El 20 de junio conmemoraremos el ducentésimo primer
aniversario del paso a la inmortalidad del General Manuel Belgrano, creador de nuestra Bandera Nacional. Como toda fecha grande de la patria, los argentinos entendemos que, celebrarlas supone reafirmar nuestras tradiciones, ratificando una vez más nuestra verdadera identidad y nuestros valores, que supieron reflejar próceres como el San Martín, Brown, Güemes y Belgrano, entre tantos otros. Manuel Belgrano no solo es recordado por la creación de nuestro mayor símbolo patrio, la Bandera Nacional, de profunda trascendencia cultural que nos une a todos los argentinos, sino también por las virtudes que supieron acompañarlo durante sus 50 años de vida. Como argentinos y como soldados herederos de esa tradición, es nuestra obligación recordarlo y resaltar dichas virtudes, para que nos ayuden a ser mejores en cada una de las tareas que nos toque cumplir, como así también para transmitir ese legado a las futuras generaciones. Nacido el 03 de junio de 1770 Belgrano fue un hombre destacado en la vida cívica, social y cultural de las provincias del Río de la Plata. Fue economista, periodista, político, abogado y un gran precursor de la educación, impulsándola en sus distintos niveles. Sin embargo, fue su actuación como militar la que lo coloca en el sitio de los grandes próceres de nuestra historia. A pesar de que no tenía, como él mismo lo ha dicho, grandes conocimientos militares, no dudó en tomar las armas para defender a la Patria cuando fue llamado, compromiso que comenzó con su presentación espontánea para participar en la defensa de Buenos Aires, ante la Primera Invasión Inglesa en el año 1806. Su formación se fue ejerciendo con el mando de numerosas tropas, primero como jefe de la Expedición al Paraguay y luego a la Banda Oriental. Dos años más tarde tendría que impartir la difícil orden que llevó al éxodo jujeño y lograría los laureles de Tucumán y Salta. ¿Y cómo es que un hombre podría llegar a inspirar a otros a realizar tantos sacrificios como los que pudieron llevar a cabo? ¿Cuál era su motivación, más allá de sus indudables deseos de libertad? Fue su ejemplo, su integridad, fue su entrega a la patria la que los movilizó. Manuel Belgrano tenía virtudes personales que lo hicieron grande como general, que hicieron que aquellos hombres lo siguieran y dieran la vida por la causa. Poseía virtudes que todo jefe militar debe poseer. Era un hombre con una gran FIRMEZA DE CARÁCTER que implicaban constancia y fortaleza para la toma las decisiones, como así también para sobrellevar las dudas en la soledad del mando, a la que todo jefe se ve expuesto cuando tiene la responsabilidad de influir sobre la vida de las personas. Esa Firmeza de carácter, que le permitió no perder la visión de sus objetivos ante la victoria y no desmoralizarse en las derrotas, fue también la que le ayudó a mantener disciplinada a su tropa, sabiendo que la DISCIPLINA es la columna vertebral de un ejército. La CORRECCIÓN en su proceder, sumada a su SENCILLEZ y HUMILDAD de su vida diaria le permitieron rápidamente constituirse en un EJEMPLO para sus subordinados, ejemplo personal que potenció su autoridad, y que logró que cada uno de los hombres voluntariamente obedezca de la mejor manera posible en cumplimiento de los objetivos que marcó su jefe. Vivía, comía, dormía y se esforzaba igual que ellos. Su entrega era total, hasta los límites de su salud, y eso lo engrandecía ante la vista de sus hombres. En ocasión de sus funerales uno de los presentes se refería así al General: … “un puro y ardiente PATRIOTISMO era como el espíritu que animaba todas sus acciones. Todos sus trabajos, todas sus miras, sus facultades, eran consagradas al servicio de la Patria sin ambición, sin aspiraciones, sin interés personal. Como abstraído de toda otra relación, y de todo objeto particular, obrando, escribiendo, hablando, no se ocupaba sino del bien de su Patria de un modo siempre fervoroso y moviente.” En otra ocasión, el Padre de la Patria, el general José de San Martín expresó en una carta: “yo me decido por Belgrano, es el más metódico de los que conozco en nuestra América, lleno de integridad y talento natural”. ¡Recordarlo es nuestro deber! pero también debe ser una motivación en estos tiempos de dificultad por los que transita nuestra querida y herida Patria. Sus cualidades como persona y como militar deben servirnos de guía para superar los obstáculos que se nos presentan a diario. En nuestras FFAA numerables son los ejemplos de soldados que han sabido copiar ese legado. En este mes tan especial recordamos a aquellos que no dudaron en derramar su sangre en Malvinas por una causa justa, hecho que trasciende en el tiempo y que nos llena de orgullo a todos los argentinos. Particularmente, considero propicio también recordar en este día a todo el personal perteneciente a la Fuerza Aérea Argentina, institución que declaró hace pocos años atrás al Gral. Manuel Belgrano como “Prócer Guía”, para que, como el titular de la institución lo especificara en aquel momento, “las distintas generaciones de hombres que la integran continúen basando sus acciones en el legado que nos dejó”. Por último, quiero pedirle a Dios y a la Virgen del Lujan, patrona de todos los argentinos, para que nos protejan y nos ayuden a ser, como dijera el Gral. Belgrano “un buen hijo de la Patria” y que no permitan que esa unión que simboliza nuestra Bandera Nacional, ¡jamás se separe!