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3. MATEO 5, 27-30 Cortar de raíz todo aquello que nos aleja de Dios.
(Amor a ti mismo).
"Ustedes han oído que se dijo: «No cometerás adulterio.» Pero yo les digo:
Quien mira a una mujer con malos deseos, ya cometió adulterio con ella en su
corazón. Por eso, si tu ojo derecho te está haciendo caer, sácatelo y tíralo
lejos; porque más te conviene perder una parte de tu cuerpo y no que
todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te lleva al
pecado, córtala y aléjala de ti; porque es mejor que pierdas una parte de tu
cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno."
Amar a los enemigos
1. MATEO 5, 38 -48.
Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente.»
Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien,
Si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra.
Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto.
Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos.
Da al que te pida, y al que espera de ti algo prestado, no le vuelvas la
espalda. .
Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y no harás amistad con tu
enemigo.» Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus
perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos.
Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre
justos y pecadores. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué
mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen. Y si saludan
sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan
así. Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes
que está en el Cielo.
2. MATEO 7, 3-5 (leer) (Saca primero el tronco de tu ojo y así verás mejor
para sacar la pelusa de tu hermano).
Hacer el bien solo por Dios. (Amor a Dios). Dios es nuestro Padre).
3. MATEO 6, 1-8 (leer) (Esperar en Dios) (tu limosna quedará en secreto.
Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará)
El Padre Nuestro (Oración) (Dios nos ama).
4. MATEO 6, 9- 13 (A Dios puedes hablar como Padre).
"Ustedes, pues, recen así: Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado
sea tu Nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el
Cielo. Danos hoy el pan que nos corresponde; y perdona nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes
caer en la tentación, sino líbranos del Maligno."
Hijos del Reino.
5. MATEO 7, 7-9 (Pidan y se les dará)
"Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta.
Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que
llama. ¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide
pan? ¿O le daría una culebra cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que
son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡con cuánta mayor razón el
Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que se las
pidan! Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí
está toda la Ley y los Profetas."
Oración
1 CARTA DE JUAN 4, 7-21
Queridos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo
el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha
conocido a Dios, pues Dios es amor.
Miren cómo se manifestó el amor de Dios entre nosotros: Dios envió a su
Hijo único a este mundo para que tengamos vida por medio de él.
En esto está el amor; no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él
nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados.
Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos
amarnos mutuamente. A Dios no lo ha visto nadie jamás, pero si nos amamos
unos a otros, Dios está entre nosotros y su amor da todos sus frutos entre
nosotros. Y ¿cómo sabemos que permanecemos en Dios y él en nosotros?
Porque nos ha comunicado su Espíritu. Pero también hemos visto nosotros, y
declaramos, que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo. Quien
reconozca que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
Por nuestra parte, hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído
en él. Dios es amor: el que permanece en el amor, permanece en Dios y
Dios en él. Cuando el amor alcanza en nosotros su perfección, miramos con
confianza al día del juicio, porque ya somos en este mundo como es El. En
el amor no hay temor. El amor perfecto echa fuera el temor, pues hay temor
donde hay castigo. Quien teme, no conoce el amor perfecto. Amemos, pues,
ya que él nos amó primero. Si uno dice «Yo amo a Dios» y odia a su hermano,
es un mentiroso. Si no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a
Dios, a quien no ve. Pues este es el mandamiento que recibimos de él: el que
ama a Dios, ame también a su hermano."
Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder sobre los malos espíritus
para expulsarlos y para curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: primero Simón, llamado
Pedro, y su hermano Andrés; Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano
Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos;
Santiago, el hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo y Judas Iscariote, el
que lo traicionaría.
MILAGROS
Sanación a Enfermos:
MATEO 8, 1-4 Sanación a un Leproso
Jesús fue a casa de Pedro; allí encontró a la suegra de éste en cama, con
fiebre. Jesús le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y
comenzó a atenderle.
MATEO 9, 18-26 (Jesús resucita a una niña y cura a una mujer enferma).
Pues ella pensaba: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.» Jesús se dio
vuelta y, al verla, le dijo: «Animo, hija; tu fe te ha salvado.» Y desde aquel
momento, la mujer quedó sana.
MATEO 9, 1-8 (Jesús Sana a un paralitico) “Animo, Hijo; tus pecados quedan
perdonados).
MATEO 9, 27-34 (Jesús cura a dos ciegos) Los Fariseos comentaban “Este
echa a los demonios con la ayuda del príncipe de los demonios”.
Entonces Jesús les tocó los ojos, diciendo: «Hágase así, tal como han
creído». Y sus ojos vieron. Después les ordenó severamente: «Cuiden de
que nadie lo sepa.»
Calma la tempestad.
MATEO 8, 23-27 (¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le
obedecen?)
Se levantó una tormenta muy violenta en el lago, con olas que cubrían la
barca, pero él dormía. Los discípulos se acercaron y lo despertaron
diciendo: «¡Señor, sálvanos, que estamos perdidos!»
Pero él les dijo: «¡Qué miedosos son ustedes! ¡Qué poca fe tienen!»
Entonces se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo volvió a la
más completa calma. Grande fue el asombro; aquellos hombres decían:
«¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?»
MATEO 8, 28-34 (Hasta los demonios proclaman a Jesús como hijo de Dios).
Los demonios suplicaron a Jesús: «Si nos expulsas, envíanos a esa piara
de cerdos.» Jesús les dijo: «Vayan».
REFLEXIÓN
En Jesús encontramos alivio
“Venid a mi todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré
descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es
suave y mi carga ligera”.Mateo 11, 28-30
¿Cuál debería ser nuestra actitud ante el dolor, la enfermedad y ante los enfermos?
Y ante el sufrimiento y el dolor ajenos: acercarnos con respeto y reverencia ante quien
sufre, pues estamos delante de un misterio; tratar de consolarlo con palabras suaves y
tiernas, rezar juntos, pidiendo a Dios la gracia de la aceptación amorosa de su santísima
voluntad.
Además de consolar al que sufre, hay que hacer cuanto esté en nuestras manos para
aliviarlo y solucionarlo, y así demostrar nuestra caridad generosa(109) El buen samaritano
nos da el ejemplo práctico: no sólo ve la miseria, ni sólo siente compasión, sino que se
acerca, se baja de su cabalgadura, saca lo mejor que tiene, lo cura, lo monta sobre su
jumento, lo lleva al mesón, paga por él. La caridad no es sólo ojos que ven y corazón que
siente; es sobre todo, manos que socorren y ayudan.
Juan Pablo II en su exhortación "Salvifici doloris", sobre el dolor salvífico, dice que el
sufrimiento tiene carácter de prueba.(110) Es más, sigue diciendo el Papa: "El sufrimiento
debe servir para la conversión, es decir, para la reconstrucción del bien en el sujeto, que
puede reconocer la misericordia divina en esta llamada a la penitencia. La penitencia tiene
como finalidad superar el mal, que bajo diversas formas está latente en el hombre, y
consolidar el bien tanto en uno mismo como en su relación con los demás y, sobre todo,
con Dios" (número 12).
https://es.zenit.org/2022/02/10/7-breves-reflexiones-del-papa-sobre-la-
enfermedad-en-ocasion-de-la-jornada-mundial-del-enfermo/
CATECISMO DE LA IGLESIA
1502 El hombre del Antiguo Testamento vive la enfermedad de cara a Dios. Ante
Dios se lamenta por su enfermedad (cf Sal 38) y de Él, que es el Señor de la vida
y de la muerte, implora la curación (cf Sal 6,3; Is 38). La enfermedad se
convierte en camino de conversión (cf Sal 38,5; 39,9.12) y el perdón de Dios
inaugura la curación (cf Sal 32,5; 107,20; Mc 2,5-12). Israel experimenta que la
enfermedad, de una manera misteriosa, se vincula al pecado y al mal; y que la
fidelidad a Dios, según su Ley, devuelve la vida: "Yo, el Señor, soy el que te
sana" (Ex 15,26). El profeta entreve que el sufrimiento puede tener también un
sentido redentor por los pecados de los demás (cf Is 53,11). Finalmente, Isaías
anuncia que Dios hará venir un tiempo para Sión en que perdonará toda falta y
curará toda enfermedad (cf Is 33,24)
Cristo, médico
1505 conmovido por tantos sufrimientos, Cristo no sólo se deja tocar por los
enfermos, sino que hace suyas sus miserias: "Él tomó nuestras flaquezas y cargó
con nuestras enfermedades" (Mt 8,17; cf Is 53,4). No curó a todos los enfermos.
Sus curaciones eran signos de la venida del Reino de Dios. Anunciaban una
curación más radical: la victoria sobre el pecado y la muerte por su Pascua. En la
Cruz, Cristo tomó sobre sí todo el peso del mal (cf Is 53,4-6) y quitó el "pecado
del mundo" (Jn 1,29), del que la enfermedad no es sino una consecuencia. Por su
pasión y su muerte en la Cruz, Cristo dio un sentido nuevo al sufrimiento: desde
entonces éste nos configura con Él y nos une a su pasión redentora.
1507 El Señor resucitado renueva este envío ("En mi nombre [...] impondrán las
manos sobre los enfermos y se pondrán bien", Mc 16,17-18) y lo confirma con
los signos que la Iglesia realiza invocando su nombre (cf. Hch 9,34; 14,3). Estos
signos manifiestan de una manera especial que Jesús es verdaderamente "Dios
que salva" (cf Mt 1,21; Hch 4,12).
1520 Un don particular del Espíritu Santo. La gracia primera de este sacramento
es un gracia de consuelo, de paz y de ánimo para vencer las dificultades propias
del estado de enfermedad grave o de la fragilidad de la vejez. Esta gracia es un
don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios y fortalece contra
las tentaciones del maligno, especialmente tentación de desaliento y de angustia
ante la muerte (cf. Hb 2,15). Esta asistencia del Señor por la fuerza de su Espíritu
quiere conducir al enfermo a la curación del alma, pero también a la del cuerpo,
si tal es la voluntad de Dios (cf Concilio de Florencia: DS 1325). Además, "si
hubiera cometido pecados, le serán perdonados" (St 5,15; cf Concilio de Trento:
DS 1717).
MATEO 13, 31-43 (Jesús les explica las parábolas a sus discípulos)
Jesús les propuso otra parábola: «Aquí tienen una figura del Reino de los
Cielos: el grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo.
Es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece, se hace más grande
que las plantas de huerto. Es como un árbol, de modo que las aves vienen
a posarse en sus ramas.»
Jesús les contó otra parábola: «Aquí tienen otra figura del Reino de los
Cielos: la levadura que toma una mujer y la introduce en tres medidas de
harina. Al final, toda la masa fermenta.» Todo esto lo contó Jesús al
pueblo en parábolas. No les decía nada sin usar parábolas, de manera que
se cumplía lo dicho por el Profeta: Hablaré en parábolas, daré a conocer
cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.
Pero Jesús les dijo: «No tienen por qué irse; denles ustedes de comer.»
Ellos respondieron: Aquí sólo tenemos cinco panes y dos pescados.
Antes del amanecer, Jesús vino hacia ellos caminando sobre el mar. Al
verlo caminando sobre el mar, se asustaron y exclamaron: «¡Es un
fantasma!» Y por el miedo se pusieron a gritar.
En seguida Jesús les dijo: «Animo, no teman, que soy yo.» Pedro
contestó: «Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti caminando sobre el
agua.»
Jesús le dijo: «Ven.» Pedro bajó de la barca y empezó a caminar sobre las
aguas en dirección a Jesús. Pero el viento seguía muy fuerte, tuvo miedo y
comenzó a hundirse. Entonces gritó: «¡Señor, sálvame!»
MATEO 15, 10-20 (Lo que sale de la boca procede del corazón).
¡No les hagan caso! Son ciegos que guían a otros ciegos. Y si un ciego guía
a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.»
Entonces Pedro tomó la palabra: «Explícanos esta sentencia.» Jesús le
respondió: «¿También ustedes están todavía cerrados? ¿No comprenden
que todo lo que entra por la boca va al estómago y después termina en el
basural? En cambio, lo que sale de la boca procede del corazón, y eso es lo
que hace impura a la persona. Del corazón proceden los malos deseos,
asesinatos, adulterios, inmoralidad sexual, robos, mentiras, chismes.
Estas son las cosas que hacen impuro al hombre; pero el comer sin lavarse
las manos, no hace impuro al hombre.»