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Sin duda, después de la revolución de independencia,

uno de los periodos que determinaron a mayor


profundidad nuestra esencia como una nación moderna
fue el liberalismo. Una vez emancipado de la metrópoli,
el nuevo Estado conservó muchas de las instituciones
virreinales al tiempo que intentaba construir otras
nuevas. El resultado fue un constante conflicto que se
solucionaría con la prevalencia de las ideas liberales que
permitieron perfilar el México moderno.

Con el triunfo de la revolución de Ayutla y el


consecuente derrocamiento de Santa Anna, se dio paso
a la organización del gobierno liberal. En octubre de
1855, una junta de representantes estatales eligió a
Juan Álvarez como presidente provisional, quien
constituyó un gabinete de liberales puros. Enseguida dio
inicio la Reforma, con la promulgación de la ley que
suprime los fueros militar y eclesiástico conocida como
“Ley Juárez”.

Ignacio Comonfort, quien a finales de 1855 sustituyó a


Juan Álvarez en la presidencia, continuó con la
expedición de leyes reformistas: en junio de 1856 la “Ley
Lerdo”, en abril de 1857 la “Ley Iglesias”.

El grupo conservador y el arzobispado de México


consideraron estos decretos como un ataque a la Iglesia
católica y a la propiedad privada.

En febrero de 1856 se reunieron los diputados en un


Congreso Constituyente para elaborar la Constitución. En
los debates, algunos liberales moderados plantearon que
sólo se reformara la Carta Magna de 1824, pero esta
propuesta no prosperó. El resultado fue una nueva
Constitución, que fue firmada por los diputados del
Congreso el 5 de febrero de 1857.

La Constitución causó descontentos en el grupo


conservador pronunciándose en su contra al grito de
“religión y fueros” con el Plan de Tacubaya (diciembre de
1857), en el que se declaró:

1. Desconocer la Constitución de 1857


2. Convocar un Congreso Constituyente para elaborar
una nueva Constitución
3. Dar continuidad de la presidencia de Comonfort,
otorgándole amplias facultades para gobernar.

Comonfort, convencido de que no era viable gobernar


con la Constitución, se adhirió al plan; pero los propios
conservadores lo desconocieron en enero de 1858, y
partió a Estados Unidos. Benito Juárez, presidente de la
Suprema Corte de Justicia, asumió la presidencia del
país.

Poco después, Zuloaga, quien había promulgado el plan


de Tacubaya, ocupó la capital y fue nombrado presidente
por una junta de representantes de los departamentos,
mientras que Juárez estableció su gobierno
constitucional en Guanajuato. En el transcurso de la
Guerra de Reforma (1858-1860), Juárez dictó las
llamadas “Leyes de Reforma”, en Veracruz en 1859.

Constitución de 1857
Libertad de educación y de trabajo; inviolabilidad de la
propiedad; no se prohíbe el ejercicio de culto alguno;
abolición de la pena de muerte; libertad de expresión;
igualdad ante la ley; soberanía popular; república
representativa, democrática y federal, etc.

Leyes de Reforma de 1859

Nacionalización de los bienes del clero. Ahora el


matrimonio se considera un contrato civil que debe
celebrarse ante las autoridades gubernamentales;
secularización de cementerios; prohibición de Claustros
o Conventos; libertad de cultos y separación de Estado e
Iglesia.

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