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René Laban - Música Rock y Satanismo
René Laban - Música Rock y Satanismo
MUSICA
ROCK
Y
SATANISMO
EDICIONES ARCO IRIS
Av. 10 de Mayo No. 106-35 Norte.
Apartado Postal 38894 México D.F.
México.
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llama Coid Ethyl.
Como tantas otras figuras de Rock, Alice Cooper
empezó emulando a los legendarios Beatles. En una
entrevista declaraba:
«Teníamos intención de formar un grupo desde
que estábamos en el colegio, pero no nos decidimos
hasta que vimos cómo se estaban haciendo famosos
los Beatles; fue entonces cuando nos dimos cuenta
de que sí se podía hacer algo. Nos reunimos para to
car y cantar y ver qué éramos capaces de hacer».
De su época californiana, rica en experiencias y
anécdotas, Alice Cooper parece guardar un único
recuerdo:
«Lo único que había en Los Angeles era sexo; el
sexo era el denominador común de todo... Aquella
ciudad (Los Angeles) es “fabulosa por lo enferma que
está...». No nos quepa la menor duda de que las co
sas no han cambiado...
Con alguien como Alice Cooper nos encontramos
ante un verdadero prototipo de ser antitradicional.
Por una parte, se trata del hijo de un pastor protes
tante, con todo lo que ello suele comportar: moral
rígida, dogmatismo, puritanismo, indigestión de Bi
blia, visión profana y exotérica de la religión, etc...
Resulta casi lógico que, dentro del orden de cosas en
que nos movemos, por reacción, el joven Fournier
nos saliera un alcohólico drogadicto, un perverso li
bertino y bisexual, y no nos extraña en absoluto que
frecuentara los círculos espiritistas y de magia negra.
Si a todo ello le sumamos que en los inicios de su
carrera musical sufrió hambre y penuria hasta el pun
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to de disponerlo a cualquier cosa con el fin de triun
far, veremos que el resultado no puede ser sino un
ser capaz de pactar con lo que sea, llámese Diablo,
llámese sistema, llámese como se quiera, para con
seguir sus propósitos. Se trata, además, de ^alguien
profundamente irritado con el «caparazón» (*) que
le han proporcionado tanto su educación como el
medio en que ha nacido y crecido, alguien que lucha
desaforadamente por liberarse de él, lo cual resulta
más que evidente en la agresividad que manifiesta
en escena. A pesar de ello, ha llegado a declarar re
firiéndose a su grupo y a él mismo:
«Somos tan humanos como todo el mundo. No
promovemos la violencia. Nos la estamos sacando
del cuerpo...».
Esta última frase merece que nos detengamos en
ella. La idea de «sacarse algo del cuerpo» la reen
contramos en numerosas sectas pseudoreligiosas que
propugnan una «liberación» de tensiones empezan
do, como no, por la sexual. Habiendo conocido de
cerca a varias de ellas y teniendo alguna noción de
estos temas, no podemos sino declarar, mal les pese
a algunos, que, consciente o inconsciente, se trata en
la mayoría de los casos de puro espiritismo y de au
ténticos fenómenos de posesión más o menos disfra
zados. Las «doctrinas» de muchas de estas sectas
que, por otra parte, son de una simplicidad alarman
(*) El autor utiliza el término «caparazón» en el sentido gueno-
niano de esta palabra, sentido que desarrollará en el capítulo Coagula
et Soíve. (N. de T.)
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te, nos hablan a menudo de una «destrucción del
Ego», informándonos que todos nuestros males y
toda nuestra infelicidad proceden de él. Dado que
aquí no es el lugar, no nos detendremos a discutir o
rebatir esta gratuita afirmación, sólo haremos hinca
pié en que las más de las veces esta «destrucción del
Ego» acaba convirtiéndose en un desquiciamiento
psicológico del sujeto en cuestión que, a medida que
se imbeciliza, va creyéndose más elevado espiritual
mente y más iluminado, al tiempo que se acentúa su
dependencia de la secta.
El resultado de un gran número de estas técnicas
que, al parecer, estarían destinadas a romper el muro
que nos separa del Espíritu, no es, a fin de cuentas,
sino el abrir una grieta en nuestro psiquismo por la
cual penetrarán las más temibles influencias del bajo
astral. Algo parecido, por otra parte, puede ocurrir
como veremos con ciertas drogas o con rituales de
brujería tipo Vudú y Macumba.
Alice Cooper, que no desconoce en absoluto es
tos temas, es famoso por haber realizado prácticas
de Magia Negra en escena, pero cuando se le ha cri
ticado el que efectuara los rituales parecidos a los del
Vudú en sus actuaciones, ha escabullido el bulto y
se ha limitado a responder:
«Es el público quien mata a los pollos, nosotros
no nos hemos cargado ni uno solo, nos limitamos a
ponérselos en sus manos y son ellos los que los eje
cutan, es un verdadero ritual...».
Cualquiera que esté mínimamente familiarizado
con la magia sabrá que los magos casi nunca efec-
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túan personalmente sus «trabajos», sino que hacen
que sean quienes se los encargan los que los reali
cen. La explicación de este comportamiento se en
cuentra en lo que se conoce por «efecto boomerang»
o «shock en retour» por el cual cada acción concreta
en el campo de la magia provoca su lógica reacción.
Pero no es necesario que acudamos a casos que
podríamos tachar de «aberrantes», como es el de Ali
ce Cooper, para darnos cuenta de lo íntimamente in-
terrelacionados que están el mundo del Rock duro y
el de la magia o el de la droga.
El grupo que mayor influencia ha tenido sobre la
música Rock y sobre la juventud actual fue sin duda
alguna The Beatles. Todos conocemos sus difíciles
comienzos, sus duros inicios, hasta que fueron lan
zados por Brian Epstein.
Los Beatles comenzaron en 1959 como The
Quarrymen; luego se llamaron The Beat Brothers
grabando su primer L.P. en 1961, como acompañan
tes de un cantante de moda, Toni Sheridan.
Sabemos que habían hecho varias pruebas en di
versas compañías discográficas, pero todas ellas ha
bían sido rechazadas. ¿Qué hacer ante tal situación?
Según declaraciones del mismo Toni Sheridan, el
que sería leader de los Beatles, John Lennon, se in-1
teresó en 1962 por temas relacionados con el ocul
tismo y la magia y participó mientras estaba en Ham-
burgo en sesiones de espiritismo.
Según Sheridan, John Lennon le confesó: «Sé que
los Beatles tendrán un éxito como ningún grupo lo
ha tenido. Lo sé exactamente porque para ello he
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vendido mi alma al diablo». (*)
En 1973, o sea unas diez años más tarde, los Beat
les habían vendido casi cien millones de L.P.s de sus
discos.
Es de destacar, además, que el famoso satanista
Charles Manson, de quien ya volveremos a hablar
más adelante, célebre por el asesinato de Sharon
Tate, esposa del director de cine Román Polansky,
y seis personas más, declaró que lo había planeado
inspirándose en música de The Beatles y buscando
mensajes secretos en su famoso Disco Blanco.
Según Manson, ios temas Helter Skelter y Black-
bird le habrían «dictado su filosofía».
En la casa de Sharon Tate se encontraron junto a
los cadáveres la palabra «pigs» escrita con sangre en
la pared, haciendo mención a «pigjgies», uno de los
temas del Disco Blanco. (**)
Cuando se separó de los Beatles, al parecer insti
gado por su enigmática esposa, Yoko Ono, Lennon
siguió componiendo y grabando en solitario.
En uno de los temas (Bring on the Lucie) del L.P.
Mind Games, Lennon invoca y adora al Anticristo,
al que llama 666.
Pero la presencia del diablo en la música no era
nada nuevo...
Ya hacia los años cincuenta, en el transcurso de
un exorcismo realizado al Oeste del Canadá por un
pastor de Longbeach (California), reputado especia
(*) Pop Magazine n° 23, 1976
(**) Rolling Stone Magazine del 19-3-70
13
lista en esta singular actividad, tuvo lugar una curio
sa revelación:
«Soy un Príncipe y vengo. Venimos todos a po
seer a una raza, la juventud de América (*)».
Es curioso constatar que el texto inglés, pues el es
píritu habló en inglés, decía textualmente: «/ am a
Prince and I am coming down. We are coming down
ío posses a race, The youíh o f America». El término
utilizado (coming down) indica claramente la idea de
descenso, de caída. Por otra parte, la autopresenta-
ción del espíritu que poseía a la joven objeto del
exorcismo, es sumamente evocadora: «Soy un Prín
cipe». ¿No nos hallamos aquí ante aquel que los
Evangelios llaman «El Príncipe de las Tinieblas? ¿No
se hace llamar precisamente una de las más famosas
estrellas del Rock «Prince»? ¿No se le llama a Satán
en la Biblia (Juan XIÍ-31 y Efesios VI-12) el «Prín
cipe de este mundo»?
Ozzy Ousbourne, líder del grupo Black Sabbath,
confesó en cierta ocasión. «No sé si soy el médium
de una fuerza externa... espero que no sea ío que
pienso: Satán»,
14
LAS TRETAS DE SATAN
«La gran astucia del diablo consiste
en hacernos creer que no existe».
Bandelaire
«Desenmascarar al Diablo es ven
cerle.»
San Ignacio
28
como iremos viendo, no apunta hacia la «materiali
zación» o la «solidificación», sino que edifica en ellas
o en la que ellas han creado para desembocar en la
más completa destrucción.
La ilusión de seguridad reinante en las épocas en
que el materialismo alcanzó su máxima influencia,
en que el desarrollo económico e industrial en Occi
dente era mayor, está siendo disipada por los acon
tecimientos a una velocidad creciente. Si el materia
lismo había encerrado al hombre en un duro «capa
razón» que lo privaba y protegía de todo contacto
con lo sobrenatural (y por lo tanto con lo sagrado)
este «caparazón» le otorgaba la sensación, la ilusión
de una falsa seguridad un poco a modo de compen
sación por la pérdida de la verdadera y única segu
ridad posible, aquella que viene del contacto real con
la divinidad. Esta falsa seguridad, la de la ciencia mo
derna, la de la seguridad social, el carnet de paro o
la jubilación, es, finalmente, la triste seguridad de
unos parches imperfectos y engañosos cuyo objetivo
no es siempre el de proteger al individuo, concreto,
de la sociedad, abstracta, sino el de proteger esta so
ciedad del individuo. Pero este «cascarón» o «capa
razón» tenía sin embargo una ventaja: aislándolo de
toda influencia sobrenatural lo protegía de las in
fluencias del psiquismo inferior, para cuyo contacto
no estaba (ni está) preparado. La mejor manera de
colocarle ante estas influencias era, pues, incitarle a
romper el «caparazón»; tal parece ser uno de los
«mensajes» más corrientes en la música Rock. No ol
videmos, sin embargo, que antes de que pueda pro-
29
ducirse esta «ruptura», el individuo ha sido conve
nientemente aislado de cualquier «ayuda» de tipo su
perior, de tipo sagrado.
Actualmente, no podemos decir que el común de
los mortales haya restablecido el contacto con So sa
grado, antes al contrario, pero lo que sí podemos, y
debemos delatar, es que a raíz de este proceso de di
solución del «caparazón» nos encontramos cada día
más a merced de las fuerzas oscuras del psiquismo in
ferior, simbolizado en la tradición islámica por las
hordas de Gog y Magog y en la hindú por los demo
nios Koka y Vikoka, cuyos nombres son, evidente
mente, similares.
Se trata de entidades que realizan esfuerzos ince
santes para invadir nuestro mundo y que represen
tan las influencias más inferiores. Antaño fueron des
critas como seres que habitaban en el interior de la
tierra, el mundo inferior, eran seres «infernales», ora
gigantes ora enanos, fantasmas, elementales, etc...
mientras que actualmente parecen darse a conocer
corno extraterrestres. Sea como fuere, se trata siem
pre de entidades infracorporales, de seres del más
bajo astral, desencamados, que buscan la posesión
de los humanos. Y si a nivel consciente el hombre
ya no cree en ellos y su razón le demuestra que no
existen, a nivel inconsciente siguen actuando, con
mayor libertad, encubiertos y protegidos por la ig
norancia humana.
Con todo ello, vemos que, al menos si generaliza
mos, no podemos hablar actualmente de «materiali
zación» como ocurría con el siglo XIX e incluso con
30
los inicios del siglo XX, sino de «disolución» o «de
sintegración», en el sentido más amplio y concreto
de esta palabra. No se trata ahora de encerrar al
hombre en un grueso «caparazón» de asfixiantes pre
juicios, de ideas reaccionarias, de morales rígidas o
de leyes estrictas, sino de venderle una presunta li
beración (que ya la va necesitando) de todo ello. ¿No
se les hacía pasar hambre a los leones antes de sa
carlos al circo para que devoraran a los mártires? No
sin razón la expresión free yourself (¡libérate!) apa
rece en un gran número de temas de música Rock.
Nos encontramos, pues, con lo que pudiéramos ca
lificar del «reverso» del materialismo, de su conse
cuencia lógica y previsible a la vez que su comple
mento y consumación: la disolución, la exhortación
al hombre prisionero de toda una serie de irrealida
des a romper sus recién estrenadas cadenas, simbo
lizadas, en última instancia, por su propio cuerpo,
llevándole así al suicidio, hacia la desintegración que,
a todos los niveles, desde 1945 estamos viviendo.
«Hay, escribe Guénon, en la reducción gradual de
todas las cosas a lo cuantitativo, un punto a partir
del cual esta reducción ya no tiende a la solidifica
ción, y este punto es, en suma, aquel al cual se llega
cuando se quiere llevar la cantidad continua a la ca
lidad discontinua; al no poder subsistir entonces los
cuerpos como tales, se reabsorben en una especie de
polvo «atómico» sin consistencia» (...) «podríamos,
a propósito de ello, hablar de una verdadera «pulve
rización» del mundo que es, evidentemente, una de
31
las formas de la disolución cíclica». *
Sin embargo, como también ha señalado en diver
sos lugares este autor, esta «pulverización» deja ne
cesariamente unos «residuos», a menudo impalpa
bles, de los que hablaremos más adelante.
Es ahora cuando entran en juego las fuerzas in
frahumanas de la disolución que, aparentemente, ve
nían a compensar el materialismo creciente, ofre
ciéndonos a través de una nueva física o unas mate
máticas modernas una noción de «materia» menos
«materialista», más evanescente, más abstracta, más
irreal, en fin, que la de antes. Como la música Rock,
esta tendencia de ía ciencia moderna a querer retor
nar a las doctrinas orientales (ya sea el Taoísmo o el
Vedanta) aislándolas de sus contextos y de su tradi
ción y trasplantándolas a Occidente, asimilándolas y
explicándonoslas a su manera y «barriendo hacia su
casa», nos viene principalmente de Norteamérica.
Nos varaos a intentar elucidar aquí las razones pro
fundas que hacen que así sea; digamos solamente,
de pasada, que el pueblo norteamericano, el más rico
materialmente, el más desarrollado tecnológicamen
te (sobre todo en el terreno militar) es, al mismo
tiempo, el más ingenuo y desarraigado humanamen
te hablando, el más ignorante de la Tradición y el
más confuso en lo que a religión se refiere, de lo cual
nos dan fe la multitud de sectas e iglesias que
alberga.
El mismo Ozzy Osbourne, líder del grupo Black
* Op. Cit. pág. 223 y 224.
32
Sabbath que, al fin y al cabo conoce por experiencia
el tema mejor que nosotros, no vacila en afirmar que
«América es el lugar más satánico del mundo. Por
dólares, los yankees lo hacen todo. La gente con su
ansia narcótica son casi como pesadillas vivientes.
Me encantaría que la mitad de ellos viniera al con
cierto en ataúd». Al menos simbólicamente, alguna
razón deberían tener los antiguos para afirmar que
allende el Finisterre sólo se encontraban mons
truos...
En lo que atañe al papel de la ciencia moderna,
no podemos menos que citar de nuevo a Guénon que
nos dice: «tradicionalistas mal informados se alegran
considerablemente viendo la ciencia moderna, en sus
diferentes ramas, salirse algo de los estrechos límites
en que hasta aquí se encerraban sus concepciones, y
adoptar una actitud menos groseramente materialis
ta que la que adoptaba el pasado siglo; se imaginan
incluso que, en cierto modo, la ciencia profana aca
bará alcanzando así a la ciencia tradicional (que ape
nas conocen y de la que tienen una idea singularmen
te inexacta basada sobre todo en ciertas deformacio
nes y «contrafacciones» modernas) lo cual por razo
nes de principios sobre las cuales hemos insistido a
menudo, es totalmente imposible». *
Lo peor de todo, es que estos mismos «tradicio
nalistas» de los que habla Guénon, que no hay que
confundir con los seguidores de la Tradición, son los
que más se alegran o los que potencian y capitanean
* Op. Cit. pág. 227.
33
toda una suerte de movimientos «espiritualistas» mo
dernos y los que más atención prestan a ciertas ma
nifestaciones «paranormales» de influencias sutiles,
sin preguntarse nunca profundamente cuál puede ser
la procedencia y la calidad, de estas manifestaciones.
Todo el retorno a Oriente, al Yoga, al esoteris
mo, a la astrología, todo el aparente «renacimiento»
espiritual que bajo las más variopintas formas esta
mos experimentando, renacimiento en que los prin
cipios y dogmas de nuestros antepasados, considera
dos hasta ahora como inamovibles, se van desmoro
nando, y que muchos interpretan como los primeros
síntomas de una presunta era de Acuario, no son
sino, como escribe Guénon: «una nueva etapa en el
desarrollo, perfectamente lógica, pero de una lógica
verdaderamente «diabólica», el del «plan» según el
cual se realiza la desviación progresiva del mundo
moderno».* «El materialismo, prosigue, ha jugado
un papel incontestablemente importante, pero la ne
gación pura y simple que representa es ahora insufi
ciente; sirvió eficazmente para prohibirle al hombre
el acceso a las posibilidades de orden superior, pero
no sabría desencadenar las fuerzas inferiores, las úni
cas capaces de llevar hasta sus últimas consecuencias
la obra de desorden y de disolución».
Si como opina Guénon la actitud materialista, por
sus limitaciones mismas, no constituye más que un
peligro forzosamente limitado, era, al menos aparen
temente, una especie de protección contra las in-t
* Op. C i t . p á g . 2 .2 8 .
34
fluencias sutiles.
¿Qué camino tomarán entonces las fuerzas infra
humanas para penetrar en nuestro mundo? ¿De qué
medio se servirán para «poseer» a los más incautos
y «receptivos», a los menos preparados doctrinal y
espiritualmente?
35
LA CONTRAINICIACIÓN
«Hay gente que cuando te saluda, su
saludo exhala ei olor a humo. Otros,
cuando te saludan, su saludo huele a
perfume de muse; pero sólo se da
cuenta aquel que posee el sentido del
olfato».
RUMI
37
!
«La «contra-iniciación», hay que decirlo, —escri
be más adelante, no puede ser asimilada a un inven
to humano»,* ya que lo que hace esencialmente es
manifestar un elemento por naturaleza misma no-hu
mano» que «llega hasta la «inversión» que constitu
ye el satanismo propiamente dicho».**
La acción contrainiciática, característica de la mú
sica Rock, cuyo origen es también «no-humano»,
viene preparada por lo que Guénon llama la «pseu-
do-iniciación». Esta última no es, en realidad, «sino
uno de los productos del estado de desorden y con
fusión provocado, en la época moderna, por la ac
ción «satánica» cuyo punto de partida consciente se
halla en la «contrainiciación».
Puede ser, también, un instrumento inconsciente
de la «contra-iniciación» que, a su nivel, colabora en
el plan mundial de la subversión, preparando a la
gente para recibirla.
Aplicando de nuevo el famoso axioma alquímico
invertido, podríamos decir que existe un paralelismo
entre el «solve» y la «pseudo-iniciación» y el «coa
gula» y la «contra-iniciación». La primera constitu
ye, por así decirlo, como un estadio preparatorio de
la segunda.
Hay tantas «pseudo-iniciaciones» como falsos
maestros dispuestos a venderlas por unos dólares o
un poco de devoción a su orgullo. Cualquier presun
ta iniciación impartida por un presunto maestro no
* Op. Cit. p. 322
** Op. Cit. p. 351.
38
cualificado ni religado a una cadena tradicional au
téntica es una «pseudo-iniciación». Normalemente,
como para disfrazar en la medida de lo posible su ine
ficacia, viene acompañada de todo un cuerpo doctri
nal más o menos incoherente y de un verdadero folk
lore formal que no se aguantan por ningún lado, al
menos para aquel que tiene alguna noción de estos
temas. Pero aquel que los conoce y los vive un poco,
ya no suele caer en semejantes trampas.
Las diversas y numerosas organizaciones «pseudo-
iniciáticas», casi todas ellas barnizadas de un hinduís-
mo descafeinado, destinado a impresionar a sus
mienbros, suelen fabricarse a medida y según sus ne
cesidades su propia «tradición» haciendo un sincre
tismo más o menos patoso de elementos y símbolos
tradicionales tomados de diferentes religiones y ca
minos. Como generalmente se trata de símbolos
adoptados desde el exterior, habrá que hacerlos en
cajar entre sí utilizando unos principios básicos que,
las más de las veces, no tendrán nada de tradicional.
Uno que se suele repetir fastidiosamente y resulta
harto delatador es el de la «evolución». Se presenta
el camino espiritual como una «vía de ida» hacia un
hombre más puro y evolucionado, con unos poderes
que todavía no posee, en otro plano,etc... Sin em
bargo, se trata, en pocas palabras, de un «camino de
ida», de desencarnación, luego de desintegración,
opuesto a lo que podríamos llamar el «camino de
vuelta» hacia aquello que, cada día más, estamos de
jando de ser, camino en el cual los «adelantos» no
dependen tanto de nosotros o de nuestro esfuerzo
39
I
personal, sino de la Gracia divina, y de un acto al pa
recer desconocido para estos «maestros modernos»
que se conoce tradicionalmente por «conversión».
El terreno de acción de la «pseudo-iniciación» es,
por excelencia, el psiquisrao. Muchos grupos se de
latan en seguida proponiéndonos «desarrollar nues
tros poderes psíquicos», como si nos dijeran: «hin
chad vuestro psiquismo, así ocultaréis todavía más el
Espíritu» o, si preferimos el lenguaje bíblico «Y se
réis como dioses».
Ello es lógico por dos razones que conviene
meditar.
Por una parte, dado su origen «inferior», ni la
«pseudo-iniciación» ai la «contra-iniciación» pueden
actuar sobre el Espíritu, que pertenece al ámbito de
lo metafísico; deben limitarse, pues, al psiquismo, al
campo mental y emocional, y no nos quepa la me
nor duda de que el hombre «civilizado» está ya emo
cional. y mentalmente bastante enfermo, cuando no
enfermo de muerte.
Por otra parte, y ello nos parece de suma impor
tancia en la música Rock, el psiquismo es el campo
de influencia privilegiado de Satán, hasta el punto
que en la tradición islámica se dice que es a través
de él que Satán penetra en el hombre. Los efectos
de la música Rock, por su parte, se dejan sentir prin
cipalmente sobre el psiquismo, abriéndolo a las in
fluencias satánicas, cuando no introduciéndolas pura
y simplemente.
Como hemos visto, la «pseudo-iniciación», con sus
cualidades «disolventes», viene a preparar el terreno
40
de la «contra-iniciación», ya puramente satánica. No
pudiendo conducir a estados «supra-humanos», por
más que a veces lo pretenda, como sí ocurriría con
la iniciación de la que es, en cierto modo, la antíte
sis, ni circunscribirse tampoco, por su naturaleza mis
ma, a lo puramente «humano», la «contra-iniciación»
conduce forzosamente hacia lo «infra-humano», re
sidiendo en ello su finalidad y su efectividad.
Si en la iniciación tiene lugar la transmisión de una
«influencia espiritual», de una «semilla de luz», en
la «contra-iniciación» lo que se siembra es una «se
milla de tinieblas.» Si la iniciación coloca al adepto
en un plano superior poniéndole en contacto con el
«egregore» de la organización iniciática, la «contrai
niciación» lo hace descender de plano dejándolo en
manos de las fuerzas del psiquismo inferior, aquellas
que más fácilmente pueden ser manejadas por Satán.
Si en la iniciación el adepto pasa por una ceremo
nia en la que, entre otras cosas, recibe un nuevo
nombre, simbólico, adaptado a su «renacimiento» en
otro plano, en la «contra-iniciación» existe una pa
rodia, mucho más efectiva desde el punto de vista
mágico de lo que a primera vista pudiera parecer, de
este cambio de nombre. «Suprimir o substituir el
nombre de una persona, —escribe Tchalai Unger *
es una de las bases de la magia; suprimir o substituir
el nombre de una carta en el Tarot, equivale a anu
lar, desviar o modificar una pieza importante de la
maqueta».
* En su libro El Tarot ¿Por qué, para qué, hasta dónde? (Ed. Gri-
maud. Existe traducción española en Ed. Obelisco, Barcelona 1985).
41
Otro síntoma importante de la «contra-iniciación»
es la inversión.
Antony La Vey, fundador en los Estados Unidos
de la primera íglésia Satánica reconocida oficialmen
te (sic.) declaraba en noviembre de 1968:
«La Masa, adicta ai Maligno, invierte el Pater
Noster, lo mezcla con obscenidades y pisotea la Crux
Christi o la cuelga boca abajo».
Los miembros del grupo Black Sabbath suelen
aparecer en escena con cruces invertidas, al revés.
Su mismo nombre aparece también al revés en los
numeroso «graffiti» que reflejan el espíritu del Rock.
¡Todo un símbolo para aquel que comprende!
Como ya hemos visto otra de las características de
algunos temas de Rock es la presencia de mensaje su-
bliminales grabados, precisamente, el revés.
Una parodia más de la «influencia espiritual», que
suele substituirla en un gran número de «pseudoini*
ciaciones» la constituye el uso de drogas destinadas,
dicen, a «elevar» el nivel de consciencia del recipien
dario. Este es uno de los errores en el que caen con
más frecuencia los occidentales , incluso algunos bie
nintencionados, cuya inteligencia necesita entender
o, mejor dicho, hallar una explicación de todo, y cae
en la eterna trampa de querer explicar lo desconoci
do a partir de lo conocido. Para más inri, al carecer
del más mínimo conocimiento tradicional, a pesar
muchas veces de la cultura y la erudición profanas
que manifiestan, muchos autores mundialmente re
conocidos confunden, como el hombre de la calle,
psiquismo y espíritu, y cualquier droga que tenga
42
efectos más o menos interesantes o sorprendentes so
bre el psiquismo, es interpretada y considerada como
algo que actúa sobre el espíritu, desbloqueándolo,
exaltándolo, etc...
En el complejo mundo de la música Rock, las dro
gas no brillan precisamente por su ausencia. Muchos
grupos componen incluso sus temas bajo la influen
cia de drogas, lo cual, desde nuestro punto de vista,
los predispone aún más a actuar como «médium» o
como transmisores de fuerzas que, a menudo, ig
noran.
Algunos grupos de Rock admiten incluso recibir
una suerte de «inspiración» de un «Poder» que con
trola la música y los músicos. Se trata de nuevo de
una apertura del psiquismo a un «poder» muy real
que, efectivamente, va a ser canalizado a través de
la música. Por otra parte, se nos podría objetar que
lo mismo le ocurría a Bach, pero se trataba de otro
poder...
Para que el plan de subversión, del cual la música
Rock no es sino uno de los aspectos, funcione me
jor, no sólo los músicos o los compositores se dro
gan, también lo hacen los auditores o los espectado
res, en los conciertos o en sus domicilios. En muchas
ocasiones, los grandes conciertos de Rock, en los que
suele haber elevado número de muertos, constituyen
verdaderas ceremonias «contra-iniciáticas» colectivas
en las que los auditores más abiertos, ya sea por las
drogas, ya sea por la dinámica de grupo o la histeria
colectiva, soh «fecundados» por las «semillas de
tinieblas».
43
No eos quepa la menor duda de que el negocio
de las drogas, que tantos miles de millones de dóla
res mueve a diario, tiene numerosas relaciones con
el de los conciertos multitudinarios. En ellos se ha
llará la «carne de cañón» mejor predispuesta para
convertirse en cliente asiduo del consumo de drogas.
Cuál es el objetivo que persigue esta «vía infer
nal», como la llama Guénon, oponiéndola a la «vía
celeste», es una pregunta que casi no necesitarnos
plantearnos pues la respuesta está ahí, demasiado
evidente: la desintegración.
44
i
LOS SÍNTOMAS DE LA POSESIÓN
DIABÓLICA
«Cada vez que respiras, cada movi
miento que haces, cada vínculo que
rompes, cada paso que das, te estaré
observando... ¡Oh! no puedes ver
que tú me perteneces».
Sting. Every Breath you take
I
La inflación, la seguridad social y los impuestos,
esos inventos modernos, han sido, entre otros, los
causantes de que cada día el tiempo resulte más caro.
Actualmente ya empieza a contar menos cuánto
cuesta una cosa, como cuánto tiempo tenemos para
pagarla. Se trata, a fin de cuentas, de un signo de
los tiempos más que, dentro de un plan perfectamen
te trazado, viene a sumarse a tantos otros. Parece
como si hubiera una prisa enorme por llegar a ago
tarlo todo, incluidos a nosotros mismos.
El deterioro progresivo de la naturaleza que, a fin
de cuentas, es quien nos da de comer, y el agota
miento de los recursos naturales, minerales, vegeta
les o animales, con el consiguiente desequilibrio eco
lógico, puede interpretarse como uno de los sínto
mas de la tendencia del hombre del fin del ciclo a
agotarse a sí mismo, a agotar su substancia y a ex
tinguir su esencia. El hombre, aunque no lo com
prenda, no está separado de su medio.
En tal estado de cosas no es casual encontrarnos
con que los jóvenes manifiesten una extraña y febril
avidez por vivir que, en su exageración, más bien pa
rece una avidez por morir. No se trata de vivir en
profundidad o con calidad, lo cual, por otra parte,
tampoco ocurre entre los adultos, sino de vivir el
máximo de cosas posibles, de vivir «en cantidad». In
cluso esta última palabra se ha convertido en una de
las más utilizadas en la jerga de los jóvenes, en este
«Reino de la Cantidad».
Se trata de probarlo todo, de experimentar el
máximo de sensaciones, de vivir el máximo de rela-
46
dones, etc... de un modo frenético, como si sólo nos
quedaran cuatro días de vida.
La posibilidad de perder la vida en tal experimen
tación («el caballo mata») ha dejado de ser un freno
para muchos. ¿No será por qué, a fin de cuentas,
todo este modo de vida no es sino un suicidio encu
bierto, inconsciente, inconfesado?
A medida que la sensibilidad se va desgastando
merced a una vida totalmente antinatural y antitra
dicional que no puede sino conducir al desquicia
miento y al atontamiento, el cuerpo y lo poco que
queda del espíritu van necesitando de nuevos impul
sos, de nuevas sensaciones, cada vez más fuertes,
más violentos. Esto lo podemos apreciar, por ejem
plo, en el carácter cada vez más agresivo y estriden
te que manifiestan la música y el arte, que no hacen
sino reflejar el estado psicológico en que vivimos.
Esta aceleración y esta agresividad, junto a la ago
tadora necesidad de nuevas impresiones, no son sino
síntomas o aspectos del complejo proceso de auto-
destrucción del cual, a nivel individual y colectivo,
somos espectadores y protagonistas a la vez. Son
también algo así como los catalizadores de toda una
serie de reacciones, interacciones y procesos que tie
nen lugar aquí y ahora en un nivel del cual, dado el
embotamiento en el que vivimos, no somos de todo
(o nada) conscientes. Nos referimos de nuevo ai pro
ceso de posesión de las almas de un gran número de
seres humanos, notablemente de jóvenes, por parte
de las fuerzas más oscuras e inferiores.
Quizá hablando tan claro nos expongamos a las
47
I
burlas de los incrédulos o a las dudas de los que sí
creen; lo sentimos, que el que tenga oídos para oír
oiga y que el que no los tenga, se ponga unos
auriculares o cascos y se autohipnotice con música
Rock.
Lo cierto es, repetimos, que caminamos desafora
damente hacia el fina! de un ciclo y que, lo quera
mos o no, van a tener que manifestarse toda una
serie de potencialidades «de orden inferior»: e! «cas
carón» se lia roto y las fuerzas oscuras están irrum
piendo a. marchas forzadas en nuestro mundo.
Sería inutii intentar luchar contra ellos o preten
der «convertir» a quienes las más de las veces sin
saberlo las vehiculan. Por otra parte, es lo quecos
proponen numerosas «escuelas» o «fraternidades
Blancas» controladas e inspiradas por esas mismas
fuerzas. En muchos casos se trata de agrupaciones
de gente que manifiestan ía mejor voluntad, y que
de un modo totalmente inconsciente hacen de recep
tores y luego de transmisores de las influencias de
las fuerzas oscuras. Los agentes conscientes, al me
nos en el campo del Rock, podrían contarse casi con
los dedos de las manos. A menudo, lo único que ha
cen es sembrar, crear modas, propagar ideas, etc...
Los grupos de Rock conscientemente satánicos son
muy pocos, pero su influencia sobre los demás es
impresionante.
Estamos tan ciegos y nuestra sensibilidad musical
tan desgastada y atontada que nos llegan a gustar los
alaridos inconexos y arrítmicos vociferados por seres
tan horrendos que harían huir a cualquier salvaje.
48
Después de la formación del duro «caparazón» del
que hablábamos, que nos ha negado la posibilidad
de entender el mensaje divino de músicos inspirados
como Bach o Mozart, nos encontramos ahora ante
la descomposición de este mismo «caparazón» ope
rada por las fuerzas oscuras que lo formaron (o con
tribuyeron de un modo u otro a formarlo) y que aho
ra penetran por las fisuras inferiores. Y con esta des
composición nos hallamos también ante sus «pesti
lencias que algunos huelen como perfumes», como
diría nuestro admirado Jean Phaure.
Y el resultado final siempre es el mismo, la desin
tegración y la muerte.
Tal estado de cosas es, ya lo hemos dicho, el cal
do de cultivo idóneo para que tenga lugar lo que en
justicia podríamos llamar, tomando la expresión del
título de un libro discutible y discutido que también
jugó su papel en el encadenamiento de los aconteci
mientos a los que nos estamos refiriendo: «El Retor
no de los Brujos».
Pero no es sólo el retorno de la brujería represen
tada por brujas y brujos, magos y hechiceros, cha
manes y pitonisas, con todo lo pintoresco, folklórico
y a veces ridículo que los pueda acompañar. Es un
retorno a la animalidad, al primitivismo, al animis
mo religioso más sospechoso.
En un país como los Estados Unidos, que debería
ser el estandarte del racionalismo y del materialis
mo,pululan cientos de «Iglesias» a cada cual más de
lirante. Entre ellas ya hemos mencionado la famosa
«Iglesia de Satán» de Antony La Vey, pero existen
49
otras como la importante sociedad de brujos «Wic-
ca» que comparten intereses con célebres figuras del
Rock e incluso con casas discográficas.
A parte de estas Iglesias, existe también un ele
vado número de sociedades secretas que, bajo una
apariencia presuntamente' “Rosa-Cruz” o “Gnos-
tica” están jugando también su papel dentro del
complejo plan judeo-satánico.
Los primeros grados, las primeras iniciaciones, las
primeras lecciones por correspondencia, son bien
poca cosa, como también lo son los primeros sellos
o los primeros dólares que piden a cambio. Se trata
sólo de seleccionar al personal a través de elabora
dísimos tests (para controlar su avance espiritual, di
rán...) de manera a hacer perder el tiempo y la ilu
sión a los que potencialmente podrían seguir una vía
auténticamente tradicional o enfrentarse a las fuer
zas oscuras, al mismo tiempo que van captando y
adoctrinando a los que estas mismas fuerzas oscuras
podrán utilizar más tarde para sus fines.
Sabemos que muchos de los líderes de grupos de
Rock han estado más o menos en contacto con miem
bros de estas organizaciones e incluso que han per
tenecido a algunas de ellas. A menudo no se trata
de personas excesivamente preparadas, ni siquiera
para el mal, sino de individuos o grupos que, dada
su popularidad actúan, por así decirlo, de difusores
y amplificadores de ciertas influencias.
Autores como Ulrich Baümer han llegado a de
clarar que antes de salir a la calle, ciertos LPs han
pasado por ceremonias satánicas que les han «carga
50
do» negativamente, y que estas «cargas negativas»
van a parar directamente al comprador de dichos LPs
y a quienes los escuchan.
A primera vista, y filtrada por nuestro sano sen
tido común, esta afirmación nos parece un tanto
exagerada. Si fuéramos así por la vida, pronto nos
convertiríamos en verdaderos hipocondríacos espiri
tuales. Pero, si reflexionamos un poco, podemos em
pezar a alarmarnos.
^ La bisexualidad (léase homosexualidad y piénsese
en Alice Cooper), el consumo de todo tipo de dro
gas (piénsese en la Lady que proporciona una esca
lera que lleva al cielo, o sea la heroína de la canción
Stairway to Heaven), las modas y actitudes cada día
más morbosas y destructivas, todo ello va en aumen
to entre los jóvenes a medida que son más patentes
entre los artistas y los músicos. Si no se puede ha
blar de influencia pura y simple, al menos sí existe
un claro fenómeno de feed-back.
Por otra parte, si nuestros prejuicios nos impiden
creer en influencias mágicas o influencias satánicas,
hoy en día casi ni los cristianos creen en el diablo,
aunque sea un artículo de fe, al menos debemos
aceptar que sí hay una influencia psicológica y que
los artistas y grupos, tomados individualmente, no
son las más de las veces sino los focos de irradiación
de esta influencia.
La «mise en scéne», los alaridos, las expresiones
grotescas que presentan en público muchos de los
grupos de Rock, sean o no conscientemente satáni
cos, concuerdan alarmantemente con los síntomas de
51
i
la posesión diabólica.
Los relatos de posesión que nos hayan podido lle
gar, cualquiera que sea el lugar, la época o la civili
zación en que se hayan dado, presentan todos cier
tos rasgos comunes. Los posesos de que nos habla e!
Evangelio no son muy distintos de los que aún po
dernos ver en Africa Negra o en Brasil ni tampoco
de los shows que nos brindan ciertos grupos de Rock.
«El que las predisposiciones anteriores a la invasión
de las fuerzas del mal sean comunes, explica a la vez
algunas semejanzas de los posesos entre sí y el con
tagio de la posesión»— escribe el Dr. Jean Vinchon,*
especialista en el tema, y continúa: «Las disposicio
nes internas que preparan a las posesiones se mani
fiestan en señales físicas, intelectuales y afectivas
cuya totalidad se completa cuando se produce aqué
lla».
De lo que acabamos de leer un pequeño detalle
debería llamarnos la atención: «el contagio de la po
sesión». ¿No hemos presenciado, en los grandes con
ciertos de Rock lo que los psicológos llaman histeria
colectiva? En numerosas ocasiones estos ataques
irracionales de histeria han acabado con docenas de
vidas humanas. Basta coe esto para que se les cali
fique de «diabólicos».
Las señales físicas que acompañan a la posesión
consisten primero en cambios de mímica. Incluso las
facciones de ía cara se desfiguran hasta el punto que
* Dr. lean Vinchon Los aspectos del diablo a través de los diver
sos estados de posesión, in SATAN (.Les Eíisdes Cormeliiaines. 1948.)
52
en algunos relatos se nos dice que el proceso adqui
ría la cara del diablo que lo poseía. Incluso en Lou-
dun, cuyo caso es célebre y ha dado origen a un li
bro y a una película famosos, «los grandes señores y
los curiosos iban a contemplar la figura del diablo
que había substituido la figura ordinaria de las reli
giosas poseídas».
Cuando la posesión ya se ha dado una vez y se va
repitiendo, puede acompañarla un adelgazamiento o
una hinchazón del vientre. Tenemos, pues, poseso
extremamente delgados junto a otros terriblemente
obesos.
«Los rasgos expresan ira, burla, odio e insulto»,
—prosigue el Dr. Vinchon. «Las visceras contraídas
y el espasmo alteran al mismo tiempo las funciones
del organismo. El color cambia, las náuseas, los vó
mitos, la aerofagia y la aerocolia aparecen junto a
los borborigmos, la lengua sucia y la fetidez de
aliento».
Todos estos síntomas son hoy en día corrientes en
los conciertos y no sólo entre los músicos que, al fin
y al cabo podrían estar desempeñando un roí, po
drían estar haciendo teatro para impresionar y cau
sar asco al público. Podemos apreciarlos también en
tre las grouppies y entre los fans, presas de un extra
ño delirio que únicamente una cierta cultura demo-
nológica nos permite interpretar como lo que es: po
sesión pura y simple. Los conciertos de AC/DC o de
Alice Cooper son un claro ejemplo de ello, pero el
Dr. Vinchon nos apunta aún otros síntomas que pue
den ayudarnos a diferenciar lo que es una actuación
53
más o menos «pimk» que parodie ai infierno o al dia
blo de lo que es, hablando en plata, una posesión
diabólica.
«La voz también cambia. No tiene el mismo tim
bre, se vuelve grave, amenazadora o sardónica, se
burla de las personas más respetables y presenta in
sólitos propósitos eróticos o escatológicos»... «la
agresividad contra Dios y contra los hombres revela
el tono de afectividad de la nueva personalidad».
Todo ello no puede afectar a quien lo presencia o
lo escucha, sea o no consciente de ello, y aunque no
creamos en las influencias de tipo mágico, no pode
mos negar que, al menos a nivel subliminal, la mera
audición de una música grabada en estas condicio
nes ha de provocar importantes impresiones en el
psiquismo de su auditor.
«En las historias demoníacas, así corno en los re
latos de experiencias metapsíquicas, se presenta a
menudo una extraña sensación. Los individuos o los
asistentes sienten bruscamente impresiones de frío
glacial que a veces parecen salir de las paredes. La
llegada del diablo a un aquelarre se anuncia por eflu
vios helados y por un contacto refrigerante»... «la
posesión turba las funciones femeninas, crea emba
razos ficticios con distensión exagerada del vientre y
une esos efectos a los de la edad crítica. Siembra el
desorden en toda la vida instintiva, suprime el ape
tito o hace aparecer bulimias junto a necesidades im
periosas de alimentos extraños o repugnantes».
Esto último no resulta demasiado sorprendente si
sabemos de las costumbres cropofágicas de ciertos
54
músicos o de las impresionantes exigencias que plan
tean a la hora de realizar una gira: champán francés,
hamburguesas americanas, caviar ruso, etc...
Viendo cuáles son los síntomas que los estudiosos
han observado en los casos de posesión diabólica no
nos cabe la menor duda de que estos se repiten en
el fenómeno Rock. Si estos se daban en la antigüe
dad en casos aislados, hoy se producen a nivel ma
sivo, como si hubiera prisa, como si fuera necesario
«dejar fuera de combate» a un número mayor de per
sonas o de almas. Parecería como si la cantidad de
fuerzas oscuras fuera tan grande, que necesitara de
muchas víctimas para encarnarse en la tierra.
55
LOS MENSAJES SUBLIMINALES
«El que frecuenta la basura acaba
oliendo mal.»
Louis Cattiaux
61
i
mar “ m antras” al revés, como podemos constatar en
ciertas prácticas de brujería...». Es obvio que esto es
lo que sucede con ciertos temas de música Rock. Si
profundizamos un poco en la vida privada de los lí
deres de los grupos en los que se detecta este tipo
de manipulación, lo cual no siempre es posible, ve
remos que éstos guardan casi siempre una relación
directa con sectas satánicas y grupos de brujería.
62
subconsciente humano podría incluso interpretar (y
reaccionar de acuerdo con ellos) mensajes grabados
o escritos en un idioma que ei auditor o lector des
conoce, Tal podría ser, por otra parte, la razón de
la efectividad de ciertas fórmulas de tipo mágico pro
nunciadas en una lengua que a menudo ni el mismo
mago domina.
Por oirá parte, especialistas en publicidad han ob
servado que, al menos subliminalraeníe, llama más
la atención una palabra o una frase donde aparece
una «rareza», como, por ejem plo una palabra o una
letra al revés u ortográficamente mal escrita. Encon
tramos un ejemplo de ello en el anagrama del grupo
A B 8A .
El uso de mensajes subíiminales en la televisión,
radío, cine y publicidad está más o menos prohibido
y controlado, pero hasta la fecha no existe ningún
tipo de legislación en lo que toca a los discos, cas
settes y video-clips, Sólo en California el Comité
para la Protección de los Consumidores llevó diver
sas quejas denunciando la presencia de backward
masking process, grabaciones camufladas invertidas,
lo que indujo a un diputado, Philip Wiman a prepa
rar un proyecto de ley que obligara a las casas dis-
cográficas a indicar en las tapas de los discos la pre
sencia de mensajes subíiminales, caso de que los
hubiera.
Para ia impresión de mensajes subíiminales en las
bandas de música se utilizan generalm ente varios sis
temas. Algunos grupos usan frecuencias bajas (del
orden de 14 a 20 ciclos/seg.) mientras que otros pre-
63
fieren frecuencias altas (del orden de 17.000 a 20.000
ciclos/sg.).
O tro método sumamente eficaz que el oído huma
no no logra identificar conscientem ente, incluso re-
bobinando la cinta y pasándola al revés, consiste en
grabar el mensaje a una velocidad distinta de la nor
mal. El subconsciente, sin em bargo, sí llega a de-
codificarlo.
Se ha observado que los ritmos sincopados pue
den modificar el funcionamiento de diversos órganos
del cuerpo hum ano, con sus ulteriores consecuencias
psicológicas. Ciertos ritmos son capaces, además, de
acelerar el ritmo cardíaco con el subsiguiente aumen
to de adrenalina, mientras que otros pueden llegar a
sobreexcitar sexualmente. Pensemos, por ejemplo,
en el célebre tem a Sex Machine de James Brown.
Existe además otro tipo de manipulación cada día
más utilizado por los grupos e incluso por los can
tantes, y no sólo de música Rock sino también por
las estrellas de la «canción ligera». Se trata de la in
clusión en sus grabaciones de un pitido, de una se
ñal supersónica, sem ejante al pitido que a veces se
utiliza para llam ar a los perros, que estimula ciertas
zonas del cerebro. Con el tiem po, este pitido puede
producir en el cerebro una reacción bioquímica muy
curiosa: una sensación de relajación y bienestar y una
neta m ejoría en los procesos mentales. El efecto es,
a menor escala, com parable al de ciertas drogas. L as^
canciones en las que suena dicho «pitido», se con
vierten pronto en «pegadizas» y después de oirías un
par de veces en la radio o por la calle, aunque sólo
64
l
sea a trozos, sentimos unas ganas irracionales de es
cucharlas, las taraream os y nos vemos impelidos a
com prar el disco.
A parte de los discos y en los “ clips” , podem os
detectar la presencia de mensajes subliminales en
las transm isiones vía satélite de grandes eventos
deportivos o no.
La televisión, el cine y la radio, com o mecanis
mos idóneos de afectar sublim inalm ente a gran
p arte de las poblaciones, son los m edios más co
m únm ente utilizados.
Sobre este tem a es bueno recom endar la película
de cine “THEY A L IV E ”, del p ro d u cto r Jo h n Car-
penter, donde se denuncia to d o este tipo de m ani
pulaciones de la conciencia colectiva para convertir
a las gentes en robots, en zombies.
Se dice que un verdadero satanista debe estar en
condiciones de LEER A L R E V E S . Esta tesis fue
discutida televisivamente en u n show de M. Griffin
en enero de 1982.
Si este fuera un principio válido para los satanis-
tas «creyentes», la utilización de temas invertidos se
convertiría en un camino oculto que podría, posible
m ente, influir en el éxito de ventas de un disco.
La fuerza conductora de T. Rex, un grupo britá
nico de principios de los setenta, procedía, al pare
cer, de su guitarrista, M arc Bolán, que habría pasa
do, en su juventud dos años junto a un mago negro
de París.
Marc Bolán murió víctima de un accidente de trá
fico. Como veremos este tipo de muertes es casi «ha
bitual» entre los practicantes de las satánicas artes.
65
UN NEGOCIO RENTABLE
67
sica m oderna anterior al Rock que era, en cierto
m odo, más rom ántica, más suave. Como escribe
Jerzy Kosinski en su novela El Millón, * «Había algo
que le preocupaba enorm em ente y seguiría preocu
pándole. Se trataba del aspecto oscuro, violento del
Rock. Vio Gimmie Shelter, el film del concierto de
los Rolling Stones en A ltm ont (California)..., los
Angeles del Infierno, alquilados por los promotores
como servicio de orden de un festival que se convir
tió en una exhibición de brutalidad y terror que ter
minó con la m uerte de un joven negro y muchos
lesionados».
Las agresiones, las cargas policiales y los ataques
de histeria han acom pañado a la música Rock desde
sus inicios.
Junto a la violencia del Rock suele encontrarse
casi siempre la droga. En numerosas ocasiones,
cuando se trata de las llamadas «drogas duras», és
tas pueden haber sido adem ás las causantes de la
m uerte de artistas y fans.
E n su novela, Kosinski lo refleja en los pensa
mientos del protagonista, O sten, con las siguientes
palabras: «Odiaba el hecho de que dos de sus ído
los, Janis Joplin y Jimmy Hendrix m urieran por abu
so de drogas cuando estaban en la cúspide de su po
pularidad y su facultad creadora».
68
yor parte de sus canciones, heroinómana empeder
nida, pereció misteriosamente poco después, En me
nos de un año morirían también varios de ios ami
gos más allegados de Hendrix, como si sobre ellos
hubiera caído una maldición.
También han ido muriendo a consecuencia de las
drogas figuras como Brian Jones, uno de los inte
grantes iniciaíes de los Rolling Stones, Keitfa Moon,
del grupo de Rock duro The Who, Mama Cass, de
The Papas and The M amas, la cantante Janis Joplin,
John Bonham del grupo de Rock duro Led Zeppe-
lin, Tommy Bolín, de D eep Purple, Sid Vicious, e!
bajo de los Sex Pistoís o el legendario Jim Morrison,
cantante de Los D oors, entre los más conocidos.
Pero, ¿cuántos músicos de segunda fila y, sobre todo,
cuántos jóvenes fans han perecido de sobredosis?
El negocio de los estupefacientes es, sin duda, el
más rentable actualm ente para los grandes trafican
tes, y mueve miles de millones de dólares. Ello es su
ficiente para que haya quien esté interesado en que
continúe e incluso, prospere, a pesar de los planes
de algunos gobiernos encaminados a frenar el con
sumo de drogas y a perseguir a los traficantes, a pe
sar del infierno en que viven quienes caen en la
adicción.
Por otra parte, corno ya hemos visto, uno de los
efectos que puede producir cierto tipo de drogas y
que pasa desapercibido por el hombre de la calle y
por el mismo consumidor, consiste en abrir el psi-
quismo a influencias de tipo inferior (léase infernal)
entre las que se cuentan las satánicas.
69
«La música actual, opina Hans Holzer, a menudo
interpretada bajo la influencia de la droga, no está,
de hecho, tan alejada de los cantos y de los bailes fre
néticos de los Sabbats, y el ungüento con el cual las
brujas de antaño se untaban el cuerpo para viajar al
Blockberg es el antepasado directo del LSD.» *
70
La segunda corriente, que Evola califica de «físi
ca», se relaciona en muchos de sus aspectos con la
danza y con el baile al otorgar una importancia es
pecial al ritmo. Esta corriente comenzaría con el Jazz
o se apoyaría en él, pasando por el blues, y el Rock
and Roll hasta alcanzar su cumbre con el Heavy o
Rock duro.
«Que la masa de jóvenes que bailan simplemente
para “ distraerse” o para “divertirse”no tengan cons
ciencia de qué ocurre, no tiene aquí ninguna impor
tancia, — escribe Evola— , el cambio permanece y
aunque no sea comprendido en su integridad y con
todas sus consecuencias, ello no modifica en un ápi
ce su realidad.»
Efectivam ente, pueden producirse toda una serie
de cambios y modificaciones en el psiquismo de
aquellos que escuchan música, particularm ente mú
sica Rock. Adam Knieste, que há estudiado el tem a
desde el punto de vista médico, opina que «el pro
blem a central causado por la música Rock en los pa
cientes que he tratado se desprende claram ente de
la intensidad del ruido, que produce hostilidad, ago
tam iento, pánico, indigestión, hipertensión y una ex
traña narcosis». «El Rock, concluye este autor, no
es un pasatiempo inofensivo, es una droga más m or
tal que la heroína».
Todos sabemos hasta qué punto los sonidos pue
den actuar sobre el ritm o circulatorio de la sangre,
la respiración, las palpitaciones e incluso sobre nues
tros centros nerviosos. D e un modo inconsciente, el
sef hum ano siempre ha recibido las influencias de los
71
ruidos de la naturaleza. Estos han actuado sobre su
com portam iento y sobre sus estados de ánimo. De
ello nos da fe Feré en su Patología de las emociones
donde escribe que «las impresiones auditivas tienen
efectos sobre la energía muscular, coincidiendo con
modificaciones del volumen de los miembros, com
probados con el pletismógrafo».
Existen ciertam ente ritmos naturales o tradiciona
les para los cuales el psiquismo humano está, de un
m odo u otro, preparado, un poco como lo está para
realizar ciertos trabajos, consumir ciertas comidas,
etc... No nos quepa la m enor duda de que el tiempo
y la cultura han desem peñado su papel tomando es
tos ritmos y sonidos naturales, trabajándolos y enun
ciando unas leyes armónicas, elaborando con los
años lo que llamamos música. El caso de la música
Rock, por sus características particulares que hemos
visto e iremos viendo a lo largo de este libro, cons
tituye sin em bargo un caso particular. Se presenta
más como una degeneración que como una ela
boración.
Para la m ayoría de los especialistas, procede más
o menos directam ente de la música ritual africana
que ha ido degenerando a través de América Latina
que ha desem peñado un papel de intermediario.
Uno de los rasgos distintivos de la música ritual
negra se halla en su estructura polimétrica, elabora
da de maViera que los acentos estáticos que marcan
el ritm o correspondan a acentos extáticos, y que las
estructuras rítmicas provoquen una tensión destinada
a aumentar un éxtasis ininterrumpido, como escribe
72
Evola: «Podemos pensar en efectos específicos com
parables a la auténtica música evocatoria africana».
Es de todos conocido el carácter netam ente má
gico de la música de los pueblos negros. Esta se de
sarrolla en medio de complejos y precisos rituales di
rigidos por el brujo, generalm ente alguien que cono
ce y dom ina toda la fenomenología paranormal que
puede producirse durante el ritual.
Las relaciones entre música y religión no han sido
excesivamente estudiadas ni mecho menos divulga
das, y si desde antiguo el arte musical ha constituido
un medio lícito y efectivo de elevación espiritual, por
la naturaleza dual de este tipo de cosas, tam bién lo
ha sido de aturdim iento y evasión cuando no, como
es a m enudo el caso ee el Rock duro, de posesión
pura y simple.
«El hombre actual, ---escribe Evola—, busca sólo
abandonarse y atontarse con contenidos extáticos in
conscientes y difusos de ciertas experiencias, vividos
esencialmente en forma de sensaciones» y más ade
lante, «Podemos estimar que es el primitivismo ha
cia el cual ha regresionado el hombre, especialmen
te el Americano del Norte, lo que le ha hecho esco
ger, asimilar y desarrollar por afinidad selectiva, una
música con una huella tan primitiva como la música
negra, pero que originariamente estaba, además,
asociada a oscuras formas de éxtasis»... «La música
africana de la que han nacido los principales ritmos
de las danzas modernas fue una de las principales téc
nicas utilizadas para producir formas de apertura ex
tática y de posesión».
73
l
En los ritos africanos la técnica de la música sin
copada asociada a la danza era, efectivamente, uti
lizada para favorecer la posesión de los que bailaban
por ciertas entidades. En la música Rock queda, mal
nos pese, algo de ello, aunque por lo general caren
te de intención o control, control conscientes.
«Subsiste algo, — escribe Evola— * el efecto de
una suerte de posesión difusa e informe, de carácter
colectivo que va más allá de la fachada inofensiva de
la “distracción” o de la “diversión” .»
El estado de aturdim iento que puede provocar, y
de hecho provoca, es el ideal para que puedan ac
tuar las fuerzas inferiores y vamos a ver cómo cier
tos grupos más o menos manipulados por estas mis
mas fuerzas actúan, por decirlo de algún modo, de
«inseminadores» de influencias satánicas. Todo ello,
veremos, no constituye un fenómeno aislado, sino
que forma parte de un complejo proceso de autodes-
tracción, de caída.
74
QUIEN SE OCULTA TRAS
EL ROCK?
75
Aleister Crowley
76
Por otra parte, y para citar sólo dos ejemplos to
talm ente evidentes, no deja de ser curioso que mú
sicos como Jimmy Page, líder del grupo Led Zeppe-
lin u Ozzy O usbourne, de Black Sabbath hayan per
tenecido (o quizá pertenezcan aún) a esta sociedad.
Todo el movimiento ocultista y brujeril anglosajón,
que agrupa a infinidad de grupos y grupúsculos, está
más o menos directam ente inspirado en las enseñan
zas de Crowley y de la Golden Dawn. El mismo Ken-
neth A nger, famoso por sus espeluznantes films, per
tenecería a la G olden Dawn y a él deberíamos los
contactos entre los Rolling Stones y esta sociedad.
La historia de Crowley y de su influencia en este
mundillo es larga y compleja. No podemos aquí más
que exponer algunos puntos, los que más nos inte
resan dado el contexto en que nos movemos.
Tras haber realizado un viaje a Egipto en compa
ñía de su esposa, hacia 1904, Crowley escribió un cu
rioso librito, El Libro de la Ley, al parecer inspira
do por el mismísimo dios H oras. Este opúsculo ex
pone las bases de una nueva religión que se exten
derá como la pólvora entre los miembros de la Gol-
den Dawn por todo el mundo anglosajón. A raíz de
este libro (¿peleado con otros miembros de la Gol-
den Dawn?) Crowley fundaría otra sociedad secre
ta: Astrum Argentum.
A l año siguiente, Crowley viajó a Asia e incorpo
ró ciertas ceremonias, al parecer relacionadas con el
yoga, a sus enseñanzas. Poco tiem po después, hacia
1911 en medio de una vida marcada por el escánda
lo, Crowley ingresaría en otra sociedad secreta, el
77
O .T .O (Ordo Templi Orientis), fundada por el m a
són Karl Kellner que propugnaba curiosas enseñan
zas de tipo mágico, basadas en la Magia Sexualis de
P.B. Randolph.
U na de las características de las enseñanzas de la
O .T .O . fue sin duda la burda profanación de los sím
bolos caballerescos cristianos tradicionales. Al pare
cer, Crowley comprendió que «la cruz era el falo» y
«la rosa la vagina». En el seno de O .T .O ., Crowley
tomó como nombre simbólico el de Bafomet.
E n 1920, huyendo de Inglaterra, Crowley funda
en Cefalú (Sicilia) la Abadía de Théléne donde te
nían lugar orgías sagradas en las que se consumían
drogas. A partir de ahora Crowley se hace llamar
«La Bestia» y en más de una ocasión declara ser la
encarnación del Anticristo. Allí tuvo lugar la muerte
de «Poupeé», hija de Leah Faesy y de Raoul Love-
day, que hicieron que las autoridades italianas expul
saran a Crowley del país. Crowley moriría, enfermo
y arruinado, m iserablem ente en la ignominia y el
descrédito en 1947. Su m uerte, sin embargo, traería
mucha cola.
Según algunos autores, Crowley habría perteneci
do a la famosa secta de los Uluminati (ver el capítu
lo «La O bra del Diablo»). Es curioso destacar que
su cara es una de las que aparecen junto con las de
otros personajes netam ente antitradicionales en la
t^pa del famoso LP de los Beatles Sergeant Peppers.
En un artículo del eminente teólogo Alois Mager,
decano de la Facultad de Estrasburgo y publicado en
la obra dedicada a Satán por los «Etudes Carméli-
78
taines» anteriorm ente citada podemos leer:
«La prensa inglesa del 2 de diciembre de 1947 ha
anunciado la m uerte de Aleister Crowley, el perso
naje más inmundo y más perverso de G ran Bretaña,
como lo calificó M ister iustice... Antes de partir de
este m undo, este septuagenario brujo maldijo a su
médico, quien le negaba, con razón, la morfina que
él había estado distribuyendo durante su vida a m e
nores de edad. Ya que debo morir sin morfina por
su culpa —exclamó— usted morirá inmediatamente
detrás de mí.
Lo cual ocurrió».
Lo cierto es que en la actualidad, conscientes o no
de ello, Crowley y sus enseñanzas diabólicas tienen
muchos más Seguidores de los que nunca la Gran
Bestia pudo soñar en vida, incluso Hitler llegó a co
nocer la obra de Crowley, notablem ente El libro de
la Ley e incluso, parece, a practicar sus enseñanzas
mágicas. *
Antón La Vey
79
Polansky Rosemary’s Baby que, como por casuali
dad, se rodó en la casa de Polansky que hab/a per
tenecido a A leister Crowley, todos conocemos tam
bién los aún no esclarecidos desagradables sucesos
que siguieron al éxito fulgurante del film: el asesina
to ritual de la esposa del director, la actriz Sharon
Tate, por parte de otro satanista célebre: Charles
M anson. No vamos a extendernos en ello ni tam po
co en que el siguiente propietario de la embrujada
casa moriría también asesinado el 8 de noviembre de
1980. Se trataba de una estrella del Rock: John
Lennon.
El asesino de John Lennon, M ark David Chap-
man pertenecía también a una secta, los Born Again
Christians, harto conocida en los Estados Unidos por
su lucha declarada a la música Rock.
En uno de sus panfletos podemos leer que los
Beatles «se han hecho tan populares que han llega
do hasta el punto de convertir a nuestra juventud a
las religiones orientales, abriendo las puertas de una
m anera satánica de la que los E E .U U . no saldrán».
Difícilmente conoceremos nunca el trasfondo de
esta desagradable historia en la que se hace poco me
nos que imposible separar a los protagonistas en
«buenos y malos». U n gran núm ero de sectas neo-
cristianas, especialmente norteam ericanas, resultan
ser, a fin de cuentas, más satánicas que aquellos a
quienes declaran la guerra o, al menos, suelen ha
llarse en el mismo nivel de ignorancia o inconscien
cia, superándolos, sin em bargo, en fanatismo e in
transigencia.
80
Lo único que quizá debiéramos plantearnos es que
si John Lennon murió en manos del joven Champ-
man, éste último salió ileso de tres intentos de ase
sinato. ¿Protección divina o mala puntería de ios roc-
keros satanistas?
Pero volvamos a A nión La Vey, polifacético per
sonaje que tam bién probó su suerte en el séptimo
arte. Porque La Vey tam bién hizo sus pinitos en el
cine, interpretando al diablo en R osem ary’s Baby.
Fue a raíz de esta película, en la que, al parecer,
también contribuyó como «inspirador» o «ideólogo»,
que La Vey fundó su Iglesia Satánica de San Fran-
cisco, en la California Street de esta ciudad, pues al
diablo no le falta sentido del humor: Caíi-fornia: hor
nos calientes o si se prefiere, hornos de Kali (la dio
sa diabólica y destructora del hinduismo). A utor de
una Biblia satánica, parodia de la verdadera, La Vey
parece haber realizado un estudio de marketing
cuando declara que su «religión satánica respeta los
deseos egoístas, egocéntricos y lúbricos de la mayo
ría de los humanos».
Los años han ido pasando y la Iglesia Satánica de
La Vey, un próspero negocio, va viento en popa, lo
cual no ha pasado desapercibido por otros aventure
ros más o menos perversos. Es el caso de un joven
de 22 años. James Guíhrie que junto con su esposa
Lina fundó en Cincinnati la Iglesia Satánica de Cín-
cinnati en la que tienen lugar misas negras, se ado
ran cruces invertidas y se recitan oraciones al revés.
Las representaciones y fechorías de este par de dia
bólicos jovenzuelos alcanzaron una tal resonancia
81
que un buen día se vieron perseguidos por la justi
cia: fueron denunciados por la Sociedad Protectora
de Anim ales a causa de sus sacrificios sangrientos.
¡Fue la venganza de los pollos!
Wicca
82
realizadas por miembros de Sa sociedad de brujos
más famosa y numerosa: W íCCA. Según eí padre
Regimbal, varios de Sos estudios más im portantes en
los que se graba música Rock (The Zodiac Produc-
tions, Capitel Records Inc, Aristo Records, The A t
lantic Productions, etc.,.) están controladas por la
agencia W ICCA o, simplemente, le pertenecen.
Según la revista Bonum Certamen (1) «Existe en
los Estados Unidos una asociación llamada WICCA
cuyos adeptos están consagrados al diablo. Edita los
discos de Rock firmados por Alice Cooper, que tra
ducen el estado anímico de los desviados de Lucifer.
Antes de ser comercializados, estos discos son con
sagrados a Satán en el transcurso de una misa negra».
83
ALGUNOS TEMAS CLARAMENTE
SATANICOS
85
Ya hem os tocado, al hablar del hombre m oderno
encerrado en su «caparazón», el tema de la tenden
cia, esencialm ente antitradicional, a convertir al
hom bre en un m ero núm ero de carnet de identidad.
Si existiera un plan elaborado de control y m ani
pulación a nivel planetario, necesariamente debería
pasar por la «numeración» de cada individuo.
Los Stones parecen «profetizar» este tipo de ser
en su tem a 2000 Man (El hom bre del año 2000) cuan
do cantan:
«Well, my ñame is a number, a piece o f plástic
film .»
«Sí, mi nom bre es un núm ero, un pedazo de pe
lícula plástica.»
Esta canción delata tam bién la influencia de la
ciencia ficción, sin duda el género literario actual en
el que más información podem os hallar sobre «la lu
cha de los hijos de la Luz y los hijos de las Tinieblas».
86
se traía de «abrirse» a los «efluvios de los ángeles».
Ya hemos visto en qué suele consistir este «abrirse».
87
Esta canción, que sonó por prim era vez en 1968,
un año maldito por más de una razón, constituye una
verdadera presentación a nivel mundial del diablo,
así como un com plem ento del célebre álbum blanco
de los Beatles. Ya dijimos que Sympathy fo r íhe de-
vil se había convertido en el himno de los satanistas.
E n este tem a, el diablo se declara «hombre de ri
quezas y buen gusto», que «anda rodeado desde hace
muchos, muchos años», que «ha robado el alma y la
fe» de muchos hom bres y es responsable de la m uer
te del Z ar y de Kennedy, dos muertes de las que tam
bién se ha responsabilizado a Sos Illuminati.
«Como cara y cruz son lo mismo —-canta una de
las estrofas— llámame simplemente Lucifer, pues es
toy necesitado de algo que me contenga»... «O haré
que se pierda tu alma.»
O tro tem a bastante inquietante del mismo L.P. es
Prodigai Son (El hijo pródigo), una burla de la cé
lebre parábola evangélica.
Un ejem plo famoso de manipulación satánica deí
Rock lo constituye la canción Fire on High del gru
po Electric Light Orchestra. Se trata, según la opi
nión de Paul Regimbal, que ha preparado y comer
cializado una cassette en que lo demuestra, «de una
dem ostración práctica preparada especialmente para
los estudios de radio y producción a fin de iniciar a
los productores en una nueva dimensión musical: la
música reversible y el mensaje subliminal.
En el tema de Electric Light Orchestra podemos,
una vez pasado a cinta, rebobinándola y pasándola
al revés, a la misma velocidad:
88
«La música es reversible, pero el tiempo no. Vuél
vete, vuélvete, vuélvete.»
(Music is reversible, btít time is not. Turn hack,
turn back, turn back.)
89
en las tram pas de las apariencias. Con todo, esta es
trofa no deja de recordarnos a «La Signora», «mu
jer muy herm osa que solía manifestarse con su des
lum brante vestido de oro», encarnación del Diablo
que presidía el aquelarre en la novela La Strega (La
Bruja) de Pico della Mirandola.
La estrofa más subversiva de este tema es, sin em
bargo, una que nos explica que hay dos caminos o
dos campos por los que ir (There are two paths you
can go by), pero en el largo caminar huí in the long
run), todavía hay tiempo de cambiar de camino (the
re is still time to change the road you are on).
En el caso en que no entendiéram os de que nos
habla, el flautista nos invita a ir con él (In the case
you don ’t know, the piper’s calling you to join him ),
a alcanzarle.
M ientras oímos estas dos últimas frases si pasamos
la cinta al revés, nos encontramos con una orden de
tipo hipnótico que nos desvela quién es «el flautis
ta»: «Vive para vivir para Satán» (Live got to Uve fo r
Satan). Poco antes, cuando cantaban «there is still
time to change the road you are on», escuchando el
disco al revés, podíamos oír claramente: «My sweet
Satan, no other made the path» (Mi dulce Satán, nin
gún otro hizo el camino).
La canción acaba con otras frases no menos enig
máticas: «A nd as we wind or down the road our sha-
dow ’s taller than our soul, there walks a lady we all
know, who shines white light and wants to show how
everyting still turns to gold». (Y a medida que des
cendemos por el camino, nuestras sombras se hacen
90
mayores que nuestras almas. Allí pasea una dama
que todos conocemos que brilla con una luz blanca
y que desea enseñarnos como todo puede transfor
marse en oro.)
Ya hablamos, al principio de este libro, dé! grupo
Black Oak Arkansas. En su tem a «When Electricity
Carne to Arkansas», que fue grabado en directo, apa
recen en un m om ento dado unos ruidos ininteligi
bles. Cuando se escucha este trozo al revés se puede
apreciar un extraño mensaje:
«Satan.., Salan,.. Satan... he is g o d ... he is god...
he is god ...»
(Satán... Satán... Satán... él es dios... él es dios...
él es dios...). Acto seguido, se oyen unas risas.
Las iniciales de este grupo, B.O.A. aluden tam
bién a ese símbolo satánico por excelencia que es la
serpiente.
91
I
LA LENGUA DE LA PERVERSION
93
desintegrádora. Puede ser «justa» o «perversa» (Pro
verbios, XV-4), o sea, en términos de magia, blanca
o negra.
94
En el Nuevo Testam ento (Hechos de los A p ó sto
les II-3) nos encontram os con «lenguas de fuego» que
simbolizan al Espíritu Santo, Sin duda, las lenguas,
con que eos encontramos ahora en un buen número
de actuaciones de música de Rock no sean sino su
más horrorosa parodia.
Ya la Haggadah hebrea nos habla de «la mala len
gua», «lachoneh ha Raa», una de las cuatro plagas
que causan la perversión del m undo, noción que sim
bólicamente está muy cerca de los cuatro jinetes del
Apocalipsis.
Para Ulrich Baüm er, la lengua sería «un símbolo
pagano de adoración demoníaca». Si profundizamos
en la iconografía harto extensa de! Príncipe de las ti
nieblas, veremos cuál es la clave del simbolismo ne
gativo de la lengua: la serpiente.
«Y la serpiente era la más astuta de las bestias»
—dice la Biblia (Génesis IIÍ-1). A la pregunta de
Yahvé «¿Por qué has hecho esto?», Eva responde
«la serpiente me sedujo (o me engañó) y comí». «Por
haber hecho esto, maldita serás entre todas Jas bes
tias» le dice Yahvé a la serpiente como trasponién
dole la maldición que en otras tradiciones se refiere
al ángel caído.
Las relaciones entre la serpiente y la sexualidad
han sido de sobras estudiadas para que nos detenga
mos aquí en ellas. Si en el cuadro de la simbólica cris
tiana la serpiente es el símbolo más típico de Satán
(quizá más que el dragón que, en cierto m odo, es su
sinónimo simbólico), la serpiente es el antagonista
por antonom asia de la Virgen. Profetizada por el G é
95
nesis («Entre tu linaje y el suyo, éste te aplastará la
cabeza» (Génesis III-15)), a menudo se ha represen-
tado a la Virgen María aplastando a la serpiente:
virginidad-sexo.
96
lengua es bífida, como la del diablo en algunos gra
bados medievales, A nivel simbólico, sacar la lengua
es como una profanación, es como descubrirse el
sexo provocando a quien io mira, invitándole desca
radamente al coito bestia!, a la posesión diabólica y
destructora. No por nada en la iconografía hindú se
97
representa a la diosa Rali, í& destructora, sacando la
lengua.
Otro ejem plo harto revelador a nivel simbólico lo
constituyen los ahorcados. Recordemos que éstos
morían sacando la lengua y en erección. No olvide
mos tampoco que los nobles de sangre no podían ser
ahorcados: debían ser decapitados.
O tro símbolo asociado a la caída y a la serpiente
que reencontram os en reelaboraciones mitológicas y
folklóricas lo constituye la manzana. Fue el acto de
«morder la manzana» lo que motivó la caída de nues
tros primeros padres. Por otra parte, esta manzana
mordida es el símbolo de Apple, una de las más im
portantes compañías discográficas perteneciente, al
menos en parte, a los Beatles.
Con todo, a pesar de la ignorancia que a nivel sim
bólico nos condena nuestra educación, aún regaña
mos a los niños pequeños que sacan la lengua, y les
explicamos que a Blancanieves la engañaron con una
m anzana...
98
LOS SANTOS DE SATAN
99
su bondad, siendo objeto de culto por parte de los
fíeles y desem peñando un papel de intermediarios
entre éstos y la divinidad. Los «santos de Satán», que
gozan tam bién de un cierto carisma, harto distinto
sin em bargo, se caracterizan por su tendencia a la
violencia y al mal, y son también objeto de una ver
dadera veneración por parte de sus «fans».
E n tre los numerosísimos grupos dedicados al
Rock, en especial al Rock duro, sólo podríamos ca
lificar de «santos de Satán» a unos pocos. La mayo
ría de ellos son lo que podríamos llamar «satanistas
por inconsciencia», seguidores y propagadores in
conscientes de una moda conscientemente prepara
da por unos pocos.
Si algunos de los grupos (o de sus miembros) que
vamos a enum erar son realm ente «santos de Satán»,
no creamos que todos ellos alcanzan esta categoría.
Muchos participan de un movimiento, de un plan que
ignoran, hacen de m ediadores, de transmisores, sin
enterarse.
Black Sabbath
100
más de una ocasión que nunca compuso música sin
estar en estado de trance: «Un poder sobrenatural
me utiliza para escribir Rock and Roll. Espero que
no se trate del poder del Diablo, Satán, pero...».
Bob Larson, considerado en los Estados Unidos
como uno de ios cristianos más expertos en música
Rock, ha manifestado en reiteradas ocasiones su
preocupación por el elevado núm ero de seguidores
del grupo Black Sabbath entre los jóvenes cristianos:
«Me chocaba encontrarm e con un número cre
ciente de jóvenes que se confesaban seguidores de
Cristo comprando y escuchando los álbumes de
Black Sabbath a pesar de conocer las tendencias sa
tánicas de este grupo. Algunos han intentado inclu
so defender a Black Sabbath...».
En la revista Circus Magazin (dic. 1971) podemos
leer que uno de los miembros del grupo, Bill Ward
«tiene el sentim iento de que Satán podría ser Dios»
y en Rolling Stone (28 de oct. de 1971) el bajista.,
Geezar declara ser «el séptimo hijo del séptimo hijo,
ser Lucifer y poder ver al Diablo». «Este es un m un
do satánico», opina, afirmando además que cree en
la reencarnación.
La música de Black Sabbath ha sido llamada
«Rock esotérico negro». «En sus misas negras —es
cribe John Rockwell*— rocían un cuerpo desnudo
con sangre de gallina. También en su prim er L.P.
está reproducida la cruz de Cristo, pero justo al re
vés, es decir, con la cabeza hacia abajo.»
101
E n su L.P. Heaven to Hell aparecen una serie de
letras que tratan de demonios, brujas y ángeles. Ron-
nie James Dio insiste en que Black Sabbath «no es
un grupo alegre, divertido».
Según el com positor principal del grupo, Tommy
lom m i, «la magia negra y la brujería son necesida
des legítimas y no chorradas».
Por otra parte, algunos de ios temas de Black Sab
bath llevan títulos tan reveladores como «No temas
ai segador» (D on’í fear the Reaper), «Funeral eléc
trico» (Electric Funeral), «Nacimiento negro» (N ati-
vity in B lack), etc...
E n la cubierta del L.P. «Reflections» de este gru
po podem os leer:
«M ientras que por todas partes tiene lugar el bai
le infernal de tonos y figuras el cantante Ozzy Ous-
bourne contem pla esta imagen no sin orgullo.»
«Le recuerda el año 1969 cuando junto con sus
amigos de juventud de Birmingham, G ran Bretaña,
funda el grupo Black Sabbath —escribe Uirich Bau-
mer. Y a en el prim er L.P. conjuraban a Satán,
quien, en efecto, acudía realm ente. Les prom etía
éxitos en el mundo entero a condición de que actua
ran cada año en el día del gran Sabbath. Hasta la fe
cha, ambos han mantenido su palabra»... «Y tú,
hom bre loco, que tienes este L.P. en tus manos, has
de saber que con ello has vendido tu alma, ya que
p ronto serás atrapado por ese ritmo infernal y por la
fuerza diabólica de esta música. Esta m ordedura mu
sical de tarántula te dejará bailar sin fin, sin pausa.»
A parte de este inquietante mensaje, Black Sab-
102
baíh es famoso por realizar su «apostolado» a través
de «badges», pegatinas y camisetas. Las más curio
sas son unas cuyo contenido no puede ser más reve
lador: «Estoy poseído por Black Sabbath».
El negocio «paralelo» de las chapas (badges) y ca
misetas tam poco es moco de pavo. Recordemos, an
tes de hablar de ellos, que los Rolling Stones obtu
vieron durante una de sus últimas giras por N ortea
mérica más beneficios en concepto de ventas de ca
misetas y chapas que con las entradas vendidas. A
pesar de ello, lograron un lleno total en todas sus
actuaciones...
103
AS parecer Mick Jagger y Keith Richard fueron
iniciados en la Magia Negra por Kenneth Anger, uno
de los satanistas más reconocidos mundialmente, dis
cípulo de A leister Crowley, a través de dos amigas,
M arianne Faithfull y Ánita Pallemberg, dos conoci
das brujas inglesas.
Por otra parte, en el libro Up and Down with the
Rolling Stone se mencionan a menudo las relaciones
entre este grupo y A ntón La Vey, de quien ya he
mos hablado, fundador de la Iglesia Satánica de los
Angeles (California). En este libro se habla del film
Lucifer rising (El nacimiento de Lucifer), explican
do que Mick Jagger se interesó por el papel de Lu
cifer, Keith Richard por el de Belzebú y Bobby
Beausolei!, que perteneció al clan Manson y en este
m om ento cumple una condena por asesinato, por el
papel del protagonista..* Jagger compuso el tema ln-
vocation o f rny Demon Brother para Lucifer rising.
Citarem os aquí unas declaraciones de Richard
O ldham , el m ánager de los Rolling Stones: «Hay
maestros de Magia Negra que opinan que somos sier
vos de Lucifer casual e inconscientemente. Otros
creen que nosotros mismos somos Lucifer».**
H asta el Newsweek denominó a Mick Jagger, en
su edición del 4 de enero de 1971, el «Lucifer del
Rock», el «guía no-santo», hablando de su «fuerza
demoníaca de manipular a las personas».
■ Keith Richard, por su parte, ha observado que con
104
frecuencia los tem as de los Stones «nacían espontá
neam ente», como en una inspiración en «una sesión
de espiritismo». A l parecer, las melodías salían de
ellos, en muchas ocasiones, cuando eran «un médium
abierto y dócil».*
Basándose en un informe sobre Rock satánico de
la United Press International, el periódico Detroit
News (24 de diciembre de 1981) notificó que el títu
lo Sympathie for the devil de los Rolling Stone se ha
bía convertido en el himno no oficial de los satanis-
tas y que Jagger es conocido por el «Lucifer del
Rock».
KISS
105
ser «el hom bre-vam piro». Stanley Eisen dejaría de
serlo para convertirse en Paul Stanley, «el hombre
estrella», Paul Frehley sería Ace Frehley, «el hom
bre del espacio» y Peter George John Criscuola se
ría Peter Criss, «el hombre-gato».
La discografía de Kiss comienza precisamente por
un L.P. llamado Kiss, siglas que algunos autores in
terpretan como Kings in Satan Service, «Reyes al ser
vicio de Satán». El segundo, Hotter than Hell, «Más
caliente que el infierno», vendió nada más salir cien
tos de miles de copias, pero el L.P. que marcó su
consumación fue Dressed to Kill, «Vestidos para
matar».
Si seguimos esta secuencia obtenemos un curioso
mensaje: «Reyes al servicio de Satán más calientes
que el infierno vestidos para m atar.» Es difícil pen
sar que se tra ta de una casualidad.
Del próximo L .P ., Alive, se vendieron sólo en los
Estados Unidos casi cinco millones de copias. En su
portada aparecía una instantánea del grupo en direc
to y en la contraportada la Kiss Army. Las fotos eran
de un personaje inquietante, Fin Costello, famoso
como mago negro y colaborador habitual de los gru
pos Black Sabbath y D eep Purple.
Cada m iem bro del grupo escribió en un pedazo
de papel lo que deseaba a sus fans y los cuatro tro
zos fueron publicados en Alive. Ace Frehley decla
raba, entre otras cosas: «Cuando toco la guitarra en
directo es como si hiciera el amor. Gracias por ayu
darm e a despegar».
Peter Criss decía algo aparentem ente absurdo
106
como «debiérais m eter vuestras uñas en este álbum»;
algo, sin em bargo, que aquellos que estén algo fami
liarizados con la magia com prenderán enseguida.
Simmons, por su. parte, decía: «sangro por ti y res
piro las llamas por ti, y si te maravilla que me com
porte corno un loco, ... io seré».
Hacia las Navidades de 1975*1976, tras haber ven
dido sólo en ios Estados Unidos más de veinte mi
llones de sus discos, los Kiss estuvieron preparando
D estróyer (D estructor) que fue producido por Bob
Ezrin, conocido en ios medios satánicos, que fue asi
mismo coautor de uno de los temas, Beth, la inicial
de Belcebú, la letra maldita de la dualidad.
Chuck Pallard, periodista y gran conocedor de la
escena rockera describe uno de los fetiches de Gene
Simmons, miembro del grupo Kiss. «En cuanto al
guien nom bra las fotografías él enseña enseguida al
gunos ejemplos de sus más recientes éxitos. Cada
una de ellas m uestra a una de las «groupies» de as
pecto fantástico que «trabajaban» para él y con las
que compartía la habitación de hotel» (*).
En otra ocasión Gene Simmons manifestó: «Kiss
habrá tenido, seguram ente, más chicas que cualquier
otro grupo, y tengo fotos para dem ostrarlo»... «Hoy
en día todo el mundo está tan pervertido como yo.
Y yo puedo salir y cantar y estar tan normal y tan
enfermo como lo estoy normalmente» (**).
Peter Criss ha declarado: «Me considero a mí mis
107
mo malvado. Creo tanto en el diablo como en Dios.
Se puede utilizar a cualquiera de los dos para conse
guir cosas.» Pero ¿no recordamos que éste mismo
músico afirm aba que «quería conseguirlo haciendo
todo lo que fuera necesario»?
Sin duda, tanto él como sus compañeros hicieron
«lo necesario» para ganar tantos millones de dólares.
AC/DC
108
de una «iglesia» satánica y que la gran mayorfa de
los grupos de rock están inscritos como miembros en
una u otras religiones luciferinas. Cuando producen
un disco o han de com poner nuevas canciones, pi
den a los sacerdotes y sacerdotisas de su templo que
em brujen sus obras para que tengan mucho éxito.
Cuando los ritos consagratorios han sido realizados,
y que los discos están poseídos*, muchos demonios
quedan encargados de ejecutar sus órdenes... No es,
pues, de extrañar que una influencia demoníaca se
deje notar en el auditor bajo las formas siguientes:
irritabilidad, espíritu de revuelta, lenguaje obsceno,
blasfemias, tendencia al suicidio.»
Los Eagles
109
nes tus deseos, pero yo tengo un poco de mí mis
m o...».
Para John Rockwell, las palabras del tem a Hotel
California «están llenas de poder, sobre todo por la
música, que entra tan bien. Las palabras se pueden
entender e identificar acústicamente bien, sólo que
la fuerza psicológica de la música reduce el signifi
cado de las palabras que describen un ritual satáni
co». Esta música «lleva a que nos excusemos a no
sotros mismos cuando la escuchamos. Suprimimos el
sentido real de Jas palabras, porque lo que nos atrae
son el ritm o, el feeling del canto y de las guitarras.
No comprendernos que nos acordamos de partes crí
ticas del texto, aunque no hayamos escuchado las
canciones desde hace años. A veces, tales recuerdos
salen disparados a nuestra conciencia como si algo
en nosotros no los hubiera acallado nunca y los hu
biera m antenido despiertos».
«Así ocurre, por ejem plo, con el tem a Hotel Ca
lifornia que dice:
«... estamos program ados para recibir órdenes,
puedes salirte cuando quieras, pero nunca podrás
soltarte.»
¿Cuál puede ser este polémico «hotel California»?
¿El infierno? ¿La Iglesia Satánica de A ntón La Vey,
em plazada en la California Street de Los Angeles?
Led Zeppelm
Jimmy Page, guitarrista líder del grupo Led Zep-
pelin, adquirió en 1973 la Boleskin House, una casa
110
que perteneció a A leister Crowley y que, al parecer,
está poseída diabólicam ente, cerca del Lago Ness, en
Escocia. Page colaboró activamente con Kenneth
A nger, creador de la película Lucifer Rising.
Page es tam bién propietario de una librería eso
térica. Cualquiera que esté relacionado con el nego
cio de los libros sabrá qué pésimo negocio puede ser
una librería esotérica si no es «algo más», si no cons
tituye, por decirlo de algún m odo, la tapadera de
«algo más». Page declaró que «no había en Londres
una librería en la que se pudiera com prar literatura
escogida (¿debem os leer satánica?) y buena sobre
ocultismo, y estaba harto de tener que rastrear to
das las librerías para conseguir los libros después de
una larga búsqueda».* Junto con otros grupos, Led
Zeppelin financiaron una película irreverente de la
Monty Python: los caballeros de la Mesa Cuadrada,
en la que se hace burla del Santo Grial.
El grupo vería su final en 1977 tras una época de
accidentes y desgracias.
Al m orir John Bonham, el batería del grupo, se
propagó el rum or «de que el cantante R obert Plant
(su hijo murió de forma misteriosa) responsabiliza
ba de la mala racha del grupo a la obsesión de Jimmy
Page».**
El LP en que las vinculaciones satánicas de Led
Zeppelin salieron a la luz fue, ciertam ente «Led Z ep
pelin IV», editado en 1971. En él aparecía una bolsa
111
que contenía el texto de la polémica canción «Stair-
way to Heaven».* Letras cabalísticas, una pluma
encerrada en un círculo mágico, ¿contribuyó todo
ello a que el álbum fuera doble núm ero 1 en las lis
tas de Inglaterra y Estados Unidos?
112
OTROS GRUPOS DE INSPIRACION
SATANICA
Dark Star
Bad Company
Angel Witch
113
Queen
114
Dave Hill suele salir a escena disfrazado de demonio.
Saxon
Ozzy Ousbourne
115
cuernos, la sangre y las cruces se pasearon a lo largo
y ancho del mundo».
E n varias ciudades norteam ericanas se ha llegado
a considerar a Ozzy Ousbourne «el enemigo público
n° 1», por su aluvión de ratas, murciélagos y gatos
m uertos en el escenario. En San A ntonio, Texas, en
una ocasión un chico de la audiencia se presentó con
una cabeza de buey m uerto en su mano para que
Ozzy lo exorcizara.
E n algunas actuaciones, Ozzy Ousbourne ha pro
vocado al público lanzándole tripas, ojos, pedazos de
intestino y órganos putrefactos de animales.
M edio en brom a medio en serio, en una conocida
revista de música se decía: «¿Sabes cuál es la dieta
favorita de Ozzy cuando está descansando en su
mansión draculiana? Pues nada más fácil que por las
mañanas un zumo de sangre natural, al mediodía
murciélagos con patatas y para cenar cuello de galli
na al horno con ketchup».
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LA OBRA DEL DIABLO
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se cree liberado) de «sus miedos» o «sus demonios»
va cayendo cándidam ente en la gran Trampa. Lo po
demos ver tanto a nivel individual, psicológico, como
a nivel mundial. El hom bre no es capaz de convivir
con sus miedos, y en vez de profundizar y com pren
derlos, huye de ellos, los intenta destruir, vencer,
pero lo único que logra, el método que utiliza no es
el correcto, es sustituirlos. Pero veamos qué nos dice
al respecto Germ ain Bazin: «¿Se ha instalado Luci
fer, desposeído de su reino, en el interior de la inte
ligencia hum ana, pronto a enfrentarse humana,
pronto a enfrentarse incluso con Dios sirviéndose de
las fuerzas prisioneras, sin tener la humildad de ad
mitir que siempre se le escapará el total encadena
m iento de las causas y de los efectos?»
«Si nuestra ciencia es múltiple —prosigue, ingen
te es el inventario de los conocimientos que ningún
cerebro hum ano podrá nunca abarcar. Esta multipli
cidad prodigiosa, ¿nos acerca más o nos aleja de la
unidad, estado del ser absoluto, del que está exclui
do Satán?»
Pero nosotros seguimos creyendo en la ciencia. In
cluso algunos llegan a pensar que ésta ha substituido
a la religión, mientras que otros pretenden «fabricar
nuevas religiones basadas en presupuestos cientí
ficos».
Se intenta un «compromiso» entre ciencia y reli
gión que no hace sino delatar la naturaleza misma de
dicha «ciencia» y de dicha «religión».
No hay que olvidar que Einstein era ju d ío y por
lo ta n to trabajaba para la Gran Conspiración Ju d ía
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Internaciona*. sus investigaciones atóm icas dieron
al perverso ju d ío un arma poderosísim a, la bom ba
atóm ica, con la cual m antener a buen recaudo a un
rehén: LA HUMANIDAD.
La astucia sionista no tiene lím ites com o tam p o
co su perversidad!
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labras milenarias que saludaban la manifestación de
un dios:
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ÍNDICE
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