Está en la página 1de 3

El lenguaje jurídico tiene un propósito específico en la comunicación y construcción de conocimientos en el ámbito del Derecho.

Es un lenguaje
profesional que presenta características compartidas internacionalmente, pero también particularidades específicas en las distintas tradiciones
jurídicas y ámbitos de empleo.

El marcado carácter normativo y reglamentario de los textos jurídicos hace que se utilicen elementos lingüísticos y terminológicos que pueden
resultar incomprensibles para personas sin formación jurídica. Sin embargo, estos elementos son esenciales para dar exactitud y precisión al
mensaje, evitando ambigüedades que podrían cambiar el sentido del texto.

Si un texto jurídico fuera redactado con un lenguaje común y sin el uso de terminología especializada, podría dar lugar a múltiples problemas
posteriores debido a la imprecisión del lenguaje común y la falta de conceptos precisos.

El lenguaje jurídico está dirigido tanto a profesionales del derecho como a personas que no tienen formación en la materia. Esto se debe a los
principios que rigen la dinámica del campo profesional, como el principio de publicidad.

Sin embargo, estudios científicos han demostrado que la utilización del lenguaje jurídico en los textos jurisdiccionales suele ser enmarañada,
rígida, intrincada, arcaizante, barroca y que en muchas oportunidades, huye de la claridad y precisión. Esto se hace evidente en el uso de
vocabulario técnico, latinismos, arcaísmos, fórmulas estereotipadas, verbos no finitos y oraciones párrafos con extensos períodos oracionales,
yuxtapuestos o entrelazados que pueden resultar conceptuales y estructuralmente pesados

 Las palabras que engrosan el lenguaje jurídico se les denomina términos o vocablos formando así el universo lingüístico jurídico. Para los
ingresantes de la carrera de derecho las lecturas resultan en ocasiones incomprensibles, contienen complejos argumentos desplegados en
oscuras sintaxis

El uso de palabras generales

En el lenguaje jurídico, se utiliza frecuentemente palabras generales que en el uso común tienen un significado diferente al que se les atribuye en
el ámbito del derecho. Esto se debe a que en el campo jurídico, se buscan términos precisos y específicos que permitan establecer con claridad y
certeza el contenido de los textos legales y la normativa aplicable. Por ejemplo, en el ámbito judicial, la palabra "reposición" se refiere a un recurso
procesal específico, mientras que en el uso común se refiere al acto de volver a colocar algo en su lugar original.

Otro ejemplo de esto es el término "costas", que en el ámbito jurídico no se refiere a las orillas de un río o un mar, sino a los gastos y costos
causados por la sustanciación de un proceso judicial. De esta forma, se evita cualquier ambigüedad o confusión en el uso de los términos legales.

En el campo penal, términos como "robo" o "hurto" también tienen un significado específico y diferente al que se les atribuye en el uso común.
Estos términos tienen una definición precisa en el ámbito jurídico y conllevan diferencias importantes que pueden resultar imperceptibles para el
ciudadano común.

El uso de arcaísmos

En lingüística el término arcaísmo se usa para designar un término léxico o un elemento gramatical utilizado en el pasado en la
mayor parte del dominio de un idioma determinado. También son comunes los arcaísmos en los textos jurídicos sin correspondencia
con el estado de la lengua actual, como la conservación de las formas del futuro de subjuntivo, tanto imperfecto como perfecto
(hiciere y hubiere hecho), o palabras y expresiones en desuso, como foja, señoría, no ha lugar.

Ej:

 "El juez ordena que el acusado comparezca ante la corte cuando fuere requerido."
 "La parte demandada deberá presentarse ante el tribunal en el plazo que se le hubiere otorgado."
 "El testigo deberá responder con veracidad a todas las preguntas que se le hicieren durante el interrogatorio."

Proceso comunicativo de los textos jurídicos

El emisor de un texto jurídico-administrativo ocupa una posición de dominio y suele buscar el anonimato, en tanto el receptor se
ubica, por lo general, en una posición “subordinada”. Cuando se trata de textos elaborados por el ciudadano para dirigirse a la
Justicia mediante instancias y recursos como el de apelación, por ejemplo-, es el receptor el que ocupa una posición de poder, y el
emisor, la de “subordinado” que habla de sí mismo, en algunos casos, en tercera persona. El canal es un papel oficial, fechado y
firmado. El contenido del mensaje en este tipo de texto es específico, como también lo es la intención del emisor al elaborarlo. Tiene
una finalidad fundamentalmente práctica: la de informar, ordenar o disuadir, y solicitar o reclamar cuando el emisor es el ciudadano

Fuentes y Escritura

El derecho tiene una fuerte relación con las fuentes escritas y se va realizando en la historia mediante instrumentos escritos. Se
encuentra en buena medida, en fuentes escritas de conocimiento. La mayoría de las actuaciones orales que forman parte de la
comunicación profesional (audiencias de debate, de mediación, de conciliación; alegatos; declaraciones de testigos, etc.) siempre,
de alguna manera u otra, se transforman en versiones escritas.

Uso del lenguaje

El lenguaje jurídico es un instrumento que no recae solamente en la comunicación interna del ejercicio profesional y la practica
judicial, es decir jueces, fiscales, defensores abogados, peritos técnicos, etc. sino que se ensancha en el campo de la administración
pública, fuerzas de seguridad, comunicaciones de los medios, sector político, y en los justiciables.
Fuentes escritas en la actividad judicial

 Ley

 Sentencia

 Demanda

 Amparo

 Recurso

 Apelación

 Petición

 Oficio

 Acta

 Denuncia

 Notificación

 Boletín Oficial

 Justiciables

 Actor

 Emplazado o encausado

 Sub judice o sub lite

 Foja

 En letra

 Ut supra

 Ad litem

 A quo

 Desinsaculación

 Causante o de cujus

 Causahabiente

 Ab intestato

 In audita parte

 Ad efectum videndi

 Brevitatis causae

Extranjerismos

En determinadas ocasiones, empleamos palabras provenientes de otras lenguas sin traducirlas. Lo hacemos, por ejemplo, cuando
necesitamos referirnos a algún concepto nuevo, por lo general del dominio de la tecnología o de la ciencia. En algunos casos, la voz
extranjera no es adaptada al español; en otros, en cambio, se asimila a la estructura de nuestra lengua, se castellaniza. En la
actualidad, la mayor parte de los extranjerismos proviene del inglés. Algunos usos de extranjerismo

Holding: Sociedad financiera que posee o controla la mayoría de las acciones de un grupo de empresas. El término designa también
a todo el conglomerado así formado.

Leasing: Arrendamiento financiero.

Part-time: Con dedicación parcial, a tiempo parcial, a jornada parcial.

Copyright: Derecho de autor.

Mobbing: Acoso laboral, acoso moral, vejación.

Parking: Estacionamiento.

Bullying: Es un anglicismo que no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE), pero cuya utilización es cada vez
más habitual en nuestro idioma. El concepto refiere al acoso escolar y a toda forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se
produce entre escolares, de forma reiterada y a lo largo del tiempo.

Barbarismos

Se entiende por “barbarismo” aquella “incorrección que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos
impropios” (El Diccionario de la Real Academia Española).
✓ Americano = estadounidense

✓ Aiga = Haya

✓ A grosso modo = grosso modo

✓ Amateur = aficionado

✓ Debacle = desastre

✓ Defraudastes = defraudaste

Latinismos

La mayor parte del vocabulario jurídico proviene del latín, nuestro sistema jurídico tiene sus bases en el sistema romano- canónico,
con fuerte influencia de tecnicismos latinos

Reparemos en algunos ejemplos:

A posteriori: con posterioridad, después, tras la comprobación.

A priori: con anterioridad, antes, previo a toda comprobación.

A prorrata: en proporción.

A quo: desde el cual, desde el momento en que, punto de origen. Juez de quien se apela ante el superior.

Affectio societatis: voluntad societaria.

Conditio sine qua non: condición imprescindible.

In situ: en el sitio, en el lugar.

Propter rem: a causa de la cosa; se aplica a las obligaciones que se contraen por motivo o causa de la cosa.

Pro indiviso: caudales o cosas que están en comunidad, sin dividir.

Per Saltum: locución latina que significa “por salto”, es un instrumento procesal que posibilita llegar a la Corte Suprema saltando
las instancias intermedias.

También podría gustarte