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René Laban

MUSICA
ROCK
Y
SATANISMO
EDICIONES ARCO IRIS
Av. 10 de Mayo No. 106-35 Norte.
Apartado Postal 38894 México D.F.
México.

Printed in México. Impreso en México


Primera Edición. 1989

I.S.B.N. 987 - 3678-1 2- 4- 8


Yo te adoro, Rey de! Mal por el
cuerpo que has modelado a semejan­
za del Diablo.
Aleister Crowley

«Trabajamos siempre para dirigir el


pensamiento y la voluntad de las per­
sonas, y la mayoría de otros grupos
hacen lo mismo.»
Mick Jagger
EN LA MISMA COLECCION
LA CRISIS DEL MUNDO MODERNO
René Guénon
Lúcida crítica de la situación del mundo moderno
desde la perspectiva de la tradición. Con su habitual
rigor y clarividencia, Guénon nos revela cuáles son
las verdaderas causas de la crisis, y nos plantea la úni­
ca solución viable para salir de ella.
SOBRE EL ESOTERISMO ISLAMICO Y EL
TAOISMO
René Guénon
En este libro, básico para comprender el Sufismo,
Guénon agrupa una serie de estudios dedicados al
esoterismo islámico.
En el último capítulo, consagrado al Taoísmo y ai
Confucianismo, el autor nos aclara magistralmente
cuál es la diferencia entre esoterismo y exoterismo.
A pesar de la diversidad de sus métodos, el esoteris­
mo es el mismo en todas partes. Guénon nos condu­
ce a fa comprensión de esta verdad a través de sus
estudios sobre el Taoísmo y el Sufismo.
FORMAS TRADICIONALES Y CICLOS COS­
MICOS
René Guénon
En el presente volumen se reúnen toda una serie
de artículos dedicados al mito de la Atlántica, la Cé­
bala, el Hermetismo, así como una magnífica expo­
sición guenoniana de la doctrina de los ciclos cósmi­
cos. Este libro bien pudiera haber sido titulado
«Fragmentos de una historia desconocida», de una
historia que engloba protohistoria y prehistoria, por
cuanto empieza con la Tradición primordial contem­
poránea de los comienzos de la presente humanidad.
LA GRAN TRIADA
René Guénon
La última obra que Guénon escribió, dedicada al
apasionante simbolismo del ternario y de la trinidad.
Un libro denso, profundo, apoyado sobre todo en la
tradición extremoriental.
UN SINGULAR TESTIMONIO
«Vive rápido y muere joven, así ten­
drás un cadáver bien parecido.»
Alice Cooper
«Necesito vivir cómodamente, por­
que cada noche voy a tener que sa­
car lo más infernal de mí.»
Alice Cooper

He aquí la confesión realizada por Vincent Four-


nier, de profesión músico, hijo de un respetable pas­
tor protestante de Detroit y autor de dos famosos al­
buras millonarios en ventas: Alice Cooper goes to
Hell (Alice Cooper va al infierno) y From Alice with
matice (De parte de Alice, con maldad):
«Hace algunos años, asistí a una sesión de espiri­
tismo en la cual Norman Buckley suplicó al «espíri­
tu» que se hiciera oír. Efectivamente, el «espíritu»
se manifestó y me habló.
Me prometió a mí y a mi grupo musical, la gloria,
la dominación musical en la música Rock y la rique­
za en abundancia. Lo único que me pidió a cambio
era mi cuerpo, para tomar posesión de mí. A cam­
bio de la posesión de mi cuerpo, he llegado a ser cé­
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lebre en el mundo entero. Para lograrlo, tomé el
nombre bajo el cual se me identificó en aquella se­
sión. Así se me conoce mundialmente por Alice Coo-
per (*)».
Vincent Fournier fundó su primer grupo. The Ear-
wings en 1965, en Phoenix (Arizona). Junto con sus
muchachos se trasladó en 1968 a los Angeles (Cali­
fornia) donde entraron en contacto con Frank Zap-
pa, que intentó promocionar al grupo que tardaría
poco en ser conocido como «la peor y más bizarra
banda de la capital californiana». Tras pasar verda­
dera hambre y sufrir todo tipo de privaciones, Four­
nier y los suyos emigran a Detroit donde al parecer
el Rock duro estaba en auge. Allí entran en contac­
to con Bob Ezrin que lanza a la fama a Alice Coo-
per, pues, como hemos visto así se llamará Fournier
después de su posesión por parte de una bruja del
mismo nombre muerta un siglo antes. En 1974, tras
grabar Muscle of Love (el músculo del amor) aban­
dona a sus músicos para contratar a los que Lou
Reed había utilizado en sus giras y montar una nue­
va formación. Entonces empieza realmente su carre­
ra de éxitos multitudinarios, festivales, discos, giras,
etc... que finalizaría, al menos aparentemente, en
1978 con la decadencia física y psíquica del artista
que debe ser internado aquejado por un alcoholis­
mo grave. Sin embargo, al cabo de un tiempo, Alice
Cooper «resucita» y vuelve a saltar a la escena en
1980. No por nada uno de sus temas más famosos se
(*) Jean-Paul Regimbal. Le Rock and Roll, pag. 24 y sig.

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llama Coid Ethyl.
Como tantas otras figuras de Rock, Alice Cooper
empezó emulando a los legendarios Beatles. En una
entrevista declaraba:
«Teníamos intención de formar un grupo desde
que estábamos en el colegio, pero no nos decidimos
hasta que vimos cómo se estaban haciendo famosos
los Beatles; fue entonces cuando nos dimos cuenta
de que sí se podía hacer algo. Nos reunimos para to­
car y cantar y ver qué éramos capaces de hacer».
De su época californiana, rica en experiencias y
anécdotas, Alice Cooper parece guardar un único
recuerdo:
«Lo único que había en Los Angeles era sexo; el
sexo era el denominador común de todo... Aquella
ciudad (Los Angeles) es “fabulosa por lo enferma que
está...». No nos quepa la menor duda de que las co­
sas no han cambiado...
Con alguien como Alice Cooper nos encontramos
ante un verdadero prototipo de ser antitradicional.
Por una parte, se trata del hijo de un pastor protes­
tante, con todo lo que ello suele comportar: moral
rígida, dogmatismo, puritanismo, indigestión de Bi­
blia, visión profana y exotérica de la religión, etc...
Resulta casi lógico que, dentro del orden de cosas en
que nos movemos, por reacción, el joven Fournier
nos saliera un alcohólico drogadicto, un perverso li­
bertino y bisexual, y no nos extraña en absoluto que
frecuentara los círculos espiritistas y de magia negra.
Si a todo ello le sumamos que en los inicios de su
carrera musical sufrió hambre y penuria hasta el pun­
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to de disponerlo a cualquier cosa con el fin de triun­
far, veremos que el resultado no puede ser sino un
ser capaz de pactar con lo que sea, llámese Diablo,
llámese sistema, llámese como se quiera, para con­
seguir sus propósitos. Se trata, además, de ^alguien
profundamente irritado con el «caparazón» (*) que
le han proporcionado tanto su educación como el
medio en que ha nacido y crecido, alguien que lucha
desaforadamente por liberarse de él, lo cual resulta
más que evidente en la agresividad que manifiesta
en escena. A pesar de ello, ha llegado a declarar re­
firiéndose a su grupo y a él mismo:
«Somos tan humanos como todo el mundo. No
promovemos la violencia. Nos la estamos sacando
del cuerpo...».
Esta última frase merece que nos detengamos en
ella. La idea de «sacarse algo del cuerpo» la reen­
contramos en numerosas sectas pseudoreligiosas que
propugnan una «liberación» de tensiones empezan­
do, como no, por la sexual. Habiendo conocido de
cerca a varias de ellas y teniendo alguna noción de
estos temas, no podemos sino declarar, mal les pese
a algunos, que, consciente o inconsciente, se trata en
la mayoría de los casos de puro espiritismo y de au­
ténticos fenómenos de posesión más o menos disfra­
zados. Las «doctrinas» de muchas de estas sectas
que, por otra parte, son de una simplicidad alarman­
(*) El autor utiliza el término «caparazón» en el sentido gueno-
niano de esta palabra, sentido que desarrollará en el capítulo Coagula
et Soíve. (N. de T.)

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te, nos hablan a menudo de una «destrucción del
Ego», informándonos que todos nuestros males y
toda nuestra infelicidad proceden de él. Dado que
aquí no es el lugar, no nos detendremos a discutir o
rebatir esta gratuita afirmación, sólo haremos hinca­
pié en que las más de las veces esta «destrucción del
Ego» acaba convirtiéndose en un desquiciamiento
psicológico del sujeto en cuestión que, a medida que
se imbeciliza, va creyéndose más elevado espiritual­
mente y más iluminado, al tiempo que se acentúa su
dependencia de la secta.
El resultado de un gran número de estas técnicas
que, al parecer, estarían destinadas a romper el muro
que nos separa del Espíritu, no es, a fin de cuentas,
sino el abrir una grieta en nuestro psiquismo por la
cual penetrarán las más temibles influencias del bajo
astral. Algo parecido, por otra parte, puede ocurrir
como veremos con ciertas drogas o con rituales de
brujería tipo Vudú y Macumba.
Alice Cooper, que no desconoce en absoluto es­
tos temas, es famoso por haber realizado prácticas
de Magia Negra en escena, pero cuando se le ha cri­
ticado el que efectuara los rituales parecidos a los del
Vudú en sus actuaciones, ha escabullido el bulto y
se ha limitado a responder:
«Es el público quien mata a los pollos, nosotros
no nos hemos cargado ni uno solo, nos limitamos a
ponérselos en sus manos y son ellos los que los eje­
cutan, es un verdadero ritual...».
Cualquiera que esté mínimamente familiarizado
con la magia sabrá que los magos casi nunca efec-
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túan personalmente sus «trabajos», sino que hacen
que sean quienes se los encargan los que los reali­
cen. La explicación de este comportamiento se en­
cuentra en lo que se conoce por «efecto boomerang»
o «shock en retour» por el cual cada acción concreta
en el campo de la magia provoca su lógica reacción.
Pero no es necesario que acudamos a casos que
podríamos tachar de «aberrantes», como es el de Ali­
ce Cooper, para darnos cuenta de lo íntimamente in-
terrelacionados que están el mundo del Rock duro y
el de la magia o el de la droga.
El grupo que mayor influencia ha tenido sobre la
música Rock y sobre la juventud actual fue sin duda
alguna The Beatles. Todos conocemos sus difíciles
comienzos, sus duros inicios, hasta que fueron lan­
zados por Brian Epstein.
Los Beatles comenzaron en 1959 como The
Quarrymen; luego se llamaron The Beat Brothers
grabando su primer L.P. en 1961, como acompañan­
tes de un cantante de moda, Toni Sheridan.
Sabemos que habían hecho varias pruebas en di­
versas compañías discográficas, pero todas ellas ha­
bían sido rechazadas. ¿Qué hacer ante tal situación?
Según declaraciones del mismo Toni Sheridan, el
que sería leader de los Beatles, John Lennon, se in-1
teresó en 1962 por temas relacionados con el ocul­
tismo y la magia y participó mientras estaba en Ham-
burgo en sesiones de espiritismo.
Según Sheridan, John Lennon le confesó: «Sé que
los Beatles tendrán un éxito como ningún grupo lo
ha tenido. Lo sé exactamente porque para ello he
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vendido mi alma al diablo». (*)
En 1973, o sea unas diez años más tarde, los Beat­
les habían vendido casi cien millones de L.P.s de sus
discos.
Es de destacar, además, que el famoso satanista
Charles Manson, de quien ya volveremos a hablar
más adelante, célebre por el asesinato de Sharon
Tate, esposa del director de cine Román Polansky,
y seis personas más, declaró que lo había planeado
inspirándose en música de The Beatles y buscando
mensajes secretos en su famoso Disco Blanco.
Según Manson, ios temas Helter Skelter y Black-
bird le habrían «dictado su filosofía».
En la casa de Sharon Tate se encontraron junto a
los cadáveres la palabra «pigs» escrita con sangre en
la pared, haciendo mención a «pigjgies», uno de los
temas del Disco Blanco. (**)
Cuando se separó de los Beatles, al parecer insti­
gado por su enigmática esposa, Yoko Ono, Lennon
siguió componiendo y grabando en solitario.
En uno de los temas (Bring on the Lucie) del L.P.
Mind Games, Lennon invoca y adora al Anticristo,
al que llama 666.
Pero la presencia del diablo en la música no era
nada nuevo...
Ya hacia los años cincuenta, en el transcurso de
un exorcismo realizado al Oeste del Canadá por un
pastor de Longbeach (California), reputado especia­
(*) Pop Magazine n° 23, 1976
(**) Rolling Stone Magazine del 19-3-70

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lista en esta singular actividad, tuvo lugar una curio­
sa revelación:
«Soy un Príncipe y vengo. Venimos todos a po­
seer a una raza, la juventud de América (*)».
Es curioso constatar que el texto inglés, pues el es­
píritu habló en inglés, decía textualmente: «/ am a
Prince and I am coming down. We are coming down
ío posses a race, The youíh o f America». El término
utilizado (coming down) indica claramente la idea de
descenso, de caída. Por otra parte, la autopresenta-
ción del espíritu que poseía a la joven objeto del
exorcismo, es sumamente evocadora: «Soy un Prín­
cipe». ¿No nos hallamos aquí ante aquel que los
Evangelios llaman «El Príncipe de las Tinieblas? ¿No
se hace llamar precisamente una de las más famosas
estrellas del Rock «Prince»? ¿No se le llama a Satán
en la Biblia (Juan XIÍ-31 y Efesios VI-12) el «Prín­
cipe de este mundo»?
Ozzy Ousbourne, líder del grupo Black Sabbath,
confesó en cierta ocasión. «No sé si soy el médium
de una fuerza externa... espero que no sea ío que
pienso: Satán»,

(*) Gary Greenwald: The God o f the Rock.

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LAS TRETAS DE SATAN
«La gran astucia del diablo consiste
en hacernos creer que no existe».
Bandelaire
«Desenmascarar al Diablo es ven­
cerle.»
San Ignacio

Afirmar que la música Rock encubre o vehicula


mensajes o influencias de tipo satánico, no es nada
nuevo. Ni tampoco ningún secreto, pues los mismos
«rockeros» se enorgullecen abiertamente de ello.
Numerosos investigadores, sobre todo en los Es­
tados Unidos, se han ocupado ya del tema. Citare­
mos, entre otros, a Paul Crouch, a quien se ha lle­
gado a llamar «el buscador del diablo». Hijo de un
famoso «televangelista», creador de la cadena reli­
giosa Trinity Broad Casting NetWork, Crouch es uno
de los especialistas mundiales en la difícil ocupación
de detectar mensajes subíiminales en las grabaciones
de Rock.
Paul Crouch está haciendo en los Estados Unidos
demostraciones públicas invitando a oír ciertos temas
de Rock al revés, desvelando así mensajes sublimi-
nales. Ha descubierto, entre otras cosas, que en el
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tema Congratulations del famoso grupo Pink Floyd
puede escucharse en excelente inglés «justo acabas
de decubrir el mensaje secreto del diablo; comuní­
cate con el viejo...».
Si el caso de Pink Floyd fuera un caso aislado,
podríamos pensar que se trata de una rareza de este
grupo, de un mero experimento, de una broma, de
una locura, etc... Pero lo curioso, si seguimos el ca­
mino trazado por Crouch, es que nos encontramos
con cosas parecidas en un buen número de grupo de
grupos de Rock, AC/DC, Queen, Alice Cooper, los
Rolling Stones, Styx, Led Zeppelin, la Electric Light
Orchestra, Black Sabbath, los Eagles, los Sex Pis-
tols, entre otros. Todos ellos son transmisores, cons­
cientes o inconscientes, de mensajes de tipo satánico.
A parte de Crouch, otro importante investigador
del tema que tendremos ocasión de citar en más de
una ocasión en este libro es el padre Regimbal. Su
libro El Rock and Roll, una violación de las concien­
cias se ha convertido en un clásico cuya lectura acon­
sejamos a quienes se interesan por el tema.
Un breve pero documentado folleto firmado por
W. Joseph Matt (Rock’n Roll, A Revolutionary Form
of Cultural Subversión) ha sido editado por The
Remnat Press, Minnesota, USA. En él el autor hace
hincapié en que el Rock and Roll «pone en eviden­
cia el rápido ocaso de la cultura contemporánea en
Occidente». Para Matt la música Rock es una «pa­
rodia vulgar e incluso diabólica del verdadero arte
musical. Un invento que arruina, entre los jóvenes,
su capacidad de relajación, de reflexión, en el estu­
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dio, la oración, la meditación...». De orientación
marcadamente cristiana este folleto carece, a pesar
de su documentación, de los elementos necesarios
para demostrar la evidencia de una orientación satá­
nica del Rock and Rol!, por lo que puede resultar
poco convincente. En un reciente congreso de histo­
ria religiosa celebrando en Fontevrault (Francia), el
abad Chenesseau, presidente de la Sociedad France­
sa de Exorcisías volvió a sacar el tema a la luz seña­
lando a los presentes, entre los que se encontraba el
padre Regimbal, que el Príncipe de las Tinieblas se
oculta tras e! Rock. A modo de ejemplo, el famoso
exorcista utilizó video-clips de Alice Cooper y
AC/DC para demostrar empíricamente que el medio
de expresión preferido de Satán en nuestro electró­
nico siglo XX es, esencialmente, el audiovisual.
Una crítica dei mundo moderno, cuna del fenó­
meno Rock, especialmente de la desacrafización que
está sufriendo Occidente, ya ha sido hecha por au­
tores como René Guénon y Julius Evola. Las pági­
nas de este libro, a pesar de que toquen un tema del
cual estos dos autores no llegaron a ocuparse, están
en deuda con ellos. Nadie, en efecto, como Guénon,
ha sabido hacernos ver hasta qué punto lo que lla­
mamos «civilización» no es sino «una caricatura y, a
menudo, en. muchos aspectos, hasta lo contrario de
la civilización» (*) y cómo unas fuerzas reales pero
* Ver sus Symboles Fondamentaux de la Science Sacrsé.Eá. Ga~
liimard. (Hay traducción española en Ed. Eudeba (Buenos Aires), así
como La eme du monde modeme Ed, Galllmard). (Hay íradíícdón es­
pañola, Ed. Obelisco 1983)
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ocultas, de orientación satánica, han irrumpido en
nuestro mundo moderno dentro de un plan de sub­
versión a todos los niveles tan coherente, que no pue­
de ser sino obra de una inteligencia única que io ins­
pira y coordina. Los pasos que va siguiendo este plan
son, en efecto, numerosos y abarcan todos los órde­
nes. Como en un lavado de cerebro vulgar, se trata,
en primer lugar de desestabilizar, luego de hacer per­
der la credibilidad de las ideas, convicciones y bases
en que se apoye la personalidad, para colocar en su
lugar unas nuevas, un poco como se puede cambiar
el programa de na ordenador por otro. Asistimos así
a una desprogramación seguida de una reprogra­
mación.
No nos quepa la menor duda de que el mundo mo­
derno reproduce este sistema a nivel religioso, social
y cultural.
Una de las características más inquietantes de
nuestro tiempo es sin'duda la tendencia desmitifica-
dora que en todos los órdenes y a todos los niveles
estamos viviendo tras la irrupción desecadora del ra­
cionalismo, herencia de un catastrófico siglo XIX, en
todas las capas de una sociedad que se cree civiliza­
da, desde las siás cultas hasta las menos cultivadas.
Esta acción desmitificadora, impregnada de toda
clase de doctrinas materialistas, que sólo contemplan
lo tangible, lo fenoménico, en fin, lo cuantificable y
lo comercializable, se ejerce, principalmente, por pa­
radójico que pudiera parecer, sobre el dominio del
espíritu y, paralelamente a ella, deja también sentir
sus efectos una acción que podríamos calificar de «re-
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mitificadora», creadora de nuevos mitos, de nuevas
escalas de valores, verdaderas parodias de los tradi­
cionales, destinados grosera y diabólicamente a sus­
tituirlos. Se trata, a fin de cuentas de la desprogra­
mación seguida de la reprogramación.
Si la estudiamos con la perspectiva que exige y, so­
bre todo, libres de los prejuicios modernos que no
son, en el fondo, sino sus más fieles aliados, vere­
mos que esta tendencia antitradicional queda englo­
bada, queda comprendida, en una especie de «plan»
de dimensiones mucho mayores y, paradójicamente,
mucho menos visible, mucho menos evidente, al me­
nos a primera vista. En este gigantesco plan, de ma­
nipulación a nivel planetario y quizás, cósmico, no
se trata sólo de conducir al desorientado hombre mo­
derno, cual un borrego, hacia el matadero de un ma­
terialismo creciente, con todas sus consecuencias,
sino de, poco a poco, sin que se dé cuenta de ello
(¿se da cuenta de algo?) ir desconectándolo cada vez
más del mundo del Espíritu. Esta acción más o me­
nos sutil y más o menos consciente, se ejerce princi­
palmente sobre esa parodia del Espíritu, en que se ha
convertido el psiquísmo, mal les sepa, a los junguia-
nos y, en especial, sobre las capas subconscientes, las
más bajas y oscuras de éste.
La publicidad, ios medios de comunicación y lo
que se entiende por cultura o, mejor dicho, por «cul­
tura urbana», características de nuestra civilización,
han contribuido grandemente a ello.
Se trata, por una parte, de desconectar al hombre
de lo Divino, de hacer que pierda el interés por lo
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trascendente, que comprenda que todo lo sobrena­
tural y lo que antaño se tenía por «superior», puede
tener una explicación científica, bien a ras de tierra,
capaz de reconfortarle y de evitarle este tipo de
preocupaciones. Esta parece ser, al menos en parte,
el «área de trabajo» reservada a la Parapsicología,
ciencia tan en boga no sólo en el occidente capitalis­
ta sino también en los países socialistas. Paralela­
mente a esta misión, diríamos general, demasiado
evidente para que tengamos que detenernos dando
otros ejemplos, encontramos también toda una serie
de «misiones» particulares, una de las cuales sería la
de conducir sutilmente a los más sensibles hacia el
reino de lo infrahumano, la de ponerlos en contacto
y a merced de las fuerzas más oscuras y, finalmente,
del Príncipe de estas fuerzas. En esta edad sombría,
las fuerzas oscuras intentan, antes que nada, que
aquellos que podrían descubrir y conectar con la Tra­
dición no lo hagan, y parecen lograrlo desvirtuando
todo lo que aún pudiera quedar de tradicional, y des­
viando a aquellos en quienes queda aún cierta nos­
talgia de lo divino, confundiéndolos, dándoles, como
se suele decir, gato por liebre. He aquí la razón de
ser de los miles de sectas que pululan actualmente
en occidente y que, más o menos conscientemente,
desempeñan su cometido.
Esta confusión de lo «psíquico» con lo «espiritual»
tienen lugar en todos los campos y a todos los nive­
les y si, repetimos, la enfocamos con la perspectiva
que requiere, no podemos menos que quedar per­
plejos ante la, al menos aparente, «perfección» (si se
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puede utilizar esta palabra) del «plan». Porque, efec­
tivamente, se trata de una acción cuidadosamente
planificada, de una eficacia más que impresionante,
que no puede sino revelar, repetimos, una fuente de
inspiración única. Si estudiamos los campos en los
que más se deja sentir, pronto descubriremos que sus
influencias más sutiles se dirigen siempre hacia unas
víctimas harto precisas: la gente joven, en particular
los más sensibles y receptivos. La eficacia del plan
parece, por economía, no tener en cuenta a los su­
jetos que dentro de unas pocas décadas dejarán de
existir o los que están demasiados cerrados, y con­
centra sus acciones sobre los constructores del mun­
do del mañana.
Podemos detectar un gran número de estas in­
fluencias en el arte, en la economía, en la política,
en cualquier manifestación de la cultura, pero sobre
todo en tres campos que guardan entre sí más de una
conexión: las sectas pseudorreligiosas a las que nos
referíamos, las drogas y la música rock. En todos
ellos nos encontramos con «algo» que atrae mucho
al joven, que a menudo no sabe muy bien ni lo que
busca ni adonde se mete, con «algo» que viene, en
cierto modo, a llenar el vacío espiritual en que se en­
cuentra. Ha sufrido, por una parte, de una educa­
ción desacralizada y desacralizante, cuando no for­
malista y dogmática en cuanto a religión se refiere,
que le ha negado toda perspectiva de crecimiento es­
piritual y por otra, su alma experimenta un vacío en
este campo que debe llenar con lo que encuentre. La
mayoría de jóvenes andan en busca de «algo» que
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les llene, que dé un sentido a sus vidas.
En este «algo», verdadera parodia de lo divino, se
encuentra el quid de la cuestión, y este libro no tie­
ne otra pretensión que la de exponer, de un modo
forzosamente sucinto y limitado cómo y dónde se
manifiesta. Nos ceñiremos a la música Rock, en es­
pecial al llamado Hard-Rock o Rock duro, pues es
allí donde las influencias satánicas más se dejan ver
y sentir.
Todo ser humano, por bruto que sea, siente una
necesidad de trascendencia, y cada cual la satisface
a su nivel, según sus posibilidades, según su cultura,
según su particular idiosincracia, utilizando lo que
tiene más a mano. Pero hay quien sabe sacarle par­
tido..; Es como tener sed; si alguien quiere aprove­
charse de ello, no tiene más que hacer desaparecer
el agua, envenenarla o, simplemente, monopolizarla
y proponer un sucedáneo cualquiera, al precio que
más le interese, y, no lo dudemos, así ocurre...
Poco a poco, la verdadera espiritualidad, la autén­
tica y genuina, ha ido desapareciendo para dejar
paso a una pseudoespiritualidad falseada y judaiza­
da que' logra infiltrar todo tipo de movimientos
que, como el gnosticismo, pasan entonces a traba­
jar para cumplir los fines sionistas de perversión y
dominación.
Y tras todo esto, tomadas de la mano, marchan
la droga y la música.
Con todo, «el uso de las drogas, •—opina Julíus
Evola * es menos la causa que el síntoma de una pro-
* En su libro Cabalgar el Tigre, pág. 208 de la edición francesa.
22
funda alteración, de un estado de crisis». Drogas
siempre han existido y siempre se han utilizado, pero
nunca de un modo tan masivo y generalizado como
ahora. Además, nunca como ahora hemos vivido una
apología, una propaganda encubierta del uso de dro­
gas, por que, como veremos, el «mensaje» de mu­
chos temas de música rock parece limitarse a una
descarada incitación al consumo de drogas. Citemos,
a modo de ejemplo el álbum Killers, del grupo
Queen. Si escuchamos al reves una de las canciones,
podemos escuchar un incisivo «Start to smoke mari­
juana», «empieza a fumar marihuana». Y la mari­
huana sólo es un principio, un primer paso que si no
forzosamente ha de conducir a las llamadas drogas
duras, en un elevado número de casos es algo así
como su aperitivo. La Sister Morphine de los Ro­
lling Stones, su Brown Sugar (Azúcar moreno ~ co­
caína) o su Silver Lady (Dama de Plata, término em­
pleado en el argot para referirse a las jeringuillas que
utilizan los heroinómanos) constituyen a fin de cuen­
tas un comienzo, una «iniciación» en el sentido más
tergiversado de esta palabra.
Tampoco nunca ahora las drogas han jugado un
papel tan importante en la política, la delincuencia
o la economía internacional (recordemos que países
como Cuba, Solivia o Tailandia viven prácticamen­
te de ellas).
Pero, ¿cuál es, no a nivel individual sino a un nivel
más amplio, a razón de ser de la droga, que Evola con­
sidera un síntoma del estado de crisis que nos aqueja?
¿Qué oscuras pero reales influencias vehicula?
23
COAGULA ET SOLVE
«Una noción tradicional quiere que
el final de nuestro ciclo de humani­
dad corresponda a la sucesión en el
orden inverso de las dos operaciones
alquímicas solve y coagula.»
Jean Phaure

El antiguo mito de la «Caída» está presente en to-


das las tradiciones de la tierra, expresando de acuer-
do a la idiosincracia particular de cada pueblo y de
cada cultura. La «Caída» no es, al menos para los
guenonianos, un acontecimiento súbito y personal
que pudo tener lugar en algún momento de la histo­
ria, en algún paradisíaco jardín de naranjos y que
concernía sólo al primer hombre y, a lo sumo, a su
pareja, sino un alejamiento gradual del principio, un
descenso, una pérdida de la conciencia original por
parte del ser humano y, por extensión, de la huma­
nidad entera, un olvido paulatino de sus orígenes me-
tafísicos con todas sus consecuencias, en todos los ór­
denes. La caída no es sino un alejamiento gradual
del «hombre primordial», es decir una condición que
era natural es la humanidad en sus orígenes y de la
que se fue apartando poco a poco para llegar al es-
25
tacto en el que se encuentra el hombre corriente que,
propiamente no es sino el hombre caído *
Por otra parte asociada a la de la Caída encontra­
rnos la idea de la Redención, y no se trata sólo de la
redención egoísta dei hombre, separado de cuanto le
rodea, sino de la redención de toda la naturaleza, de
toda la materia. Aparte del cristianismo, en una de
las filosofías tradicionales donde mejor expresada
aparece esta idea es, sin duda, en Sa filosofía hermé­
tica, y una de las máximas más célebres del herme­
tismo, solve et coagula, parece sintetizar en pocas
palabras la obra de la redención , el camino de la obra
aiquímica.
La acción antitradicional, la actividad satánica,
parece ejercerse de un modo sospechosamente pare-
cido a la tradicional, pero, curiosamente, al revés.
No sin razón durante la Edad Media el Diablo reci­
bía el nombre de Dem ínversus. Por ello, tanto a ni­
vel individual como social, la acción antitradicional
podría recogerse en una fórmula sencilla que nos
ayudará a comprender sus dos etapas principales,
que llamaremos «materialización» o «solidificación»
y «disolución» o «desintegración». La fórmula en
cuestión no es sino la misma que utilizaban los al­
quimistas, pero al revés: Coagula et solve. Notemos,
de pasada, que en algunas obras de autores moder­
nos, notablemente las del líder de cierta secta pre-
siinlaiiiente «gnóstica» (presuntamente pues no acer-
; Ver a. este respecto el capítulo IX de La Grande Tríade de René
G'üéiioa (Hay traducción española en Ed. Obelisco),
26
tamos a ver a que «gnosis» se refiere) aparece esta
fórmula, también al revés, como indicándonos de
qué pie calza el moderno «alquimista» que con un
nombre explícitamente satánico firma sus libros y re­
cluta sus adeptos.
En el proceso gradual de «caída» del que hablá­
bamos y que estamos viviendo no sólo en el occiden­
te materialista sino también a nivel planetario, en los
países comunistas y en el tercer mundo, caída hacia
lo que parece el fin de un ciclo de la humanidad, po­
demos, efectivamente, distinguir dos etapas esencia­
les que, lejos de oponerse, se complementan per­
fectamente.
La primera etapa, simbolizada por el coagula, po­
dría circunscribirse al advenimiento del materialismo
desecador y asfixiante que, introduciéndose en las
ideas y la cultura, ha engendrado a un hombre del
siglo XX completamente separado de cuanto pueda
escapar a su lógica aristotélica y cartesiana. Al hom­
bre actual, a pesar a veces de su buena voluntad, to­
das las afirmaciones contenidas en este libro le pa­
recerían disparatadas.
Parece como si el objetivo de este materialismo
fuera el de encerrar al hombre en un duro «capara­
zón», limitando su inteligencia a lo puramente ma­
terial para que caiga, poco a poco, en lo que Gué­
non calificó de «un estado de falsas «unidades» nu­
méricas perdidas en la inferioridad y la indistinción
de la «masa», o sea, en definitiva, en la pura multi­
plicidad». Así nos encontramos con que todos y cada
uno de nosotros nos hemos convertido en un núme­
27
ro, distinto de los demás, eso sí, pero un número al
fin y al cabo entre millones de otros números corta­
dos bajo el mismo patrón, cebados con los mismos
programas de televisión, con los mismos gustos, las
mismas reacciones y, sobre todo, la misma igno­
rancia.
En el capítulo XXIV de su admirable libro El rei­
no de la cantidad y los signos de los tiempos, * René
Guénon escribe: «Sin embargo, al mismo tiempo que
se realizaba este trabajo de «materialización» y de
«cuantificación», que de hecho aún no ha sido aca­
bado y que incluso puede que nunca lo será, ya que
la reducción total a la cantidad pura es irrealizable
en la manifestación, otro trabajo, contrario aparen­
temente, ya había comenzado...» (...) «Debemos
constatar, sin embargo, que actualmente la segunda
de estas dos tendencias (o sea, el trabajo de «diso­
lución») parece empezar a predominar».
El materialismo, que corresponde al coagula,
como ya hemos visto, en su expresión más grosera,
va perdiendo «prestigio» y terreno no sólo en el cam­
po de las ideas filosóficas y de la ciencia, sinó tam­
bién en el de la mentalidad común. No sería ningu­
na locura afirmar que en ambos ámbitos la idea mis­
ma de «materia» parece ir desvaneciéndose. Los úl­
timos avances de la Física cuántica, simplemente, nos
dan la. razón. Tal estado de cosas se nos aparece
como el caldo de cultivo idóneo para el advenimien­
to de un fenómeno como es el de la música rock que,
* Ed, 10/18 (hay traducción española en Ed. Ayuso).

28
como iremos viendo, no apunta hacia la «materiali­
zación» o la «solidificación», sino que edifica en ellas
o en la que ellas han creado para desembocar en la
más completa destrucción.
La ilusión de seguridad reinante en las épocas en
que el materialismo alcanzó su máxima influencia,
en que el desarrollo económico e industrial en Occi­
dente era mayor, está siendo disipada por los acon­
tecimientos a una velocidad creciente. Si el materia­
lismo había encerrado al hombre en un duro «capa­
razón» que lo privaba y protegía de todo contacto
con lo sobrenatural (y por lo tanto con lo sagrado)
este «caparazón» le otorgaba la sensación, la ilusión
de una falsa seguridad un poco a modo de compen­
sación por la pérdida de la verdadera y única segu­
ridad posible, aquella que viene del contacto real con
la divinidad. Esta falsa seguridad, la de la ciencia mo­
derna, la de la seguridad social, el carnet de paro o
la jubilación, es, finalmente, la triste seguridad de
unos parches imperfectos y engañosos cuyo objetivo
no es siempre el de proteger al individuo, concreto,
de la sociedad, abstracta, sino el de proteger esta so­
ciedad del individuo. Pero este «cascarón» o «capa­
razón» tenía sin embargo una ventaja: aislándolo de
toda influencia sobrenatural lo protegía de las in­
fluencias del psiquismo inferior, para cuyo contacto
no estaba (ni está) preparado. La mejor manera de
colocarle ante estas influencias era, pues, incitarle a
romper el «caparazón»; tal parece ser uno de los
«mensajes» más corrientes en la música Rock. No ol­
videmos, sin embargo, que antes de que pueda pro-
29
ducirse esta «ruptura», el individuo ha sido conve­
nientemente aislado de cualquier «ayuda» de tipo su­
perior, de tipo sagrado.
Actualmente, no podemos decir que el común de
los mortales haya restablecido el contacto con So sa­
grado, antes al contrario, pero lo que sí podemos, y
debemos delatar, es que a raíz de este proceso de di­
solución del «caparazón» nos encontramos cada día
más a merced de las fuerzas oscuras del psiquismo in­
ferior, simbolizado en la tradición islámica por las
hordas de Gog y Magog y en la hindú por los demo­
nios Koka y Vikoka, cuyos nombres son, evidente­
mente, similares.
Se trata de entidades que realizan esfuerzos ince­
santes para invadir nuestro mundo y que represen­
tan las influencias más inferiores. Antaño fueron des­
critas como seres que habitaban en el interior de la
tierra, el mundo inferior, eran seres «infernales», ora
gigantes ora enanos, fantasmas, elementales, etc...
mientras que actualmente parecen darse a conocer
corno extraterrestres. Sea como fuere, se trata siem­
pre de entidades infracorporales, de seres del más
bajo astral, desencamados, que buscan la posesión
de los humanos. Y si a nivel consciente el hombre
ya no cree en ellos y su razón le demuestra que no
existen, a nivel inconsciente siguen actuando, con
mayor libertad, encubiertos y protegidos por la ig­
norancia humana.
Con todo ello, vemos que, al menos si generaliza­
mos, no podemos hablar actualmente de «materiali­
zación» como ocurría con el siglo XIX e incluso con
30
los inicios del siglo XX, sino de «disolución» o «de­
sintegración», en el sentido más amplio y concreto
de esta palabra. No se trata ahora de encerrar al
hombre en un grueso «caparazón» de asfixiantes pre­
juicios, de ideas reaccionarias, de morales rígidas o
de leyes estrictas, sino de venderle una presunta li­
beración (que ya la va necesitando) de todo ello. ¿No
se les hacía pasar hambre a los leones antes de sa­
carlos al circo para que devoraran a los mártires? No
sin razón la expresión free yourself (¡libérate!) apa­
rece en un gran número de temas de música Rock.
Nos encontramos, pues, con lo que pudiéramos ca­
lificar del «reverso» del materialismo, de su conse­
cuencia lógica y previsible a la vez que su comple­
mento y consumación: la disolución, la exhortación
al hombre prisionero de toda una serie de irrealida­
des a romper sus recién estrenadas cadenas, simbo­
lizadas, en última instancia, por su propio cuerpo,
llevándole así al suicidio, hacia la desintegración que,
a todos los niveles, desde 1945 estamos viviendo.
«Hay, escribe Guénon, en la reducción gradual de
todas las cosas a lo cuantitativo, un punto a partir
del cual esta reducción ya no tiende a la solidifica­
ción, y este punto es, en suma, aquel al cual se llega
cuando se quiere llevar la cantidad continua a la ca­
lidad discontinua; al no poder subsistir entonces los
cuerpos como tales, se reabsorben en una especie de
polvo «atómico» sin consistencia» (...) «podríamos,
a propósito de ello, hablar de una verdadera «pulve­
rización» del mundo que es, evidentemente, una de
31
las formas de la disolución cíclica». *
Sin embargo, como también ha señalado en diver­
sos lugares este autor, esta «pulverización» deja ne­
cesariamente unos «residuos», a menudo impalpa­
bles, de los que hablaremos más adelante.
Es ahora cuando entran en juego las fuerzas in­
frahumanas de la disolución que, aparentemente, ve­
nían a compensar el materialismo creciente, ofre­
ciéndonos a través de una nueva física o unas mate­
máticas modernas una noción de «materia» menos
«materialista», más evanescente, más abstracta, más
irreal, en fin, que la de antes. Como la música Rock,
esta tendencia de ía ciencia moderna a querer retor­
nar a las doctrinas orientales (ya sea el Taoísmo o el
Vedanta) aislándolas de sus contextos y de su tradi­
ción y trasplantándolas a Occidente, asimilándolas y
explicándonoslas a su manera y «barriendo hacia su
casa», nos viene principalmente de Norteamérica.
Nos varaos a intentar elucidar aquí las razones pro­
fundas que hacen que así sea; digamos solamente,
de pasada, que el pueblo norteamericano, el más rico
materialmente, el más desarrollado tecnológicamen­
te (sobre todo en el terreno militar) es, al mismo
tiempo, el más ingenuo y desarraigado humanamen­
te hablando, el más ignorante de la Tradición y el
más confuso en lo que a religión se refiere, de lo cual
nos dan fe la multitud de sectas e iglesias que
alberga.
El mismo Ozzy Osbourne, líder del grupo Black
* Op. Cit. pág. 223 y 224.
32
Sabbath que, al fin y al cabo conoce por experiencia
el tema mejor que nosotros, no vacila en afirmar que
«América es el lugar más satánico del mundo. Por
dólares, los yankees lo hacen todo. La gente con su
ansia narcótica son casi como pesadillas vivientes.
Me encantaría que la mitad de ellos viniera al con­
cierto en ataúd». Al menos simbólicamente, alguna
razón deberían tener los antiguos para afirmar que
allende el Finisterre sólo se encontraban mons­
truos...
En lo que atañe al papel de la ciencia moderna,
no podemos menos que citar de nuevo a Guénon que
nos dice: «tradicionalistas mal informados se alegran
considerablemente viendo la ciencia moderna, en sus
diferentes ramas, salirse algo de los estrechos límites
en que hasta aquí se encerraban sus concepciones, y
adoptar una actitud menos groseramente materialis­
ta que la que adoptaba el pasado siglo; se imaginan
incluso que, en cierto modo, la ciencia profana aca­
bará alcanzando así a la ciencia tradicional (que ape ­
nas conocen y de la que tienen una idea singularmen­
te inexacta basada sobre todo en ciertas deformacio­
nes y «contrafacciones» modernas) lo cual por razo­
nes de principios sobre las cuales hemos insistido a
menudo, es totalmente imposible». *
Lo peor de todo, es que estos mismos «tradicio­
nalistas» de los que habla Guénon, que no hay que
confundir con los seguidores de la Tradición, son los
que más se alegran o los que potencian y capitanean
* Op. Cit. pág. 227.

33
toda una suerte de movimientos «espiritualistas» mo­
dernos y los que más atención prestan a ciertas ma­
nifestaciones «paranormales» de influencias sutiles,
sin preguntarse nunca profundamente cuál puede ser
la procedencia y la calidad, de estas manifestaciones.
Todo el retorno a Oriente, al Yoga, al esoteris­
mo, a la astrología, todo el aparente «renacimiento»
espiritual que bajo las más variopintas formas esta­
mos experimentando, renacimiento en que los prin­
cipios y dogmas de nuestros antepasados, considera­
dos hasta ahora como inamovibles, se van desmoro­
nando, y que muchos interpretan como los primeros
síntomas de una presunta era de Acuario, no son
sino, como escribe Guénon: «una nueva etapa en el
desarrollo, perfectamente lógica, pero de una lógica
verdaderamente «diabólica», el del «plan» según el
cual se realiza la desviación progresiva del mundo
moderno».* «El materialismo, prosigue, ha jugado
un papel incontestablemente importante, pero la ne­
gación pura y simple que representa es ahora insufi­
ciente; sirvió eficazmente para prohibirle al hombre
el acceso a las posibilidades de orden superior, pero
no sabría desencadenar las fuerzas inferiores, las úni­
cas capaces de llevar hasta sus últimas consecuencias
la obra de desorden y de disolución».
Si como opina Guénon la actitud materialista, por
sus limitaciones mismas, no constituye más que un
peligro forzosamente limitado, era, al menos aparen­
temente, una especie de protección contra las in-t
* Op. C i t . p á g . 2 .2 8 .

34
fluencias sutiles.
¿Qué camino tomarán entonces las fuerzas infra­
humanas para penetrar en nuestro mundo? ¿De qué
medio se servirán para «poseer» a los más incautos
y «receptivos», a los menos preparados doctrinal y
espiritualmente?

35
LA CONTRAINICIACIÓN
«Hay gente que cuando te saluda, su
saludo exhala ei olor a humo. Otros,
cuando te saludan, su saludo huele a
perfume de muse; pero sólo se da
cuenta aquel que posee el sentido del
olfato».
RUMI

En el capítulo XXXVI de El Reino de la Canti­


dad y los Signos de los Tiempos, René Guénon es­
cribe: «Cuando calificamos de «satánica» la acción
antitradicional cuyos diversos aspectos estudiamos
aquí, ha de quedar bien claro que ello es totalmente
independiente de la idea más particular que cada cual
podrá hacerse de los que se llama «Satán» conforme
a ciertos puntos de vista teológicos u otros».*
Lo que hay que tener en cuenta, nos viene a decir
Guénon, es que Satán, cualquiera que sea la forma
que pueda revestir, no es sino la resolución metafísica
del espíritu de la negación y de la subversión, por una
parte, y por otra, que encarna en el mundo terrestre
lo que conocemos como «contra-iniciación».
* Op. Cit. p. 322.

37

!
«La «contra-iniciación», hay que decirlo, —escri­
be más adelante, no puede ser asimilada a un inven­
to humano»,* ya que lo que hace esencialmente es
manifestar un elemento por naturaleza misma no-hu­
mano» que «llega hasta la «inversión» que constitu­
ye el satanismo propiamente dicho».**
La acción contrainiciática, característica de la mú­
sica Rock, cuyo origen es también «no-humano»,
viene preparada por lo que Guénon llama la «pseu-
do-iniciación». Esta última no es, en realidad, «sino
uno de los productos del estado de desorden y con­
fusión provocado, en la época moderna, por la ac­
ción «satánica» cuyo punto de partida consciente se
halla en la «contrainiciación».
Puede ser, también, un instrumento inconsciente
de la «contra-iniciación» que, a su nivel, colabora en
el plan mundial de la subversión, preparando a la
gente para recibirla.
Aplicando de nuevo el famoso axioma alquímico
invertido, podríamos decir que existe un paralelismo
entre el «solve» y la «pseudo-iniciación» y el «coa­
gula» y la «contra-iniciación». La primera constitu­
ye, por así decirlo, como un estadio preparatorio de
la segunda.
Hay tantas «pseudo-iniciaciones» como falsos
maestros dispuestos a venderlas por unos dólares o
un poco de devoción a su orgullo. Cualquier presun­
ta iniciación impartida por un presunto maestro no
* Op. Cit. p. 322
** Op. Cit. p. 351.

38
cualificado ni religado a una cadena tradicional au­
téntica es una «pseudo-iniciación». Normalemente,
como para disfrazar en la medida de lo posible su ine­
ficacia, viene acompañada de todo un cuerpo doctri­
nal más o menos incoherente y de un verdadero folk­
lore formal que no se aguantan por ningún lado, al
menos para aquel que tiene alguna noción de estos
temas. Pero aquel que los conoce y los vive un poco,
ya no suele caer en semejantes trampas.
Las diversas y numerosas organizaciones «pseudo-
iniciáticas», casi todas ellas barnizadas de un hinduís-
mo descafeinado, destinado a impresionar a sus
mienbros, suelen fabricarse a medida y según sus ne­
cesidades su propia «tradición» haciendo un sincre­
tismo más o menos patoso de elementos y símbolos
tradicionales tomados de diferentes religiones y ca­
minos. Como generalmente se trata de símbolos
adoptados desde el exterior, habrá que hacerlos en­
cajar entre sí utilizando unos principios básicos que,
las más de las veces, no tendrán nada de tradicional.
Uno que se suele repetir fastidiosamente y resulta
harto delatador es el de la «evolución». Se presenta
el camino espiritual como una «vía de ida» hacia un
hombre más puro y evolucionado, con unos poderes
que todavía no posee, en otro plano,etc... Sin em­
bargo, se trata, en pocas palabras, de un «camino de
ida», de desencarnación, luego de desintegración,
opuesto a lo que podríamos llamar el «camino de
vuelta» hacia aquello que, cada día más, estamos de­
jando de ser, camino en el cual los «adelantos» no
dependen tanto de nosotros o de nuestro esfuerzo
39

I
personal, sino de la Gracia divina, y de un acto al pa­
recer desconocido para estos «maestros modernos»
que se conoce tradicionalmente por «conversión».
El terreno de acción de la «pseudo-iniciación» es,
por excelencia, el psiquisrao. Muchos grupos se de­
latan en seguida proponiéndonos «desarrollar nues­
tros poderes psíquicos», como si nos dijeran: «hin­
chad vuestro psiquismo, así ocultaréis todavía más el
Espíritu» o, si preferimos el lenguaje bíblico «Y se­
réis como dioses».
Ello es lógico por dos razones que conviene
meditar.
Por una parte, dado su origen «inferior», ni la
«pseudo-iniciación» ai la «contra-iniciación» pueden
actuar sobre el Espíritu, que pertenece al ámbito de
lo metafísico; deben limitarse, pues, al psiquismo, al
campo mental y emocional, y no nos quepa la me­
nor duda de que el hombre «civilizado» está ya emo­
cional. y mentalmente bastante enfermo, cuando no
enfermo de muerte.
Por otra parte, y ello nos parece de suma impor­
tancia en la música Rock, el psiquismo es el campo
de influencia privilegiado de Satán, hasta el punto
que en la tradición islámica se dice que es a través
de él que Satán penetra en el hombre. Los efectos
de la música Rock, por su parte, se dejan sentir prin­
cipalmente sobre el psiquismo, abriéndolo a las in­
fluencias satánicas, cuando no introduciéndolas pura
y simplemente.
Como hemos visto, la «pseudo-iniciación», con sus
cualidades «disolventes», viene a preparar el terreno
40
de la «contra-iniciación», ya puramente satánica. No
pudiendo conducir a estados «supra-humanos», por
más que a veces lo pretenda, como sí ocurriría con
la iniciación de la que es, en cierto modo, la antíte­
sis, ni circunscribirse tampoco, por su naturaleza mis­
ma, a lo puramente «humano», la «contra-iniciación»
conduce forzosamente hacia lo «infra-humano», re­
sidiendo en ello su finalidad y su efectividad.
Si en la iniciación tiene lugar la transmisión de una
«influencia espiritual», de una «semilla de luz», en
la «contra-iniciación» lo que se siembra es una «se­
milla de tinieblas.» Si la iniciación coloca al adepto
en un plano superior poniéndole en contacto con el
«egregore» de la organización iniciática, la «contrai­
niciación» lo hace descender de plano dejándolo en
manos de las fuerzas del psiquismo inferior, aquellas
que más fácilmente pueden ser manejadas por Satán.
Si en la iniciación el adepto pasa por una ceremo­
nia en la que, entre otras cosas, recibe un nuevo
nombre, simbólico, adaptado a su «renacimiento» en
otro plano, en la «contra-iniciación» existe una pa­
rodia, mucho más efectiva desde el punto de vista
mágico de lo que a primera vista pudiera parecer, de
este cambio de nombre. «Suprimir o substituir el
nombre de una persona, —escribe Tchalai Unger *
es una de las bases de la magia; suprimir o substituir
el nombre de una carta en el Tarot, equivale a anu­
lar, desviar o modificar una pieza importante de la
maqueta».
* En su libro El Tarot ¿Por qué, para qué, hasta dónde? (Ed. Gri-
maud. Existe traducción española en Ed. Obelisco, Barcelona 1985).
41
Otro síntoma importante de la «contra-iniciación»
es la inversión.
Antony La Vey, fundador en los Estados Unidos
de la primera íglésia Satánica reconocida oficialmen­
te (sic.) declaraba en noviembre de 1968:
«La Masa, adicta ai Maligno, invierte el Pater
Noster, lo mezcla con obscenidades y pisotea la Crux
Christi o la cuelga boca abajo».
Los miembros del grupo Black Sabbath suelen
aparecer en escena con cruces invertidas, al revés.
Su mismo nombre aparece también al revés en los
numeroso «graffiti» que reflejan el espíritu del Rock.
¡Todo un símbolo para aquel que comprende!
Como ya hemos visto otra de las características de
algunos temas de Rock es la presencia de mensaje su-
bliminales grabados, precisamente, el revés.
Una parodia más de la «influencia espiritual», que
suele substituirla en un gran número de «pseudoini*
ciaciones» la constituye el uso de drogas destinadas,
dicen, a «elevar» el nivel de consciencia del recipien­
dario. Este es uno de los errores en el que caen con
más frecuencia los occidentales , incluso algunos bie­
nintencionados, cuya inteligencia necesita entender
o, mejor dicho, hallar una explicación de todo, y cae
en la eterna trampa de querer explicar lo desconoci­
do a partir de lo conocido. Para más inri, al carecer
del más mínimo conocimiento tradicional, a pesar
muchas veces de la cultura y la erudición profanas
que manifiestan, muchos autores mundialmente re­
conocidos confunden, como el hombre de la calle,
psiquismo y espíritu, y cualquier droga que tenga
42
efectos más o menos interesantes o sorprendentes so­
bre el psiquismo, es interpretada y considerada como
algo que actúa sobre el espíritu, desbloqueándolo,
exaltándolo, etc...
En el complejo mundo de la música Rock, las dro­
gas no brillan precisamente por su ausencia. Muchos
grupos componen incluso sus temas bajo la influen­
cia de drogas, lo cual, desde nuestro punto de vista,
los predispone aún más a actuar como «médium» o
como transmisores de fuerzas que, a menudo, ig­
noran.
Algunos grupos de Rock admiten incluso recibir
una suerte de «inspiración» de un «Poder» que con­
trola la música y los músicos. Se trata de nuevo de
una apertura del psiquismo a un «poder» muy real
que, efectivamente, va a ser canalizado a través de
la música. Por otra parte, se nos podría objetar que
lo mismo le ocurría a Bach, pero se trataba de otro
poder...
Para que el plan de subversión, del cual la música
Rock no es sino uno de los aspectos, funcione me­
jor, no sólo los músicos o los compositores se dro­
gan, también lo hacen los auditores o los espectado­
res, en los conciertos o en sus domicilios. En muchas
ocasiones, los grandes conciertos de Rock, en los que
suele haber elevado número de muertos, constituyen
verdaderas ceremonias «contra-iniciáticas» colectivas
en las que los auditores más abiertos, ya sea por las
drogas, ya sea por la dinámica de grupo o la histeria
colectiva, soh «fecundados» por las «semillas de
tinieblas».
43
No eos quepa la menor duda de que el negocio
de las drogas, que tantos miles de millones de dóla­
res mueve a diario, tiene numerosas relaciones con
el de los conciertos multitudinarios. En ellos se ha­
llará la «carne de cañón» mejor predispuesta para
convertirse en cliente asiduo del consumo de drogas.
Cuál es el objetivo que persigue esta «vía infer­
nal», como la llama Guénon, oponiéndola a la «vía
celeste», es una pregunta que casi no necesitarnos
plantearnos pues la respuesta está ahí, demasiado
evidente: la desintegración.

44

i
LOS SÍNTOMAS DE LA POSESIÓN
DIABÓLICA
«Cada vez que respiras, cada movi­
miento que haces, cada vínculo que
rompes, cada paso que das, te estaré
observando... ¡Oh! no puedes ver
que tú me perteneces».
Sting. Every Breath you take

Nuestra época, que como hemos visto parece


corresponder al final de un ciclo con todas sus pecu­
liaridades y consecuencias, ha de agotar, para alcan­
zarlo plenamente, toda una serie de posibilidades
que podríamos llamar «de orden inferior». Para que
ello tenga lugar, es menester que la vida se desarro­
lle en medio de ese caos y esa confusión, caracterís­
ticos de nuestra «civilización», a los que estamos tan
sumamente acostumbrados que ya no nos llaman la
atención.
Es necesario, también, que los acontecimientos,
las vivencias y las experiencias personales se «vivan»
(aunque hay quien opina que «eso no es vida») de
un modo cada vez más acelerado, en un clima de una
tensión creciente.
45

I
La inflación, la seguridad social y los impuestos,
esos inventos modernos, han sido, entre otros, los
causantes de que cada día el tiempo resulte más caro.
Actualmente ya empieza a contar menos cuánto
cuesta una cosa, como cuánto tiempo tenemos para
pagarla. Se trata, a fin de cuentas, de un signo de
los tiempos más que, dentro de un plan perfectamen­
te trazado, viene a sumarse a tantos otros. Parece
como si hubiera una prisa enorme por llegar a ago­
tarlo todo, incluidos a nosotros mismos.
El deterioro progresivo de la naturaleza que, a fin
de cuentas, es quien nos da de comer, y el agota­
miento de los recursos naturales, minerales, vegeta­
les o animales, con el consiguiente desequilibrio eco­
lógico, puede interpretarse como uno de los sínto­
mas de la tendencia del hombre del fin del ciclo a
agotarse a sí mismo, a agotar su substancia y a ex­
tinguir su esencia. El hombre, aunque no lo com­
prenda, no está separado de su medio.
En tal estado de cosas no es casual encontrarnos
con que los jóvenes manifiesten una extraña y febril
avidez por vivir que, en su exageración, más bien pa­
rece una avidez por morir. No se trata de vivir en
profundidad o con calidad, lo cual, por otra parte,
tampoco ocurre entre los adultos, sino de vivir el
máximo de cosas posibles, de vivir «en cantidad». In­
cluso esta última palabra se ha convertido en una de
las más utilizadas en la jerga de los jóvenes, en este
«Reino de la Cantidad».
Se trata de probarlo todo, de experimentar el
máximo de sensaciones, de vivir el máximo de rela-
46
dones, etc... de un modo frenético, como si sólo nos
quedaran cuatro días de vida.
La posibilidad de perder la vida en tal experimen­
tación («el caballo mata») ha dejado de ser un freno
para muchos. ¿No será por qué, a fin de cuentas,
todo este modo de vida no es sino un suicidio encu­
bierto, inconsciente, inconfesado?
A medida que la sensibilidad se va desgastando
merced a una vida totalmente antinatural y antitra­
dicional que no puede sino conducir al desquicia­
miento y al atontamiento, el cuerpo y lo poco que
queda del espíritu van necesitando de nuevos impul­
sos, de nuevas sensaciones, cada vez más fuertes,
más violentos. Esto lo podemos apreciar, por ejem­
plo, en el carácter cada vez más agresivo y estriden­
te que manifiestan la música y el arte, que no hacen
sino reflejar el estado psicológico en que vivimos.
Esta aceleración y esta agresividad, junto a la ago­
tadora necesidad de nuevas impresiones, no son sino
síntomas o aspectos del complejo proceso de auto-
destrucción del cual, a nivel individual y colectivo,
somos espectadores y protagonistas a la vez. Son
también algo así como los catalizadores de toda una
serie de reacciones, interacciones y procesos que tie­
nen lugar aquí y ahora en un nivel del cual, dado el
embotamiento en el que vivimos, no somos de todo
(o nada) conscientes. Nos referimos de nuevo ai pro­
ceso de posesión de las almas de un gran número de
seres humanos, notablemente de jóvenes, por parte
de las fuerzas más oscuras e inferiores.
Quizá hablando tan claro nos expongamos a las
47

I
burlas de los incrédulos o a las dudas de los que sí
creen; lo sentimos, que el que tenga oídos para oír
oiga y que el que no los tenga, se ponga unos
auriculares o cascos y se autohipnotice con música
Rock.
Lo cierto es, repetimos, que caminamos desafora­
damente hacia el fina! de un ciclo y que, lo quera­
mos o no, van a tener que manifestarse toda una
serie de potencialidades «de orden inferior»: e! «cas­
carón» se lia roto y las fuerzas oscuras están irrum­
piendo a. marchas forzadas en nuestro mundo.
Sería inutii intentar luchar contra ellos o preten­
der «convertir» a quienes las más de las veces sin
saberlo las vehiculan. Por otra parte, es lo quecos
proponen numerosas «escuelas» o «fraternidades
Blancas» controladas e inspiradas por esas mismas
fuerzas. En muchos casos se trata de agrupaciones
de gente que manifiestan ía mejor voluntad, y que
de un modo totalmente inconsciente hacen de recep­
tores y luego de transmisores de las influencias de
las fuerzas oscuras. Los agentes conscientes, al me­
nos en el campo del Rock, podrían contarse casi con
los dedos de las manos. A menudo, lo único que ha­
cen es sembrar, crear modas, propagar ideas, etc...
Los grupos de Rock conscientemente satánicos son
muy pocos, pero su influencia sobre los demás es
impresionante.
Estamos tan ciegos y nuestra sensibilidad musical
tan desgastada y atontada que nos llegan a gustar los
alaridos inconexos y arrítmicos vociferados por seres
tan horrendos que harían huir a cualquier salvaje.
48
Después de la formación del duro «caparazón» del
que hablábamos, que nos ha negado la posibilidad
de entender el mensaje divino de músicos inspirados
como Bach o Mozart, nos encontramos ahora ante
la descomposición de este mismo «caparazón» ope­
rada por las fuerzas oscuras que lo formaron (o con­
tribuyeron de un modo u otro a formarlo) y que aho­
ra penetran por las fisuras inferiores. Y con esta des­
composición nos hallamos también ante sus «pesti­
lencias que algunos huelen como perfumes», como
diría nuestro admirado Jean Phaure.
Y el resultado final siempre es el mismo, la desin­
tegración y la muerte.
Tal estado de cosas es, ya lo hemos dicho, el cal­
do de cultivo idóneo para que tenga lugar lo que en
justicia podríamos llamar, tomando la expresión del
título de un libro discutible y discutido que también
jugó su papel en el encadenamiento de los aconteci­
mientos a los que nos estamos refiriendo: «El Retor­
no de los Brujos».
Pero no es sólo el retorno de la brujería represen­
tada por brujas y brujos, magos y hechiceros, cha­
manes y pitonisas, con todo lo pintoresco, folklórico
y a veces ridículo que los pueda acompañar. Es un
retorno a la animalidad, al primitivismo, al animis­
mo religioso más sospechoso.
En un país como los Estados Unidos, que debería
ser el estandarte del racionalismo y del materialis­
mo,pululan cientos de «Iglesias» a cada cual más de­
lirante. Entre ellas ya hemos mencionado la famosa
«Iglesia de Satán» de Antony La Vey, pero existen
49
otras como la importante sociedad de brujos «Wic-
ca» que comparten intereses con célebres figuras del
Rock e incluso con casas discográficas.
A parte de estas Iglesias, existe también un ele­
vado número de sociedades secretas que, bajo una
apariencia presuntamente' “Rosa-Cruz” o “Gnos-
tica” están jugando también su papel dentro del
complejo plan judeo-satánico.
Los primeros grados, las primeras iniciaciones, las
primeras lecciones por correspondencia, son bien
poca cosa, como también lo son los primeros sellos
o los primeros dólares que piden a cambio. Se trata
sólo de seleccionar al personal a través de elabora­
dísimos tests (para controlar su avance espiritual, di­
rán...) de manera a hacer perder el tiempo y la ilu­
sión a los que potencialmente podrían seguir una vía
auténticamente tradicional o enfrentarse a las fuer­
zas oscuras, al mismo tiempo que van captando y
adoctrinando a los que estas mismas fuerzas oscuras
podrán utilizar más tarde para sus fines.
Sabemos que muchos de los líderes de grupos de
Rock han estado más o menos en contacto con miem­
bros de estas organizaciones e incluso que han per­
tenecido a algunas de ellas. A menudo no se trata
de personas excesivamente preparadas, ni siquiera
para el mal, sino de individuos o grupos que, dada
su popularidad actúan, por así decirlo, de difusores
y amplificadores de ciertas influencias.
Autores como Ulrich Baümer han llegado a de­
clarar que antes de salir a la calle, ciertos LPs han
pasado por ceremonias satánicas que les han «carga­
50
do» negativamente, y que estas «cargas negativas»
van a parar directamente al comprador de dichos LPs
y a quienes los escuchan.
A primera vista, y filtrada por nuestro sano sen­
tido común, esta afirmación nos parece un tanto
exagerada. Si fuéramos así por la vida, pronto nos
convertiríamos en verdaderos hipocondríacos espiri­
tuales. Pero, si reflexionamos un poco, podemos em­
pezar a alarmarnos.
^ La bisexualidad (léase homosexualidad y piénsese
en Alice Cooper), el consumo de todo tipo de dro­
gas (piénsese en la Lady que proporciona una esca­
lera que lleva al cielo, o sea la heroína de la canción
Stairway to Heaven), las modas y actitudes cada día
más morbosas y destructivas, todo ello va en aumen­
to entre los jóvenes a medida que son más patentes
entre los artistas y los músicos. Si no se puede ha­
blar de influencia pura y simple, al menos sí existe
un claro fenómeno de feed-back.
Por otra parte, si nuestros prejuicios nos impiden
creer en influencias mágicas o influencias satánicas,
hoy en día casi ni los cristianos creen en el diablo,
aunque sea un artículo de fe, al menos debemos
aceptar que sí hay una influencia psicológica y que
los artistas y grupos, tomados individualmente, no
son las más de las veces sino los focos de irradiación
de esta influencia.
La «mise en scéne», los alaridos, las expresiones
grotescas que presentan en público muchos de los
grupos de Rock, sean o no conscientemente satáni­
cos, concuerdan alarmantemente con los síntomas de
51

i
la posesión diabólica.
Los relatos de posesión que nos hayan podido lle­
gar, cualquiera que sea el lugar, la época o la civili­
zación en que se hayan dado, presentan todos cier­
tos rasgos comunes. Los posesos de que nos habla e!
Evangelio no son muy distintos de los que aún po­
dernos ver en Africa Negra o en Brasil ni tampoco
de los shows que nos brindan ciertos grupos de Rock.
«El que las predisposiciones anteriores a la invasión
de las fuerzas del mal sean comunes, explica a la vez
algunas semejanzas de los posesos entre sí y el con­
tagio de la posesión»— escribe el Dr. Jean Vinchon,*
especialista en el tema, y continúa: «Las disposicio­
nes internas que preparan a las posesiones se mani­
fiestan en señales físicas, intelectuales y afectivas
cuya totalidad se completa cuando se produce aqué­
lla».
De lo que acabamos de leer un pequeño detalle
debería llamarnos la atención: «el contagio de la po­
sesión». ¿No hemos presenciado, en los grandes con­
ciertos de Rock lo que los psicológos llaman histeria
colectiva? En numerosas ocasiones estos ataques
irracionales de histeria han acabado con docenas de
vidas humanas. Basta coe esto para que se les cali­
fique de «diabólicos».
Las señales físicas que acompañan a la posesión
consisten primero en cambios de mímica. Incluso las
facciones de ía cara se desfiguran hasta el punto que
* Dr. lean Vinchon Los aspectos del diablo a través de los diver­
sos estados de posesión, in SATAN (.Les Eíisdes Cormeliiaines. 1948.)

52
en algunos relatos se nos dice que el proceso adqui­
ría la cara del diablo que lo poseía. Incluso en Lou-
dun, cuyo caso es célebre y ha dado origen a un li­
bro y a una película famosos, «los grandes señores y
los curiosos iban a contemplar la figura del diablo
que había substituido la figura ordinaria de las reli­
giosas poseídas».
Cuando la posesión ya se ha dado una vez y se va
repitiendo, puede acompañarla un adelgazamiento o
una hinchazón del vientre. Tenemos, pues, poseso
extremamente delgados junto a otros terriblemente
obesos.
«Los rasgos expresan ira, burla, odio e insulto»,
—prosigue el Dr. Vinchon. «Las visceras contraídas
y el espasmo alteran al mismo tiempo las funciones
del organismo. El color cambia, las náuseas, los vó­
mitos, la aerofagia y la aerocolia aparecen junto a
los borborigmos, la lengua sucia y la fetidez de
aliento».
Todos estos síntomas son hoy en día corrientes en
los conciertos y no sólo entre los músicos que, al fin
y al cabo podrían estar desempeñando un roí, po­
drían estar haciendo teatro para impresionar y cau­
sar asco al público. Podemos apreciarlos también en­
tre las grouppies y entre los fans, presas de un extra­
ño delirio que únicamente una cierta cultura demo-
nológica nos permite interpretar como lo que es: po­
sesión pura y simple. Los conciertos de AC/DC o de
Alice Cooper son un claro ejemplo de ello, pero el
Dr. Vinchon nos apunta aún otros síntomas que pue­
den ayudarnos a diferenciar lo que es una actuación
53
más o menos «pimk» que parodie ai infierno o al dia­
blo de lo que es, hablando en plata, una posesión
diabólica.
«La voz también cambia. No tiene el mismo tim­
bre, se vuelve grave, amenazadora o sardónica, se
burla de las personas más respetables y presenta in­
sólitos propósitos eróticos o escatológicos»... «la
agresividad contra Dios y contra los hombres revela
el tono de afectividad de la nueva personalidad».
Todo ello no puede afectar a quien lo presencia o
lo escucha, sea o no consciente de ello, y aunque no
creamos en las influencias de tipo mágico, no pode­
mos negar que, al menos a nivel subliminal, la mera
audición de una música grabada en estas condicio­
nes ha de provocar importantes impresiones en el
psiquismo de su auditor.
«En las historias demoníacas, así corno en los re­
latos de experiencias metapsíquicas, se presenta a
menudo una extraña sensación. Los individuos o los
asistentes sienten bruscamente impresiones de frío
glacial que a veces parecen salir de las paredes. La
llegada del diablo a un aquelarre se anuncia por eflu­
vios helados y por un contacto refrigerante»... «la
posesión turba las funciones femeninas, crea emba­
razos ficticios con distensión exagerada del vientre y
une esos efectos a los de la edad crítica. Siembra el
desorden en toda la vida instintiva, suprime el ape­
tito o hace aparecer bulimias junto a necesidades im­
periosas de alimentos extraños o repugnantes».
Esto último no resulta demasiado sorprendente si
sabemos de las costumbres cropofágicas de ciertos
54
músicos o de las impresionantes exigencias que plan­
tean a la hora de realizar una gira: champán francés,
hamburguesas americanas, caviar ruso, etc...
Viendo cuáles son los síntomas que los estudiosos
han observado en los casos de posesión diabólica no
nos cabe la menor duda de que estos se repiten en
el fenómeno Rock. Si estos se daban en la antigüe­
dad en casos aislados, hoy se producen a nivel ma­
sivo, como si hubiera prisa, como si fuera necesario
«dejar fuera de combate» a un número mayor de per­
sonas o de almas. Parecería como si la cantidad de
fuerzas oscuras fuera tan grande, que necesitara de
muchas víctimas para encarnarse en la tierra.

55
LOS MENSAJES SUBLIMINALES
«El que frecuenta la basura acaba
oliendo mal.»
Louis Cattiaux

La presencia de ciertos mensajes subliminales lo­


calizados en temas de Rock fue delatada por prime­
ra vez por un pastor protestante californiano, Gary
Greenwald, que en su juventud había sido también
músico. Después de él, son muchos quienes se han
dedicado a estudiar las grabaciones de música Rock
en busca de invocaciones satánicas, órdenes hipnóti­
cas o símbolos diabólicos. Al parecer, la afición en
ciertos medios protestantes ha alcanzado extremos
tales que Joseph Viglione, alias The Count, artista
de rock bostoniano y cristiano convencido y practi­
cante, ha llegado a declarar que sus correligionarios
que pasan el tiempo buscando mensajes satánicos
grabados al revés en los discos de rock hubieran me­
jor empleado su tiempo «de una manera más cris­
tiana».
El grupo Led Zeppelin, entre muchos otros, ha
sido objeto de una investigación oficial a causa de
los mensajes subliminales localizados en su canción
57
Siairway ío Heaven, de la cual nos ocuparemos más
adelante,
Los mensajes subíiminales fueron integrados en la
producción de música Rock a partir del célebre ál­
bum blanco de los Beatles, notablemente a raíz de
una de sus canciones titulada Revolution Nuraber
Nine. Es curioso que este disco se conociera en los
medios discotequeros ingleses y americanos como el
Devil’s White Album., ei «álbum blanco del diablo».
Hemos de señalar que de blanco, lo único que tiene
este disco es la tapa...
En su presentación pública, John Lennon realizó
unas históricas declaraciones que al parecer estarían
estrechamente relacionadas con su misterioso y aún
no esclarecido asesinato;
«El cristianismo va a desaparecer,.., tengo razón y
la historia me dará la razón. Actualmente, somos
más populares que Jesucristo...» *
En este disco, repetirnos, podemos localizar los
primeros, los «históricos» mensajes subíiminales de
la música rock. Sin embargo, nada nos perraite des­
cartar la posibilidad de que este tipo de mensajes es­
tuvieran presentes en discos anteriores.
Un mensaje subliminal es, en pocas palabras, *011
impulso destinado a alcanzar a su auditor o visuali­
zado! directamente en su subconsciente. Escapa al
oído, a la vista externos y penetra directamente sin
que la conciencia pueda oponérsele. Es, a fin de
cuentas, la forma más sutil y efectiva de agresión que
* Newsweek, 21 de marzo de 1966
58
podamos pensar y, según su contenido, puede entrar
en lo que tradicionalmente se conoce por Magia
Negra.
Un mensaje subliminal es una sugerencia o una or­
den efectuada conscientemente, dirigida hacia una
persona o grupo de personas mediante una técnica
concreta para que ésta o éstas personas lo reciban de
un modo inconsciente. Aquel que ve u oye un men­
saje subliminal lo percibe, como la palabra indica, a
nivel subliminal, ignorando completamente que, sin
ser consciente en modo alguno de ello, está siendo
hipnotizado. Al no estar en estado de alerta o a la
defensiva su conciencia y su voluntad, el mensaje se
dirige directamente al subconsciente, que efectuan­
do una serie de asociaciones simbólicas, lo decodifi-
ca e interpreta modificando en función de éste el
comportamiento deí individuo.. A veces la percep­
ción de un único mensaje carece de fuerza, pero su
audición o visión repetida puede conferírsela.
En la música Rock nos encontramos con varios ti­
pos de mensajes subliminales. Estos van desde la
simple sugerencia, la simple incitación a la violencia
o a la destrucción (no olvidemos que se trata de una
música contracultural), hasta las más sofisticadas for­
mas de excitación sexual o las más descaradas invo­
caciones satánicas.
En algunos temas, de modo subliminal o no, te­
nemos una clara inducción a la violencia, a romper
con el orden establecido («ya no os aceptamos, sois
un coñazo», canta Alice Cooper), a la liberación de
59
prejuicios morales y sexuales, mientras que en otros
nos encontramos efectivamente con verdaderas mi­
sas negras o con claras incitaciones al asesinato o al
suicidio.
Por otra parte, el grupo Black Sabbath canta en
uno de sus temas: «Tómate la vida —Mata a alguien,
nadie llorará— . La libertad es tuya, cumple sólo tu
obligación. —Nosotros sólo queremos tu alma.»
Según un reportaje realizado por la periodista
Judy Argasony para la TV40 de California, en un
solo fin de semana llegaron a morir en los Angeles
650 jóvenes en el transcurso de un «week-end rock».
Al parecer, las cámaras refrigeradoras de la funera­
ria de esta ciudad estaban llenas a rebosar y muchos
de estos jóvenes ni siquiera pudieron ser iden­
tificados. *
No hemos podido comprobar la veracidad de este
dato, que nos parece exagerado. Pero lo que sí de­
bemos señalar es que once muertos y multitud de he­
ridos fue el saldo final del concierto de los Who, en
Cincinnati (USA) en 1978. En 1980 murieron en Le-
sotho (Africa) 17 jóvenes intentando huir de los ga­
ses lacrimógenos de la policía después de otro histó­
rico concierto. No es necesario que demos más ejem­
plos, en casi cada gira de los conjuntos de Rock duro
se contabiliza una buena docena de muertos sino
más.
El índice de suicidios entre la juventud, por otra
parte, ha aumentado estrepitosamente durante los
* Según el libro citado del R. P. Regimbal
60
veinte últimos años. En estudios realizados por cri-
minólogos de todo el mundo referidos al tema del
suicidio, se ha observado efectivamente que un gran
número de suicidas tenían una relación con la músi­
ca Rock. Algunos de ellos eran músicos, mientras
que otros la escuchaban varias horas al día. En die­
ciocho casos de suicidio de jóvenes entre los 15 y los
21 años estudiados en Montreal, se observó que la
única constante entre todos ellos era, curiosamente,
la música Rock.
«¿Qué ganarás haciendo tu vida un poco más lar­
ga?», canta la canción Hidein your Shell del grupo
Supertramp.
El sistema menos detectable de transmitir un men­
saje subliminal, por el momento, consiste en grabar
previamente frases, que pueden ser órdenes o invo­
caciones, y pasarlas al revés dentro de un tema de
un disco. Si este disco se vuelve a pasar a cinta, re-
bobinando y volviendo a escuchar la cinta al revés,
se puede detectar con relativa facilidad este tipo de
mensajes, sobre todo si se conoce su localización
exacta, localización que, como veremos, a veces vie­
ne señalada incluso por las palabras de la canción.
Otra de las características «satánicas» de ciertos
grupos de rock es, como veremos, la inversión de
ciertos símbolos. Refiriéndose precisamente al tema
de la inversión de los símbolos, René Guénon escri­
bía*: «Una tal inversión intencional se ejerce tam­
bién en las palabras y en las fórmulas, de modo a for-
* Ver El Reino de le Cantidad y los Signos de los Tiempos p. 272
de la edición francesa

61

i
mar “ m antras” al revés, como podemos constatar en
ciertas prácticas de brujería...». Es obvio que esto es
lo que sucede con ciertos temas de música Rock. Si
profundizamos un poco en la vida privada de los lí­
deres de los grupos en los que se detecta este tipo
de manipulación, lo cual no siempre es posible, ve­
remos que éstos guardan casi siempre una relación
directa con sectas satánicas y grupos de brujería.

Pero la cuestión de la inversión de los símbolos es


sumamente compleja y sutil, y en numerosas ocasio­
nes son menos peligrosas las inversiones menos apa­
rentes, más groseras, diríamos, las más evidentes
que, al fin y al cabo, resultan grotescas y detecta-
bles, al menos por parte del que está un poco fami­
liarizado con la simbología tradicional. Por ello,
Guénon escribe*: «La subversión más hábil y peli­
grosa es ciertam ente la que no se traiciona con sin­
gularidades demasiado manifiestas y que cualquiera
puede detectar, sino que deforma el sentido de los
símbolos o invierte su valor sin alterar en nada sus
apariencias exteriores.»
A parte de los mensajes auditivos, debemos tener
en cuenta tam bién ciertos mensajes visuales: colo­
cando símbolos, mensajes o palabras al revés, la con­
ciencia no repara en ellos mientras que el subcons­
ciente los acepta sin ningún tipo de control, los de-
codifica y los integra en la m emoria y el com porta­
m iento. Según estudios realizados recientemente', el

* Op. Cit. pág. 272

62
subconsciente humano podría incluso interpretar (y
reaccionar de acuerdo con ellos) mensajes grabados
o escritos en un idioma que ei auditor o lector des­
conoce, Tal podría ser, por otra parte, la razón de
la efectividad de ciertas fórmulas de tipo mágico pro­
nunciadas en una lengua que a menudo ni el mismo
mago domina.
Por oirá parte, especialistas en publicidad han ob­
servado que, al menos subliminalraeníe, llama más
la atención una palabra o una frase donde aparece
una «rareza», como, por ejem plo una palabra o una
letra al revés u ortográficamente mal escrita. Encon­
tramos un ejemplo de ello en el anagrama del grupo
A B 8A .
El uso de mensajes subíiminales en la televisión,
radío, cine y publicidad está más o menos prohibido
y controlado, pero hasta la fecha no existe ningún
tipo de legislación en lo que toca a los discos, cas­
settes y video-clips, Sólo en California el Comité
para la Protección de los Consumidores llevó diver­
sas quejas denunciando la presencia de backward
masking process, grabaciones camufladas invertidas,
lo que indujo a un diputado, Philip Wiman a prepa­
rar un proyecto de ley que obligara a las casas dis-
cográficas a indicar en las tapas de los discos la pre­
sencia de mensajes subíiminales, caso de que los
hubiera.
Para ia impresión de mensajes subíiminales en las
bandas de música se utilizan generalm ente varios sis­
temas. Algunos grupos usan frecuencias bajas (del
orden de 14 a 20 ciclos/seg.) mientras que otros pre-

63
fieren frecuencias altas (del orden de 17.000 a 20.000
ciclos/sg.).
O tro método sumamente eficaz que el oído huma­
no no logra identificar conscientem ente, incluso re-
bobinando la cinta y pasándola al revés, consiste en
grabar el mensaje a una velocidad distinta de la nor­
mal. El subconsciente, sin em bargo, sí llega a de-
codificarlo.
Se ha observado que los ritmos sincopados pue­
den modificar el funcionamiento de diversos órganos
del cuerpo hum ano, con sus ulteriores consecuencias
psicológicas. Ciertos ritmos son capaces, además, de
acelerar el ritmo cardíaco con el subsiguiente aumen­
to de adrenalina, mientras que otros pueden llegar a
sobreexcitar sexualmente. Pensemos, por ejemplo,
en el célebre tem a Sex Machine de James Brown.
Existe además otro tipo de manipulación cada día
más utilizado por los grupos e incluso por los can­
tantes, y no sólo de música Rock sino también por
las estrellas de la «canción ligera». Se trata de la in­
clusión en sus grabaciones de un pitido, de una se­
ñal supersónica, sem ejante al pitido que a veces se
utiliza para llam ar a los perros, que estimula ciertas
zonas del cerebro. Con el tiem po, este pitido puede
producir en el cerebro una reacción bioquímica muy
curiosa: una sensación de relajación y bienestar y una
neta m ejoría en los procesos mentales. El efecto es,
a menor escala, com parable al de ciertas drogas. L as^
canciones en las que suena dicho «pitido», se con­
vierten pronto en «pegadizas» y después de oirías un
par de veces en la radio o por la calle, aunque sólo

64

l
sea a trozos, sentimos unas ganas irracionales de es­
cucharlas, las taraream os y nos vemos impelidos a
com prar el disco.
A parte de los discos y en los “ clips” , podem os
detectar la presencia de mensajes subliminales en
las transm isiones vía satélite de grandes eventos
deportivos o no.
La televisión, el cine y la radio, com o mecanis­
mos idóneos de afectar sublim inalm ente a gran
p arte de las poblaciones, son los m edios más co­
m únm ente utilizados.
Sobre este tem a es bueno recom endar la película
de cine “THEY A L IV E ”, del p ro d u cto r Jo h n Car-
penter, donde se denuncia to d o este tipo de m ani­
pulaciones de la conciencia colectiva para convertir
a las gentes en robots, en zombies.
Se dice que un verdadero satanista debe estar en
condiciones de LEER A L R E V E S . Esta tesis fue
discutida televisivamente en u n show de M. Griffin
en enero de 1982.
Si este fuera un principio válido para los satanis-
tas «creyentes», la utilización de temas invertidos se
convertiría en un camino oculto que podría, posible­
m ente, influir en el éxito de ventas de un disco.
La fuerza conductora de T. Rex, un grupo britá­
nico de principios de los setenta, procedía, al pare­
cer, de su guitarrista, M arc Bolán, que habría pasa­
do, en su juventud dos años junto a un mago negro
de París.
Marc Bolán murió víctima de un accidente de trá­
fico. Como veremos este tipo de muertes es casi «ha­
bitual» entre los practicantes de las satánicas artes.

65
UN NEGOCIO RENTABLE

«¿Y si la cultura del Rock en su to­


talidad fuera sólo humo de paja,
prendido por las compañías discográ-
ficas y por las mismas estrellas del
Rock?
A ü ce C ooper había m anifestado:
“Tengo un instinto básico a mi favor
que no podrán destruir: la codicia.”»
J e rzy K o sin sk y

A lgunos mueren de hambre en este


mundo porque no saben ni mentir ni
robar, ni m atar m ientras que otros
son colm ados de riquezas hasta el ab­
surdo porque sirven al dem onio des­
tructor y homicida.
L o u is Cattiaux

Intim am ente conectada con los mensajes sublimi-


nales, una de las características más sobresalientes
de la Música Rock es sin duda alguna su aspecto vio­
lento y agresivo. Este rasgo, presente sobre todo en
el llamado «Rock D uro», contrasta sensiblemente no
sólo con la música clásica, sino también con la mú­

67
sica m oderna anterior al Rock que era, en cierto
m odo, más rom ántica, más suave. Como escribe
Jerzy Kosinski en su novela El Millón, * «Había algo
que le preocupaba enorm em ente y seguiría preocu­
pándole. Se trataba del aspecto oscuro, violento del
Rock. Vio Gimmie Shelter, el film del concierto de
los Rolling Stones en A ltm ont (California)..., los
Angeles del Infierno, alquilados por los promotores
como servicio de orden de un festival que se convir­
tió en una exhibición de brutalidad y terror que ter­
minó con la m uerte de un joven negro y muchos
lesionados».
Las agresiones, las cargas policiales y los ataques
de histeria han acom pañado a la música Rock desde
sus inicios.
Junto a la violencia del Rock suele encontrarse
casi siempre la droga. En numerosas ocasiones,
cuando se trata de las llamadas «drogas duras», és­
tas pueden haber sido adem ás las causantes de la
m uerte de artistas y fans.
E n su novela, Kosinski lo refleja en los pensa­
mientos del protagonista, O sten, con las siguientes
palabras: «Odiaba el hecho de que dos de sus ído­
los, Janis Joplin y Jimmy Hendrix m urieran por abu­
so de drogas cuando estaban en la cúspide de su po­
pularidad y su facultad creadora».

D evon W ilson, m usa y am iguita habitual de


Jimmy H endrix, para quien éste había escrito la ma­

* Hay traducción española en Ed. Argos Vergara, 1982

68
yor parte de sus canciones, heroinómana empeder­
nida, pereció misteriosamente poco después, En me­
nos de un año morirían también varios de ios ami­
gos más allegados de Hendrix, como si sobre ellos
hubiera caído una maldición.
También han ido muriendo a consecuencia de las
drogas figuras como Brian Jones, uno de los inte­
grantes iniciaíes de los Rolling Stones, Keitfa Moon,
del grupo de Rock duro The Who, Mama Cass, de
The Papas and The M amas, la cantante Janis Joplin,
John Bonham del grupo de Rock duro Led Zeppe-
lin, Tommy Bolín, de D eep Purple, Sid Vicious, e!
bajo de los Sex Pistoís o el legendario Jim Morrison,
cantante de Los D oors, entre los más conocidos.
Pero, ¿cuántos músicos de segunda fila y, sobre todo,
cuántos jóvenes fans han perecido de sobredosis?
El negocio de los estupefacientes es, sin duda, el
más rentable actualm ente para los grandes trafican­
tes, y mueve miles de millones de dólares. Ello es su­
ficiente para que haya quien esté interesado en que
continúe e incluso, prospere, a pesar de los planes
de algunos gobiernos encaminados a frenar el con­
sumo de drogas y a perseguir a los traficantes, a pe­
sar del infierno en que viven quienes caen en la
adicción.
Por otra parte, corno ya hemos visto, uno de los
efectos que puede producir cierto tipo de drogas y
que pasa desapercibido por el hombre de la calle y
por el mismo consumidor, consiste en abrir el psi-
quismo a influencias de tipo inferior (léase infernal)
entre las que se cuentan las satánicas.

69
«La música actual, opina Hans Holzer, a menudo
interpretada bajo la influencia de la droga, no está,
de hecho, tan alejada de los cantos y de los bailes fre­
néticos de los Sabbats, y el ungüento con el cual las
brujas de antaño se untaban el cuerpo para viajar al
Blockberg es el antepasado directo del LSD.» *

E n su libro Cabalgar el Tigre ** Julius Evola opi­


na que «casi podem os hablar de un demonio occi­
dental de la música». Tras pasar revista al carácter
autodestructivo y al proceso de disolución y de de­
sintegración más o menos patente con que nos en­
contram os en casi todas las manifestaciones del arte
actual (o de lo que actualm ente la gente entiende por
a rte ), entre las que destaca la música Rock, Evola se­
ñala dos vías que va a seguir la música moderna.
La prim era, que para nosotros, al menos dentro
del estrecho marco del presente estudio carece prác­
ticam ente de interés, hace hincapié en la tecnicidad
exagerada de ciertas manifestaciones de la música,
caracterizada por construcciones rítmico-armónicas
abstractas, casi siempre en detrim ento de la inspira­
ción y del sentimiento. No nos quepa la menor duda
de que esta tendencia «deshumaniza» la música, con­
virtiéndola en algo artificial, en disonancia con los re­
gistros culturales heredados, en algo desnaturalizado
y que no puede producir ningún tipo de resonancia
en el alma hum ana.
* En la pág. 24 de la edición francesa de su obra Les jactes paien-
nes aujourd’hui
** Pág. 297 de la edición francesa

70
La segunda corriente, que Evola califica de «físi­
ca», se relaciona en muchos de sus aspectos con la
danza y con el baile al otorgar una importancia es­
pecial al ritmo. Esta corriente comenzaría con el Jazz
o se apoyaría en él, pasando por el blues, y el Rock
and Roll hasta alcanzar su cumbre con el Heavy o
Rock duro.
«Que la masa de jóvenes que bailan simplemente
para “ distraerse” o para “divertirse”no tengan cons­
ciencia de qué ocurre, no tiene aquí ninguna impor­
tancia, — escribe Evola— , el cambio permanece y
aunque no sea comprendido en su integridad y con
todas sus consecuencias, ello no modifica en un ápi­
ce su realidad.»
Efectivam ente, pueden producirse toda una serie
de cambios y modificaciones en el psiquismo de
aquellos que escuchan música, particularm ente mú­
sica Rock. Adam Knieste, que há estudiado el tem a
desde el punto de vista médico, opina que «el pro­
blem a central causado por la música Rock en los pa­
cientes que he tratado se desprende claram ente de
la intensidad del ruido, que produce hostilidad, ago­
tam iento, pánico, indigestión, hipertensión y una ex­
traña narcosis». «El Rock, concluye este autor, no
es un pasatiempo inofensivo, es una droga más m or­
tal que la heroína».
Todos sabemos hasta qué punto los sonidos pue­
den actuar sobre el ritm o circulatorio de la sangre,
la respiración, las palpitaciones e incluso sobre nues­
tros centros nerviosos. D e un modo inconsciente, el
sef hum ano siempre ha recibido las influencias de los

71
ruidos de la naturaleza. Estos han actuado sobre su
com portam iento y sobre sus estados de ánimo. De
ello nos da fe Feré en su Patología de las emociones
donde escribe que «las impresiones auditivas tienen
efectos sobre la energía muscular, coincidiendo con
modificaciones del volumen de los miembros, com­
probados con el pletismógrafo».
Existen ciertam ente ritmos naturales o tradiciona­
les para los cuales el psiquismo humano está, de un
m odo u otro, preparado, un poco como lo está para
realizar ciertos trabajos, consumir ciertas comidas,
etc... No nos quepa la m enor duda de que el tiempo
y la cultura han desem peñado su papel tomando es­
tos ritmos y sonidos naturales, trabajándolos y enun­
ciando unas leyes armónicas, elaborando con los
años lo que llamamos música. El caso de la música
Rock, por sus características particulares que hemos
visto e iremos viendo a lo largo de este libro, cons­
tituye sin em bargo un caso particular. Se presenta
más como una degeneración que como una ela­
boración.
Para la m ayoría de los especialistas, procede más
o menos directam ente de la música ritual africana
que ha ido degenerando a través de América Latina
que ha desem peñado un papel de intermediario.
Uno de los rasgos distintivos de la música ritual
negra se halla en su estructura polimétrica, elabora­
da de maViera que los acentos estáticos que marcan
el ritm o correspondan a acentos extáticos, y que las
estructuras rítmicas provoquen una tensión destinada
a aumentar un éxtasis ininterrumpido, como escribe

72
Evola: «Podemos pensar en efectos específicos com­
parables a la auténtica música evocatoria africana».
Es de todos conocido el carácter netam ente má­
gico de la música de los pueblos negros. Esta se de­
sarrolla en medio de complejos y precisos rituales di­
rigidos por el brujo, generalm ente alguien que cono­
ce y dom ina toda la fenomenología paranormal que
puede producirse durante el ritual.
Las relaciones entre música y religión no han sido
excesivamente estudiadas ni mecho menos divulga­
das, y si desde antiguo el arte musical ha constituido
un medio lícito y efectivo de elevación espiritual, por
la naturaleza dual de este tipo de cosas, tam bién lo
ha sido de aturdim iento y evasión cuando no, como
es a m enudo el caso ee el Rock duro, de posesión
pura y simple.
«El hombre actual, ---escribe Evola—, busca sólo
abandonarse y atontarse con contenidos extáticos in­
conscientes y difusos de ciertas experiencias, vividos
esencialmente en forma de sensaciones» y más ade­
lante, «Podemos estimar que es el primitivismo ha­
cia el cual ha regresionado el hombre, especialmen­
te el Americano del Norte, lo que le ha hecho esco­
ger, asimilar y desarrollar por afinidad selectiva, una
música con una huella tan primitiva como la música
negra, pero que originariamente estaba, además,
asociada a oscuras formas de éxtasis»... «La música
africana de la que han nacido los principales ritmos
de las danzas modernas fue una de las principales téc­
nicas utilizadas para producir formas de apertura ex­
tática y de posesión».

73

l
En los ritos africanos la técnica de la música sin­
copada asociada a la danza era, efectivamente, uti­
lizada para favorecer la posesión de los que bailaban
por ciertas entidades. En la música Rock queda, mal
nos pese, algo de ello, aunque por lo general caren­
te de intención o control, control conscientes.
«Subsiste algo, — escribe Evola— * el efecto de
una suerte de posesión difusa e informe, de carácter
colectivo que va más allá de la fachada inofensiva de
la “distracción” o de la “diversión” .»
El estado de aturdim iento que puede provocar, y
de hecho provoca, es el ideal para que puedan ac­
tuar las fuerzas inferiores y vamos a ver cómo cier­
tos grupos más o menos manipulados por estas mis­
mas fuerzas actúan, por decirlo de algún modo, de
«inseminadores» de influencias satánicas. Todo ello,
veremos, no constituye un fenómeno aislado, sino
que forma parte de un complejo proceso de autodes-
tracción, de caída.

* Pág. 204 de la edición francesa

74
QUIEN SE OCULTA TRAS
EL ROCK?

Al form ular esta pregunta debem os estar cons­


cientes de que no estam os sim plem ente ante una
secta fanática pero infantil sino ante una conspira­
ción a nivel m undial que lleva siglos trabajando en
form a soterrada para aniquilar to d a resistencia
hum ana a sus planes de dom inación y explotación.
¿De quién hablam os?, la respuesta es casi obvia,
hablam os del SIONISMO MUNDIAL el cual es­
cudado tras la idea de ser “el pueblo elegido por
Jehová”, se siente autorizado para destruir y escla­
vizar a to d o aquel que no sea ju d ío , que sea un
“G oym ”, que en hebreo significa cerdo y que es la
palabra aplicada a nosotros los no judíos.
No hay que olvidar tam poco que Jehová no es
más que otro nom bre para Satanás.

75
Aleister Crowley

E n el am biente cientifista y racionalista que carac­


teriza la prim era mitad del siglo XX aparece en el ho­
rizonte de las sociedades secretas una figura inquie­
tante y polémica: Aleister Crowley (1985-1947).
Considerado el satanista más im portante del siglo
XX, él mismo se autodefinió como «La Gran Bes­
tia» o «666», dos de los nom bres que el Libro del
Apocalipsis da al diablo.
M iem bro desde 1898 de la sociedad secreta The
G olden Dawn (La A urora D orada) en la que influ­
yó profundam ente, Crowley se consideraba elegido
para desem peñar la misión de «poner en marcha po­
deres ocultos que culminarán hacia finales de siglo».
Por lo que sabemos, no se detuvo en detallar si se
trataba de poderes «blancos» o «negros». Se veía a
sí mismo como una especie de profeta que iniciaba
una era de libertad que borraría de la faz de la tierra
los restos de un cristianismo represor y caduco.
Con Crowley nos encontram os sin duda con un
personaje im portante, acaso el más im portante, en
la perversión contrainiciática antitradicional. Si nos
tomamos el tiem po y la molestia de estudiar las co­
nexiones detectables entre el Golden Dawn, sobre
todo después de que Crowley ingresara en ella y ad­
quiriera un cierto prestigio y poder dentro de la or­
ganización, y otras sociedades secretas modernas, ve­
remos que estas conexiones son mucho más frecuen­
tes y estrechas de lo que a prim era vista pudiera
parecer.

76
Por otra parte, y para citar sólo dos ejemplos to­
talm ente evidentes, no deja de ser curioso que mú­
sicos como Jimmy Page, líder del grupo Led Zeppe-
lin u Ozzy O usbourne, de Black Sabbath hayan per­
tenecido (o quizá pertenezcan aún) a esta sociedad.
Todo el movimiento ocultista y brujeril anglosajón,
que agrupa a infinidad de grupos y grupúsculos, está
más o menos directam ente inspirado en las enseñan­
zas de Crowley y de la Golden Dawn. El mismo Ken-
neth A nger, famoso por sus espeluznantes films, per­
tenecería a la G olden Dawn y a él deberíamos los
contactos entre los Rolling Stones y esta sociedad.
La historia de Crowley y de su influencia en este
mundillo es larga y compleja. No podemos aquí más
que exponer algunos puntos, los que más nos inte­
resan dado el contexto en que nos movemos.
Tras haber realizado un viaje a Egipto en compa­
ñía de su esposa, hacia 1904, Crowley escribió un cu­
rioso librito, El Libro de la Ley, al parecer inspira­
do por el mismísimo dios H oras. Este opúsculo ex­
pone las bases de una nueva religión que se exten­
derá como la pólvora entre los miembros de la Gol-
den Dawn por todo el mundo anglosajón. A raíz de
este libro (¿peleado con otros miembros de la Gol-
den Dawn?) Crowley fundaría otra sociedad secre­
ta: Astrum Argentum.
A l año siguiente, Crowley viajó a Asia e incorpo­
ró ciertas ceremonias, al parecer relacionadas con el
yoga, a sus enseñanzas. Poco tiem po después, hacia
1911 en medio de una vida marcada por el escánda­
lo, Crowley ingresaría en otra sociedad secreta, el

77
O .T .O (Ordo Templi Orientis), fundada por el m a­
són Karl Kellner que propugnaba curiosas enseñan­
zas de tipo mágico, basadas en la Magia Sexualis de
P.B. Randolph.
U na de las características de las enseñanzas de la
O .T .O . fue sin duda la burda profanación de los sím­
bolos caballerescos cristianos tradicionales. Al pare­
cer, Crowley comprendió que «la cruz era el falo» y
«la rosa la vagina». En el seno de O .T .O ., Crowley
tomó como nombre simbólico el de Bafomet.
E n 1920, huyendo de Inglaterra, Crowley funda
en Cefalú (Sicilia) la Abadía de Théléne donde te­
nían lugar orgías sagradas en las que se consumían
drogas. A partir de ahora Crowley se hace llamar
«La Bestia» y en más de una ocasión declara ser la
encarnación del Anticristo. Allí tuvo lugar la muerte
de «Poupeé», hija de Leah Faesy y de Raoul Love-
day, que hicieron que las autoridades italianas expul­
saran a Crowley del país. Crowley moriría, enfermo
y arruinado, m iserablem ente en la ignominia y el
descrédito en 1947. Su m uerte, sin embargo, traería
mucha cola.
Según algunos autores, Crowley habría perteneci­
do a la famosa secta de los Uluminati (ver el capítu­
lo «La O bra del Diablo»). Es curioso destacar que
su cara es una de las que aparecen junto con las de
otros personajes netam ente antitradicionales en la
t^pa del famoso LP de los Beatles Sergeant Peppers.
En un artículo del eminente teólogo Alois Mager,
decano de la Facultad de Estrasburgo y publicado en
la obra dedicada a Satán por los «Etudes Carméli-

78
taines» anteriorm ente citada podemos leer:
«La prensa inglesa del 2 de diciembre de 1947 ha
anunciado la m uerte de Aleister Crowley, el perso­
naje más inmundo y más perverso de G ran Bretaña,
como lo calificó M ister iustice... Antes de partir de
este m undo, este septuagenario brujo maldijo a su
médico, quien le negaba, con razón, la morfina que
él había estado distribuyendo durante su vida a m e­
nores de edad. Ya que debo morir sin morfina por
su culpa —exclamó— usted morirá inmediatamente
detrás de mí.
Lo cual ocurrió».
Lo cierto es que en la actualidad, conscientes o no
de ello, Crowley y sus enseñanzas diabólicas tienen
muchos más Seguidores de los que nunca la Gran
Bestia pudo soñar en vida, incluso Hitler llegó a co­
nocer la obra de Crowley, notablem ente El libro de
la Ley e incluso, parece, a practicar sus enseñanzas
mágicas. *

Antón La Vey

D om ador de leones, fotógrafo de la policía, pin­


tor, organista, A ntón La Vey realizó todo tipo de tra­
bajos hasta que encontró su verdadera vocación: el
sacerdocio de Satán.
Todos conocemos la célebre película de Román

* El lector interesado por el tema consultará el apasionante libro


de Trevor Ravenscroft The Spear o f Destiny, ed. Weiser, New York.

79
Polansky Rosemary’s Baby que, como por casuali­
dad, se rodó en la casa de Polansky que hab/a per­
tenecido a A leister Crowley, todos conocemos tam ­
bién los aún no esclarecidos desagradables sucesos
que siguieron al éxito fulgurante del film: el asesina­
to ritual de la esposa del director, la actriz Sharon
Tate, por parte de otro satanista célebre: Charles
M anson. No vamos a extendernos en ello ni tam po­
co en que el siguiente propietario de la embrujada
casa moriría también asesinado el 8 de noviembre de
1980. Se trataba de una estrella del Rock: John
Lennon.
El asesino de John Lennon, M ark David Chap-
man pertenecía también a una secta, los Born Again
Christians, harto conocida en los Estados Unidos por
su lucha declarada a la música Rock.
En uno de sus panfletos podemos leer que los
Beatles «se han hecho tan populares que han llega­
do hasta el punto de convertir a nuestra juventud a
las religiones orientales, abriendo las puertas de una
m anera satánica de la que los E E .U U . no saldrán».
Difícilmente conoceremos nunca el trasfondo de
esta desagradable historia en la que se hace poco me­
nos que imposible separar a los protagonistas en
«buenos y malos». U n gran núm ero de sectas neo-
cristianas, especialmente norteam ericanas, resultan
ser, a fin de cuentas, más satánicas que aquellos a
quienes declaran la guerra o, al menos, suelen ha­
llarse en el mismo nivel de ignorancia o inconscien­
cia, superándolos, sin em bargo, en fanatismo e in­
transigencia.

80
Lo único que quizá debiéramos plantearnos es que
si John Lennon murió en manos del joven Champ-
man, éste último salió ileso de tres intentos de ase­
sinato. ¿Protección divina o mala puntería de ios roc-
keros satanistas?
Pero volvamos a A nión La Vey, polifacético per­
sonaje que tam bién probó su suerte en el séptimo
arte. Porque La Vey tam bién hizo sus pinitos en el
cine, interpretando al diablo en R osem ary’s Baby.
Fue a raíz de esta película, en la que, al parecer,
también contribuyó como «inspirador» o «ideólogo»,
que La Vey fundó su Iglesia Satánica de San Fran-
cisco, en la California Street de esta ciudad, pues al
diablo no le falta sentido del humor: Caíi-fornia: hor­
nos calientes o si se prefiere, hornos de Kali (la dio­
sa diabólica y destructora del hinduismo). A utor de
una Biblia satánica, parodia de la verdadera, La Vey
parece haber realizado un estudio de marketing
cuando declara que su «religión satánica respeta los
deseos egoístas, egocéntricos y lúbricos de la mayo­
ría de los humanos».
Los años han ido pasando y la Iglesia Satánica de
La Vey, un próspero negocio, va viento en popa, lo
cual no ha pasado desapercibido por otros aventure­
ros más o menos perversos. Es el caso de un joven
de 22 años. James Guíhrie que junto con su esposa
Lina fundó en Cincinnati la Iglesia Satánica de Cín-
cinnati en la que tienen lugar misas negras, se ado­
ran cruces invertidas y se recitan oraciones al revés.
Las representaciones y fechorías de este par de dia­
bólicos jovenzuelos alcanzaron una tal resonancia

81
que un buen día se vieron perseguidos por la justi­
cia: fueron denunciados por la Sociedad Protectora
de Anim ales a causa de sus sacrificios sangrientos.
¡Fue la venganza de los pollos!

Wicca

Según el evangelizador am ericano John Todd,


acérrimo enemigo del Rock y del ocultismo, cuando
un grupo desea obtener un éxito extraordinario con
uno de sus discos, antes de que éste sea lanzado al
m ercado, es sometido a una ceremonia de Magia Ne­
gra en el seno de un grupo de brujos. Para este co­
nocido predicador, en el transcurso de la ceremonia
se asignan unos demonios al disco en cuestión que
se van a encargar de acompañarle hasta el mismo ho­
gar de aquel que lo compre: «Si uno compra un tal
producto — ha declarado, acompañado de un ritual
de brujos, recibe en casa a estos demonios. ¡Si Ud.
com pra un disco de Rock, hay una gran posibilidad
de que con ello entre en su casa un demonio!» Lo
mismo opina, por otra parte, Ulrich Baumer.
Para la m entalidad m oderna, materialista y posi­
tivista, no nos cabe la menor duda de que afirmacio­
nes tan categóricas como las de James Todd pueden
resultar poco menos que disparatadas. Con todo, de­
bem os adm itir que, como dice el refrán «cuando el
río suena, es que agua lleva».
Al parecer cierto núm ero de ceremonias de «pro­
tección» o de «hechizo» de discos de Rock han sido

82
realizadas por miembros de Sa sociedad de brujos
más famosa y numerosa: W íCCA. Según eí padre
Regimbal, varios de Sos estudios más im portantes en
los que se graba música Rock (The Zodiac Produc-
tions, Capitel Records Inc, Aristo Records, The A t­
lantic Productions, etc.,.) están controladas por la
agencia W ICCA o, simplemente, le pertenecen.
Según la revista Bonum Certamen (1) «Existe en
los Estados Unidos una asociación llamada WICCA
cuyos adeptos están consagrados al diablo. Edita los
discos de Rock firmados por Alice Cooper, que tra­
ducen el estado anímico de los desviados de Lucifer.
Antes de ser comercializados, estos discos son con­
sagrados a Satán en el transcurso de una misa negra».

(1) n" 67, mayo-junio de 1983

83
ALGUNOS TEMAS CLARAMENTE
SATANICOS

«H ey, H ey, H ey, el Rock and Roll


nunca podrá morir, hay en él mucho
más de lo que puede abarcarse con
los ojos.»
N eil Y ou n g - ín to the b lack

Uno de los álbumes de Rock más marcadamente


satánicos, y también uno de los primeros en hablar
abiertam ente del diablo, es Their Satanic Majesties
Request (El ruego de Sus Satánicas Majestades) de
los Rolling Stones, al parecer inspirado por el mis­
mísimo A ntón La Vey, sacerdote de Satán.
En su prim era canción, Citadel (Ciudadela) se ha­
bla de banderas que tienen izado el billete del dólar
(algo más que un símbolo), de campesinos «numera­
dos» y de «Biblias que maldecimos».
El billete del dólar, repleto de simbolismo masó­
nico, contiene según el padre Regimbal el símbolo
de una sociedad secreta que dominaría el mundo,
combatiría a la Iglesia y controlaría el negocio del
Rock: Los Illuminati. Volveremos a hablar de ellos
en el capítulo «La obra del diablo».

85
Ya hem os tocado, al hablar del hombre m oderno
encerrado en su «caparazón», el tema de la tenden­
cia, esencialm ente antitradicional, a convertir al
hom bre en un m ero núm ero de carnet de identidad.
Si existiera un plan elaborado de control y m ani­
pulación a nivel planetario, necesariamente debería
pasar por la «numeración» de cada individuo.
Los Stones parecen «profetizar» este tipo de ser
en su tem a 2000 Man (El hom bre del año 2000) cuan­
do cantan:
«Well, my ñame is a number, a piece o f plástic
film .»
«Sí, mi nom bre es un núm ero, un pedazo de pe­
lícula plástica.»
Esta canción delata tam bién la influencia de la
ciencia ficción, sin duda el género literario actual en
el que más información podem os hallar sobre «la lu­
cha de los hijos de la Luz y los hijos de las Tinieblas».

«Though my wife still respects me I really missue


her.
I am having an affair with a random Computer.»
«Aunque mi esposa aún me respeta, yo la mal­
trato.
Tengo un asunto (un rollo) con una compu­
tadora.»

O tro de los temas de este mismo álbum, Sing this


all together (See what happens) (Cantemos esto ju n ­
tos (a ver qué pasa), nos recuerda ciertas prácticas
de tipo mágico que se realizan en grupo en las que

86
se traía de «abrirse» a los «efluvios de los ángeles».
Ya hemos visto en qué suele consistir este «abrirse».

«Why don’t we síng the song ali together


Open our minds, let the pictures come
A n d if we cióse all our eyes together
Then we will see where we are Corning on.»
«Por qué no cantamos la canción todos juntos
A bram os nuestras mentes, dejemos afluir
[las imágenes]
Y si cerramos todos nuestros ojos juntos
Verem os entonces de dónde venimos.»
Esta canción nos recuerda a uno de los temas de
un célebre álbum colectivo «Llena tu cabeza de
Rock», llamado Come to the sabbath, o sea: Ven al
Sabbath.
O tro álbum del mismo grupo en el que son fre­
cuentes las alusiones al diablo es el célebre Beggars
Banquet (Banquete de mendigos).
En él aparece una de las canciones más ricas en
simbolismo satánico: Sympathy fo r the devil (Simpa­
tía por el diablo). La letra dice así:
«Pleased to meet you
Hope you guess may ñame
But what’s puzzling you
Is the nature o f my game.»
«Encantado de encontrarte
Espero que conozcas mi nombre
Pero io que te desconcierta
Es la naturaleza de mi juego.»

87
Esta canción, que sonó por prim era vez en 1968,
un año maldito por más de una razón, constituye una
verdadera presentación a nivel mundial del diablo,
así como un com plem ento del célebre álbum blanco
de los Beatles. Ya dijimos que Sympathy fo r íhe de-
vil se había convertido en el himno de los satanistas.
E n este tem a, el diablo se declara «hombre de ri­
quezas y buen gusto», que «anda rodeado desde hace
muchos, muchos años», que «ha robado el alma y la
fe» de muchos hom bres y es responsable de la m uer­
te del Z ar y de Kennedy, dos muertes de las que tam ­
bién se ha responsabilizado a Sos Illuminati.
«Como cara y cruz son lo mismo —-canta una de
las estrofas— llámame simplemente Lucifer, pues es­
toy necesitado de algo que me contenga»... «O haré
que se pierda tu alma.»
O tro tem a bastante inquietante del mismo L.P. es
Prodigai Son (El hijo pródigo), una burla de la cé­
lebre parábola evangélica.
Un ejem plo famoso de manipulación satánica deí
Rock lo constituye la canción Fire on High del gru­
po Electric Light Orchestra. Se trata, según la opi­
nión de Paul Regimbal, que ha preparado y comer­
cializado una cassette en que lo demuestra, «de una
dem ostración práctica preparada especialmente para
los estudios de radio y producción a fin de iniciar a
los productores en una nueva dimensión musical: la
música reversible y el mensaje subliminal.
En el tema de Electric Light Orchestra podemos,
una vez pasado a cinta, rebobinándola y pasándola
al revés, a la misma velocidad:

88
«La música es reversible, pero el tiempo no. Vuél­
vete, vuélvete, vuélvete.»
(Music is reversible, btít time is not. Turn hack,
turn back, turn back.)

El ejem plo más alarm ante, sin embargo, nos lo


proporciona uno de ios temas más conocidos del gru­
po Led Zeppelin: Stairway to Heaven.
En él ya se nos avisa de que «cause you know so-
metime words have two meanings» (Pues ya sabes que
a veces las palabras tienen dos sentidos).
Ei tem a en cuestión nos había de una Lady, una
«señora» o una «Madonna» que compra una escale­
ra para ir al cielo. Una de sus estrofas dice li­
teralm ente:

«The's a feeling 1 gct when ! look the West.»


(Que sensación tengo cuando miro a Occidente.)

A pesar de la esforzada y bienintencionada inter­


pretación de Regimbal, desconocedor del simbolis­
mo esotérico tradicional, no nos cabe la menor duda
de que en este tem a se alude tanto a la heroína (la
Dama para la cual todo lo que brilla es oro) como a
la M uerte y todo cuanto la rodea.
¡Qué sensación debe sentir Satán cuando mira ha­
cia Occidente y ve una juventud diezmada por la
droga!
Por otra parte, «la Dama para la cual todo lo que
brilla es oro» podría ser la m ente del hombre, su in­
teligencia separada de Dios, que cae una y otra vez

89
en las tram pas de las apariencias. Con todo, esta es­
trofa no deja de recordarnos a «La Signora», «mu­
jer muy herm osa que solía manifestarse con su des­
lum brante vestido de oro», encarnación del Diablo
que presidía el aquelarre en la novela La Strega (La
Bruja) de Pico della Mirandola.
La estrofa más subversiva de este tema es, sin em ­
bargo, una que nos explica que hay dos caminos o
dos campos por los que ir (There are two paths you
can go by), pero en el largo caminar huí in the long
run), todavía hay tiempo de cambiar de camino (the­
re is still time to change the road you are on).
En el caso en que no entendiéram os de que nos
habla, el flautista nos invita a ir con él (In the case
you don ’t know, the piper’s calling you to join him ),
a alcanzarle.
M ientras oímos estas dos últimas frases si pasamos
la cinta al revés, nos encontramos con una orden de
tipo hipnótico que nos desvela quién es «el flautis­
ta»: «Vive para vivir para Satán» (Live got to Uve fo r
Satan). Poco antes, cuando cantaban «there is still
time to change the road you are on», escuchando el
disco al revés, podíamos oír claramente: «My sweet
Satan, no other made the path» (Mi dulce Satán, nin­
gún otro hizo el camino).
La canción acaba con otras frases no menos enig­
máticas: «A nd as we wind or down the road our sha-
dow ’s taller than our soul, there walks a lady we all
know, who shines white light and wants to show how
everyting still turns to gold». (Y a medida que des­
cendemos por el camino, nuestras sombras se hacen

90
mayores que nuestras almas. Allí pasea una dama
que todos conocemos que brilla con una luz blanca
y que desea enseñarnos como todo puede transfor­
marse en oro.)
Ya hablamos, al principio de este libro, dé! grupo
Black Oak Arkansas. En su tem a «When Electricity
Carne to Arkansas», que fue grabado en directo, apa­
recen en un m om ento dado unos ruidos ininteligi­
bles. Cuando se escucha este trozo al revés se puede
apreciar un extraño mensaje:
«Satan.., Salan,.. Satan... he is g o d ... he is god...
he is god ...»
(Satán... Satán... Satán... él es dios... él es dios...
él es dios...). Acto seguido, se oyen unas risas.
Las iniciales de este grupo, B.O.A. aluden tam ­
bién a ese símbolo satánico por excelencia que es la
serpiente.

91

I
LA LENGUA DE LA PERVERSION

«... Y de dolor se mordían las len­


guas y blasfemaban del D ios del cie­
lo a causa de sus penas y de sus úl­
ceras, pero de sus obras no se arre­
pentían.»
A p o c a lip sis X V I-11

A más de un profano le habrá chocado el famoso


símbolo de los Rolling Stones que nos presenta una
boca que saca la lengua. Todos recordamos cómo de
pequeños se nos prohibía sacar la lengua «porque
hace feo», pero casi nadie se ha parado a reflexionar
en el complejo simbolismo de la lengua.
Como todo símbolo, el de la lengua es un símbo­
lo dual. Al poseer la forma y, en cierto modo, la m o­
vilidad de la llama, a menudo ha servido para sim­
bolizar el espíritu. Pero no hemos de olvidar que si
hay espíritu del bien, tam bién lo hay del mal. Si exis­
te un espíritu de la luz, también existe un espíritu de
las tinieblas. La llama del fuego puede ser o destruc­
tora o purificadora.
Por otra parte, asociando la lengua a la palabra,
se ha dicho que su poder mágico es ilimitado. Puede
ser creadora, edificante o, al contrario, destructora,

93
desintegrádora. Puede ser «justa» o «perversa» (Pro­
verbios, XV-4), o sea, en términos de magia, blanca
o negra.

F k ■ I «El castigo in fern al de los siete p ecad o s capitales» del G rm u i Ctilendrier


des Bergers (1 4 % ).

En el mismo Libro de los Proverbios leemos que


«La m uerte y la vida están en el poder de la lengua»
(XVIIÍ-21).

94
En el Nuevo Testam ento (Hechos de los A p ó sto ­
les II-3) nos encontram os con «lenguas de fuego» que
simbolizan al Espíritu Santo, Sin duda, las lenguas,
con que eos encontramos ahora en un buen número
de actuaciones de música de Rock no sean sino su
más horrorosa parodia.
Ya la Haggadah hebrea nos habla de «la mala len­
gua», «lachoneh ha Raa», una de las cuatro plagas
que causan la perversión del m undo, noción que sim­
bólicamente está muy cerca de los cuatro jinetes del
Apocalipsis.
Para Ulrich Baüm er, la lengua sería «un símbolo
pagano de adoración demoníaca». Si profundizamos
en la iconografía harto extensa de! Príncipe de las ti­
nieblas, veremos cuál es la clave del simbolismo ne­
gativo de la lengua: la serpiente.
«Y la serpiente era la más astuta de las bestias»
—dice la Biblia (Génesis IIÍ-1). A la pregunta de
Yahvé «¿Por qué has hecho esto?», Eva responde
«la serpiente me sedujo (o me engañó) y comí». «Por
haber hecho esto, maldita serás entre todas Jas bes­
tias» le dice Yahvé a la serpiente como trasponién­
dole la maldición que en otras tradiciones se refiere
al ángel caído.
Las relaciones entre la serpiente y la sexualidad
han sido de sobras estudiadas para que nos detenga­
mos aquí en ellas. Si en el cuadro de la simbólica cris­
tiana la serpiente es el símbolo más típico de Satán
(quizá más que el dragón que, en cierto m odo, es su
sinónimo simbólico), la serpiente es el antagonista
por antonom asia de la Virgen. Profetizada por el G é­

95
nesis («Entre tu linaje y el suyo, éste te aplastará la
cabeza» (Génesis III-15)), a menudo se ha represen-
tado a la Virgen María aplastando a la serpiente:
virginidad-sexo.

Fig. 2 A rc a n o X V del T a ro t d e M arsella, «Le D iable».

D e hecho, el único animal que saca la lengua de


un modo provocativo es la serpiente. A menudo, su

96
lengua es bífida, como la del diablo en algunos gra­
bados medievales, A nivel simbólico, sacar la lengua
es como una profanación, es como descubrirse el
sexo provocando a quien io mira, invitándole desca­
radamente al coito bestia!, a la posesión diabólica y
destructora. No por nada en la iconografía hindú se

Fig. 3 « A h o rcad a po seíd a p o r los d em onios» de la R epresenlalione delta pas-


sione (1520).

97
representa a la diosa Rali, í& destructora, sacando la
lengua.
Otro ejem plo harto revelador a nivel simbólico lo
constituyen los ahorcados. Recordemos que éstos
morían sacando la lengua y en erección. No olvide­
mos tampoco que los nobles de sangre no podían ser
ahorcados: debían ser decapitados.
O tro símbolo asociado a la caída y a la serpiente
que reencontram os en reelaboraciones mitológicas y
folklóricas lo constituye la manzana. Fue el acto de
«morder la manzana» lo que motivó la caída de nues­
tros primeros padres. Por otra parte, esta manzana
mordida es el símbolo de Apple, una de las más im­
portantes compañías discográficas perteneciente, al
menos en parte, a los Beatles.
Con todo, a pesar de la ignorancia que a nivel sim­
bólico nos condena nuestra educación, aún regaña­
mos a los niños pequeños que sacan la lengua, y les
explicamos que a Blancanieves la engañaron con una
m anzana...

98
LOS SANTOS DE SATAN

«Los caminos son infinitos, el único


que no es válido es la religión ca­
tólica.»
N in a H agen

«El último grado de la jerarquía «contrainiciáti-


ca» está ocupado por los llamados «santos de Satán»
(awliya er Shaytan) que son, en cierto modo, lo con­
trario de los verdaderos santos (awliya er Rahman)
y que manifiestan así la expresión más completa po­
sible de la «espiritualidad al revés»,* escribe Rene
Guénon.
Estos personajes gozan de algunos de los atribu­
tos característicos de los santos: los santos están en
relación directa y constante con Dios (Romanos 1-7,
Corintios 1-2, Colonenses 1-2, etc...), los «santos de
Satán» están, a su modo, en contacto más o menos
directo y constante con el Diablo. Los santos obser­
vaban una piedad ejem plar, los «santos de Satán» se
caracterizan por los malos modos, la blasfemia y la
impiedad. Los santos se distinguen por su carísima y
* E l Reino de la Cantidad y los Signos de ios Tiempos, pág. 353
de la edición francesa.

99
su bondad, siendo objeto de culto por parte de los
fíeles y desem peñando un papel de intermediarios
entre éstos y la divinidad. Los «santos de Satán», que
gozan tam bién de un cierto carisma, harto distinto
sin em bargo, se caracterizan por su tendencia a la
violencia y al mal, y son también objeto de una ver­
dadera veneración por parte de sus «fans».
E n tre los numerosísimos grupos dedicados al
Rock, en especial al Rock duro, sólo podríamos ca­
lificar de «santos de Satán» a unos pocos. La mayo­
ría de ellos son lo que podríamos llamar «satanistas
por inconsciencia», seguidores y propagadores in­
conscientes de una moda conscientemente prepara­
da por unos pocos.
Si algunos de los grupos (o de sus miembros) que
vamos a enum erar son realm ente «santos de Satán»,
no creamos que todos ellos alcanzan esta categoría.
Muchos participan de un movimiento, de un plan que
ignoran, hacen de m ediadores, de transmisores, sin
enterarse.

Black Sabbath

El nom bre de este grupo no puede ser más reve­


lador: «Sabbat negro».
Este grupo se constituía en 1969 en Birmingham
y al cabo de un año escasamente alcanzaba su pri­
m er gran éxito mundial con el tem a «Paranoid» com­
puesto, al parecer, en sólo diez minutos.
Ozzy O usbourne, líder del grupo, ha declarado en

100
más de una ocasión que nunca compuso música sin
estar en estado de trance: «Un poder sobrenatural
me utiliza para escribir Rock and Roll. Espero que
no se trate del poder del Diablo, Satán, pero...».
Bob Larson, considerado en los Estados Unidos
como uno de ios cristianos más expertos en música
Rock, ha manifestado en reiteradas ocasiones su
preocupación por el elevado núm ero de seguidores
del grupo Black Sabbath entre los jóvenes cristianos:
«Me chocaba encontrarm e con un número cre­
ciente de jóvenes que se confesaban seguidores de
Cristo comprando y escuchando los álbumes de
Black Sabbath a pesar de conocer las tendencias sa­
tánicas de este grupo. Algunos han intentado inclu­
so defender a Black Sabbath...».
En la revista Circus Magazin (dic. 1971) podemos
leer que uno de los miembros del grupo, Bill Ward
«tiene el sentim iento de que Satán podría ser Dios»
y en Rolling Stone (28 de oct. de 1971) el bajista.,
Geezar declara ser «el séptimo hijo del séptimo hijo,
ser Lucifer y poder ver al Diablo». «Este es un m un­
do satánico», opina, afirmando además que cree en
la reencarnación.
La música de Black Sabbath ha sido llamada
«Rock esotérico negro». «En sus misas negras —es­
cribe John Rockwell*— rocían un cuerpo desnudo
con sangre de gallina. También en su prim er L.P.
está reproducida la cruz de Cristo, pero justo al re­
vés, es decir, con la cabeza hacia abajo.»

* Trommel-Feuer Asslar, 1983, pág. 70

101
E n su L.P. Heaven to Hell aparecen una serie de
letras que tratan de demonios, brujas y ángeles. Ron-
nie James Dio insiste en que Black Sabbath «no es
un grupo alegre, divertido».
Según el com positor principal del grupo, Tommy
lom m i, «la magia negra y la brujería son necesida­
des legítimas y no chorradas».
Por otra parte, algunos de ios temas de Black Sab­
bath llevan títulos tan reveladores como «No temas
ai segador» (D on’í fear the Reaper), «Funeral eléc­
trico» (Electric Funeral), «Nacimiento negro» (N ati-
vity in B lack), etc...
E n la cubierta del L.P. «Reflections» de este gru­
po podem os leer:
«M ientras que por todas partes tiene lugar el bai­
le infernal de tonos y figuras el cantante Ozzy Ous-
bourne contem pla esta imagen no sin orgullo.»
«Le recuerda el año 1969 cuando junto con sus
amigos de juventud de Birmingham, G ran Bretaña,
funda el grupo Black Sabbath —escribe Uirich Bau-
mer. Y a en el prim er L.P. conjuraban a Satán,
quien, en efecto, acudía realm ente. Les prom etía
éxitos en el mundo entero a condición de que actua­
ran cada año en el día del gran Sabbath. Hasta la fe­
cha, ambos han mantenido su palabra»... «Y tú,
hom bre loco, que tienes este L.P. en tus manos, has
de saber que con ello has vendido tu alma, ya que
p ronto serás atrapado por ese ritmo infernal y por la
fuerza diabólica de esta música. Esta m ordedura mu­
sical de tarántula te dejará bailar sin fin, sin pausa.»
A parte de este inquietante mensaje, Black Sab-

102
baíh es famoso por realizar su «apostolado» a través
de «badges», pegatinas y camisetas. Las más curio­
sas son unas cuyo contenido no puede ser más reve­
lador: «Estoy poseído por Black Sabbath».
El negocio «paralelo» de las chapas (badges) y ca­
misetas tam poco es moco de pavo. Recordemos, an­
tes de hablar de ellos, que los Rolling Stones obtu­
vieron durante una de sus últimas giras por N ortea­
mérica más beneficios en concepto de ventas de ca­
misetas y chapas que con las entradas vendidas. A
pesar de ello, lograron un lleno total en todas sus
actuaciones...

Los Rolling Stones

Los Rolling Stones constituyen una de las forma­


ciones de Rock que m ejor han aguantado el paso del
tiem po, m anteniéndose siempre en los primeros
puestos de las listas de éxitos. Mick Jagger, líder del
grupo, gana al año el equivalente a unos dos mil mi­
llones de pesetas sólo con los derechos de autor de
sus canciones, unos tres mil millones por la venta de
sus discos, y se reparte unos seis mil millones con sus
compañeros de grupo en cada gira.
Propietario de la mayoría de acciones de varias ca­
sas discográficas, Jagger posee asimismo fábricas de
motores, automóviles, plásticos y acaba de adquirir
una factoría de derivados pesqueros en Japón. Tie­
ne lujosas mansiones en todo el mundo y un fastuo­
so castillo en Francia.

103
AS parecer Mick Jagger y Keith Richard fueron
iniciados en la Magia Negra por Kenneth Anger, uno
de los satanistas más reconocidos mundialmente, dis­
cípulo de A leister Crowley, a través de dos amigas,
M arianne Faithfull y Ánita Pallemberg, dos conoci­
das brujas inglesas.
Por otra parte, en el libro Up and Down with the
Rolling Stone se mencionan a menudo las relaciones
entre este grupo y A ntón La Vey, de quien ya he­
mos hablado, fundador de la Iglesia Satánica de los
Angeles (California). En este libro se habla del film
Lucifer rising (El nacimiento de Lucifer), explican­
do que Mick Jagger se interesó por el papel de Lu­
cifer, Keith Richard por el de Belzebú y Bobby
Beausolei!, que perteneció al clan Manson y en este
m om ento cumple una condena por asesinato, por el
papel del protagonista..* Jagger compuso el tema ln-
vocation o f rny Demon Brother para Lucifer rising.
Citarem os aquí unas declaraciones de Richard
O ldham , el m ánager de los Rolling Stones: «Hay
maestros de Magia Negra que opinan que somos sier­
vos de Lucifer casual e inconscientemente. Otros
creen que nosotros mismos somos Lucifer».**
H asta el Newsweek denominó a Mick Jagger, en
su edición del 4 de enero de 1971, el «Lucifer del
Rock», el «guía no-santo», hablando de su «fuerza
demoníaca de manipular a las personas».
■ Keith Richard, por su parte, ha observado que con

* Circus Magazine, 17 de marzo de 1977


** Rolling Stone ¡Magazine, 19 de agosto de 1971

104
frecuencia los tem as de los Stones «nacían espontá­
neam ente», como en una inspiración en «una sesión
de espiritismo». A l parecer, las melodías salían de
ellos, en muchas ocasiones, cuando eran «un médium
abierto y dócil».*
Basándose en un informe sobre Rock satánico de
la United Press International, el periódico Detroit
News (24 de diciembre de 1981) notificó que el títu­
lo Sympathie for the devil de los Rolling Stone se ha­
bía convertido en el himno no oficial de los satanis-
tas y que Jagger es conocido por el «Lucifer del
Rock».

KISS

La idea de m ontar el grupo Kiss partió de dos ami­


gos del barrio de M anhattan, Gene Klein y Stanley
Eisen. Ambos músicos comenzaron tocando Rock
Heavy hacia los trece años. Conocieron al batería Pe-
ter George John Criscuola gracias a un anuncio en
la revista Rolling Stone que decía, poco más o m e­
nos: «Batería que quiere conseguirlo haciendo lo que
sea necesario».
U na de las «rarezas» más curiosas de este grupo
la constituye el cambio de nom bre de sus com ponen­
tes (ya vimos lo que esto significaba al hablar de la
contrainiciación).
G ene Klein pasó a llamarse Gene Simmons y a

* Rolling Stone Magazine, 5 de mayo de 1977

105
ser «el hom bre-vam piro». Stanley Eisen dejaría de
serlo para convertirse en Paul Stanley, «el hombre
estrella», Paul Frehley sería Ace Frehley, «el hom­
bre del espacio» y Peter George John Criscuola se­
ría Peter Criss, «el hombre-gato».
La discografía de Kiss comienza precisamente por
un L.P. llamado Kiss, siglas que algunos autores in­
terpretan como Kings in Satan Service, «Reyes al ser­
vicio de Satán». El segundo, Hotter than Hell, «Más
caliente que el infierno», vendió nada más salir cien­
tos de miles de copias, pero el L.P. que marcó su
consumación fue Dressed to Kill, «Vestidos para
matar».
Si seguimos esta secuencia obtenemos un curioso
mensaje: «Reyes al servicio de Satán más calientes
que el infierno vestidos para m atar.» Es difícil pen­
sar que se tra ta de una casualidad.
Del próximo L .P ., Alive, se vendieron sólo en los
Estados Unidos casi cinco millones de copias. En su
portada aparecía una instantánea del grupo en direc­
to y en la contraportada la Kiss Army. Las fotos eran
de un personaje inquietante, Fin Costello, famoso
como mago negro y colaborador habitual de los gru­
pos Black Sabbath y D eep Purple.
Cada m iem bro del grupo escribió en un pedazo
de papel lo que deseaba a sus fans y los cuatro tro ­
zos fueron publicados en Alive. Ace Frehley decla­
raba, entre otras cosas: «Cuando toco la guitarra en
directo es como si hiciera el amor. Gracias por ayu­
darm e a despegar».
Peter Criss decía algo aparentem ente absurdo

106
como «debiérais m eter vuestras uñas en este álbum»;
algo, sin em bargo, que aquellos que estén algo fami­
liarizados con la magia com prenderán enseguida.
Simmons, por su. parte, decía: «sangro por ti y res­
piro las llamas por ti, y si te maravilla que me com­
porte corno un loco, ... io seré».
Hacia las Navidades de 1975*1976, tras haber ven­
dido sólo en ios Estados Unidos más de veinte mi­
llones de sus discos, los Kiss estuvieron preparando
D estróyer (D estructor) que fue producido por Bob
Ezrin, conocido en ios medios satánicos, que fue asi­
mismo coautor de uno de los temas, Beth, la inicial
de Belcebú, la letra maldita de la dualidad.
Chuck Pallard, periodista y gran conocedor de la
escena rockera describe uno de los fetiches de Gene
Simmons, miembro del grupo Kiss. «En cuanto al­
guien nom bra las fotografías él enseña enseguida al­
gunos ejemplos de sus más recientes éxitos. Cada
una de ellas m uestra a una de las «groupies» de as­
pecto fantástico que «trabajaban» para él y con las
que compartía la habitación de hotel» (*).
En otra ocasión Gene Simmons manifestó: «Kiss
habrá tenido, seguram ente, más chicas que cualquier
otro grupo, y tengo fotos para dem ostrarlo»... «Hoy
en día todo el mundo está tan pervertido como yo.
Y yo puedo salir y cantar y estar tan normal y tan
enfermo como lo estoy normalmente» (**).
Peter Criss ha declarado: «Me considero a mí mis­

* Hard Rock M agazin, junio de 1978


** Circus Magazin, 7 de julio de 1977

107
mo malvado. Creo tanto en el diablo como en Dios.
Se puede utilizar a cualquiera de los dos para conse­
guir cosas.» Pero ¿no recordamos que éste mismo
músico afirm aba que «quería conseguirlo haciendo
todo lo que fuera necesario»?
Sin duda, tanto él como sus compañeros hicieron
«lo necesario» para ganar tantos millones de dólares.

AC/DC

En una entrevista concedida en Tokio al periodis­


ta Philippe Chalumeaux para la revista Rock and
Folk, Brian Johnson de AC/D C le confesaba que
nunca ensayaban. Para este periodista, una de las
canciones de AC/D C habla del infierno: «Cuando se
invoca a Satán todas las noches que Dios hace, se vis­
te uno de ceremonia. Lucifer exige...».
«En el Budokan, A C /D C estaba indeciso entre la
misa negra cataciística y el simbolismo sexual gritón
y la desnudez total, sin acabar de decidirme en nin­
gún m om ento.»

Crosby, Stills, Nash and Young

H e aquí la opinión de John Todd a propósito de


este grupo:
«Es notorio que David Crosby (Crosby Film s),
N athan Young, G raham Nash, en suma todos los
grandes productores de Rock and Rol! son miembros

108
de una «iglesia» satánica y que la gran mayorfa de
los grupos de rock están inscritos como miembros en
una u otras religiones luciferinas. Cuando producen
un disco o han de com poner nuevas canciones, pi­
den a los sacerdotes y sacerdotisas de su templo que
em brujen sus obras para que tengan mucho éxito.
Cuando los ritos consagratorios han sido realizados,
y que los discos están poseídos*, muchos demonios
quedan encargados de ejecutar sus órdenes... No es,
pues, de extrañar que una influencia demoníaca se
deje notar en el auditor bajo las formas siguientes:
irritabilidad, espíritu de revuelta, lenguaje obsceno,
blasfemias, tendencia al suicidio.»

Los Eagles

A nadie se le hubiera ocurrido que los dulces E a­


gles podían tener algo que ver con el diablo si no fue­
ra por los trabajos de Paul Crouch. Para John Rock­
well** «Los Eagles son el m ejor ejem plo de un grupo
en el que m andan ios esquemas satánicos. Su música
consiste en un canto con mucho sentimiento y el fee-
ling general transm ite un am biente profundo. Las
canciones se convierten en éxitos. Y esos son los con­
tenidos: «Una de estas noches... H e buscado a la hija
del diablo. H e buscado a una m ujer que tiene algo
de los dos. Siento su proximidad, pero no puedo ha­
llarla por ningún lado... tú tienes tus demonios, tie­

* «Envoutés» en el original. Operación mágica de brujería para do­


minar. (N. de T.)
** Trommel-Feuer, op. cit., pág. 75

109
nes tus deseos, pero yo tengo un poco de mí mis­
m o...».
Para John Rockwell, las palabras del tem a Hotel
California «están llenas de poder, sobre todo por la
música, que entra tan bien. Las palabras se pueden
entender e identificar acústicamente bien, sólo que
la fuerza psicológica de la música reduce el signifi­
cado de las palabras que describen un ritual satáni­
co». Esta música «lleva a que nos excusemos a no­
sotros mismos cuando la escuchamos. Suprimimos el
sentido real de Jas palabras, porque lo que nos atrae
son el ritm o, el feeling del canto y de las guitarras.
No comprendernos que nos acordamos de partes crí­
ticas del texto, aunque no hayamos escuchado las
canciones desde hace años. A veces, tales recuerdos
salen disparados a nuestra conciencia como si algo
en nosotros no los hubiera acallado nunca y los hu­
biera m antenido despiertos».
«Así ocurre, por ejem plo, con el tem a Hotel Ca­
lifornia que dice:
«... estamos program ados para recibir órdenes,
puedes salirte cuando quieras, pero nunca podrás
soltarte.»
¿Cuál puede ser este polémico «hotel California»?
¿El infierno? ¿La Iglesia Satánica de A ntón La Vey,
em plazada en la California Street de Los Angeles?

Led Zeppelm
Jimmy Page, guitarrista líder del grupo Led Zep-
pelin, adquirió en 1973 la Boleskin House, una casa

110
que perteneció a A leister Crowley y que, al parecer,
está poseída diabólicam ente, cerca del Lago Ness, en
Escocia. Page colaboró activamente con Kenneth
A nger, creador de la película Lucifer Rising.
Page es tam bién propietario de una librería eso­
térica. Cualquiera que esté relacionado con el nego­
cio de los libros sabrá qué pésimo negocio puede ser
una librería esotérica si no es «algo más», si no cons­
tituye, por decirlo de algún m odo, la tapadera de
«algo más». Page declaró que «no había en Londres
una librería en la que se pudiera com prar literatura
escogida (¿debem os leer satánica?) y buena sobre
ocultismo, y estaba harto de tener que rastrear to­
das las librerías para conseguir los libros después de
una larga búsqueda».* Junto con otros grupos, Led
Zeppelin financiaron una película irreverente de la
Monty Python: los caballeros de la Mesa Cuadrada,
en la que se hace burla del Santo Grial.
El grupo vería su final en 1977 tras una época de
accidentes y desgracias.
Al m orir John Bonham, el batería del grupo, se
propagó el rum or «de que el cantante R obert Plant
(su hijo murió de forma misteriosa) responsabiliza­
ba de la mala racha del grupo a la obsesión de Jimmy
Page».**
El LP en que las vinculaciones satánicas de Led
Zeppelin salieron a la luz fue, ciertam ente «Led Z ep­
pelin IV», editado en 1971. En él aparecía una bolsa

* H it Parader, julio de 1975


** Rolling Stone Magazin, 25 de diciembre de 1980

111
que contenía el texto de la polémica canción «Stair-
way to Heaven».* Letras cabalísticas, una pluma
encerrada en un círculo mágico, ¿contribuyó todo
ello a que el álbum fuera doble núm ero 1 en las lis­
tas de Inglaterra y Estados Unidos?

* Ver el capítulo «Algunos temas claramente satánicos»

112
OTROS GRUPOS DE INSPIRACION
SATANICA

Dark Star

En la línea de Black Sabbath, la «Estrella Negra»


es un grupo de segunda línea formado por Mick Stai-
nes y Dave Harrison.

Bad Company

Form ada por Paul Rogers, Simón Kinke, Mike


Ralphs y Boz Burrell, la «Compañía del Mal» obtu­
vo un éxito resonante con su prim er L.P., aunque,
al parecer, los siguientes constituyeron un verdade­
ro fracaso.

Angel Witch

El «Angel-Bruja» es otro de los grupos relaciona­


dos con Lucifer, el Angel Caído que nunca obtuvo
el éxito que buscaba. Su discografía es mínima y the
Angel Witch tiene, en los medios rockeros, una
cierta fama de perdedores y fracasados.

113
Queen

O tro de los monstruos del H ard Rock que ha sido


denunciado como «satánico» por más de un pastor
protestante en los E E .U U . Su líder y cantante,
Freddy M ercury declaraba a la revista Circus Maga-
zine (abril 1974): «Querem os chocar a la gente y ser
abom inables... Sobre el escenario soy un diablo...
Creo que en algunos años estaré loco.»

Deep Purple y Ritchie Blackmore

O tro veterano grupo de Rock duro en cuyos te­


mas han sido halladas connotaciones satánicas es
Deep Purple. Su líder y guitarrista, Ritchie Blackmo­
re, es conocido por participar en sesiones espiritistas
y por realizar prácticas ocultas.
E n 1975, Blackmore constituyó su propio grupo:
Raimbow (A rco Iris). El Arco Iris, símbolo bíblico
de la Alianza, ha sido parodiado últim amente por
muchos grupos antitradicionales. Señalemos, única­
m ente, a m odo de ejem plo, que es el signo distinti­
vo de los gay’s de San Francisco.
Ritchie Blackm ore tiene instalado su propio estu­
dio de grabación en su castillo y afirma que en él ha­
bita un fantasm a, servidor del dios Baal, que cuenta
con más de 4.000 años de edad.
Im itadores del grupo Deep Purple son los Demon
(D em onio). U no de sus L.P. se llama Night o f the
Demon (Noche del Dem onio). Su cantante solista,

114
Dave Hill suele salir a escena disfrazado de demonio.

Saxon

O tro grupo inglés de heavy que vende millones de


copias de sus discos es Saxon. Famoso por sus esce­
nas de violencia, incendian las guitarras sobre el es­
cenario e incluso, a veces, hacen detonar sus ampli­
ficadores mediante explosiones de pequeños cartu­
chos de dinamita.
Oriundos del Yorkshire, los miembros de esta for­
mación trabajaron por separado con diversos grupos
antes de consolidar Saxon.
E n su tem a Watching the Sky (Mirando al cielo)
se adivinan influencias de la célebre película E.T. de
Stephen Spielberg, ya que esta canción habla preci­
samente de Ovnis y extraterrestres.
Entre sus temas más sospechosos se encuentran
To Hell and back again, Princess o f the Night, Po­
wer and the Glory.

Ozzy Ousbourne

Líder del grupo Black Sabbath, Ozzy Ousbourne


m erece que le dediquemos unas líneas. Considerado
«el cantante satánico por excelencia del Heavy M e­
tal», en su carrera en solitario «su imagen corría pa­
reja a la idea de un dios satánico llegado de lo más
profundo del infierno. De nuevo las invocaciones, los

115
cuernos, la sangre y las cruces se pasearon a lo largo
y ancho del mundo».
E n varias ciudades norteam ericanas se ha llegado
a considerar a Ozzy Ousbourne «el enemigo público
n° 1», por su aluvión de ratas, murciélagos y gatos
m uertos en el escenario. En San A ntonio, Texas, en
una ocasión un chico de la audiencia se presentó con
una cabeza de buey m uerto en su mano para que
Ozzy lo exorcizara.
E n algunas actuaciones, Ozzy Ousbourne ha pro­
vocado al público lanzándole tripas, ojos, pedazos de
intestino y órganos putrefactos de animales.
M edio en brom a medio en serio, en una conocida
revista de música se decía: «¿Sabes cuál es la dieta
favorita de Ozzy cuando está descansando en su
mansión draculiana? Pues nada más fácil que por las
mañanas un zumo de sangre natural, al mediodía
murciélagos con patatas y para cenar cuello de galli­
na al horno con ketchup».

116
LA OBRA DEL DIABLO

«A l ser lo contrario de la verdadera


iniciación, la «contrainiciación» va
en el sentido de un aumento del de­
sequilibrio de los seres cuyo término
es la disolución o la desintegra­
ción»... «El Anticristo debe estar,
evidentem ente, lo más cerca posible
de esta «desintegración».
R en é G uénon

«El hom bre primitivo — escribe Germain Bazin,


conservador del Museo del Louvre— vivía sojuzgado
por el terror de las fuerzas cósmicas, siempre prepa­
radas para desencadenársele encima.
El hom bre m oderno, al encadenar la naturaleza
con la ciencia, se ha liberado del miedo. Ilusión bre­
ve, pues he ahí que entramos en un tiempo parecido
a las épocas más sombrías de la humanidad: tem bla­
mos ansiosamente bajo la amenaza de catástrofes
cuya fatalidad ya no proviene de las cosas, sino de
nosotros mismos.» *
A medida que el ser humano se va liberando (o
* En el número de «Les Etudes Carmilitaines» dedicado a Satán,
anteriormente mencionado

117
se cree liberado) de «sus miedos» o «sus demonios»
va cayendo cándidam ente en la gran Trampa. Lo po­
demos ver tanto a nivel individual, psicológico, como
a nivel mundial. El hom bre no es capaz de convivir
con sus miedos, y en vez de profundizar y com pren­
derlos, huye de ellos, los intenta destruir, vencer,
pero lo único que logra, el método que utiliza no es
el correcto, es sustituirlos. Pero veamos qué nos dice
al respecto Germ ain Bazin: «¿Se ha instalado Luci­
fer, desposeído de su reino, en el interior de la inte­
ligencia hum ana, pronto a enfrentarse humana,
pronto a enfrentarse incluso con Dios sirviéndose de
las fuerzas prisioneras, sin tener la humildad de ad­
mitir que siempre se le escapará el total encadena­
m iento de las causas y de los efectos?»
«Si nuestra ciencia es múltiple —prosigue, ingen­
te es el inventario de los conocimientos que ningún
cerebro hum ano podrá nunca abarcar. Esta multipli­
cidad prodigiosa, ¿nos acerca más o nos aleja de la
unidad, estado del ser absoluto, del que está exclui­
do Satán?»
Pero nosotros seguimos creyendo en la ciencia. In­
cluso algunos llegan a pensar que ésta ha substituido
a la religión, mientras que otros pretenden «fabricar
nuevas religiones basadas en presupuestos cientí­
ficos».
Se intenta un «compromiso» entre ciencia y reli­
gión que no hace sino delatar la naturaleza misma de
dicha «ciencia» y de dicha «religión».
No hay que olvidar que Einstein era ju d ío y por
lo ta n to trabajaba para la Gran Conspiración Ju d ía

118
Internaciona*. sus investigaciones atóm icas dieron
al perverso ju d ío un arma poderosísim a, la bom ba
atóm ica, con la cual m antener a buen recaudo a un
rehén: LA HUMANIDAD.
La astucia sionista no tiene lím ites com o tam p o ­
co su perversidad!

Fig. 4. Portada de un famoso libro que denunciaba a los illiminati.


El primer personaje es Albert Emstein, arriba, como por casualidad,
el símbolo masónico para Jehová mismo que aparece en ei dólar de
Estados Unidos, moneda cargada de símbolos esotéricos sionistas
que vendrían a delatar el compromiso norteamericano de trabajar en
pro de la causa judía y cuyo gobierno dio entusiasta albergue a
Einstein y apoyo para desarrollar su terrible arma.
Ignoram os si Einstein fue o no un seguidor de los
delirios de la Blavaísky, pero lo que sí nos parece evi­
dente es que el tan adm irado físico juega inconscien­
tem ente un papel im portante dentro del plan de la
perversión, como de hecho lo han jugado y lo jue­
gan un gran núm ero de «sabios» modernos adm ira­
dos, respetados e incluso premiados con el Nobel (in­
ventor o reinventor de la pólvora, no lo olvidemos).
Recordem os únicam ente que el inventor de la lobo-
tom ía tam bién alcanzó tan alto galardón.
D e todos es conocida la famosa instantánea en que
Einstein aparece sacando la lengua, como desvelán­
donos cuál sería el alcance de obra: la desintegración
diabólica.
Si la obra de los Sabios, de los A deptos, era inte­
gración, la de los sabios de este mundo es desinte­
gración. Como Escribe Etienne Perrot * «Ya el efec­
to de la G ran O bra m oderna ha dado su fruto. El
nuevo Señor de los Señores ha nacido. Su destello
m ortal rasgó el cielo de Asia la mañana del 6 de agos­
to de 1945,** el día en que la Iglesia celebra la trans­
figuración de Cristo, llam ada por los griegos «Fiesta
de la Metamorfosis». Tres semanas antes, el sabio
responsable de la operación «Trinidad», había cele­
brado la aparición del hijo de los modernos filósofos
en el desierto de Alam o G ordo retom ando unas pa­

* Atalante Fugitive, págs. 11 y 12, París 1970


** Observamos que, como por casualidad, el valor numérico de
este día es 33 (6 + 8 + 1 + 9 + 4 + 5), o sea otra subversión del sím­
bolo de Cristo como lo es la bomba atómica, o de la divina Trinidad,
como lo es la «Operación Trinidad».

120
labras milenarias que saludaban la manifestación de
un dios:

Divi surya shavasya.

Fig. 5 A lb e rt E in stein en una polém ica in sta n tá n e a .

«¿No confesó R obert Oppenheim er, movido por


esa lucidez tardía que compartía con algunos de sus
compañeros: «Hemos hecho la obra del diablo»?»

121
ÍNDICE

Un singular testimonio ..................................... 7


Las tretas de Satán ............. .................... 15
Coagula et Solve ........................ ......................... 25
La contrainiciación .............................................. 37
Los síntomas de la posesión diabólica ............. 45
Los mensajes sublim inales................................. 57
Un negocio rentable ........................................... 67
¿Quién se oculta tras el Rock? ......................... 75
Algunos temas claram ente sa tá n ic o s.............. . 85
La lengua de la perversión ............. ................. 93
Los santos de Satán ............................................. 99
(Black Sabbath 100 - Rolling Stones 103 - KISS
105 - AC/DC 108 - Eagles 109 - Led Zeppelin
110)
Otros grupos de inspiración satánica ........... 113
La obra del diablo ................... .................... ...... 117
\ v

'V

V* ' ; ; ■■

¿Qué diabólicas maquinaciones se ocultan


tras el movimiento Rock?
¿Qué extrañas relaciones unen los grupos
de satanismo y magia negra con los líderes
del heavy?
¿Qué efectos nefastos puede tener éste tipo
de música sobre quienes la escuchan?
¿Qué influencias de bajo astral vehiculan y
a qué siniestro plan cósmico obedecen?
Desde la óptica guenoniana y tradicional,
MUSICA ROCK Y SATANISMO nos desve­
la uno de los fenómenos contrainiciáticos
mas peligrosos de nuestro tiempo, como es
el mensaje subUminal que está destruyendo
mortalmente nuestra juventud.

EDICIONES ARCO IRIS


México D.F.

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