La democracia es, en primer lugar, un procedimiento específico de hacer política,
tomar decisiones colectivas o aplicables para toda una sociedad. De manera más puntual, es un modo de gobernar. En el mundo contemporáneo, la democracia ya no solamente se entiende desde esa perspectiva mínima procedimental; su significado, difusión y aceptación incluye también una expectativa de cumplimiento de fines u objetivos de desarrollo humano, que supuestamente la hacen “mejor” o “preferible” a otras formas de gobernar (por ejemplo, los totalitarismos, autoritarismos o dictaduras). Por eso, es importante hacer un ejercicio de precisión de las definiciones, nociones o categorías conceptuales cómo se entiende en la teoría vinculadas históricamente al estudio de la política en la democracia. Los economistas teóricos no han encontrado una relación de coexistencia entre el gobierno público que se considera diferente a la economía y el sector privado de la economía que debe autorregularse. Esta consideración de la gestión pública ha dado lugar a declaraciones que indican que el bienestar social debe ser producido por igual por el sector público y el privado. Debemos considerar la proposición de un modelo de toma de decisiones de gobierno basado en el hecho de que los políticos quieren que sus cargos gocen de los beneficios que reportan, los partidos políticos sigan siendo todo el poder legislativo y obedecen sus órdenes, y el poder económico del gobierno es limitado. Lo que no le permite restringir la libertad política del oponente, y cada agente siempre actúa de manera racional. Por lo tanto, considerando que el poder de los partidos políticos se incrementa directamente, y ellos solo se preocupan por salvaguardar su propiedad privada, este será el verdadero trasfondo de sus políticas. El autor cree que los partidos políticos solo se preocupan por la economía y la economía. Si al lograr este objetivo, sus prioridades no se verán afectadas negativamente, la salud social de los ciudadanos.