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El carnaval de los sentimientos

El carnaval es una fiesta que refleja las costumbres y tradiciones de los pueblos, se
puede decir que cada país tiene un carnaval que lo representa y lo da a conocer a los demás, y
por tanto, tiene un efecto en el ser humano, le proyecta vitalidad, alegría, entusiasmo y una
diversidad de sentimientos que hacen que por un breve espacio de tiempo olvide las
situaciones difíciles por las que atraviesa.

Los carnavales tienen la posibilidad de generar una gran cantidad de recuerdos, pues
vuelve a la mente, graban allí la música, los trajes, las lentejuelas, las risas, los bailes, es una
colección de sensaciones positivas que sanan y dan un sentido especial a la vida, es un
momento que contribuye a que la economía se reactive, a que las familia se reúnan y
participen de este momento, pues reunidos en torno a la elaboración de trajes y la decoración
se aviva la llama de la unión y el amor, que pasa algunas veces desapercibidos.

Tal como lo señala la autora Clarice Lispector, que narra su cuento con total
sentimiento de recordar aquello que solía acontecer en el lugar donde vivía, y que le recuerda
los momentos más alegres de su infancia en torno a este carnaval, pero que describe como “la
capacidad de placer que se mantenía secreta en mí”, (Lispector, 1971) pero, a pesar de
aquello que es una felicidad oculta, se esconde la tristeza y melancolía de aquella niña, de no
poder disfrutar del carnaval, debido a la enfermedad de su madre, puesto que todo gira entorno
de ella, entonces, aquello que entusiasma a Clarice, se oculta ante la mirada de los demás, y
ello lo entiende, tratando de facilitarse la comprensión de esa situación, entonces es cuando se
llega a la pregunta en la que gira dicho ensayo:

¿Las celebraciones posibilitan los conflictos internos del ser humano?

Y sí que hay un conflicto aquí, puesto que la autora, ya que vive su felicidad en
silencio, guarda en su interior aquello que no quiere manifestar para no interrumpir a su
familia en aquel doloroso por el que atraviesan.

“Ah, se está poniendo difícil escribir. Porque siento cómo se me va a ensombrecer el


corazón al constatar que, aun incorporándome tan poco a la alegría, tan sedienta estaba yo
que en un abrir y cerrar de ojos me transformaba en una niña feliz.” (Lispector, 1971)
El conflicto interno, por tanto, se produce cuando chocan la razón, los sentimientos y el
cuerpo del personaje. Es decir, cuando no se coordinan el deber (razón), el querer
(sentimientos) y el poder (cuerpo) del personaje. Un personaje puede tener conflictos con lo
que debe hacer, lo que quiere hacer o lo que puede hacer. 

En las narraciones es muy común encontrar que los autores integren en sus escritos un
momento de cambio, de transformación, de aprendizaje del protagonista que le añade a la
lectura un toque se sentimiento y confrontación para el lector, puesto que puede identificar en
lo que lee, alguna situación vivida. La autora pasa por un momento de reflexión en el que
analiza lo vivido en el carnaval, lo que las personas expresan, el ir y el venir de sensaciones de
alegría y bullicio, que solo ve pasar, que disfruta pero en su interior, que anhela pero no
expresa porque sabe que no es el momento, y cuando tiene la fortuna de hacerlo, pasa de la
felicidad a la tristeza en un momento “Cuando ya estaba vestida de papel crepé todo armado,
todavía con los tubos puestos y sin pintalabios ni colorete, de pronto la salud de mi madre
empeoró mucho, en casa se produjo un alboroto repentino y me mandaron en seguida a
comprar una medicina a la farmacia. Yo fui corriendo vestida de rosa -pero el rostro no
llevaba aún la máscara de muchacha que debía cubrir la expuesta vida infantil-, fui
corriendo, corriendo, perpleja, atónita, ente serpentinas, confeti y gritos de carnaval. La
alegría de los otros me sorprendía.” (Lispector, 1971) el desencanto del momento marcó la
vida de la pequeña niña, que no comprendió porque el destino cambia momentáneamente y
aquello que anhelaba, es un momento en el que experimenta la incertidumbre cargada de
soledad y desasosiego por una situación inevitable.

El carnaval se celebra los tres días antes anteriores al Miércoles de Ceniza, día en
que comienza la Cuaresma en el calendario cristiano, como un momento de festejo antes de
dar inicio al ayuno y a la privación de comer carne que impone esta tradición.” (Lispector,
1971)

El carnaval es una costumbre que llegó a América desde Europa durante la época de la
conquista, y con el paso del tiempo se apartó del sentido religioso para convertirse en una
fiesta en la que predominan, la alegría, la diversión y el baile

“¿Pero por qué justamente aquel carnaval, el único de disfraz, tuvo que ser tan
melancólico?” (Lispector, 1971)
Los sentimientos que afloran en la vivencia de la autora parte de las experiencias reales
que le han acontecido, lo que refleja que escribe desde su sentir, no aparta de su vida lo
doloroso que fue perder su madre, además, en ese momento se celebraba un carnaval del cual
ella quería hacer parte. Entonces ella hace un discernimiento profundo entre sus deseos y la
realidad que vive, conecta sus sentimientos con la creatividad de poder tener un vestido para el
carnaval con la tristeza, “de pie allí no era ya una flor sino un pensativo payaso de labios
encarnados. A veces, en mi hambre de sentir el éxtasis, empezaba a ponerme alegre, pero con
remordimiento me acordaba del grave estado de mi madre y volvía a morirme.” (Lispector,
1971)

Los conflictos internos del individuo fluye desde sus experiencias personales,
reflejadas en sus vivencias y que muy a menudo se ven en sus escritos, puesto que son un
punto de partida para comprender las situaciones que enfrentan, lo mismo ocurre en la vida del
lector, quien encuentra en dicha lectura un espejo de alguna situación vivida y que lo lleva a
comprender al autor continuamente. Así, dicho cuento es una mirada profunda al sentir de un
ser humano que comprende, en su realidad actual, porque pasó por tantos estados en un
momento de alegría y que le dejó muchos recuerdos, tristes y gratos, en especial de aquel niño
que la hizo sentir como una verdadera rosa, no por su disfraz, sino por el encanto de sus ocho
años.
Referencias bibliográficas

Carnaval y representación poética en “Antes del baile verde” de Lygia Fagundes Telles
y “Restos de carnaval” de Clarice Lispector
http://ri.uaemex.mx/bitstream/handle/20.500.11799/100207/TESIS.pdf?
sequence=1&isAllowed=y

La melancolía en los cuentos restos de carnaval y la imitación de la rosa

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