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LIBERTAD Y NATURALEZA

Germán Alexis Corrales

No es que el hombre hubiera estado en él (el Génesis


antievolucionista) sino que antes del hombre ya había
paraíso. Ireneo lo vio como un cambio perdido. ¡Un
paraíso en perspectiva! Sería que no logramos entrar en
él. Los primeros homínidos (con la lujuriante selva
tropical) quedaron en los umbrales. Todo primitivismo
es una primera inocencia, Como la de la niñez, y una
desnudez. Isaías, Oseas, Zacarías, profetizan el paraíso
en el futuro. Pecamos en Adán dice san Pablo. Los
homínidos.
El hecho es que hubo una libertad. Que se usó.
Ernesto Cardenal, ECCE HOMO

“Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los
cojos andan […] los muertos resucitan y se anuncia a los
pobres la Buena Nueva”
(Mateo 11, 4-5)

Mi propósito en este escrito es explorar algunos apartados del tratado ascético de Nilo de
Ancira que palpablemente se relacionan con el tema de la libertad y la naturaleza en la vida
monástica. Para Nilo, “el monje profesa la verdadera filosofía, puesto que, ellos poseyeron
la sabiduría que enseña y demuestra con obras el método conveniente dentro de este modo
de vida”1. Ya que, Jesucristo es el verdadero maestro de la filosofía y su escuela es la de la
libertad. En este sentido, me surge una doble cuestión: ¿La naturaleza es el camino para
alcanzar la auténtica libertad y la libertad es la virtud que modera a la naturaleza? Realidad
doble que implica complementariedad y necesidad. Por ello, trataré en primer lugar, la
educación para la libertad desde el tratado nilano. En segundo lugar, pretendo tomar
algunas alegorías bíblicas usadas por el abad de Ancira para dar sentido al tema de la
naturaleza; en tercer lugar, considero necesario tratar el tema de la naturaleza equilibrada
como sinónimo de virtud en el pensamiento del ancirano y finalmente, cavilar sobre la
verdadera vida ascética (naturaleza que guía a la verdadera libertad y libertad que orienta y
ordena a la naturaleza [a modo de conclusión]).
Para emprender este ejercicio de exploración del tratado ascético de Nilo de Ancira, se
debe considerar la dinámica en la que se desarrolla este, para el asceta y abad, igual que
para Crisóstomo, Casiano y otros padres de la Iglesia, el discurso ascético es pedagogía de
la libertad de las pasiones, como bien lo manifestó el Crisóstomo, el pecado y las diferentes
preocupaciones materiales de la vida, la obnubilación por el orgullo, o cualquier tipo de
1
Tratado ascético, capítulo 1.
afición que nos haga esclavos o nos enceguezca en medio del anhelo por obtener la virtud
aparente. Se ve atrofiado por las prácticas ascéticas en búsqueda de la virtud auténtica. En
este sentido, la ascesis tiene la suerte de liberar la dictadura que tiene Satanás en la vida del
hombre. Exploremos un poco la idea liberadora ofrecida por la ascesis, que, al estar
íntimamente ligada con el termino μετανοῖεν (metanoia), usado repetidas veces en los
primeros siglos de la Iglesia, haciendo referencia a la conversión en el cristiano, debido a la
práctica continua de la oración, el examen de conciencia y la renuncia; se puede vislumbrar
como libera al hombre y le permiten adquirir la virtud.
Acorde con lo anterior, es preciso mencionar que la concepción sobre la ascesis en Nilo
está profundamente vinculada con la tradición evagriana, la cual se compone por: la
práctica, la física y la teología. En un primer plano se lucha contra las pasiones
desordenadas, los vicios y las esclavitudes (práctica). Luego, se vence sobre estos y se
alcanza la contemplación a través de realidades materiales (física) y de la materialidad se
llega a la contemplación de lo divino (teología).
Deseo subrayar que la libertad, para los padres de la iglesia, es la capacidad que tiene el
hombre de elegir el bien y trabajar con ánimo incansable por alcanzarlo, sirviendo con
deleite a la bondad de la gracia. Lo cual, es subrayado de manera profunda por el abad de
Ancira en el desarrollo del tratado que analizamos durante todo el semestre en nuestro
curso, así pues, la práctica de la ascesis tiene dos pilares fundamentales: la libertad y la
renuncia del alma, que tienen la suerte de fármacos espirituales en contra de la esclavitud
de las pasiones y del tedio del deseo desenfrenado. Para Nilo de Ancira, ésta es la verdadera
filosofía.
Bien lo mencioné en el primer párrafo, el monje profesa la verdadera filosofía y nos ocupa
de manera profunda en esta parte del texto la educación para la libertad, la cual es develada
por el ancirano a través de la crítica a las actitudes farisaicas que se vivían en aquel
entonces dentro de la vida monástica. En efecto, “como si estuviesen representando una
escena dramática, no hicieron más que proveerse de una máscara extraña a sí mismos,
asumiendo un nombre vacuo y carente de verdadera filosofía"2 pues, para Nilo, la vida
monástica estaba enturbiada por una especie de máscara, como menciona la anterior cita,
que, hace referencia a las apariencias superficiales vividas en este modo de vida, que para
él es la profesión filosófica.
En este orden de ideas, el término αληθινοί φιλόσοφοι3 alude a la doctrina cristiana del
camino de perfección, que, consiste en presentar a Jesucristo como modelo a imitar. Por
ende, solo quien lo imita en medio de la práctica continua de la virtud merece el nombre de
filósofo. Como lo mencioné en el primer párrafo, la escuela de Cristo es la de la libertad,
por tanto, el camino a seguir consiste en el ascenso cotidiano de las virtudes y de la
paciencia, con el fin de lograr un estado de perfección o libertad que lleve al hombre al
auténtico autocontrol de su ser y a su vez, alcanzar el grado de impasibilidad del alma con
el fin de vivir la auténtica απάθεια (apatheia) o pureza del alma que nos asocia a las
potencias santas, lo anterior, está altamente influenciado por la ética estoica.

2
Tratado ascético, capítulo 1.
3
Verdadera filosofía (alithinoí filósofoi)
Ahora bien, el verdadero filósofo4 reconoce la dimensión práctica que tiene el seguimiento
de Cristo y lo expresa en un modo unitario de vivir, que, siendo unión con Dios es también
unión con los hermanos. Lo anteriormente mencionado permite reconocer que este ideal de
perfección, hace que la ascesis y contemplación, oración y acción se den la mano y según el
ancirano, esta filosofía se viva en dos momentos: Uno de purificación en hesychía, que
lleva consigo el triunfo sobre las pasiones entendidas como todo el conjunto de tendencias,
inclinaciones y afecciones que se dan en el hombre en participación con su sensibilidad,
conocidas como pasiones concupiscibles5 e irascibles6. Y, el segundo momento
comprendido como filosofía superior o de contemplación de las realidades divinas que le
conducen a la unión con Dios que le permite permanecer en un estado de απάθεια, que
puede perderse en algún momento, pues, para el abad la απάθεια perfecta no es de este
mundo.

Ahora bien, la hesiquía del alma persigue el estado de απάθεια anteriormente mencionado y
exige la ausencia de preocupaciones materiales y esclavitudes inútiles que no le permiten al
monje tener una verdadera unión con Dios. Así pues, el asceta debe vivir en torno a la
indiferencia evangélica (amerimnía), la cual es el medio para lograr el fin, a saber, la unión
con Dios. Nilo resalta el poder de la naturaleza dentro de la utopía cristiana, sin demeritar el
poder de la gracia de Dios. Puesto que, el alma debe pasar a la contemplación natural de las
realidades divinas por medio de la ascesis de la mente.

Para el ancirano, “el filósofo debe ser ante todo libre, y que debe huir de ser esclavo de las
pasiones”7 como bien lo he ido profundizando a lo largo de mi escrito. Deseo subrayar que
la libertad es una condición fundamental para ser filósofo, entendida desde un sentido más
radical como un estado del alma en el que se superan las esclavitudes más íntimas. Dicho lo
anterior, la filosofía verdadera acude a la sabiduría divina (revelación) dentro del constante
ejercicio ascético.

Es importante resaltar el mandato de nuestro autor “emulemos las virtudes de los santos y,
liberándonos de la esclavitud de las cosas terrenas, consigamos la libertad como el asno
dejado libre por el creador”8 Es necesario realizar la siguiente aclaración, en el desarrollo
del tratado, Nilo ha desglosado infinidad de peligros producidos por los placeres venéreos,
bien lo muestra sobre el capítulo 58 manifestando la íntima relación que hay entre la gula y
los demás placeres, exponiendo como éstas pueden destruir la virtud. Cuando afirma
“emulemos las virtudes de los santos”, hace referencia a la huida que ellos han tenido de las
ciudades, apartándose a lugares solitarios, viviendo en medio de las fieras y animales, pues,
ellos admiran y viven según la virtud, pues, la naturaleza equilibrada guía su procedencia.

Solo por el camino de liberación, es decir, por el camino de la contemplación en soledad


(ascesis) se consigue la libertad, dejando de lado la infancia y alcanzando la adultez
espiritual necesaria para la vida virtuosa. En este sentido, se sugiere dejar de lado no solo
los apegos materiales y las pasiones, sino también todos los deseos de placer por medio del
4
El término filósofo, monje, asceta significan lo mismo, por su estrecha relación conceptual.
5
Amor y odio, deseo y aversión, placer y dolor.
6
Esperanza y desesperación, audacia y temor, ira.
7
Tratado ascético, capítulo 1.
8
Tratado ascético, capítulo 62.
alimento; porque “la naturaleza le obliga a tomar el alimento necesario” como lo hacen los
animales, quienes son sabios porque no apetecen más que lo necesario, verdadero ejemplo
para los hombres.

Todas estas observaciones me permiten adentrar ahora en el tema de la naturaleza, como


bien se venía mencionando con la cita anterior del capítulo 62 se puede constatar como
Nilo recurría a la alegoría para hallar un sentido más profundo en los diferentes relatos
bíblicos de los que se valió para dar a conocer su basto pensamiento filosófico. Pues, la cita
del capítulo 62 como venía mencionando hace alusión a Job 39, 5-8 “¿Quién deja en
libertad al onagro y suelta el ramal del asno salvaje? (…) se ríe del tráfago de la ciudad, no
escucha al arriero vociferar” interpreta de manera maravillosa el texto veterotestamentario
haciendo mención a la importancia de ser vehículos del verbo, libres para pastar de las
palabras de la Sagrada Escritura, encontrando en ella una vía para alcanzar la vida inefable.

El Abad de Ancira sugiere “el desierto de las mismas es idóneo para la búsqueda del
sentido espiritual en las Sagradas Escrituras” afirmación profundamente maravillosa, pues,
manifiesta la relación que hay en el apartarse al desierto como se mencionó atrás y a su vez
hace la claridad del despertar espiritual que produce en el hombre el estar movido por la
naturaleza y la libertad.

Bien se ha ido desarrollando a lo largo de este escrito un tema trascendental dentro de todo
el tratado, a saber, el mayor impedimento para la virtud, son las pasiones terrenas, mal
orientadas, enceguecidas por el deseo ardiente de poseer más y más. Sin embargo, hasta
aquí hemos podido reconocer la capacidad que tiene Nilo para echar mano de símiles
bíblicos para demostrar el camino de la virtud, en el caso de la alegoría de los gladiadores 9
quienes combaten desnudos y ungidos, solo así pueden zafarse y vencer, a saber, la
desnudez hace referencia a la naturaleza con la que somos dotados para caminar por la
senda filosófica que ofrece Jesucristo a sus seguidores. Simultáneamente, está el valor
añadido de la unción que coincide con la amerimnia 10 frente a las cosas terrenas, pues, el
demonio no podrá ejercer su poder sobre alguien que reconoce sus cualidades naturales
como necesarias para la lucha contra las pasiones y encuentra en la unción de la gracia el
medio para verse libre de dichas solicitudes. Pues, el cuerpo desnudo es ungido, esto quiere
decir que la indiferencia virtuosa debe ungir a la naturaleza para superar todas las
complicaciones que se presenten dentro del camino espiritual.

En efecto, propio del alma perfecta es estar libre de preocupaciones, como el lirio del
evangelio, bien se manifiesta en el capítulo 67. El ancirano aquí hace claro que “gastar todo
nuestro tiempo en el cuerpo, aunque no necesite de muchas atenciones” 11 es una pérdida, un
avanzar en la nada de una virtud aparente. Sin embargo, hemos recibido del Creador el
mandato de vivir conforme a la naturaleza, sin rebasar sus límites. Es decir, vivir conforme
a lo que somos y hallar en ello los medios y la guía para vivir en la virtud, bien se dijo atrás
que los santos se alejaban para vivir en medio de las fieras, pues, estas apreciaban más la
virtud porque viven conforme a la naturaleza de su ser. Así pues, el hombre a diferencia de
los animales que respetan lo dispuesto por el supremo Legislador, nosotros nos apartamos
9
Capítulo 66, “La unción que hace libres” (Pr 20, 16;27; 13)
10
Indiferencia virtuosa
11
Tratado ascético. Capítulo 67
de lo mandado por ÉL a través de lo que nos es natural, inventando refinaciones y
necesidades que solo nos esclavizan a nuestros propios apetitos.

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