dinosaurios tenían una
piel seca y resistente.
Excavación de fósiles
La excavación de restos de dinosaurios es un proceso largo, que requiere de una gran
planificación, involucra un alto costo y la participación de muchos expertos.
Primero se delimita el área en la que se cree que hay restos fósiles. La excavación
comienza utilizando taladros y picos para sacar la roca de los estratos superiores.
Cuando se llega a los huesos, se sigue con elementos más delicados como cinceles
livianos, agujas montadas y diminutos cepillos. Una vez desenterrados, los fósiles
encontrados se llevan al laboratorio. Como son sumamente frágiles (además de
valiosísimos), se les hace una cubierta de yeso o espuma de poliuretano para que
puedan ser transportados sin riesgos. Luego comienza el trabajo de limpieza y de
análisis que puede durar varios años y culmina con la identificación del dinosaurio como
miembro de una de las especies ya descriptas, o con la identificación de una especie
desconocida hasta el momento.
Los dinosaurios eran reptiles y, como tales, siempre se los ha supuesto animales de
sangre fría. No mantenían una temperatura corporal constante (como los mamíferos)
sino que la regulaban a partir del calor del entorno. Los biólogos denominan a este tipo
de animales poiquilotermos, en contraposición con los homeotermos. Sin embargo,
en los últimos años, se han encontrado evidencias de que esto podría no ser así. Las
aves derivan de un grupo de dinosaurios pequeños, los celurosaurios, pertenecientes a
los saurópodos, y son animales de sangre caliente,
Muchos de los dinosaurios, a juzgar por los huesos que se han encontrado, tenían una
vida muy activa que requería de un metabolismo alto, característica asociada a los
animales homeotermos. Estos reptiles, además, caminaban erguidos sobre sus patas,
posición que compartían también con animales de sangre caliente. Se han encontrado
fósiles de dinosaurios en zonas muy frías para ser habitadas por animales que no fueran
capaces de mantener su temperatura interna constante (aunque los detractores de esta
teoría sostienen que dichas zonas no eran tan frías en la época de los dinosaurios). Por
otra parte, los huesos de estos animales poseen pequeños canalículos por los que se
supone que pasaban vasos sanguíneos, con una estructura muy similar a la de los de
animales de sangre caliente.
Durante muchos años se pensó que sólo las aves y los mamíferos se ocupaban de sus
crías, y que los reptiles ponían sus huevos y los dejaban librados a su suerte. Estudios
posteriores demostraron que incluso algunos reptiles modernos, como los cocodrilos,
ayudan a sus hijos a salir del cascarón y los acompañan hasta el agua. Junto a los nidos
de dinosaurios fosilizados que se han encontrado suelen aparecer esqueletos de
ejemplares jóvenes que se cree que se encontraban cuidando los huevos. Por otra
parte, se ha descubierto que muchos dinosaurios volvían cada año al mismo sitio a
desovar, se cree que cubrían sus huevos con arena y que algunos, incluso, alimentaban
a sus crías al salir del cascarón.
No está claro si dicha extinción fue gradual u ocurrió de manera repentina debido a una
catástrofe. Una de las teorías más aceptadas (que responde a la hipótesis del cambio
brusco) es que, hace alrededor de 65 millones de años, un asteroide de entre 6 y 15 km
de diámetro colisionó contra la Tierra. La enorme nube de polvo que se elevó eclipsó la
luz solar durante años. Esto destruyó gran parte de la vida vegetal y causó la completa
extinción de los dinosaurios. La hipótesis se basa en el hallazgo de niveles elevados de
iridio en una capa que coincide con el estrato correspondiente a la época de la extinción.
El iridio es un metal raro en la superficie terrestre pero relativamente habitual en
cuerpos del espacio exterior, como los asteroides.
Hay muchas otras teorías que intentan explicar por qué los dinosaurios perecieron. Una
de ellas postula que tenían un gusto poco desarrollado y se envenenaron con los
alcaloides de las nuevas plantas con flor (angiospermas) que surgieron en la época.
Otra afirma que los dinosaurios carnívoros se comieron a todos los herbívoros y luego
ellos mismos murieron de hambre. Otra, incluso, adjudica la causa de la extinción a
explosiones volcánicas.
Lo más razonable es que la extinción haya sido por una suma de factores adversos
entre los que podrían encontrarse algunos de los mencionados. Por ahora, el
interrogante sigue sin resolverse.
Era mesozoica
Una de las eras geológicas en que se divide el período cámbrico o fanerozoico. Abarca
unos 180 millones de años, desde el fin de la era paleozoica (hace unos 245 millones de
años) hasta los comienzos de la era cenozoica (hace unos 65 millones de años).
Eras geológicas
Las primeras rocas formadas con fósiles pertenecen a lo que se denomina período
cámbrico o fanerozoico (significa "vida visible"), que comprende los últimos 600
millones de años de la historia de la Tierra. Los cuatro mil millones de años anteriores a
ese período corresponden al período precámbrico o criptozoico (significa "vida oculta"),
en el que ya se encuentran trazas de vida.